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Reflexiones sobre etica



Partes: 1, 2

  1. Somos
    más en la medida en que amemos, soñemos,
    luchemos
  2. Sólo bajo la verdad el hombre se vuelve
    libre
  3. El ser
    humano posee una genética apertura que se fundamenta
    en una misma relación, comunicación
    extática, con el sujeto absoluto
  4. Ventajas y desventajas del
    tabú
  5. Ideas
    centrales sobre la moral. Diálogo Eco vs.
    Martini
  6. Síntesis, punto de vista: la persona
    como raíz de la visión
    cristiana
  7. Es
    razonable asumir una actitud crítica frente a los
    principales tipos de ética? Por
    qué?
  8. Es
    bueno educar en la ciudadanía y en el mundo
    cristiano?
  9. El rol
    que cumplen los Derechos Humanos por una auténtica
    convivencia personal y social
  10. Reflexión personal sobre la Ética
    para náufragos y la Ética para
    Amador

Somos más
en la medida en que amemos, soñemos,
luchemos

La reflexión filosófica introducida por
Aristóteles destinada al estudio de la conducta del hombre
y la posible valoración de sus actos la llamamos
Ética. El problema ético identificado siempre como
la continua búsqueda del bien ha hecho posible que
busquemos la orientación y sobre todo la evaluación
de nuestras acciones humanas.

En el contexto de las normas y valores que han regido la
conducta del hombre en sociedad encontramos orientaciones que lo
han llevado hacia la búsqueda de valores y virtudes que lo
encaminen hacia un paradigma moral, el bien, la excelencia, la
virtud etc. Pero para lograr la valoración que los actos
humanos necesitan o tienen que estar dirigidos a otros seres,
porque no podemos considerar al hombre solo, aislado.

Aristóteles fundó su ética en el
hecho de que en la naturaleza humana se inscriben los principios
del comportamiento humano, esto es, que en su misma naturaleza se
inscribe la racionalidad tomada como el vértice de las
facultades que le permitirá al hombre el pensamiento y la
contemplación de las cosas hasta llegar a Dios
mismo.

En las doctrina éticas se encuentra una
corrientes objetivista, de acuerdo con la cual el hombre, en su
manera de actuar, de ser, en su conducta digamos así, debe
perseguir los medios adecuados para alcanzar los fines
propuestos. En contraposición a esta corrientes observamos
la subjetivista por la cual el bien no se lo considera como
perfecto o real, más bien fija su razón de ser en
base a las reglas que el hombre mismo se traza en su
camino.

Históricamente son los moralistas ingleses del
700 quienes dan una explicación a la existencia humana
dotándola de un sentido moral que lo porta no solamente a
la propia utilidad y felicidad sino a otro elemento esencial de
la relación que son los demás. En los
últimos años, Fernando Rielo funda la ética
basada en una concepción mística, en la cual el
modelo de vida moral para el hombre hecho a imagen y semejanza de
Dios, es el amor absoluto en que se constituyen las tres personas
divinas. La formación de la conciencia moral no se aleja
de las condiciones geográficas, históricas,
culturales, familiares etc, pero la actuación del hombre
no se ciñe estrictamente a estas condiciones, ya que de
por medio está la libertad moral que hace del hombre
responsable de su actos.

La ética es el estudio de la conducta humana;
consideramos la visión de Rielo en donde la persona
está abierta a Dios, quien lo define, le permite a la vez
relacionarse con la realidad y con los demás seres
humanos, ya que estando el sujeto absoluto en el hombre los une y
provoca entre ellos un sentido de unidad y dirección.
Debemos entender que esta unión es recíproca y
basada en el amor. Por ello nos sentiremos más, cuando en
base a la tesis propuesta por Rielo, sepamos entregar amor,
cuando seamos libres para realizar nuestros actos, cuando podamos
soñar por nosotros mismos por y para los demás, en
una lucha constante por alcanzar la comunión plena a la
que todos aspiramos.

Sólo bajo
la verdad el hombre se vuelve libre

Cuando el espíritu asume y unifica las funciones
corporales con el alma se produce un primer acto trascendental en
el ser humano, ya que recibe de esta unión un imperativo
racional que es dar dirección y sentido que
conferirá unidad a todos los actos basados en la
inteligencia y la voluntad, así como a la parte material
que es el cuerpo.

Cabe la pregunta, qué es ser libre o qué
es la libertad? A esta respuesta han sido tantas las corrientes
del pensamiento que han tratado o se han acercado a esbozar un
concepto, una definición, partiendo siempre de la
concepción filosófica a la cual pertenecen, desde
la reflexión de los trágicos en la antigua Grecia
hasta el pensamiento rieliano contemporáneo. Por ejemplo
S. Agustín habla de la libertad al decir: el primer
libre albedrío que fue dado al hombre cuando al inicio fue
creado inocente y podía no pecar, pero también
pecar, el último será mucho más libre porque
no podrá pecar.

