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El adiós europeo al Estado del Bienestar (Parte I) (página 5)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Efectivamente, tal y como recogen algunos destacados
estudios sobre la materia -uno de ellos elaborado en 2008 por el
hoy presidente del BCE, Mario Draghi-, Italia
aplicó un impuesto sobre el capital en 1920, con tipos que
oscilaban entre el 4,5% y el 50%, aunque el pago podía
extenderse durante un total de 20 años;
Checoslovaquia también aprobó una tasa
progresiva especial sobre todo el patrimonio de las familias que
iba del 3% al 30%, aunque recayó, principalmente, sobre
una minoría de origen alemán; otros países
como Austria o Reino Unido intentaron imitar estas
medidas, pero fracasaron al retrasar su aplicación,
disparando la fuga de capitales; en Japón, las
fuerzas de ocupación impusieron dicho impuesto tras la
Segunda Guerra Mundial, aunque se limitaba a castigar a quienes
se hubieran enriquecido con la guerra.

Chipre y la propuesta alemana

El ejemplo más cercano es el de Chipre, en donde
se aprobó una quita sobre los grandes
depósitos
(de más de 100.000 euros) para
reducir la deuda, no del Estado, sino de sus grandes bancos
insolventes, aunque a cambio de acciones de dichas entidades.
Casualmente, la troika y el Gobierno chipriota tildaron de
"impuesto" esta quita especial sobre los ahorradores.

Además, hace poco más de un año,
destacados analistas alemanes propusieron un impuesto similar con
el fin de reducir la deuda pública de los países en
problemas, pero restringida a las grandes fortunas. "Los
gobiernos deberían considerar la imposición de un
impuesto sobre el capital de los ricos con el fin de refinanciar
y reducir la deuda nacional". ¿Su idea? Un impuesto
sobre el capital del 10%
sobre el patrimonio personal neto
superior a 250.000 euros por contribuyente (500.000 para parejas)
e incluso un tipo más elevado sobre los patrimonios
superiores a 500.000 y un 1 millón de euros,
respectivamente. Para los gobiernos de la periferia del euro,
estas particulares quitas podrían suponer una "fuente
adicional" de ingresos
para asegurar la refinanciación
de su deuda pública, "sin tener que depender de la ayuda
externa", añadían.

Sin embargo, también advertían de que "la
imposición de tales gravámenes es compleja, ya que
implica la valoración de los activos y prevenir la
evasión fiscal. Si la élite rica espera que tales
gravámenes se repitan, esto podría desalentar la
inversión y estimular la fuga de capitales". En este
sentido, Peter Bofinger y Lars Feld, dos de los principales
asesores económicos de la canciller alemana, Angela
Merkel, recomendaron gravar específicamente la riqueza
inmobiliaria
de las familias del Sur de Europa en caso de
precisar un rescate soberano, por ser activos fijos, sin la
movilidad propia de los productos financieros, evitando
así los nefastos efectos de la fuga de capitales que, sin
duda, conllevaría una medida similar.

En definitiva el Fondo Monetario Internacional (FMI)
no esconde una nueva vuelta de tuerca a los bolsillos de los
contribuyentes europeos. El organismo que preside Christine
Lagarde plantea, en su informe Fiscal Monitor de octubre, una
eventual quita a la riqueza de las familias europeas para que la
deuda pública de 15 estados europeos recupere sus niveles
de 2007. En el citado informe, la institución
económica llega a concretar una cifra: el 10% de los
ahorros familiares.

Se define como capital levy o impuesto sobre el
capital. Y sería un one-off. Es decir, la posible
reducción se efectuaría de una sola vez.
"Sería una medida excepcional para restaurar la
sostenibilidad de la deuda pública", explica el FMI en su
informe. Para justificar esta posible decisión, el FMI
cita que es una medida defendida por destacados e
históricos economistas como Pigou, Ricardo, Schumpeter o
Keynes.

En el conjunto de países de la OCDE, la deuda
pública media se situará el año
próximo en un 113,1% sobre el PIB, cuando en 2007 el
promedio apenas superaba el 74%. El mayor nivel de deuda
pública bruta corresponderá a Japón, con una
cifra del 233,1% sobre el PIB en 2014. Además de
España, otros nueve países de la OCDE
estarán por encima del 100%. Grecia registrará un
189,2%, figurando a continuación Portugal e Italia con
niveles superiores al 140%. Irlanda (126,4%), Islandia (124,4%) y
Francia (116,3%) también se situarán por encima del
promedio de la OCDE. El Reino Unido alcanzará un 113%,
mientras que los Estados Unidos llegarán al 110,4% y
Bélgica al 104,5%. Austria, los Países Bajos y
Alemania superarán el 85%, mientras que Finlandia
rozará un 70%.

Entre los países de la OCDE que pertenecen a
la Unión Europea destacan los niveles relativamente bajos
de endeudamiento de Dinamarca (58,4%), Suecia (52,7%) y, sobre
todo, Luxemburgo (32%). Estas tres naciones son la
excepción en el conjunto de países de la OCDE,
donde la deuda pública media se situará el
año próximo en un 113,1% sobre el PIB, cuando en
2007 el promedio apenas superaba el 74%.

Estos "illuminatis" no solo nos "laminan" las
prestaciones sociales hasta la extenuación, sino que nos
"expropian" de un plumazo, un 10% adicional de nuestro menguado
patrimonio. Me queda una sola duda: ¿para cuándo el
"derecho de pernada"? (no sé si le apetecerá a Ms.
Lagarde, pero estoy seguro que a Mr. Strauss Kahn le hubiera
gustado "muchísimo". A verlas venir…
entonces.

Lo auténticamente "insostenible" es el
círculo vicioso entre estados y bancos

No se entiende el peso excesivo del sector financiero
en el PIB. Nunca antes fue tan elevado. Las finanzas se han
divorciado del comercio y la economía real, su
razón de ser primigenia.

Es necesario volver a encarrilar el sistema
financiero. Rediseñarlo introduciendo mecanismos que
impidan tropelías como las que todavía seguimos
padeciendo. Prohibiendo los instrumentos financieros absurdos que
exacerban el riesgo a cambio de nada, cuya letra pequeña
nadie entiende, empezando por aquellos que los adquieren y
contratan.

Es necesario reducir abruptamente la
concentración financiera promovida como consecuencia de la
crisis financiera en vigor. Poniendo al mando de las entidades
resultantes a gente decente y honrada. Reconvirtiendo el
contubernio manipulado en que se ha convertido el sistema
financiero mundial obligándolo a retornar a sus esencias
mercantiles y comerciales.

La banca nació con el fin de servir como
simple intermediario entre comprador y vendedor. Se dedicaba a
facilitar las transacciones económicas. Apadrinaba de
manera rápida, segura y fiable nuevas aventuras
mercantiles otorgando crédito de manera sensata.
 

Desgraciadamente, las finanzas han dejado de ser un
medio capaz de propulsar el bienestar y el comercio para
convertirse en un fin en sí mismo. En un lastre y en una
bomba de relojería recurrente generadora de burbujas
diversas destinadas a explotar cada cierto tiempo una vez que los
gurús han vuelto a hacer caja con sus prédicas
absurdas. Cambio conceptual que tomó carta de naturaleza
desacerbada durante los años 80 del siglo
pasado.

La economía financiera, el simple
intermediario de antaño, se ha convertido en protagonista
absoluto del presente económico, pervirtiendo el sistema y
empobreciendo a la mayoría de la
población.

El crédito sigue sin fluir hacia particulares
y empresas, su razón de ser primigenia. Su único
destino actual es financiar a reyes metafóricos y tiranos.
La burbuja de deuda pública se incrementa, aquí o
acullá, hasta que acabe por reventar. Los sistemas
financieros, por el contrario, han dejado de funcionar con
aquello para lo cual fueron creados. Se vuelve al trueque, se
llamen "bitcoins" u otras iniciativas que están surgiendo
fuera del sistema. Brutal paradoja.

En vez de analizar con profundidad los hechos y
actuar con sensatez, desde que comenzó la crisis se han
reforzado los mecanismos financieros que nos han llevado al
desastre. La banca mundial se concentra cada vez en menos actores
alejándola del objetivo tradicional: la mera
intermediación que promueva el crédito,
proporcionar facilidades a los empresarios y agilizar el
comercio. El crédito ya apenas se otorga a particulares y
empresas más que para especular. Su objetivo primigenio
raramente se cumple ya.

El motor económico no podrá arrancar
mientras no vuelva a haber un entramado financiero diverso y
disperso con objetivos claros, con activos más reducidos
respaldados con algo más que aire. Con entidades sanas y
profesionales. El poder financiero debe dejar de seguir
concentrado en manos de unos pocos desalmados.

"Las cenizas de Ángela"

Es un libro de memorias escrito por el autor
irlandés estadounidense Frank McCourt. Fue publicado en
1996 y obtuvo el Premio Pulitzer.

La vida en Irlanda, y especialmente en Limerick, no
era fácil en aquella época (años 30 y 40), y
el libro la recoge con crudeza. La familia McCourt vive en una
casucha minúscula en una callejuela sucia, con una sola
bombilla y conviviendo con las pulgas y los chinches, y comparten
una única letrina con sus demás vecinos. El padre,
vago y alcohólico, apenas logra mantener ningún
trabajo, y cuando lo hace es sólo para poder comprar
más bebida. Así, la familia se ve obligada a vivir
de la caridad, subsistiendo principalmente a base de té y
pan…

Cuando leo que los "illuminatis" europeos (y no
digamos los "partys" americanos), sostienen que hay que pasar de
la "solidaridad indirecta" (estado del bienestar) a la
"solidaridad directa" (caridad privada), porque al estar todo
cubierto ha subido el estándar de vida y la
sensación de felicidad, generando a su vez individualismo,
y erosionando en papel de los ciudadanos en la sociedad, mientras
que la solidaridad directa, la del apoyo mutuo, tiene un fuerte
componente emocional, no puedo dejar de pensar en la
"emoción" que sentían Ángela y sus hijos
cuando mendigaban caridad, dormían todos en la misma cama,
o lamían el papel de diario en el que había sido
envuelto el misericordioso alimento. Una "gozada",
vamos.

