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El adiós europeo al Estado del Bienestar (Parte II) (página 6)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

En lugar de más transparencia y
rendición de cuentas en las decisiones de precios, lo que
tenemos es más opacidad amparada en la coartada que ofrece
la existencia de un precio en el mercado distinto del precio para
el seguro público; eso sí, para no cambiar nada se
aparenta más participación, y se invita a la
Comisión Interministerial a todas las Comunidades
Autónomas en turnos rotatorios de seis meses.

La pelea para ver quién se queda las competencias
de evaluación (sin haber determinado qué,
cómo ni con qué fin evaluar los medicamentos) ha
dado lugar a unos rebautizados informes de posicionamiento
terapéutico de la Agencia Española del Medicamento
en los que no sólo la eficiencia brilla por su ausencia
sino que la evaluación de la eficacia/efectividad
comparada dista de los contenidos y estándares
científicos recomendados al uso en las agencias
internacionales. La coartada para la ausencia de la
evaluación económica debería hacer sonrojar
a más de uno: según parece hay quien cree que no se
puede hacer una evaluación económica cuando la
Comisión Interministerial no ha establecido aún el
precio de venta. Seguramente, inmersos en la pelea por atribuirse
competencias administrativas, alguien ha olvidado que en un
sistema de precio basado en el valor, el coste por AVAC es una
información clave para determinar la eficiencia del precio
que solicita el innovador y que, cuando se paga según
valor, el precio tiende a endogeneizarse y pasa a ser
función de la disposición máxima a pagar por
un AVAC.

Carece de justificación hoy que
el regulador central valore como ha venido haciendo hasta hace
pocos meses todo lo nuevo como innovador, haciendo ver que no
existe coste de oportunidad, y además imponiendo la
obligación a quien gestiona la sanidad de tener que
ofrecerlo casi gratuitamente a los pacientes al mismo tiempo que
le acusa de manirroto por gastar demasiado ("yo invito,
tú pagas
"). De la misma forma, sería del todo
irresponsable conducir a bandazos y ahora optar por retrasar o
impedir el acceso a cualquier fármaco nuevo sin más
razón que la de que genera más gasto, sin ponderar
el resultado en salud y sin advertir la necesidad de desinvertir
en tratamientos y prestaciones de escaso valor para abrir espacio
presupuestario a los de más valor. El coste de oportunidad
en el que incurriríamos de conducirnos de este modo lo
mediríamos en términos de muchos años de
vida perdidos.

Lo que se requiere para que sea
creíble el paso hacia una cobertura selectiva de
prestaciones y medicamentos según la evidencia
científica de la eficacia comparada y coste-efectividad es
algo más que una Red de Agencias o que un nuevo Consejo
Asesor, es un cambio estructural en el procedimiento y criterios
de financiación y de fijación de precios de los
medicamentos. El ejemplo de Reino Unido, Australia (aquí)
y Canadá en el uso de la efectividad comparada y el ratio
coste-efectividad en las decisiones de cobertura aporta evidencia
no sólo de que es factible su empleo en estas decisiones,
sino de que han incentivado la producción de
información de calidad sobre eficacia comparada y coste
por AVAC en el propio mercado. Los actores políticos
deberían ser capaces de ponerse de acuerdo en qué
reglas utilizar para permitir tomar decisiones basadas en la
evidencia con transparencia y de manera explícita,
teniendo poca intromisión en las decisiones
técnicas.

– La desregulación de los aparatos y dispositivos
médicos en Europa (Fedea – 10/6/13)

(Por Carlos Campillo Artero, Servei
de Salut de les Illes Balears)

Tercer post de la serie de Evaluación
Económica de Intervenciones Sanitarias. En el mismo Carlos
Campillo revela un inquietante panorama del sistema de
evaluación de aparatos y dispositivos sanitarios en
Europa. En definitiva: mucho camino por recorrer.

Tan nocivo para la salud puede ser regular bajo captura
como no regular por defecto o hacerlo con flacidez normativa y de
control. Conocemos bastante el cuerpo regulatorio de los
medicamentos, las consecuencias sociales de sus deficiencias y
tenemos meridianamente claras las medidas que han de implantarse
para solventarlas. Pero diversos estudios han señalado que
los profesionales de la salud desconocen el funcionamiento de la
regulación de los aparatos y dispositivos médicos
(ADM).

En los últimos años se han puesto de
manifiesto espacios de mejora de los mecanismos regulatorios de
los ADM, sobre todo en los Estados Unidos y en Europa: eventos
adversos asociados, por ejemplo, con prótesis de mama,
prótesis de cadera y desfibriladores o la retirada del
mercado por fallos de algunos ADM.

En los Estados Unidos, instituciones académicas y
organismos oficiales como la General Accounting Office o el
Institute of Medicine han difundido estudios e informes propios
que ponen sobre el tapete hechos tales como que la eficacia y la
seguridad de los ADM de alto riesgo sólo se han estimado
mediante ensayos clínicos antes de la aprobación de
su comercialización en el 27% de los casos, que un
porcentaje creciente de ellos se aprueban a través de
mecanismos regulatorios destinados a los de bajo riesgo, que ese
porcentaje ha aumentado en los últimos años, y que
las limitaciones de los ensayos que se realizan son graves.
Cuando menos, conocen las características y la magnitud
del problema.

En Europa, las investigaciones realizadas -si bien
escasas y menos exhaustivas que las llevadas a cabo en Estados
Unidos- apuntan en la misma dirección. Para entender
cabalmente el problema y a modo de paréntesis debe
señalarse que en Europa los ADM se clasifican en
función del riesgo que suponen para la salud en: clase I
(apenas acarrean riesgo alguno, por ej., estetoscopios,
depresores linguales), IIa (su riesgo es moderado, por ej.,
ecógrafos, aparatos de resonancia magnética
nuclear), IIb (su riesgo es algo mayor, por ej., aparatos que
emiten rayos X), y III (mantienen vivo al paciente pero pueden
poner en grave peligro su vida, por ej., desfibriladores
implantables, stents, marcapasos, prótesis de
cadera).

A diferencia de la regulación estadounidense (que
centraliza la de medicamentos y ADM en la FDA), en Europa la de
los medicamentos corre a cargo de la Agencia Europea del
Medicamento, pero la de los ADM es responsabilidad de cada
país miembro. Para poder comercializarse, los ADM deben
satisfacer ciertos "requisitos esenciales": pruebas de
funcionamiento y fiabilidad acordes con sus riesgos inherentes
(algo que decide el fabricante). Para conseguir comercializar los
de clase I, el fabricante sólo debe presentar la
documentación al regulador de su país.
Además, los ADM han de recibir la autorización (con
la marca CE: Comformité Européenne). Para
esta clase la concede el propio fabricante. Los de clase IIa, IIb
y III no son evaluados por la Agencia Europea, sino por uno de
los 76 Notified Bodies (NB) acreditados por las autoridades
competentes de cada país. Son empresas privadas, con fines
de lucro, que cobran por evaluación y cuyo trabajo es
financiado en parte por el fabricante, quien es libre de escoger
el NB que le convenga. Es el NB quien concede la marca CE para
estas clases de ADM. Al hacerlo, el ADM puede comercializarse en
todos los Estados Miembros de la Unión Europea.

Los fabricantes de aparatos clases IIa, IIb y III han de
presentar pruebas científicas de eficacia y seguridad de
los ADM a un NB: pueden proceder de una revisión de la
bibliografía, cuando el ADM es equivalente a otro
comercializado, o de una revisión de ensayos
clínicos, si persisten dudas sobre su seguridad. Para los
de clase III, además, deben realizarse investigaciones
clínicas con humanos
(término ambiguo
traducido al pie de la letra), aunque no necesariamente ensayos
clínicos. Al no ser pública la información
de este proceso, se desconoce su rigor y cumplimiento.

La normativa establece que estos requisitos se apliquen
uniformemente en todos los países de la UE, pero cada NB
aplica normas distintas y en conjunto utilizan métodos de
evaluación heterogéneos. Cuando se deniega la
comercialización de un ADM, se prohíbe tramitar una
nueva solicitud por medio de otros NB, que no están
obligados a notificar dichas solicitudes ni la concesión
de la marca CE. La ausencia de registros centrales de solicitudes
impide saber si estas se vuelven a presentar. Se desconoce
qué ADM ha aprobado cada NB. Éstos no pueden actuar
como consultores ni ayudar a los fabricantes a conseguir la
autorización.

En Europa las evaluaciones se centran en
el funcionamiento de los ADM más que en su eficacia
clínica. Se carece de requisitos explícitos de
eficacia absoluta (los de eficacia relativa o incremental son
inexistentes) y no se exige certificar su seguridad sobre la base
de pruebas clínicas. Las reformas del proceso regulatorio
europeo no han ido a la par de los avances técnicos de los
ADM, a despecho de las constantes modificaciones técnicas
que se introducen en ellos.

La Unión Europea reconoce que la
regulación vigente no puede sobrevivir sin introducir
profundos cambios sistémicos, pero en varios
análisis se vaticina que las reformas en curso no
incidirán en la raíz del problema, a pesar de que
se han difundido propuestas concretas de reformas, que incluyen
medidas específicas.

En el caso de los ADM, las limitaciones de la
valoración de su eficacia, seguridad y calidad y de su
vigilancia postcomercialización son más marcadas
que las de los medicamentos por los motivos señalados. Y
la actividad del sector de los ADM en España no es escasa.
Según la Memoria 2012 de la Federación
Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, si
bien dicha actividad se redujo globalmente un 6%, se facturaron
7200 millones de euros, un descenso variable por servicios o
productos (por ej., electromedicina (-45%), implantes (-8,6%),
diagnóstico in vitro (-6%), cardiología (-5%),
nefrología (-5,2%)). El valor de las exportaciones fue de
1.883 millones de euros (un 4,8% más que en 2011) y el de
las importaciones, de 4360 millones (un 5% menos que en
2011).

