Introducción a San
Pablo
Fuentes para su
estudio
Distintos escritos del NT nos hablan sobre Pablo o son
atribuidos a su pluma; fundamental mente se trata del libro de
los Hechos y de las cartas pertenecientes al corpus paulino. Pero
a la hora de dar credibilidad histórica a los datos
contenidos en esas fuentes habrá que hacer un estudio
crítico previo.
Dicho estudio tendrá que investigar por una parte
la fiabilidad histórica del libro de los Hechos y por otra
la autenticidad de cada una de las trece cartas pertenecientes al
corpus paulino. Lo primero que queremos resaltar es la falta de
unanimidad que existe entre los expertos a la hora de evaluar el
resultado de ambas investigaciones.
A) Valoración de las cartas como fuentes
históricas
Respecto a la autenticidad de las cartas, parece existir
una mayor unanimidad entre los investigadores, que solo
consideran auténticas siete de las trece cartas del
corpus: Rm, 1 y 2 Co, Ga, Flp, 1 Ts y Flm. Sin embargo el
consenso no es tan absoluto como a veces pretenden hacernos
creer. Yo más bien que llamar a estas siete cartas "cartas
auténticas", las llamaría las "cartas
incuestionables", para no zanjar el tema de modo demasiado
radical.
Las seis cartas "cuestionables" o deuteropaulinas
comprenden la carta a los Efesios y a los Colosenses, la segunda
a los Tesalonicenses y las tres cartas pastorales (las dos cartas
a Timoteo y la carta a Tito)[1].
Pero algunas de estas cartas deuteropaulinas
podrían muy bien contener fragmentos auténticos de
la correspondencia paulina, o datos biográficos
fidedignos. Y en cualquier caso son testigos fieles de la
recepción del paulinismo en la Iglesia de la segunda mitad
del siglo I y de la pervivencia y evolución de sus
ideas.
Hasta hace poco tiempo los exegetas católicos se
resistían a reconocer que algunas cartas paulinas no
hubieran sido escritas por Pablo en persona. La pseudonimia
equivalía a un fraude y no parecía legítimo
considerar fraudulentos unos escritos inspirados y
canónicos.
Con todo, una nueva consideración del contexto
literario paulino nos hace valorar la pseudoepigrafía de
modo menos negativo. El recurso a la pseudonimia
–atribución de un escrito a un autor falso- es una
convención literaria que está ya presente en otros
libros del Antiguo Testamento, como puede ser el libro de Daniel,
o el de la Sabiduría de Salomón. Lo único
que hacemos ahora es extender este recurso a la pseudonimia a los
escritos de carácter epistolar. No solo el autor puede ser
ficticio, sino que también los destinatarios de la carta
podrían ser ficticios. Pero no se trata de un fraude ni de
un plagio, sino de una convención literaria.
En el ámbito de las escuelas filosóficas
la pseudonimia sirve para exaltar la memoria del fundador
prestigioso de la escuela atribuyéndole los escritos de
sus discípulos que de este modo reconocen la deuda que
tienen para con él. Esto debe aliviar el escándalo
que produce el ver como las seis cartas deuteropaulinas se abren
con un saludo en que se atribuye la paternidad al propio Pablo
(Ef 1,1; Col 1,1; 2 Ts 1,1; 1 Tm 1,1; 2 Tm 1,1 y Ti 1,1.4). Los
autores de dichas cartas no pretenden mentir, ni vestirse con
plumas ajenas, sino simplemente reconocer la herencia de Pablo y
su intención de ser fieles expositores de la
tradición apostólica. Además, como hemos
dicho, no se excluye que algunos fragmentos de dichas cartas
puedan provenir de la correspondencia paulina.
La apostolicidad de los escritos inspirados no se reduce
solo a los textos escritos por los propios apóstoles, sino
a la presencia de la tradición apostólica recogida
en los escritos. Marcos y Lucas no fueron apóstoles, y sin
embargo sus escritos son tan inspirados como aquellos de
indudable paternidad apostólica.
