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Jesucristo no murió en la cruz





Enviado por Omar Ortiz Esparza

Partes: 1, 2

  1. Jesús no debía morir en la cruz,
    según Escrituras
  2. Dios
    salva a Jesucristo de morir en la cruz
  3. Evidencia literal en Nuevo
    Testamento
  4. Relato
    completo: 40 días después de la
    crucifixión
  5. Reencuentro con parientes, asociados y
    seguidores
  6. María Magdalena encuentra la tumba
    Vacía
  7. María Magdalena abraza a su
    sobreviviente esposo
  8. Jesús recibe a los apóstoles
    hombres
  9. Camino
    a Emaús
  10. Descanso de Jesús en
    Arimatea
  11. Jesús en Sicar
  12. Reencuentro en Scitópolis con seguidores
    de Filadelfia
  13. Rumores de sobrevivencia de
    Jesús
  14. Gran
    reunión en Betsaida
  15. Jesús bendice a mujeres y hombres
    asociados del Reino de Dios
  16. Jesús se despide de los
    Zelotes
  17. Los
    Celotas rompen tregua militar
  18. Reunión pública en
    Cafarnaúm
  19. Despedida final del Maestro en
    Sidón
  20. Invitación a leer
    más…

El cristianismo actual basa su doctrina en la supuesta
muerte de Jesucristo en la cruz, y su posterior supuesta
resurrección y ascensión al cielo, por ello he
creído importante invitar a todos los cristianos del mundo
a analizar nuevas hipótesis, teniendo en cuenta mi
investigación, entregada en el libro VIDA OCULTA DE
JESUCRISTO-CRISTIANISMO PRIMIGENIO.

El lector cristiano, después de leer los
argumentos que demuestran que Jesús no merecía
morir en la cruz, teniendo en cuenta las Escrituras, se
sorprenderá al descubrir que su fervor cristiano se
incrementará en lugar de disminuirse; y empezará a
darle más importancia a las enseñanzas de
Jesucristo.

Es impresionante lo que puede hacer un adoctrinamiento
de más de 2 mil años, en la interpretación
amañada y tergiversada de lo que literalmente expresan las
escrituras.

Jesús no
debía morir en la cruz, según
Escrituras

El Nuevo y el Antiguo Testamento coinciden en
señalar que todo el que muere en la cruz es maldito.
Veámoslo, en estos dos versículos:

"Cuando uno que cometió un crimen digno de muerte
sea muerto colgado de un madero, su cadáver no
quedará en el madero durante la noche, no dejarás
de enterrarle el día mismo, porque es maldición de
Dios, y no has de manchar la tierra que Yahvé, tu Dios, te
da en heredad" (Deuteronomio 21, 22-23).

"Cristo nos redimió de la maldición de la
Ley haciéndose por nosotros maldición, pues escrito
está: «Maldito todo el que es colgado del
madero»" (Gálatas 3, 13) Según este
versículo, Saulo de Tarso, alias Pablo, confirma que quien
muere en un madero es un maldito.

¿Cómo podría Dios permitir que su
amado Jesús muriera en la cruz? Una persona maldita es
aquella que se encuentra totalmente privada de la Gracia y Amor
de Dios; que rompe todos sus vínculos con Dios y se
convierte en su enemigo.

Según la tradición religiosa, a un hombre
se le considera maldito cuando su cerebro y corazón se ha
apartado de Dios, se oscurece totalmente; cuando, privado de la
misericordia divina y del amor divino, desprovisto de su
conocimiento y lleno de maldad, queda invadido por el veneno del
egoísmo y la codicia; cuando no permaneciera en él
ni un solo rayo de amor y conocimiento divino; cuando se rompe el
lazo de la lealtad entre él y Dios y surge el odio, el
desprecio, el rencor y la agresividad, hasta el punto de que Dios
y él se hacen enemigos mutuos; y cuando Dios se cansa de
él y él se cansa de Dios; en una palabra, cuando se
convierte en heredero de todos los atributos del Maligno. En
términos generales, así es definida, por los
grandes teólogos, la condición de una persona
maldita. ¿Podemos pensar acaso, que Jesucristo sintiera
alguna vez en su cerebro y corazón estar separado de Dios,
que fuese enemigo de Dios y que estuviese sumergido en la
oscuridad de la incredulidad y la negación?

Si Jesucristo nunca estuvo en ese estado, y su cerebro
se mantuvo siempre repleto de amor y de luz divina, es nuestro
deber cuestionar, si podemos afirmar alguna vez, que una
maldición de Dios hubiese recaído sobre
Jesús con todo su nefasto significado. Nunca. Corregir es
de humanos, recapacitemos a la luz de los hechos, relatados en el
libro VIDA OCULTA DE JESUCRISTO-CRISTIANISMO
PRIMIGENIO.

Por amor a Dios y a Jesucristo, no seamos tan
contradictorios; por un momento afirmamos que Jesús es luz
para el mundo, que es nuestro guía espiritual, que es un
hijo amado por Dios por haber sido elegido, ungido (Cristo) para
una misión divina ¿Cómo a pesar de estas
condiciones puras y santas, podría atribuírsele a
Jesús una maldición, con todo su significado? No es
posible, me niego a creerlo.

