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Jesús nos enseña por medio de parábolas (página 2)



Partes: 1, 2

La ortografía Yahshua no se encuentra
en los textos hebreos. La Biblia hebrea
utiliza Yehoshua, y más tarde forma
aramea Yeshua, por Josué , que significa
"Yah es salvación.". Cristianos,
historiadores y lingüistas fuera del movimiento sagrado
nombre en su mayoría rechazan el
término Yahshua a favor de Yeshua como la
pronunciación original. De tal Léxico de los
nombres judíos de la Antigüedad tardía,
señala Yehoshua, y la forma posterior arameo 
Yeshua  entre muchos nombres que
contengan Yah derivados de YHWH.

Una variante adicional hebrea de Yahshua se
encuentra en la Cábala cristiana . o
especulaciones ocultas. Al igual que Yahshua esta variante no se
encuentra en la Biblia hebrea. Otra
variante Yeshu aparece en los textos rabínicos
polémicos, relacionados con Jesús en el
Talmud y es la ortografía secular israelí
moderna de Jesús. La ortografía no se aplica a
otros Yeshuas y Yehoshuas.

Interpretación, significado.

Esta parábola es sumamente rica de significado.
Constituye la médula de la espiritualidad cristiana y de
nuestra vida en Cristo; considera al hombre en el momento mismo
en que se aleja de Dios, olvidándole para seguir su propio
camino hacia la tierra del desamparo, donde espera encontrar la
plenitud y vida en abundancia.

La parábola describe, pues, el progreso -lento al
principio, pero triunfante al final- que le hace regresar, con el
corazón quebrantado y libremente abandonado, a la casa de
su padre.

Un primer punto es que esta parábola no es
simplemente la historia de un pecado particular. Es el pecado en
su naturaleza más esencial lo que se nos revela,
juntamente con su poder destructivo.

Donde, un hombre tenía dos hijos; el más
joven reclama a su padre al punto su parte en la herencia.
Estamos tan acostumbrados a los límites en que el
Evangelio describe la escena, que la leemos impasiblemente; para
nosotros es justamente el comienzo de la historia. Y, sin
embargo, si nos detenemos un momento a ver lo que las palabras
realmente implican, quedaremos sobrecogidos de horror. Esta
sencilla frase: "Padre, dame…", significa: "Padre,
dame, ya ahora, lo que de cualquier modo ha de ser mío
cuando mueras. Deseo vivir mi vida; tú sigue tu camino; no
puedo esperar a que tú mueras; seré demasiado viejo
entonces para disfrutar de lo que la riqueza y la libertad pueden
brindarme; por tanto, ¡muérete!; para mí ya
no existes; soy mayor, no necesito un padre; lo que necesito es
libertad y todo el fruto de tu vida y tu trabajo; muérete
y déjame ir
." ¿No es esto la verdadera esencia
del pecado?. ¿No le hablamos también nosotros a
Dios tan claramente como el hijo menor del Evangelio, pero con la
misma ingenua crueldad, reclamando de Dios todo lo que puede
darnos: salud, fuerza corporal, inspiración, brillantez
intelectual, todo lo que podemos ser y todo lo que podemos tener,
para irnos lejos de él y disiparlo, dejándole
completamente olvidado y desamparado? ¿No cometemos
también nosotros repetidamente este asesinato espiritual
contra Dios y contra nuestros semejantes: hijos y padres, esposos
y esposas, amigos y parientes, compañeros de clase y de
trabajo?. ¿No nos conducimos como si Dios y el hombre
estuvieran ahí únicamente para sudar y regalarnos
el fruto de sus vidas, hasta sus mismas vidas, mientras que en
sí mismo no tienen ningún significado para
nosotros? La gente, Dios mismo, no son ya personas, sino
circunstancias y cosas. Y, cuando hemos tomado todo lo que pueden
darnos, les volvemos la espalda y nos encontramos infinitamente
lejos de aquellos que no tienen ya rostro para nosotros, ni ojos
con que poder encontrarnos. Después de borrar de la
existencia al dador, nos convertimos en posesores de derecho
propio y nos excluimos del misterio del amor, porque ya no
podemos recibir y somos incapaces de dar. Tal es la esencia misma
del pecado: descartar el amor, reclamando del que ama y da que
salga de nuestra vida, que acepte el aniquilamiento y la muerte;
este asesinato metafísico de amor es el acto del pecado,
el pecado de Satán, de Adán y de
Caín.

Una vez en posesión de todas las riquezas que la
"muerte" de su padre le había procurado, sin
volver siquiera la vista atrás como lo hacen los
jóvenes atolondrados, el joven deja la insípida
seguridad del hogar y, apresurando el paso, corre hacia la tierra
donde nada le impedirá ser libre; libre de coacciones, de
todos los lazos morales, puede entregarse ahora sin reservas a
todos los impulsos de su corazón descarriado. El pasado ya
no está; sólo existe el presente, fascinante de
promesas, resplandeciente como un nuevo amanecer, y el futuro se
extiende ante él ilimitado. Está rodeado de amigos,
es el centro de todo, la vida es seductora y no sospecha
aún que no mantendrá sus promesas. Imagina que es a
él a quien se adhieren sus nuevos amigos; la verdad es que
es tratado como él ha tratado a su padre; existe para sus
amigos solamente en la medida en que es rico, solamente en cuanto
participan del hechizo de su vida despilfarradora. Comen, beben,
se alegran; él se siente pletórico de
alegría; pero, ¡cuán diferente es esta
alegría de la serena y profunda felicidad del reino de
Dios revelada en las bodas de Caná de Galilea!.

Pero llega entonces el momento en que las riquezas le
traicionan, en que todo se ha acabado y a sus amigos no les queda
otra cosa que él mismo. De acuerdo con la ley inexorable
del mundo secular y espiritual, "con la medida con que
midáis seréis medidos
." (31), le
abandonan, porque nunca habían tenido necesidad de su
persona, reflejando su destino el de su padre: ya no existe para
ellos, está solo y abandonado. Tiene hambre, sed,
frío, se siente desolado y rechazado. Le dejan solo como
él dejó solo a su padre, pero frente a una miseria
infinitamente mayor: su nada interior; mientras que su padre,
aunque abandonado, era rico con una caridad invencible, aquella
caridad que le llevó a entregar la vida por su hijo y
aceptar el repudio para que su hijo pudiera seguir su camino
libremente. Encuentra trabajo, pero eso es para él una
miseria y una degradación mayores; nadie le da de comer y
no sabe cómo encontrarlo. ¡Qué
humillación cuidar de los cerdos, símbolo de
impureza para los judíos, tan impuros como los demonios
que Cristo expulsa! Su trabajo es una parábola de su
condición; su impureza interior iguala a la impureza
ritual de su piara de cerdos. Ha tocado fondo, y desde lo
más hondo lamenta ahora su miseria.

También nosotros lloramos nuestra propia miseria
con mucha más frecuencia que damos gracias por las
alegrías de nuestra vida; no porque nuestras pruebas sean
tan pesadas, sino porque nos enfrentamos con ellas con tanta
cobardía y tan impacientemente.

Abandonado de todos sus amigos, rechazado en todas
partes, se queda frente a frente consigo mismo, y por primera vez
mira su interior. Libre de toda seducción y
atracción, de todos los lazos y trampas que él
tenía por liberación y plenitud, recuerda su
infancia, el tiempo en que tenía un padre, en que no era
huérfano, en que no se había convertido aún
en un vagabundo sin corazón y sin hogar. Se da cuenta
también de que el asesinato moral que perpetró no
mató a su padre sino a él; que su padre dio su vida
con un amor tan total, que puede permitirle esperar; y se
levanta, dejando atrás su precaria existencia, y se pone
en camino hacia la casa de su padre, resuelto a arrojarse a los
pies de la clemencia de su padre. No es sólo el recuerdo
de su casa, del fuego del hogar y de una mesa repleta de
alimentos lo que le mueve a partir, la primera palabra de su
confesión es no «perdón», sino
"padre". Recuerda que el amor de su padre le hizo libre,
y que todas las cosas buenas de la vida provenían de
él. (Cristo dice: "Buscad primero el reino de Dios y
su justicia, y todas las demás cosas se os darán
por añadidura
"). No regresa a un extraño que
no le reconocerá, al cual habrá de decirle:
"¿No te acuerdas de mí?. Hubo un tiempo en que
tenías un hijo que te traicionó y te
abandonó; soy yo
.". No, es el nombre de padre el que
brota de lo profundo, el que acelera su paso, el que le permite
esperar.

