Monografias.com > Administración y Finanzas > Recursos Humanos
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Los actos fallidos en el trabajo




Enviado por Gustavo Giorgi



    ¿Le pasó alguna vez que
    terminaba de escribir un correo dirigido a un compañero,
    comentando algo negativo de su jefe, y sin querer lo
    dirigió a su superior?.

    ¿Nunca dejó (justo) el papel
    que esa persona no debe ver en su escritorio?.

    ¿O saber que hoy venía uno de
    los Directores y se mancha la corbata (que nunca usa) con
    café?.

    Una más: Ud. sabe que debe entregar
    un trabajo el miércoles a última hora, y al momento
    de imprimirlo cae en la cuenta que se quedó sin tinta hace
    dos días y olvidó avisar al
    responsable…

    Estas y otras tantas situaciones similares,
    propias de la cotidianeidad en cualquier empleo pueden ser
    leídas como simples equivocaciones, o bien ser pensadas
    desde otro lugar.

    Cuantas veces sucede que cometemos errores,
    faltas o deslices que nos sorprenden. En esos momentos, si de
    algo estamos completamente seguros es que "No queríamos
    hacer eso, sino otra cosa". Además, convengamos que si
    bien en Argentina está bien popularizado el lenguaje
    psicoanalítico, sus conceptos parecen ser más
    aplicables cuando los vemos en otra persona y no en uno. Cuando
    se trata de mí, del que yerra sin querer, ahí la
    cosa se pone más difícil y preferimos atribuirlo a
    una mera casualidad o a algo con poca importancia.

    Quien primero corre el velo a esto,
    quitándole su apariencia de ingenuidad es Freud, el
    inventor del concepto Acto Fallido: "Las funciones fallidas,
    o sea el olvido ocasional de palabras y nombres, el de
    propósitos, las equivocaciones orales en la lectura y la
    escritura, el extravío de objetos, la pérdida
    definitiva de los mismos, determinados errores contrarios a
    nuestro mejor conocimiento, algunos gestos y movimientos
    habituales, todo esto que reunimos bajo el nombre común de
    funciones fallidas del hombre sano y normal ha sido, en general,
    muy poco atendido por la Psicología, atribuyéndose
    a la «distracción» y considerándose
    derivado de la fatiga (o) la falta de atención (..) Las
    funciones fallidas son verdaderos fenómenos
    psíquicos y entrañan siempre un sentido y una
    tendencia, constituyendo la expresión de determinadas
    intenciones, que a consecuencia de la situación
    psicológica dada no encuentran otro medio de
    exteriorizarse. Tal situación, es, por lo general, la
    correspondiente a un conflicto psíquico y en ella queda
    privada de expresión directa, y derivada por caminos
    indirectos la tendencia vencida[1]

    De esta manera, admitir que la conciencia
    no es la que prima siempre en nuestra conducta es la
    condición necesaria e indispensable para comprender las
    razones fundamentales capaces de explicar los fenómenos
    mencionados.

    "Si queremos proseguir consecuentemente
    nuestra interpretación de las operaciones fallidas (…)
    nos veremos obligados a suponer que en el hombre hay tendencias
    que pueden ser eficaces sin que él sepa nada de ellas.
    Pero con esto nos ponemos en contradicción con todas las
    opiniones predominantes en la vida
    ordinaria…[2]".

    El hombre intenta negar casi
    sistemáticamente la preponderancia del inconciente en sus
    actos diarios. Cuestión que también fue advertida
    por Freud al establecer que una de las principales afrentas del
    psicoanálisis hacia el narcisismo de la humanidad tiene
    que ver con que "El Yo no es amo en su propia casa" lo que
    implica pensar que nos encontramos bajo el dominio del
    Inconciente, a quien podríamos ubicar de manera no
    anatómica como aquella parte de la estructura
    psíquica en la se hallan cuestiones reprimidas, en tanto
    intolerables si seguimos a Freud; o Innombrables si Lacan es
    nuestro guía.