A lo largo de todo su ministerio, Jesús
había insistido a sus discípulos sobre la
importancia y eficacia de las oraciones. ¿Cómo
podían, pues, ser rechazadas sus plegarias, esa noche en
Getsemaní, ofrecidas en presencia de sus
discípulos? El rechazo de tales fervientes plegarias, del
propio Jesucristo, hubiera acabado con la fe de sus
discípulos. Creo que Nuestro Padre del cielo aceptó
las plegarias de su humilde y amado siervo y le salvó de
la muerte maldita en un madero.

Jesús no murió en la cruz, ya que su
personalidad no merecía las consecuencias que acarreaba la
muerte en la cruz, y, por tanto, quedó libre de las
implicaciones impuras de una maldición.

"Levántate, toma contigo al niño y a su
madre y huye a Egipto, donde permanecerás, hasta que yo te
avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo" se
lee en el N.T tradicional. Quienes creemos que Dios le
salvó de morir a manos del tetrarca, y que luego lo trajo
de regreso vivo y sano de Egipto, debemos negarnos a creer que
Dios fuese a permitir que muriera como un maldito.

Jesús oró a Dios en Getsemaní la
noche anterior, postrado y con lágrimas, para que fuera
salvado de alguna trampa y engaño; y tales plegarias,
ofrecidas con tanta humildad, es difícil concebir que
fueran desoídas. Las súplicas sinceras de un
elegido de Dios, realizadas con tanta fe, para que la entrevista
con Anás y Caifás fuera de gran provecho para la
causa de todos, no podían ser desatendidas.

Cualquier persona tiene siempre la posibilidad de negar
la verdad más clara; puede negarse a aceptarla por
prejuicios nacidos de su credo, pero la honradez, a la luz de los
hechos reales, racionales y lógicos, expuestos en VIDA
OCULTA DE JESUCRISTO, debe convencernos que Dios le salvó
de morir en la cruz.

Sabiendo Jesús que muy pronto sería
escoltado para ser conducido, desde Getsemaní, ante
Anás y Caifás, y previendo que algo pudiera salir
mal, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: "Padre
mío, si es posible, pase de mí este cáliz;
sin embargo, no se haga como quiero, sino como quieres tú.
Padre mío, si esto no puede pasar sin que yo lo beba,
hágase tu voluntad" (Mt 26, 39).

Esa oración ofrecida con tal humildad no
podía quedar desoída; y es que el grito de un
elegido de Dios, dirigido en un momento de amargura, nunca es
rechazado. ¿Por qué iba, pues, a ser desoída
la oración de Jesús, que había implorado a
Dios con corazón adolorido y en estado de profundo
desconsuelo? Jesús había dicho: El Padre que
está en los cielos nos escucha. Por tanto, si no iba a ser
oída su oración, dirigida en estado tan profundo de
aflicción, ¿cómo podría decir
Jesús que Dios escuchaba sus oraciones?

Los Evangelios muestran también que Jesús
tenía en su cerebro y corazón la certeza de que su
plegaria iba a ser aceptada; tenía una gran confianza en
la oración. A menudo se le escuchaba decir: "Pidan y se
les dará; busquen y hallarán; llamen y se les
abrirá la puerta. Porque el que pide, recibe; el que
busca, encuentra; y se abrirá la puerta al que llama" (Mt.
7, 7-8).

Las dos referencias al Evangelio de Mateo demuestran que
Jesús estaba firmemente convencido de que su
oración sería oída y aceptada, que sus
súplicas hechas durante la noche no se perderían,
dado que Él mismo había enseñado a sus
discípulos, con autoridad divina: "Cuando oréis, la
oración será escuchada". Él sabía que
para Dios no había nada imposible y que él era
quien determinaba si un acontecimiento debía o no suceder,
pero sin violar sus propias leyes naturales. Fueron muchas las
circunstancias que misteriosamente confluyeron para que
Jesús no muriera en la cruz. Léase el Nuevo
Testamento tradicional después de leer la biografía
completa de Jesucristo (VIDA OCULTA DE JESUCRISTO), que tiene en
cuenta los evangelios y los apuntes del Apóstol
Andrés, ignorados en la compilación del N. T.,
impuesto por Constantino I.

Si nuestro Padre del cielo hubiese desatendido su
oración, imaginen las consecuencias para la fe que
tenían en Él todos los que habían tenido la
bendita oportunidad de escucharle. ¿Cómo era
posible presentar ante los discípulos un ejemplo
destructor de su fe?

Ese desafortunado ejemplo habría sido fatal para
la fe cristiana auténtica de todos sus asociados y
seguidores. Por lo tanto, el Dios Misericordioso no podía
menos que aceptar su oración. Y es, ciertamente, la
oración ofrecida en Getsemaní la que fue
aceptada.

Jesús y su movimiento Reino de Dios salió
fortalecido después de haberse salvado de morir en la
cruz, a tal punto, que siglos después seguimos creyendo en
sus enseñanzas y en el poder de la
oración.

Para la época, si una persona se salvaba de morir
en la cruz, no sería una exageración decir que
había resucitado. No hay duda que, después de
sufrir tanto, el escape de Jesús de la muerte fue un
milagro; no fue un acontecimiento ordinario; pero pensar que
había muerto y resucitado, es erróneo. Y si
verdaderamente hubiese resucitado, lo hubiese hecho en cuerpo
astral, divino, celestial, y se le hubiese aparecido a sus
enemigos, y no tendría que presentársele
únicamente a los suyos a puertas cerradas, como lo hemos
visto en los apuntes del Apóstol Andrés, escriba de
su movimiento Reino de Dios.

