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Medidas de desinfeccion en las Instalaciones pecuarias



Partes: 1, 2

  1. Regulaciones
    generales de la desinfección
  2. Productos
    apropiados y frecuencia en algunas enfermedades
    específicas
  3. Comparación
    de cuatro métodos bacteriológicos en el control
    de la calidad de las desinfecciones en instalaciones
    pecuarias bovinas
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

CAPITULO I.

Regulaciones
generales de la desinfección

Es evidente que el sistema de explotación
intensivo conlleva al riesgo notable de aumentar
considerablemente los problemas de la sanidad animal. La
coincidencia de una gran cantidad de animales en sitios
relativamente reducidos, conduce al desarrollo de la flora
microbiana, entre la que pueden encontrarse también
gérmenes condicionales patógenos, lo que representa
un peligro que no debe subestimarse en las explotaciones
intensivas y de gran capacidad.

Por lo anteriormente planteado se entiende que en la
práctica pecuaria, en condiciones de producción es
necesario programar medidas higiénico-sanitarias que
eviten todas las influencias perjudiciales que pueden afectar a
la masa ganadera y quebrantar su salud. Cada día cobra
mayor vigencia e importancia el postulado que establece es
más importante y económico preservar y mantener el
individuo sano, que tratar los enfermos.

Saneamiento ambiental.

El saneamiento ambiental consiste en el conjunto de
medios y medidas en la crianza de los animales domésticos
con interés económico y epizootiológico,
cuyo fin es contribuir a establecer y conservar un ambiente en el
que los animales y las personas que con ellos se relacionan
directa o indirectamente puedan llevar una existencia sana. Las
medidas de saneamiento están, ante todo, dirigidas hacia
el eslabón básico para la formación y
propagación de las enfermedades. Se orientan a la
interrupción de la infección desde su fuente de
origen hasta el animal susceptible.

El saneamiento ambiental forma parte indivisible del
conjunto de medidas higiénico-sanitarias que se oponen a
la propagación de las enfermedades en una masa
susceptible, y en general tiene dos formas: preventivo y focal.
Debe tenerse siempre presente que la forma más importante
es la preventiva, que conserva la salud de los animales, ya que
solo los animales sanos pueden garantizar la producción en
cantidad y calidad necesarias.

Saneamiento preventivo.

Son las medidas de saneamiento aplicadas a los objetos y
lugares epizootiológicamente no deficientes, pero que se
encuentran expuestos tanto a los agentes etiológicos como
a sus portadores, o que están donde no ha sido eliminada
la posibilidad de la existencia de tales agentes.

Saneamiento Focal.

Es el que interrumpe las vías de
transmisión de los agentes etiológicos. El
saneamiento focal contribuye significativamente a la
liquidación de los focos, y por lo general se divide en
corriente y final.

Saneamiento Focal Corriente.

Es el que se realiza durante el periodo del cierre del
foco en diversos intervalos. Su objetivo fundamental es destruir
o suprimir a tiempo los agentes etiológicos en las fuentes
secundarias ya sean objetos u otros elementos contaminados con
excreciones, secreciones y deyecciones de animales
enfermos.

Saneamiento Focal Final.

Se realiza cuando se va a cerrar el foco, es decir,
antes de la suspensión de las medidas de aislamiento y la
declaración de que el foco ha sido recuperado. Es muy
exigente.

Breve Historia de la
Desinfección.

La práctica de la desinfección comienza en
los primeros días de la Historia Universal. Era inevitable
que los métodos usados entonces fueran empíricos,
basados en la práctica, en la tradición y en la
mayoría de las veces, en la superstición. Cabe
suponer que los métodos empleados en aquella época
fueran desarrollados en entera ignorancia de las actuales
teorías sobre la desinfección.

Hay razones para creer que los egipcios consideraron que
las enfermedades eran contagiosas y que las infecciones
podían ser trasmitidas por contacto. Los hebreos
establecieron reglas especificas con respecto a la
preparación de los alimentos, la importancia de la
limpieza, la disposición de desechos, etc. Y medidas
preventivas con respecto a la lepra. Aristóteles informo a
Alejandro Magno sobre la importancia de hervir el agua de bebida
y quemar el estiércol.

Hebreos, griegos y romanos emplearon el azufre en la
fumigación. La legislación de Prusia indicaba que
el agua de bebida debía ser guardada en brillantes vasos
de cobre.

Los procesos de salar, ahumar y secar, asa como el
tratamiento con vinos y aceites aromatices, eran de uso
común en la preservación de alimentos y en la
prevención de difusión de enfermedades.

Durante los brotes de peste bubónica en la Edad
Media se usaron enormes cantidades de formaldehido como
desinfectante para prevenir la difusión de la
infección. En esta época se empezaron a sospechar
las causas de la descomposición y las enfermedades
contagiosas.

En 1963 Robert Boyle dijo que quien entendiera la
naturaleza de los fermentos y de la fermentación
podría entender los fenómenos de muchas
enfermedades.

