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La violencia doméstica (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

Por otra parte, en numerosos países la
discriminación que priva a las niñas de los
cuidados necesarios es la causa principal de las enfermedades y
muertes de las mismas entre los dos y los cinco años de
edad.21 En muchos países en desarrollo, las niñas
reciben menos alimentos que los niños varones, y tienen
mayores probabilidades de verse expuestas a discapacidades
mentales o físicas o incluso de morir a consecuencia de la
desnutrición. También las menores posibilidades de
acceder a la atención sanitaria incrementan la tasa de
mortalidad entre las niñas, mucho más elevada que
entre los varones.

El aborto selectivo en función del sexo, el
infanticidio femenino, y la discriminación
sistemática en el acceso a la alimentación y a los
cuidados médicos han conducido al surgimiento del
fenómeno conocido bajo el nombre de "millones de mujeres y
niñas desaparecidas". Se calcula que son alrededor de 60
millones las mujeres que simplemente no resultan de las
estadísticas demográficas. Dicho con otras
palabras, hay 60 millones menos de mujeres vivas en el mundo que
lo que cabría esperar en base a las tendencias
demográficas generales. Este fenómeno se registra
sobre todo en el Asia Meridional, el África Septentrional
y en el Medio Oriente y China.

  • Tradiciones culturales cuyas prácticas
    afectan la salud y la vida de las mujeres

En todo el mundo, las mujeres y niñas sufren los
efectos dañosos y a veces fatales de prácticas
tradicionales estrechamente relacionadas con sus culturas, que
siguen existiendo gracias al conformismo cultural y social y a
las creencias religiosas. He aquí algunos
ejemplos:

Mutilación genital femenina (MGF): Se estima que
en todo el mundo son casi 130 millones las mujeres que han sido
víctimas de la práctica de la MGF, y que el
número de las que son sometidas a ella cada año
alcanza aproximadamente dos millones. La MGF se practica en 28
países africanos (tanto en el África Oriental como
Occidental), en algunas regiones del Asia y del Medio Oriente, y
en ciertas comunidades de inmigrantes residentes en
Norteamérica, Europa y Australia. Puede conducir a la
muerte y a la esterilidad, además del trauma
psicológico a largo plazo que produce, combinado con
sufrimientos físicos atroces.

Violencia vinculada con la dote: Aunque en India se ha
abolido legalmente la institución de la dote, la violencia
vinculada con ella de hecho está actualmente en aumento.
Más de 5.000 mujeres mueren cada año a manos de sus
maridos o parientes políticos, que las matan
quemándolas durante incendios de cocina "accidentales" si
no se satisfacen sus pedidos constantes de pago de la dote antes
y después del matrimonio. En término medio, mueren
quemadas cinco mujeres por día, y son muchos más
los casos que quedan sin señalar.

El número de muertes en incendios de cocina
está aumentando también, por ejemplo, en algunas
regiones de Pakistán. La Comisión para los Derechos
Humanos de Pakistán comunica que mueren quemadas por sus
maridos y otros miembros de la familia al menos cuatro mujeres al
día como resultado de discusiones
domésticas.

Ataques con ácido: El ácido
sulfúrico ha demostrado ser un arma barata y de
fácil acceso para desfigurar y a veces asesinar a mujeres
y niñas por una gran variedad de motivos, que van de la
enemistad entre las familias a la incapacidad de satisfacer las
exigencias del marido en materia de dote o al rechazo de una
propuesta de matrimonio. En Bangladesh, se calcula que se
producen más de 200 ataques con ácido por
año.

Asesinatos en nombre del honor: En numerosos
países del mundo, entre los cuales figuran (sin ser los
únicos) Bangladesh, Egipto, Jordania, Líbano,
Pakistán y Turquía, las mujeres son asesinadas para
salvar el "honor" de la familia. Para que un miembro de la
familia de sexo masculino mate a una mujer basta cualquier
motivo: un presunto adulterio, relaciones prematrimoniales (con o
sin relaciones sexuales), una violación, o el amor por una
persona que la familia en cuestión desaprueba. En 1997, en
una sola provincia de Pakistán fueron víctimas de
estos crímenes, llamados "delitos de honor", más de
300 mujeres. En Jordania, las cifras oficiales están en
aumento y en la realidad la cantidad de muertes es aún
mayor, dado que muchos de estos asesinatos se suelen clasificar
como suicidios o accidentes. Las víctimas que logran
sobrevivir a las tentativas de homicidio se ven obligadas a
permanecer bajo custodia cautelar, sabiendo que abandonar dicha
tutela significaría correr el riesgo de morir a manos de
la familia. El código penal que reglamenta los delitos de
honor en Jordania también de hecho tolera este tipo de
asesinatos, ya que impone penas desproporcionadamente
indulgentes, sobre todo si el que comete el delito es un muchacho
de menos de 18 años de edad.

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Matrimonio precoz: Los matrimonios precoces, con o sin
el consentimiento de la joven, constituyen una forma de
violencia, puesto que minan la salud y la autonomía de
millones de muchachas. La edad mínima para el matrimonio
que sanciona la ley es normalmente inferior para las mujeres que
para los varones. En numerosos países, la edad
mínima prevista por la ley es considerablemente menor
cuando el matrimonio se efectúa con el consentimiento de
los padres que cuando se realiza sin dicho consentimiento, y
más de 50 países autorizan el matrimonio a los 16
años o aún antes con el consentimiento de los
padres. El matrimonio precoz conduce al embarazo en la
niñez o en la adolescencia, y puede exponer a la muchacha
al contagio de VIH/SIDA u otras enfermedades de
transmisión sexual. También conlleva efectos
nocivos para la salud de los hijos, como por ejemplo el peso
insuficiente en el momento del nacimiento. Además, tiene
consecuencias negativas para la educación y las
oportunidades laborales de las muchachas.

En Estados Unidos ha vuelto a aumentar el índice
de asesinatos. El periódico The New York Times
comenta que aunque dicho índice descendió
ligeramente a principios de los años ochenta, a partir de
1985 empezó a aumentar de nuevo. La cantidad de muertes
por asesinato que hubo en 1989 superó en más o
menos un 5% a los 20.680 asesinatos ocurridos en 1988, lo cual ya
suponía un promedio de un asesinato cada veinticinco
minutos. Alrededor del 60% de los asesinatos fueron perpetrados
con armas de fuego, con lo que estas se convirtieron en la octava
causa principal de muertes de la nación. Según
cierto estudio, tan solo en las escuelas y en un día
normal, por lo menos cien mil alumnos llevan encima un arma de
fuego. Este hecho obliga a las escuelas de Nueva York a mantener
"la fuerza de seguridad que ocupa el undécimo lugar entre
las más grandes de Estados Unidos", dice la revista
Time. Para Nueva York, la década de los ochenta
fue la más violenta de la historia de la ciudad, con un
saldo de 17.000 asesinatos. Un factor que contribuyó a esa
cifra fue la aparición de la droga llamada
crack.

Marco
teórico

Concepto de Violencia en el hogar

"La violencia en el hogar es el acto u
omisión, único o repetitivo, cometido por un
miembro de la familia en contra de otro u otros integrantes de la
misma, sin importar si la relación se da por parentesco
consanguíneo, de afinidad, o civil mediante matrimonio,
concubinato u otras relaciones de hecho, independientemente del
espacio físico donde ocurra".
(Libro Sexto De la
Prevención y Atención de la Violencia
Intrafamiliar, Título Primero, Capítulo II,
Artículo 193, Fracción II del Código de
Asistencia Social del Estado de Jalisco).

Personas receptoras

Quien recibe, o se le provoque de cualquier forma,
alguna o varias de las acciones u omisiones de violencia
intrafamiliar, por parte de persona con la que tengan
algún vínculo familiar, o su
equiparación.

Influencia de escenas violentas en el cine

La revista Asiaweek informa que el brutal
asesinato de cuatro niñitas en Japón ha desatado
una ola de furor contra las videocintas de violencia. El asesino,
Miyazaki Tsutomu, afirma que lo que le inspiró a cometer
esos horrendos ataques sexuales y asesinatos fue la violencia y
pornografía presentadas de manera tan gráfica en
las cintas de vídeo. La policía encontró
unas seis mil videocintas en la casa de Miyazaki y en ellas
salían escenas reales de matanzas, disección de
seres humanos y pornografía. Sin embargo, portavoces de la
industria de las videocintas descartaron toda conexión
entre las películas y los crímenes, calificando esa
opinión de "absurda". Mientras que los padres exigen que
se imponga un control más riguroso de las videocintas, un
oficial del gobierno mencionó que lo único que se
podría hacer sería prohibirlas a los menores de
dieciocho años. No obstante, como comentó
Asiaweek: "Con eso apenas se toca el problema, pues
Miyazaki tiene veintiséis años".