Cuando un hombre se salva, en última instancia,
de morir, el general de las personas expresa la idea con la frase
idiomática: "ha resucitado", "ha renacido", "Dios le ha
dado una segunda oportunidad de vida". ¡Y quien más
que Jesús, merecía ser salvado de morir en un
madero! Ninguna persona sensata, racional y lógica
dudaría en expresar la idea de ese modo.

En el Evangelio de Bernabé, que puede encontrarse
en el Museo Británico, ignorado también en el
Concilio de Nicea I, se afirma literalmente que Jesús no
murió en la cruz. ¿Quién no ha sabido de
casos, en el que Dios ha salvado la vida a personas justas, en
circunstancias difíciles de explicar más que como
un milagro divino? El milagro más grande en la vida de
Jesús fue no haber muerto en la cruz; y fortaleció
su creencia de ser un ungido (Cristo) por Dios, para su
tiempo.

Según las Escrituras, Jesús no
debía morir en la cruz, pues Él fue un
auténtico y sincero profeta, como lo fue Moisés,
Jonás, y Mahoma; a quienes Dios también
salvó de morir antes de cumplida su misión
terrenal.

"El faraón supo lo que había pasado, y
buscaba a Moisés para darle muerte; pero éste
huyó del faraón y se refugió en la tierra de
Madián." (Éxodo 2, 15). Pero la providencia Divina
le salvó de morir y pudo Moisés cumplir su
misión divina y morir a una avanzada edad.

Así como existió una conspiración
para asesinar a Moisés, de igual manera, hubo un plan
secreto en la Meca, en el lugar llamado Dar-ul-Nadwa, para
asesinar al Santo Profeta Mahoma (Como es costumbre dentro de mis
hermanos islamistas, yo también afirmo: La paz y
bendiciones de Dios sean con él; y, por supuesto, con
Moisés y con Jesús); pero el Dios Poderoso
salvó a estos dos grandes profetas de los designios
malvados.

"Desde el vientre del pez dirigió Jonás su
plegaria a Yahvé, su Dios, diciendo: "Clamé a
Yahvé en mi angustia, y Él me oyó. Desde el
seno del seol clamé, y tú escuchaste mi voz.
Había bajado ya a las bocas del hades, la región
cuyos cerrojos se echaron sobre mí para siempre; pero
tú, Yahvé, mi Dios, salvaste mi vida del sepulcro".
(Jonás 2, 1-7).

Así mismo, desde la cruz, dirigió
Jesús su plegaria a Dios Padre: "Eli, Eli, lamma
sabachtani" Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado? ¿Por qué no iba a ser
Jesús salvado si había orado con igual fe y
vehemencia que Jonás, Moisés y Mahoma? ¿Por
qué no iba a ser oída la oración del Santo
Profeta Jesús, si Dios escucha las oraciones de sus
ungidos siervos, y frustra los planes de los malvados?

"En verdad, en verdad os digo que el que cree en
mí, ése hará también las obras que yo
hago, y las hará mayores que éstas, porque yo voy
al Padre; y lo que pidiereis en mi nombre, eso haré, para
que el Padre sea glorificado en el Hijo; si pidiereis alguna cosa
en mi nombre, el Padre os lo concederá"

¿Qué ánimo o fe tendría
usted o yo para pedir en oración a nuestro señor
Jesucristo para que interceda ante nuestro Padre del cielo, si
Él, siendo uno de sus hijos consentidos, no hubiese sido
escuchado en el momento que más lo necesitó? Vana
hubiesen sido sus palabras cuando habló a sus
discípulos en esos términos.

No fue una ni dos veces, fueron incontables las veces
que Jesús resaltó la importancia y necesidad de
orar, garantizando ser escuchado si la oración se hace con
absoluta fe. Fueron varias las veces que la gente le
escuchó decir: "En verdad os digo que si tuviereis fe y no
dudareis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que
si dijereis a este monte: Quítate y échate en el
mar, se haría, y todo cuanto con fe pidiereis en la
oración lo recibiríais. (Mat 21, 21-22).

El Corán dice: "Su nombre será el
Mesías, Jesús, hijo de María, honrado en
este mundo y en el futuro, y por todos aquellos que reciban la
cercanía a Dios". "¡Oh Jesús! Te
libraré de estas acusaciones; demostraré tu
inocencia y retiraré las acusaciones dirigidas contra ti
por judíos y cristianos". Estas fueron palabras del Santo
Profeta Mahoma, QUE SE NEGÓ A CREER QUE Jesús
hubiese muerto como un maldito en un madero.

Alcanzar la salvación, si está apoyado en
una base auténtica, es algo que vale la pena desear; pero
mantener el deseo de salvación que suprime la verdad, y
que sostiene, en relación a un santo profeta y un hombre
más devoto que cualquier otro, la creencia de que fue un
maldito; para el autor de VIDA OCULTA DE JESUCRISTO, no tiene
justificación alguna; además, pierde méritos
el profetazgo de misión divina y apostolado humanista
pacifista, encarnado en la persona de Jesús.

Está más de acuerdo con la Voluntad Divina
el hecho de que Jesús sobrevivió. Veamos
cómo el Dios Todopoderoso creó circunstancias
extraordinarias para salvar a Jesús de morir en la
cruz.