No obstante estas profecías, los grandes
descubrimientos sobre la naturaleza de las enfermedades
infecciosas ocurrieron en el siglo XIX.

La primera referencia específica al uso de la
tintura de yodo en heridas fue hecha en 1839. En 1873 Devaine
demostró sus propiedades antisépticas contra B.
anthracis y Koch en 1881 reporta la acción esporicida,
pero fue Grossichncher en 1908 quien reporto la utilidad del yodo
como desinfectante de la piel. Gaucher en 1903 había
tenido éxito en el tratamiento de un caso humano de
actinomicosis usando una solución inyectable de
yodo.

El desarrollo de una antigua idea sobre
desinfección fue completando el panorama surgiendo muchos
agentes germicidas tales como: hipocloritos, formaldehido,
cloraminas, fenoles, compuestos cuaternarios de amonio,
hexaclorofeno, fenoxietanol y yodoforos.

Los productores pecuarios han llegado a apoyarse en los
desinfectantes químicos y agentes saneadores para crear
condiciones sanitarias en muchas fases de sus operaciones y poder
mantener la sanidad de sus animales.

Dentro de esta gama de productos disponibles para el
consumidor se encuentran distintos desinfectantes y productos
sanitarios con muy distintas características. Algunos son
eficaces solamente sobre superficies prelimpiadas, mientras que
otros retienen su eficacia en presencia de niveles relativamente
altos de materia orgánica.

Ciertos desinfectantes tienen un amplio espectro de
actividad antimicrobiana y tienen uso en una variedad de
aplicaciones. Mientras otros, aunque eficaces contra un limitado
espectro de microorganismos, son más adecuados para
ciertas aplicaciones específicas.

Factores físicos de determinado tipo pueden
alterar la calidad de un desinfectante o un saneador. El grado en
que estos factores afectan a un producto en particular bajo
determinadas condiciones, a la larga determina la eficacia de ese
producto bajo esas condiciones. Además la mayoría
de los agentes químicos, aunque pueden poseer un amplio
espectro de actividad, generalmente son más eficaces
contra una clase particular de microorganismos que contra
otras.

Es por lo tanto importante, al elegir un desinfectante,
considerar las condiciones en que será usado; es
igualmente importante tener en cuenta algunas de las
características y limitaciones de los distintos tipos de
desinfectantes disponibles.

Desinfección. Generalidades.

Dentro del conjunto de medidas
higiénico-sanitarias de saneamiento ambiental, La
desinfección conjuntamente con la lucha contra los
vectores, el tratamiento de líquidos residuales, el
procesamiento de cadáveres y basuras, etc., constituye una
de las tareas imprescindibles con vista a destruir o limitar la
presencia de agentes etiológicos productores de
enfermedades infecciosas y parasitarias, así como para
preservar la salud de los animales y el hombre.

Actualmente se define la desinfección como la
eliminación selectiva mediante sustancias químicas
de ciertos microorganismos indeseables con el objetivo de
prevenir su transmisión, y se alcanza por la acción
en su estructura o metabolismo, independientemente de su estado
funcional.

La desinfección no solo está encaminada a
proteger la salud de los animales domésticos y a prevenir
las enfermedades en las explotaciones intensivas, sino
también a la recuperación de las unidades
afectadas, lo que se traduce en beneficios económicos
contables en el sentido de disminuir el tiempo necesario en las
campanas de luchas contra las enfermedades. Además, crea
un ambiente favorable para la conservación de la salud de
los animales no

afectados mediante la disminución del
número de gérmenes patógenos a intervalos de
tiempo regulares y la reducción de los contaminantes
microbianos comunes a niveles seguros. Por otra parte, contribuye
a la obtención de productos para el consumo humano de
mejor calidad sanitaria, tanto en las unidades de
producción como en las de procesamiento de alimentos de
origen animal.

Formas de Desinfección.

Según las condiciones higiénico-sanitarias
y epizootiológicas existentes, la desinfección
puede ser preventiva y focal.

Desinfección Preventiva.

Consiste en la neutralización de los agentes de
enfermedades contagiosas que pueden ser segregados o excretados
por animales enfermos sin manifestaciones clínicas de la
enfermedad (portadores asintomáticos) o portadores
ocasionales de estos gérmenes (aves silvestres, insectos,
gatos, perros, alimentos importados, etc.). La
desinfección preventiva se realiza en aquellas unidades
epizootiológicamente no afectadas, donde existen animales
sanos, pero que están expuestos a los agentes
etiológicos o sus portadores, por lo que no está
eliminada la posibilidad de la existencia de ellos.

La desinfección preventiva adquiere su mayor
importancia en las instalaciones de animales, en los lugares de
de concentración de los mismos y en los de procesamiento
de materias de origen animal y de sacrificio y además, en
los medios de transporte para animales y sus productos,
así como en la entrada de las instalaciones de
producción animal. La frecuencia de la desinfección
preventiva debe ser regular y varias según el tipo de
unidad, forma de explotación y especie animal.

