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El ozono y sus fraudulentas terapias

  1. El ozono en la
    naturaleza
  2. El ozono como
    contaminante
  3. Obtención,
    almacenaje y capacidad desinfectante
  4. Antecedentes
    internacionales
  5. Resultados en
    Latinoamérica

Se puede engañar a todos algún tiempo,
es posible engañar a algunos todo el tiempo, pero no se
puede engañar a todos todo el tiempo.

Abraham Lincoln

El ozono en la
naturaleza

El ozono es un compuesto inorgánico,
gaseoso a la temperatura ambiente, formado por tres átomos
de oxígeno (O3); se forma en la naturaleza a partir de la
recombinación de las moléculas del oxígeno
atmosférico (O2) bajo la acción de la luz solar
(figura 1). El proceso ocurre de diversa manera según
tenga lugar en la estratosfera, a decenas de kilómetros de
altitud, o en la troposfera cercana a la superficie terrestre. El
ozono que se encuentra en la conocida capa de ozono a unos 20-30
km de altura y concentración de 2 a 8 partes por
millón, se forma por la absorción de la
radiación solar con longitud de onda entre 200-240
nanómetros, en un proceso que se puede representar como:
3O2 + radiación solar = 2O3.

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Figura 1. Moléculas de
oxígeno y ozono

Este intervalo corresponde a la
región ultravioleta de alta energía del espectro
solar (UV), dañina a las personas y las plantas, que es
absorbida durante el proceso. Por otra parte, la radiación
UV menos energética y longitud de onda algo mayor, hasta
los 280 nanómetros, es capaz de disgregar las
moléculas de ozono convirtiéndolo en el
oxígeno original. Esta radiación, también
perjudicial a las personas, es asimismo absorbida durante el
proceso. Se crea así un equilibrio beneficioso para las
personas, donde se crea y destruye ozono continuamente a la vez
que se absorbe la radiación UV perjudicial antes que
llegue a tierra. La concentración del ozono en la
estratosfera se mide con espectrofotómetros, el primero de
ellos diseñado por G.M.B. Dobson en 1920.

En años recientes, el fino
equilibrio entre la formación y descomposición del
ozono estratosférico fue roto por la presencia de
contaminantes, mayormente por los fluoruros de carbono empleados
en la refrigeración, con una amenaza directa para la salud
humana. Los convenios internacionales para evitar la
proliferación de este mal han logrado limitar y hasta
cierto punto comenzar a revertir el proceso.

El ozono cercano a la superficie terrestre
se genera bajo la acción de la luz solar visible,
correspondiente a una región con mayores longitudes de
onda y menor energía que las anteriores, pero capaz de
activar la reacción del oxígeno del aire con los
hidrocarburos y óxidos de nitrógeno que provienen
de la quema de combustibles. Otras fuentes de ozono ambiental son
los talleres de soldadura por arco eléctrico, áreas
donde se use ozono como desinfectante, cualquier fuente de
radiación UV, faxes, impresoras láser y
fotocopiadoras. Las impresoras y fotocopiadoras modernas vienen
equipadas con filtros de ozono, que deben cambiarse regularmente.
Como las chispas eléctricas también son capaces de
generar ozono a partir de oxígeno atmosférico, se
estima que los rayos producen anualmente una cantidad cercana al
10% del contenido de la capa de ozono.

Su olor recuerda el del cloro y existen
personas con la capacidad de detectarlo en el aire en
concentraciones tan pequeñas como de 10 partes por
billón norteamericano.[1] (1 ppb = 1.96
&µg/m3; 1 billón de EE.UU. igual a mil
millones).

El ozono como
contaminante

El ozono es un oxidante mucho más
potente que el oxígeno, por lo que tiene la habilidad de
atacar y disgregar los enlaces de carbono de muchos compuestos
orgánicos. La exposición a concentraciones tan
pequeñas como 100 ppb es capaz de dañar los tejidos
del sistema respiratorio y también los tejidos vegetales.
Cantidades relativamente pequeñas pueden ocasionar dolor
en el pecho, tos, falta de aire e irritaciones de la garganta.
También puede empeorar las dolencias crónicas
respiratorias como el asma, y compromete la habilidad del
organismo para luchar con las infecciones respiratorias (ver
Tabla 1).[2] Cuando la inhalación es breve,
la desaparición de los efectos dañinos suele
ocurrir un corto tiempo después, pero hay menos
certidumbre acerca de la persistencia de los efectos de la
exposición a niveles altos o durante la inhalación
prolongada.[3],, Un estudio realizado en EE.UU.
con 450 000 personas con un seguimiento de 18 años, dio
por resultado que en las ciudades donde existen grandes
concentraciones de ozono el incremento de muerte por alguna
enfermedad pulmonar se eleva en un
30%.[4],