Arrepentimiento y Remordimiento y en esto descubre la
verdadera naturaleza del arrepentimiento, porque el verdadero
arrepentimiento combina a la vez la visión del propio mal
personal y la certeza de que también para nosotros hay
perdón, porque el verdadero amor no puede vacilar ni
extinguirse. Cuando solamente existe una visión sin
esperanza de nuestras propias culpas produce remordimientos y
lleva a la desesperación. Judas comprendió lo que
había dicho; vio que su traición era irremediable:
Cristo fue condenado y murió. Pero no recordó lo
que el Señor había revelado de sí mismo y de
su Padre celestial; no comprendió que Dios no
quería traicionarle como él había
traicionado a su Dios. Pierde toda esperanza, va y se ahorca.
Estaba preocupado por su pecado, por sí mismo, no pensaba
en Dios, el Padre de Jesús y también su
Padre.

El hijo pródigo va a casa porque el recuerdo de
su padre le infunde valor para volver, y su confesión
brota varonil y perfecta: "Padre, pequé contra el
cielo y contra ti. Ya no soy digno de llamarme hijo tuyo;
trátame como a uno de tus jornaleros
." Queda
condenado ante su propia conciencia, no puede obtener el
perdón para sí mismo, pero en el perdón hay
un misterio de humildad que hemos de aprender repetidamente;
hemos de aprender a aceptar el perdón mediante un acto de
fe en el amor del otro, en la victoria del amor y de la vida,
humildemente para recibir el don gratuito del perdón
cuando se nos brinda. Y porque el hijo pródigo
tenía así abierto el corazón a su padre,
está preparado para el perdón. Según se va
acercando a casa, el padre lo ve, se apresura a ir a su
encuentro, le echa los brazos al cuello y le besa.
¡Cuántas veces había permanecido en el
umbral, mirando el camino por el que su hijo se había
alejado de él!

Había esperado y aguardado. Y ahora había
llegado el día en que su esperanza se veía
cumplida. Ve al hijo que había partido ricamente vestido,
adornado de joyas, sin volver ni siquiera la mirada a la casa de
su infancia porque sus pensamientos y sentimientos estaban
dominados solamente por lo desconocido que le fascinaba. Y ahora
el padre le ve volver como un mendigo, harapiento, profundamente
abatido, cargado con un pasado del que está avergonzado y
sin futuro…; ¿cómo le saldrá su padre al
encuentro?. "Padre, pequé…".

Pero el padre no le permite renegar de su
filiación, como si fuera a decirle: «Al venir a casa
me has devuelto la vida; cuando intentaste matarme, fue a ti
mismo a quien mataste, y ahora que de nuevo estoy vivo por ti,
has vuelto a vivir tú mismo.» Y. volviéndose
a sus criados, el padre dice: "Inmediatamente, traed el
primer vestido y ponédselo; ponedle también un
anillo en su mano y sandalias en sus pies
.".

Muchas traducciones leen "el mejor vestido",
pero el texto griego habla del «primer vestido». Por
supuesto, "el primer vestido" podía ser el
más precioso de la casa, pero, ¿no es más
probable que el padre dijera a los sirvientes: "Id a buscar
la ropa que mi hijo llevaba el día en que se fue, el traje
que dejó cuando se puso la ropa de la
traición
"?. Llevándole la ropa más
preciosa de la casa, el muchacho habría de sentirse
molesto y de etiqueta; tendría la impresión de no
encontrarse en casa, sino de ser un huésped distinguido
recibido con toda deferencia y hospitalidad posibles. No nos
ponemos la mejor ropa de casa cuando estamos cómodos en el
hogar. Parece más probable, según el contexto,
pensar que el padre manda por la ropa que el hijo rechazó,
pero que el padre recogió, dobló y guardó
cuidadosamente, como Jacob conservó la túnica de
José, que sus hermanos llevaron a su padre, la
túnica polícroma, rociada con la sangre del hijo
que debía de haber perecido. Así ahora el joven se
quita los harapos y vuelve a ponerse la ropa familiar, un poco
gastada, a la debida medida, adaptada a su cuerpo. Se siente a
gusto en ella y mira a su alrededor; los años lejos de su
padre, pasados en la fornicación, la perfidia y la
infidelidad, le parecen una pesadilla; algo que nunca
ocurrió. Está aquí y aquí ha estado
siempre, llevando la ropa que siempre usaba. Su padre está
aquí; un poco más viejo, con arrugas más
profundas. Aquí están los servidores, respetuosos,
observando con ojos de felicidad: "Ha vuelto con nosotros, y
nosotros pensábamos que se había ido para siempre;
ha vuelto a la vida, y nosotros temíamos que al inferir un
golpe mortal a su padre había dado muerte a su alma eterna
y había destruido su propia vida
.".

Es una vuelta que borraba el abismo que le
mantenía lejos de la casa paterna. El padre va más
allá; le da su anillo, que no era precisamente un anillo
ordinario. Es sabido que en tiempos remotos, cuando la gente no
sabía escribir, era el anillo con el sello el que
garantizaba cualquier documento. Dar a alguien el propio sello
significaba que uno ponía en sus manos la propia vida, las
posesiones, la familia, el honor, todo. Recordemos a Daniel en
Babilonia y a José en Egipto; por la entrega de un anillo
les confió el rey la autoridad para gobernar en su nombre.
Recordemos el intercambio de anillos entre dos desposados,
intercambio que significa: "Tengo fe en ti, me pongo
enteramente en tus manos. Cuanto tengo, cuanto soy, te pertenece
sin reserva
.".

Esta parábola nos proporciona otro ejemplo de
entrega propia. El hijo que había pedido la mitad de los
bienes de su padre, que deseaba tomar posesión de lo que
habría de tener después de la muerte del padre,
ahora el padre pone su confianza en él. ¿Por
qué?. Simplemente porque ha vuelto a casa. No le pide
cuentas de lo que ha hecho cuando estaba fuera. No dice:
"Cuando me lo cuentes todo, veré si puedo confiar en
ti
.". No dice, como hacemos nosotros continuamente, de una
manera explícita o implícita, cuando alguien con
quien hemos reñido vuelve a nosotros: "Bien, te
aceptaré a prueba; haremos un esfuerzo para reanudar
nuestra amistad, y si veo que eres infiel resurgirá todo
tu pasado de nuevo y te rechazaré a causa del pasado que
da testimonio en contra tuya, demostrando que siempre
serás infiel
.". El padre no pide nada. No dice:
"Veremos". Por deducción, dice: "Has vuelto.
El terrible período de tu ausencia lo borraremos juntos.
Mira, la ropa que llevas muestra que nada ha ocurrido. Eres el
mismo hoy que el que eras antes de irte. Este anillo que te doy
prueba que no tengo duda alguna respecto a ti. Todas las cosas te
pertenecen porque eres mi hijo
.". Y le calza las sandalias
para que puedan estar calzados sus pies «en
preparación del evangelio de la paz», como escribe
san Pablo en la carta a los Efesios. Y matan el ternero cebado
para la fiesta, que es la fiesta de la resurrección, la
fiesta de la vida eterna, el banquete del Cordero, del reino. El
hijo que había muerto está vivo; el que andaba
perdido en tierra extraña, en un país yermo, sin
forma y vacío, como leemos al principio del libro del
Génesis, ha vuelto a casa. Ahora el hijo está en el
reino, porque este reino es el reino del amor, del padre que le
ama, del padre que rescata, reintegra y devuelve la
vida.

