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La logia masónica en el Perú



  1. Introducción
  2. Mi ingreso a la
    logia masónica
  3. Finalidades de la
    masonería
  4. Su historia a
    través del tiempo
  5. Trilogías
    masónicas fundamentales
  6. Bibliografía
    consultada

La presente obra ha sido escrita y recopilada para
satisfacer una doble necesidad: la de los masones que necesitan
conocer las enseñanzas, están destinadas al
público y la de aquellos que, no siendo masones
(profanos), desean conocer la esencia de la
Institución Masónica o Masonería en general.
A ambos les decimos que en éste trabajo hallarán la
satisfacción de sus deseos. La Masonería
pública es una rama de la Masonería general y
está constituida por las enseñanzas de los
congresos masónicos y por las doctrinas destinadas, tanto
a los masones como al público. En la presente obra, a las
enseñanzas provenientes de las fuentes señaladas,
el autor, les ha añadido algunos comentarios que
amplían y completan, en muchos casos, lo dicho por las
fuentes ya mencionadas.

Como el autor está consciente de la necesidad que
existe de una obra como ésta, espera que la misma
satisfaga las esperanzas de sus lectores. Para el logro de su
propósito capital, la Masonería usa todos los
conocimientos que cada época ofrece. Pero como es
fácil suponer, dichos recursos varían con las
épocas, los lugares y los adelantos de la técnica o
la ciencia. La Masonería como doctrina no es
dogmática. Es liberal, pragmática,
filosófica y científica. Es progresiva o
perfectiva, porque no se considera ni completa ni perfecta.
Está hecha de verdades generales, de principios y de
normas universales.

La doctrina masónica es ante todo y por encima de
todo, una doctrina humanista. Esto quiere decir, que en ella lo
humano es lo principal, sin que tal cosa excluya lo natural y lo
divino ni se quiera sustituir a Dios por el Hombre. Es un
humanismo equilibrado, sin extremismos exagerados o
absurdos.

Aún sin ser masón e investigando en estos
temas debido a mi interés en solicitar mi ingreso a la
orden y después de ser masón y en la medida que
avanzaba en mi Carrera Masónica en los diferentes grados
simbólicos, fue creciendo en mi la idea de escribir un
libro que refleje, aunque sea en parte, "Mi Credo
Masónico". Aquellos conceptos e ideas que mezclados en mi
mente, se fueron formando con los ingredientes del aprendizaje,
mi racionalización mental y mi creciente avidez y
experiencia, para ofrecerlo a todas las personas "masones o
no
" sin pretensión de ofrecer un conocimiento acabado
ni mucho menos toda la Verdad Absoluta sobre el tema.

Espero que esta modesta obra contribuya a aclarar
conceptos primarios y fundamentales sobre la
Francmasonería tanto a mis hermanos como a aquellas
personas interesados en conocer sobre nuestra Augusta Orden y, en
especial, los que consideren ingresar a la Masonería, o
Golpear las Puertas del Templo, como lo expresamos los
Masones.

He tratado de seguir una lógica
concatenación de los conceptos usando el sistema de
preguntas y respuestas para la mejor comprensión de los
lectores, en especial de las personas que no son
masones.

Todo el que sienta los ideales de la
Francmasonería se debe haber preguntado alguna vez por
qué esta Orden le atrae, y qué es lo que en ella le
retiene. En realidad somos muchos los que nos hacemos esta
pregunta continuamente, y formulamos respuestas que no afectan
más que a los bordes del problema, porque siempre hay un
elemento que se nos escapa: algo intangible e indefinido que no
podemos localizar, definir o analizar a pesar de que es
absolutamente real de que está definido de un modo
perfecto y de que existe sin duda alguna algo que ejerce
inconfundible seducción; algo que, al mismo tiempo que
aplaca el hambre interior, la aumenta en grado extraordinario;
algo misterioso, seductor y estimulante; algo que nos arrastra
perpetuamente adelante, como finito impulso hacia un infinito
objetivo.

Más notable todavía es que nos percatemos
de ello mucho tiempo antes de que sepamos lo que es en realidad
la Francmasonería (la cual, no obstante, sentimos en el
fondo de nuestro corazón). Pues aunque la mayoría
de los candidatos a la Masonería tengan una idea vaga y
general de que ésta es digna de respeto y crean que es una
venerable institución que inculca elevados ideales
relativos a la vida no les es dable saber mucho más acerca
de esta asociación. Poco o nada puede saber el profano
(no masón) de sus ceremonias, aunque sepa que
éstas existen. No obstante, la absoluta ignorancia de las
enseñanzas y métodos de la Francmasonería no
es obstáculo para que los hombres se sumen a su
Fraternidad. Tampoco explica el problema la cínica
afirmación de que la atracción que los hombres
sienten por la Orden se debe a mera curiosidad, pues casi todos
los masones saben por propia experiencia que esto no es
cierto.

