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Corrientes historiograficas. Desde el surgimiento del historicismo a la actualidad




Enviado por gabriel avalos



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Surgimiento del paradigma
    tradicional
  3. Resquebrajamiento del paradigma
    historicista
  4. Surgimiento y consolidación de
    Annales
  5. Surgimiento de la Historia Social
    Británica
  6. Historia cuantitativa
  7. ¿Agotamiento o maduración de
    historia de mentalidades?
  8. El
    influjo de la postmodernidad
  9. Postmodernidad y lenguaje
  10. Historia intelectual
  11. Algunas conclusiones
  12. Rumbo
    hacia algunas consideraciones finales
  13. Bibliografía

Introducción

Existe desde la antigüedad un interés por
escribir la historia cuyo principal objetivo era dejar plasmado
los hechos y así evitar que caigan en el olvido. Los
principales autores que se preocuparon por esta finalidad fueron
Heródoto y Tucídides. Pero si bien dicha
metodología no fue uniforme a lo largo de los siglos
debidoa que tuvo que transitar un largo y complejo proceso, en el
cual, por un lado, se mimetizó con los mitos y la
poesía y, por el otro, intentó separarse de las
mismas, en el presente trabajo se intentará dar cuenta de
las diferentes corrientes historiográficas que se
sucedieron a lo largo del siglo XX y de los cambios y
permanencias que ellas introdujeron en el quehacer
historiográfico.

Surgimiento del
paradigma tradicional

A mediados del siglo XIX se va a dar una profunda
diferenciación entre la historia y la literatura. La
persona que lleva a cabo dicha ruptura es el filólogo e
historiador alemán Leopold Von Ranke. Podemos mencionar
que su motor había sido ganar espacios para la
enseñanza de la historia en las Universidades y que su
principal preocupación fue establecer una frontera
disciplinar entre lo que es ficción de lo que es un relato
verdadero[1]Sin embargo, pese al límite
entre las disciplinas,toma de la literatura a la narrativa como
herramienta fundamental, es decir, en su modelo de ciencia
histórica el buen relato, a través de la
narración, va a tener un peso importante.

Otro eje del historicismo era el tiempo
unidireccional,que iba en una sola dirección y en
constante progreso. A esa unidirección se le suma la
relevanciadel tiempo corto, es decir del acontecimiento,
primordialmente de dimensiónpolítica, por ejemplo
los estudios de grandes hombres y las relaciones tanto
diplomáticas como bélicas entre diferentes
Estados.

Dentro de la definición de la historia como
disciplinaRankeademáspropuso la concepción
científica de la misma,tratando de enunciar leyes
generales, la cual se caracteriza por una investigación
objetiva, que rechaza todo juicio de valor y que se encuentra
estrechamente vinculada al método de la
críticafilológica[2]porque hay que
recordar que solo tomaba como única fuentes valederas a
los documentos escritos que se encontraban en los archivos
oficiales.

La mencionada corriente historiográfica se fue
transformando en una hegemonía académica y a partir
de ella sentó las reglas de cómo hacer la historia.
Esta idea se puede ver reflejada en la siguiente cita:

"La institucionalización de la
historiografía y su transformación en ciencia se
impone muy rápidamente en el mundo germano hablante
después de 1848, y en otros países después
de 1870 (…). En el proceso de formación de la
disciplina científica, la universidad alemana
servía de modelo y ejemplo para la crítica
científica (…). A medida que la
profesionalización de la disciplina "historia" prospera,
las instituciones y prácticas de la investigación
alemana son imitadas. Ya en la primera mitad del siglo XIX
surgieron empresas similares en Francia e Inglaterra, y antes
incluso en Italia."[3]

Sin embargo, lo mencionado no significa que era la
única manera de escribir la historia sino que al
monopolizar de a poco el ámbito académico y
disciplinar fue borrando las alternativas de hacer
historia[4]

Resquebrajamiento
del paradigma historicista

Como mencioné anteriormente en la segunda mitad
del siglo XIX la historia se consolidó como una
disciplinacientífica diferenciada dentro de las ciencias
sociales, con métodos específicos y la creencia de
poder acceder al conocimiento del pasado en términos
objetivos. Esto devino en la profesionalización de la
historia. Sin embargo, a fines del mismo siglo, mejor dicho en
los primeros años del siglo XX, éste panoramaentra
en un proceso de cuestionamientorespecto de la aplicación
del modelo para explicar el pasado, es decir, comienza a haber un
agotamiento de los viejos procedimientos y de sus rigurosos
métodos de objetividad
científica[5]En países como Estados
Unidos, Francia y hasta en la misma Alemania comienzan los
primeros cuestionamientos al historicismoNo obstante, esto era lo
único que tenían en común, la
convicción de ampliar el objeto de la
historia[6]ya que no existía todavía
un modelo homogéneo que sirviera como alternativa al
historicismo.

