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Cosmovisión andina y minería en el Perú



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Marco
    conceptual
  3. Características de las culturas en los
    Andes
  4. Cosmovisión
    andina y economía de mercado
  5. Las empresas
    andinas y la flexibilidad para los cambios territoriales y
    sectoriales: Pilares del Desarrollo
    Territorial
  6. Conclusiones

Introducción

Deberá tomarse en cuenta que las empresas mineras
en el Perú, por estar ubicadas mayormente en las altas
montañas, están rodeadas de comunidades campesinas
andinas, en las cuales predomina una cultura originaria que es
preciso que las empresas conozcan esa cultura, para actuar con
mayor equidad y responsabilidad social.

En ese sentido, para lograr una empresa minera
responsable se requiere de profesionales no sólo de alto
nivel técnico, sino también de óptimos
profesionales para tratar la parte socio-cultural del entorno
empresarial, con capacidades para:

a) Hacer propuestas de desarrollo concertado con el
Estado, la sociedad civil y el sector empresarial.

b) De "habilidades para interactuar con otros grupos de
interés…habilidades "multitasking" para optimizar
prioridades; así como talleres de empatía,
comunicación y gestión de la diversidad"
(exposición de Collas, en la "Feria Expomina 2012,
Lima).

c) Conocimientos y habilidades para entender y actuar de
acuerdo a los roles que les dan las familias andinas a hombres,
mujeres y generación para el trabajo y la gestión
institucional, así como las diferencias de género
en relación a las percepciones que tienen sobre las
empresas mineras y los proyectos de desarrollo. Particularmente,
debe saberse los motivantes que hacen que las mujeres participen
en la toma de decisiones y en el trabajo en las empresas
mineras.

En ese sentido, el presente capítulo tiene por
objetivo exponer los componentes de la visión de las
sociedades andinas y el enfoque moderno de desarrollo territorial
(tratando de identificar los puntos de encuentros), los cuales
deberán ser promovidos por las empresas y el Estado,
porque la cosmovisión andina es la matriz cultural
mediante la cual piensan y actúan las poblaciones
originarias de los Andes. En tanto que el desarrollo territorial
(DT) es un enfoque moderno que ayuda a actuar en la diversidad
productiva y social, así como sirve a las instituciones
para que gestionen sus proyectos con una visión
integradora.

El uso de ambos enfoques de manera articulada y en
consenso mutuo de las poblaciones de origen no andino y los
andinos (de igual manera deberán tratarse las relaciones
con las comunidades amazónicas o los pobladores criollos),
deben ser componentes necesarios de los planes de relaciones
comunitarias de las empresas mineras. Esto reducirá los
conflictos sociales que se vienen convirtiendo en caldo de
cultivo para quienes se oponen a la inversión y al
desarrollo.

Marco
conceptual

  • Cosmovisión andina y desarrollo
    territorial

Dado que las empresas mineras tienen que interactuar
mayormente con las comunidades andinas del entorno de sus
operaciones, se hace necesario el establecimiento de puentes
culturales entre las empresas mineras y los
campesinos.

Puentes que deberán servir para abrir un
diálogo intercultural entre la cultura moderna empresarial
y la cosmovisión andina, cuyo concepto más
genérico se refiere a la forma originaria de pensar e
interpretar que tienen las poblaciones originarias de los Andes.
Cosmovisión que explica el origen y la existencia de los
recursos naturales, económicos y sociales, donde se
incluyen a los ayllus (conjunto de familias) y hoy a las
comunidades campesinas.

Por otra parte, el enfoque moderno del Desarrollo
Territorial se define "como un proceso de transformación
productiva e institucional de un espacio rural determinado, cuyo
fin es reducir la pobreza[1]y lograr la
competitividad. Enfoque que tiene como características
principales: promover el desarrollo de capacidades de la
población bajo diversas formas de asociación y
cooperación entre los productores (por ejemplo, las
cadenas productivas organizadas por el ayllu de familias, cuya
actuación va desde los centros de producción en los
Andes hasta los mercados en la Costa y en la Selva) que se
identifican con su territorio.

Con el enfoque del Desarrollo Territorial no solamente
se les orienta a las empresas los roles para el desarrollo de sus
entornos, sino también al Estado, para que implementen
estrategias para la gobernabilidad y la gobernanza (alianza entre
instituciones para el desarrollo socio-económico del
territorio), mediante la necesaria propuesta de un plan de
desarrollo territorial en las regiones y microrregiones.
Así como también el DT incentiva la
participación de la sociedad civil en esos
procesos.

El concepto y las estrategias del Desarrollo Territorial
concuerdan en cierta manera (aunque con ciertas distancias) con
los principios de la cosmovisión andina, como son: la
identidad cultural territorial, la articulación
dimensional (como cultura, economía, tecnología,
sociedad), la totalidad y la sectorialización productiva
integradas en el territorio, para lograr la competitividad
territorial y la marca territorial. Proceso en el que debe
tenerse en cuenta la existencia de proyectos de desarrollo tanto
de las empresas como también de las comunidades
nativas.