En las decisiones de cobertura y fijación de
precios de los ADM en España tampoco se aplican criterios
de eficiencia. Esta omisión se produce, primero, aunque
para los ADM tampoco exista motivo alguno para no hacerlo y no
fijar precios en función de su coste-efectividad
incremental. Y, segundo, a despecho de que la eficiencia conste
en sucesivos reales decretos y órdenes como criterio para
definir, detallar y actualizar la cartera de servicios comunes y
de que se haya reconocido que la falta de énfasis en
ella ha contribuido a conducir al SNS a una situación de
grave dificultad económica
.

Tampoco se conoce la influencia real que han ejercido en
las decisiones de cobertura y fijación de precios las
evaluaciones de ADM realizadas por las agencias de
evaluación de tecnologías sanitarias
españolas. Su cifra (Agencia de Evaluación de
Tecnologías del Instituto de Salud Carlos III, Agencia de
Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña, OSTEBA
(Agencia de Evaluación de Tecnologías del
País Vasco), Agencia de Evaluación de
Tecnologías Sanitarias de Andalucía, Servicio
Canario de Planificación y Evaluación, AVALIA-T en
Galicia y la recientemente extinguida Unidad de Evaluación
de Tecnologías de la Agencia Laín Entralgo
(Madrid)) y sus numerosos informes producidos se contraponen con
la inacción regulatoria. No ha sido por falta de
recursos.

En el acuerdo del Consejo Interterritorial del SNS, de
18 de marzo de 2010 se menciona que, además de
considerar conveniente que la incorporación de nuevos
medicamentos en la cartera de servicios del SNS ha de basarse en
criterios de coste-efectividad, así como trabajar de
manera conjunta para desarrollar guías
farmacoterapéuticas que ayuden a que las decisiones
clínicas se fundamenten en criterios de evidencia y
coste-efectividad
(tema abordado en este blog) se
debería reforzar el papel de la Evaluación de
Tecnologías Sanitarias. Se trabajará para reforzar
las garantías y la seguridad en el procedimiento de
autorización de las nuevas tecnologías en el SNS,
mejorando la disponibilidad de evidencias científicas y de
coste-efectividad como base para la toma de decisiones, mediante
la creación de un modelo organizativo en red con las
Agencias estatal y autonómicas
.

En otro acuerdo de febrero de 2012 alcanzado por el
Consejo Interterritorial del SNS se encomendó la
creación de la Red de agencias de evaluación de
tecnologías sanitarias y productos, encargada de generar
información basada en la evidencia científica para
la toma de decisiones el SNS. El RDL 16/2012 mantiene la
función de esta red de ofrecer análisis de
coste-efectividad para categorizar la cartera de servicios. No
obstante estas normativas, la existencia de facto de
trabajo en red entre agencias desde hace tiempo y de sus
informes, de recursos de experiencias extranjeras, la
evaluación económica, como ocurre con los
medicamentos, también siguen sin aplicarse en
España en las decisiones de cobertura y fijación de
precios de los ADM. Cabe preguntarse cuánto tiempo se
requiere para aplicar efectivamente los acuerdos realizados nada
menos que en el marco del Consejo Interterritorial, máxima
autoridad en materia sanitaria o para aplicar las leyes de
carácter urgente, como consta en el RDL
16/2012.

Un ejemplo meridanamente claro de la necesidad de
incorporar la eficiencia en su regulación viene dado por
la variabilidad injustificada de su uso, como ilustran los atlas
de variaciones de las prótesis de rodilla y de cadera en
España. La figura 1 (donde cada punto corresponde a un
área de salud) muestra que las tasas estandarizadas por
10.000 habitantes en 2002 de artroplastia de cadera y rodilla
(para tratar la artrosis) varían de 1,30 a 12,73 y de 0,97
a 20,58, respectivamente. Esta alta variabilidad se explica,
fundamentalmente, por la discrecionalidad de los cirujanos de las
distintas áreas de salud para indicar la
intervención en situaciones de distinta gravedad (desde
poco dolor y capacidad funcional hasta dolor muy intenso e
imposibilidad de deambular).

Figura 1. Tasas de artroplastia de cadera y de rodilla
por áreas de salud

 El gasto evitable asociado con la
utilización de ADM y la prescripción de
medicamentos no justificadas clínicamente es elevado. Los
recursos liberados podrían destinarse a financiar otras
actuaciones con efectividad comprobada cuya financiación
puede verse afectada por recortes indiscriminados.

Las causas del problema son multifactoriales. Por tanto,
las soluciones han de ser multifacéticas, incidir
sistémicamente en la regulación europea de los ADM
y hacerlo con prontitud. La efectividad de algunos ADM
está en juego, amén de la seguridad de algunos
pacientes, como la confianza del público y la de los
profesionales. Sin evaluación económica
también los están la solvencia y sostenibilidad del
SNS tal como aún lo disfrutamos hoy.

Pensiones: un pasado
sin futuro (anticipando el adiós)

¿Hasta los 80?

En Agosto, de 2012, publiqué el Paper titulado:
"Tiempos modernos" ("realidades cercanas" de un capitalismo
sin control)

En el Apartado – Jubilándose como pordioseros (el
"invierno" del miedo)

Decía:

Introducción a la "matemática actuarial"
para pensionistas (los trucos de la memoria)

Sistema de reparto y de capitalización de las
pensiones

Reparto

1. El individuo no cotiza para su propia
pensión.

2. Las cotizaciones-prestaciones no están ligadas
por un fondo de capital, ya que las pensiones actuales se
financian con lo que se recauda de cotizaciones de los
activos.

3. Permite pagar pensiones de jubilación desde el
momento en que se crea el sistema.

4. Las cantidades aportadas por los activos determinan
las pensiones actuales.

5. El sistema de reparto tiene una rentabilidad
implícita derivada del crecimiento de la base de
cotización: (crecimiento económico (productividad)
y crecimiento demográfico (número de
cotizantes).

6. El sistema de reparto protege a las pensiones frente
a la inflación, ya que los salarios reales se mantienen
constantes por lo que las contribuciones de los activos
están indiciadas por la inflación.

7. En un sistema de reparto hay tres tipos de
generaciones implicadas. La inicial (no contribuye y recibe
pensión), la intermedia (contribuye y recibe
pensión) y la terminal (contribuye y no recibe
pensión).

8. El sistema de reparto se caracteriza como un acuerdo
o contrato intergeneracional por el que las generaciones activas
dan soporte a las jubiladas a cambio de un compromiso de que
cuando alcancen la edad de jubilación también ellos
recibirán la pensión. El carácter de seguro
surge a través de un intercambio de promesas entre
generaciones a través de un "contrato social"
implícito.

Capitalización

1. El individuo cotiza para su propia
pensión

2. Las cotizaciones-prestaciones están ligadas
mediante un fondo de capital, ya que la pensión es una
reasignación de renta del individuo de los periodos
activos a los pasivos.

3. Deben transcurrir muchos años para obtener una
pensión, ya que deben acumularse reservar suficientemente
grandes para pagar pensiones.

4. La cantidad aportada por cada individuo determina su
pensión futura.

5. El sistema tiene un rendimiento explícito por
los fondos que es el tipo de interés aplicable.

6. No corrige el efecto de la inflación porque el
rendimiento que se obtiene es el tipo de interés real y no
nominal.

7. Con el sistema de capitalización desaparecen
los riesgos de la coyuntura entre activos y pasivos así
como desaparecen la distribución entre
generaciones.

8. No vincula a generaciones futuras a realizar contrato
explícito porque solo está implicada una
generación. Obliga a tener cuentas personales para cada
uno de los cotizantes.

Experiencia "vital" en un país tercermundista (y
los países avanzados están en camino)

Por ser "NyC" (nacido y criado) en un país
subdesarrollado (Argentina) nunca (repito, nunca) creí en
los sistemas de pensiones públicos (en mi época), o
privados (más adelante). Lamentablemente, el tiempo me ha
dado la razón. Ambos terminaron estafando al trabajador
que esperaba tener una pensión digna al final de su vida
laboral.

El sistema público de pensiones fue "saqueado"
por el "régimen" peronista, reiterada y contumazmente.
Primero, por la vía del impuesto inflacionario que fue
carcomiendo el capital de las "cajas de pensiones" y en
consecuencia las rentas de los pensionistas (las actualizaciones,
llegaban tarde, mal o nunca) y segundo, por la utilización
de los "fondos" de las cajas para cubrir el déficit
público, obligándolos a suscribir deuda
pública, que luego se amortizaba con dinero devaluado, o
se sustituía por otros bonos, de peor suerte.

El sistema privado de pensiones fue promovido en la
etapa "privatizadora, desregulada, corrupta, falaz y fugaz" de
otro gobierno peronista (Carlos Saúl Menem).

Las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones de Argentina (AFJP) fueron empresas privadas con fines
de lucro dedicadas a administrar los fondos generados con los
aportes jubilatorios realizados por los trabajadores que optaran
por quedar incluidos en el régimen de
capitalización individual establecido por la Ley 24.241 de
reforma previsional del año 1993 de Argentina, del
gobierno menemista.

La AFJP percibía una comisión, deducida
del aporte previsional obligatorio de los afiliados, y
administraba la inversión del capital acumulado, con el
doble fin de inyectar fondos en el mercado de capitales y obtener
una rentabilidad para los ahorristas y para sí misma. Una
vez alcanzada la edad jubilatoria, la AFJP debía entregar
al afiliado el capital acumulado, en cuotas mensuales, hasta su
agotamiento.