La mala
educación

Monografias.com

De los tres próximos temas a tratar
(educación, salud y pensiones), los asuntos vinculados con
la enseñanza (instrucción, formación,
cultura, orientación, ilustración, adiestramiento),
son los que me resultan más cercanos y
trascendentes.

En Febrero, de 2010, publiqué el Ensayo titulado:
Esperando la rebelión de los "ni-ni" (ni estudian ni
trabajan): Los "babylosers" – De la "Generación Peter Pan"
a la "Generación Cero": el becarismo rampante

En el Apartado: – Ya sé; no me digás,
tenés razón: la vida es una herida absurda…
(*)

(*) (De la letra del Tango "La última curda" de
Cátulo Castillo y Aníbal Troilo)

Decía:

"Me resulta tan odioso seguir como conducir".
Nietzsche

Estimado joven amigo: No tengo la menor autoridad para
sermonear a nadie (apenas soy, un millonario en fracasos) y
aunque la tuviera, no la desearía utilizar (intento ser
liberal hasta el renunciamiento personal). Por otra parte,
tampoco puedo dirigirme a mis contemporáneos (los que no
se han dado por "vencidos", disfrutan del hedonismo pasivo de
última instancia, mientras duren las migajas). Por
supuesto, poco interesan mis pensamientos a nivel
académico, por incómodos y fuera de contexto (fui
expulsado de las Escuelas de Negocios, por antiglobalizador,
desde antes que ese término trascendiera al gran
público, o por intentar enseñar ética, a los
que sólo se preparaban para matar).

Así y todo, por el mérito de haber
trabajado para ti (sí, al menos para los que aún
leen, por supuesto) desde el año 1998, estudiando,
documentando y escribiendo sobre temas de economía para
facilitar la difusión, el entendimiento y el debate de
ideas desde una óptica "políticamente incorrecta",
además de dejar un amplio archivo de Informes y Hemeroteca
para que "no se olvide lo inolvidable", permíteme
compartir contigo esta "confesión".

El 54% de los miembros de tu generación ("de los
ciudadanos de 18 a 34 años", según los analistas,
que no ahorran en sarcasmos, al llamarlos ciudadanos), no tiene
proyectos ni ilusión. No aciertan a vislumbrar una salida
airosa, ni combatir este estado de cosas. No tienen prisa para
hacerse mayores.

El virus del desánimo está minando la
naturaleza vitalista y combativa de la gente joven. Mientras
tanto, el discurso consumista ha resultado una trampa para tantos
jóvenes audaces que creyeron en el maná crediticio
y el crecimiento económico sin fin.

Vivir peor que sus padres… Podemos estar
asistiendo al primer proceso masivo de descenso social desde los
tiempos de la Revolución francesa.

¿Ha surgido una generación apática,
desvitalizada, indolente, mecida en el confort familiar? Aplican
la estrategia de flexibilizar los deseos (individuos de
plastilina) y de restar compromisos (seres invisibles,
presentistas). Aprovechar el momento "aquí y
ahora".

Esclavos libres… Jóvenes rotos…
Presa fácil de la devastación laboral, corren el
riesgo (casi la certeza) de un nivel de vida peor que el de sus
padres. Nuestra sociedad excluye aquellos que representan el
futuro, transformándolos en extranjeros de sí
misma. Excluidos del futuro, desarrollan una actitud nihilista
porque no les exige estar motivados, ni asumir
responsabilidades.

¿Será posible que esta juventud
supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea
la llamada a abrir nuevos caminos? Vivimos un tiempo sin
ideologías. Vivimos en una sociedad "anestesiada". Una
sociedad en la que todo vale. Es mejor no aspirar a mucho y
"pillar" lo que se pueda.

Generación decepción… La
apatía destructiva que se deriva de la ausencia de
valores, de la relatividad moral, de la indiferencia ante quienes
nos rodean.

El riesgo de la eterna adolescencia (síndrome de
Peter Pan)… alcohol… beber hasta la
embriaguez… drogas… problemas en las aulas…
abandono y fracaso escolar… indisciplina y
violencia

Crisis de identidad… desconfianza y ausencia de
valores… conformismo irreversible… Los
jóvenes se han instalado en una "impotencia
confortable"…

Seguramente algunos padres (ojalá que muchos,
entre los que me incluyo) se estén preguntando: ¿Y
qué hemos hecho nosotros para merecer esto? Mi respuesta
sería: "todo mal" (asumo mi parte del fracaso).

Hemos criado niños eternos; les hemos dado
objetos y no afectos; hemos estado demasiado ausentes demasiado
tiempo; no le hemos enseñado el valor del esfuerzo, del
trabajo, de la responsabilidad; nunca nos hemos sentado con ellos
a escucharlos; nunca les hemos dicho que no; hemos desvalorizado
el papel de los maestros; hemos sido permisivos, relativistas,
consumistas, hedonistas, egoístas, indiferentes,
individualistas, insolidarios… y todo ello se ha
trasmitido a los hijos.

Hemos deseado que no sufrieran lo que habíamos
sufrido nosotros, que tuvieran todo aquello que no
habíamos podido tener nosotros, que lograran (sin mirar
cómo, ni para qué) el título universitario
que no habíamos podido lograr nosotros. Hemos transformado
a nuestros hijos en un "trofeo" para demostrar nuestro
éxito en la vida.

Y ahora, tarde y mal, nos damos cuenta que el "trofeo"
es un fiasco, que hemos malogrado nuestros objetivos y lo que
peor aún, hemos estropeado a nuestros hijos.

Estamos cosechando lo que hemos sembrado. Los
jóvenes no tienen culpa. La culpa es nuestra. La
generación que dirige (simula) el mundo es la nuestra, la
generación que dirige (especula) los negocios es la
nuestra, la generación que educa (por decir…), cura
(en fin…) y da de comer (según…), es la
nuestra. La generación que trasmite (muy poco) los valores
es la nuestra. Somos los "titulares" de todos los descalabros.
Nuestros hijos son el resultado de ellos. La prueba final de la
insensatez total.

Después de este "acto de contrición",
volvamos a ti, joven amigo:

¿Con todos estos "agravantes" y tantos
"atenuantes" que piensas hacer tú? ¿Seguir en el
vacío total? ¿Continuar excluido del futuro?
¿Esperando heredar la nada?

Las opciones (visto lo visto) son: idiota o
ilota… Tú eliges (aunque no es mucho). Los "ni-ni"
no dan para más (y tampoco lo desean los amos del
universo). Te mearán en la cabeza y te dirán que es
lluvia… ¿Y tú te dejas?

Por mucho menos que esto, estalló la
Revolución Francesa, por mucho menos que esto se
asaltó el Palacio de Invierno, por mucho menos que esto se
produjo el mayo del 68.

Y tú ahí, impotente confortable, sentado
en el salón viendo la tele (fútbol + reality
shows), llenándote de mierda el "gruyere" cerebral que te
dejó el sistema, la droga y el alcohol, esperando la sopa
boba que tu anciana madre te pone de limosna… sin aspirar
a mucho, pillando lo que puedes…

Levántate y anda. Apaga la tele. Desconecta el
MP3. Date de baja en Facebook. Abandona el Twitter. Deja de
enviar SMS. No recargues el móvil… Patea
algún culo, aunque sea el equivocado. Revélate.
Toma la calle. Manifiéstate. Tira piedras… Toma la
Bastilla, asalta el Palacio de Invierno, revive el
espíritu de mayo del 68…

Mientras te lo piensas, intenta contestar alguna de las
siguientes preguntas, trata de reflexionar sobre alguna de las
siguientes frases y actúa en consecuencia (ojalá).
Te guste o no, tú heredaras el mundo. Que sea igual, peor
o mejor, está en tu mano.

Nuestra generación fracasó (a las pruebas
me remito), intenta que tus hijos no piensen lo mismo de la
vuestra. De no ser así, sólo les quedará
esperar el final del final…

¿Qué tan lejos puede llegar la desigualdad
antes de que el sistema se derrumbe?

¿Es imaginable otro escenario posible?

¿Existen algunas medidas de prevención
económica?…

Antes que sea demasiado tarde.

Tal vez haya que elegir caminos de
heterodoxia.

Tal vez haya llegado el fin de la era de los simulacros
cosméticos, máscaras y prótesis.

Tal vez estemos ante el fin de la economía de las
siliconas.

Un ciclo que toca a su fin.

El fin de las promesas ficticias.

El fin del reino de lo homogéneo y
simultáneo.

El fin de los "teoremas asesinos" de los Organismos
Financieros Internacionales.

El espectáculo debe terminar.

Es imposible negar la miseria que crece en medio de la
abundancia.

Es imposible no sentir el silencio de las
víctimas.

¿Puede existir la liberación con
exclusión?

Habrá que optar entre el hombre y el instrumento,
entre la innovación y la tradición, entre lo nuevo
y lo perdurable.

Habrá que optar por reconducir al capitalismo
antes que muera de sobredosis… Si aún es
posible.

