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La verdadera historia de Juan Pablo Duarte, del prof. José Joaquín Pérez Saviñón



    Resumen de la verdadera historia del
    General Juan Pablo Duarte y Díez, del Prof. José
    Joaquín Pérez Saviñón

    Instituto Duartiano, Museo Casa Duarte y
    Biblioteca

    Santo Domingo, República
    Dominicana

    2007

    Patriotismo: "Nunca me fue tan necesario como
    hoy el tener salud, corazón y juicio, hoy que hombres sin
    juicio y sin corazón, conspiran contra la salud de la
    Patria".

    Nacionalismo: "Nuestra Patria ha de ser libre
    e independiente de toda potencia extranjera o se hunde la
    isla".

    Unidad de las razas: "Los blancos, morenos,
    cobrizos, cruzados, marchando serenos, unidos y osados, la patria
    salvemos de viles tiranos,

    y al mundo mostremos que somos
    hermanos".

    Poder: "Todo poder dominicano está y
    deberá estar siempre, limitado por la ley y ésta
    por lajusticia, la cual consiste en dar a cada
    uno

    lo que en derecho le pertenezca".

    Juan Pablo Duarte

    Las Enseñanzas, Ideales y Ejemplos de JUAN
    PABLO DUARTE,
    hicieron posible la Independencia y
    creación de la República. También forjaron
    la conciencia nacional, de que podíamos ser completamente
    libres de toda dominación extranjera. El pueblo dominicano
    tuvo el suficiente valor para derrotar todas las invasiones de
    los países que ambicionaron todo o parte de nuestro
    territorio. Asimismo, Duarte predicó con su palabra y vida
    ejemplar para que fuéramos justos, honestos, laboriosos y
    unidos, para así poder lograr al fin, un país
    feliz, además de libre e independiente. El Instituto
    Duartiano labora para que sus enseñanzas les lleguen a
    todos los dominicanos. Él lo sacrificó todo por
    nuestra causa. Justo es que le recordemos, con veneración,
    como el Padre de la Patria.

    PROF. JOSÉ JOAQUÍN PÉREZ
    SAVIÑÓN

    Presidente del Instituto Duartiano

    Monografias.com

    Juan Pablo Duarte

    Fundador de la República
    Dominicana

    (Obra artística al óleo del
    pintor Abelardo Rodríguez Urdaneta, 1892)

    Resumen de la Verdadera Historia del
    General Juan Pablo Duarte y Díez

    El Instituto Duartiano tiene el agradable y honroso
    deber de llevar el resumen de la "Verdadera Historia de Juan
    Pablo Duarte", a todo el pueblo dominicano, en la
    República y en las filiales del exterior, y donde quiera
    que haya una apreciable emigración de nuestros
    conciudadanos. Decimos la "verdadera historia" porque hay algunos
    autores que, con la mejor buena voluntad, se empeñan en
    presentarnos un Duarte santificado, angelical, muy difícil
    de alcanzar esta imagen, para nuestra juventud. Hay otros que en
    cambio, y con éstos si hay que tener mucho cuidado, tratan
    por todos los medios de apocar, de difamar en lo posible, a Juan
    Pablo Duarte, porque lo saben el mejor representante del pueblo
    dominicano, llegando al colmo de mostrarlo como una persona
    apocada, vacilante, enfermiza, débil, etc. ¡Nada
    más falso! Pués ése, no es el joven Duarte
    de la Independencia, líder de nuestras
    juventudes.

    Ese jovencito que a los dieciséis años, en
    el bergantín que lo llevaba a Europa vía los
    Estados Unidos de América, responde las ofensas del
    Capitán del barco diciéndole: "YO SOY DOMINICANO",
    y que baja a su camarote y se promete a sí mismo, que no
    descansará hasta darle a nuestro pueblo el orgullo de ser
    una república libre y soberana.

    El fue la idea y la acción: Nace Juan
    Pablo Duarte y Díez el 26 de enero de 1813 en la casa
    ocupada hoy, por el Instituto Duartiano; situada en el Barrio de
    Santa Bárbara, en la actual calle Isabel La
    Católica No. 308, en Santo Domingo. Hijo de Juan
    José Duarte, ciudadano español, y Manuela
    Díez Jiménez, nativa de El Seybo.

    Es bautizado en la Iglesia Parroquial de Santa
    Bárbara, y desde pequeño se distingue por su
    afán de aprender; según nos relata su hermana Rosa,
    se aprendió el catecismo desde muy corta edad y que
    tenía una clara inteligencia.