Aparece ahora el otro hijo en escena; el hijo que
había sido siempre un buen operario en casa de su padre y
que lleva una vida irreprochable, pero que jamás ha
caído en la cuenta de que el factor capital en las
relaciones entre padre e hijo no es el trabajo sino el
corazón, no el deber sino el amor. Ha sido fiel en todas
las cosas, pero jamás ha tenido un padre ni ha sido un
hijo sino externamente. Ni tampoco ha tenido un hermano. Oigamos
lo que le dice a su padre. Al oír la música y el
baile, llama a un servidor y le pregunta lo que aquello
significa. El servidor le responde: "Es que ha vuelto tu
hermano, y tu padre, como lo ha recobrado sano y salvo ha mandado
matar el becerro cebado
.". El hijo mayor se enfada y se
niega a entrar. Su padre sale a su encuentro a rogarle que entre,
pero él responde: "Hace ya tantos años que te
vengo sirviendo (y la palabra sirviendo es una palabra fuerte,
tanto en griego como en latín, que indica esclavitud,
servidumbre, tener que hacer toda suerte de tareas
desagradables); "sin haber quebrantado jamás ninguna orden
tuya
", (piensa sólo en términos de
órdenes y transgresiones, jamás supo ver la
intención de las palabras, el corazón en el tono de
la voz, la participación en el calor de una vida
común, en la cual le correspondía a él su
parte y a su padre la suya; para él ha sido siempre
cuestión de órdenes y deberes que nunca ha
violado). "Y nunca", prosigue, "me diste un cabrito
para que yo celebrara alegremente una fiesta con mis amigos; pero
cuando llega ese hijo tuyo, que ha devorado tus bienes con
prostitutas, has mandado matar para él el becerro
cebado
.". Observemos que dice "tu hijo", no "mi
hermano
"; no quiere tener nada que ver con este hermano. He
conocido una familia como ésa; un padre y una madre, una
hija que era la favorita de su padre y un hijo que era su dolor;
él decía siempre a su mujer: "mi hija" o
"tu hijo".

Tenemos la situación: "tu hijo". De ser
"mi hermano" no hubiera sido así -no hubiera
violado los preceptos de su padre- ni tampoco hubiera tenido un
becerro cebado. ¿Qué responde el padre?. "Hijo,
tú siempre has estado conmigo
.". El padre le
considera su hijo. Para él, es su hijo; siempre han estado
juntos. Para el hijo, no; están el uno junto al otro, lo
cual no es lo mismo. No hay vida común para ellos; no hay
separación -tienen la casa en común-, pero tampoco
hay unidad o profundidad. "Todas mis cosas son tuyas":
las palabras que Cristo empleó en su oración al
Padre antes de la traición. Pero, prosigue,
"habrá que hacer fiesta y alegrarse, porque ese
hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido
y ha sido hallado
".

Así pues, el viaje es la vuelta desde lo profundo
del pecado a la casa del padre. Esto es lo que tenemos delante de
nosotros cuando nos resolvemos a vivir no ya según la
pública opinión, sino que dejamos que el juicio de
Dios nos sirva de criterio, escuchando en la voz de la
conciencia, revelado en las Escrituras, manifestado en la persona
de aquel que es la verdad, el camino y la vida. Tan pronto como
estamos conformes en que Dios y nuestra conciencia sean los
únicos jueces, caen las escamas de nuestros ojos; somos
capaces de ver y sabemos lo que es el pecado: un acto que niega,
tanto a Dios como a aquellos que nos rodean, su realidad como
personas, degradándolos a la condición de objetos,
que existen únicamente en la medida en que podemos usarlos
y abusar de ellos. Cuando nos hemos dado cuenta de esto, podemos
entrar dentro de nosotros mismos, librarnos de las garras de todo
lo que nos tiene prisioneros; entrar dentro de nosotros mismos y
encontrarnos cara a cara con todas las bendiciones que, para
aquel joven, eran su infancia y el tiempo en que vivió en
casa de su padre.

¿Recordáis el final del pasaje del
Evangelio de san Mateo, donde Cristo dice a sus discípulos
que regresen a Galilea? Acababan de vivir los días
más terribles y desoladores de su vida. Habían
visto a su Señor rodeado de odio, le habían visto
traicionado y ellos mismos le habían traicionado con su
debilidad. Habían sucumbido al sueño en el
jardín de los Olivos y habían huido al aparecer
Judas. Dos de ellos habían seguido desde lejos a su
Señor y a su Dios desde la casa de Caifás, donde
permanecieron sentados con los servidores, no con él como
sus discípulos. Uno de ellos, Pedro, que había
dicho durante la última cena que aunque los demás
le traicionaran él permanecería fiel, le
negó tres veces. Habían visto la pasión de
Cristo. Y ahora le habían visto vivo y con ellos. Judea
significa para ellos el desierto, la devastación, el final
de toda vida y esperanza. Cristo los envía a Galilea:
"Volved a donde me conocisteis primero, donde nos descubrimos
en la intimidad de cada día, donde no había
daños, ni sufrimientos ni traición. Volved al
tiempo en que todo era inocente con posibilidades infinitas.
Volved al pasado, al fondo del pasado. Id y enseñad a
todas las naciones, bautizándolas en nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas
todo lo que os he enseñado
."

Esta vuelta dentro de uno mismo conduce a lo profundo,
donde descubrimos la vida, una vida nueva, donde vivíamos
en Dios con otros hombres. Desde el fondo de este oasis del
pasado, distante o cercano, podemos iniciar nuestro viaje, el
viaje de vuelta, con la palabra "Padre" -no
"Juez"- en nuestros labios, con una confesión del
pecado y de esperanza que nada ha sido capaz de destruir, y con
la certeza de que Dios no habrá de aceptar nunca ninguna
degradación nuestra, de que será siempre garante de
nuestra dignidad humana. Nunca permitirá que nos
convirtamos en esclavos, puesto que hemos sido llamados por la
palabra creadora y nuestra vocación última es ser
hijos e hijas de su adopción. Podemos ir a él
confiadamente, sabiendo que nos ha estado esperando todo el
tiempo que hemos permanecido olvidados de él.

Él es quien desea salir a nuestro encuentro,
cuando vacilantes nos acercamos a casa. El quien nos echa los
brazos al cuello y llora nuestra miseria; una miseria que no
podemos nosotros medir porque no sabemos de dónde hemos
caído ni cuán alta es la vocación que
desdeñamos. Podemos ir a él sabiendo que nos
vestirá de nuevo con nuestra ropa primera, con la gloria
que Adán perdió en el paraíso. Él nos
vestirá de Cristo, que es más
"prístino" que el frescor primaveral en que
nacimos. Él es hombre como le quiso Dios. Él es
aquel de quien hemos de revestirnos, es la gloria del
Espíritu que ha de protegernos cuando el pecado quiera
dejarnos desnudos. Sabemos ahora que Dios, apenas nos hemos
vuelto a él, quiere devolvernos la confianza en nosotros,
darnos el anillo que concedió a Adán la facultad de
destruir la armonía que Dios había creado y
querido, el anillo del hijo unigénito que murió en
la cruz por la traición del hombre, y cuya muerte fue la
victoria sobre la muerte, cuya resurrección y
ascensión -nuestra vuelta- están ya
escatológicamente realizadas en la plenitud de la
unión con el Padre.

Cuando volvamos a esta casa del Padre, cuando nos
encontremos frente a frente con el juicio de nuestra conciencia y
de Dios, el juicio no se basará en la profundidad de
nuestra visión teológica. No se funda en lo que
solamente Dios puede darnos en forma de comunión con su
vida. El juicio de Dios se funda en una sola cosa:
"¿Eres un ser humano o careces de dignidad
humana
?". En este contexto, quizás recordéis
la parábola de los corderos y los cabritos, descrito en el
Libro de Mateo: "Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento… o sediento… o forastero… o desnudo… o
enfermo… o en la cárcel
…?". (32) Si no
sabemos conducirnos como seres humanos, no tendremos idea de
cómo hemos de conducirnos a escala divina. Cuando hemos
vuelto a la casa del Padre, cuando nos hemos revestido de Cristo,
cuando el esplendor del Espíritu tome posesión de
nosotros, cuando deseemos realizar nuestra vocación y
convertirnos en verdaderos hijos del Padre, en hijos e hijas
suyos, primero y ante todo hemos de hacer cuanto esté en
nuestras manos para ejecutar lo que está en nuestro poder:
ser humanos; pues el compañerismo, la compasión, la
misericordia están a nuestro alcance, seamos buenos o
malos.

