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La ética en la academia




Enviado por Ermel



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Conclusión
  5. Referencias
    Bibliográficas

Resumen

La mediación de los conocimientos áulicos
en la docencia de la universidad Técnica Luis Vargas
Torres y su práctica política universitaria no ha
sido estudiado y valorado con rigurosidad crítica, el
docente es un referente oral, y un actor clave de la
formación de profesionales éticos y comprometidos
con la transformación cultural, económica y
política que requiere un Estado. El presente
artículo de reflexión teórica es producto de
un trabajo de campo que sistematiza información de
docentes, estudiantes, se nutre de fuentes publicitados por
movimientos políticos universitarios en las cuatro
décadas de vida institucional, y se busca dar respuestas a
la pregunta ¿El docente reconoce para sí que el
desarrollo curricular de una materia requiere
acompañamiento tutorial al estudiante, continuidad y
ejecución de tareas de investigación? El constructo
teórico será un elemento de contrastación de
los contenidos de la materia de ética profesional. Los
valores implicados en la hipótesis permiten analizar los
objetivos de enseñanza: los procesos de
acompañamiento tutorial, la continuidad a los estudios y
la ejecución de tareas de investigación, como
valores de una práctica pedagógica enriquecedora de
experiencias significativas. La metodología es cualitativa
– etnográfica con lo que se da valor al relato y
opiniones de los sujetos investigados.

Palabra clave:

Ética, acto moral, docente, enseñanza y
práctica política.

Introducción

El ejercicio de la docencia áulica es una
práctica pedagógica del que se despliegan un
conjunto de valores, son motivo del presente análisis y se
circunscriben a las categorías de: acompañamiento
tutorial del estudiante, continuidad del desarrollo del
currículo de la materia y ejecución de tareas de
investigación. El contexto del desarrollo de las
mencionadas categorías la encontramos en el hacer
histórico de la práctica docente y política
de la universidad técnica Luis Vargas Torres de
Esmeraldas, el reconocimiento con conciencia del pasado
permitirá al colectivo de docentes no volver a cometer
esos errores, afrontar el presente con más virtuosismo y
proyectar luz de protagonismo ético y desarrollo
académico en el futuro, debe quedar superada la
enseñanza que no de cuente del papel del docente
universitario en el siglo XXI,

Es un trabajo de campo que se sustenta en una
metodología descriptiva de informaciones que en unos casos
se hicieron públicas en discursos de autoridades o en
otros de narraciones hechas por estudiantes, empleados y docentes
por los pasillos o en reuniones que en el discurrir del tiempo se
suscitaron, se ha hecho uso de la memoria ejemplo vivo de un
portafolio que ha perdurado en el tiempo. Por ese carácter
narrativo del enfoque del discurso el artículo es
etnográfico.

El objeto de investigación se desarrolla a partir
del estudio de las competencias éticas del profesor en el
desarrollo de la enseñanza como hilo conductor, se
encadenan a ese proceso las categorías de:
acompañamiento tutorial al estudiante, la continuidad de
los estudios y la ejecución de tareas de
investigación, figurativamente diríamos son
ventanas que posibilitan ver el carácter ético que
se asume en el desarrollo de los conocimientos y competencias de
los estudiantes en la clase. Se confronta la docencia entendida
como el ejercicio profesional de la enseñanza con los
fundamentalismos de la instrucción y la formación
ética.

Se describen requerimientos y escenarios en el que se
expresa el rol docente como mediador de la enseñanza y
posibilitador del desarrollo de las esferas de lo cognitivo y
afectivo de los estudiantes, ésta tarea está
asociada al reconocimiento por el propio docente de la
efectividad de su acción pedagógica cuyos
resultados se expresan en equilibrio emocional, que se manifiesta
en satisfacción y compromiso de estudiar para alcanzar la
profesión; es decir cuánto los docentes se ven
desde simples transmisores de conocimientos hasta profesionales
que ofrecen experiencias de crecimiento ético; desde verse
como ejecutores de prescripciones de agentes externos o de
convertirse en los constructores de su saber y hacer profesional,
es también hacer un mirar a su identidad.