En todas las demás cosas solemos mirar antes de
dar un salto y procuramos informarnos antes de dar un paso
definido o de lanzarnos a alguna empresa. La más elemental
prudencia nos aconseja que averigüemos en qué
consiste la institución a que deseamos adherirnos, o el
plan que hemos de seguir. No obstante, poco a nada podemos saber
de antemano acerca de la Francmasonería, pues hasta los
mismos masones serían las últimas personas del
mundo en revelarnos algo referente a ellos o a su
institución. A pesar de todo esto entramos en su
Fraternidad convencidos plenamente de que no vamos por mal
camino, y nos zambullimos en las tinieblas sin sentir
escrúpulos ni cortedad, respondiendo a una llamada
interior que no sabemos explicar ni comprender.

Aún más: sabido es que ningún
hombre sensato es capaz de opinar sobre los asuntos corrientes de
la vida antes de haber hecho un examen detenido. Pues bien,
cuando se trata de Francmasonería ocurre lo contrario,
porque todos solemos tener una idea favorable y preconcebida de
nuestra Orden, que es la que nos induce a sumarnos a ella.
Así que la Francmasonería tiene un sello
característico que la diferencia de todas las demás
cosas del mundo, aun antes de que dé comienzo nuestra vida
masónica.

Sin embargo, antes de que sondeemos profundamente en
este factor misterioso e intangible que constituye el
corazón y la entraña de la atracción que nos
impulsa hacia la Masonería, es conveniente ,que pasemos
revista a unos cuantos de los demás aspectos de esta
atracción, cuyo aislamiento y examen no es difícil
de hacer .

A pesar de que la Masonería es una
institución de respetable antigüedad, y que de ella
se han ocupado ampliamente historiadores, filósofos y
escritores, existen en la actualidad una desorientación y
desconocimiento casi completos de lo que realmente es esta
organización que tiene representaciones o sucursales en
casi todo el mundo, y de cuáles son sus finalidades y
qué medios utiliza para lograrlos.

Algunas otras personas interesadas quienes han escuchado
en alguna ocasión referencias vagas a la
Institución Masónica, se la representan como una
especie de mafia tenebrosa que se dedica a incorporar en sus
filas a los oportunistas, los cismáticos, los hombres sin
credo ni religión, los politiqueros sin escrúpulos
y a los incautos para sus conspiraciones secretas. Se supone que
el objetivo principal de la actividad masónica consiste en
atacar a la religión, y el secundario es conseguir puestos
lucrativos en el gobierno, la industria, el comercio, o donde
quiera que sus adeptos puedan introducirse con sus maniobras
encubiertas. Se habla de que la intimidación y el terror
son las armas con que son manejados eficazmente los juramentos de
esta sociedad secreta, y aun brotan aquí y allá
consejas que hablan de terribles y espeluznantes "venganzas
masónicas
".

Muy distinta es la idea que se forman de la
Masonería quienes han tenido algún trato con
miembros de la Institución. En muchos casos, han
creído descubrir que se trata de gente inofensiva, incapaz
de "matar una mosca", idealistas y hasta ingenuos, que
se reúnen semana a semana en sus "logias", como
otros lo hacen en el café o en la cantina; para "darle
su arreglada al mundo
". Como no se ve que para estas
personas cambie en forma alguna su situación
económica ni que se realicen jamás los proyectos
loables que dejan traslucir en pláticas, se deduce que la
Masonería es una especie de club en que se vuelcan, en
saludable "catarsis", la frustración e impotencia de los
ideales fallidos y las metas inalcanzadas, y se busca en la
discusión libre de variados temas un desahogo a las
inquietudes y cierto solaz en el intercambio de conceptos
filosóficos.

Para quienes han asistido a ceremonias masónicas,
o han leído artículos ilustrados de los fastuosos
actos que se llevan a cabo, los masones quedan catalogados como
una gente ociosa que vive en un mundo artificial de
fantasía y teatralidad, reminiscente de la pompa y
circunstancia de las órdenes de caballería y la
nobleza medieval, sin más finalidad que la de conferirse
mutuamente ridículos y altisonantes títulos que
halagan su vanidad y darle variedad a la incolora mediocridad de
la vida real.

Finalmente, hay quienes ven en la Masonería un
poco más que un club social, aunque con cierto sabor
arcaico de misticismo, que únicamente sirve para darle
marco y ambiente a las altruistas finalidades de ayuda mutua y
solidaridad fraterna que se supone deben existir entre sus
miembros.

Como puede verse, la imagen que se forja una mente que
trata de juzgar a una institución viéndola desde
afuera, no puede nunca ser exacta. En verdad, debemos admitir que
aún para algún que otro de los masones que forman
parte de la institución, el concepto tampoco es muy claro,
y ello, se debe, precisamente a que han transportado al campo
masónico sus aspiraciones particulares y han intentado
convertir a algunas de sus logias en un reflejo de los que
esperaban encontrar en la Masonería.

