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El adiós europeo al Estado del Bienestar (Parte II) (página 8)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

"Se trata más bien de jubilados que reparten
periódicos, llenan las estanterías de supermercados
y practican otros oficios poco atractivos para mejorar sus
pensiones", señala la experta, para quien aumenta el
número de personas a quienes no les alcanza su
pensión para vivir.

Las cifras del gobierno confirman además que las
pensiones se han ido reduciendo de manera continuada y quien en
2000 se convirtió en pensionista tras 35 años de
vida laboral sobraba una renta media de 1.035 euros, que se han
reducido a 953 en 2011.

No comment: como justificar lo injustificable
(¿viejos "minijobeando" en McDonald´s?)

– Jubilación y trabajo (El Confidencial –
5/9/12) Lectura recomendada

(Por Juan Manuel López-Zafra)

La semana pasada fue noticia el hecho de que unos
800.000 jubilados alemanes, de ellos más de 100.000
mayores de 75 años, completasen su pensión con
contratos de trabajo a tiempo parcial, los famosos
minijobs. A una buena parte del pensamiento
económico tradicional le parece aberrante que alguien que
ha trabajado toda su vida deba seguir haciéndolo
una vez alcanzada la edad legal de jubilación.

Recordemos, en primer lugar, que la jubilación es
un derecho garantizado por nuestra Constitución, no una
obligación. Pero el problema es mucho más profundo,
pues tiene esencialmente que ver con la evolución
demográfica
, la esperanza de vida, la
situación física y mental de nuestros jubilados, la
sostenibilidad del sistema de pensiones y la libertad
individual
.

España ha sido, hasta hace poco, uno de los
países con la población más joven de Europa.
Es interesante observar cómo, en sólo 60
años, España ha pasado de contar con algo
más de un 25% de menores de 15 años a menos de un
15% en 2011, mientras que el resto de países del entorno
se han mantenido en cifras relativas de alrededor del 20% de
forma bastante estable.

Múltiplos de incremento de los distintos
grupos de edad de la población española desde 1900
(Base: 1900, factor 1). Ya_b indica grupo de edades entre a y b
años.

En el último siglo, la población
española ha duplicado sus efectivos, al tiempo que el
número de personas de edad ha crecido en casi siete veces
(actualmente, más de 17 de cada 100 españoles) y
los octogenarios se han multiplicado por trece; éstos ya
suponen alrededor del 5% de la población (casi el 30% de
los mayores). En 2050 se estima que sean ya el 10% de toda la
población española.

Según The 2012 Ageing Report. Economic and
budgetary projections for the 27 EU Member States
(2010-2060)
de la Comisión, se prevé un fuerte
aumento en Europa (y en España en particular) de la tasa
de dependencia de la tercera edad (población de 65 y
más años como porcentaje de la población de
20-64 años), desde el 28,4% en 2010 (España, 26,8%)
al 55% en 2050 (España, 62%).

Población de 65 años y más, en
tanto por ciento del total. 2012 Ageing Report
2010-2060
.

Las implicaciones del aumento de la longevidad de los
mayores son muy evidentes sobre la capacidad financiera de la
Seguridad Social. Así, cada vez son más los mayores
y viven cada vez más tiempo. Hace 20 años la
esperanza de vida de una mujer que se jubilase con 65 años
era de unos 19; hoy excede los 22. Y todo ello, insisto, en
sólo 20 años.

Evolución de la esperanza de vida a los 65
años desde 1991; Hombres y Mujeres. Datos
INE.

La Ley General de la Seguridad Social (LGSS) de 1994
establecía la incompatibilidad entre "el disfrute de la
pensión de jubilación en su modalidad contributiva"
con "con el trabajo del pensionista;" posteriormente, esto se
corrigió en 2001, señalando desde entonces el art.
165.1 de la LGSS que "las personas que accedan a la
jubilación podrán compatibilizar el percibo de la
pensión con un trabajo a tiempo parcial
en los
términos que reglamentariamente se
establezcan".

Tal y como recoge la Comisión Europea en su
White paper. An agenda for adequate, safe and
sustainable
pensions de este año, las pensiones
públicas suponen alrededor del 60% de los ingresos de los
mayores de 65 años. Actualmente, más de 4,1
millones de europeos de más de 65 años están
empleados
, y si analizamos las tasas de empleo de los
jubilados en la UE27 podemos observar que estas cifras,
coincidiendo con la crisis, se han incrementado. Como se
desprende de la Encuesta Europea sobre Fuerza de Trabajo (2011),
la tasa de empleo de la población de entre 65 y 69
años en la EU27 ha pasado del 8,8% en 2005 al 10,5% en
2011; en España las cifras se sitúan en 4,5% y 5%,
en el mismo periodo, con lo que el margen de crecimiento es
importante.

La misma tasa en 2011 es en Finlandia del 11,7%, y en el
Reino Unido del 19,1%. Parece pues que facilitando el trabajo
después de la jubilación a aquellos que quieren
trabajar se puede contribuir a la sostenibilidad del sistema
público de pensiones. En la mayoría de estados
miembros es posible combinar los ingresos obtenidos del
trabajo
, ya sea por cuenta ajena o el autoempleo, con la
percepción de prestaciones de jubilación
, como
señala el informe de Eurofound del próximo octubre,
Income from work after retirement in the EU. El objetivo
principal de esta medida es apoyar la participación en el
mercado laboral de los trabajadores de más edad, si bien
las posibilidades que se ofrecen son diferentes; algunos ofrecen
posibilidades ilimitadas para la suspensión de las
pensiones, mientras que en otros los beneficios sólo se
dan si los ingresos por trabajo no exceden de determinadas
cantidades.

Si el objetivo básico de los
sistemas de pensiones de jubilación es proporcionar unos
ingresos adecuados para así permitir que la
población mayor disfrute de un nivel de vida digno y goce
de independencia económica, queda entonces mucho camino
por recorrer. Si bien las reformas recientes de las pensiones
públicas han tendido a mejorar o mantener el nivel de
protección frente a la pobreza, en el futuro
próximo las tasas de reemplazo, es decir, el
número de pensiones comparadas con las cotizaciones
realizadas
, disminuirá
considerablemente
.

La proporción de población en edad de
trabajar (15-64 años) cae asimismo en España de
forma alarmante, mientras que la tasa de empleo de trabajadores
de más edad (55 a 64 años) ha crecido desde el
39,2% en 2001 al 43,6% en 2010, aunque todavía se
encuentra por debajo de la media de la UE27: 46,3%.

Población de en edad de trabajar (15-64
años), en tanto por ciento del total. 2012 Ageing
Report 2010-2060

El reciente informe Pension Adequacy in the European
Union 2010-2050
del Comité de Protección
Social de la UE señala que la mayor parte de las
políticas para promover el trabajo durante un mayor
número de años se centran en la eliminación
de los incentivos negativos al trabajo, como son la edad temprana
de jubilación por defecto o las normas legales en materia
de empleo después de la edad de jubilación. La
mayoría de los estados miembros animan a los trabajadores
a permanecer más tiempo en el empleo, a fin de que
adquieran derechos de pensiones complementarios. Una vida
laboral más larga, y la reducción de la
jubilación anticipada, es por tanto una de las formas de
mejorar las tasas de reemplazo de pensiones
. La edad media
efectiva de salida en España del mercado de trabajo en
2010 fue de 62,9 años, superior a la media de la UE27
(62,1 años). Sin embargo, el desafío consiste en
proporcionar suficientes oportunidades de empleo para los
trabajadores de más edad.

Mejorar las condiciones de trabajo será crucial
para que la naturaleza de dicho trabajo sea menos perjudicial
para los trabajadores. Es imprescindible que el trabajador pueda
seguir activo el tiempo que estime oportuno, sin perjuicio de sus
intereses y derechos consolidados. Además de ser una
medida de respaldo a la libertad individual, servirá para
mitigar en parte el grave problema de financiación de
nuestro sistema de pensiones, que de otro modo está
abocado a la quiebra.

¿Cómo está la situación en
el "paraíso" del sistema de pensiones por
capitalización?

"Uno de los aspectos que cada vez preocupan
más a los ciudadanos estadounidenses, especialmente
aquellos que se aproximan a su edad de jubilación, es la
solvencia de sus planes de pensiones. Este problema, que
continuamente se relaciona con Europa y con la insolvencia del
estado de bienestar, también es un quebradero de cabeza al
otro lado del Atlántico"…
El "agujero" de las
pensiones en EEUU (El Confidencial – 2/10/12)

Los mayores cien fondos de pensiones americanos de
empleados públicos gestionaban a final de 2011 un total de
2.700 millones de dólares, lo que supone aproximadamente
dos veces el PIB español. Según los últimos
análisis actuariales de los fondos públicos, se
estima que existe un "agujero" de un 25% entre el valor de los
activos bajo gestión y las obligaciones de pago a futuros
pensionistas.

El problema de financiación de los fondos de
pensiones no es nuevo, pero se agravó de forma
considerable tras la crisis crediticia del 2007, lo que
aumentó el déficit de las pensiones americanas
pasando de un 15% a un 25%.

Según los expertos, los fondos de pensiones
tienen que alcanzar niveles de rentabilidad anuales superiores al
7% para poder hacer frente en un futuro a sus obligaciones de
pago con los pensionistas. Sin embargo, la rentabilidad media de
los fondos de pensiones americanos durante la última
década ha sido de un 5.6% anual, muy por debajo del 7-8%
deseado para corregir el "agujero" de
financiación.