Ni Wall Street, ni Silicon Valley, ni Hollywood, son los
personajes de la Historia, es el hombre, y a él se debe
responder…

Tal vez todo sea cuestión de cambiar una
economía de cabotaje por una economía de
altura…

Por mucho que la escenografía quiera tapar la
realidad, cuando el móvil deje de ser el corazón de
la información, cuando la vida cotidiana sea algo
más que un SMS, cuando tus pensamientos puedan ir
más allá del Twitter (140 caracteres), no
heredarás el viento (humo).

Desde tu insignificancia (la levedad del ser), pero
también desde tu grandeza (la fuerza del sujeto activo)
podrás ayudar a evitar la "cadena de errores" (las alarmas
no saltan hasta que ya es demasiado tarde). La derrota del
pensamiento no es generalizada, y el triunfo de la barbarie
todavía no es efectivo.

También los enemigos persisten y siguen siendo
los mismos: los promotores del orden tal cual es. El objetivo
sigue siendo indefectiblemente nietzscheano: "Castigar la
estupidez". De otro modo, ésta triunfará en forma
absoluta, hasta el punto que los autoritarismos de antaño
parecerán opacos y pálidos en comparación
con los que habrán logrado sojuzgar los cuerpos, pero
también, y sobre todo, las almas.

Hay que hacer una revolución copernicana,
terminar con el sometimiento de los hombres a la economía
liberal y a su locura generalizada, para someter a la
economía a un proyecto de vida en común. No ya
servir al capital, sino poner este a disposición de los
hombres. El triunfo del capitalismo determinó la muerte de
lo político y de la política a favor de un elogio
simple y llano de la técnica de la administración
de los hombres como bienes.

Todo prolegómeno al reencanto del mundo pasa por
esta revolución copernicana: terminar con esa
religión de la economía que hace del capital su
Dios, y de los hombres vulgares fieles moldeados a su voluntad.
De modo que hay que promover un ateísmo en esta materia,
al menos un confinamiento de la economía al único
registro de los medios, y no de los fines. Debe estar al servicio
y no exigir que se la sirva. Para que esto ocurra, debe someterse
a lo político; desde hace demasiado tiempo, la
política actúa como sirvienta de la
economía.

Y tú joven amigo (mientras) inmóvil,
paralizado, clavado como un insecto a un corcho, estás al
completo servicio de un orden en el cual no tienes opción.
Busca el sentido…

Antes, en la Introducción del Ensayo les
había dejado el siguiente mensaje:

Mientras tú, joven amigo, flotas en la idiocia
(trastorno caracterizado por una deficiencia muy profunda de las
facultades mentales, congénita o adquirida en las primeras
edades de la vida) otros resuelven por ti. Te "mean en la cabeza"
mientras te dicen que no te preocupes, "que es lluvia"… Lo
único que esperan de ti, es que seas un "idiota feliz", un
"adicto al consumismo" (y a otras drogas), un "zombi abducido",
un "esclavo libre", un "extranjero" en tu propia sociedad, una
"presa fácil" de la devastación laboral, un
"excluido" del futuro…

En las próximas páginas, si me
acompañas, intentaremos aclarar si ¿ha surgido una
generación apática, desvitalizadora, indolente,
mecida en el confort familiar?, buscaremos las razones por las
que el virus del desánimo está minando la
naturaleza vitalista y combativa de la gente joven, procuraremos
demostrar que el discurso consumista ha resultado una trampa para
tantos jóvenes audaces que creyeron en el maná
crediticio y el crecimiento económico sin
fin…

¿Será posible que esta juventud
supuestamente acomodaticia y refractaria a la utopía sea
la llamada a abrir nuevos caminos?

El asunto no es baladí: podemos estar asistiendo
al primer proceso masivo de descenso social desde los tiempos de
la Revolución Francesa.

Vivimos en una "sociedad anestesiada". Una sociedad en
que "todo vale", y en ella los jóvenes se han instalado en
una "impotencia confortable", en una "apatía destructiva"
que se deriva de la ausencia de valores, de la relatividad moral,
de la indiferencia ante quienes nos rodean.

Entre la melancolía de la izquierda y el cinismo
de la derecha los líderes políticos están
expropiando los años venideros. Resultan ser (por
acción u omisión) los enemigos del
futuro.

En medio de este escándalo, muchos de los bancos
acusados de pirómanos -y que se salvaron de la quema con
montañas de dinero público- vuelven a pagar bonus
millonarios a sus ejecutivos. Vuelven a realizar sus actividades
inútiles… si no destructivas, desde el punto de
vista social.

– ¿Y después?

Günter Grass nos ayuda a contestar la pregunta, en
"Mi Siglo", citando el último párrafo del breve
poema "A los que han de nacer":

Cuando se hayan agotado los errores

tendremos como último
acompañante

la Nada en frente.

Primero la desesperación, luego la cólera
y finalmente… la violencia.

Lo explica muy bien Albert Camus en "El Hombre Rebelde":
¿Qué es un hombre rebelde? Es un hombre que dice
no. Y se niega, no renuncia: es un hombre que dice
sí.

Un esclavo que ha recibido órdenes toda su vida
-sigue razonando Albert Camus- de pronto juzga inaceptable un
nuevo mandato ¿Cuál es el contenido de este
no?

Habrá que saber escuchar para
saberlo…

Luego, en el Apartado: – Mar de fondo (no hay camino, no
hay derecha, izquierda, adelante, detrás)

– Chau… no va más! (para continuar con los
tangos) (*)

(*) (Tango de Virgilio Expósito y Homero
Expósito)

Escribía:

Estimado joven amigo: Te voy a contar una historia. Una
historia de "ganadores" y "perdedores". Luego, al final,
tú me dices de qué lado de las vías del tren
has quedado (si del lado bueno o del lado malo)… Perdona
que necesite algo más que un Twitter.

La desvalorización del "capital
humano"

La crisis económica alcanza ahora, incluso en
Occidente, a amplias capas sociales, que hasta entonces se
habían librado. Por eso la cuestión social vuelve
en el discurso intelectual. Pero las interpretaciones
continúan adoleciendo de una notoria ligereza y parecen
francamente anacrónicas. La polarización entre
pobres y ricos, exacerbada de forma irresistible, no encuentra
todavía un nuevo concepto. Si el concepto marxista
tradicional de "clase" tiene una súbita coyuntura
favorable, eso es ante todo una señal de desamparo. En la
comprensión tradicional, la "clase obrera", que
producía la plusvalía, era explotada por la "clase
de los capitalistas" por medio de la "propiedad privada de los
medios de producción".

Ninguno de estos conceptos puede explicar con exactitud
los problemas actuales. La nueva pobreza no surge por cuenta de
la explotación en la producción, sino por la
exclusión de la producción. Quien todavía
está empleado en la producción capitalista regular
figura ya entre los relativamente privilegiados. La masa
problemática y "peligrosa" de la sociedad ya no se define
por su posición en el "proceso de producción", sino
por su posición en los ámbitos secundarios,
derivados de la circulación y de la distribución.
Se trata de desempleados permanentes, de receptores de
operaciones estatales de transferencia o de agentes de servicios
en los campos de la terciarización, hasta llegar a los
empresarios de la miseria, los vendedores ambulantes y los
rebuscadores de basura. Esas formas de reproducción son,
según criterios jurídicos, cada vez más
irregulares, inseguras y a menudo, ilegales; la ocupación
es irregular, y las ganancias transitan en el límite del
mínimo necesario para la existencia o incluso, caen por
debajo de esto.

Inversamente, tampoco la "clase de los capitalistas"
puede aún ser definida en el viejo sentido, según
los parámetros de la clásica "propiedad privada de
los medios de producción". En el cuerpo del aparato
estatal y de las infraestructuras así como en el cuerpo de
las grandes sociedades accionistas (hoy transnacionales) el
capital aparece en cierto modo como socializado y anonimizado; se
volvió abstracto, dejando la forma personalizable de toda
la sociedad. "El capital" ya no es un grupo de propietarios
legales, sino el principio común que determina la vida y
la acción de todos los miembros de la sociedad, no solo
exteriormente sino también en su propia
subjetividad.

En la crisis y a través de la crisis, se
efectúa una vez más una mutación estructural
de la sociedad capitalista, disolviendo las situaciones sociales
antiguas, aparentemente claras. El meollo de la crisis consiste
justamente en que las nuevas fuerzas productivas de la
microelectrónica funden el trabajo y, con él, la
sustancia del propio capital. Dada la reducción cada vez
mayor de la clase obrera industrial, se crea cada vez menos
plusvalía. El capital monetario huye rumbo a los mercados
financieros especulativos, visto que las inversiones en nuevas
fábricas se vuelven no-rentables. Mientras partes
crecientes de la sociedad fuera de la producción se
pauperizan o incluso caen en la miseria, por otro lado se realiza
tan sólo una acumulación simuladora del capital por
medio de burbujas financieras. Por lógica, eso no es nada
nuevo, pues ese desarrollo ya marca al capitalismo global hace
dos décadas. Pero lo que es nuevo es que ahora la clase
media en los países occidentales también sea
atropellada.

Barbara Ehrenreich (ensayista norteamericana)
había publicado ya en 1989 un libro sobre la "angustia de
la clase media ante la quiebra". Sin embargo el problema fue
aplazado enseguida por una década entera, ya que la
coyuntura basada en burbujas financieras de los años 90,
junto con el impulso de la tecnología de la
información y de la comercialización de Internet,
despertó una vez más nuevos sueños de
florescencia. El colapso de la nueva economía y la
explosión de las burbujas financieras en los Estados
Unidos, en Europa y, en parte, en Asia, comienzan ahora (desde el
año 2000 en adelante), a hacer efectiva de manera brutal
la quiebra de la clase media, ya temida anteriormente.

