El siglo XIX fue un periodo trascendental para la
lingüística y los estudios lingüísticos
pues, es entonces, cuando se hacen grandes esfuerzos por
interpretar textos, objetos y marcas a fin de conocer las
primeras manifestaciones del lenguaje. En todo esto, es menester
aclarar que si bien esos estudios tienen fechas recientes, la
Lingüística ha tenido manifestaciones desde la
antigüedad. Aunque la ciencia no ha podido determinar con
exactitud la transición de los sonidos a las palabras
articuladas, se han generado distintas teorías de
destacados investigadores que, aunque muchas veces se
complementan, en ocasiones caen en el debate consciente o
inconscientemente.
En ese sentido, el análisis que se presenta a
continuación es una reflexión que recoge las
principales ideas sobre el origen y evolución del lenguaje
a través de los pueblos antiguos. Entre conquistadores y
conquistados la lengua sigue un proceso que en vez de coartar su
evolución más bien la agilizó.
Este artículo es producto de reflexiones de
textos diversos que recogen el origen y evolución de los
hechos lingüísticos, pero no para seguir contando la
historia, sino para propiciar meditaciones que permitan
comprender y hasta si es posible recapitular concepciones sobre
la Lingüística como ciencia. La estructura del mismo
obedece a la de un texto expositivo: introducción,
desarrollo y conclusión; mas como lo presentado en este
momento es una primera versión y faltan fuentes por
analizar, las conclusiones sobre los temas discutidos se integran
a las cavilaciones y la conclusión general será
otro proceso de recogida de las informaciones totales del
escrito.
La historicidad de la lingüística representa
siempre una disyuntiva entre los responsables de asociar hechos,
datos y acontecimientos para llegar a reflexiones que diluciden
teorías e hipótesis sobre los mismos. A
través de la historia hemos "visto" batallar postulados
sobre cuándo y dónde surgen las reflexiones
lingüísticas, si en Grecia, o en Oriente Medio; si la
lengua es el objeto de estudio o debe ser lenguaje o el habla. En
fin, cada investigador, de acuerdo a su corpus de
información hace sus aseveraciones. Un hecho concreto que
ejemplifica este punto son las investigaciones realizadas por los
europeos a mediados del siglo XIX, pues al exponer sus resultados
y luego revisarlos tenían discrepancias consigo mismos. Un
científico no es un ser infalible, sino más bien un
auscultor de la realidad que se le muestra. Tanto es así
que al estar en contacto con otro tipo de información o
información nueva, sus cavilaciones se modifican y es
probable que las rectifique.
Cuando para el siglo XVIII se hacen estudios profundos
sobre el sistema de escritura devanagari, utilizado para escribir
el sánscrito, lengua sagrada de los hindúes y el
bengalí, se encuentran con el conflicto de que en la india
no existía el estudio de inscripciones antiguas, lo que
dificultaba o más bien impedía la
interpretación objetiva de las diversas escrituras. Dadas
las circunstancias, Wilkins y otros estudiosos recogen datos
arcaicos de escritura brahmi, pero no pudieron llegar muy lejos.
Sus principales aportes es servir de base para estudios
posteriores, como el de James Prinsep. Este descartó que
las inscripciones antiguas estuvieran escritas en
sánscritos sino en bactria o indobactria, llamada luego
kharosthi. Entre teorías y descartamientos se
concluyó que esas leyendas tenían un
carácter indio en Kharosthi. Quizás de haber
más especialistas involucrados en el caso, no hubieran
pasado tanto tiempo haciendo y anulando hipótesis.
Experiencia similar se vivió con otras traducciones y
sistemas de escrituras, clara demostración de que los
principios no son sentencias y que el investigador no es poseedor
de ninguna verdad absoluta.
