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Violencia y enfermedad



  1. El
    temperamento
  2. Carácter

El presente artículo,
corresponde al capítulo XV del nuevo libro " (©)
Orígenes de la violencia social y conyugal" del
mismo autor. Su contenido, puede ser copiado y usado por aquellas
personas que lo deseen, siempre que se cite su origen y autor del
mismo.

Es evidente que cuando hacemos referencia a la
relación de la violencia con la enfermedad, nos referimos
a que el desequilibrio en la salud lo padece el que tiene
tendencias violentas, sean del tipo que sean.

Precisamente, con este capítulo, vamos a tratar
de mostrar como existen determinados estados o comportamientos de
violencia asociados, por sus resultados, a desequilibrios de
nuestro cuerpo y mente. Esto mismo lo saben muy bien muchos
hombres y mujeres de ciencia de nuestro tiempo.

Muchas actitudes violentas suelen ir asociadas a
términos como: ira, rabia, mala voluntad, odio,
cólera, brutalidad, crueldad, etc. Sin embargo,
también tienen relación con otras muchas facetas
como: la ambición, la gula, el amor propio, el
egoísmo, los celos, la creencia, el fanatismo, la envidia,
la impaciencia, el orgullo, la vanidad, y muchos otros
más.

Para entender la relación que tiene esta forma de
proceder con la enfermedad, lo primero que tenemos que conocer es
el temperamento que nos caracteriza. Después descubrir la
influencia que este temperamento tiene en los humores del cuerpo.
Y finalmente investigar, si nos interesa saber algo de utilidad
en la vida, cuales son los agentes psicológicos que
componen y sustentan este tipo de temperamento o carácter
personal.

Ahora analizaremos, brevemente, cada una de estas tres
partes mencionadas para entender mejor la idea que tratamos de
transmitir con este capitulo.

El
temperamento

Según la Real Academia
Española.

(Del lat. temperamentum).

m. Carácter, manera de ser o de reaccionar de las
personas.

m. Manera de ser de las personas tenaces e impulsivas en
sus reacciones.

m. Vocación, aptitud particular para un oficio o
arte.

m. Arbitrio para terminar las contiendas o para obviar
dificultades.

m. Biol. Constitución particular de cada
individuo, que resulta del predominio fisiológico de un
sistema orgánico.

Temperamento (psicología) Modo de ser que
predomina en una persona.

Reconocidos médicos antiguos como
Hipócrates y Galeno distinguían, en los humanos,
cuatro tipos de temperamentos diferentes, considerados como
manifestación psíquica de los cuatro humores del
cuerpo: 1) sanguíneo, de estado de ánimo mudable e
inconstante. 2) melancólico, apasionado,
hipocondríaco, con tendencia al mal humor y a la tristeza.
3) colérico, de fuerte voluntad e irritable y 4)
flemático, lento, indiferente apático.

Estos cuatro tipos de temperamentos se
relacionarían con los cuatro humores del cuerpo de la
siguiente manera:

Temperamento sanguíneo: corresponde al
predominio de la sangre: físicamente son individuos de
estatura inferior a la media, buena musculatura, figura
proporcionada. En sus manifestaciones de carácter presenta
tendencia a la irreflexión, es sociable, poco tenaz y
persistente.

Temperamento melancólico: predomina en
él lo que Hipócrates llamaba la "bilis negra", se
conoce también como tipo nervioso. Físicamente es
delgado, de estatura normal o superior a la media, con tendencia
a la palidez.

Temperamento colérico: predomina en su
organismo la "bilis amarilla". De estatura normal o superior a la
media; la piel presenta un tono amarillento.

Temperamento flemático: físicamente
tienen tendencia a la obesidad, aunque pueden existir tipos
delgados.

Carácter

(psicología), conjunto de reacciones y
hábitos de comportamiento que se han adquirido durante la
vida y que dan especificidad al modo de ser
individual.

Como podemos ver el temperamento o carácter se
relaciona, principalmente, con la forma o la manera de ser de una
persona. Por lo tanto, para saber cual es nuestro temperamento,
podemos observar, en nosotros, algunas facetas como las
siguientes:

  • De que forma nos tomamos las cosas que nos agradan o
    nos gustan. Cual es nuestra manera de reaccionar.

  • De que modo nos tomamos las cosas que no nos agradan
    ni nos gustan. Como reaccionamos físicamente, que
    pensamos, y que sentimos a nivel emocional.

  • Como reaccionamos ante una mala noticia.

  • Como reaccionamos ante una buena noticia.

  • Como reaccionamos ante un problema.

  • Solemos gritar o hablar con voz alta.

  • Somos optimistas o derrotistas ante las situaciones
    de la vida.

  • De que manera nos dirigimos a nuestra pareja, a
    nuestros padres o a nuestros hijos. Como es nuestro
    comportamiento con ellos, sobre todo la manera de
    hablar.

  • Solemos interrumpir habitualmente a los demás
    cuando hablan.

  • Solemos ser impacientes ante la espera de algo. Ya
    sea la cola del cine, las deseadas vacaciones, que se nos
    atienda en un comercio, llegar al destino deseado,
    etc.

Lo que tratamos de mostrar o indicar con los puntos
anteriores, no es otra cosa, que, poner atención a como
pensamos, sentimos y actuamos habitualmente en la vida diaria.
Esto nos llevará a saber, en cierto nivel, cual es nuestro
temperamento o forma de ser. Una vez descubierto esto podemos
llegar a descubrir muchas cosas, hasta ahora desconocidas para
nosotros.

A la formación y desarrollo del temperamento o
carácter va asociado el tipo de personalidad que tengamos.
Y esta última se forma con la calidad de la
educación, en la escuela, el hogar y en la calle. Pero
sobre todo con el ejemplo que desde pequeños vemos en los
demás.

Una vez que tenemos el conocimiento del tipo de
temperamento que predomina en nosotros pasaremos a observar
cuales son las bases del mismo. Es claro que la forma de ser o
temperamento de una persona está sustentado o apoyado en
ciertos elementos psicológicos. Estos pueden ser de
diversos tipos.

Veamos si forman parte del mismo alguno de los
siguientes:

? La ambición

? El amor propio

? El adulterio

? El apego

? Los celos

? La calumnia

? La critica

? La codicia

? La creencia

? El derrotismo

? El deseo

? La envidia

? El egoísmo

? El fanatismo

? La frustración

? La falsedad

? La falta de comunicación

? La gula

? La impaciencia

? La ira

? La lujuria

? La mala voluntad

? La mentira

? El miedo

? El odio

? El orgullo

? El pensamiento dictatorial

? La pereza

? El pesimismo

? El rencor

? La represión

? Los resentimientos

? La vanidad

? Etc.

Si hemos conseguido saber cual es nuestro temperamento,
los estados interiores (como pensamos, como sentimos y como
actuamos) por los que pasamos con el mismo y, las bases
psicológicas más visibles que predominan en
nosotros, estaremos preparados para entender mejor que tipo de
desequilibrios físicos y psíquicos nos pueden
sobrevenir si no hay un cambio para mejor en dicho
temperamento.

Ahora veamos una serie de enfermedades y desequilibrios
en la salud, física o psíquica, asociados a formas
de conducta, sobre todo de naturaleza violenta o
agresiva.

No olvidemos, como ya indicamos en el capitulo tres, que
la violencia, se expresa de muchas formas.

La ambición. Esta es la causa por la que
muchos deportistas de alto nivel violentan o fuerzan su cuerpo.
En unos casos con esfuerzos antinaturales. En otros, con
sustancias, llamadas prohibidas. Y en algunos con las dos formas
de forzar o violentar la máquina orgánica.
Después vemos, sobre todo, en las olimpiadas, escenas
terribles cuando se ve a participantes desmayarse o llegar al
final de una carrera en un estado casi fuera de si.

Igualmente cuando se abusa del estudio, forzando nuestro
cerebro más de lo normal, es habitual sufrir como un mal
menor dolores de cabeza. En otros casos la consecuencia puede
dejar secuelas de cierto desequilibrio. Esto les ha sucedido, en
algunos casos, a jóvenes estudiantes. Esto puede ser por
ambición o no, pero lo que si es cierto es que forzar a
cualquier parte de nuestro organismo, más allá de
un equilibrio, es violentarlo.

La gula. Por gula podemos violentar nuestro
cuerpo con excesos que pueden derivar en una enfermedad. Unas
veces podrá ser por el abuso e ingestión de
sustancias liquidas, y otras por comidas demasiado excesivas en
grasas, u otros componentes, que hagan que nuestro cuerpo,
empezando por una digestión pesada, acumule elementos
nocivos que a corto o largo plazo provoquen un desequilibrio
orgánico. Es sabido por muchos que en las famosas fiestas
de navidad se cometen excesos de este tipo, llegando algunos a
producir la muerte de la persona.

El deseo. Las causas que hacen surgir el deseo
sin control, hacen que este provoque muchos estados de ansiedad,
impaciencia, dolores de estómago, etc. Por lo tanto es una
forma de violencia contra la salud. Esto último lo sabe
muy bien nuestro sistema defensivo o
inmunológico.

En este sentido la ansiedad, que particularmente la
denomino como, el deseo desbordado de que suceda algo, o pase,
cuanto antes. Parece ser que esta influye, en que seamos
propensos en contraer enfermedades infecciosas, tales como
resfríos, gripes y herpes. Estamos constantemente
expuestos a esos virus, pero normalmente nuestro sistema
inmunológico los combate, sin embargo, con la ansiedad
esas defensas fallan.

La ira. Esta es una emoción y una actitud
negativa que influye en la salud, fundamentalmente generando
problemas en el corazón.

Estudios realizados en la Facultad de Medicina de la
Universidad de Stanford han descubierto el impacto que la ira
tiene en la función cardíaca: en pacientes que
habían sufrido al menos un ataque cardíaco, cuando
se sentían furiosos e incluso cuando recordaban esos
episodios, se producía una disminución de la
eficacia de bombeo de su corazón, la cual no se
observó con otros sentimientos perturbadores como la
ansiedad. (Goleman, 1996).

Cuando en nuestro temperamento, o carácter
está presente, habitualmente, la ira, a eso lo solemos
llamar temperamento fuerte, o agresivo, si es muy insistente. Y
si encima somos fumadores y de los que tomamos unas copitas,
estamos creando los ingredientes adecuados para que cualquier
día nos sorprenda nuestro corazón con un mal
funcionamiento.

Es evidente que la ira, si esta forma parte de nuestro
temperamento, puede afectar negativamente al corazón.
Pero, sobre todo, si además va asociada a elementos como:
el deseo, el orgullo, la ambición, el amor propio, la
frustración, etc.

En los treinta años que llevo estudiando el
comportamiento humano en las personas y, sobre todo, en mí
mismo, vengo comprobando que la ira es una actitud
psicológica que sale como defensa o adquisición de
algo. Por ejemplo, para obtener por ambición o codicia.
Para defender, por considerar amenazado lo nuestro, lo
mió, por amor propio, orgullo, vanidad, etc. Y siempre que
sale este elemento psicológico es por que no sabemos
reaccionar sin fuerza o sin violencia para defender u obtener
algo. Con esto, simplemente, queremos puntualizar, que, el estado
violento que caracteriza a la ira se manifestará,
más o menos en nosotros, dependiendo de si forma parte, o
no, de nuestro temperamento. Y de esto depende el nivel en que
nos pueda afectar en la salud.

Actualmente existe un nuevo campo de
investigación, al que se le llama
Psiconeuroinmunología (PNI). Esta nueva forma de
estudio se encarga de investigar las interrelaciones
mente-cuerpo. Entre los procesos psíquicos, el Sistema
Nervioso (SN), el Sistema Inmune (SI) y el Sistema Endocrino (SE)
del cuerpo humano. Trabaja desde una perspectiva interdisciplinar
que aglutina diversas especialidades: psicología,
psiquiatría, medicina del comportamiento, neurociencia,
fisiología, farmacología, biología
molecular, enfermedades infecciosas, endocrinología,
inmunología, y reumatología.

El conocimiento de la relación entre estados
psicológicos y desequilibrios en la salud no es nuevo,
más bien es muy antiguo. Recordemos, por poner un solo
ejemplo, aquella cita bíblica que se atribuye a
Jesús el Cristo, cuando dice: "… lo que sale de la
boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. Porque
del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios,
los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. "

Esto viene a demostrar, que, dependiendo cómo
sean nuestros estados psicológicos, (comportamiento
mental, emocional y físico), nuestro temperamento, en
definitiva, así nos podrán afectar más o
menos en la salud. En este sentido tiene mucha importancia el
tipo de forma de ser que nos caracterice.

La vanidad. Cualquiera puede pensar, y es normal
en cierto modo, que la vanidad no hace ningún mal, y
menos, relacionado con la violencia. Sin embargo conviene
recordar que el presente estudio trata sobre los orígenes
de la violencia en toda su extensión. Por eso mismo esta
se puede manifestar a través de causas que
difícilmente podríamos sospechar. Precisamente, por
que la expresión de la violenta es, casi siempre, la parte
final de un proceso psicológico, es decir, que tenemos que
descubrir lo que la origina o hace surgir en nosotros. En esta
labor tratamos de colaborar con este trabajo.

Decíamos al principio de este capitulo que cuando
hacemos referencia a la relación de la violencia con la
enfermedad, nos referíamos a que el desequilibrio en la
salud lo padece el que tiene tendencias violentas, sean del tipo
que sean. En este caso se trataría del tipo de violencia
contra sí mismos. Siendo este tipo de
manifestación, en su crudeza, el propio suicidio y, en su
sutileza, muchas cosas, entre otras, que consideramos,
erróneamente, como placeres humanos.

Entonces que relación puede tener la vanidad con
la violencia.

Veamos algunos ejemplos para verlo más
claro.

Todos sabemos, por que es un bombardeo constante en la
publicidad, que hay muchas personas esclavas de la imagen. Se le
da un valor o importancia, a la misma, desproporcionado.
También sabemos, que, este factor de una imagen
determinada, puede afectar negativamente a una persona. Tal es el
caso de algunas adolescentes, y otras no tan jóvenes, que
llegan a desarrollar el trastorno de la anorexia, causando, en
muchos casos, un grave daño a su cuerpo y a su
salud.

El significado de la misma es el siguiente: la anorexia
—del griego a???e??a (anorexia) siendo a? (an):
partícula negativa, y ?????? (óreksis):
"apetito"— es un trastorno alimentario, que se caracteriza
por la falta anormal de apetito, y que puede deberse a causas
fisiológicas (como por ejemplo, una gastroenteritis), que
desaparece cuando cesa su causa; o bien a causas
psicológicas, generalmente dentro de un cuadro depresivo
(por lo general en mujeres y adolescentes), y que puede ser muy
grave.

En otros casos este culto a la imagen nos lleva a la tan
de moda cirugía estética. Aquí podemos ver
como, principalmente las mujeres, en algunos casos, tratan a su
cuerpo como un "muñeco", al que se le puede poner o quitar
lo que se deseo en cualquier parte. Después, no es
difícil ver, a corto o largo plazo, muchos resultados
negativos, no solo en la imagen sino también en la salud.
En la imagen, por que, a veces, esta se llega a deformar por
tanta manipulación. Y en la salud, debido, a que, desde el
primer momento se está desarrollando una conducta de
dependencia, que, en ocasiones, puede llegar a la
obsesión.