Se propagó el concepto del "Estado antisocial";
las asignaciones para formación y cultura, para el sistema
de salud y numerosas otras instituciones públicas fueron
cortadas; se iniciaba la demolición del Estado social.
También en las grandes empresas sectores enteros de
actividad calificada fueron víctimas de la
racionalización. Dado el desmoronamiento de la nueva
economía, hasta las mismas calificaciones de muchos
especialistas "high-tech" se vieron desvalorizadas. Hoy ya no se
puede ignorar que la ascensión de la nueva clase media no
tenía una base capitalista autónoma; por el
contrario, dependía de la redistribución social de
la plusvalía proveniente de los sectores industriales. De
la misma manera que la producción social real de
plusvalía entra en una crisis estructural debido a la
tercera revolución industrial, los sectores secundarios de
la nueva clase media van siendo sucesivamente privados de su
suelo fértil. El resultado no es solamente un desempleo
creciente de académicos.

La privatización y la terciarización
desvalorizan el "capital humano" de las calificaciones incluso en
el interior de la parcela empleada y degradada en su estatus.
Jornaleros intelectuales, trabajadores baratos y empresarios de
miseria como los free-lance en los medios de comunicación,
universidades privadas, despachos de abogados o clínicas
privadas no son ya excepciones, sino la regla. A pesar de esto, a
fin de cuentas tampoco Kautsky tuvo razón. Pues la nueva
clase media decayó, es verdad, pero no para convertirse en
el proletariado industrial clásico de los productores
directos, convertidos en una minoría que va desapareciendo
pausadamente. De forma paradójica, la
"proletarización" de las capas calificadas está
ligada a una "desproletarización" de la
producción.

Por otra parte la desvalorización de las
calificaciones corre pareja con una expansión objetiva del
concepto de "capital humano". Al revés de la decadencia de
la nueva clase media, se realiza en cierto modo un inédito
"pequeño-aburguesamiento" general de la sociedad, cuando
los recursos industriales e infra-estructurales aparecen
más como megaestructuras anónimas. El "medio de
producción independiente" se deteriora hasta llegar a la
piel de los individuos: todos se convierten en su propio "capital
humano", aunque sea simplemente el cuerpo desnudo. Surge una
relación inmediata entre las personas atomizadas y la
economía del valor, que se limita a reproducirse de manera
simulada, por medio de déficits y burbujas financieras.
Cuanto mayor se vuelven las diferencias entre el pobre y el rico,
más desaparecen las diferencias estructurales de las
clases en la estructuración del capitalismo.

Ruegos y preguntas

Es muy probable que a los "ideólogos" del mercado
les convenga más una sociedad "religiosamente" controlada
como la india o una sociedad "políticamente" controlada
como la china para desarrollar nuevos consumidores que sustituyan
a las clases medias de los países desarrollados. Es la
creación de una sociedad de consumidores "sin pasado" (sin
las conquistas del pasado).

Ha llegado el fin del matrimonio perfecto: el consumidor
de "última necesidad" y la "estructura industrial"
(antigua forma de producción). La "eutanasia" (más
o menos lenta) del consumidor burgués. El desmantelamiento
de la clase media, columna vertebral de la revolución
industrial, custodio de la defensa de los derechos de propiedad,
consumidores pasivos y… estúpidos perfectos. Ya no
se los necesita más. ¿De quién van a
defender los derechos de propiedad?

La pauperización de la clase media es
quizás la desmentida más cruda de la promesa
originaria de progreso colectivo…

Empobrecimiento individual o familiar, empobrecimiento
como ciudadano y como trabajador son las facetas de una
caída colectiva comenzada hace más de dos
décadas y que hoy continúa…

Con la caída económica cae un valor
central de nuestro imaginario: la creencia en el progreso
¿Qué lugar queda entonces para la esperanza?
¿Qué futuros nos esperan?

Estimado joven amigo: si has llegado hasta aquí
(venciendo la analfabetismo funcional imperante), te ruego que
sigas un poco más, e intentes contestar las siguientes
preguntas:

¿Habrá llegado la hora final de la
ambigüedad pequeño-burguesa?

¿Se convencerá la clase media (o lo que
queda de ella) que debe dejar de ser la clase
"contrarrevolucionaria"?

¿Será capaz de exigir la firma de un nuevo
Contrato Social?

¿Tendrá voluntad y fuerzas para oponerse a
la "voladura" del Estado del Bienestar?

¿Podrá alcanzarse la alianza de la clase
media (o lo que queda de ella) con la clase obrera?

De la traición a la promoción del
cambio…

Del servilismo a la revolución…

Más adelante, en el Apartado: Conductas
bastardas (buscando el futurible perdido)

– Lo que dejó la crisis (con la ayuda del
árbitro)

Proponía:

Estimado joven amigo: Al momento de escribir este
apartado (10/8/09) se cumple el segundo aniversario de la "crisis
de las hipotecas subprime" y creo que puede resultarte de
interés "repasar" algunos aspectos de la misma (el
incendio y las vísperas):

El 9 de agosto de 2007 marcó el inicio de la
mayor crisis económica y financiera global de la historia
moderna. Ni siquiera el "crack del 29" y la Gran Depresión
posterior pueden compararse con el caos vivido en los
últimos dos años. Las quiebras de algunas de las
empresas más grandes del mundo se han ido sucediendo a lo
largo de estos meses y las economías de las principales
potencias se han deteriorado hasta extremos inimaginables hace
apenas 24 meses. A pesar de las ingentes inyecciones de capital
acometidas por los gobiernos y bancos centrales, la
recuperación se prevé aún lejana y, en estos
momentos, volver a ver los índices de crecimiento
anteriores a la crisis es una utopía.

El sector financiero fue, sin duda, el detonador de esta
crisis y a pesar de que los problemas financieros de la banca se
iniciaron en Estados Unidos, el efecto dominó no se hizo
esperar y los bancos europeos también se vieron
-aún hoy lo hacen- salpicados por la crisis. Las quiebras
de algunos de los principales bancos, aseguradoras, cajas de
ahorros o entidades hipotecarias han protagonizado muchas de las
portadas de los últimos meses.

El origen de las turbulencias es muy concreto: un
número limitado de entidades financieras estadounidenses
especializadas en las hipotecas más arriesgadas, las
tristemente conocidas subprime, empezaron a pagar la
explosión de la burbuja. El contagio fue inmediato. La
primera crisis financiera de la globalización se
extendió con una virulencia formidable. Al cabo, la
dilatada fase de expansión se había cimentado sobre
bases muy débiles, alimentada por bajos tipos de
interés, sobreendeudamiento y persistentes desequilibrios
globales. Aunque eso sólo se publicó
después: apenas nadie vio venir el incendio.

El fuego, iniciado en el mundo desarrollado, se
propagó por todo el sector financiero y con el tiempo
acabó abrasando la economía real, pese a que los
principales bancos centrales, ese mismo 9 de agosto, inundaron de
liquidez los mercados a modo de cortafuegos. Y así siguen
dos años después, sin poder evitar que el incendio
siga activo en tres cuartas partes del mundo: desempleo, pobreza,
pérdidas, sequía crediticia, problemas en
prácticamente todos los sectores y un lacerante
etcétera sin un final claro a la vista. Y alguna paradoja.
A veces el capitalismo parece reírse de nosotros: muchos
de los bancos acusados de pirómanos -y que se salvaron de
la quema con montañas de dinero público- vuelven a
pagar bonus millonarios a sus ejecutivos.

"Ojalá vivas tiempos interesantes", reza una
vieja y ambigua maldición china. Así es esta
crisis: no hay un único culpable, no hay una sola causa
sino una serie de historias entrelazadas que explican la Gran
Recesión con el vibrante ritmo de un thriller
difícil de encasillar. Porque la verdadera naturaleza de
la crisis todavía es incierta. El economista la resume
como la combinación "de una política monetaria
demasiado laxa -esto es, bajos tipos de interés-, de mala
regulación financiera, de la formación de burbujas
mientras los bancos centrales miraban hacia otro lado y de la
avidez de los banqueros, entre otras cosas". Efectos secundarios
de un capitalismo mal hecho.

El desenlace del thriller tampoco está claro. Los
políticos insisten desde hace meses con los brotes verdes,
una fórmula tramposa: lo único cierto es que ha
bajado el ritmo de desplome. La economía sigue cayendo;
eso sí, a menor velocidad. Los Gobiernos observan ese
cambio con agrado, pero en el fondo se trata de una
satisfacción ruinosa: queda crisis para rato. "La resaca
va a ser dura. Mientras no se revitalice el crédito y no
se constate una reactivación duradera en los mercados, se
seguirán viendo efectos del shock, sobre todo el paro",
vaticinan algunos analistas, pese a la reciente mejoría
del desempleo en EEUU. Tan sólo se dan las precondiciones
para que la economía empiece a moverse en la
dirección correcta. Lo peor tal vez haya pasado, pero no
hay atisbos de tranquilidad.

De hecho, los problemas económicos -paro
incluido- se han convertido en la primera preocupación de
los ciudadanos de los países desarrollados, por encima del
terrorismo, la guerra, el acceso a una vivienda o la
inmigración. Pero la crisis también afecta, por
supuesto, a los más pobres. El incesante incremento del
desempleo está causando estragos en las familias y la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que
50 millones de personas se sumarán a las listas de parados
en 2009, con lo que la cifra total se situará entre 210 y
239 millones.

En esta coyuntura, la pobreza mundial se está
disparando. Según las previsiones de la OIT, a finales de
este año habrá alrededor de 1.422 millones de
pobres, lo que representa casi la cuarta parte de la
población mundial. El empleo tampoco es garantía de
estabilidad en muchos países porque un alto porcentaje de
los nuevos pobres tienen un puesto de trabajo, pero ganan menos
de dos dólares.