Deducimos que para San Agustín el uso indebido de
la libertad es el pecado, es decir mal uso de la libertad, mal
uso de la voluntad libre y defectible, porque no puede haber
pecado sin voluntad. La causa para que se oriente la voluntad al
mal radica en la misma voluntad.

Se dice que la libertad es tan profunda como el
espíritu, es decir la referencia se dirige hacia la parte
mas intrínseca del ser humano que es su esencia, aquella
que permite la comunicación con Dios, traduciéndose
en la capacidad humana para aceptar o rechazar ese
diálogo. Si hemos encontrado a Dios, como la fuente de la
Verdad y de la Vida habremos encontrado el camino correcto, un
camino con dirección y sentido que nos portará a
ser totalmente libres, y si hacemos buen uso de esa libertad con
la voluntad y con la conciencia de por medio seguro que nos
encaminaremos hacia el Bien y por tanto a la libertad
plena.

El ser humano
posee una
genética apertura que se fundamenta en una misma
relación, comunicación extática, con el
sujeto absoluto

Manifestaremos que la constitución de la persona
viene dada por la relación con otra persona, así
como las personas divinas se definen entre sí. Persona,
podríamos conceptuarla como un concepto relacional, porque
la persona humana es definida y constituida por la divina
presencia del Sujeto Absoluto en su espíritu libremente
creado. Esta divina presencia constitutiva constituye el elemento
increado de la persona humana, inmanente, indestructible,
permanente inherente al hombre, sea cual fuere su naturaleza .
Siendo como se manifiesta, esa presencia divina, que es absoluta,
constituye a los hombres y los convierte en otro alguien, es
decir otra persona.

Ventajas y
desventajas del tabú

El tabú aparece como la primera
manifestación de la conducta humana, como un condicionante
de la conducta podría decirse, muchas veces creado para
defender intereses ocultos de los gobernantes, otras, para
encontrar en lo oculto y prohibido una salida de orden
psicológico, moral y aún religioso; como fuente de
sumisión, pero de todas formas es en la tradición
donde encontramos el caldo de cultivo de los más diversos
temas prohibidos e intocables que constituyen los tabúes
conocidos en el mundo Asì que el tabú permanece y
permanecerá en la conciencia de las culturas como un lazo
atávico con el pasado, lo desconocido y aún lo
reverente. ya que en los tiempo contemporáneos es muy
difícil que la gente crea en tabúes debido
quizá al avance de la cultura, de la ciencia, de la
tecnología y un cierto abandono por la religión,
mas aún de lo que se puede considerar tabú en el
campo de la moral, aunque en otros campos puede
subsistir.

Cuando las reglas morales no estaban definidas, hablamos
de los más remotos tiempos de la historia,
constituía un imperativo la necesidad de contar con reglas
que precautelaran la permanencia de los fuertes y poderosos a fin
de sojuzgar al pueblo que siempre estaba oprimido. Se
debía recurrir a lo divino, a lo esotérico, y aun a
la más pura materialidad. El tabú se constituye en
el referente histórico de una sociedad, pues algo que
sería bueno para un grupo social no tiene cabida en otro ,
en una sociedad y en un estado. Los tabúes de pueblos
paganos nada tienen que ver con la idiosincrasia de los pueblos
cristianos y viceversa.

El tabú arraigado en la conciencia de los hombres
muchas veces ha sido el freno a los avatares de las conciencias
desordenadas, una norma de conducta muchas de las veces, pero
también el medio para la comisión de grandes
crímenes que han horrorizado a la humanidad.

Ideas centrales
sobre la moral. Diálogo Eco vs. Martini

En el coloquio sostenido entre un laico y un religioso,
Umberto Eco, escritor y filósofo italiano, y el Arzobispo
de Milán que a través de sus cartas encontramos las
ideas centrales siempre relacionadas con el problema de la
ética en el vasto campo de la moral.

La vida implica una serie de comportamientos que tienen
su base en los principios religiosos,; pero existen
también personas que sin tener algún fundamento de
fe o religión alguna han hecho de su existencia un modelo
de conducta y virtudes. Hay quienes que bordeando el
ateísmo son verdaderamente convencidos de ciertos valores,
considerados como buenos, y que son capaces de arriesgar hasta
sus vidas para mantener incólumes sus principios morales,
aunque en la practicidad no lleguemos a entender què
fuerza interior mueve a estas personas.

Que no se necesita estar inmerso en el plano religioso
para acceder a la escala axiológica en defensa de valores
como la libertad, la justicia, y la paz. Los religiosos y los
laicos deben participar en la defensa de estos altos valores del
hombre.

Siendo la ética el principio filosófico de
la moralidad, ella se basa en la interrelación de los
hombres, por ello se dice que la dimensión de la
ética aparece cuando están presentes los
demás ( hombres)

Todas las religiones monoteístas han iniciado un
diálogo para lograr cimentar y afirmar los principios
éticos que las animan , promocionando al hombre sobre un
plano superior, es decir manifestando la existencia de un
Misterio trascendente que se constituye en el fundamento de la
moralidad universal.

