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La violencia doméstica



Partes: 1, 2, 3, 4

Monografía destacada

  1. Introducción
  2. Historia
  3. Problema
  4. Alcance y dimensiones del
    problema
  5. Marco
    teórico
  6. La
    televisión y el crimen
  7. Tipos
    de Violencia
  8. Cuando
    la violencia azota el hogar
  9. Ciclo
    de Violencia
  10. Mitos
    de Violencia intrafamiliar
  11. Factores que propician la
    Violencia
  12. El
    impacto de la violencia intrafamiliar
  13. Situación de la violencia intrafamiliar
    en México
  14. Causas de la violencia doméstica contra
    las mujeres
  15. Videojuegos violentos
  16. La
    lucha contra la violencia doméstica: Las obligaciones
    del Estado
  17. Las
    maneras de luchar contra la violencia
    doméstica
  18. Propuestas
  19. Conclusión
  20. Bibliografía
  21. Anexos
  22. Bibliografía

Introducción

La violencia en cualquiera de sus formas es, sin lugar a
dudas, la expresión más cruda del ejercicio del
Poder, el hombre sobre la mujer, el adulto de ambos sexos sobre
los niños y niñas, el rico sobre el pobre y en
general el fuerte sobre el débil. Las sociedades humanas
han tratado de regular, mediante la promulgación de leyes,
el ejercicio arbitrario de la violencia, fundamentalmente con el
fin de proteger a los más vulnerables.

A lo largo de la historia se han cometido un
sinnúmero de actos sanguinarios. La primera
agresión física por parte de un ser humano
mencionada en la Biblia se halla en Génesis 4:2-15.
Caín, el primogénito de Adán y Eva,
sintió celos de su hermano Abel y lo asesinó a
sangre fría. ¿Cómo reaccionó Dios
ante aquello? La Biblia indica que Jehová castigó
severamente a Caín por acabar con la vida de su
hermano.

"Podría afirmarse que la violencia siempre ha
formado parte de la experiencia humana. Sus efectos se pueden
ver, bajo diversas formas, en todas partes del mundo. Cada
año, más de 1,6 millones de personas pierden la
vida y muchas más sufren lesiones no mortales como
resultado de la violencia auto-infligida, interpersonal o
colectiva. En conjunto, la violencia es una de las principales
causas de muerte en todo el mundo para la población de 15
a 44 años de edad".

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Es por ello que la investigación documental y
virtual que ahora se presenta tiene el objetivo de aportar un
grano de conocimiento más al acervo cultural que ya existe
sobre el tema y brindar una herramienta de defensa para detectar
y prevenir la violencia familiar y ayudar de alguna manera
positiva a este problema social…porque considero que todos
educamos y para muestra es este documento donde van autores de
libros y sitios web, investigadores, opiniones y experiencias de
los protagonistas, porque hasta los estudiantes nos
enseñan a enseñar mejor y nosotros como educadores
a que sepan construir sus propios aprendizajes propiciando su
aprendizaje por descubrimiento o perspicacia cultural y
biológica.

La Organización Mundial de la Salud define a la
violencia como "El uso deliberado de la fuerza física o el
poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo,
contra otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga
muchas probabilidades de causar lesiones, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones y
muerte".

La violencia es provocada por la asimetría de
poder en las relaciones entre las personas, así como de
las inequidades sociales; es por ello que existen personas o
grupos más vulnerables para sufrir violencia, como las
mujeres, las niñas, los niños, las personas
discapacitadas, indígenas, con orientaciones sexuales
diferentes y las de tercera edad. Por lo anterior la violencia
familiar, sexual y de género ha sido considerada como un
problema grave de salud pública tanto en México,
como a nivel internacional.

La violencia ejercida contra los seres humanos comprende
el uso de la fuerza tanto física, como emocional. El
área de la salud mental es un ámbito importante en
la detección oportuna de personas que son o pueden ser
víctimas de violencia.

La salud mental es un resultado de circunstancias
favorables y un atributo necesario para desempeñar
funciones, lograr fines, crear, compartir y disfrutar de la vida.
La experiencia de sufrir algún tipo de violencia
constituye una amenaza para la salud mental de las personas.
Continuando con la introducción del tema, analicemos la
definición de violencia en el hogar:

No será posible mitigar los efectos terribles de
esta realidad hasta que las familias, los gobiernos, las
instituciones y la sociedad civil se decidan a afrontar
directamente el problema. Las mujeres y los niños tienen
derecho a la protección del Estado, inclusive dentro de
las paredes del hogar. La violencia contra las mujeres tiene
lugar cuando la legislación, las autoridades responsables
de la aplicación de la ley y los sistemas judiciales
toleran la violencia doméstica o no la reconocen como un
delito. Uno de los principales desafíos consiste en poner
fin a la impunidad de los culpables. Hasta ahora, solamente 44
países (aproximadamente) han adoptado una
legislación específica para hacer frente a la
violencia doméstica.

Es mucho lo que se ha hecho para fomentar una toma de
conciencia y para demostrar no sólo la necesidad sino
también la posibilidad del cambio. Ahora que las
estrategias de lucha contra la violencia se van aclarando, no
existen más excusas para no pasar a la
acción.

Historia

En los últimos años se ha llegado a
comprender mejor el problema de la violencia doméstica,
como asimismo sus causas y consecuencias, y se ha ido
desarrollando un consenso a nivel internacional en cuanto a la
necesidad de hacer frente a la cuestión.

¿Está justificada la
violencia?

Los teólogos de la liberación dicen que la
violencia está justificada cuando se emplea para ayudar a
los pobres. Incluso el Vaticano dice ahora oficialmente que la
violencia está justificada como "un último
recurso". En una carta dirigida a todos los obispos de Brasil, el
papa Juan Pablo II declaró que "la Teología de
la Liberación no solo es oportuna, sino también
útil y necesaria para América Latina".

El origen de la palabra familia deriva del latín
fámulos (sirviente, esclavo) que significa
el conjunto de los esclavos y criados de una persona, el
páter familias. Para los griegos, la palabra que
denominaba a la familia era oikos que significa el
conjunto de todos los que están sometidos a la voluntad
del padre o jefe de la casa. Vemos "entonces que el concepto de
familia, especialmente el de la familia patriarcal, nombra
relaciones de propiedad y autoridad"

En la Roma primitiva, el páter familias tenia
derechos ilimitados sobre sus hijos. Les escogía
cónyuges, podía castigarlos y aun venderlos como
esclavos, divorciarlos y hasta decidir si un recién nacido
tenia derecho a vivir.

En sus inicios, el Cristianismo reforzó el
principio de sujeción forzosa de la mujer. Según
San Pablo, debía estar subordinada, y temer al
marido.

En uno de los documentos más antiguos de la
Iglesia Católica, el Decretum (1140), prevalecía el
derecho del marido de controlar a la esposa, a pesar del
principio de igualdad de todas las almas de Dios. El relato
bíblico de que Eva, tentada por el demonio, indujo a
Adán a pecar, proclamó la inocencia del
varón y la culpabilidad de la mujer, quien por ello fue
condenada a estar sujeta eternamente al poder del
marido.

El Nuevo Testamento no varió mucho tal
situación. Pretendía la pureza del espíritu
en contraposición a los deseos de la carne, representados
por el sexo y matrimonio. Por este motivo, el matrimonio era
entonces considerado como un estado indeseable en el que
caían solamente aquellos que no podían controlar
sus apetitos sexuales. Debió transcurrir un tiempo antes
de que la Iglesia sacrificara el matrimonio y el amor marital y
lo convirtiera en sacramento. Al predicar el confinamiento de la
mujer en el hogar, la religión se encargó de
reforzar el orden del Patriarcado.

Durante la Edad Media, la mujer adquirió el
carácter de símbolo de poder y honor del hombre.
Era canjeada para estrechar vínculos o servía como
instrumento de paz. Una vez casada ella y sus bienes pasaban a
ser propiedad del marido y de la familia de este. La castidad
previa al matrimonio y la fidelidad al esposo eran aspectos
importantes de los derechos de propiedad masculina. El adulterio
de la mujer merecía severo castigo por constituir una
grave ofensa a esos derechos de su dueño.

Durante el siglo XVII, la evolución
económica llevo a la unidad familiar a convertirse en la
base de la producción. Tanto la esposa como los hijos, los
sirvientes y los aprendices estaban sujetos al control del
patriarca, control que incluía el uso legítimo del
castigo físico.

A mediados del siglo XIX, la relación entre
aprendiz y maestro dejó de basarse en lazos filiales y de
lealtad para convertirse en una relación entre empleado y
patrono regulado por un contrato. La actividad productiva fue
transferida de la familia a otra unidad representada por la
fábrica. Se demarcó así la esfera
doméstica y la esfera económica, como entes
separados. La esposa fue alejada de los medios de
producción, se le hizo dependiente del salario del marido
y se le sometió al aislamiento físico en el
hogar.

En la Inglaterra de las postrimerías del siglo
XVIII, la common law establecía que la existencia
jurídica de la mujer quedaba suspendida al contraer
nupcias. Con ello perdía el derecho de poseer propiedades,
créditos personales y la guarda de los hijos que llegara a
tener.

En los Estados Unidos, una ley de 1824 imponía el
derecho del marido a castigar a la esposa. En 1864, un Tribunal
de Carolina del Norte se pronuncio por la no interferencia del
Estado en los casos de castigo domestico, como siglos
atrás se estableció en la Roma antigua.

El cambio de actitud se inicio en Inglaterra, donde en
1829 se elimino del libro de los Estatutos el acta que daba
derecho al marido a castigar a su mujer. En 1853, se
aprobó el Acta para la Mejor Prevención y Castigo
de los Asaltos Agravados sobre Mujeres y Niños, que
extendió a estos seres algunas de las medidas de
protección existentes para evitar la crueldad hacia los
animales. Sin embargo, no fue sino hasta 1891 que se
abolió de forma absoluta el derecho legal de que
había disfrutado el marido ingles para emplear la fuerza
física contra la esposa.

En igual sentido se pronunciaron en los Estados Unidos
las Cortes de Alabama y Massachusetts en 1851, y el de
Mississippi en 1894, donde además se concedió a la
mujer golpeada el derecho a divorciarse. Ya para 1910, solamente
en once estados de la Unión Americana no se admitía
el divorcio por la causal de crueldad extrema.

Una obra que ejerció gran influencia en este
cambio jurídico fue el libro que Francés Power
Cobbe escribió en 1878: Tortura de la Esposa en
Inglaterra, en el que recopilo de las estadísticas
judiciales mas de 6,000 casos de mujeres mutiladas, cegadas,
pisoteadas, quemadas y aun asesinadas durante el periodo de 1875
a 1878.

En 1900, el Código Penal Alemán
estableció la igualdad ante la ley de hombres y mujeres.
Años después los países socialistas
promulgaron la igualdad de derechos de ambos sexos. En Costa
Rica, la Carta Magna de 1949 elevo dicho principio a precepto
Constitucional.

En Escocia, sin embargo, en un fallo judicial de 1977,
aun se reconocía que "el marido puede golpear a la esposa
en el trasero, pero no en el rostro".

En cada época, el modelo de familia ha ido
cambiando, adecuándose a las dinámicas
históricas, los cambios de organización social
influyendo en ellos.

En el siglo XX donde se da un cambio familiar y social
que no obedece principalmente a aspectos económicos sino a
una toma de conciencia personal en las mujeres; cambio que busca
nuevas formas de relacionarse y de ser como varones y mujeres, de
que el poder no sea una forma de opresión dentro y fuera
de la familia y de relacionarnos entre nosotros y nosotras no
como objetos de posesión sino como sujetos.

En la actualidad, el concepto de familia predominante en
el mundo occidental es el nuclear, "familia de
constitución voluntaria, unida por relaciones afectivas y
que conforma el ámbito privado de las
personas".

Vinculando amor y matrimonio, no necesariamente unido a
la procreación, y una consideración de la infancia
como una etapa especial de la vida a la cual los padres le
dedican una atención preferencial".

No podemos hablar de la familia como un término
unívoco y no podemos hablar de un solo tipo de familia.
Definiciones hay muchas, dependiendo del objeto o sentido que se
quiera resaltar de ella; en cada región y en cada etapa de
la vida familiar se dan diferentes características dentro,
y lo mas importante, muy pocas familias en nuestro país
corresponden a este modelo de familia nuclear. De 1976 a 1990 el
porcentaje de familias nucleares disminuyo 6 puntos, de 71.0% a
65%. En 1990 se calculaba que el 98.7% de las personas mexicanas
formaban hogares, es decir que en el país la forma de
organización social y de convivencia mas extendida es la
familia, ya sea de tipo nuclear amplio o compuesto. Se calcula
que el promedio de estos en el país de 1990 es de 4.9
miembros y, que en hogares compuestos y ampliados el
número va de 6 a 9 (INEGI/UNIFEM, 1995; INEGI, 1997).
México se ha caracterizado por tener familias extensas, es
decir, familias con gran numero de hijos y en los que los lazos
de consanguinidad y de parentesco se trenzan para formar una gran
familia en la que se apoyan y viven, muchas veces en el mismo
espacio las abuelas y abuelos, las sobrinas y sobrinos, la
comadre etc.; también están las familias en las que
conviven los hijos e hijas de anteriores matrimonios de la
pareja; familias en que la pareja es homosexual o lesbiana, o
familias dirigidas y sostenidas solo por la madre, familias que
no están civilmente registradas y existen.

Así, mas que hablar de "familia" se sugiere
hablar de familias. Familias que existen y deben tener los mismos
derechos, pues actualmente solo están reconocidas y tienen
derechos las familias registradas civilmente, por lo tanto es
necesario que sean reconocidas desde el Derecho mismo.

Dentro de la diversidad de las familias debemos tener
siempre en cuenta que a lo largo de la historia y por esta
cultura en la que la figura paterna es el centro de todos los
intereses y poderes, hay sujetos específicos que tienden a
ser especialmente víctimas de la violencia que se genera
dentro de la familia. En primer termino esta el género
femenino, en todas sus etapas vitales (infancia, adolescencia,
madurez y vejez); otro grupo vulnerable son los niños y
ancianos; un tercer grupo son las personas con discapacidad. El
caso de las mujeres es crítico, si observamos que desde
los inicios de la familia, "el rapto y la posterior
violación fueron durante muchos años la forma
primitiva del matrimonio.

Desde que la mujer se convirtió en objeto de
intercambio entre los hombres, la violación como primer
acto de apropiación por parte del varón fue
posible" (Sau, 1992). Es decir, que no solo es considerada la
mujer un objeto de propiedad dentro de la familia, sino un objeto
que se apropia a través de la violencia, casi como
advertencia de su situación subordinada y de
expropiación su cuerpo y su sexualidad, en la
relación de pareja y en la familia.

La familia también es una institución
histórica y cultural que ha ido cambiando sus formas:
ahora el padre no es el exclusivo proveedor, las mujeres
están en el ámbito privado, son licenciadas y son
jefas de empresa. Saber cual ha sido el desarrollo de las
familias y sus diversas concepciones, permite afirmar y ser
consientes de la importancia, ahora, de reconocer que cada uno de
los miembros de la familia son sujetos individuales con sus
propias necesidades, y de considerarlos interlocutores para todos
los diálogos y decisiones que se tomen durante la vida
familiar.

Se entiende por el conjunto de personas unidas por
parentesco, matrimonio o concubinato, que como célula
fundamental de la sociedad, es una institución de
interés público y ámbito natural de
convivencia propicio para el entendimiento, comunicación y
desarrollo de los valores necesarios en la formación y
perfeccionamiento de la persona y de la sociedad. Las relaciones
familiares deben aspirar a servir al pleno entendimiento de los
valores de la existencia humana.

De acuerdo a la cultura interna y externa de cada una de
las familias, se crean sus formas de pensar, actuar e interactuar
que les hace ser de determinada forma en relación a otros
y así como el individuo es único; por ende, cada
familia es única aunque se adapte al patrón
conductual de la sociedad.

Considerando así que la familia no es un sistema
estático encontrándose en constante
innovación, crecimiento y desarrollo en su dinámica
donde se encuentran implícitos cambios, energías,
movimientos y expectativas entre los miembros lo que permite su
desarrollo constante.

La familia además de ser vista en función
de las personalidades de sus integrantes hay que tomar en cuenta
la relación interpersonal que entre ellos se establece. Es
decir, que la familia constituye un sistema abierto donde las
acciones de cada uno de sus miembros producen reacciones y contra
reacciones en los otros y en él mismo.

En algunas familias los miembros en lugar de encontrar
seguridad, apoyo, respeto y afecto se ven expuestos a constantes
maltratos que vulneran profundamente sus elementales derechos
humanos.

Problema

"La violencia contra la mujer constituye una
manifestación de relaciones de poder históricamente
desiguales entre el hombre y la mujer, que han conducido a la
dominación de la mujer y a la discriminación en su
contra por parte del hombre e impedido el adelanto pleno de la
mujer…"

La violencia contra las mujeres y las niñas es
una calamidad mundial que sigue provocando muertes, torturas y
mutilaciones, a nivel físico, psicológico, sexual y
económico. Representa una de las violaciones de los
derechos humanos más difundidas, que niega a mujeres y
niñas la igualdad, la seguridad, la dignidad, la
autoestima y el derecho a gozar de las libertades
fundamentales.

La violencia contra las mujeres está presente en
todos los países, atravesando indistintamente todas las
culturas, clases sociales, edades, niveles de educación,
categorías económicas y grupos étnicos. Si
bien la mayor parte de las sociedades condena la violencia contra
la mujer, la realidad muestra que frecuentemente las violaciones
de los derechos humanos de las mujeres son autorizadas so
pretexto de respetar usos y normas culturales o mediante la
tergiversación de dogmas religiosos.

Además, cuando dichas violaciones se producen
dentro mismo del hogar, como sucede muy a menudo, de hecho los
abusos son tácitamente tolerados gracias al silencio y la
pasividad de que dan pruebas el Estado y las autoridades
responsables de la aplicación de la ley.

Las dimensiones globales del fenómeno de la
violencia son alarmantes, como lo revelan los estudios llevados a
cabo sobre la incidencia y el predominio de la misma. Ninguna
sociedad puede jactarse de estar libre de dicha violencia: la
única diferencia consiste en las formas y las tendencias
que ella asume en los diferentes países y regiones.
Determinados grupos de mujeres son particularmente vulnerables
frente a la violencia, como aquéllas que pertenecen a
grupos minoritarios o indígenas, las inmigrantes y
refugiadas, las que se encuentran en situaciones de conflicto
armado, las reclusas y detenidas, las discapacitadas, las
niñas y las ancianas.

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Este esta investigación concentra la
atención en el caso específico de la violencia
doméstica, que, a pesar de permanecer relativamente oculta
e ignorada, es la forma más común de violencia
contra mujeres y niñas. No obstante la dificultad de
conseguir datos estadísticos dignos de confianza, en base
a los estudios realizados se estima que del 20 al 50% de las
mujeres, según el país de que se trate, han sido
víctimas de violencias físicas a manos de la
persona con quien tienen una relación íntima o de
algún otro miembro de la familia.

Según la acepción adoptada en la presente
investigación, el término "violencia
doméstica" comprende la violencia cometida contra mujeres
y niñas por una persona con quien tienen una
relación íntima, incluido el compañero con
que conviven, y por otros miembros de la familia, ya sea que
dicha violencia se produzca dentro o fuera de las paredes del
hogar. Si bien reconocemos que existen también otras
formas de violencia que son igualmente dignas de atención,
la presente investigación no contempla las violencias
perpetradas contra las mujeres por extraños fuera del
hogar, en sitios públicos como por ejemplo la calle, el
lugar de trabajo o la sede de detención, o en situaciones
de conflicto civil o de guerra. Tampoco aborda el problema de la
violencia contra las trabajadoras domésticas, puesto que
en este caso el culpable no está emparentado con la
víctima. En otras palabras, el término
"doméstica" se refiere aquí, más que al
lugar donde se manifiesta la violencia, al tipo de
relación que existe entre quien comete la violencia y
quien la padece.

El presente estudio se propone ilustrar las dimensiones
y la universalidad del fenómeno de la violencia
doméstica contra mujeres y niñas, y el impacto de
dicha violencia en relación con los derechos de la mujer y
del niño. Hace resaltar la necesidad de respuestas
políticas coordinadas e integradas, reforzando la
colaboración entre los sujetos involucrados, creando
mecanismos para el monitoreo y la evaluación de programas
y políticas, aplicando la legislación existente, y
asegurando una mayor transparencia y responsabilización
por parte de los gobiernos, a fin de eliminar toda violencia
contra mujeres y niñas.

Desde hace tiempo los movimientos femeninos reclaman
tales respuestas, y con sus intervenciones han conseguido que se
asigne a los derechos de la mujer un lugar importante en el orden
del día de los movimientos internacionales en defensa de
los derechos humanos. En particular, los años "90 han
registrado esfuerzos denodados de la comunidad internacional por
legitimar y canalizar la cuestión. La Conferencia Mundial
sobre los Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993, ha
reconocido que los derechos de las mujeres y niñas "son
parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos
humanos universales". La Asamblea General de las Naciones Unidas
adoptó, en diciembre de 1993, la Declaración sobre
la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Se trata
del primer instrumento legal internacional en materia de derechos
humanos que se ocupa exclusivamente de la violencia contra las
mujeres, y constituye un documento revolucionario que ha servido
de base para muchos otros procesos paralelos.

En 1994, la Comisión para los Derechos Humanos
nombró a la primera Relatora Especial de las Naciones
Unidas sobre la Violencia contra la Mujer, asignándole la
tarea de analizar y documentar el fenómeno, y
atribuyó al mismo tiempo a los gobiernos la
responsabilidad de las violencias cometidas contra las mujeres.
La IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en
1995, incluyó entre sus doce objetivos estratégicos
la eliminación de todas las formas de violencia contra las
mujeres, y elaboró una lista de medidas concretas que
deberían tomar los gobiernos, las Naciones Unidas, y las
organizaciones internacionales y no gubernamentales.

Mientras la Convención sobre la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW, por sus iniciales en inglés), de
1979, no mencionaba explícitamente la violencia
relacionada con cuestiones de género, el Comité que
se ocupa de monitorear la aplicación de la CEDAW
adoptó en 1992 la Recomendación General 19, que
declara que dicha violencia constituye una forma de
discriminación, puesto que impide a las mujeres el goce de
sus derechos y libertades en un plano de igualdad con los
hombres. Solicita a los gobiernos que tengan en cuenta este hecho
a la hora de efectuar revisiones de sus leyes y
políticas.

Según el nuevo Protocolo Facultativo de la CEDAW,
adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
octubre de 1999, los Estados que ratifican la Convención
reconocen la autoridad del Comité para recibir y examinar
las quejas presentadas por individuos o grupos que se encuentran
dentro de la jurisdicción del Estado. Sobre la base de
estas denuncias, el Comité puede llevar a cabo
investigaciones confidenciales y emanar pedidos urgentes,
dirigidos al gobierno, de que tome medidas para proteger a las
víctimas contra cualquier daño. Este hecho equipara
la Convención con otros instrumentos de defensa de los
derechos humanos, como por ejemplo la Convención contra la
Tortura.

Estas señales de interés creciente han
llevado a comprender mejor las causas y consecuencias de la
violencia contra las mujeres, y en algunos países se han
dado pasos sumamente positivos, tales como la reforma y
modificación de las leyes relacionadas con esta
temática. Algunas regiones han establecido sus propias
convenciones en materia de violencia contra las mujeres: dos
ejemplos son la Convención Interamericana sobre la
Prevención, el Castigo y la Erradicación de la
Violencia contra la Mujer, y la Convención Africana sobre
los Derechos del Hombre y de los Pueblos, que comprende un
Protocolo Adicional sobre los Derechos de la Mujer.

Alcance y
dimensiones del problema

Alcance

Cuando se habla de la familia, se la suele definir como
un templo: un lugar donde los individuos buscan amor, amparo,
seguridad y protección. Sin embargo, las experiencias han
demostrado que para muchos la familia es un sitio donde la vida
misma corre peligro y donde se engendran algunas de las formas de
violencia más terribles contra las mujeres y las
niñas.

En el ámbito doméstico, la violencia por
lo general es cometida por los hombres que tienen (o han tenido)
con las víctimas relaciones de confianza, intimidad y
poder: maridos, novios, padres, suegros, padrastros, hermanos,
tíos, hijos u otros parientes. En la mayor parte de los
casos, son los hombres quienes cometen actos de violencia
doméstica contra las mujeres. También las mujeres
pueden ser violentas, pero sus acciones representan solamente un
ínfimo porcentaje de los episodios de violencia
doméstica.

La violencia contra las mujeres a menudo constituye un
ciclo de abusos que se manifiesta de muchas maneras en el
transcurso de su vida (véase el Cuadro 1). Incuso cuando
su existencia apenas comienza, una niña puede ser objeto
de un aborto selectivo en función del sexo sea del
infanticidio femenino en las culturas donde predomina la
preferencia de los hijos varones.

Durante la niñez, las formas de la violencia
contra las niñas pueden incluir la desnutrición
forzada, la falta de acceso a cuidados médicos y a la
educación, el incesto, la mutilación genital
femenina, el matrimonio precoz, y la prostitución forzada
o el trabajo en condiciones de esclavitud.

Algunas siguen sufriendo todo a lo largo de su vida
adulta: recibiendo golpes, padeciendo violaciones e incluso
terminando asesinadas por el hombre con quien tienen una
relación íntima. Otros delitos típicos de la
violencia contra las mujeres son el embarazo, el aborto o la
esterilización impuestos, y prácticas tradicionales
perjudiciales como la violencia vinculada con la dote, el sati
(la inmolación de la viuda en la pira funeraria de su
marido), y los homicidios en nombre del honor. Y luego, en la
etapa avanzada de sus vidas, las viudas y las ancianas pueden
igualmente sufrir abusos.

Si el impacto de los malos tratos físicos puede
ser más "visible" que los daños
psicológicos, también es verdad que la
repetición de humillaciones e insultos, el aislamiento
forzado, los límites impuestos a la movilidad social, las
amenazas constantes de violencias y ultrajes, y la
negación de recursos económicos representan formas
más sutiles e insidiosas de violencia. La naturaleza
intangible de la violencia psicológica la hace más
difícil de definir y denunciar, conduciendo así
frecuentemente a la mujer a una situación de inestabilidad
mental e impotencia.

Tanto los juristas como los expertos y activistas del
campo de los derechos humanos sostienen que la violencia
física, sexual y psicológica infligida a una mujer,
a veces con resultados fatales, se puede comparar a la tortura no
sólo por su naturaleza misma, sino también por su
gravedad. Se la suele cometer de manera intencional, y se la
utiliza con el propósito específico de castigar,
intimidar y controlar la identidad y el comportamiento de la
mujer. Se produce en situaciones en las cuales la mujer puede dar
la impresión de tener la libertad de irse, pero de hecho
permanece prisionera del temor de ulteriores violencias, tanto
contra ella misma como contra sus hijos, o por falta de recursos
o de apoyo por parte de la familia, del sistema judicial o de la
comunidad.

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Dimensiones

La extensión, la validez y la confiabilidad de
los datos disponibles son tres factores decisivos para determinar
las dimensiones del problema y para identificar las áreas
prioritarias en que es necesario intervenir. Los estudios de la
frecuencia de los fenómenos en base a muestreos
representativos de la población son relativamente
recientes en los países en desarrollo. Dichos estudios
fueron realizados inicialmente en los países
industrializados: en Estados Unidos, Canadá y Europa. Por
ejemplo, una encuesta de gran influencia fue llevada a cabo en
Canadá en 1993, bajo el patrocinio del gobierno
canadiense.

El cine de terror: lo que
enseña

Es cierto que algunos psicólogos piensan que las
películas de terror son inocuas, que no causan más
daño que una ocasional noche en vela. Sin embargo, varios
profesionales respetados mantienen el punto de vista de que
sí encierran peligros.

El doctor Leonard Berkowitz, profesor de
Psicología de la universidad de Wisconsin, afirma que la
violencia del cine de terror tiene un efecto triple en el
público. "Primero —dice—, hace que el
público en general se sienta menos horrorizado por la
violencia y más indiferente a ella. En segundo lugar, el
público puede aprender la lección de que la
violencia es un comportamiento aprobado. En tercer lugar
—continúa—, algunos incluso pueden ser
estimulados por ella."

Dicha investigación fue realizada en
colaboración con las organizaciones de mujeres, poniendo a
disposición de las mujeres interrogadas asistencia y
servicios adecuados. A la hora de planificar encuestas sobre la
violencia contra las mujeres, es importante que la
investigación misma no ponga a las mujeres en peligro. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elaborado
recomendaciones específicas desde el punto de vista de la
ética y de la seguridad, que toman en cuenta entre otras
cosas la seguridad de las personas encuestadas y del equipo
investigativo, garantizando el carácter confidencial de
las informaciones para asegurar tanto la incolumidad de las
mujeres entrevistadas como la calidad de los datos obtenidos, y
la formación especializada de los
encuestadores.