En otro apartado, pretendo referirme a las primeras
reflexiones lingüísticas y las divergencias de
opiniones en torno a ella. Si bien es sabido que no existe
claramente una línea divisoria del momento exacto del
surgimiento de la lengua hablada, los científicos se
aventuran a teorizar partiendo de análisis de
cráneos para determinar la evolución de primeras
civilizaciones del mundo. Estas tenían sus propios
mecanismos de comunicación y el estudio de sus vestigios
resulta provechoso para conocer no solo estas formas de escritura
sino la forma de vida de estos pueblos.
Una sucesión de hechos históricos se nos
presentan como acontecimientos que han marcado la
evolución de la lengua desde su incierto origen. En las
reflexiones de Rodríguez (2010) se sitúan hechos
precisos y relevantes para la comprensión de la
evolución de los estudios lingüísticos. El
mismo explica que entre los periodos 4000 al 476 AC, conocida
como Edad Antigua, se desarrollaron altas culturas, Mesopotamia,
Egipto, Persia, India, etc. y cada una de ellas
confeccionó su propio alfabeto. La creación de un
sistema de escritura representa un salto cuántico para la
humanidad, pues pasar de la oralidad a la escritura involucra
cierto grado de reflexión. Algunos tienen posturas
radicales al afirmar qua la invención de la escritura es
una simple respuesta a las privaciones del medio. Es posible que
la chispa, detonante de este suceso, haya sido la necesidad, pero
no podemos circunscribir un acto tan memorable en un plano
netamente físico. Es aquí donde entra el papel del
lingüista, ver la amplitud del suceso, en las condiciones en
que se produjeron los hechos y evaluar que el mismo desarrollo
del lenguaje lleva a las primeras civilizaciones a plasmar en
diferentes materiales de su entorno marcas que
sustentarían luego el abecedario propiamente dicho. Elena
Blavatsky tiene una teoría bastante acertada: «Hasta
que el hombre no adquirió completamente la facultad
razonadora, no existió el lenguaje propiamente dicho, sino
una especie de conato del lenguaje».
Al respecto, Niño Rojas (2007), asevera que los
mejores y más completos lingüistas son esos, que
teniendo pocos recursos (comparados con los actuales) y ambientes
bélicos produjeron razonamientos sobre eventos
lingüísticos. En total consonancia con la postura de
este autor "… el hecho de poder aislar y
representar sonidos o elementos del lenguaje es
manifestación de una conciencia bien desarrollada sobre
los hechos del lenguaje" me atrevo a asegurar que los
pioneros en lingüística, son precisamente los pueblos
primitivos, responsables de la invención de los distintos
tipos de escrituras.
El desarrollo físico, mental y espiritual del
hombre siempre ha seguido un proceso paulatino, no violento sino
evolutivo, se va perfeccionando o cambiando a medida que pasa el
tiempo. Este mismo proceso ha sufrido la lengua. Esta transita de
generación en generación produciendo variedades
provocados por los hablantes, correlacionada entre la estructura
de las lenguas y el entorno cultural en el que hablan. Por esta
razón el latín vulgar se distanció tanto del
culto al punto que lo ponía en peligro de
extinción. La lengua, al mezclarse con distintos pueblos,
adquiría y perdía vocablos, sonidos, fonemas, etc.,
la discusión se genera en torno a la incógnita de
si es consciente o no ese cambio. Creo que el hablante no es
consciente de esos cambios que se registran en la lengua, hace
uso de lo aprendido y lo acomoda a su contexto y sus
posibilidades.