Al aumentar las concentraciones de animales y la
intensidad de la producción en las condiciones de la
agricultura, la importancia de la desinfección preventiva
cada vez es mayor, ya que constituye un factor necesario para el
mejoramiento de la higiene en los establos y para el
mantenimiento de los rebaños sanos y
productivos.

Desinfección Focal.

Tiene como finalidad detener la expansión de la
enfermedad con la destrucción de los microorganismos
patógenos que se eliminan al medio por los animales
afectados. Se realiza durante el periodo de presentación
de la enfermedad y puede ser corriente y final.

Desinfección Focal corriente.

Se realiza durante el periodo en que están
presentes las enfermedades y tiene como objetivo detener lo antes
posible la expansión de las mismas y la difusión de
los agentes etiológicos que son eliminados por los
animales al medio. Este tipo de desinfección se repite
periódicamente mientras existan enfermedades en la
unidad.

Desinfección Focal Final.

Se realiza después que la enfermedad
infecto-contagiosa ha sido eliminada y no existan animales
enfermos. Precede al levantamiento de las medidas restrictivas en
la unidad afectada.

Factores que Influyen en la Efectividad de la
Desinfección.

Para lograr una buena desinfección es necesario
tener en cuenta los factores siguientes:

La resistencia de los microorganismos a los
desinfectantes depende fundamentalmente de sus
características morfo-estructurales, de la permeabilidad
de la membrana y características bioquímicas. La
mezcla de varios microorganismos y su resistencia influyen
individual y colectivamente en la elección del producto a
realizar y en el modo de su aplicación, siempre que se
considere el mecanismo de acción del desinfectante en
cuestión.

  • 2- La efectividad de la solución
    desinfectante.

La efectividad de los desinfectantes depende de su
toxicidad selectiva, dada sus características
físicas y químicas. El desinfectante puede
manifestar su toxicidad contra un tipo de microorganismo en forma
variable y contra otros puede comportarse de una forma inerte y
hasta estimularlos. Esta es una de las razones por la que, en
algunos casos, se utiliza la combinación de dos o
más desinfectantes para aumentar su potencia y ampliar su
espectro.

  • 3- Forma de usar el desinfectante.

Se logra un buen efecto al seleccionar un desinfectante
eficaz si se utiliza una concentración correcta, con una
temperatura adecuada y la cantidad suficiente de solución
por metro cuadrado de superficie, así como el numero de
aplicaciones necesarias y si se aplica correctamente,
considerando las características de la superficie y su
posición (vertical u horizontal), respetándose el
tiempo de exposición.

  • 4- Concentración de la solución
    desinfectante.

En la práctica se trata de utilizar
concentraciones mínimas efectivas del desinfectante, pues
aunque la elevación de la concentración puede
disminuir el tiempo de acción efectivo, si se usa una
concentración superior a la necesaria se dañan las
superficies de los objetos y significa un gasto innecesario del
producto. Por otra parte, el uso de desinfectantes con baja
concentración o tiempo de exposición breve para una
acción efectiva, puede influenciar en los microorganismos
y estimularlos, y en algunos casos inducir resistencia en estos,
lo que dificultaría su destrucción posterior con
concentraciones adecuadas.

  • 5- Temperatura de la
    solución.

Las temperaturas altas de la solución
desinfectante disuelven las partículas de grasa, la
suciedad y facilitan le entrada de la misma en los
microorganismos. Por lo general, a temperaturas bajas los
desinfectantes disminuyen su capacidad, y a altas se incrementa
varias veces. Por otra parte, la temperatura es muy importante en
la dilución de las sustancias en el agua, lo que
generaliza su introducción en las células
microbianas al asegurarse su solubilidad.

Las reacciones químicas generalmente se aceleran
al elevarse la temperatura. Un ascenso de 10 C0 aumenta de dos a
ocho veces la tasa de la reacción dentro de una escala
cuyas variaciones no exceden el punto letal de los
microorganismos. Sin embargo, debido a que muchas acciones
desinfectantes tienen un carácter parcialmente
físico, no pueden aplicarse a ellas solo las leyes que
rigen las reacciones químicas que aumentan la eficacia de
los desinfectantes más altas aun la disminuyen al rebajar
la tensión superficial, aumentar la acidez, disminuir la
viscosidad y reducir la absorción.

Las excepciones de la eficacia de los desinfectantes a
temperaturas altas son las soluciones químicamente poco
estables que deben utilizarse a temperatura entre 15 y 20
C0.

La mayoría de los investigadores recomiendan que
las soluciones desinfectantes deben ser preparadas y seguidamente
usarlas a una temperatura entre 70 y 80 C0.

  • 6- Formas de aplicación.

