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El aporte social de los emprendedores: una mirada histórica desde una perspectiva liberal (página 2)




Enviado por Eugenia Sol



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La difusión de la moneda dio origen a la aparición de unos artesanos que se podrían definir como el antecedente directo de los banqueros, el aumento de la actividad comercial trajo aparejada un incremento en la cantidad de monedas utilizadas en el intercambio. Por este motivo se hacía prácticamente imposible para los mercaderes llegar a conocer el valor y la equivalencia entre los cientos de monedas de distinto origen que circulaban en ese momento. Para subsanar esta dificultad aparecen personas que se especializan en determinar el origen, composición, peso y cotización de las distintas monedas. Según Jack Weatherford[21]"el término moderno "banco" proviene de la forma en que estos tempranos comerciantes de dinero realizaban sus negocios; significaba "mesa" o "banco", el soporte que literalmente conformaba la base de sus operaciones en las ferias [o en los burgos]. Del italiano, los términos bank, banco y banque se difundieron rápidamente a otras lenguas europeas y después a todo el mundo".

Los primeros en destacarse en esta actividad fueron los Templarios, una orden religiosa que se convirtió en el principal agente financiero en la época de las cruzadas. De todos modos, aunque eran los agentes financieros más importantes de su época, no habían adoptado el significado moderno del término banquero, ya que los mismos tenían muchas restricciones religiosas al momento de operar. Fue recién con la llegada de las familias italianas del norte que se desarrolla el concepto moderno de banquero. Estos clanes de las ciudades-estado de Pisa, Florencia, Venecia, Verona y Génova comienzan a ofrecer sus servicios bancarios en forma independiente de la Iglesia y del Estado. Esta independencia le da mucha más libertad para operar con todo el mundo, aún con los infieles (término con el que se designaba a los mercaderes musulmanes). La prohibición cristiana de la usura quedó totalmente superada para estos nuevos agentes financieros. Al poco tiempo de iniciadas sus operaciones, estos banqueros se especializaron en una actividad mucho más lucrativa: el crédito.

Si bien el crédito existió desde siempre, la importancia que tienen los banqueros, es que lo hacen accesible para una mayor cantidad de personas. Esto favorece notablemente el desarrollo de la economía de la época. El medio que se utilizó para expandir el crédito fue la letra de cambio. Aunque "los italianos no inventaron la letra de cambio, le dieron un uso nuevo y más rentable". Cuando un mercader necesitaba dinero acudía a un banquero. Éste, "le daba dinero al contado, en florines de Florencia o ducados de Venecia, y ambas partes firmaban una letra de cambio en virtud de la cual el mercader se comprometía a pagar una suma levemente superior de dinero en otra moneda, en la próxima feria de Lyon o Champagne. El mercader no debía acudir personalmente a la feria para saldar la letra. Ambas partes sabían que, si el mercader no se presentaba en la feria, la oficina de Florencia cobraría el monto adeudado".

Pero la letra de cambio aportó otra ventaja muy importante para la actividad comercial: eliminó la necesidad de transportar grandes cantidades de monedas y la dificultad que representaba negociar con las mismas en operaciones que implicaban grandes montos. Gracias a esto se disminuye notablemente el riesgo y se agiliza el comercio. Weatherford señala que: "El nuevo dinero bancario italiano impulsó el comercio al permitirle circular mucho más rápidamente. En 1338, un embarque de monedas requería de tres semanas para abrirse paso desde Ruán, en el norte de Francia, hasta Aviñón, en el sur, una distancia de tan sólo 640 kilómetros, y el embarque corría el riesgo de extraviarse, ser atacado por bandidos o esquilmado por la propia cuadrilla contratada para transportarlo. En contraposición a ello, una letra de cambio podía despacharse en apenas ocho días y, en caso de que la robaran, el ladrón no podía cobrarla. En otras palabras, las letras se desplazaban más rápidamente y protegían a cualquiera que estuviese implicado en la transacción. Pese al costo extra de entre un 8 y un 12%, una letra era de todos modos más barata que lo que salía contratar una escolta armada para el embarque de oro y la plata en monedas o lingotes. Las letras de cambio contribuyeron a liberar el dinero de sus limitaciones espaciales".[22] Estas letras con el correr del tiempo se convertirían en lo que conocemos como papel moneda.

"Bajo el nuevo sistema, una bolsa de cien florines que en otra época habría permanecido ociosa durante años en la caja fuerte de un noble ahora podía ser depositada para su salvaguarda en un banco italiano con acceso a varias filiales en todo el continente. El banco prestaba ese dinero y hacía circular la letra de cambio como dinero"[23] De este modo se activa aún más la economía. Este nuevo dinero bancario hizo posible que muchos artesanos y mercaderes que no contaban con ahorros suficientes pudieran emprender nuevas actividades en escala mayor y más lucrativa.