La implementación del sistema de AFJP, que
significó una privatización parcial de los
servicios sociales, produjo grandes controversias; la esperada
reducción en el gasto público, gracias a la
externalización de los costes de administración, y
la mejora en la rentabilidad de los planes de pensiones, no se
cumplió en la medida deseada, y un sector importante de
los trabajadores continuó aportando al régimen de
reparto gestionado por el estado. A raíz de ello, en 1997
y 2001 se realizaron ulteriores reformas sobre la
regulación financiera de las instituciones. El resultado
de las mismas no quedó del todo claro, en parte debido a
la crisis económica que padeció el país a
comienzos de la primera década del milenio, pero la
rentabilidad de los fondos privados ha seguido por debajo de las
expectativas.

La importante merma de entrada de dinero que le
provocó a la administración pública
argentina, fue en parte una de las causas que provocaron la
crisis económica que se desencadenó en el
país a fines de la década de 1990 y con toda su
virulencia en 2001. Para hacer frente a los crecientes
déficits públicos, el estado nacional tomaba deuda,
de la cual las acreedoras más importantes eran las propias
AFJP, dándose la paradójica situación de que
un monto de dinero que antes administraba directamente el estado
ahora era utilizado por empresas privadas para ganar intereses
financiando al mismo estado. O sea, el "nuevo peronismo"
(Kirchner), hizo lo mismo que el "viejo" (Perón), pero a
un costo mayor (privatizando las ganancias y socializando las
pérdidas).

Desde 2002 se han estudiado diversos planes para
modificar el sistema, volviendo al viejo sistema de reparto o
implementando un sistema mixto donde el sistema de reparto,
administrado por el sector público, tuviera un mayor peso.
Sin embargo, estos proyectos han quedado en la nada,
avanzándose solamente en la posibilidad de que quienes
inician su vida laboral puedan optar por ingresar al sistema
público de reparto, no quedando obligados a aportar a una
AFJP. Mientras, el Estado se sigue "zampando" los
fondos.

Puede que el "caso" argentino no sea el más
"edificante" para extraer conclusiones. Pero si observamos el
sistema jubilatorio chileno (el paradigma utilizado por los
"apologistas" del sistema de capitalización), creo que se
puede llegar a igual deducción.

Economía para la "tercer edad"

En el sistema de reparto para que un jubilado pueda
recibir una pensión digna (recuérdese que los
activos son los que "pagan", con sus aportaciones al sistema de
la seguridad social, la pensión de sus mayores) la
relación "mínima" de trabajadores activos por
pensionistas debería ser de 4 a 6 trabajadores por cada
pensionista.

El cálculo que realizo es muy sencillo: si el
salario promedio de los trabajadores es de 1.000 euros (en Europa
más de la mitad de la población activa recibe esos
ingresos), y no se quiere retener para el sistema de pensiones
más del 20% del salario (entre aportación del
trabajador y de la empresa), pueden ustedes hacer una
fácil operación, 20% de 4 pagas de 1.000 euros =
800 euros.

Si los activos fueran 6, el pasivo podría recibir
1.200 euros al mes. Con 5 activos la pensión se
podría equilibrar al salario medio del trabajador
europeo.

¿Pero qué ocurre si hay menos de 4 a 6
trabajadores activos por cada pensionista? Hay que aumentar las
retenciones a los trabajadores, o hay que bajar las pensiones, o
el estado debe aportar (vía presupuestos) la diferencia
entre retenciones y prestaciones. De lo contrario el sistema
quiebra. Matemática actuarial, pura y
dura…

Actualmente en la Unión Europea la
relación entre activos y pasivos difícilmente
supera los 2/1 (es varios países es menos de 2). Por eso,
el sistema está quebrado. No es porque haya muchos viejos
(que los hay), ni por que vivan mucho tiempo (que
también), ni porque cobren pensiones muy altas (la media
no supera los 1.000 euros); es porque hay pocos (muy pocos)
trabajadores para sostener el sistema. No se puede negar lo
obvio.

¿Entonces? Entonces el problema no son los
pensionistas, tampoco el sistema de reparto, sino el poco empleo
que hay en la Unión Europea. Es un problema de paro y no
de pensiones. Otra cosa es que los "profetas" de la
privatización quieran aprovechar la situación
económica (crisis del empleo) para abolir el sistema de
reparto y promover el sistema de capitalización. Muchos de
estos apologistas resultan ser meros apolo-getas.

¿Y qué hacen, en consecuencia, los
gobiernos? En un giro surrealista del análisis
económico (adulterando la matemática actuarial)
proponen extender la edad de jubilación, con el
disparatado argumento de que el promedio de vida se está
ampliando (¿demasiado?) y que los viejos de 65 años
están hechos unos "pimpollos" y pueden (¿deben?)
trabajar 2, 3 o 5 años más (¿y por
qué no hasta los 75 años, ya que
estamos?).

Pero el mayor de los absurdos se alcanza cuando se
contrasta la "genial" idea de prolongar la vida activa de los
trabajadores, mientras se niega la posibilidad de acceso a las
fuentes de trabajo de la generación más joven (hay
un 50% de paro juvenil). ¿Será por qué les
gustan más los "cadetes", seniles? ¿Mensajeros en
bici, con 70 tacos? Joder.

Pasemos ahora al sistema de capitalización (la
tierra prometida por los "cabeza borradores").

Al margen de la experiencia nefasta del sistema de las
Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones de
Argentina (país de grandes esperpentos económicos),
donde "nuevamente" los fondos (en este caso privados) fueron
"expoliados" por el estado para mantener su política
demagógica y clientelar, cuando no fue el sector privado
el que realizó malas inversiones reduciendo la renta
potencial esperada.

Supongamos que estamos en Chile (el país modelo),
o en EEUU (donde todo el sistema es privado), o en algún
país europeo serio (¿queda alguno?). Anteriormente
les presenté una propuesta (banco privado europeo) sobre
planes de pensiones. Si ustedes han leído con
atención (si hay dudas, vuelvan a ello), habrán
constatado que las rentabilidades promedio de las inversiones
están en el orden del 2 al 3% anual (cifras que más
se repiten en la serie de 15 años). Ello con la debida
aclaración que "rentabilidades pasadas no suponen
rentabilidades futuras" (por si las moscas). Si a esa
(¿tentadora?) rentabilidad le restan el 1,40% anual de
gastos de gestión, ya me dirán lo que les queda.
Eso sin entrar a descontar la inflación (2% es la meta
"ansiada" por el BCE), que si no, se pueden dar por conformes si
no tienen que poner dinero encima.

Un "cuanto de hadas". Hagan el cálculo inverso
(¿es mucho pedir?): a partir de la pensión
(privada, eso sí) que desean tener (sigamos con los 1.000
euros utilizados anteriormente) y estimen el capital acumulado
(ahorrado) que deberían tener al final de su carrera
laboral para que la renta mensual llegue a esa cifra.

Con una renta promedio del 5% anual, para lograr una
pensión de 1.000 euros mensuales (12.000 euros
año), el capital necesario sería de 240.000 euros
(240.000 x 0,05 = 12.000 euros al año). A partir de ello,
pueden hacer sus cálculos y… apuestas.

No se olviden que a esa renta promedio hay que agregarle
una comisión del 1,40% anual (más capital, o menos
beneficio neto) y el deterioro inflacionario (2% BCE
dixit).

Resumiendo: 5% + 1,40% + 2% = 8,40%

Si no logran una rentabilidad para la inversión
del 8,40% (una sola vez en la serie de 15 años,
según la muestra del banco promotor del sistema privado de
pensiones), o aumentan capital o disminuyen pensión
(ustedes eligen).

En esas condiciones, para alcanzar una renta neta de
1.000 euros mensuales (12.000 euros anuales) necesitarían
un capital de 408.00 euros (408.000 x 0,05 = 20.440 euros; 20.400
– 8.400 (1,40 gastos + 2 inflación) = 12.000 euros al
año). Hagan juego, Señores.

No quiero ser agorero, pero esa magnitud de ahorro
"neto" (a lo largo de la vida laboral) la veo muy difícil
de alcanzar en un futuro próximo para una inmensa
mayoría de la población. Si asumimos un
período de 30 años continuados de trabajo (hoy casi
una utopía), tendríamos que ahorrar 13.600 euros
anuales (lo que equivale a 1.133 euros al mes), para lograrlo.
Todo ese esfuerzo…para tener una pensión
"mileurista". ¿Qué tal?

Así y todo (el gato escaldado, del agua
fría huye)

Tengan la capacidad de ahorro que tengan, mi propuesta
es que hagan su propio plan de jubilación (si pueden
evitar ambos regímenes -público y privado- mejor),
y administren sus recursos e inversiones. Así, al menos,
evitarán que el estado se "pula" vuestra futura
pensión o la empresa privada les ahogue con sus gastos y
comisiones o los lleve a realizar inversiones con alto riesgo
para alcanzar la meta de rentabilidad pretendida.

Para ello deberán ser muy (muy) disciplinados
(hay que ahorrar todos los meses del año y todos los
años durante la vida laboral, y no tocar esos fondos por
nada del mundo -como si los tuviera el estado o el banco
promotor), luego hay que informarse (muy bien) de las
alternativas de inversión de riesgo reducido y ejecutarlas
con prudencia, perseverancia y mentalidad de largo plazo. No
dejarse tentar por cantos de sirenas, burbujas, modas,
inversiones especulativas, ni querer ser el más listo de
la clase.

"Solos frente al peligro", pero con la absoluta
seguridad que todo lo que puedan lograr será vuestro y sin
comisiones, gastos, letras pequeñas, cláusulas
penalizadoras, ni timos.