Desarrollo

La ética vista desde la perspectiva del enfoque
personológico martiano de la educación cubana, es
una ciencia que siendo parte de la filosofía, estudia la
conducta moral que se desarrolla en el proceso civilizatorio, los
estudiantes aprenden en las aulas a tener una orientación
ética profesional cuando observan coherencia en las
actitudes de sus maestros, consecuentemente internalizan normas
de convivencia, necesarias para un actuar autónomo que
implica discernimiento para proceder de conformidad con lo que es
bueno y correcto. La ética no indica al ciudadano lo que
éste debe hacer, sino que aclara el significado de los
términos y frases que suelen usarse en la
interacción con el otro o los otros, acto que implica un
proceso mental interno de discernimiento moral que lo lleva a la
toma de sus propias decisiones en el ejercicio de su razón
crítica y que le es reconocido por los demás como
persona de buen actuar.

Para poder comprender el desempeño de la
mediación de la enseñanza de algunos docentes que
han sido cuestionados por otros docentes y sus mismos estudiantes
a través de denuncias y reclamos de procederes
antiéticos tenemos que remitirnos a la vida
política de la institución universitaria. La
historia marca acontecimientos en el contexto de los valores y
normas que los pueblos van asumiendo.

Un valor de los ciudadanos esmeraldeños fue aquel
cuando al unísono un día despertaron y fueron
conscientes de su impotencia de no poder enviar a estudiar a sus
hijos a las ciudades de Quito y Guayaquil, entonces se levantaron
en lucha para lograr tener un centro de educación
superior, la juventud jugó un papel decisivo, luchó
de manera activa, militante y combativa y logró del estado
ecuatoriano la creación de la Universidad Técnica
Luis Vargas Torres, allá por el año de 1969, fue un
valor trascendente acceder a la educación superior,
formarse como profesionales en los campos especializados de las
ciencias de la: educación, agropecuaria y
comercio.

Los valores imperantes en los primeros años de la
creación de la universidad estuvieron relacionados con ser
mejores profesionales, la pertinencia de esa ética
profesional trascendió, puesto que, los colegios mejoraron
cualitativamente el nivel de formación del bachiller,
posteriormente con los años fue decayendo por efecto de
que la universidad descuidó los procesos de
profesionalización de sus docentes, no creo oportunamente
niveles de estudios de maestrías y grados doctorales, no
dinamizó la movilidad de los docentes con otras
universidades nacionales o internacionales.

Los primeros graduados en el ámbito de la
docencia enfocaron nuevas miradas al conocimiento
científico de los currículos tratados en las
escuelas y colegios, paulatinamente se fueron satisfaciendo las
necesidades de profesores especializados y muchos se integraron a
la plana docente del claustro universitario.

Las dimensiones de la ética cambian y se
transforman, es parte de la dialéctica, en cuatro
décadas de vida institucional los valores con que nace la
universidad se transforman presionados por: la lucha
política que es propia de las instituciones de
educación superior y la lucha por el poder, así lo
vemos en la reforma de Córdova.

Cuando se abandona la lucha política y la lucha
por el poder da lugar a que surja la politiquería
acompañada de: visiones tecnocráticas, violencia
armada, cuotas de trabajo exigidas desde el entorno de la ciudad,
exigencias también de docentes para ubicar familiares en
funciones laborales administrativas y de servicios, gasto del
presupuesto en actividades no académicas, inmovilidad del
docente universitario, clientelismo político, poca cultura
de trabajo planificado y de manera especial ceguera
administrativa para estimular e impulsar la formación del
docente a nivel de postgrado en los campos del desempeño
profesional; son factores antiéticos, que a su debido
tiempo fueron expuestos en documentos por las organizaciones
políticas al interior de la universidad: Frente
Universitario Popular, Frente Revolucionario de Izquierda
Universitario, Frente de Defensa Universitario entre otros,
causas que dieron paso a la implantación en la
enseñanza de antivalores expresados como: coacción,
intimidación; no fue extraño observar en un proceso
electoral interno que a un estudiante se lo presione para que
vote bajo control de registro por determinado candidato. La
efervescencia revolucionaria sucumbió frente a la
arrogancia externa del modelo económico –
político – capitalista, que corroyó los
cimientos de la universidad naciente en sus valores éticos
y morales.

