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Rol de la sociedad civil y el capital institucional para reducir la pobreza



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Contexto, objetivos y
    metodología
  4. Metodología y fuentes
    utilizadas
  5. Marco
    conceptual
  6. Nuevos
    modelos de intervención de las organizaciones de la
    sociedad civil en los Andes para superar la pobreza e
    incluirse en el mercado
  7. Factores principales de la tipología de
    la sociedad civil en la conformación de nuevos
    territorios
  8. Características sociales y culturales
    para que las OSC se adapten a las nuevas exigencias del
    mercado y el cambio climático
  9. Gobiernos locales, las organizaciones de la
    sociedad civil y los planes para el desarrollo
    económico local
  10. Los
    roles del Estado en los cambios del capital social y el
    desarrollo económico en comunidades
    tradicionales
  11. Insumos para elaborar propuestas de
    políticas que difundan la necesaria
    articulación de los tres sectores, basadas en las
    estrategias de las OSC
  12. Bibliografía

Resumen

En este trabajo se analiza desde una perspectiva
crítica el rol de la sociedad civil organizada (OSC), en
un contexto donde el Estado desconoce la importancia que tienen
las redes que componen las organizaciones de la sociedad civil.
Estudio realizado mayormente en la región andina del
Perú. Se exponen conceptos y referencias empíricas
sobre los cambios en las economías campesinas que antes
eran de subsistencia, estancadas y pobres, y que hoy están
pasando a ser economías agrícolas empresariales y
competitivas, motivadas por los cambios en las OSC y sus
relaciones con el mercado y el Estado.

Asimismo se exponen las necesidades de cambios en el
capital institucional tradicional para adecuarse al mercado.
Así como las ventajas comparativas que se derivan del
capital social en esta región andina, para adecuarse a los
cambios en el entorno mercantil, así como para incluirse
en el proceso económico-social y para superar la pobreza
de manera autónoma, sin clientelismo.

Summary

In this paper the role of organized civil society (OCS)
is analyzed from a critical point of view in a context where the
State does not know the importance of OCS networks. This lecture
is based in a study focused in the Andean region of Peru where
communication concepts and empirical references are shown based
on the changes in the farmers economies that moved from
subsistence and poverty in the past, to more entrepreneurial and
competitive ones today, fueled by the changes in the OCS and
their relations with the market and the State.

The paper also shows the needs for changes in the
traditional institutional capital in rural areas to deal with the
market, and shows the comparative advantages of social capital in
the Andean region, to adapt themselves to changes in the market
environment, as well as to be included in the economic and social
process in order to overcome poverty in an independent way,
without political manipulation.

Introducción

La tesis central de este estudio se expresa en la
búsqueda de componentes de un nuevo modelo de desarrollo
que trate de diversificar el modelo económico extractivo
exportador que predomina actualmente en el país, donde
debe considerar la impulsión de la diversidad productiva e
industrialización, para lo cual debe partirse por
considerar la importancia de las OSC que están impulsando
procesos de cambios productivos, económicos y sociales en
las comunidades tradicionales, así como las actividades no
agrícolas que están surgiendo con mucha
energía en el medio rural y urbano (por ejemplo, el
turismo o la pequeña industrial que constituye cerca del
70% del total de la manufactura nacional), organizadas en micro y
medianas empresas (MYPES), mayormente informales.

Se analiza en ese nuevo contexto los cambios en las
organizaciones de la sociedad civil hacia el crecimiento micro
empresarial autónomo, proceso que es mayormente
espontáneo, no programados por el Estado, aunque esas OSC
propician articulaciones con el Estado y van conformando nuevos
desarrollos territoriales en el país.

Para iniciar esos procesos autónomos se analizan
los nuevos modelos de intervención de las organizaciones
de la sociedad civil en la economía de mercado y en los
objetivos de la ganancia económica. Se termina esta
ponencia con la propuestas de criterios para elaborar
políticas que ayuden a fortalecer el capital social e
institucional, con el propósito de que las OSC sean
explícitamente los nuevos componentes para que el actual
modelo económico extractivo exportador sea más
integrativo, inclusivo y ayude a superar sosteniblemente la
pobreza, sobre todo en el medio rural. Donde existe la
mayoría de pobres del país y en
Lationamérica.

Contexto,
objetivos y metodología

La ponencia tiene en cuenta el nuevo contexto
latinoamericano nacional y, sobre todo, el mundo indígena
andino, donde se ha promovido la regionalización y se
están creando nuevos entornos institucionales (Trivelli,
C. Escobal, J. Revez. 2009): nuevas políticas del Estado e
incremento del sector empresarial (especialmente la industria
extractiva). Donde las OSC están optando por el paso de
ser organizaciones que se caracterizan por regirse por el no
lucro (Zampani, 2003. David, Lewis.2006) hacia organizaciones
micro empresariales (formales o informales), en un marco del
desarrollo territorial (Schejtman y J. Berdegué.2002) y
nueva ruralidad (Pérez, y Caballero, 2003)
espontáneos. Cambios que se están produciendo no
sólo desde el Estado o las empresas privadas, sino
también desde las OSC.

