Hablar de cooperativismo en los tiempos
actuales resulta un asunto que se debate entre lo simple y lo
complicado. Simple porque hay quienes creen que es cosa de "coser
y cantar", y de un tirón estarán resueltos muchos
problemas que durante años han gravitado sin que
parecieran, en términos organizativos y logísticos,
tener solución. Y lo de complicado, en su reverso, viene
porque la cuestión no es tan fácil: ni en un
día se crea una cooperativa, ni basta con que se decida
para que todo quede bien.
Aunque no lo suficiente, la prensa nacional ha informado
sobre la puesta en funcionamiento de formas de cooperativas
más allá de la tierra; pero en el tratamiento
mediático, en ausencia a lo interpretativo y explicativo,
han abundado los enfoques notificadores, más bien
estadísticos de cuánto se ha creado o se ha hecho
en uno u otro sector. Lejos de esta tendencia
propagandística, es destacable la serie de trabajos
publicada en el periódico Juventud Rebelde sobre
la experiencia de novedosas estructuras no agropecuarias que
gestionan el trabajo en mercados agropecuarios de la ciudad de La
Habana. Con igual interés, un artículo del
diario Granma, en torno a lo sucedido en una entidad de la
industria ligera de Pinar del Río, ancló en los
terrenos movedizos del tema, una vez que avanza el experimento y
ya comienzan a compartirse los primeros resultados.
Ambos materiales sacaban a relucir deslices
organizativos, sobre todo de índole interno, especialmente
descontrol y mal manejo de los recursos, lo que ocasionaba a la
postre falta de rentabilidad. Y se hacía notar la
necesidad de que todos los eslabones de la cadena estuvieran bien
engranados para que no hubiera zarpazos momentáneos en
cuanto a los insumos que debían garantizarse. Pero la
gestión bien organizada no andaba mal como generalidad.
Daba más ganancias que pérdidas. Lo que sí
seguía siendo una deuda era la preparación de las
personas involucradas. Escaseaba la capacitación. Se
exponía en uno de los trabajos reporteriles el ejemplo de
una entidad a la que un día llegaron y dijeron "Vamos a
convertir esto en cooperativa" Y sin que, prácticamente,
nadie supiera qué era aquello lo convirtieron.
Por ello, ante reclamos que apuntan a buscar cauces para
un mejor entendimiento y puesta en práctica de esta nueva
forma de
gestión, Cubahora conversó con el
profesor Manuel Prieto Hechavarría,
subdirector docente del Centro de Capacitación del
Ministerio de Comercio Interior (MINCIN), quien resalta la
importancia de acercarnos a este particular con conocimiento de
causas, y no desde las ramas de una actividad que remonta sus
orígenes a las primeras formas de organización
social.
"El trabajo colectivo surgió desde los
orígenes de la humanidad. Con el trabajo el hombre
comenzó a separarse de los animales, inició el
desarrollo de actividad creadora, y por ende, de su pensamiento.
Antes del surgimiento del Estado ya la especie humana trabajaba
de forma cooperada, pues de esta forma se podía acceder
con mayor facilidad a los alimentos, recipientes para estos,
pieles y otros bienes de consumo.
"Las cooperativas tienen su génesis a finales del
siglo XIX, en Inglaterra. Tiene su punto de partida alrededor del
año 1844, cuando un grupo de 28 trabajadores de la
industria textil de la ciudad inglesa de Rochdale, quienes se
habían quedado sin empleo tras una huelga, constituyeron
una empresa que se identificó como Sociedad Equitativa de
los Pioneros de Rochdale.
"Es destacable que se atribuye a Robert Owen, uno de los
exponentes del socialismo utópico francés en los
inicios del siglo XIX, la identificación del
término cooperación como sinónimo de
socialismo, al concebirse como una sociedad de personas que se
constituye a semejanza del resto de las formas societarias, pero
con determinadas características que las distinguen de
estas, teniendo en cuenta que sus fines económicos no
están dirigidos a la obtención de lucro, y sustenta
la educación de los socios en los principios del
mutualismo. Todos los miembros asumen la doble condición
de propietario social receptor de los servicios".
