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La escritura y cómo escribir




Enviado por Erika Zapata



  1. Nociones generales
  2. Modelos de textos
  3. Los textos académicos
  4. Las etapas de la escritura

"Siempre que los hombres han sentido la necesidad de conservar los instantes que la historia comporta, la escritura se ha hecho ley. En todos los tiempos el hombre que ha sabido escribir ha sido rey" (Jean, Georges. La escritura, memoria de la humanidad).

Nociones generales

Si usted lee con atención el epígrafe que inicia este capítulo, podrá inferir la importancia de la escritura en la construcción del individuo como persona y como miembro de una colectividad. Escribir es una forma de trascender, de permanecer en el mundo, de dejar huella… Es gracias a la escritura como podemos viajar hacia atrás en el tiempo para encontrar los inicios de la humanidad, sus primeros pasos en la exploración de la tierra, sus logros y aciertos en la apropiación de su entorno, y también sus errores y fracasos, todo lo que fundamenta la vida actual.

Escribir es registrar las palabras o las ideas por medio de letras o de otros signos, en papel o en otra superficie. Así, los grafitos –aquellos escritos, generalmente de protesta– que se observan en las paredes externas de los edificios también son escritura.

En la escritura participan, básicamente, dos agentes: el codificador o escritor, y el descodificador o lector. Hablamos de codificador y descodificador porque la escritura se basa en un sistema de signos que deben ser compartidos por ambos agentes; de lo contrario, el mensaje no se puede descifrar.

Si en épocas remotas quien sabía escribir era rey, en la época actual quien no escribe se queda atrás. La escritura es hoy una actividad inherente a la vida cotidiana: se escribe por deber en la escuela, en la universidad y en el trabajo. Por operativo que sea el trabajo, es posible que deba escribir una carta, una solicitud de permiso, una excusa para ausentarse, una nota de felicitación, en fin, miles de razones para convencerse de que la escritura no es una tarea de genios sino de gente común y corriente, que piensa y siente, y que es capaz de expresarse por escrito.

Ahora, escribir bien es expresar las ideas de tal manera que sean comprensibles para el destinatario. Y hablamos de destinatario porque siempre se escribe para otro, aunque ese otro no tenga un rostro definido.

Los requisitos de una buena escritura son: claridad, orden y coherencia. Esas cualidades se alcanzan si se cumplen las siguientes condiciones:

  • La corrección ortográfica: se refiere, entre otros temas, al uso adecuado de las letras, al cuidado en los acentos, al manejo de las mayúsculas.

  • La propiedad gramatical: alude a la construcción lógica de oraciones y párrafos, a la estructura general del texto, a la conexión lógica de las ideas.

  • La precisión: hace hincapié en la utilización de las palabras adecuadas a la idea que se quiere transmitir. Use solo las palabras de cuyo significado esté seguro. No utilice términos "de moda" que, aunque suenen bien al oído, pueden no ser adecuados en su texto. En este punto, el uso del Diccionario es fundamental.

  • La variedad léxica: esta condición apunta a la ampliación del vocabulario, de tal manera que se eviten las repeticiones innecesarias de palabras y de locuciones.

El producto de la escritura es el texto, entendido como unidad de sentido organizada, donde confluyen: la intención del hablante-escritor y la capacidad interpretativa del hablante-lector.

Modelos de textos

Los modelos de texto pueden ser múltiples. Acá nos referiremos a cuatro modelos básicos, con la advertencia de que es común que en un texto prime uno de ellos, pero se utilice otro u otros, según la intención de quien escribe. Esos modelos básicos son los siguientes:

  • Descriptivo

La descripción presenta los rasgos y las características de objetos, de la naturaleza, del paisaje, de vegetales, de animales, de personas. Los descriptivos son textos en los cuales las ideas se adhieren y se yuxtaponen alrededor del objeto de la descripción, lo que puede dificultar la unidad global del texto. El mismo objeto, descrito por tres personas, dará tres versiones diferentes, es decir, la descripción no agota todas las facetas del objeto, pues quien describe lo hace desde su punto de vista personal y según sus intereses.