  • Ordenamiento territorial, cuenca y
    corredores logísticos

Es importante distinguir el concepto de desarrollo
territorial de otras nociones aparentemente similares, como por
ejemplo: ordenamiento territorial y cuenca. Con respecto al
concepto ordenamiento territorial nos remite a la
identificación de las zonificación económica
y social que integran un determinado espacio.

El ordenamiento territorial son los lugares en que en
una determinada cuenca, por ejemplo, se deben ubicarse las
ciudades, los centros industriales o las áreas
agropecuarias, con cada una de sus especies o los centros
mineros.

El concepto de cuenca se define como «… un
espacio biofísico que capta el agua de lluvia y la
deposita en un río o fuente principal (lago, laguna e
incluso un océano), considerándolo desde su parte
más alta de captación, hasta lo que se ha
considerado como valle o parte plana o semiplana circundante a
dicha fuente» (Alfaro, J. y Cárdenas, A:
1989).

De acuerdo a los estudios de Dourojeanni, A. (1994) se
puede determinar que existen dos fines en el análisis de
la gestión de cuencas:

a) el manejo de los recursos naturales de una cuenca
determinada y b) el desarrollo integral del espacio. Para ello,
se deberá tener en cuenta que toda cuenca tiene distintos
espacios, tales como los forestales, praderas, agricultura,
hídrico, áreas eriazas y áreas de reserva.
Estos espacios evolucionan gracias a diversos factores entre los
que se encuentran las organizaciones sociales (Sánchez, P:
1996).

Por otro lado, el enfoque moderno del "desarrollo
territorial", a diferencia del ordenamiento territorial y la
cuenca, es un proceso que hacen los actores sociales, las
instituciones y las poblaciones para lograr el desarrollo
integral de un espacio territorial determinado, en una cuenca o
microcuenca.

En tal sentido, Gallicchio, E y Winchester (2003),
refiriéndose al desarrollo territorial explican lo
siguiente, este espacio no es sólo visto como un
territorio físico.

El territorio debe ser visto no como un lugar donde las
cosas suceden o aterrizan. El DT debe ser visto como un conjunto
de dimensiones y variables (físicas, biológicas,
económicas y socio-culturales) que van formando la
construcción de un mejor desarrollo socio-económico
y cultural.

En cambio, en la cosmovisión andina se divide al
espacio o el territorio ("pacha" que es la unión de
espacio y tiempo) de las cuencas y el universo en tres partes: a)
"Hananpacha" (el mundo de arriba, de los "apus" y hoy se incluye
a la cruz cristiana). b) el "Uk"upacha" (el mundo de abajo o el
interior de la tierra y c) el "Kaypacha (el mundo en que
vivimos). Y cada espacio de esta tripartita tiene dioses y roles
en la vida social de las comunidades.

Por ejemplo, en el mundo de bajo se origina la vida de
los animales y los pastos, por lo tanto, cuando la minería
formal no toma en cuenta esta tripartición del espacio en
esta cultura andina, no puede entrar a negociar en el plano
cultural y se sumerge exclusivamente en el campo del Derechos
Positivo de la Constitución, que refrenda el principio que
el subsuelo es de propiedad del Estado, de todos los
peruanos.

Esa postura no es entendida ni respetada por los
pobladores andinos, porque para ellos milenariamente le
pertenecen los tres espacios, además esa posición
se refuerza con el principio del "comunitarismo" andino que se
opone relativamente con lo "societal" o la sociedad regional y
nacional. Por eso hay que entrar a negociar culturalmente y con
el Derecho Positivo para la entrada o expansión de una
empresa minera.

Asimismo, los territorios y las cuencas tienen varios
corredores económicos logísticos, cuyo concepto se
asocia a la idea de un determinado espacio territorial, donde
existen pueblos, comunidades, centros productivos, etc. que
están unidos por diversos medios de comunicación,
carreteras y mercados distantes.

Los proyectos de desarrollo aprovechan estos corredores
para potenciar resultados e impactos al tratar de articular la
economía de los productores (aprovechando sus ventajas
productivas y competitivas), con los grandes mercados regionales,
nacionales y con el mercado global.

En la cultura andina también son vistos (aunque
no con la misma interpretación) los conceptos de
ordenamiento territorial, cuenca y corredores económicos.
Como se verá más adelante, en la cultura andina la
noción de cuenca está vinculada a la noción
de la identidad territorial de los pobladores andinos, los cuales
se sienten originarios de una determinada cuenca gracias a una
montaña o "apu" (que se encuentra en la cabecera de
cuenca), que les dio la vida, el agua, las tierras, todas las
zonas de producción (cultivos y ciudades ubicadas de
acuerdo a zonas de producción y pisos
agroecológicos) y todos los servicios ambientales que
componen esa cuenca, a la cual hay que conservar y cuidar (son
por ejemplo, los restos arquitectónicos de las "Huacas
Sagradas" y sus entornos productivos que superviven en
Lima).

Los corredores económicos (logísticos) en
la cultura andina tienen como vestigios los caminos de herradura,
como el "Gran Capac Ñan" o el camino de los Incas. Aunque
en las épocas prehispánicas los objetivos de los
intercambios eran la redistribución y el trueque de
productos entre pueblos ubicados en distintos pisos
ecológicos; en cambio hoy se ha creado el mercado en esos
corredores económicos.

Pasando a ser el mercado (que ha reemplazado a los
poderes de los estados regionales o del Imperio Inca) y las
carreteras los que articulan e integran la diversidad de
productos agropecuarios, comunidades y centros urbanos (costa,
sierra y selva).

Los corredores permiten un flujo constante de
comunicación e intercambio de bienes y servicios dentro de
cada región[2]incluso los corredores
económicos que hoy cruzan a las cuencas y las articulan a
las economías de las comunidades más alejadas con
el mercado global.

Características de las culturas en los
Andes

En la perspectiva de análisis de la matriz
cultural andina de hoy, se debe enfatizar por un lado, las
características culturales que vienen del pasado y las
características de la cultura moderna que han venido
modificando a aquella cultura; como sostiene Ricardo Soto
Sulca[3]refiriéndose a J.M.
Arguedas:

"La comunidad campesina o comunidad de indios no es una
organización social estática o que vive de
simbolismos de añoranza, sino que por el contrario los
comuneros o indios tienen una idea de progreso (modernidad)
consciente o inconscientemente.

Arguedas nos manifestaba: En Puquio, viendo trabajar en
faenas a los comuneros de los cuatro ayllus, asistiendo a sus
cabildos, sentía la incontenible, la infinita fuerza de
las comunidades de indios, esos indios que hicieron, en
veintiocho días, ciento cincuenta kilómetros de
carretera que trazó el cura del pueblo.

Cuando entregaron el primer camión al Alcalde, le
dijeron: Ahí tiene usted, señor, el camión,
parece que la fuerza le viene de muchas ventosidades que lanza,
ahí lo tiene, a usted lo va a beneficiar más que a
nosotros; mentira, se beneficiaron mucho más los indios,
porque el carnero que costaba cincuenta centavos, después
costó cinco soles, luego diez, luego cincuenta y los
indios se enriquecieron, a tal punto que alcanzaron un nivel de
vida y una independencia económica tan fuerte que se
volvieron insolentes y la mayoría de los señores de
Puquio se fueron a Lima, porque no pudieron resistir más
la arrogancia de estos comuneros"1.

Es decir, las cultura andinas de hoy no son
estáticas o congeladas en el tiempo, pues, se vienen
modernizando en diversos ritmos (donde unos grupos o comunidades
se van desarrollando más que otros) aún sin perder
los elementos básicos de sus culturas
originarias.

Esas raíces culturales y las formas de incorporar
la modernidad (entre ellas la organización de sus empresas
y negocios) deben conocerse en las relaciones comunitarias de las
empresas mineras. Será esto una extraordinaria
manifestación de Responsabilidad Social Empresarial. A
continuación se expone algunas de las
características de la cosmovisión andina y las
incorporaciones de la cultura moderna.

  • Concepto de totalidad orgánica y la
    especialización en la valoración del
    conocimiento campesino

El conocimiento de la realidad y sus posibilidades de
transformación o desarrollo en las sociedades andinas se
orientan por la percepción de la naturaleza y la sociedad
de manera totalizador (ver diagrama).

En ese sentido, la visión y las percepciones de
estas sociedades andinas sobre la naturaleza y la sociedad es
holística, es decir, la realidad la perciben e interpretan
como un todo orgánico (articulación dimensional,
como propone el Desarrollo Territorial, aunque no siempre en la
misma perspectiva).

Ellos perciben y toman decisiones entendiendo las
relaciones entre cada uno de los componentes del ecosistema y la
sociedad. Esta visión no fracciona y no hace una
taxonomía o división de los componentes de la
realidad. Perciben que esa realidad está integrada por
componentes materiales y espirituales.

Se entiende, por ejemplo, las relaciones que existen
entre la naturaleza y la supervivencia de la sociedad, entre el
agua, el suelo, el medio ambiente, la sostenibilidad duradera y
los dioses; es decir, las relaciones entre lo fáctico y lo
simbólico.

En tal sentido se aprecia, por ejemplo, la enorme
importancia que tiene el agradecimiento a la "pacha mama" (fe
religiosa, que es representada por la tierra y la mujer) y el
deseo de obtener una mayor producción en el futuro. Como
también tienen una visión integral del territorio,
de la cuenca y todos sus componentes naturales y
productivos.

En ese contexto, se entiende que en la visión
totalizadora se perciben la integración de las relaciones
de la sociedad, la economía y la naturaleza. Visión
que tiene como componte básico lo que hoy se denomina como
"racionalidad ecológica" y territorial, donde "las
prácticas productivas se relacionan con la
cosmovisión del mundo, con los mitos y las creencias
religiosas de cada comunidad; de sus hábitos de consumo y
del acceso socialmente sancionados a sus recursos" (Leff,
Enrique; 1994) y con identidades territoriales.

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  • Relacionalidad, participación y
    reciprocidad: principios para alcanzar el bien
    duradero

De acuerdo al principio de la totalidad, en la sociedad
andina no es el individuo el objeto del bienestar o el
desarrollo[4]sino el "todo"; es decir, el
principio del bienestar es holístico o total. Semejante es
la visión del Desarrollo Territorial, donde se propone la
competitividad sistémica del territorio; donde los
beneficiarios del desarrollo no sean sólo un grupo de
empresarios, sino que se den oportunidades para que todos los
productores, (incluyendo a hombres y mujeres) se beneficien del
desarrollo; es decir, la empresa aislada no puede ser
competitiva, es el territorio el que será competitivo. En
ello radica el concepto de "competitividad
sistémica".

Por otro lado, en la racionalidad andina, para el
crecimiento productivo y económico no deberá
promoverse solamente alguna variable o sector productivo, como
podrían ser el incremento de la rentabilidad de un
determinado cultivo agrícola o crianza
ganadera.

No se trata de lograr el incremento de los ingresos en
un sector productivo aislado de los demás componentes del
predio agrícola y de la propia familia, de los hombres y
mujeres y la comunidad. Esta visión de la integridad
sectorial en la visión andina es semejante a la propuesta
del Desarrollo Territorial.

En la visión andina el bienestar y el desarrollo
deben incluir a "todos" (llapanchis), que incluye a la
naturaleza. Al respecto, un estudioso de la cultura andina, como
J. Estermann, afirma lo siguiente: "Para la filosofía
andina, el individuo como tal no es "nada" (un "no ente"), es
algo totalmente perdido si no se halla dentro de una red de
múltiples relaciones. Si una persona ya no pertenece a la
comunidad local (ayllu), porque fue expulsada o porque
se ha excluido por su propio actuar, es como si ya no existiera;
una persona aislada y des-relacionada es un ente
muerto"[5] .

Esos principios de relacionalidad[6]y
participación hacen posibles que la sociedad se articule y
oriente los cambios de estrategias para la conservación de
los componentes de la naturaleza (tierra, agua, plantas, aire,
etc.).

Donde el agua es un componente central y ha sido
sintetizada su importancia en la cosmovisión andina por
diversos autores en el siguiente sentido: "El agua es la sangre
de los nevados" (Valderrama, R. 2004). "El agua tiene vida y
espíritu igual que los seres humanos, es masculino y
femenino" (Alfaro,J.2006). "El agua es sagrada, nos cría a
todos.

El agua es considerada como el elemento que articula a
todo el territorio universal, es seminal, sirve para fecundar los
cultivos, pero también para la reproducción humana
(Kessel, J. 1990.Valderrama, R.2004).

Pero la minería también es importante en
esta cultura: "El Perú país minero (y
agrícola) por excelencia reúne una tradición
metalúrgica que se remonta a más de 10,0000
años de antigüedad". "Resulta imperativo sostener que
el impulso de esta actividad estuvo relacionada con el desarrollo
de las sociedades urbanas (Periodo Formativo 1500 a.)". "El
poblador andino logró en dos mil años de
experimentación, el dominio de las más sofisticadas
técnicas para fundir, alear, amalgamar, laminar, unir y
soldar los metales[7]

En esta cultura, si se mantienen las relaciones de
reciprocidad y participación en equilibrio y
armonía entre la sociedad y la naturaleza, entonces,
habrá cambios "perdurables" o "duraderos". De acuerdo a la
terminología de la concepción holística
moderna, habrá entonces "desarrollo
sostenible".

No obstante, estos valores se van perdiendo en
determinadas localidades en la medida que las sociedades andinas
entran en un mercado sin ética en sus relaciones con la
naturaleza y el buen vivir de la sociedad.

Pero en determinadas localidades tienen a recuperarse
los valores y las técnicas de la cultura andina,
así como la incorporación de aquella modernidad que
es racional con el equilibrio ecológico y el medio
ambiente.

Existen, por lo tanto, marchas y contramarchas en las
sociedades andinas; como por ejemplo, las tendencias hacia la
afirmación contraria a la negación de esa cultura,
así como las combinaciones entre la totalidad y la
individualidad, entre la protección de los recursos
naturales y su destrucción.

En otros términos, tampoco debe "sacralizarse" a
toda la sociedad andina, pues, existen y tienden a aumentar los
pobladores andinos que destruyen los recursos naturales a causa
de una inserción informal en el mercado.

Por ejemplo, recordemos que la mayoría de mineros
informales del país son de origen andino; los cuales
están ubicados en todas las regiones alto andina y en la
amazonía peruana, donde vienen destruyendo al bosque, a la
"pacha mama", a los "apus" y están envenenado el
agua.

Por ejemplo, en Madre de Dios hay 5.000 mineros
informales, desde hace más de 30 años vienen
arrasando la naturaleza por la extracción de oro, donde
tan sólo en 2 años desbastan terrenos de las
comunidades nativas., a la fecha han destruido más del 30%
de los terrenos comunales.

Parecidas son las incursiones de muchos colonizadores
andinos y no andinos, que arrasan la riqueza forestal de la
amazonía peruana, cuando van en busca de tierras para la
agricultura destinada al mercado.

Pero eso, no niega la supervivencia de la cultura andina
racional que lucha por proteger a los recursos naturales y
productivos, sin destruir, y entran a una lógica de
mercado innovando, adoptando y adaptando nuevas
tecnologías para ser competitivos en el mercado formal. Lo
importante es la recuperación y afirmación de estos
valores ancestrales en un contexto de modernidad andina y de un
mercado global.

  • Complementariedad y la
    cooperación

La "complementariedad" unido a la "cooperación"
para alcanzar la "competitividad" en la sociedad actual son
también valores que están muy presentes en estas
culturas.

Esta visión valórica dual –lo
individual y lo cooperativo- ha dado origen a que algunas ONG y
algunos gobiernos locales consideren la creación del nuevo
término de la "coopetencia"[8](sic) para
promover los planes de desarrollo económico y social
locales.

La complementariedad y la cooperación se basan en
la visión "dual" entre los dos lados que componen a todas
las cosas o seres, como es "tinku" (ritual del encuentro de
diferentes pueblos que usan diferentes técnicas) o el
"kollana" y el "kcayhua"[9], mediante los cuales
se estimula al trabajo, dándole mayor intensidad, calidad
y, al mismo tiempo, un trabajo en un ambiente de mayor
satisfacción y recreación (es el "pukllay", o la
fiesta que siempre acompaña al trabajo y a todas las
acciones humanas).

Esa dualidad y fiestas rituales se explica en
razón de que en la visión andina las cosas o el
espacio siempre están divididos en dos componentes, por
ejemplo la naturaleza y la organización social, los dos
son concebidos como una unidad; pero que a su vez están
divididos en dos partes ("urin" y "hanan" o izquierda y derecha
del territorio) o dos comunidades, dos "apus" (buenos o malos, de
oriente u occidente), la cultura del pueblo y la naturaleza, lo
femenino y lo masculino, el pueblo y las autoridades, etc.
(Valderrama, R. y Escalante, C. 1988. Ansión, J.
1987).

Actualmente, en las sociedades andinas se estable la
complementariedad entre la producción, la
transformación y el mercado o entre los productores
agrícolas y los dedicados a actividades no
agrícolas en las mismas comunidades (formación de
clúster de pequeñas empresas andinas). Esos
principios de la complementariedad y la cooperación
sustentan hoy a los proyectos en el campo de la "Nueva
Ruralidad".

Porque al no haber contradicción entre los
componentes, sino una unidad que es alimentada por la
cooperación, el "ayni" o el "torna peón", la nuevas
empresas en el mundo andino pasan a ser competitivas, porque
pueden implementar la producción a gran escala con mayor
calidad en sus productos debido a que pueden asociarse entre
pequeños productores agrícolas o entre
pequeños empresarios y empresarias para la
transformación de insumos locales o en los servicios
turísticos, transportes o en gastronomía, como
componentes de la formación de territorios competitivos
(Claverías, R. 2008).

  • La diversidad productiva y su
    articulación

Corresponde también a las sociedades andinas los
conceptos del dominio no solamente de la
"totalidad", sino también de la
diversidad productiva (por ejemplo el cultivo de
la biodiversidad de plantas y animales en una misma chacra) y de
las diversas actividades sectoriales, pero que al
mismo tiempo los campesinos andinos trabajan los sectores
articuladamente y en múltiples ciclos productivos, tanto
en el territorio comunal como fuera a nivel de distritos e,
incluso en otras regiones.

Por esas razones, los andinos son agricultores y al
mismo tiempo son ganaderos, como también son
pequeños industriales, comerciantes o trabajan en
diferentes oficios urbanos (albañiles, carpinteros,
etc.).

Incluso en la misma agricultura, a pesar de que cultivan
simultáneamente diversas plantas o manejan diferentes
especies ganaderas, algunos campesinos se especializan en
determinados cultivos, crianzas ganaderas o actividades no
agrícolas, sin abandonar su biodiversidad.

De esta manera, la diversidad es una de las estrategias
más importantes para salvarse relativamente de los efectos
negativos del mercado o de los cambios
climáticos.

Diversidad que es más nutrida y fortalecida en la
medida que los grupos sociales de las comunidades y poblados
urbanos andinos asumen las nuevas oportunidades del mercado, por
ejemplo, las nuevas oportunidades que hoy les dan para la
artesanía, la música o los servicios
ambientales.

  • Analogía entre los componentes de la
    naturaleza, los humanos y los dioses: relación
    ética para la sostenibilidad

En las culturas andinas, los componentes de la
naturaleza son considerados simbólicamente como personas
sobrenaturales, por esa razón la tierra, los cerros, el
agua o los cultivos agrícolas son venerados y cuidados
como dioses. Con cada animal o cultivo agrícola hay una
empatía que da significado a la visión
andina.

Ese «buen sentido» en la analogía
entre los componentes de la naturaleza, los humanos y los dioses
estimula a las sociedades andinas para tratar de lograr un margen
de seguridad productiva y alimentaria, a pesar de la dureza del
clima, la falta de agua, el cambio climático o el
difícil relieve del suelo.

Esa unión entre la religiosidad y la naturaleza
son fundamentos para lograr la seguridad productiva para el
bienestar de las familias y la comunidad en un tiempo perdurable.
Al respecto V. Ochoa (1978: 4) refiriéndose a lo sagrado
que son los cultivos agrícolas escribe:

«Cada clase de producto es sembrada en una parcela
de terreno que, una vez cultivada, recibe el nombre de "yapu".
Este "yapu" o cultivo agrícola se tiene que trabajar con
toda seriedad, paciencia y en la mejor manera posible. No hay que
desampararla en ningún instante, pues, hay que quererla,
con cariño, tocarla con toda fe. Los productos son
considerados como a las personas».

Ese principio de analogía de la naturaleza, los
dioses y los humanos refuerza y le da un contenido especial al
concepto de sostenibilidad en las sociedades andinas.

En esa consideración personificada de los
componentes de la naturaleza y la chacra, los componentes del
agroecosistema (plantas agrícolas y animales) son
valorados como seres que han venido a visitar a las gentes de
este mundo. En las culturas andinas el ideal de la
conservación de los recursos naturales no sólo es
parte de su religiosidad sino también de su
planificación productiva.

  • Conceptos de espacio y tiempo para la
    planificación de la producción

En toda teoría sobre el desarrollo son centrales
los conceptos de espacio y tiempo, porque mediante el
primero se planifica la distribución y el orden adecuado
de los recursos productivos (tipos de tierras, semillas,
instrumentos, insumos, fuerza de trabajo, etc.), en las zonas de
producción, (comunidades, pisos altitudinales, cuencas,
regiones, etc.) que conforman sus dominios territoriales;
mientras que el tiempo sirve para planificar aquella
distribución de recursos en determinado orden sucesivo o
cronológico.

El hombre y la mujer andinos perciben al tiempo en forma
cíclica, como un fundamento de su matriz conceptual. Por
ejemplo, siempre piensan en torno al ciclo de la siembra, las
labores culturales, la cosecha, y otra vez la siembra, al igual
que el tiempo cíclico de las estaciones.

Hay también una unión entre el ciclo
sagrado de las fiestas y los ciclos en la producción,
porque en esta sociedad la espiritualidad es el primer fundamento
de su comportamiento interrelacionado holísticamente con
lo material.

Ciclo sagrado que se vincula también con la
noción de la identidad territorial de los pobladores
andinos que se sienten originarios de una determinada cuenca
gracias a una montaña o "apu", que les dio la vida, el
agua, las tierras y todos los servicios ambientales.

Por ejemplo, al "Apu" Pariacaca (en
Huarochirí-Lima), Dios que dio origen a las estirpes de la
población, le hacen culto y le ruegan para que dé
aguas a las comunidades de todo el territorio de la cuenca del
Río Lurín (Taylor.G.).

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Por ello, se celebran ritos en cada fase vital del ciclo
agropecuario; en la siembra se hacen ofrendas a la «pacha
mama», en los carnavales se hacen nuevamente pagos a la
tierra y a los cultivos agrícolas cuando florecen las
plantas y en las cosechas se efectúan la "challa" a los
productos, así como también se celebran ritos en
cada fase del ciclo ganadero.

Por ejemplo, en las comunidades aimaras y quechuas,
después de la cosecha, los campesinos exponen en sus casas
los mejores productos que han rendido pese a las sequías o
heladas y celebran el ritual de la "challa" de los frutos (es el
día de la diversidad de los productos).

Donde se agradece a la "pacha mama" (la tierra como
deidad), se identifica a los mejores suelos por la mejor cosecha
producida así como el tipo de semillas (nativas o
foráneas) y abonos utilizados para lograr una
producción más segura en relación a la
variabilidad climática. Y se promete mejorar los suelos
que no dieron buena producción abonándolos mejor en
el próximo año agrícola.

Es decir, al final de cada uno de los ciclos anuales de
los cultivos y las crianzas ganaderas, estas sociedades
evalúan las cosechas y lo combinan con la
celebración de sus ritos. Evaluación que trasciende
también a las predicción de la variabilidad
climática, es decir, evalúan que tan cierta o
errónea fue la predicción que hicieron sobre
cómo serían los fenómenos
meteorológicos (lluvias, sequías, granizadas, etc.)
y cuáles fueron realmente sus efectos para la
agricultura.

  • Idea de bienestar duradero con la seguridad
    productiva y alimentaria

Los principales ítems tecnológicos que se
registran en los ciclos productivo y sagrado son previstos en sus
ritos, fábulas, fiestas, etc., los cuales están
relacionados con el ideal andino del bienestar duradero. Esos
ítems tecnológicos e ideales centrales son los
siguientes:

  • La idea de la seguridad productiva, los
    conduce a dominar diversos pisos ecológicos y a
    producir diversos cultivos. Esa opción
    tecnológica va seguida en el tiempo sagrado, de ritos
    y oraciones para la «pacha mama» de cada piso
    ecológico, por lo cual oran
    diferenciadamente.

Por ejemplo de la siguiente forma: «Santa tierra
de la ladera, santa tierra de la colina, santa tierra de la
pampa, envíanos cosechas abundantes para el
año.» (oración a la Pachamanca, recogida por
D. Llanque,[10]

Asimismo, se crea un conjunto de reglas para
proteger y mejorar la capa fértil de los suelos
como la rotación de cultivos, el respeto de una
jerarquía de cultivos por pisos ecológicos, los
sistemas de abonamiento con insumos orgánicos, la
rotación de pastos, el uso de diversas opciones de
infraestructura agrícola de andenes, "qochas", terrazas,
camellones, sistemas de riego, etc..

  • La seguridad alimentaria y la lectura de
    indicadores climáticos
    son estrategias centrales
    en la organización social andina y de la
    planificación tecnológica, los cuales se
    sintetizan simbólicamente en diversos ritos para
    prevenir las heladas, sequías, etc., y también
    en diversas explicaciones sobre sus orígenes como
    consecuencias del mal comportamiento social o moral de
    algunos individuos (por ejemplo, se cree que la
    «granizada» es causada por jóvenes mujeres
    que se han sometido al aborto).

  • Igualmente, todas las ideas y prácticas
    ritualizadas responden a la idea de la seguridad productiva y
    alimentaria, donde, en última instancia, lo colectivo
    entendido como la solidaridad (y no la propiedad comunal de
    la tierra) termina por imponerse a lo individual, como
    mecanismo de sobrevivencia de toda la comunidad frente a los
    fenómenos atmosféricos y frente a los problemas
    sociales, económicos y políticos (por ejemplo,
    la siembra de diversos cultivos y crianzas ganaderas de
    acuerdo a los cambios por la suba de precios en el mercado
    durante el año).

En suma, para lograr el bienestar duradero, basado en la
seguridad productiva y alimentaria, se mezclan en una unidad la
religiosidad y la importancia de los alimentos de estas
sociedades andinas.

Así por ejemplo, explica Domingo Llanque (1990)
que en las comunidades aimaras de Perú y Bolivia se
levanta la idea de un "Dios de alimento", que es
celebrado en el ritual aimara denominado "Mamata
uruyaña
" (en el mes de mayo), "que significa
festejar y homenajear al ´espíritu vital´ o el
alma alimenticia de todos los productos agrícolas, aunque
este rito se centra en la papa, por ser el alimento primordial en
estas sociedades".

  • Sentido de comunidad, la conciencia solidaria y
    religiosidad

Otro componente importante de la cultura andina para el
desarrollo humano sostenible es la organización comunal
("ayllu", es decir todas las familias), que es base para la
generación y fortalecimiento del capital
social.

Se considera a la "comunidad campesina" como la
institución básica que –junto con la familia
tiene enorme fortaleza para planear proyectos propios e
inducidos. La importancia de lo comunal –aunque ya no
existan tierras comunales- ha sido resumida por E. Gonzales de
Olarte (1984) como "efecto comunidad" por la gestión
colectiva de recursos y relaciones de trabajo interno, pero
también por las gestiones con lo externo, con el comercio
y las relaciones con las instituciones.

La comunidad campesina (que puede haber mutado como
caserío o gobierno municipal) trasciende la forma comunal
de la propiedad de la tierra, porque se edifica sobre las ideas
del "origen común" de sus integrantes. Donde los recursos
naturales, como la tierra, los cerros o las montañas que
son reconocidos como dioses, son también el origen de
estas poblaciones.

Esa idea del origen común los lleva al respeto
colectivo por sus deidades, fe y etnicidad comunes, manteniendo
los lazos de cooperación y reciprocidad aún cuando
la propiedad comunal de la tierra haya sido reemplazada por la
propiedad familiar, incluso el efecto comunidad se extiende
más allá del territorio de la comunidad y va hacia
otros lugares donde emigran sus pobladores, donde se siguen
practicando los principios de ayuda mutua o los ritos religiosos
de la comunidad de origen.

La institución comunal–manifestada en
diversas formas de organización, como comités,
faenas, grupos familiares, juntas de regantes, club de madres,
etc.- ha sido el bastión para que los grupos sociales
originarios hayan resistido a los factores negativos o las
oportunidades de su entorno, tanto políticos como
religiosos y sociales, y para trascender su origen rural,
extendiéndose hacia las áreas urbanas en diversas
formas organizativas.

La "comunidad campesina" debe ser el puente principal
para un desarrollo desde dentro (la visión andina) y en
diálogo o asimilación con la modernidad; aún
cuando ello implique al mismo tiempo conflicto y
concertación[11]

La conciencia colectiva y solidaria en la cultura andina
está fuertemente relacionada con la conservación y
mejoramiento de los recursos naturales en espacios tales como las
cuencas, lo que le permite ampliar su horizonte conceptual hacia
las relaciones intercomunales en territorios más extensos,
y no solamente al interior de cada comunidad
individual.

Esa conciencia es remarcada en los ritos intercomunales
e interculturales, como el "pago al agua", donde puede apreciarse
mejor los conceptos que se han venido exponiendo.

Cosmovisión andina y economía
de mercado

En esta parte del trabajo se expone casos de campesinos
que, habiendo sido pobres en el pasado, hoy han logrado superar
esa situación, así como las restricciones del medio
ambiente, gracias al fortalecimiento de sus capacidades y al
despliegue de sus potencialidades.

En esa ruta crítica los fundamentos para que
determinados individuos o grupos sociales hayan tenido
éxito fueron sus culturas originarias y la
adaptación de las nuevas culturas externas, entre ellas la
más importante fue la cultura moderna occidental y en
particular, fue el mercado el factor motivante para esos
cambios.

  • Características del desarrollo en las
    comunidades andinas y la importancia de la
    cultura

En las regiones de alta montaña de los Andes del
Perú, existen muchos grupos de campesinos que mediante las
especies ganaderas de camélidos sudamericanos, ovinos,
vacunos y otras actividades productivas y de servicios han pasado
de una economía de autoconsumo a la de mercado, con lo
cual han mejorado sus ingresos y sus niveles de vida. Por
ejemplo, en la ganadería el objetivo de la cría de
diversas especies es el mercado y ya no el consumo.

En general, el modelo de los campesinos que exitosamente
han respondido a la dinámica del mercado regional tiene
las siguientes características. (1) Se han creado zonas de
crecimiento económico donde hay mayor producción
competitiva a nivel regional y nacional en cuanto a la
producción de carne, leche y derivados (queso y
mantequilla).

Producción que está plenamente articulada,
por ejemplo en el Sur del Perú, a los corredores
económicos de Arequipa-Puno y Cusco, así como Puno-
Tacna-Moquegua y Arequipa, todos ellos articulados al gran
mercado de Lima.

Asimismo, en las regiones del Sur, Centro y Norte del
Perú, las actividades agrícolas en diversos
productos como la quinua, cebada, cañihua, papa,
aguaymanto, arvejas, habas, etc. han mejorado la
producción destinadas al mercado local, regional y
nacional. Y la mayoría de la población sigue
organizada bajo la forma de organización de comunidades
campesinas o caseríos.

(2) Se reconoce que los productores optan por diferentes
tecnologías en función del capital económico
que disponen, pero también a partir del capital cultural
incorporado en sus trayectorias históricas. Se evidencia
que los campesinos que han logrado mayor crecimiento
económico son los que han vinculado más fuertemente
la cultura y el trabajo.

Son los que han logrado la aspiración de
continuar con la tradición productiva de las generaciones
anteriores y, al mismo tiempo, se han capacitado para asimilar en
sus sistemas tradicionales nuevos conocimientos y
tecnologías para un manejo ganadero más
eficiente.

Aquellos campesinos que se han capacitado durante mayor
tiempo y han aplicado los nuevos conocimientos en sus predios
tienen una mayor productividad de la mano de obra
(producción per cápita) y, por lo tanto, tienen
mayores ingresos en la ganadería familiar, incluso en los
años afectados por los cambios climáticos
negativos.

(3) Por otro lado, estos campesinos que tuvieron mayor
éxito son también los que han fortalecido su
capital social basado en el espíritu comunitarista
familiar, heredados del "ayllu" prehispánico, el cual es
entendido como una forma de capital humano, como las reglas y
normas que regulan la convivencia humana y las habilidades de la
gente para asociarse con el objetivo de obtener propósitos
comunes.

Ese capital se ha expresado en esta región con el
fortalecimiento de las redes familiares y extrafamiliares,
así como con la modernización de la
organización comunal. Esos campesinos que fortalecieron su
capital social lograron también un mayor crecimiento
económico endógeno, basado principalmente en sus
propios recursos, como se registra en los temas discutidos en las
asambleas comunales.

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En ese contexto local, es la cosmovisión andina
de los campesinos, expresada en los mitos, ritos y en la matriz
cultural andina, la que se constituye en el capital cultural
principal para el crecimiento productivo, porque les permite
rescatar antiguas tecnologías, porque al identificarse y
festejar comunalmente a sus deidades (la "pacha mama" o los
"apus"), logran así reproducir las condiciones laborales
para un trabajo recíproco y redistributivo.

Parafraseando a G. Alberti (2000), se puede decir que,
desde esta matriz cultural propia adoptan y adaptan diversas
tecnologías foráneas que, desde una
articulación intercultural y con equidad de género,
los campesinos ganaderos han construido puentes entre las
estrategias adoptadas de arriba (del contexto regional) y de sus
propias iniciativas que provienen de abajo.

Partes: 1, 2

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