Objetivos de la investigación

En el contexto de cambio de la sociedad civil y sus
articulaciones con el Estado en sociedades rurales, en esta
ponencia se han trazado los siguientes objetivos:

  • a) Analizar los nuevos modelos de
    intervenciones de las organizaciones de la sociedad civil,
    basadas en las instituciones tradicionales y modernas,
    así como en su alianza con el Estado, que están
    creando una nueva institucionalidad, como formas de
    aprovechar los cambios en el entorno y el mercado.

  • b) Identificar los factores principales que dan
    cuenta de la tipología de nuevos territorios
    competitivos, inclusivos y con reducción de la pobreza
    en los Andes, mediante nuevas formas de articulación
    de las OSC con el Estado y el sector privado
    (Martínez, 2007).

  • c) Interpretar los procesos de formación
    de nuevas dinámicas territoriales a partir de los
    cambios en las redes de las comunidades campesinas, los
    caseríos, las juntas de regantes o los comités
    de productores (como parte de la sociedad civil), que son
    instituciones de base muy interesadas en que el Estado o los
    gobiernos municipales y el sector privado puedan construir
    territorios integrados con proyectos para el desarrollo de
    manera articulada.

El propósito de este trabajo es exponer insumos
para elaborar propuestas de políticas para el desarrollo
territorial, basadas en la articulación de los tres
sectores, pero la base de estas articulaciones son generadas en
las OSC.

Metodología y fuentes
utilizadas

La metodología se basa en los procedimientos de
la sistematización de experiencias en varias regiones del
Perú. El contexto que guía el eje de la
sistematización es la consideración que en las
últimas décadas en el Perú, las OSC en
alianzas con empresas privadas y el Estado (Claverías,
2008) vienen cambiando sus roles sobre el desarrollo, muy
semejante a otros países de América Latina (Machado
y Aráoz. 2002).

Llas preguntas centrales de la metodología para
el análisis son:

¿Cuáles son las características de
los nuevos modelos de las organizaciones tradicionales de la
sociedad civil – sobre todo las comunidades y los caseríos
indígenas- para adecuarse con ventajas comparativas
institucionales a los cambios en el entorno institucional y el
mercado? ¿Cuáles son los roles de las OSC en el
desarrollo territorial y nueva ruralidad en el campo?
¿Cómo se articulan las OSC con el Estado y el
sector privado para crear nuevos contextos para la competitividad
territorial y la superación de la pobreza, pero de manera
inclusiva? Pero también, ¿cuáles son las
características sociales y culturales para que las OSC se
adapten al cambio climático y, a su vez, a las nuevas
exigencias del mercado regional y global?

Las fuentes utilizadas que se utilizan son primarias
(talleres, entrevistas, etc.) y secundarias (trabajos de
investigación y datos de diversas
instituciones).

Marco
conceptual

¿Qué es el capital social? Según
Fukuyama (1999): "Es una norma informal y espontánea que
promueve la cooperación entre los individuos". El propio
Fukuyama y otros como Klicksberg (1999) sostienen que esas normas
para constituirse en capital social deben, además,
conducir a la cooperación en los grupos y han de estar
relacionadas con virtudes tradicionales como la confianza,
honestidad, el honrar los compromisos, el seguro cumplimiento de
los deberes, la reciprocidad, etc. (Putnam, 1993 y North,
1993).

Por otro lado, se ha planteado otro concepto asociado al
anterior designado como capital institucional que: "Consiste en
el stock de instituciones (organizaciones en el lenguaje de
North) tanto públicas como privadas existentes en la
región" (Boisier, Sergio. 2003).

Para que las propuestas de desarrollo se viabilicen en
la práctica, Boisier anota que el capital institucional
debe tener las siguientes características generales para
promover el desarrollo: a) el número de instituciones, b)
el clima de relaciones inter-institucionales (cooperación,
conflicto, neutralidad) y c) el grado de modernidad de ellas
(velocidad, flexibilidad, maleabilidad, resiliencia,
inteligencia, identidad).

En la sociedad existen tres sectores que pueden estar
fuerte o débilmente articulados por ese capital social: a)
el gobierno o el Estado y sus instituciones, que es denominado
como primer sector, destinado a asegurar, proteger o promover el
bien común de los que se encuentran dentro de su
territorio (Martínez, 2005); b) la empresa privada o
segundo sector, cuyo objetivo es la ganancia, el lucro y el
mercado; c)la sociedad civil organizada, denomina tercer sector,
que se caracteriza por el objetivo del no lucro, cuyo rasgo
principal refiere a su autonomía respecto de las
relaciones de autoridad propias de la dominación estatal
(Bobbio 1995) y del mercado, cuyas acciones se refieren
más a la subsistencia (Zampani, Roberto. 2003
)[1].

