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Bajo el mismo cielo (Novela) (página 6)




Enviado por Ernest Brandy



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

_Hacemos algo que quizás sea la clave.

_¿Qué cosa, Zulema?

_El se siente joven como si estuviera en los cuarenta.
En su mente reina esa idea. Yo actúo muchas veces con
él como si fuera una adolescente soñadora. Todo lo
hacemos con mucho entusiasmo.

_¿Crees en verdad que esa es una buena
solución, Zulema?

_Si, mi niña. La vida me lo ha
demostrado.

Zulema hablaba y Charito podía leer en sus ojos
la sinceridad y profundidad en todo lo que
decía.

Richard salió del baño y fue a la cama. Al
instante estaba dormido. La charla entre ambas
continuó.

_ ¿Y tu novio? Por fin…

_He dicho que rompimos, pero en realidad nos vemos a
escondidas por ahí. El está muy enamorado de mi y
nos queremos pero por su posición y la
mía…

_Charito, esa relación puede perjudicarlo a
él y a su padre. El aspira a estudiar en una escuela
militar y su padre es un alto oficial. Tú te vas del
país. Tu familia lo hará muy pronto. Se que es muy
duro, pero eso puede echar a perder las cosas. Nosotras tenemos
que irnos. Tus padres…

Charito interrumpió.

_ ¿Mis padres?

_Bueno es como si lo fueran. Han hecho ese
papel.

En el rostro de Charito apareció la tristeza. Por
instantes su rostro estuvo inexpresivo.

_En estos tiempos tu historia no es única. Eso no
determina la verdadera esencia de la vida.

Con voz apacible y hondo pesar dijo algo que hizo sentir
mal a Zulema.

_A veces pienso que nunca tendré a mi verdadera
familia.

_No digas eso. Tu familia somos nosotros. Tienes una
madre natural que algún día encontraremos. Y tienes
a los que te criaron como si hubieras sido hija de
ellos.

_Esto es duro para mí. Ahora tengo la meta de
encontrar a mi madre donde quiera que esté. Tú me
ayudarás.

_! Claro, hija!

Lo dijo y se acercó a Charito abrazándola.
Los ojos de la bailarina se humedecieron.

_Tengo también el dilema de Iván en mi
mente. Estará siempre en mi corazón por muchas
razones, pero tienes razón…habrá que
terminar. Aunque…

Zulema vio en los ojos de Charito que ocultaba algo muy
importante.

_¿De qué se trata? Ten confianza en
mí.

_Mejor dejemos eso así.

_Charito, confía en mi.

_Voy a confiar en ti. Esto solo lo sabemos Iván y
yo.

Se quedó unos instantes en silencio. Zulema la
notó nerviosa.

_Me entregué a él.

Zulema se estremeció. La miró sorprendida.
Eso no lo esperaba. Había lágrimas en los ojos de
Charito.

_!Charito! ¿Qué haz hecho?
¿Cómo fue?

_El me enseñó muchas cosas. Con el
conocí la sensación de los besos. La verdadera cara
del amor. Salimos en el carro de su padre y nos fuimos para la
playa, Allí, en una cabaña, nos desnudamos y no
pudimos controlarnos.

_Me lo imagino.

Charito dejó de lagrimear y ahora hablaba pausado
y en su rostro se reflejaba que no había arrepentimiento
alguno por lo que había hecho con su novio
Iván.

_Se volvió como loco cuando me vio desnuda. Yo
también. Me hizo sentir sensaciones que me nublaron los
sentidos y perdí totalmente el control de mi misma. Me
dejé hacer todo lo que quiso.

_Si tu padre se entera de esto…

_Te pido de todo corazón que no se lo digas. Esto
debe quedar entre tú y yo, Zulema.
Prométemelo.

Zulema se quedó pensando unos
instantes.

_Te lo prometo. Es mejor no estropearle a Richard estos
pocos días que va a estar con nosotras.
¿Cuándo fue eso?

_Hace dos semanas más o menos.

_Me preocupas que hayas quedado embarazada,
Charito.

_No te preocupes, ya tuve la menstruación. El me
dijo que se quiere casar conmigo pero tú sabes que eso
ahora no puede ser. Iván está loco por mí.
Te lo aseguro.

_Bueno ahora no debes seguir haciéndolo. Cuando
tus padres se vayan tenemos que concentrarnos en otras cosas muy
importantes. En cuanto a tus relaciones a escondidas con ese
muchacho debes terminarlas. Luego te diré lo que vamos a
hacer.

_Una idea revoletea en mi cabeza, pero se que eso es un
imposible.

Zulema la miró intrigada.

_¿Qué estás pensando?

_No; para qué, eso no puede ser nunca.

_Pero dímelo, Charito.

_Yo estaba pensando que a lo mejor un día
él pueda irse también. Mejor no me hago
ilusiones.

_Nada es imposible. A lo mejor él cambia de idea.
Otros más grandes que él han torcido el rumbo en
este país. El todavía es un joven y no tiene esa
solidez de conciencia que tiene su padre. En la vida y en la
política todo es posible, muchacha._las palabras de Zulema
encerraban verdades pero también aliento.

_Dejémoselo a Dios, Zulema. No todo para mi va a
ser problemas y más problemas.

_Bueno ve y acuéstate con tu papá. Yo
dormiré en el segundo cuarto. Mañana temprano te
vas con él y después nos veremos para salir por
ahí. A lo mejor te llevo a los estudios de la
televisión.

_Me gustaría, nunca he visto un estudio de esos.
Bueno, me voy a la cama ya que tengo un poco de
sueño.

Charito salió rumbo a la habitación donde
dormía Richard y Zulema fue hasta la cocina para fregar
algunas vasijas. Por entre las tablillas de la persiana observaba
el fragmentado paisaje nocturno de la adormitada ciudad
bañada por una espléndida luna llena que amalgamaba
luz y sombras e intentaba deshacer penumbras.

10

Es la primavera del 77. Hacía tres años
que la familia de Charito se había marchado a los Estados
Unidos y todavía los trámites para que Zulema y
ella se fueran estaban en marcha sin aparente resultados
inmediatos.

En Miami, Richard vivía de la renta de unos
apartamentos y una clínica que tenía en Miami.
Recién llegados, Cristina se fue a vivir con su hermano
Armando, él cowboy de la familia, en Texas. Después
se fue para Atlanta. Ellos llamaban frecuentemente a Charito y
Richard lo hacía semanalmente con ambas.

La bailarina, devenida en coreógrafa, dejó
de trabajar en la televisión debido a varios problemas que
tuvo con quienes dirigían esa actividad. El motivo fue su
manera de pensar y su pronta salida del país. La madre de
Zulema hacía dos años que había fallecido en
los Estados Unidos a causa de un infarto cardíaco. Zulema
vendió el apartamento donde vivía y se fue a vivir
con Charito, que estaba acompañada por Alicia.
Mónica, hija de Richard, se marchó para Santiago de
Cuba con su pareja; una compañera de trabajo con la que,
según ella, era muy feliz.

En la primavera del 77; con sus fuertes aguaceros, sus
truenos y relámpagos y su calidez, la vida
económica y política del país marchaba como
siempre: mucho trabajo, escaceses, disidencias notables, y la
acostumbrada polémica entre los americanos y Cuba; aunque
en ese período, _ cuando gobernaba los Estados Unidos el
Presidente Cárter_ había menguado la guerrita entre
el gato y el ratón.

La situación económica era dura y
difícil. Miles de cubanos se iban clandestinamente en
balsas para los Estados Unidos. Otros legalmente, porque los
trámites para viajar a los Estados Unidos eran tediosos y
dilatados.

La corrupción, los desvíos de recursos y
el bandidaje con que muchos administrativos inescrupulosos
actuaban en el escenario económico y comercial; el
derroche y la fanfarronería, le hacían mas
daño al país que los propios
norteamericanos.

Cárter recién había llegado a la
Casa Blanca por cinco años, Fidel llevaba dieciocho.
Carter prometió enfriar un poco las controversias entre
Cuba y Estados Unidos. Muy poco se logró. Las amenazas y
los desafíos continuaron.

Los meses pasaron y los días invernales de
diciembre llegaron. El día 15 Charito cumplió sus
19 años. Era toda una mujer. Sus relaciones con
Iván habían terminado. Zulema, por su parte, estaba
enfrascada en los trámites para irse junto con ella y
encontrarse con Richard.

Los estados místicos en la muchacha continuaron,
aunque menos frecuentes. Charito continuó escuchando en su
mente las palabras de quien ella un día, en su infancia,
bautizara como su "Príncipe".

Las imágenes repentinas que veía en las
espaldas de las personas a manera de premonición eran cada
vez menos frecuentes, aunque solían ocurrir cuando ella
menos se lo esperaba. Charito le rogaba a su virgen de la Caridad
del Cobre y a Dios que aquello terminara, pues había
notado que cuando sucedían aquellas cosas se ponía
muy mal. Realmente ya no lo deseaba.

Esa tarde ella y Zulema visitaron a Sara, la Mora, amiga
íntima de Cristina y Richard; y desde hacía
alrededor de un año de Zulema.

Desde el primer momento Sara había simpatizado
con la bailarina. Cuando se reunían hablaban sobre
Richard, la familia y recordaban el pasado. Sara andaba por los
sesenta y cuatro años. A pesar de eso, su figura atractiva
se mantenía y su carácter jovial y jaranero era el
mismo. Quería mucho a Charito. Su hermano Esteban, que se
había hecho cargo de los negocios de su padre,
había muerto del corazón hacía tres
años. Como costurera era muy buena y de eso
vivía.

_! Que dolor tengo en las piernas, Zulema! Hoy he
caminado no se cuantas cuadras._dijo la Mora sobándose una
de sus piernas.

_Tía, ya tú tienes sesenta y cuatro
años y no debes caminar tanto.

_Si Charito, pero es que tengo clientas que viven lejos
y además uno tiene que salir a guapear la comida, mi
vida.