La primera controversia surge en Alemania, hacia 1891,
con la obra de Karl Lamprecht Historia Alemana, en la
cual cuestionaba dos principios fundamentales del paradigma
establecido: el papel central del Estado en la exposición
histórica y la narración referida a las
personas[7]Centralmente oponía la historia
política, que solo era una historia de individuos, a la
historia cultural o económica porque lo que le interesaba
era la unión de las estructuras sociales,
económicas y políticas con los modos de pensar y
comportarse de una determinada
región[8]Pero el modelo estaba tan
arraigado en el país, tanto en las universidades y en la
enseñanza media como en el plano político e
ideológico, que dicha crítica arrojo como resultado
la obstaculización de nuevos enfoques dentro de la
disciplina histórica. En cambio, en Estados Unidos el
panorama fue diferente debido a que el interés por
escribir una Nueva Historia (New History)
respondía a la necesidad de explicar la historia para una
sociedad democrática moderna, ya que las exigencias
científicas y sociales así lo requerían. En
lo que se refiere al plano historiográfico se buscaba un
enfoque amplio que abarcara a toda la población a
diferencia de cómo se estaba entonces limitado al estado y
a las protagonistas del mismo[9]Los principales
representantes de esta corriente fueron Frederick J. Turner y
James H. Robinson. En este punto,cabe destacar, por un lado, una
similitud tanto entre estos autores y Lamprecht porque
seguían manteniendo la idea del historicismo
clásico acerca de entender a la historia como una ciencia
objetiva, cuya coherencia era aportada por el tiempo lineal, el
cual a su vez hacia posible abordarla de forma científica.
Por otro lado, si bien impulsaban a la historia como una ciencia
interdisciplinar incipiente lo abordaban de diferente manera, por
ejemplo Lamprecht la entendía de una manera similar a la
de Durkheim y Simiand en Francia, es decir, una relación
más sistemática (como se verá en las
páginas siguientes), en cambio los nuevos historiadores se
alejaban de esta mirada y veían a la relación entre
la historia y las ciencias sociales de una forma más
relajada en la cual éstas últimas debían
ofrecer posibles modelos de explicación y no convertir a
la ciencia histórica en una ciencia social
sistemática[10]

En lo que se refiere a Francia la renovación se
organiza, como sostiene Revel, alrededor de una
proposición central: sacar a la historia de su aislamiento
disciplinario[11]

Dicha frase puede relacionarse, a mí entender,
con la siguiente cita:

"La progresiva profesionalización de las
diferentes disciplinas, aceleradas durante el último
tercio del siglo XIX en Francia y Alemania, afectó de modo
diverso a cada una de ellas. La reforma universitaria llevada a
cabo durante la Tercera República en Francia no se detuvo
en la reorganización de las disciplinas enseñadas
tradicionalmente en las facultades. También se
preocupó por introducir nuevas disciplinas, especialmente
las ciencias sociales que, en la época de entresiglos,
estaban teniendo tanta aceptación. La geografía
había encontrado rápidamente unas formas eficaces
de institucionalización académica. La
economía política empezaba a ser una disciplina
independiente en las Facultades de Derecho. La psicología
permanecía dividida entre las Facultades de Literatura y
Medicina (…). Más o menos consolidadas, todas estas
disciplinas sociales no nucleares, tenían su espacio en el
mundo académico."[12]

Entonces, esto significa que la historia necesita
ponerse a tono con las renovaciones de las ciencias sociales. Y
dicha renovación es impulsada desde la sociología,
que a pesar de su progresivo prestigio como unificadora de las
ciencias sociales no tiene el reconocimiento merecido, un ejemplo
de ello es que su enseñanza estaba repartida entre las
facultades de Literatura y las de Derecho. Frente a esta carencia
de anclaje institucional revistas como
L"Annéesociologique de Durkheim (1898), Revue
de synthésehistorique
de Henri Berr (1900) y
Annales de"histoireéconomique et sociale de Bloch
y Febvre (1929) van a suplir las funciones que les
correspondería a las Universidades o Centros de
Investigación[13]Por lo tanto, la
sociología necesita de la historia el papel de laboratorio
empírico para verificar las hipótesis que se
llevana cabo desde la abstracción. En consecuencia, se
puede ver como hay una cuestión de necesidad y no tanto de
solidaridad.

En este contexto surge la obra, en 1903, de
François Simiand (discípulo de Durkheim) denominada
"Méthodehistorique et sciencesociale", en
respuesta critica a la Escuela Metódica Historizante y
dentro de ella a la obra La
méthodehistoriqueappliquéeauxscience sociales
,
publicada en 1901, de Charles Seignobos (quien excluía a
la disciplina histórica de posibles diálogos con
otras ciencias). Según esta escuela, acorde a las reglas
de la crítica erudita, su tareaesencial era establecer los
hechos, cuyo sentido estaba dado por sí mismo. Por lo
tanto, cada hecho era una unidad suficiente capaz de ordenarse
dentro de un relato objetivo, el cual solo sería visible a
través de la tarea del historiador. Sin embargo, para
Simiand éstas técnicas críticas no
definían de ninguna manera una ciencia histórica,
sino que eran solo un método de conocimiento. Para
él, la conformación de una verdadera ciencia social
tenía que pasar por nuevas exigencias conceptuales,
principalmente por la formulación de hipótesis que
debían ser comprobadas. Aquí, el hecho aislado
per se no significaba nada, sino que debía
integrarse en series que permitan establecer relaciones y/o
comparaciones entre sí, de modo que se pueda estudiar las
variaciones de los mismos[14]

