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Astituciones y sus más-allas (página 2)




Enviado por Pablo Julián Hupert



Partes: 1, 2, 3, 4

He allí la fluidez que las derivas siguientes nos obligan a considerar la primera, una fluidez en la que primaba la destitución por sobre la institución. Por la fuerza de la globalización, el Estado debía necesariamente seguir cambiando. Hubo sin embargo un acontecimiento, llamado 2001, que resultó un punto de inflexión en el curso de la transformación del Estado y que abriría paso a un emplazamiento "posestatal" del Estado[19]y a una forma que nombramos posnacional,[20] siempre en el trance de retrabajar su relación con el mercado, y abriendo paso a una fluidez que nombramos segunda, en la que no priman ni la destitución ni la institución sino la apariencia de restitución, que en la práctica eficaz es generación fluida de social fluido y ni producción y reproducción de social instituido. En la segunda fluidez prima la astitución de lo social.

El movimiento subjetivo 2001 y la consigna que se vayan todos fueron ocasión y condicionamiento a la reproducción del Estado, ocasión para que el Estado pudiera y debiera revivir, o tomar nuevo vigor y protagonismo, o nueva relevancia social. Fue un condicionamiento a la forma en que lo haría. No podemos dejar de pensar que cuando a las instituciones les dicen "que se vayan todos", éstas deben salir de sí mismas e ir a los territorios a buscar a los candidatos a recibir sus servicios. En este sentido, es elocuente el nombre "Ahí" de un plan del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. La presentación del folleto del Plan lo presentaba con igual elocuencia:

"Plan nacional que a través de la organización y participación comunitaria apunta a fortalecer el desarrollo local y el proceso de inclusión social de pequeños pueblos y barrios históricamente aislados, tanto geográfica como socialmente."[21]

El Estado ya no parece estar allá en las ciudades cabecera para que vayamos a solicitarle representación. Ahora parece venir aquí a des-aislarnos. El des-aislar, en las condiciones contemporáneas, no puede ser, como en tiempos sólidos, un ligar. La astitución se sale de su sede y viene aquí a conectarnos.

Distingos institución – astitución

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Ahora sí podemos pasar a anotar algunas diferencias quizá más formales entre institución y astitución.

Todos estos distingos no son una formalización en regla (no, al menos, en el sentido de seguir la regla de formalizar una investigación empírica y/o unas experiencias prácticas), aun si parten de hechos, de curiosos hechos. Más que eso, quieren mostrar qué no estamos viendo si al ver encontramos lo mismo que antes. Estas conceptualizaciones que siguen, si bien se van entramando con hechos y entre sí y con conceptos previos, ni de cerca son suficientes para elaborar una teoría de la institución fluida. No se postulan como tal cosa. Se postulan como avanzada que despeja el camino y la percepción para que quepa una pregunta: la pregunta por la "institución" fluida. Así como intentan caracterizarla, se yerguen -aun en el caso de que fracasen como caracterizaciones- como interrogaciones a lo creemos tener ya sabido. Confío en que, luego de leer este largo trabajo, aun si el lector concluye que "todo esto es un dislate", también sentirá que una realidad subsiste e interroga y obstaculiza y exige ser captada, a pesar del dislate y más allá de él. Y esa realidad, ese sensible sentible, que percibirá, confío, lo percibirá más flexible, más fluido, menos sólido, más reticular, que como acostumbraba caracterizar una "Institución".

No se trata de ver qué no hay más sino de advertir que si vemos lo mismo de siempre allí donde hay algo nuevo, eso significa que debemos revisar los supuestos de nuestra percepción (de todas las dimensiones que necesitamos revisar, aquí colaboramos con la dimensión intelectual). Si no los revisamos, no solo no veremos qué no hay más sino que tampoco veremos qué sí comenzó a haber.

· Desde el punto de vista de las trayectorias que propician, si la forma institución mostraba caminos instituidos entre instituciones y dentro de cada una de ellas, la astitución exhibe recorridos "feriales", contingentes recorridos de un stand a otro, de una oferta a otra, de un servicio al otro. Si bien los proyectos y programas que ofrecen las OSC y el Estado buscan saldar carencias en la oferta de servicios públicos, esta oferta no llega a conformarse sistemáticamente, y sus destinatarios recorren de manera bastante accidentada (o según estrategias cuya racionalidad no es la supuesta para el ciudadano y sea quizá más cercana a la recombinante del empresario de sí mismo) los servicios que se les ofrecen.

· Desde el punto de vista de sus fronteras, si en la institución había una exclusión necesaria (y, por ejemplo, quien reprobaba ciertos exámenes no podía permanecer en ella), en la institución "todo entra", y eso incluye cierta informalidad (personas con una escolarización muy deficiente cursando una tecnicatura inclusiva en una universidad, por ejemplo) tanto como cierta formalidad (garantía legal de maestra integradora para un chico con dificultades cognitivas o de otro tipo)[22], pasando por cierta modalidad "de campaña" (cualquier recinto sirve como sede de un plan de finalización de estudios secundarios, por ejemplo, sea sindicato, casilla de chapa o cochera): "Es complejo, pero es un desafío: si no está esto, no hay nada", postulaba un director de una escuela de adultos.[23] El asunto, para la astitución, es no dejar de tener algo que ofrecer a como dé lugar, en vez de, como ocurría con la institución, instituirse como lugar donde se recibe lo a priori necesario. A como dé lugar significa también que las fronteras no son premisa. Como diría Sibilia, las redes atraviesan las paredes.

· Desde el punto de vista de las sedes de las astituciones, la relación entre ellas y sus domicilios no es siempre de ligazón perenne sino es de conexión precaria. Los CICs (Centros Integradores Comunitarios), por ejemplo, pertenecen al Ministerio de Desarrollo Social aunque sus sedes a lo largo del país se construyen en terrenos de los municipios y la administración de su usufructo no siempre es clara y armónica; como otro ejemplo, las aulas del plan FinEs pueden pertenecer a domicilios privados, locales partidarios o sindicales, así como también ministeriales.

· Desde el punto de vista de la duración, si el tempo de la Institución era más bien lento, más bien estacionario y su tiempo se representaba por un lado como "siempre fue así y seguirá siéndolo" y por otro como encaminado progresivamente hacia un Ideal o Meta (cielo, adultez, patria, socialismo, trabajo o lo que fuera, según la institución de que se tratara), si era un tiempo con final pero sin comienzo (o, mejor dicho, con una fundación más o menos mítica o heroica pero sin invención), el tempo de la astitución es más bien irregularmente espasmódico y, si su tiempo representado aun declara fines (la inclusión, la reparación, etc.), no se dirige a ellos desde siempre y progresivamente, sino desde hace poco y ansiosamente. El apuro, la improvisación, la provisoriedad, el emparchado sucesivo, que no sigue un programa sino que satisface sobre la marcha lo que la marcha le va presentando la caracterizan. "Los profesores no vienen ya sabiendo cómo educar a adultos. Se van haciendo sobre la marcha," decía don Sancho, director del CENS n° 454.[24]) A diferencia de la institución, las astituciones presentan un gran dinamismo.

· Como ese dinamismo no cesa, como las leyes y regimentaciones y las demandas que tiene que atender y las que debe presentar a los organismos competentes (ellos mismos en multiplicación incesante, sean estatales, empresariales, sindicales, del tercer sector, organizaciones político-sociales o incluso mediáticas), como su contexto (sea local, municipal, nacional o territorial) tiene también gran dinamismo, la astitución no termina de establecer un orden interno, unas rutinas, unos saberes, incluso una burocracia. Por supuesto que, si duran lo suficiente, desarrollan algunos hábitos (aunque no un habitus a lo Bourdieu) e incorporan algunos aprendizajes, pero entre estos aprendizajes está siempre el de gestionar ad hoc las contingencias, desde emergencias puntuales a cambios en las coordenadas externas (el mero cese en sus funciones del funcionario de determinado ministerio o municipio con el que "siempre hablábamos" puede significar un cimbronazo para la organización de que se trate). Una institución sólida se establecía y ofrecía resistencia al cambio (y era un bastión de esa resistencia); una fluida se adapta una y otra vez o directamente ofrece una y otra vez generar cambios.