Tabla 1

Efectos del ozono sobre las
personas

Concentración
(&µg/m3)

Efectos

30

Perceptible al olfato, pero de
rápida habituación

70

Irritaciones en la conjuntiva
ocular

100

Probable dolor de cabeza

160

Reducción de la resistencia a
infecciones pulmonares bacterianas (determinado en
animales)

160-200

Disfunción pulmonar,
principalmente cuando se hacen ejercicios

200

Aumenta la cantidad de leucocitos. Se
inactiva el sistema de inmunidad.

240-300

Mayor frecuencia de ataques de
asma

240-700

Reducción de la fuerza
física

400

Tos, dolor torácico. Tras 4
horas de exposición aparecen cambios hormonales y
enzimáticos

800

Reacción inflamatoria de los
tejidos

1000

Tras 6-10 horas de exposición
aparecen daños en los cromosomas humanos

En muchos países la
concentración del ozono atmosférico se mide
regularmente junto a la de otros gases capaces de originarlo,
principalmente en los lugares donde su formación es
más propensa (figura 2). La figura 3 muestra la red de
detección de contaminantes atmosféricos que existe
en la Comunidad Valenciana. Como el ozono se crea y se descompone
continuamente en la atmósfera, su concentración
puede variar apreciablemente, por lo que es usual recoger los
datos en breves intervalos de tiempo. En Valencia, los datos
actualizados cada hora son de acceso público a
través de internet, en el sitio
http://www.cma.gva.es/atmosfera.

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Figura 2. Aviso en
sobre la situación local del ozono ambiental (Houston,
Texas).

Obtención,
almacenaje y capacidad desinfectante

Existen diversos métodos para
obtener el ozono en el laboratorio, entre ellos la electrolisis,
usando tubos de descarga en corona o por la acción de la
luz ultravioleta. Se descompone espontáneamente a
oxígeno ordinario, con un tiempo de vida medio de ½
hora a 25 ºC. Quiere decir que cada ½ hora la
concentración de ozono se reduce a la mitad, lo que
significa una reducción aproximada de su
concentración en (½)48 veces al cabo de un
día (una fracción con 15 ceros después del
punto). Si hay humedad presente, el tiempo de vida medio
disminuye notablemente; por ej., disuelto en agua a 25º C su
tiempo de vida medio se reduce a ¼ de
hora.[5] No obstante, hay reportes de que una vez
formado en la atmósfera, los vestigios pueden perdurar
hasta un máximo de 22 días, en dependencia de la
temperatura.

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Figura 3. Las marcas rojas indican
los lugares donde radican puntos de control de la Red Valenciana
de Vigilancia y Control de la Contaminación
Atmosférica, en España (51 en total). Tomada de
http://www.cma.gva.es/webdoc/documento.ashx?id=113900

Es por eso que el ozono no se puede
almacenar y transportar como cualquier otro gas industrial; aun
estando inicialmente puro su concentración se verá
reducida a valores irrisorios en unos pocos días al
convertirse en oxígeno, de aquí que resulta
imprescindible producirlo en el sitio si desea usarse de
algún modo. Cualquier producto que se promueva como
"ozonizado" (sea un jabón, un aceite, o cualquiera otro)
es un engaño al consumidor, porque cuando el producto
llegue al mercado minorista no quedarán en él ni
trazas de ozono original.

