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Análisis del libro Marcada (La casa de la noche) de P.C. Y Kristin Cast (página 4)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Dije hola y me senté al lado de la chica llamaba
Elizabeth que reconocí de la clase de Soc. Vamp.
Parecía bastante amigable y ya sabía que era
inteligente. (Nunca hace daño sentarse al lado de alguien
inteligente.)

"Estamos a punto de comenzar la elección de los
monólogos que cada uno de ustedes se presente a la clase
en algún momento la semana próxima. Pero antes,
pensé que te gustaría tener una demostración
de cómo un monólogo que cada uno de vosotros debe
realizar en algún momento de la próxima semana,
pero primero he pensado que os gustaría ver una
demostración de cómo debe representarse un
monólogo, así que he pedido a uno de nuestros
talentosos alumnos de último año que se pase y
recite el famoso monólogo de Otelo, escrito por
un antiguo dramaturgo vampiro, Shakespeare." La Profesor Nolan
hizo una pausa y miró por la ventana de la puerta."Ah, ya
está aquí. "

Se abrió la puerta y oh dios mío de mi
vida
creo que mi corazón dejó de latir por
completo. Estoy segura de que se me quedo la boca abierta como
una idiota. Era el tío más guapo que había
visto nunca. Era alto y tenía el cabello oscuro que
hacía ese adorable rizo perfecto a lo Superman. Sus ojos
eran de un azul zafiro sorprendente y…

Oh. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Era el
tío del pasillo.

"Vamos, entra, Erik. Como de costumbre, entras en el
momento perfecto. Estamos listos para tu monólogo." Se
volvió de nuevo a la clase. "La mayoría de vosotros
ya conocéis al alumno de quinto, Erik Night, y
sabéis que ganó el certamen internacional de
monólogos de La Casa de la Noche del año pasado,
cuya final se celebró en Londres. También
está creando ya expectación en Hollywood,
así como en Broadway por su actuación como Tony en
nuestra producción de West Side Story, del
semestre pasado. La clase es todo tuya, Erik." La Profesora Nolan
sonrió encantada.

Como si mi cuerpo estuviese en modo automático,
aplaudí con el resto de la clase. Sonriente y confiado,
Erik subió al pequeño escenario que estaba situado
en la parte delantera de la gran y espaciosa clase.

"Hola. ¿Qué tal estáis,
chicos?"

Habló directamente hacia mí. Y quiero
decir directamente. Noté cómo me
ponía muy colorada.

"Los monólogos pueden asustar un poco, pero la
clave está en plantarte ante tus versos y entonces
imaginar que estás en realidad actuando con un
reparto completo de actores. Engáñate pensando que
no estás aquí arriba solo,
así…"

Y comenzó el monólogo de Otelo.
No sé mucho acerca de la obra, excepto que es una de las
tragedias de Shakespeare, pero la actuación de Erik fue
increíble. Era un tío alto, probablemente de un
metro ochenta por lo menos, pero cuando él empezó a
hablar pareció hacerse más alto, de más edad
y más poderoso. Su voz se volvió profunda y
asumió un acento que no pude ubicar. Sus increíbles
ojos se oscurecieron y se estrecharon hasta reducirse a unas
rendijas, y cuando dijo el nombre de Desdémona fue como si
estuviese rezando. Es evidente que la amaba, incluso antes de
decir los versos finales:

Ella me amó por los peligros que había
pasado,

y yo la amé por la piedad que mostró
por ellos.

Mientras decía los dos últimos versos, sus
ojos quedaron fijos en los míos y, al igual que en el
pasillo el día anterior, pareció como si no hubiese
nadie más en la sala, -nadie más en el mundo.
Sentí un escalofrío en mi interior muy parecido a
lo que me sentí las dos veces que había olido la
sangre desde que había sido Marcada, sólo que no se
había derramado sangre en la habitación. Tan solo
estaba Erik. Entonces él sonrió, acercó los
dedos a los labios como si estuviese enviándome un beso, y
se inclinó. Toda la clase aplaudió como loca, yo
también. No pude evitarlo.

"Bueno, así es cómo se hace", dijo la
profesora Nolan. "Por lo tanto, hay copias de libros de
monólogos en las estanterías de color rojo en la
parte de atrás de la clase. Cada uno coged varios libros y
empezad a echarles un vistazo. Tenéis que tratar de
encontrar es una escena que significa algo para vosotros-que
llegue a alguna parte de vuestra alma. Estaré dando
vueltas y responderé a cualquier pregunta que
tengáis acerca de los monólogos. Una vez que hayas
elegido vuestros fragmentos, repasaré los pasos que
necesitáis seguir mientras preparáis vuestra
presentación." Con una sonrisa y un guiño
energético, vino hacia nosotros para empezar a buscar a
través de los tropecientos libros de
monólogos.

Todavía me sentía un poco acalorada y sin
aliento, pero me levanté con el resto de la clase, aunque
no podía evitar mirar a Erik por encima del hombro.
Él (por desgracia) se marchaba de clase, pero no sin antes
darse la vuelta y pillarme observándole. Me sonrojé
(de nuevo). Me miró a los ojos y me sonrió
directamente (otra vez). Y luego se marchó.

"Está que te cagas de bueno", alguien me
susurró al oído. Me volví y,
sorprendentemente, la Sra. Elizabeth Estudiante Perfecta se
había quedado mirando a Erik,
abanicándose.

"¿No tiene novia?" solté como un
idiota.

"Sólo en mis sueños", dijo Elizabeth. "En
realidad, se dice que él y Aphrodite solían estar
enrollados, pero llevo aquí varios meses y hace por lo
menos ese tiempo que la relación entre ellos acabó.
Aquí tienes", medió un par de libros de
monólogos. "Soy Elizabeth, sin apellido."

Mi cara era un signo de interrogación.

Suspiró. "Mi apellido era Titsworth. ¿Te
imaginas? Cuando llegué aquí hace unas semanas y mi
tutora me explicó que podría cambiarme el nombre
por el que yo quisiera, supe que iba a poder librarme de la parte
Titsworth, pero luego todo el tema de elegir un nuevo apellido me
agobió demasiado. Así que me decidí mantener
mi nombre y no andar molestándome con un apellido".
Elizabeth sin Apellido se encogió de hombros.

"Bueno, pues hola", le dije. Había gente
realmente extraña aquí.

"Oye", dijo cuando volvimos a nuestras mesas. "Erik te
estaba mirando."

"Miraba todo el mundo", le dije, aunque noté
cómo mi estúpida cara ardía y se
ponía roja de nuevo.

"Sí, pero de verdad que te estaba
mirando." Sonrió y agregó, "Oh, creo que tu Marca
coloreada es genial."

"Gracias". Probablemente tendría un aspecto raro,
como de leche sobre mi cara roja como un tomate.

"¿Alguna pregunta sobre la elección del
monólogo, Zoey?" Me preguntó la Profesora Nolan,
haciéndome saltar.

"No, profesora Nolan. Lo he hecho ya antes en la clase
de teatro del instituto".

"Muy bien. Dime si necesitas ayuda con alguna
aclaración sobre el escenario o los personajes." Me dio
una palmadita en el brazo y continuó dando vueltas por la
clase. Abrí el primero de los libros y empezó a
hojear las páginas, intentando (sin éxito) a
olvidar a Erik y concentrarme en los monólogos.

Había estado mirándome. Pero,
¿por qué? Debía de saber que era yo la que
estaba en el pasillo. Entonces, ¿qué tipo de
interés mostraba por mí? Y ¿Quería
gustarle a un tío que había estado recibiendo una
mamada de la odiosa Aphrodite? Probablemente no. Quiero decir,
desde luego no iba a retomarlo donde ella lo había dejado.
O tal vez sólo sentía curiosidad por el
extraño color de mi Marca, como casi todos los
demás.

Pero no me lo había parecido… me pareció
que me miraba a . Y me había
gustado.

Bajé la mirada al libro que había estado
ignorando. La página está abierta por el
subcapítulo: Monólogos Dramáticos para
Mujeres. El primer monólogo en la página era de
Siempre en ridículo de José
Echegaray.

Bueno, diablos. Probablemente era una
señal.

Capítulo 13

Pude encontrar la clase de literatura yo sola. Vale,
estaba justo al otro lado del despacho de Neferet, pero de todas
formas me sentía con un poco más de confianza
cuando no tenía que pedir que me guiaran a todas partes
como si fuese una novata tonta y desvalida.

"Zoey! ¡Te hemos guardado un pupitre!"
gritó Stevie Rae en el mismo instante en que entre en la
clase. Estaba sentada al lado de Damien, y prácticamente
saltando arriba y abajo con la emoción. Parecía un
cachorro feliz de nuevo, lo que me hizo sonreír. Estaba
muy contenta de verla. "¡Bueno, bueno, bueno!
¡Cuéntamelo todo! ¿Cómo ha ido la
clase de teatro? ¿Te gustó? ¿Te gusta la
profesora Nolan? ¿A que su tatuaje es una pasada? Me
recuerda a una máscara-un poco".

Damien agarró del brazo a Stevie Rae. "Respira y
dejar a la chica contestar".

"Lo siento", dijo avergonzada.

"Supongo que los tatuajes de Nolan están chulos",
le dije.

"¿Supones?"

"Bueno, estaba distraída."

"¿Qué?", dijo. Entonces frunció el
ceño. "¿Alguien te ha avergonzado por la Marca? Es
increíble lo maleducada que es la gente."

"No, no ha sido eso. De hecho esa Isabel sin Apellido
dijo que pensaba que era genial. Estaba distraída porque,
bueno…" noté como me volvía a sonrojar.
Había decidido preguntarles acerca de Erik, pero ahora que
había empezado a hablar me preguntaba si debería
decir algo. ¿Debería contarles sobre lo del
pasillo?

Damien se animó. "Siento que se trata de un
cotilleo jugoso. Vamos, Zoey. ¿Estabas distraída
pooooor…?" Dijo convirtiendo la palabra en una
pregunta.

"Está bien, está bien. Lo resumiré
en dos palabras: Erik Night".