· Por lo demás, mientras que la duración de la institución era representada como eterna, la de la astitución es incierta, provisoria, atada a un financiamiento o a "el que está ahora en [equis repartición]", etc.

· Como hemos señalado más arriba, la heterogeneidad social fluida no es algo que la astitución se proponga o pueda homogeneizar, y esto tanto en su "interior" -recordando que sus fronteras no son sólidas- como en su "exterior". "El mapa [bonaerense] de la oferta educativa para la modalidad de jóvenes y adultos ofrece una oferta variada para un sujeto complejo. El estudiante adulto es padre, trabajador, vecino y, en algunos casos, también es militante. Entonces, necesita disponer de una estructura que lo atienda en esta complejidad, que no lo aborde simplemente como una persona escolarizable."[25] O, como decían Matías Ostropolsky y Paula Koziura acerca de la Unidad de Cuidados Intensivos de un hospital, "la unidad es un mito", pero en el sentido de que no tiene una terceridad, un suelo común:

A falta de una legislación evidenciada o respetada, y [con] una jefatura que puede pensarse como de laissez faire, es que una nueva categoría, "el criterio", hace su entrada. En esta organización, cada uno sabe lo que tiene que hacer, todos tienen criterio. Esto es algo que insiste en los dichos de los miembros de la institución. Todos saben. Pero lo que no queda claro, es si cada "otro" de la institución sabe lo mismo. Cada uno tiene un criterio, pero que es el propio, y es con el que, puede pensarse, cuenta antes de entrar en la institución. Aquí podría pensarse en una falta de institución."[26]

Por supuesto, para decirlo una vez más, aquí no queremos diagnosticar faltas (que podrían "repararse" con "la presencia activa del Estado", como rezan los eslóganes de nuestro posneoliberalismo), sino detectar dinámicas de funcionamiento propias de estos tiempos, eficaces en las actuales condiciones. Diríamos que donde "falta institución" (no porque debería estar sino simplemente porque no la hay), no hay un saber institucional instituido y disciplinadamente compartido y funciona más o menos eficazmente el criterio personal. Este no tiene tiempo de instituirse, pero se desarrolla más rápidamente que aquél. En el interior de la institución fluida, entonces, no hay homogeneización de saberes en uno sino heterogeneidad de criterios en muchos.[27] Se plantea la cuestión de cómo pensar esta fragmentación, esa característica definitoria de la destitución de la primera fluidez; volveremos en el punto III del quinto apartado.

· Es en ese marco que cobra sentido que las astituciones capaciten permanentemente a sus agentes (que no necesariamente son permanentes y no raramente "acaban de llegar"), mientras que en las instituciones más que capacitación permanente había formación inicial y para siempre (un rasgo que cambió quizá antes en hospitales y empresas que en escuelas o cárceles, pero ni siquiera en los hospitales la "formación continua" estaba instituida en la década de digamos 1960, cosa que hoy nos resulta llamativa).

· A esa complejidad interna de los sujetos que transitan por la institución y a esa fragmentación en la cultura institucional se suman diversos grados, según los casos, de discontinuidad espacial. "El CENS N° 454 de La Matanza … presenta una particularidad: funciona en cuatro espacios físicos diferentes distribuidos por el distrito," además de que tiene tres turnos.[28] Es propio de la astitución siempre "presentar una particularidad", pero ya no como caso particular de una norma general sino como particularidad que solo puede tratarse ad hoc (quizá sí por analogía con, o traducción de, otras experiencias pero no por reducción a una normalidad general). La heterogeneidad se efectúa por doquier y de muy diversas maneras.

· A esa compleja heterogeneidad se suma, en el ámbito educativo, la fragmentación de contenidos.

Para ingresar al programa, un docente debe presentar un "proyecto pedagógico" cuyas pautas de evaluación no son públicas: no hay una instancia oficial que controle si los contenidos cumplen con los Núcleos de Aprendizaje Prioritario (NAP) definidos por el Consejo Federal de Educación a nivel nacional. "Hay tantas estructuras curriculares como sedes de Fines, porque cada docente diseña su propuesta. Esto lo justifican diciendo que los adultos tienen saberes previos que hacen que los NAP no sean imprescindibles, pero en realidad es un ejemplo más de la fragmentación del currículum", sostiene Romina De Luca, investigadora del CEICS (Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales).[29]

Por supuesto, no se trata aquí de criticar al gobierno o funcionario que propugnan el FinEs, sino de encontrar, en lo que el Estado hace, no una voluntad buena o mala, sino lo que el Estado puede hacer dadas las condiciones sociales contemporáneas, esto es, captar sus estrategias de poder, así como sus efectos prácticos (dudosamente premeditados o planificados) sobre las prácticas y sobre su capacidad de producción de subjetividad y de social. Podemos entonces calibrar de otra manera el expandido acceso al título secundario: no tanto como un título deficiente comparado con estándares estatal-nacionales ("mi madre en su época al terminar la primaria ya sabía más geografía que mi hijo al terminar la secundaria") sino como un título posnacional, tal vez ineficaz para insertar al pupilo a la cultura moderna pero eficaz para introducirlo en las redes del semiocapital. Por lo demás, no se trata de una subjetividad homegéneamente nacional, que recibió casi los mismos contenidos de Ushuaia a la Quiaca, sino de una más heterogénea, quizá más ¿"territorial"?

· Una especificidad poco advertida es el carácter "territorial" (esta es la palabra que usan los actores) de la gran mayoría de los proyectos astitucionales. La institución solía formar parte de un único territorio nacional. Aquella Nación tenía y era: una moneda, una historia, un destino comunes, y en todos ellos el territorio nacional era sostén fundamental de su unidad imaginaria. Que hoy las astituciones se propongan "llegar a los territorios" y "construir territorio" y se refieran a escalas barriales o de unas pocas manzanas o hectáreas, muestra muy gráficamente que no tienen un suelo común y que construyen una territorialidad discontinua, posnacional.

"Para muchos, [en lo que hace a espacios de terminalidad educativa] el "armado territorial" es crucial porque abre aulas en los barrios de residencia de los estudiantes, por iniciativa de municipios, organizaciones sociales, comunitarias, partidarias, religiosas, sindicales y, con menor frecuencia, empresariales, a cargo de organizar y sostener su funcionamiento."[30]

· Respecto de la producción de elementos sociales (se trate de personas, de colectivos, de enunciados u organizaciones), si la institución los construía como idénticos, la astitución los construye como "dividuos" (al decir de Deleuze) o (al decir de Lazzaratto) como "mónadas" o "subjetividad cualquiera" o elementos introducibles en redes.

"Los comportamientos que asumen las personas, sean niñas, niños, adultos o adultas, tienen relación directa con el contexto en que se dan las interacciones. Por este motivo, en esta Guía se prefiere hablar de roles y no de perfiles. Mientras que los perfiles son fijos, y se definen en relación con la identidad o esencia de la persona; los roles son contingentes, es decir, no tienen por qué ser necesariamente "así", pueden ser de ese modo, pero también de otro. Y ahí es donde se abre el abanico de posibilidades de la intervención educativa. La inclusión de la variable temporal ("en este momento", "se presenta actualmente", etcétera) relativiza las conductas evitando su cristalización (no: "Sos desobediente", sino: "Estás desobediente". O sea: "Hoy estás… así" y no "Sos… así"); lo que permite intervenir a fin de ayudar a la alumna o el alumno a modificar sus conductas. Ampliar los márgenes de comprensión de los conflictos conlleva necesariamente a los integrantes de la institución a repreguntarse acerca de sus prácticas."[31]

Si la institución trabajaba con moldes, la astitución trabaja con contingencias. La contingencia exige desidentificar (¡impensable en una institución disciplinaria!). Evitar la "cristalización" evita la cristalización subjetiva como identidad personal. Este "evitar" la cristalización es en sí misma una práctica astituyente, pero ojo, que no es voluntariamente astituyente (1, porque la cristalización subjetiva es bastante improbable en nuestros tiempos, independientemente de la concepción educativa o de resolución de conflictos que se adopte; 2, porque, dado 1, poca otra cosa se puede hacer que evitar cristalizar, pues obstinarse en la cristalización impediría operar en la situación); sí se puede decir que la dinámica objetiva fluidificadora y la máxima "subjetiva" evitadora de cristalización se sinergizan en el proceso de astituir las organizaciones sociales.