Con todo, hay que reconocer que no se duda por igual de
la paternidad de todas las seis cartas deuteropaulinas. La
pseudonimia, como veremos, es más evidente en el caso de
las cartas pastorales que reflejan una situación eclesial
posterior a la muerte de Pablo. Para el caso de Efesios y
Colosenses son todavía bastantes los autores que mantienen
la paternidad paulina. Ninguna razón de crítica
externa se opone a dicha paternidad. Las dudas nacen más
bien de la crítica interna de estas cartas, que evidencia
nuevos vocablos, un estilo más solemne y complejo, falta
de alusiones personales al propio Pablo o a los destinatarios de
las cartas. Numerosos elementos de las concepciones de
cristología, eclesiología y escatología
difieren tanto de los escritos incuestionables, que sugieren una
paternidad diversa, y no una mera evolución del
pensamiento de Pablo en una época tardía de su
vida. En cualquier caso ambas cartas nacieron en un ambiente
paulino, y de no ser Pablo su autor, habría que pensar en
alguno de sus discípulos más cercanos. Los
adversarios que están en el punto de mira en ambas cartas
son diversos de los adversarios a los que Pablo hace frente en
sus cartas incuestionables.
En cualquier caso, "precisamente por coincidir el
intento de salvar la memoria de Pablo con la actividad literaria
que dio origen a los evangelios, hay que ver en el nacimiento de
ambas tradiciones el interés de toda una generación
cristiana por guardar la tradición de sus orígenes.
Colosenses y Efesios, y más claramente aún las
pastorales, más que parte de la vida de Pablo son
resultado y prueba de la supervivencia de su obra: no pertenecen
a la historia de Pablo, testimonian el inicio de la historia del
movimiento paulino y la fertilidad de sus
intuiciones"[2].
Modestamente hemos de reconocer nuestra ignorancia sobre
el complicado proceso por el que se fue elaborando el corpus
paulino por mano de discípulos de Pablo. El compositor de
dicho Corpus da la última mano a un proceso por el que se
han ido juntando y separando fragmentos diversos.
Como veremos, es el editor final quien junta
probablemente en las dos cartas canónicas los Corintios
una multiplicidad de fragmentos pertenecientes a una más
numerosa correspondencia entre Pablo y Corinto. Baste un ejemplo.
Los capítulos 8 y 9 de la 2 Corintios tratan sobre la
colecta y probablemente son documentos independientes
incorporados por el editor final. Empieza el capítulo 9
ignorando todo lo que acaba de decir Pablo en el capítulo
8, como si no hubiese tratado todavía el tema de la
colecta. Abundan los dobletes o expresiones repetidas en ambos
capítulos. Esto es lo que ha llevado a pensar que estos
textos tienen orígenes diferentes. Mientras que en el
capítulo 8 se enorgullece de los macedonios ante los
corintios (2Co 8,1-4), en el capítulo 9 se enorgullece de
los corintios ante los macedonios (2Co 9,2). El redactor final de
la carta juntó aquí ambos textos poniendo uno
detrás del otro.
Algo parecido observan algunos a propósito de la
carta a los Filipenses, que también podría ser una
colección de fragmentos de cartas
diversas[3]
B) Valoración de Hechos de los
apóstoles
Respecto a la fiabilidad histórica de los Hechos
el frágil consenso desaparece. Algunos autores
minusvaloran la información lucana y deciden prescindir
totalmente de ella a la hora de recomponer la vida y personalidad
de san Pablo. Otros en cambio subrayan las múltiples
coincidencias entre la información de las cartas
auténticas y la información del libro de los
Hechos.
1.- En los datos históricos sobre
Pablo
Aun reconociendo la existencia de algunas discordancias
puntuales, piensan que sería suicida descartar toda esta
aportación. La masiva coincidencia de datos (ver tabla)
atestigua que Lucas se documentó bien a la hora de
escribir su obra, y aunque no conociese las cartas paulinas,
tenía información de primera mano y quizás
utilizó documentos como hojas de ruta al relatar alguno de
los viajes paulinos.
