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Interrelacion afectos-violencia social y liderazgos. Estudio psicoanalítico (página 3)




Enviado por jose cukier



Partes: 1, 2, 3

De la
didactopatogenia a la
violencia social

Esta particular manera de seudorrelación del
educador con el educando, es la antítesis de amar,
entendida como incluir al semejante. Es ignorar, exiliar, dejar
afuera, desconocer. Estamos en la antesala del genocidio
intelectual por la no referencia de un individuo o de un grupo,
precursor del acto genocida visible. Este se expresa con la
racionalización de las tan mentadas "falta de recursos
económicos" para la educación y la salud. El
niño aunque fácticamentepertenece a una familia, un
grupo o una sociedad, intrapsíquicamente se siente carente
de atribución y pertenencia, Puget et al, (1993).
La falta de reconocimiento lo incapacita para adquirir la
adecuada inserción en la escuela, el barrio, la etnia o el
país que le toca vivir. El reconocimiento proveniente deun
otro, que los educadores en sentido ampliado lo acepten, el
país como ciudadano, el grupo religioso como miembro, que
todos y cada uno lo confirmen, contribuye a la
construcción de la identidad. Las fallas de los mecanismos
de atribución por parte de los educadores generan las
ansiedades de no pertenencia, amenaza de ser ignorado, marginado.
El niño completa su maduración en el vínculo
con los otros, entendidos como el conjunto de los semejantes que
integran una comunidad, y ésta imprime un sello propio a
la mente infantil. No es posible sustraerse de la estructura
social en la que estamos inmersos. Cada espacio deja marcas
fundantes distintas, tanto más intensas cuanto mayor la
ascendencia del espacio influyente, más precoz el
desarrollo evolutivo en un encuentro con las disposiciones
genéticas, hereditarias y familiares de cada cual. Cada
espacio tiene sus reglas de funcionamiento y valores. El anhelo
de ocupar un lugar se liga a las injurias de la autoestima
originadas en la temprana exclusión de pertenecer. Se
ponen en marcha los mecanismos de la pugna interrelacional
siempre latentes, necesidad imperiosa de ganar "a toda costa",
(salvarse, zafar, son expresiones comunes del argot
porteño). La adherencia acrítica a modas y grupos,
conductas ritualizadas, modalidades imitativas defensivas para
neutralizar sentimientos de inermidad. Desde la posición
relativamente inocua de las imitaciones y las modas, pasando por
las maniobras trepadoras, actitudes manipuladoras, rasgos
trasgresores y corruptos para llegar al extremo de conductas
racistas y fanáticas, son algunos de los recursos de la
viscicitud patógena de la enseñanza en su encuentro
con la necesidad del infante humano de pertenecer.

LIDERAZGOS-Procesos tóxicos del cuerpo
social-Psicosomática-La renuncia a la satisfacción
directa de la pulsión, es condición para la
adquisición de la cultura, y aquello de lo cual hay que
apartarse queda representado por lo tabú. Esta conquista
cultural, tiene sus consecuencias; la furia que desarrolla cada
individuo por la renuncia del placer y que proyectada en el
futuro, vuelve como castigo divino (Freud, 1932, "Sobre la
Conquista del Fuego", 1939, "Moisés y la religión
monoteísta"). La pulsión social, deriva de la
pulsión homosexual apoyada sobre la pulsión de
autoconservación y es efectiva en la producción de
vínculos como amistad, sentido comunitario, amor por la
humanidad (Freud,

1911, "Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un
caso de paranoia…", 1921, "Psicología de las masas y
análisis del yo"). La sublimación del erotismo
deviene en ideal, cuyo contenido es diferente, según el
nivel de fijación de la evolución libidinal. La
abstracción del ideal, tiene grados crecientes, en un
esfuerzo del aparato para dar cabida al traumatismo que implica,
la imposibilidad de satisfacer totalmente una vivencia. Siempre
resta algo no consumado, no hay felicidad completa, y la
complejización expresa la exigencia de la
pulsión.

