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La radio, despegue y arraigo en Cuba (1925-1940)




Enviado por Ramón Guerra Díaz



  1. Resumen
  2. Desarrollo

Resumen

Cuba fue una de las naciones pioneras de la radio en
América, con una rápida expansión de sus
trasmisiones gracias a su capacidad para llegar al oyente lo que
permitió a los artistas valerse del medio para difundir su
obra, patrocinados por los comerciantes y productores como
patrocinadores del medio, lo que permitió una
rápida expansión por toda la isla. La radio se
convirtió en el medio de comunicaciones más
influyente durante este período, condición que
mantuvo hasta la llegada posterior a la
televisión.

Desarrollo

La radio se inicia en 1922 con la salida al aire de la
2LC cuyas trasmisiones se basaban en la difusión de
música cubana; a pesar de los pocos receptores que
había en el país, ya en 1923 las emisoras ganan
audiencia con la trasmisión de la retreta del
Malecón, que llegó a convertirse en un programa muy
gustado.

El 12 de febrero de 1923 se dicta el Decreto
Presidencial que regula las trasmisiones de radio y con él
se estimula la creación de nuevas emisoras que al
finalizar el mencionado año ya llegaban a 34 en todo el
país, la mayoría en La Habana. El permiso
número 34 se le otorgó a la emisora 7-AZ de
Camagüey, operada por Pedro Nogueras y Rafael
Valdés.

La emisora de Manolín Álvarez, la 6-EV de
Caibarién trasmitió por primera vez en Cuba un
evento deportivo[1]al narrar la pelea por la
corona mundial de los pesos máximos de boxeo, entre el
estadounidense Jack Dempsey y el argentino Luis Ángel
Firpo, celebrada en Nueva York. El hecho fue posible gracias a la
traducción de Lorenzo Martín y la narración
de Feliciano Reinoso con la información recibida
vía telefónica. Fue el primer programa no musical
trasmitido por la radio en Cuba y eso hizo ampliar las
posibilidades de la radio en Cuba en la difusión de
eventos deportivos, principalmente beisbol.

Estas primeras emisoras de Cuba fueron principalmente
difusoras de música, la mayor parte en vivo con grupos y
solistas de gran popularidad en el momento: El "Septeto Cuba" y
el septeto Boloña, Margot Alvariño, Los Califantes,
Los Diplomáticos de Pego, Fernando Collazo y su orquesta,
el barítono Carvajal cultivador del tango; los trovadores
Roberto Abreu, Joaquín Codina y el popular Guyún;
Abelardo Barroso y Rogelio Martínez; las orquestas de
Antonio María Romeu, el maestro Corman, la de Belisario
Díaz, la "flauta mágica", todas danzoneras y Pablo
Quevedo, el "divo de la voz de cristal", quien fuera el cantante
más popular de este período.

Un segundo momento de la radio cubana se inicia en 1929
con la fundación de la emisora "Progreso Cubano",
período caracterizado por la irrupción de los
"comerciales" y el dominio que los anunciantes harían de
la radio, determinando la ampliación de la
programación de la misma y su crecimiento cuantitativo y
cualitativo. En 1930 habían 43 emisoras de radio en La
Habana y 18 en ciudades de provincias.

Los comerciantes se habían percatado del valor
propagandístico de las ondas radiales, de su influencia en
los escuchas y el crecimiento en el número de oyentes,
todo lo cual fue aprovechado para anunciar sus productos y
patrocinar la programación; la radio se convirtió
en un regocio rentable gracias a la publicidad. Surgen las
emisoras de carácter comercial propiamente, como la COCO,
la CMX de Papá Lavín, CMCD desde el Hotel Palace,
CMBG de la Atwater Kent, CMCJ, de Rodríguez y hermanos, la
CMQ de la "Casa de las Medias", CMCY de Austrán y CMW del
"Diario de la Marina", entre otras.

Se inicia una dura competencia por asegurar audiencia y
vender más productos, las agencias publicitarias controlan
la programación y con ello los intereses artísticos
que se supeditan a los comerciales. Entre los grandes anunciantes
sobresalen las compañías Crucella S.A. y la
Sabatés S.A., ambas fabricantes de productos de higiene y
perfumería.

Fuera de La Habana se destacan las emisoras, Cadena
Oriental de Radio, en Santiago de Cuba, propiedad de Ricardo
Miranda, que desde esa ciudad compiten con las emisoras
habaneras.

