Monografias.com > Lengua y Literatura
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Poemas en Prosa Alocada




Enviado por Mauricio Uribe



Partes: 1, 2

  1. Vida
    Mística
  2. Vida
    brutal
  3. Amor y
    Traición
  4. Mujer
    Mística
  5. Mujer
    Otoñal
  6. Sabiduría
  7. Sueño Divino
  8. Poemas
    Místicos

Vida
Mística

Noche tranquila

Pájaros con cuerpo de
mujer.

Estas manos acarician el torso desnudo de
lo real.

Somos poetas, pero también "padres,
hijos, buenos padres de familia".

Nos gustan las palabras que escupen
sílabas con rostro de universo.

Este detalle es importante: rebotan en
nuestra mente la soledad, pero también el
hastío.

Un instante es un destello de un
pájaro con cuerpo de mujer.

Estoy dormido en la dispersión de un
grano de fuego de un estallido nuclear.

No estoy volviéndome loco. Estoy
enamorado.

La realidad es un árbol cubierto de
pájaros.

El tren de lo terrestre lo conduce un
señor de rostro zigzagueante.

Yo estoy cubierto de una piel
(atávica) que aúlla como perro.

Lo real es un beso en la
mejilla.

Estoy enamorado.

Todo el amor del mundo es tu "lengua" en
nuestra garganta.

Oscurece.

No es la muerte

Ni las infinitas estrellas allá a lo
lejos.

Estoy dormido en la diáspora de las
ruinas del mar Cantábrico.

No es un periscopio ni una mujer pintada a
carboncillo.

Es un cielo estrellado completamente
inmóvil.

Allá a lo lejos escucho el canto de
los pájaros.

La muerte no existe

Pero tampoco la vida.

Un gajo de uva, un pedazo de
universo.

Un cítrico, un durazno, un
gusano.

 

Engaño que Sufre Nuestra Mente en
lo Real

Mienten las flores y mienten los
árboles.

La muchacha consagra entonces su cuerpo a
los pétalos.

El crepúsculo insita nuestras
pasiones; la pasión de vivir, digo yo.

Escucho el viento rodar como las piedras
con plumas de pájaros infinitamente diluyéndose en
un río de lágrimas.

El llanto no es de tristeza sino de
amor.

Admiro el aroma de las rosas: el sol me
enceguece.

La plenitud de la vida es de raíz
sarmentosa pudriéndose en el vacío de lo
terrestre.

La muchacha es parte de mi
corazón.

La muchacha habita en un mundo por
reconquistar.

Un mundo no material, un mundo de
pétalos.

La velocidad es inoperante en nuestra
manera contemplativa de desnudarnos bajo las
estrellas.

La velocidad no es de movimiento

Sino de pensamiento.

Una rosa o el pétalo de una
galaxia

Son cualidades que admiro en la sonrisa de
una muchacha.

No es lo material la rueda con dientes de
luna menguante.

Es la vida en su plenitud
consagrándonos desde dentro, desde el útero
materno.

Es mentira entonces la duplicidad entre la
vida y la muerte.

Es mentira la inmundicia del
gusano.

La carroña es materia de
vida.

La carroña es el beso de una
muchacha de caderas preñadoras.

Aquel hijo (en su vientre) es un
hechicero.

Estamos, todos los poetas, enamorados de la
vida.

No encontramos argumentos de pétalos
en la duplicidad de lo existente.

Tampoco en la soledad de un castillo de
arenas desiertas.

Es un misterio (en definitivas cuentas) el
estallido del mar.

Vida
brutal

Criaturas

Cuerpo de esmeralda, todo el amor del
mundo.

Capullo de golondrina, me presiento
iracundo de naturaleza.

Me precipito en un trillón de
cuerpos de espuma.

Esta sensación es de pájaro
errante,

Sensación de luz zafírica, de
luz opalescente.

Ah, tanta esperanza, tanta dulzura, tanto
contorno torcaz.

Más acá de nuestras manos:
capullos de cereza.

Una mujer es un árbol, su ramaje el
periplo del mundo.

Cuerpo conteniendo el fruto, lengua
ígnea.

Esta palabra no existe pues un instante es
remota permanencia.

Dios es nuestra eternidad, Dios es nuestro
desenfreno,

Nuestro tesoro,
derramándose.

Este es mi cuerpo, me rasco la comisura de
los párpados.

El gran río de la vida nos precipita
hacia las entrañas pero no retrocediendo sino
existiendo.

Estallando, más bien, como capullos
de golondrina.

Allá van entonces nuestros
cuerpos.

Allá van nuestros tesoros
ocultos.

Luz de estrellas distantes, luz de luna
seráfica.

Ya nada puede detenernos.

Existimos tan desnudos, tan blanquecinos,
tan evanescentes, tan inmateriales.

Ah, soledad, tanta soledad.

 

Mago Loco

Mi oscuridad es un rugido de
motor,

Un globo estático completamente
engrasado.

