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Meditaciones de un Poeta Tercermundista. Primera Parte




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2, 3

    Meditaciones de un Poeta
    Tercermundista

    Colección Letras Chilenas

    Editorial América

    © Mauricio Christian Uribe Herrera

    Inscripción Nº 121.559

    1ª edición

    I.S.B.N. Nº

    Ch861

    U76

    2001

    Uribe Herrera, Mauricio Christian 1968.-

    Meditaciones de un Poeta Tercermundista: 2001/
    Mauricio Christian Uribe Herrera.– 1ª ed. 158p. 27 cm.
    –Santiago, Chile: América, 2001(Colección Letras
    chilenas)

    I.S.B.N: Nº

    1.- Uribe Herrera, Mauricio Christian. I.-
    Poesías Chilenas. II.- Titulo

    Edición: X ejemplares

    Ilustración portada:

    Diseño gráfico: Mauricio Uribe

    Diseño

    Impreso: A mano

    Corrector de Prueba:

    Impreso en Chile / Printed in Chile

    Meditaciones

    de un Poeta
    Tercermundista

    Hermano Océano

    Un canto de amor quiero que brote de nuestros

    pechos,

    quiero que el mar acaricie nuestros cuerpos,

    tersas carnes como orquídeas salvajes,

    un mundo marino.

    El mar, oh, el mar, yo me resisto a tanta

    inmundicia

    que rodea nuestros sueños,

    soy el beso de un pez, el estallido de
    cuerpos

    salinos:

    olas, arenas, conchas de mar, seres
    minúsculos,

    un cosmos enorme embistiendo con fervor

    de vientos marinos:

    peces, estrellas de mar, figuras
    aterciopeladas:

    estoy vivo,

    este canto que roza nuestra piel

    es un canto de amor.

    Quiero que levantes la cabeza

    para que la espuma te santifique,

    soy el hermano de barriga salobre,

    estoy hecho de materiales marinos,

    un espejo oculto en el mar

    es el verso que reconstruye mi vida.

    Algas, ostras azules, pulpos fabulosamente

    carnales,

    yo estoy contigo, tú estás rodeado por mis
    brazos,

    esta tierra es mía,

    quiero morir abrasado

    por el fuego de tus aguas,

    quiero que mis cenizas estallen

    en todas las costas del continente.

    "Me canto a mí mismo

    porque yo soy el mar,

    el gran hermano océano".

    Mírame, soy extensión,

    mis pies un mundo,

    mi pecho una gaviota herida.

    Este canto es para ti,

    hermano.

    El mar, oh, el mar, yo no podría ser sino
    espuma,

    déjame tocar la cresta de las aguas,

    nada hay más espantoso

    que saberse océano

    en una tierra de sequedad.

    El mar, oh, el mar,

    estoy hecho a tu medida,

    quiero regresar a los orígenes

    y ser el mar,

    sólo el mar…

     

    Carta Mortuoria Para Un Poeta

    Sensacional

    Antonio me llamó anoche

    para que la muerte de su amante travesti

    celebráramos

    pero otro amigo suyo

    también homosexual

    quiso que los pájaros no
    llegaran.

    Alegrábase la orgía con versos
    inolvidables

    de Juvenal.

    Oyó cierto marica nuestros
    sueños.

    Compuso un libraco

    de mil quinientas páginas

    que tituló "La Biblia".

     

    Tus labios de paloma

    podría besar

    pero muy bien sabes

    que una demanda te pondría en los
    tribunales.

    El doctor Pene de Goma

    es tu padre.

    Cada vez que sueñas con Gabriela

    el caradura

    sonríe.

    Te podría jurar, Antonio,

    que la otra noche

    entre los pinos de Montparnasse

    mientras reías como yegua

    y a ese tierno joven besabas

    Pedro Lemebel

    el gay de Santiago más
    antiestético

    hacía votos de castidad

    pues no soporta ser manipulado

    por tan enorme poeta.

     

    Los chicos de hoy sólo quieren besarse entre
    sí.

    Estoy confundido un poco.

    Ese mocoso amante tuyo

    me llamó anoche por teléfono

    y me contó que viajaba a Londres.

    Espero que el sudaquismo recrudezca

    en esas tierras de importantes maricas

    para que a tan laureado poeta

    un puntapié en el culo le den

    y le hagan cumplir deudas telefónicas.

    No te sigo contando más,

    querido Antonio,

    pues acabo de recordar

    algo

    realmente importante.

     

    Oda A Santiago Ramera

    Santiago es un calamar que brota como ramera:

    calles, tumbas, semáforos,

    círculos irreales,

    mocosos ebrios como perros en leva.

    Santiago es un ciruelo que te habré de
    embutir

    cuando asistas perfectamente acicalado

    a una fiesta de monjes locos.