Que el amor es la fuente inagotable que da sustento a la
vida e inclusive después de ella.

Solamente en planos elevados de la mente podremos
encontrar el valor que los santos han tenido en este mundo, y de
esta manera lograr una aproximación a su pensamiento y a
sus actos, a fin de intentar comprender sus conductas
ejemplares.

El modelo de Cristo, su sacrificio por la humanidad es
un hecho que perturba a cualquier ser humano
posibilitándole ablandar su corazón por los
demás. Se lo debe conocer.

Las consideraciones de los actos humanos tienen
permanencia, se mantienen cuando encuentran sus raíces en
lo profundo, en lo divino. "Solo aquello que no te condiciona
puede obligarte de manera absoluta"
dice H-Kung.

Dice Eco en su respuesta, que el pensamiento laico tiene
sus fundamentos en aspectos religiosos, profundos, con un sentido
sagrado de las cosas. Expresa existir "semánticos
universales", es decir que hay nociones elementales a la especie
humana que son inherentes a todas las lenguas y culturas., y
concluye expresando que efectivamente en todas se encuentra una y
que se refiere a la posición del cuerpo en el espacio.
Todos sabemos lo que es estar arriba, abajo, las diversas
posiciones que puede optar el cuerpo, lo que es derecha e
izquierda, en fin una serie de señales o signos comunes a
todos los hombres y que están íntimamente
vinculados a los sentidos, y que el hombre jamás acepta
que ellos sean constreñidos

Que esta semántica se ha convertido en la base de
la ética porque, ante todo, debemos respetar a los
demás en todas sus manifestaciones humanas (cuerpo y
alma)

El concepto de los "demás" es lo que prima en la
moralidad; su ausencia o su carencia es la que ha originado
conductas culturales, a su debido tiempo, como los grandes males
originados como el canibalismo, masacres y todas las
humillaciones que se han infligido los hombres.

Es la maduración elaborada con el paso de los
tiempos la que da esa categoría a los actos humanos como
en el cristianismo donde su principio está basado en el
amor.(ética natural)

Por qué existe el remordimiento entre las
personas que se consideran ateos? Qué existe mas
allá de la simple materia que- a quien no tengan un
fundamento religioso en la creencia de un ser absoluto o superior
– le haga pensar en situaciones de conciencia que no es materia
misma ?

Finalmente llega a la conclusión de que una
ética natural, respetada en su profunda religiosidad,
puede encontrar los principios de una ética fundada sobre
la fe en la trascendencia.

Síntesis,
punto de vista: la persona como raíz de la visión
cristiana

Debo iniciar el presente señalando algo que es
importante y preocupante en la visión actual del hombre en
el mundo. La religión, como atributo exclusivo de la vida
personal, como el carácter único del ser humano. La
persona humana considerada como la obra fundamental de la
creación divina es el centro de la atención por
constituir el nùcleo de todo cuanto le rodea. LA
religión, cualquiera que ella sea, se liga a la persona, y
no a otro ser viviente porque, en el caso del cristianismo, su
esencia radica en la visión del hombre como persona. La
religión es parte de la vida del hombre, la vive, la
siente, es un elemento de la existencia.

Se ha manifestado que el hombre es relación,
relación con sus semejantes, con un dios, convivencia de
los seres, libre y responsable capaz de asumir una
posición en el mundo, en la realidad considerada como el
preámbulo del futuro de sus acciones y de su
accionar.

El hombre por su íntima relación con Dios,
participa de su esencia, lo que le permite pensar más
allá de la simple existencia material, trascender a otros
y a su Dios por su dimensión religiosa.

Manifestamos lo anterior porque, si nos remitimos al
Génesis podemos verificar que la visión del hombre
subsiste en tres convicciones de fondo:

El hombre está en puesto de relación de
diálogo con Dios

El hombre es diferente de los animales, y es mucho
más que ellos

El hombre es constitutivamente social

Sobre lo primero decimos que existe una relación
entre hombre y Dios instituido por un acto soberano del Ser
Supremo, que pide al hombre una respuesta libre, y así es-
bozada la dimensión religiosa de la persona como
dimensión original, constitutiva de la humanidad del
hombre.

La segunda convicción significa una
relación del hombre con la naturaleza, de manera que el
hombre no es plenamente reducible a la misma naturaleza. La
naturaleza humana aparece en el universo con una soledad
original, debido al hecho de no encontrar nada igual a él.
El hombre es único. Esta situación original de
soledad no es una buena condición para el hombre. De
aquella condición originaria sale el hombre al encuentro
con los demás.

Hay muchas razones para reflexionar sobre el concepto de
persona como llave de la visión cristiana del mundo; una
verdadera filosofía de la persona es el camino para no
naufragar en los mares del reduccionismo materialista que hoy
parece dominar la visión occidental del hombre.

Solamente una clara visión del ser personal
permite ver y ser el vértice del universo existente. No se
puede ser más persona, pero si se puede ser menos que otra
persona. La visión y filosofía de la persona es el
fundamento de la ética, es el principio
antropológico y principio ético. La persona
jamás debe ser considerada como un medio sino como el fin
en sí mismo, de alì se considera que la
ética o la bioética sin el concepto de persona son
construcciones demasiado frágiles.

