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Análisis del libro Marcada (La casa de la noche) de P.C. Y Kristin Cast (página 5)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

Pero me di cuenta de que Aphrodite no miraba el vestido.
Ella estaba mirando mi marca, lo cual me tocó mucho las
narices. De acuerdo, mi marca estaba coloreada-
¡supéralo ya! Sin embargo no dije nada. Quiero
decir, esta era su "fiesta" y yo era una invitada.
Traducción: Me superaban en número, así que
más me valía portarme bien.

"Yo dirigiré el ritual, por supuesto, así
que voy a estar demasiado ocupada para llevarte de la
mano."

Vale, tenía que haber mantenido la boca cerrada,
pero estaba agotando la poca paciencia que me quedaba. "Mira,
Aphrodite, no necesito que me lleves de la mano".

Sus ojos se entrecerraron y me preparé para otra
escena de chica psicótica. Pero en vez de eso
sonrió con una sonrisa para nada agradable que hizo que
pareciera un perro gruñendo. No es que la estuviera
llamando perra, pero la analogía me pareció de una
precisión aterradora.

"Por supuesto que no necesitas que te lleven de la mano.
Pasarás sin problemas por este ritual igual que has pasado
por todo lo demás aquí. Quiero decir que,
después de todo, eres la nueva favorita de
Neferet."

Maravilloso. Encima del susto de Erik y del asunto de lo
raro de mi marca, Aphrodite estaba celosa de que Neferet fuese mi
mentora.

"Aphrodite, no creo que sea la nueva favorita de
Neferet. Sólo soy nueva". Traté de que sonase
razonable, e incluso sonreí.

"Lo que sea. Entonces, ¿estás
preparada?"

Dejé de intentar razonar con ella y
asentí, deseando que todo esto del ritual acabase
deprisa.

"Bien. Vamos." Me llevó fuera de los baños
Reconocía a las dos chicas hacia las que os
dirigíamos como las "Brujas del infierno" las que la
habían seguido en la cafetería. Sólo que en
lugar de tener el gesto fruncido de acabarse de comer un
limón, me sonreían de forma afectuosa.

No. No me engañaban. Pero me obligué a
sonreír, también. Cuando te encuentras en
territorio enemigo, lo mejor es mezclarse y pasar desapercibida y
/ parecer estúpida.

"Hola soy Enyo", dijo la mas alta de las dos. Era, por
supuesto, rubia, pero sus rizos largos y sueltos eran más
de un color trigo ondulado que dorado. A pesar de que a la luz de
las velas es difícil estar segura de que cliché era
más apropiado para su descripción. Y todavía
no creía que fuese rubia natural.

"Hola", le dije.

"Soy Deino", dijo la otra chica. Su mestizaje era obvio
y tenía una preciosa combinación de piel color
café con mucha leche que era realmente bonita y un
excelente pelo espeso y rizado que probablemente no había
caído jamás sobre su cara, ni siquiera estando
húmedo.

Las dos eran increíblemente perfectas.

"Hola", dije de nuevo. Me trasladé al espacio que
habían dejado entre ellas, sintiéndome más
que un poco claustrofóbica.

"¡Que las tres disfruten del ritual", dijo
Aphrodite.

"Oh, lo haremos!" dijeron al unísono Enyo y
Deino. Las tres cruzaron una mirada que me puso la piel de
gallina. Desvié la mirada de ellas antes de que mi buen
juicio venciera a mi orgullo y saliese escopeteada de la
habitación.

Ahora tenía una buena perspectiva del área
interior del círculo, y de nuevo era similar al del Templo
de Nyx, salvo por que este tenía una silla sobre la mesa y
había alguien sentado en ella. Bueno, medio sentado. En
realidad, quien quiera que fuese estaba hundido en la silla con
la capucha de una capa cubriéndole la cabeza.

Bueno… hmm…

En fin, la mesa la mesa estaba cubierta por el mismo
terciopelo que las paredes y encima había una estatua de
la diosa, un bol con fruta y pan, algunos cálices y una
jarra. Y un cuchillo. Entrecerré los ojos para asegurarme
de que lo veía bien. Sí. Era un
cuchillo-tenía un mango de hueso y una hoja curvada y
siniestra que parecía demasiado afilada para ir a usarse
para cortar fruta o pan sin peligro. Una chica que creía
reconocer de los dormitorios encendía unos cuantos palos
gruesos de incienso que reposaban sobre la mesa en soportes con
tallados decorativos, e ignoraba por completo a quien quiera que
estaba en la silla. Joder, ¿estaría
dormido?

Inmediatamente el aire comenzó a llenar la
habitación de un humo fantasmal que juro que era de tono
verdoso y formaba espirales. Esperaba que oliera dulce, como el
incienso del Templo de Nyx, pero cuando una ligera espiral de
humo llegó hasta mí y la inspiré, me
sorprendió su amargor. Me resultaba algo familiar y
fruncí el ceño, intentado averiguar a que me
recordaba…mierda ¿Qué era? Era casi como una
hoja de laurel, con un centro de clavo. (Tenía que
acordarme de agradecerle después a la abuela Redbird que
me enseñara acerca de las especias y sus olores.)
Inhalé de nuevo, intrigada, y noté la cabeza algo
atontada. Extraño. Vale, el incienso era extraño.
Parecía cambiar, a medida que llenaba la
habitación, como el perfume caro que cambia con cada
persona que lo lleva. Respiré de nuevo. Sí. Clavo y
laurel, pero había algo al final, algo que hacía
que la esencia tuviera un final penetrante y amargo…
oscuro, místico y seductor dentro de su
atrevimiento….

¿Atrevimiento? Entonces lo supe.

¡Vaya mierda! Estaban llenado la habitación
con humo de hierba mezclada con especias. Increíble.
Durante años había resistido la presión y
rechazado hasta la oferta más educada para probar uno de
esos porros caseros de aspecto asqueroso que van pasando en las
fiestas y qué sé yo qué más. (Es
decir, por favor. ¿Es eso siquiera higiénico? Y
¿por qué iba yo a querer una que me hiciese querer
comer de forma obsesiva comida rápida que engorda?) Y
ahora aquí estaba, inmersa en humo de hierba.
Suspiré. Kayla nunca lo creería.

Después con sensación de paranoia
(probablemente otro efecto secundario de la hierba) miré
alrededor del círculo, segura de que vería a un
profesor que estaba listo para saltar de pronto y arrastrarnos
hacia… hacia… No sé, algo indescriptiblemente
horroroso, igual que el campamento al que se envía a todos
los invitados adolescentes problemáticos en El show de
Maury.

Pero, por fortuna, al contrario que en el círculo
del Templo de Nyx, aquí no había vampiros adulto,
tan sólo una veintena de chicos. Estaban hablando
tranquilamente y actuaban como si aquel incienso de marihuana del
todo ilegal no tuviera importancia. (Pandilla de fumados.)
Intentando respirar superficialmente, me giré hacia la
chica de mi derecha. En caso de duda (o pánico), entabla
una conversación.

"Vaya…Deino es un nombre, bueno, diferente.
¿Significa algo en especial?"

"Deino quiere decir terrible," dijo, sonriendo
dulcemente.

Desde mi otro lado, la rubia alta metió baza con
desparpajo, "Y Enyo significa belicosa".

"Ah", dije, intentando ser educada.

"Sí, Pemphredo, que significa avispa, es la que
enciende el incienso", explicó Enyo. "Sacamos los nombres
de la mitología griega. Eran las tres hermanas de Gorgonas
y Escila. El mito dice que nacieron como brujas que
compartían un ojo, pero decidimos que probablemente
aquello no eran mas que chorradas de propaganda masculina
escritas por hombres humanos que querían debilitar a las
mujeres fuertes".

"¿En serio?" realmente no sabía qué
más decir.

"Sí," dijo Deino. "Los hombres humanos dan
asco."

"Deberían morir todos", dijo Enyo.

Con ese hermoso pensamiento la música
comenzó de repente, lo que hacia imposible
(afortunadamente) hablar.

Bueno, la música era molesta. Tenía un
ritmo profundo y palpitante, que al mismo tiempo era antiguo y
moderno. Como si alguien hubiese mezclado una de esas canciones
de menear el trasero con una danza tribal d apareamiento. Y
entonces, para mi gran sorpresa mía, Aphrodite
comenzó a recorrer el círculo bailando. Sí,
supongo que puede decirse que estaba buena. Quiero decir,
tenía un buen cuerpo y se movía como Catherine
Zeta-Jones en Chicago. Pero de algún modo a mi no
me impresionaba. Y no lo digo porque yo no sea gay (aunque yo no
lo soy). No me impresionaba porque parecía una burda
imitación del baile de Neferet con el "Camina Bella" Si
esta música fuese n poema, sería más bien
algo así como "La putita menea el trasero".

Durante la demostración de balanceo de pelvis de
Aphrodite todo el mundo, como es natural, estaba
mirándola, así que eché un vistazo al
circulo, fingiendo que en realidad no buscaba a Erik, hasta
que… oh, mierda… me lo encontré casi justo
enfrente de mí. Y era el único chico que no estaba
mirando a Aphrodite. Me miraba a mí. Antes de que pudiera
decidir si debía apartar la mirada, sonreírle o
saludar o lo que fuese (Damien había dicho que le
sonriera, y él era un autoproclamado experto en chicos),
la música se detuvo y desplacé la mirada de Erik a
Aphrodite. Se encontraba en medio del círculo, frente a la
mesa. Con determinación, cogió un enorme cirio
morado con Unamuno y el cuchillo con la otra. La vela estaba
encendida, y la llevó, sosteniéndola delante de
ella como un faro, a un lado del círculo en el que
reparé en una vela amarilla rodeada por las rojas. No
necesitaba las indicaciones de Belicosa y Terrible (agh) para
saber que tenía que girarme hacia el este. Mientras el
viento me revolvía el pelo, por el rabillo del ojo pude
ver que había encendido la vela amarilla, y ahora
levantaba el cuchillo, dibujando un pentagrama en el aire al
tiempo que hablaba:

¡Oh vientos de tormenta,

en nombre de Nyx yo os reclamo!

Lanzad vuestra bendición, os lo
pido,

sobre la magia que se llevará a cabo
aquí.