Hay que volver a la "cartilla de ahorro" (en sentido
figurado). Y ahorrar para la vejez (la única verdad).
Así no tendrán que vivir de la caridad (familiar o
social), tampoco tendrán que esperar demasiado del Estado
de Bienestar (menguante, lamentablemente).

En la desesperación por hacer cuadrar la
capacidad de ahorro con las expectativas de ingresos futuros no
cometan (nunca) la imprudencia de dejarse tentar por esas
inversiones fantásticas que las "serpientes encantadoras
de hombres" les ofrecerán en cuanto huelan el dinero.
Ustedes tienen que preguntar mucho, estudiar y resolver.
Solos.

No crean las fantasías de las participaciones
preferentes, los bonos convertibles, las obligaciones
subordinadas, los pagarés bancarios, u otras inversiones
para viejos que les ofrecerá el director de la sucursal
bancaria "de toda la vida" (por lo general demasiado joven, por
lo general demasiado indiferente, por lo general demasiado
presionado por la central para colocar esos productos ruinosos).
Por no confiar, hoy no se puede confiar ni en la deuda soberana.
Queda dicho. Mucho cuidado, no hay tiempo de
revancha…

En Mayo, de 2013, publiqué el Paper titulado:
Las pensiones con depresión (¿hay que enviar a
los jubilados al Campo de Exterminio?)

En el Apartado El futuro de las pensiones:
¿será el "suelo" el límite? (cuentas y
cuentos)

Decía:

Como a menudo se atribuye al escritor americano Mark
Twain: "Hacer predicciones es muy difícil. Especialmente
sobre el futuro".

Debería remontarme -tal vez- hasta Thomas Hobbes
(5 de abril de 1588 – Wiltshire, Inglaterra, 4 de diciembre de
1679), autor de "El Leviatán", con su ideario: "El origen
del Estado es el pacto que realizan todos los hombres entre
sí, subordinándose desde ese momento a un
gobernante, el cual procura por el bien de todos los
súbditos y de él mismo. De esa forma se conforma la
organización social"; Charles Louis de Secondat,
Señor de la Brède y Barón de Montesquieu
(Château de la Brède, 18 de enero de 1689 –
París, 10 de febrero de 1755), con su obra magistral "El
espíritu de las leyes", y su ideario: "Debe establecerse
un gobierno de forma tal que ningún hombre tenga miedo de
otro"; Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712
– Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778), autor de "El
contrato social" y su frase: "El hombre nace libre, pero en todos
lados está encadenado", para interpretar -nunca compartir
y menos, perdonar- las "desviaciones" que están
produciéndose en la "vieja" Europa (muchas veces puta,
aunque de vez en cuando, sabia), para provocar semejante
deshumanización inmisericorde. Tamaña denuncia del
Contrato Social. Por qué, lo que antes era herejía
hoy se sostiene como ortodoxia.

Un viaje a través del infierno (las cuentas de la
Seguridad Social comienzan a ser deficitarias), pero sin luz al
final del túnel (la relación entre número de
trabajadores por cada jubilado se reduce día a
día). Un escenario, lleno de incertidumbre y de tristeza,
del que ya no saldremos. Vivir un retroceso brutal en lo que
pensábamos que era un estado del bienestar para siempre y
solo quedará un mundo marginal, de pobreza
extendida.

El jubilado Dimitris Christoulas se suicidó a los
77 años, a causa de las privaciones que le impusieron la
crisis y las políticas nefastas de su Gobierno. Pero no se
mató por incapacidad de seguir sobreviviendo, sino porque
rechazó una vida que se le antojaba indigna. Se le
acabó la voluntad antes que las fuerzas, a juzgar por la
nota que llevaba en el bolsillo: "Soy jubilado. No puedo vivir en
estas condiciones. Me niego a buscar comida en la basura. Por eso
he decidido poner fin a mi vida". Me pregunto cuántas
veces tuvo que escuchar en los últimos tiempos el reproche
de haber vivido por encima de sus posibilidades, esa
culpabilización nada sutil que convierte en justo castigo
los padecimientos impuestos por la crisis; la muerte,
incluso.

Christoulas no estaba dispuesto a vivir tan por debajo
de sus posibilidades. Dijo "no". Por eso a primera vista el
suicidio es tranquilizador: podemos consolarnos pensando que todo
consiste en decir "sí". Mientras nos merezca la pena
vivir, aun buscando comida en la basura, estaremos a
salvo.

Se ha comparado en muchas ocasiones la crisis con una
guerra. También en la guerra hace falta valor para
sobrevivir. Aunque no siempre el más fuerte lo consigue,
porque la supervivencia no depende de uno mismo, sino de muchos
factores, y en gran medida del azar. En eso, la crisis es
completamente diferente a una guerra. Si es verdad, como
aseguraba Demócrito, que "todo lo que ocurre en el mundo
se debe al azar o a la necesidad", no habrá muertes
azarosas, sino necesarias, como la de Christoulas. El disparo que
lo ha matado no ha sido fortuito: tenía poca
elección a sus 77 años. Si hubiera contado veinte,
habría dispuesto de muchas opciones desesperadas. Coger
comida de la basura habría sido la menos
dañina.

Christoulas, ya cumplió con "los
mercados"… Se "deflacionó" de un tiro, aliviando el
gasto público, y dejando una carta de despedida a modo de
"hoja de balance": "¡Tengo deudas, no puedo soportarlo
más!" y "no quiero dejar mis deudas a mis hijos"…
El Gobierno "ha eliminado cualquier esperanza de que yo sobreviva
y no puedo obtener justicia, no encuentro otra forma de lucha
más que un final digno para no tener que empezar a
rebuscar en la basura para conseguir comida"… Y
concluía: "Algún día, los jóvenes sin
futuro tomarán las armas y colgarán a los traidores
de este país en la Plaza Syntagma, al igual que hicieron
los italianos con Mussolini en 1945"…

Dicen los analistas que lo que importa en la bolsa y en
los mercados financieros, es saber algo que nadie más
sepa. Podrán interpretar, en este caso, los
"límites, humanamente soportables", de la austeridad
proclamada (exigida). Descontarán los mercados (como dicen
las serpientes encantadoras de hombres de la bolsa), que cuando
la gente empieza a suicidarse (ayer en Sintagma, mañana en
cualquier otra plaza de la Europa quebrada) es el final, que la
cohesión social (de la Europa soñada) ha
estallado.

Una Europa cuyos jubilados son mendigos, cuyos
trabajadores pierden sus empleos, cuyos jóvenes nunca (o
tarde y mal) serán asalariados, cuyos niños se
deben dar en adopción por falta de recursos para
alimentarlos, educarlos o curarlos… ha
fracasado.

La Unión Europea (en vías de
subdesarrollo) no se debe (ni se puede) construir sobre el
suicidio asistido de los mayores, el salario del miedo de los
trabajadores, la adolescencia perpetua de los jóvenes y la
pignoración de la niñez.

Primero sin "memoria", y después sin "futuro"
(del cinismo no se retorna)

"Unas gotitas de cianuro en el vasito de leche
matutino -con todas las pastillas que tienen que tomar ni se van
a dar cuenta- y zas, nos cargamos a los 8 millones de
pensionistas y recortamos de golpe 115.000 millones de euros de
gasto en pensiones, además de conseguir un considerable
ahorro en fármacos.

¿Estarían satisfechos con este
genocidio los especuladores financieros o también
tendríamos que dejar morir de hambre a los 5 millones de
parados?"…
Matemos a los jubilados para mantener a
los políticos (Manuel del Pozo – Expansión –
12/4/12)

– Eduardo Galeano: "A la basura dos siglos de
conquistas" (BBCMundo – 23/7/12)

(Por Paula Vilella) Lectura recomendada

"Este es un mundo violento y mentiroso pero no podemos
perder la esperanza y el entusiasmo por cambiarlo", asegura
Eduardo Galeano.

El escritor uruguayo, historiador literario de su
continente a través de obras como "Las venas abiertas de
América Latina" y la trilogía "Memorias del Fuego",
habló con BBC Mundo sobre los últimos
acontecimientos de América Latina y la crisis
económica mundial.

Desde su mesa de siempre en el céntrico
Café Brasilero, dejando tras el ventanal el frío
del invierno austral, insiste en que "la grandeza humana
está en las cosas chiquitas, que se hace cotidianamente,
día a día, la que hacen los anónimos sin
saber que la hacen".

Por eso, alterna las respuestas con episodios de su
último libro, "Los hijos de los días", en el que
agrupa 366 historias reales, una para cada día del
año, que contienen más verdad que hablar de la
prima de riesgo.

La crisis europea se está
manejando por los líderes políticos desde un
discurso de sacrificio de la población.

Es igual al discurso de los oficiales
cuando mandan a los reclutas a morir, con menos olor a
pólvora pero no menos violento.

Esto es un plan sistemático a
nivel mundial para arrojar al tacho de la basura dos siglos de
conquistas obreras, para que la humanidad retroceda en nombre de
la recuperación nacional.

Este es un mundo organizado y
especializado en el exterminio del prójimo.

Y luego vienen a condenar la violencia del pobre, la de
los muertos de hambre; la otra se aplaude, merece
condecoraciones.

¿Se está presentando la
"austeridad" como única salida?

¿De quiénes? Si los
banqueros que produjeron este desastre fueron y siguen siendo los
principales asaltantes de bancos y son recompensados con millones
de euros que les pagan como
indemnización…

Es un mundo muy mentiroso y muy
violento. Lo de la austeridad es un viejo discurso en
América Latina. Asistimos a una obra de teatro que fue
estrenada acá y que ya conocemos.