El entorno actual de los tipos de interés, que
tal como ha anunciado la Fed recientemente "estarán
cercanos a cero hasta mediados del 2015", tampoco ayuda a mejorar
la solvencia financiera de las pensiones americanas.

Una de las estrategias por la que han adoptado la
mayoría de los gestores en Estados Unidos es la de
aumentar su exposición a activos alternativos con
expectativas de rentabilidad superiores para poder alcanzar el
deseado 7-8% retorno anual.

Si comparamos el "asset allocation" de 2007 con
el actual, los fondos de pensiones han pasado de invertir un 60%
en renta variable a un 50%, han mantenido un 25% en renta fija y
las inversiones alternativas en activos "menos líquidos"
como private equity, inmobiliario y hedge funds han
pasado de un 12% en 2007 a un 20% de media en la
actualidad.

Los mayores cien fondos de pensiones públicos
americanos están destinando de media un 8% a invertir en
private equity, un 6% en el sector inmobiliario y un
3-4% a hedge funds para poder corregir de forma
progresiva su déficit de financiación.

Esta tendencia que se dio a conocer a finales de los
ochenta por los endowments de prestigiosas universidades
americanas como Princeton, Harvard y Yale, invirtiendo hasta un
50% en inversiones alternativas es cada vez más popular
entre los inversores institucionales. Los modelos tradicionales
de inversión no funcionan, por lo menos para garantizar
que los americanos cobren sus pensiones.

Habrá que esperar unos años para analizar
los resultados de esta política de inversión
más "arriesgada" de los fondos de pensiones para superar
sus problemas de financiación, en un entorno de mercado
donde los modelos tradicionales de renta variable y renta fija no
son suficientes para alcanzar las rentabilidades deseadas. La
búsqueda de rentabilidades atractivas invirtiendo una
parte de la cartera en "activos ilíquidos" es una
estrategia cada vez más asumida entre los grandes fondos
de pensiones americanos.

HelpAge International y los desafíos del
envejecimiento

"Para 2050 habrá por primera vez más
personas de edad que niños menores de 15 años,
según datos de HelpAge International. La asociación
ha desembarcado en España con un objetivo claro: alertar
de la importancia de invertir en nuestros mayores para construir
un mundo mejor. Quieren reconocer a los ancianos de todo el mundo
como gente válida y útil. Quieren que los mayores
cuenten en nuestra sociedad y que no se les margine"…

España y el resto del mundo se enfrentan a un nuevo reto:
"El envejecimiento global" (Vozpópuli –
27/10/12)

El envejecimiento de la población es inevitable.
Cada segundo que pasa, hay dos personas en todo el mundo que
celebran su sexagésimo cumpleaños. Es decir, el
total anual es de casi 58 millones de personas sexagenarias. Para
2050 habrá por primera vez más personas de edad que
niños menores de 15 años, según datos de
HelpAge International, una red global que ayuda a las
personas mayores para reivindicar sus derechos.

A mediados de octubre (2012), en Madrid, se
presentó su "filial" en España y allí Pilar
Rodríguez, presidenta de HelpAge International
España
, recordó que "pronto la cifra de
personas mayores de 60 años alcanzará los mil
millones de personas". Pero quiso centrar su atención en
las personas mayores que viven en los países en desarrollo
"sin pensiones, sin sanidad, sin servicios sociales".

Según un informe de esta organización,
muchos países han logrado importantes avances adoptando
nuevas políticas y estrategias, además de planes y
leyes sobre el envejecimiento. Pero alerta de que "es mucho
más lo que debe hacerse para plasmar el potencial de
nuestro mundo que envejece".

Al fin y al cabo, el envejecimiento de la
población es una de las tendencias más
significativas del siglo XXI. Desde la asociación
señalan que "dado que actualmente una de cada nueve
personas tiene 60 o más años de edad, y las
proyecciones indican que la proporción será de una
de cada cinco personas hacia 2050, el envejecimiento de la
población es un fenómeno que ya no puede ser
ignorado".

El envejecimiento de la población está
ocurriendo en todas las regiones del mundo y aumenta con mayor
rapidez en los países en desarrollo. Al menos un 50% de
los niños huérfanos a causa del SIDA en
África son cuidados por sus abuelos. "Las personas mayores
son un recurso, no una carga", eso es lo que nos quieren hacer
entender desde HelpAge International. Hay que tener en
cuenta además que "las personas mayores de países
en vías de desarrollo, aunque a menudo son pobres y sufren
discriminación, son también líderes,
cuidadores, trabajadores y catalizadores de cambio".

En las regiones más pobres del planeta, los
conflictos, el SIDA y la inmigración han dejado a muchos
niños al cuidado de sus abuelos. Y allí es donde
interviene esta organización para hacerse cargo del pago
del material escolar y los uniformes, e incluso para ayudar a las
familias a generar ingresos. La asociación también
facilita unidades médicas móviles adaptadas a la
edad de los mayores y también pone a su alcance personal
sanitario especializado para atenderles; y formación para
poder cuidar mejor a otros.

HelpAge reconoce que el envejecimiento es un
triunfo del desarrollo y que el aumento de la longevidad es uno
de los mayores logros de la humanidad. Ahora, la esperanza de
vida al nacer es en la actualidad superior a 80 años en 33
países. Hace solamente cinco años habían
llegado a ese hito únicamente 19 países. Para
hacernos una idea más clara: en el último decenio,
la cantidad de personas de 60 o más años de edad
aumentó en 178 millones, lo cual equivale a casi toda la
población de Pakistán, que ocupa el sexto lugar
entre los países más populosos del
mundo.

El envejecimiento de la población ofrece
desafíos económicos, sociales y culturales a las
personas, las familias, las sociedades y la comunidad mundial.
Como señaló el Secretario General de las Naciones
Unidas, Ban Ki-moon, en el prefacio del informe de
HelpAge: "Las repercusiones sociales y económicas
de este fenómeno son profundas y exceden en mucho el
ámbito inmediato de la propia persona de edad y de su
familia, pues involucran de manera sin precedentes a la sociedad
en general y a la comunidad mundial".

Se prevé para 2050 que un 10% de la
población de África tendrá 60 o más
años, en comparación con el 24% en Asia, el 24% en
Oceanía, el 25% en América Latina y el Caribe, el
27% en América del Norte y el 34% en Europa.

Además, a escala mundial, las mujeres constituyen
la mayoría del grupo de personas de edad. Por cada 100
mujeres de 60 o más años de edad, hay solamente 84
hombres en ese grupo de edades; y por cada 100 mujeres de 80 o
más años, hay solamente 61 hombres de la misma
edad. Es decir, que los hombres y las mujeres experimentan la
vejez de manera diferente.

En muchas situaciones, las mujeres de edad suelen ser
más vulnerables a la discriminación, además
de tener un deficiente acceso al empleo y a la atención de
la salud, estar sujetas a malos tratos, a la denegación de
su derecho a la propiedad y la herencia de bienes, y a la falta
de un ingreso mínimo y la carencia de medidas de la
seguridad social. Y aunque los hombres de edad también
pueden pasar a ser vulnerables, las diferencias entre hombres y
mujeres tienen importantes repercusiones en las políticas
y la planificación de programas.

En Madrid se realizó una asamblea sobre el
envejecimiento en 2002, hace ya diez años. Ese plan
exhortaba a cambiar las actitudes, las políticas y las
prácticas a fin de asegurar que las personas de edad
fueran consideradas no solamente como beneficiarias de medidas de
bienestar social, sino como activas copartícipes en el
proceso de desarrollo, cuyos derechos es preciso respetar. El
informe actual, El envejecimiento en el siglo XXI: Una
celebración y un desafío
, constata la
insospechada productividad de las contribuciones de las personas
de 60 y más años de edad, en calidad de cuidadores
de otras personas, votantes, voluntarios, empresarios,
etc.

El informe muestra que, cuando se adoptan las medidas
correctas para asegurar buena atención de la salud,
ingreso regular, redes sociales y protección
jurídica, las generaciones actuales y futuras pueden
cosechar en todo el mundo el dividendo de la
longevidad.

En los datos queda reflejada la necesidad de que los
gobiernos nacionales y locales, las organizaciones
internacionales, las comunidades y las entidades de la sociedad
civil se comprometan plenamente en un esfuerzo mundial concertado
para replantear la sociedad del futuro y adecuarla a las
realidades demográficas del siglo XXI.

No comment: riesgo de pobreza, dependencia y otras
lacras sociales

– Riesgo de pobreza y pensiones (El Confidencial –
5/12/12) Lectura recomendada

(Por Juan Manuel López-Zafra)

… Se está hablando mucho del riesgo de
pobreza estos días. Y, relacionado con ello, coinciden en
el tiempo la presentación del informe "Income from work
after retirement in the EU" por parte de la European
Foundation for the Improvement of Living and Working
Conditions
(Eurofound), hoy en Bruselas, y la
celebración estos mismos días en Santiago de
Compostela del International Congress on Social
Diversity
, en el que se están abordando este y muchos
otros problemas que, de forma particular, atañen tanto a
discapacitados como a las personas de mayor edad.

Durante 2010, y a nivel de la UE27, el
porcentaje de hogares con dificultades para llegar a fin de
mes
fue del 53.6% para aquellos con un adulto de 65 o
más años, y del 44.5% para los de dos adultos, con
al menos uno de 65 o más. En España los valores
fueron desgraciadamente superiores, alcanzando el 61.3% y 54.5%
respectivamente. Surgen entonces dos alternativas para reducir
ese riesgo: la asistencial (absolutamente imprescindible, pues en
muchos casos ni la formación, ni la salud, ni la zona de
residencia permiten otra) y la laboral.

En el citado informe de Eurofound, elaborado por los
Dres. Dubois y Anderson, en el que también
ha colaborado la Dra. De Paz Cobo, de la URJC, se lleva a
cabo una revisión exhaustiva de los distintos esquemas de
jubilación en la UE y las posibilidades contempladas en
cada país en relación con el trabajo de los
mayores. Efectivamente, uno de cada tres europeos quiere
continuar trabajando llegada su edad de jubilación, y seis
de cada diez piensan que la gente debería tener la
posibilidad de hacerlo. De hecho, desde 2005 las tasas de empleo
de las personas de edad superior a los 65 años se han
incrementado significativamente en Finlandia, el Reino Unido,
Lituania, Alemania y Austria. La persecución del
interés individual, nuevamente, redunda en el beneficio
del colectivo, pues un incremento tanto del tiempo de actividad
como del número de personas en tal situación reduce
la carga que pesa sobre los sistemas públicos de
pensiones.

Es interesante observar cómo la dependencia
demográfica en la UE27 pasará de un pensionista por
cada cuatro en edad de trabajar a uno por cada tres en 2020. Sin
embargo, esta relación no recoge el hecho de que entre los
potencialmente activos no todos lo están, como ocurre de
forma especialmente grave en situaciones de crisis
económica como la actual. Surge así el ratio de
dependencia económica, que en 2010 alcanzó el valor
del 65%, lo que significa que en la UE27 tres activos mantienen a
dos jubilados; el peso es ahora mismo exactamente el doble de lo
que indica el de dependencia demográfica para 2020. Cierto
es que los ratios, sean los que sean, no recogen los incrementos
de productividad. Y que son precisamente esos incrementos de
productividad inherentes al sistema capitalista los que han
permitido la jubilación a los 65 años o la
eliminación del trabajo infantil, entre otros avances
sociales.

Mayores de 65 años en rojo, entre 16 y 64 en
verde. Elaboración propia.

Cabría preguntarse si es socialmente admisible
que una persona que ya ha alcanzado la edad legal de
jubilación (impuesta desde el Estado, independientemente
de la actividad que desarrolle el ya jubilado y de su
situación de salud) tenga la opción de permanecer
activo. Evidentemente, desde la óptica social del
pretendido reparto del trabajo (como si los puestos de trabajo
fuesen manzanas que pudieran repartirse dentro de una caja) la
pregunta carece de sentido, y, desde la del respeto a la libertad
individual, aún más. Pero admitamos la barbaridad,
desde un marco meramente de análisis. Para ello,
quizá sería conveniente conocer cuál es la
situación en la que se encuentra el colectivo analizado,
en este caso el de los mayores de 65 años, pero no
sólo de forma absoluta, sino también en
comparación con los demás. Una de las medidas
más informativas acerca de su mejor o peor
situación en cuanto a su capacidad económica es el
ingreso mediano, valor que recoge el importe de los ingresos que
divide en dos partes iguales al grupo: la mitad exactamente
obtiene ingresos mayores y la otra mitad menores.

Efectúan los autores la relación por
cociente entre el ingreso mediano de los mayores de 65
años con el de quienes tienen entre 16 y 64 años;
un valor de 1 indica igualdad entre los dos colectivos (en ambos
existe la misma proporción de personas por encima y por
debajo del mismo salario), mientras que valores inferiores a la
unidad indican que el salario mediano de los mayores es inferior
al de los potencialmente activos. Del gráfico posterior
podemos concluir dos cosas: por un lado, que la evolución
en sólo tres años ha sido positiva, pues en general
ha crecido el valor del indicador; por otro, que los ingresos
medianos del colectivo de mayores siguen en general siendo
más de un 10% inferiores a los del resto de la
población. De hecho, en España el ratio toma el
valor 0.83 en 2010.

Distribución del ratio de salarios medianos de
los mayores de 65 respecto de los potencialmente activos (16 a 64
años). Fuente: Eurofound.

No es extraño entonces que nuestros mayores
quieran trabajar. Se encuentran (en general) bien de salud,
tienen claramente mucho que aportar y sus ingresos no les
permiten vivir de la forma en que lo hacían; ingresos
proporcionados en su mayor parte por la pensión de
jubilación, en el caso español con un sistema de
reparto que limita las máximas y que sigue sometido al
vaivén de las decisiones políticas (situaciones
ambas que no se producirían en un sistema de
capitalización). Y así, es normal que la tasa de
empleo de las personas de 65 a 69 años
en la UE27 se
haya incrementado en 1,7 puntos porcentuales desde el 8.8% en
2005 al 10.5% en 2011, destacando en Finlandia con un incremento
del 4.9% o el Reino Unido con uno del 4.7%. España ha
pasado en ese mismo período del 4.5% al 5%. Al mismo
tiempo, en los EEUU, y según el US Bureau of Labor
Statistics
, esa misma tasa de empleo en 2011 alcanzaba al
29.9% de la cohorte de 65 a 69 años de edad. Es
interesante observar que esa misma población de mayores ha
elegido mayoritariamente la opción de trabajo a tiempo
parcial
; comparando los terceros trimestres de 2007 y 2011,
en la UE se ha pasado del 51.6% del total de mayores empleados al
56.8%. En España, mientras tanto, hemos caminado en
sentido opuesto, pasando del 29.9% al 24.4%. Los países de
más incremento son Chipre (11.3 puntos porcentuales, pp),
Francia (8.8 pp), Suecia (8.4 pp) y Estonia (8.5 pp). Y
recordemos que uno de los colectivos más sensibles al
riesgo de pobreza es el de los mayores.

En el previamente citado congreso presento, junto con la
Dra. de Paz Cobo, un estudio pormenorizado de la Encuesta de
Condiciones de Vida 2011 del INE, publicada hace apenas 6
semanas. Hemos analizado cuáles son los factores que
explican que los mayores de 65 años se encuentren dentro
del umbral de riesgo de pobreza, hogares que en 2011 contaban con
una renta inferior a 7.533 € por persona (el 60% de la
renta mediana nacional); a pesar de la paulatina
reducción ocurrida desde 2004, en 2011 en España
casi el 21% de los mayores de 65 años se encontraban
dentro de esa situación de riesgo.

Evolución de la tasa de riesgo de pobreza (%)
para los mayores de 65 años desde 2004. Elaboración
propia a partir de INE.

Hemos analizado hasta un total 10 variables que
potencialmente explicarían la situación. Lo que
demostramos es que el factor más importante en la
explicación del riesgo de pobreza entre los mayores es la
educación. Así, el mero hecho de tener
estudios superiores provoca que sólo uno de cada quince se
encuentre en riesgo (izquierda en el gráfico), frente a
tres de cada quince en el colectivo general (centro). Por otro
lado, en las parejas sin estudios y sin menores a cargo que viven
en zona rural se incrementa el riesgo hasta la mitad del
colectivo, como se presenta en la parte derecha.

Prevalencia del riesgo de pobreza según factores.
"Analysis of poverty risk of older people in Spain",
ICSD 2012.

Si consideramos que una sociedad progresa cuando todos
sus miembros lo hacen, no debemos descuidar la situación
de nuestros mayores. La combinación de políticas
asistenciales en los casos en los que sean necesarias con la
posibilidad real para el individuo de seguir cotizando y
colaborando activamente permitirá corregir las
deficiencias que aún existen sin cargar innecesariamente
la factura total en el contribuyente. Deben ponerse hoy las bases
para ello.

El ajuste de las pensiones a la inflación (larga
me la fiais)

"Varios países europeos (Reino Unido,
Francia, Italia, Austria o Bélgica) vinculan la
evolución de las pensiones a la inflación,
circunstancia que también sucedía en España
hasta que este año de forma excepcional el Gobierno ha
desechado esta posibilidad para cumplir con el déficit
previsto"…
Reino Unido y Francia, entre los países
que vinculan las pensiones a la inflación (Negocios.com –
6/12/12)

La Unión Europea deja margen a los países
para decidir los ajustes que quieren aplicar a las pensiones y no
existe ningún tipo de obligación respecto a
compensaciones por el aumento de la inflación.

"Es una cuestión en manos de los Estados
miembros", señaló a Efe el portavoz comunitario de
Empleo y Asuntos Sociales, Jonathan Todd, quien
añadió que Bruselas sí ha pedido a los
Veintisiete que aseguren la sostenibilidad de las pensiones con
medidas como el aumento de la edad de
jubilación.

En Francia las pensiones del régimen de la
Seguridad Social (unos 12 millones) están vinculadas a la
inflación y la revalorización se aplica cada
año el 1 de abril.

En esa fecha se aplica la previsión del
índice de precios al consumo que ha elaborado la
Comisión Económica de la Nación y
posteriormente se procede a un ajuste por el posible
desfase.