El concepto de sociedad civil implica (Thompson y Toro,
1999, Reygadas, 1998) los procesos de participación de las
instituciones populares y la solidaridad que se ha observado en
las últimas décadas en la evolución de los
pueblos. Se incluyen en las OSC a los partidos políticos
(Olvera, 2001) o las agrupaciones religiosas cuando estos fijan
su identidad fuera del Estado.

Monografias.com

Nuevos modelos de
intervención de las organizaciones de la sociedad civil en
los Andes para superar la pobreza e incluirse en el
mercado

En el nuevo contexto latinoamericano nacional se viene
promoviendo en las comunidades tradicionales una mayor
articulación con el mercado global. En ese nuevo contexto,
la regionalización y la descentralización en
nuestros países, sobre todo en los Andes, están
efectuando también un paso importante de las
organizaciones de la sociedad civil (Zampani, 2003. David,
Lewis.2006) hacia el crecimiento micro empresarial
autónomo, en un marco del "desarrollo territorial" (como
proceso que integra en determinado territorio a las
instituciones, como también propicia el desarrollo
industrial); se incluyen los procesos de "nueva ruralidad"
(diversificación productiva y en el medio rural)
mayormente como procesos espontáneos, no programados por
el Estado.

Para iniciar esos procesos autónomos, se requiere
analizar los nuevos modelos de intervención de las
organizaciones de la sociedad civil -como unidades de
producción económica y social de las más
autónomas- en la economía de mercado y en los
objetivos de la ganancia económica, nuevos roles de las
OSC que antes no los poseían. Proceso definido como el
paso de las OSC hacia una economía de mercado y de la
ganancia, con lo cual se estaría superando
autónomamente algunos de los problemas principales como
son los bajos ingresos, la escasez de fuentes de trabajo y la
pobreza.

Para seguir el proceso de cómo surgen en las
comunidades campesinas o en los pequeños agricultores
tradicionales los nuevos objetivos de las economías
privadas, cuya lógica sea el mercado, conlleva a apreciar
primero: cómo al cambiar los roles del capital humano (con
la capacitación) y cómo éste levanta el
anclaje de la persistencia del "statu quo" de la pobreza por
parte de los productores, para pasar a una economía de
mercado que exige cambios tecnológicos y proceso de
acumulación de stock productivos en las economías
familiares.

En ese proceso las OSC también cambia para ayudar
a promover nuevas capacidades en la población, para formar
nuevos productores que van empoderándose de diversos
conceptos y caminos (o modelos) para llegar a visiones que se
alcancen a mediano y largo plazo (porque solo el asistencialismo
logra visiones a corto plazo, pero a costa de no ser un camino
sostenible, como tampoco autónomo y digno). Es decir, en
estos nuevos caminos autónomos se forman nuevos
productores "protagonistas o líderes empoderados del
cambio con rumbos definidos" (Drucker, 1986), que vencen los
límites del statu quo de la pobreza y pasan con mucha
energía –junto con sus organizaciones de la sociedad
civil- a producir con mayor eficiencia y eficacia, no solamente
en un sector productivo, sino también recrean y se
incursionan en otros sectores productivos como la
transformación industrial, el turismo, el comercio, etc.
Camino, por cierto, muy difícil de recorrer.

En tal sentido, la hipótesis central de trabajo
en la presente ponencia, es evidenciar que son las organizaciones
de la sociedad civil (en especial las comunidades, los
caseríos o las organizaciones de MYPES) la fuente
principal (pero no exclusiva) para construir el desarrollo
territorial en el país, como alternativa para mejorar el
modelo económico extractivo exportador, que no integra, no
incluye.

Al respecto se presentan a continuación varios
casos en la sierra del Perú que evidencian
empíricamente los conceptos emitidos:

En el caso del distrito de Antioquía (en la
provincia de Huarochirí, Región Lima), desde hace
doce años se enfrentaban principalmente el problema del
acceso al agua, las actividades agrícolas eran
dependientes de la tecnología tradicional y del mercado
adverso para la venta de los productos locales. Debido a esos
problemas, la gente joven se vio obligada a emigrar a la capital,
en tanto que la población que se quedó en la
localidad no asumía roles para el cambio económico,
como consecuencia de la falta de oportunidades para la
creación de empleo de calidad en el distrito.

Posteriormente, como alternativas para mejorar la
producción las comunidades tradicionales de la localidad
establecieron alianza con instituciones externas, optando por la
capacitación y por nuevas organizaciones micro empresarial
para articularse en mejores condiciones con el mercado. Cambios
con los cuales mejoraron los ingresos (de S/. 1,800 a S/. 15 mil
anuales por familia) y crearon mayor empleo local. Igualmente se
generan proyectos en alianza con el Estado, por ejemplo se
construyeron canales de riego a lo largo de treinta
kilómetros del distrito financiado por el FONCODES
(institución del Estado) y la ONG CIED.

El segundo paso seguido en este distrito fue la
propuesta de articulación de diversas instituciones que
intervenían en la localidad y en los gobiernos
municipales. Articulación mediante la cual facilitaron el
acondicionamiento de un entorno favorable para el desarrollo de
la agricultura, la transformación productiva, el turismo,
(por ejemplo, con el pintado artístico del pueblos como
atracción turística) la ganadería, los
negocios, el transporte y las microempresas.

