Esta cabellera de espacios
figurados
es un torbellino que derriba
paredes.
Yo soy la hendidura en el espacio de tu
carne.
Tú eres aire,
aire,
sólo aire.
Noche de Amor
Cuando el amor es lluvia,
cuando el ladrido del perro es
vida,
cuando los charcos de lágrimas son
aire,
y la muerte un cubículo de ojos
azules
y de sonrisas distantes
y de pies cansados,
entonces
y sólo entonces,
la eternidad de tu cuerpo
existe más acá
de la exacta proporción de tus
pies.
Me gustan tus pies,
tan inmóviles,
silenciosos,
diminutos
y juguetones.
Para la mujer amada
las palabras "vacuas" del Santo
son destellos de hogueras
indecisas
en cuyo abstracto contenido
el tiempo carece de permanencia:
como si de pronto descubriera la
exacta
inmovilidad de tus pies,
extendiéndose,
en la transparencia de la
crisálida.
Yo soy la piel que crispa tu
corazón.
Tú eres la crisálida que mi
gusano devora.
Volvamos a resucitar
como en el principio del mundo.
Este torbellino de renacimiento
y de cuerpos en festín
es un espejo trizado
en cuya extensión
la curvatura del universo
existe más acá
de la exacta proporción de tus
pies.
Serafín y Poemas
Interpretes de las estrellas,
instantes remotos del ser,
un poco de sinceridad para nuestras
manos,
nada penetra más acá de la
carne,
giran hacia dentro
los locos sentimientos del alma,
las piedras son espejos,
más allá de ti
el hombre interpreta su soledad,
giran hacia dentro
los locos sentimientos del alma,
las piedras son espejos,
tu cuerpo de mujer, arcilla.
He de mirarme sin prisa,
bestia de acéfalos
contornos:
la pira de los sentidos,
naufragando,
el retorno de los amigos
como hogueras en el
crepúsculo,
piedras de capullo ancestral,
piedras de luna transparente,
el bebedor de
melancolías,
su cuerpo podrido,
¡cuerpo de cadáver!
Para morir:
la embriaguez de los enemigos,
para morir:
el canto de las ranas.
¿Dónde estuvo el
hombre?
-me pregunto.
¿Entre las
alimañas
conteniendo las piedras
de este paraíso
hipertrófico?
Lenguas de puercos prematuros,
el órfico
tentempié.
Muero de impaciencia
por poseer la verdad.
Nada soy porque nada eres.
Nada es eterno.
Ni Dios ni el mundo.
Ojos de Tormenta
Las viejas escrituras
de todos los tiempos
son como estas venas
en cuyo eco de lagarto
la encrucijada
de los restantes seres
de este planeta
deviene en un misterio.
Es nuestra propia figura,
su ángulo,
su bisectriz y su meridiano.
Tal vez más acá
de nuestro anhelo de
supervivencia
la piedra y el gusano
-custodios de nuestra última
morada-
contengan el poema
en cuya exégesis
el hombre existe
rodeado de planetas
y de estrellas y de soles
declinantes,
más allá de la tierra de los
condenados,
aquellos que, como
Sófocles,
fornicaron con su querida madre
entre los dioses y el abismo
más acá de la
tentación
que sucumbe a la vida vacua.
Estas formas son un hombre
o una mujer,
un niño
o un elefante:
como si de pronto
contemplara el reverso de tu
cuerpo
y descubriera
la contrapartida del mundo.
¿Existe, acaso,
realmente el mundo?
Pregunta jactanciosa
desde un punto de vista humano.
Para nosotros
el mundo significa
ángulo y recta
mientras el círculo
contenga
los límites de nuestras
desdichas.
Prefacio de Infierno
He muerto como un loco:
tantas veces me han matado:
tantas veces…
Expresión disonante: el fuego, el
colapso
del músculo:
la muerte contiene el pecado de la
muerte.
He muerto tantas veces:
infinidad de miles de veces.
¿Amor? ¿Qué es amor?
¡Lujuria!
Ah, lujuria…
Mis amigos trastornan sus mentes
cuando invoco "lujuria".
¿Qué es Dios?
¿Qué es muerte?
¡Prefacio de vida!
¿Exterminio?
¿Una pobre metáfora
para mentes analíticas?
¡El sexo de Dios! -repito como un
loco-
¿Qué es mi nombre?
¡Puerco infierno de vida!
Estos cuerpos aman con locura:
¡bestia amadora!, ¡bestia de
acéfalos contornos!
¿Qué es Dios? -me
pregunto.
¿Qué es sexo o
semen?
¿Qué es vulva o
falo?
Hay diferencias entre tú y
yo.
No hay respuestas
sólo llantos y
delectación…
(¿pecadora?)
¿Existe, acaso, el bien o el
mal?
Existe realmente, digo yo.
Con el éter y la sustancia
espiritual,
con los pechos prohibidos
y los escrotos inmorales.
¿Existe la vida…
"inmaculada"?
¿La vida supraterrenal?
Existe la muerte, realmente digo
yo.
Visiones desde el
Acantilado
Mi cuerpo es larvario
y los árboles,
extremidades;
brotando desde dentro,
brotando desde la periferia
entre racimos de abejas
en una noche estrellada;
cubriendo la tierra
con largas colas de fuego.
La imagen del árbol
es la imagen del poeta.
Nuestros dedos son espigas.
Nuestro cabello,
la región más
oscura
del universo.