Existen varias formas de aplicación de los
desinfectantes: gaseosa, aerosol, aspersión y por
inmersión de los objetos en la solución
desinfectante. El medio líquido facilita la
disociación del preparado químico, por lo que se
incrementa el contacto entre el microorganismo y la parte activa
del desinfectante. En un medio gaseoso se realiza también
relativamente fácil, pero en un medio viscoso solido las
condiciones son menos favorables.

  • 7- Tiempo de exposición.

El tiempo de exposición depende de la naturaleza
del desinfectante, concentración, pH, temperatura y de la
población microbiana con sensibilidad variable al
desinfectante en cuestión. Este factor es uno de los mas
importantes en el proceso de la desinfección, pues si no
se respeta, aunque se mantengan los demás requisitos
pueden obtenerse resultados negativos.

  • 8- Cantidad de solución y número
    de aplicaciones.

Estos factores dependen del tipo y carácter del
material desinfectado, su limpieza, grado de rugosidad,
permeabilidad de la superficie y posición. Es necesario
tener presente también las características de los
microorganismos que se pretende destruir.

  • 9- Influencia del ambiente.

El ambiente donde se realiza el contacto del
desinfectante con el agente infeccioso determina en gran medida
si el microorganismo será eliminado por desinfectante. Los
factores ambientales más importantes que influyen en la
eficacia de la desinfección son: consistencia,
características de los materiales desinfectados , cantidad
de sustancias orgánicas e inorgánicas presentes, el
pH, la temperatura y la humedad, por ejemplo: los objetos de
madera difícilmente se desinfectan, y por el contrario en
los materiales de superficie dura existen diferentes condiciones
para lograr una buena efectividad del desinfectante, que depende
de la porosidad, hidrofilidad e hidrofobilidad. Cuando existe
mucha materia orgánica, el contacto entre el
microorganismo y el desinfectante se dificulta y la sustancia
suele debilitarse y hasta inactivarse. Algunas sustancias como
los preparados clorados poseen una mayor acción a pH bajos
y otras como los detergentes a pH elevados. Cuando la temperatura
ambiental es alta, generalmente los desinfectantes son más
efectivos; también una humedad relativamente favorece la
permeabilidad celular y por tanto la penetración del
desinfectante.

El hombre es el factor fundamental en la calidad de la
desinfección y su eficacia; por lo tanto, es sumamente
importante que el personal que realiza la desinfección
este calificado, posea conocimientos de todos los factores
enumerados anteriormente y tenga habilidades en las operaciones,
responsabilidad y conciencia de la importancia de su
trabajo.

Principales desinfectantes utilizados en la
desinfección de las unidades pecuarias.

Los principales desinfectantes utilizados son los
siguientes:

Formaldehido. Se puede utilizar en forma de
solución que contiene entre el 35 y 40 % del producto
activo, y en forma sólida (como paraformaldehido) con un
contenido de 97 a 99 % de sustancia activa. En forma natural al
desprenderse de la solución acuosa es un gas incoloro, de
olor característico e irritante, capaz de destruir las
mucosas de los ojos y de las vías respiratorias
superiores. En solución al 2 % de producto activo es
efectivo frente a las formas vegetativas bacterianas y la
mayoría de los virus y hongos. Las soluciones al 6 % de
producto activo son efectivas frente a las bacterias
esporogénas. En forma de gases se utiliza para la
desinfección de locales cerrados en combinación con
el permanganato de potasio (ver desinfección por gases
microbicidas, microbiología del aire). Para las
desinfecciones profilácticas en unidades porcinas se
permite su uso al 1 % con los animales dentro de las
instalaciones, los que serán asperjados en caso de poseer
ectoparásitos.

Sosa Cáustica. Se presenta en forma
sólida; es altamente corrosivo para los metales y tejidos
vivos. La sosa cáustica es muy activa en soluciones al 2 %
frente a la mayoría de las bacterias en fase vegetativa
(excepto las micobacterias y los virus). Para la
eliminación de bacterias esporulantes es necesario elevar
la concentración al 5 % con un tiempo de exposición
de cuatro horas.

Hidróxido de calcio. Denominado
también hidrato de cal o cal apagada. Es un polvo blanco,
alcalino de pH 12,4 en solución acuosa y se obtiene a
partir de la hidratación del óxido de calcio o cal
viva. Se recomienda su uso como desinfectante, por su efectividad
y bajo costo, siendo ampliamente usado en el campo de la
desinfección en muy diversas formas; pero su uso
fundamental es en forma de lechada de cal recién apagada
en concentraciones del 10 % al 20 %. En nuestras condiciones se
recomienda su uso al 15 %, pero fundamentalmente con el objetivo
de lograr el blanqueado de las instalaciones después de
ser desinfectadas con otras soluciones desinfectantes.

Experimentos realizados en otras condiciones han
demostrado su buena efectividad frente a: Escherichia coli,
Salmonellas, Klebsiella
y coliformes en general, Así
como ante Streptocosus y Staphylococcus.