Al terminar mi doctorado en Filosofía y
Humanidades en la prestigiosa Universidad de La Salle, Barcelona
España, y ya ordenado sacerdote, regresé a
Perú a laborar en la Orden Salesiana, por tres
años, recibí la invitación de la Gran Logia
Cosmopolitan Nº 13 de la ciudad de Trujillo –
Perú; a pesar de que en España, también
recibí invitaciones para ordenarme Masón. El
procedimiento es casi el mismo en todas las Logias, con algunas
pequeñas diferencias entre algunas; al solicitar su
admisión, un candidato, en la Orden, se le pregunta si lo
hace de su libre y espontánea voluntad; pero

  • ¿Cómo puede haber libre y
    espontánea voluntad de hacer algo, si se ignora
    exactamente lo que ello es?

  • ¿Cómo puede jurarse el
    cumplimiento de una constitución y reglamentos si se
    desconocen completamente?

  • ¿Qué puede pensar de un hombre que
    va a comprometer su palabra de honor y su buen nombre sin
    haberse preocupado por investigar más a fondo las
    consecuencias de tal acto?

La verdad es que escasean lamentablemente las fuentes
fidedignas de información sobre lo que es y lo que no es
la Masonería, y esta deficiencia no siempre se puede
subsanar por medio de la interrogación directa, pues lo
más probable es que se reciban muchas respuestas
contradictorias y vagas por el temor de muchos masones a decir
más de la cuenta, violando las normas de discreción
que recomienda la Orden. Tampoco se sale de apuros leyendo obras
de consulta de filosofía masónica, o aún los
rituales (si se consiguen) pues en toda la literatura que se
publica se supone que el lector es masón y, por lo tanto,
se omite todo aquello que le ha de ser bien conocido; pero que es
precisamente lo que más interesaría al que tiene
deseos de investigar la conveniencia de iniciarse en la
Masonería.

Para intentar llenar este hueco es que nos dimos a la
tarea de recopilar toda la siguiente información, que no
trata, ni con mucho, de ser un documento de consulta sobre
Masonería. Existen buenas obras de este tipo que
ayudarán a quien desee obtener información
específica sobre algún aspecto particular del tema.
Lo que aquí me propongo es presentar el panorama general,
como lo haría ante quien nunca hubiese oído hablar
de la Masonería. No se trata de una propaganda a favor ni
en contra, sino simplemente una exposición escueta de
hechos y datos fáciles de comprobar, pero que, hasta
ahora, no estuvieron reunidos en un solo libro.

Quedará mucho aún por decir, y algunas
cosas habrán de leerse entre líneas; pero existe la
convicción leal de que no son las más importantes
las que falten y que la información condensada en esta
recopilación será más que suficiente para el
fin que se persigue, que es el de orientar debidamente a quienes
desean conocer realmente lo que es esta institución
mundial.

Cuando por primera vez oímos a alguna persona
decir "Fulano es Masón", la pregunta que surge
inmediatamente en nosotros es: "¿Qué cosa
significa ser Masón
?", "¿Es una
religión, o una secta, o un club filosófico, o un
partido político, o qué
?" Daremos
contestación a estas preguntas.

"Masón" significa
"constructor", o sea el que fabrica a cal y canto un
edificio, pero aunque antiguamente este título se les
aplicaba a los miembros de las asociaciones de constructores que
dieron a Europa sus mejores edificios de la Edad Media y del
Renacimiento, actualmente hemos de entenderlo en su
acepción figurada, diciendo que el masón es un
constructor del templo simbólico de la ciencia y de la
virtud. Que construye su propia personalidad. En otras palabras,
un masón es un individuo que trabaja en perfeccionarse y
en evolucionar, tanto en sus conocimientos como en su
comportamiento moral, y para ello sigue los caminos que le indica
la antigua asociación que se nombra Masonería, o
más correctamente, Francmasonería.

Correlativamente, la institución
Francmasónica tiene como finalidad principal la de
constituirse en guía de quienes buscan y anhelan este
perfeccionamiento, para lo cual va desgranando una a una sus
sabias enseñanzas, en dosis graduadas y de acuerdo con el
adelanto de cada uno de sus miembros. A través del estudio
razonado y crítico de la filosofía moral se obtiene
un mejor conocimiento de las virtudes y del modo de
practicarlas.

Pero entonces, ¿Cabe decir que la
Masonería es una escuela? Desde luego que no, si
entendemos por escuela un lugar donde se imparten clases sobre
materias específicas, basándose en libros de texto,
y se capacita a los alumnos para desempeñar un trabajo que
les permita ganarse el sustento. La Masonería es algo
más que eso. En primer lugar, su filosofía
educativa es totalmente distinta a la de cualquier escuela,
puesto que en vez de exigir el aprendizaje de tales o cuales
postulados y principios, estimula la exposición libre, la
discusión ilustrada y el desarrollo de la
imaginación y del pensamiento original, como medio para
conseguir que cada cual llegue por su estudio independiente y su
meditación profunda, a sus propias conclusiones
lógicas y a la afirmación de sus convicciones. Por
tanto, usa ampliamente del símbolo y de la
alegoría; pero no ofrece de ellos ninguna
explicación fija y dogmática, sino que deja en
libertad al iniciado para que ejercite sus propias facultades
deductivas e inductivas para descifrarlos y aprender –por
sí mismo– las provechosas lecciones que
encierran.

