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La comunicación educativa de los jefes de compañía



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Antecedentes históricos del proceso de
    formación de los jefes de compañía en el
    Ministerio del Interior
  4. Formación Posgraduada de los Jefes de
    compañía
  5. Características pedagógicas de
    los Jefes de Compañía
  6. Definición y paradigmas de la
    comunicación
  7. Características de la
    comunicación
  8. Indicadores de una buena
    comunicación
  9. Mecanismos de la
    Comunicación
  10. Conclusiones
  11. Bibliografía

Resumen

El estudio de la comunicación entre los hombres
ha sido revitalizado en los últimos años, aunque en
realidad ha sido tema de interés desde mucho antes, y es
natural que así lo sea, porque estudiar la
comunicación nos explica cómo se da la
comprensión entre los hombres y su actividad conjunta. El
presente artículo tiene como objetivo orientar el estudio
de la comunicación hacia una esfera de la actividad del
hombre, en la cual se hace esencial: la vida del oficial del
Ministerio del Interior con el encargo social de educar hombres y
mujeres a través del mando en los Centros de
enseñanzas del Ministerio del Interior, profesionales para
los que la comunicación se erige como arma e instrumento
de trabajo primordial en la función que realizan. Se
propone como resultado un material al que pueden acceder todos
los contenidos sobre la comunicación para la
educación en el ejercicio del mando e indagar en el
aspecto teórico y práctico mediante ejemplos que
pueden ser vigentes en el desempeño de u labor.

Introducción

Las condiciones histórico-concretas en que vive
el mundo en la actualidad, marcado por complejos procesos de
cambios y transformaciones, sobre todo en el plano social,
demanda reformas en las políticas educativas y reajustes
de valores sociales importantes en los que se sustentan esas
políticas. Unido a todo esto, el desarrollo
científico alcanzado, trae consigo que cada vez más
la reflexión sobre los problemas del hombre y las
vías para su desarrollo y formación ocupen el
problema central.

Los autores de este artículo de acuerdo a sus
experiencias en cuanto a esta actividad afirman que el trabajo
del jefe de compañía, el cual se realiza con
hombres y mujeres, sujetos con diversas características de
la personalidad, e incluso con particularidades en cuanto al
género, presentan dificultades la comunicación en
el ejercicio del mando de pequeñas unidades en los CES del
MININT.

Teniendo en cuenta lo anteriormente señalado se
realiza un análisis sobre la importancia de la
comunicación educativa en el ejercicio del mando en las
compañías militares así como las funciones y
requisitos de este proceso en pos de garantizar el
desempeño más exitoso del Jefe de
compañía en todas las actividades que como
profesional exigen de la interacción
comunicativa.

DESARROLLO:

Antecedentes
históricos del proceso de formación de los jefes de
compañía en el Ministerio del
Interior

La formación de los Jefes de
compañía de la Unidad de Estudio del CES del
Ministerio del Interior de Camagüey está
caracterizada por un medio nivel profesional, sobre esto nos
referimos al nivel de egreso de estos oficiales ya que ninguno es
graduados de nivel superior.

En este caso estos son egresados de los Centros de
Instrucción Provinciales del MININT alcanzando una
titulación de nivel básico o medio con un encargo
social emergente como oficiales operativos, agentes del orden
público o Funcionarios del orden interior en los
Establecimientos Penitenciarios, o sea no se gradúan para
mandar hombres, por lo que necesitan una formación
más profunda para educar y dirigir alumnos en un centro de
enseñanza superior.

El jefe de compañía no es estrictamente un
profesional egresado de carreras del perfil de mando como ya
hemos señalado, sino de perfiles operativos y de
enfrentamiento. Es un profesional del Ministerio del Interior
entrenado y preparado para enfrentar situaciones de
carácter delictivo; a quien se le otorga una
titulación, con perfiles propios para el enfrentamiento.
Es decir, se identifica que el objeto de la profesión es
el proceso de enfrentamiento a la actividad subversiva enemiga,
la actividad delictiva común y las conductas antisociales,
caracterizado por su complejidad en los nuevos escenarios
políticos, económicos, sociales, operativos y
científico-tecnológicos.

Formación
Posgraduada de los Jefes de
compañía

La formación de postgrado de los jefes de
compañía se fundamenta a través de dos
funciones fundamentales tales como; la desarrolladora en la que
se vincula el desarrollo de las potencialidades de los Jefes
compañía para posteriores estadios superiores de la
preparación para lograr resultados cada vez mejores en la
labor que realizan, y la integradora que conlleva la
interrelación de la superación con las acciones de
trabajo metodológico y la actividad científica de
la institución. Esto implica establecer formas
organizativas que propicien el trabajo con las experiencias de
los Jefes de compañía, y sobre todo con aquellos
que acumulan experiencias exitosas.

Las formas organizativas principales de la
superación profesional para el caso que ocupa a la
investigación son el curso, el entrenamiento y el
diplomado. Otras formas de superación es la auto
preparación, la conferencia especializada, el seminario,
el taller, el debate científico y otras que complementan y
posibilitan el estudio y la divulgación de los avances del
conocimiento, la ciencia, la tecnología y el arte. Los
programas correspondientes a la superación profesional son
proyectados y ejecutados por centros de educación superior
y centros especialmente autorizados para ello y excepcionalmente
por aquellas instituciones científicas autorizadas por el
Ministerio de Educación Superior y el Ministerio del
Interior o por la Comisión Nacional de Grados
Científicos si se trata de programas de
doctorado.

La formación especializada de los jefes de
compañía tributa a la capacitación que los
acredita como jefes de pequeñas unidades en la
especialidad de mando táctico para ocupar el cargo de jefe
de Compañía (pelotón) en las diferentes
unidades del Ministerio del Interior y responde a la
tradición en los ámbitos nacional, para los
sistemas policíacos y de seguridad en general.

En este sentido la comunicación se trata de
manera superficial ya que en los planes de estudio para esta
formación recogen elementos escogidos sobre el tema en un
espacio muy abierto siendo la comunicación en este caso y
en especial la no verbal la herramienta fundamental para el
desempeño del Jefe de compañía.

El Jefe de compañía depende en gran medida
de la comunicación interpersonal con sus cadetes como
herramienta fundamental para la educación sobre la base
del cumplimiento de indicaciones y misiones asignadas para el
servicio al igual que la comunicación informatizada aunque
en esta se desarrolla un poco menos.

De todo lo antes expuesto se deja traslucir que el
proceso de formación de los jefes de
compañía no concluye el egresar de los cursos de
superación, sino por el contrario, ya que este necesita
una preparación adicional para ejercer correctamente el
ejercicio del mando de pequeñas unidades, por lo que es la
educación de posgrado la que complementa o especializa a
este sujeto como jefe de compañía.

Características pedagógicas de
los Jefes de Compañía

Los jefes de compañía del Centro de
Enseñanza Superior del Ministerio del Interior de
Camagüey, básicamente se relacionan a través
del empleo de la comunicación oral, lo que exige de manera
creciente la aprehensión de conocimiento del desarrollo de
habilidades y valores que les permitan conducirse eficientemente
en las relaciones comunicativas que establecen a diario. La
expresión mediante las indicaciones que tramitan, deseos y
necesidades las exteriorizan a través de los gestos, los
sonidos, el volumen, el ritmo, la entonación, las pausas,
y el silencio además del uso de la palabra.

Por tales razones, requieren de recursos que desde su
proceso de enseñanza aprendizaje les permitan asegurar el
desarrollo de la comunicación con sus
subordinados.

Se sugiere el empleo de métodos participativos,
actividades extra-escolares y extra-docentes que acerquen a los
jefes de compañía al proceso de la
comunicación. Además, favorece que los jefes de
compañía se sientan motivados, necesarios y
preparados para ofrecer solución a los problemas que
presentan sobre la comunicación educativa. Por tal sentido
se plantea que el jefe de compañía debe tener
preparación pedagógica para su trabajo cotidiano
con sus subordinados.

Problemas que afrontan los Jefes de
compañía en cuanto a la comunicación en el
ejercicio del mando:

  • La forma no adecuada en que se dirige el jefe de
    compañía a sus subordinados.

  • El diferente nivel de superación incluye
    contenidos básicos sobre comunicación que se
    imparten a partir de asignaturas específicas de mando
    y dirección. Sin embargo, en los programas no se tiene
    en cuenta la importancia del empleo del lenguaje para los
    jefes de compañía.

  • No siempre utilizan un vocabulario adecuado con sus
    subordinados, lo que evidencia poca preparación en los
    elementos educativos y de comunicación.

  • Se manifiestan estilos inadecuados de la
    comunicación, abusándose frecuentemente del
    autoritarismo.

  • Presentan poco desarrollo de la habilidad
    escuchar.

  • En ocasiones los jefes de compañía se
    expresan de forma inadecuada (con chabacanería hacia
    los profesores y cadetes)

  • Con frecuencia se exige el empleo de la
    cortesía militar pero no la practican y se dirigen de
    forma irrespetuosa a sus alumnos, lo que demuestra un
    divorcio entre lo dicho y hecho.

  • Muestran favoritismo hacia algunos cadetes, lo que
    provoca que las tareas recaigan encima de los mismos
    compañeros lo que da lugar (en ocasiones) al
    descontento y la insubordinación.

  • Utilizan el grito, la ironía, para significar
    dominio, intolerancia y control sobre los
    demás.

La comunicación entre jefe de
compañía y subordinado debe caracterizarse
por:

1. Facilitar la expresión auténtica de los
subordinados y tener la suficiente flexibilidad para comprender y
admitir que son personas que pueden equivocarse, tener
desaciertos como cualquier ser humano y que estos deben ser
tratados educativamente.

2. Propiciar la participación de todos los
miembros del grupo, a intercambiar información con
igualdad de derechos en un ambiente cordial. Esto es importante
para saber cómo han recibido y procesado la influencia
educativa, cuáles son sus dificultades y qué hacer
entonces.

3. Abordar desprejuiciadamente temas personales y
sociales de diferentes tipos, lo cual constituye una fuente de
conocimientos de los cuadros de mando, acerca de sus
subordinados; para lo cual necesita la preparación que le
permitirá comunicarse acertadamente con estos.

4. La comunicación respetuosa, con
tacto, en la que se valore las opiniones de sus
subordinados, aunque no se compartan o estén erradas pero
aprovechando o creando las oportunidades para proponerle la forma
adecuada, para que reflexionen acerca de ella.

5. Reforzar más los logros personales,
estudiantiles y disciplinarios de sus subordinados que las
dificultades, ya que el reconocimiento de las conductas adecuadas
hace discriminar lo correcto de lo incorrecto y al recibir un
reforzamiento positivo tiene más posibilidad de repetirse;
mientras que la comunicación que se apoya más en
las dificultades, generalmente no es educativa, trae consigo
frustraciones y desánimo.

6. El uso de la persuasión como vía para
desarrollar la labor educativa, para convencer, hacer reflexionar
sobre las conductas incorrectas y promover aquellas positivas a
asumir.

7. Ayudar a los subordinados a aceptar los retos que
exige la solución de problemas, para educarlos en la
superación de las dificultades, aprovechando las
experiencias positivamente para la solución de otros, sin
espíritu derrotista.

8. Dar muestra constante de preocupación por los
problemas y logros de sus subordinados no sólo desde el
punto de vista formal; de la disciplina militar, el estudio y sus
implicaciones; sino por otros de índole personal y
familiar que lo puedan afectar.

9. Propiciar una atmósfera de confianza,
seguridad y empatía lo cual no debe implicar nunca exceso
de confianza que pueda acercarse a la falta de respeto, o al
debilitamiento de la imagen del cuadro de mando.

  • 1. Educar a través del mando
    exige:

  • Rigor Metódico.

  • Rigor Investigación.

  • Respeto al saber de los subordinados.

  • Crítica.

  • Ética y Estática.

  • Conocer al subordinado.

Rigor Metódico

El jefe de compañía no puede negarse el
deber de reforzar en el ejercicio del mando la capacidad
crítica del subordinado, su curiosidad, su
insumisión. Unas de sus tareas primordiales en trabajar
con los subordinados es el rigor metódico con que deben
aproximarse a los objetos cognoscibles mediante la
producción de las condiciones en que es posible aprender
críticamente. Estas condiciones implican jefes creadores,
instigadores, inquietos, rigurosamente curiosos, humildes y
persistentes.

En este sentido el jefe de compañía
interviene en la labor docente y adquiere en papel educador de no
solo enseñar contenidos sino también enseñar
a pensar correctamente.

Rigor Investigación

No hay educación a través del mando ni
enseñanza sin investigación estos quehaceres se
encuentran uno relacionado con el otro ya que mientras se dirige,
se educa y se investiga, así como mientras que se
enseña se continúa buscando. El jefe de
compañía debe buscar para conocer nuevas formas y
métodos para educar, instruir y aprender a transmitir
ideas a sus subordinados.

Respeto al saber de los subordinados.

Pensar acertadamente impone al Jefe de
compañía el deber de respetar no solo los saberes
con que llegan los subordinados sobre todo los de las clases
populares sino también con los subordinados la
razón de ser de esos saberes en relación con la
enseñanza de los contenidos. También no ejercer el
mando autoritario a través del yoísmo, saber darle
la razón al subordinado si la tiene.

Crítica

En la educación a través del mando existen
muchos obstáculos los cuales hay que superar a
través del paso del tiempo y las experiencias que iremos
adquiriendo mediante el desarrollo de la actividad, es por ello
que decimos que el jefe de compañía necesita de
constante superación, pero al mismo tiempo constantes
críticas las cuales irán contribuyendo a la
preparación profesional del individuo. En este sentido en
necesario tomar las críticas como elemento constructivo y
tomas de estas la realidad objetiva en cuanto al mejoramiento
para la labor educativa de los subordinados, saber escucharlas e
interpretarlas ya venga de un superior, un maestro o un
subordinado.

Ética

La necesaria promoción de la ingenuidad a la
crítica no debe ser a distancia de una rigurosa
formación ética, no se concibe educar a
través del mando si no se es ejemplo ético en lo
que realizamos y no poner vigente el viejo proverbio ¨haz
lo que te digo y no lo que yo hago¨
si se quiere que el
subordinado sea disciplinado, el jefe debe de ser disciplinado,
si se quiere que use correctamente el uniforme, el jefe debe
hacerlo también y así respectivamente. Casi siempre
el jefe es el ejemplo del subordinado y este debe sentir
admiración por su jefe de lo contrario no existirá
una correcta comunicación ni respeto mutuo.

Conocer al subordinado

No se puede educar a través del mando sin conocer
al subordinado, para esto se necesita saber de dónde
previene, como piensa, su seno familiar, sus principios
éticos y patrióticos y sobre todo darle la completa
confianza para conocer sus problemas y tratar de darle una
posible solución.

Teniendo en cuenta los indicativos anteriormente
expuestos el jefe de compañía podrá educar a
través del mando y así establecer una correcta
comunicación con sus subordinados y por consiguiente su
labor educativa como jefe de compañía será
más efectiva.

Definición
y
paradigmas de la comunicación

La comunicación según definición
del diccionario digital de la enciclopedia Encarta 2007 es:
Acción y efecto de comunicar o comunicarse. Trato,
correspondencia entre dos o más personas.
Transmisión de señales mediante un código
común al emisor y al receptor. Unión que se
establece entre ciertas cosas, tales como mares, pueblos, casas o
habitaciones, mediante pasos, crujías, escaleras,
vías, canales, cables y otros recursos. Cada uno de estos
medios de unión entre dichas cosas. Papel escrito en que
se comunica algo oficialmente. Escrito sobre un tema determinado
que el autor presenta a un congreso o reunión de
especialistas para su conocimiento y discusión. Figura que
consiste en consultar la persona que habla el parecer de aquella
o aquellas a quienes se dirige, amigas o contrarias,
manifestándose convencida de que no puede ser distinto del
suyo propio. Correos, telégrafos, teléfonos, etc.
V. medio de comunicación, vía de
comunicación.

La Comunicación es un fenómeno inherente a
la relación grupal de los seres vivos, desarrollada como
privilegio por los seres humanos, por medio del cual estos
intercambian información acerca de su entorno siendo
capaces de transformarlo.

Pudiéramos preguntarnos entonces,
¿qué es la Comunicación desde la perspectiva
psicológica? Al igual que se ha tratado de explicar al
definir otros conceptos esenciales de la Psicología como
por ejemplo Personalidad, nos encontramos con que, no existe para
definir comunicación una acepción única y
aceptada por todos en la literatura
psicológica.

Hay autores que la interpretan como un intercambio de
pensamientos, sentimientos y emociones L.S. Vigotsky y S.L.
Rubinstein). Otros resaltan como la Comunicación es un
modo de realización de las relaciones sociales que tiene
lugar a través de los contactos directos e indirectos de
las personalidades y los grupos en el proceso de su vida y
actividad social (GM. Andreieva). Por otra parte, otros autores
subrayan; al definir la comunicación como esta, a la vez
que representa el proceso de intercambio de informes que
contienen los resultados del reflejo de la realidad por parte de
las personas, es además parte inseparable de su ser social
y medio de formación y funcionamiento de la conciencia
individual y social (G.P. Predvechni y Yu. A.
Sherkovin).

Estas definiciones sirven para observar, como al margen
de elaboraciones diferentes, persisten elementos comunes y
esenciales que permiten comprender la categoría
Comunicación como importante dentro de la
Psicología General, por tanto pudiera ser definida como :
la expresión más compleja de las relaciones humanas
donde se produce un intercambio de ideas, motivaciones,
actitudes, representaciones y vivencias entre los hombres que
constituye un medio esencial de funcionamiento y de
formación de su personalidad.

A continuación profundizamos en algunos elementos
importantes de la definición.

-La comunicación representa una forma de
interrelación humana.

En ella se expresa cómo los hombres
interactúan y a su vez ella constituye una vía para
la interacción. En el ejercicio del mando, por ejemplo,
debemos de saber diferenciar los tipos de conversación que
podemos establecer con nuestros subordinados, existen elementos
para suponer qué tipo de relación mantener entre
sí.

Desde su origen la necesidad de comunicación ha
estado asociada a la actividad del hombre, se forma y desarrolla
sobre la base de la actividad conjunta. El ejemplo más
cercano es la propia comunicación que se da entre el Jefe
de compañía y el cadete. Este proceso está
condicionado por la actividad de ordene y mando, que con sus
caracteriza por la interacción entre sus protagonistas.
Con seguridad la comunicación entre el jefe y el cadete
fuera diferente si cobrara vida fuera de los marcos de la
actividad educativa.

-La Comunicación está condicionada por
el lugar que ocupa el hombre dentro del sistema de relaciones
sociales.

El hombre al comunicarse con otros; no sólo es
expresión de su personalidad, de su conciencia individual,
sino también es expresión del lugar que ocupa en la
sociedad, de su clase, es portador de valores y elementos de
conciencia social. Por ejemplo, el jefe de
compañía, no sólo expresa necesariamente sus
rasgos de carácter y sus peculiaridades como personalidad,
sino que además, entra a la relación por el lugar
que ocupa .

-La comunicación es un elemento trascendental
en el funcionamiento y la formación de la
personalidad.

A pesar de las diferencias de definiciones; en general
la Psicología de orientación marxista reconoce que
la condición fundamental que determina la formación
de la personalidad del hombre es el lugar que ocupa en el sistema
de las relaciones sociales y la actividad que en el mismo cumple.
De ahí que, a la hora de caracterizar un cadete no podemos
abstraernos del lugar que ha ocupado en el sistema social, o lo
que es lo mismo del conjunto de relaciones en que se ha visto
inmerso durante toda su vida y que han influido, y decidido en
otros casos la aparición de rasgos y la formación o
no de determinados valores.

Así, la personalidad se forma dentro del sistema
de relaciones que el hombre establece con sus semejantes, pero es
necesario destacar que el sujeto de la comunicación es la
personalidad, esta se expresa en la comunicación. Al
expresarse el hombre manifiesta sus motivaciones, conflictos,
capacidades, rasgos del carácter, desarrollo de la
voluntad. Se pone en juego durante la comunicación no solo
el lenguaje, sino que este es portador de todo el mundo interno
del hombre. Quien se comunica es la personalidad en su
integridad.

Características de la
comunicación

El proceso de Comunicación por su naturaleza
tiene sus propias características. Dentro de las
especificidades de la comunicación las más
importantes son las siguientes:

a) Carácter activo de ambos polos.

En la comunicación los dos polos (participantes)
del proceso son sujetos activos. No es posible analizar al sujeto
como algo pasivo, ni aún en aquellos momentos de la
comunicación en que esté recibiendo
información del otro. Continuamente los participantes del
proceso se encuentran procesando esa información y
expresando (en función de cómo se da este
procedimiento, de acuerdo con las características de su
personalidad) las emociones, valoraciones, impresiones, ideas que
le provoca esta interacción con el otro.

En ocasiones esta reacción ante la
información que le va llegando se hace a través de
la palabra (una pregunta, un comentario) pero también esto
se da de forma extraverbal (un gesto una expresión en el
rostro de asombro, ante lo que está escuchando, la
manifestación de alegría o tristeza causada por lo
que dice el otro interlocutor)

En la comunicación el sujeto nunca es un receptor
pasivo y en este proceso sus participantes están
recibiendo continuamente retroalimentación de la misma.
Ninguno de los dos está exento de actividad, aún
cuando asuma en la comunicación un rol de
subordinación. En ese caso el sujeto estará
procesando lo que recibe, contrastándolo con su sistema de
Prioridades motivación tales, con sus expectativas y ello
explica su inevitable carácter activo. La habilidad para
captar la retroalimentación, o sea, para captar la
respuesta (dicha o no), del otro y orientar la
comunicación en función de ella tiene un valor
inestimable.

Así, sucede que en la comunicación que
establece el jefe de compañía con sus cadetes,
aún cuando el primero entra rectorando la
interacción, con mayor conocimiento de la tarea
específica que deberá realizar el cadete, no puede
desestimar los aportes que, en ideas y juicios este brinda,
asumiendo al colaborador en este proceso de comunicación
en su legítimo carácter activo.

El jefe de compañía, al ir explicando u
orientando a sus cadetes, debe estar atento a las expresiones de
este. Debe, ser capaz de darse cuenta de si el cadetes asimila lo
que se le está diciendo o no, si lo que se dice
está siendo aceptado o suscita desacuerdo, o si se le
comprende o no. Este carácter continuamente activo de
ambos polos de la comunicación le hacen ser un proceso
extremadamente dinámico y de profunda
complejidad.

b) Carácter plurimotivado.

La comunicación tiene un carácter
motivado, orientada a la satisfacción de necesidades del
hombre. Estos móviles de la comunicación pueden ser
variados, por lo que se plantea que es plurimotivada, es decir,
que puede estar orientada por diversas motivaciones. Incluso,
puede pasar que durante el propio proceso de comunicación
estas motivaciones iniciales del sujeto se transformen por la
acción del otro.

c) Grado de implicación afectiva en la
comunicación

Existen diversos niveles de comunicación en
función de la participación del sujeto en la misma.
Existen diferentes grados de implicación del sujeto que
van desde extremos agudos transitando por gradientes intermedios.
En algunos casos, el sujeto se compromete afectivamente en ello,
ya que de acuerdo a sus motivaciones esta comunicación
tiene una alta significación especialmente para él,
mientras que en otros casos queda un poco "al margen" sin darse
un compromiso emocional. Cuando en el sujeto no se da esta
implicación personal la comunicación no constituye
para él un elemento importante que pueda conducir a
cambios en su Personalidad.