Esta es la idea de persona que parte de una
religión razonable de otras constantemente asediada por
supersticiones; un Dios no personal indica preferentemente "lo
divino" con el que sería muy difícil establecer una
relación veraz y valedera. En fin, si el hombre no fuese
persona toda la esencia del cristianismo sería destruida.
Kierkeegard manifestó que " si del pensamiento
cristiano desaparece la categoría de lo singular, de lo
único, todo el pensamiento cristiano perdería
sentido, convirtiéndose en un mito, y no de los
mejores"

Otra premisa de carácter histórico, la que
es pacíficamente aceptada por todos los historiadores de
las ideas, que el concepto de persona y la definición de
hombre en términos personales fue labor del cristianismo.
También es bien sabido que incluso hoy en día el
concepto y la definición está ausente de las
culturas que todavía no han tenido un profundo encuentro
con la propuesta cristiana. El pensamiento cristiano se ha visto
obligado a un enorme esfuerzo teórico, porque sólo
la idea de la persona que informe la idea de la naturaleza o
esencia podría permitir una confesión cristiana
ortodoxa de los dos principales misterios de su fe, el misterio
de la Trinidad y el misterio cristológico.

Si logramos tener muy en claro el concepto de persona a
la luz de la Verdad, buscaremos en lo posterior una
reflexión sobre las nociones fundamentales para tratar de
entender al ser personal. Y esto lo hallamos precisamente en el
cristianismo.

Es razonable
asumir una
actitud crítica frente a los principales tipos
de ética? Por qué?

Del mismo modo que el mundo ha cambiado, también
los problemas a los que se enfrenta la Humanidad son nuevos, o,
al menos, se nos presentan bajo estructuras nuevas, o con un
grado de interrelación y complejidad que exigen una
reflexión nueva.

La manera de enfrentarse a muchas cuestiones nos
sitúa ante la necesidad de abrir nuestra conciencia a
nuevos parámetros: como la fabula del águila,
renovarse o morir.

Los cambios de la realidad van siempre precedidos del
hecho de que alguien, o algunos, hayan soñado. Las nuevas
formas de relaciones humanas en el ámbito político,
económico y social sólo pueden construirse si
recuperamos la capacidad de imaginar alternativas, nuevas formas
de convivencia y de organización de nuestro mundo. Hacen
falta puès, nuevas utopías para emerger del
pesimismo, del «no hay nada que hacer…»

Recordemos algunas propuestas de los filósofos:
el paraíso marxista, la comunidad ideal de
comunicación, el estado natural, el estado
hipotético con el velo de la ignorancia!. Utopías
que han servido a la humanidad para mejorar las condiciones de
vida, para afrontar los problemas sociales del
momento.

Los cristianos debemos recuperar el «cielo»,
no como evasión, sino como «horizonte
escatológico», horizonte crítico frente a las
realidades presentes y, al mismo tiempo, horizonte esperanzador
que nos atrae. Imaginar un mundo mejor es el primer paso para
mejorar el mundo.

Ahora bien, a pesar de la fuerza imprescindible de lo
casi imposible, tampoco debemos descartar el factor
«miedo», como móvil de estos cambios, o bien
como sensibilizador previo a los cambios. No un
«miedo» paralizante, sino un «miedo» que
denota prudencia, que nos impele a ocupamos de los
problemas.

Nos guste o no, las grandes declaraciones éticas
han sido enunciadas después de grandes desastres. La
Declaración de los Derechos Humanos de 1948 tuvo lugar
después de la Segunda Guerra Mundial; o las declaraciones
éticas sobre la investigación médica con
seres humanos, después de damos cuenta de las barbaridades
que la medicina nazi llevó a cabo en los campos de
concentración.

Nuestro mundo de hoy es plural. En él convivimos
personas que pensamos de manera distinta, procedentes de
distintas tradiciones culturales, religiosas,
ideológicas… basta con pasear por las calles de nuestras
ciudades. Una pluralidad que lo puede ser todo, menos
pacífica, pues a menudo, complica la solución de
los problemas comunes. Entre todos podríamos ir buscando,
en el seno de este pluralismo, aquello que nos pueda unir en el
ámbito de los valores o de los derechos fundamentales de
las personas y de los pueblos. De este modo, podríamos
construir una sociedad donde tuviera lugar la cooperación,
y no una mera coexistencia.

Es bueno educar
en la
ciudadanía y en el mundo
cristiano?

El problema radica de cómo se sitúa una
ética religiosa (por consiguiente de máximos) como
la cristiana frente a la propuesta de la ética civil o de
mínimos. Cualquier otra ética de máximos,
religiosa o no, también debería explicar
cómo se sitúa en un mundo éticamente plural.
Creemos que una comunidad, por ejemplo la cristiana,
podría tomar, en principio, dos alternativas: permanecer
cerrada en el gueto de sus seguidores o, si pretende realmente
tener una presencia eficaz en la sociedad plural, entrar en el
juego del diálogo propuesto por la Ética Civil.
Otras «posibles» alternativas pasarían por la
conversión de todos a su propuesta, o bien por imponer,
mediante la fuerza, la propuesta ética.