Se ocurre preguntar qué utilidad tiene esto. La
historia nos enseña que de la Masonería han salido,
en todos los tiempos, hombres de gran visión, acrisolado
altruismo e inagotable energía, que han dado a la
humanidad sus más grandes impulsos de progreso. Para
descubrir estos nuevos caminos, necesitaron nutrirse de la duda
filosófica, no de la certeza dogmática; precisaron
examinar lo que no es típico, en vez de conformarse con lo
usual y corriente. Tuvieron que desechar los cartabones, los
textos consagrados y los manuales establecidos,
decidiéndose a recorrer sendas supuestamente prohibidas
para el pensamiento y descubriendo las nuevas soluciones a los
problemas irresueltos. Para esto, dispusieron de una maravillosa
facultad: la imaginación creadora.

Quizá la Masonería ha sido, a
través de los tiempos, la única institución
que se ha percatado de la importantísima función
que tiene esta imaginación creadora en la evolución
de la humanidad, y ha descubierto y aplicado un método
sencillo y eficaz para desarrollarla. Por eso ha sido y
seguirá siendo el semillero de nuevas ideas, el
portaestandarte de las vanguardias y la escuela en que se modelan
los hombres marginales que viven y piensan entre el hoy y el
mañana, los conductores de la humanidad.

Pero no solamente a esto se limita la Masonería;
no se conforma con ver que cada miembro se cultive y perfeccione
a sí mismo, sino que trata de desarrollar en todos y cada
uno de ellos el firme sentimiento de fraternidad y
abnegación, encauzando cuidadosamente todos sus esfuerzos
hacia los nobles fines de justicia social, equidad, libertad,
auténtica democracia y progreso material y espiritual de
toda la humanidad.

La Masonería "es la doctrina
moral que trata del mejoramiento del hombre con la ayuda de la
Filosofía, la Ciencia y la Cultura
". La palabra
hombre es usada en sentido genérico y en ella se incluye a
toda la comunidad, sin distingos de credos, clases y razas. EI
mejoramiento del hombre a que aspira la Masonería, es
integral, o sea, material, espiritual, moral, etc., al igual que
individual, social, económico, técnico,
científico, etc., porque la Masonería aspira a que
el hombre evolucione, progrese y mejore en todos los aspectos de
su vida y de la persona.

Dejaría la Masonería de ser universal en
sus finalidades si se mostrara partidista de algún
"ismo", o enemiga de alguna religión. En su seno
se admiten a hombres de todas las religiones y se respetan las
creencias de cada uno y su forma personal de rendir culto a Dios.
Por lo mismo, están proscritas las discusiones sobre los
méritos relativos de tal o cual forma de culto, como no
sea para reconocer que todas ellas representan modalidades del
sentimiento de veneración del hombre hacia esa Entidad
Suprema a quien cada quien llama con distinto nombre. La
Masonería resume todas esas apelaciones a un común
denominador y le llama "Gran Arquitecto del Universo",
sin establecer ningún culto especial para adorarle, pues
considera que todos son buenos cuando nacen de los anhelos puros
del hombre.

En concomitancia con estos principios de libertad de
conciencia y de culto, la Masonería no puede permanecer al
margen de cualquiera violación de estos postulados, como
cuando los ministros de alguna religión (sea
católica, mahometana, budista, etc.) detentan los poderes
públicos y la soberanía de los pueblos. Cuando las
religiones, convertidas por los hombres en tiranías
esclavizadoras de las conciencias y prostituidas por la
ambición del poder temporal, pretenden sojuzgar a los
hombres, la Masonería se yergue como campeona de la
legitima libertad de creer o no creer, atendiendo
únicamente a los dictados de intima conciencia y de la
razón. De ahí que, aunque algunas veces y en
algunos países la Masonería haya adoptado posturas
anticlericales, no por ello es anti religiosa.

En resumen, "la Masonería no es una
religión, ni discute los principios de ninguna
religión, sino por el contrario, las respeta a
todas
".

La Masonería es más que un club
filosófico o una escuela de moral. Es una libre
asociación de hombres de todas las condiciones
económicas, y de todos los grados de cultura, a quienes
los une el deseo de alcanzar un desarrollo y una evolución
más alta en su personalidad interna, un dominio más
perfecto de sí mismos, una afirmación de sus
convicciones, una agudización más sutil de sus
facultades, intelectuales y un acendrado espíritu de
abnegado servicio hacia sus semejantes. Dentro de la
Masonería encuentran estos hombres un ambiente de
libertad, de respeto mutuo, orden, seriedad, estudio y
fraternidad.