Podemos volver al Padre. Podemos volver con confianza,
puesto que él es el sello de nuestra dignidad. Él
es quien desea salvarnos. Él no nos pide más que
una sola cosa: "Dame, hijo mío tu corazón, y
todo lo demás te lo concederé
", como dice el
Eclesiástico. Este es el camino que nos conduce a todos
desde donde estamos, ciegos y fuera del reino que anhelamos ver
realizado dentro de nosotros y abarcando todas las cosas, paso a
paso, hasta encontrarnos a nosotros mismos ante el juicio de
Dios. Vemos cuán simple es este juicio, cuán grande
debe ser la esperanza en nosotros, y cómo, con esta
esperanza, podemos realizar nuestro viaje hacia Dios
confiadamente, sabiendo que él es el juez, pero, sobre
todo, la propiciación por nuestros pecados, el
único para quien el hombre es tan querido, tan precioso,
que toda la vida, toda la muerte, toda la agonía y la
pérdida de Dios, todo el infierno sufrido por el Hijo
unigénito, es la medida del valor que concede a nuestra
salvación.

La Parábola de la lámpara.
(33)

También conocida como la lámpara bajo el
celemín o la lámpara debajo de un almud, es una de
las parábolas de Jesús. Se presenta en tres de
los evangelios canónicos del Nuevo
Testamento. Las diferencias encontradas en Mateo,
Marcos y Lucas, son menores. En Mateo la
parábola es una continuación del discurso sobre la
sal y la luz.

En el Evangelio de Lucas, Jesús
dijo:

"Nadie enciende una lámpara para luego
ponerla en un lugar escondido o cubrirla con un cajón,
sino para ponerla en una repisa, a fin de que los que entren
tengan luz. Tus ojos son la lámpara de tu cuerpo. Si tu
visión es clara, todo tu ser disfrutará de la luz;
pero si está nublada, todo tu ser estará en la
oscuridad. Asegúrate de que la luz que crees tener no sea
oscuridad. Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que
ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente
iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su
luz
". En Mateo esta parábola es una
continuación del discurso sobre la sal y la luz. La idea
clave de la parábola es que "La luz es para ser
revelada, no oculta
". La luz aquí se ha
interpretado como una referencia a Jesús, a su
mensaje, o a la respuesta del creyente a ese mensaje.
(34)

Interpretación, significado.

Esta corta parábola de Jesús (dos
versículos), viene a continuación de la
parábola de la semilla. Así como la semilla
está destinada a producir fruto, también la
lámpara, cuando está encendida, está hecha
para alumbrar.

Jesús confía en la vida. Su palabra es un
fermento de humanidad.Esta parábola de la lámpara
se dirige a la multitud, puede ser comprendida como una
invitación para cada uno y cada una, a caminar en la luz,
a vivir de manera auténtica, en fidelidad con lo que
Jesús nos dijo. Es una llamada a vivir en verdad consigo
mismo y en nuestras relaciones con los demás. "Quien ama a
su hermano permanece en la luz". (35)

Si esta parábola se aplica a múltiples
situaciones humanas según las edades y las circunstancias
de la vida, uno puede preguntarse lo que ocurre más
precisamente con las personas de edad.

¿No somos un poco rápidos al decir que son
dependientes, apartadas, inútiles? ¿Y, para retomar
los términos de la parábola, que su lámpara
está ahora "escondida bajo una vasija" y "colocada debajo
de la cama"?

Es un hecho, las personas mayores dependen más de
los otros. Es cierto. ¿Pero no será una
riqueza?

Descubren que la relación es vital. Y en la
relación, descubren también, y por encima de todo,
la confianza. La confianza en el otro, confianza en la vida,
confianza en Dios.

Nos quejamos de que la gente mayor ya no es lo que eran.
Es cierto. ¿Pero acaso no ha llegado la hora para ellas de
mostrarse disponibles? ¿Con una disponibilidad sin
límites para acoger al otro, para amar, para esperar el
encuentro con Dios anhelado?

La vejez, si es acogida, puede ser una última
etapa positiva de la vida. Incluso puede ser su
apoteosis.

Con su luminosidad especial, en el candelero, es la
lámpara que ilumina el ocaso.

La Parábola del Trigo y la Cizaña.
(36)

La  parábola del  trigo  y
la cizaña, también conocida como 
parábola de la cizaña o parábola
de la mala hierba, es una de las
parábolas de Jesús de Nazaret, recogida
en el libro de Mateo; y es la decimosegunda parábola
narrada en el Nuevo Testamento.

El texto de la parábola, según aparece en
la Biblia de Jerusalén, es el siguiente:

La misma parábola les propuso Jesús a sus
apóstoles, diciendo: "El Reino de los Cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su
campo
". Pero, mientras dormía, vino su enemigo,
sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue.
Cuando boto la hierba y produjo fruto, apareció entonces
también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron
a decirle: "Señor, "no sembraste semilla buena en tu
campo?. ¿Cómo es que tiene cizaña
?".
Él les contestó: "Algún enemigo ha hecho
esto
." Dícenle los siervos: "¿Quieres,
pues que vayamos a recogerla
?". Díceles: "No, no
sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez
el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al
tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero
la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo
recogedlo en mi granero
."

Interpretación, significado.

En el Libro de Mateo, Jesús dijo: "El que
siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el
mundo; la buna semilla son los hijos del reino, y la
cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la
sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los
segadores son los ángeles. De manera que como se arranca
la cizaña, y se quema en el fuego, así será
en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus
ángeles, y recogerán de su reino a todos los sirven
de tropiezo, y a los que hacen inequidad, y los echaran en el
horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de
dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en
el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír,
que oiga
". (37)

Hay que tomar en cuenta que
la cizaña es bien parecida al trigo durante las
primeras fases de crecimiento. También, la ley romana
de entonces prohibía sembrar cizaña entre el trigo
de alguna persona, lo cual sugiere que la historia es
realista.

La parábola del fariseo y el publicano.
(38)

La parábola del fariseo y
el publicano o parábola del fariseo y el
cobrador de impuestos es una de
las parábolas de Jesús de
Nazaret encontrada solamente en el Evangelio de
Lucas del Nuevo testamento.

El texto de la parábola, según aparece en
la Biblia cristiana, es el siguiente:

A unos que confiaban en sí mismos como justos y
menospreciaban a los otros, dijo también esta
parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era
fariseo y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: "Dios, te doy gracias porque no
soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros,
ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, diezmo
de todo lo que gano
". Pero el publicano, estando lejos, no
quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se
golpeaba el pecho, diciendo: "Dios, sé propicio a
mí, pecador
". Os dio que este descendió a su
casa justificado antes que el otro, porque cualquiera que se
enaltece será humillado y el que se humilla será
enaltecido.

Contexto e
interpretaciones.

Durante el primer siglo, los fariseos eran
bien conocidos por su estricto seguimiento de la Ley de
Moisés. El fariseo de esta parábola fue más
allá de lo requerido por las reglas religiosas, ayunando
más de lo requerido y dando diezmo de todo lo
que ganaba.

Seguro de su religiosidad, el fariseo no le pide nada a
Dios y por ello nada recibe. Por otro lado,
los publicanos eran judíos despreciados por
colaborar con el Imperio Romano. Eran llamados cobradores de
impuestos ya que por esta labor eran mejor conocidos. Sin
embargo, la parábola no condena la ocupación del
publicano, sino que lo describe como alguien que "reconoce su
estado de despreciable ante Dios y confiesa su necesidad de
reconciliación
". Dirigiéndose a Dios
en humildad, el publicano recibe la misericordia y la
reconciliación que buscaba.

Esta parábola, por lo tanto, muestra la
importancia que posee la humildad y el arrepentimiento en
contraste con la soberbia. Constituye también una dura
crítica al fariseísmo.

Conmemoración.