La Mora se quedó unos instantes pensativa
mirándola.

_¿Por qué me miras así? ¿Ha
pasado algo?

_No te voy a andar con muchos rodeos. Ayer me
sucedió algo que me tiene preocupada. Te iba a llamar por
teléfono pero no he tenido tiempo para nada._hizo un breve
silencio y continuó sobándose su pierna
derecha.

Zulema la miraba atenta y en su rostro se notaba cierta
curiosidad.

_Pero acaba de decirme, tía.

_¿Ves ese vestidito corto que está sobre
la máquina de coser?

Lo decía e indicaba con el índice derecho.
Charito lo tomó en sus manos y lo
examinó.

_Está muy bonito.

Zulema observaba a ambas.

_Cuando esa muchacha vino a traerme la tela para que se
lo hiciera yo me quedé muerta. Cuando tocó:
abrí la puerta, la besé y usé una jarana con
ella pensando que eras tú Charito.

Con el entrecejo arrugado Zulema intervino.

_ ¿Y se parecían tanto, Sara?

_Es idéntica a Charito. Ni que fueran gemelas. La
misma estatura; la misma cara, los mismos modales, aunque es mas
expresiva que tú Charito y sobre todo, lo más
terrible…

Charito estaba ansiosa.

_¿Qué cosa, tía?

_Cuando le miré la frente y vi el lunar que
tiene, me horroricé. ¡Tiene tú mismo
lunar!

Zulema y Charito se estremecieron. Tantas similitudes no
podían ser casuales. Charito cerró sus ojos y por
unos instantes se quedó petrificada, no sabía
qué decir, algo le decía que aquella muchacha
podía ser hermana suya y además gemela con ella.
Zulema respiró profundo dos o tres veces y no
esperó para preguntar.

_¿Quién es esa muchacha y donde vive,
Sara?

_Creo que vive en Lawton.

_¿Cual es su nombre?_preguntó
Charito.

_Bueno, alcánzame esa libreta que está
sobre la mesa. Ahí están anotados todos los nombres
de mis clientes.

Charito le alcanzó la libreta, la hojeó y
encontró la hoja donde estaba anotado el nombre de la
misma las medidas de su cuerpo.

_Mira es este. Se llama Vitia. O por lo menos fue el
nombre que ella me dijo.

_ ¿Y la dirección?_preguntó
Zulema.

_No, solamente escribí como dirección
Lawton. Estuvimos conversando y me dijo que era hija de un
artesano que vendía sus obras de artesanales en la
Catedral. Su padre parece que tiene mucho dinero porque andaba
bien vestida y con ella vino un hombre de unos treinta
años. No pude saber si era novio, marido o familia.
Andaban en un carro americano de color negro.

Cuando Sara habló del padre de la muchacha
nombrada Vitia, Zulema pensó que podía ser el padre
de Charito, si fueran hermanas, pero Charito no pensaba igual.
Algo le decía que no, que ese hombre no era su padre.
Estaba segura que el artesano no era su padre, pero no estaba
segura que Vitia fuera su hermana.

_Lo que no me explico es cómo es posible que no
te dijera la dirección exacta donde vive._comentó
Charito.

_Bueno, cuando conversó conmigo, ella dijo que
era en la calle catorce, si mi memoria no me falla. Algo
así como que su casa estaba…entre B y C o
entre… no, no recuerdo bien._dijo Sara haciendo
mímicas.

_Sara, tengo que encontrar esa muchacha. Cuando venga a
buscar el trabajo que le hiciste, me llamas. No le comentes nada
del asunto._Le indicó Zulema.

_Si, tía. Nos llamas enseguida.

Estuvieron en casa de Sara, la Mora, hasta por la noche.
Sara las invitó a comer, lo hicieron y luego se
fueron.

Pasaron tres, cuatro días y la muchacha nombrada
Vitia no había ido a recoger las costuras que Sara le
había hecho. Todos los días Zulema la llamaba para
saber de la misma infructuosamente.

Con los pocos datos ofrecidos por la Mora, Zulema fue
hasta Lawton para averiguar el paradero de la tal Vitia. Eso no
era difícil en este país donde todos los ciudadanos
están relacionados en múltiples lugares. En Calle
14 llegó a una bodega y le preguntó al
administrador si allí compraba alguna persona con ese
nombre y no dio en el blanco. Luego fue hasta otra. Uno de los
dependientes le dijo que si, que allí compraba Vitia, ya
que estaba en la relación de consumidores que ellos
tenían. Ella inventó una excusa que el dependiente
creyó, y éste le dio la dirección, no sin
antes éste mirarla varias veces de arriba abajo y elogiar
su cuerpo.

Zulema se encaminó al lugar. Se detuvo en el
número indicado de la casa. Era una buena casa de
mampostería y placa; enrejada en puertas y ventanas de
marcos de aluminio y cristal, un garaje al costado. La misma
estaba cercada por columnas de mampostería y mayas
metálicas. A simple vista, el inmueble indicaba que su
dueño era un hombre de mucho dinero; o por lo menos de
muchos negocios, porque en este país un simple obrero ni
en sueños podía tener una casa igual.

La casa de al lado era de arquitectura colonial con
arcadas en las paredes enmohecidas, balaustres en todas las
puertas y ventanas y una verja de hierro a la entrada. La puerta
principal era alta, de dos piezas, con una estrecha ventana en el
centro de una de las piezas donde estaba asomada una anciana de
unos setenta y cinco años; de pelo cano y rostro enjuto
que desde hacía ratos la observaba.

Zulema la ve y entonces le pregunta:

_ ¿Señora, hay alguien es esta
casa?

_No. Salieron desde hace tres o cuatro
días.

Dijo la anciana y abrió la puerta. Luego
salió al amplio portal. Vestía un largo vestido
blanco que cubría su cuerpo delgado. Al parecer guardaba
luto por algún familiar fallecido.

__¿Eres familia de Enrique o
Ángela?_preguntó la anciana recostada a la
verja.

Zulema intuyó que fueran los padres de la
muchacha.

_No. Simplemente deseo ver a Vitia.

_Anda con ellos.

Zulema notó que la anciana la examinaba
atentamente. A pesar de todo, , la anciana no mostraba
desconfianza.

_ ¿Usted no sabe cuando regresan?

_Ni siquiera se por donde andan. Siempre que salen, mi
ahijada Vitia me dice dónde van, pero esta vez
no.

A Zulema le llamó mucho la atención lo de
"Ahijada". La anciana sacó un manojo de llaves de uno de
los bolsillos de su vestido y con una de ella abrió el
candado de la verja la abrió.

_Pasa, me inspiras confianza.

_Gracias.

La anciana marchó delante y entraron en la amplia
sala de la casa antigua donde todo estaba acomodado y adornado
impecablemente. La sala la componía un juego de muebles de
madera y mimbre antiguo. En las paredes, fotos de familiares y
cuadros de paisajes cubanos de valiosa factura. En una de las
esquinas un televisor General Electric en blanco y negro que aun
funcionaba y en la otra un radio RCA. Victor. Dos muros de madera
dividían la sala del comedor, y sobre los mismos
había plantas ornamentales en diferentes tiestos. En el
comedor había una amplia mesa circular con cuatro sillas
coloniales; una vitrina de madera y cristal llena de copas de
cristal de Bacará, lujosos vasos, una bien surtida vajilla
y otros objetos de plata como cuchillos, cucharas, tenedores etc.
En un costado de la sala había una amplia biblioteca. A
pesar de lo radiante de la mañana, en el interior de la
casa había cierta oscuridad. Tuvo, momentáneamente,
la impresión de que estaba en una de esas viejas casas
donde habitan fantasmas o se arrastran cadenas a medianoche. Poco
después pudo comprobar que no era así,

_Pero, siéntate…

_Zulema, me llamo Zulema._dijo y se sentó en unos
de los amplios y cómodos balances.

_Ni nombre es Isabel, pero todos me dicen Chela.
Así que tú me llamas Chela.

Ambas sonrieron. Chela era jovial, de muy buen
carácter y en su rostro, a pesar de la edad, no imperaban
las arrugas. Sus ojos grises, su andar lento, pero gracioso y su
cuerpo delgado pero aun bien formado indicaban que en sus
años de juventud debió ser una mujer muy
hermosa.

_Zulema, si quieres hago un poquito de
café.

_No, no se moleste. No soy muy tomadora de
café.

_Bueno, pues te traigo un refresco.

_Está bien. Hace calor.

Chela fue hasta el refrigerador sacó un refresco
lo vertió en un vaso y se lo trajo. Zulema tomó una
parte del líquido.

_Sabes una cosa, yo te he visto en alguna parte. No
se…tu rostro me es conocido Zulema.

_Bueno quizás en la televisión. Soy
bailarina pero ahora coreógrafa.

_! Ahhh! Yo sabía. Te he visto no se si en una
entrevista o algo así. Bueno, pues mira si el mundo es
chiquito, somos colegas._Dijo Chela sonriendo.

Zulema se tomó el resto del refresco y puso el
baso sobre una mesita de centro que había en la
sala.

_ ¿Usted, fue artista?

_Fui de todo un poco. Cuando se es de todo, uno no se
especializa en nada. Mi historia es larga. Mi esposo era
ingeniero eléctrico y fue uno de los que instaló
los equipos y la red de alumbrado en Radiócentro cuando
los Mestres fundaron la televisión. Goar Mestre, uno de
los propietarios, fue muy buen amigo nuestro. Muchas de las
grandes figuras de la televisión que ya no existen
compartieron con nosotros aquí en casa. Entonces la
televisión daba los primeros pasos. Comencé
trabajando de secretaria; luego maquillista, trabajé en
vestuario, trabajé como relleno en las novelas y
aventuras, y por último, hice algunos personajes
secundarios. ¿Qué te parece?

_Pues me parece muy bien. Nunca me imaginé que
encontraría aquí una veterana, colega del medio.
_dijo Zulema sonriente.

_Bueno, perdóname tanta perorata.
¿Qué te trae por aquí? Digo, si se puede
saber.

