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Finanzas internacionales, comercio y fusiones



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Fondo
    Monetario Internacional
  3. El
    Sistema Monetario Europeo
  4. Los
    impactos de la unión monetaria en el sector financiero
    y en las empresas
  5. ¿Qué significa el término
    dolarización?
  6. ¿Cuáles son las razones del
    comercio internacional?
  7. ¿A qué se le denomina
    "posición de inversión
    internacional"
  8. ¿Qué diferencia existe entre los
    conceptos fusiones, consolidaciones, y
    conglomerados?
  9. Bibliografía
  10. Casos
    y problemas

Introducción

Debido a los acontecimientos y la necesidad de tener un
organismo que más que controle promueva el desarrollo
entre las naciones, ha surgido los fondos monetarios
internacionales y europeo, que no solo permiten el crecimiento
económico de los países miembros a través
del fortalecimiento de sus comercios y moneda, si no,
también permiten el otorgamiento de financiamiento a unas
tasas de interés establecidas y acordadas entres los
negociantes que solicitan tales recursos.

A lo largo de este informe, se dará con
más detalle todos los aspectos relacionados a las finanzas
internacionales, comercio y fusiones.

Fondo Monetario
Internacional

Se trata de una institución de cooperación
en la cual han ingresado voluntariamente una gran cantidad de
países porque reconocen las ventajas de poder consultar
con los demás países en el foro del fondo a fin de
mantener un sistema estable de compra y venta de sus respectivas
monedas. Los países miembros del fondo están
convencidos de que, en lugar de mantener en secreto las medidas
de política económica que pretenden adoptar y que
pueden incidir sobre el libre cambio de una moneda por otra, es
en beneficio de todos mantener informados a los demás
países. También consideran que una
modificación de las medidas políticas, cuando los
demás países coinciden en que esto beneficia a
todos, fomenta el crecimiento del comercio internacional y genera
más empleos mejor remunerados, en una economía
mundial en expansión. El fondo concede préstamos a
las naciones miembros que tienen dificultades para cumplir con
sus obligaciones financieras externas, pero sólo a
condición de que emprendan reformas económicas
capaces de eliminar dichas dificultades, por su propio bien y el
de todos los demás

Contrariamente a lo que se cree, el Fondo no tiene
control alguno sobre las políticas económicas
internas de sus países miembros. La autoridad que el Fondo
ejerce se limita estrictamente a supervisar las políticas
que afectan en forma directa la manera en que se compra y se
vende la moneda de cada uno de los países miembros y a que
precio.

Actualmente los objetivos perseguidos por el organismo
son facilitar la cooperación internacional, promover la
estabilidad cambiaría y regímenes de cambios
ordenados, ayudar al establecimiento de un sistema multilateral
de pagos y a la eliminación de las restricciones
cambiarias y ayudar a sus miembros al proporcionar temporalmente
recursos financieros para que corrijan desajustes de sus balanzas
de pagos.

Orígenes:

Los orígenes del fondo se remontan a la gran
depresión que azotó a la economía mundial en
la década de 1930. Esta decadencia no se limitó a
la economía visible, sino que se extendió al mundo
de las finanzas internacionales y de los mercados de cambios. La
falta de confianza en el papel moneda suscitó tal demanda
de oro que no fue posible cubrirla con los tesoros nacionales.
Varios países, tras la iniciativa del Reino Unido, se
vieron obligados a abandonar el patrón oro que, al definir
el valor de cada moneda en función de una cierta cantidad
de oro, le había otorgado al dinero un valor conocido y
estable durante años. Con la incertidumbre reinante acerca
de un valor de dinero que ya no guardaba relación fija con
el oro, se volvió muy difícil el cambio de moneda
entre los países que siguieron con el patrón oro,
lo que contrajo aún más la cuantía y la
frecuencia de las transacciones monetarias entre los
países, eliminó empleos e hizo bajar los niveles de
vida.

Se convocaron a varias conferencias internacionales a
principios de la década de los treinta para tratar los
problemas monetarios mundiales, pero todas fracasaron. Era
evidente que las solucione parciales y provisionales resultaban
inadecuadas. Lo que se necesitaba era la cooperación de
todas las naciones a una escala sin precedente para establecer un
nuevo sistema monetario internacional. Por iniciativa de Harry
White en EEUU y John Maynard Keynes en el Reino Unido que
coincidieron en proponer principios de los años cuarenta
el plan de un sistema de esa índole que sería
supervisado por una organización permanente de
cooperación y no por reuniones internacionales
ocasionales. Este sistema, como reacción ante las
necesidades de la época, hacía posible la
conversión irrestricta de una moneda por otra, el
establecimiento de un valor claro e inequívoco para cada
moneda y la eliminación de restricciones y
prácticas tales como las devaluaciones competitivas que
habían paralizado la inversión y el comercio
durante los años treinta. Tras prolongadas negociaciones
la comunidad internacional aceptó el sistema y la
organización encargada de supervisarlo.