    Santiago es un subterráneo de cloacas
    mascando

    el clítoris

    para que niñas rubias

    hagan de nosotros

    las perfectas criaturas

    habitando el reino de Dios.

    Santiago ruge como buey.

    No hay contradicción en mis palabras.

    Moscas, ebrios, pacos, vendedores de
    maní,

    calles cagadas con caca de perros callejeros.

    Santiago es una vaca que resopla con su poto

    para que todas las moscas cohabiten

    bajo sus ancas de Gran Señora.

    ¡A cada imbécil, su propio
    país!

    Yo soy entre vosotros

    el súper hombre,

    aquél que Federico el Grande

    hizo con pompas de jabón.

    Estoy adjuntando un telegrama

    en la era de la lotería
    comunicacional.

    Estoy harto de correr tras los perros

    para saciar mi temperamento poético.

    Brinco, me hago cortar las tetas,

    vibro como un consolador
    electromagnético,

    domino el arte de sobrevivir,

    soy Mauricio Uribe,

    el único habitante

    dispuesto a sobrepoblar

    toda esta maldita gerencia

    de técnicos homosexuales…

    Santiago, oh, adorable Santiago,

    el asco en ti

    no es más que un puñado de
    gráficos de programas

    paratelestúpidos.

     

    Para Pertenecernos a la Consabida

    manutención del rating

    Me hayas tentado de patear la bandera

    y de comerme los testículos del cerdo

    que vaga con la insana tentación de
    lirismos

    culturales.

    Me llamas hijo de la temida barracuda

    vanguardia

    de los que odian y no proponen trastornos

    estomacales.

    ¡Yo no encendí el televisor!

    Eran nuestras mentes rebobinándose

    y maldiciendo la extraña mentira

    de ser

    un montón de viandas

    en esta malentendida comunidad radial.

    Yo no quise -o no pude-

    pertenecer a esta tribu de zánganos

    con las manos engarfiadas

    a los testículos de nuestro señor
    programador.

    Oh, Dios -Dios de nuestra teleaudiencia-

    vos mismo fuiste engendrado

    con la sabiduría de los teleclientes

    en esta seguridad de pertenecernos

    y de ser los futuros Mesías

    que depondrán las armas del zapping

    en la vastedad de las cadenas
    cinematográficas.

     

    Protoplasma Evangelista

    Me comprometo para que las pocas lunas

    que brotan entre los dedos de mis pies

    busquen lo que desde ahora

    habíamos olvidado desde siempre.

    Me comprometo para que percudas el
    ánimo

    de sólo estar muy solos:

    pervertidos

    por el dulce despertar de los instintos
    animales.

    Ocúpate de cada pellizcón

    desmiente y trata de equiparar

    el duro dame algo de ti…

    ¡No desmayes!

    Y sonreír y sollozar y maldecir el día de
    muertos

    y la mirada de sabandijas y los cuantos

    y los Einstein"s

    y procurar que tu madre te halle desnudo

    con tu vieja camarada de ensueños.

     

    Era Preciso que las Figuras de Barro

    Concentraran sus Cuerpos en Parir

    Me consagro con la vehemencia

    de cada parte de este sistema
    cósmico,

    cada lenguaje que deliran

    los inocentes en las batallas con la
    razón,

    cada límite que penetra entre los
    sobacos

    y las rudimentarias piedras del
    Pacífico

    Sur.

    Todos los presentes y los
    ausentes,

    los ancianos y las viejas

    endemoniadas

    y la inocente guagua que llora por la
    teta

    de su madre.

    Yo no estoy por la vida campestre o las sagradas

    escrituras.

    Puedes rodar boca abajo entre las
    madreselvas

    y rompernos el cuello y saltar de
    alegría

    y fumarnos un pito de marihuana

    y ser tremendamente libres.

    Puedes llevarte mi enagua

    y delirar con mi combustible.

    ¡Nunca te pediré
    explicaciones!

     

    Centesimus Annus

    Calla,

    destapa la olla con ademanes y bocas de
    perro,

    bocanadas de lágrimas, bum, bum, bum,

    delicada procesión de mártires,

    bum, bum, bum, morir,

    oh, Dios, morir, temblar, parar la pata,
    caer,

    brincar, morir,

    hacernos puré,

    tentar la zorra

    para penetrar neurálgicos

    la tan temida miseria humana.

    Calla,

    tócame el ombligo y besa mi cerebro,

    tiembla la pared,

    los aromas de puritanos proxenetas

    dispuestos a sancochar

    a este nuevo Jesús…

    el Nazareno.