Sabemos todo: las fórmulas,
las recetas mágicas, el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Mundial

¿Considera que el empobrecimiento de la
población es más violento?

Si la lucha contra el terrorismo fuera verdadera y no
una coartada para otros fines, tendríamos que empapelar el
mundo con carteles que dijeran "se buscan a los secuestradores de
países, a los exterminadores de salarios, a los asesinos
de empleo, a los traficantes del miedo", que son los más
peligrosos porque te condenan a la parálisis.

Este es un mundo que te doméstica para que
desconfíes del prójimo, para que sea una amenaza y
nunca una promesa.

Es alguien que te va a hacer daño y para eso hay
que defenderse.

Así se justifica la industria militar, nombre
poético de la industria criminal.

Eso es un ejemplo clarísimo de
violencia…

El mundo actual es muy sorprendente.

La mayoría de los países
europeos que parecía que estaban vacunados de los golpes
de Estado son ahora gobiernos gobernados a manos de
tecnócratas designados a dedo por Goldman & Sachs y
otras grandes empresas financieras que no han sido votadas por
nadie.

Hasta el lenguaje lo refleja: los
países, que se supone que son soberanos e independientes,
tienen que hacer bien sus deberes como si fueran niños con
tendencia a la mala conducta y los maestros son los
tecnócratas que vienen a tirarte de las
orejas…

Camino de servidumbre, la derrota de la clase
media

Nuestros abuelos y nuestros padres trabajaron toda su
vida. Honestamente. Desde la escuela enseñando, desde la
fosa de la estación de servicio engrasando autos, como en
el caso del padre de quien escribe estas líneas, desde la
oficina o desde el puerto, desde el Taxi o la línea de
montaje, desde el campo arriba del tractor o desde la lancha
pesquera, desde el taller de metalurgia o el de
carpintería, desde el reparto de diarios o la
atención del bar:

Trabajaron duro para darnos un futuro. Acaso no eran
universitarios, pero sabían lo esencial: debíamos
ser mejores que ellos.

Nuestros padres no fueron buitres que esquilmaron gente
mediante circulares bancarias. Antes bien, fueron sus
víctimas.

No fueron usureros que especulaban con las necesidades
de los que menos tienen para obtener réditos
económicos o confiscarles sus propiedades. No fueron aves
de rapiña, como la señora presidente y su difunto
esposo.

Y lo único que quisieron es tener derechos en su
edad final, para poder comprarles regalos a sus nietos, para
poder pagar sus medicaciones, o para poder seguir ayudando al
hijo al que las cosas no le marchan bien. En definitiva,
querían que les permitan usar el dinero que ellos mismos
habían entregado al estado durante todo su ciclo laboral
útil, durante toda una vida.

A ver si queda claro que lo que los viejos reclaman es
su dinero, no la del estado ni el de los políticos. Es de
ellos, les pertenece.

Si Hayek levantara la cabeza, renegaría de sus
discípulos. Pasó su vida luchando por la libertad,
denunciando los totalitarismos, el miedo al socialismo, en el
peor sentido del término. Está siendo traicionado
por aquellos que están inseminando de servidumbre
Occidente, utilizando su prestigio y su ideario para cebar la
codicia, el liberalismo salvaje, jamás el liberalismo, el
crecimiento desbocado y depredador, la ley de la selva, el
enriquecimiento ilícito, el derrumbe de la clase media,
aquella que apuntala la palabra libertad.

Para Hayek, liberalismo no era lo mismo que
"laissez-faire". No todo valía para él. Las
instituciones debían cumplir un papel regulador garante de
la libertad. Huía de toda economía dirigida que
restringiera la competencia, no de la necesidad de
regulación, cuando el libre mercado no era más que
teórica quimera, en determinados sectores.

Conocía muy bien la economía. La tendencia
al monopolio que no había manera de limitar si no era
mediante la actuación coactiva y justa de los Gobiernos,
incluso enérgica, cuando razones estructurales
impedían una justa lid comercial.

Tales monopolios, que antes de la entrada en la UE
estaban razonablemente regulados, se han convertido en odiosos
oligopolios bendecidos por aquellos que supuestamente defienden
la libertad de mercado, que son financiados por ellos de manera
camuflada o indirecta, protegidos por Gobiernos y
patricios.

Es Keynes el mayor colaborador involuntario del
apesadumbrado Hayek en este atribulado escenario. No él,
faltaría más, sino sus "falsos" seguidores. Son
estos últimos los que, atizando la creencia de que
insuflando crédito ilimitado en el sistema se crea riqueza
al espolear el crecimiento económico, no consiguen
más que taponar el hedor de las heces que supura el
sistema financiero al hinchar la burbuja financiera, alargando de
manera indecorosa la agonía: llámese Quantitative
Easing, rescate a entidades financieras o préstamos a
gobiernos quebrados, prácticamente todos. Un bucle que se
retroalimenta, engordando cada día más, hasta el
día que haga plaf.

El dinero no llega a la economía real. No se
benefician los ciudadanos. Su cada vez más escasa riqueza
está siendo succionada a base de confiscación
fiscal. Solo se insufla vida a bancos zombis o a los odiosos
oligopolios, los cuales, a cambio de tapar las miserias de los
Gobiernos acaparando deuda pública impagable, haciendo de
agencias de colocación de políticos cesantes, salen
de rositas de este entuerto hinchando la burbuja del
crédito. Reventará.

Se han convertido los "falsos" keynesianos en tontos
útiles al servicio de la ocluida libertad de mercado, el
desguace de la libertad, la disolución de la clase media.
Una de las causas es la infantilización de la sociedad,
empezando por arriba. La conversión de las idílicas
teorías económicas en ideologías.
¿Equilibrio general? Una coña macabra que los
economistas austriacos ya denunciaron.

Nadie es culpable de nada: la sociedad parece dirigida
por encapuchados. Los políticos, los economistas y los
banqueros que nos han conducido hasta aquí nos hacen creer
que son anónimos los causantes del desbarajuste, para no
tomar medidas ejemplarizantes o mandarlos a paseo.

Hasta no hace mucho, estos últimos eran
responsables con su patrimonio del quebranto que causaban. John
Pierpont Morgan y sus socios respondían con sus bienes de
los créditos que otorgaba su banca, J.P. Morgan. Los
socios de Goldman Sachs eran individuos cuya responsabilidad
personal era ilimitada en caso de quebranto a la sociedad. Los
aristocráticos "names" del Lloyd´s de Londres
taparon de su bolsillo un envenenado agujero en los seguros hace
apenas veinte años. Algunos se fueron al garete
pecuniario.

Banquero y confianza eran la misma cosa. A cambio de
responder con sus bienes, tomaban decisiones con sensatez y
sabiduría, exigían rigor a los prestatarios,
desaconsejaban a los temerarios. Gozaban de reconocimiento y
prestigio. Igualito que ahora. Los bancos quebraban, era ley de
vida. No pasaba nada, y algunos financieros se arruinaban.
Sabían a lo que se exponían.

Tales limitaciones no impidieron que, tanto EEUU como el
Reino Unido, la clase media de todo Occidente se expandiera
durante el siglo XX a pesar de cataclismos autoritarios, de
nacionalismos transmutados en locura colectiva, como los que
rememoramos en costado herido.

Nadie en las cajas de ahorros o bancos de cualquier
parte del mundo, salvo en Islandia, y un "poquito" en EEUU
(Madoff, Stanford y un par de "perejiles"), acabaron en la
cárcel. Si hubo precedentes, ¿por qué no se
aplica el mismo rasero a los responsables del desastre reciente,
acabando con su impunidad?

Occidente está quebrado. La deuda total de
cualquier país (pública + familias + empresas +
bancaria) oscila entre un 300 y un 500% del PIB. Japón y
Gran Bretaña se llevan la palma. España sigue a
distancia, en la parte baja del listón, no muy lejos de
EEUU, Francia, Italia e incluso Alemania. En época de la
Gran Depresión, el nivel apenas superaba el
150%.

El crecimiento económico de los últimos
setenta años se ha realizado mediante endeudamiento que no
se podrá cancelar a causa del envejecimiento de la
población. Es la burbuja definitiva que
acompañará en su deflagración a la burbuja
medioambiental y los desencuentros con el manido cambio
climático.

Antiguamente, el deudor se convertía en esclavo.
Hoy, la clase media garante de la libertad, la igualdad y la
fraternidad, guardiana de los valores de la Ilustración,
pagadora última de la deuda del estado, está
desapareciendo, retornando a estado servil, aunque disfrute de
Internet. ¿Quién liquidará las deudas,
quién pagará las pensiones cuando el castillo de
naipes se quede sin inquilinos porque han descendido a tropel un
escalón y ande con cachava el resto?

Los culpables últimos, camuflados, "lobbies" los
llaman, se podrían desenmascarar si hubiese
interés. Actúan amparados en teorías
económicas delirantes (algunas premiadas con el Nobel), a
la par que neoclásicas. No fue difícil
identificarlos en época de Hayek. Ahora están
enquistados en las entrañas de su memoria carcomiendo la
academia y la razón.

Nadie quiere detener la debacle, reconducir un sistema
educativo orientado exclusivamente a cebar contaminante
productividad, que abjura del conocimiento, el discernimiento, el
raciocinio y las letras. Interesa crear inertes masas tituladas,
escasamente instruidas a causa de un igualitarismo castrador,
orientadas a laborar de manera acrítica a cambio de vil
subempleo, en vez de formar ciudadanos ilustrados. La
filosofía, el arte, la nobleza, la cultura, el
tesón, la belleza, la sensatez, la razón han
claudicado. Sin clase media, la libertad desaparece: será
el suicidio de Occidente.