Los delegados de 44 naciones, reunidos en Bretton Woods,
Estados Unidos, celebraron las negociaciones finales que
culminaron en el establecimiento del Fondo Monetario
Internacional en julio de 1944.El Fondo inició sus
actividades en mayo de 1946 en Washington, con 39 países
miembros. El Fondo admite a cualquier país que lleve las
riendas de su propia política exterior y que esté
dispuesto a observar la carta de derechos y obligaciones del
Fondo. Los países miembros pueden retirarse de él
en el momento en que lo deseen. Actualmente son miembros de la
institución más de 160 países.

Cuotas y votación:

Al ingresar al fondo cada país miembro aporta
cierta suma de dinero, que se denomina cuota, una especie de
aporte por afiliación.

Esas cuotas cumplen diferentes fines. En primer lugar,
constituyen un fondo que la institución puede utilizar
para conceder préstamos a los países miembros que
tengan dificultades financieras. En segundo lugar, son la base
para determinar la cantidad de recursos que cada país
miembro puede solicitar en préstamo o el monto de las
asignaciones periódicas que puede recibir en los activos
especiales denominados DEG. Cuanto mayor sea la cuota que se le
asigna a un país, mayor es la suma que puede solicitar en
préstamo cuando lo necesite. Por último, determinan
el número de votos de los países miembros. El
propio fondo, mediante un análisis de la riqueza y de los
resultados económicos de cada país, fija la cuota
correspondiente y por supuesto, fija cuotas más altas a
los países más ricos. Las cuotas se revisan cada
cinco años y pueden elevarse o reducirse de acuerdo a las
necesidades del Fondo y la prosperidad económica del
país miembro.

Al momento de la creación del organismo, los
países fundadores consideraron que la mejor manera de
lograr eficiencia en el funcionamiento y responsabilidad al tomar
las decisiones del Fondo era establecer una relación
directa entre el número de votos a que tendría cada
país y la cantidad de recursos que aporta a la
institución suscribiendo su cuota. Esto quiere decir que
cuanto mayor sea la suscripción que abona cada
país, mayor será su peso en la determinación
de las medidas de política.

Organización:

Son precisamente los países miembros los que
dictan, hasta sus más mínimos detalles, las medidas
de política que se observan en el Fondo. La línea
jerárquica va claramente de los gobiernos de los
países miembros y no al revés. Al establecer las
obligaciones de los países miembros con el fondo o los
detalles de un convenio de préstamo con un país, el
Fondo no actúa por sí mismo, sino como un
intermediario entre la voluntad de la mayoría de los
países miembros y el país en
cuestión.

En la cúspide de la línea de mando se
halla la Junta de Gobernadores, constituida por un Gobernador por
cada país y sus suplentes. Estos funcionarios son
portavoces de sus respectivos gobiernos. Los gobernadores y sus
suplentes residen permanentemente en las capitales de sus
países respectivos y sólo se congregan en
ocasión de las reuniones anuales.

Los gobernadores comunican los deseos de sus gobiernos
acerca de las actividades cotidianas del Fondo a sus
representantes en la sede de Washington, quienes constituyen el
Directorio Ejecutivo del Organismo.

El Directorio Ejecutivo no suele tomar decisiones por
votación, sino que se basa en el consenso obtenido entre
sus miembros, este mecanismo reduce al mínimo las
confrontaciones sobre asuntos delicados y favorece el acuerdo
sobre las decisiones que se toman.

El personal del Fondo está compuesto por unas
1700 personas, cuyo jefe jerárquico es el Director
Gerente, que también preside las reuniones del Directorio
Ejecutivo y es nombrado por éste. Por tradición el
Director Gerente es europeo.

Operaciones:

Al ingresar como miembro, todo país queda
obligado a mantener informado a los demás del
régimen mediante el cual se establecerá el valor de
su moneda en relación con los demás países,
a abstenerse de imponer restricciones al cambio de su moneda por
moneda extranjera y a adoptar políticas económicas
capaces de incrementar en forma ordenada y constructiva su propia
riqueza nacional la de todos los países
miembros.

Debe destacarse que son los países miembros
quienes se obligan a si mismo a seguir este código de
conducta. El fondo no tiene medios de coerción para que
los países respeten estas obligaciones, aunque ejerce
presiones morales para que los países se atengan a las
normas y reglamentos que libre y voluntariamente han consentido
obedecer. Si un país hace caso omiso de sus obligaciones
en forma repetida, los demás países miembros
pueden, a través del fondo, declararlo inhabilitado para
obtener préstamos o, como último recurso,
solicitarle que se retire de la institución.