Comparando el modo como el evangelio de Lucas utiliza el
de Marcos, podemos rastrear el uso que hacía de sus
fuentes, con una mezcla de fidelidad básica y libertad al
encuadrar los datos dentro de su plan de trabajo, y colorearlos
con su teología propia, su espiritualidad, sus
énfasis. Por ejemplo, según Fitzmyer, hay siete
ocasiones en que Lucas altera la secuencia de Marcos adelantando
o retrasando alguna de sus perícopas: el apresamiento del
Bautista, la visita a Nazaret, la vocación de los
pescadores, la elección de los Doce, la visita de los
familiares de Jesús, la predicción de la
traición y el interrogatorio de Jesús ante el
Sanedrín. En todos estos casos podemos intuir razones de
peso para dichas trasposiciones a la luz de las exigencias del
guión lucano[4]De aquí concluimos
que también en la historia de Pablo Lucas ha podido
realizar este tipo de trasposiciones en alguno de sus episodios
para ajustarse más a su guión
intencional.
Nos parece equilibrado el juicio de J.
Gnilka:
"Sin duda él (Lucas) dispone de tales
tradiciones, pero estas son de naturaleza muy variada. Van desde
datos biográficos concretos, pasando por rutas de viajes,
hasta narraciones de estilo leyenda. A la hora de emitir una
evaluación, hay que tener en cuenta que Lucas
remodeló en buena medida sus fuentes y las coloreó
con su propio estilo. Esto hace que resulte difícil atinar
con el verdadero perfil de ellas. Con todo, ni se puede ni se
debe renunciar a Hechos de los Apóstoles. Aunque la
pintura de Lucas difiera claramente de la imagen histórica
de Pablo, sin embargo es posible extraer de Hechos informaciones
dignas de crédito"[5].
Fitzmyer ha hecho un cuadro
sinóptico[6]de los datos paulinos en las
cartas y en los Hechos. Lo reproduciremos aquí:
Cartas | Hechos |
Conversión/llamada cerca de (insinuada en Ga 1,17c) A Arabia (Ga 1,17b) Vuelta a Damasco (Ga 1,17c): tres | Damasco (Hch 9, 1-22) |
Huida de Damasco (2 Co 11, | Huida de Damasco (Hch |
A Jerusalén (Ga 1, | A Jerusalén (Hch |
A «las regiones de Siria Cilicia» (Ga | A Cesarea y Tarso Hch Antioquía (Hch (Jerusalén [11,29-30; Misión 1:Antioquía (13,4b-12) |
Iglesias evangelizadas antes de | Ciudades del sur de Galacia (Hch Vuelta a |
«Después de catorce (para el «Concilio», Ga | Jerusalén (Hch |
Incidente de Antioquía (Ga | Misión II: de Siria y Cilicia (15,41) Sur de Galacia (16,1-5) |
Galacia (1 Cor 16,1) evangelizada | Frigia y norte de Galacia (Hch |
Filipos (1 Ts 2,2 [= Macedonia (2 Co | Filipos (Hch 16, 11-40) |
Tesalónica (1 Ts 2, 2; cf. 3, | Anfipolis, Apolonia, Berea (17,10-14) |
Atenas (1 Ts 3,1; cf. | Atenas (Hch 17,15-34) |
Corinto evangelizado (cf. 2 Co 119; | Corinto por dieciocho meses (Hch |
Timoteo llega a Corinto (1 Ts 3,6); | Silas y Timoteo vienen de Macedonia |
Pablo sale de Céncreas (Hch Deja a Priscila y Áquila en | |
Apolo (Éfeso) instado por | Apolo enviado a Acaya por Priscila y |
Pablo a Cesarea Marítima (Hch Pablo a Jerusalén (18,22b En Antioquía por algún | |
Norte de Galacia, segunda visita (Ga | Misión III: norte de Galacia |
Éfeso (1 Cor | Éfeso (por tres años, cf. 20,31) |