En la Iglesia Ortodoxa, se lee la parábola
como parte del período de preparación que conduce a
la Gran Cuaresma, pues muestra un ejemplo de humildad que
debe ser practicado durante en el periodo cuaresmal. El domingo
del publicano y el fariseo da inicio a las tres semanas de la
temporada precuaresmal y al primer uso
del Triodion litúrgico (aunque la semana que
sigue a este domingo es libre de ayuno). Este domingo incluye un
himno inspirado en la parábola.

La parábola del rico epulón y
Lázaro. (39)

La parábola del rico epulón y el
pobre Lázaro o del hombre rico y del mendigo
Lázaro, es
una parábola de Jesús de
Nazaret que se encuentra en el Nuevo Testamento,
Evangelio de Lucas,. Relata la historia de dos hombres y el
destino final de cada uno de ellos: el pobre Lázaro llega
a la gloria del cielo y el rico epulón es
condenado al infierno. Es la única de las
parábolas que contiene un nombre propio: el del
pobre Lázaro. La razón de
denominar epulón al rico no es muy evidente,
pero es tradicional, aunque no se le nombra así en el
texto evangélico. Epulón[13]es
el nombre de uno de los rangos dentro de los cuatro colegios
sacerdotales romanos; pero como adjetivo el DRAE lo
define como hombre que come y se regala
mucho. Épulos eran los convites sagrados a cuyo
cargo estaban los epulones romanos. Posiblemente, la
adición del nombre epulón se debe
a Pedro Crisólogo, arzobispo de Rávena del
siglo V.

La condición de leproso del pobre
Lázaro hizo que se convirtiera en el santo
patrón de la lepra. En iconografía, la
representación de perros lamiéndole las llagas le
hacen similar a San Roque, santo patrón de
la peste, con el que no tiene nada que ver. El pobre
Lázaro comparte nombre y cierta convergencia de temas
teológicos (en su parábola se plantea el tema de
la resurrección) con Lázaro de Betania,
otro personaje evangélico, el hermano
de Marta y María, amigo
de Jesús de Nazaret, que éste resucita tras
llegar tarde a su entierro. Vinculado con Lázaro de
Betania aparece en los evangelios otro leproso, Simón
el Leproso; no conviene confundirlo con el pobre Lázaro, a
quien también se le llama Lázaro el
leproso.

El relato del episodio de la parábola del rico
epulón y el pobre Lázaro aparece así en el
texto evangélico:

Había un hombre rico, que se vestía de
púrpura y de lino fino y hacía cada día
banquete con esplendidez. Había también un mendigo
llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel,
lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico; y aun los perros venían
y le lamían las llagas.

Aconteció que murió el mendigo, y fue
llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió
también el rico, y fue sepultado.

En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos,
y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su
seno.

Entonces, gritando, dijo: "Padre Abraham, ten piedad
de mi y envía a Lázaro para que moje la punta de su
dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en
esta llama
".

Pero Abraham le dijo: "Hijo, acuérdate de que
recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, sólo
males; pero ahora este es consolado aquí, y tu
atormentado. Además de todo esto, una gran sima
está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los
que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de
allá pasar acá
".

Entonces le dijo: "Te ruego, pues, padre, que lo
envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos,
para que les testifique a fin de que no vengan ellos
también a este lugar de tormento
".

Abraham le dijo: "A Moisés y a los Profetas
tienen; ¡que los oigan a ellos
!".

El entonces dijo: "No, padre Abraham, pero si alguno
de los muertos va a ellos, se
arrepentirán
".

Pero Abraham le dio: "Si no oyen a Moisés y a
los Profetas, tampoco s persuadirán aunque alguno se
levante de entre los muertos
".

Primero, se afirma que Lucas refleja eventos en la vida
de gente conocida. Segundo, no es normal que en una
parábola se empleen nombres particulares. Otros
teólogos neotestamentarios la tienen como tal.

Algunos identifican la parábola como una parodia
contra Caifás. Los cinco hermanos serán
los cinco hijos de Anás.

Interpretaciones de la
parábola.

El tema de los pobres y los ricos.

El Evangelio de Lucas destina palabras muy
duras para los ricos, muchas de las cuales no se encuentran en
los otros evangelios.

Aparecen en labios de María, madre de
Jesús en el Magníficat:"(El Señor)
derribó a los poderosos del trono y enalteció a los
humildes, colmó de bienes a los hambrientos y
despidió a los ricos con las manos
vacías."

Evangelio de Lucas. (40)

Reaparecen en boca de Jesús, en el sermón
de las bienaventuranzas, que en este evangelio se encuentran
acompañadas por cuatro maldiciones. Una de esas
maldiciones es contra los ricos:

Hay de ustedes los ricos!, porque ya tienen
su consuelo
.". (41)

Jesús se presenta llamando a dinero
"injusto" (42), y pronunciando sentencias
duras para con los ricos:

Qué difícil es que los que
tienen riqueza entren en el Reino de Dios!. Es más
fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un
rico entre en el Reino de Dios
.". (43)

En cambio, los pobres son mirados con
predilección: baste notar los matices existentes en la
bienaventuranza del Evangelio de Lucas ("Bienaventurados
los pobres, porque vuestro es el Reino de
Dios
(44); y en la correspondiente
del Evangelio de Mateo ("Bienaventurados los pobres de
espíritu porque de ellos es el Reino de los
Cielos
". (45) Mt. 5:3;

Por lo anterior no es de extrañar que en la
parábola del rico y de Lázaro el pobre, en
ningún momento se insinúe siquiera que
Lázaro fuera bueno o piadoso. Simplemente se dice que
Lázaro va al cielo porque durante su vida recibió
males. (46)

Bienaventurados los pobres, pues de ellos es el Reino de
los Cielos. ¿Y por qué?. ¿Acaso su virtud
los ha hecho acreedores a semejante premio?. ¿Acaso son
ellos mejores que los ricos?. No necesariamente. Bienaventurados
los pobres, no por ser virtuosos, sino por ser pobres.

Israel y los pueblos paganos.

Pero en la parábola del rico y del pobre
Lázaro aparecen además una serie de detalles que
permiten entrever que el evangelista apunta también a otra
enseñanza.

  • El rico se dirige
    a Abraham llamándolo "padre".
    (47)

  • Abraham le responde al rico llamándolo
    "hijo". (48)

  • El rico tiene hermanos, de los cuales se dice que
    "tienen a Moisés y a los Profetas".
    (49)

  • Por último se dice que estos hermanos
    «no se persuadirán aunque alguno se levante de
    entre los muertos» o, en otras palabras, "no se
    convencerán aunque resucite un muerto
    ".
    (50)

Tomados en conjunto, estos detalles hacen pensar que la
parábola tiene
elementos alegóricos:

  • El rico sería el pueblo judío, que
    tiene por padre a Abraham, que tiene a Moisés (quien
    representa a la Torá) y a los Profetas (es decir,
    a los Libros proféticos o Nevi'im), y
    que no aceptó el mensaje de
    la resurrección de Jesús.

  • Ese pueblo es rico porque recibió una
    cantidad de bienes de parte de Dios: la elección,
    la alianza, los mandamientos, el culto,
    la predilección de Dios, etc.

  • Los pobres serían los paganos, que no
    recibieron nada de eso.

La parábola de la higuera sin fruto.
(51)

La Parábola de la higuera sin fruto es
una de las tantas breves narraciones de Jesús de
Nazaret narrada por Lucas el Evangelista en
el Nuevo Testamento; encierra una enseñanza moral
religiosa, revelando una verdad espiritual de forma comparativa.
(52)

"Uno tenía una higuera plantada en su
viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo
encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves, tres
años llevó viniendo a buscar fruto en esta higuera,
y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a
ocupar terreno en balde?. Pero el viñador contestó:
Señor, déjala todavía este año; yo
cavaré alrededor y le echaré estiércol, a
ver si da fruto. Si no la cortas
".

Interpretación, significado.

En esta parábola, Dios se presenta como el Dios
de la paciencia. Él no castiga; Él espera, como el
viñador ("déjala todavía este
año; yo cavaré alrededor y le echaré
estiércol, a ver si da fruto
"). Allana el camino a la
conversión y nos invita a seguirle. Pero no sabemos
cuándo llegará nuestra hora. Dios es un Dios de
amor y misericordia; es infinitamente paciente, nos da una y
otra, y otra oportunidad (conoce nuestra débil naturaleza
y nuestra inclinación al pecado). Pero también es
un Dios justo.