Debo admitir que era buena. Aunque no tan poderosa como
Neferet, era evidente que había practicado el control de
voz y el fluido discurrir del sedoso sonido de sus palabras. Nos
volvimos hacia el sur y mientras se acercaba al largo cirio roja
que había entre los otros rojos, y sentí lo que ya
reconocía como el poder del fuego y del círculo
mágico recubriendo mi piel.

¡Oh fuego de los rayos,

en el nombre de Nyx yo te reclamo!

Causante de las tormentas y del poder de la
magia,

Solicito tu ayuda en el encantamiento que
aquí llevo a cabo.

Nos giramos de nuevo y, junto con Aphrodite,
sentí rubor y una inesperada atracción hacia la
vela azul oleada por las otras rojas. A pesar de que estaba
verdaderamente aterrada, tuve que obligarme a no salir del
círculo y unirme a ella en la invocación del
agua.

¡Oh torrentes de lluvia,

En el nombre de Nyx yo os reclamo!

Uníos a mí con vuestra fuerza
asfixiante,

En el discurrir de este poderoso
ritual.

¿Qué diablos me ocurría? Estaba
sudando y en lugar de sentir un poco de calor, al igual que
durante el ritual anterior, la marca en mi frente estaba
caliente-ardiendo-y juro que podía oír el rugido
del mar en mis oídos. Atontada, volví a girarme a
la derecha.

¡Oh tierra, profunda y
húmeda,

En nombre de Nyx yo te reclamo!

Para que pueda sentir el movimiento de la
tierra

Con el rugido de la tormenta de
poder

Que llegará cuando me auxilies en este
rito.

Aphrodite cortó el aire otra vez, y sentí
un cosquilleo en la palma de la mano derecha, como si esta
deseara empuñar el cuchillo y hacer lo mismo.

Olía hierba recién cortada y
escuché el sonido de un chotacabras, como si estuviese en
forma invisible a mi lado. Aphrodite retrocedió hasta el
centro del círculo. Colocó la todavía
ardiente vela morada de nueva en su lugar en el centro de la mesa
y completó la invocación.

¡Oh espíritu, salvaje y
libre,

En nombre de Nyx te llamó ante
mí!

¡Contéstame! ¡Quédate
conmigo durante este poderoso ritual

Y concédeme el poder de la
Diosa!

Y de alguna manera supe lo que iba a hacer a
continuación. Podía oír las palabras dentro
de mí mente-dentro de mi propio espíritu. Cuando
elevó el cáliz y comenzó a andar alrededor
del círculo sentí sus palabras y, aunque ella no
poseía la desenvoltura y el pode de Neferet, lo que dijo
encendió mi interior, como si ardiera por
dentro.

"Esta es la hora d la plenitud de la luna de nuestra
diosa. Hay esplendor esta noche. Los antiguos conocían los
misterios de la noche, y los usaban para fortalecerse… y para
dividir el velo entre mundos y correr aventuras con las que solo
podemos soñar hoy. Secretos… misterios…
magia…autentica belleza y poder en forma de vampiro-sin
mancillar por las reglas o leyes humanas. ¡No
somos seres humanos!" Con esto, su voz resonó contra las
paredes, muy parecido a como lo había hecho antes la de
Neferet. "Y todos los que tus Hijas e Hijos Oscuros te pedimos
esta noche es este ritual es lo que hemos solicitados en cada
luna llena durante el pasado año. Libera el poder que hay
en nuestro interior para que, como los poderosos felinos de lo
salvaje, conozcamos la agilidad de nuestros hermanos animales y
no estemos atados por las cadenas humanas o enjaulados por sus
ignorantes debilidades".

Aphrodite se detuvo justo delante de mí.
Sabía que estaba sofocada y que respiraba de forma pesada,
igual que ella. Levantó el cáliz y me lo
ofreció.

"Bebe, Zoey Redbird, y únete a nosotros en
nuestra petición a Nyx de lo que nos corresponde por
derecho de sangre y cuerpo y la marca del Gran Cambio-la marca
con la que ya te ha tocado."

Sí, lo sé. Probablemente debería
haber dicho que no. Pero, ¿cómo? Y además,
de pronto no quería. Desde luego no me gustaba o no me
fiaba de Aphrodite, pero ¿era lo que estaba diciendo,
básicamente, verdad? La reacción de mi madre y de
mi padrastro ante mi marca volvió con fuerza y claridad a
mi memoria, junto con la mirada de Kayla y la repugnancia de Drew
y Dustin. Y además nadie me había llamado o escrito
un mensaje desde que me había marchado. Se habían
limitado a dejarme tirada aquí para que me enfrentase a
esta nueva vida por mi cuenta.

Me entristeció, pero también me
enojó.

Tomé el cáliz de Aphrodite y di un gran
trago. Era vino, pero no sabia como el vino del otro ritual de la
luna. También era dulce, pero había un toque
especiado en él que no sabía a nada que hubiera
probado antes. Provocó una explosión de sensaciones
en mi boca que viajaron, calidas y agridulces, por mi garganta y
me llenaron de un vertiginoso deseo de beber más y
más y más.

"¡Bendita seas!" me siseó Aphrodite
mientras me arrebataba el cáliz, derramando parte del
liquido rojo sobre mis dedos. Entonces me dio una sonrisa
apretada y triunfal.

"Bendita seas", le respondí
automáticamente, con la cabeza totalmente mareada por el
sabor del vino. Se acercó a Enyo, ofreciéndole el
cáliz, y no pude evitar lamerme los dedos para poder
saborear una vez más el vino que se había derramado
sobre ellos. Era mucho más que delicioso. Y olía…
olía de una forma familiar… pero, debido a la
sensación de mareo que tenía e la cabeza, no me
pude concentrar lo suficiente para recordar dónde
había olido algo tan increíble con
anterioridad.

Aphrodite apenas tardó en recorrer el
círculo, dando a pobrar del cáliz a cada uno de los
presentes. La observé detenidamente, deseando poder tomar
más mientras ella regresaba a la mesa. Levantó el
cáliz de nuevo.

"Grande y Mágica Diosa de la Noche y de la Luna
Llena, la que cabalga sobre el trueno y la tempestad, dirigiendo
a los espíritus y a los ancianos, bella e impresionante,
aquella a quien incluso los más antiguos deben obedecer,
ayúdanos en lo que te pedimos. ¡Llénanos de
tu poder, tu magia y tu fuerza! "

Después, inclinó el cáliz y
observé, con celos, cómo se bebía hasta que
acabó las últimas gotas. Cuando terminó de
beber, la música comenzó de nuevo.
Siguiéndola, Aphrodite volvió a recorrer el
círculo, bailando y riendo mientras apagaba las velas y
despedía a cada uno de los elementos. De alguna manera, a
medida que se movía alrededor del círculo, se me
jodió la visión porque su cuerpo se tensó y
cambió y de repente me pareció como si estuviera
viendo a Neferet de nuevo-Salvo que ahora era una versión
más joven e inexperta de la alta sacerdotisa

""¡Bienvenidos, partid con bien y sed de nuevo
bienvenidos!" concluyó. Todos respondimos mientras yo
parpadeaba para despejar mi vista y la extraña imagen de
Aphrodite transformándose en Neferet se desvanecía,
al igual que e calor de mi marca. Pero aún podía
saborear el vino en la lengua. Era muy raro. No me gustaba el
alcohol. En serio. Es que no me gusta cómo sabe. Pero
había algo en aquel vino que era aun mas delicioso…
bueno, más allá incluso que las trufas de chocolate
negro Godiva (lo sé, es difícil de creer). Y
todavía no conseguía descubrir por qué, de
alguna manera, me resultaba familiar.

Entonces, todos empezaron a hablar y a reírse
mientras el círculo se rompía. Las lámparas
brillaron sobre el círculo y tuvimos que entrecerrar los
ojos debido a su resplandor. Miré al otro lado del
círculo, intentando ver si Erik aún estaría
mirándome, y un movimiento en la mesa captó mi
atención. La persona que había estado
inmóvil en la silla durante todo el ritual por fin se
movía. Se tambaleó de forma extraña y se
quedó en una posición sentada. La capucha de la
capa oscura cayó hacia atrás y me quedé muda
al ver el pelo rojo anaranjado, espeso y desarreglado y la cara
pecosa, rechoncha y demasiado blanca.

¡Era ese pesado de Elliott! Muy, muy
extraño que él estuviese aquí.
¿Qué querrían tener que ver con él
las Hijas e Hijos Oscuros? Miré alrededor de la
habitación. En efecto, como sospechaba, no había ni
un solo chico feo o con aspecto de empollón allí.
Todos, y quiero decir todos, excepto Elliott eran atractivos.
Estaba claro que no era uno de ellos.

El parpadeaba y bostezaba y parecía como si
hubiera respirado demasiado incienso. Levantó la mano para
limpiarse algo de la nariz (probablemente uno de los mocos a los
que le gustaba ir haciéndoles después la
espeleología) y vi el blanco de unos gruesos vendajes que
se enrollaban alrededor de sus muñecas. ¿Pero
qué…?

Un terrible presentimiento me recorrió la
espalda. Enyo y Deino estaban no muy lejos de mí, hablando
animadamente con la chica que habían llamado Pemphredo. Me
acerqué a ellas y esperé hasta que hubo una pausa
en la conversación. Fingiendo que el estomago me
rugía de forma insoportable, sonreí y asentí
en dirección a Elliott.

"¿Qué hace ese chico
aquí?"

Enyo miró a Elliott y puso sus ojos en blanco.
"Él no es nada. Tan solo la nevera que hemos usado esta
noche."

"Vaya perdedor", dijo Deino, con un gesto de desprecio
hacia Elliott. "Es casi humano", dijo Pemphredo con
asco. "No es de extrañar que para lo único que
sirva sea para hacer de surtidor."

Noté como si se me revolviera el
estomago.

"Espera, no lo pillo. ¿Nevera?
¿Surtidor?"

Deino la Terrible volvió sus altivos ojos color
chocolate hacia mí. "Así es como llamamos a los
humanos-neveras y surtidores. Ya sabes-desayuno, comida y
cena."