    Así, no será lo mismo decir
    subconciente, porque supondrá un "estar por debajo de la
    conciencia", que establecer una entidad aparte e independiente
    que pujará por expresarse: el Inconciente. Y sin entrar en
    detalles que exceden las pretensiones de este texto, puede
    decirse sin ambages que esa fuerza permanente (perentoria, al
    decir de Freud) tratará de aparecer de alguna forma.
    Ejemplo de esto serán los síntomas, los
    sueños, la repetición y los actos
    fallidos.

    "(…) los procesos anímicos
    son, en sí y por sí, inconcientes y los procesos
    concientes son apenas actos singulares y partes de la vida
    anímica total (…) estamos habituados a identificar
    lo psíquico con lo conciente … a la conciencia la
    consideramos el carácter definitorio de lo psíquico
    (…) Su definición (del psicoanálisis) de lo
    anímico dice que consiste en procesos del tipo del sentir,
    el pensar, el querer; y se ve obligado a sostener que existe un
    pensar inconciente, hay un querer
    inconciente"[3].

    Volviendo al inicio, se impone la pregunta
    por la nominación: Por qué ese nombre?. Qué
    significa exactamente que sea un acto y además
    fallido?.

    Lo primero que es necesario entender es que
    en el acto fallido hay un conflicto. Una lucha entre tendencias
    en niveles fuera de la conciencia, y cuya pelea no se manifiesta
    en sueños o palabras, sino en acciones.

    "Freud deduce que lo actos fallidos con
    equivalentes a los síntomas, pues en definitiva no son
    más que un retorno de lo reprimido. Pero lo hay que tener
    en cuenta es que (…) el retorno se hace como acto. Freud lo
    dice como que ´está ligado a la
    motilidad`"[4].

    Y son conductas que además son
    fallidas, porque en ellas no queda clara la relación con
    un objetivo o fin determinado. Su "para qué" queda en la
    oscuridad en nuestra conciencia, la que supone que estos actos
    sorprendentes realmente no poseen un objetivo o no guardan
    vínculo con una causa específica.

    Sin embargo, se establece que el hecho de
    carecer de explicación lógica no implica que no
    tengan un sentido. El asunto estriba en que el sentido es
    inconciente y como tal no podemos comprenderlo en forma directa.
    Entonces, y esto es fundamental, puede decirse que el sentido del
    acto fallido es tramitar aquel conflicto.

    Una vez comprendido lo anterior, se propone
    leer la clasificación freudiana y desde allí pensar
    tales situaciones o conductas extrañas para la vida de
    vigilia, a los fines de dar cuenta de las mismas bajo la mirada
    psicoanalítica.

    1) El acto fallido como intento de evitar
    un disgusto (displacer).

    "¿Cómo se llamaba ese tipo
    que nos visitó hace unos días?.. El que
    vendía ese sistema tan interesante… El de
    bigotes…. Pero, si lo tengo en la punta de la
    lengua…".

    "¿Alguien vio la lapicera que trajo
    Alberto, que no la encuentro?"

    O anotar el número de
    teléfono y los datos de un cliente clave en un papel
    cualquiera, que, mágicamente, se pierde…

    Según Freud: "El motivo que
    más frecuentemente nos mueve a reprimir una
    intención, obligándola así a contentarse con
    hallar expresión indirecta en un acto fallido, es la
    evitación de displacer. De este modo olvidamos tenazmente
    un nombre propio cuando abrigamos hacia la persona a quien
    corresponde un secreto enfado o dejamos de realizar
    propósitos que sólo a disgusto hubiéramos
    llevado a cabo, forzados, por ejemplo, por las conveniencias
    sociales. Perdemos un objeto cuando nos hemos enemistado con la
    persona a quien nos recuerda o que nos lo ha regalado. Tomamos un
    tren equivocado cuando emprendemos el viaje a disgusto y
    hubiéramos querido permanecer en donde estábamos a
    trasladarnos a lugar distinto. Donde más claramente se nos
    muestra la evitación de displacer como causa de estos
    fallos funcionales es en el olvido de impresiones y experiencias
    (…) La memoria es harto parcial y presenta una gran
    disposición a excluir de la reproducción aquellas
    impresiones a las que va unido un afecto penoso, aunque no
    siempre lo consiga[5]

    Puede verse en esta explicación lo
    que se establecía al inicio. Un conflicto entre
    tendencias: Malestar hacia una persona versus Necesidad de ser
    "políticamente correcto". O disgusto por ir a determinado
    lugar y olvidarse el pasaje o tomar otro colectivo.
    También puede pensarse cuando Ud. tiene que presentar un
    informe importante ante la línea de gerentes y se equivoca
    de oficina, entrando en otra que no tiene relación con
    aquella.