Más que un análisis de las experiencias ya
emergentes, el diálogo con este conocedor del tema se
tornó, de a poco, en un camino por aspectos
históricos y conceptuales que se desconocen, y por
momentos acogió el sentir metodológico del que no
logra desligarse con facilidad este veterano de la
enseñanza posgraduada.
-Para completar el paneo histórico que
anteriormente iniciaba, es inevitable pasar por el marxismo como
doctrina y las concepciones que tuvo al
respecto…
–Marx consideró el cooperativismo como un
fenómeno cualitativamente nuevo en el desarrollo de las
fuerzas productivas, como una forma superior y más
productiva en contraposición al trabajo aislado, con lo
cual se tiende a potenciar a las fuerzas productivas
individuales. Más bien se trataba de crear una fuerza
productiva nueva.
"Por su parte, Engels asumió que la
cooperativización de la pequeña producción
constituía una vía para la socialización de
la producción agraria, al reconocer de ese modo la
coexistencia en la nueva sociedad de dos formas de propiedad en
el sector agrario: la estatal y la cooperativa, organizada de tal
manera que la propiedad de los medios fundamentales de
producción se mantuvieran en manos del Estado.
"Lenin, al abordar el tema, le otorgó un
significado esencial. Planteó la necesidad de que se le
concediera un apoyo adecuado enfocado en estimular su desarrollo,
si se inducía a toda la población hacia una mejor
comprensión de las ventajas del cooperativismo y a su
participación en ella. Para este proceso se hacía
necesario desarrollar una cultura de las masas
populares.
"En uno de sus últimos trabajos, titulado Sobre
las cooperativas, alrededor de marzo de 1923 Lenin refirió
que, al hablarse de propiedad, solo quedaba elevar a la
población a un grado de civilización tal que esta
pudiera comprender todas las ventajas de la participación
de cada cual en las cooperativas. Decía, además,
que cuando los medios pertenecen a la sociedad, o cuando se da
una forma de producción cooperada, se pueden lograr
iguales resultados si esta última se implementa como debe
ser, de manera que todos se sientan y sean dueños,
participen en la toma de decisiones y todos se beneficien, en
dependencia de su contribución al trabajo.
"Lo que sucede es que, históricamente, la
promoción de la iniciativa individual y el mercado ha
resultado más fácil que apostar por formas
cooperadas. Cuando un Estado, como lo está haciendo ahora
el cubano, fomenta este tipo de gestión, tiene que
asegurar que lo que surja como cooperativa actúe como tal,
conforme a sus principios, a su libertad negociadora, a su
autonomía y con total apego a las normas
legales".
-Por supuesto, esa es la intención: que
funcione y que funcione bien. Pero, al menos a modo de
referencia, ¿qué dicen los estudios, las
prescripciones científicas?
–Investigaciones realizadas en torno a este tema han
confirmado que para que exista un desarrollo económico
estable en las cooperativas se debe contar con una rentabilidad
económica continuada a través del tiempo. Para
ello, es necesario lograr eficiencia en todas las gestiones,
estabilidad en el capital intelectual, conocimiento
económico financiero y legal, así como una mayor
filiación con el medio de las cooperativas. Todo esto
motivaría un sentimiento de mayor pertenencia entre los
socios.
"No obstante, el estudio del cooperativismo cubano es un
campo todavía por explorar al que las políticas
recientes de actualización del modelo económico han
puesto un incentivo, y por delante tienen un camino, no exento de
barreras, que han de sortear.
"Pero hay cuestiones que pueden analizarse de
algún modo como conclusiones anticipadas. La
educación y capacitación en materia de desarrollo
cooperativo contribuye de manera decisiva a sortear los escollos
que va imponiendo lo nuevo. Si la necesidad de aprender se asume
en el interior de estas formas de producción,
tendría lugar un proceso de internalización e
ilustración que ayudaría a elevar el nivel de vida
económico y social de sus miembros.
"El trabajo cooperado implica tener una identidad
propia, un patrimonio común entre los socios, darle
cobertura a todos los gastos a partir de los ingresos, así
como solventar también las obligaciones tributarias,
Hablamos de cuestiones que son, en su mayoría,
consustanciales a un modelo de gestión con plena
autonomía, que es lo que se quiere.