En la última década la academia presionada
por los nuevos tiempos, las nuevas normativas de la
educación superior del país, surge el postgrado y
muchos docentes alcanzaron formación de maestrías
siendo éstas aún no de especialidades, en sentido
ético positivo la docencia refresca sus saberes, pero
sucede que los docentes para esta época en su
mayoría esperan jubilarse, según información
del plan que la universidad contempla para el año
2014.

Por su naturaleza académica el aula es un espacio
para la generación de la discusión propiciatoria de
la construcción del conocimiento, desde miradas plurales,
el análisis crítico de las teorías
políticas, económicas y sociales, procesos que
nutren la cultura desde nuevos saberes y encadenan procesos que
implican desaprender y aprender, nuevas visiones de los
aprendizajes, pero sucede que los nuevos escenarios
pedagógicos pasaron desapercibidos porque en el caso de la
academia mencionada la mayor parte de la discusión estuvo
enredada en la lucha por tener mejores sueldos que se
correspondieran con la condición de ser docente,
existieron tiempos de angustias, las conductas no éticas
de los administradores, obligaban a los trabajadores y docentes a
vender anticipadamente sus quincenas de sus salarios a otros
trabajadores o docentes que se habían convertido en
chulqueros, la asignación de los recursos
económicos por parte del estado no eran oportunos, se
conjugaban la farsa neoliberal y la cultura institucional de no
soportar el flujo de gasto presupuestario según el plan
operativo anual.

La universidad es heredera del conocimiento universal y
protectora de un acervo de riqueza intelectual y cultural que se
mantiene y desarrolla a través de las tareas educativas de
docencia, investigación y la corresponsabilidad del
estudiante cuando asume su formación en concordancia con
su perfil profesional, por tanto docentes y estudiantes deben
conocer los principios, leyes, y teorías de la ciencia
para comprender su empleo e impacto en la economía y en la
sociedad a fin de ser pertinentes con la
formación.

La asesoría o tutoría al estudiante en la
formación superior surge asociada a los procesos de
innovación, mejoramiento de la calidad, a los procesos de
la evaluación del desempeño docente y a los
procesos de acreditación institucional, para asumir este
rol muchos docentes adujeron no estar capacitados o cuando los
que lo intentaron por su propia iniciativa en horarios de 15:00 a
17:00 horas que no interferían con los horarios de clases,
los estudiantes en la última década no asistieron,
que diferencia comenta un graduado de la segunda década a
pesar que no estaba instituida la .tutoría como proceso de
apoyo, docentes y estudiantes se ponían de acuerdo para
reforzar y profundizar conocimientos los días
sábados en jornada de la mañana.

La tutoría es una función de
relación interactiva docente – estudiante, que se
desarrolla cara a cara, el término tutoría es
conocido también como acompañamiento, llevarlo a la
práctica, implica resolver problemas de calidad y
eficiencia del aprendizaje, así como evitar la
deserción y reprobación del estudiante. Las
estadísticas de la universidad en las unidades
académicas o facultades no registran informes de docentes
en ese sentido, tampoco horarios y leccionarios del trabajo de
tutoría. En cambio existen evidencias de horas asignadas
para tutorías en los distributivos de los docentes, mismos
que tuvieron un carácter formal burocrático de
visualizar la carga horaria de trabajo, más no del trabajo
efectivo. La falta de compromiso ético de los docentes en
relación con el cumplimiento de la tutoría no fue
considerada como una falta, sin embargo constituyó siempre
una necesidad de apoyo, clarificación y
consolidación de conocimientos y habilidades de los
estudiantes.