Pero estos asuntos, estimado joven amigo, forman parte
de las "crisis invisibles", aquellas de la que casi nadie se
acuerda o quiere acordar. Para que te enteres, en el mundo hay
crisis visibles e invisibles.

La crisis financiera está en los radares de los
medios y en la atención permanente de los gobiernos. La de
la pobreza o el desempleo sólo aparece en las
páginas de temas sociales.

En algunos casos la visibilidad de una noticia
-paraísos fiscales o activos tóxicos- esconde una
esencial invisibilidad con una técnica similar a la que
usó Edgar Allan Poe en su célebre cuento "La carta
robada": la mejor manera de esconder una carta comprometedora es
dejarla a la vista…

Luego, en el Apartado: Esperando el estallido social (la
hora de los "justos")

– Cuando estén secas las pilas de todos los
timbres que vos apretás… (*)

(*) (De la letra del Tango "Yira, yira" de Enrique
Santos Discépolo)

Recordaba:

Estimado joven amigo: Según dicen los libros de
Historia (es que a los viejos nos gusta la Historia)… ya en
proceso de desatarse la revolución francesa, cuando la
gente del pueblo, a falta de harina y trigo, fue directamente a
Versalles a encarar a la Reina, ésta habría
respondido con la frase: "Que coman pasteles" (Qu"ils mangent de
la brioche), lo que causó un gran enojo en el pueblo, algo
que sólo ayudó a odiar más a María
Antonieta.

Hay muchas versiones que señalan por qué
María Antonieta habría dicho aquello. Sin embargo,
el filósofo Jean-Jacques Rousseau dice que la frase no
provino de ella, sino de otra reina María Teresa de
Austria (esposa de Luis XIV); la frase original era "S'il ait
aucun pain, donnez-leur la croûte au loin du
pâté" (Si no tienen pan, que les den el hojaldre en
lugar del paté. "Pâtè en croûte"), pero
para muchas personas María Antonieta fue la que dijo esa
frase, que en cierto sentido ha sido analizada y reconocida por
todo el mundo…

El 10 de agosto (1792) se produce la
insurrección. Las Tullerías son asaltadas, el Rey
se refugia en la Convención, que vota su suspensión
provisional, y ambos son internados en el convento de los
Feuillants. Al día siguiente, la familia real es
transferida a la prisión del Temple. Allí
moriría, casi dos años más tarde, su segundo
hijo varón, a los 10 años de edad, conocido como
Luis XVII, aunque por supuesto nunca reinó. Durante las
matanzas de septiembre, la princesa de Lamballe, víctima
simbólica, es salvajemente asesinada y su cabeza se exhibe
en la punta de una pica, paseándola por delante de las
ventanas tras las que se hallaba María Antonieta. Poco
después, cuando ya la guerra ha empezado, la familia real
queda retenida por la Convención. A principios de
diciembre, se descubre el "armario de hierro" en el que Luis XVI
guarda sus papeles secretos. El proceso, a partir de ese momento,
es inevitable.

El 14 de agosto de 1793, María Antonieta es
puesta a disposición judicial ante el Tribunal
revolucionario, presentándose como acusador público
Fouquier-Tinville. Si en el juicio de Luis XVI se había
intentado guardar las apariencias de una cierta equidad, no se
hizo así con el proceso a María Antonieta. El
dossier se prepara a toda prisa; es, a todas luces, incompleto,
Fouquier-Tinville no logra encontrar todos los documentos de Luis
XVI.

María Antonieta es condenada a la pena capital el
16 de octubre, dos días después del inicio del
juicio, acusada de alta traición. De madrugada escribe una
carta a Madame Isabel, la hermana de Luis XVI:

"Acabo de ser condenada, no a una muerte honrosa, que se
reserva para los criminales, pero voy a reunirme con vuestro
hermano".

Al mediodía del día siguiente María
Antonieta es guillotinada, sin haber querido confesarse con el
sacerdote constitucional que le habían propuesto. Fue
enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de
Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su
cuerpo fue exhumado posteriormente el 18 de enero de 1815 y
transportado el 21 a Saint-Denis.

Frases relevantes en sus últimos
momentos

• Días antes de su muerte, después de
que su marido fuera ejecutado, sus hijos arrancados de su lado,
el Delfín manipulado para acusarla de estupro, y
completamente sola, en su prisión María Antonieta
se golpeó la cabeza contra una viga del techo
haciéndose una herida que no paraba de sangrar. La
todavía reina no se quejó. Ante la pregunta de uno
de los guardias: "¿Os habéis hecho daño?",
María Antonieta contestó: "No, ahora ya no hay nada
que pueda hacérmelo".

• Vale la pena recordar uno de sus momentos
más estremecedores cuando supo el descuartizamiento cruel
y sangriento de su leal amiga María Luisa de
Saboya-Carignan, princesa de Lamballe, quien fuera salvajemente
asesinada en la prisión de la Force, el 3 de septiembre de
1792, y su cabeza peinada y empalada fue desfilada por las calles
entre risas y gritos salvajes.

• El día de su ejecución, mientras el
pueblo entero la abucheaba e insultaba, María Antonieta se
tropezó subiendo al cadalso y pisó al verdugo que
estaba a punto de guillotinarla. La reina le dijo: "Disculpe
señor, no lo hice a propósito".

(En el mismo Paper (de febrero de 2010) se citaban
algunos escritos anteriores)

Decía en "Los "animales" modelo" – (Paper
publicado el 5/2/06):

– Cuando la violencia es el mensaje

"Hace alrededor de cuarenta años, los
jóvenes bullían por el mundo -hoy aquí,
mañana allá- pugnando por romper el cemento que
cuajó tras el horror de la Segunda Guerra Mundial y el
miedo a la Guerra Fría. La década de los 60,
aquella década prodigiosa, trajo las protestas
estudiantiles, la lucha por los derechos civiles y el rechazo de
la guerra de Vietnam en los campus y en las contagiosas calles de
los Estados Unidos. Los jóvenes disidentes pugnaban por
quebrar en Praga y en más sitios el granito de las
dictaduras comunistas. Fueron los años de la contracultura
en la Costa Oeste y de los adoquines de mayo en París. La
música trajo el pacifismo, la ilusión de las drogas
y del amor libre. Florecieron las comunas, las formas de vida y
de organización alternativas, y se alzó la
canción, y el cine, y el teatro de protesta y de
denuncia.

¿Qué queda de todo aquello? Queda
bastante, porque las corrientes de cambio impregnaron la vida
cotidiana de la gente. El cambio tuvo la paradoja de integrarse
tanto en los nuevos usos que desapareció como fuerza
distinguible. "El sida y las calaveras del caballo y de los
narcos fueron imprevistas resacas dolorosas de las noches de vino
y flores" (dice Manuel Hidalgo – El Mundo – 9/12/05). El sistema
decidió que ya había habido un reparto suficiente
de libertades personales y de conquistas colectivas. Hoy hay
más democracia que entonces, es verdad, pero el triunfo
del mercado y del consumo, unidos diabólicamente a la
inseguridad económica y al pánico al desempleo, han
echado el cerrojo al espíritu del cambio. Sobran nuevos
motivos para el surgimiento de otra generación revoltosa,
pero, de momento, prima el instinto de conservación frente
al afán de ruptura. Por poco tiempo,
creo…

Todos tuvimos siempre una impresión maravillosa
de Francia, una admiración por su cultura y su democracia,
aún antes de visitar París y de conocer algunos de
sus barrios no digo que deprimidos pero sí populares. Supe
entonces que no todo París son los Champs
Élysées, y eso se ha hecho hoy notorio gracias a la
asonada de las zonas pobladas por inmigrantes (aunque pertenezcan
a inmigrantes ya con muchos años en Francia), en las que
la discriminación social y racial han finalmente
eclosionado en disturbios en los que predominan la cólera
y el descontento. No era, ya lo suponíamos, oro todo lo
que relucía. Francia va a tener que aprender de verdad, o
de nuevo, la tolerancia y la igualdad, la libertad y la
fraternidad que parecía que sus habitantes habían
dejado sólo para el himno nacional. Nada justifica los
desmanes, pero son en definitiva una campanada, una voz de alerta
para este país maravilloso. Los marroquíes, los
moros, los negros, los latinos, los pobres en definitiva,
deberán ocupar el lugar que se merecen como seres
humanos.

Si no es así, y rápido, los coches
seguirán ardiendo. Y luego sabe Dios que
más…

Las huelgas generales, las letales olas de calor, los
juicios a colaboradores nazis…, les parecen
legítimos y suficientes motivos a un inglés para
dar rienda suelta a su regocijo en su fuero interno…por la
sencilla razón de que no resulta probable que sucedan en
su propio suelo. A propósito de los recientes disturbios
acaecidos en Francia, las chanzas y burlas sobre las barriadas en
llamas son omnipresentes y, por las conversaciones de algunos,
cabría pensar que tal cosa resulta efectivamente
inimaginable en suelo inglés. Pero ha ocurrido: hace tan
sólo cuatro años, tres localidades del norte de
Inglaterra -en especial Bradford- presenciaron disturbios a gran
escala. Las tensiones entre británicos blancos y de color
-que representan uno de cada ocho residentes en Gran
Bretaña- siguen siendo potencialmente explosivas. Como
para dar fe de tal afirmación basta señalar la
reciente apertura del juicio a dos hombres acusados del
asesinato, en el año 2004, del estudiante de bachillerato
Anthony Walter, de 18 años, en Huyton, Merseyside, que
falleció porque el miembro de una banda le hundió
el filo de un hacha en la sien. El muchacho estaba esperando el
autobús en una parada en Huyton cuando un grupo de
jóvenes blancos los acosaron a él, a su novia y a
su primo. Los tres, para evitar complicaciones, se desplazaron a
una parada cercana, pero sus acosadores los siguieron y atacaron
bárbaramente a Anthony. Paul Taylor ya se ha declarado
culpable de su asesinato. El fiscal sostiene que él y su
amigo Michael Barton decidieron perseguir y dar alcance a Anthony
Walter y a su primo "por ninguna otra razón que el color
de su piel".

¿Hasta qué punto se halla extendida la
violencia de carácter racial en Gran
Bretaña?

Según el Crown Prosecution Service -departamento
gubernamental que entiende de delitos penales y actúa bajo
la supervisión de la fiscalía general-, la cifra de
delitos debidos a odio racial en Inglaterra y Gales ha aumentado
notablemente en el año 2005. El CPS ha denunciado a 4.600
personas por tales delitos de carácter penal entre marzo
del 2004 y marzo del 2005, cifra que representa un aumento de un
29% sobre el año anterior. Pero la violencia no es el
único problema. Al igual que en Francia, existen indicios
de que las comunidades de color instaladas desde hace mucho
tiempo en Gran Bretaña se hallan sometidas a una
segregación no oficial, así como a la
discriminación en el mercado de trabajo y al acoso
policial. Trevor Phillips, responsable de la Comisión por
la Igualdad Racial, advirtió que "ciertos distritos de
ciudades inglesas van de cabeza hacia su pronta conversión
en guetos"…

"Estamos contentos… ¡Qué bien se
vive en el suelo!"

¿Cuántas personas podrían decir lo
mismo?

La bomba atómica lanzada sobre Hiroshima
destruyó 62.000 hogares. Las inundaciones provocadas por
la rotura de los diques que separan la ciudad del lago
Pontchartrain han desplazado o dañado irreversiblemente
más de 200.000 viviendas del área metropolitana de
Nueva Orleáns. Han sido arrasados por el agua los barrios
marginales donde se concentran los afroamericanos más
pobres: San Bernardo, Lafitte o Seventh Ward, pero también
los barrios de los negros de clase media, Pontchartrain Park o
City Park. Tampoco se han librado las mansiones de la alta
burguesía blanca, expulsada de sus confortables casas de
Lakeview o Lake Shore -tan sólo el 28% de la
población de Nueva Orleáns es de raza blanca,
frente a un 67% de ciudadanos afroamericanos-.

El paso del "Katrina" fue demoledor. Los muertos
"oficiales" dejaron de contarse el 1 de octubre, cuando el
Departamento de Salud declaró 1.067 fallecidos. Pero sigue
habiendo decenas de personas buscando a familiares desaparecidos,
6.000 en total. Lo cierto es que el desbordamiento de las aguas
del lago Pontchartrain y la destrucción de los barrios del
este de la ciudad ha sido la causa del mayor éxodo
producido en el interior de los EEUU. De los más de
1.300.000 habitantes de la gran Nueva Orleáns
metropolitana, un 80% de almas tuvo que abandonar su hogar.
Aunque el drenaje ha concluido, gran parte de esos residentes
sigue sin regresar tres meses después, porque el agua, la
electricidad y el gas no han sido aún
restablecidos…

"Se diría que el ser humano puede soportarlo
todo", escribió William Faulkner. "Incluso somos capaces
de sobreponernos a la idea de que ya no nos será posible
soportar más dolor"…

El edificio donde Faulkner escribió "La paga del
soldado" es hoy una mítica librería cerrada por los
destrozos del "Katrina". Algún muchacho guatemalteco o
mexicano, transportado al Mississippi en busca de un
sueño, arreglará el tejado de la casa en la que un
día vivió el gran escritor del sur
norteamericano.

Creamos nuestro Godot, que nunca va a venir. Le tenemos
miedo, le veneramos, no queremos que nos abandone, nos
humillamos, doblamos hasta renunciar a nuestra esencia
sólo para apaciguar nuestro miedo por el futuro y no
sentirnos abandonados en un vacío existencial.

Lo malo es despertar…

Así y todo, el único modo de orientarse en
el porvenir es hacerse cargo de lo que ha sido el pasado cuyo
entorno es inequívoco, fijo e inmutable.

Parafraseando a Henry George, podríamos
acercarnos a la certeza de que "la pobreza que, en medio de la
abundancia oprime y embrutece a los hombres y todos los males que
de ella se derivan, nacen de la negación de la
justicia".

Los acontecimientos de Londres, Nueva Orleáns y
París, ocurridos durante el año 2005, puede que,
para ciertos analistas y más aún para el
público general, no tuvieran ninguna relación
"aparente" y menos aspectos vinculantes.

Con toda humildad, intentaré establecer algunas
afinidades, cierta correspondencia, encadenamiento,
connotación, y por sobre todo una clara "igualdad" entre
quienes los han provocado y/o padecido. A lo peor, puede servir
como "alerta previa" ante próximos sucesos
violentos"…

– "Low cost" (De los bolsones de "pobreza "a los
bolsones de "odio")

Lo más sorprendente de estos sucesos es que hayan
sorprendido tanto.

Lo único novedoso es la "ferocidad, que
irá a más, si nadie se ocupa de reparar las
causas.

Dos Inglaterras (la rica y el resto), dos Estados Unidos
(el rico y el resto), dos Francias (la rica y el
resto)…sólo pueden engendrar la "rebelión de
los miserables".

Si desean pueden modificar la frase anterior
sustituyendo la "rica" por la "blanca", el resto sigue igual, y
los resultados serán los mismos…

En todos estos países (puede extenderse a la
Unión Europea) existe segregación económica,
territorial y étnica.

La "integración" (francesa) falló, la
"multiculturidad" y el "comunitarismo" (inglés,
norteamericano u holandés) falló. Los inmigrantes
de segunda o tercera generación (en Inglaterra, Francia,
Holanda, Alemania, Bélgica…) siguen siendo siempre
"los otros" y los negros de "enésima" generación
(en Estados Unidos) siguen siendo siempre "esclavos".

Ni Bush (el texano tóxico), ni Chirac (el
megalómano), ni Blair (el chambelán), ni Villepin
(el aristocrático), ni Sarkozy (el converso), supieron
(¿quisieron?) escuchar "los gritos del
silencio".

Ninguno de ellos supo (¿quiso?) ver los almacenes
consentidos de la miseria, donde la gente de "bajo precio"
habita.

Le Monde ha recordado en un editorial una frase de
François Mitterrand, pronunciada en 1990, que retrataba ya
la situación: ¿Qué puede esperar un ser
joven que nace en un barrio sin alma, que vive en un edificio
feo, rodeado de otras fealdades, de muros grises sobre un paisaje
gris para una vida gris, con toda una sociedad a su alrededor que
prefiere girar la mirada y que sólo interviene cuando hay
que enfadarse, prohibir?

Éste es ahora el caso…

Las distintas "fórmulas" de explosión
social espontánea utilizadas resultan una advertencia de
los peligros que se ciernen sobre todos nosotros.

En las sociedades complejas, interdependientes,
globalizadas, todos los ciudadanos sin excepción
están a merced de fuerzas económicas que no pueden
controlar y necesitan y exigen protección del
Estado.

No es un problema de integración, sino de
promoción.

El hedonismo desalmado, la práctica de la
deslocalización industrial, la competitividad y el
librecambio, provocan la escasez de empleos de media y baja
cualificación, que contribuyen a crear familias y grupos
sociales estables…

La lección que puede sacarse es que a menudo los
débiles y los vulnerables tienen cosas útiles que
enseñar a los fuertes.

Avanzando un poco más, Günter Grass en Mi
Siglo, nos dice: "A veces, aunque con retraso de decenios,
incluso ganan los que tiran piedras"…

"Despertares abruptos" producto de la falta de
esperanza, dignidad y justicia.

El ascensor social no funciona. "Out of
order".

Ante la fractura social, los líderes
(apócrifos) de turno (rapacidad y ambición: pura
ansia de poder) sólo atinan a proclamar la "tolerancia
cero". Aunque -tal vez-, estos indocumentados conservadores
compasivos, sean los "auténticos" terroristas.

¿Declararán la rebelión de los
miserables como el eje del mal?

¿Revelarán que las manifestaciones
violentas son un arma de destrucción masiva?

¿Invadirán las zonas de la
revuelta?

¿Lanzarán bombas con uranio empobrecido a
los pobres sublevados?

¿Les arrojarán explosivos con
fósforo blanco a los invisibles de la Tierra?

– ¿Y después?

Un fracaso de todos

Mucho me temo que el "después", sólo sea
una repetición de lo dicho por María Antonieta
(esta vez en cabeza de la "Reina Madre" Barbara Bush, o si
ustedes prefieren de la "Papisa Negra" Condi Rice), cuando
preguntaba:

"¿Por qué chillan?"

Y le contestaban: "Porque tienen hambre, no tienen
pan".

Y ella replicaba con toda la "buena intención"
(?) del mundo:

"Pues que les den brioche" (bollo de leche
pâtisserie).

Para concluir, desearía recurrir a una
magnífica frase de Charles Maurice de
Talleyrand:

"Un descontento es un pobre que
piensa"…

Decía en "Egalité, fraternité
y… "globalité" – (Paper publicado el
17/4/06)

Contrato de Precariedad Eterna – La teoría de
la "flexiseguridad"

"Éste es un "Paper de barricada". Sin anestesia,
pero con preaviso. Ese que no se quiere dar a los
jóvenes.

Con espíritu "sesenta y ochista". Aunque
dé pena recordar que entonces se gritaba: "la
imaginación al poder" y ahora -apenas- se mendiga: "un
puesto de trabajo".

La riqueza no alcanza para todos. Prosperidad y pobreza
de fondo.

La generación de la precariedad. La
"cláusula" del país más precario.