"O cualquiera de las comidas entre medias,"
ronroneó la belicosa Enyo.

"Sigo sin-" empecé, pero Deino me
interrumpió.

"¡Oh, vamos! No finjas que no reconociste lo que
llevaba el vino y que note encantó su sabor."

"Sí, lo admito, Zoey. Era algo obvio. Te lo
hubieras tomado todo-incluso lo deseabas más aún
que nosotros. Vimos como te lo lamías de los dedos," dijo
Enyo, inclinándose totalmente en mi espacio vital mientras
miraba mi marca. "Eso te hace una especie de monstruo,
¿no? De alguna manera eres una iniciada y una vampiresa,
todo en uno, y que querías algo más que un mero
sorbo de la sangre de ese chico."

"¿Sangre?" No reconocí mi propia voz. La
palabra "monstruo" seguía dando vueltas y vueltas en mi
cabeza.

"Sí, sangre", dijo Terrible.

Sentí calor y frío al mismo tiempo y
aparté la mirada de sus gestos de complicidad para
encontrarme frente a los ojos de Aphrodite. Se encontraba en el
lado opuesto de la habitación hablando con Erik. Nuestras
miradas se encontraron y de forma lenta y resuelta,
sonrió. Sostenía el cáliz de nuevo y lo
alzó en un casi imperceptible saludo hacia mí antes
de beber de él y darse la vuelta para reír por algo
que Erik acababa de decir.

Intenté mantenerme serena y puse una mala excusa
a Belicosa, Terrible y Avispa y me marché con calma de la
estancia. En cuanto cerré la gruesa puerta de madera del
salón de entretenimiento tras de mí, eché a
correr como una loca cegada. No sabía a donde iba. Tan
solo quería estar lejos de allí.

¡He bebido sangre-la sangre de ese horrible
chico, Elliot-y me ha gustado!
Y lo que es peor, el
delicioso olor me había resultado familiar por que lo
había olido antes cuando las manos de Heath sangraban. No
era una nueva colonia lo que me había atraído,
había sido su sangre. Y la había olido de nuevo en
el pasillo el día anterior cuando Aphrodite había
hecho un corte en el muslo de Erik y yo había deseado
lamer su sangre también.

Era un monstruo.

Finalmente, ya no pude respirar y me desplomé
contra el frió muro protector de la escuela, jadeando sin
aire y echando la pota.

Capítulo 17

Temblorosa, me limpié la boca con el dorso de la
mano y luego me alejé a trompicones de donde estaba la
pota (me negué a pensar en lo que habría vomitado y
el aspecto que tendría) hasta que llegué a un gran
roble que había crecido tan cerca del muro que la mitad de
sus ramas colgaban hacia el otro lado. Me apoyé contra
él, concentrándome en no ponerme mala de nuevo de
nuevo.

¿Qué había hecho?
¿Qué es lo que me ocurriría?

Entonces, de algún lugar entre las ramas del
roble, oí un maullido. Bueno, en realidad no era el
típico maullido de un gato normal. Era más como un
malhumorado "mi-a-uf-mi-a-uf bufido".

Levanté la mirada. Encaramado sobre una rama que
descansaba sobre el muro había una pequeña gata
anaranjada. Me miraba con sus ojos enormes y desde luego
parecía disgustada.

"¿Cómo llegaste hasta
ahí?"

"Mi-auf", dijo, estornudó y avanzó con
lentitud, tratando claramente de acercarse a
mí.

"Bien, vamos gatito-gatito-gatito," La
animé.

"Mi-a-uf-au ", dijo, arrastrándose hacia adelante
cerca de la mitad de lo largo de su pata.

"Eso es, vamos, pequeña. Mueve tus
pequeñas patitas por aquí." Sí, estaba
apartando mi enloquecimiento y focalizándolo en salvar a
la gata, pero lo cierto es que no podía pensar en lo que
acababa de suceder. No ahora. Era demasiado pronto. Demasiado
reciente. Así que la gata era una excelente
distracción. Además, me resultaba familiar. "Vamos
pequeña, vamos…" Seguí hablándole mientras
encajaba la punta de mis zapatos en el duro ladrillo de muro y
conseguí alzarme lo suficiente como para agarrarme a la
parte más baja sobre la que estaba la gata. Entonces pude
usar la rama como si fuera una especie de cuerda para poder subir
más alto por el muro, hablándole a la gata todo el
tiempo mientras seguía quejándose.

Finalmente llegué hasta ella. Nos estuvimos
mirando la una a la otra durante un largo rato y comencé a
preguntarme si me conocería. ¿Podía adivinar
que acababa de probar (y disfrutar) la sangre? ¿Me
olía el aliento a vómito de sangre? ¿Me
veía diferente? ¿Me habían crecido
colmillos? (Vale, la última pregunta era ridícula.
Los vampiros adultos no tienen colmillos, pero aún
así.)

Maulló de nuevo, y se acercó un poco
más. Estiré la mano y le rasqué la cabeza de
forma que sus orejas apuntaron hacia abajo y cerró los
ojos, ronroneando.

"Pareces una pequeña leona", le dije.
"¿Ves lo maja que eres cuando no te estás
quejando?" Me sorprendí, al darme cuenta de por qué
me resultaba tan familiar. "Estabas en mi sueño." Una
ligera felicidad atravesó el muro del malestar y el miedo
de mi interior. "¡Eres mi gato!"

La gata abrió los ojos, bostezó, y
estornudó de nuevo, como si hiciese un comentario sobre la
razón de por que me llevado tomado tanto tiempo darme
cuenta de ello. Con un gruñido de esfuerzo, me aupé
para sentarme sobre la parte ancha del muro junto a la rama en la
que la gata estaba encaramada. Con un suspiro, saltó con
delicadeza de la rama, hacia la parte superior del muro y
caminó con sus pequeñas patas blancas hacia
mí para acurrucarse en mi regazo. No parecía que
quisiese otra cosa de mí, salvo rascarle la cabeza un poco
más. Cerró los ojos y ronroneó con fuerza.
Acaricié a la gata e intenté calmar el barullo que
había en mi mente. El aire olía como si fuese a
llover, pero la noche era inusualmente cálida para estar a
fines de octubre, y eché la cabeza hacia atrás,
respirando profundamente y dejando que la plateada luz de la luna
que asomaba entre las nubes me calmase.

Miré a la gata. "Bueno, Neferet dijo que
debíamos sentarnos bajo la luz de la luna. Miré de
nuevo hacia el cielo nocturno." Sería mejor si esas
estúpidas nubes se alejaran, pero aún así…
"

Acababa de decirlo cuando una ráfaga de viento
sopló a mí alrededor, alejando de repente las
tenues nubes.

"Vaya, gracias." Dije en alto a nada en particular. "Ha
sido un viento muy oportuno". La gata rezongó
recordándome que había tenido el descaro de dejar
de rascarle las orejas. "Creo que te llamaré Nala, por que
eres una pequeña leona." Le dije, reanudando mi rascado.
"Sabes pequeña, estoy muy contenta de haberte encontrado
hoy, necesitaba que ocurriera algo bueno después de la
noche que he tenido hoy. No te lo creerás-"

Un extraño olor subió hasta mí. Era
tan extraño que paré de hablar ¿Qué
era aquello? Respiré y arrugué la nariz. Es un
lugar viejo y seco. Como una casa que ha estado cerrada durante
demasiado tiempo, o el viejo y aterrador sótano de
alguien. No era un buen olor, pero tampoco era tan asqueroso como
para hacerme sentir náuseas. Tan solo era malo. Como si no
perteneciera a esta noche.

Entonces capté algo por el rabillo del ojo.
Miré a lo largo del curvado muro. Allí de pie,
medio girada en dirección opuesta a mí como si no
supiera a dónde quería ir, había una chica.
La luz de la luna, y mi nueva y mejorada capacidad de iniciada
para ver bien de noche, me permitían verla a pesar de que
no había luces exteriores junto a esa parte del muro. Me
noté tensa. ¿Me había seguido una de esas
odiosas Hijas Oscuras? De ninguna manera me sienta capaz de hacer
frente a más de su mierda esta noche.

Debo de hacer un gesto de frustración que pensaba
que solo había oído en mi cabeza, porque la
muchacha miró hacia donde yo estaba sentada en la parte
superior del muro.

Dí un grito ahogado de asombro y sentí
como me atravesaba el miedo.

¡Era Elizabeth! La misma Elizabeth Sin Apellido
que se suponía que estaba muerta. Cuando me vio sus ojos,
que eran de un raro color rojo brillante, se agrandaron y
emitió un extraño chillido antes de ponerse a dar
vueltas y desaparecer a una velocidad inhumana en la
noche.

En ese mismo instante, Nala arqueó la espalda y
bufó con tal ferocidad que sacudió su
pequeño cuerpo.

"¡Está bien! ¡Está bien!" Dije
una y otra vez, intentando tranquilizar a la gata y a mi misma.
Ambas estábamos temblando y a Nala aún se le
escuchaba un gruñido en la garganta. "No puede haber sido
un fantasma. No puede haber sido. Solo era… sólo era…
una extraña chica. Es probable que la haya asustado y que
ella-"

"¡Zoey!¡ Zoey! ¿Eres
tú?"

Di un brinco y casi me caí del muro. Fue
demasiado para Nala. Dio otro gran bufido y se dejó caer
desde mi regazo hasta el suelo. Completa y totalmente
histérica, agarré la rama para mantener el
equilibrio y miré hacia la oscuridad con los ojos
entrecerrados.

"¿Qui-quién es?" Llamé por encima
de los fuertes latidos de mi corazón. Entonces me
cegó la luz de dos linternas que me apuntaban directamente
a mí.

"Por supuesto que es ella! ¿Como no iba a
reconocer la voz de mi mejor amiga? Joder, no ha pasado tanto
tiempo!"

"¿Kayla?" Dije, tratando de proteger los ojos de
los focos de las linternas con la mano, la cual temblaba como una
loca.

"Bueno, te dije que la encontraríamos", dijo una
voz de chico. "Siempre te quieres rendir demasiado
pronto".

"¿Heath?" Tal vez estaba
soñando.

"¡Sí! ¡Yuu-juuuuu! ¡Te
encontramos, nena!" gritó Heath, e incluso a través
de la deslumbrante luz de las linternas pude verle lanzarse al
muro y, a continuación, empezar a subir por él como
un mono-futbolista, alto y rubio.

Enormemente aliviada de que fuera él y no un
hombre del saco, le grité, "¡Heath! Ten cuidado. Si
te caes vas a romperte algo." Bueno, a menos que aterrice sobre
la cabeza-entonces probablemente estaría bien.

"¡Qué va!" dijo, aupándose hacia la
parte de arriba y sentándose a mi lado, a horcajadas sobre
el muro. "Oye, Zoey, mira esto-mírame, ¡soy el rey
del mundo!", Gritó, extendiendo los brazos, sonriendo como
un auténtico idiota, y echándome encima un aliento
con esencia de alcohol.

No es de extrañar que me hubiese negado a salir
con él.

"Vale, no es necesario burlarse siempre de mi
desafortunado encaprichamiento con Leonardo! Lo miré
sintiéndome más yo misma de lo que me había
sentido en horas. "En realidad, es algo parecido a mi antiguo
encaprichamiento contigo. Salvo por que no duró tanto y
tú no hiciste un puñado de pelis malas pero
entretenidas."

"Oye, no estarás todavía cabreada por lo
de Dustin y Drew, ¿verdad? ¡Olvídate de
ellos! Son unos retrasados." Dijo Heath, dirigiéndome una
mirada de perrito abandonado, la cual solía ser bastante
mona cuando él estaba en octavo. Lástima que la
monería hubiera dejado de funcionarle hace unos
años. "Y, de todos modos, hemos recorrido todo este camino
para sacarte de aquí."

"¿Qué?" Negué con la cabeza y lo
miré con los ojos entrecerrados. "Espera. Apagad esas
linternas. Me están destrozando los ojos."

"Si las apagamos no veremos nada", dijo
Heath.

"Bien. Entonces apartadlas. Uh, apuntad hacia otro lado
o algo," hice un gesto lejos de la escuela (y de mi). Heath
retiró el rayo de luz que había llevado para
guiarle a través de la noche y Kayla también hizo
lo mismo. Pude bajar la mano, me complacía ver que ya
había dejado de temblar, y dejé de entrecerrar los
ojos. Los de Heath se agrandaron al ver mi marca.

"¡Mira eso! Ahora está coloreada.
¡Wow! Es como… como… en la televisión o algo
así."

Bueno, era agradable ver que algunas cosas nunca
cambian. Heath era todavía Heath-guapo, pero no el
más brillante del grupo.

"¡Hey! ¿Y yo qué? Estoy aquí,
sabes!" llamó Kayla. "Qué alguien me ayude a subir
ahí arriba, pero con cuidado. Esperad que deje mi bolso.
¡Oh, y será mejor que me quite los zapatos. Zoey, no
te creerías las rebajas que te perdiste ayer en Bakers.
Todos los zapatos de verano en liquidación total. Y me
refiero a liquidación de verdad. Setenta por
ciento de descuento. Tengo cinco pares de…. "

"Ayúdala a subir", le dije a Heath. "Ahora. Es la
única forma de que deje de hablar".

Sí. Algunas cosas simplemente no habían
cambiado.

Heath se tumbó sobre el estomago y luego
estiró os brazos para ofrecerle las manos a Kayla. Con una
risilla tonta, las agarró y la aupó hasta lo alto
del muro junto a nosotros. Y fue mientras ella reía y
él la subía cuando lo vi: la inconfundible forma en
que Kayla sonreía y soltaba una risilla y se ponía
colorada delante de Heath. Lo supe de forma tan clara como
sabía que nunca sería una matemática. A
Kayla le gustaba Heath. Vale, no solo le gustaba. Le gustaba
mucho
.

De repente el comentario de culpabilidad de Heath sobre
engañarme en la fiesta que me había perdido tuvo un
sentido claro.

"Entonces, ¿cómo está Jared?" Le
pregunté bruscamente, parando bruscamente el balbuceo de
Kayla.

"Bien, supongo", dijo sin mirarme a los ojos.

"¿Supones?"

Se encogió de hombros y vi que bajo su preciosa
chaqueta de cuero llevaba la minúscula camiseta color
crema que solíamos llamar Camiseta Con Tetas, por que no
solo mostraba mucho escote, sino que además era del color
de la piel y por tanto parecía que enseñaba mas de
lo que en realidad mostraba.

"No sé. Realmente no hemos hablado mucho los
últimos dos días más o menos".

Seguía sin mirarme, pero sí miró a
Heath, que parecía desconcertado, -pero en realidad solo
lo parecía. Así que mi mejor amiga iba
detrás de mi novio. Eso sí que me cabreó, y
por unos segundos deseé que no fuera una noche tan
agradable y cálida. Deseé que fuera fría y
que a Kayla se le congelaran sus sobredesarrolladas
tetas.

Desde el norte, el viento azotó a nuestro
alrededor de repente, brutalmente, trayendo un frío
espantoso.

Intentando ser discreta, Kayla se cerró la
chaqueta y rió de nuevo, esta vez más nerviosa que
insinuante, al tiempo que me llegaba un tufillo de cerveza, y
algo más. Algo que había quedado marcado mis
sentidos tan recientemente que me sorprendió no haberlo
olido antes.

"Kayla ¿has estado bebiendo y
fumando?"

Se estremeció y me giró guiñando
los ojos como un conejo lento. "Sólo un par. Cervezas,
quiero decir. Y, bueno, eh, Heath tenía un porro
pequeño medio desecho y a mí me daba mucho miedo
venir aquí, así que sólo le di un par de
pequeñas caladas".

"Necesitaba algo para fortificarla", dijo Heath, pero
él nunca ha sido bueno con palabras de más de dos
sílabas, por lo que sonaba como a
for-ni-car-la.

"¿Desde cuándo fumas marihuana?" Le
pregunté a Heath.

Sonrió. "No pasa nada, Zo. Solo fumo uno de vez
en cuando. Son más seguros que los
cigarrillos".

Odiaba que me llamase Zo.

"Heath," Intenté sonar paciente. "No son
más seguros que los cigarrillos, y aunque lo sena no
quiere decir gran cosa. Los cigarrillos son repugnantes y te
matan. Y, en serio, los mayores perdedores de la escuela fuman
hierba. Además del hecho de que realmente no puedes
permitirte el lujo de matar tus neuronas." Estuve a punte de
añadir "o espermatozoides," pero no quería ir tan
lejos. Heath seguro que entendería de forma equivocada que
hiciera referencia a sus partes masculinas.

"Qué va", dijo Kayla.

"¿Cómo dices, Kayla?"

Todavía se abrazaba a la chaqueta por el
frío. Sus ojos habían cambiado de los de un conejo
lastimero a los de un gato astuto que agita la cola.
Percibí el cambio. Lo hacia con frecuencia con la gente
que no consideraba parte de su grupo de amigas. Solía
ponerme histérica y le gritaba y le decía que no
debería ser tan mala. ¿Y ahora estaba usando esa
mierda conmigo?

"Digo que va por que no solo los perdedores fuman-, al
menos, no sólo de vez en cuando. ¿Conoces eso dos
jugadores macizos de Unión, Chris Ford y Brad Higeons?
Estaban en la fiesta de Katie la otra noche. Fumaban".

"Oye, no están tan buenos", dijo
Heath.

Kayla no ignoró y siguió hablando. "Y a
veces Morgan también fuma."

"Morgan, la Morgie "quién tiene una tirita""
-Sí, estaba cabrada con K, pero un buen cotilleo es un
buen cotilleo.

"Si. Además acaba de hacerse un piercing en la
lengua y en el-" K hizo una pausa y formó la palabra
"clítoris" con la boca. ¿Te imaginas lo que tiene
que doler eso?"

"¿Qué? ¿Qué se ha
perforado?" Dijo Heath.

"Nada", dijimos a la vez K y yo, sonando por un momento
como las mejores amigas que solíamos ser.

"Kayla, te está desviando del tema. Insisto. Los
jugadores de la Unión siempre le han dado a las drogas.
¡Hola! Por favor, recuerda su uso de esteroides, que es la
razón por la que nos ha costado dieciséis
años ganarles".

"¡Aupa, Tigres! Sí, les pateamos el culo a
los de la Unión!" Dijo Heath. Le miré y puse los
ojos en blanco.

"Y está claro que Morgan ha comenzado a perder la
cabeza, razón por la cual se ha hecho el piercing en
el…" Miré a Heath y lo reconsideré. "Su cuerpo y
fuma. Dime alguien normal que fume." K pensó durante un
instante. "¡Yo!"

Suspiré. "Mira, simplemente no creo que eso sea
de listos".

"Bueno, tu no siempre lo sabes todo." El odioso
brillo volvió a sus ojos.

La miré a ella y después a Heath, y luego
otra vez a ella. "Evidentemente, tienes razón. No lo
todo".

Su mirada malévola se torno en sorpresa y luego
volvió a adquirir el gesto de maldad, y de repente no pude
evitar compararla con Stevie Rae, que, a pesar de que sólo
hacía un par de días que la había conocido,
estaba absoluta y totalmente segura de que no iría nunca
detrás de mi novio, fuera un casi-ex o no. Tampoco
creía que huyera de mí y me tratase como sí
fuera un monstruo cuando mas la necesitaba.

"Creo que deberías irte", le dije a
Kayla.

"De acuerdo", dijo.

"Y tampoco creo que sea buena idea que
vuelvas".

Encogió un hombro de forma que la chaqueta se le
abrió y vi cómo la fina tira de la camiseta se
deslizaba por su hombro, haciendo evidente que no llevaba
sujetador.

"Como quieras", dijo.

"Ayúdela a bajar, Heath."

Heath, por regla general, era bastante bueno siguiendo
instrucciones sencillas, así que bajó a Kayla.
Agarró la linterna y levantó la vista hacia
nosotros.

"Apúrate, Heath. Tengo mucho frío".
Entonces se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la
carretera.

"Bueno…", dijo Heath, algo incómodo. "Parece
que ha empezado a hacer frío de repente."

"Sí, puede que pare ahora", dije de forma
distraída, y no presté mucha atención cuando
el viento de repente paró.