Stevie Rae se quedó con la boca abierta y Damien
fingió desmayarse, de lo cuál tuvo que recuperarse
enseguida, porque en ese momento la campana sonó y la
profesora Penthesilea entro en la clase.

"¡Más tarde!" susurró Stevie
Rae.

"¡Sin falta!" gesticuló con la boca
Damien.

Sonreí inocentemente. Aunque solo fuera porque la
simple mención de Erik iba a tenerlos locos toda la hora,
estaba encantada de haberlo dicho.

La clase de literatura fue toda una experiencia. En
primer lugar, el aula en sí era totalmente diferente de
cualquiera que hubiese visto. Había pósteres y
cuadros raros e interesantes, y lo que parecían obras de
arte originales llenando cada centímetro de la pared. Y
del techo colgaban carillones y cristales-muchos. La profesora
Penthesilea (cuyo nombre ahora reconocía de la clase de
Soc. Vamp. como perteneciente a la más reverenciadas de
todas las amazonas, y a la que todo el mundo llama Profesora P)
era como sacada de las películas (bueno, de las echan en
el canal Sci-Fi). Tenía un pelo rubio-rojizo muy largo,
grandes ojos color avellana, y un cuerpo lleno de curvas que
probablemente hacía babear a todos los chicos (que no es
muy difícil hacer babear a los adolescentes). Sus tatuajes
eran finos, con nudos deltas que bajaban por su cara y hasta
rodear sus pómulos, haciéndolos parecer altos y
espectaculares. Llevaba unos pantalones negros cómodos de
aspecto caro y un cárdigan de color musgo de seda que
tenía bordado sobre el pecho la misma figura de la diosa
que Neferet llevaba. Y, ahora que pensaba en ello (y no en Erik),
me di cuenta de que la blusa de la Profesora Nolan también
llevaba bordada en su bolsillo la misma diosa. Hmmm…

"Nací en abril del año 1902," dijo la
profesora Penthesilea, captando nuestra atención al
instante. Quiero decir, por favor, apenas aparentaba treinta.
"Así que yo tenía diez años, en abril de
1912, y recuerdo muy bien la tragedia. ¿Acerca de
qué estoy hablando? ¿Alguno tiene alguna
idea?"

Vale, sabía perfectamente de qué estaba
hablando, pero no era porque fuera una empollona desesperada por
la historia. Era porque cuando era más pequeña
estaba enamorada de Leonardo DiCaprio, y mi madre me había
comprado la colección completa en DVD de sus
películas para mi duodécimo cumpleaños. Esta
película, en particular, la he visto tantas veces que
todavía tengo la mayor parte de ella memorizada (y no
puedo decirte cuántas veces he moqueado cuando se escurre
de esa tabla y se aleja flotando como un adorable
pirulí).

Miré alrededor. Nadie más parecía
tener idea, así que suspiré y levanté la
mano.

La Profa. P sonrió y dijo, "¿Sí,
señorita Redbird?".

"El Titanic se hundió en abril de 1912.
Fue golpeado por un iceberg a última hora de la noche del
domingo, y se hundió a unas pocas horas más tarde,
el día quince".

Oí a Damien aspirar aire a mi lado, y el
pequeño huh de Stevie Rae. Diablos, ¿de
verdad había estado actuando de forma tan estúpida
para que se asombraran de oírme contestar a una pregunta
de forma correcta?

"Me encanta cuando un nuevo iniciado sabe alfo" dijo la
profesora Penthesilea. "Absolutamente correcto, señorita
Redbird. Yo vivía en Chicago, en el momento de la
tragedia, y nunca olvidaré los gritos y los chismorreos
por los trágicos titulares en las esquinas de las calles.
Fue un acontecimiento horrible, especialmente porque la
pérdida de vidas pudo haberse evitado. Asimismo,
señaló el final de una época y el comienzo
de otra, así como el logro de muchos cambios muy
necesarios en las leyes de transporte marítimo. Vamos a
estudiar todo esto, además de los deliciosos y
melodramáticos acontecimientos de aquella noche, en
nuestra próxima obra literaria, el libro meticulosamente
documentado del Señor Walter Lord, Una noche para
recordar
. Aunque Lord no era un vampiro-y es realmente una
lástima que él no lo fuera", añadió
entre dientes,"sigo encontrando convincente su visión de
aquella noche y su estilo de escritura es muy interesante y muy
legible. Bueno, ¡vamos a empezar! La última persona
de cada fila, que coja los libros para la gente de vuestra fila
del armario grande. "

¡Vale, genial! Esto era desde luego más
interesante que leer Grandes Esperanzas (Pip, Estella,
¡¿a quién le importa?!). Me
situé con Una noche para recordar y mi cuaderno
abierto para tomar, bueno, apuntes. La Profa. P comenzó a
leernos en voz alta el capítulo uno, y la verdad es que
leía muy bien. Ya casi había pasado tres horas de
clase y me habían gustado todas ellas. ¿Es posible
que esta escuela de vampiros fuese algo más que un lugar
aburrido al que tenía que ir obligada todos los
días y en el que, además estuviesen todos mis
amigos? No es que todas las clases en SIHS fuesen
aburridas, pero no estudiábamos a las amazonas ni el
Titanic (¡con una profesora que estaba viva cuando
se hundió!).

Miré alrededor a los otros chicos mientras la
profesora P leía. Éramos unos quince, lo
cuál parecía también la media en mis otras
clases. Todos ellos tenían los libros abiertos y prestaban
atención.

Entonces algo rojo y tupido atrajo mi mirada desde el
otro lado de la habitación cerca de la parte trasera de la
clase. Había hablado demasiado pronto, -no todos los
chicos estaban prestando atención. Este tenía su
cabeza sobre los brazos y estaba profundamente dormido, lo
sabía, porque su cara mofletuda, pecosa y demasiado blanca
estaba girada en mi dirección. Su boca estaba abierta, y
creo que se había babeado un poco. Me preguntaba
qué haría la Profa. P con el chico. No
parecía el tipo de profesora que aguantase a una babosa
que dormía al fondo del aula, pero siguió con su
lectura, intercalando interesantes datos de primera mano sobre el
comienzo del siglo XX, lo cuál me gustó mucho (Me
encanta escuchar hablar sobre las chicas d moda de la
época-seguro que yo hubiera sido una si hubiera vivido en
los años veinte). No fue hasta que la campana estuvo a
punto de sonar y la Profa. P nos hubiera asignado el siguiente
capítulo como tarea y, después, de decirnos que
podíamos hablar entre nosotros en silencio, que ella
actuó como si se diera cuenta del chico dormido. Él
se había empezado a despertar, levantando la cabeza para
mostrar el círculo enrojecido del lado en que su frente
había estado apoyada y parecía extrañamente
fuera de lugar junto a su marca.

"Elliott, tengo que hablar contigo", dijo la Profa. P
desde detrás de su escritorio. El chico se tomó su
tiempo para levantarse y luego arrastró los pies, con sus
zapatos desatados, hasta la mesa de la profesora.

"¿Si?"

"Elliott, estás, por supuesto, suspendiendo
literatura. Pero lo que es más importante, estás
suspendiendo en la vida. Los hombres vampiro son fuertes,
honorables y excepcionales. Ellos han sido nuestros guerreros y
protectores por incontables generaciones. ¿Cómo
esperas completar el cambio hacia un ser que es más
guerrero que hombre si no prácticas la disciplina que se
necesita incluso para mantenerte despierto en clase? "

Encogió sus hombros de aspecto blando.

La expresión de ella se endureció. "Te
daré una oportunidad de maquillar el cero en
participación en clase que has recibido hoy. Vas a
escribir por escrito un breve ensayo sobre cualquier tema que fue
importante en América a principios del siglo XX. La fecha
de entrega del ensayo es mañana."

Sin decir nada, el chico empezó a darse la
vuelta.

"Elliott", La Profa. P había bajado la voz y,
tomada por la irritación, hizo que sonase mucho más
aterradora de lo que había parecido mientras leía y
daba la clase. Podía sentir como el poder irradia de ella,
y me pregunté por qué iba a necesitar ella
ningún hombre que la protegiera. El chico se detuvo y
volvió a girarse.

"No te he dado permiso para irte. ¿Qué
decides sobre el trabajo para compensar el cero de
hoy?"

El chico se limitó a quedarse ahí plantado
sin decir nada.

"Esta pregunta requiere una respuesta, Elliott.
¡Ahora!" El aire a su alrededor chisporroteó con la
orden, haciéndome sentir un cosquilleo en mis
brazos.

Sin parecer afectado, se encogió los hombros de
nuevo. "Probablemente no voy a hacerlo".

"Eso dice algo sobre tu carácter, Elliott, y no
es algo bueno. No sólo te estás fallando a ti
mismo, sino también a tu mentor".

Encogió los hombros de nuevo y se hurgó la
nariz con gesto distraído. "El Dragón ya sabe
cómo soy."

La campana sonó y la profesora P, con un gesto
disgusto en la cara, le hizo un gesto a Elliott para que
abandonase la clase. Damien, Stevie Rae, y yo acababa os de
ponernos de pie y a comenzar a salir por la puerta cuando Elliott
pasó a nuestro lado, moviéndose más
rápido de lo que creía posible que alguien tan
perezoso como el. Chocó con Damien, que iba por delante de
nosotras. Damien soltó un oops y tropezó
un poco.

"Maldito maricón, sal de mi camino,"
gruñó el perdedor, empujando a Damien con el hombro
para pasar antes que él.

"¡Debería darle una paliza a ese
gilipollas!" dijo Stevie Rae, corriendo hacia Damien, que nos
esperaba.

Negó con la cabeza. "No te preocupes. Elliott
tiene grandes problemas."

"Sí, como tener caca en lugar de cerebro", dije,
mirando al fondo del pasillo a la espalda de la babosa. Su pelo
no era desde luego nada atractivo.

"¿Caca en lugar de cerebro?" Damien se
rió y pasó un brazo a través del mío
y el otro a través del de Stevie Rae, llevándonos
por el pasillo a lo Mago de Oz. "Eso es lo que me gusta
de nuestra Zoey", dijo. "Que tiene un gran dominio del lenguaje
vulgar".