    Recibió clases del profesor Manuel Aybar y de
    otros maestros de la época, pero pronto se dieron cuenta
    sus padres de que no había para él ninguna
    posibilidad de un aprendizaje adecuado, ya que la ciudad
    carecía de facilidades para estudios profundos. Recordemos
    que la Universidad estaba cerrada por los invasores ocupantes, y
    no había colegios de categoría.

    Por tanto, su padre resuelve aprovechar el viaje a
    Europa de un amigo de la familia, comerciante y vecino, Don Pablo
    Pujols para enviar a Juan Pablo bajo su cuidado a España,
    donde sí podía adquirir cultura y educación
    convenientes. Es por eso que salen para Europa en junio de 1829 y
    llegan al Puerto de Providence (Rhode Island) en Estados Unidos,
    el 2 de julio en el bergantín George Washington. Al llegar
    a Estados Unidos empieza a captar aires de progreso y de derechos
    del ser humano. Cruza el Atlántico y llega a Inglaterra y
    a Francia donde todavía se mantenían vigentes y se
    apreciaban las luchas y sueños de libertad, igualdad y
    fraternidad. Viaja a España y ahí es, donde narra
    con sus propias palabras, después que regresa a su ciudad
    natal, que recibe el mensaje que más le
    impresionó.

    En este regreso de Europa lo recibe la juventud, en el
    desembarcadero del río Ozama. Todos van alegres hasta la
    sala de su casa, donde empiezan los inquietos interrogatorios de
    los jóvenes de entonces. ¿Qué fue lo que
    más te impresionó de tu viaje Juan Pablo? Y la
    respuesta es rápida y cortante: "los fueros y libertades
    de Cataluña, los cuales algún día
    daré a mi país". Esa promesa que se había
    hecho en el camarote del barco, estaba vigente, e iba a estarlo
    durante toda su vida. Se había comprometido con su Patria,
    y ya todos sus grandes esfuerzos serían canalizados en esa
    misma dirección. Después ayuda durante un tiempo, a
    su amigo José María Serra escribiendo pasquines
    contra la dominación haitiana, le pide a su padre que le
    ceda una habitación en el almacén ferretero que
    éste tenía en Las Atarazanas y, allí
    comienza ese maestro de pueblos a enseñarle a todos sus
    compañeros: matemáticas, geografía, idiomas,
    historia, etc., tratando de mejorar ese nivel cultural tan
    apagado que había en la juventud, y de elevar su
    autoestima, pero, más que nada, insuflarles sus ideales de
    Patria Libre, contagiándoles con su entusiasmo, y
    graduándoles poco a poco, de futuros próceres de la
    Patria.

    Allí también les enseñaba esgrima
    debajo de un árbol, disciplina muy importante porque, a
    más de entretenido y entusiasta deporte, era un arma de
    guerra de las más útiles de la época.
    Recordemos que no existían las armas automáticas y
    las demás eran lentas y defectuosas, de ahí la
    importancia de la espada, el sable y el machete. La esgrima era
    obligatoria en el Ejército.

    Con el paso del tiempo se da cuenta de que era necesario
    algo más que la prédica o la concientización
    de persona a persona y, entonces, viene su idea cumbre: la
    Fundación de la Sociedad La Trinitaria.

    Un verdadero ejército secreto que se
    extendió por todo el país, galvanizando en la
    conciencia nacional de que éramos una nacionalidad, y que
    por tanto teníamos derecho a ser una nación libre e
    independiente de toda dominación extranjera.

    El 16 de julio de 1838 aprovechando que salía la
    procesión de la Virgen del Carmen de la Iglesia del mismo
    nombre, entre los cohetes, el repicar de las campanas y el
    bullicio de la multitud, se reunió Juan Pablo con ocho
    jóvenes más, que lógicamente pasaron
    desapercibidos por los haitianos, en la casa de doña
    Josefa Pérez de la Paz madre de Juan Isidro Pérez,
    uno de sus más leales amigos, y allí, Juan Pablo
    Duarte les explicó la finalidad de ese encuentro: les
    leyó el Juramento Trinitario mediante el que todos se
    comprometían con su persona, vida y bienes, habidos y por
    haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano, y
    a la creación de una república libre, soberana e
    independiente
    de toda dominación extranjera que se
    denominaría República Dominicana, la cual
    tendría su pabellón en cuartos encarnados y azules
    atravesados por una cruz blanca y que, mientras tanto, los
    trinitarios serían reconocidos con las palabras
    sacramentales de: Dios Patria y Libertad. Les explicó los
    riesgos que iban a correr y que, si alguno no estaba de acuerdo,
    ese era el momento de retirarse del compromiso. Todos aceptaron.
    Para mayor solemnidad signaron con su sangre, una cruz, en cada
    uno de los pliegos criptográficos que Duarte les
    suministró.

    No hay dudas de que lo aprendido por él en la
    masonería influyó mucho en la perfección de
    esta organización que se extendió por todo el
    país, sin la menor sospecha de los haitianos.
    También el romanticismo heroico de la época, que el
    Patricio llevaba albergada en su alma. Como se puede ver, seis
    años antes de que Sánchez enhestara con manos
    trémulas por la emoción, la Bandera Nacional en la
    Puerta del Conde, proclamando la Independencia, ya Duarte en el
    Juramento Trinitario nos había dicho cómo se iba a
    llamar esa republica, cómo iba a ser nuestra bandera, y
    cuál sería el lema de la nación: "Dios,
    Patria y Libertad," que también, después
    formaría parte de nuestro escudo. ¡Que hombre tan
    dotado, que planificaba con emotividad y eficiencia! Pero Duarte
    se dió cuenta que también era necesario llegar a la
    sociedad mediante obras de teatro, e implementó la
    Sociedad Dramática, para proyectar, según el
    libreto, mensajes de libertad y de patriotismo, en las piezas
    escogidas por él, y que eran recibidas con el
    beneplácito del público. Todavía hay
    más, también organiza la Sociedad
    Filantrópica, y en veladas y en reuniones con amigos y
    amigas, donde él, Sánchez y varios amigos
    más tocaban guitarra, flauta, y declamaban bellas
    poesías, aprovechaba para crear conciencia patria, aparte
    de recaudar fondos, para los viajes al interior del país y
    los gastos del proyecto de la República.

    Debemos decir que desde 1834 ingresó en la
    Guardia Nacional Haitiana como cabo furiel y cuando algunos
    amigos le reprocharon ésto, les convencía de que
    tenían que hacer lo mismo, porque sabía que,
    lamentablemente, iban a tener que pelear y por tanto
    tenían que aprender el arte militar, siendo ése el
    único sitio donde podían hacerlo. Hicieron carrera
    en los cuarteles y en la milicia del invasor. Pero tenemos que
    considerar al Duarte político. No político como
    estamos acostumbrados a ver algunas personas corruptas, hacer
    fortunas a costa del erario público, sino en la más
    sana acepción de la palabra. Duarte se dió cuenta
    de que el pueblo haitiano estaba inconforme con el tirano Boyer y
    que se preparaba un movimiento revolucionario llamado de La
    Reforma; entendió que era la mejor coyuntura que
    podía presentársele por lo que deciden unirse a
    esos revolucionarios para derribar los cimientos del gobierno
    haitiano, no sólo debilitando así al invasor sino
    ganándose incluso, su confianza. Duarte envía a
    Ravelo a los Cayos, Haití, para hacer contacto con ese
    movimiento, y al no conseguir éste su objetivo, le
    encomienda la misión a su brazo derecho, Ramón
    Mella, y ese sí, hombre hábil y dinámico,
    consigue hacer contacto con ellos planificando las acciones a
    desarrollar, Duarte espera el triunfo de los reformadores, y
    después de la caída de Boyer en Haití, se
    dirige a tomar el palacio de Gobierno sito frente a la plaza de
    armas, comandando haitianos y dominicanos, siendo ya
    capitán de la Guardia Nacional. Son tiroteados, hay
    muertos y heridos, y Duarte tiene que refugiarse en casa de un
    tío, pero como ya hemos dicho, nunca se da por vencido,
    hay constancia en su labor, saltó la muralla que rodeaba
    la ciudad y se dirigió a San Cristóbal, donde
    convence al coronel Roca y también al comandante haitiano
    para que movilizaran las tropas y vinieran junto con él y,
    todos juntos, ocupar el gobierno de la ciudad. Ya en el poder,
    las nuevas autoridades haitianas ven a Duarte como un aliado. Lo
    nombran como parte del gobierno de Santo Domingo. Logra
    convencerlos de que como él es agrimensor y tiene que
    viajar al interior, puede ayudar a formar las juntas populares en
    los diferentes pueblos. Es lo que Duarte esperaba, la oportunidad
    de concienciar a los dominicanos, también en los pueblos.
    Resulta que, en las votaciones libres celebradas posteriormente
    en todo el país, de las cuales tenemos un ejemplo en
    nuestro archivo de documentos del Instituto Duartiano: la
    realizada en Bayaguana. En todos los pueblos los dominicanos
    fueron electos mayoritariamente sobre los
    haitianos.