Por ejemplo el proceso de educación a
través del mando, deja de tener sentido si lo que el jefe
de compañía trasmite no deja una huella afectiva de
significativa importancia en el cadete, si no tiene que ver con
su sistema de motivaciones e intereses. Puede pasar por ejemplo
en la Profilaxis que al no lograr implicar al sujeto en la
comunicación, no se obtiene el cambio de la conducta
nociva que se perseguía con el mensaje profiláctico
y en el mejor de los casos sólo se logra que el sujeto
enmascare la conducta nociva con un comportamiento no
auténtico pero afín con el que le proponemos. En
este triste resultado, tiene mucho que ver " la escasa (a veces
ninguna) implicación del componente afectivo de la
personalidad del sujeto profilactado con el mensaje que le brinda
el jefe de compañía en su discurso.

Indicadores de
una buena comunicación

  • ¿Cómo hacer más efectiva la
    comunicación?

A continuación presentamos algunas cuestiones a
tener en cuenta de manera general por cada componente del proceso
comunicativo, a saber, emisor, mensaje y receptor.

  • Emisor

La fuente o emisor de la información requiere
determinadas características para que su mensaje sea
aceptado por el receptor: su prestigio, su confiabilidad, status
y atractivo, influyen para hacer un mensaje más efectivo,
brindándole mayor credibilidad. Resulta imprescindible que
el emisor conozca las características del receptor, sus
necesidades e intereses para que adecue su mensaje a las
condiciones de quien habrá de recibirlos.

El emisor esta atento a las respuestas de su receptor lo
que le servirá a su retroalimentación para ir
ajustando su mensaje en correspondencia con las nuevas
condiciones que va tomando el diálogo. En este caso no
solo es preciso tener en cuenta las respuestas verbales, tal como
se vio antes, los gestos, la postura, silencio, tono de la voz,
son buenos indicadores del estado emocional del interlocutor, de
su aceptación o rechazo del mensaje. Se ha estudiado tanto
la forma como el contenido del mensaje para hacerlo mas efectivo.
Por ejemplo se ha demostrado que con receptores de alto nivel
cultural, es más efectiva la exposición bilateral,
o sea la que presenta argumentos tanto a favor como en contra de
determinada idea, de modo que el receptor tenga la posibilidad de
llegar a sus propias conclusiones. El uso de apelaciones
emocionales y racionales de forma combinada resulta generalmente
aconsejable ya que cuando se abusa de las apelaciones emocionales
como las amenazantes, por ejemplo en la profilaxis, sus efectos
pueden ser contrarios a los esperados.

También se ha estudiado el orden en que se
presentan los argumentos. En la mayoría de los casos el
orden de climax de los argumentos mas débiles a los mas
fuertes a resultado efectivo, funcionando aquí el efecto
de recienticidad : el argumento mas fuerte expresado al final del
mensaje, deja una huella considerable en la conciencia del
receptor.

En cuanto al contenido mientras mas se aleja el mensaje
de las posiciones del receptor mas difícil se hace su
aceptación por él, teniendo lugar un efecto
contrario, un afianzamiento de los criterios del receptor en vez
de lograrse el cambio que propone el emisor. A este
fenómeno se le ha llamado "efecto boomerang".

Es por ello que se recomienda tratar de buscar en la
comunicación aquellos aspectos que pueden ser comunes en
la experiencia del emisor y el receptor para, desde esta base, ir
planteando de forma gradual los cambios que se
proponen.

El mensaje del emisor al receptor debe tener en cuenta
las características personales de este último:
nivel cultural, edad, intereses y necesidades, así como
emitirse en el momento adecuado buscando la "oportunidad
psicológica en que el mismo puede ser más
fácilmente asimilado.

  • Receptor

Como se vio antes el receptor de la información
en la comunicación no es un ente pasivo, sino un sujeto
activo que cambia constantemente su rol con el del emisor. Los
mensajes que se emiten hacia él pasan por un "filtro" de
aceptación o rechazo, en dependencia de sus
características sociales y de personalidad. En este
sentido las actitudes y valores juegan un papel determinante.
Resulta más factible reforzar una actitud existente o
formar una actitud nueva que cambiar de signo una actitud
existente.

La pertenencia a determinados grupos formales e
informales y el acatamiento de sus normas, son aspectos que
también influyen decisivamente en la actitud que asume el
receptor frente al mensaje.