Dios salva a
Jesucristo de morir en la cruz

Dentro del plan divino para salvar a Jesús (no a
la humanidad, pues, cada persona es juzgada según sus
pensamientos, palabras y acciones), se presentaron circunstancias
extraordinarias para no permitir su muerte en un madero, es
decir, como un maldito.

¿Cuál ha sido la forma más
frecuente de la intervención divina, vistos en muchos
relatos bíblicos y no bíblicos? Indudablemente, los
sueños.

Como devoto creyente en Dios, creo, con gran firmeza,
que el sueño de Claudia Prócula, esposa de Pilato,
fue el inicio del plan divino para salvar a Jesús de la
muerte, y para respaldar a este auténtico y sincero
profeta en lo que decía sobre la importancia y efectividad
de la oración, hecha con fe y devoción, y con acto
de contrición de no volver a infringir las leyes divinas y
humanas.

Jesús estaba vestido elegantemente como para una
gran entrevista, lo que le daba un aspecto muy diferente al de un
vulgar criminal de los que Pilato estaba acostumbrado a
sentenciar; y sobre todo, porque después de interrogarlo,
lo encuentra inocente. Si no hubiese sido por la amenaza de
Caifás, de acusarlo ante el emperador Tiberio, de no
sentenciar a un judío que se hacía llamar rey; y
conociendo Pilato lo intrigante que era Caifás,
temió ser destituido del cargo de gobernador en Judea; por
eso, se lava las manos, es decir, lo sentencia contra su
voluntad, dejando a un Pilato dispuesto a conceder pronto la
petición de entregar su cuerpo a José de Arimatea,
sin investigar y asegurarse de que Jesús estuviese
realmente muerto, y en tan poco tiempo.

Otra gran circunstancia favorable, lo fue el hecho de
que Marta, la hermana de Lázaro, fuese una de las damas
voluntaria que daban bebida narcótica para aliviar el
sufrimiento de los crucificados; y que hubiese sido ella quien
preparó la fórmula que bajó la fiebre mortal
de Lázaro, dejándolo en un estado
cataléptico bastante parecido a la muerte; y para hacer
perfecto el plan divino, la iluminó para que se le
ocurriera preparar esa bebida con la noble intención de
aliviar el sufrimiento de su Maestro, en lugar de preparar la
misma bebida que había preparado para anteriores
crucificados. Ella jamás imaginó que la apariencia
de muerto, casi real, facilitaría que los soldados romanos
lo creyeran efectivamente muerto; pues con esa intención
la bebían los faraones de Egipto, para que experimentados
médicos lo declarasen muerto, y después aparentar
una resurrección a los tres días, y a partir de ese
momento ser venerados como dioses.

El plan divino no podía fallar. Después
que Jesús entra en un estado de muerte aparente, la gracia
y la misericordia de Dios hizo que se presentara un pésimo
clima; el día se oscureció pronto por una tormenta
de arena fina, proveniente del desierto, lo que obligó a
sanedristas enemigos, sádicos y curiosos, parientes y
amigos a abandonar prontamente el Gólgota. Los soldados
romanos también querían poner fin a su labor, y por
eso, quisieron desocuparse lo más pronto
posible.

La lectura atenta del N.T. demuestra que Jesús no
estuvo en la cruz durante tres días; tampoco tuvo que
sufrir insolación, hambre o sed durante tres u ocho
días. Por el contrario, sólo permaneció en
la cruz durante pocas horas de un viernes, sólo pocas
horas antes de la puesta del sol, ya que el día siguiente
era doblemente sagrado; era el sábado semanal y de pascua,
último día de la gran fiesta de los judíos.
Según la costumbre judía, era ilícito dejar
que alguien permaneciera en la cruz en el día del
sábado o durante la noche anterior a él. Los
judíos observaban el calendario lunar,
considerándose la puesta del sol como el comienzo del
día siguiente. Prácticamente, en la tarde del
viernes ya era sábado.

Quienes crean en mi relato pero no sean devotos
creyentes de Dios, pensaran que fue otra gran coincidencia que el
capitán Mangus estuviese agradecido con el Maestro, y
fuese asignado para el caso Jesús de Nazaret. Por eso,
cuando José de Arimatea quiso que no profanaran el cuerpo
del Maestro quebrándole las piernas, es probable que el
soldado quebrador de piernas, en esa tarde, mirara al
capitán, y éste estuviese mirando hacia otro lado o
simplemente se encogiera de hombros, como para dejarle la
decisión de recibir la propina de José. Al fin y al
cabo, daba lo mismo entregar un cadáver con o sin las
piernas rotas.

Que José de Arimatea fuese rico y tuviese un
sepulcro privado para que Jesús no hubiese sido enterrado
bajo metros cúbicos de tierra, fue otra extraordinaria
circunstancia. Por voluntad divina, Jesús fue llevado a
una tumba espaciosa donde se le pudo curar y vigilar durante todo
el tiempo que permaneció dentro de ella. Que Nicodemo
hubiese sido médico y, como tal, pudo reconocer que su
Maestro estaba vivo y supo cuidarlo para su pronta
recuperación, fue el broche de oro con el que Dios
completaba su plan divino para salvar a Jesús de morir en
la cruz, y para que saliera vivo y bastante recuperado de la
Tumba.