"Caca no es vulgar", le dije a la defensiva.

"Creo que se refiere a eso, cariño," Se
rió Stevie Rae.

"Oh". Y me reí también, y realmente me
gustó mucho cómo había sonado cuando el
había dicho ""nuestra" Zoey" como si perteneciera… como
si estuviese en casa.

Capítulo 14

La esgrima era una pasada, lo cual fue una sorpresa. La
clase tenía lugar en una enorme sala junto al gimnasio en
lo que parecía un estudio de baile, con unas paredes de
espejos que iban del suelo al techo. Colgando de este
último colgaban a lo largo de un lado unos extraños
maniquíes a tamaño natural que me recordaban a esos
blancos de tiro en tres dimensiones. Todo el mundo llamaba al
Profesor Lankford, Dragón, o simplemente Dragón. No
me llevó mucho tiempo para averiguar por qué. Su
tatuaje representaba dos dragones cuyos cuerpos, recorrían
como serpientes la línea de su mandíbula. Sus
cabezas estaban sobre sus cejas y abrían la boca,
escupiendo fuego sobre la luna creciente. Era algo
increíble y muy difícil no mirarlo. Además,
Dragón era el primer vampiro masculino adulto que
había visto de cerca. Al principio me sentía
confundida. Supongo que si me hubieran preguntado lo que esperaba
de un vampiro masculino hubiese dicho lo opuesto a él.
Honestamente, tenía el estereotipo del vampiro estrella de
cine en mente, -alto, peligroso, guapo. Ya sabes, como Vin
Diesel. De todos modos, Dragón era bajito, tiene el pelo
largo rubio recogido en una trenza corta, y (a excepción
del dragón de aspecto feroz que tenía tatuado)
tenía una cara agradable con una calida sonrisa.
Sólo cuando comenzó a dirigir la clase a
través de los ejercicios de calentamiento empecé a
darme cuenta de su poder. Desde el instante que sostuvo la espada
(que más tarde descubrí que se llamaba
épée) para el tradicional saludo que
parecía haberse convertido en alguien distinto, -alguien
que se movía con increíble rapidez y gracia.
Fintaba y atacaba y sin ningún esfuerzo hacía
parecer al resto de la clase, -incluso a los chicos que eran muy
buenos, como Damien-marionetas torpes. Cuando terminó de
dirigir los calentamientos, Dragón emparejó a todos
e hizo que trabajaran en lo que él denomina "los
principios". Me sentí aliviada cuando le indicó a
Damien que fuera mi compañero.

"Zoey, me alegro de que te hayas unido a La Casa de la
Noche," Dijo Dragón, dándome la mano según
el tradicional saludo de vampiro amazónico. "Damien puede
explicarte las diferentes partes del traje de esgrima, y yo te
daré unos apuntes para que te estudies en los
próximos días. Supongo que no habrás tenido
clases de este deporte con anterioridad, ¿no?"

"No, no las he tenido", y luego añadí algo
nerviosa, "pero me gustaría aprender. Es decir, la idea de
usar una espada es una auténtica pasada."

Dragón sonrió. "Florete", me
corrigió, "aprenderás como usar un florete. Es el
peso más ligero de los tres tipos de arma que tenemos
aquí, y una excelente opción para las mujeres.
¿Sabías que la esgrima es uno de los muy pocos
deportes en que los hombres y las mujeres pueden competir en
total igualdad de condiciones? "

"No", dije, al instante intriga. ¡Qué
pasada sería darle una paliza a un tío en un
deporte!

"Eso se debe a que el esgrimista inteligente y
concentrado puede compensar con éxito cualquier carencia
perceptible que él o ella pueda tener, e incluso pueden
ser capaces de convertir esas carencias, -como la fuerza o el
alcance-en bazas a su favor. En otras palabras, puede que no seas
tan fuerte o más rápida que tu oponente, pero
podrías ser más lista o capaz de permanecer mejor
centrada, lo que inclinará la balanza a tu favor.
¿No es así, Damien? "

Damien sonrió. "Así es".

"Damien es uno de los esgrimistas con mayor capacidad de
concentración que he tenido el privilegio de entrenar en
varias décadas, lo que hace de él un peligroso
adversario."

Lancé una furtiva mirada de reojo a Damien, que
se puso colorado de orgullo y satisfacción.

"Durante la próxima semana o así, voy a
tener a Damien haciéndote machacar maniobras las maniobras
de apertura. Recuerda siempre que la esgrima requiere un dominio
de las habilidades que son secuenciales y jerárquicas en
la naturaleza. Si una de las competencias no es adquirida, las
habilidades posteriores serán muy difíciles de
dominar y el esgrimista estará en una permanente y seria
desventaja".

"Vale, lo recordaré", le dije. Dragón
sonrió afectuosamente una vez más antes de volver
al trabajo con cada una de las parejas que
practicaban.

"Lo que significa que no te desanimes o te aburras si te
hago hacer el mismo ejercicio una y otra vez."

"¿Así que lo que realmente estás
diciendo es que vas a ser insoportable, pero hay un
propósito detrás de esto?"

"Sí. Y parte de ese propósito será
ayudar a elevar tu adorable culito", dijo con descaro,
dándome unos golpecitos con el lateral del
florete.

Le di una torta y puse los ojos en blanco, pero
después de veinte minutos de atacar de volver a la postura
de inicio y atacar de la postura de principio y cuerda-una y otra
vez-sabía que él tenía razón. El
dolor de mi culo me iba a matar al día
siguiente.

Nos dimos una ducha rápida después de
clase (por suerte, había duchas separadas cubiertas con
cortinas para cada una en el vestuario de las chicas y no
teníamos que ducharnos de forma bárbara y
trágica en un área abierta como si fuéramos
presidiarias o algo así) y después fui corriendo
con el resto de la gente al comedor-más conocido como el
salón comedor. Y quiero decir corriendo. Estaba muerta de
hambre.

La comida consistía en un bufé de prepara
tu propia ensalada, que incluía de todo, desde atún
(eesh) hasta ese extraño minimaiz tan raro, y que ni
siquiera sabe a maíz. (¿Qué es?
¿Maíz tierno? ¿Maíz enano?
¿Maíz mutante?) Me llené el plato hasta
arriba, cogí un gran trozo de lo que parecía y
olía a pan recién horneado, y me senté junto
a Stevie Rae, con Damien siguiéndome de cerca. Erin y
Shaunee ya estaban discutiendo sobre algo que tenía que
ver sobre cual de sus ensayos para la clase de literatura era el
mejor, a pesar de que ambas habían sacado un
9,6.

"Así que, Zoey, cuenta. ¿Qué pasa
con Erik Night?" preguntó Stevie Rae en el mismo momento
en que me metía un buen bocado de ensalada. Las palabras
de Stevie Rae callaron inmediatamente a las gemelas y
concentraron toda la atención en mí.

Había pensado lo que iba decir sobre Erik, y
decidí que no estaba preparada para contarle a nadie lo de
la desafortunada escena de la mamada. Así que me limite a
decir, "Me miraba todo el rato." Pero como tenía la boca
llena de ensalada solo pude decir "Fe firaba fodo el frato".
Tragué y lo intenté de nuevo. "Me miraba todo el
rato. En clase de teatro. Fue un poco, no sé,
extraño."

"Define "me miraba", dijo Damien.

"Bueno, sucedió en el momento en el que
entró a la clase, pero se notó especialmente cuando
se nos estaba ofreciendo un ejemplo de un monólogo. Hizo
una cosa de Otelo, y cuando dijo que el verso sobre el
amor y tal, me miró directamente. Hubiera pensado que era
sólo un accidente o algo, pero él me miró
antes de comenzar el monólogo y, luego otra vez, cuando
salía de la clase." Suspiré y me dio un poco de
vergüenza, incomoda con sus miradas demasiado penetrantes.
"No importa. Es probable que sólo fuese parte de su
actuación."

"Erik Night es el tío más bueno de toda la
escuela", dijo Shaunee.

"Olvídate de eso-es el tío más
bueno de todo el planeta," dijo Erin.

"No está más bueno que Kenny Chesney,"
dijo Stevie Rae rápidamente.

"Bueno, ¡ya esta bien con tu obsesión por
el country!" dijo Shaunee a Stevie Rae antes volver su
atención de nuevo hacia mi. "No dejes pasar esta
oportunidad."

"Sí," repitió Erin. "Ni se te
ocurra".

"¿Escapárseme? ¿Qué se
supone que voy a hacer? Ni siquiera habló
conmigo."

"Uh, Zoey cariño, ¿Le devolviste la
sonrisa al chico?" preguntó Damien.

Parpadeé. ¿Le había
sonreído? ¡Ah, mierda! Apuesto a que no. Apuesto a
que me limité a quedarme ahí sentada y le
miré como una idiota y, quizás, incluso
babeé. Vale, bueno, puede que no babeara. "No sé",
le dije en lugar de la triste verdad, lo que no
engañó a Damien.

Se rió. "La próxima vez
sonríele".

"Y quizá dile hola", dijo Stevie Rae.

"Pensé que Erik solo era una cara bonita", dijo
Shaunee. "Y un bonito cuerpo," añadió
Erin.

"Hasta que lo dejó con Aphrodite",
continuó Shaunee. "Cuando hizo eso, me di cuenta de que
ese chico podría tener algo en el piso de
arriba."

"Ya podemos decir que tiene algo en el piso de abajo!"
dijo Erin levantando las cejas.

"Ajá!" dijo Shaunee, lamiendo sus labios como si
estuviese pensando en comerse un gran trozo de
chocolate.

"Sois unas ordinarias", dijo Damien.

"Sólo nos referíamos a que tiene el culo
más bonito del lugar, Señorita Repipi," dijo
Shaunee.

"Como si no te hubieras fijado", dijo Erin.

"Si empezases a hablar con Erik, eso realmente
cabrearía a Aphrodite". Dijo Stevie Rae.

Todos se giraron y miraron a Stevie Rae como si
acabará de abrir las aguas del Mar Rojo o algo
así.

"Es cierto", dijo Damien.

"Muy cierto," dijo también Shaunee mientras Erin
asentía.

"Así que hay el rumor de que solía salir
con Aphrodite", les dije.

"Sí," dijo Erin.

"El rumor es grotesco, pero cierto", dijo Shaunee.
"¡Lo cual hace que sea aún mejor que ahora le gustes
tu!"

"Chicos, es probable que no hiciera más que mirar
mi extraña Marca," solté.

"Tal vez no. Eres muy guapa, Zoey," dijo Stevie Rae con
una dulce sonrisa.

"O tal vez su marca le hizo mirar, y entonces
pensó que eras guapa y te siguió mirando", dijo
Damien.

"De cualquier manera, el caso es que te ha mirado y eso
desde luego va a cabrear a Aphrodite", dijo Shaunee.

"Lo cuál está bien", dijo Erin.

Stevie Rae hizo un gesto con las manos contra sus
comentarios. "Olvídate de Aphrodite y de tu marca y de
todo lo demás. La próxima vez que te sonría,
dile hola. Eso es todo."

"Fácil", dijo Shaunee.

"Chupado", añadió Erin.

"De acuerdo", murmuré y regresé a mi
ensalada, deseando desesperadamente que el tema de Erik Night
fuese tan pan comido como ellos pensaban que era.

Había una cosa de la hora de la comida en La Casa
de la Noche que era igual que la comida en mi antiguo colegio o
en cualquier otra escuela en la que alguna vez hubiera comido-se
acababa demasiado pronto. Y después la clase de
español fue un poco difusa. La profesora Garmy era como un
pequeño torbellino hispano. Me gustó de inmediato
(su tatuajes tenían una forma extraña de plumas,
por lo que me recordaba a un pajarillo), pero daba la clase
hablando completamente en español. Todo el tiempo. Debo
mencionar aquí que probablemente no he tenido
español desde el colegio, y digo abiertamente que no es
que le prestase mucha atención entonces. Así que
estaba bastante perdida, pero anoté los deberes y me
prometí que estudiaría el vocabulario. Odio estar
perdida.

Introducción a los estudios ecuestres se daba en
la Casa de Campo. Se trataba de un edificio de ladrillo alargado
y de poca altura junto al muro sur, y unido a un enorme ruedo
cubierto para montar. Todo el lugar tenía ese olor a
serrín y a caballos que se mezclaba con el cuero para
formar algo que resultaba agradable, aunque sabía que
parte de ese "agradable" aroma era caca-caca de
caballo.

Algo nerviosa, me encontraba con un pequeño grupo
de chicos dentro del corral, donde un estudiante de último
curso alto y de gesto serio nos había indicado que
esperásemos. No éramos más de diez y todos
de tercero. ¡Oh, (genial) ese irritante pelirrojo Elliott,
estaba apoyado en la pared dando patadas al serrín del
suelo. Planteó suficiente polvo como para que la chica que
estaba de pie cerca de él estornudase. Ella le
lanzó una mirada asesina y se alejó unos cuantos
pasos. Dios, ¿es que era capaz de irritar a todo el
mundo
? ¿Y por qué no podía usar
algún producto (o tal vez un peine) en ese pelo
encrespado?

El sonido de cascos desvío mi atención de
Elliott y levanté la mirada a tiempo de ver una magnifica
yegua negra entrar a todo galope en el corral. Derrapó
hasta detenerse a menos de un metro de nosotros. Mientras todos
al mirábamos boquiabiertos, el jinete de la yegua
desmontó con gracilidad. Tenía el pelo espeso uy
abundante que le llegaba hasta su cintura y era tan rubio que
casi parecía blanco, y los ojos eran de un raro tono gris
pizarra. Su cuerpo era pequeño, y la postura que
tenía me recordaba a esas chicas que obsesivamente toman
clases de baile de manera que incluso cuando no estaban en
ballet, permanecían rectas como si tuvieran algo metido
por culo. Su tatuaje consistía una intrincada serie de
nudos entrelazados alrededor de su cara-casi estaba segura que
dentro del diseño azul zafiro se veían
caballos.

"Buenas noches. Soy Lenobia, y esto,"
señaló a la yegua y miró a nuestro grupo de
forma despectiva antes de terminar la frase, "es un caballo". Su
voz retumbó en las paredes. La yegua negra resopló
por la nariz como reafirmase sus palabras. "Y vosotros sois mi
nuevo grupo de tercero. Cada uno de vosotros ha sido elegido para
mi clase porque nosotros creemos que podríais tener
aptitudes para montar. La verdad es que menos de la mitad de
vosotros durará este semestre, y menos de la mitad de
aquellos que permanezcan terminarán siendo jinetes
decentes ¿Hay alguna pregunta?" No hizo una pausa lo
suficientemente grande como para que alguien preguntase. "Bien.
Entonces seguidme y podréis comenzar". Se dio la vuelta y
caminó de vuelta al establo. La seguimos.

Quería preguntar quiénes eran esos
"nosotros" que pensaban que podría tener aptitudes para la
equitación, pero tenía miedo de decir algo y
simplemente fui detrás de ella como todos los
demás. Se detuvo delante de una fila de cubículos
vacíos Fuera de ellas había horcas y carretillas.
Lenobia se volvió para mirarnos.

"Los caballos no son perros grandes. Ni tampoco son esa
imagen romántica de un sueño de las niñas
del perfecto mejor amigo que siempre te
comprenderá."

Dos chicas que estaban a mi lado se movían
nerviosas con aire de culpa y Lenobia las atravesó con sus
ojos grises.

"Los caballos son trabajo. Los caballos requieren
dedicación, inteligencia, y tiempo. Vamos a comenzar con
la parte del trabajo. En el cobertizo del fondo
encontraréis botas para estiércol. Elegid un par
rápidamente, mientras que traemos guantes para todos los
guantes. Después que cada uno coja su propio
cubículo y se ponga a ello. "

"¿Profesora Lenobia?" dijo una chica rechoncha de
cara bonita, levantó su mano nerviosamente.

"Vale con Lenobia. El nombre que escogí en honor
de la antigua reina vampira no necesita otro
título."

No tenía ni idea de quién era Lenobia, e
hice una nota mental para mirarlo.

"Adelante. ¿Cuál es tu pregunta,
Amanda?"

"Claro, eh, sí."

Lenobia miró a la chica y levantó una
ceja.

Amanda tragó saliva de forma audible.
"¿Ponernos a qué, profe… es decir,
Lenobia?"

"Limpiar los cubículos, por supuesto. El
estiércol se echa en las carretillas. Cuando vuestra
carretilla esté llena podéis volcarla en la zona
del abono orgánico junto a la pared de los establos. Hay
serrín fresco en el trastero junto al cobertizo.
Tenéis cincuenta minutos. ¡Volveré en
cuarenta y cinco para inspeccionar vuestros
cubículos!

Todos la miramos estupefactos.

"Podéis comenzar. Ya".

Y comenzamos.

Vale. En serio. Sé que va a sonar extraño,
pero no me importó limpiar mi cubículo. Quiero
decir, que la caca de caballo no tan asquerosa. Sobre todo porque
era evidente que estos cubículos fueron limpiados como
cualquier otro instante del día. Cogí las botas
(que eran grandes chanclos de goma-superfeas pero me
cubrían los vaqueros hasta la rodilla) y un par de guantes
y me puse a trabajar. Sonaba música a través de los
altavoces, -estaba bastante segura de que reconocer el
último CD de Enya (mi madre solía escuchar a Enya
antes de casarse con John, pero luego el decidió que
podría ser de brujería, así que dejó
de escucharla, que es por lo que siempre me gustará Enya).
Así pues, escuché la letra evocadora e inquietante
en gaélico mientras clavaba la horca en la caca. No parece
que hubiera pasado apenas tiempo mientras volcaba la carretilla y
la rellenaba de serrín limpio. Estaba alisándolo
alrededor del cubículo cuando tuve el presentimiento de
que alguien me observaba.

"Buen trabajo, Zoey".

Me sobresalté y me di la vuelta para ver que se
trataba de Lenobia que estaba justo en la entrada de mi
cubículo. En una mano sostenía una enorme y suave,
almohaza para cepillar. En la otra sujetaba la cuerda de una
yegua ruana de mirada inocente.

"Ya has hecho esto antes", dijo Lenobia.

"Mi abuela solía tener un encantador caballo
castrado al que llamé Conejito", dije, antes de darme
cuenta de lo estúpido que sonó aquello. Con las
mejillas coloradas, seguí deprisa: "Bueno, yo tenía
diez años, y su color me recordaba a Bugs Bunny,
así que empecé a llamarle de eso modo y se
quedó con el."

El labio de Lenobia se levantó en un ligero amago
de sonrisa. "¿Y era el cubículo de Conejito el que
limpiabas?"

"Si. Me gustaba montarle, y la abuela decía que
nadie debería montar un caballo a menos que limpiase para
él". Me encogí de hombros. "Así que
limpié para él."

"Tu abuela es una mujer sabia."

Asentí.

"¿Y te importaba limpiar para
Conejito?"

"No, no realmente."

"Bien. Te presento a Persephone," Lenobia hizo un gesto
con la cabeza hacia la yegua que había a su lado. "Acabas
de limpiar su cubículo".

La yegua entró en el y avanzó directamente
hacía mí, pegando su hocico en mi cara y resoplando
con suavidad, lo cual me hizo cosquillas y provocó que me
riera. Froté su nariz y a continuación besé
el suave terciopelo de su hocico.

"Hola, Persephone, chica guapa."

Lenobia asintió en señal de
aprobación cuando vio que la yegua y yo nos
presentábamos mutuamente.

"Quedan sólo unos cinco minutos antes de que
suene la campana de la escuela para señalizar el final de
las clases, así que no es necesario que te quedes como
parte de la clase de hoy, pero si lo deseas, creo que te has
ganado el privilegio de cepillar a Persephone".

Sorprendida, levanté la mirada del cuello de la
yegua, en el que daba palmaditas. "No hay problema, me
quedaré", me oí decir.

"Excelente. Puedes volver a llevar el cepillo cuando
hayas terminado. Hasta mañana, Zoey". Lenobia me
tendió el cepillo, acarició a la yegua, y nos a
solas en el cubículo.