Entre los banqueros más conocidos están las familias italianas como los Peruzzi, los Bardi y los Acciaiuoli de Florencia, quienes tenían parientes operando desde Chipre hasta Inglaterra. Pero son sin dudas los Médicci los que más se destacaron. La familia de origen florentino, comienza su actividad bancaria con Giovanni (1360-1429) y lo sucedieron sus dos hijos conocidos como Cosme el Viejo y Lorenzo el Viejo. Fue la familia más poderosa de Florencia y una de las más poderosas de Europa en su época, ya que eran los que financiaban a las nacientes monarquías europeas. Sus hijos ocuparon cargos de cardenales y papas, así como sus hijas se casaron con nobles, llegando a ser reinas y madres de reyes. Bajo la conducción de Cosme, los Médici se convirtieron en la empresa privada más importante de la época. Además de su casa central en Florencia, tenían sucursales en Ancona, Amberes, Aviñón, Basilea, Boloña, Brujas, Ginebra, Londres, Lübeck, Lyon, Milán, Nápoles, Pisa, Roma y Venecia. Quizás una diferencia saliente de esta familia de mercaderes y banqueros con respecto a las otras es que utilizaron su riqueza para adquirir poder a través de alianzas políticas y títulos nobiliarios.

Todos estos cambios económicos no sólo beneficiaron a los mercaderes, banqueros y productores, sino que también favorecieron el desarrollo de otras sectores de la sociedad. Gracias a la adopción de nuevos elementos y la modernización de otros, la sociedad en su conjunto pudo disponer de herramientas que permitieron un mayor crecimiento. Entre estos podemos destacar a: los contratos y las sociedades comerciales, los seguros, el sistema de partida doble, el desarrollo de sistemas de información, la adopción de los números arábigos, la difusión de la educación, la adopción del reloj comunal, y las ya mencionadas letra de cambio y el crédito. La adopción de los mismos modificó trascendentalmente la forma de relacionarse entre los individuos. Muchos de estos cambios seguirán presentes con distinta intensidad y con algunas variantes hasta nuestros días.

La aparición de nuevas compañías comerciales se vio ampliamente favorecida por la adopción de los contratos de sociedades comerciales, estos permitieron unir los capitales de personas desconocidas, sin que ello implicara el riesgo de perder toda su fortuna. Anteriormente, y debido a la ausencia de este elemento jurídico, los negocios y las sociedades sólo se daban entre grupos familiares o personas que tenían un conocimiento mutuo muy profundo. La incorporación del contrato de sociedad comercial permitió ampliar mucho más la posibilidad de crear nuevas empresas. Estos contratos, además, posibilitaron separar el capital personal (familiar) del comercial. Anteriormente cuando una persona quebraba comercialmente tenía que responder con toda su fortuna personal, lo que hacía que muchos negocios riesgosos fueran rechazados ante tal posibilidad. Relacionado con el riesgo, se desarrollan en esta época las compañías de seguros, las cuales en un comienzo se especializan en los transportes de mercancías. Esta modalidad también contribuye notablemente a la expansión comercial de la que hablamos en páginas anteriores. [24]

Una de los sectores que más evolucionó junto al comercio fue el de la contabilidad. La adopción de los números arábigos y el sistema de partida doble, acompañaron e impulsaron este crecimiento. El desarrollo de nuevos sistemas de información y de registro fueron fundamentales para los mercaderes modernos. Las nuevas necesidades del comercio internacional demandaban una educación mercantil desconocida hasta ese momento. Por este motivo son los propios mercaderes, los que van a impulsar centros educativos en los que se hiciera hincapié en sus necesidades. Según Pirenne, "el desarrollo de instrumentos de crédito presuponía un conocimiento de lectura y escritura entre los mercaderes. La actividad comercial fue sin duda la razón por la cual se crearon las primeras escuelas para los hijos de la burguesía…, desde la segunda mitad el siglo XII las ciudades comienzan a abrir pequeñas escuelas, las cuales pueden ser consideradas como el punto de partida de la educación de la Edad Media"[25] La mayoría de los mercaderes que realizaran algún tipo de comercio internacional debían poseer un grado de instrucción más o menos avanzado. Esto se refleja, por ejemplo, en la necesidad de aprender idiomas.

Parece haber una íntima relación entre el desarrollo de la educación y la expansión del crédito, señala Pirenne. Los nuevos documentos comerciales requerían una capacidad de lectura y escritura mucho más evolucionada que la utilizada en años previos. Estas operaciones a crédito requerían el desarrollo de otro elemento fundamental: el cálculo matemático. Para Jack Weatherford, "el renacimiento no comenzó como un movimiento de las artes y las letras sino como un resurgimiento pragmático, y matemático, para ayudar a los banqueros y mercaderes a ejecutar las tareas cada vez más difíciles de convertir dinero de un tipo en otro, de calcular el interés y determinar las ganancias y las pérdidas"[26]

Dos nombres se destacan en esta área del conocimiento: Leonardo Fibonacci y Luca Pacioli. El primero más conocido como Leonardo Pisano, en honor a su ciudad natal Pisa, en 1202 publicó "Liber Abaci, texto mediante el cual introdujo en Europa lo que hoy denominamos números arábigos, aún cuando los árabes los habían tomado de la India. Este sistema simplificado ofrecía grandes ventajas sobre los complicados números romanos, que eran difíciles de sumar y restar y en la práctica incompatibles con la multiplicación y la división". Esta novedad "eliminó la necesidad del ábaco, pues ahora los mercaderes podían calcular cifras más fácilmente en su cabeza o en hojitas de papel"[27] El segundo de los mencionados, Luca Pacioli, en 1487 publicó Summa de aritmetica geometria proportioni et proportionalità, destinada a explicar las operaciones matemáticas y el sistema de doble entrada difundidos ampliamente en esa época. "Con un libro de esa índole, un tendero no requería de ninguna formación universitaria para llevar con éxito un negocio eficiente y rentable", según Weatherford.