Con el correr del tiempo, los países miembros han
asignado al Fondo una serie de cometidos acordes con las
necesidades de cada época y la institución ha
demostrado ser un instrumento flexible en el desempeño de
sus cometidos. En la actualidad, se le ha asignado al Fondo la
responsabilidad de supervisar el sistema de cambio ordenado de
las monedas nacionales, conceder préstamos a los
países miembros para que reorganicen su economía a
fin de que puedan cooperar mejor dentro del sistema y prestar
servicios auxiliares para ayudar a países miembros con la
gestión de la deuda externa y otras políticas
financieras.

Régimen de cambio:

Desde que se abandonó el sistema de paridades,
los países miembros del Fondo han acordado que cada
país escoja su propio método para determinar el
valor de cambio de su moneda. Los únicos requisitos son
que el país miembro no base ese valor en le oro y que
informe a los demás sobre como se determina el valor de
cambio de su moneda.

Supervisión:

La transición del sistema de paridades al sistema
actual de libre elección del régimen de cambio
parece sugerir una pérdida de influencia por parte del
Fondo, pero no es así, porque el nuevo mecanismo exige que
la institución tenga una participación aún
más intensa en todas las políticas
económicas de los países miembros que puedan
relacionarse con el valor de cambio del dinero. Al pasar al
sistema de librecambio actual, los países pidieron al
fondo que examine todos los aspectos de la economía de un
país que determinan el valor de cambio de su moneda y que
evalúe en forma imparcial los resultados económicos
de todos los países miembros de la
institución

El mismo Fondo escogió el término
supervisión para referirse a las actividades de vigilancia
de las políticas económicas de sus países
miembros.

La supervisión se basa en la convicción de
que cuando se adoptan políticas económicas internas
sólidas y congruentes se allana el camino para la
estabilización de los tipos de cambio y para el
crecimiento y la prosperidad de la economía
mundial.

Consultas:

Todos los años el fondo envía una
misión de funcionarios a los países miembros, que
permanece un lapso de tiempo razonable que le permita obtener
información y examinar junto a funcionarios del
país las políticas económicas que se
siguen.

Como se expresa anteriormente, la visita consiste de dos
fases, en la primera se obtiene información
estadística sobre las exportaciones e importaciones,
salarios, precios, nivel de empleo, gasto público, tipo de
interés, etc.

La segunda fase consiste en las entrevistas con
autoridades del sector público para determinar la eficacia
de las políticas económicas y los cambios que
pueden preverse.

Una vez finalizada la llamada misión, esta
regresa a Washington y prepara un informe que se examina en el
Directorio Ejecutivo, con la presencia del representante ante el
organismo del país analizado, posteriormente se
envía un resumen al gobierno del país en
cuestión, que en la mayoría de los casos incluye
sugerencias para mejorar las deficiencias advertidas en la
economía.

El Organismo realiza también consultas especiales
con los países más desarrollados cuyas
políticas tienen gran influencia sobre la economía
mundial. El objetivo primordial de estas consultas es evaluar la
situación económica mundial y prever su posible
evolución.

Función Financiera:

Si bien se fundó principalmente como
institución cooperativa para supervisar el sistema
monetario internacional, también lo sostiene
inyectándole dinero, a veces a gran escala, mediante
préstamos a sus países miembros, función
esta que se acentuó a partir de la crisis de la deuda de
1982 de los países latinoamericanos y durante esta
década en la intervención en las crisis mexicana,
asiática, rusa y brasileña.

Fuentes de Financiamiento:

Las suscripciones que se le asignan a los países
miembros, constituyen la mayor fuente de recursos.

Como cada país miembro tiene derecho a obtener
préstamos por un múltiplo de la suma entregada en
suscripción, es posible que las cuotas no proporcionen los
recursos que exigen las necesidades de efectivo de los
países miembros en los períodos de gran
tensión en la economía mundial.

Para hacer frente a esta circunstancia el Fondo ha
establecido una línea de crédito con gobiernos y
bancos de diferentes países. Esta línea de
crédito que lleva el nombre de Acuerdos Generales para la
Obtención de Préstamos, se renueva cada cuatro
años. El Fondo paga los intereses correspondientes por la
cantidad que se le presta según estos acuerdos y se
compromete a devolverla en cinco años.

Además de estos acuerdos generales, el Fondo
recibe préstamos de las autoridades monetarias de los
países miembros para programas específicos a
desarrollarse en otras naciones.

El Sistema
Monetario Europeo

 Actualmente, paradójicamente, en Europa
asistimos a dos realidades antagónicas. En un extremo, las
luchas étnicas y los nacionalismos, movimientos
éstos defensores de un individualismo cultural, social,
étnico aferrados a una historia involucionista donde los
hilos son movidos, muchas veces, por los intereses y
egoísmos de unos cuantos, conllevando un sufrimiento sin
razón, ignorándose los derechos fundamentales e
inherentes del individuo, confrontados con la propia conciencia
popular mayoritaria que busca y anhela la pacificación, el
entendimiento y la convivencia plural.