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La
televisión y el crimen

¿Ha contribuido la televisión a la
violencia de la sociedad? Un estudio publicado en la American
Journal of Epidemiology
analizó tres países y
concluyó que sí. El estudio indica que diez o
quince años después de introducirse la
televisión en cada uno de esos países, el
índice de asesinatos había subido de forma
vertiginosa. En los lugares donde la televisión se
introdujo más tarde, la violencia tardó más
en incrementarse. "Aunque es obvio que la televisión
no es la única causa de violencia en nuestra sociedad
—comenta el autor del estudio respecto a Estados
Unidos—, en el caso hipotético de que la
televisión no existiese, habría 10.000
homicidios menos al año."

Personas generadoras

Quien realiza actos u omisiones que provoquen
situaciones de violencia intrafamiliar hacia otro, sin embargo en
su mayoría lo integran los hombres quienes generan
violencia hacia la mujer, según estudios realizados por la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló
que el 65% de las mujeres a nivel mundial sufren de éste
problema y que consecuentemente se repite de madres a hijos. Sin
dejar de mencionar a las mujeres que son generadoras de violencia
hacia los menores según estudios realizados por la
Asociación Mexicana contra la mujer (COVAC) resaltan que a
nivel nacional en un 82% son las niñas y los niños
los miembros de la familia que sufren con mayor frecuencia
maltrato físico, psicológico o social y en un 21%
sufren de violencia sexual, no se descarta que también se
presenta la Violencia de la mujer hacia el hombre, y de los hijos
hacia los padres.

Tipos de
Violencia

  • I. VIOLENCIA FÍSICA

Es todo acto en que se agrede intencionalmente a otra
persona, utilizando alguna parte del cuerpo, algún objeto,
arma o sustancia; para sujetar, inmovilizar o causar daño
a la integridad física del otro (a), encaminado hacia su
sometimiento y control.

De este modo la violencia física puede hacerse de
dos maneras:

  • Una es el contacto directo con el cuerpo de la otra
    persona mediante golpes, empujones jalones, patadas,
    pellizcos, jalar o cortar el cabello, intento de
    estrangulamiento y morder o arañar en cualquier parte
    del cuerpo.

  • Y otra forma es limitar sus movimientos de diversas
    maneras: encerrarla, provocarle lesiones con armas de fuego o
    punzo cortantes, aventarle objetos, poner vendas u objetos
    que aprieten el cuerpo, y producirle la muerte.

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Cuando existe violencia física siempre va
acompañada de alguna forma de violencia
psicológica, ya que tiene como objetivo dañar
emocionalmente a la persona, desgastándola y
quitándole su poder de sobrevivir.

  • II. VIOLENCIA
    PSICOLÓGICA

En términos generales es considerada como todas
las conductas que consisten en actos repetitivos cuyas formas de
expresión pueden ser: prohibiciones (para
trabajar, salir de casa, visitar o hablar con familiares y
amigos, tomar decisiones, arreglarse y vestirse como lo desee,
etc.); coacciones (interceptar la correspondencia e
intervenir las llamadas telefónicas, incitar a la mujer a
abortar, negarse a ir al registro civil para reconocer al hijo
(a) aun cuando no estén casados, entrar al domicilio sin
permiso con violencia o engaño, cuando exista divorcio o
tenga orden judicial para no entrar, etc.); amenazar con
(causar algún daño a otros miembros de la familia,
quitar a los hijos, suicidarse, abandonar y no dar dinero para la
manutención, etc.); intimidaciones (miradas,
chantajes, destruir intencionalmente un objeto, mostrar armas,
responsabilizar a otras personas por la conducta violenta, etc.);
actitudes devaluatorias (hablar mal de la pareja o de un
integrante de la familia y que cause descrédito, apodos,
deshonra o desprecio, generar sentimientos de inferioridad,
culpabilidad o torpeza, burlarse, etc.) que provocan en quien las
recibe deterioro, disminución o afectación a sus
sentimientos, autoestima y estructura de su
personalidad.

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  • III. VIOLENCIA SEXUAL

Es la acción u omisión mediante la cual se
induce a la realización de prácticas sexuales no
deseadas o respecto de las cuales se tiene incapacidad para
consentir. Esta forma de expresión se ejerce por medio
de:

  • 1. Acciones coercitivas:

Imponiendo ideas y actos sexuales (jactándose de
tener muchas parejas, de acostarse con ellas, obligar a su pareja
a ver películas pornográficas y realizar los actos
que ahí se ven), además de criticar, comparar o
ridiculizar la sexualidad de la pareja con objeto de herir o
dañar sus emociones o sus sentimientos.

  • 2. Conductas:

• Celando para controlar, manipular o dominar a la
pareja.

• Induciendo o forzando a la persona para tener
sexo a pesar de la oposición de la pareja o por ser menor
de edad. Se pueden usar diferentes formas, desde convencer con
dinero o regalos hasta valerse de amenazas, golpes o incluso
asesinar a su víctima si opone resistencia.

• Tocar a la pareja o menor de edad cuando no
desean ser tocados, penetrar a la persona con objetos, exponer
sus genitales a las personas que no quiere verlos, espiar a la
otra persona cuando va al baño o cuando se esta cambiando,
etc.

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  • IV. VIOLENCIA
    ECONÓMICA

Significa apropiarse o destruir el patrimonio de la
pareja, utilizando el poder económico para dominar; puede
manifestarse en el control de los ingresos de la familia,
apoderarse de los bienes muebles o inmuebles propiedad de ambos o
despojarla de los mismos, así como utilizar, menoscabar,
destruir o desaparecer los objetos personales del
otro.

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Ejemplos de Actos de
Violencia

Psicológica

  • Abusar de su confianza

  • Actuar como rey o reina de la casa

  • Amenazar con irse

  • Amenazar con quitarle a los hijos

  • Amenazar con armas blancas

  • Amenazar con el suicidio

  • Aterrorizar con gestos

  • Burlarse

  • Controlar a quienes puede ver

  • Controlar lo que hace

  • Controlar sus amistades

  • Correrla (o) de la casa

  • Corretearla (o)

  • Creer que el o ella siempre tiene la
    razón

  • Culparla (o) del comportamiento de los
    hijos

  • Chantajear

  • Dejarla (o) hablando sola (o)

  • Demostrar indiferencia

  • Destrozar objetos

  • Engañar

  • Espiar cuando sale

  • Gritarle

  • Hablar mal de su familia

  • Hacerle sentir que esta loca (o)

  • Hacerle sentir responsable por la
    violencia

  • Humillarla (o) en privado o delante de los
    demás

  • Ignorar

  • Insultar

  • Intimidar

  • Maltratar a sus hijos

  • Maltratar a su mascota

  • Manipular

  • Menospreciar

  • Mostrarse indiferente cuando ella llora

  • Negar que hubiera abuso

  • No comprometerse

  • No apoyarla (o)

  • No darle su lugar

  • No dejar tomar decisiones

  • No permitirle ver a su familia

  • No demostrar empatía

  • No demostrar solidaridad

  • No participar en las labores
    domésticas

  • No responder a sus necesidades afectivas

  • No tomarla en serio

  • Poner a los hijos en contra

  • Provocarle miedo a través de
    miradas

  • Reírse cuando habla de separarse

  • Romper sus cosas personales

  • Ser insensible

  • Ser hipócrita

  • Tomarle el tiempo

  • Tratarla(o) como sirvienta (e)

Sexual

  • Acosarla sexualmente

  • Criticar su respuesta sexual

  • Decirle que es una prostituta

  • Decirle que tiene otras mujeres u hombres

  • Hacerle sentir mal con su físico

  • Maltratarla (o) durante las relaciones
    sexuales

  • No permitir que ella controle su
    fecundidad

  • Obligar a participar en actos sexuales que le
    desagradan

  • Obligar a tener relaciones sexuales (coerción
    o violación)

  • Provocar celos

  • Rechazar sexualmente

  • Ser abiertamente infiel

  • Tener celos excesivos

Física

  • Amarrar

  • Arañar

  • Arrastrar

  • Aventarle objetos

  • Cortar

  • Darle "zapes"

  • Darle cachetadas

  • Darle cocos

  • Darle un puñetazo

  • Darle una mordida

  • Drogar

  • Emborrachar

  • Empujar

  • Escupir sobre ella o el

  • Estrangular

  • Golpear con sus manos

  • Inmovilizar

  • Jalar de los cabellos

  • Jalonear

  • Mutilar

  • Patear

  • Pegar con objetos

  • Pellizcar

  • Quemar

  • Sujetar de los brazos

  • Tirarla (o) al piso

  • Tirarla (o) por la escalera

Económica

  • Controlar los gastos (decidir en qué,
    cuándo, dónde y cuándo se
    gasta)

  • Exigir que la mujer contribuya todos los ingresos al
    hogar

  • Mantener a otra mujer o familia

  • No aportar el gasto

  • No dar la pensión alimenticia para los
    hijos

  • No decirle cuanto gana

  • No dejarla trabajar fuera de la casa

  • No pagar los gastos personales de la
    pareja

  • No permitirle tomar decisiones que implican
    dinero

  • Reclamar o recriminar los gastos que ella
    hace

  • Robar su dinero

  • Poner todas las cuentas bancarias y las propiedades
    a su nombre

Cuando la
violencia azota el hogar

"La violencia humana —sea una bofetada o un
empujón, una cuchillada o un disparo— es más
frecuente dentro del círculo de la familia que en
cualquier otro colectivo de nuestra sociedad." (Behind Closed
Doors
[Tras puertas cerradas].)