"Oye, eh, Zo. En realidad vine aquí para
sacarte."

"No."

"¿Huh?" Dijo Heath.

"Heath, mira mi frente."

"Ya, tienes una especia de media luna. Y está
coloreada, lo cual es extraño porque no lo estaba
antes".

"Bueno, pues ahora lo está. Bien, Heath,
concéntrate. He sido Marcada. Esto significa que mi cuerpo
está pasando por el cambio para convertirme en un
vampiro".

Los ojos de Heath se posaron en la marca y
después recorrieron mi cuerpo hacia abajo. Vi cómo
dudaban al llegar a mis tetas y luego a mis piernas, lo cual hizo
que me diera cuenta de que estaban desnudas casi hasta la entre
pierna por que el vestido se me había subido al trepar a
lo alto del muro.

"Zo, independientemente de lo que le está
sucediendo a tu cuerpo, a mi me gusta. Te ves realmente
cañón. Siempre has sido hermosa, pero ahora te ves
como una verdadera diosa." Me sonrió y me tocó
suavemente la mejilla, recordándome por que me
había gustado mucho durante tanto tiempo. A pesar de sus
defectos, Heath podía ser muy dulce, y siempre me
hacía sentir absolutamente guapa.

"Heath", le dije suavemente. "Lo siento, pero las cosas
han cambiado."

"No, conmigo que no lo han hecho." Tomándome
totalmente por sorpresa, se inclinó hacia adelante,
deslizó una mano sobre mi rodilla y me
besó.

Me aparté y le agarré la muñeca.
"¡Basta Heath! Estoy intentando hablarte".

"¿Y qué tal si tu hablas, y yo beso?"
susurró.

Empecé a decirle que no de nuevo.

Entonces lo sentí.

Su pulso bajo mis dedos.

Latía rápido y con fuerza. Juro que
podía oírlo, también. Y cuando se
inclinó sobre mí para besarme de nuevo pude ver la
vena que corría a lo largo de su cuello. Se movía,
latiendo con fuerza a medida que la sangre era bombeada a
través de su cuerpo. Sangre… sus labios tocaron los
míos y recordé el sabor de la sangre del
cáliz. Aquella sangre estaba fría y había
sido mezclada con vino y era de un perdedor débil que no
era nadie. La sangre de Heath sería caliente y rica…
dulce… más dulce que la de la nevera
Elliott…

"Ay! ¡Joder, Zoey. ¡Me has arañado!"
Retiró la muñeca de mi mano. "Mierda, Zo, me has
hecho sangrar. Si no querías que te besara, no
tenías mas que decirlo."

Se llevó la muñeca sangrante a la boca y
chupó la gota de sangre que brillaba en ella.
Después levantó la mirada hasta encontrarse con la
mía y se quedó helado. Tenía sangre en los
labios. Podía olerla- era como el vino, sólo que
mejor, infinitamente mejor. El aroma me envolvió e hizo
que se me erizara el vello de los brazos.

Quería probarla. Quería probarla
más que cualquier otra cosa que hubiera querido en toda mi
vida.

"Quiero…" me escuché hablar en una voz que no
reconocí.

"Sí…" respondió Heath como si
estuviera en trance. "Sí… lo que quieras. Haré lo
que quieras".

Esta vez me acerqué a él y toqué su
labio con la lengua, llevándome la gota de sangre a boca,
donde una explosión de calor, sensaciones, y una avalancha
de placer que nunca había conocido me
recorrieron.

"Más," Dije con aspereza.

Como si hubiera perdido la capacidad de hablar y tan
solo pudiera asentir, Heath me tendió la muñeca.
Apenas sangraba, y cuando lamí la diminuta línea
escarlata Heath gimió. El toque de mi lengua
parecía haberle hecho algo al arañazo, porque
inmediatamente comenzó a gotear sangre, más
rápido… y más rápido… Mis manos estaban
temblando cuando me acerqué su muñeca a la boca y
presioné los labios contra su cálida piel. Me
estremecí y gemí de placer y –

"¡Oh, Dios mío! ¡Qué
le estas haciendo!" La voz de Kayla fue un grito que
atravesó la niebla escarlata de mi cerebro. Solté
la muñeca de Heath como si me hubiese quemado.

"¡Aléjate de él!" Chillaba Kayla.
"Déjale en paz!" Heath no se movió.

"Vete", le dije. "Vete y no vuelvas nunca".

"No", dijo, pareciendo y sonando extrañamente
sobrio.

"Sí". ¡Lárgate de aquí
".

"¡Déjale ir!" Gritó
Kayla.

"¡Kayla, si no te callas voy a volar hasta
ahí y te chuparé hasta la última gota de
sangre de tu cuerpo de estúpida vaca mentirosa!"
grité, escupiéndole las últimas
palabras.

Soltó un chillido y se largó. Me
volví de nuevo hacia Heath, que todavía me
miraba.

"Ahora tienes que irte también."

"No tengo miedo de ti, Zo".

"Heath, ya estoy lo suficientemente asustada por los
dos."

"Pero no me importa lo que has hecho. Te quiero, Zoey.
Ahora mas que nunca".

"¡Basta!" No quería gritar, pero hice que
se estremeciera con el poder de que se habían llenado mis
palabras. Tragué con fuerza y calmé la voz. "Tan
sólo vete. Por favor." Entonces, buscando alguna forma de
hacerle marchar, añadí, "Kayla probablemente
está yendo a buscar a la poli en estos momentos. Ninguno
de los dos queremos eso".

"Vale me iré. Pero no me quedaré al
margen." Me beso rápido y con fuerza. Sentí una
ardiente punzada de placer cuando saboreé la sangre que
aún había en nuestros labios. Luego se dejó
caer del muro y desapareció en la oscuridad hasta que todo
lo que pude ver de él era el pequeño punto de luz
de su linterna, y luego, finalmente, ni siquiera eso.

No quería pensar en ello. Aún no. Con
movimientos metódicos, como un robot, usé la rama
para mantener la estabilidad mientras descendía. Mis
rodillas estaban temblando tanto que solo fui capaz de recorrer
el medio metro que había hasta el árbol, donde me
dejé caer en el suelo, pegando la espalda contra la
seguridad de su vieja corteza. Nala apareció y
saltó sobre mi regazo como si fuera mi gata desde
hacía años en vez de minutos y, comenzaron mis
sollozos, se subió del regazo a mi pecho para presionar su
cara cálida contra mi húmeda mejilla.

Tras lo que pareció un largo tiempo, mis sollozos
se convirtieron en hipos y desee no haber salido corriendo del
salón de entretenimiento sin mi bolso. Realmente
necesitaba un kleenex.

"Toma. Parece que necesitas esto".

Nala protestó cuando, sorprendida por la voz, di
un respingo y levanté la vista entre lágrimas para
ver a alguien que me ofrecía un pañuelo de papel.
"G-gracias", dije, acogiéndolo y sonándome la
nariz.

"No hay de qué", dijo Erik Night.

Capítulo 18

"¿Estás bien?"

"Sí, estoy bien. Totalmente. Bien".
Mentí.

"No lo pareces," dijo Erik. "¿Te importa si me
siento?"

"No, adelante", le dije con apatía. Sabía
que mi nariz estaba roja. Me había estado moqueando cuando
él apareció y tenía la leve sospecha de que
él había sido testigo de al menos una parte de la
pesadilla entre Heath y yo. La noche iba de mal en peor. Le
miré y me dije: Qué demonios, ya puestos
dejemos que continúe la racha
. "Por si no te has dado
cuenta, era yo la que vio aquella escenita de ayer en el pasillo
entre Aphrodite y tú."

Ni siquiera dudó. "Lo sé, y
desearía que no la hubieras visto. No quiero que tengas
una idea equivocada sobre mí sobre mí."

"¿Y qué idea sería?"

"Que hay más entre Aphrodite y yo de lo que en
realidad hay."

"Eso no es asunto mío", dije.

Se encogió de hombros. "Sólo quiero que
sepas que ella y yo no salimos".

Estuve a punto de decir que desde luego parecía
que Aphrodite no era consciente de eso, pero luego pensé
en lo que acababa de ocurrir entre Heath y yo, y con una
sensación de sorpresa me di cuenta de que tal vez no
debería juzgar a Erik con demasiada severidad.

"Muy bien. Ya no estáis saliendo", le
dije.

Se sentó a mi lado en silencio por un rato, y
cuando habló de nuevo me pareció que hablaba casi
con enfado. "Aphrodite no te dijo lo de la sangre en el
vino".

No lo había dicho como una pregunta, pero
contesté de todas formas. "No".

Negó con la cabeza y vi cómo su
mandíbula se tensaba. "Me dijo que iba a hacerlo. Dijo que
te lo contaría mientras te cambiabas de ropa para que, si
no estabas de acuerdo, pudieras saltarte lo de beber del
cáliz."

"Mintió".

"No estoy muy sorprendido", dijo.

"¿Ah, no?" Sentí cómo se acumulaba
la furia en mi interior. "Todo esto ha sido un error. Me
presionan para que vaya al ritual de las Hijas Oscuras, en el
cual me engañan para que beba sangre. Luego, me encuentro
con mi casi-ex-novio, que resulta que es cien por cien humano, y
ni una puta persona se molestó en explicarme que la
más mínima gota de sangre me convertiría
en… en… un monstruo." Me mordí el labio y
contuve mi rabia para o empezar a llorar de nuevo. También
decidí no decir nada sobre que me había parecido
ver el fantasma de Elizabeth-eran ya demasiadas cosas raras en
una misma noche.

"Nadie te lo explicó porque es algo que no
debería haber empezado a afectarte hasta que fueras de
sexto", dijo tranquilamente.

"¿Huh?" Volvía a expresarme de forma
brillante.

"La sed de sangre no suele comenzar hasta que eres de
sexto y ya casi has completado el cambio. De vez en cuando
oirás hablar de alguno de quinto que tiene que enfrentarse
a ello antes, pero no es algo que ocurra a menudo".

"Espera, – ¿qué estás diciendo?" Me
sentía como si hubiera abejas zumbando alrededor de mi
cabeza.