Recordemos que la Ética Civil se presenta como
una ética laica, es decir, que, a diferencia de la
religiosa o de la laicista, no hace referencia alguna a Dios.
Así pues, es perfectamente articulable con las
éticas religiosas dentro de una sociedad pluralista. La
Ética Civil reconoce que en la vida ética de las
personas hay unos mínimos que compartimos todos los
humanos y unos máximos de los que ella no puede disponer.
Estos mínimos comunes son exigibles a todo el mundo. En
cambio, los máximos son presentados como una
invitación por parte de los diferentes grupos, comunidades
y religiones.

En diálogo

Si los cristianos queremos compartir, con los
demás hombres y mujeres, cuestiones éticas, en esta
sociedad plural y fragmentada, la única forma de hacerlo
es que nos presentemos con la idea de que todos podemos compartir
unos mínimos, a fin de asegurar que podamos convivir.
Entre todos podemos buscar estos mínimos, estos valores
éticos. El proceso dialógico será una forma
de diálogo, en donde los cristianos, junto con todos los
hombres y mujeres, intentarán construir un mundo mejor,
tal como propuso el Concilio Vaticano Segundo : «Sin
embargo, la Iglesia, al mismo tiempo que rechaza totalmente el
ateísmo, profesa sinceramente que todas las personas,
creyentes y no creyentes, deben contribuir a una eficaz
construcción de este mundo en el que todos vivimos, lo
cual es imposible sin un auténtico y prudente
diálogo
» . Por fidelidad a la conciencia, los
cristianos se unen a los demás hombres para buscar la
verdad y resolver tantos problemas morales que surgen, no
sólo en la vida individual, sino también en la
social.

Vale la pena recordar que el Parlamento Mundial de las
Religiones ha contribuido al tema de la creación de una
Ética Mundial elaborando hace 20 años, una
declaración ética acordada, a fin de demostrar como
las diferentes religiones contienen unos principios éticos
comunes. Para el Parlamento Mundial de las Religiones no es
posible un nuevo orden mundial sin una Ética Mundial,
entendida como un «consenso básico sobre una
serie de valores vinculantes, de criterios inamovibles y de
actitudes personales básicas. Sin semejante consenso
ético de principio, toda comunidad se ve, tarde o
temprano, amenazada por el caos o la dictadura, y, los
individuos, por la angustia
». Los creyentes deben
entrar en el diálogo propuesto por la Ética Civil
conscientes de que, por la razón común a todos los
hombres y mujeres inspirada por la presencia del Espíritu,
podemos irnos acercando a la verdad. Dios, para los creyentes, no
está ausente de nuestro mundo, de nuestra realidad; por lo
tanto, debemos considerar este diálogo entre distintas
concepciones éticas como una huella de Dios, que quiere
que su Reino sea de todos y para todos .A lo largo de la historia
de la humanidad, Dios ha ido manifestando progresivamente cual
era la forma más humanizadora de vivir. En otras palabras,
Dios ha respetado, en su Revelación, la progresividad del
aprendizaje humano. Si Dios lo ha aceptado así, nosotros
que creemos en Él, debemos aceptar que el descubrimiento
de las verdades, en este diálogo es un proceso lento, en
el que se llegará a verdades parciales; incluso tolerando
acciones que los creyentes consideramos como males.

Iglesia en diálogo

Los cristianos no podemos recluirnos en un gueto,
encerrados dentro de nuestra comunidad de creyentes; debemos
salir al exterior, a fin de proclamar la Buena Nueva, y debemos
escuchar a los demás para aprender, ya que la nueva
humanidad ha de ser construida entre todos. Este planteamiento es
posible, pues los cristianos vivimos de una fe que afirma que el
Espíritu de Dios está presente en cada hombre y en
cada mujer, y en toda la realidad de nuestro mundo.

Creemos que recluirse dentro de la comunidad de fe
sólo puede responder a una inseguridad ante el mundo, o a
una visión muy negativa acerca del mundo (que no forma
parte de su comunidad), como si el bien, o la misma presencia del
Espíritu, se encontraran únicamente dentro de ella.
La aceptación de esta propuesta moral por parte del
creyente tiene mucho que ver con la concepción
teológica de fondo sobre la Pneumatología y la
Revelación. De este modo, determinadas posturas
teológicas más escépticas sobre la presencia
del Espíritu en el mundo, o con la visión de un
mundo excesivamente marcado por el pecado, o que niegan que la
razón de todo ser humano pueda llegar a alcanzar el bien
sin gozar de una fe explícita en Dios, difícilmente
considerarán positiva la propuesta de la Ética
Civil.