Persephone metió la cabeza en la rejilla de metal
que contenía heno fresco, y se puso a masticar, al mismo
tiempo que yo me ponía a cepillar. Había olvidado
lo relajante que era cepillar a un caballo. Conejito había
muerto de un repentino y terrible ataque al corazón hace
dos años, y la abuela había estado demasiado triste
para comprar otro caballo. Había dicho que "el conejo"
(que es como ella solía llamarlo) no podía ser
reemplazado. Por lo tanto, habían pasado dos años
desde que me había acercado a un caballo, pero todo me
volvió de repente-todo ello. Los olores, el cálido
y relajante sonido del caballo comiendo, y el agradable
shoosh que hacía la almohaza cuando se deslizaba
sobre el brillante pelaje de la yegua.

Estaba tan concentrada que apenas escuché la voz
severa y enojada de Lenobia mientras echaba una tremenda bronca a
un alumno que supuse que era el irritante chico pelirrojo.
Miré por encima de los omóplatos de Persephone y
eché un vistazo rápido al fondo de la hilera de
cubículos. Por supuesto, el pelirrojo estaba repantigado
frente a su cubículo. Lenobia estaba a su lado, con las
manos sobre las caderas. Incluso desde mi perspectiva lateral
pude ver que tenía un cabreo de la leche. ¿Es que
la misión de aquel chico era fastidiar a todos los
profesores del lugar? ¿Y su mentor era Dragón?
Vale, el tipo parecía agradable, hasta que cogió
una espada-uh, quiero decir florete-y cambió de
tío majo a guerrero-vampiro-mortalmente
peligroso.

"Esa babosa pelirroja debe de tener ganas de morir", le
dije a Persephone cuando continué con el cepillado. La
yegua torció una oreja hacia mí y resopló
por la nariz. "Sí, sabía que estarías de
acuerdo. ¿Quieres oí mi teoría sobre
cómo mi generación podría desaparecer con
una sola mano de babosas y los perdedores de país?"
Parecía receptiva, por lo que puse en marcha en mi
discurso de "no procrees con perdedores"…

"¡Zoey! ¡Estás
aquí!"

"¡Oh dios mío! ¡Stevie Rae!
¡Casi haces que me cague de miedo!" Di unas palmadas y
tranquilicé a Persephone, que había dado un
respingo cuando chillé.

"¿Qué demonios estás
haciendo?"

Moví el cepillo en su dirección en su
dirección. "¿Qué te parece que estoy
haciendo, Stevie Rae, la pedicura?"

"Deja de hacer el tonto. El Ritual de Luna Llena va a
empezar en ¿dos minutos?"

"¡Ah, mierda!" Di a Persephone una última
palmadita y salí corriendo del cubículo hacia el
cobertizo.

"Se te había olvidado por completo, ¿no?"
dijo Stevie Rae, sosteniendo mi mano para que no perdiese el
equilibrio mientras sacaba mis pies de las botas de goma y me
ponía mis preciosas bailarinas de nuevo.

"No", mentí.

Entonces me di cuenta de que también había
olvidado el posterior ritual de las hijas oscuras.

"¡Ah, mierda!"

Capítulo 15

A medio camino del Templo de Nyx me di cuenta de que
Stevie Rae estaba inusualmente callada. Miré hacia ella de
reojo. ¿También parecía pálida? Tuve
una escalofriante sensación que me puso la carne de
gallina.

"Stevie Rae, ¿algo va mal?"

"Sí, bueno, es triste y da un poco de
miedo."

"¿El qué? ¿El Ritual de Luna
Llena?" Mi estómago comenzó a dolerme.

"No, eso te gustará-o al menos te gustará
este." Sabía que se refería a en comparación
con el ritual de la Hijas Oscuras al que tenía que ir
después, pero no quería hablar de eso. Las
siguientes palabras de Stevie Rae hicieron que el asunto de las
Hijas Oscuras pareciese un problemilla secundario. "Una chica ha
muerto hace una hora."

"¿Qué? ¿Cómo?"

"Cómo mueren todos. No completó el cambio
y su cuerpo simplemente…" Stevie Rae hizo una pasusa,
estremeciéndose. "Sucedió cerca del final de la
clase de Tae Kwan Do. Había estado tosiendo, como si le
faltase el aliento al comienzo de nuestros ejercicios de
calentamiento. No le di importancia. O tal vez lo hice, pero no
le presté atención. "

Stevie Rae me miró con una liviana y triste
sonrisa y pareció avergonzada de sí
misma.

"¿Hay alguna forma de salvar a un chico?
Después, de que ya sabes, empiecen a-" Me callé e
hice un leve gesto de incomodidad.

"No. No hay forma de que puedan salvarte si tu cuerpo
comienza a rechazar el cambio".

"Entonces no te sientas mal por no haber querido pensar
en la chica que estaba tosiendo. No hay nada que pudieras haber
hecho de todos modos."

"Lo sé. Es sólo que… fue horrible. Y
Elizabeth era tan agradable."

Sentí una aguada punzada en algún lugar
del centro de mi cuerpo. "¿Isabel Sin Apellido?
¿Ella es la chica que murió?"

Stevie Rae asintió, parpadeando fuertemente,
obviamente, tratando de no llorar.

"Es horrible", le dije, con la voz tan débil que
era casi un susurro. Recordé lo considerada que
había sido con mi marca, y la forma en que había
notado Erik me estaba mirando. "Pero si la acababa de ver en la
clase de teatro. Estaba bien."

"Así es como sucede. Por un segundo parece que el
chico que se sienta a tu lado aparenta estar perfectamente bien.
Y al siguiente…" Stevie Rae se estremeció de
nuevo.

"¿Y todo va a seguir como normal, como si nada?
¿Aun cuando alguien en la escuela acaba de morir?" Me
acordé que el año pasado, cuando un grupo de
segundo año había tenido un accidente de coche el
fin de semana y dos de ellos habían muerto, habían
traído orientadores e la escuela e lunes y todos los
eventos deportivos habían sido suspendidos durante esa
semana .

"Todo prosigue con normalidad. Se supone que tenemos que
acostumbrarnos a la idea de que podría pasarle a
cualquiera. Ya lo verás. Todo el mundo actuará como
no hubiera pasado nada, especialmente los de último curso.
Sólo los de tercero y buenos amigos de Elizabeth, como su
compañera de habitación, mostrarán alguna
reacción. Se supone que los de tercero-que somos
nosotros-debemos actuar de forma correcta y olvidarlo. La
compañera de habitación de Elizabeth y sus mejores
amigos probablemente estarán afectados un par de
días, pero luego se supone que volverán a la
normalidad." Bajó la voz," A decir verdad, no creo que los
vampis piensen que ninguno de nosotros es real hasta que
pasemos el cambio. "

Pensé en ello. Neferet no parecía tratarme
como si fuese algo temporal-incluso había dicho que era
una excelente señal que era mi marca ya estuviese
coloreada, y no es que yo tuviese tanta confianza en mi futuro
como parecía tener ella. Pero desde luego no iba a decir
nada que sonase como si Neferet me estuviera dando un trato
especial. No quería ser "la rara". Sólo
quería ser la amiga de Stevie Rae y encajar en mi nuevo
grupo.

"Eso es terrible", fue todo lo que dije.

"Sí, pero al menos si sucede, sucede
rápido."

Parte de mí quería saber los detalles, y
la otra estaba demasiado asustada incluso para
preguntar.

Afortunadamente, Shaunee interrumpió antes de que
pudiese obligarme a mi misma a preguntar lo que en realidad me
asustaba demasiado saber.

"Sólo por favor, dejad de retrasaros tanto,"
llamó Shaunee desde los escalones delanteros del templo.
"Erin y Damien ya están dentro guardándonos un
lugar en el círculo para nosotras, pero ya sabéis
que una vez que empieza el ritual no dejan que nadie más
entre ¡Daos prisa!"

Subimos corriendo los escalones, y con Shaunee
guiándonos, nos apresuramos dentro del templo. El humo del
dulce incienso me rodeó cuando entré en el oscuro
vestíbulo en forma de arco del Templo de Nyx. En ese
instante, dudé. Stevie Rae y Shaunee se dieron la vuelta
hacia mí.

"No te preocupes. No hay nada por lo que debas estar
nerviosa o asustada." Stevie Rae me miró a los ojos y
añadió: "Al menos nada aquí
dentro."

"El Ritual de Luna Llena es genial. Te gustará.
Ay, cuando la vampiresa dibuje el pentagrama en tu frente y te
diga: " Bendita seas" todo lo que tienes que hacer es decirle "
benditas seas"" explicó Shaunee. "A continuación,
nos sigues a nuestro lugar en el círculo." Me
sonrió de modo tranquilizador y corrió hacia la
estancia interior, iluminada por una luz tenue.

"Espere". Agarré la manga de Stevie Rae. "No
quiero sonar estúpida, pero no el pentagrama un signo del
mal o algo así?"

"Eso es también lo que yo pensaba, hasta que
llegué aquí. Pero todo ese royo del mal son
chorradas que las Gentes de Fe quieren que creas para que…
Joder", dijo encogiéndose los hombros, "Ni siquiera estoy
segura de por qué está tan arraigada entre la
gente-bueno, los seres humanos-la creencia de que es un
símbolo del mal. La verdad es que desde hace tropecientos
años, el pentagrama ha significado sabiduría,
protección, perfección. Cosas buenas de ese estilo.
No es más que una estrella de cinco puntas. Cuatro de las
puntas representan los cuatro elementos. La quinta, la que
señala hacia arriba, representa el espíritu. Eso es
todo. No hay hombre del saco en ello ".

"Control". Susurré, contenta de que
tuviésemos una razón para dejar de hablar de
Elizabeth y de la muerte.

"¿Huh?"

"Las Gentes de Fe quieren controlarlo todo, y parte de
ese control consiste en que todo el mundo tiene que creer
exactamente lo mismo. Es por eso que quieren que la gente piense
que el pentagrama es malo." Negué con la cabeza con
desagrado. "No importa. Vamos. Estoy más preparada de lo
que pensaba. Entremos"

Nos adentramos más en el vestíbulo y
oímos un rumor de agua. Pasamos frente a una preciosa
fuente y, a continuación, la entrada se curvaba hacia la
izquierda. En la entrada de gruesa piedra en forma de arco se
encontraba una vampira a la que no reconocí. Iba vestida
por completo de negro, -una falda larga y una blusa de seda con
mangas acampanadas. El único elemento decorativo que
llevaba puesto era la figura de la diosa bordada en plata sobre l
pecho. Su pelo era largo y del color del trigo. Espirales de
color zafiro brotaban del tatuaje de la luna creciente hacia
abajo, recorriendo su rostro sin defectos.

"Esa es Anastasia. Da la clase de hechizos y rituales. Y
es también la esposa de Dragón", susurró
Stevie Rae rápidamente antes de acercarse a la vampira y
llevarse el puño de forma respetuosa al
corazón.

Anastasia sonrió y sumergió un dedo en un
cuenco que tenía en sus manos. Luego, dibujó una
estrella de cinco puntas en la frente de Stevie Rae.

"¡Benditas sea, Stevie Rae," dijo.

"Bendita seas", respondió Stevie Rae. Me dio una
mirada de ánimo antes de que desapareciera en la estancia
llena de humo que habíamos adelante.

Respiré hondo y tomé la firme
decisión de aparta todos los pensamientos sobre Elizabeth,
la muerte y las dudas de mi cabeza-al menos durante este ritual.
Me coloqué con determinación en el espacio que
había delante de Anastasia. Imitando a Stevie Rae, me
lleve el puño al corazón.

La vampira hundió su dedo en lo que ahora
podía ver que era aceite. "Encantada de conocerte, Zoey
Redbird, bienvenida a La Casa de la Noche y a tu nueva vida",
dijo, mientras dibujaba el pentagrama sobre mi marca. "Y bendita
seas".

"Bendita seas", murmuré, sorprendida por el
estremecimiento eléctrico que pasaba por mi cuerpo cuando
la húmeda estrella tomó forma en mi
frente.

"Entra y únete a tu amigos", dijo amablemente.
"No hay necesidad de estar nerviosa, creo que la diosa ya te
protege".

"G-gracias," dije, y corrí al interior de la
estancia. Había velas por todas partes. Enormes velas
blancas suspendidas del techo en candelabros d hierro. Grandes
árboles de velas estaban alineados a lo largo de las
paredes. En el templo, los apliques no quemaban aceite de forma
insulsa en faroles, como en el resto de la escuela. Aquí
los apliques eran de verdad. Sabía que este lugar
había sido una iglesia de las Gentes de Fe dedicada a San
Agustín, pero no se parecía a ninguna que yo
hubiera visto con anterioridad. Además de estar solo
iluminada por la luz de las velas, no había bancos. (Y,
por cierto, no me gustaban par nada los bancos-
¿Podían ser más incómodos?) En
realidad, el único mobiliario en la gran sala era una
antigua mesa de madera situado en el centro que era muy parecida
a la que había en el comedor-sólo que esta no
estaba llena de comida, vino y demás. Esta también
tenía una estatua de mármol de la diosa, con los
brazos en alto, y muy parecido al diseño que llevaban
bordado las vampiresas. Había un enorme candelabro sobre
la mesa, en el que ardían brillantes gruesas velas
blancas, así como algunas varitas de humeante
incienso.

En ese momento, mis ojos captaron el resplandor de las
llamar que surgían de un hueco en el suelo de piedra. Las
llamas bailaban con violencia y su fuego amarillo me llegaba casi
a la cintura. De alguna manera, tenía esa especia de
belleza de un peligro controlado y parecía atraerme hacia
adelante. Afortunadamente, Stevie Rae movió las manos
atrayendo mi atención, antes de que pudiera seguir mi
impulso de acercarse a las llamas, y entonces me di cuenta, me
pregunté cómo no me había fijado en ello
desde el principio, de que había un gran círculo de
personas-tanto estudiantes como vampiros adultos-que se
extendía alrededor de los extremos de la sala.
Sintiéndome nerviosa y atemorizada al mismo tiempo,
obligué a mis pies a moverse, de forma que pudiera ocupar
mi lugar en el círculo junto a Stevie Rae.

"Al fin", dijo Damien en un susurró.

"Siento el retraso." Dije.

"Déjala en paz. Ya está lo suficientemente
nerviosa sin tu ayuda", le dijo Stevie Rae.

Ssshh! Está empezando",
siseó Shaunee.

Cuatro formas parecieron materializarse de entre las
oscuras esquinas de la estancia hasta en convertirse en mujeres
que se dirigieron a los cuatro puntos que había dentro del
círculo viviente, como si fueran las direcciones de una
brújula. Dos más entraron por el sitio por donde
habíamos llegado nosotras. Uno era un hombre alto-bueno,
borra eso-un vampiro alto (todos los adultos eran vampiros), y,
oh dios mío, que bueno estaba. Así que, ahí
tenía un excelente ejemplo del estereotipo del chico
vampiro macizo, en persona y bien cerca. Medía algo
más de metro ochenta y parecía estar sacado de la
gran pantalla.

"Y ahí está la única
razón por la que he cogido esa maldita clase optativa de
poesía", susurró Shaunee.

"Ahí estoy de acuerdo contigo, Gemela," Erin
suspiró en tono soñador.

"¿Quién es?" Le pregunté a Stevie
Rae.

"Loren Blake, el laureado vampiro poeta. Él es el
primer poeta laureado de sexo masculino en doscientos
años. Literalmente," susurró ella. "Y
sólo tiene veintitantos, en años reales, no solo en
apariencia."

Antes de que yo pudiese decir nada más,
empezó a hablar y mi boca estaba demasiado ocupada
quedándose abierta al escuchar el sonido de su voz como
para que hiciese otra cosa que no fura escuchar.

Camina bella, como la noche

De cielos despejados y
estrellados…

Mientras hablaba se trasladó lentamente hacia el
círculo. Como si su voz fuera música, la mujer que
entró con el en la sala comenzó a mover las caderas
y, a continuación, a bailar con gran gracilidad alrededor
del exterior del círculo viviente.

Y todo lo mejor de la oscuridad y la
luz

Resplandece en su aspecto y en sus
ojos…

La bailarina tenía toda la atención de la
gente. Con un sobresalto me di cuenta de que se trataba de
Neferet. Llevaba un largo vestido de seda que tenía
diminutas cuentas de cristal cosidas por todas partes, de modo
que la luz de las velas capturaba casa uno de sus movimientos y
hacía que brillara como un cielo nocturno de estrellas.
Sus movimientos parecían traer a la vida las palabras del
antiguo poema (al menos mi mente aún funcionaba lo
suficiente como para reconocer que era el Camina Bella
de Lord Byron). Enriquecida así por esa tierna
luz

Que el cielo niega al vulgar
día.

De alguna manera, tanto Neferet como Loren consiguieron
acabar en el centro del círculo en el momento en que
él terminaba la estrofa. Después, Neferet
cogió un cáliz de la mesa y lo levantó, como
si ofreciera de beber al círculo.

"Bienvenidos hijos de Nyx a la celebración de la
Luna Llena de la diosa!"

Los vampiros adultos dijeron a coro,
"Bienvenidos".

Neferet sonrió y volvió a depositar el
cáliz sobre la mesa y cogió una larga vela blanca
que ya estaba encendida y puesta sobre un candelero. Luego,
cruzó el círculo hasta detenerse frente a una
vampiresa a la que no conocía, que estaba situada en lo
que debía ser la cabecera del círculo. La vampiresa
hizo el saludo con la mano sobre el pecho antes de darse la
vuelta de forma que le diera la espalda a Neferet.

Chisst!" susurró Stevie Rae.
"Todos nos ponemos de cara a las cuatro direcciones mientras
Neferet evoca los elementos y conjura el círculo de Nyx.
El este y el aire van primero."

Entonces, todos, incluyéndome a mí, aunque
estaba un poco lenta, nos giramos de cara al este. Por el rabillo
del ojo pude ver como Neferet elevaba los brazos sobre la cabeza
mientras que su voz sonaba contra las paredes de piedra del
templo.

"Desde el este invoco al aire y te pido que lleves a
este círculo el don del conocimiento para que nuestro
ritual esté colmado de aprendizaje."

En el mismo instante en que Neferet comenzó a
hacer la invocación sentí cómo el aire
cambiaba. Se movía mí alrededor, revolviendo mi
pelo y llenando mis oídos con el sonido del viento
suspirando a través de las hojas. Miré a mí
alrededor, esperando ver que todos los demás estaban
siendo capturados en un mini-torbellino, pero no note que a nadie
más se le revolviera el pelo. Qué
extraño.

La vampiresa que estaba situada al este sacó una
gruesa vela amarilla de entre los pliegues de su vestido, y
Neferet la encendió. La levantó en el aire y, a
continuación, la colocó, parpadeante, a sus
pies.

"Gira a la derecha, para el fuego," susurró de
nuevo Stevie Rae.

Nos giramos y Neferet continuó. "Desde el sur
invoco al fuego y te pido que ilumines este círculo con el
don de la fuerza de voluntad, para que nuestro ritual sea
vinculante y poderoso."

El viento que había soplado suavemente contra
mí fue sustituido por una sensación de calor. No
era excesivamente incómodo, sino que era más como
ese sofoco que se siente cuando entras en una ducha caliente,
aunque era lo suficientemente cálido para hacer que un
ligero sudor cubriera mi cuerpo. Miré a Stevie Rae.
Tenía la cabeza ligeramente levantada y los ojos cerrados.
No había señales de sudor en su cara. La intensidad
del calor subió de repente y giré la vista hacia
Neferet. Había encendido una vela roja grande que
Penthesilea tenía en su poder. Entonces, como había
hecho la vampiresa que miraba al este, Penthesilea la
levantó en ofrenda antes de ponerla a sus pies.

Esta vez no necesite que Stevie Rae me diera de nuevo
con el codo para que me girase de nuevo a la derecha, de cara al
oeste. De alguna manera supe, no solo que teníamos que
girarnos, sino que también que el siguiente elemento que
sería convocado iba a ser el agua.