La descripción puede ser técnica o literaria. La descripción técnica se propone mostrar un objeto en sus partes y en su finalidad. Un ejemplo de descripción técnica es el manual de uso de un aparto electrodoméstico. La descripción literaria tiene como fin provocar una impresión determinada en el lector, según la intención del escritor.

El texto descriptivo se caracteriza por la minuciosidad y el detallismo de los elementos que integran el objeto temático de que se trate. De allí que la observación atenta sea un requisito indispensable para lograr una buena descripción. Vale recordar que la observación convoca los cinco sentidos corporales; por eso es más fácil describir aquello que podemos asociar con olor, sabor, gusto, tacto, sonido que un objeto del que apenas conocemos su forma.

Un buen ejercicio en este modelo de texto podría ser la descripción de su lugar de estudio o de trabajo. Una vez lo haya hecho compare lo que escribió con el objeto descrito y podrá evaluar su capacidad de observación en los detalles que le faltaron o que le sobraron. Trate de hacerlo, y descubrirá sus aptitudes para la escritura.

  • Narrativo

La narración es una relación de hechos concretos, reales o ficticios, en el tiempo, en un escenario y con personajes. A diferencia de la descripción, en la narración los contenidos no son acumulativos sino interrelacionados. Predomina la información de hechos o situaciones, señalados mediante referencias espacio-temporales y relaciones secuenciales.

En la vida diaria narramos continuamente: cuando contamos a otras personas lo sucedido en una fiesta, en un paseo, en una reunión; cuando hacemos la relación de nuestro trabajo; cuando comentamos una película de cine; en las conversaciones informales… Esas narraciones orales constituyen el insumo para la escritura: de una carta, de un cuento, de una novela.

Un buen ejercicio de escritura narrativa, combinada con descripción, es llevar un diario de campo, donde se consignen las experiencias del día que termina. Y acá, una recomendación: si empieza a escribir, no lea inmediatamente; deje pasar, al menos, dos semanas, y luego empiece a leer. Se dará cuenta de cuánto ha aumentado su léxico y de cómo las palabras fluyen con mayor soltura cuanto más haya escrito.

  • Expositivo

La exposición es la explicación de un tema mediante ideas ordenadas, objetivas y claras. Su contenido es abstracto acumulativo. En el texto expositivo predomina el orden lógico, esto es, se organiza de manera similar a aquella como se da el proceso de conocimiento: de lo simple a lo complejo. En general, este modelo de texto presenta al inicio los conceptos y nociones básicos para comprender el discurso de que se trate.

La estructura del texto expositivo es: presentación, cuerpo y conclusión. En el ámbito académico, un texto expositivo es el libro guía de una asignatura: Álgebra, por ejemplo.

  • Argumentativo

El argumento es una forma de razonamiento que se utiliza, para convencer a alguien de lo que se afirma o se niega o para demostrar una proposición. El texto argumentativo incorpora a la exposición razones para defender o controvertir ideas propuestas. El texto argumentativo se caracteriza por su concatenación lógica. La información que transmiten estos textos se presenta en una secuencia de manera progresiva.

Los textos académicos

Son textos que se adecuan a una finalidad y a un modelo particular. Su producción puede obedecer a diferentes razones: cumplir una tarea escolar, facilitar el aprendizaje o divulgar el conocimiento. Los más comunes son: el informe de lectura, el resumen, la relatoría, el protocolo, el ensayo y el artículo científico. A continuación presentamos, grosso modo, una caracterización de cada uno.

1.3.1. El informe de lectura

El informe de lectura es un texto escrito en prosa que tiene como propósito fundamental suministrar información sobre un tema determinado. Las fuentes del informe pueden ser textos escritos, auditivos, visuales o audiovisuales. En el informe de lectura se despliegan, de forma expositiva, análisis y síntesis alrededor de los textos examinados.