De la banlieue a la Sorbona. De la indignación a
la rebelión. Que de eso se trata.

Los males se veían venir. Un prolongado
"vía crucis" hacia el precipicio social…

El 21 de septiembre de 2005 el Gobierno de Dominique de
Villepin proponía retirar el subsidio de desempleo a los
parados que rechacen tres veces un empleo. Los parados que
rechacen el primer trabajo que se les ofrezca podrán ser
penalizados con una rebaja del 20% del subsidio de desempleo y
perder definitivamente el 100% de la prestación al tercer
rechazo consecutivo…

El 20 de diciembre de 2005 tomaba "estado
público" una movilización sin precedentes, cuyo
nombre escogido como bandera lo decía todo:
"Generación Precaria". En apenas tres meses, y a partir de
Internet, habían logrado organizar una movilización
sin precedentes de los becarios franceses, un colectivo atomizado
y al margen de la lógica sindical que nunca hasta entonces
había levantado la voz. Su objetivo, acabar con la
situación de explotación laboral a la que se
enfrentan muchos de los 800.000 estudiantes franceses que
realizan prácticas en empresas…

Paro, deslocalizaciones, precariedad laboral,
pérdida de poder adquisitivo…, el panorama tiene
sumidos en un profundo desánimo a los franceses,
haciéndoles perder el gusto por el porvenir.

El problema del día a día que más
temen los franceses es que el dinero no llegue a fin de mes
(92%), mientras de cara al futuro les preocupa tener garantizada
una buena protección de salud, poder pagar la
educación de los hijos, la jubilación, disponer de
ahorros, la vivienda…

Si el ascensor social no funciona entre generaciones,
tampoco lo hace entre clases sociales. La violenta crisis de las
"banlieues", que el pasado noviembre conmocionó a todo el
país, puso dramáticamente en evidencia el grave
problema de la exclusión social en las periferias urbanas,
del que son víctimas los hijos de la inmigración,
tratados en la práctica como franceses de
segunda.

El sistema se ha quedado sin aliento. Hay un conjunto de
problemas que son comunes a otros países europeos, como
los vinculados a la globalización. Además en
Francia hay una cultura del Estado muy acusada. Y la clase
política no tiene un discurso movilizador. Se está
ante el caso de un país que no tiene confianza en sus
líderes, unos líderes que no muestran el camino. El
declive acaba pesando en los espíritus… (males de
Francia, males de Europa)…

El mal de esta Europa tranquila y modélica es no
darse cuenta de que todo el éxito alcanzado puede
dilapidarse si no se tienen en cuenta cuestiones tan
básicas como el esfuerzo, el conocimiento, la iniciativa y
el imprescindible reparto de la riqueza entre los que tienen
mucho y los que no tienen casi nada, ni siquiera la esperanza de
un futuro con cierta esperanza.

El fin del comunismo y el emerger de un mercado
amplísimo supusieron barra libre para la economía
neoliberal. La gran receta. Es más: la norma única
sin alternativa posible. Y las sociedades del Estado del
bienestar occidental zozobran. Fallan todos los resortes y la
brecha se hace cada vez más ancha y honda. Estados Unidos,
campeón de la libertad de mercado, desmontó el
andamiaje del New Deal rooseveltiano. Margaret Thatcher y Tony
Blair han seguido con decisión el cambio de rumbo. Pero
los estados continentales europeos, los gobiernos europeos, los
políticos europeos, se mueven con un estrecho margen de
maniobra. Desfloran el Estado protector hoja a hoja,
pétalo a pétalo, ante la gran pregunta: ¿no
hay alternativa?, ¿es obligado agachar la cabeza y aceptar
que hemos entrado en el único, angosto, camino
andadero?

La cuestión es cómo quemar las naves sin
provocar tremendas convulsiones. Que no aparezca, visible de un
golpe, la descripción del futuro que el analista
francés François Khan expone: "Precariedad laboral
de larga duración, tribalismo generalizado,
búsqueda compulsiva de la ganancia a cualquier precio,
exasperación de las relaciones intersociales,
egoísmo institucionalizado, encierro en el comunitarismo,
exasperación de las relaciones de dominación y
violencia, relegación, amoralidad, fracturación de
la sociedad".

¿Negras tintas, predicciones excesivamente
tenebrosas? Basta mirar en torno: lentamente, en una pendiente
más o menos graduable, los síntomas van aflorando
pese a la fuerza de la inercia, a las muchas aportaciones que
concurren en el trabajo de anestesiar la conciencia colectiva, el
sentido crítico, la exigencia de transparencia.

Hay países, colectividades, que todavía no
perciben que el agua les llega a la cintura.

Sigue dando vueltas el carrusel del consumo,
sirviéndose del endeudamiento de por vida, del trabajo a
salto de mata y las previsiones personales en plazos cada vez
más breves…

Casi al final del Ensayo (Esperando la rebelión
de los "ni-ni"…), enviaba el siguiente mensaje:

Post data: La brújula (claves
económicas)

Días antes de finalizar la redacción de
este Ensayo (20/8/09), se cumplía el segundo
aniversario del estallido de la crisis de las hipotecas subprime.
Casi simultáneamente, comenzaron a publicarse algunos
datos y análisis que anticipaban el fin de la
recesión…

Querido Twitter, he roto aguas… (ahora estoy
midiendo las contracciones con una aplicación para el
iPhone)…

Jóvenes amigos, por favor, antes que sea
demasiado tarde, guarden estos antecedentes para que jamás
se pueda borrar la memoria. No olviden lo inolvidable. Conserven
el "huevo de la serpiente", para tener claro quiénes son
los culpables y cuáles sus efectos.

Nada de lo ocurrido ha sido casual (hechos de la
naturaleza), el desempleo no es un daño colateral (efecto
no deseado) y los jóvenes no han sido "vaciados" de todo
pensamiento accidentalmente (cadena de errores). Es una
estrategia de ingeniería social, a largo plazo, para crear
ejércitos de consumidores "anestesiados" que no vean, no
escuchen y no hablen… sólo consuman (cadena de
favores). Generar una juventud idiota feliz… (NINJA: no
income, no job, no assets). Y lo están
logrando.

Entre la melancolía de la izquierda y el cinismo
de la derecha los líderes políticos están
expropiando los años venideros. Son los enemigos del
futuro.

En vuestras manos, jóvenes amigos, está no
permitirlo. Primero, tomando conciencia (para lo que hay que
estudiar), segundo, llevando a la calle el reclamo social (para
lo que hay que pasar a la acción) y finalmente, de ser
necesario, levantando nuevamente las guillotinas (para lo que hay
que tener hambre y sed de justicia). No se dejen arrear como sus
padres (me incluyo). Al menos, expresen la bronca de saber que
les roban un futuro que no han pedido…

Para que no se les olvide, o por si los "borradores de
cabeza" vuelven a intentarlo, les dejo algunos de los
artículos publicados sobre el "segundo aniversario de la
crisis". Nos encontramos en la historia…

También les adjunto los primeros análisis
que anticipan "el fin de la recesión", producidos -muchos
de ellos- por los "socios del silencio" (presuntos implicados),
que les sugiero tomar con mucha cautela. Cuidado con los cantos
de sirena. Puede que hayamos tocado fondo, pero podemos
arrastrarnos por el fondo durante bastante tiempo. Hay crisis
para rato, y para los trabajadores, para más rato.
Recomiendo continuar velando las armas. El tiempo dará o
quitará razones. Nos encontramos en la
historia…

Estimados jóvenes amigos, no les pido un
juramento contra la codicia (que también), sino que con
vuestra actitud (no consumista, no crédito dependiente, de
recuperación de la ideología, de reclamación
social permanente…) le cierren los espacios operativos
(las fuentes de ambición) a los codiciosos. Si por lo
menos no pueden dejar de ser "los de abajo", que no sigan siendo
"los de afuera". Nos encontramos en la
historia…

"Había seres humanos y cerdos pero cuando
volvió la mirada no sabía diferenciar entre unos y
otros", escribió George Orwell en "Rebelión en la
granja".

Este largo recorrido por mis antiguos escritos, no ha
sido un bucle melancólico, tampoco una conversación
sobre viejas y queridas causas perdidas o la amargura de la
victoria, aunque, tal vez, tenga la intención de resaltar
ciertas dramaturgias y evitar algunos olvidos.

Como antes, me siguen sacando de las casillas la
injusticia, la estupidez, la mentira, la mediocridad moral
intelectual, la traición, la corrupción, la
hipocresía y la cobardía.

Como antes, me siguen enardeciendo unos
líderes que castigan, que no abrazan ni comprenden. Que
son unos integristas del predominio de la aristocracia del poder,
de la liturgia amurallada del dinero y de la intransigencia
dogmática del mercado.

Como antes, me sigue resultando difícil no
perder la confianza en las "instituciones" en un mundo donde los
que trabajan ven menguados sus salarios mientras los más
pudientes aumentan obscenamente sus beneficios, en unos
países asolados por una crisis cuyos responsables quedan
impunes mientras sus víctimas no reciben justicia, donde
la tarea bien hecha tantas veces cuenta menos que la trampa o la
conexión clientelar.

Como antes, me sigue alarmando la indecisión y
la cobardía política de unos gobernantes mediocres
que han perpetrado la "dejación" de Europa. La
globalización (internacionalización) de los bancos
y empresas ha llevado a la Unión Europea a una
situación de baratura y proletarización
"tercermundista", por la enorme devaluación de sus activos
y de las rentas de sus ciudadanos, que está totalmente
fuera de lugar en una Europa tradicional
(previsible).

Como antes, sigo echando en falta a ciertos
"estadistas" que según Churchill, son la
transformación de los políticos que se convierten
en tales "cuando comienzan a pensar en las próximas
generaciones y no en las próximas
elecciones".