Producido en el lugar se usa como
desinfectante y desodorizante en un sinnúmero de
aplicaciones (alimentos, agua, ropa, instrumentos y piscinas).
También en hospitales para descontaminar salones de
operaciones. En este último caso, después de la
desinfección usual, el salón se hermetiza y se
llena de ozono para neutralizar las bacterias
remanentes.[6]

En cuanto a la posibilidad de aplicarlo a
las personas como desinfectante, la Agencia de Protección
del Medio Ambiente de los EE.UU. (EPA, de sus siglas en
inglés), ha expresado que hay "evidencias de que a
concentraciones que no excedan los estándares de salud
pública, el ozono no es efectivo en remover… virus,
bacterias, hongos u otros contaminantes biológicos". Es
decir, la concentración capaz de eliminar las bacterias
también atacará los tejidos humanos. En 1998 un
matrimonio que alegaba beneficios para la salud al comercializar
generadores de ozono sin estudios científicos que los
avalaran, resultó condenado a prisión por fraude en
un jurado federal de EE.UU.[7] Las principales
críticas internacionales sobre las terapias de ozono citan
en esencia argumentos similares a los alegados por el tribunal
norteamericano: la ausencia de estudios científicos que
demuestren las propuestas de sus
partidarios.[8],

Antecedentes
internacionales

Quienes proponen las terapias de ozono
atribuyen a este gas toda clase de beneficios, pero es habitual
que no mencionen los posibles efectos dañinos que puede
ocasionar. Por ejemplo, es usual aducir que el ozono es capaz de
oxigenar los tejidos de forma beneficiosa. Pero un informe
crítico publicado en internet en 2001, con 59 referencias
de revistas científicas, reporta que cuando el ozono se
introduce en la sangre reacciona con el agua en los
glóbulos rojos generando agua oxigenada y también
radicales libres bactericidas que causan daño en la
membrana celular. Una búsqueda bibliográfica
realizada en 1995 en las bases de datos Medline, Health, Aidsline
and Cancerlit proporcionó más de 100
artículos, desde 1966 hasta esa fecha, reportando efectos
adversos del ozono o de los productos de su reacción,
tanto en humanos o como en animales
experimentales.[9]

El informe también concluye que la
ingestión, infusión o inyección de
peróxido de hidrógeno no puede reoxigenar los
tejidos del cuerpo por lo siguiente: el metabolismo de un adulto
normal de 60 kg requiere de 200 a 250 ml de oxígeno por
minuto, necesidad que resulta cubierta por la respiración
normal.[10] Cada litro de sangre que sale de los
pulmones en condiciones normales lleva unos 200 ml de
oxígeno, de los cuales unos 50 ml son absorbidos cuando
pasa a través de los capilares en los tejidos. Durante una
sesión de ozonoterapia convencional la cantidad de
oxígeno que proviene de la descomposición del ozono
no sobrepasa los 4 ml por hora (unos 0.7 ml por minuto), por lo
que la posible contribución a la oxigenación de los
tejidos es insignificante al compararse con la del oxígeno
que proviene de la
respiración.[11]

Otro argumento empleado por los partidarios
del ozono es que de alguna manera, no conocida y mucho menos
demostrada, el ozono es capaz de estimular el organismo para que
proporcione una respuesta curativa o de mejora al padecimiento
que se desea tratar. Este argumento se emplea para tratar de
justificar su aplicación a males muy disímiles. En
el fondo, equivale a considerar que el gas es capaz de reconocer
lo que no funciona de manera correcta, haciendo que los medios
naturales de defensa del organismo sean más eficientes
para combatir ese mal específico. No importa que el
practicante no sepa el por qué algo no funciona bien.
Confía en que el ozono será lo suficiente
inteligente como para lograr identificar lo que él (o
ella) no es capaz de hacer, y actuará en consecuencia.
Como nadie ha demostrado la existencia del supuesto mecanismo de
acción, es usual que con el fin de validar la propuesta se
presente alguna suposición ilusoria como si fuera cierta,
lo que es algo común en todas las pseudociencias.
También lo son los argumentos difusos y las vagas
generalizaciones como "mejora la calidad de vida" o "incrementa
la respuesta inmune del organismo", sin explicar cómo lo
hace.

Los partidarios de las terapias de ozono
tienden a considerar como válidos artículos
supuestamente científicos que no lo son. Reportan
investigaciones que no cumplen los requisitos mínimos
establecidos en la mayoría de los países para
validar los ensayos clínicos, y es raro encontrar en esos
reportes grupos de control que sirvan para comparar resultados,
como es usual en cualquier investigación programada
correctamente. Se alegan añejas y no comprobadas
referencias favorables al ozono y las evidencias desfavorables
posteriores nunca se mencionan.

Como ejemplo de las afirmaciones
anteriores, más que citar y rebatir la infinita cantidad
de reportes espurios o afirmaciones no demostradas, parece
oportuno comentar un artículo reciente sobre el tema, que
pretende ser un resumen científico donde se resaltan las
supuestas bondades de la ozonoterapia (Elvis y Etka,
2011).[12] Al mencionar la eficacia del ozono para
controlar infecciones en las personas junto a sus propiedades
anti-inflamatorias se cita, ante todo, un artículo de hace
más de 100 años, sin mencionar críticas
posteriores.[13] El artículo alude al uso
de "dosis terapéuticas precisas" pero no especifica
cuáles son esas dosis ni como se miden, lo que en cierta
forma resulta comprensible, pues las concentraciones y
periodicidad de los tratamientos empleados por los terapeutas del
ozono son datos que usualmente no aparecen reportados en sus
publicaciones. De hecho, en una revisión realizada
buscando artículos sobre estas terapias, no fue posible
encontrar siquiera uno que describiera el método usado
para medir la concentración o las dosis suministradas a
los pacientes. Luego, resulta bastante obvio que determinar con
precisión la cantidad de ozono en las
pequeñísimas concentraciones empleadas, que
supuestamente se encuentran por debajo del umbral de daño
al paciente, no es algo priorizado por los terapistas del ozono.
No obstante, al igual que ocurre con cualquier otro medicamento,
la cantidad y concentración aplicadas son
parámetros imprescindibles para evaluar la eficacia del
tratamiento y determinar los niveles inocuos y dañinos,
recomendaciones y contraindicaciones. Ese dato también es
indispensable para que otros investigadores puedan reproducir el
tratamiento y dar fe de su eficacia (o negarla).

Medición de la
concentración de ozono.
Los métodos de
medición de este parámetro son bien conocidos. Un
resumen del año 2000 sobre las técnicas empleadas
para medir y monitorear la presencia de ozono contaminante en la
atmósfera menciona la absorción ultravioleta, la
espectroscopia óptica diferencial de absorción, la
quimioluminiscencia, el LIDAR (del inglés Light Detection
and Ranging) y diversos métodos químicos de
valoración como el tubo
colorimétrico.[14], Uno de estos
instrumentos comerciales se basa en el azul índigo, que en
presencia de ozono se oxida a isatina, de color blanco. Otro se
basa en la oxidación del yoduro de potasio, que
proporciona yodo e hidróxido al reaccionar con el ozono
(ref. [2]). Estos instrumentos, compactos y de fácil
manejo, funcionan introduciendo el aire a analizar en
cápsulas medidoras calibradas y desechables; el aire se
aspira mediante un émbolo y la cápsula posee rangos
calibrados de coloración. Este tipo particular de medidor
se emplea habitualmente para determinar la concentración
de ozono en los lugares de trabajo.

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Figura 4.
Medición local del ozono ambiental. Tubos
detectores de ozono Dräger y bomba de aspiración
manual Accuro

No parece aconsejable improvisar
métodos artesanales de medición en el laboratorio,
pues diversos autores insisten en la necesidad de calibrar
correctamente los instrumentos empleados para poder obtener
valores confiables. El método estándar de
comparación se basa en el Fotómetro Patrón
de Referencia del Instituto Nacional de Estándares y
Tecnología de EE.UU (NIST). Este fotómetro se usa
para calibrar, mediante patrones secundarios, el instrumental de
numerosas redes de monitoreo del ozono ambiental en todo el
mundo.

Referencias arbitradas y ensayos
clínicos.
La figura 1 que aparece en el resumen
de Elvis y Etka, asociada a sus referencias 25, 26 y 27, intenta
representar los mecanismos de acción del ozono en el
organismo. Sin embargo, la referencia 26 se refiere a un sitio
WEB titulado holisticbodyworker, obviamente divorciado
de la ciencia y más bien asociado a creencias idealistas.
En su versión original, el holismo es una corriente
filosófica creada por el sudafricano Jan Smuts en la
primera mitad del siglo pasado, que en ocasiones se deforma a lo
esotérico.[15] Los otros dos
artículos citados son, uno, sobre "consideraciones
teóricas" sin nada de experimento; el otro está
tomado de un sitio WEB particular, no de alguna revista arbitrada
o centro de investigación conocido. De aquí que no
es posible atribuir veracidad alguna a la figura 1, lo que
además de inmediato pone en duda la confiabilidad
científica de los autores y todo el contenido del
resumen.

Otro aspecto muy dudoso es el siguiente.
Los ensayos clínicos son conocidos y usados regularmente
por quienes se dedican a la investigación médica en
todo el mundo. En muchos países existen dependencias
oficiales que regulan y fiscalizan las investigaciones en las
personas con el fin de proteger los derechos de los pacientes. El
Código de Núremberg, perfeccionado posteriormente
en la Declaración de Helsinki y varias revisiones
posteriores, se originó en 1947 después que un
grupo de médicos nazis fueron puestos en prisión o
ejecutados por los horrores cometidos con los prisioneros en los
campos de concentración; también se les
juzgó por exterminar ancianos, débiles mentales y
otros grupos de impedidos físicos de su propio
país, o abusar de ellos en diversos centros
asistenciales.[16], La principal
preocupación del código y la declaración
tiene que ver con la protección al paciente, además
de que promueve pasos firmes para evitar la pérdida de
tiempo y recursos en ensayos dudosos que no conducirán a
lugar alguno. Más recientemente, en 2010 y con el mismo
objetivo general, la Organización Mundial de la Salud
(OMS) publicó un libro que describe como se deben probar
los medicamentos. El principio básico es la ética y
el respeto al paciente.[17]

Elvis y Etka mencionan algunos ensayos
clínicos en proceso, pero ni siquiera uno solo
terminado que demuestre sin lugar a dudas los beneficios del
ozono (referencias 30-35 en su resumen). No obstante, más
adelante comentan las "ventajas de la terapia con ozono" (citando
las referencias 36 a la 40). Pero al revisar esas referencias, se
encuentra que sólo un artículo menciona supuestos
beneficios para las personas. Los restantes se refieren a ensayos
en animales, daño a los pulmones, hipótesis no
demostradas, el efecto sobre virus aislados de SIDA o efectos
antibacterianos, pero no específicamente en
humanos.

En un reciente meta análisis
estadístico de Magalhaes et. al., que intenta ser
favorable a la ozonoterapia, se reporta una búsqueda
exhaustiva sobre los efectos del ozono aplicado en la columna
vertebral desde 1966 hasta 2011. [18]Pero
también se reconoce que no existe siquiera un solo
reporte
donde, a la par de la aplicación del ozono,
se tomase en cuenta el efecto de un placebo en un grupo de
control. Por tanto, este meta análisis está
realizado a partir de datos sesgados o imperfectos y no es capaz
de discernir si la terapia proporcionó un beneficio
superior al del placebo o si su aplicación en realidad
retardó el proceso natural de mejoría del dolor o
de curación de la enfermedad. Dado el carácter
altamente agresivo del ozono sobre los tejidos, esta
última posibilidad no puede descartarse. Lo que sí
queda bien claro de la propia exposición de los autores es
que el artículo de Magalhaes et al. es un ejemplo
incuestionable del mal uso de las estadísticas para tratar
de justificar lo que no tiene justificación.

Al revisar la bibliografía
internacional favorable a las terapias de ozono se encuentra que
padece del mismo mal que la dedicada a cualquier otra terapia
alternativa: promociones comerciales engañosas,
afirmaciones vagas de su eficacia adornadas con tergiversaciones
y ocultamiento de datos, cifras adulteradas y artículos
supuestamente científicos que dan fe de su validez, pero
que cuando se analizan en detalle no demuestran de forma racional
y reproducible ni una sola de esas afirmaciones.

Resultados en
Latinoamérica

Cuba es el país del continente
americano donde existe una mayor difusión de las terapias
con ozono, con apoyo oficial. Una búsqueda
bibliográfica acerca de referencias sobre el monitoreo del
ozono ambiental en ese país, o incluso sobre
determinaciones aisladas de la concentración del gas, no
proporcionó resultado alguno.

Sin embargo, en lo que se refiere a la
aplicación terapéutica, un editorial de 2013 en la
Revista Cubana de Farmacia declara que "el primer centro de
investigación de ozono del mundo fue fundado en Cuba", sin
especificar la fecha. Pero resulta obvio que ese centro nunca
mantuvo una estrecha colaboración con las correspondientes
dependencias del Ministerio de Salud Pública encargadas de
orientar y controlar los ensayos clínicos para garantizar
su validez y protección del paciente, pues una
búsqueda realizada en enero de 2014 en el Registro Cubano
de Ensayos Clínicos no arrojó una sola
inscripción donde se mencione el
ozono.[19], El Centro Nacional Coordinador de
Ensayos Clínicos (CENCEC) fue creado en 1991 para
garantizar la evaluación clínica que se requiere
para el registro y la comercialización de productos
médico-farmacéuticos o biotecnológicos y
equipos médicos.

