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Biografía del General de Marina Juan Manuel Uraga Lemus




Enviado por luis pacheco



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    Armada del
    Ecuador

    Luis Pacheco
    Manya

    "Si no quieres perderte en el olvido,
    tan pronto como estés muerto y corrompido, o bien escribe
    cosas dignas de leerse o bien haz cosas dignas de
    escribirse".

    Luis PACHECO Manya

    Ex Suboficial Primero-ARE

    [Biografía del General Juan
    Manuel Úraga Lemus]

    General de Marina, alumno de la primera
    Promoción de nuestra Escuela Náutica de Guayaquil.
    Marino insigne y valiente.

    Monografias.com

    La Escuela Náutica de Guayaquil, suele ubicarse
    el 09 de Octubre de 1822, por decreto del Libertador
    Bolívar, a sugerencia del Mariscal Sucre, la
    inauguración del curso fue el 1° de Septiembre de
    1824, fecha en la cual fue considerada en el presupuesto
    nacional. Fue creada de acuerdo a las normas de la Marina
    Británica siendo su primer Director el Capitán de
    Navío Juan Illingworth y sus colaboradores el Coronel
    José de Villamil, Domingo Agustín Garcés
    Moreno y Juan Ignacio Pareja Mariscal.

    Luego de apasionada búsqueda he logrado completar
    una nómina alfabética de los alumnos de la Primera
    Promoción de la Escuela Náutica de
    Guayaquil:

    Avellán José, Calderón Garaycoa
    Francisco, Gómez J. Antonio, González Juan, Granja
    Juan, Oramas Francisco, Oyarvide Francisco, Mateus José,
    Matos Eugenio Diego, Pareja Manuel Ignacio, Reina Francisco,
    Rojas Lucas, Robles Francisco, Rodríguez Labandera
    José, Tola Luis de, Úraga Juan Manuel, Urvina
    Viteri José Gabriel, Urvina Viteri José
    María, Vergara N., Valverde Juan José, Valverde
    Manuel, Vallejo Manuel María, Yépez N.

    Esta vez, el personaje elegido es el General de Marina:
    Juan Manuel Úraga, que siendo Capitán de
    Navío fue ascendido a General por no existir,
    probablemente, vacante de Almirante en las Fuerzas Armadas
    ecuatorianas de esa época, y por no contar con una
    Escuadrilla; además porque el General Úraga obtuvo
    la mayor parte de sus ascensos por méritos de guerra. "En
    su cuerpo se contaban hasta 14 cicatrices honrosas, de las cuales
    la mayor era la de una gran herida de lanza, mal curada, que
    recibió, en la batalla de Miñarica", cantada por
    Olmedo, en su epopeya heroica.

    Nació en Guayaquil el 11 de abril de 1814. Fueron
    sus padres don Fermín de Úraga y doña Ramona
    Lemus. Falleció el 29 de marzo de 1904, a los 90
    años de edad. Había pues nacido en los comienzos
    del siglo XIX y desapareció del escenario de la vida en
    los comienzos del XX, habiendo participado por su
    profesión de marino en la fundación de la
    República, y en las diversas campañas que dieron
    vida a la Nación como en la de "los chihuahuas" y en la
    del 6 de Marzo de 1845.

    Según indica Camilo Destruge que el 1° de
    Enero de 1827 ingresó como Aspirante a la Escuela
    Náutica.

    Permanece en la escuela por un período de tres
    años, hasta ser dado el pase al bergantín-goleta
    "Guayaquileña" con fecha 3 de Marzo de 1830, como
    Aspirante de Marina en servicio (de la Gran Colombia).

    El 14 de Agosto de 1830, fundada la República, el
    Aspirante Úraga fue ascendido a Alférez de Fragata
    efectivo el 23 de junio de 1831, su primer ascenso fue por haber
    tomado parte en la campaña auxiliar sobre Panamá,
    contra las facciones revolucionarías de Rafael
    Urdaneta,

    El 24 de Octubre de 1833 es ascendido a Alférez
    de Navío, por su participación en la campaña
    de "los chihuahuas", encabezada por Vicente Rocafuerte como Jefe
    Supremo, a bordo de la fragata "Colombia", asistiendo a todos los
    combate que se dieron.