_Si, como no. Me interesa hablar con esa muchacha
nombrada Vitia. Según usted me dijo es su
ahijada.

_Vitia es mi ahijada. Yo la quiero mucho. Ella es medio
alocada pero es muy buena. Alocada no quiere decir que sea de la
calle, que ande en malos pasos, no. Ella es muy buena. Lo que no
me gustó fue que dejó los estudios.

_¿Y por qué los dejó?

_Bueno, ella se hizo novia de un muchacho que a su
papá no le gustaba porque, según él,
César, el muchacho, es hijo de un empachado. Dice que su
padre es un comunista come candela, y como él no quiere
saber de esto…

Zulema se preguntó cómo era posible que a
esta muchacha le pasara algo parecido a lo sucedido con Charito.
Recordó entonces lo que le explicó un especialista
en genética, amigo suyo, a quien ella consultó
sobre las personas gemelas.

_Mire Chela le voy a mostrar una foto.

Zulema sacó de su cartera de mano una foto de
Charito y se la mostró.

_Esta es Vitia. ¿Dónde se hizo esta
foto?

_No, esa muchacha es hija de crianza de mi esposo. Se
llama Charito.

Chela se quedó asombrada. El parecido era
idéntico.

_! Ni que fueran hermanas gemelas!

_Ese es el motivo de mi visita. Estas dos muchachas
pueden ser hermanas. Charito fue encontrada abandonada hace
diecinueve años y no se sabe de quien es hija o si tiene
hermanos o no. Yo estuve consultando con un especialista en estas
cosas y me explicó que podían ser gemelas
monocigóticas, o sea, que un embrión originado en
una fecundación a partir de un único óvulo y
un único espermatozoide de esos gemelos que son
idénticos y coinciden en casi todos sus rasgos.

_Así mismo es. En mi familia hay mellizos pero
gemelos no._dijo Chela y no dejaba de contemplar la foto de
Charito.

_El amigo mío me explicó que estos gemelos
cuando son criados por las mismas personas y en el mismo ambiente
son menos distinguibles y casi siempre comparten el mismo
sexo.

_Te voy a mostrar una foto de Vitia.

Chela fue hasta su cuarto y extrajo un cofrecito donde
guardaba fotos de la familia y amigos más íntimos y
extrajo la foto de Vitia. Fue de nuevo a la sala y se la
mostró a Zulema.

_! Son como dos gotas de agua! ¡Son
idénticas! ¡Tienen que se hermanas,
Chela!

El parecido era asombroso. Había un detalle en el
que las dos no se habían dado de cuenta. La foto tomada a
Vitia fue cuando ella tenía dieciséis años y
la ropa que usaba era igual a la que Charito usaba
mucho.

__! Chela! ¡Esto es tremendo! Esa ropa que Vitia
tiene puesta en esta foto. Charito tiene un pantalón
pitusa igual y una blusa del mismo color que se la pone muy a
menudo. Es verdad lo que dicen que los gemelos tienen los mismos
gustos.

_También se dice que muchos padecen las mismas
dolencias y hasta su manera de pensar es muy
parecida._comentó Chela.

_Tengo que dar con esta muchacha. ¿Cuándo
volverán?_Zulema preguntó desconcertada, pero a la
vez segura, algo le decía que Charito y Lucero eran
hermanas.

_No. Ni siquiera se dónde están.
Déjame guardar la foto.

Chela guardó la foto en el cofrecito y lo
llevó a su cuarto. Por la mente de Zulema pasaron muchas
interrogantes sin respuestas. Lo que más la desconcertaba
era la paternidad de ambas. Ella conocía la historia que
le hicieron sobre la posible muerte del padre de Charito, lo cual
no estaba confirmado pues todo lo que se supo fue por vías
espirituales y en esas cosas ella no tenía mucha fe.
Entonces le hizo a Chela la historia del encuentro de Charito en
una Ceiba, lo cual asombró mucho a la anciana.

_ ¿Desde cuando Usted conoce a esta familia,
Chela?

_Bueno, ellos se mudaron para la antigua casa que
había ahí hace unos quince años. Poco a poco
hicieron esa que debe haberle costado a Enrique miles de pesos.
Todo lo que tienen dentro es lujoso. Ese hombre ha hecho muchos
negocios y en eso tiene mucha suerte. Aunque él
dirigía obras de la construcción y tuvo problemas.
Por fin lo sustituyeron. Bueno lo sustituyeron del cargo que
tenía para no meterlo preso, según
dicen.

_ ¿Chela, cuántos hijos tiene ese
matrimonio?

_Chica, sólo tienen a Vitia. Ángela es una
mujer enfermiza. Ella puede tener hijos, pero perdió dos
barrigas. En cuanto a Vitia no se…

_El círculo se va cerrando, Chela. Tantas cosas
no pueden coincidir accidentalmente. Estamos cerca de la verdad.
No se si son mis instintos o una corazonada pero estoy segura que
Vitia es hermana gemela de Charito. Debo dar con ella donde
esté. ¿Dónde se habrá metido esta
gente? ¿Ellos tienen familia en el interior?

_Si. En Oriente.

_¿Dónde?

_Bueno en un pueblo que se llama Puerto Padre.
Está en Oriente. Ellos van muy a menudo por allá a
casa de los hermanos de Enrique. Y mira te voy a decir una cosa,
lo de esta gente es irse del país y por la vía
legal no han podido. Los padres de Ángela viven en
Miami.

_¿Usted me puede anotar el nombre y apellidos de
ellos en un papel? _Si. Enseguida.

La anciana se puso de pie y fue hasta su cuarto. En una
hoja de papel anotó todos los datos que le solicitó
Zulema y luego se lo entregó.

_¿Que piensas hacer?

_Tengo que dar con ellos antes que sea tarde. Iré
a ese lugar y los buscaré.

A pesar de todo el rostro de Zulema reflejó
optimismo. Con movimientos ágiles se puso de pie y
salió al portal acompañada de Chela para
despedirse.

_Muchas gracias, mi amiga. Luego la llamo y le informo
cómo van las cosas.

_No dejes de hacerlo. Te ayudaré en los que
pueda. Tráeme a Charito por acá para
conocerla.

_Lo haré. Bueno, hasta luego.

Ambas se besaron a manera de despedida y Zulema se
retiró,

En la casa, Zulema le contó todo lo ocurrido a
charito y ésta se quedó perpleja. No sabía
si era una corazonada; presentimiento, intuición, o un
mensaje del "Príncipe", pero estaba segura que aquella
muchacha nombrada Vitia era Hermana suya. ¿Se
encontrarían? Nadie lo sabía. Ahora su posible
hermana estaba lejos, en Oriente, quizá a punto de irse
del país o quizás fuera de él, en los
Estados Unidos hacia donde ella también tenía que
partir. La idea de ir tras ellos no le gustaba mucho. A lo mejor
era tarde para hacerlo. De todas formas la idea de buscarla se
sembró en su mente y pensar en un posible fracaso en el
intento la angustiaba; creaba un vacío en su interior. No
sabía si era esa misteriosa atracción que
está presente en los gemelos pero una fuerza
extraña, un magnetismo del que no podía escapar se
había convertido en sentimientos y debía ir tras
ella en busca de la verdad.

_Chela quiere conocerte. Es una señora muy buena
y de gran corazón. Siempre tiene buen ánimo e
inspira respeto. Hace años trabajó en la
televisión. Su esposo fue uno de los ingenieros que
instalaron la televisión en Cuba.

_Iremos muy pronto por su casa.

_Debemos ir a Puerto Padre. A lo mejor los
encontramos.

__Yo quisiera, Zulema, pero no creo que sea inteligente
ir para ese lugar.__lo dijo y se rascó la cabeza en
señal de desconcierto

__Tienes que ser optimista. Se trata de
tú…bueno de tu posible hermana.

__Vitia no sabe que, a lo mejor, es parte de un secreto,
que es el mío también. A veces pienso que esto es
un sueño que se va a desvanecer cuando choque con la
realidad._dijo Charito e hizo un breve silencio. Miró a
Zulema a los ojos como queriendo decirle cuánto deseaba
que llegara el desenlace en esa historia,

Zulema tomó sus manos y las oprimió con
cariño. El rostro de la muchacha evidenciaba cierto
escepticismo.

_Tú verás que todo esto se va a aclarar.
Eres muy joven y por eso piensas así. Piensa que de todas
maneras te encontrarás con ella. Y por Vitia a lo mejor
damos con tu verdadera madre. ¿Quién
sabe?

_Esta noche voy a pensar sobre ese viaje a Puerto Padre.
Mañana te digo si vamos o no. Me voy a mi
cuarto.

_Yo voy a darme un baño y luego a la
cama.

Presurosa entró en su cuarto y cerró la
puerta. Como de costumbre, antes de ir a la cama se
arrodilló frente a su imagen de la Virgen de la Caridad
del Cobre y le contó sus deseos de encontrar a su posible
hermana gemela por lo que le pidió ayuda en eso a la madre
de crucificado Jesús. Rezó un Ave María y
luego se puso de pie y se acostó. Bocarriba, su mirada
estaba clavada en el techo de la habitación y sus
pensamientos en todo lo sucedido últimamente. Tuvo la
sensación de que alguien foráneo invadía su
mente poco a poco; y una, dos, tres, palabras y una frase
aparecieron en su cabeza y no tenía dominio sobre aquellos
pensamientos, que de manera involuntaria habían
desplazados los suyos. Entonces comprendió una vez
más que era un mensaje del Príncipe" y no hizo
resistencia alguna.

Asintiendo con la cabeza monologó.

¨Se que eres tú, mi
Príncipe¨

Tras un ligero vacío que se produjo en su
interior llegó el breve mensaje.

"La encontrarás" "Todo saldrá bien" "La
encontrarás" "Habrá contratiempos, pero todo
saldrá bien". Los pensamientos se fueron difuminando y
ella pensó que a lo mejor ¨él¨ se
había marchado y quiso comprobarlo.