Cada nostalgia, cada esperanza,
son las raíces del poeta;
brotando desde dentro,
brotando desde la periferia,
como si más allá
del roquerío de la vida
las figuras se curvaran,
una a una, superpuestas,
equilibradas solamente
por el batir de las alas de una
mariposa.
Carisma para un Hombre Libre
Me queman las angustias, me quema el fuego,
este dolor es alma nuestra, dolor nuestro,
sed infinita de cuerpos sudorosos, vigor
de vigilia.
Me arrodillo entonces
para escarbar las huellas
de un mañana apocalíptico:
el pan nuestro
es la sed de la hora declinante,
la sed del hombre,
el espécimen magnífico
que bufa, condenándonos:
gritad como cerdos,
gritad el nombre nuestro,
somos el asco
de los que odian la muerte:
penetremos el misterio entonces.
¿Hombre o bestia? ¿Agricultor o
parásito?
El fervor de los huesos persiste
horrendamente.
Agonizantes o mordidos de nostalgia.
Cubiertos de fango.
Agrestes.
Ricos o ruiseñor.
Esta muerte es nuestra muerte.
Mirad mis manos.
Tocad mis heridas.
Este cuerpo porfía por existir.
El más fuerte
sucumbe a las cadenas.
Vigor de la mente humana.
Vigor infinito.
Morimos hacia dentro.
Morimos estúpidamente.
Consumiéndonos como babosas
estériles.
Ya no tengo respuestas,
ni siquiera preguntas.
El poeta humano implora
la salvación del mundo…
¡Por obra y gracia del espíritu
santo!
estoy impedido de ser.
¡Por obra y gracia del espíritu
santo!
la desdicha se cierne
sobre nuestras cabezas.
¿Por qué envilecernos y
prostituirnos
por unos cuantos centavos?
Tan abstracta es nuestra vida,
como abstracto, el infierno.
Aúllo de tristeza entonces.
La tristeza clásica del demente.
No pido más que unas cuantas caricias
para mis dolores humanos.
¿Qué más puedo pedir?
No tengo respuestas.
Sólo quejidos y voces nocturnas.
Otra circunstancia es la vida del santo.
¡La del poeta célebre!
Yo apenas vivo ¡tu vida!
La del hombre común y corriente.
Nada de lirismos ni de posturas
intelectuales.
Los cisnes han muerto.
La fría razón pedagógica
los degolló.
A
A Puesto mi Vida por Nombrarte
80
Aborto Espontáneo y Ritual de Fin
de Mundo 45
Amado Esposo 123
Anagrama de Compromiso Humano
59
Anteparaíso 18
Autorretrato 108
B
Balada del Alcohólico
125
Bracero y Clarividencias
101
C
Caballero Negro con Flores negras
96
Cabeza con Cebolla
Cívico-Militar 19
Canción para Recordar
82
Canción para una Dama Decente
87
Candilejas 26
Cántico de Trastienda
128
Canto Cósmico 132
Canto de Amor 36
Canto de Amor para el Equino que Lleva
tu Nombre 47
Caparazón de Chancho
Acomodado 29
Carisma para un Hombre Libre
141
Carta Mortuoria Para Un Poeta
Sensacional 7
Centesimus Annus 14
Criaturas Humanas 99
Cuando el Cuerpo Abandona los Placeres
Carnales 61
D
Domadores de Prosapia con Procedimiento
Mental 21
E
El Espíritu del Bosque
40
El Macho que Penetra el Óvulo y
Fecunda la Vida 62
El Peregrino 37
Elegía al Poeta Abu Nuwas
121
Embotamiento y Exaltación de la
Vida 49
Enhorabuena 56
Epopeya con Variaciones Humanas
75
Epopeya del Buen Marido
110
Era Preciso que las Figuras de Barro
Concentraran sus Cuerpos en Parir 13
Estirpe Judeocristiana 46
Exterminio 89
F
Fin de Mundo 94
Futuras Visiones de un Aeroplano en
Llamas 17
G
Génesis 42
Génesis para un Diario de
Vida 64
H
Hermano Océano 5
Himno a la Mujer 76
Horrorosa Deuda Telefónica
22
I
Impura Muerte y Placeres Carnales
105
Indecencia Religiosa 124
Inmunidad diplomática
25
L
La Vaca que Parió mis Cuerdas
Vocales 20
La Vida es Hermosa 69
Labios de Mujer Carnosa
74
M
Materialidad Galáctica
70
Meditaciones 117
Megaovoide 33
Muchacha con Sombrero 84
N
Noche de Amor 133
Nocturno 38
Noticiero 92
O
Oda A Santiago Ramera 9
Ojos de Tormenta 137
P
Para el Adiós de los Cuerpos que
Gozan Espléndidamente 72
Para Pertenecernos a la Consabida
Manutención del Rating 11
Para que el Diluvio no Provoque tanta
Animadversión 31
Pesadilla y un Cliché
Familiar 103
Prefacio de Infierno 139
Protoplasma Evangelista 12
Puedo Penetrar la Llanura Misteriosa
57
R
Recogimiento 53
Renunciación 113
Réquiem 39
Responso 126
Retorno y Ascensión a la
Democracia 106
S
Salmos 129
Salmos de Teleaudiencia
23
Serafín y Poemas
135
Serenata y Canción de Amor
85
Soy Partidario de Cambiar el Tiempo
16
Sueño Ardiente 119
T
Tetralogía de la Ebriedad
115
U
Un Fruto Gustoso de Condimentar
67
V
Vértigo 15
Vidas Intimas Sueños de Amor
79
Visiones desde el Acantilado
140
Autor:
Mauricio Uribe
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