Algunos autores consideran que adicionándolo a
los residuales de instalaciones pecuarias se obtienen buenos
resultados en su descontaminación debido a la
elevación del pH del residual en
cuestión.

Su marcado efecto bactericida perdurara aún
después de aplicada la lechada de cal. Diversos autores
demostraron que quince días después de aplicada, se
mantenía su efecto bactericida y el número de
microorganismos sobre las superficies era menor que el existente
sobre las no tratadas. Debido a esta propiedad se recomienda como
una medida de higiene adicional después de la limpieza y
desinfección profiláctica. Aunque se requiere doble
mano de obra que contribuye a elevar los costos de las labores de
limpieza y de desinfección.

Cloro. Se usa principalmente como saneador,
más que como desinfectante. Es comúnmente utilizado
para el tratamiento de aguas y en lechería. El hipoclorito
de sodio y el hipoclorito de calcio son las preparaciones
más frecuentes. También se usan algunos compuestos
orgánicos como cloramina, diclorodimetilhidantoína,
ácido dicloro o tricloro cianúrico. En general, se
caracterizan por tener una alta reactividad con la materia
orgánica, fuerte olor y, por ser del grupo de los
halógenos, son corrosivos. Tienen amplio
espectro

Germicida. Su mecanismo de acción consiste en
desnaturalizar las proteínas alternando los procesos
enzimáticos. A mayor acidez se obtiene mayor
efectividad.

Compuestos Órgano-Metálicos. Los
compuestos órgano-metálicos en uso hoy día,
son principalmente derivados del mercurio, plata o estaño.
En general, estos compuestos son considerados como agentes
bacteriostáticos y no deberá confiarse la
acción desinfectante del uso general en un
hospital.

El principal uso de los órgano-mercuriales
actualmente, es en antisépticos para aplicaciones
tópicas, pero es necesario advertir con respecto a este
uso, desde que Kearly informó en 1950 que los derivados de
los órgano-metales usados en antisepsia son
fácilmente neutralizados o inactivados por sustancias que
contienen sulfidrilos, normalmente presentes en los fluidos del
cuerpo y tejidos.

Los derivados órgano-mercuriales
comúnmente usados como antisépticos, son el
mertiolate, melaten y mercurocromo y otros utilizados como
preservadores industriales tales como el fenilmercurio o
piridilmercurio.

Compuestos Anfóteros. En 1952, un nuevo
grupo de agentes de superficie tenso activos con mayor peso
molecular que los aminoácidos, apareció en el campo
de los desinfectantes. Tiene características
anfóteras combinando acción detergente por su grupo
aniónico con acción bactericida por su mitad
catiónica. Debido a la estructura química, son
considerados como compuestos no inactivados por las
proteínas. Esa característica les da superioridad
sobre los compuestos cuaternarios de amonio, pero son inactivados
por jabones y detergentes aniónicos y no iónicos.
Son activos en presencia de suero y leche.

Yodo. Es el único elemento del grupo de
los halógenos que es sólido a temperatura ambiente.
Puede pasar espontáneamente del estado sólido a
vapor, sin pasar por la fase líquida. Es ligeramente
soluble en agua (un gramo de yodo en 300 ml de agua). Muy soluble
en solventes orgánicos como alcohol (un gramo en 13 ml), y
glicerina (un gramo en 80 ml) y libremente soluble en cloroformo,
tetracloruro de carbono, éter, ácido acético
glacial y propilenglicol.

El yodo es un elemento altamente reactivo, por lo cual
es muy buen germicida. La forma activa desinfectante del yodo es
la molécula I2, mediante dos mecanismos de acción
que incluyen la inactivación de algunas enzimas y la
coagulación de proteínas. El yodo elemental es uno
de los germicidas más potentes y de acción
más rápida. La solución 1:20.000 mata a la
mayoría de las bacterias en un minuto. Las esporas
bacterianas húmedas requieren unos 15 minutos, pero las
esporas secas pueden tardar horas en destruirse aunque las
concentraciones de yodo sean grandes.

Estas propiedades del yodo fueron aprovechadas con
propósitos antisépticos con el uso de la tintura de
yodo, que es una solución de yodo en alcohol al 2 % o al 7
%. En la piel, la tintura de yodo destruye el 90 % de las
bacterias en 90 segundos. El uso de esta sustancia se
limitó a la antisepsia de la piel sana, al tratamiento de
la epidermofitosis y se utilizó para desinfectar el agua
de bebida, especialmente para destruir amebas. También se
activó contra virus, hongos y protozoarios.

Como desinfectante verdadero, el yodo no se
utilizó anteriormente debido a algunos factores
limitantes: baja solubilidad, alta acción corrosiva sobre
metales, inactivación en presencia de materia
orgánica, inactivación en medio alcalino,
acción irritante que puede producir eritema y
vesiculación en las mucosas, por lo cual se ha utilizado
como revulsivante; también puede producir
sensibilización alérgica.