_Quiero saber más, mucho más, sobre
ésto.

Silencio total dentro de su cabeza.

__Contéstame. Usa mi mente…

Su ¨Príncipe¨ no respondió.
Entonces comprendió que no debía ponerlo a prueba y
dejó de insistir. Esbozó una ligera sonrisa y
entonces decidió conquistar el sueño que tanto le
hacía falta. Instantes después dormía
plácidamente.

Al día siguiente, en la mañana,
después del desayuno, se sentaron en la sala a conversar
sobre el asunto. El teléfono sonó y Zulema
cogió el auricular..

_! Oigo!

Del otro lado estaba Chela.

_!Ah! Buenos días, Chela. Cuanto me alegro que
sea usted. Si, si, ella está aquí conmigo.
Dígame…! Cómo, se fueron! Si, si como
no…bueno ahora….

Charito escuchaba ansiosa.

_Si, Chela. Así que los de inmigración
sellaron la casa. Está bien, mi amiga. Bueno Charito y yo
iremos por allá. Ahora seguro que la casa la dan a
algún jefazo. Si…si…claro. Mire se la voy a
poner.

Zulema le entrega el auricular a Charito.

_Buenos días, Chela. Me da mucho placer hablar
con usted. Si, si, ojalá. Bueno pronto nos conocernos. Si,
Chela, no pude encontrarme con ella aquí en Cuba, pero le
aseguro que la encontraré allá. Claro que si. Bueno
estoy ansiosa por conocerla… Bueno, cuando usted tenga
noticias de ellos nos llama enseguida, se lo agradeceremos mucho.
..Bien, hasta luego.

Charito colgó.

__! Ya se fueron! Bueno, todavía no sabemos si
han llegado._lo dijo entusiasmada.

__Pienso que a lo mejor ya están en Miami. La
distancia no es tan larga y en una buena
embarcación…

__Si, Zulema, pero tú sabes que estos
viajes

_No seas ave de mal agüero, charito.

_Chela parece una mujer buena y es agradable,
Zulema._dijo y se sentó.

_Si. Es muy buena. Ya verás la clase casa que
dejaron. ¡Tremendo Chalet!

Se hizo un silencio repentino. Charito arqueó las
cejas y dijo con voz pausada, casi en susurro:

_Se me fue._ Zulema la miró también en
silencio y comprendió lo que estaba sintiendo la
muchacha.

_Entonces la buscaremos allá _ dijo Zulema con el
rostro desencajado.

_Donde sea, como si es debajo de la tierra. ! La
encontraremos!

Charito hizo una ademán indicando que lo
más lógico era irse lo antes posible para los
Estados Unidos donde estaba Cristina, Richard y su posible
familia carnal. Era intensa la tentación que sentía
por hacerlo. Quería convertirse en un pájaro y
volar hasta allá.

_Zulema, tenemos que irnos cuanto antes. Si mi padre no
nos saca pronto, nos iremos clandestinamente.

_! Estás loca!_exclamó Zulema.

_Si estuvieras en mi lugar, sentirías lo mismo.
¡Nos iremos como sea! Vamos a tratar de avisarle a
papá para que nos mande dinero para eso. Por la vía
legal quien sabe cuando podemos irnos. El gobierno americano
demora mucho la cosa. Yo tengo valor para irme en una balsa o en
un barco. Muchos de los que han muerto ahogados y han ido a parar
al vientre de los tiburones, es porque el gobierno americano hace
muy lentos los trámites o simplemente van a sus oficinas y
les dicen que no.

_ ¿Cómo lo haríamos?
_preguntó Zulema encogiéndose de
hombros.

_Iremos esta tarde a ver un amigo de papá que
tiene mucho dinero para que nos ayude en eso. El tiene buenas
relaciones y nos puede dar una buena mano en lo de la salida.
Luego mi papá le envía el dinero que gaste en
nosotras. Es posible que él tenga algún contacto
con gente que se dedique a eso.

__ ¿Tú crees?

__Si. El nos puede ayudar.

__Después de comida, iremos. ¿Dónde
vive?

__En Miramar.

El teléfono sonó y Zulema lo
descolgó y con desgano llevó el auricular al
oído.

__! Oigo!

Del otro lado hablaba Chela. El tono de sus palabras
reflejaba un acentuado nerviosismo en la anciana.

__Contrólese. Chela. ¿Qué
sucede?…!Cómo!…!Que desgracia!..

Charito, ansiosa, quiso interrumpir, pero Zulema se lo
impidió.

__! Espérate, chica, déjame
escuchar!

Charito presentía que se trataba de Vitia.
Respiró profundo e intentó controlarse.

__! Ay, Dios mío! ¿Cómo pudo
suceder?

Charito intuyó que algo grave había
sucedido. Los latidos de su corazón se aceleraron.
Intentó apaciguarse a si misma.

Zulema consternada continuó:

__Así que sólo se salvó ella.
¿Dónde la tienen? Si…si. Usted, Chela, calme
sus nervios. Nosotras vamos luego por allá. Si…si.
Bueno, tómese una pastillita de diazepán y
acuéstese.

Charito había cogido en sus manos la medalla de
la Virgen de la Caridad del Cobre, que prendía en su
cadena de oro y sus labios se movían al compás de
la petición que hacía por Vitia.

__Bueno Chela, haga lo que le dije.
Si…anjá. Bueno, hasta
luego.__colgó.

_Cuéntame qué sucedió.

Zulema se dejó caer de golpe en el
sofá.

__Acaba de decirme, me tienes nerviosa.
—insistió Charito.

__El barco en que se fue Vitia con sus padres y otros
amigos hizo agua y se hundió.

Charito estupefacta y con evidente nerviosismo
preguntó:

__ ¿Y ella?

__Cálmate. _Ella fue la única persona que
pudo salvar su vida. Se aferró a un madero y flotó.
Otros cubanos que se iban en una embarcación la
recogieron. Cuando llegaron a Miami la llevaron par aun hospital.
Ella les dio el número del teléfono para que le
avisaran a Chela y por eso lo sabemos. Chela está muy
nerviosa.

__! Dios mío, cómo pudo haber pasado!
¡Cuánta gente ha ido a parar al fondo del mar! Los
pobres no tuvieron suerte. Zulema, ahora si tenemos que irnos y
buscarla donde quiera que se encuentre.

Lo dijo y quedó en silencio. Sintió que se
sangre se helaba. Su mente se llenó de imágenes
horribles. El mar oscuro y revuelto, la embarcación que se
hundía, los tripulantes de la misma en el agua gritando
desespeadamente y tratando de salir a flote y salvarse
inútilmente, Vitia aferrada al madero salvador y la muerte
apagando las voces cargadas de desespero, horror, arrepentimiento
y muerte. Después, los tiburones del Mar Caribe
harían la otra tétrica parte de la película
llevando a sus vientres los cuerpos despedazados; anhelos,
esperanzas y frustraciones. Podía visualizar aquellos
momentos horribles. Pero ni ella, ni nadie es capaz de imaginar o
tener una idea exacta de cuanto horror, miedo intenso y
desesperación sienten los que naufragan antes de
morir.

Charito se esforzaba en vencer la angustia, pero era
imposible. El desconcierto había aflorado en su mente.
Intentó una vez más controlarse y lo logró a
medias.

Zulema rompió el silencio.

_Menos mal que ella salvó su vida. Dios lo quiso
así.

__Si, pero sus padres murieron. Los vio ahogarse, eso es
horrible. Ahora se quedó sola. Debe estar traumatizada.
Ahora es que necesita de nosotras.

__Bueno, Chela me dijo que Ángela, su
mamá, tiene los padres en los Estados Unidos.

__Pero a lo mejor esa gente no saben nada.

__Eso no lo podemos asegurar, Charito.

__Y pensar que nosotras muy pronto arriesgaremos
nuestras vidas en ese maldito mar que tanta gente se ha tragado.
_ en sus palabras había de todo menos arrepentimiento por
lo del viaje.

__Así es Charito. Yo le tengo miedo al
mar.

__Llénate de valor, porque lo haremos cueste lo
que cueste.

De nuevo el tono de voz de Charito se convirtió
en susurro.

_Lo haremos y llegaremos. Estoy segura que
llegaremos.

_ ¿Qué dices?

__Nada, no me hagas caso. Iremos ahora mismo a ver al
amigo de Papá para lo del viaje. Le pediré que
mueva el dominó con energía, que lo haga lo
más rápido posible. Y no tengas miedo Zulema. A
nosotras no nos va a pasar lo mismo que a ellos. Nosotras
llegaremos. Te lo prometo.

__Ojalá sea así. Voy a vestirme. Cuando
salgamos de su casa vamos para casa de Chela.

__Enseguida salimos._se vistieron y salieron rumbo a
Miramar.

11

Fueron a casa de Roque, amigo de Richard en Miramar, y
trataron con él lo del viaje y éste les
prometió ayudarlas. Luego se dirigieron a casa de Chela en
Lawton. Tocaron a la puerta y la anciana abrió.

__! Cuanto me alegro que hayan venido! Pasen y
siéntense.

Entraron y se sentaron en la sala. Entonces Chela se
quedó mirando Charito y exclamó:

__! Ay, pero si son idénticas! Ven acá, mi
niña.

Ella sonriendo fue hasta la anciana que la abrazó
fuerte y la besó en la frente.

__Mucho gusto en conocerla, Chela.

__.Me parece que estoy frente a Vitia, mi ahijada.
Pobrecita. Las que estará pasando.
Siéntate.

Ella también lo hizo.

__ ¿Ha recibido alguna otra
llamada?_preguntó Zulema.

__No. Estoy impaciente. ¡Es horrible todo lo que
ha ocurrido! Ángela era una persona muy buena, Enrique
también; aunque él algunas veces se le
corría con alguna por ahí, pero nunca dejó a
su mujer. Criaron a Vitia con esmero y le amaron todos gustos.
Aunque les voy a decir una cosa; Vitia no es malcriada. Es muy
alegre, pero respetuosa.