De la diferencia entre el placer de satisfacción
y el exigido surge el factor impulsor (…) como dijo el poeta
"tiene indomado, siempre adelante (Fausto I) (…) no queda otro
remedio sino avanzar (Freud, 1920, "Más allá del
principio del placer"). El ideal, pasa a ser el espacio donde la
satisfacción total es posible, y esta ilusión se
proyecta en el líder que es resguardado por una
prohibición. La formación de ideales, deja entonces
en libertad la agresión, que vuelve sobre el yo, y la
pulsión de muerte puede deshacer lo conquistado. Freud,
citando a Heine, en "Malestar en la cultura", op. cit., p. 55
dice "Tengo la disposición más apacible que se
pueda imaginar. Mis deseos son una modesta choza, un techo de
paja (…) unas flores ante la ventana, algunos árboles
(…) y si el buen Dios quiere hacerme completamente feliz, me
concedería la alegría de ver colgados de esos
árboles a unos seis o siete de mis enemigos (…) El
placer imposible, puede tratar de satisfacerse en otro espacio,
exterior, o dentro y en secreto. Primero la instancia superyoica
tolera, luego se vuelve más sádica explicando las
secuencias de corrupción con satisfacción
desenfrenada que socavan la moral y el orden, seguidas de
periódicas purgas contra el enemigo.

El castigo es posible, en tanto se mantenga separado el
espacio comunitario del tabú, donde está el
líder. El gobernante debe regular su proceso pulsional y
la práctica de los gobernados y según el erotismo
de cada quien. Aislar el placer de la racionalidad; separar el
espacio tabú del resto de la comunidad; procesar
simbólicamente las aspiraciones de los gobernados. A su
vez, éstos, adjudican al conductor la posibilidad de
satisfacción ilimitada; pero el también tiene su
freno. El líder queda en posición paradojal, debe
procesar la proyección de los erotismos y renunciar a la
satisfacción, de ahí que, como decía Freud,
gobernar es una tarea imposible. El líder puede perder
legitimidad (y devenir en tergiversación, violación
de los valores humanos y degradación cultural). Esta
pérdida puede deberse a la incapacidad de generar
proyectos nuevos, fracasos en la conducción,
claudicación de las convicciones, burocratización
excesiva, entre otras razones. Según el tipo de liderazgo,
la corrupción tiene diferente valor; el demagógico
tiende a apreciar las prerrogativas del poder, las promesas se
vacían y no son creíbles. El líder
tradicional exacerba su rigidez, sin sentido; el líder
racional se hiperadapta a la realidad pero sin fundamento. Se
quiebra entonces la relación entre el líder y los
funcionarios en que se delega el poder, los capilares
institucionales y los gobernados. Hay un desencuentro con los
seguidores e inclinación al desenfreno o la
exageración tradicionalista. Se produce el caos y un
intento de trasladar la disgregación del grupo a otra
comunidad. Se alimenta la agresión a minorías
(negros, judíos, gitanos, indios, al "otro"), destruyendo
sus símbolos identificatorios, su cultura.

Este liderazgo, promueve la disolución de los
vínculos identificatorios que cohesionan a la comunidad,
en la medida que el descrédito y el colapso de ideales
colectivos se instalan. La proyección en el gobernante
"salvador" de debe a estados de pánico y no a esperanzas
sustentadas en el amor. Se regresa a identificaciones arcaicas,
sádicas y masoquistas, con pérdida de aspiraciones
comunitarias. Se promueve la satisfacción pulsional
individual ("salvarse", "zafar", son expresiones típicas
en nuestro medio porteño). La pulsión de
autoconservación cambia de signo, porque el enlace que
constituye la pulsión social (homosexual y
autoconservación) se disgrega. Avanza el desenfreno, en el
convencimiento omnipotente de la propia razón y
atribuyendo el origen de los males a los de "afuera". La voluntad
del poder del líder, es el resultado de la acción
cohesionante de Eros. Evoluciona de pulsión de
destrucción a pulsión de apoderamiento a voluntad
de poder a placer por ejercer el liderazgo en la comunidad. La
degradación, regresa a la pulsión de apoderamiento
y de destrucción. La descomposición institucional
se manifiesta con estallidos sociales como descargas
catárticas, del acúmulo pulsional no satisfecho. En
el reinado del yo placer, y de un narcisismo en riesgo de
colapso, el discurso se convierte en perverso y desestimante de
la racionalidad. Quienes la sostienen, son "retrógrados",
o "mediocres", amenazados de desprestigio. Entramos en el campo
del terrorismo ideológico.-Estamos en el siglo XXl, Los
colapsos temidos, aluden a problemas médicos y
ecológicos por un lado (enfermedades y polución
ambiental por ejemplo) y a problemas espirituales, con una
degradación creciente, desocupación, sida, colapso
financiero, "activos tóxicos",desamparo cubren el planeta,
,) la inmensa mayoría de los seres sólo trabajan
bajo el imperio de la necesidad, esa natural aversión
humana al