Sólo de este modo podrá dar testimonio de
una nueva manera de entender el diálogo, la
educación en la ciudadanía y cristianismo, en un
mundo en el cual éste ha sido muchas veces manipulado. La
comunidad cristiana, en su vida interna, debe estar presidida por
un diálogo amoroso que sea capaz de amar a quienes no
piensan de manera similar, en donde los valores éticos
sean mostrados y comunicados y no impuestos. Al mismo tiempo, una
comunidad que cree sinceramente en el diálogo debe tener
fe en la presencia del Espíritu en todas las realidades
del mundo; en otras palabras, debe ver el mundo, no sólo
impregnado de pecado, sino grávido del Espíritu
Santo. Debe ser una Iglesia que tenga más fe en el
Espíritu Santo, y en la cual tal vez sea necesario
elaborar una nueva manera, más pneumatológica, de
entender la Iglesia.

.Verdad y tolerancia

Los creyentes deberíamos aceptar que mediante el
diálogo sólo se puede llegar a unos mínimos
y que, en algunas ocasiones, hay que tolerar el mal, que no es
visto como tal por los demás. Esta tolerancia no debe ser
presentada exclusivamente como un mal menor, como la
imposibilidad de conseguir el bien de una manera total. En otras
palabras, la tolerancia es un reflejo del amor al prójimo,
renunciando a imponer las propias verdades y respetando que los
demás todavía no hayan captado el valor que se
defiende. Para el creyente, esta tolerancia no debe representar
ninguna claudicación, ya que el diálogo debe
proseguir; es decir, hay que seguir profundizando hasta conseguir
que los mínimos se vayan ampliando. El creyente debe
convencerse que, hasta que no se dé una comunidad ideal de
diálogo, los resultados serán siempre
provisionales. La Iglesia debe dirigirse hacia un diálogo
con el mundo en el que le ha tocado vivir.

El educado en ciudadanía y valores cristianos
debe entrar en este diálogo convencido de que no dispone
de toda la verdad, y consciente de que, muchas veces, en la Ley
Natural ,en cuanto a inmutable, leyes ligadas a costumbres o a
culturas, las cuestiones éticas que preocupan a la
humanidad pueden resultar el marco a través del cual la
ética cristiana se muestre al mundo al resto de
comunidades particulares como portaestandarte de un proyecto
humanizador para todos.

Por todas estas razones, la moral cristiana debe
encontrarse a gusto en medio de una propuesta ética que la
impele a dialogar con todos los hombres y mujeres, y que respeta
su propuesta de máximos y deja que dicha propuesta pueda
vivirse dentro de una comunidad de creyentes. A menudo, el
problema no es la imposibilidad de encontrar un principio
compartido, sino el discernimiento posterior, para ver si una
situación nueva entra o no dentro del principio. Todo el
mundo estaría de acuerdo con el respeto a la igualdad
humana y con el respeto a la persona (aceptando que la
Declaración de los Derechos Humanos de la ONU no sea
cuestionada y sea considerada como un contenido mínimo de
la Ética Civil), pero, ¿podemos intervenir sobre el
genoma humano para otorgar más facultades (físicas
o psíquicas) a la especie humana? .

El rol que
cumplen los Derechos Humanos por una auténtica convivencia
personal y social

Considero que una verdadera y auténtica
convivencia personal y social no podría sostenerse y
valerse por sí misma si no tuviere raigambre en principios
morales elevados a normas de conducta con sentido coercitivo que
logre poner en orden las cosas y pueda dar sustento a una
sociedad inmersa en un mundo de problemas aparentemente sin
solución. El rol de los derechos humanos constituye un
espectro gigantesco dentro del cual se desarrollan y que permite
ir de la mano los más variados aspectos de la
manifestación humana en un conglomerado social.

Podríamos señalar sucintamente el
verdadero rol de los derechos humanos en :

-La convivencia entre los seres humanos: moral y valores
como elementos ineludibles

para convivir, es un hecho imprescindible para lograr la
armonía social que se necesita en la vida
actual.

-Los aspectos individuales y colectivos de los valores
que deben ser considerados y tratados como el medio necesario e
indispensable considerando los otros en la reflexión
ética.

-Los derechos humanos se constituyen en el punto de
referencia para la educación moral, a fin de alcanzar la
expresión mas alta de ellos, la libertad , la igualdad,
solidaridad, justicia y respeto a la diversidad, como valores
básicos para la convivencia.

– Debemos considerar aspectos tales como
los valores y estilos de vida en la sociedad
contemporánea. Las culturas juveniles en la sociedad
actual y su impacto en el medio social, sin desechar que ellas
pasan a ser parte de los valores universales y las formas
específicas de convivencia a las que nos vemos
sometidos.

-Las actitudes personales y sociales ante
la diversidad: pluralidad y tolerancia.

-La multiculturalidad y
mestizaje.

-La diversidad entre los adolescentes:
autoestima y aceptación.

-La equidad de género. La
perspectiva de género como una producción
cultural.

-Las condiciones de desigualdad y
estereotipos en torno a los roles sexuales en la
adolescencia.

-La responsabilidad humana ante el medio
natural, la vida y la salud. Desarrollo

Ambiental y Bioética: el patrimonio
de la humanidad a las generaciones posteriores.

-Principio y fin de la vida. Genoma humano.
La juventud y su compromiso con

la vida en sus diversas
manifestaciones.

-Las condiciones y perspectivas de los
adolescentes y jóvenes.

-La diversidad de estilos de vida y
crecimiento. Los valores compartidos y no compartidos

-La escala de valores y proyecto de vida.
Jerarquía de valores. Autoconocimiento y
clarificación de valores. Comportamiento, voluntad y
razonamiento moral. Entre los valores universales y las
elecciones personales.

Como se ha señalado, el papel de los
derechos humanos constituye una fuente inagotable en los procesos
sociales, por consiguiente el impacto de la ética en la
convivencia personal y social.

Reflexión
personal sobre la Ética para náufragos y la
Ética para Amador

El título del libro , Ética para
náufragos,
es ya sugerente, sin duda dice algo del
hombre actual. Parece que el pensamiento occidental no termina de
curarse del desfondamiento y de la falta total de
referentes. Según José A. Marina, el hombre sigue
siendo un náufrago, perdido entre el
océano de la Modernidad, que le dejó sin rumbo, sin
asidero y sobre todo…solo.

Que el hombre del siglo XX se encontraba solo (sin
mundo, sin Dios y sin sí mismo
) es cosa que ya
conocemos repetida y probadamente; la cuestión es si hoy –
sigue siendo el hombre (así, en general) un
náufrago, o si, por el contrario, ha llegado a una etapa
en la que la postmodernidad y sus reduccionismos están
superados.

Aun partiendo de esta concepción del hombre,
Marina en su libro pretende ser luz para la búsqueda de
una ética fundamentada, es decir, para el paso de la etapa
de naufragio (de la filosofía más que del hombre) a
una etapa de tierra firme.

Todo el mundo coincide en que es necesario devolver al
hombre parte de la seguridad que le restó la Modernidad.
El problema está en cómo llegar al arraigo pre
moderno sin caer en la negación de los valores que la
Modernidad ha dado.

Es ahí donde Marina hace hincapié: en no
negar los triunfos de la Modernidad (liberalismo, racionalismo,
derechos humanos, "dignidad, igualdad, fraternidad", etc.) en
favor de un nuevo arraigamiento. Y es también ahí
donde la unidad de la humanidad peligró en los años
treinta: el vitalismo de principios de siglo, unido al
irracionalismo dio origen a los fascismos que hicieron tambalear
por todos los frentes a la lógica de la Modernidad y hoy,
parece ser, que aún no se ha cerrado la herida y siguen
apareciendo regresionismos.

Marina intenta fundamentar una ética con los
ideales modernos retomando la Modernidad desde sus
orígenes. Las ideas de la Ilustración, sobre todo
las ideas liberales y democráticas buscando una
ética democrática que pueda unificar la conducta
particular con la conducta social democrática.

En su libro Ética para náufragos,
José Antonio Marina no pretende partir de una
teoría del hombre como ser actual, pero parece obligado,
antes de hablar del obrar del hombre, a sentar unas bases de lo
que se entiende por ser humano.

El método empleado por el autor será el de
ir introduciendo conceptos que irán perfilando las ideas
sobre el ser humano que permiten la ética.

El primer concepto que introduce es el de
inteligencia deseante , pero afirma que fue
Aristóteles el creador de esa idea.

Con este concepto quiere introducirse en la raíz
de la ética. La ética nace del deseo, el hombre
tiene muchas cosas frente a él y debe decidir
constantemente cuàles son beneficiosas para su vida y
cuáles no. En esta línea introducirá las
llamadas necesidades básicas, construyendo el edificio
ético desde la base del deseo humano.

Afirma que de la satisfacción o no del deseo
provienen ciertos estados sentimentales que nos instalan en la
realidad de forma triste, alegre, depresiva, amorosa,
etc.

El hombre está pues sujeto a ciertas necesidades
que debe satisfacer continuamente para vivir y estas necesidades
le llevarán a estados de ánimo que serán
deseables o indeseables. En el deseo y en la necesidad se funda
la ética (si se entiende que la ética es la ciencia
que estudia el simple comportamiento humano), pero el
hombre puede estar por encima de éstas necesidades, y
gracias a su inteligencia puede llegar a otro tipo de necesidades
no tan necesarias, como puede ser la búsqueda de
la felicidad y/o el perfeccionamiento.

La ética siempre se ha basado en la
búsqueda de la felicidad o en la búsqueda de la
perfección llegando a identificar ambas finalidades.
Cuando el hombre asciende del nivel puramente biológico o
pulsional ( estímulo) entra la ética en juego, la
ética será pues la ciencia que estudia el deseo
inteligente, pues el hombre siente inteligentemente y todo lo
hace lo hace inteligentemente.

Marina estudia el aprendizaje de la moral poniendo de
relieve la aprehensión de realidad de forma
sentimental.