En el otro extremo, además, observamos una Europa
que lucha por aglutinar a las naciones miembros, respetando su
idiosincrasia, eliminando las fronteras físicas e
intentando superar los miedos de un pasado reciente bastante
cruento, a través del desarrollo de los principios de
solidaridad y cooperación recíproca entre sus
Estados integrantes. Obviamente, desde una perspectiva objetiva,
el basamento de esta unidad obedece a un interés de
naturaleza estrictamente económica que busca una
vía de escape a la problemática
socio-económica de los países europeos ante
naciones con un gran potencial económico como EE.UU. o
Japón.

En este modulo, exponiéndose brevemente los
antecedentes, los hechos, los fundamentos jurídicos y las
consecuencias de un acontecimiento histórico en donde
tenemos el privilegio de ser protagonistas excepcionales al
participar en su proceso de construcción y
culminación, se intenta despertar en el oyente la
curiosidad y la búsqueda de una mayor información
sobre el tema a tratar.

Las Bases Del Sistema Monetario
Europeo

La implantación de una moneda y una
política monetaria única, como objetivo
comunitario, fue contemplada en una serie de proyectos e
iniciativas incluso antes que en el propio Tratado de la
Unión Europea, pudiendo éstas ser consideradas como
antecedentes de la Unión Económica
Europea.

Así, en el Tratado de Roma del 25 de marzo de
1957 (Tratado constitutivo de la Comunidad Económica
Europea) se ponía de manifiesto la conveniencia de cierta
coordinación en las políticas económicas y,
en concreto, se establecía la creación del
Comité monetario para fomentar la coordinación de
las políticas monetarias de los estados
miembros.

En la Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de
los países miembros de la Comunidad Europea celebrada en
la Haya en diciembre de 1969, encontramos el primer
pronunciamiento expreso a favor de la creación de una
unión económica y monetaria, reflejándose la
necesidad de efectuar un estudio sobre las posibilidades de una
evolución de la Comunidad hacia tal
unión.

Consecuentemente, por encargo del Consejo de Ministros
de las Comunidades surge el Informe Werner, más conocido
como el Plan Werner realizado en 1970 por un
Comité de expertos financieros y monetarios, presididos
por Pierre Werner, Primer Ministro y Ministro de Hacienda de
Luxemburgo. Este informe resaltaba la necesidad de una efectiva
armonización de las políticas económicas con
objeto de mejorar el funcionamiento del Mercado Común pues
en su defecto sólo cabría esperar tensiones
crecientes dentro del mismo. Para atajar esa eventualidad, en el
Plan se proponía como solución a esta necesidad la
implantación de una moneda única para los
países de la Comunidad Económica Europea; es decir,
se especificaba en el Plan la necesidad de una "total e
irreversible unión de las monedas de la Comunidad ".
Asimismo, procede destacar el carácter anticipador que
tuvo el Informe Werner reflejándose tanto en la
caracterización de este proceso como también en su
previsión de un sistema de Bancos Centrales para la
Comunidad Económica Europea muy parecido al de la Reserva
Federal en E.E.U.U.

Sin embargo, los progresos previstos en el Plan Werner
– llegar a la unión en 1980- se vieron bloqueados
por los avatares que emergen a partir de 1971, empezando por la
inconvertibilidad del dólar y su primera
devaluación, así como las políticas
económicas divergentes debidas a la primera crisis del
petróleo, provocando que las aspiraciones europeas se
constriñeran a un objetivo más modesto consistente
en conseguir una mayor vinculación de las monedas de los
países de la C.E.E. entre sí, con márgenes
de máxima fluctuación conjunta frente al
dólar dando lugar a la denominada serpiente monetaria,
antecedente más inmediato del actual Sistema Monetario
Europeo y que perseguía la abolición gradual de la
propia fluctuación.

Como consecuencia de la evolución del sistema
Bretton-Woods, el Consejo de Ministros de La Comunidad Europea
decide limitar la banda de la fluctuación entre las seis
monedas de la Comunidad Europea a +/- 2.25 %. El Reino Unido,
Irlanda y Dinamarca acuerdan formar parte de la " serpiente
monetaria" anticipándose a su ingreso en la Comunidad
Europea en 1973. Sin embargo, la libra esterlina, la libra
irlandesa, el franco francés y la lira italiana pronto se
retiran. Así, la serpiente acabó
reduciéndose al DM, las monedas de Benelux y algunas
escandinavas. Y de ésta y de otras circunstancias, es de
donde empieza a surgir el gran predicamento del Bundesbank y del
DM, así como la idea de una zona monetaria
homogénea en Europa Central.