"Se empieza a tener clases sobre la sed de sangre, y
otras cosas a las que los vampiros adultos tiene que enfrentarse,
durante quinto curso, y luego, en el último año, la
escuela está centrada sobre todo eso-eso y lo que sea en
lo que decidas especializarte"

"Pero soy de tercero-es decir, apenas lo soy, solo llevo
marcada unos pocos días."

"Tu marca es diferente, tú eres
diferente", dijo.

"¡No quiero ser diferente!" Me di cuenta de que
estaba gritando y baje la voz. "Sólo quiero saber
cómo superar esto como todos los demás."

"Demasiado tarde, Z," dijo.

"¿Y ahora qué?"

"Creo que es mejor que hables con tu mentora. Es
Neferet, ¿no?"

"Sí", dije abatida.

"Oye, anímate. Neferet es genial. Casi nunca toma
iniciados, por lo que debe de creer en ti."

"Lo sé, lo sé. Es que esto me hace
sentir…" ¿Cómo me sentía sobre
tener que hablar con Neferet de lo que había pasado esta
noche? Avergonzada. Como si tuviese doce años otra vez y
tuviese que decirle a nuestro profesor de gimnasia que me
había venido el periodo y que tenía que ir a los
vestuarios a cambiarme de pantalón. Miré de reojo a
Erik. Estaba ahí sentado, guapísimo, perfecto y
atento. Mierda. No podía decirle eso. Así que en su
lugar solté: "Estúpida. Me hace sentir
estúpida." Que en realidad no era una mentira, aunque lo
que más me sentía además de avergonzada y
estúpida, era asustada. No quería que esto hiciese
imposible el encajar aquí.

"No te sientas estúpida. De hecho estás
mucho mas adelantada que el resto de nosotros".

"Así que…", vacilé, luego respiré
hondo y solté "¿Te ha gustado el sabor de la sangre
del cáliz esta noche?"

"Bueno, así es la cosa con eso: mi primer Ritual
de Luna Llena con las Hijas Oscuras fue al final de mi curso de
tercero. A excepción de la 'nevera' esa noche, yo era el
único de tercero allí-igual que tú."
Soltó una pequeña risita forzada." Sólo me
invitaron porque había llegado a la final del concurso de
soliloquios de Shakespeare y me iban a llevar a Londres a
competir al día siguiente." Me miró y
pareció algo avergonzado. "Nadie de esta Casa de la Noche
había llegado antes a Londres. Era algo importante."
Negó la cabeza burlándose de si mismo. "En
realidad, pensé que yo era importante. Por lo tanto, las
Hijas Oscuras me invitaron a unirme a ellas, y así lo
hice. Sabía lo de la sangre. Se me dio la oportunidad de
rechazarla. No lo hice."

"Pero, ¿te gustó?"

Esta vez su risa fue real. "Me atraganté y
eché la pota. Fue la cosa más repugnante que
había probado jamás."

Gruñí. Mi cabeza cayó hacia
adelante y hundí la cara en mis manos. "No es que me
estés ayudando".

"¿Porque pensaste que estaba buena?"

"Mejor que buena", le dije, con la cara todavía
entre las manos. "¿Dices que era lo mas asqueroso que
había probado en tu vida? Yo pensé que era lo
más delicioso. Bueno, lo mas delicioso hasta que-" me
detuve, consciente de lo que había estado a punto de
decir.

"¿Hasta que probaste sangre fresca?"
preguntó suavemente.

Asentí, por miedo a hablar.

Tiró de mis manos, haciéndome descubrir la
cara. Después puso un dedo en mi barbilla y me
obligó a mirarle a los ojos. "No te sientas avergonzada.
Es normal."

"Adorar el sabor de la sangre no es normal. No para
mí."

"Sí, lo es. Todos los vampiros tienen que
enfrentarse a su sed de sangre", dijo.

"No soy un vampiro!"

"Puede que no-todavía. Pero definitivamente
tampoco eres un iniciado medio, y no hay nada de malo en ello.
Eres especial, Zoey, y ser especial puede ser
increíble."

Lentamente, retiró el dedo de mi barbilla y, como
había hecho con anterioridad aquella misma noche,
trazó la forma de un pentagrama con suavidad sobre mi
marca oscurecida. Me gustaba la sensación de su dedo sobre
mi piel-cálida y algo áspera. También me
gustaba que estar cerca de él no activara todas aquellas
extrañas sensaciones que había tenido estando cerca
de Heath. Me refiero a que no podía oír la sangre
de Erik siendo bombeada, ni ver el pulso latir en su cuello. No
es que me importase que me besara…

¡Mierda! ¿Me estaba convirtiendo en una
fulana vampira? ¿Qué sería lo
próximo? ¿Es que ningún macho de cualquier
especie (que también podía incluir a Damien)
estaría a salvo cerca de mí? Tal vez debería
evitar a los tíos hasta que averiguase lo que
sucedía conmigo y supiera que podía
controlarme.

Entonces recordé que había estado tratando
de evitar a todo el mundo, que era la razón por la cual
estaba allí fuera para empezar.

"¿Qué haces aquí, Erik?"

"Te he seguido", se limitó a decir.

"¿Por qué?"

"Supongo que sabía lo que Aphrodite había
hecho y pensé que necesitarías un amigo. Compartes
habitación con Stevie Rae, ¿no?"

Asentí.

"Sí, pensé en buscarla y enviarla
aquí fuera contigo, pero no sabía si querías
que supiera lo de…" Se detuvo e hizo un vago gesto en
dirección a la sala de entretenimiento.

"No. Yo-Yo no quiero que lo sepa." Tropecé con
las palabras de lo rápido que las dije.

"Eso es lo que pensaba. Entonces, es por eso que estoy
yo contigo". Sonrió y luego pareció un poco
incómodo. "Realmente no quería escuchar tu
conversación con Heath. Lo siento."

Me concentré en acariciar a Nala. Así que
había visto a Heath besarme, y después todo el
asunto de la sangre. Dios, qué vergüenza… Entonces
un pensamiento me golpeó y lo miré sonriendo con
ironía. "Supongo que nos deja en empate. Yo tampoco
pretendía escucharos a Aphrodite y a ti".

Me devolvió la sonrisa. "Estamos empatados. Eso
me gusta."

Su sonrisa hizo que sintiera mariposas en el
estómago. "En realidad no hubiera bajado volando para
chuparle la sangre a Kayla", conseguí decir.

Se rió. (Tenía una sonrisa realmente
bonita.) "Lo sé. Los vampiros no pueden volar".

"Sin embargo se puso histérica," dije.

"Por lo que vi se lo merecía." Esperó un
instante y luego dijo: "¿Te puedo preguntar algo? Es algo
personal."

"Oye, me has visto beber sangre de una copa y
disfrutarla, vomitar, besar a un tío, lamer su sangre como
un perrito, y luego vociferar como una loca. Y yo te he visto
rechazar una mamada. Creo que puedo apañármelas
para responder a una pregunta personal. "

"¿Estaba realmente en un trance? Eso
parecía y hablaba como si lo estuviera."

Me revolví incómoda y Nala protestó
hasta que la tranquilicé acariciándola.

"Parecía estarlo", conseguí decir. "No
sé si era un trance o no-y desde luego no pretendía
tenerle bajo mi control ni nada de eso, pero sí que
cambio. No sé. Había estado fumando y bebiendo.
Puede que simplemente estuviera colocado". Oí de nuevo la
voz de Heath, surgiendo de mi memoria como una niebla empalagosa:
Sí… lo que quieras… haré lo que
quieras.
Y vi aquella mirada intensa con la que me
había mirado. Diablos, ni siquiera sabía que Heath
el Deportista fuera capaz de esa clase de intensidad (por lo
menos fuera del campo de fútbol). Sabía con certeza
que ni podía deletrear la palabra (intensidad, no
fútbol).

"Había estado así todo el tiempo, o
sólo después de que tú… eh…empezaras
a-"

"Todo el tiempo no. ¿Por qué?"

"Bueno, eso descarta dos cosas que podrían
haberle hecho actuar de forma extraña. Una-si estuviera
simplemente colocado, hubiese estado así todo el tiempo.
Dos-podía haber estado actuando así por que eres
realmente preciosa, y eso solo puede hacer que un tío se
sienta como en trance cerca de ti. "

Sus palabras hicieron que notara un revoloteo en l
estomago de nuevo, algo que ningún chico conseguido
hacerme sentir antes. Ni Heath el Deportista, ni Jordon el Vago,
ni el Estúpido de la Banda (mi historial de citas no es
muy largo, pero es colorido).

"¿En serio?" Dije como una idiota.

"En serio". Sonrió.

¿Cómo podía gustarle a este
tío? Soy una cretina bebedora de sangre.

"Pero no era por eso tampoco, porque debería
darse cuanta de lo buena que estás incluso antes de que le
besaras, y lo que dices es que no parecía en estado
hipnótico hasta después de que apareciese la sangre
en escena.

(Estado hipnótico-hee-hee-había
dicho estado hipnótico.) Estaba demasiado ocupada
sonriendo estúpidamente por su uso de vocabulario complejo
como para pensar antes de responderle. "En realidad,
ocurrió cuando empecé a escuchar su
sangre".

"¿Repite?"

¡Ah, mierda!. No quería decir eso.
Aclaré mi garganta. "Heath empezó a cambiar cuando
oí la sangre recorriendo sus venas".

"Sólo los vampiros adultos pueden oír
eso." Hizo una pausa y luego, con una rápida sonrisa
añadió: "Y Heath suena a nombre de una estrella gay
de telenovela."

"Casi. Es el quarterback estrella del
equipo".

Asintió y pareció divertido.

"Ah, por cierto, me gusta como te cambiaste el nombre.
Night es un apellido guay", le dije, tratando mantener mi lado de
la conversación y decir algo con un mínimo de
perspicacia.

Su sonrisa se amplió. "No lo cambié. Erik
Night es el nombre con el que nací."

"Oh, bueno. Pues me gusta." ¿Por qué nadie
me pegaba un tiro?

"Gracias".

Miró su reloj y pude ver que eran casi las seis y
media- lo que todavía me parecía raro.

"Habrá luz muy pronto", dijo.