El aspecto evolutivo, también ha creado
discusiones sumamente interesantes especialmente en la
lingüística histórica. Muchos autores
coinciden en que el lenguaje es una capacidad netamente humana
que se manifiesta en la lengua. (Saussure, 1916; Collado, 1978;
González y Benavides, 2004 ; Mendivil Giró, 2006;
entre otros.) Pero no han podido unificar criterios sobre
cuál debe ser el objeto de estudio de la
lingüística. Sin embargo, esa disyuntiva se
tocará más adelante. Retomando la idea, Mendivil
Giró, (2006) concibe una correlación entre la
teoría de la evolución y la lingüística
histórica intrínsecamente vinculada al que existe
entre lenguas y especies y sus modos de evolución debido a
que concibe la lengua como objetos naturales
históricamente modificados. Esto coincide con la postura
de Collado (1978) considerando dos perspectivas: la de un estado
y la de una evolución, que en voz de Saussure (1916) no
son más que estudios diacrónicos y
sincrónicos; y con la de Benavides (2013) quien lleva el
juicio de que los cambios no sólo ocurren lentamente sino
que son necesarios.
Después de que lo escrito viene a recoger las
experiencias mágico-religiosas, principalmente con las
deidades y su intervenciones terrenales, se fundan las escuelas
hindués, aproximadamente en el 2000 – 1000 AC. Estas
escuelas estudian las palabras a través de las
explicaciones místicas, estudios complejos que se basan en
los precedentes culturales que tenían como pueblo. Estos
saberes acumulados hacen que la escuela de Nyaya, en entre los
siglos VI-V AC, realicen estudios especiales sobre aspectos
gramaticales, separando el verbo del sustantivo y adoptando
posturas opuestas entre sus miembros sobre la relación
entre la palabra y su significado: ¿Es natural o
convencional la relación entre las palabas y los objetos?
Platón, siglos después, sostuvo que la palabra
tenía una estrecha relación con la naturaleza de
las cosas, igualmente pensaba que estas tenían una
conexión ontológica entre el nombre y su realidad,
por lo que, el lenguaje se convertía en un reflejo de la
realidad. Idea rebatida y discutida por Aristóteles, para
quien el lenguaje era convención y creación del
hombre.
Los estoicos también se sumaron a esta disputa en
oposición a los planteamientos de Aristóteles. Para
los estoicos el lenguaje era natural, pugna que duró por
siglos entre anomalistas y los analogistas (epicúreos)
disputas generadas por las regularidades de la lengua. Aunque
emitir juicios absolutistas no es propio del investigador, creo
que no existe ningún vínculo entre la palabra y el
objeto designado por ella, el símbolo es arbitrario. Esto
no descarta que, en la amplitud de la lengua como sistema
abstracto, algún objeto mantenga ciertas correspondencias
con la palabra, pero de existir, no es la generalidad.
La insatisfacción del ser humano es un factor de
empuje en el aspecto lingüístico. Esto lo demuestran
las reflexiones dadas por la escuela confusionista comprendida
entre los años 552 al 479 AC. La abstracción de
Confucio gira en torno a que es necesario buscar detrás de
las letras de los textos la idea profunda y oculta, es decir, los
metamensajes que se podrían camuflajear detrás del
discurso. He aquí las primeras manifestaciones del
análisis del discurso, no a la magnitud de nuestros
tiempos, imposible, pero la más idónea de acuerdo
al contexto paralingüístico en que surge. Siguiendo
esa misma línea, la escuela de nombres (Ming Jia) se ocupa
del arte del discurso y los problemas de la lógica que
lleva a complejizar los estudios.
Hasta ahora hemos visto una extensa reflexión
lingüística. El occidente se involucra en las
investigaciones pero no son los primeros en hacer vacilaciones
complejas sobre la lengua. Niño Rojas (2007) presenta
ideas sobre este aparte, y en su haber reconoce que son los
hindúes quienes describen por primera vez los sonidos
lingüísticos y otros aspectos de la lengua, no
obstante resulta un tanto contradictorio cuando afirma que fue en
Grecia donde surgieron las especulaciones más
trascendentales de la antigüedad. Entonces, cabe la
perplejidad, ¿trascendental para quién? Creo que es
equitativo delimitar que Grecia es significativa para occidente,
pero hay que reconocer que Oriente tuvo también sus
precursores como Panini, Carvaka y Confucio.