No obstante, más adelante el
mencionado editorial señala que los primeros trabajos
experimentales con personas se realizaron en 1998, no antes, sino
7 años después de creado el CENCEC. Menciona lo que
considera "éxitos en el tratamiento de la retinosis
pigmentaria, glaucoma, retinopatías y conjuntivitis (…)
publicados en Cuba por un grupo de investigadores liderados por
los médicos Silvia Menéndez, Frank
Hernández, Orfilio Peláez y otros" y cita la
confusa afirmación de que "un agente oxidante como el
ozono pueda inducir un efecto antioxidante", sin dar siquiera
indicios del posible mecanismo o las supuestas reacciones redox
que tendrían lugar para justificar esa
hipótesis.[20],,

A pesar de la ausencia de
inscripción en el registro y la aparente no
validación por el Centro para el Control Estatal de la
Calidad de los Medicamentos, Dispositivos y Equipos
Médicos (CECMED),encargado de garantizar la seguridad,
protección, derechos y beneficios a todos los sujetos que
se involucran en las investigaciones biomédicas, una
búsqueda en el sitio WEB INFOMED del Ministerio de Salud
Pública[21]revela un libro y no menos de 20
artículos publicado sobre el ozono en investigaciones
sobre personas, destacando el supuesto beneficio en muy diversas
dolencias. Aparecen estudios sobre alveolitis,[22]
activación plaquetaria,[23],
glaucoma,[24], SIDA,[25]
glomerulonefritis tóxica,[26]
estomatitis,[27] degeneración
macular,[28] injertos,[29] sordera
súbita,[30]
neuropatía,[31] infección
ósea,[32] úlcera
flebítica,[33] Giardia
lamblia,[34] retinosis
pigmentaria,[35] hernia de
disco,[36] osteonecrosis en
cadera,[37] efectos benéficos sobre el
sistema inmune, y otros.[38], En la gran
mayoría no se mencionan los grupos de control, por lo que
los autores no tienen forma de haber determinado si en realidad
hubo mejoras, o si los procesos de curación propios del
organismo fueron en realidad retardados por el ozono, o si
simplemente las concentraciones empleadas fueron tan
pequeñas que no tuvieron efecto alguno. Tampoco se
menciona el valor de esas concentraciones ni los métodos
de medición utilizados para determinarlas, lo que sugiere
que tampoco se tenía un control efectivo acerca de lo que
se le estaba administrando a los pacientes. Suponiendo que la
posible eficacia del tratamiento fuera cierta, la falta de
información básica impide la reproducibilidad y
verificación de esos resultados por parte de otros
investigadores.

La carga sobre el erario público
motivada por la aplicación generalizada de esta terapia no
se puede despreciar, pues a pesar de no existir una
demostración válida de la eficacia de la
ozonoterapia, su uso se extendió por infinidad de centros
asistenciales en todo el país. Sólo en uno de
ellos, en un reporte cubriendo los años de 1993 a 1997,
aparece que se atendieron 1960 pacientes por vía rectal,
intravenosa o muscular, con un costo estimado de 660 000
pesos.[39]

En conclusión, la revisión de
la literatura científica no muestra evidencias confiables
del provecho de las terapias con ozono, sino más bien la
posibilidad de perjuicios. Los artículos favorables que
aparecen citan referencias de dudosa credibilidad, no aplican
ensayos clínicos aleatorizados ni el método de la
doble o triple ciega; tampoco mencionan la comparación con
grupos de control, las dosis aplicadas o las mediciones precisas
de las concentraciones empleadas. No obstante, los autores poseen
información de que a finales de 2014 la ozonoterapia
aún se seguía aplicando en Cuba de manera
generalizada en el nivel primario de atención en todo el
país, tanto por vía rectal como vaginal. Las
dolencias tratadas incluyen desde el cáncer hasta dolores
en la columna vertebral. No se advierte a los pacientes de que
esa terapia carece de fundamento científico, y lo usual es
que quienes la aplican no sepan con precisión las dosis
aplicadas, pues carecen de los instrumentos necesarios para hacer
las mediciones. Estadísticas que avalen su supuesta
efectividad e inocuidad nunca se encuentran; tampoco los reportes
de efectos negativos sobre los pacientes.