Algunas recomendaciones para elaborar informes de lectura son las siguientes:

  • a. Hacer varias lecturas

Primer nivel de lectura: comprensión. El propósito es que el lector tenga un panorama general del texto, antes de iniciar su análisis. Esta primera lectura permite, además, identificación de terminología desconocida y mapeo general del tema.

Segundo nivel: análisis. Relaciona el texto con su experiencia personal, es decir, elabora un contexto. Cuando usted lee un aviso publicitario, por ejemplo, si conoce las palabras que lo conforman, usted lo ubica en su memoria. Un aviso que diga SILENCIO puede indicar que hay gente en una reunión, que es un auditorio donde se desarrolla una conferencia o que es un hospital.

Tercer nivel: crítico. Elabora su posición personal frente a la lectura.

  • b. No dejar pasar por alto ninguna palabra desconocida

Frente a un término desconocido, consulte el Diccionario y luego trate de usar esa palabra en un enunciado construido por usted.

Aportes. El informe de lectura le abre nuevos horizontes en el conocimiento, amplía el vocabulario, aporta ideas que enriquecen el bagaje conceptual, y permite hacer comparaciones y deducciones al establecer relación con conocimientos previos.

La estructura básica del informe es: introducción o presentación, desarrollo de las ideas del texto y conclusión.

1.3.2. El resumen

Es la síntesis de un texto, constituida por las ideas principales. Sus características son: coherencia con la estructura del texto original y paralelismo en la exposición.

Para lograr un buen resumen se recomienda seguir los pasos que se enuncian a continuación:

  • a. Hacer subrayado

El subrayado permite destacar las ideas principales del texto leído, fase preliminar de un resumen.

-Se subraya en función de la importancia y del conocimiento que se tenga del tema.

-No se debe subrayar en la primera lectura porque todo parece importante.

-El subrayado ha de tener sentido por sí mismo.

-Se debe marcar solo lo estrictamente necesario.

  • b. Elaborar un esquema

Constituye la guía para la redacción del resumen. Es una ordenación de las ideas que luego van a desarrollarse en la redacción del resumen. Sus características son:

-Debe ser funcional, máximo una página de extensión.

-Estilo telegráfico, esto es, palabras clave que representen las ideas esenciales.

-Ideas organizadas de izquierda a derecha. Esta sugerencia obedece a que en nuestra lengua empezamos a escribir por la izquierda. Entonces, las ideas principales deben ubicarse a la izquierda; las secundarias o de apoyo, a la derecha.

  • c. Redacción

Si ha tenido en cuenta las recomendaciones anteriores, ya puede iniciar la redacción del resumen. Recuerde que el resumen también debe ser revisado con el fin de hacer los ajustes de ortografía, sintaxis y puntuación, necesarios para que el texto sea claro y coherente.

1.3.3. La relatoría

Las relatorías son ejercicios de reflexión individual sobre las lecturas previas a un encuentro académico. Una relatoría es el texto que resulta de la lectura que cada quien haya hecho. No debe confundirse con un resumen.

Propósito. Formular en forma clara y explícita los problemas e interrogantes planteados por el texto. Para ello, la relatoría debe contener:

– Problemas implícitos o explícitos que el autor del texto leído pretende resolver.

Hipótesis de trabajo para resolver el problema planteado.

– Dificultades de interpretación que plantea el texto.

– Inquietudes surgidas del análisis del texto, bien sea en forma de argumento o de hipótesis de trabajo.

1.3.4. El ensayo

El ensayo es la expresión libre de las ideas. Se entiende por ensayo una reflexión personal sobre un tema determinado. El ensayo es un modelo de texto argumentativo: su punto de partida es una tesis que se defiende o se controvierte en el desarrollo del texto. Su extensión es variada.

Las principales características del ensayo son:

-Agilidad estructural: la línea de pensamiento del autor fija la estructura.

-Las citas no tienen propósito científico. No es obligatorio citar. Es más común hacer alusiones.

-El punto de partida es una perspectiva subjetiva de ver la realidad.

1.3.5. El protocolo

El protocolo describe el desarrollo de un evento académico. Es una especie de acta de un encuentro académico previamente programado. Para su elaboración se requiere capacidad de síntesis.

Las partes que componen el protocolo académico son:

– Encabezado

Nombre del evento

Persona o entidad que lo organiza

Fecha

Lugar

Duración

Tema

– Descripción de la discusión

Síntesis de los subtemas expuestos

Argumentos o tesis adicionales

Conclusiones

– Fin del protocolo

Firma de quien elabora el protocolo

1.3.6. El artículo científico

Es un aporte a la comunidad científica. Cada área del saber utiliza métodos y formatos propios. Una de sus particularidades es que se introduce con un resumen (abstract), texto de entre 200 y 400 palabras, que sintetiza el contenido del artículo. Además, presenta las palabras clave del tema que se trata.

Las etapas de la escritura

Como cualquier actividad, la escritura debe ser planificada en cada uno de sus pasos, y esto vale para cualquier clase de escrito: una carta, un informe ejecutivo, un cuento, una novela… Si queremos tener éxito en este proceso, hemos de proceder con orden y con pausa.

Un error en el que caemos con frecuencia es intentar escribir sin más guía que nuestro conocimiento sobre un tema determinado. La escritura requiere un plan previo, diseñado a partir de nuestra propia experiencia y del acercamiento, así sea mínimo, que hayamos tenido con el tema propuesto. El plan se estructura en tres etapas básicas: preparación o prescritura, redacción o escritura y revisión o posescritura. Aunque estas etapas son válidas para cualquier escrito, acá haremos énfasis en la escritura en ámbitos académicos.

  • La preparación: etapa de prescritura

La prescritura es la etapa de preparación del texto. Igual que en cualquier otra actividad, la preparación permite ordenar los pasos para allanar el camino y conseguir el objetivo. Sin una adecuada preparación, la escritura se convierte en un verdadero laberinto.

La escritura es una actividad que exige paciencia y dedicación. Antes de iniciar el proceso, se debe responder a los siguientes interrogantes:

¿Por qué escribo? Aclara la motivación. Muchas pueden ser las razones para escribir: cumplir con un deber académico, hacer una tarea en el trabajo, por el placer de escribir, para registrar experiencias personales u otro motivo. Si el motivo es placentero, es muy posible que el proceso sea exitoso, pero si se escribe por cumplir con un deber, lo ideal es que se asuma con la actitud de quien espera que el trabajo le reporte algún beneficio.

¿Qué quiero escribir? Ubica la temática. Se escribe sobre lo que se conoce o sobre aquello de lo cual se tiene alguna idea. Además de la temática hay que definir qué tipo de texto se quiere escribir: no es lo mismo escribir una carta a una persona conocida que una carta de reclamo a una empresa prestadora de servicios; tampoco es lo mismo un informe que un ensayo. Definir el tipo de texto ayuda a calcular la extensión prevista.

¿Para quién escribo? Se refiere al público para quien se escribe. Después de publicado, el autor pierde control sobre el texto; por esta razón se debe tratar de avizorar el impacto que pueda tener el texto en el público lector.

¿Cómo lo escribo? Determina el nivel de lenguaje que se ha de usar, según el público objetivo. En general, los niveles de lenguaje son tres: lenguaje culto, lenguaje coloquial y lenguaje vulgar.

El lenguaje culto es aquel que es común a todos los hablantes de la misma lengua, y está sujeto a la normativa del idioma. Recordemos que son veintidós academias de la lengua, correspondientes a veintidós países y, aunque el idioma español es uno, en cada país hay variantes regionales que tienen que ver con los usos de las palabras; así, no hablamos de la misma manera en Colombia que en México; la misma palabra puede ser usada con diferente significado acá y allá. Es culta, entonces, la que se usa con el significado registrado en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española).

-El lenguaje coloquial es aquel que se usa entre pares, por ejemplo, amigos, compañeros de estudio, miembros de la misma familia, colegas, etc. Es de uso en espacios informales, y transgrede la normativa del idioma, no por ignorancia sino por camaradería.

-El lenguaje vulgar es aquel que utilizan las personas con bajo nivel académico. En consecuencia, viola la normativa del idioma, contrario del coloquial, no por camaradería sino por ignorancia.

En los textos académicos, el nivel de lenguaje es, sin ninguna duda, el culto. Así se trate de un público con bajo nivel de preparación académica, el lenguaje culto (no técnico) es entendible. En la escritura el nivel coloquial se reserva, en general, para la narrativa costumbrista.

Dos condiciones básicas que facilitan la escritura son: el gusto por el tema elegido y el conocimiento previo sobre el mismo. Es un hecho que el interés por un tema determinado constituye motivación suficiente para abordar el trabajo. Esta condición no siempre se da, pues en muchos casos la escritura se hace para cumplir un compromiso académico o un deben laboral; sin embargo, si se asume con la convicción de que aportará conocimiento, el resultado puede ser un texto bien escrito y, en consecuencia, satisfactorio para el escritor.

El conocimiento previo se refiere a la información global que se tiene sobre el tema y que permite la emergencia de aspectos del mismo sobre los cuales el escritor busca mayor información. No es posible escribir sobre un asunto del cual nunca se ha tenido noticia.

A continuación se presentan algunas recomendaciones para adelantar la etapa de prescritura:

  • a. Elección y delimitación del tema

Indica desde qué perspectiva se quiere abordar. En este punto, es conveniente que elabore un esquema de lo que se propone tratar respecto al objeto de estudio. Los pasos siguientes pueden ayudar:

-Lluvia de ideas. Tome papel y lápiz y escriba, preferiblemente en columna, todas las palabras que se relacionen con su tema.

-Mapa conceptual. Este es un primer paso para ordenar y depurar ideas. Con las palabras anteriores, surgidas de la lluvia de ideas, elabore un mapa conceptual. Es posible que le sobren palabras, pero también es posible que le falten. Proceda como a bien tenga.

-Cuadro sinóptico. Como el mapa conceptual sirve, básicamente, para definir el tipo de relación entre términos, el cuadro sinóptico (recuerde que se estructura a base de llaves) le da un orden jerárquico de temas y subtemas.

-Tabla de contenido. A partir del cuadro sinóptico, se construye una tabla de contenido del escrito que se propone. La tabla de contenido permite establecer el orden que se le dará al discurso, esto es, qué aspecto va en primer lugar, cuál a continuación, etc. Esta le sirve de guía para orientar el recorrido por la escritura.

Con la tabla de contenido, ya hay una visión panorámica de lo que se propone el texto. Estos pasos sirven para todo tipo de escritos, desde una carta hasta un libro de texto o una obra literaria. Sin una tabla de contenido que guíe el trabajo, el escritor corre el riesgo de repeticiones innecesarias, de ideas inconclusas y de desorden en el texto.

-Planteamiento del contexto. Apunta al ámbito en el que se ubica el tema (época histórica, condiciones socioeconómicas, estado del conocimiento y de la ciencia en el momento en el cual se inscribe el tema). Este es un elemento imprescindible para su comprensión y explicación; además, es la clave para una acertada delimitación del tema.

1.4.2. La escritura: proceso de redacción

Una vez terminada la consulta bibliográfica, se procede a hacer la redacción del texto.

Al redactar el trabajo hay que tener en cuenta dos elementos inseparables: de un lado, los relacionados con la expresión, y que son inherentes a un escrito científico: la claridad, el orden, la sencillez, la precisión y la concisión; de otro, la estructura externa y la forma de presentación. La complementación entre ellos produce textos, además de claros y de fácil comprensión, estéticos y, por tanto, agradables.

Lo primero que debe hacer es ordenar las fichas teniendo en cuenta las palabras clave, esto es, se deben juntar todas las fichas -textuales, resumen y comentario- que se refieran al mismo subtema. Este es el material inicial.

Luego se toma la tabla de contenido y se inicia la redacción por el tema o subtema en el cual el escritor se sienta más fuerte, es decir, si la tabla de contenido tiene cuatro numerales, y el escritor se siente más seguro de su conocimiento en el numeral tres, debe iniciar con ese numeral. La construcción de un texto se asemeja a un rompecabezas: quien lo arma trata de juntar y casar las fichas que más se le parecen, independiente de si van al lado derecho, al izquierdo, arriba, abajo o en el centro. Al final, las acomodará donde corresponda.

El texto académico, en el que debe destacarse la claridad expositiva, tiene algunas características que deben recordarse a la hora de iniciar la redacción. Entre ellas:

– Use la forma impersonal (se encontró…) o el pronombre de primera persona plural (encontramos…).

– Es común que predominen las oraciones subordinadas, dada la complejidad de este tipo de texto. Tenga en cuenta los signos de puntuación y los conectores para que engarcen de manera clara estas oraciones.

– En muchos casos, aparecen nombres o tecnicismos que hacen que estos escritos requieran cierto nivel académico para acceder a ellos. Este es el lenguaje técnico. No abuse de él. Piense en su lector.

Presentamos a continuación algunos consejos prácticos que pueden ayudar a que el escrito alcance la claridad necesaria:

Después de que ha buscado las fuentes para sustentar su trabajo y ha elaborado y ordenado las fichas que le sirven de apoyo, ya está a punto de iniciar la escritura. Lo que tiene hasta ahora es el material. El paso siguiente es darle la forma adecuada para que contenga lo que usted quiere que ese texto le cuente al lector. Es este el momento de la mayor angustia, donde surge la pregunta que casi todos nos hemos hecho: ¿por dónde empiezo? Bájele al nivel de desazón. Aquí van algunas recomendaciones que podrán ayudarle a encontrar la punta de su hilo conductor.

Recomendaciones

  • a. Revise su tabla de contenido y seleccione el subtema en el que usted se sienta más fuerte y seguro. No importa que no sea el número uno; puede ser el tres o el cuatro. Prepare y tenga a la mano el paquete de fichas de apoyo.

  • b. Fije la idea-piloto. Preferiblemente elabore una oración completa que le sirva de guía. Recuerde que para que haya oración debe haber un verbo conjugado en forma personal. Por ejemplo: si el tema fuera Educación y Desarrollo, la idea-piloto podría expresarse de alguna de estas formas: La educación es el motor del desarrollo; Sin una sólida educación no podrá haber desarrollo sostenible; Para superar el subdesarrollo es condición sine qua non reorientar el proceso educativo. A partir de la idea-piloto se configuran las demás ideas que van a componer el texto, siguiendo un orden determinado.

  • c. Imagine que tiene enfrente de usted a un lector. Empiece a contarle su discurso, tratando de que él entienda lo que usted quiere decir, y empiece a escribir. Si no se le ocurre la primera palabra, mire un texto clásico relacionado con el tema de que se trata y tómelo como ejemplo. Lo más seguro es que esas palabras iniciales se cambien luego, durante la etapa de revisión.

  • d. Evite el uso de palabras que no estén españolizadas o que no tengan una circulación amplia en el público que ha definido como lector. En lo posible, use el nivel de lenguaje culto. Inventar palabras o acomodar estructuras inadecuadas a un término solo demuestra ignorancia. Absténgase de emplear palabras que usted no sea capaz de explicar, porque lo hacen quedar mal.

  • e.  Evite el uso de frases hechas que son moda vacua y que no dicen nada, lo mismo que de locuciones que terminan convirtiéndose en muletillas. No olvide que las muletas se usan cuando hay dificultades para caminar, pero superadas estas, aquellas quedan sobrando.