_Pobre gente. Me imagino la que pasaron. Tiene usted los
ojos enrojecidos, Chela._comentó Zulema. Charito escuchaba
y la observaba atentamente.

__Si, hija. Anoche apenas dormí y he llorado
mucho. Para mi eran como si hubieran sido parte de mi familia.
Esa niña debe estar sufriendo mucho por la pérdida
de sus padres…bueno sus padres de crianza. Se que la
criaron, pero no se si la adoptaron ni de que manera llegó
a ellos.

Los ojos de Charito brillaron cuando escuchó lo
dicho por la anciana sobre la paternidad de Vitia.

__Quizás le sucedió como a
mí.

__Eso es increíble. ¿Y quién te
encontró?_preguntó Chela asombrada.

__Es una historia larga que contar. Sólo le
diré que me abandonaron en un árbol y mamá
Cristina me recogió y me crió como si me hubiera
parido. Ahora está muy enferma en los Estados Unidos y
estoy loca por verla._las últimas palabras de Charito
estuvieron acompañadas por lágrimas que inundaron
sus ojos repentinamente.

_Todo esto es muy triste. Yo nunca tuve hijos. No
conozco ese amor. Debe ser muy hermoso. Pero bueno, Zulema, ve a
la cocina y cuela un poco de café. O prefieren tomar un
refresco bien frío.

__Mejor un refresco, Chela. __comentó
Zulema.

__Anda tú misma al refrigerador y trae dos
refrescos. En la cocina hay vasos y un abridor de botellas. Para
mi no traigas.

Zulema fue a cumplir lo indicado por Chela. La anciana
se puso de pie para ir a su cuarto.

__Voy a buscar las fotos donde está Vitia para
que las veas.

Salió y en unos instantes retornó con
ellas.

__Ahí las tienes.

Charito las cogió y las fue mirando despacio.
Cuando tuvo en sus manos la foto donde estaba Vitia la
miró alelada. Examinó a la muchacha de arriba
abajo. Estaba impresionada con el parecido. Algo le decía
que era su hermana. Mirándola lo aseguraba. ¨Tiene que
ser mi hermana; estoy segura¨_pensó.

__Es igualita a mí. No me cabe la menor duda de
que es hermana mía._suspiró profundo. Estaba
emocionada y contenta a la vez.

Zulema retornó con los vasos conteniendo los
refrescos. Charito cogió el suyo. Miraba las fotos y
tomaba del líquido gaseoso.

_ ¿Que te pareció,
Charito?_preguntó Zulema llevándose el vaso con el
refresco a la boca.

__Somos idénticas. Creo que estamos en lo
cierto.

Chela se le acercó y puso su dedo índice
en uno de los personajes de una de las fotos.

__Mira, esa es Ángela, su madre. __luego le
señaló otro de los personajes__,y ese es
Enrique.

Charito los observó atentamente. Luego
tomó de nuevo la foto en la que estaba Vitia sola a cuerpo
completo.

__Si quieres te la regalo. Está dedicada a
mí. Llévatela.

_Se lo agradeceré siempre, Chela.
Gracias.

Charito viró la foto y leyó.

¨Para mi madrina Chela, con todo el cariño de
quien nunca la olvidará. Vitia.¨

Terminó de tomarse el refresco. Zulema
cogió los vasos vacíos y los llevó para la
cocina.

__Le prometo que un día le enseñaré
esta foto a Vitia. Le diré que nos conocimos en unos
momentos muy duros para ella.

__Le tengo mucho cariño a esa muchacha. A lo
mejor no la vuelvo a ver jamás._lo dijo asintiendo con su
cabeza en cuyo rostro apareció la tristeza.

_No diga eso, vieja. Usted va a durar muchos
años. Y seguro la volverá a ver un
día._comentó Zulema consolándola.

_Tiene que ser que este gobierno se caiga, y eso lo veo
muy difícil. Aunque no hay mal que dure cien años,
ni cuerpo que lo resista.

Zulema y Charito sonrieron.

__Bueno, ella puede venir de visita a Cuba.

__Tienes razón Zulema. Ojalá venga un
día antes de que yo me muera.

_Cuando la encontremos, le hablaremos de usted. Seguro
le va a gustar mucho._dijo Charito.

_Te lo agradeceré. Dile que la extraño
mucho y que me escriba.

_Le prometo que lo haré. Además,
quién sabe si un día viene a Cuba con
nosotras.

_Ojalá, Zulema. Bueno, ustedes se encargan de
eso.

Conversaron un rato más y luego se despidieron
con la promesa de volver a visitarla. Chela les rogó que
volvieran.

12

En poco menos de una semana las cosas cambiaron. No fue
necesario que abandonaran el país a escondidas como
hacían muchos pues fueron citadas a la Oficina de
Intereses de Estados Unidos en la Habana; y al parecer, debido
algún tipo de gestión o negocio hecho por Richard
desde Miami con ellos, les comunicaron que muy pronto,
quizás en una semana, viajarían a los Estados
Unidos.

La entrevista de rigor que hacen a los que pretenden
viajar a ese país apenas la hicieron. Todo se redujo a
instrucciones. Al país que viajarían primeramente
se les comunicaría en esas oficinas el mismo día
del viaje.

Charito y Zulema estaban contentas. Ella podría
ver a su mamá Cristina, ahora muy enferma; a Richard, su
padre, y a su posible hermana Vitia. Encontrándola se
podían aclarar muchas cosas, muchos secretos de sus vidas.
Zulema se encontraría con su amado y comenzaría una
nueva vida.

Habían transcurrido tres días desde que se
les comunicó los del viaje y Charito se dedicó a
visitar a sus amigas para despedirse de ellas. Zulema esa tarde
estaba sentada en la sala esperando una llamada de Richard cuando
tocaron a la puerta.

Se puso de pie y abrió. De pie, frente a ella,
estaba la virulenta figura de Zoilo, jefe de zona de los CDR.
Alto; de piel morena atesada, bigote blanquinegro, ojos saltones
y ostensible arrogancia; quizás por el carguito que
ocupaba. Como siempre, venía con su babosería
acostumbrada.

Traía una agenda debajo de su brazo derecho con
la que pretendía parecer más interesante aunque ni
eso, ni la colección de lapiceros que portaba en uno de
los bolsillos de su camisa de mezclilla deslavada, lograban nada.
A Zulema no le quedó otro remedio que mandarlo a
pasar.

__Buenas tardes, Zulema.__saludó y
recorrió con sus ojos de camaleón toda la
anatomía de la anfitriona.

__Buenas tardes. Pase y siéntese.

Entró y se sentó en una de las butacas y
cruzó las piernas. Ella lo imitó.
´¨Qué se traerá entre manos este
chivatón?¨ _pensó la hermosa
bailarina.

__¿Qué le trae por aquí?

__Estamos haciendo un censo y necesito que me de unos
datos._dijo el repudiado personaje y sonrió dejando ver en
su dentadura un diente de oro poco brilloso.

__ ¿Ustedes no se cansan de pedir datos? Tienen a
una metida en miles de papeles. Además para qué le
vamos a dar nada; nosotras nos vamos del país dentro de
pocos días._dijo visiblemente molesta.

__Lo sabemos._después que lo dijo hizo un
reconocimiento con la mirada de todo cuanto estaba a su
alrededor. Entonces Zulema se percató que las intenciones
de Zoilo no eran hacer censo alguno.

__Ustedes lo saben todo; y lo que no, se lo
imaginan.

Zoilo sonrió.

__No te pongas así. Eres una mujer muy bella y no
te asienta ponerte brava.

__Vaya al grano, Zoilo. ¿De qué me
chivatearon ahora?

__No te alteres. Todo tiene solución.

Zulema arrugó el entrecejo.

__¿A qué solución se refiere,
Zoilo?

__A ti los de inmigración te hicieron un
inventario. ¿No es así?

Lo dicho por Zoilo le preocupó. Entonces
optó por apaciguarse y manipular al hombre. Sonrió.
¨Ya sé por donde viene este
¨_pensó.

__Si. Me hicieron un inventario. Se lo hacen a todos los
que nos vamos. ¿Por qué?

__Sacaste el televisor y un colchón. Y la
información es cierta porque no está el aparato en
esta sala.

Zulema pensó que la sangre se le helaba en las
venas. Eso era algo muy serio. De surgir un problema por el
televisor soviético y el colchón que le
había regalado a una vecina, no se podría ir hasta
que no los repusiera. ¨A este desgraciado tengo que
envolverlo¨_calculó. Ella sabía como hacerlo
porque conocía las debilidades del rojizo
vivitante.

Vaciló unos instantes, luego
reaccionó.

__Es cierto, Zoilo. Usted sabe, una tiene amistades que
están en desgracia y quiere ayudarlos. Yo se los
regalé a una vecina que les hacía mucha falta. Ella
tiene un niño y éste anda por el barrio viendo los
muñequitos donde se los dejaban ver. Tampoco tenía
colchón donde dormir. A mi me daba mucha lástima
y…

__Pero no se puede hacer. Si quiero, te puedes buscar un
problema.

__Tú no eres de inmigración, Zoilo._lo
dijo y lo miró con picardía fingida.

__Pero se lo puedo informar; digo, si tú no
rectificas.__lo dijo con picardía. Zulema entendió
el mensaje.

¨¡Qué tipo más descarado, Dios
mío¨. ¨Tengo que trajinarlo. A éste no le
importa que se cumpla lo que está establecido, ni mucho
menos. Lo que le interesa es otra cosa¨ ¨Algún
día se arrepentirá de hacer tanto
daño¨

__Si quieres te cuelo café. Bueno, en el termo
hay. ¿Quieres?

__Bueno, si tú insistes.

Zulema se puso de pie y salió rumbo a la cocina.
Caminó moviéndolo todo. Zoilo la devoró con
la mirada. El cuerpo bien formado de la bailarina le encantaba.
Al instante ella retornó con la taza conteniendo el
líquido todavía caliente como si estuviera
acabadito de colar. El lo absorbió de un golpe.