Combinación de productos desinfectantes.
En la actualidad son muchos los que reconocen las ventajas que
brinda realizar combinaciones de productos químicos para
efectuar desinfecciones. Diferentes autores obtuvieron mejores
resultados combinando productos desinfectantes que
usándolos por separado consideran que las ventajas de la
combinación se debe a su efecto sinérgico; con
acción mayor hasta cinco veces que cuando se usan los
desinfectantes por separado.

Cepero et al., Al estudiar cinco combinaciones de
soluciones microbicidas, alcanzaron buenos resultados; en
especial cuando el formaldehído formó parte de la
mezcla. Estos mismos autores plantean la superioridad de las
desinfecciones profilácticas de grandes centros porcinos
mediante combinaciones de productos desinfectantes.

Hurtado et al. Indican que mezclando el hidróxido
de sodio y el formaldehído, se eleva el pH y se obtiene
una efectividad mayor cinco veces frente a la Escherichis coli,
que usando solo uno de los dos productos.

En nuestras condiciones, Vera et al, comprobaron que la
mezcla de hidróxido de sodio al 3 % a temperatura ambiente
a razón de 1 L/m2, es eficaz frente a Mycobacterium
bovis
, mientras que cuando se usó el hidróxido
de sodio solo, no obtuvo efectividad hasta un 10 % de
concentración.

La efectividad de la lechada de cal en concentraciones
del 10 % al 20 % se puede aumentar mediante la adición de
otro producto desinfectante. La combinación de lechada de
cal con hidróxido de sodio al 2 % es recomendada como
beneficiosa.

Tablada et al., Consideran que añadiendo a una
solución de hidróxido de calcio al 20 %, cantidades
no precisadas de hidróxido de sodio o creolina se logra un
mejor desinfectante, ya que en el caso del hidróxido de
sodio se retarda la conversión a Co3Na2, al reaccionar con
el aire; lo que permite aumentar el tiempo de duración de
su acción. Además tiene la ventaja de permitir que
todas las superficies reciban la solución, pues de esta
forma quedan visibles las señales.

No obstante todas las ventajas planteadas, ninguno de
los autores consultados define las concentraciones y cantidades
adecuadas de hidróxido de calcio, hidróxido de
sodio o formaldehido, que deben combinarse para obtener la
efectividad deseada, y en los casaos en que se hace no hay
coincidencia entre ellos. Sería importante definir en
nuestras condiciones ambientales y de producción las
concentraciones y cantidades más apropiadas de los
principales desinfectantes usados; tomando en
consideración las ventajas que ofrece la
combinación de productos desinfectantes en el campo de la
desinfección veterinaria con relación a efectividad
y economía.

Nuevos productos desinfectantes. Antiguamente el
número de productos desinfectantes era reducido; pero ya
en la actualidad el rango es amplio. No obstante es necesario
valorar la efectividad de nuevos productos químicos,
comparándolos con productos establecidos en diferentes
tipos de condiciones.

Tablada et al., Señala que hasta el presente no
existe un producto desinfectante único en el que se
reúnan todos los requisitos necesarios para calificarlo
como ideal y destacan que cada día cobra mayor vigencia la
búsqueda y evaluación de nuevos agentes
desinfectantes.

En nuestro país se han introducido métodos
de investigación en la desinfección veterinaria,
con vista a obtener nuevos productos desinfectantes. A pesar de
existir algunas metodologías, los estudios realizados con
la búsqueda de nuevos desinfectantes no se han
desarrollado. Estos se reducen a valoraciones sobre posibles usos
de subproductos furánicos procedentes de la industria
azucarera en el campo de la desinfección como
desinfectantes químicos. En tal sentido, Cepero et al., y
Martínez et al., plantean sustancias denominadas G-0 Y
G-1, un buen efecto bactericida, aun usándolos en bajas
concentraciones frente al indicador coliformes; pero la
dificultad en la síntesis de estos productos
furánicos y las grandes cantidades necesarias en la
desinfección veterinaria atentan contra su
aplicación a gran escala en la
producción.

Consideramos oportuno señalar basado en lo
anteriormente expuesto, que es necesario desarrollar la
búsqueda y obtención de nuevos productos
desinfectantes, a partir de residuos industriales lo que
permitiría solucionar el déficit de productos
químicos, evitar importaciones así como las
afectaciones del ambiente; lo que en conjunto aportaría
grandes beneficios a nuestra economía.

Cenizas de carburo. Una alternativa para ser
empleado como desinfectante durante el proceso industrial de
obtención del gas etino (acetileno), a partir del carburo
de calcio, se produce grandes cantidades de un residuo denominado
cenizas de carburo, lodos de cal, cieno o cal residual. Este
residuo químico, de olor acetilénico y color
grisáceo, es producido en todas las fábricas del
país en grandes cantidades; creándose dificultades
con su disposición final al ambiente ya que afectan la
flora y fauna del lugar.