Muchas veces el mundo nos dice o nos enseña que
el sufrimiento es un resultado de nuestros pecados. En esta
parábola Jesús va a enseñarnos si
ésta es una forma correcta de pensar.

En aquella cultura – la cultura de los
judíos – ellos tenían el pensamiento que
cuando algo malo o una tragedia le pasaba a alguien que él
o ella había hecho algo para merecer el sufrimiento. En
ésta parte de la Biblia nosotros aprendemos que en aquel
tiempo hubo algunos galileos que fueron matados por Pilato (el
gobernador) y sus soldados mientras que ellos estaban dentro del
templo dando sus sacrificios a Dios. Acuérdense que en
aquel tiempo ellos sacrificaban animales para pedir perdón
de sus pecados. Ellos pensaban que los galileos habían
hecho algo malo y por eso merecían este
sufrimiento.

Todos en este mundo en algún momento van a sufrir
porque nosotros vivimos en un mundo caído y roto. El
pecado y la maldad existen aquí y uno no puede vivir sin
ser tocado por el sufrimiento que estas cosas traen. Muchas veces
nosotros tenemos la idea que Dios es el que nos castiga cuando
algo malo pasa. Jesús comparte con nosotros que esta idea
está equivocada. Dios nos ama y no quiere que suframos.
Por eso, Él mandó a Su propio Hijo para que muriera
en nuestro lugar recibiendo el castigo que nosotros
merecíamos. El castigo máximo viene cuando nosotros
rechazamos al Hijo, Jesucristo. Cuando no le aceptamos Él
no puede entrar en nuestras vidas y salvarnos. Otra vez, es culpa
nuestra y no es la culpa de Dios.

Jesús empieza al principio del capítulo a
rebatir la idea que muchos de ellos tienen que cuando una
calamidad pasa es el castigo de Dios sobre nosotros. Esta
parábola también enfatiza que Dios es un Dios
misericordioso. Él no quiere cortar la higuera sin darle
más tiempo para producir fruto. Dios tiene mucha paciencia
y quiere dar a todos nosotros el suficiente tiempo para confiar
en Él. Pero al final, el tiempo se acaba y la
decisión para aceptarlo no se nos es ofrecida. Por eso, es
muy importante hacer una decisión para Cristo antes de que
no tengamos otra oportunidad. Nosotros nunca podemos estimar
cuando una calamidad nos cae – un choque que quita la vida,
una enfermedad, etc. Todas estas cosas son tragedias que pasan en
este mundo. Pero nosotros podemos estar seguros de nuestra
salvación. Podemos confiar en Él hoy aceptando Su
amor y gracia que está esperando él
darnos.

Parábola de las diez vírgenes.
(53)

La parábola de las diez
vírgenes o parábola de las diez
muchachas es una de las parábolas de
Jesús, forma parte de sus enseñanzas. Su texto
según la biblia cristiana es el siguiente:

"Entonces el Reino de los Cielos será
semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas,
salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y
cinco insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo
aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas,
juntamente con sus lámparas. Y tardándose el
esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se
oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a
recibirle!. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron
y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: dadnos de vuestro aceite; porque nuestras
lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron
diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id
más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el novio; y las que
estaban preparadas entraron con él a la boda; y se
cerró la puerta. Después vinieron también
las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor,
señor, ábrenos!. Mas él, respondió,
dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque
no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del
Hombre ha de venir
".

Interpretación, significado.

La parábola, es un tipo de alegoría
presentada bajo la forma de una narración, relatando
hechos naturales o acontecimientos con el objeto de ilustrar o
declarar una o varias verdades importantes, es decir, es una
narración construida para comunicar verdades de suma
importancia y que el desarrollo de ella está adjudicada a
su culturas.

Esta parábola se debe estudiar desde un sentido
Oriental tomando en cuenta las culturas, las costumbres, los
personajes tales como: El emisor, y receptor, y sobre todo su
sentido histórico. Al considerar estos factores que son
muy determinante para la interpretación de la
parábola daremos algunas informaciones para mayor
comprensión.

Esta historia depende de una costumbre judía que
es muy diferente de las nuestras. Según algunos
historiadores, cuando se casaba una pareja no se iban de luna de
miel si no que se quedaban en casa. Durante una semana
tenían la puerta abierta a los que quisieran visitar; los
amigos los trataban con honor y hasta se dirigían a ellos
como príncipe princesa. Era la semana más dichosa
de la vida. A las celebraciones de esa semana estaban invitados
sus amigos más íntimos. En esta parábola no
tenemos ninguna historia imaginaria, sino un gajo de la vida en
una aldea de Palestina.

Otros historiadores alegan, que las fiestas de las bodas
se realizaban por las noches después de un día de
baile. Las vírgenes dejan a la novia a quien han estado
acompañando y salen con antorchas a recibir al esposo para
escoltarlo hasta la residencia de la esposa que era el lugar
donde se celebraban las bodas, y de allí, los escoltaban
hasta la casa del esposo donde se celebraba las fiesta de las
bodas, al no tener las lámparas encendidas no
podían participar del escoltado y por esa causa eran
excluidas de las fiestas de las bodas.

Como tantas parábolas de Jesús, esta tiene
un sentido inmediato y local, y también un sentido
más amplio y universal. En su significado inmediato iba
dirigida a los judíos como pueblo elegido por Dios. Por lo
tanto, las diez vírgenes representan en un cuadro
parabólico al juicio a la que va ser sometida la
nación de Israel para determinar quiénes son el
remanente que va a reinar con Cristo en el milenio.

Lo otro es, que no se le debe buscar sentido espiritual
a todos los elementos que componen la parábola, ya que
cada uno de ellos está basado a la necesidad que arrojo
una determinación y que por la cual se dieron
circunstancia que abrieron condiciones en la cual se
desarrollaron los hechos.

Por lo consiguiente ninguno de los elementos de la
parábola tiene un sentido espiritual. Pasemos a estudiar
los elementos de la parábola para mayor
comprensión.

Es un horror y error de interpretación
Bíblica, alegar que el aceite de las lámparas de
las vírgenes era o es tipo del Espíritu Santo. En
un supuesto que esto sea posible, entonces el Espíritu
Santo se puede comprar con dinero ya que esto es lo que la
parábola demuestra.

"Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de
vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan.
Más las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos
falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que
venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban
a comprar,…". (54)

Si lo narrado por Jesús en la parábola da
la posibilidad de que el aceite es tipo del Espíritu y que
en el caso se podía comprar, esto estaría en
contraste con la fuerte reprensión y enseñanza que
le diera el Apóstol Pedro a Simón el mago al tratar
de comprar el Don del Espíritu que se movía en la
vida de los discípulos.

"Cuando vio Simón que por la imposición de
las manos de los apóstoles se daba el Espíritu
Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también
a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere
las manos reciba el Espíritu Santo. Entonces Pedro le
dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de
Dios se obtiene con dinero". (55)

Los que enseñan que el aceite de las
lámparas de las vírgenes narrado en la
parábola es el Espíritu Santo, en forma intelectual
están cayendo en el mismo terreno de Simón el mago
como el actor de los hechos, aunque por ignorancia lo hacen pero
por igual son culpables.Por otro lado nunca en la teología
afirma que el aceite es tipo del Espíritu. En el Antiguo
Pacto se usaba el aceite de oliva mesclado con especies
aromáticas para el acto de la unción, pero ese
aceite no representaba ni era tipo del Espíritu
Santo.

Este aceite etimológicamente se le llamaba el
ungüento, que paso a llamarse en el aspecto vulgar "El
aceite de la unción del Santo".

Éste era el aceite de oliva mezclado con especies
aromáticas, y solo lo podía preparar era el sumo
Sacerdote.

El acto de tomar este aceite y derramarlo sobre alguien
o algo recibía el nombre de "Unción". Es decir, la
Unción en la dispensación de la ley era un
ceremonial.

Cabe destacar que sobre la persona a la que se derramaba
el aceite se le llamaba el ungido, y sobre éste
venía el Espíritu Santo en una misión a
respaldarlo con poder.