    Ok, to me likes

    to lich the anus to the females,

    calla, imbécil, prometes indultar nuestro
    cielo

    navideño,

    prometes cinco mil pesebres de cristal,

    sonríe tic tac tic tac,

    sonríe tic tac tic tac,

    abre la tapa de tus sesos

    y desnúdate,

    bum bum bum bum, adiós, ok,
    adiós,

    to me likes

    your anus,

    anus centesimus annus.

     

    Vértigo

    Haría desollar mi piel

    como un neumático

    si pudiera desaparecer y penetrar

    el misterio.

    Grita mi nombre.

    Grita y aparéate como perro.

    Me llamo angustia

    y recorro el corazón humano.

    ¿No era acaso lo que tanto anhelabas?

    ¿No eran tus sueños más
    hostiles?

    ¡Ha llegado tu hora, amigo!

    ¿Y estás preparado?

    ¡Estoy cierto!

    ¡Huyes de ti mismo!

     

    Soy Partidario de Cambiar el Tiempo

    Moriré ahorcado con dolor de madre

    entre tanta catástrofe

    de pobres con la lengua apretada

    presintiendo esta demente manera

    de amarnos

    con las piernas hasta la médula

    y caer con mi amada esposa

    vulnerando la sopa de huevos

    con aquella insana mixtura

    que tantas veces hube de aprehender de ti,

    oh, Señor.

    Sábeme un poco perturbada

    y ruego que ayer

    hayas pateado este carromato

    de bebidas alcohólicas.

    Brindo por esta suerte de tragedia
    grecoafricana

    dando resuelles a los hermanos de un mierda

    continente

    que padeció por Poncio Curicao
    Pilatos.

    Toda paradoja invita a beber

    y provocarnos angustia

    y rememorar el día de evangelios

    y rezar a Dios

    por nuestras almas pecadoras.

    Y cada pizca de amor

    que admiras en mí,

    amada esposa,

    hábrasevisto rodando con las venas
    inflamadas

    de trementina.

    ¡Vasta ya!

    ¡Acabemos y sonriamos!

     

    Futuras Visiones de un Aeroplano

    en Llamas

    Máquinas con bragas y calzoncillos fétidos

    y un pene de goma que te relame

    el sombrero

    y te sangra la cruz.

    Y todo aquél que lleve bastón y cola de
    caballo

    podrá rodar para tumbarnos

    con las rodillas hasta la cintura

    y caer con la soga que te quiebra el cuello

    y la manera que brota entre los sobacos

    para que nunca más hallemos el sol

    con la cola de mico que padecen

    los hombres.

    Llénate de escamas y bésanos el marrueco

    del pantalón

    para que nunca más este mameluco
    vomitivo

    haga estallar figuras con silabario de
    espuma:

    bum bum bum

    matanza, puerca cachúmbala,

    ábrete de patas y defeca.

    Estoy con filamentos de ampolleta

    para continuar navegando

    mientras chillas y te caes de la cama.

    Cógeme y no huyas

    porque nada te mantendrá atado

    de pies a cabeza.

    Óyeme y no hagas pucheros con la vana

    incontinencia de un Dios

    que pudo transformar los componentes

    y los desniveles de un cosmos

    puramente insustancioso.

     

    Anteparaíso

    Tu lengua de Satán adolescente

    hace estallar los tacones que transforman

    el universo

    en tres trillones de bombas químicas.

    Tum tum bum bum entrecogen los campanarios

    fuego tormento

    tum tam bum bum el rompehuelgas de corneta

    ciberespacial

    combatiendo con su baba de Cenicienta

    hiperbólica

    penetrándonos hasta agolpar los causes

    de esta muralla

    para que más niños huyan

    con sus dolores de niño.

    ¡Yo los vi!… ¡Estuve
    allí!…

    Eran dos billones mil quinientos tentáculos

    bum bum bam bum

    trillones y trillones de micromilenios

    tuti fruti

    tortuosos quejidos entre colapsos
    hiperbólicos

    intentando penetrar el mundo

    en pos de un ideal

    llamado…

    «Situación dramática de los derechos
    anales».

     

    Cabeza con Cebolla
    vico-Militar

    Odiar el impulso de sobrepasar las nubes

    pringándonos el canto de un Dios

    que masticó papelitos navideños

    mientras el mundo salpicaba manzanas

    radioactivas

    please because mass murderer maniac

    homicidal adrenalina

    y la matanza que despluma Irak

    con la tribu de tiburones.

    Canario, canario fetichista,

    brotando con la manía de los
    clarividentes.

    Canario, canario fetichista,

    brotando con la manía de los
    teleclientes.

    Acércate, hijo mío, el 725
    ruega

    por nuestras almas pecadoras.

    Volar con la boca y los dientes odiando

    la cabeza con peluquín.

    Odiar la bota asesina de los young fellow

    que meten la daga de sus pequeñas

    anomalías guerreras

    en los Dagobertos y en los meollos

    de cada uno de nuestros pares
    subcutáneos.