Pero la violencia doméstica no es solo un
fenómeno de Estados Unidos, sino que existe en todo el
mundo. Por ejemplo, en Dinamarca, dos de cada tres asesinatos se
cometen dentro del seno familiar. Los estudios que se han hecho
sobre la situación en África indican que entre el
22 y el 63% de todos los asesinatos perpetrados, según el
país de que se trate, se producen dentro de la familia. Y
en Latinoamérica hay hombres machistas que degradan,
golpean o matan a muchas personas, especialmente a
mujeres.

En Canadá todos los años unas cien mujeres
mueren a manos de su esposo o del hombre con quien conviven. En
Estados Unidos, con una población casi diez veces mayor
que la de Canadá, mueren anualmente unas
4.000 mujeres maltratadas por su esposo o su novio.
Además, todos los años pierden la vida unos
2.000 niños agredidos por sus padres, y la misma
cantidad de padres mueren agredidos por sus hijos.

De modo que en todo el mundo hay esposos que maltratan a
su esposa, esposas que le pegan a su esposo, padres que azotan a
sus hijos, hijos que agreden a sus padres y niños que se
tratan con violencia unos a otros. "La mayor parte de los
arrebatos de cólera y actos de violencia que los adultos
sufren durante su vida provienen de un pariente
consanguíneo o van dirigidos contra él -afirma el
libro When Families Fight (Cuando las familias se
pelean)-, y dichos arrebatos son más intensos que los
experimentados en cualquier otra relación."

Consecuencias de la
Violencia

A) Violencia
Psicológica

Tienden a provocar algún tipo de desequilibrio en
la persona y a dejarla indefensa frente a las agresiones,
resultando algunas de las siguientes manifestaciones:

  • Baja autoestima.

  • Sentimientos de miedo, ira, vulnerabilidad o
    indefensión, tristeza, humillación y
    desesperación.

  • Trastornos psiquiátricos: del estado de
    ánimo, ansiedad, estrés postraumático;
    de personalidad; abuso o dependencia del alcohol, tabaquismo
    y otras sustancias. Nocivas; ideación o intentos de
    suicidio, entre otros (SSA,2000).

Este clima de terror produce además
síntomas físicos como son dificultades
respiratorias, palpitaciones, angina de pecho, sudoración,
problemas urinarios, diarreas, frecuentes dolores de cabeza,
tensiones o estrés.

B) Violencia Física

Sus consecuencias son traumáticas y su gravedad
va desde hematomas, heridas, fracturas, lesiones en
órganos internos, quemaduras, hemorragias,
desnutrición, abortos, hasta conmoción cerebral y
muerte.

El maltrato físico también produce
consecuencias psicológicas como suelen ser la
tensión y el miedo permanentes, agotamiento y
desánimo, alteraciones en el sueño y hábitos
alimenticios, hasta los trastornos psicológicos graves
como depresión, ansiedad, etc.

C) Violencia Sexual

Tiende a provocar un impacto profundo en la persona,
rompiendo todas sus defensas y dejándola desprotegida,
hasta el grado de destruir su concepto de sí misma o
autovaloración.

Consecuencias físicas: Lesiones o infecciones
genitales, anales del tracto urinario y oral y
embarazos.

Consecuencias Psicológicas: baja autoestima,
ideas y actos autodestructivos, trastornos sexuales,
depresión, ansiedad, conducta por estrés
postraumático, abuso o dependencia a sustancias, entre
otros.

Otros: alteraciones en el funcionamiento social, e
incapacidad para ejercer la autonomía reproductiva y
sexual (NOM-190-SSAI-1999)

D) Violencia Económica

Perdida parcial o total del patrimonio familiar;
Desnutrición; Sentimiento de abandono; Sentimiento de
indefensión; Codependencia

Ciclo de
Violencia

Uno de los descubrimientos más sorprendentes que
se han observado al investigar fenómenos de violencia
intrafamiliar, ha sido sin duda el ciclo de la violencia
intrafamiliar. El entender éste ciclo nos permitirá
saber como evitar éstos incidentes violentos y nos
permitirá entender porqué la mujer, el hombre o el
niño se convierten en víctimas, cómo caen en
el aprendizaje de la conducta de la indefensión y por que
la mayoría no intenta escapar a éste
proceso.

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Este ciclo tiene tres fases que varían tanto en
duración como en intensidad para un mismo binomio
(esposo-esposa; madre-hijo; hijo-padre; etc.)

Acumulación de
tensión
.-

Durante ésta fase se producen golpes menores.
Usualmente se intenta calmar al compañero(a) a
través de conductas que antes le han resultado exitosas;
el receptor se torna cariñosa(o) y complaciente evitando
entrometerse en asuntos personales del agresor.

El razonamiento del receptor, es que si espera un
tiempo, la situación cambiará y la conducta de su
compañero(a) mejorará. Este razonamiento,
desafortunadamente, no produce ninguna mejoría; solo
pospone la segunda fase del ciclo: el incidente agudo de
golpes.

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Explosión

A medida que se incrementan los incidentes de menor
violencia, la tensión entre ambos va en aumento hasta
llegar a un instante donde éstos ya no pueden ser
controlados. Una vez que se ha llegado al punto de total falta de
control, se abre el espacio de la siguiente fase:
Explosión (Crisis). Esta fase está caracterizada
por la descarga incontrolable de las tensiones que fueron
aumentando en la primera fase. La falta de control y la profunda
destructividad que lo caracteriza, marca una diferencia con la
anterior. Esto no quiere decir que los incidentes previos no
fuesen serios o profundamente injustos, pero no tenían el
carácter de violencia extrema y sin control que
caracteriza la segunda fase.

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Durante la segunda fase el generador acepta totalmente
que su rabia no tiene control justificando de alguna manera
(haber bebido de más ó haber trabajado mucho),
también lo acepta el receptor, sintiendo que el periodo de
inevitabilidad se acerca y que no puede tolerar más su
terror, su rabia y su ansiedad. Sabe también que a la fase
aguda, le sigue una tercera fase de calma: la de luna de
miel.

Esta segunda fase del ciclo es la más breve dura
de 2 a 24 horas aproximadamente, no siendo predecible ni
controlable.

Luna de miel

El fin de la fase 2 y la entrada en la fase 3 es algo
deseado por el generador y el receptor de la violencia.
Caracterizando a la fase 3 por el arrepentimiento y la
demostración de afecto del generador. Este sabe que ha ido
demasiado lejos e intenta reparar lo hecho. La tensión
acumulada en la primera fase y disipada en la segunda, desaparece
comportándose de manera encantadora y constantemente
cariñosa.

El generador se disculpa por su proceder en las fases
previas y expresa su arrepentimiento al receptor de la violencia,
se siente culpable de su comportamiento, pide perdón y
asegura que no volverá a ocurrir, realmente confía
en su capacidad de control.

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La pareja que vive una relación de violencia
logran convertirse a la larga, en una pareja simbiótica
–cada uno depende tanto del otro, que cuando uno intenta
alejarse, ambos se sienten drásticamente afectados por la
separación-. Los dos logran creer y hacer creer a los
demás que juntos podrán alcanzar un mundo mejor
para ambos. La sensación de sobre dependencia y sobre
confianza del uno al otro, es obvia en esta fase del
ciclo.

FASE DE ACUMULACIÓN DE
TENSIÓN-ACUMULACIÓN DE NUBES.

Parte agresora

– Amenaza

– Se enoja

– Discute

– Culpa

– Provoca aumento de tensión en la
relación

Parte receptora

– Mínimo control sobre los episodios de
violencia

– Trata de calmar

– Complacer

– No hacer aquello que pueda molestar al
agresor

– Intenta controlar la agresión o se niega a
cumplir sus exigencias para acelerar el estallido y enfrentarlo
lo más pronto posible en vez de seguir sufriendo la
espera.

FASE DE EXPLOSIÓN

Es la más corta pero la más dañina.
Puede incluir violencia

  • Física como; golpes, empujones,
    bofetadas, rasguños, arrancar la ropa, etc. Esto
    muchas veces acompañado del uso de armas u otros
    objetos que dañan la salud.

  • Psicológica como; humillaciones,
    amenazas, burlas, prohibiciones, descalificaciones,
    condicionamientos, críticas destructivas, chantajes
    etc. todo esto en un clima de tensión extrema o de
    terror.

  • Sexual como; Relaciones forzosas,
    tocamientos, burlas de la sexualidad, palabras obscenas
    etc.

FASE DE LUNA DE MIEL O RECONCILIACIÓN- SALE EL
SOL DE NUEVO

Se da el alivio fisiológico de la tensión
que suele ser engañoso para la mujer.

Surge por parte de:

  • Quien agrede: Arrepentimiento,
    demostración de afecto, Promesa de no incurrir de
    nuevo en la Violencia, Minimizar ésta, petición
    de que no se le haga perder la paciencia etc.

  • Quien recibe la agresión:
    Surgimiento de esperanzas, expectativa de cambios,
    sentimiento de culpa, de lástima, sensaciones de
    vacío, de soledad, resentimientos, pérdida de
    energía, miedos, deseos de compensar las
    pérdidas y reconciliarse.

Factores que influyen para que la parte agredida no
salga del círculo de la violencia.

Las personas atrapadas en el círculo de la
violencia, suelen presentar múltiples dificultades tanto
internas (de su persona) como externas, para salir de la
violencia en que viven. No se debe culpar a las víctimas
de la violencia como si éstas la generaran o la
provocaran, ya que la existencia e influencia de estos factores,
dificultan incluso que se den cuenta que viven violencia. A
continuación se enlista una serie de estos
factores:

1. Historia personal

2. Baja autoestima

3. Sentimiento de inseguridad

4. Miedos

5. Temor a las represalias

6. No tener a donde ir a vivir

7. Sentimientos de culpabilidad

8. Falta de apoyos familiares e
Institucionales

9. Dependencia económica

10. Sentimiento de desvalorización

11. Sentimiento de indefensión

12. Creencias y aprendizajes

13. Carencia de mecanismos legales que le proporcionen
seguridad

14. Vergüenza por el hecho de vivir
violencia.

15. Ignorancia o desconocimiento de los medio legales de
apoyo

16. Circunstancias psicosociales Críticas (
desesperanza aprendida, depresión, Síndrome de
Estocolmo )

17. Dependencia afectiva o apego

18. Síndrome de estrés
post-traumático

Mitos de
Violencia intrafamiliar

Los y las profesionales de la salud, como parte
importante de una sociedad determinada, ha acumulado a lo largo
de su historia, como parte de un aprendizaje natural ciertas
creencias, mitos y tradiciones en estrecha vinculación con
las mujeres, el matrimonio, la familia y la violencia, que les
impiden tomar conciencia de la gravedad del problema y reconocer
su responsabilidad profesional con la salud y la vida.

Los mitos sobre la violencia pueden justificar,
minimizar su importancia, usarse como excusa para no tomar
acciones. La creencia generalizada de que la culpa de la
violencia es de la mujer u otros receptores, interfiere de manera
significativa con la voluntad de proveer asistencia a la
víctima , pero ésta como toda creencia ha sido
velada por la misma sociedad, como una regla implícita
justificada y aprobada por ser algo que no se puede decir
abiertamente, por lo que se ha considerado de suma importancia
que los profesionales que trabajan en la atención,
evidencien para sí mismos y la sociedad estas creencias
erróneas con respecto a la violencia intrafamiliar, en
especial hacia las mujeres, niños y niñas
.

La violencia intrafamiliar ha sido mantenida por las
creencias populares que se transmiten de generación en
generación.

Todos los años millones de niños sufren
castigos físicos extremos que podrían lastimarlos
gravemente, dejarlos lisiados o hasta matarlos. Se calcula que
por cada caso de malos tratos que se denuncia, hay 200 que
no se denuncian. "Muchas veces, el lugar más
peligroso para un niño es su propia casa", afirma el libro
Sociology of Marriage and the Family (Sociología
del matrimonio y la familia).

El profesor universitario John E. Bates dice que el
maltrato constituye la influencia doméstica que más
repercute en el comportamiento del niño años
después. Y la Dra. Susan Forward añade: "He
visto que no hay nada en la vida que hiera tanto el amor
propio de las personas o que les cause tantos problemas
emocionales graves al llegar a adultas". Se pueden ver
señales de agresividad en situaciones críticas
incluso en niños de cuatro o cinco años. Cuando
estos niños crecen, entre ellos se dan índices de
drogadicción, alcoholismo, delincuencia, trastornos
psicóticos y retraso en el desarrollo superiores a la
media general.

Es comprensible que muchos niños maltratados
abriguen un sentimiento de ira hacia el padre o la madre que los
ataca, pero a menudo también se sienten airados con el
progenitor que deja que la violencia continúe. En la mente
del niño, el progenitor que permanece callado puede ser
considerado cómplice.

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

– no existe en nuestro país

– es una cuestión privada

– se trata de gente enferma

– es culpa del alcoholismo

– se debe a la crisis económica

– es gente primitiva e inculta

– solo sucede en las clases bajas

– esa gente no tiene religión

– es porque no están casados

– es un tema de moda

– es natural e instintiva

– no puede ser evitada

MUJERES MALTRATADAS

– provocan la violencia

– buscan la violencia

– les gusta la violencia

– son masoquistas

– son seres biológicos-pasivos

– son malas y se lo merecen

– no obedecen al marido

-son débiles y tontas

– se hacen mantener

– son enfermas

– son ignorantes

– son histéricas

HOMBRES VIOLENTOS

– son alcohólicos

– son desocupados

– son epilépticos

– son sicópatas

– son impulsivos

– son descontrolados

– son sádicos

– son locos o enfermos

– son verdaderos machos

– tienen derecho

– son campeones

– todos los hombres son así

NIÑOS MALTRATADOS

– esos chicos mienten

– esos chicos fantasean

– no se dan cuenta

– no entienden

– no sufren

– son perversos

– son adultos en pequeño

– tiene conductas seductoras

– excitan a la gente

– son precoces sexuales

– se portan mal

Por otra parte, la violencia intrafamiliar
está inmersa en el propio contexto social,
manifestándose en cuatro dimensiones.

1).- El nivel de macro-sistema, que
comprende al total de la organización social de una
sociedad determinada, con sus jerarquías inamovibles y su
distribución desigual de poderes, así como las
creencias y los estilos de vida en particular lo que cada
sociedad establece sobre cómo deben ser los hombres y las
mujeres, los niños y las niñas y la misma familia.
Un factor de este sistema que está en la base de la
violencia intrafamiliar es la desigualdad de género,
llamada también inequidad, por medio de la cual se permite
la discriminación y la subordinación de las mujeres
a las estructuras y prácticas masculinas.

2).- El nivel del exo-sistema, integrado
por las instituciones mediadoras entre la cultura y el espacio
individual: escuelas, iglesias, medios de comunicación,
órganos judiciales, etc. Estas participan del
fenómeno de la violencia intrafamiliar cuando sirven como
medios para transmitir creencias, actitudes y prácticas
que toleran la violencia.

3).- El nivel del microsistema, se
refiere a las relaciones cara a cara, del que la propia familia
forma parte. Aquí en este espacio se concretizan todos los
mandatos culturales del macro sistema como del exosistema, o
entran como un filtro para construir diferentes formas de
relaciones familiares, muchas de ellas violentas. Por medio de
este sistema se transmiten los modelos de conducta
violenta.

4).- El sistema individual corresponde a
cada persona en concreto, y es también muy amplio ya que
consiste en diferentes maneras de ser, pensar, sentir y
actuar.

La violencia intrafamiliar acontece en un espacio
creado para garantizar la protección de las personas: el
hogar.

Este hecho vuelve pernicioso el problema, por
múltiples motivos: limita y entorpece los programas y
servicios dirigidos a la familia, ya que, mientras existe la
violencia en la familia, el desarrollo humano se verá
perjudicado. La violencia atenta contra la dignidad humana,
contra los derechos humanos de quienes se ven violentados;
quienes la perpetran son miembros de la familia, quienes la
reciben confían en ellas y requieren de hecho confiar.
Generalmente, las victimas de violencia dependen del (a )
perpetrador (a); los lazos emocionales, legales y
económicos que vinculan a la víctima,
frecuentemente la conducen a tener baja autoestima, ser
vulnerable, aislarse, sentir desesperanza, angustia constante e
inseguridad; lo cual tienen un importante peso en cuanto a las
posibilidades para resolver el problema.

Además, la violencia intrafamiliar llega a
producir otros efectos sociales: drogadicción,
delincuencia, pandillerismo, niños en la calle,
prostitución; efectos psicológicos y
psiquiátricos: depresión, trastornos de ansiedad,
trastornos de la conducta, conflictos de pareja y de
comunicación familiar, intentos de suicidio, etc.,
existiendo también casos extremos como homicidios y
suicidios.

La violencia en la familia es un problema social
específico que no se resuelve con intervenciones sobre
efectos, con programas de prevención aislados o de tipo
meramente asistencial; no se puede resolver este problema en los
consultorios o en las oficinas, y tampoco –aunque el
concepto intrafamiliar parezca definirlo así – se puede
resolver con intervención exclusiva sobre la familia, es
una situación que implica acciones integrales y la
conformación de redes de prevención
interinstitucionales e intersectoriales, por ello la importancia
de sumar y multiplicar esfuerzos ya que el compromiso es social y
no puede en una sola institución, además se vuelve
imprescindible dirigir acciones para que desde el interior de las
familias se promueva una cultura de paz y de equidad y se
reconozca la violencia como inadecuadas para resolver conflictos
y problemas en las relaciones.

La violencia intrafamiliar es una
manifestación de un ejercicio abusivo de poder y de
relaciones de desigualdad.

Principalmente se deriva de la desigualdad de
género y de la situación de dependencia de los (as)
niños (as) respecto de los adultos, ésta
última por si misma no constituye una condición de
violencia intrafamiliar, lo cual sucede si se traduce en una
desigualdad, reproduciendo jerarquías y mecanismos que
operan para someter y controlar a quienes se consideran
débiles, inferiores o "propiedades de".

Las relaciones de desigualdad son posiciones
asimétricas en donde alguien manda y alguien obedece,
alguien decide y ordena, alguien acepta sin mayores
cuestionamientos. Estas posiciones asimétricas se basa en
jerarquías desiguales y discriminatorias establecidas en
las relaciones, las cuales pueden basarse en las diferencias de
género, edad, condiciones sociales y de salud.

Las diferencias de género atraviesan todas las
variantes sociales y redefinen todas las formas de desigualdad
social. Mediante la desigualdad de género, los hombres
ocupan un posición jerárquica superior a las
mujeres y estás ultimas una situación inferior o de
subordinación.

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Las diferencias de edad como variante de desigualdad y
discriminación, comprenden la situación de menores
(bebés, niños y adolescentes) y la de las personas
de la tercera edad. Los bebés, niños (as) y
adolescentes sufren de diversas formas de maltrato, tanto
físico, psicológico, sexual y económico, y
las personas de la tercera edad, por estar en la etapa final de
su ciclo de la vida, son también vulnerables a diversas
formas de maltrato.

Con respecto a las diferencias y la
discriminación por condición social y de salud,
relativo a violencia intrafamiliar comprende a las personas con
alguna discapacidad física o mental, que tienen de por
sí grandes dificultades sociales para emprender cualquier
actividad (trabajo, .estudio) e incluso en las relaciones
afectivas.

La vulnerabilidad es el factor común de las
personas receptoras de violencia intrafamiliar.

Diversos factores producen esta
vulnerabilidad:

  • La condición de dependencia.

  • La imposibilidad de tener acceso a los espacios de
    procuración de justicia por desconocimiento de
    cómo hacerlo o por falta de capacidad
    jurídica.

  • La desvinculación del medio social

  • Los efectos de la violencia que producen condiciones
    emocionales y psicológicas que vuelven vulnerables a
    las personas, así como reafirman otras condiciones de
    dependencia.

  • Las condiciones de subordinación y
    desigualdad al interior del núcleo
    familiar.

Los principales victimarios en la familia son quienes
ocupan una posición de poder y determinan las
jerarquías en las relaciones.

De acuerdo a los teóricos y a las diversas
fuentes de datos, son los jefes de familia varones, en detrimento
de las mujeres, los niños, las niñas y otros
miembros vulnerables -como ancianos y discapacitados- del grupo
familiar, y ocupan el segundo sitio como tales las mismas mujeres
adultas, en contra de esos otros miembros vulnerables. Sin
embargo, otras fuentes no menos fidedignas ofrecen datos que
indican que, respecto de los niños y las niñas
hacen mayoría las mujeres victimarias.

Es de destacar las diferencias que existen entre quienes
se consideran los principales victimarios, según el tipo
de fuente. Así, según el Centro de atención
a la Violencia intrafamiliar (CAVI, D.F), las Unidades de
Atención a la Violencia Intrafamiliar (UAVI´S), las
diversas encuestas y estudio por muestreo: los principales
victimarios son los varones; mientras que las fuentes aportadas
por el DIF e instituciones de salud indican a las mujeres como
las principales victimarias. Estas últimas se caracterizan
porque sus servicios son demandados principalmente para
niños y niñas víctimas de violencia
intrafamiliar. Estudiosos de la situación indican que,
esto puede deberse a que las mujeres tienen menos permiso social
para utilizar la violencia y, por tanto, se les denuncia
más que a los varones, o que, movidas por la culpa, llevan
a los niños y a las niñas que han maltratado, a los
servicios de salud.

Lo importante es tomar en cuenta que, quienes ejercen la
violencia intrafamiliar, sean del sexo que sean, tienen
algún grado de poder del ámbito familiar "
profundamente arraigado desde el punto de vista cultural, y
frecuentemente avalado o soslayado por la norma jurídica,"
(Laura Salinas et al. Los derechos humanos de las mujeres en
México: CNDH, 1994). Quien comete violencia ejerce de
manera abusiva ese poder social y cultural.

La violencia intrafamiliar se da en familiar de todos
los niveles económicos, de características muy
diversas y de los medio rural y urbano.

Los miembros de la familia que hacen uso de la violencia
tienen diferentes tipos de ocupaciones y grados de escolaridad, y
sus detonantes no forzosamente son el alcoholismo o la
drogadicción.

La violencia intrafamiliar acontece en todo tipo de
relaciones.

La familia puede constituirse por matrimonio, amasiato,
concubinato o cualquier parentesco; o entre personas que conviven
o convivieron en un grupo familiar que ya se ha
disuelto.

La violencia intrafamiliar consiste en actos u omisiones
que pueden ir desde lo leve a los que producen graves
daños.

Para comprender mejor este punto hay que tomar como base
las características de la violencia
intrafamiliar:

• En todos los casos, los actos y omisiones son
manifestaciones de poder, sometimiento o control sobre las
víctimas. Esta característica conforma el
carácter intencional de la violencia, que puede usarse
incluso con una intención positiva: definir un orden,
establecer una disciplina o la armonía
familiar.

• La recurrencia. Los actos de violencia no se
basan en un solo evento, en cualquiera de sus formas adquieren el
carácter de constantes.

• La intencionalidad. Quien infiere violencia
tienen claridad respeto a su conducta, por ello es responsable de
la misma.

• La tendencia a incrementarse. La violencia se
presenta en forma reiterada y con el paso del tiempo, si los
conflictos no se solucionan, cada nuevo evento se presenta con
mayor intensidad, dañando cada vez más a quienes la
reciben. De este modo, las consecuencias de la violencia no
dependen sólo de sus manifestaciones (físicas,
psicológicas, sexuales, sean leves o graves), sino de
otras características del proceso mismo, entre las que hay
que destacar el carácter cíclico del problema,
donde los involucrados se encuentran atrapados en una
relación circular de violencia que tiende a repetirse y a
no terminarse, mientras no se dé una adecuada
intervención externa por parte de profesionales que
conozcan la problemática y ofrezcan un apoyo
eficaz.

De este modo, la violencia intrafamiliar puede ir desde
actos u omisiones no visibles como los de tipo psicológico
-humillaciones, insultos, menosprecio, abandono-; golpes leves
que no dejan huella aparente y agresiones físicas severas,
así como en actos sexuales agresivos de toda índole
(celotipia, humillaciones, abuso, violaciones). En
síntesis, la violencia intrafamiliar incluye todos los
tipos de maltrato y agresiones a miembros de la
familia.

Perspectiva de
género

Algunos conceptos utilizados al referirse a la violencia
en el hogar son abuso, agresión, maltrato, violencia
coerción. Cada uno tiene connotaciones particulares y
aunque se relacionan y suelen utilizarse como sinónimos
conviene tener presente sus límites y
especialidades.

La violencia en el hogar también llamada por
algunos autores violencia intrafamiliar es entendida como la
agresión o daño sistemático y deliberado que
se comete en el hogar contra algún miembro de la familia,
por alguien de la misma.

En términos generales las definiciones coinciden
en que la violencia intrafamiliar es la acción u
omisión intencional que ponga en peligro o afecte su
integridad física, psicológica o sexual que se
ejerce en contra de algún miembro de la familia, por otro
integrante de la misma, independientemente de que pudiera
constituir delito.

En la familia se aprende y enseña a vivir en
sociedad. Es ahí donde se transmiten las reglas para
hombres y mujeres, las creencias y las ideas que permiten
distinguir lo bueno de lo malo, lo bonito de lo feo, lo deseable
de lo indeseable; la familia es la primera institución en
donde aprendemos nuestros valores. Por ello lo primero que
aprendemos, son los que menos cuestionamos y son también
los que más trabajo cuesta cambiar.