Evidentemente, el sociólogo francés
está criticando los denominados tres ídolos del
historicismo: el político, que reconstruía una
historia unidimensional, basándose en temas
políticos; el individual, que dentro de esa historia
netamente política se centraba en aspectos individuales,
rescatando, entre otros, a grandes hombres y sus relaciones con
el Estado; y por último, el cronológico en
referenciaa su única dirección.

Es por eso que la obra de Simiand es un punto de
inflexión respecto de la tradición
historiográfica del momento, porque la misma plantea
nuevas exigencias conceptualesasí como también la
idea de unificación de las ciencias sociales.

Surgimiento y
consolidación de Annales

Primera Generación

Casi tres décadas después (1929), con la
revistaAnnales de"histoireéconomique et sociale,
dirigidas por Marc Bloch y LucienFebvre, se crea el movimiento
denominado Annales. Para la misma se evoca a las
relaciones entre la historia y las ciencias sociales tal como lo
había propuesto Simiand. En este sentido, tanto para Bloch
como para Febvre se debía unificar no sólo el campo
de la investigación histórica sino el de las
ciencias sociales en su totalidad[15].Sin embargo,
no lo hacen ni bajo los términos ni con el sentido que los
sociólogos lo habían planteado una
generación anterior, es decir, la nueva corriente
historiográfica se aleja de toda construcción
teórica tal cual la proponía el modelo
durkheimiano[16]Aquí es interesante
destacar el hecho de que la unidad de los durkheimianos era
definida como una unidad de método para producir objetos
de estudios.En cambio, Annales propone una historia sin
fronteras, basada en la interdisciplinariedad e incluso influidas
por otras disciplinas, en donde lo que importa es el objeto y no
el método. De esta manera, obvia la parte de generar
modelos explicativos para tomarlos prestados de otras
ciencias.

Respecto al proyecto de desdibujar lasbarreras entre las
disciplinassociales se puedeobservar con mayor nitidez en el
nombre que eligen para la revista: historia económica
y social,
y en el hecho que varios de sus colaboradores se
encuentran más allá del círculo de los
historiadores.

Para separarse del paradigma tradicional,
Annales, introduce la historia-problema, es decir,
partir desde una problemática y abordarla combinando
disciplinas como la geografía, la economía y la
sociología, entre otras, para llevar a cabo una historia
total que abarque, analice y explique los procesos
históricos en contraste de la historia que narraba y
describía acontecimientos políticos e
individuales.También superan la idea del tiempo
unidimensional y unidireccional (estos últimos dos puntos
serán retomados en la fase braudeliana). En función
de la historia total se amplía la noción de fuente
ya que no solo se toman las fuentes escritas oficiales sino
además mapas, diarios de viajeros, pinturas,
etc..

A pesar de las mencionadas innovaciones, hay un punto
que no se discute: el carácter científico de la
historia.Así y todo, la innovación y
renovación historiográfica no fue una
cuestión ideada por el nuevo grupo de historiadores, sino
más bien un proceso que se fue gestando a principios del
siglo XX, en el cual se incluyen proyectos u aportes de otros
intelectuales, como por ejemplo los mencionados anteriormente,
Lamprecht, Simiand, Durkheim, y otros que influyen en la
iniciativa de Bloch y Febvre: Henri Pirenne y Henri Berr. De
hecho, éste, en cierto sentido, es el que más
influye dado que había intentado llevar a cabo un proyecto
similar en el cual participaban los dos historiadores franceses,
pero carecía de legitimidad académica, componente
que sí puede considerarse obra de
Annales[17]Pese a lo indicado no se trata de
quitarles importancia al cambio radical impuesto a fines de la
década del "20 sino de mostrar el influjo que actuó
en el mismo y además dejar ver que no es casualidad que se
toquen en la agenda analista los tres ejes del historicismo
tradicional atacados por Simiand: el político, el
individual y el cronológico.

Segunda Generación

En la década del "30 si bien se sigue ganando
terreno en la institucionalización de la
historiografía annalista, el grupo se disemina en
diferentes Universidades y centros de investigación, hasta
que Bloch es apresado y fusilado por los alemanes en 1944 dejando
como único referente a Febvre. El mismo establece una
firme relación con Fernand Braudel, quien será el
único líder del movimiento. Los principales aportes
que éste introduce en Annales gira en torno a: la
descomposición del tiempo en tres dimensiones y la
profunda interdisciplinariedad que se lleva a cabo enel periodo
denominado estructuralismo braudeliano.

Respecto al primer punto, si bien en la
generación fundacional se pone en agenda la crítica
del tiempo unidimensional alegando que los estudios deben
abordarse en la larga duración, frente a la historia
acontecimental, Braudel es el encargado de ponerlo en
práctica e incluso de ir
másalládescomponiendo el tiempo en tres dimensiones
y conceptualizándolo: la estructura (tiempo
largo), la coyuntura (tiempo medio) y el
acontecimiento (tiempo corto). De esta manera, Braudel
demuestra que el tiempo se mueve a diferentes velocidades, en
donde hay un tiempo geográfico, un tiempo social y un
tiempo individual que se relacionan con el tiempo de larga, media
y corta duración[18]En esta
demostración también argumenta que aunque los
trabajos deben centrarse en ladimensión estructural no
deben dejarse de lado la historia de los acontecimientos, que si
bien es la parte más rica también es la más
superficial[19]

Dichas cuestiones las pone en práctica en su
monumental obra El Mediterráneo y el mundo
mediterráneo en la época de Felipe
II
[20]publicada por primera vez en 1949.
Allí resalta las articulaciones recién mencionadas,
inclusive aporta otra innovación que es la de tomar como
punto de partida a la estructura, es decir, divide a su obra en
tres partes con enfoques diferentes: la primera tiene que ver con
el tiempo geográfico, allí describe la
región marcando que el cambio es lento y casi
imperceptible; la segunda con las coyunturas tanto
económicas como sociales y la tercera con la parte mas
tradicional de los acontecimientos, donde menciona a los
principales personajes históricos y sus campañas
políticas.

Aquí es donde cobra relevancia el otro punto a
destacar: la interdisciplinariedad. Ello se debe a que Braudel
profundiza los diálogos con las otras disciplinas
sociales, en especial con la geografía y la
economía[21]para llevar a cabo su
ambición, heredada de la generación anterior, de
realizar una historia totalizadora[22]que integre
lo ambiental, lo económico, lo social, lo político
y lo cultural para emprender la relación tiempo y
espacio.

Para divulgar y extender su proyecto alienta el proceso
de institucionalización instalando becas y oportunidades
en diferentes Universidadeseuropeas. Objetivo que alcanza a
medias, si se quiere, ya que si bien el estructuralismo tiene
vigencia durante varios años y logra instalar la
monografía como estilo annalista, basada en el estudio de
la larga duración[23]e influye directamente
en varios países del mundo a lo largo del siglo XX, no
llega a imponer un modelo equivalente al imperialismo del
paradigma tradicional.

Esbozo de la Tercera Generación

Hacia la década de los "60 y "70 se da otro
cambio generacional que, en cierto sentido, se apropia de la
agenda braudeliana. Por un lado, algunos trabajos se siguen
realizando en estructura monográfica, con introducciones
geográficas, y por el otro, se sigue manteniendo la idea
del edificio braudeliano de los tres pisos. Sin embargo,
también se dejan de lado las rígidas estructuras
sociales que primaron en la etapa anterior.O sea, se sigue
aspirando a la historia total, pero ya no en la clave que
proponía Braudel sino desde otra perspectiva.

No obstante, esto no significa que se dejaron de lado
algunas dimensiones sino que la principal preocupación es
la historia cultural, en donde no importa tanto el individuo sino
la cosmovisión de la sociedad (esta es una de las
cuestiones por la cual han de llamarse historia de las
mentalidades).
Para ello se puede ver que hay un influjo de
métodos cuantitativos pero que de ninguna manera
representa una historia económica. Dicho tema será
retomado en un apartado acerca de la historia cuantitativa en su
versión serial.

Por último, quisiera referirme a la
dicotomía que existe acerca si Annales es o no un
paradigma. Según Burke, en1929 Bloch y Febvre llevan a
cabo una revolución historiográfica por romper
definitivamente con el paradigma tradicional. En este aspecto, a
mi entender, la idea no es del todo errada (ni del todo acertada)
ya que si bien a lo largo del siglo XX se manifiestan cierta
desconfianza respecto de los abordajes históricos que se
corresponden en cada contexto, no se vuelve a pensar en el modelo
historicista alemán de Ranke o el francés de
Langlois y Seignobos[24]Sin embargo, eso no
deviene en la sustitución e implantación de un
paradigma annalista (aunque Braudel así lo deseaba). No
obstante, esta idea no quita la enorme influencia que tuvieron en
el plano internacional. A lo que me refiero es que no fue un
modelo a seguir tal como lo fue el historicismo alemán. Si
bien es cierto que existe una continuidad a lo largo de las
generaciones, por ejemplo la idea de apartarse de los postulados
teóricos, en donde también hay disgregaciones en
cuanto a los enfoques[25]Por eso, me resulta
másafín la idea de Revel acerca que
Annales es una estrategia, un movimiento y no un
paradigma con una doctrina compacta[26]Sino
más bien el colorario de un proceso que se inicia 30
años antes y del cual no sólo formaron parte sino
que terminan dándole forma propia combinando la
aspiración al rigor científico con la
aspiración a la historia global mediante la tarea del
historiador como punto de conexión.

Surgimiento de la
Historia Social Británica

Luego de concluida la Segunda Guerra Mundial en
Inglaterra surge una renovación historiográfica,
basada en ideales marxistas denominada neomarxismo o Historia
Social Británica. Su hito inaugural es la fundación
de la revista Past and Present[27]en 1952
de la mano de E.P. Thompson.

De manera similar a lo ocurrido en Francia, los
historiadores marxistas van a cuestionar al historicismo su
historia enfocada, principalmente, en individuos y
acontecimientos. Por lo que se van a centrar en cuestiones
dejadas de lado por el paradigma tradicional, especialmente temas
que estén ligados a la teoría marxista, como por
ejemplo la lucha de clases, la industrialización de
Inglaterra y los modos de producción.

Es necesario destacar que Inglaterra tenía hace
tiempo un influjo importante del marxismo. Sin embargo,
recién en 1946 se funda el Partido Comunista
Británico. Éste contó con historiadores de
gran envergadura como Eric Hobsbawn, E.P. Thompson, el economista
Maurice Dobbs y el arqueólogo Vere Gordon Childe, entre
otros. Algunos de ellos se habían formado, entre los "30 y
"40, tanto en Oxford como en Cambridge, donde estaba en
discusión la aplicación del marxismo a las ciencias
sociales[28]

Otra de las influencias de las cuales se nutre este
nuevo movimiento es de las críticas que Antonio Gramsci y
Georg Lukács le hacen al marxismo cientificista acerca de
su determinismo económico en la explicación
histórica marxista, y la negación de la capacidad
humana para intervenir en la historia, basada en la
concepción mecánica de la relación entre la
infraestructura y la superestructura.

Como se indicó recientemente, los historiadores
pertenecientes a ésta corriente eran miembros del Partido
Comunista. Sin embargo, esto no significa que el movimiento haya
sido homogéneo. De hecho en el mismo se pueden apreciar
dos vertientes diferentes: estructuralista y
culturalista.

En el primero hay una predominante preocupación
acerca de cuestiones socioeconómicas que tienen que ver
con la estrecha relación que poseen con la London
School of Economics
. Dentro de los temas estudiados se
pueden encontrar las transiciones de la antigüedad al
feudalismo, del pre capitalismo al capitalismo y principalmente
la revolución industrial, elemento clave para estudiar la
historia de Inglaterra. Entre los rasgos más generales que
tiene este período se pueden mencionar la importancia que
se dan a las fuerzas productivas, las luchas de clases en los
cambios de modo de producción, reforzar el carácter
científico del marxismo quitándole valor a los
aspectos ideológicos-filosóficos que no son
considerados científicos, es decir, los estudios de los
procesos históricos están abordados desde la
perspectiva más ortodoxa del marxismo. Los principales
representantes de esta vertiente son Maurice Dobb, Paul Sweezy,
Guy Bois y Robert Brenner, entre otros.

La segunda línea es una consecuencia de los
acontecimientos políticos ocurridos en 1956, en los
cuales, por un lado, el discurso de Kruschev, en el congreso del
Partido Comunista, denuncia los crímenes llevados a cabo
por el estalinismo y, por otro lado, la invasión por parte
de la Unión Soviética a Hungría. Esto hace
que Thompson y otros historiadores[29]de la
revista Past and Present rompan con el Partido Comunista
como protesta ante las practicas represivas de la Unión
Soviética[30]Sin embargo, no abandonan la
teoría marxista de sus trabajos históricos sino que
la reformulan. Es el mismo Thompson el que toma la iniciativa de
cambiar la perspectiva ortodoxa economicista hacia una historia
culturalista. Argumentaba que era necesario ese cambio para
llevar a cabo una verdadera historia desde abajo
(fromthebottom up) para darle importancia a la lucha de
clases como una dominación no solo económica, sino
también social y cultural, haciendo hincapié en la
importancia de la conciencia social, alejándose tanto de
la idea que ésta no está determinada por la
sociedad, como del determinismo económico.

A su vez, introduce nuevos aspectos como
políticos, culturales, sociales e ideológicos para
la explicación de las relaciones sociales de
producción, así como también nuevos
conceptos entre los que se encuentran: cultura plebeya frente a
una cultura patricia, economía moral, agencia y costumbre.
Dichos conceptos son utilizados por el historiador
británico en su obra Costumbres en Común
en la cual intenta recuperar a los sectores que fueron dejados de
lado en los estudios históricos anteriores y mostrar que
los mismos tenían su propia dinámica, diferente, y
a su vez, contradictoria al de las clases alta. Evidentemente
esto se corresponde con su lema de hacer una historia desde
abajo. Por ejemplo en una de sus líneas introductorias
sostiene:"la cultura conservadora de la plebe se resiste, en
nombre de la costumbre, a las racionalizaciones e innovaciones
económicas (tales como el cercamiento de tierras, la
disciplina de trabajo, los mercados de grano libres y no
regulados) que pretenden imponer los gobernantes, los
comerciantes o los patronos"
[31]

A lo que luego agrega: "la cultura plebeya es
rebelde, pero su rebeldía es en defensa de la costumbre.
Las costumbres que se defienden son propias del pueblo
(…)"
[32]

Aquí se puede observar como hay un choque de
culturas, según Thompson, en la cual, por un lado, la
cultura patricia intenta penetrar en las capas inferiores y
así socavar aquellos elementos que les impide desarrollar
su moderna lógica capitalista y, por el otro lado, la
existencia de una cultura plebeya que tiene una capacidad de
agencia y de resistencia sobre aquellas que amenazan con
perturbar sus prácticas basadas en las costumbres. Con
esto Thompson refuta la idea de que en el siglo XVIII los usos
consuetudinarios se encontraban en decadencia.

Sin embargo, luego hace una aclaración respecto
que si bien dichos enfrentamientos existieron no estuvieron
libres de modificaciones tanto de un lado como del
otro:

"la cultura plebeya que se vestía con la
retórica de la costumbre (…) no se definía a
si misma ni era independiente de las influencias externas.
Había cobrado forma defensivamente, en oposición a
los constreñimientos y a los controles de los gobernantes
patricios"
[33]

Finalmente sostiene que de esta manera gran parte de la
historia social del siglo XVIII puede estudiarse como una
sucesión de enfrentamientos entre una innovadora
economía de mercado y la acostumbrada economía
moral de la plebe.[34]

En síntesis, se puede admitir que si bien la
historia social británica se encuentra un poco desfasada
cronológicamente respecto de Annales, como
surgimiento de una corriente historiográfica critica al
historicismo, es de importancia considerar la innovación
que emplea Thompson, y que todavía sigue vigente, acerca
de utilizar una clave cultural para llegar a la noción de
clase. Y eso lo hace mediante un estrecho diálogo con la
antropología, es decir, toma de ella grandes modelos
explicativos (como la costumbre, cultura) para explicar sus
modelos teóricos marxistas.De esta manera, intenta
disminuir la brecha existe entre el historiador y su objeto de
estudio.

Esto nos lleva a una de las grandes diferencias
existentes entre Annales y el Neo marxismo, mientras que los
primeros son fuertemente empiristas sin una teoría que los
homogeneice, los segundos no solo tienen sus modelos
teóricos marxistas sino que no se desapegan de ellos. Otra
diferencia que puede mostrarse es que los franceses hacían
foco en las continuidades más que en los cambios, es
decir, estudiaban como se llega al problema y ahí se
quedaban. En cambio, los británicos no solo llegan al foco
del problema sino que es lo que más estudian. De lo que se
desprende que estos si seguían a rajatabla su historia
social, quizás por el enfoque metodológico que
tenían.

Sin embargo, lo que si tenían en común era
su dialogo con otras ciencias sociales: mientras que Annales lo
hacía fuertemente con la sociología, entre otras,
el neomarxismo thompsoniano lo hacía con la
antropología.

A decir verdad, la interdisciplinariedad surge a partir
de la ruptura con el paradigma tradicional,en donde cada rama
historiográfica va a ir dialogando con otras
disciplinas.

Historia
cuantitativa

La denominada historia cuantitativa surgió en el
contexto de la crisis del petróleo de la década del
"70, que afectó, obviamente, al campo económico
pero que también se extendió al terreno de las
ciencias sociales.

Las preocupaciones de dicha historia fueron cuestiones
económicas (precios, crisis, estructuras). Por lo tanto el
diálogo se centró con disciplinas
económicas, es decir, que hay un traspaso de inquietudes
socioeconómicas y culturales a inquietudes netamente
económicas.

El núcleo fuerte de esta corriente se desarrolla
en Estados Unidos bajo el rotulo de New EconomicHistory.
Esta comprendía a la historia cuantitativa como una
ciencia que trabaja con modelos teóricos que toma de las
ciencias duras[35]basados en la economía
neoclásica. De esta manera, fueron surgiendo nuevas
disciplinas como la econometría y la
sociometría. Cuando este tipo de tendencias se
introdujo en el campo historiográfico dio lugar a la
cliometría[36]Al respecto Arostegui
dice:

"La cliometría fue una forma de plantear y
analizar la historia económica que iba mucho mas
allá de la cuantificación de las variables para
adentrarse en la construcción de modelos formalizados
matemáticamente para explicar los procesos
analizados"[37].