Podríamos decir que estos mercaderes fueron los entrepreneurs de la Edad Media, ellos se atrevieron a desafiar la inercia de la idiosincrasia medieval. La idea de que la costumbre era la regla comenzó a ser cuestionada poco a poco gracias a su impulso. Los cambios y adelantos introducidos por estos burgueses, como se lo conocería posteriormente, despertaron la curiosidad de una sociedad que había permanecido en una estructura estática por siglos. Los cambios promovidos por estos hombres de negocios no sólo afectan positivamente sus arcas, sino que "sacarían del encierro" a Europa Occidental después de ocho siglos de estar a la defensiva. Su espíritu inquieto llevó a los mercaderes a volverse cada vez más curiosos y a poner en tela de juicio muchas ideas y teorías que no se cuestionaban hasta ese momento. Como consecuencia no deseada de sus acciones la población en su conjunto dispuso de mayores oportunidades. El contacto con mercados lejanos, gracias al florecimiento del comercio internacional, permitió la especialización del trabajo y un aumento en la productividad del mismo. Muchas de los elementos que son parte de la cultura occidental en el presente han sido adaptaciones de elementos que los mercaderes han tomado de otras culturas. Al estar en contacto con otras civilizaciones el beneficio fue notable para la sociedad en su conjunto. Esto se ve reflejado por ejemplo en los hábitos de alimentación y vestimenta, así cómo también, en nuevas técnicas de producción, comercialización y transporte. Todo esto fue liberando lentamente a los hombres de las ataduras que imponían sobre ellos la ignorancia y la propia naturaleza.

De todos modos, es importante tener presente que estos cambios son muy lentos y que no esto no implica que el hombre de los siglos quince y dieciséis gozaban de plena libertad como se entiende en el presente. La idea es resaltar que la apertura comercial y la aparición de ciertos elementos "modernos" como los previamente mencionados, fueron un factor fundamental para el progreso de la sociedad de aquellos tiempo. Los mercaderes, banqueros y burgueses lideraron esos cambios. Estos hombres de negocios en persecución de sus beneficios particulares y compitiendo entre ellos, lograron generar un clima para la llegada de nuevas ideas y nuevas tecnologías.

Paradójicamente, un tendero o mercader no hubiese encontrado estos conocimientos en la universidad, ya que las universidades de aquel entonces, el gobierno y la Iglesia rechazaban muchos de estos cambios, porque los mismos implicaban una pérdida de poder político, económico y espiritual sobre la sociedad. Fueron los primeros centros educativos burgueses los que adoptaron y desarrollaron una educación secularizada, que luego sería la base del conocimiento científico de los siglos XVII y XVIII. En este contexto, los árabes fueron uno de los pueblos que mayor cantidad de aportes realizó a la cultura de occidente, aunque por muchos años se los haya querido desprestigiar por considerárselos como infieles. En el ambiente académico-universitario, recién se comienza a prestar atención a todos estos avances a finales del siglo XVI.

Se puede afirmar que fue el rol civilizador del comercio el
que primero adoptó e impulsó todas estas modificaciones. El comercio
se desarrolló más y mejor en tiempos de paz y cooperación,
permitió un contacto más fluido de los pueblos, y, a su vez, incentivó
la educación para que esa comunicación fuera más eficiente
y productiva. El fin de lucro que se hace presente a fines de la Edad
Media es lo que impulsa a los mercaderes.

Si bien estos cambios tuvieron lugar en Europa Occidental, hubo ciertas regiones en las que esta clase de empresarios-innovadores tuvieron una mayor concentración según la época. No me voy a detener aquí a analizar cada una de ellas (por cuestión de tiempo y espacio) pero sí voy a mencionar brevemente el periplo de lo que se podría llamar el camino de la riqueza y la innovación. Es decir, cómo se fue desplazando el epicentro del mundo comercial y tecnológico desde el siglo catorce hasta el diecinueve. Comenzando por el Norte de Italia cuna de todos los cambios mencionados en la páginas anteriores, pasando luego a la costa del Mar Báltico y los Países Bajos, de allí pasa en el siglo dieciocho a Inglaterra con la revolución industrial, y finalmente, a Estados Unidos en el siglo diecinueve.

¿Por qué la importancia de cada uno de estos lugares en determinados momentos aumenta o disminuye a lo largo de los siglos? La respuesta ha esta pregunta ha sido motivo de numerosos trabajos (algunos de los cuales se mencionan en el apartado bibliográfico). De hecho, las diferencias pueden ser explicadas desde diversos factores como ser: la geografía, la política, la religión, la historia de cada nación, la economía, etc. Pero existen algunas circunstancias que son comunes a todos los casos mencionados en este artículo (que también aplican otros casos de sociedades en las cuales existen emprendedores que promueven el progreso social y económico) y que se relacionan directamente con la idea central del artículo.

Los emprendedores-innovadores son los agentes que promueven el progreso social y económico de los pueblos. Son ellos los que toman riesgos e invierten su capacidad, su tiempo y su capital en búsqueda de ganancias futuras que esperan recibir en recompensa del riesgo asumido. Estos emprendedores se manifiestan con mayor asiduidad en aquellas sociedades en las que predominan la libertad económica y política. Son las sociedades que ofrecen un marco institucional estable donde sus emprendimientos tienen mayores posibilidades de ser llevados a la práctica. Es decir, donde estas reglas de juego existen el emprendedor estará dispuesto a asumir el riesgo.

Si tomamos en cuenta el caso de los mercaderes y banqueros medievales, vemos que esto se cumple. En las ciudades-estado del Norte de Italia estas condiciones se dieron en mayor medida que en el resto de Europa y del mundo conocido en aquel momento[28]Por este motivo esa región se convirtió no sólo en el centro del comercio del mundo conocido en esa época, sino en la cuna del renacimiento. El Norte de Italia fue sinónimo de refinamiento intelectual, artístico, educativo y político. Como sucede en el presente, las ciudades o países donde encontramos un mayor refinamiento en todas las áreas relacionadas con el quehacer humano son aquellas en donde existe éxito económico de los empresarios emprendedores. Los países con mayor cantidad de empresas exitosas (éxito logrado en la competencia del mercado) son aquellos en los cuales sus ciudadanos gozan de una mayor calidad de vida (mejores servicios de salud, educación, alimentación, esparcimiento, vivienda, etc.). Sólo hay que echar una mirada en el mapa mundial y comprobar la afirmación.

Ahora bien, por qué se produce un desplazamiento de estos centros económicos de una región a otra. Muchas veces sucede que cuando se empieza a perder cierto grado de libertad, los empresarios comienzan a buscar la misma en otros lugares donde si la hay. Por ejemplo, muchas veces el gobierno de turno ve al emprendedor exitoso quiere echar mano de parte de su riqueza por vía de impuestos o en el caso de ciertos emprendedores e innovadores del Norte de Italia se empiezan a ver obstaculizados en sus experimentos y descubrimientos, ya que muchas de sus ideas estaban en contra de las creencias sostenidas oficialmente por la Iglesia. Es por esta razón que muchos de ellos emigran buscando más libertad hacia otras regiones que la ofrezcan. En consecuencia, aquellos países que restringen las libertades y violan los derechos de propiedad ven como empeora la calidad de vida de su población, mientras que aquellos que ofrecen mayores garantías se ven beneficiados con la llegada de capitales y emprendedores desde otras regiones. Esto es lo que explica el derrotero de el camino de la riqueza y la innovación.

Los caminos del emprendedor

Si bien estos cambios tuvieron lugar en Europa Occidental, hubo regiones en las que hubo una mayor concentración de esta clase de empresarios-innovadores. En este apartado haremos una breve referencia a lo que se podría llamar como "la ruta de la generación de riqueza e innovación". El objetivo es analizar cómo se fue desplazando el epicentro del mundo comercial y tecnológico desde el siglo XIV hasta el XIX. Comenzando por el Norte de Italia cuna de todos los cambios mencionados en la páginas anteriores, desplazándose luego a la costa del Mar Báltico y los Países Bajos. Desde allí se cruza el Canal de la Mancha para establecerse en Inglaterra en los siglos XVIII y XIX generando las dos revoluciones industriales.

¿A que se debió el desplazamiento geográfico y qué importancia tuvo cada uno de estos lugares en determinados momentos de la historia? Para contestar esta pregunta, se pueden tomar en cuenta diversos factores como ser: la geografía, la política, la religión, y la economía, entre otros. De todos modos, existen algunas circunstancias que son comunes a la mayoría de los casos que se mencionan en este trabajo. Hemos sostenido que los emprendedores-innovadores son los agentes que promueven el progreso económico de la sociedad en la que les toca desempeñar su rol, beneficiando de este modo a los habitantes de la misma. Los empresarios son los que toman riesgos e invierten su capital, su tiempo y sus conocimientos en la búsqueda de beneficios que esperan recibir en recompensa por el trabajo y el riesgo asumido.

Ahora bien, por qué aparecen estos agentes de progreso en unas
sociedades y no en otras. La respuesta hay que buscarla por el lado de las condiciones
necesarias que deben estar presentes para que los emprendedores puedan desarrollar
su actividad. Estas condiciones son la existencia de libertad política
y económica, junto a un marco institucional estable. Esto asegura al
emprendedor que existen reglas de juegos claras y conocidas de antemano, las
cuales no están sometidas al cambio discrecional de la autoridad de turno.
Cuando se dan estas condiciones existen más posibilidades de encontrar
emprendedores dispuestos a tomar riesgos para llevar a cabo sus iniciativas
comerciales.

¿Por qué se produce un desplazamiento de estos centros económicos de una región a otra? Muchas veces esto sucede cuando la sociedad en cuestión comienza a perder (o reglamentar) la libertad de la que gozaba, en ese caso los emprendedores comienzan a buscar otras regiones que les brinde más libertad. Por ejemplo, no han sido pocas las circunstancias en las que el gobernante de turno quiso apoderarse de la riqueza generada por el emprendedor exitoso por medio de la presión tributaria. Otro ejemplo, puede ser el de los emprendedores e innovadores del Norte de Italia que tuvieron que enfrentarse a la censura inquisitorial de la Iglesia por sus experimentos y descubrimientos. Es por esta razón que muchos emprendedores se desplazaron hacia el Norte de Europa donde pudieron gozar de un mayor grado de libertad, dando inicio al predominio económico de la región de los Países Bajos, al tiempo que el Norte de Italia veía cómo disminuía su influencia por esta pérdida de libertad y por el descubrimiento de las rutas de navegación del Atlántico lo que daría un cambio rotundo en el eje económico conocido hasta ese momento.