Y al igual que la posibilidad de que Jesús fuese
muerto durante el viaje de ida y vuelta de Egipto, era contrario
a la voluntad suprema de Dios que Él muriera en un
madero.

Quien quiera ser salvado por Dios que haga
méritos como Jesucristo; y que aplique sus
enseñanzas. Considero bastante oportuno transcribir
nuevamente lo que dice el apóstol Juan: "El que dice,
«Lo conozco», pero no obedece sus instrucciones, es
un mentiroso y la verdad no está con él. El que le
obedece, en cambio, en ése de veras se realiza plenamente
el amor de Dios. Así nos damos cuenta de que estamos en
él. El que dice que continúa en él,
ése debe comportarse como él se comportó.
Carta de Juan 1, 5, no incluida en el N.T. compilado en el
Concilio de Nicea I.

Si Jesucristo hubiese resucitado en cuerpo astral o
celestial, sin posibilidades de ser detenido, y si Dios hubiese
estado interesado en demostrar, sin la más mínima
duda, que Jesús había encarnado con doble
naturaleza (humana y divina), porque estaba decidido a salvar a
esta humanidad pecadora, muy seguramente Dios, hecho
Jesús, se le hubiese aparecido a Caifás y a todos
sus secuaces conspiradores, que pidieron su crucifixión; y
para que todos los jueces y poderosos del mundo ejerzan sus
funciones con honestidad y justicia, también se le hubiese
aparecido a Pilato, un juez débil y mezquino, que por
intereses terrenales cedió a las presiones del tribunal
sanedrista de inquisición. Al respecto, el N. T. es muy
claro cuando afirma que únicamente se le apareció a
los suyos, es decir, a amigos y parientes.

Yo creo que nuestro Dios Padre tiene el poder para
resucitar, pero me parece que ésta no es la manera
cómo Él opera; creo que no necesita transgredir las
leyes naturales que Él mismo creó. A Él le
bastaba no permitir que muriera. Indudablemente sobrevivir a la
crucifixión era todo un milagro. Cuando alguien se salva
de una muerte inminente decimos que ha renacido; y el
sinónimo de resurrección es renacer. La historia de
la humanidad es abundante en testimonios y hechos reales
extraordinarios de personas que han sobrevivido a circunstancias
impensadas.

De haber muerto efectivamente en la cruz, Jesús
habría fracasado en el cometido que le fue asignado.
Quiero decir que Jesús no debía morir sin haber
antes predicado a las tribus perdidas de Israel, y haber
demostrado que Dios escucha nuestras oraciones.

Si hubiese resucitado, lo habría hecho con un
cuerpo espiritual y eterno, es decir, que hubiese adquirido un
cuerpo inmortal sin heridas recientes de clavos usados en la
crucifixión, libre de la necesidad de caminar y de sentir
hambre, sed y cansancio; y no hubiese necesitado de 40
días para despedirse de sus parientes, amigos y
seguidores.

Evidencia literal
en Nuevo Testamento

Haciendo una lectura al Nuevo Testamento, de manera
literal, sin interpretaciones dogmáticas, se descubre que
efectivamente Jesús sí fue crucificado, pero no
murió en la cruz.

Los siguientes versículos son extractados de la
Biblia, NÁCAR COLUNGA, una versión traducida
directamente de las lenguas originales
por  NÁCAR Fuster y
Alberto COLUNGA, editada en Madrid en 1985, como la
primera versión de Biblia en lengua castellana, siendo una
traducción lo más fiel y exacta posible del texto
original, según lo afirma el Editor
bíblico. 

La crucifixión era una manera de torturar durante
3 y hasta 8 días a condenados a muerte, para persuadir a
criminales de no infringir leyes. Jesucristo duró tan
sólo seis horas en la cruz.

Marcos 15, 44: "Pilatos se maravilló de que ya
hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión, le
preguntó si en verdad había muerto
ya"

José de Arimatea, después de despertar a
Jesús al tercer día, le corta el pelo y la barba y
le viste con vestiduras de hortelano. En Juan 20,
15: "ella, (María Magdalena) creyendo que era el
hortelano, le dijo: Señor, si le has llevado tú,
dime dónde le has puesto, y yo le tomaré.
Díjole Jesús: ¡María! Ella,
volviéndose, le dijo en hebreo ¡Rabboni!, que quiere
decir Maestro"

"Después de esto se mostró en otra
forma (figura distinta) a dos de ellos que iban de camino y se
dirigían al campo" (Marcos 16, 12).
Ellos le invitan a
quedarse para evitar peligros nocturnos. "Obligáronle
diciéndole: Quédate con nosotros, pues el
día ya declina. Y entró para quedarse con ellos"
(Lucas 24, 29) Lucas 24, 15-16 dice: "…el mismo
Jesús se les acercó e iba con ellos, pero sus ojos
no podían reconocerle"

La tumba en ningún momento fue cerrada. Lucas
24, 2-3: "Y encontraron removida del monumento la piedra, y
entrando, no hallaron el cuerpo del Señor
Jesús"

"Hasta el día en que fue arrebatado a lo alto
después de haber dado instrucciones –movido del
Espíritu Santo– a los apóstoles que había
elegido, a los cuales, después de su
pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas
evidentes, apareciéndoseles durante cuarenta
días y hablándoles del Reino de Dios" (Hechos 1,
2-3 del N.T.)
En esta cita bíblica dice: "Se
presentó vivo", no dice: se les apareció como un
fantasma resucitado; esa es una interpretación como
resultado de más de dos mil años de
adoctrinamiento.