Visita de Cloe, Estéfanas y 16,17) trayéndole una carta Pablo encarcelado (cf. I Co 15,32; 2 Timoteo enviado a Corinto (1 Cor Segunda visita Vuelve a Éfeso Tito enviado a Corinto con una carta (2 Co 2,13) | |
(Planes de Pablo de visitar | (Plan de Pablo de visitar Macedonia, |
Ministerio en Tróade (2 Co | |
A Macedonia (2 Co 2,13; 7, 5; llegada de Tito (2 Co | Macedonia (Hch 20,lb) |
Tito enviado delante a Corinto (2 Co lIírico (Rm 15, | |
Acaya (Rm 15,26; 16, 1); tercera visita a Corinto (I Co | Tres meses en Grecia (Acaya, Hch 20, |
Planes de Pablo de volver por barco pero en lugar de esto va vía Tróade (20,6b-12) Mileto (20, 15c-38) Tiro, Tolemaida, Cesarea Maritima | |
(Planes de Pablo de visitar Rm 15,22-27) | Jerusalén (Hch 21, 15-23, |
Cesarea Maritima (23, 31-26, Viaje a Roma (27, 1-28, Roma (Hch 28, 15-31) |
Según Fitzmyer, las principales diferencias entre
los datos paulinos y los lucanos en esta comparación son
los siguientes:
a) Lucas no menciona la ida de Pablo a Arabia
tras la experiencia de Damasco (Ga 1,17b).b) Lucas no menciona las diferentes visitas de
Pablo a Corinto durante su estancia en Éfeso en su
segundo viaje (cf. 2 Co).c) Lucas trata la obra misionera de Pablo en
tres bloques o tres viajes.d) Pablo atribuye su partida de Damasco a la
persecución del rey nabateo Aretas, mientras que
Hechos la atribuye a una conjura de los
judíos.e) Hechos hace presente a Pablo en la
lapidación de Esteban y nos dice que viajó a
Damasco para arrastrar presos a los cristianos de aquel
lugar. Pablo no menciona nada de esto. aunque si reconoce que
fue perseguidor de los cristianos.f) En las cartas paulinas apenas hay menciones
al "primer" viaje misionero de Pablo y Bernabé, aunque
Fitzmyer encuentra suficiente paralelismo entre dicho
"primer" viaje lucano y las referencias paulinas a su
apostolado en las regiones de Siria y de Cilicia (Ga
1,21).
Como veremos en nuestro estudio de cronología,
tampoco coinciden tampoco las visitas de Pablo a Jerusalén
según las cartas y según los Hechos.
h) Otro problema es si hubo una o dos estancias en
Damasco: -Hch 9,19-25 nos habla de una sola estancia larga; Ga
1,18 nos habla de dos estancias distintas separadas por el tiempo
en Arabia.
Nos parecen en realidad discordancias menores que no
deberían llevarnos a descalificar el libro de los Hechos
como fuente fiable para conocer la vida y la obra de Pablo. El
origen de estas dificultades de concordancia está en que
por una parte las cartas de San Pablo tienen un carácter
fogoso y dialéctico que pueden alejarle de lo que
sería una crónica objetiva. Por otra parte en los
Hechos de los Apóstoles encontramos el peculiar estilo
narrativo de Lucas que muchas veces no sigue el orden
cronológico y hace agrupaciones artificiales de diversos
sucesos ocurridos en diversas épocas pero que tienen
afinidad entre sí.
2.- El paulinismo de
Hechos[7]
Problema distinto de la concordancia de los datos
biográficos es el de la sintonía teológica o
espiritual de Lucas y de Pablo. ¿Coincide la
teología que expone Pablo en sus cartas con la
teología que expone el Pablo de los discursos
lucanos?