No obstante, por la gravedad de la crisis internacional
y por la evidente imposibilidad de retornar a una
situación de Sistema Monetario Internacional regido por el
Fondo Monetario Internacional surge el Fondo Europeo de
Cooperación monetaria (FECOM, abril de 1973) de la C.E.E.
Con personalidad jurídica propia y sede en Luxemburgo, al
Fondo se le asignó la misión de reducir
progresivamente los márgenes de fluctuación de las
divisas comunitarias entre sí, a base de coordinar las
políticas y la acción de los Bancos Centrales, y,
recurriendo, en caso necesario, a la intervención de los
mercados de cambio. Entre sus cometidos, estaba asimismo el de
facilitar acuerdos a fin de lograr una política concertada
de reservas. Por tanto, pese a sus limitaciones operativas, el
FECOM sirvió para reforzar la política comunitaria,
que desde antiguo contaba ya con un órgano esencial, el
Comité Monetario, creado por el Tratado de Roma. Pero las
actividades del FECOM, sin un entorno consistente, no colmaron
las esperanzas inicialmente puestas en él. Entre otras
cosas, porque la serpiente monetaria no era ni oficial ni
general.

En 1978, se retomó de nuevo la iniciativa de
hacer de Europa una zona de estabilidad cambiaria , siendo el
máximo exponente de este proceso la creación del
Sistema Monetario Europeo, con un objetivo común al de la
serpiente, pero con un soporte técnico y, sobretodo
político, mucho más importante. La decisión
de crear el Sistema Monetario Europeo se debió al
entendimiento franco alemán, simbolizado en las personas
de Valery Giscard d" Estaing y Helmut Schmidt, así como al
euroentusiasmo del británico Roy Jenkins, por entonces
Presidente de la Comisión Europea. Así el 12 de
marzo de 1979, el Consejo Europeo reunido en París
autorizó definitivamente la puesta en marcha del Sistema
Monetario Europeo, que entró en vigor al día
siguiente.

La aprobación del Acta Unica, en 1987, supuso un
paso más en el proceso de consecución de la
Unión Económica y Monetaria, impulsando la
cooperación de las políticas económicas y
monetarias. Dentro del contexto del Acta Unica Europea, hay que
destacar las negociaciones de Nyborg-Basilea, en septiembre de
1987, que tenía como objetivo fortalecer el Sistema
Monetario Europeo, a través de un uso más flexible
de los instrumentos previstos para frenar las tensiones:
intervenciones en los mercados de cambio, movimientos de los
tipos de interés, etc.

En la reunión de junio de 1989, en Madrid el
Consejo Europeo aprueba el Informe Delors que perfila un plan en
tres etapas para el establecimiento de la Unión
Económica y Monetaria. La peseta se integra en el
mecanismo de tipo de cambio con la banda de fluctuación
ampliada a +/- 6%.

Finalmente, la consagración de la Unión
Económica Monetaria se llevó a cabo a través
del Tratado de la Unión Europea, aprobado por el Consejo
Europeo de Maastricht en diciembre de 1991 y firmado en esta
misma ciudad el 7 de febrero de 1992. En este Tratado se
ratificó el proceso iniciado con el Informe Delors, si
bien se modificaron algunos aspectos, quedando el proyecto de la
Unión Económica Monetaria definido por una estrecha
coordinación entre las políticas económicas
de los distintos Estados miembros y por la transición a
una moneda única y una política monetaria
común.

En abril de 1992 el escudo portugués ingresa en
el mecanismo de tipo de cambio con una amplia banda de
fluctuación, 6%. Sin embargo, en septiembre, la libra
inglesa y la lira italiana se retiran del mecanismo del tipo de
cambio.

En 1993 como consecuencia de la crisis monetaria en el
Sistema Monetario Europeo, los Ministros de Finanzas y los
Presidentes de Bancos Centrales de la Unión Europea
deciden en Agosto ampliar las bandas de fluctuación de
este sistema al 15%, excepto el marco alemán y el
florín holandés que continúan en el
2.25%.

La segunda etapa de la Unión Monetaria Europea
comienza el 1 de enero de 1994 creándose el Instituto
Monetario Europeo como precursor del Banco Central
Europeo.

Concluir reseñando que en 1995 Austria y
Finlandia se unen al mecanismo del tipo de cambio. Sin embargo,
Suecia mucho más euroexceptica no se ha propuesto ingresar
en el sistema Monetario Europeo. Asimismo, es este año
como consecuencia de la debilidad del dólar americano, en
febrero y marzo, muchas monedas europeas se encuentran bajo la
presión del bloque del marco alemán. En marzo, la
peseta y el escudo sufren una devaluación en el Sistema
Monetario Europeo.

 

El Funcionamiento Del Sistema Monetario
Europeo

En diciembre de 1978 a través de una
resolución del Consejo Europeo fueron definidas las
características básicas del Sistema Monetario
Europeo, fijándose como fecha de su entrada en
funcionamiento el 15 de marzo del año siguiente e
instándose al Consejo, a la Comunidad Europea y a los
Bancos Centrales a ponerlo en práctica.