El tercer paso fue la creación de la
organización y redes entre comités de mujeres
transformadoras de insumos locales articulados con la agricultura
local. El cuarto paso fue la difusión y réplica de
las experiencias de desarrollo territorial de la comunidad de
"Espíritu Santo" (Antioquía) a la comunidad de
"Cochahuayco" y después a otros distritos de la provincia
y regiones del país.

Uno de los resultados de estos procesos en las
políticas públicas fue que el gobierno central
empezó a comprender que esta zona media y alta de la
cuenca del Río Lurín (Lima) era pobre, pero
también es muy dinámica y que, por lo tanto,
requería mayor atención presupuestaria por parte
del gobierno, lográndose que "se haya incrementado la
inversión pública en distritos rurales desde 1.7
millones de soles a casi 4 millones entre 2004 a 2005 y en 8
millones en el 2008, mejorando el índice de
inversión en la Cuenca Alta de 214 soles a 900 soles per
cápita".

En suma, el nuevo modelo de intervención que se
señala en este proceso (que es semejante en otras regiones
del país) es basarse en la diversificación
productiva y en los cambios de las OSC hacia la
conformación de microempresas rurales y en los centros
poblados.

Factores
principales de la tipología de la sociedad civil en la
conformación de nuevos territorios

Entre los factores principales que permiten viabilizar
cambios en la mentalidad de los productores para que pasen de una
economía de subsistencia hacia una economía de
mercado, se explica en que el capital social debe también
cambiar y fortalecerse en la conciencia y en las prácticas
de las OSC. Sin embargo, ese capital social deberá
rescatar del pasado algunos valores como la ayuda mutua o la
cooperación. Como sostienen Fukuyama (1999) y Klicksberg
(1999): El capital social e institucional –además
del capital humano- deben conducir a la cooperación entre
los grupos y han de estar relacionados con virtudes tradicionales
como la confianza, honestidad, el honrar los compromisos, el
seguro cumplimiento de los deberes, la reciprocidad,
etc.

Es el caso también de los cambios apreciados en
la iniciación del desarrollo territorial en las subcuencas
del Mashcón, Chonta y Chota (en la Región
Cajamarca, en el Norte del Perú). Proceso que se
inició en la década de los 90, con las ideas
emprendedora de un grupo pequeño de productores, que se
organizaron espontáneamente para iniciar la
instalación de sistemas de riego tecnificado en tierras
que antes fueron regadas sólo con agua de
lluvias.

Los resultados más importantes en estas
experiencias pueden citarse los siguientes:

Incrementaron la producción y sus ingresos como
efecto de la incorporación del sistema de riego
tecnificado artesanal, aumentaron el "índice
agroecológico"[2] sobre todo en un grupo de
campesinos "exitosos", se capacitaron y aplicaron nuevas
tecnologías, se organizaron e implementaron actividades no
agropecuarias en sus actividades (transformación, comercio
y servicios).

Por lo tanto, estos campesinos "exitosos", opuestos a la
idea de la "conservación del statu quo de la pobreza,
fueron los "motores" locales o los líderes del cambio del
desarrollo territorial, pues, han marcado las vías para el
mejoramiento de la productividad agropecuaria, la
transformación y el desarrollo institucional en el medio
rural. Con los cambios tecnológicos y sociales en el
manejo de los predios agrícolas familiares, lograron
producir más alimentos para satisfacer sus necesidades
básicas y la producción de excedentes para la venta
en los mercados locales y regionales

Asimismo, se fortalecieron las organizaciones sociales y
el "índice de capital social"[3] explicado
en el siguiente sentido: con el sistema de riego tecnificado se
requirió que un gran número de familias se asocien
para construir y manejar el nuevo sistema de riego. Trabajo
cooperativo que tuvo la necesidad de superar las formas de ayuda
mutua tradicionales que antes se hacían solamente a
niveles de parcelas individuales, en cambio con la
tecnificación del riego se necesitó que existiese
una gran "confianza" y el cumplimiento de normas para participar
en la construcción y en los beneficios del sistema de
riego. Ampliándose así las redes institucionales
hacia ámbitos cada vez mayores: relaciones entre familias,
entre caseríos y hasta entre distritos.

Esos cambios se consolidaron con la participación
de los gobiernos locales y las "mesas de concertación
distritales", así como con la participación del
Estado y el sector privado. Instituciones que intervinieron
–en la mitad del proceso- con ayuda financiera y
técnica.

Estos cambios nos han expresado que hay nuevos modelos
de intervención de las OSC, que se acumulan más
organizaciones y en una mayor extensión territorial cuando
tiene mayores impactos más inclusivos a nivel
económico y social.