No podemos dejar de comparar la imagen de Pablo que
emerge en el libro de los Hechos con la imagen que emerge en las
cartas de Pablo. Algunos han tratado de exagerar las diferencias
hasta el punto de decir que Lucas ha falsificado al Pablo real de
la historia para encajarlo dentro de sus objetivos literarios,
pastorales y teológicos[8]
El Pablo de las cartas es más radical en sus
puntos de vista que el Pablo que aparece en los Hechos,
más dialogante y más propicio a componendas. La
visión del paganismo que da Pablo en el discurso del
Areópago presenta una visión más positiva
que la que aparece en la carta a los Romanos. Es verdad que el
contexto en Romanos es un alegato a los cristianos contra los
vicios del paganismo, mientras que el contexto en Hechos es un
discurso a los paganos en los que busca una captación de
la benevolencia y se refiere a una preparación
evangélica.
En cuanto a su opinión sobre la Ley de
Moisés, el Pablo de las cartas auténticas es
más radical en su rechazo de la Ley de Moisés como
camino de salvación, y se nos hace difícil pensar
que hubiese podido aceptar las cláusulas restrictivas del
concilio. En cambio el Pablo de los Hechos admite muchas
componendas en aras de la unidad. Hace que Timoteo se circuncide
(Hch 16,3), difunde el decreto de Jerusalén (Hch 16,4),
viaja a Jerusalén para las fiestas judías (Hch
18,21; 20,16), hace un voto (Hch 18,18), participa en un ritual
de purificación (Hch 21,18-28).
La escatología de los Hechos es también
distinta de la que se respira en las cartas de Pablo. Mientras
que en Pablo resalta la expectativa de una próxima
parusía inminente, en Lucas se ha perdido ya esta
perspectiva y se le ve más interesado en organizar una
Iglesia que está ahí para durar. Sin embargo no
olvidemos que Hechos contiene una de las afirmaciones más
radicales de la escatología de futuro en el mensaje de los
dos ángeles a los apóstoles en la escena de la
Ascensión (Hch 1,11).
Más importantes son aún algunos silencios
en Hechos acerca de puntos muy importantes de la teología
paulina como son el valor redentor de la sangre de Cristo y de su
muerte. La cristología lucana tiende a ser adopcionista y
no habla de la preexistencia de Cristo con la misma claridad
meridiana de la carta a los Filipenses u otros textos de las
cartas paulinas auténticas. De aquí que Vielhauer
diga que la cristología lucana es prepaulina, y su
escatología postpaulina. Pero no falta algún texto
en Lucas que apuntan al valor redentor de la muerte de Cristo,
sobre todo en las palabras pronunciadas en la Cena sobre el
pan[9]El contraste no es tan grande como quiere
hacer Vielhauer.
Lucas niega a Pablo el título de apóstol
que Pablo mismo reclama con tanta energía, pero de hecho
lo presenta como el archiapóstol, situando en segundo
plano la actividad misionera de los Doce. Pablo marcó el
rumbo decisivo que iba a tomar la Iglesia en su apertura a los
gentiles. Lucas nos quiere mostrar cómo, al hacerlo, fue
continuador de la obra de los Doce, y en ningún momento se
apartó de ellos ni rompió la comunión con
ellos. De la misma manera que Pedro fue continuador de
Jesús (como muestran los paralelismos entre ambos), Pablo
fue no solo continuador de Jesús, sino también
continuador de Pedro (como muestran también los
paralelismos entre Pedro y Pablo).
Por una parte Lucas se ha concentrado excesivamente en
la persona de Pablo como el misionero de los gentiles. Da la
impresión en su libro de que todas las comunidades
gentiles hubieran sido fundadas por él. En realidad no fue
así. Lucas sabe de importantes comunidades cristianas en
Palestina como Samaría (Hch 8,5-25), Galilea (Hch 9,31),
Lida y Jaffa (Hch 9,32.26), Cesarea (Hch 8,48; Hch 10,1-48) que
no fueron fundadas por Pablo. También es consciente de
otras importantísimas comunidades en la Diáspora
que tampoco fueron fundadas por Pablo, tales como
Antioquía (Hch 11,19), Alejandría (Hch 18,24?),
Damasco (Hch 9,10), Tiro y Sidón (Hch 21,3; Hch 27,3) y
Roma (Hch 28,15).