El objetivo prioritario del Sistema Monetario Europeo,
desde un principio, consistió en estabilizar las
relaciones de cambios entre las monedas imbricadas en el mismo; a
fin de garantizar un correcto funcionamiento del Mercado
Común, y de ese modo contribuir a la confianza de los
inversionistas. Dicho de otro modo, su objetivo principal era
hacer de Europa un área de estabilidad cambiaria
corrigiendo así la inestabilidad e incertidumbre derivada
de la variabilidad de los tipos de cambio, al mismo tiempo que se
intentaba conseguir una estabilidad interna fruto de la
convergencia económica de los países, tanto en
precios como en costes.

A tales efectos, pueden sintetizarse los elementos
principales componentes del Sistema Monetario Europeo en tres: un
mecanismo de tipos de cambio e intervención, una moneda,
el ECU, que opera como unidad de reserva e instrumento de
liquidación, y el Fondo Europeo de Cooperación
Monetaria (FECOM), que fue disuelto a comienzos de la segunda
fase de la Unión Económica Monetaria, traspasando
sus competencias al Instituto Monetario Europeo.

Todos los países de la Unión Europea son
miembros del S.M.E. aunque Grecia, Suecia y Reino Unido no
están sometidos al mecanismo de cambios e
intervención que establece para cada una de las monedas de
un tipo central de cambio del ECU (pivote Central) y los tipos de
cambio centrales o paridades fijas de cada moneda respecto a las
restantes (pivotes bilaterales).

La llamada parrilla de paridades, considerada como la
estructura básica y referencia de estabilización de
los tipos de cambio de mercado de las monedas participantes,
está constituida por todos los tipos de cambio
bilaterales; existiendo un compromiso por parte de los Bancos
Centrales de intervenir para intentar mantener a sus respectivas
monedas dentro de la banda de fluctuación establecida en
torno +/- 2.25% respecto al tipo Central hasta el 2 de agosto de
1993 que pasó al +/- 15% como consecuencia de las
turbulencias monetarias acontecidas en el periodo que oscila
entre agosto de 1992 y julio de 1993. Para su consecución,
era necesario que el Banco emisor de la moneda apreciada vendiera
su propia moneda a cambio de la moneda depreciada, y el Banco
emisor de la moneda depreciada, asimismo, debía retirar
del mercado su moneda sustituyéndola por la moneda
apreciada, siendo las autoridades responsables de la moneda
causante de la desviación de los tipos de cambio de
mercado de los pivotes bilaterales quienes deben adoptar las
medidas a seguir, en función de la debilidad o fortaleza
relativa a una moneda.

La referencia para el mecanismo de cambios del S.M.E. es
el ECU (European Currency Unit, escudo en francés, o
simplemente Unidad Monetaria Europea). La aparición del
ECU significó un principio de independencia inicial de los
europeos frente al dólar de EE.UU.; además, el ECU
pasó a servir de unidad para los cálculos
presupuestarios dentro de la Comunidad Europea,
empleándose, igualmente a partir de 1980, para emisiones
de capital como empréstitos públicos y privados en
los países comunitarios; así como, en cuentas
bancarias, comercio exterior, tarjetas de crédito, entre
otros efectos financieros.

El ECU cabe definirlo como la unidad monetaria del
S.M.E. constituida por una cesta de monedas formada por
cantidades fijas de 12 monedas comunitarias; es decir, consiste
en la suma de cantidades concretas de cada una de las monedas de
los estados miembros de la Comunidad Europea. La cesta del ECU
debía revisarse periódicamente, en principio cada
cinco años, a fin de adaptarla al peso comparativo de los
países de la Comunidad Europea, en función de tres
elementos: PBI, comercio intracomunitario y cuota en el FECOM.
Sin embargo, desde 1993 se suprimió definitivamente por el
artículo 109.6 del Tratado de Maastricht.

Por último, reseñar como funciones
principales del ECU:

  • Servir de unidad para los cálculos
    presupuestarios en la Comunidad Europea.

  • Medio de pago y reserva de los Bancos
    Centrales.

  • Magnitud de referencia en el sistema de tipos de
    cambio.

Aunque la creación del S.M.E., en general, se
puede considerar globalmente positiva pues además de
conseguir el mantenimiento de una cierta estabilidad cambiaria y
un mayor grado de coordinación de las políticas
económicas, afianzando, asimismo, la cooperación
entre Bancos Centrales y consiguiéndose un mayor nivel de
convergencia en términos de tipos de interés y de
inflación; no obstante, no se puede olvidar que el S.M.E.,
desde sus comienzos, venía arrastrando la dificultad de
garantizar la coexistencia de un sistema de tipos de cambio cuasi
fijos, en un entorno de creciente liberación de los
movimientos internacionales de capital y con unos mercados
financieros minuciosos ante las posibilidades efectivas de
convergencia de las economías europeas.

Todo esto pone de relieve la necesidad de implantar una
moneda única, desembocando en una política
monetaria común y una intensa coordinación en
materia de política económica, especialmente en lo
referente a políticas presupuestarias, a fin de conseguir
un área donde se eliminarían el riesgo cambiario
previamente existente entre las monedas sustituidas por el EURO,
así como unos menores costes de transacción en los
cobros y pagos exteriores, consiguiéndose eliminar todo
obstáculo o limitación a la movilidad de
capitales.