La Masonería contiene una filosofía
educativa propia, basada en el estudio imaginativo y profundo de
símbolos y alegorías, que persigue como finalidad
el desarrollo del pensamiento propio, original, lógico y
constructivo, con el resultado de que cada masón palpa
pronto los frutos de este perfeccionamiento personal al notar que
se ensancha extraordinariamente su manera de ver la vida, se
despiertan aptitudes dormidas, surgen perspectivas de
mejoramiento y entra plenamente en el camino que los transforma
en guías y benefactores de la sociedad.

La Francmasonería no es una sociedad simple, sino
una agrupación de sociedades que aceptan como base
fundamental un conjunto de antiguas leyes, escritas o no
escritas, que denominan "Antiguos Límites",
"Antiguos Cargos", "Marcas", o
"Landmarks". Este cuerpo de ordenamientos se deriva
directamente de los que regían el funcionamiento de las
asociaciones de masones operativos en la Edad Media y es el
resultado de una larguísima experiencia.

Los Antiguos Límites han logrado que la
Francmasonería sea siempre una e indivisible, a pesar de
la variedad de cuerpos que la constituyen, y que no se modifique
ni prostituya su carácter esencial a través de los
tiempos. Por encima de cualquier constitución o reglamento
están siempre los Antiguos Límites; estos definen
las normas básicas de funcionamiento de la
institución, los requisitos, derechos y obligaciones de
los miembros y funcionarios y la postura filosófica,
social y política de la Masonería Universal. A
pesar de su importancia, no son dogmáticos sino
convencionales y admiten que exista una variedad casi infinita en
la manera y orden con que pueden impartirse las
enseñanzas, en el estilo de la decoración de los
"Templos", en las liturgias y en muchos otros aspectos.
A ellos se debe la diversidad de los "Ritos
Masónicos
" que son aceptados como
"Regulares".

Se llama "Rito", en Masonería, al
conjunto de reglas o preceptos de conformidad con los
cuáles se practican las ceremonias y se comunican las
instrucciones de los grados.

Pasan de cien los ritos que han sido fundados, en
diversos tiempos, dentro de la Masonería, y que se han
considerado como "reconocidos". Muchos de ellos tuvieron
una vida efímera pero otros han subsistido hasta nuestros
tiempos. El pertenecer a un rito determinado, sin embargo, no es
obstáculo para que los Masones se traten entre sí
como miembros de una misma gran familia y se visiten
mutuamente.

De todos los ritos, son considerados como los
principales el "Rito Escocés Antiguo" y Aceptado,
el "Rito Inglés de York" o "Rito del Real
Arco
". Sin embargo, en algunos países han existido
ritos nacionales que han demostrado gran actividad, como el
"Rito Moderno Francés", del que surgió la
Revolución Francesa; el "Rito del Celeste
Imperio
", que se practica en Turquía; el "Rito
Sueco
", el "Tien-Foe-Whe", de la China; el
Benemérito "Rito Nacional Mexicano", de gloriosa
memoria en nuestro país, y muchos más.

Los masones se congregan en pequeños grupos
formados con algunas decenas de miembros, que denominan
"Logias" y se reúnen una vez por semana en un
local adecuado que recibe el nombre de "Taller", dando a
entender con ello que se congregan para trabajar.

El valor e importancia de los trabajos que se
desarrollan en las logias no depende del estilo o fastuosidad de
su decoración. Muchas de ellas procuran limitar al
mínimo estos adornos para que no se distraiga la
atención y se desvíe del trabajo principal, que es
de orden intelectual. Se puede trabajar masónicamente a
campo raso y bajo la bóveda celeste, o en una choza de
paja, sin que nadie pueda alegar que se demeritan en algo las
bellas ceremonias en que se van revelando las enseñanzas y
secretos de la Masonería.

En cada población de regular importancia existe,
por lo menos, una logia masónica que imparte los tres
grados fundamentales del Simbolismo, o "Masonería
Azul
": "Aprendiz",
"Compañero" y "Maestro".
Cada una de estas logias está incorporada a una Gran
Logia, cuyos límites de jurisdicción corresponden
generalmente a los del Estado en que se encuentra. Los
funcionarios de estas Grandes Logias son electos
democráticamente entre los maestros de todas las logias
simbólicas de la jurisdicción y toca a ellos
gobernar en los asuntos que incumben a la agrupación.
Finalmente, existe dentro de cada país un organismo o
Confederación de Grandes Logias y, en el plano
internacional, otros organismos que preparan y realizan congresos
regionales y mundiales para el estudio y resolución de los
problemas generales de la Orden; Estos súper organismos
que preparan y realizan congresos regionales y mundiales para el
estudio y resolución de los problemas generales de la
Orden; solamente pueden formular recomendaciones a las Grandes
Logias.