-De acuerdo, profesor; pero eso de la
autonomía pasa por unos cuantos factores. Vamos a hablar
un poco de los "partos" forzosos y los que se dan naturalmente,
de manera espontánea…
-Como bien dices, una cosa son las cooperativas que
nacen de manera espontánea, y otra las que surgen a partir
de empresas estatales. Se ha dicho de manera coincidente en la
literatura sobre este asunto que hay actividades
estratégicas como la energía, la educación,
la salud, por citar solo algunos ejemplos, que no son
recomendables corporativizar por sus implicaciones sociales y
económicas.
"Lo más importante, una vez que se decide
corporativizar determinada producción o servicio, es dejar
bien claro el tipo de relación que se establecerá
entre cooperativas e instituciones estatales y otras formas de
producción o de servicios, con las cuales deben asegurarse
que esas actividades económicas compensen otras
producciones o bienes deficitarios. Por ejemplo, si hace falta
producir un 10 por ciento más es importante que existan
condiciones para que eso se logre hacer, pues la cuestión
esencial estriba en cómo guiar la producción o la
actividad económica de entidades autónomas. Esto
puede alcanzarse, pero hay que establecer con precisión
relaciones contractuales que dejen bien claros los compromisos y
las responsabilidades de las partes involucradas".
-A veces me da la sensación de que asumimos
los cambios sin estar completamente listos para ello.
¿Qué consideraciones tiene sobre esto asociado a lo
cooperativo?
-Bueno, yo parto de una condición primaria: el
desarrollo de una cultura cooperativa en el país es
esencial hoy si se quiere el éxito de una experiencia de
este tipo. Sé que eso es poco a poco, pero hay que dar
pasos e irnos organizando en la medida de lo posible. Y el asunto
no ha de ser del interés de los socios solamente. Hace
falta, además, una adecuada preparación
técnica y profesional de las personas vinculadas a su
funcionamiento, entre los que necesariamente deberán
incluirse los operadores del derecho y los economistas. La
población también funge como actor directo de las
transformaciones en muchos casos.
"El actual proceso de cambios, como parte de la
actualización de nuestro modelo económico,
será mayor si se reconocen las limitaciones de las
visiones economicistas y estatistas de desarrollo, que como
práctica ha seguido hasta ahora, y la importancia de
incorporar consideraciones sociales y culturales que garanticen
su éxito.
"Sin alejarme mucho de tu pregunta, soy de los que
piensa que el cooperativismo no admite improvisaciones, ni
constituye tampoco un remiendo para solucionar desaciertos. Los
miembros de una estructura de este tipo deben sentirse
identificados con la organización, alcanzar y generar una
amplia participación dentro de ella y buscar salidas
colectivas, así como mantener una responsabilidad social
dentro de la comunidad en la que se desenvuelvan".
-Ya que hablamos de cambios, permítame una
reflexión al respecto: hay personas que han manifestado
cierta inquietud con algunas medidas tomadas aludiendo que no nos
llevan del todo por un camino de más
socialismo…
-No son más que especulaciones y criterios. Hay
que tocar el porqué de cada medida. Hay que recordar,
sobre todo a los que creen que los cambios observados
en Cuba van conduciendo al capitalismo, que los
basamentos contenidos en los Lineamientos, esclarecidos en
reiteradas ocasiones por la dirección histórica de
la Revolución, han fijado que no se permitirá la
concentración de la propiedad privada y, además,
siempre se ha precisado que predominará la propiedad
social sobre los medios fundamentales de producción. Ello,
como es lógico, no excluye, la gestión de esa
propiedad mediante formas no estatales, sin cambiar de
dueño, y así aportarse mucho también al
proyecto en construcción.
"La plataforma de las modificaciones en Cuba, sin que se
den como mutaciones excesivas, debe tener un ritmo más
acelerado en 2014 y 2015, cuando operen más cooperativas,
mercados mayoristas, junto a otras importantes decisiones
políticas que abarquen la esfera jurídica y
económica.