    2) Errores en el habla.

    Cuando se quiere decir una cosa y se dice
    otra, o cuando se manifiesta algo que uno intentaba ocultar, o
    directamente cuando se expresa lo opuesto a lo
    planeado.

    Respecto al último caso,
    quizás uno de los ejemplos más comentados de la
    historia argentina reciente se dio cuando un candidato a
    vicepresidente manifestó en un acto multitudinario elegir
    la Dependencia antes que la Liberación (respecto del
    extranjero) pretendiendo gritar justamente lo
    contrario.

    En un trabajo los ejemplos pueden ser
    graciosos o trágicos, según toque la
    posición del protagonista. Tener un jefe al cual la mujer
    le fue infiel y confundir la palabra "medialunas" con
    "cuernitos"[6] podría ser fatal.

    "El tipo más habitual y
    también el más llamativo de trastabarse es aquel en
    el que se dice exactamente lo contrario de lo que se tenía
    la intención de decir. Esto, desde luego, nos lleva muy
    lejos de las relaciones entre los sonidos y los efectos de
    semejanza, y en cambio puede sostenerse que los opuestos poseen
    entre sí un fuerte parentesco conceptual y se
    sitúan en una particular proximidad dentro de la
    asociación
    psicológica"[7].

    3) El Desplazamiento.

    Tal como ocurre con los sueños,
    existen mecanismos que a partir de la censura conciente nos hacen
    creer cosas que no son.

    En estas situaciones, la comprensión
    del acto fallido es más compleja, debido a que las
    representaciones psíquicas (llámense ideas o
    pensamientos) se han vestido con otra ropa. Se
    disfrazaron.

    "Cuando olvidamos el nombre de una
    persona contra la cual nada tenemos, el análisis nos hace
    ver que dicho nombre ha despertado asociativamente el recuerdo de
    otra persona de nombre igual o semejante que nos inspira
    disgusto. El olvido del nombre de la persona inocente ha sido
    consecuencia de tal relación, resultando así que la
    intención de olvidar ha sufrido una especie de
    desplazamiento a lo largo de un determinado camino
    asociativo"[8].

    En el sueño, lo típico es.
    "Ayer soñé con Juan, pero no era Juan". En el acto
    fallido, como otra manifestación del inconciente, el
    mecanismo de desplazamiento aparece en que un olvido de un nombre
    puede ser a consecuencia del vínculo que establecimos
    entre esa persona y otra que nos genera displacer.

    Posiblemente uno de los ejemplos más
    comunes de esto se da cuando intentamos recordar el nombre de un
    actor de cine en medio de una divertida charla. No sería
    un forzamiento pensar que ese actor tiene algo en común
    con una persona generadora de displacer (un amigo, vecino, padre,
    hermano, solo por citar algunas posibilidades).

    4) El extravío de objetos y el
    fallido como acto mágico.

    Por estos días invernales de 2014
    puede verse en las pantallas de tv argentinas una publicidad muy
    cómica de gente que, incapaz de viajar por cuestiones de
    dinero, azota con mucho gozo los regalos-recuerdos
    (souvenirs) que le traen sus amigos, en una clara
    muestra de envidia.

    De forma análoga, una rotura
    accidental de una cosa, un descuido y también un olvido de
    objeto se inscriben dentro de esta lógica inconciente, que
    muestra la existencia de una puja entre tendencias.

