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Introducción al cálculo de lo bello (Parte 1)



  1. Introducción, problemática
    inicial y debate
  2. Desarrollo de la
    hipótesis
  3. Conclusión,
    el uso de la estadística
    descriptiva
  4. Bibliografía

Introducción, problemática
inicial y debate

Platón en Hipias Mayor ó de Lo
Bello
(390 A.C.) hace que uno de sus interlocutores
[Sócrates] le pregunte a Hipias de Élide:
¿Qué es lo que hace que una cosa sea bella? Pero
siempre aparece la confusión de las dos ideas: la idea del
objeto bello (que es lo que nos interesa dilucidar aquí)
con la idea de la Belleza en sí (definición
filosófica que no nos interesa explicar
aquí).

Platón había planteado la
distinción entre las cosas bellas particulares y
concretas, dentro de las cuales podríamos incluir a los
objetos materiales diseñados artesanalmente y la cualidad
general de lo-bello, o más propiamente de la Belleza
en sí (con mayúscula); como cualidad de la que
participarían las cosas que consideramos bellas.
Parafraseando a Platón diríamos que las cosas,
objetos de diseño artesanal u artefactos (arte
factum
) manufacturados no son bellos, sino que participan de
mayor o menor grado de lo-bello (o la Belleza en
sí).

Quizás lo que más se acerca a nuestro tema
de debate sea la segunda definición de Sócrates:
lo bello es lo útil (una cosa es bella porque
conduce a un fin). Pero no vale la pena discutirlo porque
Platón [en la voz de Sócrates] se encarga de
desmentirlo; y al final de la discusión, no se llega a la
idea del objeto bello (que a Platón pareciera no
interesarle). Por lo cual, el problema planteado por al autor
queda sin resolver al final de la obra y la discusión se
muestra inconducente porque lo-bello no es lo-útil (son
cuestiones separadas).

Utilizando el método lógico Platón,
en Hipias Mayor no llega al verdadero sentido de
lo bello. Adicionalmente por el problema que plantea la
kalokagathia socrática (también conocida
como: kalós kai agathós); expresión
que indica la integración de lo-bello (kalón o
kalós
) con lo-bueno (agathon o
agathós
), lo que puede ser traducido como: la bondad
bella. Los antiguos romanos usaron la palabra
pulchrum como equivalente
de kalón (o kalós)
griego.

Aristóteles en Poética
(circa IV A.C.) rompe con la línea platónica en la
relación entre lo-bello, lo-bueno (el bien) y
lo-útil. Su pensamiento se centra en las artes, materiales
y concretas, y no tanto en el concepto abstracto de belleza como
había planteado Platón. Aunque su reflexión
estética es a través de la caracterización y
descripción de la tragedia; su fijación por el arte
concreto, para quien lo-bello es lo que gusta por medio de la
vista (dibujo, pintura, escultura ¿hoy diseño
también?) y el oído (música, canto),
rompió con la tradición platónica y nos
aproxima a nuestro tema de interés: la medición
empírico-material y concreta del contenido de belleza
sobre un artefacto u objeto (como un mueble), un proyecto
arquitectónico (como un edificio o vivienda), un cartel de
diseño gráfico (como los carteles
políticos-propagandísticos para reclutamiento de
las Guerras Mundiales) o un producto de diseño industrial
(como un automóvil)

La antigua modalidad greco-romana que
unificaba lo-bello con lo-bueno y lo-útil,
había llegado con ligeras variantes hasta la Edad Media,
cuando todavía se tenían puesto los ojos en la
unificación de la antigüedad
clásica.

Umberto Eco en Arte y belleza en la
estética medieval
(1987), citando a Isidoro de
Sevilla en Sententiarum libri tres (Codex Sang.
228; siglo IX), sostiene que es difícil entender la
diferencia entre belleza (pulchrum) y utilidad
(aptum) en la Edad Media. Si lo pulchrum es "lo
que es bello de por si" y lo aptum es "lo que es bello
en función de algo". Pareciera ser que el aptum
se aproxima a la segunda definición de Sócrates de:
lo-bello es lo-útil.