Se piensa que la mayor parte de los datos disponibles
sobre la violencia contra las mujeres son por un lado
excesivamente prudentes y por otro poco dignos de confianza. Los
estudios difieren notablemente entre sí por las
dimensiones del muestreo de mujeres seleccionadas y por las
distintas maneras de formular las preguntas. Resulta
difícil comparar las encuestas por la falta de
homogeneidad en cuanto a la definición misma de la
violencia doméstica y en cuanto a los parámetros
utilizados, que pueden cubrir exclusivamente el maltratamiento
físico o las violencias físicas, sexuales y
psicológicas.

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Otro aspecto que impide aclarar los términos del
debate acerca de la magnitud del fenómeno es el hecho de
que la violencia doméstica es un delito insuficientemente
documentado y contra el cual frecuentemente no se registran
acusaciones. Cuando una mujer presenta una denuncia o solicita
tratamientos médicos, puede verse obligada a discutir con
agentes de policía o con empleados de la sanidad que no
han recibido la formación necesaria para reaccionar de
manera adecuada o mantener registros precisos y útiles de
cada caso. Por otra parte, la vergüenza, el miedo a las
represalias, la falta de informaciones acerca de los propios
derechos legales, la escasa confianza en el sistema judicial o
incluso el temor del mismo, y los costos en que se puede incurrir
al seguir el camino legal, son factores desalentadores que hacen
que las mujeres se rehúsen a denunciar los incidentes de
violencia.

  • Malos tratos físicos

Un número creciente de investigaciones confirma
la difusión de la violencia física en todas las
partes del mundo, y se calcula que la proporción de
mujeres que han tenido experiencias de violencia doméstica
oscila entre el 20 y el 50%, variando de un país a otro.
Las estadísticas son inquietantes en cualquier
región de la tierra que uno mire. Los datos de los
países industrializados, de aquéllos en desarrollo
y de los que atraviesan el proceso de transición
económica, brindan una visión de conjunto de este
problema mundial. Los datos presentados en el cuadro se refieren
exclusivamente a las agresiones físicas.

Existen pocas estadísticas comparables sobre la
violencia psicológica, los abusos sexuales y el asesinato
de mujeres a manos de los hombres con quienes tienen una
relación íntima o de otros miembros de la familia.
Como ya se dijo más arriba, las violencias físicas
generalmente van acompañadas de violencias
psicológicas, y en numerosos casos también de
agresiones sexuales.

  • Abuso sexual y violaciones en las relaciones
    íntimas

En la mayor parte de los países del mundo, los
abusos sexuales y violaciones cometidos por el compañero
íntimo no se consideran como un delito, y en muchas
sociedades las mujeres no piensan que las relaciones sexuales
forzadas sean una forma de violación si están
casadas con el culpable o conviven con él. Se supone que
una vez aceptado el contrato de matrimonio por la mujer, el
marido tiene derecho a exigir de su esposa prestaciones sexuales
ilimitadas. Las encuestas llevadas a cabo en numerosos
países revelan que, aproximadamente, entre un 10 y un 15%
de las mujeres declaran haber sido obligadas a tener relaciones
sexuales con el hombre con quien conviven.

Algunos países han comenzado a crear leyes contra
la violación conyugal. Entre ellos figuran Alemania,
Australia, Austria, Barbados, Canadá, Chipre, Dinamarca,
Ecuador, España, Estados Unidos, Filipinas, Finlandia,
Francia, Irlanda, México, Namibia, Noruega, Nueva
Zelandia, Polonia, el Reino Unido, la República
Dominicana, Rusia, Sudáfrica, Suecia, y Trinidad y Tobago.
Aunque la adopción de dichas leyes representa un progreso
considerable, a menudo resulta difícil para una mujer
presentar una acusación a causa del rígido
régimen probatorio relacionado con el delito.

  • Violencia psicológica y
    emotiva

Puesto que la violencia psicológica es más
difícil de encuadrar en estudios cuantitativos, el
panorama completo de los niveles más profundos e
insidiosos de la violencia escapa a cualquier tipo de
cuantificación. Las víctimas declaran que la
violencia psicológica permanente, que significa torturas
emotivas constantes y una vida pasada en el terror, resulta a
menudo más insoportable que la brutalidad física, y
de hecho crea una tensión mental que se traduce en una
elevada incidencia de suicidios e intentos de suicidio. En base a
estudios llevados a cabo en Bangladesh, Estados Unidos, las islas
Fidji, India, Papúa Nueva Guinea, Perú y Sri Lanka,
se ha establecido una estrecha correlación entre la
violencia doméstica y los casos de suicidio. Una mujer que
ha sufrido abusos tiene 12 veces más probabilidades de
intentar suicidarse que una que no los ha sufrido.9 En Estados
Unidos una gran cantidad de las mujeres maltratadas, en
proporciones que van del 35 al 40%, intenta suicidarse. En Sri
Lanka el número de suicidios de niñas y mujeres de
edad comprendida entre los 15 y los 24 años es 55 veces
más alto que la cantidad de muertes debidas al embarazo y
al parto.