_Está muy rico tu café.

__Gracias. Todo lo hago así.

__Si. Me lo imagino. ¿Has sabido algo del viejo
ese que tienes en los Estados Unidos?

Zulema suspiró profundo. Hizo un gran esfuerzo
por no demostrar la indignación que
sentía.

__¿Te refieres a mi marido Richard?

__Si. A lo mejor allá tiene otra y tú
aquí perdiendo el tiempo.

__Siempre me ha sido fiel. Pero si lo ha hecho, cuando
nos veamos…

__Lo perdonas o lo condenas. Es una lástima.
Sabes cuales son mis intenciones contigo.__la disoluta sonrisa
del moreno bronceado le hizo sentir más
desprecio.

__ A lo mejor lo perdono. Con él voy a vivir muy
bien. Te aseguro que mil veces mejor que aquí.

_A lo mejor conmigo…

Las carcajadas de Zulema detuvieron la frase.

__No me vayas a decir que tú me puedes dar lo que
me dará Richard__hablaba y reía__Eso es una locura,
Zoilo, Que yo sepa con ese carguito que tú tienes; por el
que no te pagan, y el trabajito que tienes tampoco. Mira si te ha
ido bien, que apenas tienes un cacharro en que moverte. Siempre
te veo en esa bicicleta vieja, que vive rota. ¡Abre los
ojos hombre!

__Lo material no es todo. _lo dijo con
seriedad.

Zulema comprendido que lo había llevado muy recio
y flexibilizó sus expresiones.

__Bueno, en parte tienes razón. Hay cosas de
mayor importancia.º

Dijo y se dejó saborear, con las miradas, del
detestable visitante.

__Me interesas. Me gustas mucho, Zulema. Por ti hago lo
que tenga que hacer.

__¿Aunque vaya en contra de tu carguito y tu
conciencia revolucionaria?

Zoilo estaba a punto de desbocarse.

__Por ti mando todo eso al carajo. ¡Te lo
juro!

Zulema pensó que era el momento de trajinarlo. Le
costaba mucho trabajo hacerlo, pero pensaba en el niño de
la vecina que no tenía televisor ni colchón donde
dormir.

__Sabes que las cosas hay que pensarlas muy bien. __lo
dijo haciendo uso de la mirada pícara de la Mona Lisa.
¨Dios mio, tú sabes que lo hago por el niño de
mi vecina¨_pensó.

__Piénsalo bien, pero no tardes mucho porque a lo
mejor…

_Eso de la salida tarda unos
días…quizás un mes o algo así.__le
mintió piadosamente.

Zoilo se sentía victorioso. Respiraba profundo.
Tenía el aire de los conquistadores, de los donjuanes
mujeriegos…y no era más que un estúpido
engañado de sí mismo, y con principios vulnerables
y carcomidos.

__Mañana nos vamos para una Escuela de Cuadros
que está en Pinar del Río pero regresamos dentro de
diez días. Cuando venga me das tú decisión.
Espero que sea a mi favor…no te vas a arrepentir
nunca.

__Y el error que cometí?

__No te preocupes, no pasará nada. La gente de
inmigración no se va a enterar nunca.

__Gracias. Y ojalá te vaya muy bien por
allá.

Zoilo miró su reloj.

__Bueno tengo que irme.

_Es temprano.

_Tengo una reunión. Espero que pienses en lo que
hablamos.

_Lo haré.

Se puso de pie. Ella fue hasta la puerta con él y
éste se marchó. Zulema cerró y se
sentó en la misma butaca que estaba antes.

Indignada monologó.

_Qué tipo más sínico. Cuando venga
de Pinar del Río ya nosotras estamos en los Estados Unidos
y se quedará con las ganas. Como éste,
cuántos habrá. __río a
carcajadas.

– – – –

  • Una semana después el aviso de salida del
    país les llegó. Sólo tuvieron tiempo de
    visitar a Sara, la Mora, y algunas buenas amistades para
    despedirse. Ese domingo el día había amanecido
    lluvioso. Antes de las siete de la mañana llegaron al
    Aeropuerto Internacional ¨José
    Martí¨.

  • Cuando viajaron en el taxi que recorrió los
    dieciocho kilómetros, desde la ciudad hasta la
    Terminal Aérea, apenas pronunciaron palabra alguna.
    Pensaron que quizás no volverían a ver
    jamás a su Habana y a sus buenos amigos. Un
    sentimiento de nostalgia se apoderó de ambas. Charito
    miraba a los ojos húmedos de Zulema y ella
    hacía lo mismo. Veloz, el auto se deslizó por
    el pavimento húmedo y en unos veinte minutos
    llegó a su destino.

  • Hubieran querido hacer el viaje en una nave de la
    Empresa Continental Airlines directo de Habana-Miami, pero el
    trato que Richard había hecho, desde allá con
    funcionarios de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en
    la Habana, era que tenían que viajar a Ciudad
    México y de ahí a Miami. Richard las
    esperaría en el Aeropuerto mexicano. No era lo
    acostumbrado, era parte de un buen negocio que ellos tienen
    ahí.

  • En la sala E del Aeropuerto esperaron hasta que fue
    anunciado el vuelo de Aeroméxico. A las 11.30, tras un
    tranquilo y apacible viaje, la nave aérea tocó
    pista y momentos después se detuvo frente al edificio
    principal del aeropuerto ¨Benito Juárez¨ de la
    capital mexicana. Richard, ansioso, atisbaba la fila de
    pasajeros que lentamente bajaban la escalerilla del
    avión. Su corazón quiso estallar y se le hizo
    un nudo en la garganta cuando vio a Zulema y
    Charito

  • En el edificio, después de revisados los
    documentos, los tres se encontraron. El encuentro fue muy
    emotivo. Richard abrazó, primero a una, luego a la
    otra y por últimos los tres se fundieron en un fuerte
    abrazo. Nudos en las gargantas, pechos apretados,
    lágrimas, y palabras llenas de emoción
    matizaron el encuentro.

  • El alboroto fue con frenesí. Parecía
    como si a ellos les hubieran devuelto la felicidad, la dicha
    y la alegría de vivir. El, en Miami, sin ellas,
    carecía de todo eso; ellas en Cuba también.
    Pasadas las primeras reacciones efusivas por el encuentro,
    hubo una andanada de preguntas en las que estaban mezclados
    todos lo acontecimientos concernientes a los tres durante la
    ausencia.

  • __Me parecía que hacía un siglo que no
    las veía._dijo Richard con sus ojos todavía
    humedecidos y contemplándolas con placer.

  • __! Mi cielo, cuánto te he
    extrañado!__le dijo Zulema.

  • _Y yo a ti. Ahora soy feliz.

  • __! Papá, te quiero mucho! Estaba loca por
    verte.__dijo Charito y se abrazó fuerte a su padre. O
    por lo menos al que la crió.

  • __Yo también, mi niña.

  • Un funcionario mejicano interrumpió el
    diálogo y ambas tuvieron que acompañarlo a una
    oficina ubicada en la segunda planta del edificio. Luego fue
    solicitada la presencia de Richard. Puesto todo en orden,
    bajaron a la planta baja y se dirigieron a la Sala 1, donde
    estában los pasajeros que viajarían a
    Norteamérica. Las emociones del encuentro no
    habían sido sofocadas y, de vez en vez, volvían
    los abrazos y los besos. A la 1.PM, el enorme Boeing
    despegó y ¡Adios, México
    lindo!

  • En pleno vuelo, la azafata les ofreció el
    almuerzo y luego una cerveza bien fría a cada uno.
    Zulema y Charito comieron opíparamente. Desde que
    salieron de su casa, en la Habana, no habían ingerido
    alimento alguno, pues en el vuelo Habana-México, la
    nostalgia y el nerviosismo les había anulado los
    deseos de comer.

  • __! Coman todo lo que quieran; ésto no
    está racionalizado como allá en Cuba!_les dijo
    Richard y todos sonrieron. Un señor que iba en el
    asiento donde viajaba Charito rió a carcajadas. El
    también era cubano pero mucho antes del 59
    abandonó Cuba. Andaba por los sesenta años, de
    estatura alta y fuerte complexión, a pesar de la edad,
    cabello canoso y ojos grises muy vivaces. Vestía con
    elegancia y su aspecto era de hombre de negocios. En su porte
    y sus modales demostraba ser un individuo de mucha
    educación y sobretodo muy refinado.

  • El hombre dijo sonriendo:

  • __Tendrán que acostumbrarse a una nueva vida.
    Es como nacer de nuevo.

  • __Si, Señor. ¿Usted es cubano?_le
    preguntó Charito.

  • __Si. Aun tengo familia en Cuba, pero desde mediados
    del 59 vivo en los Estados Unidos. En Chicago. Mi nombre es
    Ronald. Ahora vuelo a Miami para visitar unos negocios que
    tengo por allá.

  • __Entonces, Usted Ronald, no se comió el
    cable que nosotras nos comimos. Usted no ha estado dentro de
    una libreta de abastecimientos.__dijo Zulema y todos rieron a
    carcajadas.

  • _Nunca tuve ese privilegio _ dijo Ronald con
    sarcasmo. Movió las manos con soltura y delicadeza tal
    que ellas se miraron y pesaron lo mismo. Su hablar era el de
    los hombres afeminados.

  • __El que vive en Cuba en estos tiempos está
    preparado para vivir donde quiera. Hasta en esos lugares de
    África donde dicen que no hay ni agua ni
    comida._comentó Richard

  • __He estado en Somalia. Allí si es triste la
    cosa. Esos africanos no tienen nada. Andan con los huesos de
    fuera. _dijo Ronald.

  • _Los pobres, parecen espectros. Me da mucha
    lástima verlos en los noticieros. En Cuba
    todavía no se ha llegado a eso._comentó
    Zulema.

  • _Físicamente no, pero son espectros
    políticos._dijo Ronald y como Zulema y Charito no lo
    entendieron bien y no comentaron sobre ese asunto.