Eco sostiene que toda la época medieval tiende a
la identificación
entre pulchrum utile, como un
corolario de la
ecuación pulchrum bonum.
Por lo que se somete lo-bello a lo-bueno o a lo-útil como
lo-útil o lo-bueno se someten a lo-bello. 

¿Los escolásticos, herederos de la
filosofía grecolatina, estaban anticipando el pensamiento
de Kant? En efecto, pero fue Platón quien había
dejado establecido para los siglos posteriores la necesidad de un
concepto general de la Belleza (ideal y abstracta), superadora de
lo-bello particular (material y concreto). La Belleza en
sí de origen platónico devendría en la
belleza libre kantiana, y lo-bello particular de origen
platónico se transformaría en la belleza adherente
kantiana.

Si toda la época medieval tendía a la
identificación, en los objetos de diseño,
entre pulchrum y utile, como un corolario de
la ecuación decorum y bonum; en que se
sometía lo-bello lo-bueno y/o
lo-útil. Esos considerados resabios de la
unificación premoderna entre lo-bello y
lo-útil, aún presentes en la Edad Media,
se disgregan con el nuevo pensamiento moderno
[cartesiano-kantiano] cohabitando fragmentados en los objetos de
diseño, pero separados e inconcilibles
ontológicamente.

La modernidad filosófica separó
el pulchrum de sus correspondiente
bonum y utile. Época en que localizamos
claramente a Immanuel Kant con la Ilustración.

Kant en Crítica del juicio (1790)
sostiene que hay dos especies de bellezas: la belleza libre
(pulchritudo vaga), y la simple belleza adherente
(pulchritudo adherens). Para Kant la belleza libre es
"finalidad sin fin" y la belleza adherente se refiere a los
objetos que se hallan sometidos a un fin particular; lo cual se
correspondería con la segunda definición de belleza
planteada por Sócrates a Hipias y el aptum de los
escolásticos medievales.

Kant nos alerta que juicios del gusto puro sólo
se hacen sobre la belleza libre (flores, paisajes, etc.); a la
cual bien podríamos denominar como la Belleza (con
mayúsculas). Por otro lado, juicios de gusto aplicado se
hacen sobre los objetos de belleza adherente (pinturas de flores
o paisajes, edificios arquitectónicos, muebles y otros
artefactos) en los que podemos incluir los objetos y
productos industriales; a la cual podríamos llamar
lo-bello (con minúsculas).

El juicio de gusto no es un juicio de conocimiento (un
juicio lógico), sino estético (o sea un juicio cuyo
motivo determinante sólo puede ser subjetivo). Dicho de
otro modo: los juicios de gusto son estéticos y no
lógicos.

Si la belleza libre requiere un juicio puro del gusto;
de un modo opuesto, la belleza adherente o lo-bello simplemente,
requiere un juicio del gusto aplicado. Por lo cual la belleza de
un edificio (como una iglesia, un palacio o una casa de campo),
suponen un concepto de fin que determina lo que debe ser la cosa
y esta es la belleza adherente. La que requerirá un juicio
del gusto aplicado.

Evidentemente para Kant lo-bello-libre (tesis) y
lo-bello-adherente (antítesis) son opuestos (en el fin
estético), debido a que el primero requiere un juicio
estético puro (juicio del gusto verdaderamente genuino);
en tanto el segundo requiere un juicio del gusto empírico
(juicio estético material o de los sentidos).

Si a la belleza libre (la denominada: finalidad sin fin)
le corresponde el juicio del gusto puro o juicio no basado en el
fin de las formas; a la belleza adherente (finalidad con fin) le
corresponde el juicio del gusto empírico o juicio basado
en el fin de las formas (o aplicado a lo estético
material, morfológico, propio de: un dibujo, una pintura,
cuadro o mural, escultura, arquitectura, cartel, objeto, mueble,
electrodoméstico, automóvil, etc.).