La verdad es que Lucas ha escogido a Pablo como un
símbolo del misionero, como un icono de la misión a
los gentiles, como la persona que intuyó y llevó a
la práctica este desplazamiento del evangelio hacia su
universalidad. Es parte del estilo narrativo de Lucas. En lugar
de describir un desarrollo en líneas generales, prefiere
pintar retratos concretos o relatos individuales que encarnan
este desarrollo. Relega a los sumarios el desarrollo general para
concentrarse en los relatos en ejemplificaciones vívidas y
concretas de lo que está sucediendo.
Veamos aún algunas divergencias más. Lucas
presenta el encuentro de Pablo con Cristo como una
"conversión", pero el Pablo histórico no tuvo esa
concepción de su llamado, sino más bien como una
revelación.
En Lucas Pablo aparece como orador brillante mientras
que Pablo mismo confiesa su sus limitaciones en este punto (2 Co
10,1.10). Lucas minimiza las humillaciones y sufrimientos del
apóstol si las comparamos con las que el propio Pablo
describe en 2 Co 11,23ss. Omite algunos de los repetidos
encarcelamientos, azotes, enfermedades.
Sin negar algunas de estas diferencias, no aceptamos esa
contraposición radical del Pablo de las Cartas y el de los
Hechos. Muchas de esas diferencias pueden explicarse por el
género literario de unos y otros escritos, por la actitud
apologética apasionada del Pablo de las cartas que tiene
que defenderse retóricamente y la intención lucana
de no exagerar los desgarros de dentro de la Iglesia. Tal como lo
resume Fitzmyer:
La teología de Lucas, incluso la
interpretación lucana de las enseñanzas de Pablo,
deben ser consideradas como un desarrollo que va más
allá de lo que contienen las cartas de Pablo, pero esto no
quiere decir que Lucas, como insinúa Vielhauer, nos haya
dado un tendencioso punto de vista del
paulinismo[10]
No olvidemos que el libro de Hechos no es una
biografía de Pablo. Lucas no se interesa en la suerte de
Pablo como persona sino en su misión. Eso explica el hecho
sorprendente de que Lucas cierre su libro con Pablo preso en Roma
sin contarnos el resultado de su juicio ante el tribunal del
César. Se limita a decirnos que permaneció dos
años preso, pero no nos informa de lo que sucedió
al cabo de esos dos años.
Su obra no es una biografía de Pablo, sino una
biografía del evangelio. La obra termina una vez que el
evangelio llega a Roma, donde Pablo predica a Cristo con toda
libertad, aun estando en cadenas. De hecho Lucas ya había
dejado entrever en el discurso de Pablo en Mileto cuál iba
a ser el desenlace. Pablo les profetiza a los presbíteros
de Éfeso en esa ocasión que "ya no volverán
a ver su rostro" (Hch 20,25.38), y afirma que estaba dispuesto a
morir (Hch 21,13). Pero la suerte personal de Pablo no es la
culminación de los Hechos.
Realmente es el evangelio quien viaja de
Jerusalén hasta Roma, desde su matriz semítica
hasta su difusión universal. El gran desafío de
Lucas es mostrar cómo este desplazamiento no supone una
falta de fidelidad a esa matriz semítica, a esa alianza de
Dios con el pueblo judío y sus promesas, sino el
cumplimiento del destino último de la alianza y sus
promesas.
Este desplazamiento es una de las grandes líneas
de fuerza de la obra lucana. Se expone ya en el evangelio de la
infancia cuando proféticamente Simeón anuncia que
ese niño será luz de las naciones y gloria de su
pueblo Israel, aunque será también piedra de
tropiezo donde caerán muchos de los de su propio pueblo
(Lc 2,29-35). Se expone ya en el gran discurso introductorio de
Jesús en la sinagoga de Nazaret, donde es rechazado por
sus paisanos y pasa a vivir a Cafarnaúm.