Entonces, se puede admitir que la cliometría es
la parte más radical de la historia cuantitativa, ya que
ésta sostiene a que para que la historia obtenga su
cientificidad sus afirmaciones tienen que adoptar una forma
matemática, es decir, que el acercamiento de la historia a
los datos cuantificables es lo que la hace verdaderamente
científica. Así, el rol de la econometría es
crucial como portadora de modelos matemáticos y
estadísticos para el análisis histórico,
ya que donde no hay tratamiento estadístico falta el
rigor histórico[38]

Dentro de esta corriente, el cliometra más
destacado es Robert Fogel. Este introduce la mayor
innovación mediante el empleo del análisis
contra-factico, el cual consistía en aislar funcionalmente
determinadas variantes para hacer comprobables ciertos modelos,
principalmente los referidos a cuestiones de crecimiento
económico[39]El ejemplo mas conocido es su
estudio sobre los ferrocarriles americanos, publicado en 1964, en
el cual su tesis es que los ferrocarriles no fueron esenciales en
la expansión norteamericana, ya que sin ellos se hubiese
podido alcanzar igual el desarrollo económico debido a que
existían otros sistemas de transporte, por ejemplo los
canales fluviales.

Historia Serial

Para seguir caracterizando a la historia cuantitativa
resulta necesario volver a la historiografía francesa,
precisamente a la tercera generación de Annales.
Si bien ésta no es ajena al influjo de los métodos
cuantitativos no se puede sostener que las preocupaciones sean
las mismas que la New EconomicHistory.

Acerca de la diferenciación entre ambas,
Arostegui hace una aclaración nítida partiendo de
su denominación:

"La historia cuantitativa es aquella que se
construye sobre un modelo general explicativo de un
fenómeno de suficiente alcance, un modelo que no tiene
otra lectura sino la matemática, porque está
construido matemáticamente y adquiere el rango
epistemológico de una explicación.

En la historia cuantificada la explicación
puede estar basada en modelos igualmente pero no
matematizados"[40]

Es decir que la historia que se da en Estados Unidos
(historia cuantitativa)[41] no se da en
Francia (historia cuantificada). Sin embargo, hay que
recordar, como ya se mencionó anteriormente, que Francia
tiene una larga influencia de la economía, los conceptos
coyuntura y estructura dan cuenta de ello. De
hecho si habría que rastrear otros antecedentes referidos
a la economía se pueden encontrar al mismo Simiand, al
nombre que le ponen a la revista fundadora, que hace
mención a la economía[42]a Gabriel
Le Bras que en 1931 ya había hecho un estudio del
catolicismo francés basado en
estadísticas[43]y a Ernest Labrousse que, a
pesar de no ser un miembro integro de la corriente
analista, comienza a influir para que la
cuantificación deje de ser exclusivamente de la historia
económica y se profundice entre las preocupacionesde los
historiadores franceses.

De modo que aquí no hay una ruptura con la
tradición historiográfica sino una
renovación[44]Y dichos cambios están
relacionados con el hecho de ir dejando de lado algunas
cuestiones del determinismo braudeliano.

Siguiendo con la tercera
generación[45]en su versión serial,
conviene mencionar, además, a la demografía
histórica como la nueva disciplina que va
vinculándose, de a poco, con la historia social, mediante
la relación entre análisis cuantitativos a largo
plazo, basado en el trabajo conjunto entre historiadores y
demógrafos. Por ejemplo, el equilibrio entre la
productividad agrícola, los cambios demográficos y
precios alimenticios[46]De esta manera, se va
conformando una historia regional que intenta llevar a cabo una
historia total, combinando las estructuras de Braudel, la
coyuntura de Labrousse y la nueva demografía
histórica
[47]Tal es el caso de la obra
Les paysans de Languedoc (1966) de Le Roy Ladurie,
quizás el estudio cuantitativo más ambicioso de la
década del "60 que recuperó supuestos
malthusianos[48]

También resulta necesario mencionar que a
través de los estudios estadísticos y
demográficos, entre otros, la historia de mentalidades
intenta llegar al tercer piso del edificio que proponía
Braudel, en el cual los ámbitos geográficos y
demográficos se encontraban en el primer piso, la
estructura social y económica en el segundo y los
culturales y acontecimentales en el
tercero[49]

En síntesis, se puede decir que mientras en
Estados Unidos se da una corriente más dura o radical de
la historia cuantitativa, que buscaba aplicar teorías
económicas y modelos matemáticos al análisis
histórico, en Francia se lleva a cabo un enfoque mas
moderado o blando, por decirlo de alguna manera. Porque si bien
también se aplican métodos cuantitativos, a
través del estudio de largas series de datos homologables
y comparables procesados electrónicamente mediante la
computadora, (de aquí su nombre historia serial)
ésta, a diferencia de la norteamericana (influenciada por
el contexto mencionado anteriormente), no es una historia
económica, ya que sus preocupaciones, al calor del influjo
que dejó el mayo francés, giran en torno a
cuestiones ideológicas, religiosas y culturales.
Ámbitos que podían ser reconstruidos sobre la base
del análisis de enormes cantidades de datos
extraídos de documentos, que hasta entonces eran poco
utilizados, como los testamentos, registros parroquiales,
nacimientos y muertes, entre otros.