trabajo se derivan los más dificultosos problemas
sociales (…)" Freud, 1930, op. cit.). El problema del
número -En la historia de la cultura, los números
tuvieron dos funciones. La primera, hacer la contabilidad
(mercadería, esclavos, ganado, etc.). La segunda, fue
consignar fechas, y con estas aparece la letra para decir
nombres. Se marca la historia de individuos y grupos, y con ello,
el tiempo y la identificación. Mi interés,
está ligado a la transformación del segundo tipo en
el primero. Los números remiten a intereses
económicos, y estos aluden a sobreadaptación; yo me
voy a referir a los números de carácter mercenario.
Veamos. Freud, al hablar del placer, decía que la
naturaleza del estímulo placentero es rítmica. La
condición, para que en el aparato psíquico no haya
fijación en este punto, es el encuentro entre ritmos. La
conciencia, tiene dos caras, una hacia el interior y otra hacia
el mundo. Desde el mundo registra las percepciones, que de
cantidad por intermedio del período, deviene en cualidad.
Desde el interior, registra el proceso pulsional que tiene su
distribución y frecuencia y aparece como afecto, con su
ritmo. El desencuentro de ambos ritmos, genera un trauma marcado
por un número que se expresa como frecuencias,
períodos, oscilaciones, cálculos, ideales de
ganancia. En este desencuentro del ritmo del bebé con el
materno, se crea un vínculo mercenario, y en el cual el
bebé se siente a merced de otro, alguien que especula a su
costa. Y este vínculo es el que se encuentra en el mundo,
porque viene del inconciente. En la medida que son números
que hacen a la contabilidad y no para la identificación,
estas personas se suponen sólo un número sin nombre
en la memoria ajena. En la necesidad de dejar marca, lo hacen con
deudas (por ejemplo Dostoievsky, -Freud, 1928-). Aparecen como
especuladores, pero en el fondo están a merced de los
números ajenos. c) Procesos tóxicos del cuerpo
social

c.1) Consideraciones previas. c.1.a) En "Más
allá del principio del placer" (1920), Freud supone al
cuerpo, constituído por células que para sobrevivir
y reproducirse, requieren unirse con otras diferentes. De otra
manera, muere por sus propios residuos tóxicos; estos a su
vez, son tróficos para los grupos diferentes.

Las diferencias, crean tensiones comandadas por Eros y
que crean complejidades. En éstas, circula energía,
y el sistema se defiende de la irrupción externa con una
barrera antiestímulo, y del interior, expulsando fuera las
toxinas sobrantes. La reproducción se mantiene, creado
ejemplares similares, y a la orden de la pulsión de
conservación de la especie. La defensa frente a los
agentes nocivos es guardada por células que ligadas a la
autoconservación, constituyen los sistemas
inmunitarios.

Todo esto, se opone a la inercia, comandada por Tanatos.
Esta hipótesis, es también pertinente para pensar
el cuerpo social. En los vínculos entre personas, tiene
vigencia la necesidad de neutralización recíproca
de los excesos y de la expulsión del resto fuera, la
protección de las fronteras comunitarias (muros
fronterizos para impedir la inmigración ilegal,
marginalidad, delincuencia, narcotráfico, ghettos, la
perpetuación de sus componentes; el cuidado contra los
intrusos). Todo ello, asegura la cohesión libidinal,
cohesión que sustenta el desarrollo y las mayores
complejidades. c.1.b) W. R. Bion (Experiencias en grupos,
Paidós, 1963), se refiere a que en los grupos hay un
nivel, al que denominó "protomental", donde lo
físico y lo psíquico están indiferenciados,
y también indiferenciado el yo del otro. Estos niveles
protomentales dan origen a las enfermedades grupales, y aunque se
manifiesten individualmente, como patología
psicosomática, se comprenden si se estudia al grupo. Los
desórdenes que afectan al nivel protomental, habida cuenta
de la indiferenciación, se expresan tanto de manera
física como psicológica. En este nivel, se
desarrollan los supuestos básicos (apareamiento,
dependencia, lucha, fuga), que se refieren a modalidades de
relación en las que predominan la esperanza en el
mesías en primer supuesto; la culpa y depresión en
el segundo y el odio en el tercer supuesto. Estas relaciones,
implican una emoción que enlaza a los individuos entre
si.

El predominio de una emoción o supuesto
básico, confina a los otros al nivel
protomental.

c.1.c) En nuestro medio, David Maldavsky (1989,
Lenguajes del erotismo, Actualidad psicológica, XIV, 158),
estudió el contenido de los ideales, que devienen de la
sublimación de los distintos erotismos. c.1.c.1) El ideal
de ganancia (libido con fijación pre oral,
intrasomática), corresponde al paciente
psicosomático, en el que se habla de que "hacen
números", como un intento de recuperar la relación
rítmica perdida en los primeros vínculos. Se va
articulando una relación entre ritmo, número y
ganancia (ver el problema del número), que se da en
sujetos sobradaptados, y cuando fracasa surge la enfermedad
somática.

El ideal de ganacia se da en sujetos especuladores,
sobreadaptados, con sufrimiento corporal.

Estos pueden obtener un "plus" de ganancia (plus
valía), a costa de "una libra de carne".

Recordemos "El mercader de Venecia" de William
Shakespeare. Acto II, Obras Completas, Aguilar SA, Madrid, 1951,
p. 1057:

shylock: (…) la penalidad consistirá en una
libra exacta de vuestra hermosa carne (….)

Nuestra cultura actual demanda especuladores y los que
tengan afinidad con ellos (informática,
computación, matemática financiera, licenciados en
economía, banqueros), y esos requerimientos sociales
pueden ser bien aprovechados por sujetos con disposición a
la ganancia.

c.1.c.2) Ideal de verdad (libido con fijación a
la etapa oral de succión). El concepto de verdad, tiene
que ver con la revelación y no con la verdad
científica.

c.1.c.3) Ideal del amor (libido con fijación a la
etapa oral secundaria). En este ideal, amor es
consustanciación con el otro cuerpo (Freud, Lo perecedero,
1916), y alrededor de el, se agrupan personas con una
fantasía paradisíaca (Freud, Una neurosis
demoníaca, 1923).

c.1.c.4) Ideal de justicia (libido fijada a la etapa
anal primaria). El concepto de justicia se liga a la venganza,
privilegia las palabras acto, el desempeño motriz, los
insultos.

c.1.c.5) Ideal de orden (libido fijada a la etapa anal
secundaria). Con estamentos jerárquicos, escalafones,
regulación de los ingresos, el poder, los ascensos y los
descensos (Freud 1901, "El hombre de las ratas").

c.1.c.6) Ideal de dignidad (libido del erotismo
fálico uretral). Se jerarquiza el valor de persistir en un
proyecto, mantener los interrogantes soportando la
angustia.

c.1.c.7) Ideal de belleza (libido del erotismo
fálico genital). Se jerarquiza la coherencia
estética, amenazada de estallido (Freud, 1901, "Dora.
Análisis fragmentario de una histeria"; 1924, "El problema
económico del masoquismo").

d) Consideraciones acerca del dinero. El dinero es la
puesta en relación entre distintos trabajos, a
través de un número que articula distintos valores.
Así el trabajo adquiere una dimensión
significativa. El dinero tiene un valor distinto según el
supuesto básico (Bion), por ejemplo cuando se ofrenda a un
mesías o se destina a la guerra. Originariamente las
relaciones de intercambio, se basaban en el trueque con una
lógica basada en el pensamiento totémico. La
complejidad de las organizaciones comunitarias, exigen unidades
aceptadas consensualmente (grano, sal, por ejemplo), y revelan
una mayor cohesión social, que corresponde al pensamiento
mítico. El deterioro de éstas monedas primitivas,
exigió su reemplazo por el metal; más confiables y
fáciles de guardar. Pero estos no eran aptos para
transacciones cotidianas e internacionales. Surge la
acuñación de monedas. El crecimiento
económico y los excedentes, derivan en el surgimiento de
los banqueros que se ocupaban de captar ahorros y prestarlos.
Ello obligó a nuevos medios de pago que no estaban
asociados a mercancía (letras de cambio). La actividad
económica, en la medida que se complejizaba, condujo a la
creación de nuevos sistemas financieros y monetarios
(tarjetas de crédito, dinero electrónico), de
suerte tal que el instrumento monetario requiere de la
informática (y de los que tienen afinidad con ella
-ideales de ganancia-). El desarrollo es posible, en la medida
que adquiere sofisticación el pensamiento y un mayor grado
de abstracción. Las monedas corresponden al pensamiento
religioso; los billetes (que se apoyan en el texto escrito y el
crédito que se le otorga a éste), corresponden a
las cosmovisiones; el dinero computacional exige el pensar
científico ético. La moneda va, progresivamente,
evidenciando su carácter escencial; requisito para el
intercambio; y requiere apoyarse en una lógica en la cual,
el psiquismo ha conquistado el número (pensamiento
mítico). ¿Qué vinculación hay entre
número, dinero, procesos tóxicos comunitarios,
patología psicosomática, prácticas de
golpes, traumatofilias y adicciones?