Miguel Gabriel y Ángel Cambó compran en
1932 una pequeña planta, la CMQ, situada en El Vedado. En
los primeros tiempos fue difícil para Gabriel y sus
colaboradores, Manolo Serrano, Miguel Buendía y
José Antonio Alonso. Con el recrudecimiento de la
tiranía machadista aumentó la audiencia de la
emisora gracias a su noticiero y sus editoriales contra el
gobierno escritos por José Rodríguez Díaz y
leídos por Manolo Serrano. La emisora se hizo blanco de la
represión del dictador, redundando en su popularidad,
convirtiéndose la CMQ en la emisora más oída
en Cuba.

La consolidación de esta popularidad
vendrá con el programa de participación popular,
"La Corte Suprema del Arte" (1938) conducido por José
Antonio Alonso quien llevará este espacio a la cima de la
popularidad. Este no fue el primer espacio de
participación en la radio, pero haría época,
del programa saldrían magníficos artistas como
Rosita Fornés, Xiomara Fernández, Celia Cruz,
Normita Suárez, "Minín" Bujones, las Hermanas lago,
Asunción del Paso, "Estrellita" Díaz, Carlos
Suárez, Elsa Valladares, Olga Chaviano, "Estelita"
Rodríguez, Elizabeth del Río y otras muchas, que
llenaron una época en la cultura artística de
Cuba.

La CMQ en 1938 era la emisora más oída de
Cuba y por ende los anunciantes se disputaban sus espacios,
pagando buenas sumas. La Crucella era prácticamente la
dueña de su programación, produciendo espacios
estelares como el seriado de aventuras, "Tarzán", el
humorístico "Chicharito y Sopeira", "La novela radial" y
la crónica roja de "La Guantanamera", entre
otros.

En 1938 Amado Trinidad, acaudalado hacendado
villareño compra la CMHI en Santa Clara, su objetivo era
hacer una programación que se oyera en toda Cuba. El
primer programa que logra colocar en la popularidad fue el
episodio de "Pepe Cortés", escrito por Aramis del Real y
protagonizado por el actor y cantante Vicente
Morín.

"Pepe Cortés" caló en la audiencia cubana,
principalmente entre la gente del campo que se identificaron con
el bandido romántico de los campos de Cuba, que roba a los
ricos para darle a los pobres y siempre encuentra un momento para
descolgar la guitarra y cantar una décima. El episodio se
trasmitía de medio día y desplazó en las
preferencias al programa de CMQ de esa hora provocando la
reacción de los dueños y anunciantes que ofrecieron
una jugosa suma a Vicente Morín y Aramis del Real para que
trajeran a La Habana el personaje de Pepe Cortés, hasta
que lo consiguieron.

Se inicia una guerra de programación entre
Trinidad y la CMQ que habría de caracterizar la
década del cuarenta.

La producción musical continúa siendo
importante para las emisoras de radio, a ellas acudían
solistas y agrupaciones que un primer momento no cobraban por sus
presentaciones radiales, que le servían para promocionarse
y lograr contratos en salones de bailes y lugares sociales.
Aparecen programas que aprovechan el auge de las películas
de España, México y Argentina, para hacer espacios
con paso-doble, rancheras y tangos. Los trovadores
acompañados por su guitarra se convierten en asiduos de la
radio, introduciendo canciones propias o de autores mexicanos
como Agustín Lara, María Grever, Ruiz Armengol y
los creadores cubanos del momento.

La música sinfónica también
tenía su espacio a través de la radio. Se
organizaron conciertos desde el Hotel Plaza auspiciados por la
Sociedad Cooperativa Radio Falansterio CMK dirigida por Amadeo
Roldán (1933). El mismo Roldán dirige desde 1934
los conciertos "Hora Múltiple", por la misma emisora. En
1937 la COCO y la CMCF, en cadena con otras emisoras de
provincias, conciertos sinfónicos a cargo de la Orquesta
Filarmónica de La Habana.

El teatro lírico adaptado a la radio contó
con el impulso del maestro Roberto Ondina que fue director del
radio-teatro "Ideas Pazos".

La s radio dramatizaciones en Cuba afianzan
definitivamente al medio radial, que gana audiencia
atraída de la palabra. Estas dramatizaciones se inician en
CMCQ de la Víbora (1929) con la lectura de poemas y
monólogos en los que tomaron parte, Enriqueta Sierra,
Marcelo Agudo y Tomás Cuervo.

El 2 de mayo de 1931 surge en CMCQ la "Hora
Múltiple", primer programa de producción y
secciones de la radio cubana, entre ellas la dramatización
de radio-teatro adaptado por José Ángel Buesa. A
partir de esta experiencia cobra fuerza el radio teatro
dramatizado con efectos sonoros y música.

El programa fue concebido por Luis Aragón y en
él había de todo: teatro cómico y
dramático; música
sinfónica[2]charlas culturales a cargo de
intelectuales de prestigio[3]un espacio de
crítica política en el que el personaje de "Don
Cornelio" (Antonio Valladares), entonaba "La Siguaraya" (parodia
de la tonada mexicana "La Cucaracha") en cuyos versos se
hacían críticas al gobierno de Machado y por
último se organizaban concursos entre el público
asistente, sin necesidad de cupones o etiquetas de productos para
participar.

El cuadro de comedia de la "Hora Múltiple" estaba
compuesto por: Enriqueta Sierra, Celia Adams, Luis
Martínez Casado, Araceli Torres, Luis Manuel
Martínez Casado, Miguel Llao, Antonio Vázquez
Gallo, Tomás Cuervo, Antonio Valladares, Carlos Irigoyen,
Ignacio Coromina y Manuel Villa,; la musicalizadora era Conchita
Nogara, los locutores y animadores erán Raúl
Dubreuil y Luis Aragón.

En este espacio cantaron artistas líricos como,
Rosario García Orellana, Hortensia Coalla, Tomasita
Núñez, María Cervantes, Maryla Granowska,
María Pissarewsky, Maruja González, Liuba Helmer,
Alicia Dana, Rita Montaner, Esther Borjas, Blanquita Becerra,
Miguel Grandy, Juan Pulido y Paco Obregón, entre
otros.

"Hora Múltiple" estrenó en la radio en
1932 obras de teatro como, "El Matrimonio" de Gogol; "El que
recibe las bofetadas" de Andreiev y "El primer destilador" de
Tolstoi. Estas obras junto al repertorio español
fomentaron el hábito de audiencia, aunque todavía
no había dramatizados de continuidad seriada. Luego las
obras se radiaron por actos, uno cada día, gustó y
nació la radio dramatización seriada.

Surge "Radio Teatro" de Propaganda Joffre y Radio
Difusión O?Shea e "Ideas Oazos", este último
alternando con operetas.

En Santiago de Cuba, Félix B. Caiñet,
músico, poeta, periodista y escritor, hace en 1931 un
programa de narraciones infantiles, "Chelín Bebita y el
enanito Coliflor", con personajes interpretados por el propio
Caigñet, quien hace también los efectos de sonido
con la boca.

En 1934 Caigñet crea el detective chino
Shan–Li-Po trasmitido en forma episódica por la
CMKW, de Santiago de Cuba, protagonizado por Aníbal de
Mar, que posteriormente triunfa en la CMK de La Habana que
durante tres años acapara la audiencia con Oscar Luis
López en el protagónico.

En Francia un cubano hacia programación radial de
calidad, Alejo Carpentier, quien llega a la radio de ese
país europeo en 1932 de la mano de Deharme, uno de los
pioneros de la radiodifusión francesa. Vinculado a la
emisora "Poste Parisién", Carpentier adapta al medio el
cuento "El ruiseñor" de Andersen, luego hace lo mismo con
varios cuentos de, "La Mil y Una Noche".

En 1933 está al frente de la dirección de
programación de esta emisora, donde también fue
directos musical de programas, presentando entre otras obras, la
ópera radiofónica, "La grande complainte de
Fantomas" de Kurt Weill.

Su trabajo para la radio francesa se extendió
hasta 1939, siendo su trabajo más importante de ese
años, la adaptación a la radio de, "El libro de
Colón" de Paul Claudel, en Radio Luxemburgo.

La radio cubana se había afianzado no solo como
vehículo difusor de música y programas
humorísticos, sino ganando mucha audiencia con la
introducción de dramatizados y de programas informativos,
el primero de los cuales fue, "La voz del aire" (1931) del
periodista Jesús J. López por CMCD, uno de los
primeros diarios radiofónicos del mundo. Todo esto pese a
los intereses comerciales que dominaban la programación de
las principales emisoras.

 

 

Autor:

Ramón Guerra
Díaz

 

[1] 14 de septiembre de 1923

[2] Con un conjunto musical que
incluía a Pablo Miguel, piano; Amadeo Roldán,
violín, Alberto Roldán, violonchelo y José
M. Pacheco, flauta.

[3] Entre los que estaban Jorge
Mañach, Ofelia Rodríguez y Carlos Robreño,
entre otros.

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