Mi oscuridad es un festín de temores
cíclicos:

El ojo de una aguja, el reloj descompuesto
de un maquinista (que apenas pudo concebir el acto de
amar).

Mi oscuridad es un monstruo,

Tragando y tragando zapatos a la manera de
un ¡puto! zapato picassiano.

Cierro los ojos por un instante: mis
piernas son de alambre.

Mis manos definitivamente ceden a la
tentación de un océano gelatinoso, apelmazado,
débil de mente, enteramente descuajado de la
realidad.

Esta es mi vida, estas son mis
visiones.

Ni aeroplanos girando en destellos de
luz.

Ni aeropuertos devastándose en un
insignificante capullo de esmeralda.

"Ni el grito mimoso de un niño,
deshaciéndose en fornicación".

Este mundo es una cloaca, este mundo es un
martirio.

¿Morir es un beneficio?, "orfandad
de orfandad".

¿Morir es un desperdicio?, "orfandad
de orfandad".

Las respuestas dependen de un
crucigrama.

Las respuestas dependen de un
aullido.

Las respuestas dependen de un
maniático amador de vidas humanas.

 

Alegoría con Amor Humano

Presentir el corazón

Cuyo alambrado traspasa laberintos que
invocan

El rostro de un extraño.

Invocan sandalias desteñidas.

Invocan túnicas con arpilleras de cuerpo
calloso.

El rostro del extraño

Traspasa laberintos que brotan como hormigas desde mis
entrañas.

Nos abrazamos.

Nuestras lenguas son avispas o quizá
arañas con dedos de pimienta o dedos de
alcanfor.

El rostro del extraño

Pervierte el sentido cósmico de la
existencia.

Nos abrazamos.

De nuestros vientres: "enjambres de hombres y de
niños, desgarrados, bajo la lluvia".

Estoy agonizando.

El mundo es maravilloso (pero el aroma de la muerte
consume el néctar de las flores).

Presentir el rostro del extraño:

Sus dedos, las uñas, la sangre, los
sueños, ¡su vida!

Un caballo con cuerpo de mariposa nos sumerge en un mar
de angustia.

Debajo de la tierra:

Los muertos son gusanos, devorándonos
ciegamente.

Un cuerpo, un pensamiento, un trillón de almas en
pena.

El extraño pervierte mis palabras:

El sonido de su voz,

La errante caligrafía de un caballo asexuado con
herraduras de papiro hecatómbico.

¿Hombre o mujer?

¡Hombre negro!, ¡hombre
amarillo!,

¡Mujer blanca!, ¡mujer pelirroja!

Cada raza es nuestra propia raza,

Cada nación, nuestro quebranto.

¿Qué es Dios?

La respuesta radica

En la sangrante pupila del extraño.

Amor y
Traición

Tonada Fúnebre para los Devotos
Amantes

Un trillón de pájaros,
escarban,

Intensamente escarban,

Trillones de pájaros,

Plumas como palabras,

Piojos en tu barriga,

Trizado el espejo, trizada la vida.

Pienso en ti, me desnudo, pienso en ti, me
arrodillo.

Mi cabeza detrás de un
crepúsculo.

Allá abajo el grito de mis hijos.

Rezo profusamente, rodilla en tierra.

"Ilumíname, oh, Cristo,
ilumíname".

Un trillón de árboles brotan desde
dentro.

Afuera, la tempestad, los diarios, los
automóviles, los hipócritas amantes.

Adentro, un tormento, adentro está mi vida
consumiéndose.

No quiero palabras de amor.

Entonces: ¡mátame!, ¡mátame!,
extirpa mis ojos con alicate.

Sé que esta parábola es árido
sarcófago.

Los muertos son mis hijos, mis pobres hijos.

Estoy triste: las luciérnagas no habitan mi
mundo:

Arañas, gusanos y murciélagos.

Ah, ¡no!, ¡no!, salid de mi cabeza, salid de
mis sueños.

Estoy atrapado, ¡matadme!, piedad, oh,
piedad.

¿Qué significan estos
símbolos?

¿Qué recuerdos son

Estos que invaden los pórticos de mi
casa?

Estoy desnudo: mi corbata y mi sombrero son lagartos
devorando sueños infantiles.

Mis hijos lloran, los ovarios tiemblan,

El pavor se apodera de mí,

La putrefacta oquedad de una lágrima retumba
más acá de los aullidos de los
pájaros.

Observo intensamente un trillón de
luciérnagas titubeantes.

Piedad, oh, piedad.

Estoy triste porque los perros devoran los huesos de mis
hijos.

Perros con alas de gaviota, perros con alas de puercos
hambrientos de traición.

Estoy aquí, tan triste como siempre.

Triste, triste, triste pero colmado de amor.

Ah, ¿amor?

¿Qué puedo decir?

"¿Amor?"

Cuerpo con Acueducto de Duende
Amarillo

Me quiebro el espinazo mientras mis hijos vomitan
cáscaras de huevo.

Me quiebro la espina dorsal mientras invoco tu
nombre.

El origen es un grano de dulzura:

"Maestro", me dices, "Mi dulce Maestro".