Adivinando que aquel momento era el momento apropiado
para que partiésemos en direcciones opuestas,
empecé a colocar los pies debajo de mi cuerpo y
sujeté bien a Nala para poderme poner en pie. Entonces
noté la mano de Erik bajo mi codo, ayudándome a
mantener el equilibrio. Me echó una mano para levantarme y
se quedó allí quieto, tan cerca que la cola de Nala
se frotaba contra su jersey negro.

"Te preguntaría si quieres comer algo, pero el
único lugar en el que sirven comida ahora mismo es el
salón de entretenimiento, y no creo que quieras volver
allí".

"No, la verdad es que no. Pero de todas formas no tengo
hambre." Lo cual, me di cuenta en cuanto lo dije, era una gran
mentira. Ante la mención de la comida de repente me
sentí hambrienta.

"Bueno, ¿te importa si te acompaño de
vuelta a tu habitación?", preguntó.

"No", dije, intentando sonar despreocupada.

Stevie Rae, Damien, y las gemelas se morirían si
me veían con Erik.

No dijimos nada cuando comenzamos a caminar, pero no era
un silencio extraño incomodo. En realidad, era agradable.
De vez en cuando nuestros brazos se rozaban y yo pensaba en lo
alto y guapo que era y lo mucho que me gustaría que me
cogiera la mano.

"Oh", dijo después de un tiempo, "no
terminé de responder a tu pregunta antes. La primera vez
que probé la sangre en uno de los rituales de las Hijas
Oscuras la odié, pero se volvió mejor y mejor cada
vez. No puedo decir que crea que es deliciosa, pero me he
acostumbrado a ella. Y desde luego me gusta como me hace sentir.
"

Lo miré bruscamente. "¿Mareado y con las
rodillas débiles? Como si estuvieras borracho pero sin
estarlo".

"Sí. Oye, ¿sabías que es imposible
que un vampiro se emborrache?" Negué con la cabeza. "Tiene
algo que ver con lo que el cambio provoca en nuestro metabolismo.
Es difícil estar colocado incluso para los
iniciados."

"¿Así que beber sangre es la forma con la
que los vampiros se ponen pedo?"

Se encogió de hombros. "Supongo. De todos modos,
los iniciados tienen prohibido beber sangre humana".

"Entonces ¿por qué nadie ha dicho nada a
los profesores de lo que hace Aphrodite?"

"Ella no bebe sangre humana."

"Uh, Erik, yo estaba allí. Desde luego
había sangre en el vino y procedía de ese chico,
Elliott." Me estremecí. "Y vaya elección más
asquerosa."

"Pero él no es humano", dijo Erik.

"Espera-está prohibido beber sangre humana", le
dije lentamente. (¡Oh, mierda! Eso es lo que acababa de
hacer.) "Pero ¿está bien para beber la sangre de
otro iniciado?"

"Sólo si es de mutuo acuerdo".

"Eso no tiene sentido".

"Claro que sí. Es normal que la sed de sangre se
desarrolle mientras nuestros cuerpos cambian, así que
necesitamos desahogarnos. Los iniciados se curan con rapidez,
así que no hay posibilidades reales de que alguien salga
herido. Y no hay secuelas, como cuando un vampiro se alimenta de
un humano vivo".

Lo que decía golpeaba mi cabeza como la
música irritante y demasiado alta de Wet Seal y me
agarré a lo primero en lo que podía pensar con
claridad. "¿Humano vivo?" Dije con un chillido.
"Dime que no lo estas comparando con alimentarse de un
cadáver". Sentí náuseas de nuevo.

Se rió. "No, me refiero a beber la sangre
recogida de los donantes de sangre de los vampiros."

"Nunca he oído de tal cosa."

"La mayoría de los seres humanos no lo han hecho.
No aprenderás sobre eso hasta que llegues a
quinto".

Entonces, algo más de lo que había dicho
atravesó la confusión de mi mente.
"¿Qué quieres decir con secuelas?"

"Acabamos de empezar a estudiarlo en Sociología
Vampírica 312. Parece que cuando un vampiro adulto se
alimenta de un humano vivo, puede formarse un fuerte
vínculo. No siempre por parte del vampiro, pero los seres
humanos se encaprichan con mucha facilidad. Es peligroso para los
humanos. Es decir, pensar en ello. La pérdida de sangre
por sí sola no es algo bueno. Luego, añádele
el hecho de que vivimos más décadas que los seres
humanos, a veces incluso siglos. Míralo desde el punto de
vista humano, sería realmente un asco estar totalmente
enamorado de alguien que parece no envejecer nunca mientras
tú te vuelves vejo y arrugado y al final mueres.
"

Una vez más pensé en la intensa y aturdida
mirada con la que Heath me había mirado, y supe que, por
muy duro que pudiera ser tendría que contárselo
todo a Neferet.

"Sí, eso sería lo peor", le dije
débilmente.

"Ya hemos llegado".

Me sorprendí al ver que nos habíamos
parado en frente de los dormitorios de las chicas. Lo
miré.

"Bueno, gracias por seguirme-creo", le dije, con una
sonrisa irónica.

"Oye, cuando quieras que alguien meta las narices sin
ser invitado, yo soy tu hombre."

"Lo recordaré," le dije. "Gracias". Me
subí a Nala a la cadera y comencé a abrir la
puerta.

"Oye, Z", me llamó.

Me di la vuelta.

"No le devuelvas el vestido a Aphrodite. Al incluirte en
el círculo esta noche, te ha ofrecido formalmente un
puesto en las Hijas oscuras y es tradición que la alta
sacerdotisa en practicas haga un regalo al nuevo miembro en su
primera noche. Me imagino que no quieres unirte a ellas, pero
aún así sigues teniendo derecho a quedarte el
vestido. Especialmente porque te queda mucho mejor de lo que le
haya quedado a ella nunca." Estiró el brazo y me
tocó la mano (la que no sujetaba a la gata), y le dio la
vuelta de forma que mi muñeca estuviera hacia arriba.
Después recorrió con el dedo la vena cercana a la
superficie, haciendo que mi pulso saltara enloquecido.

"Y también deberías saber que soy tu
hombre si en algún momento decides que te gustaría
probar otro sorbo de sangre. Recuerda eso
también".

Erik se inclinó y, todavía
mirándome a los ojos, mordió ligeramente la zona
donde latía la muñeca antes de besar el punto con
suavidad. Esta vez, la sensación de mariposas en el
estómago fue más intensa. Provocó un
hormigueo en el interior de mis muslos e hizo que mi
respiración fuera mas profunda. Con los labios aún
en mi muñeca me miró a los ojos y sentí una
sacudida de deseo recorrer mi cuerpo. Sabía que él
podía sentir como temblaba. Pasó la lengua por mi
muñeca, lo que me hizo estremecer de nuevo. Luego me
sonrió y se alejó hacia la luz previa al
amanecer.

Capítulo 19

Aún sentía un cosquilleo en la
muñeca por el inesperado beso (y mordico y lengua) de
Erik, y no estaba segura de poder hablar todavía,
así que me sentí aliviada al ver que solo
había unas cuantas chicas en el gran vestíbulo y
que apenas me miraron antes de volver a lo que parecía la
America's Next Top Model. Entré deprisa en la
cocina y dejé caer a Nala en el suelo, esperando que no
saliera corriendo mientras me hacía un sándwich. De
hecho me siguió por toda la habitación como un
perrito anaranjado, protestando con su extraño no-miau.
Seguí diciéndole "lo sé" y "lo comprendo"
por que supuse que me chillaba por lo estúpida que
había sido esta noche, y bueno, tenía
razón.

Con el Sándwich hecho, cogí una bolsa de
galletitas saladas (Stevie Rae tenía razón, no
encontré comida basura decente por ninguno de los
armarios), alguna bebida de cola (no me importa de qué
tipo, mientras sea de cola y no light-aj), y a mi gata, y me
deslicé escaleras arriba.

"¡Zoey! ¡Estaba tan preocupada por ti!
Cuéntamelo todo." Acurrucada en la cama con un libro,
Stevie Rae, obviamente había estado esperando por
mí. Llevaba puesto el pijama que tenía sombreros de
cowboy a lo largo del lateral de los pantalones de algodón
y su pelo corto estaba de punta de un lado como si se hubiera
quedado dormida sobre él. Juro que aparentaba unos doce
años.

"Bueno", dije alegremente. "Parece que tenemos mascota."
Me giré para que Stevie Rae pudiera ver a Nala aplastada
contra mi cadera. "Ven, ayúdame antes de que se me caiga
algo. Si es la gata es probable que nunca deje de
quejarse."

"¡Es adorable!" Stevie Rae se levantó de un
salto y se acercó a toda prisa para intentar coger a Nala,
pelo la gata se aferró a mí como si alguien fuera a
matarla si me dejaba, así que Stevie Rae me cogió
la comida en su lugar y la puso en mi mesilla.

"Oye, ese vestido es increíble".

"Sí, me cambié del ritual". Lo que me
recordó que iba a tener que devolvérselo a
Aphrodite. Vale. No iba a quedarme con el "regalo", aunque Erik
había dicho que debería. De todos modos,
devolviéndoselo parecía una buena manera de
"agradecerle" que "olvidara" avisarme de lo de la sangre. Maldita
bruja.

"Así que… ¿cómo fue?"

Me senté en la cama y le di a Nala una galletita
que rápidamente comenzó a mordisquear (por lo menos
había dejado de quejarse), luego le di un gran bocado al
sándwich. Sí, tenía hambre, pero
también estaba ganando tiempo. No sabía que
debía contarle a Stevie Rae, y que no. Lo de la sangre era
tan confuso-y tan asqueroso. ¿Pensaría que yo era
horrible? ¿Se asustaría de mí?

Tragué y decidí dirigir la
conversación a un tema más seguro. "Erik Night me
ha acompañado hasta aquí."

"¡Venga ya!" Dio brincos arriba y abajo sobre la
cama como el muñeco de una caja de sorpresas.
"Cuéntamelo todo."

"Me ha besado", le dije, arrugando las cejas.

"Tienes que estar bromeando! ¿Dónde?
¿Cómo? ¿Ha estado bien?"