Características sociales y culturales
para que las OSC se adapten a las nuevas exigencias del mercado y
el cambio climático

En las sociedades tradicionales andinas la idea de
individuo va fuertemente vinculada a la idea de
organización social comunal, como explica Estermann
(1998): "Para la cultura originaria andina, el individuo como tal
no es "nada" (un "no ente"), es algo totalmente perdido si no se
halla dentro de una red de múltiples relaciones. Si una
persona ya no pertenece a la comunidad local (ayllu), porque fue
expulsada o porque se ha excluido por su propio actuar, es como
si ya no existiera; una persona aislada y des-relacionada es un
ente muerto". Asimismo, en la práctica organizacional
andina todas las actividades van siempre acompañadas por
rituales, música y bailes. Es decir, lo cultural cruza
toda actuación organizacional que vaya en beneficio de la
comunidad y, sobre todo de la familia.

No obstante, con los cambios ocurridos en los
últimos decenios en el mundo andino se entrelaza esa
cultura tradicional con la cultura moderna de la
innovación, no solamente de la tecnología, sino
también del trabajo y la cultura, que le dan un nuevo
sentido a la cooperación comunal. Que propician cambios
radicales en las OSC. En cuyos cambios subyacen las nuevas ideas,
no solamente de generar más alimentos para el autoconsumo,
sino también de querer generar mayores ingresos y de
vincularse más con el mercado, con el objetivo de que sus
familias tengan mayor calidad de vida.

Observemos algunas de las características de
estos entrelazamientos sociales y culturales (tradición y
modernidad) que se han conformado como "activos territoriales
simbólicos":

1.El poder tradicional y lo moderno en una
visión de mercado

En los planes de desarrollo, cuyos protagonistas sean
las organizaciones de la sociedad civil, tienen que identificarse
los activos culturales para ese desarrollo. Un activo territorial
simbólico o cultural (por ejemplo, en los distritos de
Tupicocha, San Damián, Lahuaytambo, Antioquía, etc.
ubicados en la parte andina de la Región Lima) es la
cosmovisión andina representada en los ritos (celebrados
al "apu" Pariacaca, que es la montaña más alta de
la cuenca ), mitos y bailes que fortalecen la actuación
colectiva de la población en las organizaciones
tradicionales denominadas "faenas comunales", "champería",
etc., mediante las cuales se reconstruyen sistemas de riego
tradicionales (por ejemplo, las "amunas", infraestructura
tradicional para el riego) o modernos (sistemas de almacenamiento
de agua y riego tecnificado).

Actividades que son organizadas por los "quipu kamayoc"
(los que conservan los antiguos quipus incas) y se relacionan con
los "varas" que son los que tienen poder de mando en la
organización de las faenas comunales. Los que a su vez dan
poder de acción a las nuevas juntas de regantes modernas,
quienes se encargan de implementar las nuevas normas para el uso
y manejo del agua, bajo nuevos sistemas de riego y cultivos
agrícolas. Es en este sentido que se provoca
entrelazamientos sociales, culturales y de mercado
(tradición y modernidad) conformándose un nuevo
capital social, pertrechado de nuevos "activos territoriales
simbólicos":

Entre los resultados de este nuevo capital social en las
comunidades, por ejemplo, en la comunidad Cullpe (en el distrito
de Tupicocha en Lima), se pueden señalar los siguientes
cambios: se ha logrado reconstruir "amunas" que antes estuvieron
sin uso (con las cuales se riegan 1,000 Has.) y se han construido
ocho pequeñas represas modernas para irrigar 1,500 Has.
agrícolas. Con esa combinación de
tecnologías de riego, con nuevas formas de
organización social para el manejo del agua y mayor
diversificación de cultivos, los campesinos han pasado de
una economía de infra subsistencia a una economía
de mercado, la cual ahora predomina sobre la economía para
el autoconsumo. Los ingresos monetarios familiares se han
incrementado en el 300%.

Esos cambios en estos gobiernos municipales han sido
ponderados gracias también a que los líderes
comunales han pasado a ser autoridades municipales (alcaldes y
regidores). Nuevos cargos asumidos por los dirigentes locales que
les ha permitido cambiar los sentidos de las inversiones de los
gobiernos municipales, pues, antes las inversiones municipales
solamente les servían para construir infraestructura
urbana (parques, veredas, etc.), en cambio ahora con los
presupuestos participativos están destinando su
inversiones para comprar maquinaría e insumos para
construir sistemas de almacenamiento de agua y riego para la
agricultura.

Estos cambios, que se han mostrado, nos dicen
también que en el nuevo modelo de intervención de
las OSC cambia, pero debe fusionar lo moderno con lo
tradicional.

2.Capital social, riesgos, mercado y el cambio
climático: lo colectivo y lo individual

Los riesgos de la innovación tecnológica
para una mejor articulación con el mercado, también
son percibidos y tratados en estas OSC tradicionales. Riesgos
donde no solamente devienen de las fluctuaciones del mercado,
sino también del cambio y la variabilidad
climática, sobre todo en las regiones de los
Andes.

En tal sentido, el capital social e institucional
también son medios muy importantes para que los
pequeños productores y las OSC se adapten o mitiguen los
efectos de esos cambios, tanto a nivel colectivo como
también a nivel individual. Lo que al decir de Coleman
(1990), "el capital social es un bien colectivo y también
está ligado a los individuos".

Así por ejemplo, en las asambleas de las
comunidades tradicionales se discuten las informaciones que
tienen sobre el comportamiento del mercado y el clima para sus
productos, donde hacen predicciones de los efectos probables de
esos factores para sus cosechas. Ese análisis comunal les
lleva a trazar múltiples estrategias para que implementen
por parte de las familias individuales en el corto, mediano y
largo plazo, para mitigar los efectos del mercado y del cambio
del clima (Claverías, R. 2011).

Las conclusiones y recomendaciones de las asambleas
comunales son incorporadas en gran parte de las familias en sus
predios agrícolas individuales. Propuestas de las
asambleas comunales que se basan en las múltiples
informaciones que vienen ya procesadas de una gran diversidad de
redes de información sagradas o profanas. Poder de
decisión comunal que se basa, parafraseando a Ourdieu,
(2001) y Trigilia (2003), en el siguiente principio: "El capital
social que indica el poder de sus redes".

En suma, el capital social e institucional en las
comunidades tradicionales está cada vez más ligado
a las prácticas económicas de los líderes
del cambio tecnológico y social. Fortalece las estrategias
para la competitividad, pero también para la
adaptación climática.

3.Redes sagradas y los principios de la
"complementariedad" andina para el desarrollo
empresarial

Otra de las características culturales del
capital social en las comunidades originaria, para que se
establezca el orden y el equilibrio mediante la unión de
lo diferente, es regirse por el principio del valor "dual" y la
"complementariedad" entre todas las partes que constituyen la
realidad, ya sea la naturaleza (en "Hanan" y "urin" o el margen
derecha e izquierda del espacio natural), las personas (hombres y
mujeres), la sociedad (comunidades de bajo o de arriba) o el
mundo religioso (los "apus" o cerros buenos y los malos),
así como la unión de lo individual y lo
colectivo.

En tal sentido, por esos principios del valor dual y la
complementariedad en el capital social en las comunidades
andinas, se logra la unión entre la diversidad de las
personas y las comunidades tradicionales, donde siempre se unen
en acciones recíprocas, a excepción de aquellas que
están en conflictos.

La base más recóndita de estas actitudes
andinas, por su apego a la importancia de las redes para la
sobrevivencia o el desarrollo, empieza a generarse en "su
subconsciente" y en las prácticas rituales donde nacen sus
ideas sobre las denominas "redes sagradas", que implican la
participación de tres nodos: la organizan comunal (una)
que conversa con la naturaleza (dos) y los dioses
(tres).

El ritual que hacen los pobladores andinos a esa red
sagrada permite que estos tres componentes se unan en una
organización aún más poderosa, que es
compuesta solamente por dioses: los "apus" o cerros sagrados, la
"pachamama" o la madre tierra y los "gentiles" o el pasado, las
raíces. Esos tres componentes integran el concepto de
"comunidad sagrada" (Claverías, R. 2011). El
cariño, la confianza, la cooperación y los
sentimientos son los elementos espirituales que permite el enlace
recíproco entre uno y otro componente de cada colectividad
(sea muy abstracta o sean muy reales). Pero también nacen
de esas redes sagradas, la idea de identidad colectiva o comunal
de todos los pobladores andinos, porque todos los pobladores
sienten que son originarios de la misma cultura, tienen las
mismas raíces.

La importancia de lo comunal para la subsistencia de los
pobladores andinos, basados en esas redes sagradas –aunque
ya no existan tierras comunales- ha sido resumida como "efecto
comunidad" (Gonzáles,1984), por la importancia de la
gestión colectiva de recursos y relaciones de trabajo
interno, pero también por las gestiones con lo externo,
con el comercio y las relaciones con las
instituciones.

En ese sentido, la comunidad tiene presencia hasta
más allá de su territorio físico, incluso
expande sus dominios desde la sierra hasta la costa y la selva,
son los casos por ejemplo de la comunidad Unicache (ubicada en
Puno, extremo sur andino en el Perú), cuya presencia
empresarial domina gran parte del Cono Norte de la gran Lima
Metropolitana. Semejante es el dominio de los comuneros o de sus
hijos en el más grande centro empresarial del denominado
Emporio de Gamarra (en el centro de Lima). Pero a su vez estos
empresarios en la costa, que son originarios de los Andes, que
tienen centros comerciales o de manufacturas a lo largo de toda
la costa peruana, tienen fuerte presencia en la toma de
decisiones en sus comunidades de origen. Lamentablemente el
Estado y las grandes empresas mineras no conocen esos conceptos
expansivos de la comunidad campesina.

4.Estrategias para fortalecer el capital social hacia
una moral de confianza en la economía de
mercado

De acuerdo a este estudio, se propone que las redes que
componen el capital social e institucional en las comunidades
tradicionales, deben ser impulsados para que creen condiciones en
las comunidades para el paso hacia una economía no
solamente de seguridad alimentaria, sino también de
mercado, para lo cual se debería tener en cuenta los
siguientes principios y estrategias:

  • Promover la economía "multicéntrica":
    intercambio a través del trueque, de productos
    "prestigiosos" y la economía de mercado (Narotzky,
    Susana. 2004). Eso ocurre en los intercambios en la forma de
    trueque o intercambios monetarios a bajos precios entre los
    distritos ubicados en la parta alta con los distritos de la
    parte media de las cuencas[4]Pero
    también tienen relaciones mercantiles con el gran
    mercado de Lima Metropolitana (IDMA. 2001).

  • En relación con lo anterior, el capital
    social debe institucionalizarse en la sociedad civil para
    lograr que la confianza se practique en las transacciones
    comerciales, donde los individuos y las instituciones
    respeten las normas y acuerdos dentro de una "moralidad
    generalizada"( Granovetter, 1973) y se forme lo que Bourdieu
    define como: "hábitus", como sistema duradero capaces
    de funcionar como "estructuras estructurantes" en una
    "economía moral de mercado" y no ajena al mercado
    (McClellan, 1987, citado por Narotzky, 2004). Proceso que
    tiene que cambiar algunas imágines negativas del
    pasado, donde las comunidades campesinas tenían enorme
    desconfianza de las personas o las gentes que no eran de sus
    comunidades.

  • En ese sentido, con el surgimiento de una
    economía de mercado en el mundo andino tradicional,
    tiene que institucionalizarse más el capital social en
    la sociedad civil (en las comunidades, en los comités
    o asociación de productores, etc.) para lograr los
    siguientes resultados: (i) Afiatar más su identidad y
    autonomía y (ii) como también para entrar a
    otras fronteras que antes no le pertenecen como es el
    mercado.

  • Debe iimpulsarse normas de reciprocidad y de ayuda
    mutua entre las familias y las organizaciones, así
    como también debe impulsarse redes basadas en el
    asociacionismo que permitan: (i) Capacitación para
    lograr una mejorar la calidad de sus productos. (ii) Mayor
    fluidez con el mercado con la baja de los costos de
    transacciones (Williamson, 2000). (iii) Mejor ayuda para
    compartir la información y para la
    planificación de la producción en
    función de la demanda (Serageldin y Grootaert,
    2000).

5.Necesidad de cambios en el capital
social para la articulación de las OSC con el
Estado

En vez de apreciar al capital social en las comunidades
tradicionales como vinculado a valores solamente heredados
(Trigilia, 2003), deberá determinarse también los
cambios del capital social a través de la
interculturalidad y del desarrollo de nuevas formas de
cooperación para una mejor ubicación en el mercado,
como lo están haciendo los andinos en las MYPES y centros
comerciales en las ciudades.

No obstante, debe sortear los efectos negativos de una
economía de mercado imperfecto, que no propicia la
inclusión ni los cambios de los mecanismos de
redistribución. Frente a ello deberá proponerse
nuevas políticas para lograr no solamente mayor
rentabilidad económica, sino también mayor
rentabilidad social, más redistribución de
oportunidades y capacidades para los más pobres.
Población que debe ser favorecida con políticas
dentro del nuevo concepto de "economía del trabajo" o
"economía popular" (Rotman 2005 y Coraggio 2003), donde un
subsector de la economía compuesto por unidades
domésticas de las OSC, cuya racionalidad principal es
garantizar la reproducción ampliada de la vida (ejemplo
redes inter-familiares rural-urbanas), pasen a ser asociaciones
para la rentabilidad económica y social con cadenas
productivas más manejables por parte de los
productores.

La propuesta que se hace, en ese sentido, es la que
denominamos como la "escalera de la articulación Estado y
las OSC", que implica el proceso del paso de los programas
sociales de subsistencia hacia organizaciones de "economía
social" o "economía del trabajo", la cual es explicada en
el siguiente diagrama.

Monografias.com

En esas propuestas deberá promoverse la
fusión de lo privado y determinadas acciones del Estado;
es decir, las grandes empresas privadas (es el caso de la gran
minería) y el Estado, deberán promover la
financiación de proyectos con el enfoque de desarrollo
territorial y el fortalecimiento de las OSC en su paso hacia una
economía de mercado en los entornos de las grandes
empresas, para lo que se requiere un nuevo enfoque de
"responsabilidad social empresarial".

Por ejemplo, mediante los procesos de combinaciones de
los "programas sociales de subsistencia" con la
organización de MYPES, lo cual sería logrado
mediante la capacitación y los microcréditos. Como
son los casos de las "organizaciones del vaso de leche" o los
comedores populares que actualmente son financiados por los
gobiernos municipales, donde deberá capacitarse a la
población asistente para organizar una nueva
"economía social" o "economía del trabajo" (con
pequeñas empresas, por ejemplo).

Gobiernos
locales, las organizaciones de la sociedad civil y los planes
para el
desarrollo económico local

En la última década, algunas
municipalidades del Perú están logrando articular a
los tres sectores, cuyas alianzas se convierten en motores del
desarrollo productivo y económico local, basado en el
fomento empresarial y la competitividad territorial.