Como detalle curioso, vale la pena citar
que no fueron los terapeutas del ozono los primeros en aplicar
tratamientos rectales pseudocientíficos. Otras variantes
ya habían sido propuestas hace casi 100 años, antes
que a los partidarios del ozono se les ocurriera insuflar el gas
por esa vía. En la figura 5 se muestran los dilatadores
rectales del Dr. Young que, al parecer, lograban estimular un
efecto placebo favorable en muchas personas. Se proporcionaban en
4 tamaños y tres diferentes materiales, gutta percha,
vidrio y aluminio. Según el Dr. Young, todos los
órganos podían ser afectados positivamente mediante
su aplicación.

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Figura 5. Dilatadores
rectales del Dr. Young. Un antecedente de la
pseudocientífica terapia rectal con ozono.

 

 

Autor:

A. González Arias y F.A. Horta
Rangel

 

[1] eferencias Ozone. Accesible en
http://en.wikipedia.org/wiki/Ozone

[2] Shirk Oliver. Las mediciones del ozono.
Mapfre seguridad No. 77 – Primer Trimestre 2000, p.18.
Accesible en
http://www.cma.gva.es/webdoc/documento.ashx?id=113880

[3] U.S. Environmental Protection Agency (US
EPA). 1996. Air Quality Criteria for Ozone and Related
Photochemical Oxidants. Research Triangle Park, NC: National
Center for Environmental Assessment-RTP Office; report nos.
EPA/600/P-93/004aF-cF, 3v. NTIS, Springfield, VA; PB-185582,
PB96-185590 and PB96-185608.

[4] U.S. Environmental Protection Agency (US
EPA). 1996. Review of National Ambient Air Quality Standards
for Ozone: Assessment of Scientific and Technical Information.
OAQPS Staff Paper. Office of Air Quality Planning and
Standards. Research Triangle Park. NC. EPA-452/R-96-007.

[5] Ozone Generators that are sold as Air
Cleaners, EPA report on consumer ozone air purifiers,
http://www.epa.gov/iaq/pubs/ozonegen.html). Epa.gov. Retrieved
on 2012-02-01.

[6] Jerrett, Michael; Burnett, Richard T. and
Pope, C. Arden, III and Ito, Kazuhiko and Thurston, George and
Krewski, Daniel and Shi, Yuanli and Calle, Eugenia and Thun,
Michael (March 12, 2009). "Long-Term Ozone Exposure and
Mortality". N. Engl. J. Med. 360 (11): 1085–1095.
doi:10.1056/NEJMoa0803894
(http://dx.doi.org/10.1056%2FNEJMoa0803894). PMID 19279340
(//www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19279340).

[7] Wilson, Elizabeth K. (March 16, 2009).
"Ozone's Health Impact". Chemical & Engineering News 87
(11): 9. doi:10.1021/cen-v087n011.p009a
(http://dx.doi.org/10.1021%2Fcen-v087n011.p009a).

[8] How to compensate for half-life of ozone
in water applications. How to correctly calculate Residual
Ozone Concentration for an Ozone Water Treatment Application.
http://www.absoluteozone.com/Ozone_Article_Ozone_Half_Life.htm

[9] de Boer, Hero E. L.; Carla M. van
Elzelingen-Dekker; Cora M. F. van Rheenen-Verberg; Lodewijk
Spanjaard (2006). "Use of Gaseous Ozone for Eradication of
Methicillin-Resistant Staphylococcus aureus From the Home
Environment of a Colonized Hospital Employee". Infection
Control and Hospital Epidemiology 27 (10): 1120–1122.
(http://dx.doi.org/10.1086%2F507966). PMID 17006820
(//www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/17006820).

[10] Kurtzweil Paula. "Couple Imprisoned for
Marketing Ozone Generators"
(http://www.quackwatch.com/02ConsumerProtection/ozone.html).
Visto el 2013-10-01. (también en el número de
Noviembre-Diciembre del FDA Consumer.)

[11] Ozone Therapy. 2005. Head, Health
Technology Assessment Unit. Medical Development Division.
Ministry of Health Malaysia. Level 4, Block E1, Parcel E,
Government’s Office Complex, 62590 Putrajaya, Malaysia.
Accesible en http://www.moh.gov.my

[12] Perancho Isabel. Hernia de disco-El timo
de la ozonoterapia. El Mundo, 4 de Diciembre de 2004,
número 597,
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