    Se halló, pues, entre los defensores de Guayaquil
    atacado por las fuerzas del General Juan José Flores,
    retirándose luego a la isla Puna, sitio donde Rocafuerte
    estableció su gobierno. Estuvo en el combate de la isla
    Santay contra las fuerzas del Coronel Soulín; y bajo las
    órdenes de Wright en los dos combates que tuvieron lugar
    en "La Matanza" contra la soldadesca del General mulato Juan
    Otamendi.

    El 02 de Enero de 1834 recibió su ascenso a
    Teniente de Fragata. Prestó sus servicios en el
    bergantín-goleta "Guayaquileña" bajo las ordenes
    del Teniente de Navío Francisco Calderón, hermano
    de Abdón, el "Héroe Niño", el 31 de Agosto
    de 1828, asistió al combate de Punta Malpelo contra los
    peruanos; después se le dio el pase al buque la "Gracia
    del Guayas".

    Estuvo de Comandante posteriormente del vapor de guerra
    "Guayas"; también en la goleta "17 de Julio", en el vapor
    "Talca" en 1865, tomado por orden del Presidente Gabriel
    García Moreno, en el Combate Naval de Jambelí del
    26 de Junio de 1865.

    En 1835, fue otro de los que no convino con los tratados
    que había firmado Rocafuerte con Flores, motivo por el
    cual se incorporó a las huestes de los "chihuahuas" que
    comandaba en el interior el General Isidoro Barriga (segundo
    esposo de la Marquesa de Solanda), "tomando parte en la
    sangrienta y desgracia de acción de Miñarica el 18
    de Enero de aquel año (1835), resultando herido de
    gravedad y librándose de perecer en la matanza horrorosa
    que hizo el feroz mulato General Otamendi en los
    heridos".

    En la obra de Francisco Ignacio Salazar, encontramos el
    parte de la Batalla de Miñarica dirigido por el General
    Flores al Excelentísimo señor Vicente Rocafuerte,
    Jefe Supremo del Guayas.- "Tengo el honor de participara V.E. que
    hoy a las cuatro de la tarde, han reportado nuestras armas una
    victoria espléndida en los campos de
    Miñarica… Más ellos, que sólo
    respiraban venganza y sangre, atribuyeron a debilidad nuestra
    repugnancia a combatir, y se pulieron en marcha desde Ambato
    hacia nuestro campo para obligarnos a aceptar la batalla. Yo, que
    no la rehusaba por temor, sino por amor a la humanidad,
    elegí la colina de Miñarica, como un terreno a
    propósito para maniobrar con suceso contra un enemigo que
    era casi tres veces mayor en fuerza numérica, y que
    además reunía las ventajas de mi ponderada
    artillería y de la excelencia de sus caballos…
    (Viene aquí el relato del desarrollo del encuentro
    bélico, con muchos conocimientos militares y al final las
    recomendaciones)….. "Creo de mi deber recomendar a la
    consideración del gobierno y al respeto de todos los
    valientes, la intrepidez del General Wright, el arrojo del
    General Otamendi, la bizarría del General Morales, segundo
    jefe del ejército, y del General Guerra, Jefe del Estado
    Mayor General… siguen las recomendaciones hasta el
    personal subalterno". Y para no dilatarnos en recomendaciones
    debidas, diré francamente: que desde el primer Jefe hasta
    el último subalterno, y hasta el último soldado,
    han tenido un comportamiento igual, porque no ha habido ni un
    solo individúo del ejército que no se haya
    precipitado con arrojo sobre las columnas enemigas…… "Juan
    José Flores".

    En tanto que el Teniente de Fragata Úraga mal
    herido y derrotado regresó a Guayaquil y el 20 de junio de
    1836 recibió su retiro con el mismo grado, pues no
    logró calificarse para el ascenso.

    Luego de transcurrir varios años dedicado a
    actividades particulares, interviene en la Revolución del
    6 de Marzo de 1845, y el día siguiente, el día 07
    de Marzo, por su activa participación es ascendido a
    Teniente de Navío efectivo; y el 30 de Marzo del mismo
    año, "después de los sangrientos encuentros de la
    hacienda "La Elvira", propiedad de Juan José Flores,
    ubicada en la población de Bodegas, actual Babahoyo, en
    los que se portó con el valor y serenidad que le
    distinguían", es ascendido a Capitán de Fragata
    efectivo.

    Dice Francisco Ignacio Salazar en el opúsculo
    antes citado que en la época de los "Chihuahuas" la
    situación del país era demasiado critica; las
    "cosas no iban nada bien en Guayaquil ni tampoco en
    Manabí; esta provincia fue quizá de las más
    mal libradas del Estado a causa de la guerra". "Los males no
    vienen solos, se dice comúnmente, y lo que sucede al
    individuo, acontece también a la colectividad, a las
    naciones". A los desastres de la guerra de 1830 (muchos muertos y
    heridos) se agregó en el Litoral el desarrollo de la
    enfermedad conocida con el nombre de fiebre amarilla, la cual,
    únicamente en Guayaquil, hubo mes en que causase la
    defunción de 315 personal, y día en que ocasionara
    el fallecimiento de 23; número de alarmante
    significación para una ciudad que, por entonces se ha
    calculado, no pasaba de 12.000 habitantes. Para las poblaciones
    costaneras y serraniegas, es decir para el Estado entero, a esa
    catástrofe y a la guerra se agregaba el temor general al
    cólera morbo, que habiendo aparecido entonces en Europa,
    especialmente en España y Portugal, se extendió
    luego a Jamaica y Santo Domingo.

    La prensa ecuatoriana manifestaba el peligro e indicaba
    los medios conocidos para prevenir el mal, cuáles eran el
    alimento sano y arreglado (que escaseaba por la guerra), aseo
    sumo de los vestidos y hogares…. pero no dejaba de angustiar
    los ánimos los atroces desastres causados por el flagelo
    en el Estado de Yucatán, México, que quedó
    casi despoblado, y la capital de República sólo
    hasta el 04 de Agosto de 1834 había perdido 11.000
    personas."

    El General Úraga logró escapar de la
    fiebre amarilla, de cólera morbo y de la muerte causada
    por heridas en combate cuerpo a cuerpo.

    Siguió pues en servicio activo y el 22 de
    noviembre de 1840, el Gobierno del Presidente Vicente
    Ramón Roca Rodríguez lo ascendió a
    Capitán de Navío, con cuyo grado sirvió
    hasta el 8 de Setiembre de 1851, en que le concedieron letras de
    retiro.

    Con el General José María Urvina en el
    Poder, éste reincorpora al servicio activo de las armas a
    su compañero de Escuela Náutica Juan Manuel
    Úraga, con fecha 10 de abril de 1852 con su mismo grado.
    Terminado el periodo presidencial de Urvina, llegó a Poder
    el General Francisco Robles García, otro compañero
    de la Escuela Náutica, quien le concedía sus letras
    de retiro el 30 de julio de 1850.

    En vista de la ocupación de Guayaquil por los
    peruanos del Mariscal Castilla, el Tratado de Mapasingue entre el
    General Guillermo Franco y Castila, las politiquerías de
    todo orden, inclusive el afán de anexar Guayaquil al
    Perú, todo esto entre fines de 1859 y comienzos de 1860,
    el acercamiento del ejército de García Moreno,
    comandado por el General Juan José Flores (dice Alfredo
    Pareja Diez Canseco en su Historia) provocaron el regreso de
    Castilla y sus tropas al Perú, y como muchos retirados el
    Capitán de Navío Juan M. Úraga fue llamado a
    servicio el 23 de febrero de 1960. Ejercía el Poder en
    Quito una Junta de Gobierno; García Moreno era Director de
    Guerra: con el General Flores y su ejército se vino a
    Guayaquil que continuaba en poder del General Franco, a quien
    derrotaron, tomándose la ciudad el día de las
    Mercedes, 24 de Septiembre de 1860, cuenta Manuel Gálvez
    en su "Vida de García Moreno", que éste
    sobornó a uno de los Jefes que acompañaban al
    General Franco, el Coronel Pedro Pablo Echeverría, que
    comandaba uno de los pasos del Salado, ofreciéndole el
    ascenso y tres mil pesos, los cuales el antedicho Coronel vino a
    cobrar el día de la Victoria, encontrando a García
    Moreno en la Gobernación. García Moreno se sienta y
    firma una orden para que el Tesoro pague esos dineros.
    Echeverría pregunta por el ascenso. iNunca¡ le
    contesta García Moreno "la traición se paga, pero
    no se premia".

    Aparentemente terminadas las luchas, se reúne la
    Convención y el 10 de marzo de 1861 elige Presidente a
    García Moreno.

    Úraga siguió en servicio naval hasta junio
    de 1863, pero regresa el 9 de Septiembre del mismo año
    hasta el 7 de noviembre de 1864. Rehabilitado en junio de 1863
    por García Moreno le da el comando del buque inglés
    "Talca" que el Dictador ha tomado para combatir a la escuadrilla
    de Urvina y otros conjurados, es la cuarta revolución
    encabezada por Urvina, a la cual derrotan en
    Jambelí.

    Úraga siguió en servicio activo en la
    naval hasta recibir el 2 de Octubre del mismo año la
    efectividad de Capitán de Navío (probablemente no
    había habido la vacante hasta esa fecha),
    retirándose, para ser llamado de nuevo al servicio el 28
    de diciembre de 1866 y, es hasta el 24 de mayo de 1869, en que
    fue ascendido a General de Brigada.

    Efectivamente, "cuando estalló es Guayaquil la
    revolución del 11 de Marzo de 1869 acaudillada por el
    General José de Veintemilla, Úraga siendo
    todavía Coronel sostuvo el orden
    constitucional.

    Según el historiador J. J. Pino de Icaza, nos
    dice: "la noche del 18 al 19 de marzo de 1869, Veintemilla se
    proclamaba con el Regimiento de Artillería, y se instalaba
    en la Comandancia, anexa al Cuartel, (actual calle 9 de Octubre y
    Escobedo, frente al edificio del diario "El Universo". Una hora
    después los Jefes de las fuerzas de la plaza eran
    apresados en la fiesta del onomástico del Canónigo
    José Aragundi, prohombre de la política
    conservadora. Entre otros jefes estaban el General Manuel
    Yépez y el Coronel Ávila con otros distinguidos
    oficiales. Intimada la prisión el General Yépez,
    saltando por uno de los corredores se arrojó a la calle.
    Por desgracia suya, se lisió la pierna. Así
    lesionado, se arrastró hasta la vecindad, desde la cual
    hizo saber a su esposa doña Margarita Ribadeneyra, la
    situación en que se hallaba. Doña Margarita era de
    bragas y no sólo de fuste.

    No bien amanecía, el Batallón No. 1
    situado en Ciudad Vieja, al lado de Santo Domingo, era sacado a
    la calle por la valiente quiteña, quien lo entregaba luego
    al Coronel Úraga, Jefe de Resguardo (posiblemente
    Capitán del Puerto) el cual asumía la Jefatura
    Militar, con los Comandantes José M. Quiroz y Antonio
    José de Sucre (pariente del Mariscal) como Ayudantes. Y
    empezaba el combate. En tanto un pelotón de tropa dirigido
    por el mismo General Veintemilla capturaba al General Secundino
    Darquea, Comandante de Armas de la Plaza y lo encerraba en una
    habitación de la misma Comandancia que, como hemos dicho,
    estaba ubicado en 9 de octubre y Escobedo (esquina).

    Las balas se incrustaban en el edificio y Darquea
    maniatado en una silla le dice al General Veintemilla que lo
    salve. Efectivamente lo transportan con silla y todo al interior
    del edificio. En ese instante se oyen gritos de triunfo en la
    calle, asomándose por una garita el General Veintemilla,
    justo en el momento que estalla un proyectil que termina con la
    vida del General revoltoso. Minutos después se inclinan
    sobre su cadáver el Comandante Sucre, el Comandante
    Quiroz, el doctor Pacheco, quien lo declara muerto, y el General
    Darquea, que ya está libre. Ha sido debelada la
    revolución por Úraga, quien por eso recibe su
    ascenso a General. Era valiente. Pino de Icaza,
    homologándolo al héroe francés Bayardo, dice
    que "era un caballero sin miedo y sin tacha".

    En proclamas de García Moreno leemos lo
    siguiente, a este propósito: Gabriel García Moreno,
    Presidente Interino del Ecuador, a sus Conciudadanos.
    Ecuatorianos ¡Gloria y bendición al Dios de los
    Ejércitos, y loor y gratitud al heroísmo de los
    Generales Darquea, y Úraga, del Coronel José
    María Quiroz, de los Comandante Navarrete, Quesada, Sucre,
    Palacios, y en una palabra, a todos los oficiales, soldados,
    empleados civiles, y de Policía que triunfaron de los
    criminales… Quito, Marzo 24 de 1869. G. Moreno.
    Desempeño el General Úraga los cargos de
    Capitán de Puerto, Jefe General de Policía,
    Comandante de Armas y otros en esta ciudad de Guayaquil.
    Alcanzó "merecida reputación por su arrojo, por su
    valor sereno y su pericia militar".

    Conclusiones

    1.- El Presidente de la República Gabriel
    García Moreno tan inconstante, después de varios
    honores y alabanzas, dio oídos a intrigas palaciegas y
    mantuvo a Úraga incomunicado en Quito.

    1871, efectivamente el General Úraga estaba en la
    culminación de su poder, pues fungía de Comandante
    de Armas de la Plaza de Guayaquil. En base a comentarios de
    origen conservador dice, Roberto Andrade en su obra "Seis de
    agosto", que el General Úraga, Jefe de la Plaza de
    Guayaquil había sido comprometido por el General Guillermo
    Franco, expatriado en Lima desde 1800, para intentar un golpe de
    cuartel en el Puerto. Lo repite el historiador Le Gohuir y Rodas
    S. J., nos indica Pino de Icaza que ambos historiadores
    están errados: esta conspiración marcista "no
    llegó siquiera a oídos del General Úraga,
    víctima inocente de una burda intriga de pretorio, sino
    cuando produjo los frutos de muerte, que le envenenaron el alma
    con los rumores de la incomprensión y de la duda". "Muchos
    y conspicuos elementos entraban en la conspiración…
    hombres de la talla de Francisco X. Aguirre Abad, Francisco de P.
    Icaza, Teodoro Maldonado, Toribio Robles en Guayaquil; en Cuenca,
    Borreros, Arízagas, Malos, Cuevas, Torales y Corderos. Los
    radicales expatriados Pedro Moncayo, Miguel Riofrio, Juan
    Montalvo, y era Úraga, el soldado de más noble y
    firme confianza para el Presidente García
    Moreno".

    "Pero la conspiración se delató por si
    misma… La ocasión la dio un baile en la mansión
    de la familia Rangel, cuyos saraos eran de gran fama en la
    sociedad de aquel entonces… allí se le ocurrió en
    mala hora, al Comandante Guillermo Franco, hijo del proscrito
    General de su mismo nombre, reunir en una estancia apartada a los
    entusiastas conjurados… Poca prudencia hubo en ello, y menos
    todavía, cuando Franco, sacando de su bolsillo, un
    pañuelo blanco de guardas azules, anunció con voz
    estentórea:

    "Antes de poco, flamearán de nuevo al viento,
    estos amados colores, y la bandera de Marzo (parecida a la de
    Octubre) volverá a ser, el pabellón de la
    República''. Y como no faltara alguno que le objetara que
    no sería tan hacedera la cosa, puesto que al frente de los
    numerosos batallones, que el Gobierno mantenía en
    Guayaquil, se hallaba el General Juan Manuel Úraga… el
    soldado más leal y el hombre más enérgico en
    aquel quinquenio de robustas personalidades".

    Ante esto, Franco respondió: "Úraga es
    ante todo y sobre todo un buen guayaquileño y jamás
    hará armas contra sus conciudadanos". Y vacilando un poco,
    por la mentira que iba a oír de sus labios:
    "Además, tengo su palabra en este asunto. Úraga es
    nuestro"…

    Esta ligereza imperdonable fue producto de las
    libaciones. Se conoció el chisme en los círculos
    militares y como no hay peor enemigo que el de tu oficio, la
    intriga llegó al Poder Ejecutivo, pese a que la revuelta
    fue aplastada por las oportunas medidas del General Úraga.
    Pocos días después el General Úraga sentado
    en el despacho de la Comandancia de Armas, ubicada en el lugar
    antes citado, recibió intempestivamente la visita del
    Presidente García Moreno, quién cuadrándose
    militarmente lo saludó. Inmediatamente le dijo: Soy
    portador de una orden verbal del señor Presidente, quien
    ruega a Ud. pasar a entrevistarse con S.E., en la cámara
    principal del vapor "San Pablo" (que hacía la
    navegación Babahoyo – Guayaquil) que acababa de acoderar
    al muelle". ¿Cómo, S. E., se halla en el Puerto?
    Contesta Martínez: Cuestión de minutos. El
    señor Presidente viene de Babahoyo. Salimos hace tres
    días de Quito en diligencia gracias a la carretera. Tan
    sólo la etapa Guaranda – Babahoyo hemos tenido que
    cubrirla a caballo. Y el otro objetó de viaje tan
    precipitado? interroga Úraga. Contesta Martínez:
    Ignoro todo cuanto a él se refiere.