En el Reino Unido el aumento de las pensiones se calcula
en base al índice de precios al consumo (IPC), aunque
hasta hace dos años se hacía teniendo en cuenta el
índice de precios minoristas (RPI), cuyo porcentaje suele
ser ligeramente más alto al incluirse el coste de la
vivienda y el pago de los intereses de las hipotecas.

Además, el alza de las pensiones se hace en base
al IPC de septiembre para ser aplicado a partir del 1 de abril
del año siguiente, cuando comienza del año
fiscal.

En Italia las pensiones aumentan cada año
según la inflación, pero son los Gobiernos los que
pueden tomar decisiones extraordinarias al respecto.

El Gobierno de Mario Monti con su último plan de
ajuste aprobado en diciembre del año pasado congeló
está subida vinculada al coste de la vida durante el
bienio 2012-2013 para las pensiones que fueran tres veces
superiores a la mínima (1.441,59 euros brutos).

En Austria la ley establece un aumento de las pensiones
que compense la inflación, una norma que ha sido
modificada por el Parlamento dentro del plan de ahorro del
Gobierno y para 2013 las pensiones subirán un 1,8 por
ciento, un punto por debajo de la inflación.

Sólo los jubilados con pensiones más
bajas, por debajo de 837 euros, y sin otros ingresos,
verán aumentadas sus pagas conforme al dato de
inflación.

En Bélgica las pensiones se ajustan al aumento de
los precios al consumo de manera que aumenta
automáticamente en función de un índice de
referencia fijado para un año concreto.

En Holanda el sistema de pensiones tiene tres pilares:
percepción estatal básica, suplementaria de
carácter colectivo y procedente de los fondos de pensiones
privados.

El 90% de los trabajadores se beneficia de los dos
primeros pilares, que llevan aparejado un sistema de
indexación relacionado con la inflación, que en
2011 fue del 2,9%, el mismo porcentaje del acumulado en lo que va
de año.

En cambio, las subidas de las pensiones en Alemania se
deciden en base a la situación financiera de las cajas
aseguradoras, que actualmente disponen de unas reservas
superiores a los 29.000 millones de euros y no necesariamente
tienen en cuenta los incrementos del IPC.

Las pensiones subirán en Alemania hasta un 11% en
los próximos cuatro años, según se desprende
del informe del Gobierno federal que aprobó el gabinete
ministerial germano el pasado día 28 de
noviembre.

En Grecia las pensiones hace tres años que no
sólo no suben, sino que han sido recortadas en varias
ocasiones.

Antes de la crisis, el aumento de las pensiones era el
mismo que el del salario mínimo interprofesional que se
negociaba entre sindicatos y patronal.

En Portugal, las pensiones han sufrido cortes y
congelaciones desde 2011 debido a la obligación de reducir
su gasto público para cumplir con las exigencias de su
rescate financiero, por lo que también se repetirán
el próximo ejercicio, aunque todavía no han sido
divulgados los detalles.

Arreando la manada: atrayendo a los trabajadores
jóvenes a la pensión privada

"La mejor edad para comenzar a ahorrar para
complementar la pensión de jubilación son los 35
años, momento en que se tiene "cierta capacidad de
ahorro", explican los expertos de la Asociación Europea de
Asesores Financieros (EFPA)"…
Los 35 años, edad
ideal para empezar a ahorrar para la jubilación
(Negocios.com – 12/12/12)

En una nota remitida este martes, la EFPA explica que
cuanto más joven sea el ahorrador, podrá asumir un
riesgo más alto en el reparto de inversiones de su plan de
pensiones y orientarlo a renta variable.

"La crisis económica y el cambio
demográfico están provocando que mucha gente
empiece a ver con preocupación el futuro después de
su vida laboral", dicen los expertos de la EFPA.

"Las cuentas de la Seguridad Social comienzan a ser
deficitarias y la relación entre número de
trabajadores por cada jubilado se reduce día a día,
pese a lo que "el nivel de vida en la jubilación no tiene
por qué empeorar", pero hay que tomar medidas años
antes", añaden.

Si el ahorrador tiene entre los 35 y 45 años se
puede apostar por una mezcla de renta variable (60%) y renta fija
(40%), mientras que más tarde, entre los 45 y los 55
conviene decantarse por destinar más porcentaje a renta
fija.

Propuesta de Fedea: compatibilizar pensión y
trabajo para mayores

– El test de ingresos (Fedea – 13/12/12) Lectura
recomendada

(Por Sergi Jiménez)

La crisis financiera de la seguridad social
española (que se espera que tenga un déficit por
encima de los 10000 millones de euros, alrededor de un uno por
ciento del PIB) y la creciente presión de las autoridades
europeas (aquí) están reactivando los tambores de
reforma del sistema de pensiones español. Es probable que
el ruido, después de haber impedido la
revalorización de las pensiones, acabe derivando en un
avance de la entrada en vigor de la Reforma de 2011. En el
ínterin suenan medidas para, por un lado dificultar las
prejubilaciones (véase aquí) y, por el otro,
permitir la continuación de la vida laboral (más
allá de la edad normal de jubilación) en base a
facilitar la compatibilización de pensión y trabajo
(véase a este respecto mi entrada de 2010). Ello con la
esperanza, ciertamente vana, de que ambas puedan contener el
gasto en pensiones. Sin embargo, como comentaremos más
adelante, es bien conocido que estas medidas, aunque positivas y
necesarias, tienen un impacto limitado sobre la sostenibilidad
del sistema a largo plazo. De hecho, lo único que puede
funcionar a medio y largo plazo es una severa contención
de la generosidad del sistema de pensiones
español.

Aun así, en un contexto socioeconómico
donde la población en edad trabajar se espera, de no
mediar otro doble milagro de crecimiento e inmigración,
que mengüe a marchas forzadas (para 2050 se esperan 15.3
millones de mayores y, siendo sumamente optimistas, 17.7 millones
de empleados) y donde la fracción que trabaja entre 55-64
en España, aunque está en la media de los
países de sur de Europa, es baja comparada con los
países del norte (véase la figura 1), es
ciertamente interesante modular la regulación sobre
pensiones al objeto de motivar a los individuos a permanecer en
el mercado de trabajo.

Aunque son numerosas las regulaciones que influyen sobre
la participación laboral en edades avanzadas, son
particularmente importantes el test de ingresos (earnings test),
que es el conjunto de reglas que determinan bajo qué
condiciones se compatibilizan trabajo y pensión, y el
premio a la extensión de la carrera contributiva. El
elemento principal del test de ingresos es el tipo impositivo al
que se penaliza la pensión en caso de trabajar. Otros
elementos del mismo son el rango de edades sobre el que se aplica
y la posibilidad de usar las contribuciones adicionales para
reducir la posible penalización por pedir la
pensión anticipadamente (véase Benítez-Silva
y Heiland para una discusión del caso
americano).

Figura 1. La tasa de empleo 55-64 en
Europa en 2010.

En España, la incompatibilidad (en general) entre
pensión y rentas de trabajo implica un test de ingresos
del cien por cien para la gran mayoría de la
población. Existen dos excepciones, la jubilación
parcial y la jubilación flexible, curiosamente ambas
reguladas por un test de ingresos basado en la fracción de
la jornada trabajada y no en los ingresos, lo que es
relativamente infrecuente. La jubilación parcial, que tuvo
un máximo de incidencia en 2008, afectando al 14% de las
jubilaciones, no depende únicamente de la voluntad del
individuo y es, por tanto, discriminatoria. La misma es muy
generosa, ya que una vez alcanzada la edad de jubilación
normal, el individuo recupera el 100 por cien de la base
reguladora. La jubilación flexible, establecida en 2002,
es anecdótica -menos del 0,3% de las jubilaciones en 2011.
Permite mantener un trabajo a tiempo parcial mientras la
pensión se reduce en proporción a la
fracción de jornada trabajada. Finalmente, al llegar a la
edad de jubilación obligatoria son pocos los que deciden
continuar voluntariamente, ya que el actual premio (dependiendo
del número de años cotizados, entre 2 y 3 por
ciento de la base reguladora) a la prolongación de la vida
laboral es claramente insuficiente para compensarlos.

En el resto de países considerados
(principalmente europeos) encontramos una gran variabilidad
institucional que va desde la incompatibilidad total hasta la
compatibilidad total a todas las edades (véase la Tabla 1
en Disney y Smith, 2002, para una comparación entre
países de la OECD a principios de la pasada
década). La opción de incompatibilidad total, cada
vez más infrecuente, sólo subsiste en Irlanda,
Eslovaquia, Letonia, Malta y como ya hemos señalado en
España (aunque en un reciente informe se diga que es
"algo" compatible). En el resto de casos analizados existe un
cierto grado de compatibilidad, que puede estar sujeta a
restricciones de edad (por ejemplo en Alemania, Francia,
Hungría), de ingresos (por ejemplo Estados Unidos,
Bélgica, Países Bajos, Grecia), o a ninguna
restricción (Gran Bretaña, Suecia, Italia,
Finlandia entre otros países). De hecho, todas las
reformas recientes de los sistemas de pensiones, como respuesta a
la reducción de la oferta de trabajo a medio y largo
plazo, han incluido de una forma u otra la
compatibilización de trabajo y pensión, al objeto
de favorecer el empleo a edades avanzadas.

La mayoría de los trabajos al respecto en el
área (véase por ejemplo Disney y Smith, 2002)
muestran que la compatibilización aumenta moderadamente el
empleo a edades avanzadas, siendo los casos de UK (Disney y
Smith, 2002) y Estados Unidos (Benítez-Silva y Heiland,
2009). Aunque ello no quiere decir que un earning test nulo sea
siempre la mejor solución. Por ejemplo, Cremer et al
(2005) muestran que un test de ingresos positivo puede ser
óptimo si la heterogeneidad en salud y productividad
aumentan después de la edad normal de retiro.

Pero, ¿qué podemos decir para el caso
español? La evidencia disponible muestra que eliminar la
restricción de cobrar la pensión y seguir
trabajando puede ser beneficioso para los individuos, para el
balance de la seguridad social y para la actividad
económica, producto de la mayor oferta de
trabajo.

En un trabajo en progreso Jiménez-Martín y
Sánchez-Martín (2009, mimeo) muestran que un test
de ingresos nulo o, en todo caso, pequeño es beneficioso
tanto para la mayoría de los individuos como para la salud
financiera del sistema de Seguridad Social. En la tabla 1,
mostramos los resultados de simulación obtenidos en un
modelo de ciclo vital caracterizado por un sistema de pensiones
no muy diferente al vigente en España. En la misma,
consideramos 5 casos, incompatibilidad total y 4 test de ingresos
sobre la pensión (0, 0.05, 0.25 y 0.50). La compatibilidad
total es la opción preferida por el individuo medio, que
adelanta ligeramente la edad media a la que pide la
pensión, aunque está predispuesto a trabajar
más. Al mismo tiempo la deuda de la seguridad social con
los individuos cae en todos los casos en los que la
pensión es compatible.

Tabla 1. Edad optima de retiro y de
pensión para el individuo medio.

ET

Edad retiro

Edad pensión

utilidad

Variación
equivalente

Riqueza Seguridad Social

Inc

63.83

63.83

-2.97

0

210.71

0

70

63.44

-2.9388

-7.84

202.05

0.05

70

63.51

-2.9427

-6.86

203.90

0.25

70

63.67

-2.9580

-3.15

208.90

0.50

69.9

63.49

-2.9864

-3.54

209.61

Nota: el test de ingresos se aplica hasta
la edad de retiro.

En un segundo ejercicio de simulación de un
modelo de ciclo vital con incertidumbre de empleo, resuelto por
programación dinámica sobre una muestra de
individuos simulados de bajos salarios, Benitez-Silva,
García-Pérez y Jiménez-Martín (2012,
mimeo) muestran que añadir, sobre una versión
simplificada de la reforma de pensiones de 2011, la
compatibilidad plena pensión-trabajo junto a un premio
actuarial (al menos igual a la penalización por adelantar
el cobro de la pensión) a posponer el cobro de la
pensión, consigue aumentar el empleo en la economía
a la vez que se retrasa el cobro de la pensión.

En la figura 2 mostramos los principales resultados de
la simulación comparando el sistema vigente (S_2002), una
versión simplificada de la reforma de 2011 (RS2011), que
no permite jubilación anticipada a los 61 ni
jubilación parcial pero que permite la jubilación a
la primera edad que ello es posible para todos los individuos, y
una extensión de la última que permite
compatibilizar plenamente pensión y trabajo (test de
ingresos nulo) y aumenta el premio a posponer el cobro de la
pensión (RS_TI). Ambas reformas, pero especialmente
aquella que hace compatible pensión y trabajo, aumenta el
nivel de empleo simulado a partir de los 60 años de edad
(entre 2 y 3 por ciento), y la edad media a la que se pide la
pensión (que pasa de 62.2 a 65.3 y 66.1 respectivamente).
Es importante resalta que aumentar el premio a continuar la
carrera contributiva tiene un gran impacto sobre el hazard o tasa
de salida a partir de la edad de retiro normal tanto de los
empleados como los parados. Finalmente, en el caso analizado, la
compatibilización puede mejorar las finanzas del sistema
de pensiones hasta un 2 por ciento

Figura 2. La tasa de empleo y salida en
tres escenarios simulados

En definitiva, el rediseño de las reglas de
compatibilización de pensión y trabajo junto a la
mejora de las reglas de extensión de las carreras
contributivas (en sustitución del programa de
jubilación parcial) consigue que los individuos,
voluntariamente y a pesar de tener la opción de salir
temprano, trabajen un poco más y pospongan el cobro de la
pensión, beneficiando las cuentas de la Seguridad Social
y, por ende, la actividad económica. En tal contexto cabe
preguntarse ¿A qué esperamos?

¿Una nueva realidad? (dos ejemplos
sugerentes)

"La zona euro se encamina hacia su cuarto año
de crisis mientras se zambulle de lleno en la recesión
económica. A pie de calle, la realidad
macroeconómica y las políticas puestas en marcha
por Bruselas para tratar de paliarla se traducen en un cambio de
mentalidad y de horizontes económicos que afectan, de una
forma o de otra, a todos los ciudadanos comunitarios. En 2009, el
cofundador y director de inversiones de Pimco, el mayor fondo de
bonos privado del mundo, Bill Gross, acuñó el
término nueva normalidad para referirse a un nuevo
escenario global caracterizado por un bajo crecimiento
económico, un desempleo elevado y unos menores
rendimientos sobre los activos
"… Así es la
nueva normalidad en la zona euro: del parado español al
jubilado alemán (El Economista –
14/12/12)

Años después, el escenario que
dibujó el gurú de la renta fija está de
plena vigencia en Europa. Esta nueva normalidad la sufren a
diario los millones de europeos que han visto modificadas sus
condiciones de vida. Tanto en los llamados periféricos,
donde la exigencia de austeridad y la recesión han
impactado con más fuerza, como en las naciones más
ricas, las reglas del juego han cambiado de forma
radical.

Así lo explica otra de las vacas sagradas de
PIMCO, su consejero delegado, Mohammed El-Erian: "Después
de haber ido demasiado lejos durante la "gran época" del
apalancamiento y el crédito, los países
occidentales se enfrentan ahora al reto de superar la resistencia
conjunta del escaso crecimiento, el paro excesivo y la deuda
elevada en lugares equivocados".

Para ilustrar la imagen, "Bloomberg" se fija en dos
perfiles completamente opuestos pero con un punto en
común: el punto de inflexión que la crisis ha
supuesto en sus perspectivas laborales y financieras. Jubilados
alemanes y parados españoles representan las dos caras de
la misma moneda, un euro a dos velocidades que trata de encontrar
la fórmula para la recuperación
económica.

Para empezar, recoge el caso de un español de 26
años en paro, divorciado y con una hija. Fran López
trabajaba como electricista en Madrid y llegó a cobrar un
sueldo mensual de 4.000 euros. El estallido de la burbuja
inmobiliaria le dejó sin trabajo y, a día de hoy,
se ha visto forzado a volver a casa de sus padres y a terminar
los estudios básicos para poder acceder de nuevo al
mercado laboral.

En paralelo, Daniel Just se encuentra ante un reto
laboral que nunca antes había encarado. Es jefe de
inversiones del mayor fondo de pensiones público
alemán y tiene que hacer frente a la caída sin
precedentes de la rentabilidad de los productos que gestiona: las
pensiones de los jubilados germanos. Según explica, los
fondos de pensiones en Alemania son tradicionalmente
conservadores a la hora de invertir.

A diferencia de los que existen en otros países
como Reino Unido o EEUU, en Alemania se invierte una gran parte
del dinero en renta fija, ya que la ley alemana establece que
deben mover el dinero hacia activos que garanticen "la mayor
seguridad posible". Esto implica que normalmente apuesten por la
deuda pública alemana que, considerada como refugio frente
al riesgo del resto de la zona euro, lleva meses presentando
bajos rendimientos que incluso han llegado a ser negativos en
algunos casos.

¿Y en qué se traduce? Para los jubilados
alemanes implica asumir que contarán con un retiro menos
"dorado", ya que las rentas de su trabajo dan menores frutos que
antaño. Para el electricista español, supone
renunciar a su antigua vida de gastos y completar su
formación, una carencia que en su día no le
impidió encontrar un trabajo bien remunerado.

Es una transformación profunda que durará
tiempo. "Si vives un largo período en el que los
desequilibrios crecen, luego llega el largo periodo durante el
que relajarse", apunta el economista jefe para la zona euro de
BNP Paribas, Ken Wattret. "Primero tienes la fiesta y luego la
hambruna", concluye.

Pension Reform: ¡Para comerte mejor! (como
diría el lobo de Caperucita)

– El futuro de las pensiones: el libro de Nicholas Barr
y Peter Diamond (Fedea – 12/1/13)

(Por Luis Garicano) Lectura recomendada

(La mejor guía a la reforma de los sistemas de
pensiones existentes, "Pension Reform: A short guide", de
Nicholas Barr y Peter Diamond, ha sido traducida al
español por la editorial El Hombre del Tres como "La
reforma necesaria: El futuro de las pensiones", con
prólogo mío (Kindle, papel) Se lo recomiendo
encarecidamente a cualquiera que tenga interés en el tema.
Reproduzco, a modo de reseña, el
prólogo.)

Quizás el mayor fallo del mercado concierne al
reparto de la población entre retirados, trabajadores, y
jóvenes. No hay ningún precio que anime a las
personas a tener más hijos o menos y que ordene tales
decisiones de acuerdo con una necesidad social. Si la sociedad
quiere más coches, suben sus precios, y hay una
oportunidad de negocio que los emprendedores pueden aprovechar
produciendo más coches. Pero no es así con la
demografía, que sucede al margen de las necesidades de la
sociedad en su conjunto y responde a decisiones individuales sin
coordinación alguna. Así, hay países en
desarrollo donde las familias tienen demasiados hijos y no
terminan de poder iniciar la transición al crecimiento
económico. Por el contrario, en gran parte de los
países más desarrollados (y de los menos
desarrollados, como muestra el primer capítulo de este
libro) hay demasiados pocos (en España, por ejemplo, hemos
pasado de 2,9 hijos por mujer en edad fértil en 1970 a
solo 1,4 en la actualidad) y se avecina un cambio
demográfico sin precedentes que va a poner el reparto de
recursos entre trabajadores y retirados en el centro de la
discusión política durante muchos
años.

Tomemos el ejemplo de España. En 1970 la
pirámide demográfica tenía una forma
claramente piramidal, con casi 6 personas en edad de trabajar por
cada persona en edad de jubilación. En 2011 la
pirámide no era tal, sino más bien un cilindro, y
había menos de 4 personas en edad de trabajar por cada
persona en edad de jubilación. Los demógrafos
calculan que en el año 2050 habrá 1,3 personas en
edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación.
La pirámide de población de España para 2049
parecerá de nuevo una pirámide, pero invertida, con
los grupos de población más reducidos en la base y
los más grandes en su techo, fruto del incremento de la
esperanza de vida y de la menor fertilidad. España, como
otros muchos países desarrollados o en vías de
desarrollo, envejece muy deprisa.

Esto, como muy bien insisten los autores de este libro,
no es motivo de alarma: el envejecimiento de la población
es el resultado de varias muy buenas noticias empezando por la
enorme caída de la mortalidad infantil, que ha sido el
principal factor detrás de una enorme mejora de la
esperanza de vida al nacer. Pero no cabe duda de que el cambio
demográfico, y el conflicto intergeneracional que apareja,
vayan a ser uno de los problemas, si no EL problema, que
dominará la discusión de política
económica del próximo siglo. Y debemos confiar en
que los que tomen decisiones durante tal período basen
tales decisiones en análisis como el que desarrollan en
este libro Nicholas Barr y Peter Diamond.

Este libro, que combina teoría con discusiones de
los sistemas de varios países, constituye una excelente
guía para entender los debates que se avecinan. Los
autores tratan de analizar, desde un punto de vista objetivo, el
por qué y el cómo de los sistemas de pensiones
existentes, evaluando también cómo cumplen
diferentes sistemas sus distintos objetivos, y cuáles son
los costes y beneficios de cada alternativa.

Aparte de la claridad y amenidad con la que está
escrito, quizás lo más notable del libro es la
falta de una perspectiva ideológica y de preconcepciones.
Los autores tratan de explicar cada sistema y cada reforma y de
evaluar sus ventajas e inconvenientes, reconociendo que no existe
una solución ideal a los problemas de eficiencia y equidad
que estos sistemas plantean. Eso sí, el sistema ideal no
existe, pero sí existen respuestas incorrectas a las
preguntas planteadas, como también existen preguntas
incorrectas. La sociedad debe entender los costes de las
alternativas para las generaciones actuales y futuras y
evaluarlas con transparencia y claridad.

Los sistemas de pensiones cumplen dos objetivos
principales. Primero, sirven como un sistema de ahorro,
permitiendo a los ciudadanos transferir recursos del presente al
futuro. Un sistema privado de pensiones con cuentas individuales
puede cumplir bien este objetivo. Segundo, en un mundo con
incertidumbre, los sistemas de pensiones proveen un seguro contra
los riesgos de la vejez (vivir demasiado para los ahorros
disponibles o demasiado poco), la invalidez, y la muerte,
protegiendo en este caso a los descendientes. Aquí los
sistemas privados se enfrentan con fallos del mercado que los
autores discuten. Dada esta combinación de objetivos, no
es extraño que los sistemas que recomiendan los autores
sean combinaciones de sistemas de reparto con cuentas
individuales.

Sí, los autores son economistas, y entienden las
ventajas de la elección y la competencia en el mercado.
Pero son economistas que también entienden las
imperfecciones del mercado, no sólo por externalidades,
sino también por problemas de comportamiento de los
agentes en un mundo en el que las decisiones son complejas y la
información difícil de conseguir y procesar. Y
entienden que las pensiones privadas requieren un nivel de
experiencia y capacidad administrativa y financiera que en muchos
casos no está disponible. Por ello el sistema adecuado,
como ilustran en el capítulo 11 del libro, combina los
elementos básicos de maneras diferentes dependiendo del
nivel de desarrollo del país del que se trata.

Desgraciadamente, los retos a los que nos enfrentamos no
se limitan a la elaboración de un buen sistema de
pensiones, sino que requieren adaptar este sistema a las nuevas
realidades demográficas. Las soluciones no son sencillas,
y requieren una combinación de medidas. Un sistema de
ajuste automático a los cambios en la esperanza de vida es
necesario en cualquier caso. Pero también es necesario
aceptar que la realidad demográfica impondrá una
mezcla de subidas de las contribuciones, bajadas de las
pensiones, retraso de la jubilación, e incentivos fiscales
al ahorro privado.

Este es un libro importante, escrito para una sociedad
imperfecta, con agentes que toman decisiones en situaciones en
las que ni entienden lo que hacen, ni tienen la
información, o la capacidad, para entenderlo. Es en este
mundo real en el que los políticos y técnicos deben
tomar sus decisiones, conscientes de los errores que los agentes
van a cometer al elegir y de que, sin limitar la capacidad de
elección de estos agentes más allá de lo
estrictamente necesario, deben tratar de acercar la sociedad lo
más posible a una solución imperfecta, pero
razonable y razonada, y no perseguir la búsqueda del
triunfo ideológico, sino la solución de los
complejos problemas que se nos plantean. Cualquiera en
búsqueda de una opinión informada, político,
técnico, académico o ciudadano curioso sobre este
importante debate, encontrará en este libro un recurso
imprescindible.

¿Y si empujan a los pensionistas al "abismo
fiscal"? Una "solución" para dos problemas

– Cómo EEUU puede arreglar el sistema de Seguro
Social (The Wall Street Journal – 14/1/13)

(Por Alicia Munnell / Del blog Encore, de MarketWatch)
Lectura recomendada

Este es un buen momento para solucionar los problemas de
financiamiento del Seguro Social de Estados Unidos. De hecho, la
decisión del Congreso, como parte de las negociaciones
sobre el "abismo fiscal", de permitir que la reducción de
dos puntos porcentuales en el impuesto sobre la nómina
expirara abre el paso para restaurar la solvencia por completo.
Sin dudas, el sistema de Seguro Social no ha contribuido al
déficit en el pasado y técnicamente no lo puede
hacer en el futuro, ya que por ley los gastos no pueden exceder
los ingresos destinados. Pero las prestaciones prometidas del
Seguro Social exceden los impuestos previstos, lo que crea una
brecha de financiamiento que debe ser solucionada.

El clima político en Washington es abrumador para
cualquier tipo de proyecto sensato. Pero no puedo pensar en
ningún motivo de que el próximo año sea
mejor que este. Y estamos por llegar al vigésimo
aniversario de la evidencia de un déficit significativo en
el programa. Estoy particularmente consciente de la fecha porque
en 1994, como la secretaria adjunta de tesorería para
política económica, recibí un borrador del
informe de los administradores que mostraba un aumento en el
déficit a largo plazo, de 1,5% a 2,1% de las
nóminas sujetas a impuestos. Como una gran partidaria de
este maravilloso programa, me sentí consternada de que el
deterioro de las finanzas del sistema ocurriera bajo mi
supervisión.

Restaurar el equilibrio del Seguro Social es fundamental
para el bienestar de todo trabajador, ya que el sistema
proporciona la base de los ingresos de jubilación. Los
beneficios no son grandes -alrededor de US$ 1.200 al mes en
promedio- pero son indexados a la inflación y
continúan conforme la persona siga viviendo. Los
únicos otros ingresos de jubilación para la
mayoría de los hogares serán generados por los
activos en los planes 401(k) u otros planes de jubilación
de aportación definida. La reciente Encuesta sobre las
Finanzas del Consumidor de la Reserva Federal de EEUU muestra que
estos activos son modestos: US$ 120.000 para familias que se
acercan a la jubilación. Si una pareja compra una
anualidad conjunta y de sobreviviente -un tipo de pensión
que otorga pagos mensuales siempre y cuando al menos uno de los
cónyuges siga vivo- con US$ 120.000, recibirán US$
575 al mes. Es probable que estos US$ 575 sean la única
fuente de ingresos adicionales, ya que el hogar típico no
posee otros recursos financieros fuera de su plan
401(k).

La pregunta clave es qué cantidad
de la brecha de financiamiento del Seguro Social debería
ser cerrada con recortes de beneficios vs. aumentos de impuestos.
Mi perspectiva es que las jubilaciones corren peligro. La
necesidad de ingresos de jubilación está creciendo
conforme la gente vive más tiempo, los costos
médicos aumentan y dos terceras partes necesitarán
algún tipo de cuidado a largo plazo. Al mismo tiempo, el
sistema de jubilación se está contrayendo. El
Índice Nacional de Riesgo de Jubilación de EEUU
muestra que 53% de los hogares corren riesgo de no poder mantener
su calidad de vida previa a la jubilación una vez que
dejen de trabajar. Debido a esta previsión, aunque
cualquier pacto obligará concesiones, deberíamos
ser cautelosos sobre hacer recortes fuertes en los
beneficios.

Resolver el desafío de financiamiento del Seguro
Social requiere una combinación de aumentos de ingresos y
reducción en el crecimiento de las prestaciones. En
términos de los ingresos, algunas de las propuestas
atractivas incluyen incrementar gradualmente la base de aportes y
beneficios a un nivel que cubra 90% de los ganancias nacionales
totales (alrededor de US$ 180.000 a los niveles de ingresos
actuales) y eliminar gradualmente la exclusión tributaria
para seguros de salud grupales, para que el impuesto sobre la
nómina (y sobre los ingresos) cubra las cuotas tanto del
empleado como del empleador.

Nadie quiere recortes de beneficios,
pero dos opciones posibles son elevar la Edad de
Jubilación Plena (después de que llegue a 67) para
mantenernos al ritmo de los avances en la longevidad y adoptar un
índice de precios al consumidor "ponderado" al ajuste del
costo de vida (COLA, por sus siglas en inglés) del Seguro
Social. Los efectos adversos del ajuste de COLA en personas de
bajos recursos o en los muy ancianos podrían ser
compensados por un incremento en el beneficio mínimo o un
ajuste de 5%, digamos, a los 85 años.

En pocas palabras, toda persona a quien le importe la
seguridad en la jubilación debería dar la
bienvenida a la restauración de los impuestos sobre la
nómina. Este cambio vuelve a situar el déficit en
un nivel manejable. Aprovechemos esta oportunidad para eliminar
la brecha presupuestaria y realmente excluir el Seguro Social de
los debates sobre la política fiscal.

Otra de las caras ocultas del milagro alemán
(además de minijobs, o de 8,50 E la hora)

"El poder adquisitivo de los más de veinte
millones de jubilados alemanes cayó casi un 10 % en los
últimos diez años, informa en su edición de
hoy el popular diario "Bild", que se remite a un estudio de la
Universidad de Friburgo (sur del país)"…
El
poder adquisitivo de los jubilados alemanes cayó 10% en
diez años (El Economista – 19/1/13)

De acuerdo con esa información, pese al
incremento de las pensiones aprobado en julio de 2012, el poder
adquisitivo real de los 20,5 millones de jubilados alemanes
bajó estos años un 0,4 %, en los ciudadanos del
oeste, y un 0,3 %, en sus compatriotas del este.

El retraso es efecto de la inflación y, teniendo
en cuenta las sucesivas congelaciones de las rentas en los
años pasados, acumula una caída real del 9,2 %
desde 2004.

El director del Instituto de Estudios Financieros de
Friburgo, Bernd Raffelhüschen, apunta sin embargo a ese
rotativo que tal caída es similar a la sufrida en los
ingresos de la población activa.

En ese caso, el efecto se deriva de la denominada
progresión fría, que hace que los aumentos
salariales anuales terminen engullidos por la inflación,
sumada a un cambio de tarifa fiscal.

El Gobierno de Angela Merkel aprobó en 2012 un
incremento de las jubilaciones del 2,26%, en el este, y del
2,18%, en el oeste, después de estar tres años
prácticamente congeladas.

Entre 2004 y 2006, las pensiones habían tenido un
incremento nulo por razones presupuestarias.

Con el desnivel a favor de los jubilados del antiguo
territorio germano-oriental se pretende compensar gradualmente el
desequilibrio persistente entre las pensiones de una y otra mitad
del país.

Más de veinte años después de la
reunificación (en 1990), las jubilaciones del este del
país se sitúan aproximadamente en el 87 % de las
que se perciben en el oeste.

La jubilación media en Alemania es de 1.049 euros
en el caso de los hombres, mientras que la de las mujeres se
sitúa en 525 euros, según cifras de
2011.

Hay que "fusilar" a los viejos (ya está bien de
consumir tantos recursos, tantas medicinas, de tener que cederles
el asiento en el autobús, de caerse por cualquier
parte)

– Se acelera el problema de vejez de Europa (The Wall
Street Journal – 21/1/13)

(Por Richard Barley) Lectura recomendada

El jurado aún está por
decidir si los países han salido más sabios de la
crisis financiera global que comenzó en 2008. Pero lo que
está claro es que están saliendo más viejos.
Los gobiernos en muchos mercados desarrollados han perdido tiempo
valioso para abordar una fuerza inexorable: la presión que
una población envejecida ejercerá sobre las
finanzas públicas. Eso es particularmente cierto en
Europa, debido a su intensa crisis fiscal.

El futuro de muchos países
incluye una reducción de la población en edad
productiva que apoya el creciente número de personas de
edad avanzada. En promedio, la medida clave de la dependencia de
ancianos (el número de habitantes de 65 años o
más dividido por el número de personas entre 15 y
64) aumentará a 34% para 2050 frente a 14,2% en 2012 para
los países que pertenecen a la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE),
según Fitch. Japón sobresale, pues su porcentaje ya
llegó a 35,5% en 2010 y tiene pronósticos de que
aumentará a 69,6% para 2050.

Pero la crisis ha causado que el
punto de partida financiero sea peor para otros países,
particularmente en Europa. En 2009, la Comisión Europea
pronosticó que los gastos relacionados a la vejez
representarían 25% del Producto Interno Bruto de la
Unión Europea para 2033. Sin embargo, ese nivel fue
alcanzado en 2010, debido a la profunda
recesión.

Las suposiciones más bajas de crecimiento
significan que la carga futura está aumentando. Ahora se
prevé que los gastos relacionados a la vejez por los
gobiernos de la Unión Europea como porcentaje del PIB
crecerán en 5,1 puntos porcentuales para 2050, de acuerdo
a Fitch, comparado con una proyección de 4,3 puntos en
2006.

No todas las noticias son malas. La crisis fiscal en
Europa está obligando a algunos países a abordar
este problema. Portugal, Italia y Grecia han neutralizado
efectivamente el impacto a largo plazo del envejecimiento, indica
Fitch. En Portugal, la proyección de crecimiento en gastos
relacionados a la vejez para 2050 fue de 9,7 puntos porcentuales
del PIB cuando fue calculada en 2003; ahora es de solo 0,2 puntos
porcentuales.

Estas proyecciones a largo plazo deben ser tratadas con
cuidado. Son enormemente sensibles a pequeños cambios en
las suposiciones subyacentes. Pero el mensaje es claro: sin
cambios en la política, la actual crisis fiscal es solo
una precursora a una crisis más larga y profunda en el
futuro.

Los inversionistas necesitan tomar nota de qué
gobiernos están adoptando medidas, y cuáles
no.

El peligro de la pirámide invertida:
solución (lo dicho), "eutanasia involuntaria
pasiva"

– ¿Qué pasará si la
población sigue envejeciendo? Temor a un shock fiscal
(Negocios.com – 22/1/13) Lectura recomendada

La agencia de calificación
crediticia Fitch Ratings calcula que el envejecimiento de la
población tendrá un impacto en el PIB de
España de ocho décimas en 2020 y del 4% de cara a
2050, según recoge el informe "Costes de envejecimiento:
la segunda crisis fiscal".

Fitch señala que, aunque una exitosa
resolución de la actual crisis fiscal sigue siendo el
factor más importante de los ratings de muchas
economías avanzadas, sin nuevas reformas para hacer frente
al impacto a largo plazo del envejecimiento de su
población, estos países se enfrentan a un segundo
"shock" fiscal en el largo plazo.

En concreto, calcula que, sin la
implementación de reformas mitigadoras, la mediana de los
países analizados por la agencia prevé un impacto
de seis décimas en el PIB en 2020 y del 4,9% en
2050.

Como consecuencia de este fenómeno, muchos de
estos países experimentarían un aumento de los
ratios de deuda pública respecto al PIB, situando la
mediana del incremento en el 6,2% en 2020 y en 126,9% en 2050. En
el caso de España, Fitch calcula que aumentará un
6,2% en 2020 y un 39,4% en 2050.

"Sin reformas para impulsar la
productividad laboral y/o las tasas de participación en
muchas otras economías avanzadas, el envejecimiento de la
población llevará al potencial crecimiento del PIB
a reducirse en el largo plazo, exacerbando el desafío
fiscal", advierte.

Pese a ello, reconoce que en el corto plazo pocos
países se enfrentan a un problema "inminente", aunque
apunta que, sin una gran reforma de las pensiones,
rebajará los ratings de los países que se enfrentan
a mayores previsiones de envejecimiento a lo largo de la
próxima década, hasta en cinco escalones de
aquí a 2050 en el caso de los que están en peor
situación.

Según, los cálculos de la agencia,
Japón, Irlanda y Chipre se enfrentan al mayor aumento de
los costes de envejecimiento en la próxima década,
mientras que Luxemburgo, Bélgica, Malta y Eslovenia
sufrirán el mayor impacto en el muy largo plazo. De hecho,
recuerda que la reforma de las pensiones fue uno de los factores
por los que rebajó el rating de Eslovenia en
2011.