· En cuanto a los nexos o goznes entre las diferentes organizaciones sociales, si el de las instituciones aceptaban la metáfora del engranaje o el encastre, los de las astituciones aceptan la metáfora de la interfaz. Las mesas de diálogo o de coordinación entre ellas, los convenios y demás funcionan como interfaces programadas ad hoc -y no para siempre- y como superficies de contacto entre dos cuerpos que, aunque tienen fronteras difusas, no se imbrican, no se encastran. Luego, el camino del contacto, no queda establecido cuando la interfaz deja de estar. En este sentido, la interfaz es una astitución que gestiona ad hoc los intercambios entre astituciones: es fácil (o más bien rápido) montarla y es fácil y rápido desmontarla. Esta agilidad conectiva, sin duda imposible en tiempos sólidos, va dando al "desconcierto" institucional una modalidad reticular que se combina de distintas y cambiantes maneras con la modalidad piramidal del Estado.[32]

· También las cantidades cambian su conexión práctica con las prácticas en las astituciones, al menos en dos aspectos. Primer aspecto; si las instituciones estatal-nacionales eran más bien pocas y en todo caso en número estable, las instituciones posnacionales se vienen multiplicando, como una diversificación de la oferta de servicios estatales, y sin duda seguirán haciéndolo. Otra forma en que las dinámicas mercantiles impregnan a las organizaciones, incluso a las estatales y a las sin fines de lucro. Segundo aspecto; si las instituciones sólidas se limitaban a administrar una cantidad de población básicamente estacionaria, las fluidas salen a captar a los destinatarios y sus cantidades, más bien fluctuantes, raramente tienen un horizonte limitado (sus servicios son publicitados como "para todos"). Si los establecimientos sólidos permanecían allí, esperando bucólica o amedrentadoramente a los cuerpos que moldearían, las tiendas y stands fluidos, cuya duración es incierta y su existencia no termina de establecerse, se denuedan "contando palitos"[33](cuántos alumnos, cuántos presos, pacientes, alfabetizados, rehabilitados, turistas, bacheos, pesos, leyes, convenios, etc.), como si su prestigio y función no les fuera intrínseco o mediato sino conectado con la cantidad e inmediatamente dependiente de ella. Ello a la vez produce un cambio en la densidad de cada actuación, que deviene delgada e instantánea como una imagen en lugar de espesa y procesual como una representación. Nuevamente, esto no es una pérdida más que desde el punto de vista estatal nacional, pues significa un aumento de la agilidad conectiva de la astitución; es otra vía de impregnación de lo organizacional por lo mercantil. Es otra vía, también, de des-singularización de las prácticas, y tornarlas gestionables, gobernables, y darle así campo de acción a un Estado en tiempos de globalización y radicalización del mercado.

· Volviendo a la cuestión del nexo entre instituciones, la desaparición del concierto institucional estatal-nacional no solo ha destituido el encastre entre las instituciones (un proceso de la primera fluidez), sino que también ha dejado espacio para otra modalidad de nexo entre ellas, una modalidad que podríamos llamar astituida. Hay algo así como un liberalismo conectivo, en el sentido de que no se sabe cómo se complementarán dos o más astituciones[34]o competirán[35]o producirán "articulaciones" hechas con apuro y provisorias. Este liberalismo conectivo produce un enjambre bastante confuso de astituciones. En el partido granbonaerense San Miguel, los alumnos de una escuela secundaria de la periferia del partido recibieron hacia 2011 como subsidio unas bicicletas para ir a la escuela sin gastar en colectivo. Sin embargo, pronto dejaron de usarlas pues se las robaban. El transporte entre la casa y la escuela resulta una conexión incierta, a gestionar ad hoc. Donde no hay concierto de instituciones, no solo hay desfondamiento (como en la primera fluidez), sino conexión término a término, un trabajo conectivo que no puede dar por supuesto el suelo por el cual transcurrirá. Como dijo en 2014 Mónica Ruejas, presidenta de la Junta Vecinal del barrio Los Piletones de la ciudad de Buenos Aires, "nosotros estamos siempre articulando". El trabajo astitucional, siempre territorial y fragmentario, debe, a falta de suelo estatal-nacional, articular con otros fragmentos.

Así, si la institución suponía una ligadura interinstitucional que ligaba las partes y formaba un Todo, y la destitución de la primera fluidez suponía una desligazón que convertía las partes en fragmento (tal la tesis de Del fragmento a la situación), la astitución requiere de una gestión constante de conexiones (no ligaduras ni encastres) interinstitucionales que conectan los nodos y forman red (o redes, pues ninguna red es total). Debe decirse que el Todo, el concierto paninstitucional, era necesidad para que cada institución fuera parte así como la red es condición para que cada astitución sea nodo. Sin embargo, al menos tres prevenciones son necesarias: por un lado, como ninguna red es total en el sentido de abarcar o representarse como abarcando todos los elementos a conectar, el nodo no deviene parte; por otro lado, como la gestión de la conexión puede partir del o los nodos en cuestión, la red astitucional no es un presupuesto lógico o estructural de cada organización, aun si de hecho se encuentra siempre con redes cronológicamente anteriores; en tercer lugar, si el Todo era el único Todo en que una institución podía integrarse, ninguna red es única y exclusiva y siempre puede montarse una nueva red. Estas prevenciones apuntan a no confundir red y todo, a diferenciar Estado-nación y Estado posnacional.

En ese sentido, si la "constelación" de la que participaba la institución sólida tenía forma de organigramas/pirámides nacionales, la de la institución fluida tiene forma de redes nacionales y "regionales"[36] (como se le dice ahora, con un castellano de traducción, a "latinoamericanas") e incluso iberoamericanas: redes transnacionales. No hay Otro del Todo pero sí hay otra red de la red.

· Una sociedad en multiplicación es el terreno de la astitución.

"La CUD [comisión universitaria de discapacidad] fue creada a fines del año 2000 donde graduados y docentes de la Universidad Nacional de La Plata, sensibles a la demanda de la comunidad y conocedores de la deuda que la Universidad tiene en este aspecto con un sector importante de la sociedad, realizamos una serie de propuestas para la inclusión de la temática de la diversidad y la discapacidad, en el seno de la reflexión, la investigación y la docencia universitaria. Siendo la misión fundamental defender el principio constitucional de igualdad de derechos."[37]

En un sentido, la astitución es lo que sucede cuando se multiplica lo social, el aparato del estado, las demandas, las subjetividades. Y puede decirse que la ampliación de derechos es la forma estatal de reconocimiento no representacional de demandas. No representacional aquí significa que adopta fines más mercantiles que industriales: a cada uno su demanda, en vez de a todos la misma figura jurídica en condiciones en que no se puede homogeneizar a los sujetos bajo la misma figura y con la misma relación administrativa.

A la vez, la ampliación de derechos es la forma de otorgar un reconocimiento que dé lugar a la macropolítica, al Estado, habilitando una operatoria de gestión ad hoc, punto por punto, más que de administración burocrática, ciega. A la vez, permite "programar", en el sentido de indicar qué falta, de indicar déficits, y evitar emergentes (o, si surgen, pues no es posible reprimirlos, ignorarlos).

· El desarrollo de la astitución también es distinto al de la institución, así como es distinto el modo de retener a sus sujetos.

"Si bien reconocemos que los avances obtenidos hasta el momento, que hemos citado de modo ajustado, dan cuenta de un trabajo conjunto y consolidado es dable observar que haber creado mejores condiciones de acceso a la Universidad ha implicado que cada vez más personas con discapacidad se acerquen a la Universidad, lo cual ha creado nuevos desafíos para la propia comisión, y justamente la misma estructura de la CUD comienza a percibirse como insuficiente y resulta necesario redefinir los roles de cada uno de los integrantes en pos de generar intervenciones más significativas."[38]

La dinámica parece ser multiplicación de lo social > demandificación[39]> satisfacción > multiplicación de las demandas > demandificación. La astitución, a diferencia de la institución, no logra limitar el campo con que debe vérselas (el campo que debe regular, gestionar, satisfacer, dominar, lo que corresponda según las condiciones en que se dé), y todo el tiempo debe "redefinir" sus roles, tareas, respuestas que dar, etc.