    Canario, canario fetichista,

    brotando con la manía de los
    clarividentes.

    Canario, canario fetichista,

    brotando con la manía de los
    teleclientes.

    Acércate, hijo mío, el 725
    ruega

    por nuestras almas pecadoras.

     

    La Vaca que Parió mis Cuerdas
    Vocales

    Sutil bebedor de ajenjo, mi compañero de ocio

    masturbó el retrato
    hermenéutico

    de Dorian Gay.

    Ocúltate tras el moscardón, enorme
    trampolín

    político,

    debes tensar los coquimbanos en esta apertura

    cósmica.

    Sutil bebedor de ajenjo, era mi padre el malforme

    de Píndaro,

    llovía Satán la boca del lobo,

    boca románica, el santo erario de
    empalagoso

    aforismo.

    Venid a mí,

    venid y mead la cámara negra,

    haced meritorio el conducto anal,

    haced que nuestro padre predique la santa

    calentura

    crac… crac… crac…

    Para vos, hermano,

    comprometo estas ganas de profeta

    que mete su báculo en las cosas de
    Dios.

    Sutil bebedor de ajenjo, bebí el corpiño

    con la daga erecta,

    con mandíbula zorruda

    paralizando el fuelle de la luna de cinco

    hemisferios.

    Y te prometo aterrarme

    con esta blancura de poetas
    elegidos.

    Y grité y ardí.

    Y toda hipócrita te dije qué te
    amaba.

     

    Domadores de Prosapia con Procedimiento

    Mental

    Me hago dolor, manantial,

    contrafuerte de salvajes maneras,

    te llamo con alaridos,

    ruego, grito, me mato.

    Noé padece artritis

    con alternativos rezos de queso
    chantillí

    mientras el calamar de cinco martirios

    comunistas

    relame la cosa

    en esta infernal noche de hemisferios

    contrapuestos.

    ¡Zángano!,
    ¡hipócrita!,

    ¡arlequín de pollo parido

    en Ámsterdam!,

    brindis, hígado agorero,

    domadores de corazones de serpiente.

    Cada noche desarrollo una malformación

    cutánea.

    Me hago cuerpo y ruego por los hijos

    y los amantes de vuestras esposas.

    Para ti,

    el sol desconoce esta forma erguida,

    esta convulsión de poeta.

    Padecen los piojos el tren metálico

    rin… rin… run… run…

    la viola come tentáculos.

    Me agarro a la cruz

    domino el arte de predecir

    soy toda tuya…

    ¡ámame!

     

    Horrorosa Deuda Telefónica

    Dame golpes con el control
    tecnológico.

    Dame, oh, Todopoderoso,

    el batir de las Transnacionales,

    la genuflexión del Señor Obispo

    mientras el correo electrónico

    cacarea ciertas horrorosas mixturas

    de nuestra condición humana.

    Yo, todo pecador,

    artífice irresponsable de billones de
    pequeños

    deudores

    y de otras tantas historias de tiranillos
    golpistas

    me confieso pitutero

    y hasta cierto punto

    coimero.

    ¿Qué otro beneficio puedo esperar de
    vos,

    Padre Comercial?

    ¿Cabe preguntar el por qué de la
    naturaleza

    mítica

    de las transacciones monetarias?

    ¿Cabe señalar el por qué de mi
    deuda telefónica?

    Yo denuncio la ira de Dios,

    en pasquines,

    denuncio con la aduladora lengua del
    burócrata,

    pronuncio el sexto mandamiento

    en el abc de la economía.

    ¿Qué otro beneficio puedo esperar de
    vos,

    Padre Comercial?

     

    Salmos de Teleaudiencia

    Sobrevivo, oh, Señor,

    para darme el tumor que está
    despedazando

    mi organismo.

    Estoy perdido por no hallarme

    tras los ecos que imponen

    las grandes luces

    donde soy y no soy

    donde estás divagando con la luna

    que enturbia tu cuerpo

    de un azul brizno

    diariamente cansado de llevar las culpas

    y el sombrero de gran señor.

    Siéntate en el banco de los acusados.

    Siéntate

    y bebe un poco de amor.

    Únicamente yo tengo la cara de idiota

    que te pueda dar los buenos días

    y amar ¡amar! este maldito cielo azul.

    Duerme amor duerme no temas el eclipse

    de los dioses que dan de comer esperma

    de sus cirios.

    Duerme amor duerme no temas cada destello

    que padecen profetas

    o marineros.

    ¿Dónde dónde estás amado
    corazón?

    ¿Dónde dónde están tus
    tripas de Gran Señor?

    Yo soy el poeta que esperan los incrédulo

    después de la tan temida

    tanda de comerciales.