Pero si lo-bello-adherente-kantiano [aptum] es
una finalidad con fin estético (utilidad estética)
que requiere de un juicio subjetivo empírico;
lo-útil [utile] es una finalidad con fin
práctico (utilidad práctica) que requiere de un
juicio objetivo (lógico). Kant en Crítica de
la razón pura
(1781) estableció en un
límite, una demarcación clara entre lo que puede
ser conocido de un modo objetivo y lo que no puede serlo, es
decir, una demarcación clara entre ciencia (lógica)
y metafísica (estética).

La estética (subjetiva) queda planteada como una
transgresión de los límites de la razón
(objetiva). Lo-estético [lo-bello] inconfundible con
lo-lógico [lo-útil].

Baumgarten en Aesthetica (1750)
sugería que si las cosas [objetos artificiales realizados
por el hombre, donde entran las obras arquitectónicas y de
diseño industrial] son conocidas mediante una facultad
superior o lógica [Gnoseología superior]; asimismo
dichas cosas son percibidas a través de una facultad
inferior o estética [Gnoseología
inferior].

El fin de la estética o ciencia del conocimiento
sensitivo es la belleza; por lo que se desprende que existe algo
que, aun cuando no se desentienda del conocimiento, es
irreductible a lo lógico.

El varón estético [homo
aestheticus
] de Simón Marchán Fiz
en La estética en la cultura moderna
(1987) fundamentado en un gnoseología sensible o del
cuerpo, versus el varón lógico [homo
logicus
] fundamentado en una gnoseología inteligible
o de la mente.

Entonces: ¿no hay ciencia sino crítica de
lo bello? La crítica no es suficiente, por lo que estudiar
el concepto de lo-bello desde una perspectiva puramente
filosófica se agota en sí misma. Para lo cual es
necesario avanzar en términos modernos, para poder
construir indicadores científicos objetivamente
cuantificables.

Jordi Llovet en Ideología y
metodología del diseño
(1979) retoma los
conceptos de Jean Baudrillard en su Crítica de
la economía política del signo 
(1974)
y dice que Baudrillard estableció la diferencia y la
dialéctica valor-de-uso/valor-de-signo, usando esos
términos en este sentido: el valor-de-uso [lo-útil
o utile] de un objeto equivaldría a su valor
funcional (utilidad práctica), y el valor-de-signo o
valor-de-uso-estético [lo-bello-adherente-kantiano o
aptum] sería aquel valor incorporado a un objeto
(utilidad estética), por el cual dicho objeto pasa a tener
un valor de significación (connotador de status, definidor
de gusto) de un orden distinto del valor de uso, aunque no menos
"funcional" que éste.

Para Jordi Llovet fue Sócrates el primero en
plantear como problema la distinción entre utilidad y
esteticidad, a quien lo considera un hiperfuncionalista que
propugnaba un extremismo [belleza = utilidad].

Pero si en la premodernidad veía de un modo
unificado lo-bello con lo-útil, la Modernidad en un
proceso filosófico que se inicia con Rene Descartes y
culmina con Immanuel Kant segmenta, separa o produce una
alienación de lo-útil [utile], respecto de
lo-bello-adherente kantiano [aptum].

De aquí viene la necesidad histórica de
estudiar las relaciones
entre lo-útil [o valor-de-uso]
lo-bello-adherente-kantiano (valor-de-signo,
valor-de-uso-estético o
valor-de-uso-simbólico).

Sostiene Simón Marchán Fiz que a la
belleza adherente se les ha confiado el cometido ingrato de
justificar la actividad en las sociedades industriales. Por lo
cual, la posterior aparición de la disciplina proyectual
del Diseño Industrial como carrera académica en la
Escuela de la Bauhaus, Alemania estaría fuertemente
condicionada por la belleza adherente kantiana.

Jordi Llovet insiste que durante el Movimiento Moderno
[Escuela de la Bauhaus-Ulm], la esteticidad [valor-de-signo] a la
que hemos relacionado con lo-bello-adherente-kantiano
[aptum] no ha estado reñido con el funcionalismo
[valor-de-uso] a la que hemos relacionado con lo-útil
[utile].