Procesos tóxicos. Tal como dije antes, la
conciencia tiene una doble exterioridad. La mundana que recibe
cantidades, que por obra de los períodos, se transforma en
cualidad. El propio cuerpo, también es exterior y el
estímulo ineludible, y se transforma en cualidad no
inundante en la medida que se enlazan ritmos pulsionales y ritmos
mundanos.

Una primera conquista, pueden ser los ritmos
circadianos, articulación entre los procesos pulsionales y
los ciclos de noche y día.

Cuando falta un contexto empático capaz de
morigerar el desborde pulsional, la tensión sensual busca
una descarga desenfrenada coartada por el despliegue muscular.
Este lleva al agotamiento energético.

Pero tiene un costo, la erotización de la
motilidad. Si las erogeneidades, no sufren freno, la libido
estancada se vuelve tóxica y la pulsión de muerte
se hace eficaz en la medida que los procesos pulsionales
desbordados, no pueden neutralizarse.

La voluptuosidad sin límite determina la
dificultad para generar espacios mentales en los que se
desarrolle la fantasía, el pensamiento, y con ello la
generación de proyectos.

La libido, entonces, inviste órganos a la manera
de la enfermedad psicosomática, puede descargarse
convulsivamente, puede buscar fijarse a objetos no frustrantes
como en las adicciones, o descarga a través de situaciones
traumáticas como los accidentes.

La imposibilidad de generar proyectos respecto de la
exterioridad conduce al predominio de la endogamia.

No hay una sensorialidad investida y las dimensiones
tiempo y espacio forman un conglomerado
indiscriminado.

La neutralización, trae por consecuencia un
afecto de base, el bienestar.

Este articula diferentes afectos que vienen de distinto
origen pulsional, y que aporta matices desde el interior y de
naturaleza mundana; por oposición a las magnitudes que
abruman al yo.

Pero siempre hay un resto de magnitud pulsional no
procesable, y toxinas que debieran ser expulsadas, quedan en el
interior.

La empatía materna, si esta afectada por procesos
sensuales exagerados, esta en una posición imposible. No
puede contener los residuos del hijo, por el contrario lo toma
como filtro de sus residuos.

Este marco, como lo señalé antes, citando
los conceptos freudianos de "Más allá…", es
eficaz para el cuerpo social. Cuando fallan las funciones de
protección, descarga, neutralización
recíproca, la exterioridad de cada uno, esto es, aquel con
quien se establecen vínculos; adquiere el valor de
depósito de residuos.

Se pierde la complejización de los
vínculos, se retorna a formas elementales fronterizas
entre psíquico y somático, entre yo y el
mundo.

En la medida que el encuentro con lo distinto, preserva
de la degradación y muerte por intoxicación, la
diferenciación es primordial para la complejización
porque crea tensiones.

Toda actividad comunitaria, necesita ser pensada dentro
del riesgo permanente del estallido y la dispersión por un
lado, y el estancamiento o burocratización por el otro. Se
emerge de estos riegos, con un buen proyecto institucional en el
que se tienen que conciliar aspiraciones de distintos
grupos.

La falta de articulación entre las aspiraciones
individuales y lo que viene de la comunidad como respuesta,
genera fractura.

Es necesario encontrar una ensambladura entre los
ideales individuales y los que pide u ofrece la
comunidad.