    Desde luego, los haitianos pese a que desconocen el
    ejército secreto de La Trinitaria, se dan cuenta entonces
    que este Duarte está realizando una labor en contra de
    ellos, promoviendo la Independencia Dominicana.Por todo esto, el
    general Charles Herard Aimeé entra por el noroeste con un
    fuerte ejército, deteniendo a todo aquel que se sospeche
    duartista, y en el Cibao, hace preso a Mella y pone precio a la
    cabeza de Juan Pablo, ofreciendo el rango de coronel a
    quién le de muerte o capture. Juan Pablo tiene que
    esconderse y todos los vecinos se disputan el honor de arriesgar
    su vida para protegerle. Pero al fin y al cabo, cede ante los
    ruegos de su padre y comprende que su vida es preciosa para la
    causa, burla la persecución haitiana y sale en una yola
    hasta un bergantín que le esperaba para llevarle a
    Venezuela. Mientras tanto, Sánchez está enfermo, y
    sus familiares para protegerle de la persecución haitiana
    hacen creer su muerte, y fingen su entierro.

    Los haitianos, con Duarte fuera, con Sánchez en
    la estricta clandestinidad ("muerto"), y Mella prisionero, se
    tranquilizan y, con el tiempo, regresan los regimientos 31 y 32
    integrados en su mayoría por dominicanos, (que
    habían sido trasladados a Haití por
    precaución), los devuelven a Santo Domingo, creyendo que
    el peligro ha pasado. Duarte no está presente, pero la
    semilla, el germen de Patria Libre ya ha sido sembrada en el alma
    de los dominicanos y éste, es un terreno fértil
    donde ha germinado con fuerza. Estando Duarte en Venezuela recibe
    una carta de Francisco Sánchez, donde le informa del
    estado en que están los trabajos de la revolución
    libertadora, y le explica la necesidad de conseguir armas y
    municiones para la lucha que se avecina. El Padre de la Patria le
    responde entonces con la llamada "Carta del
    sacrificio
    ", donde le pide a sus familiares que vendan
    su casa natal para poder conseguir la libertad dominicana. El
    párrafo principal de esta misiva memorable dice
    así: "El único medio que encuentro para
    reunirme con Uds. es independizar la Patria; para conseguirlo se
    necesitan recursos, recursos supremos, y cuyos recursos son, que
    Uds. de mancomún conmigo y nuestro hermano Vicente
    ofrendemos en aras de la Patria lo que a costa del amor y trabajo
    de nuestro padre hemos heredado. Independizada la Patria puedo
    hacerme cargo del almacén, y más, heredero del
    ilimitado crédito de nuestro padre, y de sus conocimientos
    en el ramo de marina, nuestros negocios mejorarán y no
    tendremos por qué arrepentirnos de habernos mostrado
    dignos hijos de la Patria
    ". Con e1 liderato de
    Sánchez y con las diligencias de Mella para integrar a la
    causa a los conservadores, que es la clase pudiente de la patria,
    y resulta necesario porque los jóvenes revolucionarios no
    tenían toda la fuerza imprescindible para dar ese paso
    gigantesco que era la alborada de la libertad. Se elabora el
    Manifiesto del 16 de Enero, mediante el cual se declaran
    los derechos del pueblo dominicano a ser libre e independiente y
    se programa para la fecha del 27 de febrero, dar el golpe
    decisivo, tras una reunión en la Puerta de la
    Misericordia. Cuando algunos vacilan, porque no están
    presentes todos los compromisarios, o porque los riesgos son
    grandes y quieren aplazar el acto para otra fecha, Mella, con el
    carácter valiente e impulsivo de siempre, exclama: "es
    ahora"
    y con el disparo de su trabuco, les compromete a
    todos. Ya no hay salida ni retroceso posible, van a la Puerta del
    Conde, donde el Capitán Martínez Girón
    entrega la fortificación. La jovencita Concepción
    Bona entrega a Francisco Sánchez el lienzo tricolor, y con
    la alborada que entonó Florentino Sordo con su trompeta,
    hizo flotar por primera vez nuestra bandera en los aires
    nacionales, diciendo al mundo que había nacido la Patria
    que soñó Juan Pablo Duarte y que ya es una
    realidad, la Independencia. Se forma una Junta Provisional
    Gubernativa la cual, dentro de sus primeras decisiones ordena
    buscar a Juan Pablo a Curazao, para lo que se comisiona al
    Comandante Juan Alejandro Acosta al mando de la Goleta Leonor.
    Parte el día 2 de marzo y regresa el 14 del mismo mes,
    después de ondear por primera vez nuestra bandera en las
    aguas del Caribe. El día 15 se produce el desembarco del
    preclaro fundador de nuestra nacionalidad, al arribar al Puerto
    de Santo Domingo y al cruzar la Puerta de San Diego, fue recibido
    por todo el pueblo, y el primer Arzobispo dominicano
    Monseñor Tomás de Portes e Infante, le
    saludó con las palabras "Salve, Padre de la
    Patria
    ". Ese es el momento más glorioso en la vida de
    Duarte. Va a su hogar a abrazar a su madre y sus hermanas,
    recordando al padre fallecido en su ausencia. Se entera de todas
    las medidas que se han tomado: que ya, alrededor de 600 hombres
    del Este al mando de Pedro Santana, se han trasladado a Azua para
    enfrentar la invasión haitiana, siendo reforzado este
    improvisado ejército por los antiguos regimientos 31 y 32,
    y fuerzas de San Cristóbal, Baní, Azua y todo el
    sur. Va a la Junta Central Gubernativa donde ofrece su espada y
    se pone humildemente a las órdenes del gobierno, el cual
    le nombra vocal de la Junta. Después del triunfo
    dominicano en la Batalla de Azua el 19 de marzo, la retirada de
    Santana a Sabana Buey, provoca inquietud en el gobierno y
    envían a Duarte al mando de una división del
    ejército, como Comandante Adjunto de las Fuerzas
    Dominicanas. Son inútiles los esfuerzos de Duarte por
    tomar la ofensiva y convencer a Santana de la
    desmoralización del ejército haitiano y la
    conveniencia de perseguirle y derrotarle. Pero Santana
    sigue opinando que hay que esperar. Mientras tanto, Santana sigue
    en sus esfuerzos por conseguir apoyo francés, y a Duarte
    se le ordena regresar a Santo Domingo, lo que obedece para evitar
    enfrentamientos y quebrar la necesaria unidad del bisoño
    Ejército Nacional. Cuando regresa, entrega ochocientos
    veintisiete pesos que le sobraron de Mil que le habían
    entregado para el mantenimiento de los soldados, y da cuenta de
    los gastos, con pesos y centavos, de la suma de ciento setenta y
    tres que gastó. Es la famosa rendición de cuentas
    de un hombre que todo lo ha sacrificado ya por la Patria. Ejemplo
    de honestidad para todos los tiempos y para todos nuestros
    gobernantes. El 26 de mayo en una reunión que se celebra
    en la Junta Central Gubernativa, Bobadilla y los afrancesados, ya
    sin ningún pudor, hablan claramente de anexar de por vida
    la península de Samaná a Francia, a cambio de la
    protección permanente de esa nación. Nuevamente,
    Duarte da muestras y ejemplo de su honestidad y patriotismo y con
    vigor incidenta la reunión y evita la venta de la Patria.
    Como los anexionistas continúan con su poca fe en los
    destinos nacionales, y con sus manejos turbios para conseguir el
    protectorado extranjero, Duarte se reúne con
    Sánchez, Mella y José J. Puello, quien era el Jefe
    de la guarnición de la ciudad, y ejecuta una acción
    patriótica el 9 de junio, derrocando a Bobadilla y los
    demás funcionarios de la Junta que eran anexionistas. Se
    crea una nueva Junta presidida por Sánchez, la que acuerda
    depurar el ejército de los elementos que estaban en
    connivencia con el Cónsul Francés, y llevar
    prisión a los traidores a la patria, pero de éstos
    se salvan algunos al refugiarse en el consulado galo,
    escondiéndose los otros. Algunos historiadores creen que
    ésta es la época en que elaboró un
    magnífico proyecto de Constitución Dominicana, que,
    se expone, de su puño y letra en el Instituto
    Duartiano.