Y de aquí la caracterización del
Diseño Industrial académico, tal como se lo
enseña actualmente en las Universidades de Argentina (y
probablemente del mundo entero), como un arte
aplicado con una belleza adherente (lo-bello)
alienada de su utilidad (lo-útil).

Todos los epistemólogos coinciden en sostener que
la ciencia nace de problemas, y el problema que tiene la
filosofía es que no ha podido responder
científicamente a la pregunta: ¿Cuál es la
cantidad de belleza adherente kantiana [aptum] contenida
en un artefacto, objeto o producto de diseño?

En la República Argentina las leyes
16478/6673/63 de modelos de diseño [aptum] y
N° 24481/24572 de modelos de utilidad
[utile] que rigen en el INPI (Instituto Nacional
de Propiedad Industrial) para protección legal de los
diseños de objetos y artefactos que los diseñadores
industriales necesitarán para brindarle protección
legal al diseño de sus productos. Claramente especifican
que lo único que puede ser objetivamente juzgado por la
ley es la utilidad [utile] de un objeto y no lo-bello
[aptum].

Desarrollo de la
hipótesis

Entonces, la utilidad [utile]: ¿se basa
en un juicio lógico (objetivo)? ¿Cuál es la
cantidad de utilidad [utile] contenido en un artefacto,
objeto o un producto de diseño artesanal o
industrial?

Es fácil responder a esta pregunta, ejemplo: la
ergonomía permite responde cuanto tiempo una
persona/individuo puede estar sentado cómodamente en una
silla o sillón, sin sentir calambres musculares; lo cual
conforma claramente un indicador científico de la utilidad
[utile] que presta un objeto/producto. Esto está
científicamente estudiado y normalizado por la
International Ergonomics Association (IEA).

Pero es mucho más difícil responder:
¿Cuál es la cantidad de belleza-adherente-kantiana
[aptum] contenida en un artefacto, objeto o un producto
de diseño artesanal o industrial? Ejemplo:
¿Qué tan bella puede ser una silla o sillón
para una persona (caso), un grupo (muestra) o población
(universo)?

La misma pregunta puede ser transferida al diseño
de indumentaria (textiles y moda), diseño visual y
audiovisual (publicidades en medios gráficos y
televisión), incluso a las artes plásticas,
pintura, escultura, muralismo y otras artes como la
música.

Dada la complejidad de esta respuesta, la importancia
que cobran los métodos estadísticos con el uso, por
ejemplo, de la Distribución Normal (o distribución
gaussiana) radica en que permite modelar numerosos
fenómenos sociológicos y psicológicos (como
los estudiados por la estética y el Arte); del mismo modo
que se aplican a estudios en Ciencias Naturales. Mientras que los
mecanismos que subyacen a gran parte de este tipo de
fenómenos (como los relacionados con el gusto
estético) son desconocidos, por la enorme cantidad de
variables incontrolables que en ellos intervienen, el uso del
modelo normal puede justificarse asumiendo que cada
observación se obtiene como la suma de unas pocas causas
independientes.

De hecho, la estadística descriptiva sólo
permite describir un fenómeno, sin explicación
alguna. Para la explicación causal es preciso
el diseño experimental, de ahí que al
uso de la estadística en psicología y
sociología sea conocido como método
correlacional
.

Cabe señalar que no se conocen al momento
estudios que apliquen el método correlacional, ni el
diseño experimental al caso de los estudios sobre
variables en estética y Arte.

Conclusión, el uso de la
estadística descriptiva

La estadística descriptiva se dedica a
recolectar, ordenar, analizar y representar un conjunto de datos,
con el fin de describir apropiadamente las características
de este. Aunque hay tendencia a generalizar a toda la
población (universo), las primeras conclusiones obtenidas
tras un análisis de la muestra, es un estudio calculando
una serie de medidas de tendencia central, para ver en qué
medida los datos se agrupan o dispersan en torno a un valor
central.