Y eso es de lo que se trata (volviendo al tema de la
educación), de "pensar en las próximas
generaciones"…

En medio de una crisis que está dejando a
Europa a un precio de saldo en lo político, en lo social,
en lo económico y, ahora también, en lo
ético y moral ¿hay alguien que lo esté
haciendo? ¿hay alguien que esté pensando más
allá de su bolsillo? Algo que ni saben, ni pueden, ni
quieren abordar. El des-valor de los valores.

La educación en algunos países europeos
(tal vez, demasiados) está sufriendo una "colisión"
contra sí misma. En muchos casos (tal vez, demasiados) no
se está haciendo una evaluación "seria", del costo
y la eficiencia del sistema público de educación.
La extrema ideologización lleva a algunos gobiernos (tal
vez, demasiados) a obviar las evaluaciones de calidad /
precio.

Igualdad de oportunidades no quiere decir "igualar
haca abajo". Masificación estudiantil, relajamiento del
nivel de exigencia y endogamia académica, no son
garantía de talento, sino pruebas de vulgaridad y
analfabetismo funcional.

Las falacias argumentales de la izquierda, que en
muchos países (tal vez, demasiados) mantiene un
título de propiedad a perpetuidad sobre los asuntos de la
formación, han conseguido un sistema educativo
insufriblemente lento y caprichoso, sincrético y
manipulable al tiempo, a lo que se añade la existencia de
una elite académica (altamente ideologizada, sectaria y
corporativista) con una gran capacidad para moldearlo a su
gusto.

Educación a la carta, endogamia docente, meter
la mano en programas, circuitos formativos, salir (seguir)
siempre a flote, dando además, lecciones morales. Final
del experimento: una educación raquítica. Una
educación provinciana, dogmática, masificada,
incompetente (en todos los sentidos), difusa, confusa, poco
efectiva, postrada, ineficiente y sumisa.

Ante tamaño fracaso del sistema público
de educación en muchos países europeos (tal vez,
demasiados), como puede constatarse en los pobres resultados de
los informes PISA, ¿quiere esto decir que debe
"privatizarse" la educación?

La experiencia de los Estados Unidos, con una
educación pública de pésima calidad y una
educación privada de excelencia, pero solo para los
miembros de las familias ricas, representantes deportivos de
elite, o alumnos que se endeudan por largo plazo para pagar las
tasas y matrículas, no parecería un objetivo
democrático y de igualdad de oportunidades. Resultado: una
educación magnífica para los ricos y muy deficiente
para el resto de la sociedad.

La experiencia del Reino Unido, con una
educación pública de bajo nivel y una
educación privada (a veces, de alta calidad y otras, no
tanto) en la que el gobierno conservador (David Cameron) ha
puesto las tasas y matrículas a niveles casi prohibitivos,
poniendo en serias dificultades de continuidad, incluso, a
ciertos alumnos que están próximos a la
finalización de la carrera. Resultado: una
educación de excelencia para el que se la puede pagar y
más allá… la desigualdad.

"El capitalismo como sistema económico-social
genera desigualdad en sí mismo, siendo el Estado el
responsable de redistribuir la riqueza y compensar las
desigualdades a través del denominado Estado del
Bienestar, esencialmente en su intervención en la
educación y la sanidad. Ha sido la escuela pública
la que en la segunda mitad del siglo XX ha tratado de
universalizar la educación posibilitando que todos tengan
las mismas posibilidades de acceder a la educación en
todos sus niveles, posibilitando la igualdad de oportunidades y
compensando las desigualdades producidas por el sistema
capitalista. Un niño podía cursar toda la
escolaridad desde los 3 años hasta finalizar la
Universidad de forma gratuita y con ayudas cuando lo necesitaba
por el sistema de becas.

Con los recortes actuales en educación se va
a producir más desigualdad, ya que la desigualdad que
produce el capitalismo no va a contar con el elemento
compensador, en este caso la escuela pública. La
privatización de la escuela pública va a significar
un elemento más de potenciación de la desigualdad
en nuestra sociedad. Podemos volver a los años 60, en
donde de cada 100 alumnos que comenzaban la primaria solamente el
3 llegaban a la universidad, lógicamente, de familias
pudientes.

Es necesario, por lo tanto, comprender los procesos
de privatización de la educación pública que
se van desarrollando con el fin de hacerlos visibles y proponer
alternativas viables, ya que algunos de ellos se ven como algo
natural y necesarios, y otros ni se perciben ya que están
encubiertos en medidas perversas.

La educación como mecanismo de
cohesión social en una sociedad en libertad, tolerante y
cohesionada, se ha llevado a cabo esencialmente a través
de la escuela pública, que ha actuado como referente clave
de una sociedad democrática, en donde la
integración, la tolerancia y la equidad constituyen logros
conseguidos en la escala de valores asumidos por la
sociedad.

Como nos dicen Ball y Youdell (2007, p.14), "las
tendencias de privatización son fundamentales en el cambio
que se está produciendo de considerar a la
educación como un bien público que sirve a toda la
sociedad, a pasar a considerarla como un bien privado que sirve a
los intereses de las personas con mayor grado de
educación, de los empresarios y de la economía".
Privatizar significa ceder parcelas de poder y responsabilidad a
entes privados, que per se deben buscar un beneficio
económico, lo que conlleva el desarrollar valores y
referencias que en una escuela pública serían
cuestionables y, desde luego, innecesarias
"… (La
privatización de la educación pública, un
camino encubierto hacia la desigualdad, por José
Luís Bernal Agudo y Juan Lorenzo Lacruz, Universidad de
Zaragoza, Revista Profesorado, Sept. – Dic. 2012)

Que quieren que les diga, como graduado universitario
que ha realizado toda su carrera (jardín de infantes,
escuela primaria, escuela secundaria, y facultad) en el sistema
público de educación, la anterior
"argumentación" (citada) me suena demasiado
dogmática, corporativista e ideologizada (sectaria). Creo
que termina defendiendo y respaldando al docente del sistema
público, y en el nombre sacrosanto de la "igualdad" (gran
mantra utilizado para arrear la manada), todo lo justifican y
toleran, interesándose poco por el alumno y el resultado
académico.

Pareciera que lo único que les importa, a
ciertos talibanes del sistema público de educación,
es llenar las aulas de alumnos (la manada), para seguir
manteniendo su puesto de trabajo (a perpetuidad), sus ventajas
sindicales (sistema de promoción tasado, jornada reducida,
límite de alumnos por aula, largas vacaciones, bajas
médicas prolongadas -muchas veces innecesarias-…),
sus canonjías y sinecuras.

Si los alumnos aprenden o no, qué más
da. ¿A quién le importa? ¿A las autoridades
de educación, encerradas en su burbuja ideológica,
indiferentes a las necesidades formativas del mercado de trabajo,
preocupados por llevarse bien con el gremio docente, y evitar que
los estudiantes salgan a protestar a las calles? ¿A los
padres, que muchas veces, no saben o no contestan, y que otras,
lamentablemente, solo les importa que su hijo esté en una
"guardería" para jóvenes el mayor tiempo posible?
¿A los mismos estudiantes, casi siempre incapaces (por
voluntad propia y mérito ajeno), de entender de qué
se trata, exigir y exigirse, y que dilapidan su tiempo y su vida,
en largas jornadas de vacío, ignorancia, anestesia, sms,
whatsapp, o enredados en las redes sociales?

En vez de debatir sobre educación
pública o privada, lo que podría resultar de
más utilidad sería buscar la excelencia, controlar
el rendimiento, premiar el éxito, castigar el fracaso,
exigir a los alumnos y a los docentes, dar libertad de
cátedra, dejar que los institutos de enseñanza
compitan entre sí, desregular el sistema, dar posibilidad
de elección abierta del instituto educativo…
(podría seguir).

Entonces recién, una vez puesto el sistema
educativo a un nivel de calidad y exigencia serio y riguroso (con
un sistema de premios y castigos práctico), libre de toda
sospecha corporativista, se podría comenzar a reestablecer
la famosa "igualdad de oportunidades" (justa y necesaria), para
posibilitar a los alumnos más capaces el acceso a la
enseñanza con un sistema de becas, en función de
sus posibilidades económicas (propias o
familiares).

Sin hacer demagogia con la enseñanza, sin
masificaciones inconducentes, sin sindicalización docente
ni estudiantil, con un alto nivel de exigencia (en alumnos y
profesores), con un ojo puesto en la formación
académica (de excelencia) y el otro en las necesidades del
mercado (futuro laboral), y dando las debidas garantías a
los más capaces (alumnos y profesores) que tendrán
una plaza asegurada en la institución en función de
sus calificaciones y rendimiento. Simple
meritocracia.

¿Sería eso romper la cohesión
social? ¿Sería eso generar desigualdad?
¿Sería eso atentar contra el Estado del Bienestar?
¿Sería eso romper la universalización de la
educación? ¿Sería eso eliminar que todos
tengan las mismas posibilidades de acceder a la educación
en todos sus niveles?

Señores burócratas (en mi humilde
opinión): lo que produce desigualdad (una vez resuelto un
sistema de becas que garantice el acceso a los más
capaces), no son las posibilidades económicas. Sino los
malos programas de estudio (como queda demostrado en el ranking
de universidades), los malos profesores (como muchos de ustedes)
y los pésimos alumnos (que van a la universidad a pasar el
rato, y para sacar un diploma con el que sus padres adornen el
salón de su casa).

Un enorme desperdicio de recursos públicos,
una estafa social, y una imperdonable dejación de
responsabilidades (de parte de las autoridades educativas,
profesores y alumnos). En definitiva: no es un problema de
dinero, sino de capacidad y gestión.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10
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