Observe que el aceite es el elemento que se usa para
ungir, y el Espíritu Santo es la persona que venía
con el poder a respaldar al ungido. Según el libro de
Éxodo el aceite no era tipo del Espíritu; el aceite
era el elemento que se utilizaba para ungir, y el Espíritu
es la persona que venía sobre quien era ungido.
(56)

En un supuesto negado que el aceite sea tipo del
Espíritu, ¿por qué seguir usando aceite
cuando tenemos en nosotros el ante tipo que le da cumplimiento al
tipo?Cuando lo verdadero se manifiesta, el tipo pierde fuerza y
vigencia. Es una ofensa en contra del Espíritu Santo el
que estemos utilizando un elemento como el aceite y no le demos
el lugar que le corresponde. Es como si aún
utilizáramos sacrificios de cordero para honrar a
Jesucristo.

El número diez: Este número no tiene
ningún sentido ni aplicación en lo
exegético. Por razones que se desconocen, el cortejo era
compuesto por el número de diez, actos que se hizo una
tradición.

El término virgen: Este término indica que
las damas encargadas de preparar a la esposa para su encuentro
con los invitados junto con su esposo eran solteras sin
desposamiento, y a su vez representaban la fidelidad y la
honorabilidad de la desposada que pasa hacer la esposa en total
castidad. Por lo consiguiente, las damas de honor eran invitadas
a las fiestas de las bodas no a las bodas. 

Razones que descartan por completo la posibilidad de que
las diez vírgenes represente o sean tipo de la
Iglesia. 

Las vírgenes no pueden ser la Iglesia ya que en
el arrebatamiento solo un grupo ira al encuentro del Señor
que son los creyentes, en la parábola se registra que
ambos grupo sale al encuentro del Señor. En el
arrebatamiento de la Iglesia no abra lugar para
selección."Pero mientras ellas iban a comprar, vino el
esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las
bodas; y se cerró la puerta. 11Después vinieron
también las otras vírgenes, diciendo:
¡Señor, señor, ábrenos! "Mas
él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os
conozco". (57)

Cuando el Señor venga del cielo para las fiestas
de las bodas con el parentesco de esposo, por lógica que
viene con su esposa, por lo tanto los que esperan en la tierra en
el caso de las vírgenes no puede ser la esposa.

Por otra parte si analizamos el comienzo de la
parábola de las diez vírgenes, podemos notar que
dicha parábola esta contextuada con el pensamiento que se
viene desarrollando en el capítulo veinticuatro de Mateo
que no tiene nada que ver con la Iglesia. El término
"Entonces" que está en el comienzo nos afirma lo
antes dicho, que a su vez es corroborado por el término
"Cuando hubo acabado Jesús todas estas palabras"
que aparece al comienzo de la parábola. Más
adelante enseñaremos con mayor
precisión.

El término "El llorar y crujir de
dientes
" que aparece al final de la parábola, solo es
utilizado en el lenguaje escatológico en todo su contexto
para ser referencia a Israel y a los gentiles en la
culminación del juicio, y en este caso no es la
excepción.

El término "El llorar y crujir de
dientes
…", es una expresión que demarca el
estado de lamentación en la que caerán las naciones
por causa de no haber sido aceptados para entrar en el Reino
Milenial después de haber pasado por el juicios, dicha
expresión, en el lenguaje Bíblico
Escatológico nunca se utilizó para referirse a la
Iglesia.

Esta parábola fue una de las parábolas
más populares en la Edad Media, con una enorme influencia
en el arte gótico, la escultura y la arquitectura de las
catedrales en Alemania y Francia.

La enseñanza encerrada en esta parábola es
de estar siempre preparados para la segunda venida
de Jesucristo, el cual es representado en la parábola
como el novio, siendo así las diez vírgenes los
creyentes que esperan a Cristo y la boda, el gozoso evento de su
regreso.

En los tiempos de Jesús, la tradición
judía en las bodas era que un grupo de amigas de la novia
esperaran al novio cerca del lugar en el que se llevaría a
cabo la fiesta nupcial, para iluminarle el camino con
lámparas cuando este llegase, esto es lo que trata la
parábola, y no, como se cree usualmente, que el novio
contraerá matrimonio con las diez vírgenes, en un
acto de poliginia.

Citas
bíblicas

(Versión Reina Valera – 1995.)

(1) Mt.13:10-17; (2) Mat. 13:11-15;
(3) Mt. 13:1-9; Mt. 13:18-23; Mc. 4:1-9; Mc. 4:14-20; Lc.
8:4-8; Lc. 8:11-15; (4) Mc. 4:1-9; (5) Mt.
13:31,32; Mc. 4:30-32; Lc.13:18, 19; (6) Is. 60:22;
(7) Isa. 11:9; (8) Ez. 17:23; (9) Mt.
10:25-37; (10) Dt. 6:5; (11) Lv. 19:18; (12)
Lc. 10:25-37; (13) Os. 6:6; (14) Mt. 15:11-32;
(15) Lv. 11:7; (16) Lc. 15:11-32; (17) Jer.
3; (18) Jn. 5:43; (19) Lv. 11:7; (20)
Éx. 20: 8 – 11; Lv. 23; (21) 2 S. 14:33;
(22) Jer. 31:20; (23) Gn. 41:42; (24) Is.
61:10; (25) Gn. 37:3; Rev. 19:8; (26) Hag. 2:23;
(27) Jer. 31:4; Sal. 149:3; (28) Ez. 37:1-14; Jer.
31:3-14; 33:14; (29) Ro. 11:11; (30) Gn. 2.2;
(31) Mt. 7:2; (32) Mt. 25:31-46; (33) Mt.
5:13-16; Mc. 4:21-23; Lc. 8:16-18; Lc. 11:33-36; (34) Lc.
8:16-18; Lc. 11:33-36; (35) 1Jn 2,10; (36) Mt.
13:24-30; (37) Mt. 13:37-43; (38) Mt. 18:9-14;
(39) Lc. 16:19-31; (40) Lc. 1:52, 53; (41)
Lc. 6:24; (42) Lc. 16:9; (43) Lc. 18;
(44) Lc. 6:20; (45) Mt. 5:3; (46)
Lc. 16:25; (47) Lc. 16:24.27.30; (48)
Lc. 16:25; (49) Lc. 16:29; (50)
Lc. 16:31; (51) Mt. 13:6-9; (52) Lc. 13,
1-9; (53) Mt: 25:1-13; (54) Mt. 25:8-10;
(55) Hechos 8:18-20: (56) Éx. 30:22-33;
(57) Mt. 25:10-12.

Bibliografía

  • 1) LA SAGRADA BIBLIA. Versión Reina
    Valera. 1995.

  • 2) DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA
    ESPAÑOLA, 2013. Madrid, España.

  • 3) LONGENECKER, Richard N.: "The Challenge
    of Jesus Parables
    ", traducido al español: "El
    desafío de las parábolas de Jesús
    ".
    1994. New York.

  • 4) Enciclopedia Universal Ilustrada
    Europeo-Americana. T. 42. 2013. Madrid, España. Ed.
    Espasa.

  • 5) NAVARRETE OBANDO, Luis Alberto:
    "Tertulia de Jesús, Pedro y Judas: El Pecado y el
    Perdón
    ". 2014. Cajamarca, Perú.

  • 6) NOLLAND, John: "The Gospel of
    Matthew: A commentary on the Greek text
    ", traducido al
    español: "El Evangelio de Mateo: Un comentario en
    el texto griego
    ". 1993. New York, EE.UU.

  • 7) RHEA JONES, Peter: "Studying the
    Parables of Jesus
    ", traducido al español:
    "Estudio de las parábolas de Jesús".
    2002. Cambridge, EE.UU. pp. 123-133.

  • 8) Wikipedia: Disponible en: http://www.
    es.wikipedia.org / wiki / Pasuk.

  • 9) Wikipedia: Disponible en: http:www.
    es.wikipedia.org/wiki/Yeshúa.

  • 10) Wikipedia: Disponible en: http//www.
    es.wikipedia.org/wiki/Shabat.