Simbólicamente se vive aquí el desplazamiento del
evangelio de los cercanos a los lejanos. Serán algunos
extranjeros como la viuda de Sarepta y Naamán el sirio los
beneficiarios de la salvación (Lc 4,25-27). El final de
dicho desplazamiento tiene lugar cuando el evangelio llega a la
Roma pagana, la capital del imperio.
TEMA 2: CRONOLOGÍA
PAULINA
A) Planteamientos
Los historiadores no son unánimes al darnos la
cronología de la vida de San Pablo. Los pocos datos
cronológicos que poseemos nos vienen de dos fuentes
distintas:
* Los apuntes autobiográficos de los
capítulos uno y dos de la carta a los Gálatas, y el
capítulo 11 de la segunda Corintios
* La narración de Lucas en los capítulos 9
a 28 de los Hechos.
1.- Cronología relativa
Atendiendo exclusivamente a la correspondencia de Pablo
solo podemos hacer una cronología relativa, que
señala dentro de una secuencia el período de tiempo
que media entre unos y otros acontecimientos. Pero las cartas de
Pablo apenas nos proporcionan datos para una cronología
absoluta entroncada en la historia universal. El único
dato absoluto que podríamos deducir de las cartas de Pablo
es que su conversión tuvo lugar después de la
Pascua de Jesús, lo cual nos sitúa al comienzo de
los años 30, y que su huida de Damasco fue en tiempos del
rey Aretas, o sea, antes del año 40 en que finaliza su
reinado.
Tres años después de su encuentro con
Jesús habría tenido lugar su primera visita a
Jerusalén para saludar a los apóstoles, y catorce
años después de esta primera visita habría
tenido lugar la segunda visita para asistir a la magna asamblea
conocida como "concilio de Jerusalén". Tres años
más catorce son diecisiete años en total; pero dada
la manera que tenían los judíos de contar el
tiempo, podría tratarse también de un año y
medio más doce años y medio, o sea catorce en
total.
También en Hechos tenemos datos para construir
esta cronología relativa. Así, por ejemplo, en el
libro de Hechos sabemos que en su primera visita Pablo
permaneció en Corinto año y medio (Hch 18,11), y
que permaneció tres años en Éfeso durante su
tercer viaje (Hch 20,31), o quizás para ser más
exactos dos años y tres meses (Hch 19,8.10).
Se nos dice también que la prisión de
Pablo en Cesarea duró dos años (Hch 24,27) y dos
años duró también el arresto domiciliario en
Roma (Hch 28,30).
2.- Cronología absoluta
Pero si queremos hacer una cronología absoluta,
aunque solo sea aproximada, tenemos que recurrir al libro de los
Hechos que conecta algunos de los episodios de la vida de Pablo
con fechas de la historia universal.
Veamos primero una tabla de sucesos de la historia
universal con los que se puede establecer un sincronismo a partir
del libro de los Hechos:[11]
14-37 d.C. | Reinado del emperador Tiberio | |||||
9a.C a 40 d.C. | Reinado del rey Aretas IV al que | |||||
26-36 | Poncio Pilato prefecto de Judea El linchamiento de Esteban (Hch 7, | |||||
37-41 | Breve reinado del emperador | |||||
41-54 | Reinado del emperador romano Tiberio | |||||
44 | Muerte de Herodes Agripa 1, | |||||
46? | Hambruna en tiempo del emperador | |||||
49 | Edicto del emperador Claudio | |||||
52-53 | Proconsulado de Lucio Junio | |||||
52-58(¿) | Marco Antonio Félix, nombrado | |||||
54-68 | Reinado del emperador | |||||
58 (¿)-62 | Porcio Festo sucedió a Marco | |||||
64 | Persecución de Nerón |
B) Tabla cronológica
A partir de estos enganches de la historia universal es
posible anclar en una cronología absoluta aproximada los
datos de cronología relativa que ya poseíamos.
Reproduciremos la tabla proporcionada por J. A. Fitzmyer
modificando alguno de sus datos y luego discutiremos los
más problemáticos[12]
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