La función de tutoría se orienta a lograr
una educación integral, según Sara Lilia
García Pérez (2006):

La labor del tutor consistirá en acompañar
al estudiante en toda su vida académica con el fin de
servir, ayudar, motivar, escuchar y orientar al joven que lo
necesite durante su trayectoria académica para que
éste logre una formación integral. Dicho de otra
manera, el tutor desarrollará en el alumno una actitud
positiva ante la vida, para que aprenda a valorar lo que tiene y
que sea un ser humano feliz (p.6)

Los resultados de un aprendizaje mecánico
superficial, reiterativo, no es asimilado de manera comprensiva y
crítico, porque le falta construcción, más
grave si no hay huellas de procesos autónomos, no es
aprendizaje significativo. En estas situaciones se requieren de
acompañamiento tutorial. Aprendizajes que no den cuenta
del uso de la razón, provocan en el profesional graduado
insensibilidad frente a los problemas sociales, culturales y el
arte. Los atajos y senderos de lo no ético en sus formas
de manipulación, condicionamiento y control seguramente
dejan secuelas en los estudiantes que vivieron situaciones como
las descritas, es muy probable que luego de su egreso de la
academia en el ejercicio de la docencia asuman prácticas
pedagógicas alejadas de la rigurosidades formativas
necesarias para aprender en las aulas. Las distorsiones en la
formación, no permitirán al graduado evadir las
aguas turbulentas de la globo colonización y del
neoliberalismo y desde su ética ser crítico a esos
modelos de esclavitud en la contextualización de los
conocimientos.

La continuidad de los estudios es la posibilidad de
culminar exitosamente el currículo programado en las
materias del pensum y por tanto la demostración coherente
de que los objetivos tributan al logro de las competencias de
salida del egresado, los graduados entrevistados reconocieron con
mucha pena por aquellas actitudes de docentes que durante el
desarrollo de un semestre fueron al trabajo de la clase en no
más de tres ocasiones, apurados recuerdan llegaban con un
blog de apuntes a entregarlos para que fueran estudiados y en la
próxima clase tomarles el examen, a partir de estas
opiniones se demuestra la falta de compromiso ético
profesional con la academia, con la formación de la
juventud y la falta de gestión administrativa
institucional.

La no continuidad de los estudios, perturbados por
paralizaciones permanentes de actos de campaña
política, de reuniones de docentes en períodos de
clase, fueron distorsionando el conocimiento científico se
transformó en tecnocracia, se perdió el hilo de los
conocimientos y se cayó en la repetición continua
de lo mismo, es decir aplicación del conocimiento
científico sin reflexión, con ello se deformaron
capacidades de los estudiantes, procesos encadenados de
reiteración mecánica de pasos subsecuentes y
continuos no provocan el desarrollo de capacidades superiores del
pensamiento como la reflexión, el análisis, la
investigación y la creatividad; tienen como resultado casi
obligado formar seres individualistas, programados que funcionan
con diseños estrictamente determinados, esto sucede en
docentes en ejercicio, en su práctica pedagógica,
les resulta muy complejo asumir nuevas estrategias de aprendizaje
porque están cómodos en procesos ya conocidos y que
en muchas ocasiones no funcionan. Existen indicadores en la
facultad de Ciencias y de la Educación que reflejan lo
indicado, la elaboración de artículos o ponencias y
sus publicaciones son muy raras por decir algo.

La discontinuidad del desarrollo del programa de las
materias tuvo como justificativo casi siempre el no pago oportuno
de las remuneraciones o la necesidad de luchar por una mejora
sustantiva de las remuneraciones de los docentes, eran los
tiempos del auge del neoliberalismo aplicado desde el Estado
cuyas políticas tendían a debilitar la
educación pública desde las asignaciones
presupuestarias y llevó a que nacieran en la academia los
llamados programas o carreras autofinanciadas que finalmente
terminaron corroídas por la corrupción, para esos
casos el Estado se ve obligado a imponer procesos de
intervención.

La ética política del hacer universitario
cuando la gestión académica está debidamente
orientada vuelca su interés en el desarrollo de los
conocimientos científicos y la técnica. Un enfoque
complejo de ciencia y tecnología sirve como potencial de
avance del estudiante cuyos beneficios de progreso llegan a la
sociedad como un constructo integrador de la actividad
académica de la universidad a través de la
docencia, la investigación y la
extensión.

Una actuación no ética de la universidad,
la encontramos en el texto de ética y política
universitaria,

Con relación a la extensión universitaria
José González Lara (2006) señala:

Un cúmulo de actividades aisladas y desconectadas
del quehacer institucional y como simple requisito para el
ejercicio de los recursos financieros y la aplicación de
los recursos humanos en la utilización de los recursos
materiales, y bajo esta perspectiva no se aprovecha todo el
potencial y la riqueza que la universidad pueda aportar a la
dinámica y al devenir histórico de la sociedad a
través de la extensión académica. Los planes
de estudio y los proyectos de investigación deben en
primer término diseñarse a partir de las
características particulares del entorno regional, estatal
y/o nacional, lo que de hecho debe generar la vinculación
efectiva, pero además dichas experiencias concretas la
teoríapraxis del presente detectan la problemática
futura y las posibles soluciones actuales y también en
perspectiva que son resultado de la academia, así la
extensión debe estar concatenada con las actividades
científicas, técnicas y disciplinarias; ni
profesores ni estudiantes se deben considerar herederos del
olimpo de los dioses alejados de la realidad, si esta
consideración elitista se percibe en el ambiente
universitario entonces la Universidad pública se convierte
en una "cueva de las ideas" en la que sólo se observa lo
que predeterminadamente se quiere ver, lo que conlleva a un
alejamiento en torno de la realidad (p.8).

Es en la politiquería universitaria se gestan los
antivalores, los grupos políticos organizados a su
interior hicieron uso de la descalificación de otro que
los adversa como práctica politiquera, existieron docentes
muy reconocidos por su estilo de escribir pasquines. Por lo menos
en 20 años desde la creación de la universidad se
utilizan parte de sus recursos económicos para hacer la
política interna, terminado un período de
gestión administrativa de un grupo y el inicio de otro,
intentaron nuevos procesos académicos y administrativos,
lo que significó para su desarrollo institucional en las
esferas de gestión, investigación y docencia,
retrocesos y pérdidas económicas, deterioro de
calidad y eficacia, esta información fue difundida en
volantes por los grupos políticos actuantes en la
universidad.

Las actitudes llegan a ser prejuiciosas de un docente en
relación a otro como resultado de las acciones no
éticas de grupos que se adversaban, creció en el
colectivo de docentes la descalificación y desconfianza de
unos y de otros, la falta de transparencia de los procesos
electorales. Se generaliza la idea de que no hay docente
ético y moral; por lo tanto se crea un escenario en la
docencia de crisis moral que se reflejó en una
parálisis de la gestión académica, cada
grupo en el poder buscó imponer sus cuotas. El
período 1992 – 2007 puede catalogárselo como
un período de estabilidad ética, pero en su
postrimerías se advertían vientos de inestabilidad
puesto que, el manejo de programas autofinanciados eran
portadores de crisis moral y por ello el rector de aquel entonces
hablaba de la reserva moral necesaria para sentar las bases de
una universidad ética.

Un director de carrera de cara a una situación de
crisis moral, y con falta liderazgo huyó a los retos de la
dirección académica; en lo pedagógico, en lo
investigativo, en la vinculación. El docente desconcertado
por la anomia académica y apremiado por requerimientos de
textos, reactivos y medios tecnológicos vio siempre con
asombro agilidad para disponer recursos del presupuesto, para
organizar fiestas estudiantiles o para asistir a juegos
nacionales, pagar programas radiales y televisivos, etc. mientras
la atención a la solución de necesidades
apremiantes del desarrollo de la cátedra fueron
obstaculizadas y postergadas.

El descenso de la categoría C a la D de la
universidad está asociado a un escenario
antivalórico, cientos de denuncias permiten creer que se
lo crea intencionalmente para atacar sus cimientos morales y
beneficiar a un grupo político que fueron por quince
años desplazados del gobierno universitario.

El ejercicio ético político de la
universidad no siempre estuvo en correspondencia con las
políticas y transformaciones académicas emanadas de
la gestión del gobierno universitario a su turno y por el
contrario las acciones perturbadoras se generaron por
reivindicaciones de orden de mejoras salariales que fueron
descuidadas a tal punto que un docente en el período de
1990 – 1994 llegó a tener un salario inferior al de una
secretaria de estadística producto de aplicación de
políticas conservadoras en el gasto presupuestario, en lo
académico y en la extensión, pero corruptas en
inversiones alejadas de los fines institucionales.

Según Robalino C, Magaly (2005) sobre los
conflictos en la enseñanza que involucran a los docentes
expresa:

Los conflictos educativos que involucran al maestro se
presentan en espacios sociales que están atravesados por
relaciones de poder y fuerza, en los cuales diversos actores
presionan y negocian por defender sus intereses. Siendo el
conflicto una ruptura, no necesariamente tiene connotaciones
negativas; dependiendo de su naturaleza, pueden ser fuente de
crecimiento y desarrollo. Sin embargo, en el campo de la
educación se aprecian desencuentros y confrontaciones
entre gobiernos universitarios y docentes (generalmente
canalizados por sus organizaciones) debido a la
insatisfacción con sus condiciones de trabajo y de vida,
enfrentamientos que tienen repercusión directa en la
gestión de los sistemas educativos y las escuelas y en el
aprendizaje de los estudiantes (p.20).

En un escenario como el citado, nos preguntamos
¿Puede la universidad pública ser conservadora?,
González et al (2006) responde
señalando:

La respuesta es tajantemente negativa, porque no es la
voluntad arbitraria de maestros, investigadores y estudiantes la
que determina su progresismo o conservadurismo, sino que es
precisamente su relación con la filosofía, las
ciencias y las disciplinas la que en un proceso dialéctico
de conocimientos pasados y nuevos obliga a los universitarios a
postularse y posicionarse en el desarrollo cualitativo y
cuantitativo de la humanidad y, en concreto, del entorno social
inmediato y mediato. Es decir que la filosofía y la
ciencia son, por naturaleza, progresistas, tal cual deben ser las
instituciones universitarias en su responsabilidad con el saber,
y esto en definitiva lo registra la historia. Si la universidad
pública asienta sus voluntades en una perspectiva
conservadora está destinada a la mediocridad o
posiblemente a su extinción, y otros actores sociales
ocuparán de una manera u otra el espacio en la sociedad
que corresponde a la dinámica universitaria y a la
educación media superior y superior pública
(p.54).

El desarrollo de tareas investigativas constituye la
célula básica del proceso que nuclea las
habilidades docentes e investigativas, tienen el propósito
de desarrollar el pensamiento creador, el desarrollo de juicios
racionales, posibilitan el desarrollo de la contradicción
entre lo conocido y lo desconocido, lo que tributa a la
formación de un profesional independiente, activo y
creador.