Las "instituciones" posnacionales se erigen para detectar carencias (o porque las luchas les han hecho detectarlas, como señalaba Pablo Domínguez) y para compensarlas. Pero su mismo "éxito" satisfactor hace que las carencias (ahora llamadas demandas) se multipliquen… por lo cual las "instituciones" posnacionales deben ser sumamente flexibles… reinventarse o desaparecer. Como dice María Eugenia Berón: somos "eternos sujetos carenciados de los servicios que se nos ofrecen." ¡La inclusión es siempre deficitaria! La trampa está en que parece como si esa exclusión fuera ausencia de vida. Pero no: solo es ausencia de lo que se llama inclusión.

Ahí, para la astitución reconocedora de derechos vulnerados o insatisfechos, la cosa pasa por detectar y cubrir necesidades más o menos complejas (o, más bien, complicadas), pero no porque la complejidad se piense a sí misma. Que la complejidad se piense a sí misma sería que no venga el Estado/mercado a decirle a la persona en situación de discapacidad ni al miembro de la comisión de accesibilidad qué le falta a aquella para proveérselo/incluirla.[40]

· Si la institución estatal-nacional, producía y reproducía posiciones (la de familia, la de peón, jefe, médico, padre, maestro, inspector, interno, escuela, trabajo, etc.), la institución fluida, al menos en su versión kirchnerista (incluyendo aquí las deficiencias que el republicanismo mediático les enrostra), repone imaginal e imaginariamente las posiciones estatal-nacionales. Pero, como no hay suelo sólido, como no hay Todo, como hay velocidad e incertidumbre y no tiempo progresivo, como hay dispersión social y precariedad laboral y de las instituciones gubernativas, esa "vuelta" de las posiciones estatal-nacionales (que el republicanismo mediático cuestiona por deficiente, contribuyendo también a la ilusión de una reposición) requiere un constante trabajo de apuntalamiento; los elementos sociales presuntamente nacionales exigen ser constantemente repuestos,tanto por vía imaginal como por vía gestionaria.

· Cada configuración de lo social tiene su más-allá específico. Puede ser uno, que adviene y se subjetiva con la suficiente fuerza para ordenar o ningunear otras subjetivaciones más-allá, como fue el caso del proletariado, o pueden ser varios, como en nuestros tiempos, en que ninguno se yergue como "vanguardia" en la emancipación de "la" humanidad y todos "agrietan"[41] la dominación. En cualquiera de los dos casos, un más-allá es específico de cada configuración de lo social. Ese más allá no es sobrenatural (aunque sí lo fue cuando su nombre fue "resurrección") sino el nietzscheano más allá del bien y del mal, es decir, un más allá de los valores en curso. Ese más-allá, tanto como los valores en curso, es histórico, se da situacionalmente, e incluso, vista desde su más-allá, cada configuración de lo social es una organización de las relaciones de poder cuya estrategia es evitar que su más-allá (ontológico) se presente en su acá (óntico). La configuración y su más-allá son correlativos.[42] Como no queremos emplear viejas armas para nuevas dominaciones, preguntamos por las astituciones, para preguntar por su más-allá.

No podemos, pues, si queremos situarnos, preguntar por la contra-institución que propuso el análisis institucional en los "60 del siglo pasado. Ella se daba contra los instituidos, contra "muros de sentido". En nuestras condiciones, los instituidos no son el primer obstáculo, salvo en el punto en que creemos que siguen en pie. El obstáculo es creer que los poderes dominantes son "poderes instituidos" (a veces se prefiere decir "poderes hegemónicos"). En este sentido, como señala Alejandra Grego, la afirmación más allá de la astitución no debemos concebirla como una "contra-astitución", que la subvierte, sino quizá como un desvío de, o una tensión con, sus automatismos. Si queremos caracterizar la astitución, la institución fluida, es porque queremos entender qué obstáculos le presenta a la autoorganización nuestra (el más-allá que 2001 presentó). Eso, por un lado. Por otro (que es lo mismo dicho desde su anverso), porque queremos esclarecernos qué afirmación es la que la astitución logra evitar, qué virtual deja de efectuarse cuando se efectúa la astitución. Si vamos a seguir suponiendo que esta afirmación es la de dinamizar lo repetitivo o dislocar las estructuras, estaremos ignorando que la astitución, que es fluida, no es principalmente repetitiva o contrarreformista o contrarrevolucionaria. Si no es ni el cambio y la creatividad, ni la reforma ni la revolución, lo que se afirma más allá de la astitución, ¿qué se afirma más allá? Ahondamos en esto en el próximo apartado.

Por lo que vengo viendo, el más-allá de la astitución se abre cuando la potencia nuestra se organiza de tal modo que convierte la interfaz astitucional en plataforma.[43] La plataforma se agencia con nosotros; es decir, tanto compone a nosotros como nosotros se compone con/en/"sobre" ella. La plataforma crea tiempo y espacio para pensar las tareas que tenemos (que siempre es a la vez pensarnos). Se da abriendo una dimensión micropolítica, singular, del vivir juntos.

En principio, como la interfaz-astitución no está, como la institución sólida, reduplicada con una vigilancia de los usos que se hacen de ella, casi cualquier interfaz puede ser convertida en plataforma por la fuerza autoorganizativa del vivir juntos, una fuerza que, recombinando recursos de todo tipo (individuales, mercantiles, urbanos, digitales, estatales, empresarios, artísticos, académicos, edilicios, campesinos, "institucionales", alimentarios, etc.) puede, por retroacción, hacer de cualquier interfaz/astitución una plataforma de lanzamiento de una potencia-común.

Más-allás de la astitución.[44]

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La cuestión no es irse de acá; la cuestión es irse acá. Pancho Ferrara

En el cuadro tenemos estos tres momentos que suelo distinguir: solidez, fluidez 1, fluidez 2. En el primer momento ubicamos la solidez con su Estado Nación, y el EN como concierto de instituciones. La fluidez, segundo momento, donde las instituciones se fragmentan, el Estado se torna técnico-administrativo y las instituciones se desarticulan entre sí y tienden a ser lo que Ignacio Lewkowicz llamaba galpones o, aquí, para seguir con el juego de palabras, destituciones en vez de instituciones. Y el tercer momento, segunda fluidez, con el Estado posnacional y algo que no sabemos bien qué es pero que no es ni una institución, ni una destitución, que por ahí a veces pretende ser la restitución de aquella vieja institución sólida pero que no lo logra. Un historiador diría, como premisa, que si pasó el tiempo, es distinta, necesariamente, y que si en un momento existió la imposibilidad de seguir como hasta entonces (estuvo 2001, estuvo el neoliberalismo, el puro y duro, del "75 al 2001), la premisa es que, para seguir existiendo, para sortear esa imposibilidad (que no fue una supresión) tuvo que haberse alterado. Entonces, digo: a priori sabemos que cambiaron las instituciones, sabemos que tienen que haberse fluidificado pero no sabemos, todavía, en qué cambiaron, cómo, con qué efectos.

Condiciones generales

Solidez (siglo XX)

Fluidez 1 (1990"s)

Fluidez 2 (2010"s)

Tipo de Estado

Estado-nación

Técnico-administrativo

Posnacional

Configuración de lo social

Institución

Fragmento / destitución

Astitución

Con premisas de historiador decimos "las instituciones deben necesariamente haber cambiado"; entonces, tenemos una definición externa de astitución. El asunto sería encontrar una definición más interna, más nativa, una que se defina leyendo sus prácticas, sus formas de conectarse con otras instituciones, sus formas de lograr existencia, de mostrarse funcional, de producir subjetividad (y si no produce subjetividad, qué es lo que produce), etc. Entonces, quizá en esa casilla del cuadro, en vez de "astitución" podemos poner un signo de pregunta, como si fuera una equis, o una incógnita que necesitamos despejar.

Voy a intentar más o menos describir algunas astituciones, dos o tres, para empezar con esa caracterización más interna, menos desde la premisa y más desde las prácticas, los hechos. Eso puede sonar un poco positivista, pero sabemos, entre otras, dos cosas al respecto: por un lado, que los hechos son visibilizados por preguntas y no por sí mismos y que hacen falta determinados conceptos para poder pensar lo que se presenta; si no, eso se nos pasa de largo y no lo captamos; Por otro lado, sabemos que los "hechos" no son datos que son sino prácticas, actividades que se determinan prácticamente en su relación con otras prácticas (entre ellas, la práctica intelectual). Digamos mejor -si queremos ser epistemológicamente más precisos- que, más que de pensar hechos, se trata de pensar insistencias prácticas.

"Astitución" es un neologismo medio incómodo y poco auto-explicativo. Una expresión sinónima puede ser institución fluida. El punto es que "fluida" sirve como metáfora, pero, lo mismo que antes, queremos una definición más interna, más cualitativa, que no dé a entender que la astitución está a medio camino entre la institución y la destitución sino que postule la positividad específica que se viene creando históricamente luego de haber ocurrido la destitución de la institución.

Por otra parte, cada tipo de dispositivo produce su propio más-allá, eso de lo que quiere huir e incluso eso que pretende solucionar. Rastreando ese más-allá va, cual perro sabueso, la palabrita "astitución". El siguiente cuadrito servirá como adelanto de lo que con ella vamos encontrando (adelanto de la conceptualización-conclusión) y los orientadores estratégicas que aporta:

General

Institución

Astitución

Más allá de la astitución

Definido positivamente

Disciplina

Empoderamiento – inclusión – flexibilidad

Composición-Potencia

Sujeto

Ciudadano / grupo

De derechos / redes

Encuentro / lo grupal

Su contrario

Flexibilidad, creatividad

Exclusión/vulnerabilidad – disolución institucional

?

Podríamos decir que la institución sólida quiere producir un ciudadano y lo que quiere evitar es la flexibilidad o reducir al mínimo posible la imprevisibilidad de lo que pueda ese cuerpo, quiere convertirlo en un ciudadano disciplinado para saber cómo se va a conducir, cómo conducirlo, cómo aprovechar su fuerza, etc.

Con la astitución, la flexibilidad ya existe y no se puede ni quiere impedir y de lo que se trata es, me parece a mí, de que los sujetos encuentren poderes para moverse en un mundo muy flexible y bastante imprevisible.

"Poderes" pide una aclaración quizá. Lo que hay que anotar como característica de la astitución es el plural. Si la disciplina institucional producía un centro de poder en cada institución, la astitución de alguna manera dispersa poderes en el siguiente sentido. Vieron que se usa bastante, últimamente, "empoderamiento", incluso Cristina habla de empoderamiento. En una época lo usábamos como sinónimo de aumentar la potencia. Así empezó, cuenta Ale Grego, en el feminismo. Hoy me parece que se está usando empoderamiento para por ejemplo aprender a inscribir una cooperativa, aprender a usar una computadora, adquirir diferentes competencias para poder introducirse en el mercado. Tómese "empoderar" como habilidades, competencias prácticas que logran objetivos tenidos por buenos en la configuración social dominante. Dado que la palabra "empoderamiento" ha sido retomada por la configuración social dominante, debemos entender qué le hace decir ella. Y, de alguna manera, cuando escuchamos en general, porque no todo el mundo usa la palabra "empoderamiento" con rigor teórico, empoderamiento hay que escucharlo de esta manera. Por supuesto, muchas veces me parece que se dice con el significado de aumento de potencia y más al modo traído por las o los feministas. Habrá que verlo en cada situación.

Volviendo, la maleabilidad, la innovación, la imprevisibilidad no son cosas que la astitución quiera o pueda evitar (el mercado radical funciona con altísimos niveles de flexibilidad); más bien, va a intentar moverse con la flexibilidad que encuentra. Y cuando la flexibilidad es un dato de movida, el objetivo de flexibilizar las instituciones no puede ser una forma de ir más allá de la astitución. Bien, eso sería lo que la astitución busca lograr. Lo que busca evitar, declara y proclama, es la vulneración del derecho, la exclusión, incluso la disolución institucional (a la que a veces se llama "ausencia del Estado"). Este sería su contrario. Y, ¿cuál es su más-allá? Si no es lo que suponemos desde antes del "68, si no es la flexibilidad, la creatividad, la diversidad, la liberalidad, solo nos queda leerlo situacionalmente.

De alguna manera, con la idea de accesibilidad y discapacidad, que vi con la gente de la Comisión de Accesibilidad Universitaria de Neuquén, lo que se me aclaró un montón es la diferencia entre una institución flexibilizada, una institución fluida, una astitución en fin, y una composición más-allá de la astitución.

Vuelvo al último cuadro (que reúne algunas conclusiones que vamos sacando). Después de la primera columna tenemos tres: institución, astitución y más-allá de la astitución. La institución buscaría positivamente una disciplina para producir un sujeto ciudadano, o un sujeto grupal, sólido; y su contrario, el contrario de la institución en condiciones de institución (de solidez), es la flexibilidad y la creatividad.

De alguna manera, la astitución ya no puede evitar la flexibilidad ni de su contexto y condiciones ni de su población ni de su funcionamiento y busca lograr flexibilizarse para "empoderar" según las necesidades del mercado o de la coyuntura digamos. Acá el tipo de sujeto es un sujeto de derechos, y más que formar grupo forma redes. Lo que la astitución quiere evitar es por un lado la disolución institucional que sufrió alrededor de 2001 y por otro evitar (o, más bien, paliar) la exclusión que habían padecido muchos de los que le dijeron "que se vayan todos"; entonces, su "misión" va a estar satisfecha logrando "empoderar", logrando "incluir", evitando que le digan que se vaya y convirtiéndose en vital para aquellos que pueden decírselo. La tercera columna, este más-allá de la astitución, me parece que puede ser una composición, un encuentro donde se encuentre una potencia más que donde se adquiera o "recupere" una facultad o competencia necesaria para introducirse en las redes (sean redes propiamente comerciales o más político-sociales, o redes laborales, o redes socioafectivas si se quiere); en este caso, el sujeto no es un individuo, ni ciudadano ni consumidor sino un encuentro; no es un sujeto antropomórfico, no es una persona ni un grupo. En el texto de Marcelo Percia "Lo Grupal. La cuestión de lo neutro", lo grupal era un exceso sobre los grupos; acá voy a usar grupal como algo que no es ni grupo ni red; podría ser un nosotros lewkowicziano. Así sería emplanillado; por supuesto, pasar a unos hechos que proponen ser leidos así puede ser más rico.[45] Pasemos, pues.

I. En el año 2012, se reunieron en Congreso varias comisiones universitarias de discapacidad en Entre Ríos y produjeron con sus ponencias un libro que me pasó la gente de Neuquén a través de María Eugenia Berón y que nos va a permitir ubicar algo respecto de la discapacidad así como diferenciar la forma sólida de tratar la discapacidad, la forma fluida y quizás también un más-allá de la fluida.

"Romper con las pre-nociones sobre la discapacidad enraizadas en el sentido común implica, además, tomar una prudente y necesaria distancia de los tradicionales (y actuales) abordajes profesionales en el campo caracterizados inexplicablemente por la indefinición del fenómeno. Es decir, no discutimos las buenas intenciones o propósitos que orientan estas acciones, sino la liviandad con la que se diseñan e implementan programas ?pro-inclusión, a partir de una vaguedad e indeterminación sobre el fenómeno que se pretende abordar y sobre los sujetos a los cuales se dirigen las acciones. Estos abordajes irreflexivos basados en el sentido común, los buenos sentimientos, la buena voluntad o la actitud humanitaria, lejos de ser un aporte a la ampliación de las oportunidades de inclusión social, autodeterminación y reconocimiento de la dignidad de estas personas, constituyen obstáculos a tales fines, ya que cristalizan la perspectiva emotiva, visceral y romántica a partir de la cual se ha pensado y actuado históricamente en este campo."[46]

La astitución se perfila aquí como una hiperactividad servicial orientada por las buenas intenciones. Mareño Sempertegui tiende a proponer un abordaje que llamará más científico respecto de la discapacidad, que permita definir el fenómeno y salir de esa perspectiva de sentido común que es también visceral, afectiva y romántica. Propongo sin embargo, en tren estratégico, juntar la versión emotiva y la versión tecnocrática o, si quieren, la versión más de sentido común y la versión más científica para decir que ese conjunto sirve para definir qué servicios debe brindar la astitución. De ningún modo debemos confundir uno y otro abordaje. Sí debemos discernir si nos asocian con, o nos disocian de, nuestras potencias. Entonces, desde el punto de vista estratégico, tanto el sentido común como la ciencia pueden ser recursos a emplear cual tácticas -o a desestimar. El enfoque de accesibilidad que se viene practicando a veces en la Comisión Universitaria de Accesibilidad Al Medio Físico y Social de la UNComa nos permite ver una estrategia de potencia que detecte cuándo las tácticas responden a una estrategia de poder (o "empoderamiento"). Debo decir que empleo la palabra accesibilidad porque es la que emplean los que están en el terreno; si no hubiera conocido su trabajo, para mí "accesibilidad" continuaría siendo un sinónimo de "inclusión"; creo que lo más activo es leer lo que dice la palabra en situación más que en el diccionario.

Volviendo, ¿qué facultades, qué competencias, de qué manera la astitución va a lograr empoderar al discapacitado (que no es solo el de la silla de ruedas[47]Bueno, "con el cariño de la maestra", diría el sentido común, o, diría el enfoque tecnocrático, con sofisticados dispositivos informáticos para tener bibliotecas donde puedan ir por ejemplo ciegos, tal vez incluso con previsiones estadísticas de la cantidad de ciegos, de gente con silla de ruedas o diferentes discapacidades que van a entrar en los próximos años y unas curvas muy sofisticadas para ver cuántas rampas y cuántas aulas especiales la organización va a tener que disponer año a año en la próxima década (si tal prospectiva fuera posible en este país; realmente ignoro si es completamente imposible), y capacitar a los docentes y asistentes necesarios, preparar el material didáctico específico, etc.

Retomando; algo que podría definirse como una política pública más seria y más científica puede seguir siendo una actividad servicial, es decir, orientada más a empoderar, a facultar, que a expandir o encontrar y experimentar potencias. Con términos más utilizados entre los que se dedican a estas cuestiones: el enfoque más científico puede seguir siendo una actividad ortopédica, destinada a desarrollar prótesis para suplir lo que desde la ideología de la normalidad aparece como déficits, más que producir "accesibilidad al medio físico y social".

Hay una cuestión muy importante que es donde se ve clara esta complementariedad entre la visión más romántica y la visión más tecnocrática de la discapacidad: que la discapacidad no es un dato sino un proceso, hay algo asi como un proceso de "discapacitación" donde el discapacitado queda como deficitario, como carente de las capacidades que se asumen como normales de un ser humano. Tanto el abordaje romántico como el tecnocrático lo desconocen.[48]

"¿Qué emancipación se promete a sujetos que han sido ubicados… en una situación de discapacidad? No hay concreción más infalible que la de hacerle creer a este cuerpo individuo sujetado, que su accionar es improcedente, que necesita corrección, y que ésta llega a través de un saber que le es ajeno y sobre el cual no puede apelar. Se naturaliza así… lo que se debe sentir, pensar y ser… El proceso de dis-capacidad ha comenzado."[49]

En breve: no hay discapacidad sino discapacitación, un proceso social de producción del discapacitado como deficitario, como carente de las capacidades determinadas socialmente como normales, como condición biológica de productividad y plenitud normales. Con el siguiente párrafo se me terminó de aclarar esta idea que muchas de esas ponencias venían diciendo:

"Hablar de déficit implica que algo falta, respecto de un modelo, de una imagen de completud, de un deber ser. Sólo en presencia de ese modelo puede establecerse una falta. Ese modelo, ese orden completo, esa imagen, es la del cuerpo normal, del cuerpo productivo, cuerpo producido como productivo. Las relaciones que se establecen partiendo de que a un sujeto le falta algo -un sentido, una función, una capacidad, una habilidad, una lengua– son radicalmente diferentes de las relaciones que se establecen partiendo del reconocimiento de un modo singular de estar en el mundo. Por decirlo al borde de la perogrullada, un ciego no ve. Pero no le falta la vista. Es un sujeto histórico, singular, en una serie familiar que entre otras cosas porta una ceguera. Claro que esto marca ese modo de habitar el mundo, pero la marca no es el sujeto. Estamos diciendo que nadie es completo, pero que a nadie le falta nada. La imagen que nos inventamos de completud, de cuerpo completo, inventa el espejo deforme del cuerpo incompleto, anormal, inadecuado."[50]

La idea central, creo, en estos abordajes que entienden la discapacidad como un proceso relacional de producción de discapacidad, es encarar distinto la relación con aquel producido como discapacitado. La estrategia de accesibilidad va a encarar la relación con ése como una relación donde habrá que ver, no qué le falta sino qué puede, incluso qué podemos con él, qué podemos él y nosotros o ellos y nosotros, y el nosotros va a ser tanto los llamados discapacitados como los llamados normales. Digámoslo así; si el enfoque de inclusión del discapacitado quiere poner una rampa para que el discapacitado llegue al aula, el enfoque de la accesibilidad va a poner la rampa pero quiere investigar/experimentar qué pasa en el aula con el tipo que entró por la rampa y qué nos pasa a nosotros cuando un tipo entra por la rampa. Y a la larga, como horizonte, después de mucho experimentar esa relación, ver qué concepción de naturaleza y biología humana se arma en esa relación, en esos encuentros, que no son de inclusión en lo ya dado sino de encuentro con algo que no sabemos qué puede. Entonces, me parece, de lo que se trata en una estrategia de potencia en el campo de la discapacidad es de encontrar un eje distinto.

Diría, ¿se puede pasar del juego especular capacidad-discapacidad al eje transversal de potencia-impotencia? Podemos afirmar que, además de casos en los que el proceso de discapacitación impotentiza al discapacitado, como ya sabemos, también hay casos en los que la atención del discapacitado como alguien con un déficit impotentiza al que lo atiende. Del mismo modo, hay prácticas en que la inclusión despotencia a ambos y casos en que la accesibilidad potencia a ambos. La CUAMFS escribía esto en 2011:

«[Con el] grupo de trabajo "voluntarios", resignificados como agentes o a.c.t.o.r.e.s. sociales (actuar para operar en la reconstrucción social), se convoca a través de talleres a estudiantes de diferentes carreras a participar de actividades que tiendan a fortalecer los distintos proyectos vinculados con la Comisión Universitaria de Accesibilidad. Se promueve [un] "voluntario" como sujeto… que construye, y entiende que el tema de la discapacidad implica y merece una discusión política, social y cultural mucho más profunda que la que se sostiene desde los modelos médicos e individualistas y asistencialistas…, apoyados en el reconocimiento del otro como portador de palabra que existe y de la diferencia como forma de un "nosotros" potenciado, multiplicador de experiencias y conocimientos.»[51]

Y esto en 2008:

"En este sentido, compartimos con Skliar[52]que la discapacidad no es un fenómeno biológico sino una retórica cultural. Por lo tanto, no puede ser pensada como un problema de los discapacitados, de sus familias o de los expertos. En la experiencia trabajamos directamente con los jóvenes estudiantes de Escuelas Medias, les proponemos la discusión como sujetos activos de su realidad educativa. En el espíritu de esta tarea está la convicción de trabajar por un mundo mejor, materializado en las prácticas de sujetos autónomos, libres, reconstructores y constructores de realidades, sujetos insertos en distintos campos sociales problemáticos, en los cuales nos apremia la intención de augurar nuevas relaciones de reciprocidad y amorosidad."[53]