     

    Monólogo para Adelgazar

    Inmunidad Diplomática

    Inciso Castrense

    Un hombre (supuestamente imaginario)

    ahoga sus culpas en el Támesis.

    Un ángel (soporíficamente real)

    juega una partida de críquet.

    A continuación detallo fechorías
    ecuménicas:

    • 1. Exportación del derecho de
      asesinato.

    • 2. Asentamiento de métodos de
      tortura.

    • 3. Primacía del tirano sobre los
      derechos

    del niño.

    II) Inciso Venial

    Se compromete el inversionista

    a declarar nulidad jurídica (ya que el
    tiempo)

    como todo ente ficticio (carece de
    dinámica

    social).

    Sin más precedentes declaro:

    III ) Inciso Complementario:

    Se declara estado de sitio en caso de producirse

    fallo condenatorio.

    Véase historia del siglo veinte.

    Se despide atentamente

    Un desaparecido.

     

    Candilejas

    Un monstruo cabeza bovina

    inculpado de asesinato

    tuvo un sueño.

    Se vio a sí mismo como un hombre.

    Pensó que tendría que ocupar el
    tiempo

    entre el despertar

    y las noticias de la tarde.

    Supuso que anocheciendo

    el sueño acabaría.

    Dudó por un instante

    cuando descubrió

    que el mismo sueño

    se repetía al anochecer.

    Tuvo poco tiempo para sí.

    Casi nada para pensar.

    A veces intentaba ser feliz.

    Componía de memoria

    historias imaginarias

    donde era un horrendo monstruo

    de cabeza bovina.

    Esperaba largas horas

    intentando dar caza

    a unos prehistóricos seres

    que caminaban en dos patas.

    Seres ridículos

    que intentaban darle caza a él.

    Un día vino un príncipe

    y lo conminó a luchar

    cuerpo a cuerpo.

    Cuando hubo acabado

    muchos hombres le temieron

    pues el que había muerto

    era rey de reyes.

    La moraleja no existe

    como tampoco la justicia

    pues al poco tiempo

    sorprendieron al dragón durmiendo

    mientras le cortaban la cabeza

    soñó que era un estupendo

    animador

    en un mundo que carecía de
    sueños.

     

    Nomenclatura Fantasmal

    Caparazón de Chancho Acomodado

    El hombre fue parido, grité,
    ardí,

    me pellizqué para conceder estas ganas

    imperiosas de existir:

    el horror giraba entre hormigas que
    invadían

    cada fibra de nuestro cuerpo:

    eran cientos de millones de cadáveres

    que intentaban la revolución perpetua:

    la guerra, se decían, la guerra es el pan
    nuestro,

    el gran acontecimiento mundial.

    Quisieron pulpos que contenían mil años

    de evolución,

    quisieron pulverizar la vulva
    sintomática

    de una caracola:

    el océano multiplicó sus
    cuerpos,

    la tierra fue el manto que sumergió los
    sueños:

    pude distinguir

    entre ruinas

    a un niño que lloraba la
    pérdida

    de su marioneta de papel.

    Escribí los versos postreros

    que reconstruyeron su vida.

    Ése náufrago, ése minúsculo
    combatiente,

    habría las tumbas

    de tarde en tarde.

    Pude ver entonces cada sobrevivencia

    que nos impedía soñar.

    Eres culpable, sí, Señor,

    culpable de arrogancia, de cinismo e
    indolencia.

    Esperas, tan confortable,

    tan deliciosamente consumidor,

    el exterminio de nuestros sueños,

    como aquel soldado qué disparó

    y qué mató y qué
    degolló

    y qué maldijo nuestra condición de
    perros.

    Ése era yo,

    ése que mutilaban

    también era yo

    porque en cada lágrima que derramaron

    había algo de mí mismo.

    Pude y estoy seguro

    pudimos evitar tanto sufrimiento

    pero permanecimos en casa,

    calentitos,

    engordando como chanchos,

    seguros de una vida

    que tendría un principio

    y un espléndido final.

    Ciertas historias acaban dulcemente.

    ¡Esta no!

     

    Para que el Diluvio no Provoque tanta

    Animadversión

    El cobrador de impuestos,

    el tecnócrata,

    el que mastica números carentes de
    César

    Vallejo de Octavio Paz de Gonzalo

    Rojas de Mauricio Uribe

    es, como diría mi madre,

    un actor inconcluso,

    un síndrome de sombra que impone
    respeto.

    Sí, Señor, yo le conozco,

    sé que viene a mi casa a romper los
    vidrios,

    sé que me busca insistentemente

    para que le cancela una hora extra de vida.

    No hagas caso de él.

    ¿Qué haríamos entonces?