Las experiencias al respecto tienen las siguientes
características:

Lineamiento 1. Tránsito del asistencialismo a
la competitividad

En el Municipio de San Ignacio (ceja de selva en
Cajamarca, en el Norte del Perú), donde antes sólo
se realizaba obras urbanísticas, pero después el
gobierno municipal y varias ONG del lugar promovieron proyectos
para la transformación de los insumos y servicios locales,
así como también para mejorar el cultivo y la
comercialización del plátano, al punto que este
último ha comenzado a reemplazar a los insumos importados
(como la harina de trigo) en los comedores populares del gobierno
municipal, así como también han promocionado la
producción de café orgánico para la
exportación al mercado internacional.

Lineamiento 2. Articulación de planes,
proyectos y presupuestos rurales y urbanos

En el caso de Hualgayoc-Bambamarca y Cutervo (sierra
norte de Cajamarca), los criadores de ganado vacuno se han
asociado y ampliaron su visión de mercado, como
también generaron mayores ingresos para el campo. Existen
grupos de campesinos en Cutervo (Cajamarca) que, con el
mejoramiento de la tecnología de procesamiento de la
arracacha y el asocio entre los productores pasaron del mercado
local al regional con mayor capacidad de negociación y han
logrado incrementar sus utilidades del 13.6% al 66.6%.

Lineamiento 3. Conservación y mejora del
capital natural

Los campesinos de las comunidades del distrito de
Capachica y Anapia (Puno al Sur del Perú) se asociaron en
pequeñas empresas de turismo vivencial y mediante la
"venta del paisaje", promovidas por el gobierno municipal y otras
instituciones como el CIED, logrando un espacio propio en el
mercado regional, nacional e internacional.

Lineamiento 4. Importancia del desarrollo
agrícola y la concertación, la disminución
de las emigraciones y el incremento del empleo
rural

Los criadores de ganado vacuno, ovino y alpacas de los
distritos de Azángaro, Huancané, Ayaviri y Lampa
(Puno) se han organizado en cadenas productivas con la
promoción de los gobiernos locales y ONG del lugar, con lo
cual eliminaron determinados eslabones de la
comercialización y, por tanto, lograron incrementar sus
ingresos.

Actualmente, estas experiencias de desarrollo
económico local están sólidamente logradas
en municipalidades de las provincias de Chincheros y Andahuaylas
(Región Apurímac en el Sur del Perú), donde
se han se han creado oficinas especializadas como órganos
de línea denominadas Organizaciones Municipales para la
Producción Empresarial (OMPE). Creándose 33
asociaciones de pequeños productores, 12 cadenas
productivas y exportan sus productos principalmente al mercado
europeo y asiático. Estos procesos se vienen fortaleciendo
con la organización de las mancomunidades, que la Ley
Nº 29125 ampara y le da una serie de ventajas para la
aprobación de proyectos a nivel interdistrital o
interprovincial.

Los roles del
Estado en los cambios del capital social y el desarrollo
económico en comunidades tradicionales

En la década del 2000 uno de los instrumentos
principales que utilizó el Estado para articularse con las
OSC fue el programa FONCODES (en su tercera etapa).
Estableciéndose en este programa como eje central el
fomento del desarrollo productivo y el fortalecimiento de la
institucionalidad local. Antes se destinaba el 3% del presupuesto
a este tipo de proyectos de actividades productivas y el resto a
infraestructura mayormente en el sector rural; luego se
incrementó hasta el 23% para la producción (
Trivelli, Escobal y Revesz, 2009).

Paralelamente se implementaron los proyectos FIDA
(convenio del Estado con instituciones cooperantes
internacionales, que surgió el año 1991) para el
desarrollo rural en la sierra del Sur peruano. A diferencia de
Foncodes (en sus fases I y II), con estos proyecto del FIDA los
productores ejecutaban el gasto y controlaban el actuar de los
proyectos. Es decir, el Estado mediante estos proyectos y la
alianza con los municipios rurales propició la posibilidad
que las OSC mantengan su autonomía.

Por otro lado, a mediados de la década del 90 la
participación del Estado en el desarrollo rural y en la
dinámica de las OSC se dio mediante el impulso de la
promulgación del DL 77628, que creó el Fondo de
Compensación Municipal (Foncomun). Mediante ese fondo el
Estado logró una mayor distribución de sus
transferencias en distritos más pobres de las provincias
(Aráoz y Urrunaga 1996), con lo que también se
abrió mayores oportunidades para el desarrollo
económico de las comunidades campesinas. Recursos que han
ido aumentando en los últimos años.

En ese proceso el sector privado (en especial las
empresas mineras) ayudaron a fortalecer indirectamente la
presencia del Estado y los gobiernos locales en el medio rural
minero. Cambios en el medio rural que fueron favorecidos con la
creación de nuevos canon, sobre canon y regalías,
como efecto también del alza de los precios de los
minerales en el mercado mundial.

Partes: 1, 2

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