  • Asesinato de mujeres

El asesinato de mujeres a manos de los hombres que las
maltratan es otro fenómeno que se debería
considerar una categoría aparte cuando se analizan las
diferentes formas de violencia doméstica. Los estudios
realizados en Australia, Bangladesh, Canadá, Estados
Unidos, Kenia y Tailandia, han documentado la incidencia del
asesinato de mujeres en el seno del hogar. En el África
Meridional, los grupos de mujeres han comenzado a recopilar
informaciones sobre los casos cada vez más frecuentes de
asesinatos de mujeres, y actualmente se dispone de datos sobre el
problema provenientes de Botsuana,

Sudáfrica, Suazilandia, Zambia y Zimbabue. Un
análisis comparativo sobre el uxoricidio (el asesinato de
la esposa), basado en datos de 1991, llegaba a la
conclusión de que las mujeres rusas tenían 2 veces
y media más probabilidades de morir asesinadas por sus
maridos que las mujeres americanas. A su vez, las mujeres
americanas corren ya un peligro dos veces mayor de que las mate
su compañero que las mujeres de los países de
Europa Occidental.

  • Abuso sexual de niños, niñas y
    adolescentes

El incesto y el abuso sexual de niños y
adolescentes dentro de sus familias resulta ser una de las formas
de violencia menos visibles, si se toma en consideración
el tabú que envuelve la cuestión en muchos
países. Dado que en la mayor parte de los casos el delito
es cometido por el padre, el padrastro, el abuelo, el hermano, el
tío u otro pariente de sexo masculino de la
víctima, es decir por una persona que ocupa una
posición de confianza dentro del hogar, generalmente se
sacrifican los derechos del niño para salvar el buen
nombre de la familia y del adulto culpable de la agresión.
En todo caso, los estudios demuestran que en una
proporción que va del 40 al 60% de los casos conocidos de
agresión sexual intrafamiliar, las víctimas son
niñas de 15 años o menos, sin distinciones de
región o cultura.15 Una investigación reciente,
realizada en los Países Bajos, ha revelado que el 45% de
las víctimas de la violencia sexual en al ambiente
familiar tienen una edad inferior a los 18 años. Entre
ellas, las niñas tienen probabilidades mucho mayores de
sufrir incesto que los varones.

  • Prostitución forzada

La prostitución forzada y otros tipos de
explotación comercial por parte de los compañeros
de sexo masculino o por parte de los padres son otra forma de
violencia contra mujeres y niños de ambos sexos practicada
en el mundo entero.

Las familias desposeídas, incapaces de procurar
sustento a todos sus miembros, a menudo alquilan o venden a sus
propios hijos, que pueden luego ser obligados a prostituirse. Muy
frecuentemente las muchachas jóvenes son mandadas a
trabajar como empleadas domésticas, en cuyo caso pueden
ser explotadas física y sexualmente por sus empleadores.
Por ejemplo, se han recibido comunicaciones de que en el
África Occidental (desde Senegal hasta Nigeria) decenas de
millares de niños de familias indigentes son enviados cada
año al Medio Oriente, terminando muchos de ellos en los
círculos de la prostitución. En el África
Meridional, la prostitución infantil está en
aumento y se está convirtiendo en una actividad cada vez
más organizada. En ciertos distritos montañosos del
Nepal, la prostitución se ha transformado en una fuente de
ingresos por así decir casi "tradicional". Los maridos y
parientes recurren a engaños o a la fuerza para enviar a
las niñas y mujeres a la India en manos de los tratantes
de prostitutas. En las zonas rurales pobres de Tailandia, donde
la miseria ha dado origen al fenómeno de la esclavitud por
deudas, se cree que es deber de la hija sacrificarse por el
bienestar de la familia. Los tratantes compran la "mano de obra"
de las muchachas y niñas a cambio de dinero. La elevada
incidencia del VIH/SIDA en el país ha sido atribuida a
este tráfico de niñas.18 En el norte de Ghana y
algunas regiones de Togo, las niñas son entregadas como
"donación" a los sacerdotes de los templos y se las obliga
a vivir como sus "esposas", sometiéndose a las exigencias
sexuales que ellos puedan tener a cambio de protección
para sus familias. Un uso parecido existe en el sur de la India,
donde las muchachas y niñas (llamadas devadasi) son
"donadas" a los templos para prestar allí sus servicios, y
en cambio suele suceder que al final se las haga trabajar de
prostitutas.

  • Aborto selectivo en función del sexo,
    infanticidio femenino y discriminación en el acceso a
    la alimentación y a los cuidados
    médicos

En las sociedades que atribuyen un valor mayor a los
hijos varones, la discriminación contra las niñas
puede asumir formas extremas, tales como el aborto selectivo en
función del sexo y el infanticidio femenino. En India, un
estudio reciente ha revelado la existencia de 10.000 casos de
infanticidio femenino por año. Esta cifra no toma en
consideración el número de abortos efectuados para
impedir el nacimiento de una niña. Una encuesta oficial
llevada a cabo en China ha puesto al descubierto que, debido a la
política que impone el límite de un hijo por
familia, el 12% del total de fetos de sexo femenino eran
eliminados mediante el aborto o "desaparecían" de alguna
otra manera.

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