Estudios realizados por el departamento de desarrollo e
inversiones de la Empresa de Gases Industriales referentes a su
composición expresan los siguientes resultados:

Análisis base seca en porciento:

Monografias.com

Análisis de laboratorio
(composición).

Monografias.com

El análisis químico desde el punto de
vista cualitativo realizado en el Centro Nacional de
Investigaciones Científicas puso de manifiesto en su
composición los siguientes elementos:

Monografias.com

Debido a la necesidad de obtener nuevos productos
desinfectantes de satisfacer nuestra creciente demanda y a las
posibilidades que pueden brindar las cenizas de carburo en este
sentido; sería de gran utilidad su valoración como
desinfectante en el campo de la desinfección veterinaria,
por los grandes beneficios que pueda ofrecer.

González Romano et al., demostraron que con el
empleo del residual cenizas de carburo al 10 % de
concentración en desinfecciones profilácticas en
instalaciones porcinas son comparables a los que se lograron con
el hidróxido de sodio y el formaldehido.

Mecanismos de Acción de los Desinfectantes
Químicos.

Existen diversos mecanismos en virtud de los cuales los
agentes químicos lesionan las células bacterianas.
Entre éstos citamos:

  • 1) Destrucción de la célula o
    desintegración de su organización.

  • 2) Interferencia en la síntesis de
    proteínas y el crecimiento.

  • 3) Interferencia con la utilización de
    energía.

Algunos compuestos químicos como los aceites y
los alcoholes fuertes destruyen por completo la célula
bacteriana probablemente por acción hidráulica. La
enzima denominada lisozima puede destruir también la
célula por hidrólisis de la pared celular,
permitiendo la ruptura osmótica de la membrana celular
carente de sostén. Otros productos químicos pueden
provocar la muerte de la célula sin destruirla. A veces
conocemos parcialmente la acción de algunos de estos
agentes químicos, pero ignoramos la de otros.

Oxidación.

Los agentes oxidantes más fuertes que el
oxígeno molecular, tales como el peróxido de
hidrógeno, perborato sódico, y permanganato
potásico, son con frecuencia bactericidas. La
acción desinfectante del cloro parece depender por una
parte del oxígeno naciente liberado al combinarse el cloro
con el agua, y por otra, a la acción directa del cloro,
como agente oxidante, sobre el protoplasma de la
bacteria.

Coagulación Proteínica.

Se sabe que un buen número de productos
químicos coagulan las proteínas como por ejemplo,
las existentes en el protoplasma celular. La acción del
alcohol y del formaldehido depende seguramente de la
participación general de las proteínas, mientras
que algunos metales pesados parecen ejercer más influencia
sobre la actividad enzimática.

Pared Celular y Ruptura de la
Membrana.

El descenso de la tensión superficial del medio
en el cual permanecen las bacterias en suspensión lesiona
con frecuencia las células microbianas y en algunos casos
disuelve incluso las bacterias. El Diplococcus pneumoniae es
especialmente sensible a la lisis por disminución de la
tensión superficial. Los jabones, sales biliares,
hexilresorcinol y muchos detergentes aniónicos y
catiónicos disminuyen la tensión superficial. Las
bacterias intestinales, expuestas a la acción de la bilis,
resisten más a la destrucción por descenso de la
tensión superficial que otras muchas bacterias.
También afectan la función de la membrana celular
algunos compuestos químicos como el fenol y
cresoles.

Factores Físicos que afectan a los
desinfectantes.

De acuerdo a los estudios de Mocli (1995), Panalla y
coelho (1996). Entre los factores físicos que pueden tener
un marcado efecto sobre el comportamiento de los agentes
desinfectantes y saneadores podemos citar los
siguientes:

Temperatura. En la mayoría de los
desinfectantes, un aumento en la temperatura causa el
correspondiente aumento proporcional de actividad microbicida.
Sin embargo, en ciertos desinfectantes, como aquellos a base de
cloro o yodo, las temperaturas excesivas tienden a eliminar el
principio activo de la solución, las soluciones
desinfectantes y saneadoras basadas en cloro y yodo,
deberán-por esta razón-ser empleadas a temperaturas
por debajo de 42 C0.

Concentración de Iones Hidrógeno
(pH).
Algunos desinfectantes, como los yodóforos y la
mayoría de los agentes clorados, son más activos en
un medio de pH ácido que en uno alcalino. Los compuestos
de amonio cuaternarios por otro lado, operan más
efectivamente a pH alto que bajo, Los fenoles, aunque son
más efectivos como bactericidas en el rango ácido,
a menudo son más empleados a pH alto a causa de su
solubilidad.