En el proceso de enseñanza siempre debe encarar
la ciencia en su contenido, implica aquello hacer uso de la
lógica de la ciencia para que lo aprendido sea el reflejo
de la lógica, de la estructura y la dinámica del
objeto estudiado, ello orienta al estudiante para resolver
determinados tipos de problemas, para ello las actividades
académicas investigativas deben formar parte como sistema,
de las asignaturas, es decir estas deben contener el conocimiento
no solo de las teorías, sino de las actividades y
habilidades científico – investigativas.

Lo académico es también una
característica del proceso docente como un todo, se
refleja en cada uno de sus componentes. Lo investigativo es uno
de ellos y es el modo fundamental de enfrentarse a los problemas
y resolverlos. Lo investigativo aporta el método. La tarea
investigativa científica es una forma fundamental del
aprendizaje, desarrolla la creatividad.

A partir de las conceptualizaciones de la tarea
investigativa se quiere subrayar su importancia en la
formación del profesional, pero hay que aclarar que la
tarea investigativa no tiene nada que ver con una consulta de
algo copiado de cualquier sitio web del internet, tiene que ver
con procesos en que el maestro guía y media, son procesos
de sistematización de información, de
redacción de textos, artículos y ensayos, de
organización e interpretación de
información, de resúmenes en los que se obliga
hacer uso de las normas apa, chicago, iso educando en el valor de
respetar el pensamiento escrito del autor

La tarea de investigar se extiende al proceso de la
investigación formativa de grado, por tanto es siempre un
poderoso instrumento de formación de potenciación
del estudiante en sus actitudes cognitivas – volitivas,
cuyas condiciones de reflexividad de la interrogación,
problematización y búsquedas de caminos fortalece
la construcción del conocimiento e innovación.
Según Candia (2006:5) citado por Lyle Figueroa,
Víctor Jaramillo y Marisela Partido innovar es: "hacer
extraordinario lo cotidiano, es producir aportes significativos
en búsquedas que no por propias, dejan de ser universales,
ni por tomar de otros ámbitos dejan de ser pertinentes
pero requieren de una postura frente al mundo".

Parafraseando a Ibermon, diría que: "realizar
la investigación formativa desde la tarea investigativa
conlleva la orientación ética del estudiante,
investigador no es una tarea fácil y menos en el campo de
la educación"
de ahí sus dificultades; ahora
bien, sin investigación no hay campo de conocimiento, en
su proceso hay tradición, rutina, copia,
reproducción, dependencia y estatismo, todas estas
limitaciones e insuficiencias constituyen el camino de
perfeccionamiento del proceso investigador generador de
conocimiento a veces el docente lo toma como un trabajo adicional
y por ello se lo desdeña.

En el caso de la tarea de investigación formativa
en la facultad de Ciencias y de la Educación, los docentes
rehúyen aceptarlas y en caso de asumirlas no se comunican
con los estudiantes a fin de orientar el proceso de la
investigación, éstas irregularidades
académicas no corregidas dieron lugar a que los
estudiantes busquen a docentes de la universidad o fuera de ella,
para contratarles para la elaboración del proyecto y el
informe de investigación tan grave fue el deterioro de la
tarea investigativa formativa que se hicieron públicas
cobro por lectura de tesis, aprobación del informe, acto
de graduación hasta la aprobación de la
sustentación, que obligó al gobierno a intervenir a
través del Reglamento de Régimen Académico a
prohibir la elaboración de tesis en el pregrado y solo se
le mantiene para el nivel de post grado.

Del escenario descrito de tutoría, continuidad de
los estudios y desarrollo de las tareas investigativas nos pone
frente a la interrogante, ¿cómo puede comprenderse
el ejercicio de la docencia? En primera instancia no hay un
reconocimiento de sus actos que siendo no conscientes se expresan
en la práctica como currículo oculto, por ello, las
justificaciones y argumentos de que no investigan porque no
existen los medios ni recursos económicos para ese
propósito, se deduce de esas ideas la falta de una
política académica institucional para que desde las
carreras se llevara a los docentes a la comprensión del
verdadero desempeño docente, falta orientación y
control al desarrollo de tutorías, la continuidad de los
estudios y el desarrollo de tareas investigativas.