  • f. Utilice adecuadamente los marcadores textuales o conectores. Un conector es un elemento (palabra o conjunto de palabras) que enlaza, con distintas intenciones, partes de un texto. Son conjunciones, adverbios o locuciones que enlazan enunciados para construir oraciones compuestas. Aportan cohesión (orden en el texto) y expresan la intención comunicativa del escrito. En este sentido, cumplen las siguientes funciones:

-Introducir el tema del texto

el objetivo principal es este texto trata;

el propósito que nos anima nos proponemos

-Continuar con el mismo punto o sumar ideas

además luego

después asimismo

a continuación así pues

enseguida

-Presentar otra faceta del tema

otro punto es con respecto a

acerca de en relación con

en cuanto a por lo que se refiere

sobre el siguiente punto en este apartado

-Indicar causa

porque ya que

pues dado que

visto que puesto que

como considerando que

a causa de gracias a

a fuerza de por razón de

por culpa de con motivo de

teniendo en cuenta que

-Indicar consecuencia

en consecuencia por tanto

de modo que por esto

a consecuencia de por lo cual

así que pues

por consiguiente razón por la cual

por eso conque

por consiguiente, en tal sentido,

por ende, en efecto

-Indicar condición

a condición de que siempre que

con solo en caso de

siempre y cuando con tal de

si

-Indicar finalidad

con miras a con el fin de

con el objetivo para

con tal propósito

-Indicar oposición, hacer distinciones o ideas que se oponen

en cambio ahora bien

con todo sin embargo

antes bien por el contrario

no obstante de todas maneras

pero por un lado… por el otro

ahora bien por oposición a

por una parte… por otra parte en otro orden de ideas

Indicar objeción (conjunciones concesivas)

aunque a pesar de

por más que si bien

aun cuando aún (más gerundio)

-Marcar orden

antes de nada de entrada

ante todo para empezar

luego después

además primeramente

en primer lugar… en segundo lugar en último lugar

en último término finalmente

para terminar como colofón

-Hacer hincapié

es decir en otras palabras

dicho de otra manera o sea

hay que hacer notar como se ha dicho

esto es hay que destacar

vale la pena decir lo cierto es que

lo más importante es

-Expresar opiniones

en nuestra opinión a nuestro modo de ver

tal parece a nuestro juicio

-Detallar

por ejemplo en particular

como muestra verbigracia

a saber así

en particular en el caso de

-Indicar tiempo

antes al mismo tiempo

ahora ahora mismo

simultáneamente más tarde

anteriormente poco antes

más adelante a continuación

entonces acto seguido

-Indicar espacio

arriba abajo

en el interior en el exterior

delante cerca de

alrededor de acerca de

de cara a

-Para concluir

en conclusión para finalizar

por contera así pues

finalmente en definitiva

en resumen brevemente

recapitulando en conjunto

en resumidas cuentas sucintamente

  • g. Evite las repeticiones innecesarias porque, en vez de contribuir a aclarar las ideas, las hacen más confusas y solo sirven para abultar el texto. Para lograrlo acuda a los sinónimos y trate de ubicar aquellos que realmente sean adecuados al texto.

  • h. No use palabras o expresiones que usted no entienda. Consulte el diccionario para que use los términos con claridad y precisión. Recuerde que en la lengua hay palabras homófonas y parónimas que pueden generar confusión. Use el diccionario, es una excelente ayuda.

  • i. Escriba sin preocuparse de pulir Y NO LEA PARA CORREGIR. Es difícil vencer la tentación de leer el párrafo que se acaba de escribir; trate de evitar la lectura inmediata porque cuando se empieza a cambiar una palabra se termina por borrar el párrafo ya escrito. Lo primero es lo primero: escriba. Ya habrá oportunidad de pulir.