    Creo que valen los cantos del águila

    tanto

    como las cumbres del rating,

    tanto

    como para que cubras la tierra

    con largas colas de fuego.

    Sí, ¡qué vida!,

    me dice,

    esto sí qué vale su peso en
    oro,

    búscate un pituto adecuado,

    el mundo requiere de cambios
    pragmáticos,

    déjate de payasadas,

    el destino del hombre

    es la rutina de su buscapersonas
    infernal.

    Sí, Señor,

    no dejes nunca de darnos a la caza

    para que mantengamos tensos los nervios.

    Sé que somos faros

    como diría Rubén,

    faros llenos de deudas y marcapasos.

    Sé que para castigar traición

    das fama

    y fortuna…

    Gracias, Señor,

    gracias por los clavos y las heridas.

    Gracias por haberme roto la nariz

    y pateado las costillas.

     

    Megaovoide

    Tengo las tetas, el oído, la cabeza,

    el cerebro, las ganas, el todo,

    el antes y el después,

    cubierto, como diría Gonzalo,

    cubierto de querosén, de goma
    sintética,

    de hollín y de paradigmáticos
    mondadientes:

    el ser o el no ser, el estar o el no estar,

    el que dice nunca

    o el que pregona el caos retroactivo,

    el que destina cuarenta horas diarias

    en bendecir el contorno de las gomas

    sintéticas,

    aquellas que, vanamente, intentas chupetear.

    Quiubo, te digo, ¡el factor paleolítico

    neolítico!,

    ¡edad del bronce!,

    ¡era nuclear!

    Fue, como diría Bill Clinton,

    un rico mote con huesillos

    y el orgasmo que prevaricó la
    informática,

    el tiempo sin fronteras,

    la bujía toda poderosa

    que aullaba de éxtasis y
    confusión.

    ¿Acaso no fue?

    -¡Quién sabe!-

    el chino sapiente que dijo:

    "Nunca digas sí

    cuando quieras decir no".

    Yo sé que todo o casi todo es posible.

    Y que la palabra futuro es inabarcable.

    Yo sé que Mónica Lewinsky

    lo hizo

    porque era adicta al pico de oro.

    Yo sé que todo o casi todo es cierto.

    Y que cada extraterrestre que nos visita

    es parte fundamental

    de la reforma educativa.

    Lo dijo el santo televisor,

    sí, Señor,

    el grandioso megaovoide.

    ¡Cada lunático

    en su puesto laboral!

    Cada pústula de sexo oral

    para pertenecernos

    por los siglos de los siglos.

    Qué no te reconozcan,

    Señor,

    que no te pasen chancho por liebre.

    Qué nadie diga sí

    cuando quiera decir no.

     

    Amorosa Sensación

    Canto de Amor

    Saludo a los hombres

    con una cordial sonrisa.

    La vida es como un vendedor de
    frutas

    que descansa sus pies

    bajo las sombras de un
    árbol.

    Quiero abarcar aquello

    que para todos es evidente.

    El hortelano posee

    una vivienda indigna.

    Nada es extraño

    a mi sensibilidad.

    Soy el poeta de pies cansados.

    El prodigio de existir

    es, hasta en los más pobres,

    el prodigio de vivir.

    Secretas menudencias,

    opacos tranvías,

    locomotoras, sueños,

    objetos animados por un amor

    de hombre maduro.

    El gusano tiene cola de caballo.

    Tesoros, juegos infantiles,

    perceptibles manos

    acariciándose.

    Cada uno de nosotros

    es como el rostro

    de la mujer amada.

    Nada es extraño

    a mi sensibilidad.

    Soy el poeta de pies cansados.

     

    El Peregrino

    Un cabello de mi barba puede extender

    el mundo.

    Me someto a fuerzas
    incontrolables.

    Retengo este brote de angustia que adorna

    mi rostro.

    Mauricio Uribe somete su cuerpo

    a laberintos.

    Retozan los peces para que yo
    exista.

    El peregrino desnuda su túnica.

    Me acerco y beso sus pies.

    Brotan yerbas silvestres

    para que su cabeza aprisione mis labios.

    Sendos clavos rasgan la piel.

    Me observo en su iris

    y comprendo el significado

    de estas palabras.

    Un cabello de su barba es el universo.

    La paz duradera es el rostro del
    hermano.

    Le hago pasar a mi habitación.

    Estoy desnudo.

    Mi casa es un libro de páginas
    fantasmales.

    Me conmuevo porque su piel

    es transparente.

    Sus manos salpican follajes de antiguos

    mundos.

    Me sumerjo en su corazón

    para saciar esta sed de tiempo.

    Cristo desnuda su túnica

    para que pueda contemplar el mundo.

    Me estremezco

    pues sólo veo

    una casa de páginas fantasmales.