"Desde el oeste invoco al agua y te pido que
bañes este círculo de compasión, para que la
luz de la luna llena pueda ser usada para otorgar curación
a nuestro grupo, así como comprensión."

Neferet encendió la vela azul de la vampiresa que
miraba al oeste. La vampiresa la levantó, y lo puso a sus
pies mientras el sonido de olas llenaba mis oídos y el
olor salado del mar inundaba mi nariz. Con entusiasmo,
completé el mirando al norte y supe que iba a abrazar la
tierra.

"Desde el norte invoco a la tierra, y te pido que hagas
crecer en este círculo el don de la manifestación,
para que los deseos y oraciones de esta noche tengan su
fruto."

De repente pude sentir la suavidad de una pradera
cubierta de hierba bajo mis pies, y olí el heno y
escuché el canto de las aves. Una vela verde fue encendida
y colocada a los pies de la representante de la
tierra.

Supongo que debería estar asustada de las raras
sensaciones que me recorrían, pero me llenaron de una
ligereza casi insoportable- ¡me sentía
bien
! Tan bien que cuando Neferet se puso frente a la llama
que ardía en medio de la estancia y el resto nos
volvíamos hacia el interior del círculo, tuve que
apretar los labios con fuerza para no reír en alto. El
poeta guapo de morirse se encontraba enfrente de Neferet, al otro
lado del fuego, y pude ver que sostenía una enorme vela
morada en sus manos.

"Y por último, invoco al espíritu para que
complete nuestro círculo y te pido que os unas con lazos
para que nosotros tus hijos podamos prosperar juntos".

Aunque parezca increíble, sentí que mi
propio espíritu se elevaba, como si tuviera alas de
pájaro aleteando por todas partes dentro de mi pecho,
cuando el poeta encendió la vela con la enorme llama y
luego la situó sobre la mesa. Después Neferet
comenzó a recorrer el círculo por dentro,
hablándonos, mirando a nuestros ojos, incluyéndonos
en sus palabras.

"Esta es la hora de plenitud de la luna. Todas las cosas
crecen y menguan, incluso los hijos de Nyx, sus vampiros. Pero en
esta noche, los poderes de la vida, de la magia, y de la
creación se encuentran en su punto culminante-al igual que
la luna de nuestra diosa. Este es el momento de construir… de
hacer".

El corazón me latía con fuerza mientras
veía a Neferet hablar, y me di cuenta con un
pequeño respingo de que ella en realidad estaba dando un
sermón. Este era un oficio de culto, pero el despliegue
del círculo y las palabras de Neferet se unieron para
emocionarme como ningún otro sermón incluso se
había acercado siquiera a hacerlo. Miré alrededor.
Quizá era la ambientación. La sala estaba neblinosa
por el incienso y había un ambiente mágico con el
parpadeo de la luz de las velas. Neferet era todo lo que una alta
sacerdotisa debía ser. Su belleza era una llama por
sí sola, y su voz tenía una magia que captaba la
atención de todos. No te encontraba a nadie durmiendo en
un banco o haciendo un sudoku a escondidas.

"Esta es la hora en la que el velo entre el mundo
cotidiano y los reinos extraños y hermosos de la diosa se
vuelve más delgado. En esta noche uno puede trascender los
límites de los mundos con facilidad y conocer la belleza y
el encanto de Nyx".

Pude sentir como sus palabras bañaban mi piel y
cerraban mi garganta. Temblé y de repente tuve una
sensación cálida y de cosquilleo en la marca de mi
frente. A continuación, el poeta comenzó a hablar
con su voz profunda y poderosa.

"Esta es una hora para tejer lo etéreo hasta
hacerlo real, de hilar las hebras del espacio y el tiempo, para
traer la Creación. La vida es un círculo,
así como un misterio. Nuestra Diosa sabe esto, al igual
que su consorte, Erebus".

Mientras le escuchaba, resentí mejor con respecto
a la muerte de Elizabeth. De repente no parecía dar tanto
miedo, ser tan horrible. Parecía más como una parte
del mundo natural, un mundo en el que todos teníamos un
lugar.

"Luz… oscuridad… día… noche…
muerte… vida… todo está atado por el espíritu y
el toque de la diosa. Si podemos mantener el equilibrio y
buscamos a la Diosa, podemos aprender a tejer un hechizo de luz
de la luna y a crear con el un tejido de pura esencia
mágica para que permanezca con nosotros todos los
días de nuestras vidas. "

"Cerrad los ojos, hijos de Nyx", dijo Neferet "y enviad
un deseo secreto a vuestra Diosa. Esta noche, cuando el velo
entre los mundos es delgado-cuando la magia está al pie de
lo mundano-quizá Nyx a vuestras peticiones y os
rocíe con una vaporosa neblina de deseos cumplidos.
"

¡Magia! ¡Lo que hacían era orar
pidiendo magia! ¿Funcionaría-podría
funcionar? ¿Existe realmente la magia en este mundo? Me
acordé de la forma en que mi espíritu había
podido ver palabras y como la diosa me había llamado con
su voz visible desde allá abajo en la grieta y luego
besó mi frente y cambió mi vida para siempre. Y
cómo, apenas hace unos momentos, sentí el poder de
la llamada de Neferet por los elementos. No lo había
imaginado-no podía haberlo imaginado.

Cerré los ojos y pensé en la magia que
parecía rodearme y, a continuación, lancé mi
deseo a la noche. Mi deseo secreto es esto… haber
encontrado por fin un lugar que nadie pueda
arrebatarme.

A pesar de la inusual calidez de mi marca, notaba la
cabeza ligera y más feliz de lo imaginable cuando Neferet
nos dijo que abriéramos los ojos y, en una voz que era al
mismo tiempo suave y poderosa-mujer y guerrera combinados-,
continuó con el ritual.

"Esta es una hora para viajar sin ser visto a la luz de
la luna. Una hora para escuchar una música no creada por
manos humanas o vampiras. Es hora de sentirse uno con los vientos
que nos acarician"-Neferet inclinó la cabeza ligeramente
hacia el este-"y el rayo que imita la chispa del origen de la
vida." Ladeó la cabeza hacia el sur. "Es hora de
deleitarse con el mar eterno y las cálidas lluvias que nos
alivian, así como la verde tierra que nos rodea y nos
mantiene". Saludó al oeste y al norte,
respectivamente.

Y cada vez que Neferet nombraba un elemento
sentía como si una sacudida de la electricidad recorriese
todo mi cuerpo.

Después, las cuatro mujeres que personifican los
elementos se movieron a la de una hacia la mesa. Con Neferet y
Loren, cada uno de ellos levantó un
cáliz.

"Todos te saludamos, Oh Diosa de la Noche y de la Luna
Llena!" dijo Neferet. "Todos te saludamos Noche, de la cual
provienen nuestras bendiciones. ¡En esta noche te damos las
gracias!"

Todavía sosteniendo los cálices, las
cuatro mujeres se dispersaron de regreso a sus lugares en el
círculo.

"En el poderoso nombre de Nyx", dijo Neferet.

"Y en el de Erebus," añadió el
poeta.

"Te pedimos desde el interior de tu círculo
sagrado que nos des la sabiduría para hablar la legua de
lo salvaje, volar con la libertad de las aves, a vivir el poder y
la gracia del felino, y encontrar una alegría y
éxtasis en la vida que agite lo más profundo de
nuestro ser. ¡Bendita seas!"

No podía dejar de sonreír. Nunca
había oído cosas como esta en la iglesia ante, y
¡estaba condenadamente segura que tampoco me había
sentido con tanta energía!

Neferet bebió del cáliz que
sostenía y, a continuación, se lo ofreció a
Loren, que bebió de él y dijo: "bendita seas".
Imitando sus actos, las cuatro mujeres se movieron
rápidamente alrededor del círculo, permitiendo a
cada persona, iniciado o adulto, beber del cáliz. Cuando
llegó mi turno, estaba feliz de ver el rostro familiar de
Penthesilea ofrecerme la bebida y una bendición. El vino
era rojo y esperaba que fuese amargo, como el sorbo del Cabernet
que escondía mi madre qué probé en una
ocasión (y que desde luego no me gustó), pero no
fue así. Es dulce y especiado e hizo que sintiera la
cabeza aún más ligera.

Cuando a todo el mundo se le hubo ofrecido la bebida,
los cálices se devolvieron a la mesa.

"Esta noche quiero que cada uno de nosotros para pasar
al menos un momento a solas a la luz de la luna llena. Dejad que
su luz os refresque y os ayude a recordar lo extraordinarios que
sois… o que os estáis volviendo". Sonrió a
algunos iniciados, incluida yo. "regodeaos de vuestra
singularidad. Deleitaos con vuestra fuerza. Estamos separados del
mundo a causa de nuestros dones. Nunca olvidéis eso,
porque estad seguros de que el mundo nunca lo hará. Y
ahora cerremos el círculo y abracemos la
noche."

En orden inverso, Neferet dio las gracias a cada
elemento y los despidió a medida que cada vela era apagada
y, mientras lo hacía, sentí una pequeña
punzada de tristeza, como si me estuviera despidiendo de amigos.
Luego completó el ritual diciendo, "Este rito ha
terminado. ¡Bienvenidos, partid con bien y sed de nuevo
bienvenidos!"

La multitud repitió: "¡Bienvenidos, partid
con bien y sed de nuevo bienvenidos!"

Y eso fue todo. Mi primer ritual de la diosa
había terminado.

El círculo se rompió
rápidamente-más rápido de lo que me hubiera
gustado. Quería permanecer allí y pensar en las
increíbles cosas que había sentido, sobre todo
durante la invocación de los elementos, pero aquello era
imposible. Fui llevaba fuera del templo por una marea de
parloteo. Me alegré de que todo el mundo estuviera tan
ocupado hablando que nadie se percató de lo callada que
estaba; no creía que pudiera explicarles lo que acababa de
sucederme. ¡Demonios! No podía explicármelo a
mi misma.

"Oye, ¿crees que habrá comida china de
nuevo esta noche? Me encantó en la última luna
llena, cuando pusieron esa rica cosa gelatinosa después",
dijo Shaunee. "Por no hablar, de mi galleta de la fortuna que
dijo "te harás un nombre por tus propios méritos",
lo cual es genial".