    Así, "perdemos objetos cuando
    nos hemos enemistado con el dador y no queremos acordarnos
    más de él, o también cuando han dejado de
    gustarnos y queremos crearnos un pretexto para sustituirlos por
    otros mejores. A ese mismo propósito en relación
    con un objeto sirven también el dejar caer, el romper, el
    destrozar (…) El extravío temporal de objetos no es,
    por lo común, sino la realización inconsciente del
    deseo de verlos desaparecer, y su rotura, la de sustituirlos por
    otros mejores (…) Al mismo fin pueden servir también
    el dejar caer la cosa, estropearla o hacerla
    añicos"[9].

    Freud, en sus Conferencias citadas
    supra, anota que los extravíos pueden obedecer a
    múltiples causas, pero que lo común pasa por
    "querer extraviarlo", existiendo así un deseo inconciente.
    De esta forma, las variaciones se dan en los motivos y los fines
    concretos. Por ejemplo, cuando proviene de alguien con quien
    tenemos una mala relación o bien que lo compramos en una
    situación de la que no queremos recordar nada.

    En las empresas puede observarse que los
    regalos hechos por viajantes de otras organizaciones, por ejemplo
    lapiceras, son muy vulnerables a ser extraviados por aquellos
    colaboradores que observen de mala forma a ese proveedor o a su
    representante comercial.

    En otro orden de cosas, y por más
    que pueda resultar enigmático, asombroso o inquietante,
    también los extravíos pueden vincularse con
    creencias, supersticiones y actos mágicos.

    Dice Freud: "Varios grandes poetas han
    comprendido este sentido de tales equivocaciones y las han
    empleado en sus obras. La pérdida de objetos valiosos
    resulta ser muchas veces un sacrificio, encaminado a alejar una
    desgracia temida, no siendo ésta la única
    superstición que aún se impone a los hombres cultos
    bajo la forma de un acto
    fallido."[10].

    Sigue: "…Ciertas cosas pueden estar
    condenadas a perderse sin que su valor haya desmerecido nada; por
    ejemplo, cuando existe el propósito de ofrendar algo al
    destino para defenderse contra otra pérdida temida.
    Según nos dice el análisis, tales exorcismos del
    destino son todavía muy frecuentes entre nosotros; por eso
    muchas veces nuestra pérdida es un sacrificio
    voluntario
    [11]

    Finalmente, en su "Psicopatología de
    la vida cotidiana", Freud ubica nuevamente a los actos fallidos
    como "… resultados de compromiso, que conllevan un
    éxito a medias y un fracaso a medias respecto de cada uno
    de los dos propósitos; la intención amenazada no se
    sofoca del todo ni (prescindiendo de casos singulares) se
    mantiene incólumne
    [12]

    En síntesis, cuando a usted lo
    sorprenda haber realizado o dicho algo extraño, y que
    incluso pudo hacerlo reír, recuerde que esos actos tienen
    un sentido: Aún cuando no sepamos cuál.

     

     

    Autor:

    Gustavo Giorgi

     

    [1] “Múltiple interés del
    Psicoanálisis”. Freud, Sigmund. 1913. Ed
    Amorrortu. Obras Completas

    [2] “Conferencias de
    Introducción al psicoanálisis”. Freud,
    Sigmund “Conferencias de Introducción al
    psicoanálisis”. 1915-6. Ed. Amorrortu. Vol 15.

    [3] Id. ant.

    [4] “El acto
    psicoanalítico”. Roldán, Arturo.
    Conferencia impartida en la Red de Asistencia
    Psicoanalítica. Madrid, 2001.

    [5] “Múltiple interés del
    Psicoanálisis”. Freud, Sigmund. 1913. Ed
    Amorrortu. Obras Completas

    [6] En Argentina las medialunas y los
    cuernitos son productos de panificación.

    [7] “Conferencias de
    Introducción al psicoanálisis”. Freud,
    Sigmund “Conferencias de Introducción al
    psicoanálisis”. 1915-6. Ed. Amorrortu. Vol 15.

    [8] Id. ant

    [9] Id. ant.

    [10] Id. ant.

    [11] Id. ant.

    [12] “Psicopatología de la vida
    cotidiana”. Freud, Sigmund. 1901. Ed Amorrortu. Obras
    Completas

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter