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Enseñar y el aprender la historia desde la memoria histórica



  1. Resumen
  2. Desarrollo

Resumen

Este artículo[1]incursiona en una importante problemática relacionada con el tratamiento que ha recibido la memoria histórica como elemento esencial para enseñar y aprender la historia del lugar donde vivimos. La memoria histórica, desde nuestra visión, es uno de los componentes del patrimonio inmaterial de los pueblos que más requiere ser atendido y aprovechado en nuestras escuelas. Las potencialidades de la memoria histórica, como categoría cultural requiere ser conocida desde la ciencia y utilizada en la tarea educativa de la escuela. Estas razones hacen que este artículo tenga como objetivo explicar la importancia de la memoria histórica para la salvaguarda patrimonial de la historia personal, familiar, local y nacional, a partir de su relación con la gestión comunitaria de la escuela, y sobre la base de la contextualización educativa de esta categoría, tan necesaria en las actuales circunstancias ideológicas de la nación cubana.

PALABRAS CLAVE: memoria histórica, memoria personal, memoria familiar, memoria local, identidad cultural

TEACHING AND LEARNING FROM HISTORY REMEMBRANCE

ABSTRACT

This article ventures into a major problem related to the treatment he has received historical memory as essential for teaching and learning the history of the place we live element. The historical memory, in our view, is one of the components of the intangible heritage of the people who most need to be attended to and exploited in our schools. The potential of historical memory as a cultural category needs to be known from science and used in the educational work of the school. These reasons make this article has the purpose to explain the importance of historical memory for heritage safeguarding personal, family, local and national history, from its connection with the management of the school community, and on the basis of educational contextualization of this category, as required under current ideological circumstances of the Cuban nation.

KEYWORDS: historical memory, personal memory, family memory, local memory, cultural identity

Desarrollo

La memoria histórica y su redimensionamiento desde el proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia

La sociedad actual se propone perfeccionar la gestión de las instituciones educativas y comunitarias, en aras de optimizar la construcción del socialismo y como forma de resistencia frente a las variadas formas de penetración imperialista, entre ellas la cultural. En tal sentido, la escuela como encargada de perpetuar esta cultura y formar en niños, adolescentes y jóvenes generaciones los principios y valores de la sociedad.

Una vía para incidir en la sociedad y educarla, sobre la base de sus valores históricos y culturales, constituye, sin dudas, la reconstrucción de la memoria histórica, una categoría cultural que, junto al imaginario social, las tradiciones, costumbres, creencias, valores, convicciones y otras representaciones sociales, ofrece innumerables posibilidades al docente para la utilización de esta fuente del conocimiento histórico en la educación patriótica, moral, estética e ideológica de los niños, adolescentes y jóvenes.

Estas ideas que exponemos a continuación no abarcan toda la gama de elementos que se pueden analizar para dar respuesta a problemas de tanta complejidad, pero si un acercamiento objetivo a algunos aspectos básicos desde nuestra posición epistemológica. En una primera parte se conceptualiza en la categoría cultural memoria histórica, para luego explicitar algunos ejemplos de cómo se puede hacer de acuerdo a los aportes de culturales de la localidad desde el proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia de Cuba.

La memoria histórica es uno de los componentes del patrimonio inmaterial de los pueblos que más requiere ser atendido y aprovechado en la formación de los niños, adolescentes y jóvenes, con vistas a perfeccionar la gestión comunitaria de la escuela.

Las potencialidades educativas de los encuentros entre los niños, adolescentes y jóvenes con aquellas personas que hayan vivenciado diferentes etapas y procesos de la historia local, nacional con incidencia internacional (los combatientes en la Sierra Maestra, Girón, en la gestas emancipadoras de Latinoamérica y África, la Campaña de Alfabetización, las zafras azucareras o el período especial), por solo citar algunos ejemplos, constituyen cantera insustituible en la educación patriótico-militar e internacionalista, politécnico-laboral, estética y moral, durante la formación de su personalidad.

Pero, sería interesante comenzar por preguntarnos ¿qué es la memoria histórica? Y ¿cómo enseñarla desde el proceso de enseñanza aprendizaje histórico?

La memoria histórica es la reconstrucción del tiempo pasado, reciente o inmediato. Se expresa en la experiencia vivida directa o indirectamente a través de los grupos sociales de pertenencia. J. Aróstegui, la ha denominado como memoria colectiva.

Pero esta memoria histórica colectiva, -desde el criterio que defendemos- juega un papel importante en la construcción histórica de un determinado lugar, y a su vez esta no puede existir sin la memoria histórica individual (autobiográfica) y la memoria histórica familiar (historia familiar).

Los debates acerca del valor instrumental de la memoria histórica ocupan un lugar central en la cultura y el mundo actual. M. Halbwachs fue el historiador de la memoria que creó e introdujo en el debate intelectual el concepto de "memoria colectiva", al que añadió también el de "memoria social", en principio utilizado sin hacer una clara distinción entre ambos (G. Montero; 2011: 20).

Desde este criterio refiero que el estudiante partirá de un yo (memoria histórica individual), a un nosotros, memoria histórica familiar (al que llega a través del estudio indagatorio de un mismo pensamiento social), transitando a otro nivel del nosotros que es la colectiva (memoria histórica colectiva-local). De hecho, coincido en que no existen ni memoria, estrictamente individual-familiar, ni estrictamente colectiva, sino marcos sociales de la memoria.

La selección de hechos, procesos, fenómenos y sus protagonistas permite asegurar la identidad del grupo, descartando lo que no resulta coherente con el presente de una formación. Por lo tanto, las memorias históricas individuales, familiares y colectivas coexisten al margen de la memoria histórica oficial [memoria dominante y memoria hegemónica].

De acuerdo con Maurice Halbwachs, la memoria colectiva es una corriente de pensamiento continuo, ya que del pasado solo se retiene lo que queda vivo de él o es capaz de vivir en la conciencia del grupo que la mantiene y por definición, no va más allá de los límites de un grupo. Por el contrario, la historia se sitúa fuera de los grupos y por encima de ellos.

Para D. Königsberg, según refiere (G. Montero; 2011: 27), la memoria es la vida, siempre llevada por grupos vivos y por eso, en evolución permanente, abierta a la dialéctica del recuerdo y de la amnesia, inconsciente a sus deformaciones sucesivas, vulnerable a todas las utilizaciones y manipulaciones. "(…) es un fenómeno siempre actual, (…) no acepta sino los detalles que le convienen; se alimenta de recuerdos indefinidos, telescópicos, globales o flotantes, particulares o simbólicos; ella es sensible a todos los modos de transferencia, censura o proyección. La memoria instala el recuerdo en lo sagrado."

E. Torres Cuevas, considera que no existe una definición concreta acerca de memoria histórica, y que la misma ha sido valorada teniendo en cuenta elementos que podrían sustentarla y atribuirse en su formulación más común, en tanto designa el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea este real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.

Al decir de Figarola, la memoria y el recuerdo pueden conservar aquello que cada hombre singular ha experimentado o vivido, es decir, aquella memoria mediante la cual las cosas recordadas del mundo mantienen la referencia al instante de la trayectoria de quien está recordando, relacionada con la llamada memoria semántica, que tiene que ver con el lenguaje, la ciencia y la razón.

Rafaela Macías (2006: 4), en su conferencia "Acercamiento al concepto de Memoria Histórica" define esta categoría cultural como la capacidad de recordar, el soporte donde quedan impresas las huellas o trazos del pasado, la información virtual y actualizable que estas contienen, y la información efectivamente actualizada en forma de recuerdos patentes o presentes; puede concebirse como la síntesis compleja de todos estos planos semánticos e identificarse con uno de ellos.

Sostiene esta autora que la memoria histórica expresa la capacidad del hombre de conservar la información necesaria sobre eventos ocurridos con anterioridad, que sirven a los intereses materiales y espirituales de las nuevas generaciones, lo que logra de variadas formas a través de estructuras sociales como la escuela.

Además, explica también que la memoria histórica ha evolucionado de acuerdo con el desarrollo social. El conocimiento histórico se ha nutrido tanto de declaraciones orales de testigos y participantes como de eventos y testimonios del pasado. En un sentido estrictamente antropológico, la memoria histórica es una forma de representación social de los hechos, procesos y fenómenos culturales vividos por el hombre y conservados en el recuerdo como expresión espiritual de la cultura.

A partir de conceptualización de lo entendido por memoria, y memoria histórica, asumimos que memoria histórica individual, es aquella que abarca los hechos, eventos y vivencia personal pretérita visto desde el presente y que facilita la proyección futura.

Mientras que por memoria histórica familiar referimos, es aquella que abarca los hechos, anécdotas y vivencias dentro de la relación pasado, presente, futuro, que se estudia a partir de la integración de las memorias históricas individuales, posibilitando su comprensión.

Entendemos que memoria histórica colectiva, es aquella que abarca los hechos, anécdotas y vivencias individuales y familiares que tienen influencia en la relación pasado, presente, futuro.

Pero estas conceptualizaciones al ser concebidas para el proceso de enseñanza aprendizaje histórico, no es para ser trabajada transitando por lo individual, familiar y colectiva, como si fueran memorias históricas aisladas, que obligan a este orden de acercamiento durante su estudio, sino desde la dialéctica que se establece entre estas memorias históricas, y de esta manera posibilitar que el estudiante comprenda por qué es necesario utilizar estas memorias para aprender la historia y así apropiarse de su utilidad personal y social.

Después de conceptualizar lo entendido por memoria histórica individual, familiar y colectiva, sería prudente explicitar las diferentes formas para el logro de su vinculación:

  • La memoria histórica individual como reflejo de la familiar: cuando el hecho individual por su trascendencia a diario, aparece en la memoria histórica familiar.

  • La memoria histórica familiar como reflejo de la colectiva: cuando el hecho individual por su impacto en lo familiar, aparece en la memoria histórica colectiva.

  • La memoria histórica colectiva como reflejo de lo local: cuando el (hecho o personalidad), tiene su incidencia o reflejo de forma típica en la localidad.

Estas diferentes formas para el logro de la vinculación de la memoria histórica individual, familiar y colectiva, en el proceso de enseñanza aprendizaje histórico requiere de las fuentes orales.

Sin dudas, las fuentes orales resultan una excelente vía de acceso a la memoria histórica, lo que demanda el conocimiento por parte del docente, de métodos antropológicos como el fenomenológico, el etnográfico y el etnometodológico, cada uno con sus técnicas de investigación específicas, para poder enseñar y compartir verdaderamente la historia de una localidad.

Soy del criterio que la memoria histórica de una localidad no solo debe adaptarse a las realidades políticas, sino que esta debe ser exponente de la experiencia vivida por sus pobladores (individuales, familiares y colectivos) para fortalecer la democracia, como elemento de lucha contra la impunidad, como arma para la defensa de los derechos humanos y como elemento ideológico de construcción de una sociedad más justa.

Estas ideas acerca de lo que significa la memoria histórica, resumen nuestra nítida percepción de la vinculación de estas diferentes tipos [memoria individual, memoria familiar, memoria colectiva, memoria local, hasta llegar a la memoria histórica social]. Somos, además, del criterio que estas en su interacción producen la memoria cultural de un determinado lugar y por lo tanto, su enseñanza y aprendizaje ocupa un lugar relevante en el mapa curricular de la educación cubana.

El valor instrumental de la memoria histórica resulta afín con lo planteado por J. Le Goff, -la memoria ha constituido un hito importante en la lucha por el poder conducida por las fuerzas sociales-. Apoderarse de la memoria histórica es una de las máximas preocupaciones de las clases, los grupos, los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas. (G. Montero; 2011: 24)

La construcción de la memoria histórica como proceso selectivo permite la producción y reproducción de nociones y representaciones históricas sociales que otorgan nuevos significados, algo que debe ponderar la gestión cultural de la escuela como agente socializador de la reproducción cultural. La memoria histórica construida, se convierte así no en mera repetición de lo vivido, sino en una creación producto de prácticas sociales conformadas como respuesta colectiva.

Frente a las posiciones postmodernas en las Ciencias Sociales, donde la historia personal-familiar-local y nacional es manipulada de acuerdo con los intereses de los sectores dominantes en cada sociedad, los diferentes tipos de memoria histórica juegan un papel fundamental como fuente para aprender la historia de una nación, por lo tanto, esta tiene que convertirse en ciertos ámbitos como una voz obstinada, una forma de resistencia y una reivindicación de la cultura de una localidad, provincia y país.

Enseñar y el aprender la historia desde la memoria histórica: reto de la escuela actual

En la actualidad resulta casi imposible leer un texto que no haga referencia de alguna manera al fenómeno de la memoria en sus diversas formas. Así la gestión de la escuela también se ha sostenido en el trabajo con la memoria histórica, aunque de manera empírica, y muchas veces sobre el desconocimiento de los fundamentos epistémicos de este bien patrimonial, sus potencialidades educativas y aportes a la reconstrucción de las historias personales, familiares y locales.

Y en todo esto, ¿qué le toca a la escuela?

No hay duda que muchos comparten la responsabilidad de la educación: educa la familia, educan los medios de comunicación, entre otros, pero sigue siendo la escuela el espacio privilegiado para el aprendizaje, a ella le hemos encargado la formación de los niños, adolescentes y los jóvenes para que crezcan, maduren, aporten al país y sean felices.

En la escuela, por eso, se aprende un poco de todo, desde el arte, las ciencias naturales, las matemáticas, la comunicación, hasta la historia. La importancia de la escuela es enorme en la formación del tipo de seres humanos y del tipo ciudadanos que queremos tener.

Sin embargo, en los círculos educativos se oye decir que la educación está en una crisis evidente. Pareciera que la mayoría de las escuelas se han convertidos en centros de instrucción y se han olvidado de educar, los conocimientos se han convertido en lo más importante, y se ha dejado de lado la responsabilidad de la escuela en la formación de sensibilidades y conductas. Pero hay que tener claro que importa el qué se enseña, pero importa también el cómo se enseña.

De nada vale trabajar la historia pasada de nuestro país como un conjunto de relatos de hechos ajenos a la realidad de los estudiantes, o que forman parte de la prehistoria del país; de nada vale que los estudiantes aprenderse nombres y fechas de hechos dramáticos (políticos-militares) ocurridos con la finalidad de pasar un examen u obtener una buena nota.

De este primer acercamiento, se puede referir que la memoria histórica tiene múltiples funciones dentro del proceso de enseñanza aprendizaje histórico, pudiéramos señalar las siguientes:

  • Impacto en lo instructivo: aporta al estudiante un sistema de conocimientos específicos de la memoria individual, familiar y colectiva que para su asimilación, requiere de un sistema de habilidades docentes e intelectuales que favorecen el aprendizaje histórico.

  • Impacto en lo educativo: al fortalecerse el amor a la Patria, facilita el vínculo afectivo con la historia de personal, familiar y local, además de consolidar las raíces históricas de una nación.

El recuerdo como función de la memoria y el olvido, se considera fenómeno inherentemente social; tal enfoque reconoce el vínculo entre lo que la gente hace como individuo y su herencia cultural. Es necesario conservar el recuerdo del pasado, pero también resulta indispensable una dinámica de cambio cultural que, según las sociedades, puede tender a la conservación de valores. Este difícil equilibrio entre memoria y olvido, vuelve compleja la dinámica de la memoria colectiva.

La huella que los procesos culturales dejan en la conciencia del sujeto en forma de memoria histórica, se refleja en la manera en que los mismos se refieren a ellos, y es portadora del significado cultural resultante de la interacción pragmática entre el hombre y su realidad más inmediata. Es, pues, de naturaleza objetiva, al ser parte de la conciencia social y componente esencial del patrimonio inmaterial de los pueblos.

El trabajo con la memoria histórica procede, fundamentalmente, desde el paradigma interpretativo, se sustenta en los fundamentos de la historia de las mentalidades y supone el conocimiento de métodos de investigación antropológica, como la etnografía, la fenomenología y la etnometodología, y requiere la utilización de técnicas como la entrevista no estructurada, el testimonio, las grabaciones en audio y video, las fotografías, así como la interpretación de mapas, planos y otros documentos de valor histórico.

