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Fin de año: Obesidad y dietas… Miserias encapsuladas




Enviado por Felix Larocca



  1. La
    genética de la obesidad: ¿en boga de
    nuevo?
  2. ¿Qué tienen de malo nuestras
    dietas?
  3. De ser
    posible: La genética como
    explicación
  4. En
    resumen
  5. Bibliografía

En otras ponencias hemos destacado el
rol que juega, en la actividad de comer, la confluencia de los
instintos y el impacto en el apetito (no se confunda con la
pulsión del hambre) de las respuestas sensoriales para
prolongar la acción de alimentarnos más allá
de lo que la necesidad requiere, lo que tantos mantienen que es
la causa indiscutible — aunque para nosotros infundada —de la
obesidad
. FEFL en: Las sinestesias: Descifrando el
enigma de la obesidad.
Leer
más: http://www.monografias.com/trabajos93/sinestesias-descifrando-enigma-gordura/sinestesias-descifrando-enigma-gordura#ixzz3KjhYLe1f

Todos los años, cuando contemplamos
las miserias que visitan a tantas personas que viven la
agonía constante de separar sus cuerpos de libras
indeseables, pensamos en las fiestas navideñas y la
celebración de dar bienvenida a un nuevo año lleno
de promesas y nobles resoluciones.

Personas éstas, que, a menudo libran
batallas paralelas con otros hábitos pocos saludables como
son la falta de actividad física, libación de
alcohol en cantidades un "poco más por encima de lo
aconsejable", reducir el colesterol sanguíneo, renunciar
al tabaco, eliminar el azúcar y otros vicios similares
(porque vicios es lo que son) que nos hacen pensar en invocar los
auxilios de San Judas Tadeo, Patrón de las causas
perdidas.

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San Judas Tadeo Patrón de las
causas perdidas, como son las dietas. Su festividad se celebra el
día 28 de octubre.

Para quienes tienen que combatir el
espíritu maligno de ser "llenito", "rechonchito", un
poquito amasado, y otros similares eufemismos; a menudo, se les
acusa de no querer parar de comer, de ser vagos, de no poseer
fuerza de voluntad o de carecer de motivación… o,
mejor aún, de todo lo antedicho.

Lo que resulta ser falso, como lo es la
nueva, aunque no tan nueva — y compensatoria —
conjetura de que todo el problema de la obesidad reside en los
genes, lo que para muchos explica la gordura que hoy afecta por
encima de un 50% de todos los norteamericanos. Figura esta
última que resulta ser más elevada en otros
países de nuestro mundo occidental. Ese mismo mundo que
llamamos, de modo exultante, "El Mundo civilizado".

El propósito de esta acostumbrada
lección de fin de año, no es el de repetir las
mismas palabras que hemos pronunciado en cientos de
artículos que hemos publicado acerca de la obesidad, sus
causas — tan elusivas como polifacéticas — y sus
curas, igualmente escurridizas. Situación particular,
donde la cura misma es la condición que se procura
remediar. Sino lo que deseamos lograr esta vez es revisar de
nuevo los esfuerzos que quienes la desean erradicar han hecho el
pasado año, proporcionando a todos una visión
novedosa del estado actual del arte. Con el cumplimiento de esta
misión personal esperamos cerrar este capítulo
anualizado.

La
genética de la obesidad: ¿en boga de
nuevo?

Retomar una mirada sorprendida a la
genética de la obesidad parece ganar mucho mérito,
porque, si nada más, esta explicación acarrea en
sí mucho peso (no juego de palabras intencional en la
última expresión).

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¿Los genes?

En defensa de la
justificación genética

Por dos razones consideradas
axiomáticas se postula la causalidad genética de la
obesidad:

  • Parece ser obvio que la obesidad es una
    característica que se observa en miembros de las
    mismas familias.

  • Los gordos tienen hijos que son gordos,
    que producen a su vez niños y nietos que serán
    gordos.

Las bases:

Estudios científicos que comenzaron
a ser publicados en los años 1980s sugerían que
habían otros factores, además de la
sobrealimentación, para explicar la gordura que continuaba
azotando los Estados Unidos y, que esa causa era indubitablemente
genética, porque las familias gordas compartían los
genes que, se consideraban causantes.

Stunkard y sus colaboradores en la
Universidad de Pensilvania demostraron — haciendo estudios en
gemelos, tanto idénticos como fraternales — que el
factor de la herencia era definitivo y que uno, o quizás
dos genes, que — a pesar de ser inespecíficos e
indeterminados — eran responsables por esta condición
refractaria a todo tratamiento, hasta entonces
conocido.

Por supuesto, desde aquel tiempo ha habido
mucho progreso en la ciencia hereditaria y asimismo en la
epigenética, para concluir con que, a pesar de todo, el
rompecabezas no ha sido totalmente resuelto.

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El gene DYRK1B

A pesar de la escasa evidencia suministrada
para afirmar las aserciones — para muchos, aparentemente
persuasivas del factor genético — esta
explicación no aparecería ni convincente ni
conclusiva para los demás, que somos la
mayoría.

El gen de la obesidad permanece ser ente
elusivo, sino ilusorio (Véanse mis ponencias al
respecto).

Hasta este momento ha sido extremadamente
difícil identificar los genes precisos que nos causan la
gordura y que conducen a la llamada "globesidad".

Es cierto — como ya hemos descrito en
otras publicaciones — que existen casos familiares de gordura,
específicamente cuando existe la endogamia asociada, donde
puede invocarse una causa genética. Aunque creemos
necesario recordar que, en la ciencia, no siempre
correlación implica causación.

Una razón para eliminar como
causalidad, la teoría de la genética de la gordura,
es que el estilo de vida y el entorno donde se vive son
influencias tan poderosas en ganar de peso que oscurecen los
efectos genéticos cuando estos aparentan ser
posibles.

El otro problema es que si existe
un gene de la gordura, que éste puede — como es el caso
de la Esclerosis Lateral Amiotrófica — que no sea un
simple gen, ya que tenemos tantas y tan variadas formas de la
obesidad.

Dentro de los doce meses pasados, un grupo
de investigadores identificó uno de los genes investigados
como candidatos para causación de esta condición,
enfocando sus esfuerzos en una simple variedad de la obesidad y
analizando solamente un pequeño número de
familias.

Sus estudios fueron publicados en el
prestigioso New England Journal of Medicine, reportando
una mutación genética que era compartida por todos
los miembros obesos de las pocas familias estudiadas.

El gene mutante se conoce como DYRK1B, que
aparentemente se involucra en sus funciones en desencadenar el
inicio del crecimiento de las células grasas y que modera
los efectos de la insulina.

Las personas en dichas familias que
acarreaban la mutación genética desde la
niñez, todas sufrían de obesidad abdominal,
hipertensión severa, diabetes tipo II, y elevados
triglicéridos sanguíneos.

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Ellos sufrían de un tipo de obesidad
conocido como "el síndrome metabólico".
(Véanse mis contribuciones al respecto).

El síndrome metabólico se
establece por una combinación de síntomas que
incluyen una cintura de mayor tamaño, elevación de
los triglicéridos, bajo colesterol LDL,
hipertensión arterial y elevada glicemia. Para formular el
diagnóstico se necesitan tener 3 de los cinco criterios
enunciados.

Las personas, así diagnosticadas son
más propensas, por un factor de cinco veces, al proceso de
la diabetes y exhiben el doble de los chances del desarrollo de
enfermedad cardiovascular que quienes no lo
transportan.

Este síndrome no es una
condición muy rara, ya que unos 47 millones de
norteamericanos lo padecen, aunque su severidad sea menor que la
exhibida por las familias que participaron en el estudio
antedicho.

A propósito de esto, es necesario
mencionar que un número mayor de norteamericanos acarrean
una mutación en el gene DYRK1B, o en un gene relacionado,
pero que, a pesar de ello, no exhiben síntomas
algunos.

Lo que es más desconcertante es el
hecho de que la obesidad continúa incrementando en
incidencia, a pesar de que nuestra constitución
genética no ha cambiado en los últimos diez o
veinte años.

Obviamente, hay más acerca de ser
gordo que la simple fórmula de acarrear un "gene para ser
obeso".

Acerca de esto último, todos sabemos
que hay que comer de más para engordar.

El problema no reside en nuestro destino.
Reside mayormente en nuestras dietas. Dietas que cambiaron
enormemente en las últimas décadas del pasado S.
XX.

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¿Qué tienen de malo nuestras
dietas?