En la mayoría de los casos, la violencia en la
familia se presenta cuando:

  • No hay conciencia del daño que se hace a los
    demás y en especial a los niños.

  • No se comprenden los cambios físicos y
    emocionales por los que pasan los niños, los
    adolescentes, los jóvenes, los adultos y los
    mayores.

  • Existe una crisis por falta de espacio y tiempo
    libre para que la familia conviva y para la vida en pareja,
    pues está por completo al sostenimiento y al cuidado
    de los hijos e hijas.

  • Hay desajustes familiares ocasionados por un
    nacimiento, una enfermedad, una muerte, así como por
    infidelidad, abandono o divorcio.

La violencia en el hogar no es ejercicio exclusivo de
uno u otro género, aunque es innegable que en la
mayoría de las sociedades las relaciones ínter
genéricas han tenido como polo dominante al hombre:
símbolo de fuerza, raciocinio, entereza, etc. Y por lo
tanto sustento y guía del sexo débil.

Aún cuando la mujer puede no ser una victima
pasiva, vive una problemática ancestral de inequidad y
sometimiento en la problemática general.

En realidad cuando se habla de las mujeres como objeto
de la violencia masculina se dejan de lado los casos particulares
en los que las desavenencias con la pareja no rebasan ciertos
límites. Pero nos adherimos a la idea de que en general el
ambiente cultural, entendido como la manera de percibir el mundo
y actuar en él, es favorable a un tipo de relaciones
desventajosas para las mujeres en cuanto se basan en normas mas
rígidas en la ejecución del rol femenino, pues no
podemos negar que la sociedad sanciona con mayor severidad a las
mujeres que se alejan del modelo tradicional de "buena madre" y
"buena esposa" que a los hombres que desatienden a sus hijos y a
su compañera.

Para reconocer la problemática en la familia el
primer paso imprescindible es reconocer la compleja realidad de
la vida familiar : aceptar que la familia no es solo un remanso
de amor y cuidado sino que con frecuencia también esta
cruzada por autoritarismo, abandono, maltrato, abuso
psicológico, incesto, golpes y alcoholismo.

Sin detenernos en esos gravísimos y reiterados
problemas, debemos registrar otro más, que si bien es tan
importante como aquellos y marca a todos sin excepción,
suele pasar desapercibido: la problemática de
género.

El lenguaje coloquial se podría decir que esta
problemática es nada menos que el machismo. Sin embargo,
utilizar este término puede sesgar la comprensión
del problema, pues en apariencia se refiere a una falla exclusiva
de los hombres.

Comprender que el machismo es una actitud cultural y que
las mujeres la comparten en la misma medida que los hombres, es
una primera aproximación desde una perspectiva de
género. La problemática de género en el
ámbito familiar va desde lo macro hacia lo
micro.

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Un acercamiento inicial lleva a reconocer que, desde el
punto de vista cultural, se considera a la familia como
responsabilidad de la mujer. Esto nos conduce a definir a la
familia como el lugar de trabajo- gratuito- de las mujeres. El
trabajo que ahí se hace consiste en la atención y
cuidado de las personas, junto con una serie de tareas que cuando
se hace en la casa se denomina doméstica. Tales como
lavar, planchar, cocinar entre muchas otras, aunque fuera de la
casa sean labores que tienen un valor comercial (invisible porque
nadie se percata de él cuando esta hecho).

Stoller dice que lo que determina la identidad y el
comportamiento masculino o femenino no es el sexo
biológico, sino el hecho de haber vivido desde el
nacimiento las experiencia, los ritos y las costumbres atribuidos
a los hombres o a las mujeres y concluyo que la asignación
y adquisición social de una identidad es más
importante que la carga genética, hormonal y
biológica. Más tarde muchos otros estudios
científicos confirmarían las hipótesis de
Stoller.

Desde esta perspectiva psicológica, en la
categoría género se articulan tres instancias
básicas: la asignación de género, la
identidad de género y el papel del
género.

Asignación de género: esta se
realiza en el momento en que nace la criatura, a partir de la
apariencia está en contradicción con la carga
cromosómica y si no se detecta esta confusión, o se
prevé su resolución o tratamiento, se generan
graves trastornos.

Identidad y género: se establece
más o menos a la misma edad en el que el infante adquiere
el lenguaje y es anterior a su conocimiento de la diferencia
anatómica entre los sexos. O sea, las niñitas de
esas edades saben que son niñas; son capaces de elegir
ropa y juguetes de acuerdo a su identidad, de sentarse en una
sillita rosa o azul, aunque desconozcan lo que significa ser
hombre o mujer, es decir, aunque desconozcan la existencia del
pene y la vagina.

Desde dicha identidad, el niño estructura se
experiencia vital; el género al que pertenece lo que hace
identificarse en todas sus manifestaciones: sentimientos y
actitudes de niño o de niña, comportamientos,
juegos, etc.

Después de establecida la identidad de
género, cuando un niño se sabe y asume como
pertenencia al grupo de lo masculino y una niña la de lo
femenino, ello se convierte en un tamiz por el que pasa todas sus
experiencias ya asumida la identidad del género, es
imposible cambiarla en forma externa, por presiones del
medio.

El papel del género: éste se
forma con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la
sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o
masculino. El concepto género ayuda a comprender que
muchas de las cuestiones que pensamos que son atributos naturales
de los hombres o de las mujeres, en realidad son
características construidas socialmente, que no
están determinadas por la biología.

Una interpretación de la perspectiva de
género es que dado que los hombre son los que han
establecido las leyes y reglas en nuestras sociedades,
éstas precisamente están basadas en mantener las
diferencias entre los sexo.

La explicación de género dice que la
violencia en el hogar tiene objetivos muy específicos que
no necesariamente tienen que ver con la supervivencia del
individuo. Cuando el hombre es violento con su pareja, su
objetivo es tenerla bajo control para obtener beneficios al
disponer de los recursos de ella. Dicho de otro modo la violencia
en el hogar es una forma de imponer la esclavitud de una persona
para que le sirva a otra.

El hombre al creerse superior, por definición va
a ser violento para imponerse y mantenerse como dominante. Cuando
esto ocurre el hombre cree que esta justificando usar violencia
para imponerse.

Existe una clara conexión entre el género
de la persona y su violencia, es decir, las
características de la masculinidad están
directamente relacionadas con el potencial de violencia del
individuo. De acuerdo con Gilmore, la masculinidad es "la forma
aprobada de ser hombre un adulto en una determinada
sociedad".

Factores que
propician la Violencia

Las causas de la Violencia Intrafamiliar son
múltiples y se expresan en diversas dimensiones (sociales,
culturales e individuales). Sin embargo, precisando y
jerarquizando los diversos factores que inciden en la
génesis y en la reproducción de la misma, podemos
afirmar, que:

  • 1. La Violencia no es natural. Toda
    persona que la ejerce aprendió a usarla en
    algún momento de su vida, de ahí que no sea lo
    mismo hablar de agresión la cual está arraigada
    en conductas instintivas de sobrevivencia, competencia y
    autodefensa que de violencia, que tiene como objetivo el
    ejercer el control y dominio de las personas y grupos
    más vulnerables social y culturalmente, a las que se
    percibe como objetos y por lo tanto, sujetos a la voluntad
    del perpetrador.

  • 2. El dominio del género masculino
    sobre el femenino,
    se concibe como una desigualdad que
    pretende fundamentarse en las diferencias biológicas
    cuando en realidad se basa en un sistema de valores
    sancionados socialmente, trayendo consigo el estatus de
    superioridad de los hombres, y de inferioridad de las
    mujeres.

De esta realidad no escapan la familia y las relaciones
entre sus miembros. Los hombres que adoptan el rol masculino
dominante y autoritario, aprenden pronto a establecer formas de
control social sobre las mujeres y los (as) niños (as) en
el hogar y a limitar su desarrollo personal haciendo uso de la
violencia como forma de mantener ese control.

Por otra parte, las mujeres que adoptan el rol de
sumisión y subordinación al control masculino,
educan a sus hijos e hijas para que reproduzcan en sus actitudes,
valores, creencias, comportamientos y costumbres.

  • 3. Aunada a esto tenemos la presencia de
    modelos autoritarios de crianza y educación
    , en
    donde los padres y/o responsables del menor asumen
    prácticas violentas y de manipulación son
    pretexto de educar y aún en detrimento del adecuado
    desarrollo psico-emocional de las personas sujetas a dichos
    modelos.