  • 11) WITHWRINGON, Ben: "Women in the
    Ministry of Jesus: "A study of Jesus' attitudes to women and
    their roles as reflected in his earthly life
    ", traducido
    al español: "Las mujeres en el Ministerio de
    Jesús: un estudio de las actitudes de Jesús a
    las mujeres y sus roles como se refleja en su vida
    terrenal
    ". 1987. Cambridge, EE.UU. Ed. Universidad de
    Cambridge.

Cajamarca, 28 de Julio del 2014.

__________________________________

* Dr. Luis Alberto Navarrete Obando; Abogado;
Docente Universitario Investigador; Ensayista, Escritor y Poeta;
Magister en Educación Universitaria, con especialidad en
Investigación Universitaria; especialista y con estudios
de post grado en Filosofía y Humanidades. Colaborador de
la Revistas Virtuales de las Universidades de La Habana –
Cuba, http://www.rie@oei.uh.cu; Universidad Nacional
Autónoma de MéxicoUNAM – D.F.
México, http://www.unam.mx; Universidad de Madrid –
España, http://www.monografias.com; consultor permanente
de la UNESCO, en Temas de Educación, Cultura y Desarrollo
Social para América Latina y El Caribe,
http://www.es.unesco.org?.

Nota.- El autor del presente trabajo es Columnista
periodístico: "Derecho y Sociedad", de los Diarios "La
República", http://www.larepublica.com.pe; "El Comercio",
http://www.elcomercio.com.pe; Diario Oficial "El Peruano",
http://www.elperuano.com.pe; Diario Oficial de Cajamarca,
"Panorama Cajamarquino", de circulación Regional
(Cajamarca), http://www.panoramacaj@hotmail.com.

® Derechos reservados de Autor,
registrado en INDECOPI; "Derecho y Sociedad",
Código de marca registrada LANO-CPP-1420-P.

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"Con el mayor orgullo, para mi esposa
Mary Fca. Araujo de Navarrete y a mi hijo Luis Ernesto Navarrete
Araujo; quienes me apoyaron en los momentos más
difíciles de mi vida; siempre apoyados en
Dios"

 

 

Autor:

Dr. Luis Alberto Navarrete
Obando
*

ABOGADO – DOCENTE UNIVERSITARIO –
ESCRITOR

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[1] Citas Bíblicas.

[2] DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA, 2013. Madrid, España.

[3] WITHWRINGON, Ben: “Women in
the Ministry of Jesus: ‘A study of Jesus' attitudes to
women and their roles as reflected in his earthly life”,
traducido al español: “Las mujeres en el
Ministerio de Jesús: un estudio de las actitudes de
Jesús a las mujeres y sus roles como se refleja en su
vida terrenal”. 1987. Cambridge, EE.UU. Ed. Universidad
de Cambridge. pp. 40–41.

[4] NOLLAND, John: “The Gospel of
Matthew: A commentary on the Greek text”, traducido al
español: “El Evangelio de Mateo: un comentario en
el texto griego”. 1993. New York, EE.UU. pp.
565–566.

[5] LONGENECKER, Richard N.: “The
Challenge of Jesus Parables”, traducido al
español: “El desafío de las
parábolas de Jesús”. 1994. New York. pp.
201–204.

[6] RHEA JONES, Peter: “Studying
the Parables of Jesus”, traducido al español:
“Estudio de las parábolas de Jesús”.
2002. Cambridge, EE.UU. pp. 123-133.

[7] NAVARRETE OBANDO, Luis Alberto:
“Tertulia de Jesús, Pedro y Judas: El Pecado y el
Perdón”. 2014. Cajamarca, Perú. Pág.
5

[8] Midrash, es un término hebreo qu
significa "explicación", que designa un método
de exégesis de un texto bíblico,
dirigido al estudio o investigación que facilite la
comprensión de la Torá. El
término midrash también puede referirse
a una compilación de enseñanzas
midráshicas en forma de comentarios legales,
exegéticos u homiléticos del Tanaj (Biblia
hebrea). Toma elementos actuales para ejemplificar de modo
comprensible textos antes del verbo hebreo darâs,
que significa “buscar, investigar, estudiar”. Como
segunda acepción, desaconsejada por algunos autores, en
los últimos años se viene hablando de estilo
midráshico para denominar al utilizado en algunos
pasajes del Nuevo Testamento, por el cual se hace referencia a
textos del Antiguo Testamento, que mezclados con hechos
actuales para el autor, intentan hacer comprensibles los
relatos neotestamentarios. Disponible en Wikipedia: http://www.
es.wikipedia.org / wiki / Pasuk.

[9] Pasukim, que proviene del hebreo Pasuk,
que designa el versículo bíblico.
Disponible en Wikipedia. Ob. Cit.

[10] Enciclopedia Universal Ilustrada
Europeo-Americana. Tomo 42. 2013. Madrid, España. Ed.
Espasa.

[11] Yahshua  es una argumentado 
transliteración  del original  hebreo  o
 arameo  nombre de  Jesús 
comúnmente utilizado por los individuos en el Nombre
“Movimiento Sagrado. El Nuevo Testamento de nuestro
Mesías y Salvador “Yashua”. La forma
“Yashua” se utiliza en algunos nombres sagrados
bíblicos, incluyendo la Sagrada Escritura de
“Bethel”; nombre bíblico Sagrado de
Mesías, palabra de Yahvé. Aquellos que siguen las
enseñanzas del Nombre Sagrado (como las Asambleas
de Yahweh) creen que se trata de una ayuda para la
salvación de utilizar la pronunciación
correcta. Partidarios de “Yashua”, tales como las
del judaísmo mesiánico, enseñan que desde
el Mesías “vendrá en el nombre de su
Padre” (18); entonces debe tener el nombre de
Jehová, o al menos la forma abreviada de
“Yah”. Otra contracción popular
es Yah'shua con el apóstrofo (') que
sirve como una división para enfatizar el aspecto "Yah"
del nombre y el hebreo Shua (la salvación),
que se encuentra en la Biblia natural Israelita. Los
críticos dicen que en su trabajo para conseguir la
pronunciación "Yahshua" la están ignorando en la
lingüística hebrea que no permiten que
la “waw” (“guardar
silencio”), por lo que "Yahshua" es una traducción
cuestionada. Por otra parte, se sostiene por algunos que
esta pronunciación no es atestiguada en la
antigüedad, a diferencia de la pronunciación
"Yehoshua". Wikipedia: Disponible en: http:www.
es.wikipedia.org/wiki/Yeshúa.

[12]
El shabat (del hebreo shabat, "cesar") es
el séptimo día de la semana, siendo a su vez el
día sagrado de la semana judía.
También se lo conoce como Sukot. El shabat se observa
desde el atardecer del viernes hasta la aparición de
tres estrellas la noche del shabat. Según las
prescripciones de la Toráh, debe ser celebrado en
primer lugar mediante la abstención de cualquier clase
de trabajo. El shabat es en
el ethos judío una señal de la
relación entre Yahwéh y el pueblo
judío. La celebración del shabat está
prescrita entre los Diez Mandamientos recibidos por
Moisés. Según el Génesis (30),
(texto de la Biblia escrito aproximadamente en
el siglo VII a. C.): “vaYshbot
baYom haShevi'i”;  ["Y en el séptimo
día Dios terminó el trabajo que había
hecho, y descansó (vaYshbot)"]. Shabat deriva del
verbo hebreo shavát. Aunque con frecuencia se
traduce como "descanso" o "descansar", otra traducción
de estas palabras es "cesar, de trabajar". La palabra
relacionada shevita, usada en el hebreo
moderno con el significado de "huelga laboral", tiene la
misma consideración al referirse, más que a la
abstinencia pasiva de trabajo, al acto de no trabajar. El
concepto de cesación activa del trabajo también
es considerado como más coherente con una actividad
omnipotente de Dios el séptimo día de la
creación. Disponible en Wikipedia: http//www.
es.wikipedia.org/wiki/Shabat.

[13] Diccionario de la Real Academia
Española, define a Epulón, como:
“Hombre culto 
que come mucho o disfruta comiendo”.
2013. Madrid, España.

Partes: 1, 2
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