Por motivos de seguridad, Jesús no se
presentó ante sus enemigos ni tampoco ante personas que
pudieran delatarlo, como así lo hace constar el Nuevo
Testamento. En ninguna parte dice que se le apareció a
Pilato o a cualquiera de sus enemigos del
Sanedrín.

En el siguiente versículo, los lectores suponen
que Jesucristo, como un ser resucitado atraviesa paredes para
ponerse en medio de ellos. No caen en cuenta que los
apóstoles como personas perseguidas deben reunirse a
puertas cerradas:

"La tarde del primer día de la semana
(domingo), estando cerradas las puertas del lugar donde se
hallaban los discípulos por temor de los judíos,
vino Jesús y, puesto en medio de ellos, les dijo:-La paz
sea con vosotros. Y diciendo esto, les mostró las manos y
el costado. Los discípulos se alegraron viendo al
Señor. Díjoles otra vez: la paz sea con vosotros."
(Juan 20, 19-21)

Reconfirme lo dicho por Juan en el siguiente
párrafo escrito por Lucas: "Mientras esto
hablaban, se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz
sea con vosotros. Aterrados y llenos de miedo, creían ver
un espíritu. Él les dijo: ¿Por qué os
turbáis y por qué suben a vuestro corazón
esos pensamientos? Ved mis manos y mis pies, que soy yo. Palpadme
y ved, que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis
que yo tengo. Diciendo esto, les mostró las manos y los
pies. No creyendo aún ellos, en fuerza del gozo y de la
admiración, les dijo: ¿Tenéis aquí
algo de comer? Le dieron un trozo de pez asado, y
tomándolo, comió delante de ellos." (Lucas 24,
36-43)

"Le dieron un trozo de pez asado, y tomándolo,
comió delante de ellos.", para demostrarles que
seguía siendo un cuerpo humano físico con
estómago, que aún siente hambre.

Insiste en decirles: "Palpadme y ved, que el
espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo
tengo." De manera insistente les dice que Él no es un
resucitado, que no es un cuerpo astral, que Él es el mismo
que fue crucificado: "Ved mis manos y mis pies, que soy
yo."

Los evangelios no dicen que les mostró herida de
lanza que supuestamente atravesó su corazón. No
hubo atravesada de corazón con lanza alguna, se
trató de una punzada superficial para comprobar su estado
de muerto o vivo, a tan sólo seis horas de
crucifixión.

Jesús desea despedirse de sus hermanos, hijos
también de María y José y les pone cita en
Galilea, fuera de la jurisdicción de
Pilato. "Partieron ligeras del monumento, llenas de temor
y de gran gozo, corriendo a comunicarlo a los discípulos.
Jesús le salió al encuentro, diciéndoles:
Salve. Ellas, acercándose, asieron sus pies y se postraron
ante él. Díjoles entonces Jesús: No
temáis; id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea y
que allí me verán." (Mateo 28, 8-10)

Cuando Jesús fue interrogado sobre la
resurrección, Él respondió con absoluta
claridad:

"Los que experimentan la resurrección son
más parecidos a los ángeles del cielo, sin las
necesidades de la carne, nunca mueren y son eternamente los hijos
de Dios; son los hijos de la luz, resucitados al progreso de la
vida eterna. Así pues, yo declaro que nuestro Padre no es
el Dios de los muertos sino el de los vivos. En Él todos
nosotros vivimos y nos reproducimos y poseemos nuestra existencia
mortal. Recordad siempre que los resucitados son como los
ángeles que ni se casan ni son dados en matrimonio, porque
son inmateriales, criaturas puramente espirituales. En las
esferas celestiales, la resurrección de los muertos se da
sin la carne que tenían mientras vivían." 
(Texto parecidos en: Mateo 22, 23-33; Marcos 12, 18-27; Lucas 20,
27-40).   

La gran mentira de lo sucedido se empieza a gestar
con una falsa noticia de sus enemigos: 

"El anuncio a los judíos. Mientras iban ellas,
algunos de los guardias vinieron a la ciudad y comunicaron a los
príncipes de los sacerdotes todo lo sucedido. Reunidos
éstos en consejo con los ancianos, tomaron bastante dinero
y se lo dieron a los soldados, diciéndoles: Decid que,
«viniendo los discípulos de noche, le robaron
mientras nosotros dormíamos». Y si llegase la cosa a
oídos del gobernador, nosotros le convenceremos para que
no os inquietéis. Ellos, tomando el dinero, hicieron como
se les había dicho. Esta noticia se divulgó entre
los judíos hasta el día de hoy." (Mateo 28,
11-15).

Análisis Literal: Decid la siguiente mentira:
"que, «viniendo los discípulos de noche, le robaron
mientras nosotros dormíamos" Vuelva a leer: "tomaron
bastante dinero y se lo dieron a los soldados,
diciéndoles: Decid que," El soborno quedó
consumado: "Ellos, tomando el dinero, hicieron como se les
había dicho" Es difícil creer que el gobernador
Pilato, hubiese destinado varios soldados romanos para cuidar un
cadáver de judío.