La socialdemocracia a veces cerril, que apuntaló
la clase media en Europa y de alguna manera en los Estados Unidos
de Roosevelt, que se desarrolló como reacción al
socialismo a la manera nazi o bolchevique que tanto temía
Hayek ha desaparecido sin dejar rastro, sin haber sido capaz de
ponerse al día. Una gran desgracia hasta para aquellos que
no comulgaban con ella.

No hay alternativa al expolio de la ciudadanía.
El drama, uno de ellos, es que siguen tomando las decisiones
aquellos que crearon los problemas. En España y en el
resto de Occidente, Lehman Brothers dixit…

El (im)predecible futuro de las pensiones (la trampa
millonaria)

Érase una vez… un cuento hecho
bostezo

Nada por aquí… nada por
allá… (el fin de las falsas
promesas)

Del Paper – Del desempleo estructural al conflicto
intergeneracional (15/5/11):

Un amargo despertar (y el "fusilamiento" del Estado
de bienestar)

"Si hay una característica que definía
a los norteamericanos era el optimismo. El sueño
americano, la creencia de que cualquiera podía llegar a
donde quisiera a base de trabajo, ha sido uno de los mitos
fundamentales de su historia. Ahora, apenas uno de cada cuatro
mantiene la ilusión"…
Los estadounidenses dejan de
creer en el sueño americano (Libertad Digital –
2/10/10)

"El Gobierno británico llevará a cabo
una gran revisión del sistema de prestaciones sociales con
el objetivo de simplificarlo y de promover la cultura del trabajo
frente a la cultura del subsidio, según los planes del
ministerio de Economía"…
El Gobierno
británico anuncia una gran revisión de las
prestaciones sociales El Economista – 2/10/10)

"Generalmente es más fácil ver el
principio de algo que su fin. El Estado de bienestar, que
nació en 1945 en la Gran Bretaña de la posguerra,
llegó a su fin esta semana, cuando George Osborne,
Ministro de Finanzas del Reino Unido, rechazó el concepto
del "beneficio universal", la idea de que todos, no sólo
los pobres, deben beneficiarse de la protección
social"…
Descanse en paz el Estado de bienestar (Guy
Sorman – Project Syndicate – 8/10/10)

Cuando el empobrecimiento de los pensionistas, se
considera un "daño colateral"

He querido dejar que los jóvenes economistas
hablaran primero. Graduados "cum laude" en las mejores
universidades del mundo, distinguidos catedráticos,
académicos de prestigio, con libros, informes, estudios,
conferencias, congresos y ponencias que respaldan sus opiniones.
Economistas, actuarios, matemáticos, estadísticos,
ingenieros sociales. En fin, la juventud mejor formada de la
historia…

Pues para estos distinguidos "eruditos", si es que yo
he entendido bien, la solución para casi todos los males
económicos de las sociedades desarrolladas pasa por
"atrasar la edad de jubilación"… "reducir las
pensiones"… "que se trabaje hasta la muerte o hasta muy
(muy) cerca de ella". Así los números cuadran, los
actuarios se quedan tranquilos, el déficit y el
endeudamiento público alcanzan valores razonables. Un "mal
de altura", que puedo aceptar, pero no compartir.
Perdón.

En un sistema de reparto las aportaciones sociales de
los trabajadores (población activa) sirven para sostener
los pagos a los pensionistas (población pasiva). Si se
reduce el número de trabajadores ocupados (aportantes) la
"solución de equilibrio" que proponen algunos de estos
"vegetarianos caníbales", es acotar (proporcionalmente) la
retribución a los pensionistas. Esto se puede hacer
demorando el inicio del pago de las prestaciones (retrasando la
edad de jubilación), o bien disminuyendo las prestaciones
(o tal vez las dos cosas, como se insinúa o intenta
denodadamente). De una relación 4 activos por 1 pasivo
(antes de la globalización), se ha pasado a 2 activos por
1 pasivo (durante la globalización). Técnicamente
impresentable, actuarialmente insostenible, económicamente
ruinoso, financieramente insoportable, dogmáticamente
irritante.

En mis épocas de estudiante (cuando aún
se utilizaba la tiza y la pizarra) había "teoremas" que se
demostraban por el absurdo (creo recordar). Para el caso de un
"teorema de los jubilados", sería interesante preguntar a
estos "grandes bonetes" cómo balancearían las
cuentas del sistema público de pensiones en el caso que la
población activa continuara reduciéndose (que tal
como van las cosas parece inevitable o al menos bastante
previsible). El problema del paro se resolvería,
reduciendo, o demorando las pensiones hasta el límite
("tendiendo al infinito", dirían los matemáticos) o
privatizando las pensiones (que sería la "solución
final", más apetecible para la banca)… ¿Y el
"contrato social?… Qué contrato social. Eso es cosa de
la historia y, como ya sabemos, estamos ante "el fin de la
historia y el último hombre" (que…
¿será un pensionista?). O sea.

Una demostración por el absurdo sería
fusilar a los pensionistas. Si la economía no crece, si no
se ocupan más trabajadores (para que con sus aportaciones
puedan soportar el pago de las pensiones), la solución es
"dejar morir o matar a los viejos". Matar resulta más
expeditivo ("crearía más valor"). Wall Street lo
premiaría. Sería como cuando las acciones de una
empresa suben su cotización, al anunciar un despido masivo
de personal (cruento ejemplo del absurdo
cortoplacista).

Los "ángeles de la muerte" en los hospitales
públicos serían como los brokers de la bolsa.
Cuantos más viejitos "mandaran al otro mundo" mayores
bonus. Les regalo la idea a los jóvenes economistas: el
hospital "Dr. Drácula" ha mejorado su productividad, en el
mes de enero firmaron el certificado de defunción de 320
personas que se acercaban peligrosamente a la edad de la
jubilación. Al director médico se le asignaron las
"stock options" proporcionales, el personal de enfermería
ha doblado la paga extra y los médicos de la UVI
recibieron los bonus correspondientes… El "mercado" premia
la mayor competitividad del hospital.

Para que los grandes números de la
macroeconomía mejoren quedan por resolver: las personas
que enferman demasiado, los niños que crecen de prisa, las
personas que comen en exceso (o las que todavía comen, sin
más), los que consumen mucha agua, los que gastan
demasiada energía, los que pretenden estudiar en
establecimientos públicos… en fin, ¿los que
pretenden continuar viviendo? En los cementerios no hay
inflación, ni déficit, ni deuda. Y eso…
"gusta a los mercados".

Me interesaría preguntar a los econometristas
"high frequency" si realmente creen que los jubilados nos sacaran
de la crisis. Probablemente estos "académicos en la nube"
me contestaran que el problema está en el Estado de
bienestar (insostenible) y que deben hacerse todas las "reformas
estructurales" necesarias para recuperar la competitividad. Que
los países desarrollados no pueden seguir viviendo por
encima de sus posibilidades. Que los grandes déficits
públicos resultan inadmisibles y el alto endeudamiento
soberano insostenible.

Y aquí llegamos a la "médula" del
asunto. El Estado de bienestar, las reformas estructurales, la
productividad, la competitividad, la internacionalización,
la deslocalización, el libre movimiento de capitales y
mercancías ("libérrimo" en lo financiero y
"amañado" en los bienes).

De seguir los "sabios consejos" de los
catedráticos de Harvard, Stanford, Columbia, MIT, Oxford,
Cambridge, London School of Economics… ¿cuál
sería el modelo "asimilable" de Estado de bienestar, para
los países europeos? ¿el de China? ¿el de la
India? ¿el de Vietnam? ¿o el de Camboya? ¿el
de Indonesia? (siguiendo por el sendero de la competitividad
pronto habrá que hacer "benchmarking" en algún
país africano). Un ethos peligroso y
derrotista.

Para recuperar la "competitividad" perdida en Europa
¿se deberían pagar salarios chinos, hindúes,
brasileros o rusos?

Para aumentar la "productividad" perdida en Europa
¿se deberían trabajar 14 o 16 horas diarias (6
días a la semana), dormir en las fábricas, no tener
vacaciones, no tener licencia por enfermedad o maternidad, e ir a
"mear" con horario establecido y a la vista del
capataz?

Para que las empresas europeas vuelvan a demandar
empleo ¿la alternativa razonable es el despido libre?
¿unos trabajadores de usar y tirar? ¿un
ejército en la reserva de costo cero?

Para que los gobiernos europeos eliminen sus
déficits ¿se debería suprimir la sanidad
pública, la educación pública, y el sistema
público de pensiones?

En el libre movimiento de capitales y
mercancías (esa tierra plana que proclamaron los
apósteles de la globalización) ¿qué
espacio queda para Europa (ya no digamos para el Estado de
bienestar, abolido por imperativo del mercado)?

Los profetas del librecambio proclaman la
"tecnología" como el "ojo de la aguja por la que
pasará el camello" europeo. Desde Finlandia a Grecia y
desde Portugal a Polonia, todo será un big "Silicon
Valley" en honor de las nuevas tecnologías. Y todos
(toditos todos) los europeos programaremos video juegos, casinos
y apuestas deportivas por internet, You Tubes, Twitters,
Facebooks y otras redes con las que "enredar" a los incautos. Eso
sí, "por amor a la competitividad perdida", un Silicon
Valley, pero con sueldos de Bangalore, of course. 350 millones de
trabajadores en las nuevas tecnologías, aunque dejando
unos pocos "camareros" de sol y playa, y algunos "jardineros" del
parque temático (seguramente de los PIGS) para atender a
los turistas que visiten Eurolandia (probablemente de Asia, donde
se fueron a parar los empleos que perdió (¿o
regaló?) Europa, en aras de la deslocalización y el
librecambio). Una "boutade" digna de un Nobel de
economía… ¡No jodamos!

Estimados "eruditos de laboratorio", perdonen ustedes
que este viejo de 65 años -68 cuando se publique este
Paper- (que afortunadamente, y por ahorros propios, no necesita
de la jubilación para vivir, queda dicho) les haga algunas
"aproximaciones de cabotaje". Que intente, con toda humildad,
reiterar algunas pasadas ideas políticamente incorrectas
(es lo mío, casi siempre). Allí por abril de 2002
publiqué un Ensayo (Los daños ocultos del
librecambio – La doble vida de la economía global
(Unión Europea: Apertura y vulnerabilidad – (¿Es
posible imaginar un futuro diferente al pasado reciente?) donde,
entre otras cosas, decía:

El Comercio libre promueve el bienestar de los ricos,
pero no necesariamente el bienestar social, que debería
aplicarse a la gran mayoría de la población. No es
de extrañar entonces que las compañías
multinacionales y sus directores ejecutivos, con sus feudos
industriales diseminados por el mundo, adhieran fervientemente al
comercio libre.

El comercio internacional beneficia a unas pocas
empresas y a unas pocas familias propietarias, perjudicando o en
el mejor de los casos dejando en igualdad de condiciones, al
resto de las empresas y familias, cualquiera sea su lugar de
radicación o residencia. Para mayor agravante -si cabe- el
libre comercio -profetizado, publicitado e impuesto-, es
sólo una pantalla para la financierización de la
economía, que es el objetivo buscado (y por lo que se
constata, alcanzado).

Al impulso de la liberalización del comercio
se cuela el libre movimiento -fundamentalmente especulativo- de
capitales, sin fronteras, limitaciones, ni controles, que es la
única globalización verdadera.

En este dualismo económico que ha generado la
globalización, la economía de mercado, la
competencia mundial y el libre comercio, hay muy pocos que ganan
mucho -muchísimo- y un resto enorme que transita la
depresión silenciosa. Lo que se está intentando
-aunque el discurso oficial sostenga lo contrario- es la
perpetuación de las desigualdades superables, la
negación de la posibilidad de tener oportunidades
superiores a las nativas, de llegar a una sociedad más
igualitaria.

El libre comercio perjudica seriamente a las
economías de las naciones. Casi todos los problemas con
que se enfrenta la Unión Europea -déficit
público, aumento del desempleo, retroceso de la clase
media, excesiva competencia, creciente endeudamiento de las
empresas y degradación del medio ambiente– pueden estar
relacionados con la política del libre comercio (extra
regional) que ha estado siguiendo en los últimos
años…

Esos son los daños ocultos del librecambio. El
alto costo de un régimen que nos lleva a pensar en el
libre cambio de los idiotas.

Una alucinación del desarrollo -la
globalización de la libertad de mercado- que, entre la
flexibilidad y la incertidumbre, opta por el miedo a ser uno
mismo.

La doble vida de la globalización nos plantea
un caso de vulnerabilidad económica: Unión Europea
versus Estados Unidos. Podríamos sospechar si no estamos
ante una situación de desigualdades provocadas. Si una
mayor apertura de los flujos financieros y comerciales, hacen a
la Unión Europea más vulnerable a las
perturbaciones externas; ¿no se presentaría una
situación asemejable a la de cobayas del
neoliberalismo?

¿Ante la falsa globalización de la
libertad de mercado, que nos imponen los fascistas
económicos, es posible proyectar un futuro diferente al
pasado reciente?

¿Puede imaginarse un cambio de
paradigma?

¿Puede la economía salir del
armario?

¿Será posible que nos devuelvan el
cerebro?

¿Se animará Europa a quitarse el burka
que la niega, la somete y castra desde finales de la Segunda
Guerra Mundial y, sin solución de continuidad, desde el
fin de la Guerra Fría?

(Hasta aquí lo publicado en abril de
2002)

Viejas y queridas causas perdidas o la amargura de la
victoria…

Mientras espero (inútilmente) alguna respuesta
de los "dogmáticos del mercado", dejo a los que "ni
estudian" (o que si lo hacen entienden bien poco, como han
demostrado en varios países europeos), "ni trabajan" (y si
todo sigue igual, tampoco trabajarán), antes que,
irremisiblemente, "ni piensen" (destino final del proyecto
neoliberal), el Epílogo del Ensayo (2002):

El libre comercio, podrá resultar un
tópico cuya vigencia es muy difícil de remover,
pero cuya injusticia sigue siendo flagrante (y se
reitera).

Los puristas del librecambio nos aplastan con su
rodillo económico y nos imponen un darwinismo
económico cainita y fatal (se denuncia).

La liberación, la desregulación y la
privatización castigan a la sociedad, avasallan la
dignidad humana, amenazan el hábitat, debilitan
progresivamente la autoridad gubernamental, y provocan el
crepúsculo de la piedad (espera haberse
demostrado)

Lo diga Agamenón o su porquero (asumo este
último papel): Existe una larga sucesión de hechos
contumaces que pueden valer por experimentos
repetidos.

¡Ah!, y no se olviden: la igualdad de
oportunidades es desigual (a ver si se enteran). El dilema no
está en las pensiones, la sanidad o la educación,
el problema está en el trabajo y en la distribución
de los ingresos (y por ello sí, hay que salir a la
calle)…

(Mayo 2013) Última pregunta
(entre el enfado y la desazón del pensionista):
¿Existen algunas alternativas razonables para no terminar
durmiendo en un parque o suicidándose?

¿Cómo superar las tendencias
marcadas por las curvas de pronósticos?

Una vez "fusilado" el Estado de bienestar (por
influencia indebida), en lugar de gotitas de alivio, el camino
para salir adelante podría ser un paquete de tamaño
considerable, compuesto de varios elementos.

¿Por qué tomarse la molestia de pensar en
otras posibilidades?

Porque con "más de lo mismo" (pensiones
públicas "menguantes" vs. planes privados de pensiones
"riesgosos", sistema de reparto "desequilibrado" vs. sistema de
capitalización "aventurado", asistencia sanitaria
pública "deficitaria" vs. seguro privado de salud
"inalcanzable", educación pública -aparcadero de
niños y jóvenes-, fábrica de analfabetos
funcionales vs. educación privada elitista -para
niños y jóvenes de familias ricas- que cercena la
igualdad de oportunidades), no se puede resolver el stock de
deuda contraída con los pensionistas actuales y los
inmediatos futuros. "Más de lo mismo", únicamente
conducirá hacia un "sufrimiento innecesario" antes de que
dicho rumbo colapse de manera inevitable.

Seguir por este camino de eufemismos, ambigüedades,
falsedades y absolutas mentiras (tanto públicas, como
privadas) erosionará aún más la credibilidad
de los formuladores de políticas -algo que aparentemente
parecería no importarles- mientras que
simultáneamente se impondría al resto de la
sociedad -a los que sí, parece importarles- una
sensación persistente de crisis e incertidumbre, con
costos reales tanto sociales como económicos y
financieros.

Como indicó Bill Gross (el cofundador y director
de inversiones de Pimco, el mayor fondo de bonos privado del
mundo) en el año 2009, estamos ante una "nueva
normalidad", para referirse a un nuevo escenario global
caracterizado por un bajo crecimiento económico, un
desempleo elevado y unos menores rendimientos sobre los
activos.

Ante esa "nueva normalidad", solo hay dos alternativas:
reducir las expectativas de remuneración de las pensiones
o intentar hacer magia.

Cuanto antes asumamos esa "nueva normalidad" (aunque nos
parezca injusta e ilegal), y busquemos alternativas razonables
para no terminar durmiendo en un parque o suicidándonos,
mejor será, para poder vivir con cierta dignidad los
últimos años.

(Para el caso español, que como ya dije, es el
que me "pilla" más cerca)

La previsión del Instituto Nacional de
Estadística (INE) es que dentro de 10 años, por
cada diez personas en edad de trabajar (lo que no supone que
tengan trabajo) habrá seis inactivos porque aún no
hayan cumplido los 16 años, edad mínima para
incorporarse al mercado laboral, o porque sean mayores de 65
años. Y para 2051 el 40% de la población
estará jubilada y la esperanza de vida rondará los
90 años de edad. Echen cuentas. Nuestros hijos y nietos
van a vivir mucho más que nosotros, pero se les va a hacer
jodidamente largo.

El importe de las futuras pensiones también va a
bajar. Su cuantía se calculaba teniendo en cuenta la base
de cotización del trabajador y tomando como referencia los
15 últimos años de su vida laboral, y a partir de
ahora la referencia serán 25. Para tener, además,
derecho a la pensión máxima tendrá que haber
cotizado 37 años, frente a los 35 actuales.

Si a los 67 años de jubilación les restan
ustedes los citados 37, para situarse en el top ten de los
jubilados será imprescindible incorporarse al mercado de
trabajo a los 30 años, como muy tarde, y trabajar
ininterrumpidamente hasta los 67. Misión imposible con el
actual 52% de paro juvenil y el negro futuro que se otea en el
horizonte. Sólo unos privilegiados lo conseguirán.
Los actuales salarios de subsistencia de nuestros jóvenes
garantizan unas pensiones igualmente de subsistencia, que
permitirán al trabajador-beneficiario una vida austera,
coherente y sin sobresaltos, porque de donde no hay no se puede
sacar.

Una situación crítica, que exigirá
sacrificios de los pensionistas, pero también (y
más) de otros sectores (activos, parados, gobierno,
empresas…). Solidaridad y austeridad de "toda" la
sociedad. Y desde luego, con el mayor esfuerzo de
contribución y frugalidad, por parte de aquellos que
tienen los mayores recursos. ¿Se entiende, hijo? Sí
Padre.

Así y todo, lo que resulta inadmisible (por
inaudito y falaz) es "culpabilizar a la víctima" e
intolerable (por cinismo y connivencia) que aquello que "antes
era herejía hoy se sostenga como ortodoxia".

Sin duda los países desarrollados están en
una situación de "endeudamiento excesivo" (cuando la deuda
de un país es tan cuantiosa que los beneficios del ajuste
y del crecimiento van a parar por completo a manos de los
acreedores), pero no es por causa de la deuda previsional (que ya
existía y constaba en los registros) que se ha llegado a
tamaño despropósito. Por ello, no es de recibo
hacer pagar a justos por pecadores.

Asuntos a desarrollar

Según dicen los que saben en el año 2052,
en España existirá por cada persona en edad de
trabajar habrá otra dependiente, bien por estar en edad de
retiro (podrán llegar hasta frisar los 90,7 años si
son mujeres, o los 86,9 años si son hombres) o bien por
ser menor de 16 años. Cambios demográficos y del
mercado laboral: ¿ciencia ficción o
realidad?

Puede que el 2052 parezca muy lejano. Pero a la luz de
los datos publicados por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), es imprescindible ponerse ya a
construir el futuro. De hecho, empezará a haber problemas
dentro de diez años, para cuando se prevé que haya
casi seis personas inactivas por cada diez personas en edad de
trabajar. Todo ello con una pirámide demográfica
invertida, pues el envejecimiento progresivo provocará que
en el 2022 España tenga 45 millones de habitantes, y 41,5
millones dentro de 40 años. De ellos, el 37% serán
pensionistas. Llevando al extremo esta situación y tomando
como referencia un sueldo de mileurista, en un futuro no muy
lejano se necesitarían 8,5 cotizantes para poder pagar una
pensión máxima.

A partir de estos "supuestos", y actuando como
"liquidador" de la quiebra del Estado propondría las
siguientes medidas de liberalización. A ver si se animan a
tomarlas (hasta sus últimas consecuencias), esos falsos
liberales que tanto se rasgan las vestiduras frente a cualquier
mención (o recurso) del Estado de bienestar.

"Es preciso tocar las partidas estructurales del
gasto, adelgazar el tamaño del Estado, gestionar mejor con
menos dinero, porque los recortes sin reformas son
autodestructivos en sí mismos en tanto en cuanto implican
sangre, sudor y lágrimas, sin recompensa de victoria al
final del camino. Son sufrimientos que perpetúan un statu
quo que no funciona, y que, además, ponen en peligro la
paz social
"… (Jesús Cacho – Vozpópuli –
16/12/12)

Una propuesta "liberal": que cada Santo aguante su vela
(na te pido, na me llevo)

– Eliminar el sistema jubilatorio de reparto.

– Todos los aportes previsionales actuales pasan al
sistema de capitalización (o se dejan a la libre
disposición del trabajador/ahorrador).

– El Estado asume la deuda previsional (como gasto
público) para los pensionistas actuales.

– Para los mayores de 50 años (con 15 o 20
años más de trabajo futuro) crear un régimen
mixto (50% con cargo al presupuesto y 50%
capitalización).

– Eliminar el impuesto a las rentas del trabajo (a los
menores de 50 años) para todos los ingresos por debajo de
los 70.000 euros por año (por cuenta propia o
ajena).

– Reducir en un 50% el seguro de desempleo para sufragar
el mayor gasto de pensiones (en cuantía y
duración). Eliminar cualquier otra prestación
social sustitutoria.

– Eliminar toda contribución pública a las
organizaciones sindicales, empresariales y partidos
políticos.

– Eliminar todo tipo de subvenciones a los sectores
productivos y deducciones fiscales a las empresas y particulares.
Eliminar todo impuesto al ahorro y la
inversión.

– Privatización o cierre de todas (repito, todas)
las empresas públicas (a nivel nacional, autonómico
o local). En el plazo de 1 año lo que no se puede vender
se liquida.

– El Estado dejará de contribuir a "rescates" del
sector privado cualquiera sea el riesgo sistémico que
represente. En el plazo de 5 años se recuperará lo
aportado hasta la fecha.

– Eliminar todo el gasto público en cursillos de
formación para desempleados.

– Los jóvenes desempleados trabajarán en
empresas como aprendices durante 3 años, por 400 euros por
mes y sin cargas sociales.

– Eliminar todo régimen jubilatorio de privilegio
en el sector público.

– Los empleados públicos también pierden
su régimen de pensiones y sanidad especial.

– Implementar el cheque educativo (con libre
elección de centro escolar -público de pago o
privado). Los centros escolares públicos y concertados
deberán autofinanciarse.

– Implementar el cheque sanitario (con libre
elección del centro sanitario -público de pago o
privado). Los centros sanitarios públicos deberán
autofinanciarse.

– Eliminar el descuento del precio de las medicinas con
cargo al sistema público de sanidad.

– Reducir el gasto público en la cifra necesaria
para completar el gasto en pensiones proyectado (si fuera
necesario, después de todas las economías
previstas).

– Financiar con deuda pública a largo plazo el
desfase financiero de los años de transición hasta
la privatización plena de las pensiones (como
última alternativa y al final, final, de todas las
economías anteriormente indicadas). Se podría
explorar la posibilidad de garantizar la deuda pública
(específica) con las hipotecas inversas de las propiedades
de los pensionistas del antiguo régimen (de
reparto)…

… (queda abierto el listado para la
contribución y el debate, de los lectores)

Para que hagan algunos cálculos los más
jóvenes:

Desde Citi aportan un ejemplo para tres clientes de
diferentes edades y un mismo objetivo para su jubilación,
250.000 euros: "Un cliente que comienza con 35 años,
sólo tiene que aportar al año 4.251 euros; una
persona que comienza con 45 años necesita aportar al
año 8.073 euros, mientras que alguien que empieza con 55
años, necesitaría aportar 20.022 euros para
conseguir el mismo objetivo de jubilación".

Como ya señale anteriormente, mi sugerencia es
que sean ustedes (los más jóvenes) los que
administren su propio "fondo de pensiones" y no lo dejen en manos
de las instituciones financieras o empresas. Para eso hay que ser
muy ahorrativo, disciplinado, constante y prudente. Mucha
suerte.

Directriz bajista (empujando la soga): una sociedad cada
vez más pobre

¿Cuál es el resultado esperado (aunque no
deseado) de la acción los políticos (al menos en
los países ex-desarrollados)? La sociedad "mini":
miniempleos, minieducación, minisanidad, minipensiones,
minilibertad, minidemocracia. La movilidad social
inversa.

La clase política no renunciará a sus
privilegios de casta, continuará gastando por encima de
las posibilidades fiscales en beneficio propio, continuará
endeudando a sus países para "socializar" las
pérdidas de los bancos, o de las grandes
empresas.

Proseguirá "encantando" la economía hacia
el borde del abismo. El trabajo será precario, escaso y
con salarios menguantes, la educación pública
servirá para "aparcar" a los jóvenes privilegiando
la cantidad en detrimento de la calidad, la sanidad
pública continuará disminuyendo las prestaciones y
calidad del servicio, dejando a la mayor parte de la
población fuera de cobertura (situación
tercermundista). Un bucle siniestro.

Y los pensionistas (hay… los pensionistas),
tendrán que ayudar a sus hijos (y tal vez a sus nietos),
verán disminuir sus rentas al ritmo de la inflación
(o tal vez más), serán mal atendidos por la sanidad
pública (les tomarán la presión con el
abrigo puesto), vivirán como mendigos, reclamando sin
éxito el cumplimiento del "Contrato
Social"…

Post scriptum (sin
esperanza y sin miedo): liberalismo para exegetas
liberticidas

"Hay que "aggiornar" al estado del bienestar. Intentar
que el ciudadano asuma la responsabilidad de sí mismo.
Darle libertad y responsabilidad.

En este proceso de trasvasamiento de iniciativas y
riesgos al sector privado el gobierno pierde cometido y por
consiguiente contenido.

En España (Europa) falta ciudadano y sobra
gobierno. Hay una dejación de responsabilidades
individuales. Podría decir -si se me permite- que existe
una inmadurez personal y un estado paternalista
plenipotente.

Más de lo mismo es imposible. Más
allá de razones ideológicas -que he intentado no
utilizar- y de razones históricas, existe una estricta
lógica económica que se torna
incontrastable.

– el envejecimiento y longevidad de la población
hace difícil de continuar un sistema jubilatorio de
reparto con una relación activos/pasivos de 2 a 1. De
continuarse el sistema actual sólo podrá hacerse
-hasta su quiebra- disminuyendo los haberes jubilatorios o
apelando a fondos presupuestarios ajenos al sistema y que
generaran déficit público o disminuirán
otras inversiones prioritarias.

– el sistema sanitario, en general -sea público o
privado-, cada vez requiere mayores fondos. Los avances de la
medicina, la tecnología aplicada (tomografía
computada, scanner, resonancia magnética, medicina
nuclear, trasplantes, genética, prótesis, etc.) y
el envejecimiento de la población potencian un gasto que
supera en muchos países europeos el 10% del PIB.
También existen, las llamadas, enfermedades sociales
(alcoholismo, tabaquismo, drogadicción, sida), que
aumentan el gasto en forma exponencial y finalmente la
provisión de medicinas gratuitas o subvencionadas, llevan
la factura sanitaria a niveles insostenibles, y que sólo
se contienen en detrimento de la calidad del servicio
(masificación, listas de espera, fallos médicos,
etc.).

– el sistema de subsidio de desempleo, las oficinas de
empleo y los cursos de formación ocupacional, son
abusivos, contraproducentes, clientelares, placebos, denigrantes,
inútiles, incontrolables insostenibles.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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