Como síntesis podríamos decir que aquellos países que restringen las libertades individuales y no respetan los derechos de propiedad provocan una caída en la calidad de vida de su población, mientras que por el contrario, aquellos que ofrecen mayores garantías se ven beneficiados con la llegada de capitales y emprendedores desde otras regiones, los cuales promoverán cambios positivos en las condiciones de vida de la gente. En última instancia, lo que explica la dirección que sigue "la ruta de la generación de riqueza e innovación" es el mayor o menor grado de libertad que se le ofrezca al emprendedor para la búsqueda de sus fines.[29]

Surgen grandes compañías mercantiles

Recién a partir del siglo XVII en países como Inglaterra y Holanda podemos apreciar los antecedentes de un comportamiento de tipo capitalista en empresas agrícolas. Esto se debió a que las mismas comenzaron a producir bienes para mercados cada vez más amplios. Por este motivo se vieron en la necesidad de adoptar nueva tecnología y realizar cálculos de flujos financieros. Estos cambios implicaron aumentar la inversión para mejorar la productividad y establecer sistema contables más eficientes de los que utilizaban hasta ese momento. La modernización de los sistemas administrativos en la explotación agropecuaria fue la que luego se iría adaptando a otros sectores como la minería y la industria.[30]

En los siglos XVI y XVII se produce una expansión de los países europeos que salen a buscar nuevos mercados en territorios de ultramar. Los viajes alrededor de África y el descubrimiento de América implicaron una revolución total en el mundo europeo. A partir de ese momento el eje comercial pasó del Mediterráneo al Atlántico, apareciendo con mayor relevancia países como España, Portugal, Inglaterra y Holanda en detrimento de las casas comerciales con cede en Génova y Venecia. Las nuevas expediciones comerciales implicaban un aumento en el volumen transportado así como también en el riesgo asumido en cada una de las travesías, sobre todo en las primeras décadas donde las rutas eran todavía poco conocidas y las relaciones comerciales con culturas lejanas no estaban del todo asentadas.

De todos modos, si bien el riesgo era mayor, también eran mayores las ganancias esperadas de cada una de estas expediciones. Para llevar adelante este tipo de expedición comercial se requería de grandes capitales, esto dio lugar a la conformación de nuevas compañías que obtenían su carta de funcionamiento gracias al monopolio que otorgaban las monarquías europeas sobre las rutas comerciales. Así surgieron las "chartered companies" como la East India Co., Moscow, Hudson Bay, etc. Estas compañías eran entidades complejas, que básicamente representaban el esfuerzo de gobiernos y mercaderes por quedarse con la mayor parte de las riquezas del mundo que iban descubriendo. Algunas veces, el propio monarca reclamaba para sí parte de las acciones de las compañías. Todo esto trajo aparejado un nuevo tipo de colonialismo que diversificó e incrementó la competencia entre estados nacionales, dando lugar al comercio triangular entre Europa, América y Asia.[31]

La posibilidad de obtener ganancias mucho más suculentas, derivadas del comercio de ultramar, atrajo a nuevos competidores, razón por la cual las compañías que tenían asignados monopolios reales debieron competir (a pesar de ellos mismos) con emprendedores de otros países (principalmente con piratas, corsarios y comerciantes privados). Esto llevó en muchos casos a un enfrentamiento armado entre compañías de diversas naciones. Por ejemplo, una de las instrucciones que tenían las compañías holandesas era la de atacar a los españoles y portugueses donde se cruzaran con ellos. Esta circunstancia aumentó el riesgo de las empresas, las cuales adoptaron una estrategia diversificadora en su participación accionaria, mediante la cual los inversores eran propietarios de acciones en distintas expediciones para no concentrar el riesgo en una sola compañía. La idea era crear una red de contactos, basada por lo general en la relación de parentesco o, inclusive, afinidad religiosa, por la cual la administración de la empresa quedaba en manos de empleados de confianza, los cuales muchas veces también tenían una participación en los beneficios de la empresa. Esto último se aplicaba muy especialmente a los corresponsales que representaban a la empresa en las regiones más distantes de Europa, como un modo de mantener su fidelidad hacia la compañía.[32]

El caso de la Compañía de las Indias Orientales[33]

La Compañía de las Indias Orientales comenzó sus operaciones el 24 de septiembre de 1599. Su carta de confirmación le otorgaba el monopolio del comercio con India, Asia y África durante 15 años. Los primeros viajes probaron ser muy rentables. El undécimo viaje, realizado en 1611, tuvo un retorno del 148% sobre el capital invertido (42.092 libras esterlinas) por los accionistas. A partir de ese momento, la Compañía decide pasar a financiar varios viajes en forma anticipada. Para ello hicieron una suscripción pública de acciones, recibiendo 418.000 libras en su primera suscripción (1613-1616), y 1,6 millones en la segunda (1617-22). Esta inyección de capital permitió su flota a 40 barcos y establecer una continuidad operativa a lo largo de todo el año. Este crecimiento implicó también modificaciones administrativas dentro de la empresa, que se estructuró con una Asamblea General, integrada por todos los accionistas con derecho de voto; dejando a cargo de la administración operativa a una Asamblea de Directores con todos sus asistentes, los cuales generalmente eran reclutados entre los hijos o familiares de los accionistas para crear así un sentimiento de lealtad a la compañía.[34]