Los ideales individuales, están
impuestos desde el erotismo; luego están los ideales
familiares y los comunitarios (Freud, "El porvenir de una
ilusión", 1927). El riesgo puede darse por falta de
articulación entre los proyectos personales, familiares y
comunitarios.

Un ideal, válido en otro tiempo, u otro contexto,
puede no ser pertinente en otra comunidad y otro tiempo. Freud se
refiere a los "injertos" ("Lo inconciente", 1915).

El individuo se acerca a los procesos sociales por
proyección, y los inviste con significatividad desde su
propio desarrollo psíquico.

Brevemente podemos considerar dos tipos de proyecciones:
no defensiva (PND) configurante de la exterioridad, y defensiva
(PD). Esta puede ser normal (PDN) o patológica (PDP). En
la PND se inviste interrogativamente la exterioridad, como
réplica de lo psíquico, con contenidos mundanos y
formas creadas por proyección.

En la PD, el yo se ubica en posición de certeza,
es prejuiciosa. El conjunto de las PD y PND crea una realidad
heterogénea, porque se pueden combinar entre sí. A
su vez la proyección deviene de procesos pulsionales,
vinculados a distintos erotismos, con proyecciones defensivas o
no defensivas, normales o patológicas. Cuanto más
se acerque la proyección a PND, más se acerca a la
normalidad, y cuanto más a la PDP, más a la
patología.

En la PND importa el tipo de respuesta proveniente desde
la exterioridad.

Cuando predomina un supuesto básico, los otros
dos quedan localizados en el nivel protomental.

En cada individuo existen disposiciones para el
desarrollo de supuestos básicos, y que pueden estar
frenados desde los procesos económicos o culturales; en la
medida en que esas disposiciones no encuentran eco en los
procesos comunitarios.

Cuando la comunidad se polariza en derredor de un
supuesto básico -Bion- o de un ideal (ganancia, cognitivo,
amor, justicia, orden, dignidad, belleza), – Maldavsky- lo hace
en detrimento de los restantes.

Esta hipertrofia predispone para que los otros supuestos
básicos o erotismos, sean eficaces para producir la
enfermedad psicosomática.

La hipótesis Bioniana de sofocación de un
supuesto básico con la tesis freudiana de estancamiento
libidinal, se articulan, y una voluptuosidad no se enlaza con un
proyecto comunitario.

Cada proyecto en lo social, es expresión de una
erogeneidad, y cuando la sociedad pierde la capacidad de generar
nuevos proyectos, constituye una catástrofe en el yo, un
desgarro, un comienzo de disgregación. Los proyectos
estimulan las identificaciones, los lazos fraternos, neutralizan
las marginalidades que pueden derivar del descrédito
acerca del significado del trabajo.

Si no hubiera polarización, podría
articularse determinado erotismo con cierto proyecto o
disposición regional.

Cuanto menor la opción, menor capacidad de los
capilares institucionales para que cada cual desarrolle las
transformaciones sublimadas de su erotismo individual.

El trabajo y el estudio es el resultado de la
sublimación de la pulsión homosexual, y el ideal se
nutre de ésta.

El ideal, en relación al yo, tiene dos destinos
no clínicos: 1) La creación sublimatoria; 2) La
producción de virtudes. Cuando se sublima, la
pulsión toma como objeto algo exterior al yo, como un bien
para la sociedad. La modificación es social.

En la virtud, el objeto para plasmar es el propio yo y
el bien es entregado al superyó. La modificación es
en el yo.

Para producir cambios en la realidad
mundana, la pulsión sublimada, necesita encontrarse con
proyectos comunitarios acordes con los de la propia erogeneidad,
cuando ésta es dirigida de manera interrogativa.
Consecuentemente pueden surgir distintas opciones según
haya coincidencias, colisión o transacción entre lo
individual y lo comunitario.

Cuanto mayor coincidencia entre el ideal y el proyecto
comunitario, mediatizado por el PND, menor será el
conflicto. Inversamente, cuando menor coincidencia entre el ideal
y el proyecto comunitario, y mediatizado por PDP, mayor
será el conflicto con sus secuelas
sintomáticas.

En la franja intermedia se encontrarán las
transacciones con adecuación del ideal a lo comunitarios,
creando trabajos nuevos, o nuevos campos del
conocimiento.

Un proyecto implica el esfuerzo por entender nuevos
conceptos, lo que implica el ejercicio de cierta coerción
sobre uno mismo. El esfuerzo queda remunerado con la
identificación, con el líder, con los pares, y da
significado al primero.