  • Indicadores de una buena
    comunicación

Siendo como ya hemos visto un complicado proceso, la
comunicación se convierte en efectiva cuando confluyen
disímiles condiciones, en dependencia de las
circunstancias en que transcurran, de los objetivos de ese
proceso, y por supuesto de los sujetos que se
comunican.

Sin embargo vale aclarar que hay elementos que como
especie de invariantes, persisten evidentemente en procesos de
comunicación eficiente, al margen de los fines y las
características de los participantes.

A esos elementos, indicadores, exigencias, o como
decidamos llamarle nos referiremos a continuación con la
intención de brindar finalmente un conjunto
sintético de requisitos que de lograrse, garantizan que en
el proceso comunicativo que establecemos no solo obtengamos los
objetivos propuestos inicialmente, sino además que sea
gratificante y enriquecedor para la personalidad de quienes se
comunican.

No son estos los únicos indicadores del
éxito pero sí algunos de los más valiosos y
es bueno agregar que su aplicación se realiza
flexiblemente en función de cada situación
concreta.

Ellos tienen no solo un valor práctico sino
además metodológico, justamente porque pueden
devenir en indicadores para el diagnóstico de la
efectividad del proceso comunicativo.

1- Esta exigencia de un código semántico,
mímico, y experienciacomún para los
participantes.

Esta exigencia resulta básica si tenemos en
cuenta que el mensaje que un participante emite debe ser
decodificado por el receptor, y para que esto sea posible deben
manejar ambos un código semántico similar. El
ejemplo típico de la no existencia de este código
es el intercambio entre dos personas en idiomas o lenguas
diferentes. Es imposible la más elemental
comprensión.

Pero no nos limitemos a este ejemplo extremo. Contribuye
a no hacer claro el mensaje, un lenguaje rebuscado, poco directo,
errores de dicción, uso de términos ambiguos,
etc.

Tampoco hay que limitarse en esto al lenguaje verbal,
pues se niega la magnitud del código no verbal que
complementa al primero en la función informativa de la
comunicación. La expresión extraverbal, tal como
hemos ido observando desde el inicio del tema contribuye a
trasmitir el mensaje, a darle claridad, a revelarle el matiz
emocional imprescindible, en ocasiones, para ser perfectamente
comprendido.

Introducimos además la semejanza en el
código experiencial, que se refiere sencillamente a que
ambos interlocutores parten o al menos aclaren las concepciones,
convicciones, enfoques con que asuman e interpretan el mensaje,
lo que garantiza que se eviten los llamados "malos entendidos".
Es necesario aclarar además la connotación que
determinados términos tienen para los interlocutores, pues
"cualquier disparidad o incongruencia significativa, si no es
salvada favorablemente por los sujetos participantes (conscientes
de su nocividad) convierte cualquier comunicación en un
"diálogo de sordos", en verdaderos
monólogos".

2- Adecuada percepción interpersonal.

Ese complicado fenómeno de la percepción
de unos por otros y viceversa es un elemento importante a tener
en cuenta para el éxito comunicativo.

Solo si recordamos que cada individuo entra a la
relación, no como realmente es, sino como cree ser,
podremos visualizar la significación que ti ene una
adecuada autopercepción crítica de -cada sujeto en
la comunicación. Ello es, el conocimiento y la justa
valoración de nuestras propias destrezas,
vulnerabilidades, carencias y "fortalezas". O sea, que las metas
que nos proponemos en la comunicación y los recursos que
debemos activar para lograrlas estén a tono con nuestras
verdaderas reservas.

Sin embargo el problema no es tan fácil como
parece. Sucede "del otro lado" el interlocutor se hace una imagen
de nosotros y desde esa imagen entra a la relación. De
ahí que es importante percibir al otro lo más
objetivamente posible, representárnoslo como es realmente.
Un recurso para ello es concientizar nuestros prejuicios, y
estereotipos, que en calidad de barreras entorpecen la
representación objetiva que hacemos del otro.

Atribuirle al interlocutor buenas o malas intenciones
(de las cuales no estamos seguros), propiedades y rasgos que nos
poseen, sin que la realidad respalde nuestros juicios, es iniciar
y mantener la relación sobre bases poco sólidas y
equivocadas, que sólo deterioran el proceso.

3 – Se propicia la autoexpresión de los
participantes.

Auto expresarse significa externalizar los contenidos y
puntos de vista propios, movilizar y compartir con otros la
riqueza de su mundo interior: motivaciones, aspiraciones,
vivencias, reflexiones, sentimientos.

Una comunicación efectiva debe propiciar y
favorecer la autoexpresión auténtica de la
subjetividad de los participantes.

Para que se provoque en los participantes la necesidad
de expresarse, es necesario primero que exista cultura de la
escucha-Para escuchar bien hay que asumirse como "el otro" en la
comunicación» no como el más valioso. Debemos
comprometernos con una parte de la emisión del mensaje y
respetar la dosis a que tiene derecho el interlocutor.

Escuchar no es oír o prestar atención. Es
extraer la información objetiva del mensaje transitando
desde la percepción del mismo hasta su
interpretación.

El que escucha convencido de lo inverosimi1 y equivocado
del mensaje del interlocutor, lo censura interna y/o
externamente, a veces sin percatarse, lo que trae como
consecuencia que el otro se reprima, o sea rebele, creando
predisposiciones y reservas.

Se trata de respetar aunque opongamos juicios
diferentes, aunque no compartamos lo que dice y manifiesta el
interlocutor. Ello no significa que no argumentemos nuestros
criterios contrarios si no que en la discrepancia debe primar el
respeto.

La autoexpresión legítima genera vivencias
positivas en el sujeto, porque nada hay tan gratificante como
"romper el silencio" y comprometernos afectivamente con lo que
pensamos. De ahí que sea este un requerimiento importante
para una comunicación exitosa.

4 – Manifestación de empatía

Esta exigencia tiene un nexo indudable con la
anterior.

La mejor manera de respetar es esforzarnos por entender
al otro, no desde nosotros mismos, sino desde sus
argumentos.

La verdadera comunicación no comienza hablando,
sino escuchando al otro para orientarnos en él. La actitud
de "pensar en el otro" es como la segunda naturaleza del buen
comunicador

Tomar esto en cuenta facilita que el otro te comprenda
pues se supone que el mensaje que envía un participante a
su interlocutor, ha sido concebido y estructurado a partir de ese
otro, en función de sus características, de su
posición concreta, sus aspiraciones, necesidades y sus
motivos más importantes.

Lo contrario, deteriora la relación, justo porque
obvia la comprensión mutua, afectiva y cognitiva de los
participantes, y porque provoca, por ejemplo que loa criterios
contrapuestos tiendan a polarizarse y sus portadores se aferren
mas a ellos, sin abrirse a la influencia y sin aceptar
ningún otro enfoque que no sea el supo.

La orientación en el otro, ponerse en su
posición, o sea la empatía, genera vivencias
positivas en ese participantes que percibe ser aceptado,
comprendido y por ende de alguna manera tomado en
cuenta.

5 – Intención de lograr acuerdos y
disposición a la colaboración.

El diálogo o intercambio reciproco de
información en el que el emisor y el receptor se alternan,
siempre tiene imprecisiones, vaguedades, titubeos y muchas veces
se va perfeccionando en su propio proceso. Pues a una idea se le
suman observaciones, convicciones, en la medida en que' los
participantes profundizan, aportan, discrepan.

A veces opiniones divergentes u objetivos finales
distintos perseguidos por cada participante exigen que ambas
partes lleguen a un acuerdo.

La orientación real en el otro es vital
aquí, tanto que desdeñándola, generalmente
no logramos encontrar soluciones que satisfagan intereses de
ambos.

La manera óptima de lograrlo es propiciar que el
otro llegue a la solución que necesitamos por si
sólo, a la par que para ello tengamos que concederle
algún elemento que satisfaga sus necesidades.

Es esa la esencia de la influencia para modificar
comportamientos cuando hay concepciones contrarias sobre la
conducta a cambiar y este requisito que indudablemente posibilita
el diagnóstico de la efectividad de una relación,
se erige además en efecto de una buena
comunicación.

6 – Se generan vivencias afectivas
favorables.

Aclaramos favorables y no positivas, porque sucede que
en ocasiones las vivencias positivas no favorecen el decursar de
la comunicación, y por el contrario contribuyen a su
éxito algunas vivencias afectivas negativas.

Cuántas veces el compartir una emoción
negativa de tristeza o melancolía entre dos participantes,
no deja finalmente un saldo positivo dado por la
identificación que se produce.

De cualquier manera es una regularidad que el hombre
busca activamente la comunicación que le reporta
satisfacciones emocionales, ya sea porque afirma su autoestima, o
recibe apoyo y comprensión o comparte experiencias. La
búsqueda y tendencia a la interacción tiene en la
base la gratificación que el sujeto vivencia en una
relación placentera y confortable.

Por eso propiciar un clima emocional satisfactorio se
convierte generalmente en una "llave mágica" para el
éxito de la comunicación, pues dispone
favorablemente a los participantes a la misma.

Que concluyamos este epígrafe no significa que
solo estos indicadores señalizan una eficiente
comunicación. Con seguridad existen otros que, por cierto,
la propia práctica comunicativa personal va descubriendo
ante nosotros constantemente.

Sin embargo consideramos que estos a que hemos hecho
referencia se convierten en una guía elemental para la
valoración de la eficiencia de procesos comunicativos y
sobre todo para adecuar los nuestros, luego de una profunda
reflexión sobre los propios procesos de
comunicación que establecemos en nuestra vida profesional
y personal.

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