A lo largo del siglo XVII, la compañía pasó por serias dificultades, sobre todo durante la guerra civil inglesa de la década del cuarenta. Pero hacia finales de siglo nuevamente había recuperado su plenitud operativa, representando el 50% del comercio británico. A comienzos del XVIII la compañía era cada vez más influyente no sólo desde el punto de vista económico, sino también en el control político de aquellos países en los que tenía bases operativas, muy especialmente en India, llegando a transformarse en una forma de gobierno interno con su propio cuerpo de oficiales armados.[35]

En el siglo XVIII se produjo un acontecimiento trascendental no sólo para la compañía, sino que también tendría consecuencias imprevistas (hasta ese momento) para el futuro de la historia mundial. Se trata del monopolio que le otorgó la Corona Británica en 1773 para comerciar té con las colonias de América del Norte. La medida sirvió para dificultar aún más las relaciones entre las colonias y la corona, ya que ambas mantenían fuertes disputas desde la finalización de la Guerra de los 7 Años en 1763. Los colonos rechazaron el monopolio y decidieron tomar por asalto los barcos que la compañía tenía amarrados en la Bahía de Boston para arrojar su cargamento al agua en lo que se dio en llamar el "Tea Party". A partir de ese episodio, comenzaría la guerra que terminaría con la independencia de las colonias en 1776. Desde ese momento, los privilegios de la compañía irían desapareciendo gradualmente, entre otras cosas debido a una prédica cada vez más difundida sobre la libertad de comercio y las ventajas que acarreaban el liberalismo económico (precisamente en 1776 se publicó el libro de Adam Smith La Riqueza de las Naciones). Finalmente, en 1813 el parlamento inglés decidió abolir el monopolio comercial de la compañía, la cual dejaría de existir definitivamente el 1º de junio de 1874 cuando expiró la vigencia de su carta estatutaria.

El Espíritu Emprendedor en América. De la Revolución Americana a los capitanes de la industria

En este apartado me concentraré en el rol de los emprendedores en los orígenes de la industrialización de Estados Unidos. Un largo camino aparta a los emprendedores-innovadores medievales de los capitanes de la industria norteamericanos de finales del siglo diecinueve. Son más de quinientos años de evolución y progreso político, social, económico y tecnológico, los que separan las pequeñas repúblicas y ciudades estado del Norte de Italia de la consolidada república de Norteamérica. Cuando los mercaderes medievales comenzaron a experimentar con sus innovaciones tecnológicas e institucionales, el continente americano ni había sido descubierto por Europa. Es más, fue gracias al impulso que estos emprendedores dieron a las técnicas de navegación y a la exploración de nuevas rutas comerciales que se lograr llegar a las costas de América.

El caso de la evolución de Estados Unidos es muy interesante ya que por su desarrollo económico y tecnológico nos puede servir como modelo para analizar la importancia que tuvieron los hombres de negocios en el proceso que llevó a las 13 colonias inglesas a convertirse en la primera potencia mundial en el lapso de un siglo y medio. Cuál fue el motor de ese crecimiento y qué rol desempeñaron los emprendedores en este proceso es el tema que veremos en las siguientes páginas.

Es interesante tener en cuenta que más allá de todo lo mencionado sobre los emprendedores, aún en los Estado Unidos, la imagen del empresario y hombre de negocios ha sido muy cuestionada y criticada, especialmente por parte de los intelectuales. "A series of economic depressions, beginning in the mid-1870"s and continuing until the late 1890"s brought sporadic financial and emotional misery to millions of workers, despite the fact that national economic output nearly quadrupled and output per capita nearly doubled, raising the standard of living of most Americans. The disorienting shocks of temporary unemployment and the threat of bankruptcy were what people worried about, deflecting their attention from the steady increase of national and personal wealth for three decades, 1867-1897"[36]

Este tipo de situaciones, al igual que los relatos de la explotación de las mujeres y los niños de la época de la revolución industrial en Europa, son los que tuvieron mayor difusión a lo largo de los siglos XIX y XX, convirtiendo a los capitalistas burgueses en uno de los seres más despreciados por la sociedad. Se les pasa por alto a los críticos del sistema capitalista, que fue esta clase de empresario el que posibilitó el gran crecimiento económico de la nación más poderosa del mundo. El mismo Gary North señala que los que así piensan, por lo general no terminan de entender que "the American economic system has pitted entrepreneur against entrepreneur, each in quest of fame and fortune (or at least fortune); but all of them have been continually pressured by the threat of competition to meet the demands of consumers, except in those cases when a few of them could get a majority of voters to create legal barriers to entry, thereby granting producers a monopoly. The genius of free market competition is a simple one: producers compete against producer, and consumers compete against consumers. When men are all allowed by civil government to compete openly, without threats of physical retaliation from their competitors or threats of violence from the civil government, most businessmen lose, and most consumers win. Most "grand new ideas" are flops, but those that survive by attracting capital and buyers change history"[37]