Así, la accesibilidad es de doble vía, a diferencia del asistencialismo, que suele impregnar a la estrategia inclusiva, y no apunta tanto a cubrir déficits de un "anormal" sino a potenciar la experiencia de todos los "incompletos" (los considerados normales y los considerados anormales). Un poco también lo planteo de esta manera para sacarnos esa idea romántica y caritativa de ayudar al discapacitado, pobre víctima de la desgracia -un enfoque que asume desde el vamos que el otro está en déficit (que es "vulnerable", impotente) más que alguien envuelto en una construcción subjetiva, inventiva, con lo que tiene. Si hacemos este pasaje, los que no nos consideramos discapacitados inevitablemente nos veremos envueltos en una construcción subjetiva con lo que tenemos. La accesibilidad apuesta a que, en esa construcción, el otro, supuestamente deficiente, acceda a los que nos consideramos supuestamente normales, y nosotros[54]accedamos al otro. Esto aparece muy claro en lo que contó la gente de la CUAMFS de una visita que hicieron a una escuela de educación especial neuquina. Pablo decía, luego de encontrarse con los chicos ahí, "hay que venir acá y dejar que el cuerpo se sorprenda". Por lo que me contó María Eugenia Berón, parece que el tratamiento que les daba la docente era bastante caritativo, desde la lástima. Ese "dejar que el cuerpo se sorprenda" con el que Pablo estaba tan contento, me parece que es algo que a Pablo le gusta que le ocurra, que no lo hace por el otro. Esa no es el sentimiento caritativo de "pobrecito el otro, debemos incluirlo para que tenga lo que a él le falta y a mí no"; es la felicidad del "acceso" al otro.

Así, la accesibilidad abre a una igualdad, y muestra que la inclusión mantiene la asimetría. Y en esa igualdad es donde puede llegar a haber un pensamiento, donde puede producirse un común, no porque no tengamos diferencias, sino porque compartimos el problema. Compartir un problema es compartir un campo que no conocemos, compartir una ignorancia, si se quiere, una ignorancia que sólo juntos podemos explorar y tornar campo de sentidos nuestros. Al mismo tiempo, compartir un problema es compartir un gusto, el gusto de poder, de experimentar lo que podemos y se expande.

Cuando oyó esto, Alejandra Grego recordó a las comunidades de los pueblos originarios, especialmente las zapatistas, donde todo miembro de la comunidad es miembro de la comunidad, independientemente de estas definiciones de normalidad y discapacidad; todos pueden hacer algo, todos forman parte de la comunidad y todos pueden aportar algo a la comunidad; donde por lo tanto el eje no está en la cuestión de a qué estereotipo responde tal o cual sino en recibir un colectivo esa capacidad, que siempre hay, de hacer algo por ese colectivo. Incluso, diríamos, la comunidad siempre necesita lo que ese puede hacer.

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Bien. Aquí tenemos un esquema con los dos ejes de que venimos hablando, el eje vertical "discapacidad", asimétrico, desigualitario, el eje corriente, y el eje horizontal donde hay otro y otro. Otro y otro que al encontrarse pueden ser nosotros. El eje vertical sería un eje de inclusión y el eje horizontal es un eje de accesibilidad, donde cada otro accede al otro y ambos acceden al encuentro.

Quería ver si podemos pensar este despliegue de un eje horizontal atravesando el eje vertical en otros casos, porque las astituciones son una forma de restablecer asimetrías (en general: situacionalmente puede ocurrir otra cosa).

Antes de meterme con la escuela quiero decir lo siguiente. No se trata de encontrar un bloque de los malos y un bloque de los buenos. No podemos afirmar que todas las astituciones evitan el encuentro, que todas son un fiasco mercantil y posnacional y que está en producción, marginada o reprimida, la verdadera libertad y la verdadera igualdad. Más bien estamos en condiciones de mucha ambigüedad, tal vez esa sea una característica de la misma fluidez; un poco de lo que se trata es de encontrar qué es activo y potente y qué es reactivo o despotenciador, qué es igualitario y qué desigualitario, y ver cómo, en las condiciones que nos toquen (imposible elegirlas), se puede ampliar lo igualitario y lo común. Creo que las astituciones a veces pueden convertirse en una plataforma para que eso ocurra. En este sentido, decía Alejandra:

"Asocio una frase que escucho muchas veces de pacientes [ella es psicoanalista] o gente amiga que está ahora en instituciones/astituciones que es "hacemos lo que podemos". Eso me parece muy interesante, ya no es hacer lo que hay que hacer, hacer lo que se debe, hacer lo que se supone que se supone que tiene que hacer la institución sino "hacemos lo que podemos", y eso me parece que abre un panorama con la ambigüedad, entonces no sabemos muy bien lo que podemos."

Se trata de un "hacemos lo que podemos" no como resignación sino como búsqueda, una investigación de qué podemos, y un atravesamiento de los obstáculos que le ponemos a lo que podemos. Está bueno que sea en primera persona del plural: buscamos encuentro igualitario con otros para encontrar qué podemos. Tal vez esa sea una definición formal posible del más-allá de la astitución.

El siguiente cuadro pasa en limpio esta lectura del trabajo de la CUAMFS, especificando las variables adelantadas en el cuadrito conceptual que presenté al inicio de este apartado.[55]

Cuamfs

Institución

Astitución

Composición

Definido positivamente

Normalidad

Inclusión según DDPD[56]de 2006 Customizaciones / conexiones inclusivas / multiplicación institucional[57]

Solo a posteriori

En el libro[58]

Discapacidad

Déficit

Encuentros para que emerjan potencias / "a.c.t.o.re.s."

Su contrario

Invalidez

Exclusión / vulneración de derechos

Paradigma biológico y productivista

Un agregado. Luego de escucharme, María Eugenia me comentaba lo siguiente. "Cuando pensamos en incluir, solemos pensar al otro sin potencia, pero potencia tenemos todos, el asunto es qué hacemos para posibilitar que eso pueda desplegarse." En efecto, a idea de inclusión supone que el excluido es pura vulnerabilidad y nada de potencia. Digamos que eso lo más molesto de la idea de inclusión. Aparte de que nos quieren incluir en lo dado nos dicen que no podemos nada si no nos incluyen. Entiendo que es en este sentido que la Cuamfs afirma La discapacidad no existe.

Si discapacidad es impotencia o puro impedimento, la discapacidad no existe. Creo que podríamos tomar el enunciado neuquino y, en tren spinoziano, universalizarlo: la impotencia no existe. Puede ocurrir que alguien tenga muy poco poder (nunca nulo poder), pero no, que no tenga potencia.

II. El libro "Señales de vida" de Teresa Punta es un hermoso libro, que cuenta varios casos de la escuela nº 4 de Chubut, una escuela primaria. Me voy a detener a leer el de Merlina, una nena de esa escuela que a veces venía y a veces no; cuando van a ver qué pasaba, le hacen una visita a la casa y se dan cuenta de que vive en una isla… Merlina vive en una isla y hay días que no puede ir a la escuela porque sube la marea. La pregunta era cómo lograr que ésta nena estuviera en la escuela sin ponerse a reclamar que la trasladaran a tierra firme, por ejemplo, o que le dieran un bote para cruzar cuando sube la marea. Por algún motivo, ellos dijeron -Teresa Punta es la directora de la escuela- "no tenemos que ponernos a reclamar inclusión sino que tenemos que ver, en tanto escuela, cómo podemos hacer para que Merlina esté en la escuela. Entonces dijeron que Merlina viniera cuando baja la marea, la marea solía bajar entre 4 y 6 horas, de manera que venía en el horario en que hubiera bajamar. Cuenta Teresa que a veces Merlina estaba con la portera limpiando las aulas y limpiando las aulas se ponía a escribir cosas en el pizarrón y la misma portera se ponía a enseñarle; otras veces estaba al medio día y se ponía a almorzar con la secretaria de la escuela; otras veces la nena estaba en la biblioteca con chicos de su edad, y así. En todas esas situaciones fue aprendiendo algo, incluso aprendió que las mareas tenían un horario, que se podían predecir y que algo se podía planificar en base a eso. De alguna manera, lo que se va contando es que se abre un espacio de pausa, en vez de apurarse a incluir o a personalizar la escuela para el excluido.

Cuenta Teresa que descartaron de entrada el disciplinamiento sólido: "Que Merlina estuviera en la escuela era lo más importante. Si nos ceñimos a unas formas que incluyen horarios y regularidades, la dejamos afuera." De alguna manera la cuestión era cómo hacerlo sin reclamar un bote, sin buscar inclusión. Pero eso abre un espacio (no un espacio físico u objetivo, sino subjetivo y probablemente también físico) que podríamos llamar nuevamente de accesibilidad, que es cómo accedemos a Merlina y qué descubrimos que puede Merlina con la escuela y qué puede la escuela con Merlina. ¿A alguien se le había ocurrido que pudiera aprender con la portera o en el almuerzo con la secretaria e incluso en la biblioteca con chicos de su edad? Se ven los efectos producidos gracias descartar el disciplinamiento sólido. T. Punta dice que no es una mera cuestión de "hacemos lo que pinta" sino que se trata de un trabajo de planificación y organización, aunque no cuenta bien qué planifican. Ahora bien, ella los cuenta como hallazgos; son sin duda sorpresas desde el punto de vista de la forma escolar sólida. Pero no son derivas caprichosas; no estamos en una dinámica de destitución, de "galpón". Diríamos que se trataba de organizar lo que emergía al salir de la emergencia, al abrir una pausa antes de salir corriendo a pedir inclusión.

"¿Qué significaba para nosotros brindarle a Merlina un lugar cuidadoso y bello que se arme con la marea? ¿Qué podíamos hacer -como escuela- para que ella tenga lo más cercano posible a lo que necesitaba?"

Se perfila entonces una estrategia ético-educativa: la composición singular. Estaba claro que no perseguían una homogeneización estatal-nacional, disciplinaria. Pero ahora comienza a aclararse que tampoco buscan una "customizacion" mercantil. Customizar viene de customer, cliente; el verbo customize se traduce como "hacer a medida" o como "personalizar". Esta personalización a la medida del consumidor es una práctica bastante extendida en las instituciones fluidas -y no solo en los colegios privados, donde cada chico asiste al comedor con una almuerzo distinto. La customización puede ir desde el intento de reacomodar horarios de clase hasta fechas de recuperatorio y lugar de entrega de una monografía, pasando por el intento de pactar pautas una y otra vez, a un régimen especial en medio de una escuela "común" para un alumno con alguna certificación de discapacidad. Volviendo, si con Merlina te ponés rígido como en el Estado-nación y presuponés que todos los ciudadanos son homogéneos, Merlina queda excluida, pero, si personalizás la escuela para Merlina y armás, desarmás y rearmás un grado según las horas de plea y bajamar, se desarma la escuela, pues la nena pasa a no tener compañeros, y la experiencia, profundamente ético-educativa, de estar con otros[59]también la pierde. Por otra parte, si la escuela reclamara reubicación de vivienda o construcción de puentes, la escuela se perdería experimentar la pregunta por cómo ser escuela en condiciones de heterogeneidad, lo que nos volvería a enviar a la idea automática de inclusión bajo presupuesto de homogeneidad, tanto como a una aceptación acrítica de adónde queremos que la nena se integre… una aceptación acrítica de la escuela tal como está: en crisis y en permanente intento restitutivo -o con grandes veleidades que añoran antiguos esplendores y con poca posibilidad de hacer lo que hacía en esos tiempos.

Entre estos caminos, pues, (disciplinamiento excluyente, personalización dispersante, reclamo inclusivo en lo dado con ansiedad e hiperactividad restituyente) que espontáneamente se le plantean al educador, la escuela n° 4 de Chubut ejerce un producirse para que los encuentros se den, un producir los dispositivos necesarios para que los encuentros creen los dispositivos necesarios para producir escuela y subjetividades escolares contemporáneas. Dice Teresa Punta: "La naturaleza no es "regular"… tiene bajas y pleas… y también "mareas extraordinarias"… y las mareas extraordinarias dejan la costa sembrada de caracoles nuevos." De alguna manera se trata de pensar una escuela que se pueda componer con los encuentros, con lo que los encuentros deparan, que creo que esa es la metáfora de los "caracoles nuevos".

En un sentido, la astitución puede ser caracterizada como un cóctel donde esos tres caminos (disciplinamiento excluyente, personalización dispersante, reclamo inclusivo en lo dado con ansiedad e hiperactividad restituyente) se combinan en proporciones variables e inestables y se recombinan una y otra vez. Nos encontramos con una escuela que inventa y sostiene prácticas más-allá de esa astitución, prácticas constituyentes, prácticas de creación de común y de subjetividad.

En un momento, Teresa dice «Nos cuidamos mucho de "no salirnos por la tangente"… y empezar a mover "reclamando"… un bote para Merlina y su mamá… una casa en tierra firme…» Se trata de evitar el reflejo automático demanda-inclusión. Yo creo que las instituciones fluidas o posnacionales, al ponerse tan serviciales, de alguna manera lo que buscan (no tal vez con intención, pero sí con eficacia) es que los nosotros no investiguen por sí mismos sino que demanden a las instituciones estatales eso necesario para participar en lo dado (no lo dado por quieto, sino lo dado porque no se cuestiona), constituido por esa esa "normalidad" en el campo de la "discapacidad" o por el mercado en el campo de las cuestiones sociales. Sigue Punta: "Pensamos como escuela. Como escuela, como escuela, como escuela… nos complica… se nos prende el automático de la queja y la restitución." Entonces, "no salirse por la tangente" significa no descuidar nuestra cualidad de escuela. Entonces, la cuestión de este más-allá de la astitución es algo bien complejo que es pensar un habitar la escuela como escuela y encontrar las potencias que en general no están representadas de antemano como lo bueno, como eso que debe lograr una institución, incluso cuando es fluida, sin abrir la pregunta (y por lo tanto la exploración) por lo que puede la escuela en las condiciones contemporáneas. Esa actividad que llamamos astitución, esa hiperactividad febril que busca reponer no se sabe qué (o mejor: que repone febrilmente lo que supone tiene la misma capacidad instituyente de siempre y de lo único que es efectivamente capaz es de evitar la pregunta por de qué la institución que componemos es efectivamente capaz), esa actividad, decía, no piensa, no inventa, se sale por la tangente, descuida sus potencias reclamando viejos poderes. Agrega entonces Punta: "A partir de nuestra propia voz, es desde donde podemos generar un espacio de búsqueda. Que no sea ajeno al espacio común citado por los expertos, pero que a su vez nos defina singularmente."

Entonces la astitucion no sería un obstáculo porque es rígida, sino que lo es en tanto su propia flexibilidad para incorporar novedades y su propia apertura a las demandas y reclamos impiden generar un espacio de búsqueda, un espacio donde encontrar una voz singular y unas prácticas de "acceso" (en términos de la Cuamfs) o de "encuentro" (en nuestros términos) singulares:

"Nosotros somos con Merlina. Merlina es con las mareas. Sólo nosotros podemos construir una manera de contener-nos."

Nuevamente, ahora en una situación educativa, se plantean dos ejes. Uno vertical, asimétrico, que se plantea como una relación entre demandas-de-lo-que-falta y satisfacción-de-las-demandas y otro que se despliega horizontalmente cuando ocurre un encuentro entre el otro escuela y el otro alumno-no-previsto-por-la-configuración-tradicional, componiendo un nosotros.

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Es importante indicar que, en estos gráficos de ejes cruzados, la línea del encuentro es una línea discontinua tanto porque es incierto que se dé el encuentro y que el encuentro produzca efectos, todo el tiempo, continuamente, como porque es incierto que esa política se pueda sostener permanentemente. Tal vez hay que pensarla como algo discontinuo que ocurre en los intersticios de la astitución. En este sentido no se trata de un más-allá como momento que ocurre después de la astitución, o como un cuartito a su lado que permanece desocupado y disponible, sino de un más-allá que ocurre intersticialmente, entre. Mientras que la estrategia astitucional del Estado posnacional consiste en afanarse por brindar servicios y ampliarlos, por satisfacer siempre nuevas demandas, etc.,[60] la estrategia del encuentro busca encontrar lo singular, lo potente de las complejidades otras al encontrarse, busca encontrar cómo esas complejidades plantean sus singulares problemas, qué tareas se les plantean, qué exigencias internas presentan y con qué imágenes se ayudan a pensar, y que imágenes producen en su trabajo de experimentación, en su proceso de encuentro.

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