León Gómez (1984) hizo una división
de la historia de la lingüística, en tres momentos
como bien la titula él, para los fines e intereses
occidentales. Para este autor la historia lingüística
puede ser dividida como a continuación:
En un ambiente de conquistas y subyugamientos entre
pueblos, los primeros presocráticos, buscan la
razón de la constitución original del mundo, si el
agua, el fuego, los números o el aire, y hacen la primera
división entre la lengua culta y la común con la
teoría convencionalista. División absurda y
clasista, partiendo de que quienes la proponen son los que tienen
acceso a educación. Popular o no es una
manifestación de la lengua y hasta antes de ese momento
cumplía una de sus funciones principales: comunicar.
Dentro de los aportes más significativos de este momento,
776-500 AC, se puede destacar el de Demócrito, quien crea
una terminología discreta para la lingüística
(aunque para esa época no se conocía como ciencia):
homonimia; heteronimia y la posibilidad de cambiar de nombres a
una misma cosa y la falta de analogías en la
derivación de los nombres.
Los intereses varían en las sociedades y lo que
para algunos era una manifestación divina para los
presocráticos se convierte, como dice Nelson
Rodríguez (2010), en un arma de guerra vinculada a su
participación en la sociedad: "…para ellos
sopesar las diferentes acepciones y matices de los vocablos,
recordar frases de poetas; en una palabra poseer ese conjunto de
conocimientos gramaticales, lexicográficos,
sintácticos, estilísticos, literarios, en
sí, manejar la elocuencia y la retórica a la
perfección". Ahora la prioridad es impresionar con el
discurso en la sociedad. Siguen los aportes de Platón
quien concibe al lenguaje como un vehículo del
pensamiento, dividido en rhema y en onoma, partes constitutivas
del "Logos", que después se llamó pensamiento u
oración. Además, realizó estudios sobre
fonética y etimología. Más tarde,
Aristóteles amplía los conceptos de rhema y onoma
con el syndesmoi o conjunción y crea la concepción
de categoría y de universales en la estructura general de
la lengua, haría una clasificación de las distintas
categorías en la oración. Segmentación
vigente aún en la enseñanza actual. Los estoicos
desglosan en tres aspectos el lenguaje: el significante, el
significado y la situación. Ellos igualmente extendieron
los estudios de Platón y Aristóteles; clasificaron
las categorías de la oración en primarias y
secundarias. Igualmente desarrollaron mucho más los
estudios de la fonética y la etimología.
Ya para el siglo II AC, Dionisio de Tracia había
escrito "Gramática", una obra normativa, basada en gran
parte en los postulados de Aristóteles. Para este autor,
la gramática era un conocimiento técnico de la
lengua para el empleo de poetas y escritores. Describía en
ella un estudio etimológico, sintáctico, literario
y ortográfico. Aunque el mérito de los primeros
estudios profundos se atribuye a los griegos, sus avances son
consecuencias de otros saberes ya acumulados en las primeras
civilizaciones.
Como ya se ha mencionado anteriormente, los trabajos de
los griegos fueron muy significativos para el pueblo romano,
tomados como base para los cuestionamientos latinos sobre el
lenguaje y la etimología y la morfología latina.
Tras caer el imperio romano inicia la Edad Media, periodo cruento
e inestable dado los cambios violentos que sufría la
sociedad en el aspecto social, económico y
político. Quizás, estos tiempos turbulentos es lo
que provoca que los estudios lingüísticos no
sufrieran grandes permutaciones. Se siguió la misma
tónica de las gramáticas normativas, y
prescriptivas; según los modelos de Prisciano,
Varrón y Donato. Las discusiones sobre el lenguaje se
tornaron filológicas y de un marcado sentido
aristotélico. Con todo y esto, aparecen dos grandes
escuelas aparecen: la patrística y la escolástica.