Esa es una de las preguntas más
importantes, relacionadas a la salud que debemos
contestar.

Nuestras dietas han cambiado
muchísimo en los últimos 30 ó 40
años, comenzando con el movimiento en los años
1970s de reducir la grasa consumida, equivocando de manera
errónea los riesgos, cuando asumiéramos el hecho de
que la grasa consumida, era la responsable de nuestra gordura,
colesterol elevado y problemas relacionados.

Esto resultó en la
sustitución universal de calorías provenientes de
grasas con calorías derivadas de carbohidratos,
especialmente las del HFCS y otros aditivos.

En ningún otro lugar han sido estas
sustituciones más dramáticas que en las comidas
fast-food y en las procesadas.

Una dieta rica en carbohidratos es un
desastre para quien esté propenso al desarrollo del
síndrome metabólico. Porque es el método
más seguro de engordar.

A medida que el número de las
personas gordas de todas las edades aumentaba, los médicos
comenzaban a tratar un número creciente de
diabéticos, hipertensos, a hacer reemplazamientos de
rodillas, y a llevar a cabo otros procedimientos resultados de
las complicaciones de la obesidad.

La obesidad clínica hoy afecta a una
en cada cinco personas en los Estados Unidos
solamente.

De ser posible:
La genética como explicación

Encontrar, si es que existen, los genes que
conducen a las personas a ser obesos ayudaría en la
identificación de aquéllos quienes está a
riesgo, para que tomen las medidas necesarias para prevenirlo.
Pero, por razones técnicas, existiendo tantas
posibilidades recombinadas, sería como tratar de encontrar
la proverbial aguja en un pajar.

Y, mejor aún, de encontrar esas
mutaciones genéticas podría indicarnos los blancos
a explorar para la creación de drogas que puedan prevenir
o revertir la condición.

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BigPharma, como de costumbre, por bien o
por mal (a veces más por mal que por bien) tiene gran
interés en localizar esos genes tan elusivos.

Imaginemos que se produzca una
píldora que un 50% de la población total del mundo
tuviera que tomar por el resto de la vida, para prevenir la
gordura… C"est magnifique! dirían
BigPharma y el legendario Maurice Chevalier entonando en dueto
pecuniario.

Tristemente no tenemos la píldora
que cura ni la obesidad ni el síndrome
metabólico.

Lo que sí tenemos es la realidad que
la respuesta reside en primero controlar nuestra dieta
funesta.

¿Queremos aceptar este reto?
¿O seguir la ruta de las desesperanzas…?

Esperemos hasta el fin del 2015 para
producir nuestro nuevo reporte, mientras algunos hacen promesas a
San Judas Tadeo.

En
resumen

Cuando cavilo, al escribir estas palabras,
me acongoja solamente pensar en lo poco que hemos avanzado en
estos respectos, en los años anteriores, y en este
año que concluye.

La gordura permanece impávida como
acertijo refractario y, así permanecerá mientras
continuemos creyendo que tenemos su explicación y que las
dietas que recetan los gurús o las cirugías
gastroplásticas son la solución.

Plus ça change,
plus c"est la même chose

Fin de la lección.

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Ilusiones sin futuro

Bibliografía

  • Larocca, FEF: Las sinestesias:
    Descifrando el enigma de la gordura
    en
    monografías.com, academiaedu.com y
    researchgate.net

  • Larocca, FEF: Las guerras que
    parece que nunca ganaremos: Las guerras contra la obesidad y
    el cáncer
    en monografías.com,
    academiaedu.com y researchgate.net

  • Larocca, FEF: Del Gen de la
    obesidad: Of mice and men
    en monografías.com,
    academiaedu.com y researchgate.net

  • Larocca, FEF: La obesidad como
    metáfora de nuestro tiempo: La cuestión
    en
    monografías.com, academiaedu.com y
    researchgate.net

  • Larocca, FEF: La obesidad: Sus
    causas & La obesidad: Sus curas
    en
    monografías.com, academiaedu.com y
    researchgate.net

Además, extensivos enlaces
(links), bibliografía adicional y
referencias de contribuciones a este tema y otros temas
mencionados por este mismo autor, pueden obtenerse en los
siguientes portales:

  • Academia.Edu

  • ResearchGate.net y

  • Monografías.com

Monografias.com

 

 

Autor:

Dr. Félix E. F.
Larocca

 

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