La locura pertenece al reino de los
alucinados.

El vientre, las caderas, los ojos inyectados en
sangre.

Mi pobre esqueleto no resiste tanto tormento.

No te equivoques: no sufro "angustia".

Agonizo. Me ensarto la quijada… de mis pobres
hijos.

Un meteorito deshace el llanto de la madre
abandonada.

Estoy rodeado de llanto, estoy rodeado de
mito.

Estrellas, ¡el cosmos!, la dulce agonía
amorosa.

Mis hijos duermen bajo la luna menguante.

Es horrible decirlo pero estoy enamorado.

Es horrible contener el estallido del
corazón.

La tristeza no es por mí sino por las
estrellas.

La tristeza no es por mi sangre, sino por el sol, por la
luna, por los espejos rotulados en la mixtura infinita del marido
traidor.

"Alma gemela", gime el espectro de un Dios nacido
ateo.

"Alma gemela", ¡esperpento del destino!,
¡monstruo maldito! con ojos de pescado, vomitando las
vísceras de mis pequeños
vástagos.

 

Tan Triste Estoy, qué Quisiera
Morir

Me atormentan los llantos.

"Dedos de árbol", me llaman.

Mis hijos me abrazan.

"Quiero convertirme en monje".

Es mentira, yo sé que todo es mentira.

Hoy cumplo treinta y seis años.

Soy como Judas o como Cristo profetizando la
traición.

"Dedos de árbol", me llaman, pero carezco de
raíces.

Estoy triste. Allá a lo lejos

Una "princesa" eremita piensa en mí.

Los barrotes son las paredes ensangrentadas de su
hogar.

Estoy triste pues preparo la traición.

Hombre y mujer, pero también están mis
hijos.

"Dedos de árbol", me llaman.

Mis hijos son los frutos silvestres.

El árbol se ha convertido en un
"príncipe"

Sin armadura sin caballo sin castillo ni
honor.

Soy como Cristo o como Judas profetizando la
traición.

Quizá las treinta monedas las regale a un mendigo
o a un monje loco.

Quizá me ahorque con un lienzo de aceitunas en el
huerto de la videncia.

Pero allí estarán mis frutos
colmándome de vergüenza.

Pero mi corazón arde. Soy como Juana de
Arcos

Quemada en la hoguera.

 

Himno Amoroso

Gajos de uva son tus ojos.

Acantilados, como serpientes, son tus dedos.

Estamos rodeados de un pellejo sideral:

Son tus caderas de arbusto,

Seduciéndome, incorporándome a lo
cósmico.

Mi corazón es un meteorito ardiente.

Refugiarme entre los estallidos nucleares de tus
ojos

Es el principio de toda química entre tú y
yo.

Hundirme en el sabroso magma de tu silencio

Es lo que quiero.

Me devoras con tu aliento de "princesa
encantada".

Me devoras, lentamente, como si el universo se
precipitara hacia dentro,

Hacia lo incognoscible, hacia lo primario, hacia lo
incomprensiblemente amatorio.

Pero allí estás tú, ¡madre
sol!, alumbrándome

Con tus dedos de serpiente.

Tus ojos son dos lunas como pellejos de
cordero,

Devorados tiernamente,

Entre las ramas de los árboles de un bosque
encantado.

Allí están tus dedos de raíz
perdurable.

Allí están tus manos carcomiendo nuestra
espina dorsal.

Tienes miedo, tanto miedo de perderme

Como si estalláramos más allá de mi
ardiente corazón:

Danzando, cósmicamente, hacia la tierra o hacia
la no existencia.

 

Rotura Cósmica

Si pudiera acorazar tus ojos:

Hilillos de esperma contendría la fonética
que nos desnuda

En soledad.

Eso eres tú: aire, aire, aire.

Tengo dedos que trepan árboles.

Tengo palabras que nombran torbellinos de
esperanza.

Cada singular extracto de abeja es un capricho de
muchacha que excede mis fuerzas humanas.

Tú estás en mis sueños, en mi
sangre, en mis amores clandestinos.

Infinitas colmenas de aguijones prometen extinguir esta
agonía.

Yo, desespero, pues no hay estrellas ni universos que
contengan nuestro espanto.

No hay extensión de cuerpos ni caricias para
cosechar entre lunas con ardid de muchacha amorosa.

Yo soy el sembrador pero la Virgen nos condena a tierra
estéril.

Los aullidos de este poeta no culminan en
holocausto.

El sangramiento es de mis venas.

Mujer
Mística

Para Una Mujer Resucitando desde el Útero
Divino

Mujer montaña con dedos de alfiler:

Misterio es tu rostro,

Un cíclope o un caracol a la deriva:

Allá abajo están los hombres,

Allá abajo están los
tentáculos.

Un abismo es tu rostro:

Yo he visto tus facciones

Fisionándose en el magma lumínico de las
nubes.

He visto el maremoto agrio de tu cabello

Cubierto de nieve pero también de sol.

Te he llamado "mi hermano".