La primera representada, por San Agustín, retomó la
discusión antigua de los naturalistas y convencionalistas;
tomando la propuesta de Platón de la unión estrecha
entre palabra e idea; igualmente, sostenían la idea de que
la palabra era representación material de las cosas. Este
expone que la lengua es un conjunto de signos, y desarrolla
estudios de tipo morfosintáctico en su "De Magistro",
desarrollando más ampliamente los estudios de la
gramática tradicional sobre las categorías
gramaticales. La segunda, representada por Santo Tomas de Aquino,
rebatía los postulados de la escuela Patrística,
pues razonaban que la palabra nacía del espíritu
humano.
En la baja Edad Media los estudios
lingüísticos, con Tomas de Erfurt (siglo XIII), toman
la dirección de la gramática especulativa, que se
interesaba por las cuestiones generales de las categorías
de la lengua y la significación. Es un estudio de los
signos de las cosas, o más explícitamente un
estudio de los signos, que no tendría de ningún
modo una finalidad normativa, sino más bien especulativa.
Además, para finales de la Edad Media, se inició un
verdadero movimiento en pro de reconocimiento en las lenguas
romances o "vulgares" debido a que los usuarios de la lengua
"culta" eran la minoría, aquellos sacerdotes,
intelectuales, nobles… que tenían acceso a la
educación y que raras veces se mezclaban con el
pueblo.
Como en otros pueblos de la Edad Antigua, el desarrollo
de la lingüística y los estudios filológicos
del pueblo árabe estuvieron muy de cerca con las
manifestaciones religiosas. La prioridad era interpretar los
textos del Al-Corán del que surgen los problemas
fundamentales de una filosofía del lenguaje. Allí
se restablece la vieja discusión, con el movimiento
Mutazili, de la convencionalidad del lenguaje en disyuntiva con
el Mutakallimi, quienes sostuvieron la tesis de la
enseñanza divina, que era una especie de adaptación
ideológica del concepto de la naturalidad del lenguaje.
También aparece una postura intermedia con Iman
Al-Haramayn, pues para él Alá había
inspirado al hombre los signos elementales del lenguaje, y a
partir de ellos el hombre había desarrollado las
lenguas.
A nivel general, las discusiones y cuestiones que surgen
en las distintas civilizaciones, pueblos y épocas se
podría juzgar como un círculo, en algunos momentos.
Unos reflexionan sobre el objeto lingüístico y dan
sus, conclusiones, otros, entran en conflicto con esos postulados
y los consumidores de teorías que se apegan a lo que le
conviene en el momento. Es cuando vemos que no hubo grandes
avances en los estudios lingüísticos. En otros
momentos, observamos que de la cotidianidad o simpleza de la
realidad se construyen postulados que provocan grandiosos cambios
en las concepciones de la lengua.
Ya en el siglo XIX, La avidez de conocimiento por el
mundo Oriental lleva a grandes aportes a la historia
lingüística. Es digno de mención el aporte
realizado por Niebuhr, quien plasmó las primeras copias
cuneiformes de calidad de inscripciones trilingües.
Así mismo, el de Grotefen quien es el responsable de
descifrar la escritura cuneiforme persepolitana, es decir, la
persa. Se suma a estos trabajos Rawlinson, quien traduce el
acadio y el elamita. Es en este momento cuando la
lingüística histórica comparativa hace su
aparición tratando de buscar las semejanzas visibles de
las distintas lenguas a fin de encontrar rasgos
comunes.
Bibliografía
Benavides C
Las claves del enigma: cómo se
descifra una escritura. Noviembre, 2005. Facultad de
Filología, universidad Complutense de Madrid. Recuperado
de http://eprints.ucm.es/8372/1/ClavesEnigma.pdf
León Gómez, J (1984). Tres momentos
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Roa Ogando G. (2013). Lingüística
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Niño Rojas, V. (2007)
Vossler K. (1943) Filosofía del
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Argentina.
Autor:
Rita Díaz.