Conclusión

Se confirma la hipótesis de que en el ejercicio
de la enseñanza existen factores idiosincráticos de
la cultura del docente, se reduce la formación inicial al
dictado del currículo de las materias y no se reconoce
desde la racionalidad la necesidad de acompañar
tutorialmente al estudiante para evitar deserción y
pérdida de semestres facilitando la comprensión de
los contenidos de aprendizaje.

A pesar de los cambios culturales y sociales que las
políticas educativas de la educación superior
contra hegemónicas se inician en el país,
permanecen con pocas alteraciones los estándares con los
que se define la búsqueda de ese profesor ideal, y los
objetivos de formación que lo concretan. Podríamos
decir que en el discurso de la formación del profesor
permanece en un nivel poco profundo.

El desarrollo curricular de las materias no tienen
continuidad, se interrumpen de manera muy frecuente con actos
políticos electorales estudiantiles y de la docencia o por
actividades deportivas o fiestas de estudiantes, se expone la
formación profesional universitaria a graves
debilitamientos.

La politiquería es un factor que impacta
negativamente en la continuidad de los estudios e introduce
prácticas antivalóricas en el propio desarrollo de
las clases, hace que la formación quede reducida a un
proceso funcional, activista y acumulativo de transmisión
de conocimientos; y el sujeto en formación deviene
entonces objeto en una relación de poder – sumisión
que fragmenta, desintegra su saber, experiencia, conciencia y
comunicación.

Se evidencia falta de implicación personal del
docente en la ejecución de tareas investigativas en el
mismo proceso áulico y de la investigación
formativa de grado.

Se debilita el trabajo en la parte emocional y moral del
estudiante que es natural y propia del quehacer educativo, puesto
que al existir acciones de coacción se rompe su
valoración, empatía, optimismo y dificulta la
emergencia del sujeto ético.

Existe la urgencia de involucrar a docentes a tiempo
completo en procesos de investigación básica y
formativa para desarrollar cada vez mejores competencias
investigadoras y conectar los productos de la
investigación y la innovación con la
colectividad.

Referencias
Bibliográficas

Candia, O. (2006). Innovación y cambio social.
Barcelona: Paidós.

García Pérez, Sara (2006). Importancia de
a tutoría en la vida Universitaria, disponible en la web
http://apec.ucol.mx/PCC/proceedings/7/ARTICLEPCC06_Tutoria.pdf.
Consulta (18-04-2014)

García García, Emilio (2010). Competencias
éticas del profesor y calidad de la educación.
REIFOP, 13 (4). (Disponible en la web: http://www.aufop.com
– Consultada en fecha (02–03–2014)).

González Lara, José (2006). La
ética y política universitaria: comentarios en
torno al quehacer político de la universidad
pública (Disponible en la web:
http://www.postgradoeinvestigacion.uadec.mx/Documentos/Libros/EPU.pdf
consulta de fecha (02–05–2014)).

Imbernón, F. (2002). La investigación
educativa como herramienta de formación del profesorado.
Reflexión y experiencias de investigación educativa
Barcelona: Graó.

lyle Figueroa de Katra, Víctor Jaramillo
Ramírez y Marisela Partido Calva, X congreso nacional de
investigación educativa una estrategia para la
construcción del conocimiento en filosofía,
teoría y campo de la educación (ftyce).

Robalino C, Magaly (2005). Conflictividad y
situación docente, en Protagonismo docente en el cambio
educativo Revista Prelac, julio No.1 p.20 Chile.

 

 

Autor:

Ermel Viacheslav Tapia
Sosa

Magister en docencia
universitaria

Profesor principal a tiempo completo de la
utlvt

Esmeraldas, marzo 5 del año
2014

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