     

    Nocturno

    Cada océano es una tumba:

    tus ojos,

    un destello del alma,

    el cadáver de la infancia

    es un objeto animado por fuerzas interiores,

    contemplo el temor

    a la pérdida de los seres queridos.

    Cada árbol es una tumba,

    las hojas brotan como cabellos de mi barba,

    la muerte es un hermoso campo de amapolas,

    yo soy el néctar,

    ámame,

    la muerte es un gusano que devora la tierra,

    yo soy el gusano.

    Cada noche

    me lleno de un follaje

    que ensombrece la tierra.

    Oh, muerte, muerte, muerte,

    la tumba es un lamento

    extendiéndose en el vacío:

    cada uno de nosotros es un campo

    de amapolas:

    nuestras carnes pudren la madera.

    Oh, muerte, muerte, muerte,

    la vida es tan frágil

    como el batir de las alas de una mariposa.

     

    Réquiem

    Le tengo temor.

    Era un individuo infame.

    Mi más tierno deber me pedía.

    Y no pude negarle nada.

    Habrá accionado mi maniático
    instinto.

    Y le asesinaré.

    Hubo juicio.

    Y observándole jurar que era inocente

    tuve aquella extraña sensación

    y le amé intensamente.

    Iba acabando

    y le digo…

    No pudo oírme

    y ahí fui suya.

     

    Espíritu del Bosque

    Mi madre hechizó la noche

    para que yo durmiera

    el cuco fue la piedra

    con la que tejí una alfombra

    la imagen de mí mismo

    abarcó los secretos del árbol

    de cuyo material

    eran los sueños.

    Enumeré las fibras

    que atravesaban las hojas

    después de una lluvia

    tan inexacta

    como los recuerdos.

    El sol era un puñado de franjas

    grismarrón

    cuyo éxtasis era un niño

    que lloraba la pérdida

    de su barquito de papel.

    El secreto oval

    de una caravana de matices

    fue envolviéndome

    misteriosamente

    hasta que la tierra

    rompió en lamentos

    y el primer amor contuvo

    las maravillas de este mundo.

    Fue un encuentro furtivo

    casi fantasmal.

    Hundí mi boca en la almohada

    y besé los contornos

    del reflejo

    en la pared.

    Después vino el amor carnal

    el amor que cubre el cuerpo

    de un sabor inextinguible

    el único amor de la vida

    en cuyo acto amoroso

    el hombre conserva

    las esperanzas y las frustraciones

    las alegrías y las tristezas

    el tiempo y el dónde

    el cuándo y los porqués.

     

    Génesis

    Nací en la época de las flores

    la bella primavera de 1968.

    Nací para discutir

    para apuntar con el dedo

    para gritar y morder.

    Nací en la época de las flores

    la bella primavera de 1968.

    Fui el eco de una confrontación

    mundial

    el retazo de una bomba

    molotov.

    El viejito Pascuero fue el arquetipo

    clandestino

    el prototipo favorito

    del gran poder supraterrenal.

    No supe hasta donde fui mi propia imagen.

    No sé si la niebla o la
    depresión

    hicieron de los capullos

    sendas tarjetas de crédito

    de dudosa metafísica.

    Los nichos eran cálidos

    llenos de luces de neón.

    Estupendas doncellas artificiales

    sonreían a destajo.

    El Pato Lucas hizo de las suyas

    los Picapiedras incentivaron el consumo

    cada cual fue su propio esclavo

    el prototipo clandestino

    del gran poder supraterrenal.

    Sin darnos cuenta

    la robótica preñó nuestras
    conciencias

    de monstruos

    y psicodélicos extraterrestres.

    El planeta dependía de un súper
    héroe:

    uno americano

    y otro japonés.

    ¡Nunca de nosotros mismos!

    Un mal negocio

    para las cadenas cinematográficas.

     

    Reliquias de Claustro

    Aborto Espontáneo y Ritual de Fin de
    Mundo

    Infierno de voces perdurando

    indefinidamente

    mientras estamos saboreando

    el vasto panecillo

    que Dios salpica en nuestro
    rostro.

    Tanta confusión, pienso,

    me ha despertado el apetito.

    Poseo la verdad, me dices,

    poseo un escaparate

    con ampollas venenosas

    donde un niño

    aparentemente abortado

    espera el regreso de sus papis.

    Yo soy uno de ellos.

    Y permanezco feliz.

    Pues sólo tengo algunas
    monedas

    con que pagar la estampita

    de nuestra Señora de
    Lourdes.

    Sácame la cresta, si quieres,

    patéame las costillas,

    clava mis testículos a un insectario

    mientras Roberto Ormazábal

    desmenuza insectos

    en un sanatorio para neonatos
    videntes.