"Tomas, uno de los doce, llamado Dídimo, no
estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle,
pues, los otros discípulos: Hemos visto al
Señor. Él les dijo: Si no veo en sus manos la
señal de los clavos y meto mi dedo en el lugar de los
clavos y mi mano en su costado, no creeré." (Juan 20,
24-25
). Este versículo dice a secas "hemos visto al
Señor" dejando implícito que lo vieron en carne y
hueso, no dice "Jesús ha resucitado".

En ninguno de los 4 evangelios se encuentra la
afirmación de que Jesús resucitó.
Saulo-Pablo un enemigo de Jesús y de su movimiento
teocrático, tergiversa los hechos para crear su propia
religión. Él no conoció a Jesús, lo
perseguía camino a Damasco.

Saulo de Tarso, alias Pablo, certifica que Jesús
se le apareció (presentó) a parientes,
apóstoles y seguidores, y que a él se le
presentó en una visión. "…y que se
apareció a Cefas (Simón Pedro), luego a los doce.
Después se apareció una vez a más de
quinientos hermanos, de los cuales muchos permanecen
todavía, y algunos durmieron; luego se apareció a
Santiago, luego a todos los apóstoles; y después de
todos, como a un aborto, se me apareció también a
mí. Porque yo soy el menor de los apóstoles, que no
soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a
la Iglesia de Dios." (1 Corintios 15, 5- 9)

Leyó bien: "…se apareció una vez a
más de quinientos hermanos" se da cuenta que Jesucristo no
murió en la cruz, que después de la
crucifixión lo vieron en una multitudinaria despedida en
Sidón, antes de partir al exterior. 

Sobre el regreso del Hijo del Hombre Lucas 21,
32 asegura que será pronto: "En verdad os
digo que no pasará esta generación antes que todo
suceda."
Los seguidores de Jesús tenían la
esperanza de tomar el poder por la fuerza y entregárselo a
su Maestro, por lo tanto era posible el regreso pronto de
Jesucristo, en caso de derrotar a los romanos.

Por último dice el autor del libro Vida Oculta de
Jesucristo:

"En el apéndice comparto mis creencia actuales
hasta este punto del relato. En la edición de la obra
completa se verá toda la documentación veraz que
dan cuenta de la vida y muerte a edad avanzada de Jesucristo en
la India; y lo que sucedió con el movimiento Reino de Dios
en Palestina. También se rescatará todo lo que se
sabe de la vida de María Magdalena, María la madre
de Jesús, y del fin de los demás personajes
importantes involucrados en la vida y obra de
Jesucristo." 

Relato completo:
40 días después de la
crucifixión

La crucifixión era una manera de torturar durante
3 y hasta 8 días a los condenados a muerte, para persuadir
a los criminales de no infringir las normas y leyes de la
época de Jesús.

Pilatos se sorprende que Jesucristo a tan pocas horas de
crucificado haya muerto:

Marcos 15, 44: "Pilatos se maravilló de que ya
hubiera muerto, y haciendo llamar al centurión, le
preguntó si en verdad había muerto
ya"

Cuando Jesucristo dice tengo sed, Martha, hermana de
lázaro, le da de beber la fórmula de la
divinización, con la que los faraones entraban en estado
cataléptico para luego despertar de la muerte, y aparecer
frente a sus súbditos como verdaderos elegidos por Dios
para gobernarles, con poder para resucitar y regresar de la
muerte.

Esta bebida fue la misma que Martha preparó a su
hermano, usada para bajar la fiebre, como último recurso;
y es por ello que Jesús dijo: "Lázaro en
realidad no está muerto, está dormido, pero yo voy
a despertarle (Juan 11,11)"

En la pag 328 del libro VIDA OCULTA DE JESUCRISTO, se
puede leer parte de los apuntes del apóstol Andrés,
escriba del grupo:

"José, ayudado por su amigo Nicodemo,
también sacerdote del sanedrín, condujeron el
cuerpo a la tumba privada. José y Nicodemo descargaron el
cuerpo en la loza sepulcral, y procedieron a desenvolverlo para
ungirlo con mirra, según la costumbre.

Al desenvolver el lienzo, se dan cuenta que, durante la
bajada de la cruz, la quitada de los clavos, y en el trayecto del
Gólgota al sepulcro, las heridas se volvieron abrir,
sangrando profusamente el sudario. Ambos se miraron sorprendidos,
y, sin embargo, procedieron a limpiarle las heridas.

Nicodemo, con voz entrecortada, y sus ojos humedecidos,
dijo a José:

-José, nuestro Maestro está vivo, mira
cómo sangran las heridas mientras las limpiamos. Las manos
de Nicodemo temblaban de la emoción, y mientras ayudaba a
limpiarlo, apenas acertó decir:

-Los muertos no sangran mi querido José, nuestro
Maestro duerme en un estado parecido a la muerte.

Estos dos buenos hombres no tenían ya la
más mínima duda de que por el momento el amado
Maestro continuaba con vida. Nicodemo correría en busca de
plantas anti-inflamatorias y cicatrizantes para sanarle mientras
fuera el momento de despertarlo. Nicodemo dijo emocionado a
José que iría a comprar todo el aloe vera que
pudiera encontrar. Cerca de la tumba, Nicodemo vio unas cenizas
que habían quedado de la quema de una planta llamada
Fagonia Mollis, e inmediatamente cogió lo que más
pudo entre sus manos y se devolvió a la tumba y le
pidió a José que pusiera ceniza en las heridas de
Jesús, y le indicó dónde encontrar
más. Mientras transcurrían los minutos, José
observaba que el cuerpo de Jesús no endurecía, como
suele suceder con los cadáveres; José, con
más esperanzas, curaba las heridas con cenizas de Uraca
como también es llamada dicha planta."