Es la "Masonería Azul", o sea las Logias
Simbólicas, la que constituye el grueso del pueblo
masónico, y aunque existen otros cuerpos superiores que
imparten los "grados" Capitulares, Filosóficos y
Administrativos, hasta el "último grado" del
"Rito Escocés" Antiguo y Aceptado, que es el
33°, existe una independencia completa entre la
Masonería Azul y estos otros niveles de la
Masonería, por lo cual los grados que otorgan no tienen
preponderancia alguna en las Logias Simbólicas, en donde
no se reconoce otra categoría superior a la del Grado de
Maestro.

Dejando a un lado muchos y muy antiguos antecedentes
históricos de la Masonería, oscuros e inconexos,
señalaremos, históricamente, aquí que esta
surgió de las corporaciones de obreros de la
construcción en la Edad Media. Los canteros alemanes y los
constructores ingleses de esos tiempos no constituían
únicamente asociaciones de oficios sino verdaderas
hermandades en donde se enseñaba y ejercitaba una
teoría secreta de sus respectivas artes y oficios. Muchos
autores han probado que los Francmasones no han inventado su
liturgia y sus símbolos, y que tampoco los han copiado de
otras sociedades secretas arcaicas, sino que les han sido
transmitidos, por sucesión directa, de las sociedades
gremiales de que proceden.

Se pretende que la Masonería es tan antigua que
ya existía y se practicaba en las pirámides de
Egipto, en los templos de la India, en las cavernas de los
Esenios, en las criptas secretas de los Mayas, en la Academia de
Pitágoras y en muchas otras sociedades iniciáticas
de muy remota antigüedad.

De las lecturas que he tenido acceso tanto en
España como en Perú, muchos autores citan que fue
el Rey Salomón, quién creo la primera
piedra Masónica. Pero, otro lado, las semejanzas, reales o
imaginadas, con los ritos y ceremonias que se llevaban a cabo en
esos remotos tiempos, demuestran que la Francmasonería
llena una íntima necesidad del espíritu humano, que
es la de buscar la superación personal y encauzar las
potencialidades individuales hacia el bien común. No es
pues, la lógica de las técnicas y métodos
que son más eficaces para lograr la evolución
interna en el hombre. Que estas técnicas no hayan variado
grandemente en el curso de varios milenios no debe
extrañarnos, ya que el hombre sigue siendo esencialmente
semejante en sus manifestaciones mentales y afectivas desde que
es hombre, a pesar de todas las modificaciones ambientales que ha
logrado la civilización.

La Masonería, en su forma actual, tomó
cuerpo en Inglaterra a fines del Siglo XVII. Con anterioridad,
existían en Alemania, Francia e Italia las
cofradías de constructores, o "masones", en donde
se enseñaban no solamente las artes y las ciencias que
debía dominar un maestro constructor, sino que se
impartían principios de moral y buena conducta, que
garantizaran la armonía dentro de las corporaciones. Los
lustros de duración de las monumentales obras que
ejecutaban los "masones" (entre las cuales se cuentan
las más preciadas joyas del estilo gótico)
favorecían que se estableciesen relaciones muy estrechas
entre los numerosos artistas y obreros, los cuales formaban
verdaderos "equipos" bajo la dirección de sus
grandes maestros arquitectos, que eran solicitados para ejecutar
obras en ciudades distantes y en diferentes países.
Natural es que, en sus viajes, buscasen la ayuda de otros
miembros de su misma profesión, también agremiados
en cofradías, y que asistiesen a las reuniones de sus
"logias". De esta necesidad de viajar y ser reconocidos
y atendidos, como de las preocupaciones que cada
agrupación debía tomar para no admitir entre sus
miembros a un operario que fuese a romper la armonía por
su mala conducta, o a explotar en su beneficio personal los
conocimientos técnicos que se impartían en las
logias, surgieron los signos secretos de reconocimiento, la
jerarquización en tres grados, con obligaciones y
prerrogativas distintas, y el sigilo y discreción para
realizar las reuniones de masones.

El nombre de "Francmasón",
derivado de la palabra "Freemasón", y que
significa "masón libre" o "albañil
libre
", se daba a los constructores que tenían
libertad para contratar sus servicios con cualquiera persona y en
cualquier país, a diferencia de los que estaban al
servicio exclusivo de algún noble, prelado
eclesiástico o monarca. Estos últimos, desde luego,
no precisaban de signos de reconocimiento, ni de todas las
demás cosas que caracterizaban a las logias de
Francmasones.

Por la necesidad de viajar y de conocer diversos
países y costumbres, los Francmasones tuvieron contacto
con distintas maneras de pensar y diferentes organizaciones
políticas, lo cual les confirió un punto de vista
excepcionalmente amplio hacia los problemas religiosos,
filosóficos, económicos, sociales y
políticos de su época. Hubieron de admitir, con
igualdad de derechos, a hombres de distintas nacionalidades,
credos y razas, y esto sentó las bases a los principios
humanistas de la naciente Orden.