  • 4. Ubicamos también como
    propiciadora de la violencia a lo que podríamos
    llamar: "La red social de la violencia
    ", basada en
    creencias, costumbres sociales, leyes, políticas
    institucionales, influencia de los medios de
    comunicación en su presentación como algo
    natural o aun "divertido", así como las carencias en
    la prestación de servicios a las personas generadoras
    y receptoras de violencia, de información adecuada y
    eficaz, de formación de profesionales capacitados para
    atender esta problemática, de sensibilización
    de prestadores de servicios y de la población en
    general, etc. Todos ellos factores que mantienen y
    predisponen a la violencia ante la falta de alternativas que
    promuevan la equidad y la democracia entre los niños y
    las niñas, los hombres y las mujeres al interior de
    las familias.

  • 5. Otros factores concomitantes son: el
    alcoholismo, la drogadicción, los conflictos y crisis
    familiares, el estrés, la pobreza, el desempleo,

    etc., factores que influyen como detonantes de la violencia
    Intrafamiliar o son consecuencia de la misma. Por otro lado,
    nunca estos factores se presentan en forma aislada, de
    ahí la complejidad de los problemas sociales e
    interpersonales.

  • 6. Las víctimas de Violencia
    Intrafamiliar presentan dificultad para darse cuenta de ello
    o salir de la misma por una serie de razones que vuelven
    compleja su situación
    , como por ejemplo: sus
    condiciones de dependencia, las limitaciones de acceso a
    espacios de procuración de justicia por
    desconocimiento o por falta de capacidad jurídica, su
    desvinculación del medio social, el carácter
    del vínculo afectivo con el (la) agresor (a) y
    condiciones psicológicas como baja autoestima, estados
    de depresión, de miedo o confusión.

El impacto de la
violencia intrafamiliar

Los diversos datos y cifras arrojadas por distintos
estudios (encuestas, muestreos, estadísticas por denuncias
o demandas de servicios) son insuficientes, pero arrojan luz
sobre el problema; dando cuenta de la gravedad y la
realidad.

Por ejemplo, la ONU refiere que un 65% de mujeres en el
mundo viven algún tipo de violencia de género, la
mayoría de ellas en sus relaciones de pareja, una variante
de violencia intrafamiliar.

El Banco Mundial, que concentra estadística de
varios países, calcula sobre 35 estudios recientes de la
última década, que entre la cuarta parte y la mitad
de todas las mujeres observadas habían sufrido maltrato
físico de parte de su pareja, y que apenas un 1% de las
mujeres golpeadas en el hogar informa sobre la violencia
sufrida.

Recientemente, en el Simposium 2001 "Violencia de
Género, Salud y Derechos en las Américas",
celebrado en Cancún, México: se expuso el
cálculo de que en América Latina y el Caribe
alrededor de 50% de las mujeres sufren algún tipo de
violencia en el hogar.

Respecto a la violencia hacia menores, datos y cifras de
América Latina y el caribe, señalan que cerca de 6
millones de niños y niñas anualmente sufren
agresiones físicas severas; 80 mil mueren al año (
fuente: Documento maltrato infantil. Propuesta de Acción.
UNICEF, Chile, 1998).

Cerca del 70% de la violencia contra las niñas y
las adolescentes tiene lugar en el entorno familiar (fuente:
UNICEF, Oficina Regional para América Latina y el Caribe,
UNICEF, 1999).

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Los costos de la violencia.

Los costos, consecuencias e impacto en la salud
pública de la violencia contra la mujer ( carga de salud),
entre las mujeres de 15 a 44 años, es comparable con la
carga que representan otros factores de riesgo y enfermedades de
interés mundial, entre las que se incluyen el virus de
inmunodeficiencia humana (VIH), la tuberculosis, la sepsis
durante el nacimiento, el cáncer y las enfermedades
cardiovasculares. ( Heise, 1994. Violencia contra la Mujer: La
carga oculta sobre la salud. Banco Mundial / OPS).

Estudios realizados en algunos países de
América Latina y el Caribe por el Banco Interamericano de
Desarrollo, demuestran que el ausentismo laboral de las mujeres
golpeadas significa un alto costo económico que
corresponde al 2% anual del Producto Interno Bruto, lo que
repercute en una merma en el desarrollo
económico.

En Canadá, un informe señala que la
violencia hacia las mujeres en el hogar causa un gasto de 1600
millones anuales, incluyendo la atención médica de
las víctimas y las pérdidas de la productividad. En
EE.UU., diversos estudios determinaron pérdidas anuales de
entre 10,000 millones y 67,000 millones de dólares por las
mismas razones del dato anterior de Canadá. En Alemania,
se ha calculado que el costo directo de la violencia
psicológica en una empresa con 1000 trabajadores se eleva
a 112,000 dólares al año, mientras que los costos
indirectos son de 56, 000 dólares. (OMS, OPS. Violencia
contra las mujeres, 1998).

Anualmente, el gobierno norteamericano destina 340
millones de dólares para combatir la violencia contra las
mujeres y menores ( fuente: Simposium, 2001, Cancún,
México).

Altos son los recursos destinados a sufragar las
consecuencias de la violencia intrafamiliar, costos
económicos que no se han evaluado a nivel nacional en
países de América Latina, debido a la carencia de
estudios al respecto. Sin embargo, los que se han realizado en
países desarrollados y por organismos internacionales, nos
dan una idea del impacto económico en la economía y
la sociedad. Por ello la importancia de generar acciones de
prevención de la violencia, para reducir el impacto
negativo en la salud pública, la economía
y

Situación
de la violencia intrafamiliar en México

Desde hace tres décadas, en México
empezó a reconocerse la violencia intrafamiliar como una
problemática social objeto de estudio, análisis y
de intervención en lo que se refiere a la
prevención y atención de sus causas,
manifestaciones y consecuencias.

Tradicionalmente este problemática se ha venido
considerando como una forma normal de relaciones familiares o
natural en cuanto a sus factores causales. De ahí que
fuera difícil plantearse desde las Instituciones
Públicas, la intervención en una realidad de la
cual se ha pensado corresponde al ámbito
privado.

Sin embargo, los avances de los estudios e
investigaciones en las diferentes variantes de violencia
intrafamiliar han demostrado que es un problema de salud
pública y de violación a los derecho humanos;
además, debido al trabajo desempeñado por
Organismos no Gubernamentales en relación al problema,
diversos sectores de la población han demandado programas
y servicios para resolver la problemática, incluyendo la
responsabilidad y el compromiso del Estado.

Aún no contamos con un panorama nacional que
dé cuenta de la realidad de la violencia intrafamiliar.
Los estudios que se han realizado son aislados, existiendo
además un subregistro muy marcado tanto en el sector
salud, como en el de procuración de justicia. Un punto
positivo es que los datos conocidos coinciden con los realizados
por los organismos internacionales y han sido parte aguas de
diversas investigaciones científicas sobre el
fenómeno de la violencia. El punto negativo es que son
insuficientes para dar cuenta de la realidad global de la
violencia intrafamiliar y además no permiten establecer un
seguimiento de los cambios que hayan ocurrido a través del
tiempo o de la influencia de los programas de
intervención, por ejemplo, no contamos con datos que den
cuenta de la realidad de la violencia ejercida contra las
personas adultas mayores y con discapacidad ; y varios estudios o
recuentos estadísticos no van de la mano con programas de
intervención, lo cual ampliaría la
percepción del fenómeno y modificaría los
resultados, o nos permitiría hacer un comparativo con
datos arrojados donde no se establece ningún programa de
intervención. Veamos las siguientes graficas:

Monografias.com

Monografias.com

Monografias.com

De acuerdo con datos proporcionados por la
Secretaría de Salud para 2010, las entidades de la
República mexicana en las que se registró el mayor
número de casos probables de violencia
intrafamiliar fueron:

  • México

  • Campeche

  • Veracruz

  • Hidalgo

  • Distrito Federal

  • Jalisco

Nuevo León

Sinaloa

Michoacán

Guanajuato

Chihuahua

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Algunos de los datos y cifras más
característicos del problema son los
siguientes:

Las estadísticas del Centro de Atención a
la Violencia Intrafamiliar ( CAVI ) en el D.F., recopiladas desde
su creación en 1990, señalan que entre el 88 y 90 %
de las víctimas de violencia intrafamiliar son mujeres.
Una encuesta reciente ( 2000 ) realizada por el INEGI, efectuada
también en el D.F., muestra que la violencia intrafamiliar
tiene lugar en 30 .4% de todos los hogares- casi uno de cada
tres- en forma de maltrato psicológico, físico o
sexual. La violencia psicológica ocurre en 99% de estos
hogares y sólo el 14% de estos buscan alguna clase de
ayuda a pesar de que 72.2% de las víctimas esperan que se
repita la violencia.

En una base de datos de la CNDH (Comisión
Nacional de Derechos Humanos ) se consignaron 29,192 casos de
menores maltratados y atendidos por 33 Instituciones ( 3
DIF´s, 5 ONG´s, 24 PGJS y el Instituto Nacional de
Perinatología ) de 1989 a 1991.