"Tengo tanta hambre que no me importa lo que nos den de
comer mientras lo hagan", dijo Erin.

"Lo mismo digo", añadió Stevie
Rae.

"Por una vez estamos en perfecto acuerdo", dijo Damien,
juntando los brazos con los de Stevie Rae y los míos.
"Vamos a comer".

Y de repente, recordé. "Eh, chicos." Esa
agradable sensación de cosquilleo que el ritual me
había provocado desapareció. "No puedo ir. Tengo
que-"

"Somos idiotas". Stevie Rae se golpeó la frente
con la suficiente fuerza para hacer ruido con la palma. "Lo
habíamos olvidado por completo".

"¡Ah, mierda!" Dijo Shaunee.

"Las brujas del infierno", dijo Erin.

"¿Quieres que te guarde un plato de algo?"
preguntó Damien dulcemente.

"No. Aphrodite dijo que me darían de
comer".

"Probablemente carne cruda", dijo Shaunee.

"Sí, de algún pobre chico que
atrapó en su asquerosa telaraña", dijo
Erin.

"Con eso se refiere a la que hay entre sus piernas",
explicó Shaunee.

"parad, estáis asustando a Zoey," dijo Stevie Rae
mientras empezaba a empujarme hacia la puerta. "Le
enseñaré donde está la sala de entrenamiento
y os veré luego en nuestra mesa, chicos".

Ya fuera, le dije, "Vale, dime que están
bromeando con lo de la carne cruda".

"¿Están bromeando?" dijo Stevie Rae de
modo poco convincente.

"Genial. Ni siquiera me gusta el bistec poco hecho.
¿Qué voy a hacer si realmente tratan de darme carne
cruda para que me la coma?" Me negué a pensar en
qué tipo de carne cruda que podría ser.

"Creo que tengo un antiácido en algún
lugar de mi bolso. ¿Lo quieres?"
preguntó.

"Sí", le dije, ya sintiendo
náuseas.

Capítulo 16

"Eso aquí." Stevie Rae se detuvo con gesto
incómodo y de disculpa, frente a los escalones que
llevaban a un edificio redondo de ladrillo situado en una
pequeña colina desde la que se veía la parte del
muro que rodeaba la escuela. Enormes robles lo envolvían
en una oscuridad, así que apenas podía distinguir
el parpadeo de velas ni de gas iluminando la entrada. Ni un punto
de luz salía de las oscuras ventanas, que eran alargadas y
con forma de arco y que parecían estar hechas de vidriera
de colores.

"Vale, bueno, gracias por el antiácido".
Traté de sonar valiente. "Y guárdame un sitio. No
creo que esto dure tanto. Debería darme tiempo a terminar
aquí y unirme a vosotros para la cena."

"No te apresures. En serio. Puede que conozcas a alguien
que te guste y con quieras pasar el rato. No te preocupes si es
así. No me volveré loca, y le diré a Damien
y alas gemelas que estás reconociendo el
terreno".

"No me voy a convertir en una de ellas, Stevie
Rae."

"Te creo", dijo, pero sus ojos me parecieron
sospechosamente grandes y redondos.

"Así que te veré pronto".

"Vale. Nos vemos pronto", dijo, y comenzó a
recorrer la acera de vuelta al edificio principal.

No quería verla alejarse- parecía un
cachorrillo triste y apaleado. En lugar de eso, subí los
escalones y me dije a mí misma que no iba a ser para
tanto-no podía ser peor que aquella vez en la mi hermana
la Barbie me convenció para que fuera al campamento de
animadoras con ella(no sé en qué demonios estaba
pensando). Al menos este fiasco no duraría una semana.
Probablemente formaran otro círculo, lo cual en realidad
era guay, realizarían unas peculiares oraciones como hizo
Neferet y después pararían para cenar. Eso
sería el momento en que sonreiría de forma
encantadora y me escabulliría. Pan comido.

Las antorchas a ambos lados de la gruesa puerta de
madera estaban alimentadas con gas y por los apliques de pura
llama usados en el Templo de Nyx. Estiré la mano hasta la
pesada aldaba de hierro, pero con un sonido que tenía un
inquietante parecido a un suspiro se abrió lejos de mi
alcance.

"Bienvenida, Zoey".

Oh. Dios. Mío. Era Erik. Vestía todo
negro, y su pelo oscuro y rizado y sus ojos increíblemente
azules me recordaban a Clark Kent-bueno, vale, sin las gafas de
empollón y el pelo idiota engominado hacia atrás…
así que … supongo que en realidad me recordaba (de
nuevo) a Superman-bueno, sin la capa ni las mayas ni la "S" en
grande…

Entonces el murmullo en mi cabeza se silenció del
todo cundo su dedo mojado en aceite se deslizó por mi
frente, trazando los cinco puntos del pentagrama.

"Bendita seas", dijo.

"Bendito seas", respondí, y estuve eternamente
agradecida de que al hablar mi voz no graznara ni se quebrara ni
chillara. ¡Ah!, tío, que bien olía,
aunque no podía identificar a que. No era una de esas
típicas colonias de uso extendido que los tíos se
echan a litros. Olía como… olía como… el bosque
por la noche justo después de que haya llovido… algo
primario y puro…

"Puedes entrar", estaba diciendo Erick.

"¡Oh, uh, gracias", dije con brillantez. Pase
dentro. Y entonces, me detuve. El interior era una enorme sala.
Las paredes de forma circular estaban cubiertas por terciopelo
negro, tapando por completo las ventanas y la luz plateada de la
luna. Pude ver que bajo las pesadas cortinas había formas
extrañas, que comenzaron a asustarme hasta que me di
cuenta de que-hola-era una sala de entretenimiento. Debían
de haber puesto la TV y las cosas de jugar en los laterales de la
sala y haberlas cubierto para que todo pareciera, bueno,
más espeluznante. Después, el círculo se
sí fue lo que captó toda mi atención. Estaba
situado en mitad de la sala y había sido hecho por
completo con velas albergadas en recipientes altos de cristal
rojo, como las velas para oraciones que puedes comprar en la
sección de comida mejicana de las tiendas de ultramarinos,
que huelen a rosas y a mujeres mayores. Debía de haber
más de un centenar de velas que iluminaban a los chicos
que estaban formando un círculo detrás de ellas
charlando y riendo bajo una luz fantasmal teñida de rojo.
Todos vestían de negro y me percaté enseguida de
que ninguno de ellos llevaba bordada insignia de rango alguna,
aunque cada uno llevaba una gruesa cadena de plata que brillaba
alrededor de su cuello de la que pendía un raro
símbolo. Se veía como dos lunas crecientes
colocadas espalda contra espalda contra una luna
llena.

"¡Ahí estas, Zoey!"

La voz de Aphrodite recorrió la habitación
precediendo a su cuerpo. Llevaba un vestido negro largo con
destellos de cuentas de ónices, recordándome al
precioso vestido de Neferet. Tenía puesto el mismo collar
que los otros, pero el suyo era más grande con un contorno
de joyas rojas que podían haber sido granates. Llevaba el
pelo rubio suelto, que le cubría como un velo dorado. Toda
ella era demasiado bonita.

"Erik, gracias por dar la bienvenida a Zoey. A partir de
aquí puedo seguir yo." Sonó normal, y que incluso,
e incluso posó las yemas de sus dedos con manicura sobre
el hombro de Erik durante un segundo en lo que alguien
desinformado interpretaría como tan solo un gesto
amistoso, pero su cara contaba una historia diferente. Su gesto
era forzado y frío, y sus ojos parecían centellear
en los de él. Erik apenas le dio un vistazo, y
pareció claro que apartaba el brazo de su tacto. Entonces
él me dio una rápida sonrisa, y sin mirar de nuevo
a Aphrodite, se alejó.

Genial. Justo lo que no necesitaba era verme en medio de
una desagradable ruptura. Pero parecía no poder evitar el
hecho de que mis ojos le siguieran a través de la
sala.

Tonta de mí. Otra vez. Suspiré.

Aphrodite aclaró su garganta, e intentó
(sin éxito) que no pareciera como si me hubiese pillado
haciendo algo que no debería estar haciendo. Su estirada y
malvada sonrisa decía que no había ninguna duda de
que se había percatado de mi interés por Erik (y el
de él por mí). Y, de nuevo, me pregunté si
sabría que era yo la que estaba en el pasillo el
día anterior.

Bueno, no era omento de preguntárselo.

"He traído algo para que te cambies, pero tienes
que darte prisa". Aphrodite hablaba con rapidez mientras me
indicaba que la siguiera al baño de las chicas. Me
miró una mirada de desagrado por encima del hombro. "No
puedes asistir al ritual de las Hijas Oscuras vestida
así." Cuando entramos en los baños, me
tendió de manera brusca un vestido que estaba colgado de
una de las mamparas y casi me empujó dentro del
cubículo. "Puedes dejar tu ropa en la percha y llevarla de
vuelta a los dormitorios así".

No parecía haber discusión posible con
ella y, de todos modos, ya me sentía lo suficientemente
ajena. Vestirme diferente me hacía sentir como si
apareciese en una fiesta vestida como un pato, pero nadie me
había dicho que no fuese a una fiesta de disfraces y que
todos los demás llevaran vaqueros.

Me quité la ropa con rapidez y me deslicé
el vestido negro por la cabeza, suspirando con alivio cuando
noté que me valía. Era sencillo pero favorecedor.
El material era el típico que es suave y se pega al cuerpo
y que nunca se arruga. Tenía mangas largas y un escote
redondo que enseñaba la mayor parte de mis hombros (menos
mal que llevaba mi sujetador negro). Alrededor de todo el escote,
del borde de las mangas, y del dobladillo, que llegaba justo por
encima de mi rodilla, había cosidas pequeñas
cuentas rojas brillantes. Realmente era muy bonito. Me
volví a poner los zapatos pensando, que afortunadamente,
un par de zapatos bajos monos pueden ir con casi cualquier
conjunto y salí del cubículo.

"Bueno, al menos, me vale". Dije.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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