En los siglos X, XII y XIV, se emprendieron en Escocia e
Inglaterra grandes obras, y para su realización se
importaron constructores alemanes, quienes llevaron consigo los
usos y costumbres de las logias alemanas. A su influjo, nacieron
las logias escocesas e inglesas.

Hacia principios del siglo XVIII, la construcción
había decaído grandemente y, consecuentemente,
languidecían las logias de los masones operativos;
entonces, en 1717, se constituyó en Londres una Gran
Logia, bajo el patrocinio de un grupo de hombres de gran
ilustración, que veían con pena la decadencia de
las logias de constructores. Fue entonces cuando nació,
propiamente, la Francmasonería de nuestros tiempos, la
cual ha conservado cuidadosamente el espíritu de las
antiguas cofradías, sus principios constitucionales y los
usos y costumbres tradicionales, apartándose de la
construcción material. Admitió en sus filas a
hombres de todos los oficios y condición social, a la vez
que daba una interpretación elevada y filosófica a
sus símbolos; así, la Francmasonería
adquirió un carácter más amplio, susceptible
de extenderse por todo el mundo.

De Inglaterra, la nueva Francmasonería se
extendió rápidamente a otros países. En
Francia apareció entre 1721 y 1732 y alcanzó un
auge inusitado. Se formaron nuevos ritos y se crearon grados
filosóficos, siendo ésta, al principio, una
innovación mal recibida en los demás países,
ya que infringía los Antiguos Limites que
únicamente establecen los primeros tres grados.

La Masonería Francesa ha contado entre sus
miembros a distinguidas personalidades, como Voltaire,
Rousseau, Condorcet, Víctor
Hugo
, Gambetta, Herriot,
Dantón, Marat, Alejandro
Dumás
, Napoleón Bonaparte, Emilio
Zolá
y muchos más. En las Logias
Masónicas se gestó la Revolución Francesa, y
de los principios masónicos se sirvieron los
revolucionarios como bandera en la lucha contra la
tiranía.

Entre los masones más distinguidos hay que
mencionar a: Federico el Grande de Prusia, Francisco
I de Austria
, Goethe, Mozart,
Beethoven, Wagner, Benjamín
Franklin
, George Washington, el Conde de La
Fayette
. Thomas Jefferson, Abraham
Lincoln
, Américo Vespucio, Leonardo Da
Vinci
, Gral. Prim, Francisco Javier Mina,
Emilio Castelar, Simón Bolívar,
José Martí, Bernardo O" Higgins.
José de San Martín, Antonio
José de Sucre
, José María Morelos y
Pavón
, Ignacio Allende, Vicente
Guerrero
, Guadalupe Victoria, Agustín de
Iturbide
, Valentín Gómez
Farías
, Nicolás Bravo, Benito
Juárez
, Melchor Ocampo, Sebastián
Lerdo de Tejada
, Porfirio Díaz, Ignacio
M. Altamirano
, Juan de Dios Pesa, Amado
Nervo
, Ignacio Ramírez, Alfredo
Chavero
, El Barón de Humboldt, Francisco
I
. Madero, José María Pino
Suárez
y muchos otros más.

Las fuerzas renovadoras que han actuado dentro de ella,
en nuestro país, la han modernizado y cohonestado con los
adelantos de nuestro tiempo, y se observa una saludable tendencia
a incorporar a sus técnicas y enseñanzas los
descubrimientos más modernos de la ciencia.

De esta manera, la Masonería evoluciona y se pone
a tono con la época, para seguir siendo fuente de donde
brota la fuerza renovadora del pensamiento humano.

Es cierto que en las Logias Masónicas se han
formado hombres como Voltaire, Washington,
Bolívar, Juárez y
Madero; pero también de ellas han surgido grandes
sabios y artistas, como Franklin, Newton,
Mozart, Beethoven, Wagner,
Chavero, Edison, Kant,
Spinoza, Rutherford, H. G. Wells,
Oppenheimer, Dewey y tantos otros más
que nunca se ocuparon de la política, como no fuese desde
un plano filosófico y humanista. Porqué este
comentario?, pues se dice que la Logia Masónica,
interviene en la política de un país, pero ya
demostramos que no es así. La Masonería está
por encima de la política y sobre todo de la
politiquería.

Por otro lado, se dice entre la gente común, que
no pertenece a la Logia Masónica, que la Masonería
es obra de Satanás; pero demostramos que también
eclesiásticos han pertenecido y pertenecen a las Logias
Masónicas, como por citar, tenemos a: El cura
Hidalgo
, Francisco Calvo, El Conde de
Schaffgotsh
, Bernardo Augusto Thiel,
Julián Segundo Agüero, Fray Cayetano
Rodríguez
, Santiago Figueredo; y actualmente al
papa Francisco I
.