La agencia hace referencia concreta a la
situación de algunos países de la periferia de la
eurozona, donde, a pesar del desafío fiscal al que se
enfrentan, han demostrado el poder de las reformas en la
transformación de las proyecciones a largo
plazo.

"Las recientes reformas en Portugal, Italia y Grecia han
neutralizado de forma eficaz el impacto a largo del
envejecimiento de la población en sus finanzas
públicas", asegura.

El país germano verá durante los
próximos 50 años como su población mengua y
envejece, lo que supondrá su mayor problema
demográfico (¿al geriátrico de
Dachau?)

"El envejecimiento y la reducción de la
población de Alemania será el reto
demográfico principal en las próximas
décadas. Alemania tiene los índices de fertilidad
más bajos de Europa, con 1,4 niños por mujer,
bastante por debajo de los 2,1 niños por mujer
considerados necesarios para mantener estables los niveles de
población. Al mismo tiempo, la esperanza de vida es de 80
años, una de las más altas del continente
según datos aportados por Stratford"…
Alemania se
hace vieja (Negocios.com – 5/2/13)

Esta combinación de baja fertilidad y alta
esperanza de vida tendrá dos consecuencias en Alemania.
Primero, la población del país caerá desde
los actuales 82 millones a cerca de 65 millones en medio siglo.
En segundo lugar, su población envejecerá
significativamente, algo que obligará a cambiar la
estructura de su mano de obra.

En 2010, Alemania contaba con unos 50 millones de
habitantes entre los 20 y 65 años. Estadísticas
oficiales prevén que la población de este grupo de
gente descenderá a 36 millones en 2060, cuando más
de la mitad de la población alemana sea mayor de 51
años.

Este proceso de una población que envejece y
mengua supone retos sustanciales para el país germano. En
primer lugar tendrá que encontrar una manera de continuar
con sus altas tasas de productividad con una mano de obra
envejecida. El gobierno teutón también
necesitará aprobar difíciles cambios que
afectarán a la seguridad social y a los sistemas de
pensiones. Esos cambios ya están creando controversia en
el resto de países europeos, como en
España.

Atraer inmigrantes podría mitigar los efectos del
envejecimiento de la población, pero la llegada de
trabajadores extranjeros no parece eficaz contra el descenso de
población. Incluso si Alemania se las arregla para atraer
unos 200.000 trabajadores foráneos al año, su
población descenderá igualmente durante los
próximos 50 años. Además, la llegada masiva
de inmigrantes lleva implícito el riesgo de generar
malestar social en la población nativa.

El cambio demográfico alemán
también tendrá efectos económicos. Se
prevé que Alemania perderá su superávit
comercial en 2030 a causa del descenso de exportaciones a causa
de una menor producción y el aumento de importaciones a
causa de los jubilados. Sea como sea, el PIB germano
crecerá a causa del descenso de la
población.

Contrarian Business Week: ¿Celebrar el
envejecimiento mundial?

– El envejecimiento global puede ser exactamente lo que
el mundo necesita (El Economista – 11/2/13) Lectura
recomendada

El fenómeno del envejecimiento de
la población mundial, especialmente en los países
desarrollados, casi siempre se ha analizado desde una perspectiva
negativa, cuando no maltusiana. Sin embargo, esta
recesión reproductiva, lejos de ser una amenaza,
puede ser exactamente lo que el mundo necesita, según
recoge la revista Business Week.

Los datos oficiales son elocuentes. A nivel mundial, en
1970, una mujer tenía de media 4,7 hijos durante su vida,
cifra que en 2011 cayó a 2,5. Esta tendencia se ha dado en
todo el mundo, y si bien es más clara en Occidente, la
región más fértil del planeta, el
África subsahariana, también ha visto cómo
se reducía su natalidad: de 6,7 hijos por mujer en 1980 a
4,9 hijos en 2010, según recoge la revista, que destaca
además que los nacimientos entre mujeres de menos de 20
años han caído un 20% en lo que llevamos de siglo
XXI.

Esta caída de la natalidad, junto a la mayor
esperanza de vida global ha hecho asimismo que el mundo vea que
su edad media crezca rápidamente. En 1980, esta edad era
de 23 años, según la ONU, mientras que en 2050 se
espera que sea de 38 años. En 1970, la mitad de la
población tenía menos de 20 años, mientras
que en 2011 apenas es un tercio. Al mismo tiempo, se espera que
el 20% de la población sea mayor de 65 años en
2050.

A pesar de los desafíos, esta situación
"también es causa de celebración", defiende
Bloomberg. Por una parte, refleja que está creciendo la
igualdad entre hombres y mujeres, ya que estas normalmente
quieren tener menos hijos que los hombres. Una de las razones es
que los hijos, hoy en día, tienen más posibilidades
de sobrevivir y prosperar. La mejor educación a todos los
niveles también es un factor a tener en cuenta.

Además, el secreto de la riqueza
no es tener más gente joven, sino gente más
productiva. Las economías pueden seguir creciendo si se
centran en la productividad de aquellos dispuestos y preparados
para trabajar. Bloomberg asegura que a nivel global
todavía hay mucha capacidad en el mercado laboral, y los
países en los que todavía sigue creciendo la
población pueden inmigrar y llevar el vacío de los
países desarrollados en los que no hay suficientes
nacimientos.

De hecho, en muchos países como la India el
empleo informal ocupa casi al 75% de los trabajadores, donde la
productividad es mucho menor. Sin embargo, con trabajadores
más cualificados los países pueden generar
más riqueza con poblaciones menores.

Otro aspecto en el que el envejecimiento
y el estancamiento de la población pueden ser muy
positivos a nivel global es el cambio climático. El 10%
más rico del planeta, que gasta 100 veces más al
año que el 10% más pobre, es asimismo responsable
de gran parte de los problemas medioambientales. Actualmente, el
mayor problema para combatirlo es dar a todo el mundo unos
niveles de bienestar, algo que con una población estable
sería más fácil de conseguir.

Un último aspecto positivo es la
mayor paz. Los jóvenes, estadísticamente hablando,
tienen una mayor propensión a los crímenes
violentos que los mayores.

Por todo ello, puede resultar positivo, especialmente en
temas como la igualdad de la mujer o la salud pública,
aunque los desafíos son conocidos, especialmente para las
industrias que o bien dan servicios a los jóvenes o bien
dan servicios a los adultos. Por ejemplo, colegios, que
verán reducido el número de "clientes".

Pero sin duda, el principal es el gasto
en personas mayores y pensiones. Una consecuencia que parece
inevitable: o se dispara esta partida o los jubilados
verán que su nivel de vida cae
considerablemente.

El modelo sueco: un sistema de pensiones de "cuentas
nocionales"

– La reforma de las pensiones de la que no se habla
(Libertad Digital – 25/4/13)

Este modelo mantiene el reparto intergeneracional, pero
incluye mecanismos de ajustes y busca equilibrar cotizaciones y
derechos adquiridos.

(Por D. Soriano) Lectura recomendada

Un sistema de pensiones de "cuentas nocionales".
Puede que a la mayoría de los españoles este nombre
les suene a chino, pero a partir de ahora quizás empiecen
a escucharlo mucho más a menudo. Numerosos expertos creen
que es la única salida para salvar el actual modelo de
reparto. En Suecia, ya se puso en marcha hace más de
una década
, y otros países europeos
están caminando en esa dirección. En España,
los políticos han esquivado el tema, pero cada día
será más complicado no hacerle frente.

Este viernes, el Consejo de Ministros tiene por delante
una de sus reuniones más esperadas. El Gobierno
presentará su segundo plan de reformas, con las medidas
que ha pactado en Bruselas para, teóricamente, impulsar
el "crecimiento económico y la creación de
empleo
". Y de entre todos los anuncios, quizás el que
más expectación ha levantado ha sido el de la
posible reforma de las pensiones. En principio, no debería
haber novedades sobre las prestaciones actuales; más bien,
lo que se planteará es un esquema a medio plazo, para
modificar el sistema de pensiones actual y hacerlo "sostenible",
quizás el adjetivo más utilizado por los
políticos cuando hablan de esta
cuestión.

Hasta ahora, todo lo que se ha hecho son retoques sobre
un modelo que casi todos los expertos advierten que está
al borde de su capacidad de aguante, quizás no ahora, pero
sí a medio plazo (y los cambios en pensiones hay que
hacerlos a una década vista). De esta manera, subir a
los 67 años la edad de jubilación o cambiar las
reglas
para el período de cálculo son
sólo un parche, lo que los expertos llaman "cambios
paramétricos".

Hace unas semanas, la patronal de las aseguradoras,
Unespa, presentó un documento que podría muy bien
servir de base para esa reforma en profundidad del sistema:
Un sistema de cuentas nocionales para España. Por un
sistema de pensiones solidario, sostenible y transparente
y
está realizado por un grupo consultivo encabezado por el
exministro socialista Juan Manuel Eguiagaray, y que se completa
con Rafael Doménech, José María Fidalgo,
José Luis Leal Maldonado, Víctor Pérez
Díaz y Felipe Serrano. De hecho, la presencia de estas
personalidades es especialmente significativa. No sólo son
algunos de los expertos más reconocidos en la materia,
sino que varios de ellos forman parte del Comité
sobre el factor de sostenibilidad de las pensiones que
presentó el Gobierno hace dos semanas.

Reparto, pero menos

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9
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