Pocos minutos después de una hora, llegó
Nicodemo muy agitado, con mucho aloe y mirra. "Llegó
Nicodemo,…y trajo…áloe, como unas cien
libras" (lo confirma Juan 19, 39)

Según los apuntes de Andrés dados en el
Libro de Urantia, se relata lo sucedido el domingo en la
madrugada, de la siguiente manera:

José de Arimatea madrugó para ir solo al
sepulcro y alertar a Nicodemo y ver qué podían
hacer antes de que llegaran las mujeres que querían
preparar el cuerpo de Jesús. José de Arimatea y
Nicodemo, al ver que las heridas habían secado y que su
respiración era normal, decidieron despertarlo,
moviéndolo y hablándole suavemente para que no se
exaltara al despertar.

Jesús despierta, y sorprendido,
pregunta:

-¿O sea que lo de la crucifixión fue una
cruel pesadilla?

José, emocionado, le responde:

-Nuestro Padre de los cielos quiso que no murieras
aún. Como podrás ver, estamos en un
sepulcro.

Jesús dijo:

Gracias a los dos. Gracias Padre por haberme librado de
la muerte a manos de necios y ciegos.

-¿Qué harás, Maestro?,
preguntó Nicodemo

-Me ocultaré. Necesito nuevas vestiduras y nuevo
aspecto —respondió Jesús.

-Iré inmediatamente por navaja y vestiduras.
–respondió emocionado, José.

En menos de una hora, José había ido y
regresado con todo lo necesario. En menos de 40 minutos
Jesús estaba vestido con vestiduras similares a las de un
humilde jardinero, estaba afeitado y con el cabello corto.
Quedó prácticamente irreconocible para cualquier
pariente o amigo.

El cambio debía ser radical para no ser
reconocido fácilmente. Sólo los que escucharon su
voz lo reconocieron después de mirarlo muy bien, dice el
Nuevo Testamento. No podía correr riesgos.

-Salgamos inmediatamente de aquí. –dijo
Jesús

Entre cinco y cinco y media de la mañana, los
tres escucharon pisadas de personas, y al comprobar que se
acercaban a la tumba, decidieron esconderse, pero no tuvieron
tiempo de ayudar a Jesús a que se escondiera, de modo que
se quedó recostado de espalda contra una roca mientras los
otros dos se escondieron en un matorral.

Amigo lector del siglo 21, era claro que Jesús
tenía que desaparecer de Palestina. Era, al fin y al cabo,
un hombre perseguido. Para no ser descubierto, decide un cambio
total en su aspecto exterior, como lo demuestra el texto del
Evangelio de Marcos. "Después de esto se mostró
en otra forma (figura distinta) a dos de ellos que iban de camino
y se dirigían al campo" (Marcos 16,12);
aquí se
refiere al encuentro con dos campesinos camino a Emaús.
Además, en Lucas 24, 15 dice: "…el mismo
Jesús se les acercó e iba con ellos, pero sus ojos
no podían reconocerle"

"Hasta el día en que fue arrebatado a lo alto
después de haber dado instrucciones a los apóstoles
que había elegido, a los cuales, después de su
pasión, se presentó vivo, con muchas pruebas
evidentes, apareciéndoseles durante cuarenta días y
hablándoles del Reino de Dios" (Hechos 1, 2-3 del N.T.
Niceno)

"A esos mismos enviados, después de padecer,
se les presentó vivo, con muchas pruebas convincentes,
dejándose ver por ellos durante 40 días y
hablándoles de lo referente al Reino de Dios" (Hechos de
los enviados, Lucas (parte II) Prólogo, 1.1, del Nuevo
Testamento Original traducido por Hugh J. Schonfield
página 187, excluido en el Concilio de
Nicea.)

En ambas citas bíblicas dice: "Se presentó
vivo", no dice: se les apareció como un fantasma; esa es
una interpretación realizada como producto de más
de mil años de adoctrinamiento.

A continuación transcribiré textualmente
desde la página 333 a 335:

Reencuentro con
parientes, asociados y seguidores

Entre el domingo 9 de abril cuando Dios le salva de
morir en la cruz, y el jueves 18 de mayo cuando parte hacia el
exterior, transcurrieron 40 días. En estos 40 días
Jesús realizó varias supuestas apariciones, que en
aras de la verdad es más acertado llamar encuentros con
parientes, apóstoles, asociados, y seguidores del
movimiento político teocrático «Reino de
Dios», también conocido como «Nuevo
Reino» o simplemente «El Reino».

Por motivos de seguridad, Jesús no se
presentó ante sus enemigos ni tampoco ante personas que
pudieran delatarlo, como así lo hace constar el Nuevo
Testamento niceno.

Es correcto decir que Jesús, después de la
crucifixión, realizó varias reuniones y luego
subió de Jerusalén a Galilea y después
ascendió a la India, por el camino de Damasco.

Si Jesucristo hubiese resucitado como un ente divino,
espiritual, no carnal, no en cuerpo humano físico, con el
poder de aparecer y desaparecer en un instante, pregunto:
¿para qué iba a necesitar 40 días, para
despedirse de los suyos?

Partes: 1, 2

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