    La nueva Junta presidida por Francisco del Rosario
    Sánchez envía a Juan Pablo Duarte al Cibao para
    crear la necesaria unidad entre todas las fuerzas del
    ejército del norte. Es recibido en triunfo en La Vega y en
    Santiago, y Mella, impulsivo como siempre, le proclama presidente
    de la República, cosa que todo el pueblo de allí
    respalda, pero Duarte se muestra reservado, por muchas razones.
    Al enterarse Santana de que la nueva Junta Central Gubernativa
    quiere depurar al ejército bajo su mando, se niega y
    regresa a Santo Domingo, donde el Jefe de la Plaza: el General
    Puello, presionado por el Cónsul Francés no le hace
    frente, y Santana con su ejército da un golpe de Estado y
    ordena apresar a Duarte, Mella y todos los que en realidad fueron
    verdaderos patriotas. Duarte se deja apresar en Puerto Plata,
    sacrificándose una vez más, para evitar una guerra
    civil. Es traído a Santo Domingo desde donde es expulsado
    del país, junto a los demás creadores de la Patria,
    como si fueran traidores. Ese es el duro precio que tiene que
    pagar Juan Pablo por ver, convertido en realidad, su sueño
    de darnos una patria libre, aunque estuviera mal gobernada. A
    partir de entonces la República rechaza todas las
    invasiones haitianas durante doce largos años en cuatro
    grandes campañas, demostrando que Duarte no era un iluso
    al tener fe en el dominicano. Que tenía razón
    cuando creía que nuestro criollo era capaz de las
    más grandes hazañas, tal como había hecho al
    pelear contra la invasión inglesa de Penn y Venable; al
    derrotar a las tropas francesas en la Batalla de la Limonade o
    Sabana Real, y también al héroe de Francia, General
    Ferrand, en la Batalla de Palo Hincado, con ejércitos de
    campesinos, como improvisados soldados, con el machete de
    labranza, recortado y con lanzas, a ejércitos aguerridos,
    bien equipados, disciplinados y con generales experimentados. En
    el 1863 se entera Duarte en su retiro de Venezuela, que por fin,
    los impenitentes vende patria han anexado a España la
    nación, y que el lienzo tricolor plasmado en el Juramento
    Trinitario fué sustituido por Pedro Santana, por la
    bandera española. Pero, la semilla que nuestro patricio
    sembró, germinó por todo el territorio nacional
    motivado por el Grito de Capotillo. Además, el pueblo ha
    implementado una guerra de guerrillas con instrucciones precisas
    del General Ramón Mella. Entonces, Duarte para contribuir
    con el esfuerzo bélico patriótico que se realiza en
    el lar nativo, vende una pequeña casa en Caracas y con
    dichos fondos, arma una expedición para desembarcar por
    Montecristi, y venir a dar su vida por la mancillada
    República que él ideó. Se pone a las
    órdenes, como un soldado más, del gobierno de la
    "República en armas". Tiene un encuentro con su viejo
    hermano de ideales, el general Mella, quien es Vicepresidente del
    Gobierno Revolucionario, y que está muy enfermo, casi
    moribundo, teniendo ocasión de abrazarle, de compartir con
    él sus aspiraciones y reafirmar la vieja amistad que los
    une. Pero ya no es el mismo Duarte, ya no es el líder de
    aquellos jóvenes; ahora es un hombre envejecido y enfermo.
    Además, muchos de estos nuevos dirigentes, ni siquiera le
    conocen. El gobierno en armas le pide que sea su representante
    ante los países de Sudamérica, para conseguir ayuda
    a la causa de la Restauración de la
    Independencia.

    Duarte en principio se niega, pero luego viendo que
    puede ser manzana de discordia, se sacrifica, una vez más,
    y parte para Venezuela, a tratar de nuevo de conseguir ayuda para
    la causa dominicana. Juan Pablo Duarte y Díez, fallece en
    Caracas el 15 de julio de 1876, a causa de tuberculosis pulmonar,
    recordando, como siempre, su hermoso, romántico y
    extraordinario sueño de una Patria libre, justa y feliz.
    ¿Tuvo Duarte con sus ideas, en realidad, razón?
    ¿Tuvo éxito en el gran ideal de su vida?

    Sí, porque tenemos una República libre que
    él creó, y de no haber sido por él,
    hubiéramos compartido la misma desastrosa suerte de lo que
    es, penosamente, Haití hoy en día, porque si ellos
    no han podido valerse por ellos mismos, mucho menos se
    habrían ocupado de nosotros. Había que crear la
    Patria Dominicana porque éramos, y somos, de distinta
    nacionalidad, y con territorio, constitución, idioma,
    religión, tradiciones, costumbres e idiosincrasia,
    diferentes. Con economía e historia también
    diferentes, y por lo tanto, tenemos derecho a tener una Patria
    libre e independiente.

    ¿Tenía razón al tener fe en el
    dominicano? También los hechos demuestran que Duarte
    tenía razón, nuestro criollo ha vencido ingleses,
    franceses, haitianos, 30 mil soldados españoles en la
    guerra restauradora y en Santo Domingo, en el 1965, peleó
    con la nación más poderosa de la historia, y el
    criollo dominicano, todavía tiene su bandera y aún
    tiene Patria. El pueblo que más ha luchado por su
    libertad, en América; es, sin duda, el dominicano. A quien
    Duarte siempre creyó capaz de crear y mantener su Patria
    Libre.¿Y qué es la Patria de que tanto hablamos?
    Pues la Patria somos todos, la Patria es usted, su familia, sus
    antepasados, sus hijos, sus instituciones, esas preciosas
    montañas de República Dominicana, las playas
    más lindas del mundo, nuestros hermosos valles, nuestra
    religión, nuestros deportes, nuestro ambiente, nuestros
    sueños, todo lo que tenemos y queremos, eso es la
    Patria
    . Por todo eso, ahora podemos trabajar en paz, unidos,
    para mejorar los esfuerzos de tanta gente que se ha sacrificado
    en el pasado, y superarnos y buscar soluciones para mejorar
    nuestras condiciones de vida, pero siempre con fe en lo nuestro,
    siempre con fe en el dominicano, para algún día
    tener la Patria justa y feliz, además de libre, que
    soñó, para ti, Juan Pablo Duarte.

    Romance: Era la noche sombría, de
    silencio y de calma; era una noche de oprobio para la gente de
    Ozama. Noche de mengua y quebranto para la Patria adorada. El
    recordarla tan sólo el corazón apesara. Ocho los
    míseros eran que mano aviesa lanzaba, en pos de sus
    compañeros hacia la extranjera playa. Ellos que al nombre
    de Dios, Patria y Libertad se alzaran; ellos que al pueblo le
    dieron la Independencia anhelada. Lanzados fueron del suelo por
    cuya dicha lucharan; proscritos, sí, por traidores los que
    de lealtad sobraban. Se les miró descender a la ribera
    callada, se les oyó despedirse, y de su voz apagada yo
    recogí los acentos que por el aire vagaban.
    Juan
    Pablo Duarte

    Prof. José Joaquín Pérez
    Saviñón (
    Presidente del Instituto Duartiano):
    Invitamos a todas las instituciones civiles y militares, y a todo
    el pueblo dominicano, a visitar La Casa Duarte, su Museo y la
    Biblioteca "Dr. Enrique Patín Veloz", y a hacer suyos los
    ideales del Fundador de la República y Padre de la Patria,
    así como a su divulgación, porque su vida y
    acciones son ejemplos, para todas las épocas.Si seguimos
    sus enseñanzas tendremos un país mejor, más
    unido, más honesto, más laborioso, más
    justo, y por lo tanto, más feliz. Tal como lo
    soñó él y por el cual lo sacrificó
    todo. "Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para
    nuestros hijos y para nosotros mismos.Trabajemos, trabajemos sin
    descansar, no hay que perder la fe en Dios, en la Justicia de
    nuestra causa y en nuestros propios brazos".

    INSTITUTO DUARTIANO – Casa Duarte, Museo y
    Biblioteca

    Isabel La Católica 308, Santo Domingo,
    República Dominicana

    Tels.: (809) 687-1436 ( (809) 687-1475, (809) 687-5288 (
    Fax. (809) 689-0326

    Web: www.institutoduartiano.org.do

    Email: institutoduartiano@gmail.com

    Título: Resumen de la Verdadera Historia del
    General Juan Pablo Duarte y Díez

     

     

    Autor:

     

    Enviado por:

    Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
    S.

    "A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD
    DE INFORMACION"®

    Monografias.com

    Santiago de los Caballeros,

    República Dominicana,

    2015.

    "DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR
    SIEMPRE"®

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