Fases de la unión
monetaria.

Los requisitos sobre las tres fases sucesivas de
construcción de la Unión Europea se fijaron en el
articulado del Tratado de la Unión Europea, concretamente
en el Título VI, del artículo 102.A al 109.M,
así como en una serie de protocolos sobre:

  • Estatutos del Sistema de Bancos Centrales (SEBC) y
    del Banco Central Europeo (BCE).

  • Estatutos del Instituto Monetario Europeo (I
    ME).

  • Procedimiento aplicable en caso de déficit
    externo.

  • Criterios de convergencia del artículo
    109.I.

  • Condiciones para la transición a la tercera
    fase de la Unión Monetaria.

Primera fase:

Esta primera etapa, que se inició el 1 de julio
de 1990 y culminó el 31 de diciembre de 1993, aparece
definida en el Informe Delors. Sus objetivos fundamentales
fueron:

  • Alcanzar el mayor grado posible de convergencia
    económica, comprometiéndose cada estado miembro
    a adoptar un programa plurianual, destinado a garantizar la
    necesaria convergencia hacia la Unión Económica
    Monetaria.

  • Acabar el proceso de construcción del Mercado
    Interior, eliminando las barreras físicas,
    técnicas y fiscales que impiden su pleno
    desarrollo.

  • Eliminar cualquier clave de restricciones en lo
    referente a la libre circulación de capitales y
    servicios financieros.

Consecuentemente, el Consejo de Ministros de la
Unión Europea, basándose en los

informes previos de la Comisión, asumió la
tarea de evaluar los progresos realizados en materia de
convergencia, tanto respecto de cada uno de los Estados miembros
como a escala general; en particular, en lo concerniente a la
estabilidad de precios y al saneamiento de las finanzas
públicas.

Esto originó en España el surgimiento de
los programas de convergencia del gobierno de 1992 y
1994.

Segunda fase:

Esta etapa comenzó el 1 de enero de 1994, siendo
uno de sus aspectos clave, desde el punto de vista de la
Unión Monetaria, la creación del Instituto
Monetario Europeo, embrión del futuro Banco Central
Europeo, que tiene como principal función organizar el
paso a la tercera fase.

El IME tiene personalidad jurídica propia; y se
administra y gestiona por un Consejo, que integran su Presidente
y los Gobernadores de los Bancos Centrales de los Estados
miembros de la Unión Europea. Los miembros del Consejo del
IME actúan con absoluta independencia, es decir, sin
ninguna clase de mandato imperativo, existiendo sólo una
cierta coordinación observable en ciertos hechos como que
el Presidente del Consejo de Ministros Comunitario y un miembro
de la Comisión participan, sin derecho a voto, en las
reuniones del Consejo del IME o, cuando, se invita al Presidente
del IME a las reuniones en que el Consejo de Ministros de la
Unión Europea haya de debatir asuntos relacionados con los
objetivos y funciones del IME.

El Consejo del IME se reúne al menos diez veces
por año, y en general decide por mayoría simple de
sus miembros. Sin embargo, los dictámenes,
recomendaciones, decisiones y directrices, necesitan de
mayorías cualificada de dos tercios de los
representantes.

El IME tiene una serie de atribuciones, que se detallan
minuciosamente en el Tratado de Maastricht, y en los Estatutos
del propio Instituto, que figuran en un protocolo anejo al
Tratado de la Unión Europea. Sin embargo, de forma
resumida cabe destacar las siguientes funciones sustantivas e
inmediatas del IME:

  • Reforzar la cooperación entre los Bancos
    Centrales de los países miembros.

  • Mejorar la coordinación de las
    políticas monetarias de los Estados miembros, a fin de
    asegurar la estabilidad de precios.

  • Supervisar el funcionamiento del Sistema Monetario
    Europeo, junto con la Comisión Monetaria.

  • Celebrar consultas sobre asuntos competencia de los
    Bancos Centrales, cuando afecten a los Mercados
    Financieros.

  • Facilitar la utilización del ECU en toda
    clase de operaciones y supervisar su desarrollo; incluyendo
    la buena marcha del sistema de compensación entre
    Bancos Centrales.

  • Fomentar la armonización de las
    estadísticas en el ámbito monetario y
    financiera.

  • Promover la eficacia de los pagos transfronterizos,
    eliminando las costosas barreras que subsisten.

  • Preparar la Unión Monetaria.

Además, en esta segunda etapa, en lo referente a
política monetaria, cada Estado debe garantizar la
independencia de su Banco Central, pasando éste a gozar de
completa autonomía, especialmente en lo referente a la
fijación del tipo de interés básico.
Asimismo, en esta etapa, se definieron una serie de objetivos a
cumplir, destacándose:

  • Mayor control del déficit
    público.