Materia Orgánica. La presencia de materia
orgánica tal como heces, tierra, sangre, plumas, pus,
pelusas, camas, etc., tienden a proteger los microorganismos de
la acción microbicida de los desinfectantes
químicos. La materia orgánica también tiende
a inhibir y en algunos casos a inactivar ciertos tipos de agentes
desinfectantes. Algunos compuestos, sin embargo, son más
resistentes a los efectos inhibitorios de la materia
orgánica que otros. Los desinfectantes basados en el
alquitrán y ciertos fenoles sintéticos, por
ejemplo, son mucho más resistentes a los efectos
inactivantes de la materia orgánica que los agentes
clorados y los yodóforos. Los compuestos de amonio
cuaternario también son inactivados por ciertas formas de
residuos.

Si es posible, las superficies a ser desinfectadas
deberán ser cuidadosamente limpiadas para remover toda la
suciedad antes de la aplicación del agente
desinfectante.

Métodos de Pruebas de
desinfectantes.

El primero en crear un método de prueba de
desinfectante fue Roberto Koch, en 1881, y recién en 1903
Rideal y Walker en Inglaterra, desarrollaron un método
preciso y reproducible para determinar la actividad
germicida.

En 1911, Anderson y McClintick en los EE.UU.,
MODIFICARON EL TEST DE Rideal-Walker, y el procedimiento se
conoce como el método del laboratorio higiénico,
que fue ampliamente utilizado en los EE.UU. hasta el año
1927, en que Radish desarrolló una prueba en la que
combina los mejores rasgos de ambas.

Este método, que se conoce con el nombre de
"Prueba del coeficiente de Fenol", fue el método adoptado
por la USFDA para analizar desinfectantes en 1931, y fue adoptado
como prueba oficial de desinfectantes por la Association of
Official Agricultural Chemist, en 1950.

En 1953, Stuart y Col. Desarrollaron un test de
desinfección adicional conocido como el test de
confirmación de Dilución, con el propósito
de determinar si la dilución es de uso de un germicida
controlado por el coeficiente fenol (multiplicando el coeficiente
fenol por un factor de 20) era realmente eficaz para desinfectar
una superficie dura.

Hasta la creación de este test, todas las
reglamentaciones de control de germicidas en el comercio, se
basaba en el test del coeficiente fenol. En la actualidad se usa
el "Coeficiente Fenol y el Test de Confirmación de
Dilución".

El coeficiente de un desinfectante puede definirse como
la relación del poder germicida del desinfectante en
cuestión, comparado con el del fenol determinados en
condiciones físicas.

El valor numérico así calculado se llama
coeficiente de fenol y se supone que indica la proporción
en que el agente desconocido es mejor o peor germicida que el
fenol.

El coeficiente fenol de un desinfectante usado contra el
bacilo de la fiebre tifoidea, se calcula de la siguiente
manera:

Se divide la mayor dilución del desinfectante
capaz de destruir Salmonella typhi en 10 minutos (pero no en 5)
por la dilución de fenol que provoque esta
destrucción. Para no tener ideas falsas sobre
precisión del método, se calcula el coeficiente
hasta la primera décima, si es menor de 1, hasta el
próximo 0,2 si está entre1 y 5, hasta el
próximo 0,5 si está entre 5 y 10; finalmente, el
1,0 más cercano si esta entre 0 y 20.

El efecto de la materia orgánica extraña
sobre la potencia bactericida de un desinfectante es tomado
comúnmente en consideración efectuando la prueba
con materia orgánica añadida o sin ella.

Calculo del Coeficiente Fenol.

Monografias.com

Condiciones Ideales de un
Desinfectante.

Podemos definir como desinfectantes los agentes que
destruyen los microorganismos patógenos. El término
esterilizante sustituye muchas veces la designación
desinfectante, principalmente en la industria de alimentos en el
tratamiento del agua de bebida.

El desinfectante ideal debe reunir ciertas
características. Si un desinfectante determinado se acerca
a las condiciones del ideal, es útil para el empleo
general. Las características más importantes son
las siguientes:

Eficacia y Poder Germicida. Se refiere a la
actividad germicida en cantidad y calidad, lo cual significa que
el producto ideal debe ser activo contra toda la gama de agentes
infecciosos incluyendo las esporas bacterianas y fúngicas.
La acción debe estar caracterizada por ser rápida y
letal.

La capacidad germicida de un desinfectante suele
compararse con la del fenol frente a una bacteria (la Salmonella
typhi, agente productor de la fiebre tifoidea).

Estabilidad. Algunos desinfectantes en
condiciones de laboratorios se muestran muy eficaces, pero en la
práctica, la actividad germicida se ve disminuida por
factores como: materia orgánica, temperatura, aguas duras,
pH, y rápida descomposición.

Algunos desinfectantes más activos se combinan
con materia orgánica, formando compuestos insolubles y
precipitándose casi totalmente. Por ello, su actividad
puede disminuir rápidamente, hasta el punto de no ser
letal para los microorganismos.

Un producto ideal debe actuar eficazmente aún en
presencia de factores adversos y ello depende de sus condiciones
de fabricación y formulación.

Partes: 1, 2

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