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Trueque y economía solidaria (página 3)



Partes: 1, 2, 3

El nodo de José C. Paz, se ubica en un barrio
popular y la mayoría de su público no es de clase
media en descenso social, los productos que se intercambian son
de primera necesidad, ropa, alimentos, herrería,
electricidad entre otros.

Parte II: La Argentina que se apaga

Para algunos, el comienzo de la caída se
sitúa en la inflación, para otros se ubica en la
indexación en la hiperinflación o en las
privatizaciones y la apertura de la economía. Pero no es
sorpresa que el gran problema es la falta de trabajo.

Se dice que el caos fue generado por la inflación
y el miedo a la disolución social que provoco la
experiencia de la hiperinflación, habría generado
un consenso tácito a las reformas económicas que se
dieron en los años noventa.

Aún permanece el mito que habla de la Argentina
como un país rico, que posee todo lo que necesitan sus
habitantes, pero que se ha abierto a una globalización que
es sentida como pura extracción. Un visión simple
de la economía que afirma la idea de la existencia de
recursos inmovilizados, desaprovechados y ahora desprotegidos,
pero es la solución cerrar la economía para obtener
una salvación ante aquel fenómeno que afecta a un
país como lo es la "crisis".

La crisis llega, sin que se presente alguna resistencia
alguna, los derechos sociales desaparecen, el valor del trabajo
se deteriora a cada instante, la competencia de precios es feroz
para ese segmento de trabajadores informales que el pasado
lograban ingresos aceptables en sus actividades
autónomas.

Minujin y Kessler hace una década, aseguran que
la caída ya no se atribuye a malas decisiones personales
que culpabilizan a estos protagonistas del derrumbe
social.

Las clases se derrumban y el progreso, la movilidad
social y el orgullo de una identidad nacional se observa cada vez
más lejos desde la perspectiva los individuos. Por tal
motivo si las clases medias se mueren, la argentina se
apaga.

Parte III. La nueva pobreza abre sus puertas: viejas
y nuevas formas de sociabilidad

En esta parte estas personas van perdiendo contacto con
otros compañeros, amigos, relaciones sociales que
frecuentaban en el pasado. Su sociabilidad va mutando a medida
que descienden en la escala social. No es que se sientan objeto
de rechazo por parte de sus antiguas relaciones, es que no se
sienten sujetos de un consumo que parece ser necesario para
mantenerlos.

Ya sabiendo un poco de los trueque la experiencia en
él es diversa para los diferentes tipos de personas que
acuden a él. Algunos buscan recrear lazos sociales, otros,
más prácticos, se limitan a buscar soluciones a sus
necesidades: "trocan" y se van. Es posible identificar
diferencias entre nodos. Hay algunos que son más
comunitarios y donde hacen un esfuerzo expreso por generar nuevos
lazos entre sus miembros. En otros, tal vez por su mayor magnitud
y porque hay mayor circulación de gente, esta especie de
gestión de la sociabilidad no aparece. Siempre el acceso a
estos nuevos espacios de sociabilidad aparece especialmente
valorado, en particular, porque entre los participantes se
restablece una sensación de igualdad que cada uno de ellos
había perdido respecto de sus antiguos ámbitos de
referencia. Esto representa una de las ganancias
simbólicas más destacables que proporciona el
trueque a los grupos que se forman en él: ya no es
más necesario aparentar lo que ya no se es. Frecuente el
uso estratégico de estas nuevas relaciones para
encarar

Proyectos colectivos que pudieran incidir en la
solución de problemas prácticos que enfrentan, por
ejemplo, emprendimientos asociados a otros miembros.

El trueque es un caso de red extensa donde circulan
bienes, servicios y competencias personales muy
heterogéneos entre sí. Contiene, por lo tanto,
posibilidades de combinatorias de recursos que podrían
resultar en emprendimientos colectivos. Sin embargo, y por
motivos que no alcanzamos a detectar en este estudio, estas
potencialidades no llegan a concretarse y a fructificar a partir
de la iniciativa de sus miembros.

Parte IV. Diferentes tipos de sociabilidad hallados
en el trueque.

Finalmente sea podido observar cómo la
práctica del trueque es también la inmersión
en un universo de discursos y sentidos que proveen de significado
la acción de los individuos que lo ejercen. El "grupo
fundador", o como se los llama frecuentemente, "los
ideólogos", son el centro de irradiación de una
usina de sentidos que se materializa en cursos de
capacitación, intercambios de modelos con otros
países, registro de experiencias en escritos,
artículos. El grado de inmersión discursiva que
llega a generar una convicción ideológica parece
estar directamente relacionada con el grado de cercanía a
este centro de irradiación: básicamente los nodos
de Capital Federal. Sin embargo, esta impronta ideológica
que nos habla de un nuevo estilo de vida parece ir
debilitándose a medida que nos alejamos del centro y que
aumenta la necesidad con la que la gente se acerca a esta
práctica y hace de ella un "un trabajo más" o,
directamente, un mecanismo para la subsistencia.

Un trueque aparece como una actividad que contiene en
germen las posibilidades una sociedad alternativa para los
marginados de la economía global y sus efectos más
despiadados: el desempleo y la exclusión social. Frente a
esto surge la alternativa de "reinventar el mercado" y lograr
espacios de interacción mutua en la que las transacciones
económicas estén orientadas (o reconozcan)
límites en valores como la "solidaridad", la "confianza",
la revalorización de las capacidades que las personas
tienen pero que el actual sistema económico desconoce. En
este sentido, el discurso que enviste al trueque tiene por
función otorgar un nuevo valor y un nuevo sentido a
quienes el sistema arroja fuera y se sienten caducos.

Del mismo modo conviven aquí personajes que
reeditan en el trueque anteriores adscripciones a identidades
colectivas de un pasado reciente que han quedado desprendidas del
universo de las prácticas políticas. Representantes
de un sector así llamado "progresista", actualmente
decepcionados de la política, que encuentran en el trueque
un espacio para la solidaridad social. La gente que
desarrolló una conducta que genéricamente podemos
denominar antisistema en su juventud. Que una relativa bonanza
les permitía vivir sin sobresaltos, que no previeron
riesgos y que ahora han ingresado definitivamente en la nueva
pobreza, pero a los que el trueque les posibilita aún el
ejercicio de sus competencias y sobre todo un encuentro de
interlocución con semejantes.

  • b) Hacer de la necesidad una virtud:

Este es tipo intermedio se admite la necesidad de
recurrir al trueque para satisfacer necesidades que ya no se
pueden cubrir con los ingresos normales. Se enfrentan a faltas
antes desconocidas, pero el discurso que circula entre los
intercambios del trueque les proporciona elementos para
re-significar su situación positivamente. Admiten que de
no ser por las carencias no estarían allí, pero ese
estar les ha abierto la oportunidad para ejercer otro estilo de
vida, más "auténtico","austero", "menos
consumista", ligado a lo que verdaderamente importa: la familia,
los hijos, el tiempo libre, etcétera. Para estas personas,
el trueque.

Parte V. Fractura social. ¿Integración
por abajo?

En casi la totalidad de las entrevistas analizadas, las
personas se ubicaron como habiendo sido parte de una clase media
que ya no existe. Fueron, pero ya no son. Pero algo nuevo se
significa en sus relatos: desde la perspectiva de estos actores,
no es que subsista esa posición social y ellos dejaron de
pertenecer a la misma. Es la clase media misma la que dejó
de existir cuando la mayoría de ellos dejaron de
pertenecer. La clase media se extinguió cuando ellos, que
la sostenían y la representaban, cayeron en la nueva
pobreza. La imagen que proyectan sus testimonios sobre la
sociedad argentina actual es la de una estructura social
absolutamente dual donde sólo hay "ricos y
pobres".

No obstante en el subsuelo más profundo del
trueque empiezan a percibirse signos de una "integración
por abajo" en la que los sectores más empobrecidos de una
antigua clase media empiezan a interactuar con sectores
anteriormente ligados al trabajo manual en la industria, el
servicio doméstico, los vendedores ambulantes. El primer
punto de encuentro es el ingreso a la informalidad como modo de
vida y de trabajo, y luego, el trueque. Sólo que
éste es percibido por unos o por otros de modo muy
distinto. Para los nuevos pobres es un signo de caída
(mejor o peor resignificada según sea su adhesión a
las propuestas ideológicas).

Sin embargo, también pueden percibirse algunos
signos de producción de "distinción" dentro del
espacio del trueque que aparece planteado no como una
discriminación de las personas, pero sí de los
productos que se truecan. Básicamente, el corte se
establece entre los que intercambian bienes "nuevos" o "usados".
Si esta segmentación llegara a institucionalizarse, sin
duda provocará una fractura social en el interior de esta
práctica, cambiando con ello su potencial integrador por
"abajo".

En este contexto de sociabilidad, las fronteras entre
los que aún se sienten representantes de la clase media,
los nuevos pobres y los pobres estructurales aparecen como
lábiles y porosos. Las distancias sociales siguen
existiendo, pero se establecen intercambios. Algunos
estratégicos, como los nuevos pobres que aprovechan la
baja de precios. Otros, tal vez más solidarios, como estos
operadores de integración social: la "sicóloga" o
el militante nostálgico. Todos perciben que están
viviendo una gran transformación y que las posiciones
alcanzadas en el pasado pueden volverse precarias en el presente.
Han olvidado cómo alcanzaron a ser de clase media, pero
perciben los peligros ciertos de dejar de serlo en el futuro
próximo.

Parte VI: Postscriptum

Las imágenes siempre hacen que la sociabilidad de
las clases medias en descenso y el trueque que quedaron escritas
en este ensayo corresponden a impresiones recogidas en un extenso
trabajo de campo que se realizó durante el año
2000. En aquel entonces ya podía apreciarse el desarrollo
de las redes y su expansión a otros sectores sociales que
aquellos que les habían dado origen. El trueque se
mostraba como una verdadera "invención" de la sociedad
para dar respuesta a una problemática que el estado no
alcanzaba a procesar. Llenó un vacío que las
políticas sociales no lograban resolver: llegar al
heterogéneo y disperso universo de la nueva pobreza
potenciando recursos inmovilizados y garantizando al menos
ciertos niveles de supervivencia. Para quienes estábamos
atentos, era evidente el aumento del número de asistentes
y la aparición de nuevos nodos día a día en
los barrios. El fenómeno se extendía al conurbano y
al interior del país de modo silencioso pero persistente.
Este crecimiento comenzaba a ser registrado por los medios que lo
amplificaban a la opinión pública. Se lo mostraba
como una estampa curiosa de una Argentina profunda e invisible
que todavía estaba inmersa en la ficción de una
economía de mercado, en recesión sí, pero
aún en pie. Ingresaban al trueque algunos de aquellos que
se iban cayendo de la economía formal. Ese crecimiento del
trueque, que nosotros registramos, tenía todavía la
forma de una expansión al ritmo de una demanda creciente.
A partir de entonces, la forma ha cambiado. Para usar una figura:
ha pasado de la expansión a la
explosión.

La economía caerá en caída libre,
el desempleo abierto ronda el cuarto de la población, la
mitad de los habitantes de este país están por
debajo de la línea de pobreza y se duplican los
índices de indigencia. Los argentinos pasamos a
experimentar una vez más, aunque de un modo diferente, la
vivencia de la muerte del dinero que habíamos conocido
durante la hiperinflación. Llegó el
default, se dio por finalizada la convertibilidad,
estallaron los contratos, se confiscaron los depósitos, se
secó la liquidez de moneda, cada provincia emite su bono,
vino una maxi devaluación, reapareció la
inflación y el temor a una nueva híper está
presente en el horizonte.

Conclusión

No se trata de pretender que la red de trueque devenga,
por su propio desarrollo, en una economía alternativa
capaz de competir e incluso sustituir al mercado, sino de verla
como una de las formas que se da la economía popular,
advirtiendo que su desarrollo depende del desarrollo de otras
formas y procesos afines, incluso la reforma del mercado
capitalista y la democratización del Estado.

Es indudable el papel activo de algunos
agentes-intelectuales que donan su trabajo voluntario para
promover estas alternativas, proponiendo esos nuevos valores y
relaciones como mecanismos alternativos de resolución de
necesidades y de recuperación de la identidad. Sin dicho
activismo renovado, planteando siempre nuevas metas, el
movimiento tal vez no se iniciaría y/o tendería a
agotarse, a estancarse. Pero siendo cierto el papel de los
activistas, hay condiciones objetivas en el surgimiento y el
posible desarrollo que deben tenerse en cuenta.

Tomando en cuenta un punto de vista importante desde la
perspectiva de la economía popular, no basada en la
prosecución de ciertos valores morales sino en la
búsqueda de respuestas eficaces a la reproducción
ampliada de la calidad de vida de sus miembros, los valores
aducidos para atraer participantes a la red, si se convierten en
condición rígida, pueden ser un bloqueo contra su
necesaria complejización, si es que estas comunidades van
a ser algo más que un refugio temporal, si es que van a
generar otra calidad en la articulación de sus miembros
con el resto de la sociedad.

Recomendaciones

  • Se recomienda al lector, manejar términos
    teóricos y matemáticos para el entendimiento y
    aprendizaje del contenido.

  • Como es un tema muy amplio es recomendable que se
    realice una buena promoción para darla a conocer en
    algún ente de la web.

  • Hacer un estudio para ver la posibilidad de
    aplicación del trueque en Venezuela.

 

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
POLITÉCNICA

"ANTONIO JOSÉ DE SUCRE"

VICE-RECTORADO DE PUERTO ORDAZ

DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA INDUSTRIAL

GRUPO NÚMERO 9.

 

CIUDAD GUAYANA, FEBRERO DEL 2015

 

Profesor:

Msc. Ing. Iván Turmero

 

Bachiller:

Díaz Leoner.

Meza Ezequiel.

Sanabria Rosnielys.

Urea Annys.

 

 

Autor:

Iván José Turmero Astros

Partes: 1, 2, 3
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