Para que se articule un acuerdo entre el individuo y los
capilares comunitarios debe haber dos coincidencias
mínimas; en el trabajo y en la
identificación.

El trabajo es lo opuesto al juego, contempla el
miramiento por lo útil, a veces queda fuera del principio
del placer; y cuando culmina en identificación, tiene
reconocimiento ético desde el superyó; y de esta
manera los resultados adquieren legalidad.

El fracaso identificatorio, deriva en diversas
marginalidades.

Los procesos comunitarios, siempre dejan espacios no
captados por los capilares. Estas marginalidades son
heterogéneas, pero tienen en común la falta de
identificación con los proyectos, las leyes y los
liderazgos comunitarios. Brevemente podemos describir cinco
posibles marginalidades: a) aquella en la que está abolida
la relación con la ley; b) con predominio del
desafío a la ley y a los imperativos que privilegian el
pensar por sobre la sensorialidad; c) con desafío a una
ley contingente pero sin enfrentarse a los imperativos y con la
condición de un líder que se opone a los poderes
inmediatos; d) con origen distinto, una tradición, un
grupo étnico o grupos cuya pertenencia se opone a la
identificación con proyectos comunitarios más
abarcativos; e) grupos cuya capacidad sublimatoria le permite
generar ideales más abstractos y que quedan acogidos en la
sociedad donde desarrollan sus creaciones. Cuando en una
sociedad, el liderazgo pierde su función por
transgresión del vínculo de trabajo por ejemplo,
con exacerbación de la sensualidad desenfrenada,
desestimación de la actividad productiva,
desvalorización de la palabra, la falta de proyectos
unificantes y de procesos identificatorios,
indiscriminación entre los miembros, consagración
de la autointoxicación, vínculos incestuosos,
descargas catárticas, violencia y terror que se potencian,
LA COMUNIDAD SE DEGRADA. El ideólogo no encuentra las
transacciones lógicas a la triple servidumbre
(tradición, aspiraciones comunitarias, realidad). Se
consagra el incesto y con ello se acentúa los
vínculos intoxicantes (recordemos que en la tragedia
Edípica, hay una peste). grupo conductor se aleja de la
población, no hay espacio para hacerse oir, deviene
angustia colectiva, desorganización institucional, se
coarta la posibilidadlidad de sublimación por la
pérdida de la posibilidad de sostener el proceso
identificatorio en comisión operante. La pulsión se
estanca, hay intoxicación y pérdida de la ligadura
con el riesgo psicosomático consiguiente, riesgo que se
puede expresar como enfermedad o accidente. La defensa puede ser
el autoexilio, la marginalidad o la migración. Cuando el
trabajo es resultado de un acto que no está en
relación con la sublimación de un erotismo, produce
un dinero carente de significatividad. Esto es expresión
de que algunos individuos no han logrado enlazar sus proyectos
erógenos con los capilares institucionales. El dinero, que
es consecuencia de un trabajo, y adquiere valor en tanto es
trabajo, pasa a ser sólo dinero sin proyecto.
Acumulación pulsional y acumulación de dinero son
polos especulares, resultado de un "by pass" que escotomiza el
significado que da el trabajo originado en la sublimación
de una erogeneidad. Fracturada la relación
erotismo-proyección interrogativa, y respuesta del
proyecto comunitario, falla la identificación con este
proyecto. Ello da origen a un trabajo carente de significado
sólo por dinero. No hay proyecto para la pulsión,
esta es tóxica, con alteración de la
ecología psíquica y disposición a la
enfermedad psicosomática. Cuando prima sólo la
ganancia, por sí misma, carece de significatividad. En el
despliegue temporal queda encubierta por un ocio y un goce
precario, que se valoriza por la suposición de la envidia
generada en los que no poseen.

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—– (1910c)Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci.
A.E. 23 (1912-13) Tótem y Tabú A.E. 13

—– (1913b) Introducción a O. Pfister {El
método psicoanalítico} A.E. 12

—– (1914c) "Introducción del narcisismo". A.E.
14 (1914f) "Sobre la psicología del colegial" A.E
13

—– (1915c) "Pulsiones y destinos de pulsión"
A.E. 14

 

 

Autor:

DR. Jose Cukier

 

Partes: 1, 2, 3
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