Sin embargo, a pesar de las diferencias entre ambas
vertientes, tienen un punto en común: presentar a la
historia cuantitativa como la panacea de la asimilación
del lenguaje histórico al lenguaje propiamente
científico[50]en donde el número va
sustituyendo progresivamente a la letra y el esquema al
desarrollo narrativo[51]

¿Agotamiento o maduración de
historia de mentalidades?

Como se vio en el apartado anterior, la
articulación de las temporalidades braudelianas en el
marco de la larga duración, la incorporación de
objetos de estudios que habían sido relegadas en la
segunda generación y la innovadora técnica de
introducir métodos cuantificables para ser procesados
electrónicamente fueron las medidas que llevaron al
éxito a la tercera generación de
Annales.

Una de las cuestiones más importantes, por lo
menos en lo que se refiere a este punto, es el hecho de que la
anexión de las nuevas preocupaciones por parte de la
historia de mentalidades se encuentra relacionada en el
interés de encontrar un nuevo equilibrio entre la historia
y las ciencias sociales. Equilibrio que había sido
perpetrado por disciplinas vecinas, como la antropología,
psicología, la sociología y la etnología,
que cuestionaban la prioridad dada al estudio de las coyunturas
económicas y a las estructuras sociales, es decir,
criticaban los objetos de la historia[52]En
consecuencia, propusieron nuevos objetos de estudio que
excedían a los de la historia. Dicha acción se
correspondía con el hecho de adquirir nuevos principios
importados del campo literario, y por ende considerar poco firmes
las certezas metodológicas utilizadas por la ciencia
histórica[53]

Frente a tal situación, y favorecida, entre otras
cosas, por su diversidad, la historia de mentalidades supo (y
pudo) incorporar y/o incursionar en el campo de las disciplinas
que se tornaban amenazantes. Y gracias al éxito de su
"estrategia" la alianza entre ella y las otras disciplinas
sociales se volvieron a estrechar y por lo tanto la historia
siguió preservando su lugar destacado dentro de las
ciencias sociales.

Sin embargo, hacia mediados de la década del "80
la historia se debe enfrentar a un nuevo desafío. Pero
esta vez la crítica no es dirigida desde las innovaciones
de las ciencias sociales hacia la historia sino que, a causa del
influjo de la posmodernidad (tema que será retomado en el
apartado siguiente), se pone en tela de juicio los postulados de
las disciplinas sociales en sí. En tal situación,
la historia necesita reformular su interdisciplinariedad porque
al no poder abstraerse de la situación crítica de
las ciencias sociales, por ser parte de las mismas, las
corrientes historiográficas tradicionales (marxismo,
Annales), basadas en sus alianzas con las disciplinas
habituales (como la sociología y la antropología),
resultan obsoletas para dar cuenta a las nuevas inquietudes que
plantea el renovado escenario historiográfico.

En tal contexto, se fueron dejando de lado los tres
principios esenciales que habían estado en vigencia en los
últimos años: el proyecto de una historia global,
capaz de articular al mismo tiempo los diferentes niveles de la
totalidad social; la definición territorial de los objetos
de investigación, identificados a la descripción de
una sociedad instalada en un espacio particular, ya sea una
ciudad, país o región; y la importancia dada a la
división social, considerada apta para organizar la
comprensión de las diferenciaciones y de las diferencias
culturales[54]

Entonces, al criticar y abandonar la descripción
de la totalidad social que, como se mencionó en
páginas anteriores, explicaba los funcionamientos sociales
a través de un fraccionamiento jerarquizado, basado en el
determinismo social, Chartier sostiene que las prácticas
culturales no pueden ser comprendidas a partir del desglose
social[55]y dejar de lado principios de
diferenciación como género, pertenencias
religiosas, tradiciones educativas[56]Por lo
tanto, se cambian los sujetos a estudiar, se pasa de grandes
datos homologables a estudiar a un conjunto tomado como
individuo, lo que el autor plantea como la sustitución de
investigación de las regularidades por la
cartografía de las
particularidades[57]

Aquí es donde el autor despliega su propuesta
superadora a través del concepto de
representación[58]Sintéticamente
podría decirse que mediante las representaciones los
individuos y los grupos dan sentido a su mundo. Sin embargo, es
necesario aclarar que el significado que el autor le da a dicho
concepto lo toma de la antropología hermenéutica
desarrollada, entre otros, por Clifford Geertz, la cual sostiene
que los significados de los objetos no se encuentran en la mente
de los actores sino que ellos forman símbolos o
representaciones. No obstante, nunca se puede compartir ni las
vivencias ni los símbolos de los actores sino
interpretarlos. Y a través de las interpretaciones que se
hagan de los mismos se puede llegar a una aproximación de
la cultura. EL mismo autor aduce que la sociedad es una
representación colectiva

También toma de la antropología
interpretativa la idea de que la cultura es un contexto donde no
se la puede desglosar tal como lo hacía la historia de
mentalidades sino que todo forma parte de la cultura. Y al asumir
que la cultura lo abarca todo, la misma tiene que ser explicada
dentro de su lenguaje y no fuera de ella (ya se volverá
sobre este tema en un apartado siguiente).

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