  • La conversación continuó, y sin
    percatarse del tiempo transcurrido, la nave aérea se
    acercó a la Florida. Por el sistema de audio fue
    anunciado el aterrizaje en breves instantes por lo que los
    pasajeros debían ajustarse los cinturones de
    seguridad. Ya volaban sobre Miami.

  • Algunos pegaron su rostro al cristal de la
    ventanilla para ver la bella ciudad desde el aire. Muchos,
    por primera vez, otros tras múltiples ocasiones. Los
    había que, a pesar de haber viajado en avión
    varias veces, temían hacerlo.

  • Miami, es la principal ciudad del Condado Date, en
    el suroeste de la Florida. Ciudad hermosa, bautizada por
    muchos como ¨La capital del sol¨. Tierra codiciada
    por inmigrantes de todas las naciones. Antro de millonarios;
    célebres artistas, famosos banqueros, prósperos
    negocios, buenas playas, y diversiones de todo tipo. Ciudad
    que no duerme. Miami es Miami, a toda hora. Miami es la
    segunda patria de los cubanos. Miami es símbolo de
    deserción, de riesgos, de liberación y de
    búsqueda para los inmigrantes.

  • Miami es Templo de la Salvación y de la
    Perdición. Salvación, sobre todo, para los
    asesinos; los esbirros del ejército de Batista
    allí refugiados desde el mismo primero de enero del
    59, y para los cubanos que han triunfado en el mundo de la
    política negociando los destinos de su tierra natal. A
    esos no les conviene que Fidel Castro sucumba, pues se les
    cae el negocio.

  • Miami es templo de la Perdición para los
    cubanos, que una vez llegados allí, se dedicaron al
    mercado de la droga, los negocios sucios y el crimen
    organizado. Y para otros que, trajinados por los que
    envían conejillos de indias a Cuba y ellos no van,
    salen en una embarcación para la isla y no retornan.
    Simplemente son apresados y condenados.

  • Después del 59, sólo en una
    década, un millón de cubanos cruzó el
    Estrecho de la Florida en busca de ¨una buena vida y
    fortuna¨. Eso mismo hicieron en el pasado los gallegos y
    los moros que vinieron a Cuba, y a otros países
    latinos, huyendo de las tristes realidades existentes en sus
    terruños. Ahora sus descendientes se lanzaban al agua
    en balsas y embarcaciones de mala muerte, proa a Miami, por
    los mismos motivos.

  • En 1980, por el Mariel, en cuatro meses más
    de 125000 cubanos abandonaron la isla asentándose en
    las zonas aledañas a la Calle 8, en Hialeah,
    Pequeña Habana, y otras ciudades norteamericanas, pero
    preferentemente Miami.

  • Una vez hecho los trámites de rigor, fueron
    hasta el parqueo y abordaron el Mercedes Benz color vino de
    Richard que estaba guardado en un garaje cercano y se
    trasladaron, desde el Aeropuerto Internacional de Miami hasta
    el apartamento de éste en la calle 121.

  • Durante el recorrido, Charito y Zulema le contaron a
    Richard muchas cosas ocurridas en Cuba durante su ausencia y,
    sobre todo, situaciones relacionadas con ambas. Cuando le
    contaron lo relacionado con Vitia, Richard apenas lo
    creía. Lo sorprendió sobremanera y le
    prometió a Charito que ayudaría a encontrarla.
    Zulema le preguntó por su hijo Ricardito y el rostro
    de Richard cambió.

  • _Por la cara que has puesto parece que le
    ocurrió algo malo.

  • Richard suspiró.

  • __¿Qué sucede,
    Papá?_preguntó Charito medio
    desconcertada.

  • __Está preso.

  • __! Preso! ¿Por qué,
    Papá?

  • __Se metió en el negocio de las drogas y lo
    cogieron. Está cumpliendo una condena de ocho
    años.

  • Zulema le reprochó el desconocimiento de
    ambas sobre el problema de su hijo Ricardito.

  • _Debiste informárnoslo. Me imagino
    cuánto hayas sufrido este problema, mi
    amor.

  • _Zulema, no quise preocuparlas a ustedes con eso.
    Ese muchacho no tiene remedio. Cuando que llegó a este
    país se reunió con lo peor. Yo traté de
    encausarlo pero me fue imposible. Nunca quiso trabajar. A
    veces pienso que le hacía falta un buen
    escarmiento.

  • __Siempre pensé, Papá, que el final de
    Ricardito no iba a ser bueno. Allá en Cuba era
    incorregible. Cuántos dolores de cabeza te produjo. Te
    soy sincera, después que me hizo lo que me hizo, no
    simpatizo mucho con él, pero me duele que esté
    preso._comentó Charito recordando el intento de
    violación que Ricardito practicó con
    ella.

  • Entre un tema y otro, la distancia se fue acortando
    hasta que llegaron al edificio donde vivía Richard. El
    auto entró en el garaje y por la escalera lateral
    subieron hasta el segundo piso donde estaba el apartamento
    del médico.

  • Mientras él sacaba las llaves de sus
    bolsillos les comentó:

  • __Ahora van a conocer a Rita. A Doña
    Rita.

  • En el rostro de Zulema apareció de
    súbito el fantasma de los celos.

  • __¿De qué Rita tú hablas,
    Richard?

  • __Cambia esa cara, Zulema. Ya verás.__Charito
    miraba a Zulema y sonreía.

  • Dentro del lujoso apartamento apareció
    Doña Rita.

  • __Rita, te presento a mis dos amores.

  • La dominicana de setenta y ocho años
    hacía dos años que laboraba en el apartamento
    de Richard. De mediana estatura; pelo blanco recogido en dos
    largas tranzas, de tez trigueña, medio pasadita de
    peso, ojos grises debajo de sus cejas tupidas y labios medio
    gruesos, risueña, de buen corazón y muy
    trabajadora, saludó a ambas con el abrazo y el beso
    acostumbrado y después de mirarlas de arriba abajo
    dijo lo que tenía que decir.

  • __! Pero si son dos reinas! Y tú,
    muchachita…Charito, sé que te llamas Charito,
    eres muy bonita y tienes cara de buena persona. Tú
    padre me ha hablado mucho de ti. Y de ti
    también…Zulema. El dice que tú eres su
    faraona.

  • Todos rieron. A Zulema le agradó Rita.
    Comprendió que había sido una tonta al sentir
    celos cuando Richard la mencionó.

  • Entre anécdotas, historias y planes futuros,
    las horas fueron pasando y la tarde cayó Acomodaron
    sus cosas en las habitaciones que ocuparían ambas y
    luego se fueron al baño.

  • Después los cuatro- se incluyó Rita-
    se sentaron a la mesa de vidrio y metal de cuatro plazas para
    comer la exquisita cena que la dominicana había
    preparado para ellas. Todo fue a lo cubano. Arroz
    congrí, Bistec de cerdo, plátanos chatinos,
    ensalada de tomates y lechuga, y de postre tocinillo del
    cielo con queso amarillo. Comieron opíparamente. Cada
    una tenía frente a si una Coca-Cola bien
    fría.

  • __Todo está muy sabroso, Rita. Te felicito.
    Cocinas muy bien. __comentó Zulema entre uno y otro
    trago del refresco más vendido en el mundo y que es un
    símbolo de Norteamérica como lo es Miki
    Mouse.

  • __Gracias. Lo cociné especialmente para
    ustedes.

  • __Papá, tenía unos deseos tremendos de
    tomar Coca-Cola. Cuando estábamos en el Aeropuerto de
    México, en espera del vuelo para Miami, yo miraba unos
    anuncios de Coca-Cola que había allí y pensaba:
    Cuándo esté en Miami voy a matar los deseos de
    tomarla.

  • Charito tomaba y visualizaba los anuncios del
    refresco, y el eslogan de moda, en el Aeropuerto
    Internacional ¨Bénito
    Juárez¨

  • ¨ Coca-Cola da más vida¨ ¨Coke
    Adds Life¨.

  • ¨Coca-Cola¨ ¨La chispa de la vida¨.
    ¨It´s the Real Thing¨

  • __Ya te cansarás de tomarla. Lo que pasa es
    que acabaste de llegar y nunca la habías
    tomado.__comentó Rita sonriendo.

  • Una vez ingerido el menú y su postre se
    quedaron un rato charlando en la mesa.

  • Rita les preguntó:

  • __¿Han oído hablar de la Coca-Cola del
    olvido?

  • _Si. Muchos cubanos que están aquí se
    la han tomado._dijo Zulema.

  • Richard puntó:

  • __Si. Es cierto. Muchos vinieron para acá,
    hicieron buenos negocios, abundante dinero y luego se
    olvidaron de los suyos alegando que no mandan dinero a Cuba
    porque va a parar a las manos de Fidel Castro.

  • __Richard, comentó Rita, tengo paisanos
    dominicanos que lo han hecho también. Algunos se
    acuerdan de los suyos y los ayudan, otros no. Son
    malos.

  • __Aunque es bueno que ustedes sepan_ Richard se
    dirigía a las recién llegadas_ que aquí
    la cosa no es como la pintan allá. Aquí nadie
    regala nada. Hay que trabajar muy duro. Hay que luchar.
    Muchos allá piden y piden y no saben cuanto hay que
    sudar el dólar que uno se gana. Este dilema de la
    familia dividida; unos aquí y otros allá, ha
    traído muchos problemas. Para muchos allá
    sólo valemos los que estamos aquí.

  • __Así es, Richard. Nosotras nunca cometimos
    ese pecado, pero en muchas familias en Cuba pasa eso._dijo
    Zulema.

  • __Vivamos como vivamos, siempre añoraremos
    Cuba. A mi no me falta nada, pero cuánto daría
    por andar por las calles de la Habana. Por escuchar nuestra
    Guantanamera en Tropicana. Pasear por las calles de la Habana
    Vieja. Tomarme una botella de Carta Blanca en la sala de mi
    casa con algún amigo escuchando buena música.
    Ir a la Bodeguita del Medio, como lo hacía con mis
    amigos, a tomarme un mojito en la barra del bar.