"La propiedad cooperativa, incluso la individual, no son
conceptos abstractos, etéreos, intangibles, sino que
tienen un referente real, material, tangible. Con bastante
frecuencia se oye decir que la propiedad social es de todos. Ello
encierra, por lo general, un grado de concentración e
indefinición que puede derivarse en indiferencia,
irracionalidad e irrespeto hacia el uso, utilización y
conservación de los medios de producción, los
recursos naturales, y conducir a indisciplinas que a la vez
afectan, de alguna manera, el orden económico y
social.
"No cabe dudas de que los cambios irán
labrándose de conjunto con otros. Pueden parecernos
abruptos, pero muy necesarios. Solo que hay que asumirlos
consecuentemente. Entre los imperativos mayores figuran las
transformaciones en la empresa estatal socialista, llamada a
ocupar un lugar protagónico en la economía del
país. De igual forma, se ubican el sistema tributario,
definido como fórmula principal de redistribución
del erario nacional, así como la necesidad de desarrollar
relaciones contractuales flexibles".
-Ha tocado usted una arista peliaguda: los
contratos…
-Sí, son vitales, esencialísimos, aunque
en ocasiones a la gente no le interesa. No sé cómo
puede ser. Hay que prescribir que todas las relaciones
económicas y legales en los modelos de gestión no
estatales, se refrenden mediante contratos. Se hace impostergable
exigir por la calidad del proceso de negociación,
elaboración, firma, ejecución, reclamación y
control del cumplimiento de estos, como cumplimiento para una
eficiente gestión económica. El contrato es un
acto, no un documento; es más que el papel que se firma,
se engaveta y hasta se pierde.
-Vamos a acercarnos ahora, ya casi por último,
a la estructura de las cooperativas. Si es posible no perdamos la
perspectiva de experiencias internacionales con respecto al caso
cubano, que tiene sus particularidades…
-En concepto, se trata de una asociación de
personas en la cual cada uno aporta algún recurso, sea
laboral, monetario u otros bienes para conducir un negocio en
conjunto. Su instauración debe significar eficiencia en
productos y servicios de calidad, regirse por las leyes generales
del país, velar por la protección del medio
ambiente, respetar los principios internacionales del
cooperativismo y cumplir las obligaciones financieras con el
Estado
"Se constituye como una empresa que debe lograr ser
eficiente y competitiva en el plano económico y
también en el social. En sus diseños, se
irán conformando e inscribiendo en registros
públicos constitutivos como sociedades de personas
jurídicas privadas, sin sometimiento a voluntades ajenas,
ni siquiera la estatal. Y como tal, por sus actos responden sus
socios y la sociedad. Serán visualizadas y controladas por
las instituciones que las fundan, entiéndase en este caso
las estructuras de los respectivos ministerios, para sin
interferir en su gestión, evaluar sus resultados y
corregir cualquier desviación oportunamente y tenerlas
como experiencia.
"Pero el cooperativismo, en el caso cubano, no es el
cooperativismo tradicional internacional, ni el actual ambiente
cooperativo agropecuario nacional. En la actualización del
modelo económico nacional tomará principios,
valores, relaciones, formas, instrumentos de otros contextos;
pero está abocado a poseer sus propios principios,
categorías y conceptos.
"En el mundo, casi como norma, las cooperativas se
constituyen a partir de la unión de los bienes o
propiedades de sus integrantes. En Cuba, quienes se unen son los
socios para gestionar propiedades estatales, y del ingreso que se
obtenga por la explotación de estas, una parte la recibe
el Estado, y la otra se redistribuye.
"Junto al derecho a participar como protagonistas y no
como espectadores de la sociedad cubana, los socios
cooperativistas encontrarán suficientes estímulos
en el ejercicio de la democracia directa, al descubrirse que ese
sistema de trabajo está sostenido también por
principios de ética y solidaridad social que dignifican al
hombre".
Con la flexibilización en lo que se ha dado en
llamar social, comienza a transformarse la dependencia que hasta
hoy se ha tenido del Estado
(Publicado en Cubahora)
Autor:
Lic. Yoelvis Lázaro Moreno
Fernández.
Periodista de Juventud Rebelde
10/06/2014
Enviado por:
Manuel Prieto Hechavarria