La historia del hombre de negocios, es la historia de aquel que ha triunfado, pero aquellos que han fracasado son a su vez la clave del éxito, ya que un sistema que no permite el fracaso o lo castiga muy duramente no está otorgando incentivos para aquellos emprendedores que están dispuestos a arriesgar e intentar cosas nuevas cada día. Blaine McCormick, en su trabajo Ben Franklin"s 12 Rules of Management, destaca la importancia del "fracaso exitoso" como una de las características salientes de los empresarios americanos del siglo XIX, los que permanentemente estaban aprendiendo de sus errores para perfeccionar sus negocios.[38]

Siguiendo esta línea de razonamiento, el empresario exitoso siempre tendrá más oportunidades de aparecer en un marco de libertad en el que se respeten los derechos de propiedad, ya que esto garantiza la posibilidad de experimentar, de competir y de generar riqueza. No estamos diciendo que los hombres de negocios busquen denodadamente el bien común, ni que sacrifiquen sus vidas y su esfuerzo para hacerle un bien a la humanidad. Por el contrario, tratarán de tomar ventaja de cada posibilidad que se les presente para evitar la competencia y asegurar algún tipo de mercado cautivo para maximizar sus beneficios. Pero es precisamente por este tipo de comportamiento que debe haber un mercado abierto, con pocas regulaciones y con bajos costos de entrada y salida del mismo. Regulaciones e intervenciones en la economía han habido siempre, pero donde estas se minimizaron los empresarios tuvieron la posibilidad de crear más riqueza.

Precisamente Adam Smith nos llama la atención sobre este punto al referirse a ls empresarios mercantilistas que buscaban apoyo en el gobierno de turno para que limite la entrada de nuevos competidores: "Los intereses de quienes trafican en ciertos ramos del comercio o de las manufacturas, en algunos respectos, no sólo son diferentes, sino por completo opuestos al bien público. El interés del comerciante consiste siempre en ampliar el mercado y restringir la competencia. La ampliación del mercado suele coincidir, por regla general, con el interés del público; pero la limitación de la competencia redunda siempre en su perjuicio, y sólo sirve para que los comerciantes, al elevar sus beneficios por encima del nivel natural, impongan, en beneficio propio, una contribución absurda sobre el resto de los ciudadanos. Toda proposición de una ley nueva o de un reglamento de comercio, que proceda de esta clase de personas, deberá analizarse siempre con la mayor desconfianza, y nunca deberá adoptarse como no sea después de un largo y minucioso examen, llevado a cabo con la atención más escrupulosa a la par que desconfiada. Ese orden de proposiciones proviene de una clase de gentes cuyos intereses no suelen coincidir exactamente con los de la comunidad, y más bien tienden a deslumbrarla y oprimirla, como la experiencia ha demostrado en muchas ocasiones"[39]

Es contra este sistema es que se revelarán las 13 colonias americanas en la segunda mitad del siglo dieciocho. Si bien, Inglaterra había implementado un sistema mercantilista en todas sus colonias de ultramar; en el actual territorio de Estados Unidos lo colonos se las había ingeniado para eludir la acción de los controles de la corona, en parte por destreza propia y en parte por falta de voluntad política en llevar dichos controles a la práctica. Por una razón u otra, la sociedad colonial que estaba constituida por diferentes clases sociales con distintos intereses (muchas veces enfrentados debido a diferencias de grado en la riqueza y en la influencia política), tenía sin embargo, un elemento común que los unía a todos: "They alone were responsible for the generation of wealth. Government has almost nothing to do with creating wealth, and little more to do with distributing it… Government did play a substantial role in the colonial economy of America, but the few edicts coming from London had little effect on average American enterprises"[40]

Desde los primeros establecimientos en el continente, los grupos de colonos que arribaron sabían que este factor sería crucial para su supervivencia. A diferencia de lo que sucedió en otras regiones, los colonos ingleses en Norteamérica sabían que ellos deberían procurarse su sustento. De hecho, muchos de los emprendimientos colonizadores estaban organizados como sociedades anónimas. Como vemos, desde su origen la ocupación del territorio se organizó como un emprendimiento comercial. Para John Steele Gordon este es uno de los aspectos determinantes del futuro de los Estados Unidos, "The joint-stock company is the direct ancestor of the modern corporation and thus, together with the nation-state itself, the most important organizational invention of the Renaissance. Without it, the modern world simply could not have come into being. And without the joint-stock company, the history of the United States would have taken a very different turn indeed…"[41]

Las sociedades anónimas jugaron entonces un rol fundamental en la evolución económica de las colonias, ya que este tipo de emprendimiento al limitar la responsabilidad del accionista al capital invertido, atrajo a muchos más inversores dispuestos a arriesgar una parte de su capital, en lugar de acudir a otro tipo de emprendimiento en el cual deberían arriesgar todo su patrimonio. Esto, sumado a un clima receptivo a la toma de riesgo y a la experimentación, crearon un ambiente propicio para el surgimiento de nuevas oportunidades.[42] De esta forma, los miles de colonos que fueron llegando a Norteamérica desde el siglo diecisiete en adelante encontraban una sociedad que alentaba a los emprendedores de todo tipo, ya fueran estos pequeños, medianos o grandes. Su éxito o su fracaso estaba atado a su ética del trabajo, lo cual no significaba trabajar duramente por el solo hecho de trabajar, sino que ese trabajo debía ser un trabajo al servicio de los demás. "Indeed, unwanted labor is useless in one economic sense, in that it allows a person to consume scarce resources without returning anything to society. Rather, labor that does not serve others (in a market sense) is actually consumption, not production"[43]

Como señalara previamente, las colonias pudieron desarrollarse en forma casi autónoma durante los primeros 150 años de existencia. Pero al finalizar la Guerra de los Siete Años (1756-1763), Inglaterra afianzada por la victoria ante Francia pretendió imponer más controles sobre sus posesiones en el Nuevo Mundo, ya que estaba comenzando a consolidarse como un imperio económico de ultramar, en el cual las colonias de Norteamérica deberían tener un papel destacado.

Los colonos, por su parte, percibieron las nuevas medidas como avasallantes de sus derechos, y luego de poco más de diez años de disputas con la Corona declararon su independencia en 1776. Los virginianos (de Virginia) necesitaban nuevas tierras ya que las viejas estaban siendo agotadas por el tipo de cultivo a las que habían sido sometidas (principalmente tabaco). Por este motivo, habían emprendido su expansión hacia el Oeste, pero la aplicación de la línea de demarcación establecida en 1763 por parte de la corona limitó dicha expansión. Esta medida, sumada a los nuevos impuestos establecidos por el parlamento británico sobre las colonias, puso a los colonos en pie de guerra. Su lucha fue una lucha por conservar su libertad, su derecho a la vida y su propiedad; es decir los principios emanados de la Carta Magna de 1215.[44] Cuando esta libertad se vio amenazada no dudaron en defenderla. El intento de aplicarles un sistema mercantilista puso en peligro la autonomía colonial, lo cual terminó por producir la ruptura con Inglaterra.

Seguramente una de las personas que mejor representa al emprendedor-innovador exitoso, con una profunda ética del trabajo, comprometido con su comunidad y sus compatriotas es Benjamín Franklin, quien generalmente es mucho más conocido por su participación en la independencia de los Estados Unidos y por sus dotes de inventor, que por su espectacular carrera como hombre de negocios. De hecho, McCormick nos dice: "… I learn that Franklin became a scientist and a patriot because his success as a business manager allowed him to retire at age 42 and pursue other interests."[45] En Franklin podemos encontrar el espíritu emprendedor en estado puro. El hombre hecho desde abajo, sin fortuna y sin estudios formales, más allá de las primeras letras, pero con un ansia inquebrantable de progresar y experimentar cosas nuevas, rodeado por un medio que premia al emprendedor-innovador que toma riesgos.

Nacido en Boston en 1706, el menor de los hijos de un fabricante de jabones y velas, Franklin demostró desde temprana edad inclinación por la lectura, lo que lo llevó a trabajar al taller de imprenta de su hermano a los 12 años. Pero encontró que trabajar para su hermano no era algo agradable y a los pocos años se marchó a Filadelfia a trabajar en otra imprenta. Su éxito inicial le permitió establecer su propio taller en el que gozó gran éxito gracias a distintos contratos realizados con editores de libros. De todos modos, su carácter inquieto y de búsqueda de nuevas oportunidades lo llevó a involucrarse en el mercado de las tintas y el papel, para así convertirse en proveedor de alguno de sus competidores. Cuando se retira de esta actividad en 1748, Franklin era visto como el líder del negocio de las imprentas en todas las colonias de América del Norte.

A partir de ese momento es que pudo dedicar el resto de su vida (muere en 1790) a tareas de carácter público. Encontramos acá un hombre hecho en el mundo de los negocios que volcará su talento y su capacidad a proyectos públicos: establece la primera biblioteca pública de Filadelfia, el departamento de bomberos, hospitales, milicias locales y la universidad, entre tantos otros emprendimientos. "His life of public service and the subsequent popularity of his autobiography have left a unique and indelible stamp on the business activity of the following 200 years in America" Además, será destacada su actuación en el ámbito de las ciencias y en la política. Sobre todo como líder revolucionario, fue representante diplomático de las colonias y de la nación independizada, siendo la única persona que estampó su firma en la Declaración de la Independencia y en la Constitución de los Estados Unidos.[46]

Este tipo de líderes fueron los que dieron forma a la nueva nación.
Es quizás esta otra de las diferencias salientes entre Norteamérica
y las ex colonias de España. Ya que en sus primeros años de formación
y vida independiente predominan hombres relacionados con la milicia y el derecho.
Podríamos apreciar acá la diferencia entre la practicidad del
hombre de negocios en Estados Unidos y el formalismo-burocrático del
hombre de armas y leyes en América Latina.[47]

La independencia con sus gastos de guerra y la pérdida de lazos comerciales con Inglaterra había traído dificultades económicas a las colonias, pero "For when the last necessary ratifying vote on the Constitution came through in 1788, merchants and businessmen from Kennebec to the Savannah River could look forward to moving out into a world of internal free trade that was to become the greatest "common market" in history… The great business boon of the Constitution was that it created a legal instrument that permitted individual forward planning without fear of ex post facto interruptions by government or undue molestation from mercantilists of any sort, whether homegrown or foreign"[48]

Partes: 1, 2, 3, 4
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