    2.- A bordo del "San Pablo", ante, la presencia
    de García Moreno, luego de los saludos de rigor.
    "General", le dice, "sin pérdida de minuto debe Ud.
    trasladarse a Babahoyo. El vapor tiene aún prendidas las
    máquinas con tal objeto. Aquí tiene Ud.
    instrucciones reservadas, poniéndole en las manos un sobre
    oficial, y por ningún caso debo Ud. abrirlo antes de
    llegar a Bodegas", Yo asumo desde este momento la Comandancia de
    Armas, en mi carácter, reconocido por la Convención
    de 1869, de General en Jefe del Ejército. Y
    añadió, enigmático: Secreto de Estado, mi
    querido General… no me guarde rencor por este rapto… y
    parta… los minutos son preciosos.

    Úraga, soldado de raza y vocación,
    saludó militarmente y partió.

    Seis horas después arribaba a Bodegas,
    reconstruida recientemente después del pavoroso incendio
    que la devorara en la orilla opuesta (Barreiro).

    A lo largo del muelle una escolta de soldados. En el
    centro un oficial y dos caballos. Úraga rompió
    rápidamente el sobre y leyó: Se ordena al General
    Juan Manuel Úraga darse preso al Jefe de la Escolta que
    está a la vista, el que debía responder por su
    presa, hasta el arribo a la Capital.

    Seis días después las puertas del
    Panóptico se habrían para dar paso al héroe
    de San José, cubierto de polvo y barro, pero con el
    contingente altivo de sus mejores horas.

    García Moreno hacía saber al General
    Úraga que tendría por sitio de prisión el
    perímetro de la ciudad de Quito.

    Mal pago el que las intrigas palacianas y las envidias
    pretorianas daban a la lealtad y a la nobleza y generosidad de un
    marino de verdad.

    Dos años largos duró su confinamiento y al
    finalizar 1873, ya se tramaba en Quito una nueva
    revolución, con el fin de eliminar a García Moreno,
    para cuyo fin fue invitado Úraga, el cual contestó:
    "A la Revolución? Marchemos de inmediato". "A asesinarlo?
    Jamás" Y como se le argumentara de que vivo el Dictador
    nadie osaría hacer revolución contestó: "Yo
    no le tengo miedo al cuco".

    Su confinamiento ha terminado. Ya está de regreso
    en Guayaquil, para el 6 de Agosto de 1875, asesinato de
    García Moreno. Dicen que José Solís y el
    Comandante Campuzano le escribieron invitándolo a tomar
    parte, pero según consta en el proceso él no quiso
    siquiera recibirlas. De todas maneras es un secreto que se
    llevó a la tumba. Falleció el 29 de Marzo de 1904,
    a la edad de 90 años.

    En el diario "El Telégrafo" de Guayaquil,
    apareció la nota necrológica: "Obedeciendo a la
    inflexible, a la invariable ley de la naturaleza, según la
    cual nada es eterno y todo tiene que desaparecer, ha llegado a su
    término la existencia de uno de aquellos viejos veteranos,
    el General Juan Manuel Úraga, que nos quedaban como
    reliquias de otros tiempos, como recuerdos vivientes de las
    luchas de otras épocas. Los lidiadores que no cayeron en
    los campos de batalla y se conservaron mientras se levantaba una
    nueva generación, van rindiendo la jornada; van muriendo
    para pasar a vivir en las páginas de la Historia y en el
    corazón de sus conciudadanos. Hoy le ha tocado su vez al
    General Don Juan Manuel Úraga, anciano respetable que
    llego paso a paso, a la tumba, esperando tranquilo una muerte a
    la que desafió en tantas y tan brillantes ocasiones, y le
    respetó en los sangrientos campos de "Miñarica"
    (población cercana a la ciudad de Ambato) y de la Hacienda
    "La Elvira". Pero donde una existencia se acaba, una nueva
    existencia comienza: La primera es efímera, pero si fue
    útil y benéfica, hace que la segunda sea perdurable
    y tenga su mejor monumento en la Historia; en ella pasan a vivir
    los que mueren después de haber servido como buenos a la
    sociedad y a la Patria".

     

     

    Autor:

    Luis Pacheco

    2014

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