Tú has penetrado

La gélida cruz del vidente.

He ofendido al misterio.

Soy un racimo de uvas vinagres:

Las mismas que Cristo bebió en la
cruz.

Disculpa mi ropaje:

Voy por el mundo destrozando todo lo que
toco.

Mujer montaña con dedos de
mantequilla:

Tu rostro es de acero

Recubierto de un espejo roto.

¿Cuánto sufrimiento?

¿Cuántos cadáveres en los residuos
de tu vida?

¿Cuánta sombra?

¿Qué dualidad nos ha llevado a la
unificación de un sonido rebotando en el magma del
río de la vida?

Mujer montaña: eres la sombra de un ángel
caído, pero en el aterrizaje no te has roto los
huesos:

Has llenado nuestras vidas de misterio.

 

Invocación

Hormigas son las hebras de tu cabello:

Curvarse he visto el horizonte:

Detrás de la oscuridad

Llamaradas de hormigas trenzaban la noche
estrellada.

Invocaste mi nombre y yo te llamé
"árbol".

Invocaste mi espíritu y yo te llamé
"fuego".

Tu pecho es una lágrima:

No somos locos:

Somos los sobrevivientes del Arca de
Noé.

Tantos rostros tiene tu rostro,

Tantos

Como lunas menguantes.

Amas el silencio,

Yo también amo el silencio

Pero estoy rodeado de chillidos y ladridos de hembra
herida.

Te he llamado con mi voz interior:

Tú has hablado con Dios y él te ha llamado
por mi nombre.

La ecuación perfecta no existe,

Tampoco el exterminio del hombre,

El susurro de un pájaro y el estallido de las
alas de un insecto

Me han revelado el secreto del tiempo.

Nada es eterno, es cierto, pero nuestro tiempo es
eterno.

Yo soy el sembrador:

Tú vienes a socavar al hombre de la
tierra;

Y yo vengo a desembrar a la mujer de la
tierra.

Algún día tu cuerpo será como el
rocío de madrugada,

Tu cuerpo será uno más entre la
multitud;

Ni miedo ni agujas ni autoflagelación,

Tampoco habrá una lágrima
divina

Pues habrás comprendido el ciclo mágico de
la vida.

¿Qué es vida?, me preguntas.

Las respuestas están escritas

En las llaves perdidas de mis palabras.

Sin embargo, yo no existo,

Pues aún no soy hormiga trepando el dulce
arabesco de tu cuerpo.

 

Palabras que Nacen

Provengo de un mundo saturado de
imágenes:

La pregunta no radica en la bondad del poeta;

La respuesta es tu armadura.

Los ojos de Dios también habitan el
abismo;

De hecho, Dios es abismo.

He visto, o más bien, he presentido el tajo
horrendo que llevas en el pecho:

Tu sangre no es roja,

Tu sangre es azul.

El cuchillo que rompió mis vértebras fue
forjado por mis manos.

Realmente eres inmaterial, no le tengas miedo al
mundo.

En el hueco de mis labios están escritos los
signos cabalísticos que nos incitan a la
reproducción de la raza humana;

Pero el amor no habrá culminado el
ciclo

Pues el amor es…

Caos.

Y Dios ama

El caos.

Tendría que explicarte el significado exacto de
la palabra "caos"

Para poder abreviar el sentido del sin
sentido.

Ahora bien, tu cabello es una vorágine de
estrellas nacientes,

Y tus manos, planetas desencajados.

Tu piel no produce sudor pues aún no hay vida en
tu corazón:

Yo soy la carne brotando desde el fin del
mundo

Y tú eres un prodigio de esferas
cuánticas.

Mi mente es un remolino,

Hazla callar con tus

Rezos.

Detrás del eco de tus palabras

Habita el silencio de mis profecías.

Me despido para no morir sino para hallarte en el
rincón más absurdo de mi existencia.

¡Qué Dios nos ampare!

 

Nos Provoca el Viento Hacia la Vida

Amo tu rostro.

Idolatro cada segmento de tus ojos como hiedra
marchita.

Ten compasión de tu corazón.

El cadáver de los amantes nos impide el
crecimiento.

Aquí yo llevo más de mil años
esperándote.

No cometas los errores que provocaron la
destrucción de Hiroshima.

Yo estuve allí, entre las sombras.

Idolatro el arco pigmentado de tu nariz.

A veces es un martillo. Otras, un caracol.

Idolatro tu cabello girando desde dentro hacia
fuera.

Enredándome…

Enredándome…

Tantas vidas que nos han separado.

Tantas vidas…

Tengo unas tijeras adiamantadas

Con las que Dios cortó

El ombligo de nuestros padres.

Con ellas he destrozado el cristal roto de tus
pestañas.

No tengas miedo de morir; más bien, ten miedo de
no revivir.

Déjate llevar por las manos del
misterio.

Yo conduzco un Zeppelín

Tan raudo como el viento.

Son mis manos, más bien.

Son mis manos…

 

Estuve Contemplando el Paraíso

Tan hermosa eres.

Tan hermosa

Como si, de improviso, nos refugiáramos en una
galaxia

Estallando…

Desde cada contorno de tu cuerpo,

Estallando…

Desde cada teléfono descolgado con
furia,

Estallando…

Desde cada comunión con ángeles de
cimitarra con ojos arácnidos.

Tan hermosa eres.

Tan hermosa e inmaterial…

Que podría estarme mil años
esperándote.

Eres la hija de un hermano perdido en una batalla
nipona.

Eres la madre de aquellos que hemos desatado el ombligo
de Dios.

Tan hermosa eres.

Tan hermosa…

Que un trillón de lapsos humanos estuve
contemplando

Un instante

Del latido de tu corazón.

Mi pecho sostuvo el magma ardiente que nos saturaba de
la corriente sanguínea del océano.

Yo besé, en secreto, los tesoros
(energéticos) de un mago hechicero.

Os he llamado mi "alma andante". Os he llamado
"angustia".

Tan hermosa eres.

Tan hermosa y celeste

Como el universo.

 

Habitando el Recuerdo de Nuestros
Corazones

Morías, pero yo estuve allí para resucitar
aquello, que a Dios nos atoraba, desde el principio del
mundo.

Tuve miedo. Sin embargo sé, que en la tronadura
del viento,

Llevas inscrito, como un pañuelo atado a la
cintura,

El sagrado sonido

Del río de la vida.

Jadeabas, como un elefante dispuesto en hileras de
huesos en un cementerio de paquidermos blancos.

Con mi boca,

Que contiene plasma inhumano,

Pude rearticular el grosor de una rosa llamada
"Nara".

Un instante, un pedazo de piedra triangular
atosigándonos.

Yo estuve allí resucitando aquello
que,

Habíamos extraviado

En el pantano del sin sentido de la vida.

De ningún modo fue, el rito inmemorial de los
amantes,

Ni el odio de los vencidos.

Tampoco tengo respuestas, es cierto.

Ni escarabajos arácnidos ni besos
divinos.

 

Me Repudias, Amor Mío

Amo el crepúsculo

Que como una aguja, que destila sangre,

Nos atormenta de colores

En un rapto de cuerpos y de aromas

Como la lluvia goteando

Desde la tierra hasta tus ojos,

Como la punta de un iceberg

Que clavas en mi espíritu.

Amo el vértice de tu nariz.

Amo el delirante escupitajo que hiere mi
alma:

"Nada quiero, ni amigos ni amantes".

No existen palabras ni planetas con dientes de
ratón.

No existen esclavos ni torcazas ni mantras ni
apoderamientos lunáticos.

Vivir sin ti es un karma pues mi alma se extiende
barbárica en pantanos donde no habita Dios ni el
demonio.

He hallado consuelo, sin embargo.

He hallado un caracol con rubios cabellos como el
mar.

Eres tú, oh, Nara, eres tú, la galaxia
naciente,

En el dorso paradójico de mis manos.

Con ellas he acariciado el rostro de Dios.

He acariciado el triángulo efímero de lo
irreal.

Mujer
Otoñal

Flores de Otoño

He llegado con la quemadura de siglos
reventando

En la picadura de un insecto.

He llegado adormecido, con llanto de
traición.

Mi cuerpo fue un charco desvaneciéndose en el
tejido del Zen.

Allí, mil ojos clavaron aromas de
incienso;

Sin embargo, la Luz de Sofía pudo desatar el gong
de un tambor llamado "esperanza".

Yo estuve allí quemando mi sangre

Para que las heridas no coagularan, sino,
fluyeran,

Como hojas de otoño,

Como quejidos de una muralla que desconoce la sombra de
la palabra "amor".

He llegado con armadura de aire.

He llegado con mis dedos, con mis desastres, con mis
orejas, con la voracidad de un Buda carnívoro, con mi
pecho, con mis piernas.

Para tu cuerpo: no soy el "Hermano
León";

Para tu cuerpo soy…

"Abismo".

 

Aroma a Multitud

Cuerpos acariciándose con alas de
crepúsculos tan extensos como la boca de un pez que yace
entre los molares,

Cuerpos que lloran de felicidad,

Cuerpos atizados de sudor, cuerpos alocadamente
enredándose con uñas y lenguas
invertidas,

Cuerpos como gajos de uva, cuerpos ebrios,

No sólo ebrios sino, borrachos.

Es una lágrima o quizá ¿un
espejo?

Es un destello del sol o quizá ¿un reflejo
de tus ojos?

Me desdoblo: ya no es mi cuerpo, o mi lengua, o mi
sexo,

Otro es quien goza, pero también es otra quien
goza de mí,

Ya no somos dos,

Somos multitud de seres
multiplicándose.

Sofía contiene a Mauricio; y nuestro amor
contiene al mundo.

Escupes la galaxia que me fue obsequiada en
invierno.

Escupes las palabras que nombran pájaros
renaciendo de las cenizas.

Cuerpos, cuerpos, cuerpos,

Mi sexo arde,

Una pirámide es la entrada de tu alma;

Pirámide colmada de espermios.

No puedo nombrar, el verbo es inútil,

Cuerpos, cuerpos, cuerpos,

Ya no hay fuerzas ni siquiera elementos
efímeros,

Es la totalidad,

Es tu sonrisa,

Es un beso y el aroma a multitud.

 

Para Sofía de un Amante
Desmemoriado

De noche, como un náufrago,
serpentino,

Desesperado, tan dormido como Lázaro,

Con los ojos atornillados, con engrudo y
cemento,

Un pájaro claveteando párpados, bocas,
carne sarmentosa.

De noche, errabundo como un fantasma,

Alocadamente efímero, leopardo, rata de
alcantarilla,

Besa qué besa labios aparatosamente carnales pero
sonámbulos.

Recuerdos no existen, ni esperma con torrentes de
océano,

Desesperado, inmarcesible, marinero en
naufragio,

Ronca qué ronca, un centenar de huesos
besuqueando las decrecientes costillas de
Sofía.

Acantilado, cinco treinta de la madrugada:

Amor de pesadilla,

Oscuridad,

Dormido como Lázaro,

Besa qué besa, roncamente, de
ronquido,

Babeando a Sofía, tan lánguido, tan
almidonado,

Macho extinto bufando estrellas calcinadas:

Ni siquiera luz, ni tinieblas,

Sólo un tambor con quejumbre de
naufragio.

 

Oda a Tus Ojos

Con destellos de mariposa

Que en tus ojos habita

Me embriago.

Resplandecientes otoños

Son tus párpados delicados:

Déjame pernoctar en el rubio ceniza que cubre
como un arco iris tu sonrisa;

Déjame adentrarme en el brote celestial de tus
labios que brillan como una rosa;

Deshojándome,

Palpitando,

Consumiendo el néctar que habita en nuestros
cuerpos.

Yo te nombro desde mi corazón;

Árbol soy y mi sombra son tus
raíces;

Árbol soy y lo prohibido del fruto es nuestro
amor.

En el desierto mis huellas acarician tu
figura.

En el desierto yo te nombro con mi
respiración:

Aire, aire, aire, toda eres de aire.

El parpadeo de la mariposa que habita en tu
pupila

Deshace la contradicción de las brumas que
habitaron mi alma;

La tempestad lentamente parpadeando como una barcaza de
papel

Va penetrando el estallido de un reloj solar.

No hay sombras en el arco de tu sonrisa

Pues el nombre que posees es tan secreto como nuestro
amor.

De barro no eres, ni retoños ni acantilados hay
en tu rostros de cometa errante.

Mis dedos son la herradura del tiempo

Que nos permite habitar el mundo

Donde la carne no posee sustancia.

Aire, aire, aire,

Embriagándonos y deshojándonos o
quizá resplandecientes de amorosa
agonía.

Aire, aire, aire.

Yo te nombro ebrio de nostalgia y de hojas secas de
otoño,

Yo te nombro para que existas en mi corazón de
leopardo;

Yo te nombro con alaridos que permiten la persistencia
del universo.

Te nombro con dedos que penetran el misterio que habita
en tu cuerpo;

Dentro de mil años hallarán las cenizas de
nuestro amor.

Dentro de mil años nos habremos bañado en
risas y lágrimas.

Yo te nombro, amada Sofía, en un instante como
una raíz sagrada que brota del mismísimo vientre de
Dios,

Yo te nombro en la quietud de la tempestad.

Yo te nombro como si tus manos y mis manos formaran un
laberinto

Donde ni sombras ni sonidos ni esperanzas
habitan.

Sólo un cristalino atardecer deshaciéndose
en el río de la vida.

Sabiduría

Permanencia

Me impresiona la sabiduría de Dios;

Atónitas son mis palabras:

Una pulsación de mi corazón contradice la
materia.

Expresar no puedo, pues el secreto ratifica la
materia.

Mi corazón yace entre los escombros de mis
anteriores vidas.

Existir, sólo existir,

Como si aquello que nos santifica

Permitiera la dualidad:

Tierra/universo,

Dialéctica/fe

En lo absoluto y en lo desconocido.

Ya no soy el mismo, nada es lo mismo.

Bañarse en las mismas aguas es posible. Es
más: las aguas son las mismas en toda época y en
todos los ríos.

Extender mis alas es una metáfora. Extender mi
cuerpo es una verdad.

Nada nos separa del Padre.

La Nada es la totalidad de lo que existe y de lo que no
existe.

Esto que digo es una contradicción, ya que nada
es comprensible y todo es comprensible.

La explicación no la poseo; ¿quizá
tú?, ¿quizá yo?

Sin embargo: el canto de un pájaro existe. La
diferencia radica en que ese canto es imperecedero, en toda
época y en todo tiempo.

 

Himno Sagrado

Impongo un solemne canto ebrio de amor,

La inmovilidad tremenda transgrediendo lo
estático,

¡Tiempo!, ah,

Desconozco la palabra tiempo;

En tantas partes como un cometa,

En tantas partes,

Ebrio;

En lo cósmico fugitivos,

Anhelantes de vida y de luz.

Ah, la Luz;

¡Luz!, ¡Luz!, ¡Luz!,

En un inmanente torbellino demencial.

Ah, Luz, Luz, más Luz.

 

Invocación

Estoy cansado de morir cada día.

Estoy cansado de esta penumbra.

Me muero por estar vivo nuevamente.

La enfermedad azota mi cuerpo.

Estoy loco de amor (pero estar loco no es
bueno
).

La verdadera locura es vivir alegremente.

Vivir la verdadera gloria de Dios.

Me sumerjo, y las aguas son pantanosas.

Un beso en la mejilla:

Estoy ebrio de hombres

Vitales,

Hombres de raza humana,

No divina,

De hombres corrientes.

Me estremezco. Me consagro a Dios (todo esto es una
contradicción pues estoy muerto
);

Ya no más un estereotipo de persona:

¡Quiero estar vivo!

¡Quiero permanecer vivo!

¡Quiero vivir!

Tranquilamente

En paz con los hombres,

Con la raza humana, si quieres.

 

Monólogo para el pagano

La locura de ser poseído por Dios,

La locura de ser poseído por
Jesús;

Obstinadamente la locura de ser poseído por
Dios:

Un acordeón, un abismo,

Circundando nuestras mentes enfermizas de
agonía.

La locura de presentir a Dios,

La locura de presentir al Dios inmaterial,

La locura de pernoctar aterrados,

Buscando allá abajo el sagrado cuerpo de
Cristo.

La locura de estar vivos,

La locura de presentir el caos (que no contiene
armonía ni luz
).

¡Un loco no puede habitar en las carnes de un
santo!

La locura no es provocación:

La locura es un destello satírico,

La locura es universo,

La locura es vértigo, que no contiene a Dios sino
al Oscuro.

De los puntos cardinales, la locura desprecia: la
piedad.

Oh, bondad, oh, piedad.

Los hombres son ángeles; y los ángeles,
hombres.

La locura es siniestra,

La locura nos destruye.

Tal vez estemos confundidos,

Tal vez los hermanos nos condenen,

Tal vez la locura del mundo persista en
nosotros,

Para nosotros y en nosotros.

Tal vez la locura es camino de
redención.

No hay locura saludable sin objetivos claros;

La locura puede perdernos; puede asesinar nuestras
mentes.

La embriaguez del hombre, en cambio,

Es una paloma sagrada;

Un himno escalofriante donde el hombre
fornica,

No con la bestia que habita en todo ser
humano;

El hombre, el hombre bueno, digo yo, fornica en
espíritu.

 

Locura de Dios

Holocausto en la flor:

Pergamino;

Conciente e inconsciente el perro ladra.

Morir.

Ah, compenetrarnos: "la solitaria penumbra"

Me sostiene. Mis manos en tus manos.

Ah, gravedad.

Nada existe allí. Oquedad. Universo.

Yo he visto la cólera de la
devastación.

He destrozado los límites;

Y he ganado. Perdedor eres tú.

Ríe, escoria, ríe,

He decido luchar.

¡Ven! ¡Ven!

Atrévete, oh, canalla, yo soy el
destructor.

Oh, Dios, llámame a tu presencia con un
cuerno.

Una gota de sangre fue vertida.

Un ramillete de sugerencias implica adornar el
paraíso.

Descendamos en tropel entonces:

Hallaremos allí, si quieres, la demoníaca
repugnancia.

¿Exiges sangre? Aquí la tienes.

¿Exiges miel? Aquí ya no hay.

La cólera de Dios es inmanente.

El destructor es invencible.

 

Canto Divino

Los ríos florecen en el desierto.

Dios habita allí.

El capullo de una rosa nos permite entregarnos a la
realidad.

Oscuros éramos antes de que estallara la
tormenta.

Ahora estamos en ti, hermano.

Dios creo el Mundo

Pensando en nosotros.

He aquí al Dios Todopoderoso.

Allí habitan los hombres, las bestias y las
flores.

Sólo sé que Dios es un gran
poeta.

Pero Dios está en mí,

Pues antes de que llegáramos

Dios ya estaba en ti, hermano.

Poco tiempo teníamos para rezar.

No había alimento en nuestras bocas.

Nuestros hijos lloraban de hambre.

Dios ha decidido abandonarte, hermano.

Nosotros estamos aquí para revocar la
orden.

El desierto ya nunca más será
desierto

Sino una hoja deshaciéndose en el
vacío.

 

Agonía

Mi vida es una tristeza.

Estoy atrapado entre la locura.

Mi vida es una tristeza.

Estoy atrapado.

Estar libre quisiera.

Defenderme de la agonía.

No morir sino vivir.

Estoy indefenso.

Me siento triste y enfermo.

Este no es un canto.

Es una lamentación.

Mírame, soy un hombre qué
sufre.