  • Richard continuaba con la mirada perdida entre los
    recuerdos y las añoranzas:

  • _Luego, comerme un buen plato de lechón asado
    con congrí, o unos saladitos de chicharrones entre uno
    y otro trago. Allí en la Bodeguita conocí un
    día al escritor Hemingway. Después lo vi en el
    Floridita donde iba a tomar daiquiri como yo. Sueño
    con estar de nuevo en mi casa, en Marianao, y levantarme
    temprano; leer el periódico, aunque diga lo que diga;
    caminar por los terrenos donde está mi casa y
    contemplar los árboles; mirar el cielo azul despejado,
    y escuchar el canto de los pájaros, oler el perfume de
    las flores. Añoro estar en el estadium del Cerro y ver
    un buen juego de pelota; y hasta contemplar los habaneros en
    su ir y venir por las calles; llenos de preocupaciones y
    necesidades. Ir a una de esas colas en la bodega, donde todo
    se comenta y donde la gente irritada da rienda sueltas a sus
    opiniones sin tener en cuenta quien los escucha, ni las
    consecuencias.

  • __Si, papá, pero hay muchos motivos por los
    que estamos aquí.

  • __Lo se. Es evidente, pero no nacimos aquí
    sino allá. Llevamos la isla por dentro. Todo el que
    está aquí desea estar allá. Y todo por
    el dichoso comunismo incapaz de levantar a mi país. !
    Cuba es un imán! Cuando ustedes lleven un tiempo
    aquí lo comprobarán.

  • Charito lo sacó de la nostalgia en la que
    había caído.

  • __Papá, mañana mismo tienes que
    llevarme para Atlanta. Tengo muchos deseos de ver a
    Mamá Cristina. ¿Cómo
    está?

  • __Está mal. Tienes que estar preparada para
    lo peor. Mañana en la mañana saldremos para
    allá en mi carro.

  • Charito se puso triste y sus ojos se inundaron de
    lágrimas. Rita trató de hacerle recobrar el
    estado anterior.

  • __No te pongas así. A lo mejor rebasa. Dios
    hace muchos milagros.

  • Zulema se mantenía en silencio.
    Prefirió no hablar del asunto.

  • __Estoy loca por verla. Me quedaré con ella
    unos días.

  • __Está bien. Quédate el tiempo que
    quieras. A Rosita le gustará tu
    compañía.

  • Conversaron un rato más y luego salieron a
    dar unas vueltas por la ciudad. Deslumbradas, contemplaron la
    nocturna Miami. A Zulema le pareció que paseaba con
    Richard por la Habana del 58 y recordó muchas cosas.
    El estropeo de sus cuerpos las obligó a pedirle a
    Richard que retornara a la casa.

  • Rita se había retirado a su apartamento en la
    planta baja del edificio. Charito fue a su nuevo cuarto y
    Zulema al cuarto de Richard en su
    compañía.

  • Estaban de nuevo a solas después de tanto
    tiempo. De pie; frente al espejo con bordes dorados, pegado a
    la pared, la abrazó por el talle palpándole los
    senos. Le susurró al oído palabras
    románticas, como en los primeros tiempos. Le
    besó el cuello donde aún latía el buen
    perfume; lamió los lóbulos de sus orejas y
    luego la viró.

  • De frente a él, sus labios se encontraron con
    los de su bailarina y los saboreó. Ansiosa, y
    olvidando el cansancio, esperó porque él la
    desnudara y la tirara a la cama. El lo hizo poco a poco.
    Luego ella lo desnudó. Los dos cuerpos cayeron sobre
    la cama y dieron rienda suelta a sus viejos y añorados
    deseos. En el clímax de los placeres perdieron la
    noción del tiempo y de todo cuanto había a su
    alrededor. Hicieron el amor con el ímpetu y las
    energías de la primera vez. Repitieron. La segunda
    pelea fue menos intensa, pero también ardiente y
    agotadora. Una vez recobradas las energías, merendaron
    ligeramente, se acostaron y se durmieron.

  • 12

  • Richard y Charito llegaron a Atlanta al
    mediodía. El cielo estaba encapotado como si fuera un
    día otoñal moscovita. Ella estaba loca por ver
    a su madre, pero le atormentaba saber el estado en que
    ésta se encontraba.

  • Richard la observaba. Veía como las
    lágrimas corrían por sus mejillas y se
    mantenía en silencio.

  • _Tienes que dominarte. Ella no debe ver en ti
    tristeza ni preocupación por su estado. Trata de
    comportarte lo más natural posible. Disimula._le
    sugirió su padre.

  • __Si, papá. Trataré de controlar mis
    sentimientos, aunque es difícil._lo dijo entre
    sollozos.

  • __Es mejor para ella.

  • __Si._asintió con la cabeza._dejó de
    lagrimear y se secó los ojos.

  • Llegaron a casa de Rosa donde vivía Cristina.
    El esposo de ésta, Henry, los recibió en el
    portal. Tras los saludos y la presentación de Charito
    al mismo, entraron.

  • Rosa estaba en la habitación con Cristina y
    salió a saludarlos. Ella conoció a Charito de
    apenas meses de nacida en Cuba. Después la vio en
    fotografías hechas a la familia en cumpleaños,
    nochebuenas pasadas en Cuba y alguno que otro motivo especial
    en que la familia se reunía.

  • En la sala, ella y Rosa se abrazaron. Luego Rosa lo
    hizo con Richard.

  • __ ¿Cómo está mi
    mamá?_la pregunta estuvo dirigida a su
    prima.

  • Rosa miró a Richard como consultando la
    respuesta.

  • __Cuéntanos sin reservas.
    –indicó Richard.

  • __Está muy mal. Ahora está dormida. Te
    llama mucho, Charito. Y a ti también,
    tío.

  • Todos se sentaron.

  • __¿Qué dicen los médicos que la
    atienden?_preguntó Richard.

  • Rosa, visiblemente angustiada,
    respondió.

  • __El Doctor Vergara, oncólogo cubano muy
    bueno, dice que ella está en la fase terminal de su
    enfermedad y no hay nada que hacer.

  • Charito se llevó su diestra a la cara y
    lloró. Estaba destrozada.

  • __Por poco no la veo viva. Eso no me lo hubiera
    perdonado nunca.

  • __No digas eso, mi niña. Tienes que ponerte
    fuerte._dijo Richard acariciándole los
    cabellos.

  • __Si, papá. Trataré de ponerme fuerte.
    Es que ella significa mucho para mí.

  • Richard le dio su pañuelo y ella se
    secó las mejillas y los ojos.

  • __Yo quiero mucho a mi tía. Henry y yo hemos
    hecho todo lo que se ha podido por ella.

  • Charito la miró y con breves palabras y
    gestos llenos de cariño le demostró el
    agradecimiento que sentía por ellos.

  • _Me alegra todo lo que ustedes han hecho por ella.
    Se lo agradeceré toda la vida.

  • __Cristina es una gran mujer. Es muy buena. Yo le
    quiero como si fuera mi familia._dijo Henry.

  • Richard corroboró lo dicho por
    él.

  • __Eso que dices, Henry, es muy cierto. Fue mi esposa
    y nos llevábamos como buenos amigos. Ella quiso venir
    para acá, aunque yo le insistí que se quedara
    en Miami. Le prometí comprarle una casa, pero no la
    pude convencer. Miami no le asentó ni tampoco le
    gustó.

  • Charito se puso de pie, luego Richard.

  • __Vamos para el cuarto.

  • Todos salieron rumbo a la habitación donde
    estaba Cristina. Charito se sentó al borde de la cama
    y la contempló emocionada. Su corazón
    palpitó como si quisiera salirse de su pecho.
    Había mucha angustia en su alma, pero no en su rostro.
    A Rosa y Henry se les hizo un nudo en la garganta, y con
    lágrimas en los ojos, salieron de la habitación
    y se sentaron en la sala en completo silencio. Luego, Rosa se
    repuso y fue para la cocina a preparar el
    almuerzo.

  • Richard se paseó de un lado para otro. El
    pecho se le oprimió y sintió que sus ojos se le
    humedecieron. Respiró profundo y se volvió a
    sentar al borde de la cama. Estaba asombrado por el deterioro
    de Cristina; su extrema delgadez, la respiración
    fatigosa, la palidez que cubría sus mejillas y las
    ojeras pronunciadas. Dormía con los brazos cruzados
    sobre su pecho.

  • Cristina despertó. Fue como si un
    Ángel venido del cielo le dijera: ¨Despierta, ya
    están a tu lado¨. Abrió sus ojos y lo
    primero que vio fue su hija. Por segundos pensó que su
    corazón iba a dejar de latir. La emoción fue
    inmensa. Sonrió ligeramente y sus ojos se inundaron de
    lágrimas. Enre sollozos le apretó las manos a
    Charito.

  • __! Dios escuchó mis peticiones, mi
    niña!_lo dijo emocionada. Habló bajo y con
    pocas fuerzas. Hizo un gran esfuerzo para demostrar la
    alegría que sentía por la presencia de Charito
    y Richard.

  • Ella acercó a Cristina. la abrazó y la
    colmó de besos.

  • __´! Cuánto te extrañé,
    mamá Cristina! Estaba loca por estar aquí
    contigo.

  • __Yo también te extrañé mucho.
    Tenía tantos de deseos de verte.

  • Cristina viró su cabeza y miró fijo a
    los ojos de Richard. El le dio un beso en la
    frente.

  • __Gracias por venir, Richard. A ti te he echado de
    menos también.

  • __Ya estamos aquí contigo. Ahora te
    sentirás mejor._dijo él tratando de darle
    ánimos en aquellos tensos momentos.

  • __Me siento muy mal. Creo de esto no
    me…

  • Su vida es prácticamente un sol
    eclipsado.

  • __No digas nada, mamá. Tú te vas a
    curar. Ya verás.

  • Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7
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