Pero obviamente, para no caer en la apreciación
del gusto personal de un individuo (caso), mejor es introducir el
concepto de grupo (muestra representativa según las
técnicas de muestreo estadísticas).

En estadística se llama distribución
normal, distribución de
Gauss o distribución gaussiana, a una de las
distribuciones de probabilidad de variable continua que con
más frecuencia aparece aproximada en fenómenos
reales. La función gaussiana también aparece en
numerosos contextos de las Ciencias Naturales, Sociales y
obviamente posee numerosas aplicaciones en ingeniería y
física (ruido en telecomunicaciones, errores cometidos al
medir ciertas magnitudes). Algunos ejemplos de variables
asociadas a fenómenos naturales que siguen el modelo de la
normal son: caracteres morfológicos de individuos
como la estatura y el peso (masa corporal), caracteres
fisiológicos como el efecto de un fármaco,
caracteres sociológicos como el consumo de cierto producto
por un mismo grupo de individuos, caracteres psicológicos
como el cociente intelectual.

Por lo cual existen sobradas pruebas para sospechar su
aplicación al campo de la estética y los estudios
sobre el comportamiento psicológico y sociológico
de bastos grupos de individuos (población) a
fenómenos estéticos, artísticos y de
diseño (gráfico, audiovisual,
industrial).

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La representación gráfica de la
función de densidad de la forma (2) tiene una forma
acampanada y es simétrica respecto de un determinado
parámetro estadístico. Esta curva se conoce como
campana de Gauss y el gráfico de
una función gaussiana es el siguiente gráfico
(1):

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En tanto el gráfico (1) de la curva que se conoce
como campana de Gauss (modelo de distribución
teórica), podemos localizar junto a la curva el histograma
de la distribución normal (modelo de distribución
empírica); el cual está representado en el
siguiente gráfico (2):

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Sirven para obtener una primera vista general, o
panorama, de la distribución de la población, o la
muestra, respecto a una característica, cuantitativa y
continua, de la misma y que es de interés para el
observador.

Los histogramas son más frecuentes
en ciencias sociales (de aquí lo conveniente para
medir el grado de aceptación estética o
cálculo de lo-bello), humanas y económicas que en
ciencias naturales y exactas. Y permite la comparación de
los resultados de un proceso.

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La desviación típica (o estándar)
es la raíz cuadrada de la varianza según la
fórmula (6):

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Como eje de simetría consideramos una recta
paralela al eje de ordenadas que pasa por la media de la
distribución. Si una distribución es
simétrica, existe el mismo número de valores a la
derecha que a la izquierda de la media, por tanto, el mismo
número de desviaciones con signo positivo que con signo
negativo. Decimos que hay asimetría positiva (o a la
derecha) si la "cola" a la derecha de la media es más
larga que la de la izquierda, es decir, si hay valores más
separados de la media a la derecha. Diremos que hay
asimetría negativa (o a la izquierda) si la "cola" a la
izquierda de la media es más larga que la de la derecha,
es decir, si hay valores más separados de la media a la
izquierda.

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La asimetría resulta útil en muchos
campos. La distribución normal tiene una asimetría
cero. Pero en realidad, los valores no son nunca perfectamente
simétricos y la asimetría de la distribución
proporciona una idea sobre si las desviaciones de la media son
positivas o negativas.

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Bibliografía

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    psicólogos. 1. Estadística
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    Madrid: Ediciones
    Pirámide.

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  • Kant, I. (1790) Crítica del
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  • Marchán Fiz, S. (1987) La
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  • Leithold, L. (1994) El
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  • Llovet, J. (1979) Ideología y
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  • Platón (1871) Hipias Mayor ó de
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    Madrid: Ediciones de Patricio de
    Azcárate. Tomo II. Disponible en <
    http://www.filosofia.org/cla/pla/img/azf02095.pdf
    >

 

 

Autor:

Dr. Mg. D.I. Ibar
Anderson

 

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