Pese a los esfuerzos de quienes en ciertas épocas
han pretendido desentenderse del carácter real de la
institución y han hecho esfuerzos por transformar en
bandera política, la Masonería ha conservado, hasta
ahora, su verdadera naturaleza de escuela y taller en donde se
forja la personalidad y evolucionan las facultades más
nobles del hombre. Es un laboratorio en donde se ejercita el
análisis y la síntesis de todas las ideas y de
todos los nuevos conceptos filosóficos, en el ambiente
aséptico propicio para el claro y recto pensar, y en donde
se funden en el crisol del trabajo mancomunado y de la lucha
constante, los más diversos metales, para obtener la
amalgama y la aclaración con que se forjan los hombres
capaces de dedicar sus vidas al progreso de la humanidad, sin
distingo de raza, credo o nacionalidad.

La Masonería ha enseñado a estos hombres a
luchar primero consigo mismos, para limar sus asperezas y
fortificar sus almas. Les ha mostrado el camino de la convivencia
fraterna, el respeto mutuo, la dignidad y el heroísmo. Ha
inflamado sus corazones con el amor a sus semejantes y de santa
indignación contra la injusticia y la tiranía que
degradan al hombre y encadenan su pensamiento. Por eso es que en
su seno se han gestado tantas iniciativas trascendentales para el
adelanto de la humanidad y de ella han surgido, de tiempo en
tiempo, grupos fuertes y de gran cohesión que han logrado
imprimir a sus naciones, y al mundo, los más importantes
impulsos evolutivos.

La Masonería es esto y mucho más; pero lo
que no es, ni ha sido jamás, es un partido
político, ni una organización militante al servicio
de tal o cual encumbrada personalidad, ni los exponentes de tal o
cual "Ismo" (ni siquiera del liberalismo, como doctrina
política) ni una mafia de "Carbonari", aunque sus
detractores así le hayan descrito con demasiada
frecuencia. Jamás podría ser cualquiera de estas
cosas sin perder inmediatamente su sentido humanista y universal,
quedando a merced de las contingencias temporales y a la
mezquindad de las lides personalidades personalistas.

Pero así como nadie construye una casa para que
permanezca deshabitada, ni se fabrica un barco si nunca ha de
navegar, ni se prepara un banquete si nadie ha de comerlo, ni
ejercita el atleta sus músculos si no ha de emplearlos,
así también, carecería de sentido alguno la
actividad masónica (personal e interna) del desarrollo de
las facultades superiores del hombre, si no desembocara en forma
natural y lógica en los múltiples cauces de la
actividad social desempeñada por cada uno de sus miembros,
dentro de la esfera de influencia personal y como resultado de su
iniciativa propia.

Por ello es que, aun no siendo la Masonería una
organización política, y ocupándose, como lo
hace, principalmente de la evolución personal de cada
hombre, resultaría absurdo que forjase guerreros del
progreso y conductores de la humanidad y les prohibiese toda
actividad política, ya que en la realización de
logros concretos, está la justificación
histórica de la institución.

De lo cual resulta que, individualmente, los masones
sí intervienen activamente en la política de sus
países cuando la ignorancia, el fanatismo o la
ambición, tratan de sojuzgar a los pueblos.

Con respecto a las batallas que libran los masones en el
mundo, la Institución Masónica se mantiene tan
independiente como lo puede ser una Universidad con
relación al trabajo profesional de sus egresados. Existe,
sin embargo, una diferencia importante: mientras la Universidad
se limita a preparar al estudiante y una vez que le ha entregado
si título pierde casi todo contacto con él y con el
buen o mal trabajo que desarrolle, en cambio la Masonería
sigue abrigando con sus alas a sus miembros, dándoles
ocasión de que nunca cesen de estudiar y perfeccionarse,
velando por que se consoliden los lazos de fraternidad y
comprensión mutua y juzgando severamente la
actuación de cada uno de ellos cuando violan los
principios morales proclamados por el ideario de la
Orden.

El Masón cree y se guía por varias
trilogías fundamentales que sintetizan su
intelecto:

  • 1) "LIBERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD" "CIENCIA,
    JUSTICIA Y TRABAJO".

  • 2) "SALUD FUERZA Y UNIÓN".

  • 3) "AMOR FRATERNAL, SOCORRO y
    CONSUELO".

  • 1) FRAU ABRINES, Lorenzo: "Diccionario
    Enciclopédico de la Masonería
    ". TOMOS 1,
    2, 3, 4, 5. 1988. D.F., México. Editorial Del Valle de
    Méjico S.A. 1988.

  • 2) ROJAS AGUILAR, Víctor M.: "El
    Fenómeno Ideológico de la
    Masonería
    ". 1985. Bogotá, Colombia.
    1985.

  • 3) http://masoneriacubana.com/masoneria.html.

 

 

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete
Obando

Monografias.com

G.·.M.·.I.·.H.·. (Gdo. 33)
G.·.C.·.Cosmopolitan 13 –
Trujillo-Perú

ABOGADO – DOCENTE UNIVERSITARIO –
ESCRITOR

Cajamarca, 25 de Mayo del 2014.

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