Las clases se deben enriquecer mediante el trabajo con la memoria histórica, en tanto se desarrolla el aprendizaje de las diferentes asignaturas. Se trata de dialogar constantemente con la cultura comunitaria, local y nacional, mediante el establecimiento de relaciones y vínculos pragmáticos entre los diferentes textos que se analizan en las clases.

Algunas acciones relacionadas con el tratamiento de la memoria histórica que se pueden implementar desde la clase son:

  • 1. La utilización de los textos históricos de la localidad del siglo XX que tratan o establecen relaciones con hechos, procesos y fenómenos de la historia y la cultura.

  • 2. Mantener vínculos con personas que han tomado parte en los procesos sociales de la última centuria y primeros años del siglo actual, para aprovecharlos en el proceso de enseñanza aprendizaje en las diferentes educaciones.

  • 3. Reconstruir la historia local desde las vivencias personales-familiares, como vía para consolidar la identidad cultural y comprender los significados culturales del patrimonio intangible de la comunidad.

  • 4. Conmemorar y darle tratamiento didáctico a las efemérides desde las clases, con énfasis en la celebración de la trascendencia cultural de los hechos históricos de la localidad y convertido en tradición cultural.

  • 5. Realizar en las clases, actividades patrióticas de carácter solemne, que partan de la conmemoración y destaquen la trascendencia cultural del hecho histórico local asociado a ellas.

  • 6. Aprovechar en las clases los valores de la tradición popular en las comunidades, que consoliden la identidad cultural desde el conocimiento y valoración del patrimonio local.

  • 7. Vincular al docente con los instructores de artes y otros gestores culturales en la perpetuación y enriquecimiento de las tradiciones religiosas, como expresión del patrimonio cultural y demostración de la democracia participativa del sistema social cubano.

  • 8. Revalorizar desde las clases los juegos tradicionales y otras expresiones de la cultura popular tradicional asociada a los niños, adolescentes y jóvenes.

  • 9. Vincular el contenido de los textos con los oficios del pueblo en condiciones de vida real, sobre la base de las necesidades de las familias y comunidades.

Una aplicación de la gestión cultural comunitaria desde las clases de Historia de Cuba, relacionada con la memoria histórica, puede demostrar la viabilidad de las acciones y propiciar la transformación cultural, que se resume en los aspectos siguientes, cuya importancia debe ser apreciada por los profesionales de la educación:

  • Se avanza en el trabajo cultural de la escuela, al considerar que su gestión se orienta hacia la elevación del nivel de vida y el bienestar de los niños, adolescentes y la población; el incremento de la información y la instrucción del pueblo; el desarrollo de la cultura general y política de los habitantes de la comunidad, y la ayuda a las personas.

  • Se pueden determinar las preferencias de los estudiantes y la comunidad, en cuanto a actividades de la escuela, resultando los tipos que se relacionan, los de mayor aceptación: actividades recreativas, deportivo-culturales, tertulias, cursos, actos políticos con atracciones artísticas, brindis, etcétera; actividades políticas e ideológicas puras; acciones que propician la comunicación entre vecinos, la formación integral y el esparcimiento de niños y jóvenes; actos masivos, tribunas abiertas, marchas y eventos conmemorativos, históricos, entre otros.

  • La comunidad puede aportar una serie de parámetros que deben tenerse en cuenta al evaluar la calidad de las acciones: propiciar la comunicación entre los vecinos; afianzar la unidad del pueblo; fortalecer el movimiento cultural, político e ideológico; garantizar la asistencia y participación activa del público; propiciar la adquisición de conocimientos y hábitos adecuados a la sociedad cubana; desarrollarse con disciplina y respeto por todas las personas.

  • Se determinan un grupo de cualidades del trabajo cultural del maestro: ser un agente que garantiza el esparcimiento y la recreación; tratar bien y con amabilidad sincera a la población; atender las necesidades políticas e ideológicas de la comunidad; contribuir a elevar el nivel cultural y desarrollar hábitos adecuados de comportamiento, convivencia familiar y social; educar a la comunidad en el criterio amplio de participación, sobre bases verdaderamente democráticas; cumplir con la organización del trabajo, la disciplina y el embellecimiento de los espacios culturales y áreas verdes; divulgar adecuadamente las actividades.