"Me besó en la mano". Decidí no decir la
verdad. No quería explicar todo el tema
muñeca/pulso/sangre/mordisco. "Y ha sido entonces cuando
me ha dado las buenas noches. Estábamos justo frente a los
dormitorios. Y sí, ha estado bien." Sonreí mientras
daba otro bocado al sándwich.

"Apuesto a que Aphrodite se cagó en todo cuando
te fuiste con el."

"Bueno, en realidad, me fui antes que él y luego
me alcanzó. Yo, uh, salí a dar un paseo a lo largo
del muro, que es donde encontré a Nala," Rasqué la
cabeza de la gata. Se acurrucó a mi lado, cerró los
ojos y empezó a ronronear. "En realidad, creo que
ella me encontró a . De todas
formas, yo había subido al muro, porque pensaba que
necesitaba que la rescatase y, a continuación, -y no te lo
vas a creer-vi lo que parecía el fantasma de Elizabeth y,
además aparecieron mi casi ex novio del instituto, Heath,
y mi ex mejor amiga. "

"¿Qué? ¿Quién? Más
despacio. Empieza por el fantasma de Elizabeth".

Negué con la cabeza y mastiqué Entre
trozos de sándwich le expliqué. "Fue bastante
escalofriante y muy extraño. Yo estaba sentada arriba en
el muro acariciando a Nala y algo captó mi
atención. Miré hacia abajo y allí estaba esa
chica de pie no muy lejos de donde yo me encontraba. Me
miró, con unos ojos rojo brillante, y te juro que era
Elizabeth. "

"¡No puede ser! ¿Te asustaste
mucho?"

"Muchísimo. En cuanto me vio, soltó aquel
horrible chillido y después salió
corriendo".

"Yo me hubiera cagado de miedo".

"Y yo, sólo que apenas tuve tiempo de pensar el
ello cuando aparecieron Heath y Kayla."

"¿Qué quieres decir? ¿Cómo
podían estar aquí?"

"No, aquí no, estaban por fuera del
muro. Debieron escucharme intentando tranquilizar a Nala
después de que se volviera loca al ver el fantasma de
Elizabeth, porque vinieron corriendo."

"¿Nala también lo vio?"

Asentí.

Stevie Rae se estremeció. "Entonces debe de haber
estado allí realmente."

"¿Estás segura de que está muerta?"
Mi voz fue apenas un susurro. "¿No podría haber
sido un error que se ha cometido y que esté todavía
viva, pero vagando por la escuela?" Sonaba ridículo, pero
no mucho más ridículo que yo viendo un autentico
fantasma.

Stevie Rae tragó con fuerza. "Ella está
muerta. La vi morir. Todos los de la clase lo vieron".

Parecía que iba a llorar y todo aquel tema me
estaba asustando, así que cambié a otra cosa que
diera menos miedo. "Bueno, podría estar equivocada. Tal
vez no era más que una chica de ojos extraños que
se parecía a ella. Estaba oscuro y, de repente, Heath y
Kayla aparecieron allí."

"¿Y de qué iba todo eso?"

"Heath dijo que venían a "sacarme de
aquí"" Puse los ojos en blanco. "¿Te
imaginas?"

"¿Son estúpidos?"

"Aparentemente. Ah, y, entonces, Kayla, mi ex-mejor
amiga, ¡dio señales inequívocas de que iba
detrás de Heath!"

Stevie Rae dio un grito ahogado.
"¡Puta!"

"No bromeo. De todos modos, les dije que se marcharan y
no volvieran jamás, y entonces me disgusté, que es
cuando Erik me encontró".

"Aww! ¿Fue dulce y romántico?"

"Sí, bueno, algo así. Me llamó
Z."

"Oooh, un apodo es una muy buena
señal."

"Eso es lo que pensé."

"¿Así que después te
acompañó a las habitaciones?"

"Sí, me dijo que me llevaría a comer algo,
pero lo único que estaba abierto era el salón de
entretenimiento y yo no quería volver allí".
¡Ah, mierda!. Supe de inmediato que no debería haber
dicho eso.

"¿Se portaron mal las Hijas Oscuras?"

Miré Stevie Rae con sus enormes ojos de
cervatillo, y supe que no podía decirle lo de que
había bebido sangre. Aún no. "Bueno, ¿te
acuerdas de lo sexy, guapa y con estilo que parecía
Neferet?"

Stevie Rae asintió.

"Aphrodite hizo básicamente lo que había
hecho Neferet, pero parecía una fulana".

"Siempre he pensado que era repugnante", dijo Stevie
Rae, meneando la cabeza en disgusto.

"Dímelo a mí". Miré a Stevie Rae y
solté, "Ayer, justo antes de que Neferet me trajera
aquí a la habitación, vi a Aphrodite intentando
hacerle una mamada a Erik".

"¡Qué dice! Agh, es repugnante. Espera, has
dicho que intentaba hacerlo. ¿Qué quieres
decir?"

"Él decía que no y la apartaba. Dijo que
ya no la quería."

Stevie Rae soltó una risita. "Apuesto a que eso
hizo que perdiera la poca cabeza que le queda."

Me acordé de cómo se había echado
sobre el, incluso cuando le decía con toda claridad que
no. "En realidad, me hubiera dado pena si no fuera tan… tan…"
me esforcé por encontrar las palabras.

"¿Bruja del Infierno?" Sugirió Stevie
Rae.

"Sí, supongo que es eso. Tiene esa actitud, como
si tuviera derecho a ser tan mala y desagradable como quiera y
todos debamos limitarnos a inclinarnos ante ella y
aceptarla".

Stevie Rae asintió. "Así es como son sus
amigos, también."

"Sí, ya he conocido al horrible
triplete".

"¿Te refieres a Belicosa, Terrible y
Avispa?"

"Exactamente. ¿En que estaban pensando cuando
escogieron esos nombres tan horribles?" Dije echándome
galletitas en la boca.

"Pensaban exactamente en lo que todas en ese grupo
piensan-que son mejores que los demás e intocables por que
la asquerosa de Aphrodite va a ser la próxima Alta
Sacerdotisa".

Pronuncié las siguientes palabras a medida que
las oía susurrar en mi mente. "No creo que Nyx permita
eso".

"¿Qué quieres decir? Ya son "el" grupo y
Aphrodite ha sido la líder de las Hijas Oscuras desde que
su afinidad se hizo evidente durante su quinto
año."

"¿Cuál es su afinidad?"

"Ella tiene visiones, como de futuras tragedias," dijo
Stevie Rae poniendo mala cara.

"¿Tu crees que las finge?"

"¡Oh, joder, no! Es increíblemente precisa.
Lo que creo, y las gemelas y Damien están de acuerdo
conmigo, es que sólo habla de las visiones cuando a su
alrededor hay gente que no son de su grupito."

"Espera, ¿estás insinuando que sabe que
van a pasar cosas malas con tiempo para evitarlas, pero que no
hace nada al respecto?"

"Si. La semana pasada tuvo una visión durante el
almuerzo, pero las brujas cerraron filas a su alrededor y la
condujeron fuera del comedor. Si Damien no hubiera chocado con
ellas porque llegaba tarde y entraba a toda prisa para comer,
haciéndolas dispersarse de forma que vio que Aphrodite
estaba en mitad de una visión, nadie lo hubiera sabido
jamás. Y todo un avión lleno de gente,
probablemente habría muerto".

Me atraganté con la galletita. Entre toses
farfullé, "Un avión lleno de gente!
¿Qué diablos?"

"Sí, Damien estaba seguro de que Aphrodite
tenía una visión, así que fue a ver a
Neferet. Aphrodite tuvo que contarle la visión, la cual
consistía en un avión que s estrellaba
después de despegar. Sus visiones son tan claras que
podía describir el aeropuerto y leer los números de
la cola de la nave. Neferet anotó esa información y
contactó con el aeropuerto de Denver. Revisaron el
avión y encontraron algún problema del que no se
habían percatado antes, y dijeron que si no lo hubiera
arreglado este se hubiese estrellado de inmediato después
de despegar. Pero estoy más que segura de que Aphrodite no
hubiese dicho una sola palabra si no la hubieran pillado, a pesar
de que se inventó la gran mentira de que sus amigas la
estaban sacando del comedor porque sabían que ella
quería ser llevada enseguida ante Neferet. Una pura
patraña"

Empecé a decir que no podía creer que
incluso Aphrodite y sus brujas permitieran a propósito la
muerte de cientos de personas, pero entonces recordé todas
las cosas odiosas que habían dicho aquella noche-los
humanos dan asco… deben morir todos
…-y me di
cuenta de que no hablaban por hablar. Lo decían en
serio.

"Entonces, ¿Entonces por qué Aphrodite no
mintió a Neferet? Ya sabes, ¿Por qué no le
dijo un aeropuerto diferente o cambió los números
del vuelo o algo?"

"Es casi imposible mentir a los vampiros, en especial
cuando te hacen una pregunta directa. Y, recuerda, Aphrodite
quiere ser una Alta Sacerdotisa más que nada. Si Neferet
creyera que es tan retorcida como en realidad es,
dañaría seriamente sus planes de futuro.
"

"Aphrodite no debería llegar a ser una alta
sacerdotisa. Es egoísta y odiosa, y también lo son
sus amigos."

"Sí, bueno, Neferet no lo cree así, y
además fue su mentora."

Parpadeé con gesto de sorpresa. "¡Tienes
que estar bromeando! ¿Y no es capaza de ver toda la
bazofia de Aphrodite?" Aquello no podía ser cierto;
Neferet es mucho más lista que eso.

Stevie Rae se encogió de hombros. "De comporta de
forma diferente cuando esta cerca Neferet."

"Pero aún así…"

"Y tiene una poderosa afinidad, lo cual tiene que
significar que Nyx tiene planeado algo especial para
ella."

"O puede que sea un demonio del infierno, y que reciba
su poder del lado oscuro. ¡Hola! ¿Es que
nadie ha visto Star Wars? Era difícil de creer
que Anakin Skywalker se pasara al otro lado, y mira lo que
pasó allí."

"Uh, Zoey. Eso es pura ficción".

"Sin embargo, creo que es un buen ejemplo".

"Bueno, intenta contarle eso a Neferet."

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8
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