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Krugman, Stiglitz y la reestructuración de la deuda griega (Parte II) (página 10)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

Muchos de los inversionistas son residentes de Puerto Rico que compraron bonos en busca de un ingreso estable y libre de impuestos, y ya han sufrido pérdidas a medida que cayeron la calificación de las agencias y los precios de los títulos. Los residentes que invirtieron en los fondos de bonos de Puerto Rico de la unidad de corretaje de UBS Group AG en la isla, como el boxeador Félix Trinidad, han sido duramente golpeados por la pérdida de valor de los bonos; algunos de ellos han presentado demandas judiciales para recuperar sus pérdidas. Los daños y perjuicios reclamados por los inversionistas superan hasta ahora los US$ 1.100 millones, dijo UBS en una presentación ante los reguladores de esta semana.

A falta de pago sería otro revés para los 3,5 millones de residentes de Puerto Rico, que ya llevan una década de estancamiento económico y alto desempleo, y resaltaría la amplitud de los problemas financieros del estado en su intento de preservar su efectivo, evitar un cierre del gobierno y pagar sus acreedores.

"El verdadero reto con Puerto Rico es que la mayor parte de los costos de su reestructuración van a ser sufragados por los puertorriqueños, se trate de los contribuyentes, de los destinatarios de los servicios o de los tenedores de bonos", dijo Matt Fabian, socio de Municipal Market Analytics, una firma de investigación con sede en Concord, Massachusetts. Fabian dijo que si Puerto Rico incumple, sería el mayor default en la historia del mercado de deuda emitida por gobiernos locales y estatales de Estados Unidos, que asciende a US$ 3,7 billones.

El Banco de Desarrollo Económico para Puerto Rico dijo recientemente que intentará comprar o reemplazar bonos en circulación a precios inferiores a su valor nominal. Economistas contratados por los fondos de cobertura que tienen parte de la deuda de Puerto Rico, dijeron esta semana que la isla puede resolver sus problemas de deuda principalmente mediante un aumento de la recaudación de impuestos y la implementación de recortes en los servicios.

Una parte sustancial de los bonos de Public Finance Corp. y el Banco de Desarrollo están en manos de residentes de Puerto Rico, en particular las cooperativas de crédito de la isla, según Daniel Hanson, analista de la firma de inversión Height Securities LLC, con sede en Washington. Los inversionistas de Puerto Rico tienden a concentrarse en algunos de los bonos más riesgosos, en parte porque se venden con rebajas de impuestos adicionales para residentes de la isla, dijo.

"Para muchos puertorriqueños, esta es la fuente principal de ingresos de retiro", dijo. Aproximadamente la mitad de los fondos de bonos municipales de EEUU tienen cierta exposición a la deuda de Puerto Rico, según la firma de investigación Morningstar Inc.

Las cooperativas de crédito, que tienen alrededor de un millón de miembros y casi US$ 9.000 millones en activos, han diversificado sus tenencias, elevando las reservas de efectivo y los seguros para mitigar las pérdidas con la deuda Puerto Rico, dijo Daniel Rodríguez Collazo, presidente ejecutivo de Cooperatives Supervision and Insurance Corp., que regula y asegura a las cooperativas de crédito. Las cooperativas también han creado a un equipo de abogados, economistas y asesores financieros para negociar con el gobierno.

Las cooperativas de crédito deben recibir pagos cercanos a US$ 40 millones en agosto, aunque la mayor parte de su cartera de deuda pública tiene vencimiento a cinco o más años, dijo Collazo. "Nuestras cooperativas tienen el capital, los activos y la liquidez para cubrir el impago de cualquier bono en el que hayan invertido", afirmó. "Las operaciones de nuestras instituciones financieras no se verán afectadas".

Un grupo de legisladores de Puerto Rico está trabajando en un plan de reestructuración y prevén presentar sus conclusiones a finales de agosto. Los acreedores, incluidos los fondos de inversión, los fondos de cobertura y otros inversionistas en deuda problemática, se han dividido en comisiones de trabajo dependiendo de los tipos de bonos que conformen sus carteras.

Puerto Rico ha dicho que su deuda incluye aproximadamente US$ 18.600 millones en bonos de obligación general y deuda garantizada por el gobierno, US$ 15.200 millones en bonos respaldados por recaudación de impuestos, y US$ 24.100 millones de bonos emitidos por agencias gubernamentales como la Autoridad de Energía Eléctrica, que ya está negociando una reestructuración con los acreedores. Muchos inversionistas tienen bonos en diferentes sectores, de los cuales podrían recuperar diferentes cantidades en una reestructuración.

Bajo la ley de Estados Unidos, Puerto Rico, a diferencia de ciudades como Detroit, no puede buscar protección bajo el capítulo 9 del Código de Bancarrota de EEUU. Los estados no pueden solicitar esa protección. Puerto Rico está presionando al Congreso por una ley que permita que algunas de sus entidades se beneficien de tales previsiones. Los líderes de la isla deben negociar con los acreedores sin ese proceso…

Sin perdón: ¿por qué no estoy de acuerdo con el recorte del valor de la deuda griega?

Monografias.com

La ruina de Grecia es una historia plagada de engaños, despilfarros, irresponsabilidad política y una gran hipocresía social. El origen de la tragedia griega, muy al contrario de lo que defiende Syriza, no radica en la pretendida austeridad, sino en su desbocado e insostenible sector público.

A continuación, se destacan las diez grandes vergüenzas de Grecia que la izquierda europea se niega a reconocer:

1. Mintieron sobre el déficit público

2. Atenas recurrió a la banca de inversión

3. El Estado causó la quiebra de la banca

4. Vida a todo tren, pero con el dinero de otros

5. Exceso de funcionarios e ineficiencia

6. Empresas públicas, el culmen del despilfarro

7. Jubilación de oro

8. Sobornos y evasión fiscal

9. Deuda pública desbocada

10. Pueden pagar, pero no quieren

(En la página 50 – de la Parte I- se puede ampliar información, publicada por M. Llamas)

Syriza reclama(ba) una nueva quita soberana, pese a que el Estado heleno se endeudó voluntariamente para cometer todos los excesos indicados anteriormente, en lugar de que Grecia asuma su responsabilidad y pague lo que debe.

Aunque muchos dicen que es imposible, lo cierto es que, según el Banco Central Europeo (BCE), Atenas posee una enorme cartera de activos públicos, cuyo valor estimado asciende a 300.000 millones de euros, incluyendo empresas, infraestructuras, acciones, participaciones, suelo y todo tipo de bienes inmuebles. Además, Grecia también podría vender islas, playas, oro y hasta monumentos si es necesario con tal de cumplir sus compromisos y evitar el doloroso estigma de la quiebra y posible salida del euro.

Pero ni siquiera haría falta llegar tan lejos: si Atenas redujera el peso del Estado a la mitad (unos 60.000 millones), con la consiguiente privatización de pensiones, sanidad y educación, y vendiera el 50% de sus activos públicos (otros 100.000 millones por lo bajo) su deuda quedaría reducida al 70% del PIB; ello, unido a un compromiso serio de equilibrio presupuestario (déficit cero) y a un ambicioso plan de reformas para liberalizar la economía y bajar impuestos, permitiría reducir aún más su endeudamiento a medio plazo por la vía del crecimiento económico. Grecia puede pagar, lo que pasa es que no quiere y, por lo tanto, todo apunta a que no lo hará.

La deuda pública griega no es insostenible, o al menos no más que la de cualquier otro país.

Gracias a sus rescates anteriores, Grecia ya tiene a su favor los vencimientos de deuda más largos y con unos de los costos de financiación más bajos de la eurozona en relación al Producto Interno Bruto.

En 2012, el mercado castigaba a la UE porque Grecia abría la puerta a la voladura incontrolada del euro. Sin embargo, mientras que en estos momentos Atenas sufre las turbulencias de los mercados, las primas de riesgo de los demás periféricos se han mantenido estables. Y eso se interpreta en Bruselas como que esta vez los cortafuegos están funcionando. A saber, que ningún país gastará de más porque hay un férreo control fiscal, que los bancos estarán controlados por la supervisión europea y que el BCE será el prestamista de última instancia de los países si hace falta. Esos tres hechos antaño impensables constituyen una defensa contra la hipotética salida de Grecia.

En cuanto a la deuda, parece claro que no habrá muchas modificaciones salvo alguna rebaja de intereses y alargamientos de plazos: "Bonos ligados al crecimiento y deuda perpetua"… ¿estamos de broma? Pero si no tienen que pagar nada durante años y los intereses son bajísimos. Se les puede rebajar un poco la carga financiera, pero en el fondo se están haciendo unos bonos perpetuos dándole patadas hacia delante.

El problema no es la deuda, el problema es el uso que se le da la deuda

Tres rescates consecutivos, 312.000 millones de euros, casi 1,8 veces el PIB de Grecia… ¿a quién pertenece toda esa deuda?

La cantidad es de 312.000 millones de euros. Casi un tercio del PIB español, pero el 177 por ciento del PIB de Grecia. ¿A quién debe todo ese dinero?

131.000 millones se corresponden con una deuda con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Grecia no pagará hasta 2023, pero en realidad puede extender el plazo del pago hasta 2053. 41.200 millones los aporta Alemania, 28.600 Francia, Italia 27.200 y España 18.100. 

Por otro lado hay otros 80.700 millones de euros de deuda griega en manos privadas. Hay que recordar que el objetivo de todo el programa de ajuste es que la República Helena recupere el crédito, es decir, la reputación ante los inversores privados.

Otros 53.000 millones son deudas contraídas por los socios europeos, al margen de las aportaciones al FEEF. De nuevo el primer acreedor es Alemania, con 15.200 millones de euros, seguido por Francia (11.400), Italia (10.000), España (6.700 millones de euros), Holanda (3.200), Bélgica (1.900), y otros.

A todo ello hay que sumar las deudas que tiene con dos organismos internacionales: el BCE (27.000 millones de euros) y el Fondo Monetario Internacional (21.000).

Grecia no tiene deudas con el capital privado a largo plazo. O, dicho de otro modo, los inversores no se fían de Grecia a largo plazo. Pero el país necesita dinero ahora, y asimismo necesita retrasar los pagos lo más posible, para que dé tiempo a que los recortes refuercen la posición fiscal, y las reformas fomenten el crecimiento y, en segunda derivada, los ingresos. ¿Quién le ofrece esa financiación a largo plazo que le niegan los Estados? Sus socios europeos. 

Así, Grecia tiene una deuda a corto plazo de 39.900 millones de euros. Hay otros 34.100 millones de deuda a medio plazo, y a largo plazo está el grueso de su deuda: 238.700 millones de euros. 

Si Grecia cumple todos sus compromisos como está previsto, terminará de pagar en 2054, dentro de cuatro décadas

La forma menos dolorosa para pagar las deudas es sin duda el crecimiento económico: una economía en expansión reduce automáticamente la relación entre el total de la deuda y el total de la economía, y además genera ingresos tributarios con que reducir el déficit. El crecimiento económico ha sido clave en el pasado para otros procesos de desendeudamiento, desde EEUU después de la Segunda Guerra Mundial (cuando su deuda había llegado a 121% del PIB), a Suecia y Canadá en los años 1990 y 2000.

Hay una manera de salir del aplastante endeudamiento actual sin caer en default: una combinación de crecimiento, austeridad, y (para los depositantes) punitivamente bajas tasas de interés. Y… "40 años" para salir del pozo.

El acuerdo se parece, en su proceso y contenido, a muchas otras negociaciones entre acreedores y deudores que se han hecho en el pasado. En este tipo de negociaciones ambas partes acostumbran a jugar al llamado "juego del gallina". Recuerden la película Rebelde sin causa, de Nicolas Ray, protagonizada por James Dean en la que los dos protagonistas hacían una carrera de coches hacia el precipicio para ver cual se asustaba antes y frenaba. A algo así han jugado Alexis Tsipras y Yanis Varoufakis, por un lado, y por otro, Wolfgang Schäuble y Angela Merkel.

Probablemente Varoufakis creía tener cartas para intimidar a Schäuble en su particular juego de póquer. Primera: Creer que el miedo a la rotura del euro haría ceder a los europeos. Segunda: Pensar que a Grecia le podía ir mejor fuera que dentro del euro. Tercera: Suponer que flirteando con Putin haría que los estadounidenses presionasen a la Unión Europea para evitar tener un Estado fallido en el sur de Europa. Y una cuarta carta escondida en la manga: el referéndum. Schäuble y Merkel aguantaron el envite.

Al final, Tsipras ha retrocedido ante las primeras consecuencias: cierre de los bancos, corralito que impide a los griegos sacar sus ahorros y cobrar sus pensiones y suspensión de la circulación de capitales que bloquea la importación de los productos más indispensables. Y ha dejado caer a Varoufakis.

La segunda propuesta es más dura que la que se había ofrecido antes del referéndum. ¿Revancha y humillación por la afrenta? ¿La vieja pedagogía de "si no quieres caldo, dos tazas"?

De seguir por la senda del "buenismo" (esa del perdón, la solidaridad, y otras actitudes "voluntaristas"), se trasladará el coste del ajuste del contribuyente griego al alemán, español o francés. Una vez que se interpone el contribuyente extranjero en las negociaciones sobre la deuda griega se deteriora la economía política de la crisis precisamente porque vivimos en estados democráticos. La ganancia del contribuyente griego que se produce en una quita es la pérdida del contribuyente del resto de los países de la Eurozona.

Además, la deuda soberana nunca se paga (si los acreedores tienen confianza en el país)

Que no se paguen no quiere decir que no se tengan que tener recursos para hacerles frente, o en otras palabras, para refinanciar constantemente el endeudamiento se debe tener la confianza de los acreedores, y para ello las cuentas tienen que estar en orden.

"Muchos debates comienzan con la presunción de que (la deuda griega) es insostenible y no puede devolverse. Este argumento es altamente cuestionable", sostiene Lorenzo Bini Smaghi, ex miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE)

"En primer lugar, los estados nunca devuelven su deuda. La refinancian emitiendo nueva deuda", añade. Smaghi explica que actualmente esto no supone un gran problema para Grecia, dado que la mayor parte de su deuda está en manos públicas, bien sea el fondo de rescate europeo o bien sean otros miembros de la Eurozona.

Además, el periodo de vencimiento es largo y se ha extendido hasta 30 años como parte del rescate, e incluso puede aumentarse más. "En conjunto, la deuda griega tiene muchos menos riesgos de refinanciación que otros países de la Eurozona que necesitan emitir miles de millones en el mercado cada año".

En segundo lugar, el economista recuerda que la sostenibilidad de la deuda depende más de la dinámica que del nivel total, lo que puede significar que en determinados momentos un nivel elevado sea más sostenible que uno más bajo. De hecho, depende más tanto de los intereses que se pagan, del crecimiento esperado del país y del superávit primario (balance de las cuentas públicas excluyendo el pago de intereses).

"Parece que se busca crear espacio para financiar una política fiscal más expansiva. Pero esto tiene el riesgo de volver a caer en las políticas previas a la crisis, con un incremento del gasto público y el abandono de las reformas que son necesarias para que Grecia mejore su competitividad y se convierte en un miembro duradero de la unión monetaria".

"La diferencia es que esta vez la financiación vendría de otros contribuyentes de la Eurozona en lugar de los mercados financieros", concluye el italiano antes de advertir que la experiencia hace pensar que el resultado de ello sería una nueva petición de quita dentro de unos años.

A Grecia no se le debería permitir vivir por encima de sus posibilidades (la mejor ayuda)

Según Hans-Werner Sinn, el último acuerdo sí que detuvo -o al menos interrumpió- la mayor crisis de la zona del euro hasta la fecha, lo que puso fin a un período sin precedentes de antipatía, oprobio, humillación, incordios y chantaje dentro de Europa. De hecho, Grecia se libró por los pelos de salir de la zona del euro.

El rifirrafe fue la consecuencia de un intento de colocar la política por encima de las leyes de la economía. El dogma de la infalibilidad de las autoridades europeas y la irrevocabilidad de todos los avances hacia la integración chocaron con la realidad.

Si Europa sigue aplicando el mismo planteamiento a sus problemas de deuda que ha utilizado en el caso de Grecia, afrontará muchos conflictos en el futuro. El error fundamental se produjo en abril y mayo de 2010, cuando los prestadores oficiales -en forma de los demás Estados miembros de la zona del euro- substituyeron a los acreedores privados de Grecia.

Pero rescatar a bancos no es lo mismo que rescatar el euro. Además, rescatar el euro no es lo mismo que rescatar el proyecto europeo.

La decisión sobre el rescate de 2010 transformó una controversia comercial normal entre acreedores y deudores -que siempre surge cuando los deudores dejan de saldar su deuda- en una disputa entre Estados soberanos. Con ello se creó animosidad entre los pueblos de Europa y se proporcionaron armas a partidos radicales de toda clase, lo que dañó gravemente el proceso de integración europea.

Sin la socialización de la deuda brindada por los planes de rescate, Varoufakis o quienquiera que hubiese dirigido el Ministerio de Hacienda de Grecia habría tenido que declararse insolvente y después afrontar a los acreedores privados de una diversidad de países. Después los gobiernos de éstos se habrían visto obligados a rescatar a bancos tambaleantes con el dinero de sus contribuyentes.

Desde luego, el rescate de bancos locales no habría sido un paseo por el parque, pero habría ahorrado a Europa el espectáculo de los gobiernos de sus Estados miembros enseñándose los dientes unos a otros.

Los bancos y quienes los apoyan en los medios de comunicación siempre predicen desastres cuando se ciernen deudas incobrables. Entonces los políticos suelen acceder, temblorosos, a sus peticiones y meten en un apuro a sus contribuyentes, pero las más de 180 suspensiones de pagos soberanas que ha habido desde 1945 no hicieron caer a los incumplidores por un precipicio. Al contrario: por lo general, tuvieron una nueva oportunidad. En realidad, los peligros que ahora afronta Europa a consecuencia de la socialización de las deudas son mucho mayores que los planteados por una posible y simple crisis financiera.

La enseñanza que se desprende del desastre griego es la de que la zona del euro debe formular procedimientos para abordar las insolvencias soberanas lo antes posible para impedir que otros soberanos pasen a ser acreedores mediante la mutualización de la deuda. Si los gobiernos nacionales de la Unión Europea quieren ayudarse unos a otros en una crisis, deben prestar ayuda humanitaria unilateralmente, sin condiciones y sin rescate. Si prestas a un amigo, dejará de ser tu amigo. Si no se tiene en cuenta ese principio de sensatez, será imposible mantener unida a Europa.

Grecia debería poder declarar la bancarrota como Detroit

El presidente del Instituto de Investigación Económica de Múnich (Ifo), Hans-Werner Sinn, ha reclamado la celebración de una conferencia internacional sobre la deuda griega para preparar una "salida temporal" de Grecia de la zona euro, lo que conllevaría una quita de la deuda del país.

"Grecia tiene que volver a recuperarse económicamente y ser competitiva. Esto requiere una devaluación de su moneda, y por lo tanto una salida temporal del euro, lo que a su vez provocaría una quita. Todo esto debe decidirse de forma unida y coordinada a nivel internacional", afirmó Sinn.

Los mecanismos legales y políticos para considerar a Grecia como una bancarrota municipal son claros. Los tratados europeos declaran sin lugar a dudas que la membresía del euro es irreversible a menos que un país abandone no solo la moneda única, sino también la UE en su conjunto. También es ese el mensaje que los gobiernos de la UE desean inculcar en sus propios ciudadanos e inversores financieros.

Por lo general se dice que la solvencia depende de dos cosas: la voluntad de pago y la capacidad de pago. Un default es una manifestación concreta de los límites de la voluntad de pago de un estado, al menos en el corto plazo. Y aun así las cosas no necesariamente son tan blancas y negras. Un país que incumple con sus pagos puede dejar en claro que el rechazo de un pago de deuda determinado no necesariamente conlleva un rechazo de la lógica de los pagos de la deuda en su totalidad.

En el caso de Grecia, algunos inversores y analistas pueden congeniar con la opinión de las autoridades de que las medidas de austeridad no hicieron más que afectar su recuperación. Pueden aceptar que un default podría ser parte de un paquete de políticas destinadas a mejorar los elementos fundamentales de la economía de un país y así su capacidad para pagar su deuda en el largo plazo.

Pagar parte de la deuda: Suena contradictorio, pero los países en default deberían considerar el pago de parte de sus deudas -según sus propios términos o de manera escalonada- como un modo de reconstruir su solvencia. Si la explicación de un default incluye una afirmación de que los pagos deberían estar asociados a la recuperación económica, entonces puede tener sentido especificar las condiciones para reanudar los pagos -y seguir adelante cuando se cumplan las condiciones.

Sin duda, esto podría debilitar el apalancamiento de un deudor -la promesa de pago futuro- para hacer regresar a los acreedores a la mesa de negociaciones. Pero también demostraría tanto a los antiguos acreedores como a los potenciales acreedores nuevos, no sólo una capacidad, sino también una voluntad de hacer pagos, creando así incentivos para que los actores externos respalden la recuperación económica.

Habría que manifestar oficialmente que la "indivisibilidad" de la zona euro es un tabú

La solución, según Jürgen Bernhard Donges, es clara: el Eurogrupo tiene que dejar bien establecido que lo que vale son exclusivamente las normas de la eurozona tal y como han sido establecidas en el Tratado de Maastricht y en acuerdos intergubernamentales posteriores. Para que esto sea creíble y se entienda en Atenas, los máximos líderes políticos europeos (Merkel, Hollande, Juncker, Schulz, Draghi) deben acabar con declarar oficialmente que la unidad de la zona euro es un tabú, cueste lo que cueste.

No tiene sentido mantener unido lo que conjuntamente no funciona. Más sentido tiene pensar en un plan B para Grecia. Ese plan B podría contemplar dos opciones. Una sería la de combinar futuras ayudas financieras a Grecia en euros para garantizar el servicio de la deuda externa con la emisión de otro medio de pago para las transacciones económicas internas. El Gobierno pondría en circulación una moneda paralela, una especie de euro griego (geuro).

Técnicamente podían ser pagarés con los que el Gobierno afrontaría los gastos corrientes como sueldos, pensiones y subsidios de desempleo. Las empresas y los consumidores los utilizarían para sus respectivas operaciones. El geuro no sería convertible en divisas. Probablemente se depreciaría frente al euro. Esto mejoraría la competitividad- precio de las exportaciones, incluido el turismo extranjero. Pero la sociedad sufriría el efecto pobreza que una depreciación cambiaria siempre acarrea debido al encarecimiento de las importaciones que acelera la inflación.

El geuro no tiene por qué ser permanente. Se le puede poner fin en cuanto los principales problemas del país hayan sido subsanados. La otra opción del plan B sería la salida de Grecia de la zona euro. También en este caso se le podrían ofrecer al Gobierno heleno unas ayudas financieras durante un tiempo determinado, destinadas a cubrir las necesidades de gasto más apremiantes y evitar un repudio de la deuda exterior, que de producirse expulsaría a Grecia de los mercados de capital por un tiempo indefinido. Grecia recuperaría la autonomía sobre las políticas presupuestarias, monetarias y cambiarias que podría instrumentalizar de la mejor manera posible para sanear la economía. El país tomaría su futuro en sus propias manos.

(Segunda opción) Un Grexit ordenado no tiene por qué ser traumático para la zona euro. Por el contrario, la arquitectura de gobernanza de la zona euro ganaría credibilidad y quedaría fortalecida. En todos los países miembros habría, por el interés que les trae, un fuerte incentivo de respetar en el futuro mejor que en el pasado las reglas económicas e institucionales de la Unión Monetaria. Los inversores financieros internacionales tomarían nota de la determinación de los gobiernos europeos de consagrar la zona euro como un área de estabilidad con un elevado potencial de crecimiento económico y de creación de empleo y, por fin, liberado de reiterativas crisis de insolvencia soberana. Todos ganaríamos, concluye Donges.

La última estrategia negociadora de Grecia ha sido exigir un rescate para dejar de amenazar con su suicidio. Podría funcionar para un hombre bomba, pero Grecia no está más que apuntando a su propia cabeza, y puede que a Europa no le importe demasiado si aprieta el gatillo.

Los alemanes solo buscan que se cumplan las reglas de juego de la eurozona

Para volver a la senda del crecimiento Atenas tiene que hacer reformas, y es más probable que esto ocurra dentro del euro que fuera. Se trata de reactivar la lógica que tantas veces ha funcionado en Europa: solidaridad a cambio de reformas.

Una quita en la deuda sería políticamente inaceptable para los acreedores, pero una reestructuración basada en el alargamiento de plazos y la reducción de tipos de interés sería más digerible.

Como Merkel ha afirmado en numerosas ocasiones, la solidaridad tiene que venir de la mano de la responsabilidad, y la mutualización de riesgos solo es posible si va acompañada de la mutualización de control. Ésta también es una postura sensata. Sobre todo porque va al corazón de los problemas de la zona euro: mientras la unión monetaria no se dote de una unión fiscal (capaz tanto de gastar como de disciplinar a nivel central), el euro seguirá siendo un proyecto frágil. Sin embargo, la creación de una unión fiscal implica a su vez una mayor cesión de soberanía al centro de la unión.

Alemania y Francia, los artífices de las onerosas condiciones del tercer rescate griego saben que la transferencia de fondos representa un compás de espera. Correrá la misma suerte que los dos anteriores.

Los griegos no cumplirán lo acordado y esto provocará compasión en la soleada Europa meridional y cólera en la puritana y virtuosa del norte que es la que lleva el peso de los préstamos. Así ocurrió con los dos anteriores rescates. Pero esta vez es distinto porque no habrá otro. Todo indica que el tercer rescate es un mero preámbulo para el tan llevado y traído Grexit. La vuelta ordenada de Grecia al dracma ya figura como plan B en el núcleo duro berlinés.

Y es ahora cuando comenzamos a darnos cuenta de que cada palo ha de aguantar su propia vela. Se vislumbra, además, la brecha entre Alemania y Francia.

Grexit fue la amenaza directa de Wolfgang Schäuble, el ministro de finanzas alemán, cuando se calentaron los ánimos en las negociaciones del tercer rescate. Su propuesta de un tiempo muerto griego de cinco años en la eurozona pareció una imbecilidad.

Es como decir nos divorciamos, dividimos lo que tenemos en común, cada uno va por su lado y luego nos volvemos a juntar dentro de un lustro. Pero no lo era. Schäuble no estaba dispuesto a ser engañado de nuevo, y con él la mayoría de los alemanes, y proponía un time out para siempre.

Así lo entendió el francés François Hollande que tampoco es tonto. Con la amenaza muy real de su ministro, Angela Merkel pudo imponer unas condiciones que inducen al Grexit y que, en principio, Francia, apoyada por Italia, quería evitar.

Schäuble se plantó. No habría ninguna reestructuración de la deuda griega y Atenas solo podría recibir fondos a cambio de fuertísimos recortes de gasto y profundas reformas estructurales. Hizo suya la máxima de Margaret Thatcher: los socialistas son capaces de seguir cometiendo destrozos mientras que puedan contar con el dinero de los demás.

Y esto escuece en Francia y en toda la ribera mediterránea socialdemócrata de Europa.

Alemania ha puesto sobre la mesa las cartas de la Europa de las dos velocidades. Habrá Währungsunion, la unión económica y monetaria, pero esto, la "más Europa" deseada por los eurófilos, será para los menos.

Teniendo en cuenta que varias naciones han invertido mucho en el euro y creen que es importante incluso para el funcionamiento de la Unión Europea, es comprensible que muchos países como Holanda, Alemania y tal vez Austria, Finlandia y los bálticos crean firmemente que hay que respetar las reglas.

Lo que Grecia puede decidir es que prefiere retirarse del euro y devaluar su nueva moneda para hacer que el país sea más competitivo.

Y aquí volvemos a mi punto fundamental. Hay tantas cosas malas con la economía griega que una devaluación de 10 o 15% no se acercaría siquiera a recuperar un buen crecimiento económico o nivel de empleo para Grecia.

Lo fundamental es que Grecia tiene que reformarse y crear una economía saludable. Después se puede hablar de la sostenibilidad de la deuda

Como dice Hans-Werner Sinn: la enseñanza que se desprende del desastre griego es la de que la zona del euro debe formular procedimientos para abordar las insolvencias soberanas lo antes posible para impedir que otros soberanos pasen a ser acreedores mediante la mutualización de la deuda. Si los gobiernos nacionales de la Unión Europea quieren ayudarse unos a otros en una crisis, deben prestar ayuda humanitaria unilateralmente, sin condiciones y sin rescate. Si prestas a un amigo, dejará de ser tu amigo. Si no se tiene en cuenta ese principio de sensatez, será imposible mantener unida a Europa.

¿Qué opinarán Krugman y Stiglitz sobre la propuesta de Hans-Werner Sinn?

(Mientras se espera el Grexit, el Geuro, una Europa a dos velocidades… o a Godot)

Que Grecia se mire en el espejo de Portugal (Plan de choque: reformas y ajustes)

– ¿Qué reformas hizo Portugal para evitar la quiebra? (Libertad Digital – 31/7/15)

El paro bajó del 18% al 13% y el déficit cayó del 11,2% al 3,3% del PIB.

(Por Diego Sánchez de la Cruz)

El programa de ajuste que ha desarrollado Portugal bajo el gobierno de Pedro Passos Coelho ha estado marcado, en primer lugar, por el beneplácito que han dado los mercados de deuda a las medidas adoptada desde el gobierno.

La siguiente gráfica muestra el progresivo descenso de los intereses abonados por el Tesoro luso:

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En segundo lugar, el ajuste aplicado entre los años 2010 y 2014 ha incluido una progresiva reducción del déficit público. Si al principio del periodo observado era del 11,2% del PIB, el pasado ejercicio concluyó en un 4,5%. De esa caída, el aumento de los ingresos supuso 3,9 puntos y la reducción del gasto ajustó el 2,9% restante.

Estas cifras incluyen la contabilización de medidas puntuales de gasto que conviene ajustar para evitar distorsiones. Si hacemos esta corrección, el déficit real registrado en 2014 fue del 3,3% del PIB, una ganancia adicional de 1,2 puntos que vino exclusivamente por la vía de la reducción del gasto público.

En 2015 se espera un descuadre del -2,7%. De esta forma, la diferencia entre ingresos y gastos habrá pasado de 20.000 a 5.000 millones de euros en el último lustro.

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Si analizamos las cifras en términos primarios, Portugal abandonó los números rojos en 2013 (+0,1%) y ya espera un superávit fiscal del 2,2% del PIB a lo largo del presente ejercicio. La cifra contrasta con el -8% del 2010.

En suma, el gasto público ha caído en términos absolutos (de 93.000 a 85.000 millones) y relativos (del 52% al 47% del PIB). Analizando los datos en términos primarios, ocurre lo mismo: de 88.000 a 77.000 millones y del 50% al 42% del PIB.

Las "prestaciones sociales" han pasado de costar el 20,3% del PIB en 2013 al 19,2% en 2015. Los gastos de personal bajaron del 13,7% al 10,9% del PIB a lo largo del periodo comprendido entre 2010 y 2015. Excluyendo sueldos de empleados públicos, el gasto era del 35% del PIB en 2010 y bajó al 31% en 2015.

Los recortes aprobados por Lisboa se han centrado en distintos aspectos: mayor eficiencia en el gasto sanitario y farmacéutico, aumento de la edad de jubilación, introducción del factor de sostenibilidad en el sistema de pensiones, ajuste en las prestaciones por desempleo, reducción de las subvenciones…

Los datos macroeconómicos respaldan la tesis de quienes afirmaban que estos cambios eran necesarios. Pese al "plan de choque" que han supuesto las medidas del "rescate", Portugal creció un 0,9% en 2014 y prevé crecer un 1,6% en 2015. Por otro lado, el paro ha caído del 18% al 13% entre 2012 y 2015.

El aumento del IVA supuso la principal fuente de ingresos adicionales para la consolidación de las cuentas públicas. No obstante, Portugal ha bajado los impuestos a las empresas. Según se acordó en diciembre de 2013, el Impuesto de Sociedades aplicado a las Pymes ha pasado del 25% al 17%. Para el resto de empresas, la tasa cayó del 25% al 21%. A lo anterior se suman nuevas deducciones fiscales que benefician las inversiones privadas.

Otra apuesta tributaria digna de mención ha sido la revisión del sistema fiscal al que se acogen los residentes no habituales. El régimen general grava los ingresos ordinarios al 20%, pero cuando el dinero se obtiene de servicios prestados en otros países, se aplican importantes deducciones.

También ha llamado la atención el programa conocido por los ciudadanos portugueses como "Visado de Oro". Bajo este marco, se concede un permiso de residencia temporal a quienes invierten en una vivienda o una empresa del país. Hasta la fecha, ya se han concedido casi 2.500 visas de este tipo, lo que ha supuesto la llegada de 1.400 millones de euros a los distintos sectores del país.

El gobierno de Portugal también ha impulsado otras reformas estructurales:

•Rebajas fiscales: aprobación de nuevas deducciones por hijo, rebaja de los impuestos a los autónomos, reducción de requisitos y trámites fiscales.

•Reforma laboral: flexibilización de la contratación y el despido.

Fraude fiscal: aumento del cumplimiento, con un repunte del 36% en el número de facturas presentadas a Hacienda.

•Ventanilla única: agilización de procedimientos burocráticos y simplificación de trámites.

•Reforma de las Administraciones: eliminación de instancias burocráticas, con un adelgazamiento medio del 37%. Menor tasa de reposición para la reducción de la plantilla de empleados públicos. Eliminación del 49% de los entes consultivos y refuerzo del control fiscal al entramado empresarial dependiente del Estado.

•Lanzamiento de la privatización de las aerolíneas estatales TAP.

También puede mirar a España o Irlanda (otros rescatados obligados a ser austeros)

La semana pasada el Financial Times resaltaba la fortaleza del crecimiento de dos países que han salido de recesiones muy duras, España e Irlanda.

Adicionalmente, Bloomberg, que suele ser escéptico con las recetas de moderación de gasto y contención presupuestaria -la mal llamada austeridad- reconocía que Krugman y Stiglitz se habían equivocado y que teníamos dos ejemplos de éxito de dichas políticas… España e Irlanda, éxitos de la austeridad (El Confidencial – 3/8/15)

"The baseline scenario" (más vale una retirada a tiempo)

(De la omnisciencia de Tsipras y Varoufakis a la omnipotencia de Krugman y Stiglitz)

¿Del círculo vicioso al círculo virtuoso? Sin necesidad de hacer arqueología económica, el panorama de Grecia es desolador ¿Por qué sí y por qué no? De las grandes expectativas a los modestos resultados.

Mientras los "piji-progres" (ricos de izquierda) practican el "adanismo", y los griegos de a pie revuelven en la basura buscando comida, los contribuyentes europeos comprueban como sus impuestos se utilizan para seguir favoreciendo a aprovechados y ramplones.

Las causas de las cosas que le pasan a Grecia: "el que no afana es un gil"… (*)

(Una invitación a Krugman y Stiglitz a visitar la "Isla de los ciegos")

– "La isla de los ciegos", el lugar donde estafar al Gobierno griego (El Mundo – 4/4/12)

Monografias.com

Imagen de la isla de Zante.

La isla griega Zakynthos (Zante), ya no es famosa por sus ruinas y sus aguas color turquesa, sino porque se ha convertido en la "Isla de los ciegos".

El Gobierno griego ha descubierto que esta ínsula de 39.000 habitantes había 700 que se declaraban ciegos, por lo que cobraban una pensión de 362 euros al mes. Entre ellos había taxistas, técnicos del Ayuntamiento e incluso un cazador de aves.

El Ministerio de Sanidad heleno ha descubierto la estafa en Zakynthos después que tras solicitar el registro de personas invidentes se descubriera la gran cantidad de personas ciegas que tiene la isla, según informa "The Wall Street Journal".

En un intento por erradicar el fraude ante los fuertes recortes que vive el país, el Ministerio de Sanidad griego, recientemente, requirió los datos a las personas con discapacidad demandantes de esta pensión para registrarlos en una base de datos centralizada.

Y fue con este registro cuando se descubrió que un 1,8% de toda la población se declaraba invidente, alrededor de nueve veces la prevalencia de ceguera estimada para muchos países europeos en un estudio de 2004 publicado por la Organización Mundial de la Salud.

En Zakynthos, sólo 100 personas de los 700 ciegos se registraron, y un poco más de 50 de ellas eran efectivamente ciegas.

El ministerio cree que gran parte de las solicitudes eran fraudulentas, como también otros pagos para jubilados que ya estaban muertos. Los datos revelan, por otro lado, cómo muchos médicos griegos aceptaron dinero para hacer falsos diagnósticos o, incluso, cómo políticos locales usaron esos beneficios públicos para ganar votos.

La investigación señala como presuntos culpables al ex alcalde de la isla, Dionisos Gasparos, cuya firma es necesaria para autorizar los pagos. Gasparos se defendió de las acusaciones, niega cualquier relación y asegura que todo "es un juego político" del ministro de Sanidad.

El otro acusado es el doctor Nikolaos Vartzelis, oftalmólogo del hospital púbico de la isla. A finales de marzo pidió la jubilación y, al igual que el ex alcalde, ha negado las acusaciones de haber realizado diagnósticos falsos a cambio de cuantiosas sumas de dinero.

"Hay casos en los que la gente no tiene ni un hombro en el que llorar ni pan para comer. Hemos tenido clemencia, pero siempre dentro de la ley", aseguró el médico en una entrevista

Poco después de que el ex alcalde dejara el cargo a principios de 2011, un asesor, Timoteo Zontos, adquirió una lista de aquellos que recibían la pensión por su ceguera. Reconoció algunos de los nombres, y reveló que algo andaba mal cuando vio a un taxista y un cazador de pájaros. "Se puede saber si una persona es ciega", dijo Zontos.

Las causas de las cosas que le pasan a los "mejores alumnos" sudamericanos: …"si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón" (*) (dice el tango Cambalache)

(Invitación a Krugman y Stiglitz a explicar los males del "austericidio" en el Parlasur)

Esta vez no es la (temida) hemeroteca. Recurro a YouTube (¿videoteca?) y descubro en el programa Periodismo Para Todos (de Jorge Lanata, 26/7/15), que el Parlasur (el futuro Parlamento del Mercosur) es un Parlamento que "no legisla" (como es el caso del Parlamento Europeo), sino que solo puede hacer "recomendaciones" no vinculantes.

Pero si esto resulta surrealista, más hilarante es que, para una legislatura que está prevista iniciar en el año 2020, los legisladores ya hayan sido elegidos (en Paraguay desde 2008 y en Argentina desde octubre de 2015, por ejemplo), y están cobrando o prontos a cobrar unas dietas del orden de los 7.000 dólares por mes, más unos viáticos de 200 dólares diarios. Se prevé un total de 188 representantes (78 Brasil, 40 Argentina, 15 Paraguay…).

Por el momento, se reúnen 4 veces en el año, para realizar homenajes (aniversario de Malvinas, por ejemplo), o tratar algunas situaciones internacionales completamente ajenas a los intereses del Mercosur (la situación en Irak o en Siria, por ejemplo). El Parlasur en un auténtico Parla-nada. Eso sí que es cobrar, sin dar un palo al agua. Los paraguayos ya llevan gastados en dietas 9 millones de dólares, para una legislatura que se iniciará en el año 2020. Un fenomenal ejemplo de distribución de la riqueza.

Un aspecto interesante a destacar es que los "representantes" gozan de "inmunidad" parlamentaria desde el momento en que son elegidos, durante el ejercicio de la función, y… ¡después!, en "todo" el territorio del Mercosur. Un "refugio" de inmunidad, vamos.

Como aún no tienen sede propia (en construcción), el Parlasur,
funciona en un antiguo hotel de Montevideo (el emblemático Parque
Hotel Casino
) y la Sala de Sesiones ocupa el "teatro" del establecimiento.
Por ello, la conferencia de Krugman y Stigliz ("El perdón
de las deudas y el gas de la risa"
) se realizaría entre candilejas.
Creo que ni a Fellini se le hubiera ocurrido un final más metafórico.
Los Nobeles "anti-austeridad", dando su "parla-verso"
en el Parla-nada, del Hotel Casino. Un "Delirio a dúo"
(como Ionesco).

 

 

Autor:

Ricardo Lomoro

 

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