La moral, la estética y la verdad son aprendidas
y transmitidas por la tradición. Creo haber entendido que
no deja espacio para una fundamentación de la moral,
siquiera como disposición, basada en las notas
constitutivas del ser humano. Pero de todos modos arriba se dijo
que no está haciendo Marina una teoría de lo que
sea el ser humano, sino una teoría de las posibilidades,
además, el hecho de que el hombre pueda tener nociones
éticas a edades muy tempranas significa que existen, al
menos, las disposiciones para tal aprendizaje. Disposiciones que
permiten la familiarización con la ley moral dentro del
sujeto, para tener, como apetecía Kant, el cielo
estrellado sobre mi y la ley moral en mi .

Si la moral es un hecho histórico,
biográfico y social
tan sólo un producto de la
tradición, la convención o el paso por la
intelección de cada uno. Se plantea entonces el problema
de la fundamentación de la moral, pues todas las morales
serían válidas y estarían fundadas
igualmente en procesos inteligentes ya que por seres inteligentes
son realizadas. Ya no es la razón la rectora absoluta del
ser humano sino la inteligencia (que siente, quiere y valora), lo
que lleva a ampliar el problema de la
fundamentación.

Lo que está claro es que si se trata de
fundamentar la moral y ya no podemos utilizar al hombre como ser
actual sujeto a la ley natural (que suponía cierta base
moral en todo hombre de la que partiría el edificio de la
moral), ni los criterios puramente racionales (pues se deja ver
una nueva teoría del hombre que integra todas sus facetas
en todas sus acciones), tenemos entonces el problema de la verdad
sobre los juicios morales que por cierto, no se refieren al
hombre como ser actual sino al hombre como ser en potencia: como
posibilidad.

La verdad en tiempos del racionalismo era la
argumentación que partía de evidencias claras y
distintas
. El problema que planteó con el desarrollo
de la Modernidad fue juntamente sobre la aparición de
contradicciones y lagunas imposibles de llenar con el
método científico, lo que llevó directamente
a la quiebra del concepto verdad.

La Modernidad parece que logró salvar la verdad
evitando toda connotación con lo absoluto negando toda
autoridad en favor de la razón del sujeto individual. La
verdad pre moderna inamovible dejó su paso a la verdad
provisional que actualmente rige la ciencia y en esta
línea de verdad el libro de J.A. Marina se
inscribe.

La ética debe llevar a la búsqueda de una
verdad fiable, o al menos, a un método de verdad o, en
todo caso, debe dar unos criterios para la admisión de
proposiciones verdaderas que no serían otros distintos a
los de la ciencia actual (de evidencia, transcendentalidad,
progreso, coherencia, previsión de
resultados…).

Con esto Marina da por salvada la verdad, es decir,
encuentra el método para -como Descartes– encontrar
evidencias cada vez más claras y
distintas
.

Pero como Marina parte de esa mezcla de inteligencia y
sentimiento la primera evidencia que encuentra es la
aparición de los valores. Los valores no son más
que significados que produce la realidad en nosotros. Es decir,
respuestas construidas racionalmente al modo de afectarnos la
realidad.

Pero estos valores sólo cuando se presentan como
evidentes serán tomados por la ética como
posibilidades. De todos modos la última palabra siempre
tendrá la razón pues al igual que no hay una
adecuación total entre las cosas en la realidad y las
cosas en el sujeto que las percibe tampoco la habrá entre
lo que percibo como bueno y lo que sea en realidad bueno para
mí. La ética se encargará de revisar estas
evidencias a lo largo del tiempo para lograr que la verdad
ética sea cada día más completa.

En este contexto afirma que el placer es lo
auténticamente bueno, pero que es labor de la razón
la búsqueda del placer bueno. El problema se
centra ahora en qué es el placer bueno, que no
será otro que el placer racional.

Hasta aquí el libro nos habla de la visión
del hombre; a partir de este momento entra Marina en cuestiones
de lo que él considera que debe ser la ética, que
será una formulación de una teoría de las
posibilidades futuras del hombre partiendo de un modelo ideal de
ser humano que sea considerado universalmente como querido por
todos.

Este modelo deberá estar radicalmente inserto en
un sistema de derechos y deberes que garanticen su dignidad y su
permanencia dentro de la órbita de la
ética.

Para lograr el modelo ético querido el hombre
debe hacer un esfuerzo por lograr una inteligencia creadora. La
inteligencia creadora o poética será una
forma nueva de estar en el mundo en la que el sujeto toma
conciencia de su situación ética, es decir, de la
existencia de valores y la existencia de unos derechos y unos
deberes.

La inteligencia poética es uno de los ejes
centrales de la ética de Marina y uno de los conceptos
más interesantes. En ella, une la razón y el
sentimiento, rompiendo la tradición reduccionista de la
Modernidad y colocándose en posiciones más
globalizadoras de la existencia humana.

Ética para Amador (Fernando
Sabater-1991)

Partes: 1, 2

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