  • j. No borre nada de lo que haya escrito, y conserve los borradores, fichas y ayudas de memoria en los que se ha apoyado. Recuerde que solo lleva dos etapas del proceso.

  • k. Confronte lo escrito con la tabla de contenido para que se asegure de que no le falta ningún punto de los que usted considera que debe desarrollar.

Ahora ha terminado la segunda etapa. Está listo para abordar la tercera y última: la posescritura o revisión del texto.

  • La posescritura: recomendaciones para la revisión del texto

Cuando haya terminado la escritura del texto, pase a la etapa de revisión. Como escritor, el primer paso es vaciar en la hoja o en su computadora, los contenidos que ha elaborado; luego, dé una lectura global para ajustar ortografía, puntuación y redacción. Antes de empezar a hacer los ajustes que requiera, tenga en cuenta las siguientes recomendaciones:

Haga una copia de lo que ha escrito y guárdela. Márquela de tal manera que pueda ubicarla cuando la necesite (por ejemplo, versión 1). Ahora empiece a trabajar sobre la copia que tiene.

Lea como escritor y pregúntese: ¿se entiende este escrito?, ¿qué hay que mejorar?, ¿el papel dice exactamente lo que está en mi mente? Resalte lo que considere que debe mejorarse y guarde una copia (versión 2).

Lea como lector. Métase en la mente de su posible lector. ¿Entiende lo que dice el texto? ¿Está de acuerdo? ¿Qué opinión le merece? Haga las anotaciones que considere necesarias: reubicación de párrafos, errores de ortografía, puntuación, ajuste de locuciones, giros gramaticales, márquelas de modo que usted las entienda (recuerde que está escribiendo en borrador) y guarde una copia (versión 3).

Si le es posible, tome distancia de dos o tres días sin acercarse al texto. La idea es que cuando lo retome para hacer las correcciones que ha marcado usted tenga una mirada menos prevenida para hacer las modificaciones. Modifique lo que tenga que cambiar, haga una copia y guárdela (versión 4).

Hable con un lector real. Pídale a un colega que le dé su concepto sobre el texto. Recíbalo como un aporte para mejorar. Si le sugiere modificaciones y usted está convencido de su conveniencia, proceda a hacerlas, haga una copia y guárdela (versión 5).

Imagine un diálogo con el lector. ¿Qué preguntas podría hacerle sobre su texto? ¿Cómo le respondería usted? Adopte una actitud crítica. Relea el texto como si fuera un crítico implacable. Busque todo lo que los lectores puedan cuestionar. No dore la píldora. Sea crudo en su crítica. Si modifica, haga una copia y guárdela (versión 6).

Lea el texto en voz alta. El oído es un excelente medio para detectar cacofonía, falencias… ¿Le gusta cómo suena ese discurso?

Compare planes. Retome la versión original, su tabla de contenido, y compare con el texto ya terminado. ¿Ha olvidado algo? ¿Le sobra algo? ¿Responde a su pregunta inicial? Complemente, si es del caso, o elimine partes si no las necesita. En todo caso, haga copia y siga enumerando versiones.

Hasta acá ha construido el cuerpo de su texto. Faltan las partes complementarias: introducción, ajuste de tabla de contenido, anexos –si los hay–, lista de tablas y figuras, bibliografía y demás.

Ahora, en los capítulos siguientes, usted encontrará los temas que más preocupan a la hora de corregir: ortografía, puntuación, dudas más comunes en el uso de algunas palabras y expresiones…, en fin, un recuento de todo aquello que usted aprendió en su formación básica y que no volvió a tener en cuenta hasta ahora, cuando se dispone a escribir. Tenga en cuenta estas nociones y asuma el reto: ¡escriba!

Una recomendación final: si hizo la revisión bibliográfica
con las fichas sugeridas, no bote ese material. Puede servirle para otro escrito.
Tenga presente que un texto no agota un tema sino que abre nuevas posibilidades
de indagación.

 

 

Autor:

ErikaZapata

 

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