El Centro de Atención a la Violencia
Intrafamiliar (CAVI) en la Ciudad de México,
reportó haber atendido entre octubre de 1990 y junio de
1997, a un total de 53,395 casos que involucraron a 104,781
personas, con un promedio de 709 casos diarios. A partir de julio
de 1997 al 2000, ha atendido un número de personas de
aproximadamente 20,000 al año, el 85% de ellas mujeres y
niñas.

En las Unidades de Atención a la Violencia
Intrafamiliar, ( UAVI´s ) del D.F., se atendió a
4,200 personas durante el primer año de funcionamiento (
1997 ), el porcentaje de mujeres atendidas es de 94%. Todas ellas
refirieron algún tipo de violencia por parte del marido o
compañero.

En el Simposium 2001 " Violencia de Género, Salud
y Derechos en la Américas, celebrado en Cancún,
México, se presentó un dato revelador con respecto
a una de las consecuencias de la violencia intrafamiliar: el 40$
de los suicidios de mujeres en México, se atribuye a
violencia conyugal.

De acuerdo con datos de la CNDH, en un lapso de dos
años se registraron poco menos de 25,000 casos de
violencia contra menores; de ese total, aproximadamente un tercio
correspondían a violencia sexual ( cita: Torres
Falcón, Marta. La violencia en casa, 2001 ).

Datos recabados en diferentes Centros de Atención
entre 1995 y 2000, revelan que 37% de las violaciones se producen
en el seno del hogar. Una de cada 10 víctimas es menor de
5 años; 13.2% tienen 6 y 10 años y otro 13.2%
tienen entre 11 y 15 El agresor en todos los casos mencionados
tiene una relación de pareja con la víctima, sea el
padre, el hermano, el tío o el primo. En los casos de
abuso sexual ( es decir cuando no penetración ), el
porcentaje de los ocurridos dentro de la familia es casi el doble
que el de violaciones ( 70 % ), según información
de los Centro Gubernamentales y las ONG´s ( G.
González y otros: El maltrato y abuso sexual a menores
1993; y Torres Falcón, Marta, la Violencia en Casa 2001
).

En el Estado de Jalisco en un estudio realizado por la
Universidad de Guadalajara con 1,163 mujeres de zonas rurales y
472 de zonas urbanas, se encontró que el 56.7% de las
mujeres urbanas y 44.2% de la rurales reportó algún
tipo de violencia. En el 84% de los casos el agresor fue el
marido o la pareja (Rodríguez J.C. y Becerra P. 1997.
Séptimo Congreso Nacional de Investigación en salud
Pública).

DESARROLLO

Causas de la
violencia doméstica contra las mujeres

Una vez revisado el marco teórico de la presente
investigación, entremos de lleno con el desarrollo de la
investigación, donde se abarca principalmente la violencia
contra la mujer. No existe ningún factor que pueda, de por
sí solo, explicar las violencias cometidas contra las
mujeres. Cada vez más, las investigaciones insisten en las
relaciones de interdependencia que existen entre los varios
factores, lo que debería contribuir a mejorar nuestra
comprensión del problema dentro de los diferentes
contextos culturales.

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Varios factores sociales y culturales, complejos y
vinculados entre sí, a menudo institucionalizados, han
mantenido a las mujeres en una posición de particular
vulnerabilidad frente a las violencias dirigidas contra ellas, y
todos ellos constituyen una manifestación de las
relaciones de poder históricamente desiguales entre el
hombre y la mujer. Los factores que influyen en estas relaciones
desequilibradas de poder comprenden: los mecanismos
socioeconómicos; la institución de la familia, en
la cual encuentran expresión, precisamente, dichas
relaciones de poder; el temor de la sexualidad femenina y el
control que se ejerce sobre ella; la creencia en la superioridad
innata del varón; y las sanciones legales y culturales que
tradicionalmente niegan a mujeres y niños una
condición de independencia legal y social.

La carencia de recursos económicos es la base en
que se asientan la vulnerabilidad de las mujeres frente a la
violencia y las dificultades en que ellas se encuentran para
poder librarse de una relación violenta. Los lazos que
existen entre la violencia y la falta de recursos
económicos, que implica dependencia, forman un
círculo vicioso. Por un lado, las amenazas de violencias y
el terror de padecerlas impiden a la mujer buscar empleo o, en el
mejor de los casos, la obligan a aceptar tareas mal pagadas y
desenvueltas a domicilio, en las cuales se las explota. Y por
otro, sin conseguir la independencia económica, la mujer
no tiene la posibilidad de escapar a los abusos sufridos dentro
de la relación.

En ciertos países también puede valer el
contrario de este argumento; es decir, que la creciente
importancia de las actividades remunerativas y de la
independencia económica de las mujeres se percibe como una
amenaza que, a su vez, lleva a un aumento de las violencias por
parte de los hombres. Esto se verifica particularmente cuando el
compañero de sexo masculino está desempleado y
siente que su autoridad dentro del hogar está en
peligro.

Los estudios han puesto al descubierto asimismo un
vínculo entre el incremento de la violencia y la
desestabilización de las estructuras económicas
dentro de la sociedad. Las políticas
macroeconómicas, tales como los programas de reajuste
estructural, la globalización, y las desigualdades
crecientes que éstos han provocado, han sido puestos en
relación con un aumento del nivel de las violencias en
varias regiones, como por ejemplo América Latina,
África y Asia. El proceso de transición que
atraviesan los países de Europa Central y Oriental y de la
ex Unión Soviética, acompañado de un
incremento de la pobreza, de la desocupación, de las
privaciones, de la desigualdad de ingresos, de la tensión
nerviosa y del abuso de alcohol, ha generado un crecimiento de la
violencia en la sociedad en general, y la violencia contra las
mujeres no constituye una excepción. Estos factores
influyen también indirectamente en el aumento de la
vulnerabilidad de la mujer, al favorecer los comportamientos
riesgosos y provocar un mayor abuso de alcohol y drogas, el
desmantelamiento de las redes de asistencia social y una mayor
dependencia económica de la mujer en relación al
hombre.

Las ideologías culturales, tanto en los
países industrializados como en aquéllos en
desarrollo, confieren "legitimidad" a la violencia contra las
mujeres en determinadas circunstancias. En tiempos pasados, las
tradiciones religiosas e históricas han sancionado los
castigos y el maltratamiento de las esposas. En particular, los
castigos corporales aplicados a la propia mujer son aprobados en
virtud de la idea de que el hombre ejerce el derecho de autoridad
y propiedad sobre su mujer. El control del patrimonio familiar
por parte del hombre inevitablemente pone en sus manos la
autoridad de tomar decisiones, conduciendo al dominio del
varón y a su derecho de propiedad sobre mujeres y
niñas.

El concepto de propiedad, a su vez, legitima el control
de la sexualidad femenina, que numerosos códigos de la ley
consideran desde siempre esencial para poder garantizar la
hereditariedad por línea paterna. Por otra parte, en
muchas sociedades la sexualidad de la mujer está ligada a
la noción de honor familiar. Las normas tradicionales
vigentes en dichas sociedades permiten que se mate a las hijas,
hermanas y esposas "descarriadas", sospechadas de haber manchado
el honor de la familia por haberse entregado a relaciones
sexuales prohibidas, o por haberse casado o divorciado sin la
autorización de la familia. Siguiendo el mismo
razonamiento, el honor de una sociedad o de un grupo
étnico enemigos puede ser ultrajado mediante actos de
violencia cometidos contra sus mujeres.

Se ha constatado que ciertas experiencias vividas en la
infancia, como por ejemplo el haber presenciado violencias
domésticas o el haber sufrido abusos físicos y
sexuales, son factores de riesgo para los niños. Por haber
sido testigos de tales modelos de conducta, los niños
pueden aprender que la violencia es un modo de resolver
conflictos y de afirmar la propia virilidad.

Videojuegos
violentos

A la luz de un estudio realizado con 600 jóvenes
aficionados a los videojuegos, el investigador Brent Stafford, de
la Universidad Simon Fraser, de Columbia Británica
(Canadá), advierte que muchos de estos entretenimientos
"enseñan a nuestros chicos a regodearse con la violencia".
La revista Maclean"s dice: "Algunos incondicionales que
prefieren las modalidades más salvajes y vívidas
"matan" hasta a 1.000 personajes de la pantalla en una sola
noche, a menudo en escenas de crudo realismo". El estudio
documentó hasta qué punto se conciben tales juegos
de modo que influyan en las emociones e "introduzcan las mentes
jóvenes en mundos que las insensibilizan incluso ante la
violencia más asesina". La industria del sector, que mueve
17.000 millones de dólares anuales, "supera al cine y la
televisión juntos". Stafford exhorta a los padres a
averiguar qué producciones utilizan sus hijos y a estar
atentos a todo indicio de adicción.

Los"videojuegos", los
jóvenes y los delitos

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