  • Prohibición de la financiación
    privilegiada al sector público.

  • Cumplimiento de los criterios preparatorios de la
    convergencia, en base a los cuales se decidirán los
    países que accedan a la tercera fase.

Así, concluyendo, destacar que desde el 1 de
enero de 1994, entraron en vigor una serie de disposiciones
necesarias para la consecución de los elementos esenciales
de esta segunda fase; a saber:

  • Para lograr la limitación de las operaciones
    de crédito quedó prohibida la concesión
    de cualquier tipo de créditos, o la
    autorización de descubiertos, por parte de los Bancos
    Centrales a favor de instituciones u organismos comunitarios,
    Gobiernos, autoridades regionales o locales, u otros poderes
    públicos u organismos de Derecho Público o
    empresas de los Estados miembros; igualmente sucedió
    con la adquisición directa de deuda emitida por todas
    esas Entidades. Asimismo, se decidió impedir el acceso
    privilegiado del sector público a cualquier clase de
    Entidades Financieras distintas de los Bancos Centrales y la
    propia Unión Europea se comprometió a no
    responder mediante aval de las obligaciones contraídas
    por los sectores públicos en los Estados
    miembros.

  • Se establecieron como condiciones para presupuestos
    dos criterios básicos plenamente exigibles en la
    tercera fase de la Unión Monetaria:

  • La proporción entre el déficit
    público y el PIB no ha de superar un valor de
    referencia- inicialmente el 3%- a menos que el exceso
    descienda de modo sustancial y continuado hasta llegar a un
    nivel que se aproxime al valor de referencia o el valor de
    referencia se sobrepase sólo temporalmente y de manera
    leve.

  • Y, la proporción entre la deuda
    pública acumulada y el PIB, no rebasará un
    valor de referencia –inicialmente el 60% – salvo que el
    exceso evolucione a un ritmo satisfactorio para su
    ajuste.

Si un Estado miembro no cumple con estos criterios, la
Comisión tiene potestad para elaborar un informe en el que
habrá de tener en cuenta otro criterio, concretamente que
el déficit no supere los gastos públicos de
inversión.

  • Para el paso de la segunda a la tercera fase se
    requiere el cumplimiento, por parte de los Estados miembros
    que aspiran a ingresar en la Unión Monetaria, de las
    llamadas condiciones de convergencia – criterios de
    Maastricht- tales condiciones son:

  • Contar con una tasa de inflación como
    máximo del 1.5% por encima de la media
    (aritmética) de los tres Estado miembros con la
    inflación más baja.

  • Situar los tipos de interés dentro de un
    margen de dos puntos por encima de la media
    (aritmética) de los tres Estados miembros con los
    tipos más bajos.

  • No tener un déficit fiscal superior al 3% del
    PIB.

  • No llegar al 60% en ratio deuda pública/
    PIB

  • Presentar una razonable estabilidad de cambios en el
    Sistema Monetario Europeo.

Todas estas condiciones pueden quedar traducidos en los
siguientes criterios: estabilidad de precios, sostenibilidad de
unas finanzas públicas saneadas, mantenimiento de los
tipos de cambio en los márgenes de fluctuación
normales que establece el mecanismo de tipos de cambio del
Sistema Monetario Europeo y, por último, convergencia de
los tipos de interés a largo plazo.

Tercera fase:

Esta fase supone la culminación del proceso de
creación de la Unión Económica

Monetaria. El 1 de enero de 1999 es la fecha fijada en
el Consejo de Madrid de diciembre de 1995 para su inicio. En esta
fecha, el Consejo de la Unión Europea adoptará el
tipo de cambio fijo e irrevocable al cual el EURO
sustituirá a las monedas nacionales y el BCE, en
sustitución del IME, y el SEBC iniciarán plenamente
el ejercicio de sus funciones.

Dentro de la tercera fase cabe distinguir tres etapas
para la introducción de la moneda única:

  • Del 1-1-1999 al 31-12-2001: el Euro no se
    encontrará disponible en forma de billetes y monedas,
    siendo utilizadas para los cobros y pagos físicos las
    monedas nacionales, como divisiones del Euro. Sin embargo, el
    Euro sí podrá ser usado para denominar
    operaciones financieras y mercantiles, aunque para realizar
    los cobros y pagos físicos que las mismas impliquen se
    deberán convertir los importes en Euros a moneda
    nacional, a un tipo de conversión fijo e irrevocable.
    El inicio de esta fase supondrá la adopción de
    una política monetaria común para todos los
    países que accedan a la misma.

  • Del 1-1-2002 al 30-6-2002, como fecha límite:
    comienza la circulación de billetes y monedas en
    Euros, que coexistirán con las monedas y billetes
    nacionales. Durante este período se prevé la
    sustitución paulatina de las monedas nacionales por la
    moneda única.

  • Partes: 1, 2

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