     

    Estirpe Judeocristiana

    Un trago de alcaloides

    para morirme benditamente.

    Tanto dolor

    creo que satisface curiosidades

    tan excéntricas

    como la de Walter Garif

    empecinado en sepultarme vivo.

    El mundo que yo profeso

    es un constructo mental

    como un cuchillo abstracto

    que te penetra el abdomen

    y te saca las tripas y te joroba el
    alma.

    Un constructo tan cierto

    que cuando olvidas tu
    sueños

    fornicas conmigo.

    Un trago de alcaloides

    para morirme benditamente.

    Tanta apatía reducida

    a un par de chips de
    informática.

    Quiero perderme en tu bosque onírico

    para que ciertas jaurías en
    celo

    gocen con este constructo
    mental.

    Un constructo tan cierto

    que cuando olvidas tu
    sueños

    fornicas conmigo.

     

    Canto de Amor para el Equino que Lleva

    tu Nombre

    Maestro panadero, de este siglo
    veinte,

    tan convulso como reaccionario,

    a ti, de seguro, tu señora no te
    mandaba

    por el pan del desayuno

    ni tu madre te daba de patadas en el
    rostro.

    Quiera Dios que puedas participar del rito

    que profetiza el paraíso

    donde ser impide no ser donde amar
    impide

    no amar.

    Quiera Dios que te niegues a ti
    mismo

    y que este diario de muerte
    extiéndase

    como un pantano

    y que te atrape y que te pudra y que te
    haga

    exclamar de rabia.

    Maestro seductor, poeta por
    antonomasia,

    de seguro, fuiste creado a imagen y
    semejanza

    del triunfador.

    Quiera Dios que conozcas de
    cerca

    la supervivencia

    para que tus panfletos
    líricos

    adquieran cierta categoría
    humana.

    Quiera Dios que el absorbente capitalismo

    que te rompe el cuello y te sangra el
    alma

    no te haga desollar el iris que te mete el
    dedo

    en el ano

    mientras el gran vidente de
    Sudamérica

    es nominado al Oscar.

    Maestro pastelero, de este siglo
    veinte,

    tan convulso como reaccionario,

    espero sinceramente que el horror te
    paralice

    las facciones

    cuando descubras que el tiempo

    como realidad concreta

    está subordinado al gusano que te
    mete el dedo

    en el culo.

     

    Embotamiento y Exaltación de la
    Vida

    El acto de amar es un inmenso santuario de locos

    videntes:

    el defecto paranoico que desolla el iris
    parido

    en la mazorca de Pepito Gabriel:

    el fantasmal claxon que provoca el pundonor

    de Kosovo de Tokio de Singapur

    de Malasia de Arkansas de Hiroshima

    de Kenzaburo Oé…

    El acto de amar, dije, es el deseo pos bomba

    atómica,

    el condenatorio crepúsculo de los
    perdedores,

    la divina calentura del poeta,

    su boca de leopardo,

    sus manos tersas,

    ciertos olores, ciertas arrugas,

    cierta fricción de la
    carne.

    El fin fue el milagro, lo poco de carisma,

    el éxtasis de una botella de
    champán,

    actos brutos de una cultura asesina,

    el milagro de vivir

    prepara misiles todopoderosos,

    el fin, como dijo mi padre,

    el fin es tuyo,

    nunca nuestro,

    el conector estalla

    irremisiblemente,

    estalla

    escupiendo pétalos

    avegrises.

    El catequista pudo amar para padecer el fuego

    que mutiló los ojos a María:

    el arcángel succiona la mierda

    para que el fin haga bum

    cuesta abajo

    inmisericorde.

    Fue un acto sexópata.

    Asqueante por naturaleza.

    Fueron mil horas de matanzas
    aerostáticas:

    ¡Matemática pura!

    ¡Balística premeditada!

    Colmenas de ordenadores consagrando

    el quinto elemento

    que John Matagorilas

    reconstruye

    despiadadamente.

    Yo te pregunto, oh, Yukio Mishima,

    ¿qué heredero legítimo de
    Dostoievski

    fue tan cruel o inhumano

    como para beber el estrógeno

    que parió Henry Miller

    entre hojalatas de cartón

    y las sonrisas del titiritero?

    Henry James, me contradije,

    un poco cansado,

    prematuro de genio,

    oblicuo y conspicuo.

    Fue el caos de la emoción

    que nunca rompió la carne.

    Aquel hecho fortuito,

    aquel diapasón patético,

    hizo estallar el quásar
    cilíndrico.

    Y la guerra fue bacteriológica,

    tribu contra tribu,

    padre contra hijo,

    madre contra pueblo.

    ¡Quítanos entonces

    el jolgorio mutilador!

    ¡Quítanos

    Partes: 1, 2, 3

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