El miedo. Este es otro elemento de estudio muy
interesante. Precisamente por que podemos llegar, como es sabido,
incluso, a morir de miedo.

Volvemos a recordar que toda actitud psicológica,
en nosotros, que pueda producir daño físico o
psicológico es violencia contra sí mismos, seamos
conscientes o no de ello.

Veamos algunos tipos de miedo.

  • Miedo a lo desconocido

  • Al que dirán

  • A quedar mal

  • A decir las cosas de frente

  • Al regaño

  • A la muerte

  • A la enfermedad

  • A la soledad

  • A quedarnos sin trabajo

  • A la pobreza

  • Miedo a vivir el presente. Por eso nuestra mente
    está, casi siempre ausente.

  • Etc.

Muchos estados de estrés son la consecuencia del
miedo. Este influye negativamente, entre otras cosas, en el
sistema nervioso y digestivo. Produce desequilibrios
gástricos, temblores, sudores, aceleración cardiaca
excesiva y descontrol en la retención de la orina y las
heces. Por eso mismo, todos hemos escuchado alguna vez frases
como: se cagó de miedo. O se meó de
miedo.

En este sentido podemos afirmar que el miedo crea
estados violentos para el organismo, que, si son muy habituales
pueden desembocar en una enfermedad. No olvidemos que nuestro
sistema inmunitario sabe, mejor que nosotros, lo que es una
agresión para la salud y, lo que no lo es.

En la comunidad científica ya se acepta que las
emociones tienen cierta influencia en la salud: se reconoce un
vínculo físico entre el sistema nervioso y el
inmunológico, que hace que estos sistemas, sobre todo el
inmunológico dependa del nervioso para su correcto
funcionamiento. Así, las emociones negativas y el
estrés afectan al sistema inmunológico,
haciéndolo más vulnerable; y las emociones
positivas, el buen humor, el optimismo y la esperanza, junto al
apoyo de otros, ayudan a soportar una enfermedad y facilitar su
recuperación. Con esto, se estableció la
relación mente/cuerpo, que permitió el nacimiento
de una nueva disciplina de estudio, la
Psiconeuroinmunnología.

Como no queremos que este capitulo se convierta en un
libro, reflexionemos en como nos sentimos cuando tenemos estados
interiores de envidia, celos, frustración, odio, mala
voluntad, ansiedad, etc. Analicemos si esto nos sienta bien o
mal. Y concluyamos si esta manera de pensar, sentir o actuar es
algo normal, o de daño y violencia para el equilibrio de
nuestro organismo. Pudiéndose la aparición de una
posible enfermedad o desequilibrio psicológico.

Con los puntos anteriores, hemos querido mostrar, entre
otras cosas, varios factores psicológicos que nos llevan a
expresar la violencia contra sí mismos. Y que estos
estados de violencia, grosera o sutil, influyen negativamente en
la salud o armonía orgánica.

Para terminar este capitulo mostraremos dos opciones
que podemos elegir en la vida.
Cada cual que opte por la que
considere más conveniente.

1ª. Violencia.

? Rabia

? Agresividad

? Cólera

? Malestar

? Daño

? Frustración

? Enfermedad

? Destrucción

? Guerra

? Ira

? Furia

? Odio

? Mala voluntad

? Resentimiento

? Coacción

? Represión

? Venganza

? Injuria

? Etc.

2ª. Paz.

? Mansedumbre

? Tranquilidad

? Serenidad

? Armonía

? Bienestar

? Salud

? Buen ánimo

? Buen humor

? Construcción

? Calma

? Apacible

? Sosiego

? Buena voluntad

? Buenos pensamientos

? Buenos sentimientos

? Buenas acciones

? Etc.

La salud es como el mar tranquilo de la
serenidad.

Que se agita cuando sentimos el más
mínimo pesar.

Y estalla en tormenta con la violencia y la
enfermedad.

 

 

Autor:

Francisco Parrilla Benéitez

Investigador, Escritor, Pintor
geométrico….

 

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