  • Se pueden establecer exigencias comunitarias para una mayor participación, entre las que se encuentran: incrementar la utilización de medios audiovisuales en las clases de literatura y otras acciones; desarrollar actividades variadas; apoyarse en el grupo de trabajo comunitario; vincularse con el pueblo; crear conciencia en relación con el trabajo cultural de la escuela; lograr una mayor integración con las familias y estimular moralmente a quienes más se destaquen en la vida política y cultural de la comunidad.

  • Se puede establecer un ideal comunitario, que reconoce la honestidad, la sencillez, la modestia, la honradez, el respeto, la amabilidad, la sinceridad, el ser comunicativo, trabajador, decidido, revolucionario, amistoso, patriota, leal, humano, entusiasta, con criterio propio, responsable, altruista, solidario e inteligente.

El establecimiento de la memoria histórica comunitaria, es susceptible a cambios, adecuaciones y perfeccionamiento, en dependencia de la cultura de cada comunidad, el sistema de trabajo cultural de la escuela y las experiencias que surgen y se consolidan en los asentamientos poblacionales. De cualquier forma, se constituye como un acercamiento al tratamiento de la memoria histórica en la formación inicial de los profesionales de la educación.

La escuela cubana está llamada a perpetuar la cultura socialista mediante la educación de los estudiantes y otros sujetos sociales de las comunidades. Si logramos eso, si la escuela se convierte en el espacio donde se promueve el desarrollo integral de los niños, adolescentes y los jóvenes, donde se busca el desarrollo de los conocimientos, de los sentimientos y de actitudes y conductas coherentes con esos conocimientos y sentimientos, entonces habremos desarrollado la mejor vacuna contra la intolerancia, la violencia, la discriminación y habremos sembrado la posibilidad de una vida futura con paz para todos.

La memoria histórica es una representación social que se manifiesta en el individuo y la colectividad en forma de recuerdos acerca de las vivencias fundamentales del pasado; es un bien patrimonial intangible y fuente de identidad, que existe en todas las comunidades y constituye herramienta fundamental para fomentar cultura.

Referencias bibliográficas

  • Bueno, G. Sobre el concepto de memoria histórica común [en línea] 22 de septiembre de 2014. Disponible en: http://www.ult.edu.cu/

  • Macías Reyes, R. (2006). Acercamiento al concepto de Memoria Histórica. Universidad de Las Tunas "Vladimir Ilich Lenin". Facultad de Humanidades. (Conferencia). 21 h.

  • Mateos, A. Historia. Memoria. Tiempo presente. Universidad Nacional de Educción a Distancia (UNED) Madrid. [en línea] 22 de septiembre de 2014. Disponible en: http://www.udg.edu.cu/

  • Montero Zayas, G. (2011). Aspectos epistemológicos acerca de la memoria histórica y el imaginario social. Las Tunas. (original inédito) 32 h.

  • Pedreño, J. M. (2012). ¿Qué es la memoria histórica? [en línea] 22 de septiembre de 2014. Disponible en: http://www.memoriahistorica.org/

 

 

Autor:

Angel Felipe Jevey Vázquez[2]

Deinova Leyva Rúa[3]

 

[1] Es resultado de una tesis doctoral y del proyecto de investigaci?n: La educaci?n hist?rica de ni?os, adolescentes y j?venes.

[2] Profesor Titular y Doctor en Ciencias Pedag?gicas, con especializaci?n en Did?ctica de la Historia y las Ciencias Sociales. Se desempe?a como Acad?mico del Centro de Estudios Pedag?gicos de la Universidad de Ciencias Pedag?gicas Pepito Tey, Las Tunas, Cuba.

[3] Licenciada en Educaci?n, Especialidad en Educaci?n Especial, ha realizado una especializaci?n en Did?ctica de la Historia. Es asistente. Se desempe?a como profesora de la carrera de Educaci?n Especial en la Universidad de Ciencias Pedag?gica Pepito Tey, Las Tunas, Cuba.

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