He querido desafiar la vida

Pero la vida me ha desafiado a mí.

Llévame, oh, Dios,

Por senderos incautos.

Yo estoy en ti.

Mi vida es una tristeza sin embargo.

Llévame, oh, Dios,

Y sepúltame entre los vivos.

Quiero revivir.

Quiero vivir libremente,

Sin temor, sin angustia, sin locura.

Ayúdame, oh, Dios, ayúdame.

Este es mi suplicio.

Esta es mi gloriosa reconfirmación de
¡Vida!

Llévame para postergar mi muerte.

Estoy triste.

Infinitamente melancólico.

Estoy enfermo.

Ruego a Dios un milagro.

Ruego a Dios por mi vida.

 

Vida de Amor

Un círculo es la muerte:

La vida también es un círculo pero con
brechas, con caminos, con sinagogas.

La vida es en mí lo que en ti también es
vida,

Yo no planteo cantar sino vivir.

Esta es la verdad de mi vida:

¡Vivir!

Hacemos poesía: esta es la vida para
nosotros.

La poesía entonces es un
círculo.

Vastos arenales cubren las huellas.

Los sabios, los poetas, los monjes, los campesinos y los
obreros

Construyen los latidos del orbe,

Nada es tan idénticamente disímil como la
Tierra a un círculo.

Pero Dios ha construido este círculo y
allí habitamos.

Gloria a ti, hermoso Padre mío,

Hallamos consuelo en la vida íntegra,

En las manzanas y en los naranjos donde el poeta escribe
estos versos.

Yo estoy sorprendido de tu nobleza, hermano.

Escuchas este poema. Y ni siquiera imaginas que subyaces
en un círculo llamado vida.

 

Réquiem de Madrugada

Piedad, oh, piedad.

Estoy absorto en la contemplación del
tiempo.

Una babosa es el tiempo.

Estoy absorto en la contemplación del
gusano.

Me desmorono y me demuestro tal cual soy.

Absorto estoy y vacilante al fin.

Puedo querer estar en una ciudad destruida.

Puedo presentir el sol descendiendo.

Las horas son infernales.

Piedad, oh, piedad.

Estoy esperando que las hormigas devoren el
pan.

La cimiente es un óvalo.

Tu cuello, un reguero de sensaciones.

Me sumerjo en el pantano del sufrimiento.

No hay luz sin tinieblas.

Esto es una clarividencia cotidiana.

No hay pantano sin videncia.

 

Anverso

Sofisticada es mi mente,

Sofisticada como un tulipán.

Mi mente es un calvario,

La sangre del Nazareno

La recorre.

Sagrada es mi mente,

Sagrada como un tulipán.

Mi mente es un calvario:

El Nazareno la purifica.

Evitar puedo el viento,

Desnudándome.

Evitar puedo la locura,

Deshojándome.

Nuestro calvario

Es vestigio de mi mente.

Estoy equivocado:

Mi corazón sangra.

Sofisticada es mi mente,

Sofisticada como un tulipán.

Mi mente se deshace:

La recorre el Nazareno

Con sus manos.

 

Cariz Azul

Un hombre desvive su vida,

Ese hombre es un santo,

Vive su vida preparándose para morir.

Se alimenta escuetamente.

Pan, té, a veces café o un cigarrillo
atardeciendo.

Vive la vida precavidamente:

Remedios, doctor, recetas médicas.

Dije que es un santo,

Un santo de los nuevos tiempos.

El hombre escribe este poema en prosa.

No soy yo el hablante lírico.

El hombre es otro en mí mismo.

Es un Borges, un espejismo, un fantasma.

El hombre vive desmedidamente:

Todo acto para él es un acto de fe
ciega.

Es un incrédulo y un creyente.

Vive la vida en un arrebatado adiós.

 

Lactancia

Me dejo morir, escapar por un sendero
intransitable,

Yo no puedo nacer,

Soy el eco de una sabiduría ancestral,

Me llaman poeta pero soy un escribidor,

Mis hijos están allí,
resplandecientes,

Llámame, no me dejes morir.

Yo no puedo nacer, puedo resucitar,

Espérame en lo ignoto; recuerdos, voces;
déjame parir el cántico que abomina de
ensoñación.

Llévame a un pantano donde mueren los hombres de
sabiduría,

Estoy allí, espérame, no muerdas el
talón de Aquiles,

Yo soy el fuego, tú eres el amor sin
condición,

Llévame, estoy parido de huesos que
mueren,

Estoy podrido de certidumbres.

Me quiero morir pero no participo de la
muerte,

Me quiero desintegrar, llorar por mis hijos.

Me quiero morir, desintegremos los ángeles;
llevamos atados al corazón un acertijo;

Estoy esperando la muerte, yo no muero,
resucito,

Llévame a parir ángeles, estoy vivo,
rodeado de palomas,

Estoy acariciando tus pechos,

Yo no sé, tampoco puedo mirar el sol,

Hay luces que son objetos inanimados,

Hay voces que aspiran alucinación,

Estoy perdido,

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter