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La poesía como vulnerabilidad: un acercamiento a la poética de Moisés Cárdenas




Enviado por Moises Cárdenas



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. La poesía
  3. El poeta
  4. El Arte Poética
  5. Referencias bibliográficas

Resumen

El poemario Duerme Sulam, la opera prima del novel poeta Moisés Cárdenas, permite encontrarnos con toda la fuerza y a la vez fragilidad del hombre en su esencia más pura. La forma en que apalabra los sentimientos y se muestra vulnerable ante el ojo crítico de sus lectores, es parte de ese retorno al origen propio de la poesía. Su Arte Poética, de acuerdo a mi susceptibilidad, apunta al amor, a la soledad, a la perplejidad que confiere mirar con atención a la naturaleza o el admirar las culturas de nuestro pueblo así como la de otros lejanos y remotos. Mirada que se dirige a todas y a ninguna parte. "Es" y "deja de ser" al mismo tiempo, se descubre y se esconde a la par. Por eso tal vez, lo vuelvo a leer una y otra vez a mí misma, y a mis alumnos, y a mis tormentos, a mis plenitudes y a mis soledades…En Duerme Sulam hay una muestra de la vulnerabilidad en que se encuentra el poeta cuando le da voz a los silencios y le confiere silencios a las voces, cuando deja que fluyan como caudales embravecidos las palabras.

PALABRAS CLAVES: POESÍA, POETA, PALABRA, VULNERABILIDAD,
ARTE POÉTICA.

La poesía

Definir la poesía es tal vez uno de los retos más grandes que existen, por cuanto es un concepto complejo entre los géneros literarios. Muchos lo han intentado y aunque se ha llegado a lograr un acercamiento, continuamos alejados de una verdadera definición.

El mismo Juarroz en una entrevista con Boido señala: "Definir la poesía es una imposibilidad, una utopía, algo que no puede hacerse."[1] Es por tanto, imprecisa, no obstante, se hace apremiante aproximarnos a ella, intentar develarla. En la poesía se revelan las cosas: son. Es, aunque suene paradójico, la única forma del Ser. Desde nuestro interior las creamos. Son creación. Y por tanto, son palabra. Sin la palabra no hay poesía. La palabra tiene, parafraseando a Heidegger, al Ser, de modo que deviene el Ser en palabra y la palabra en el Ser.

Por ello, es más fácil acercarse a ella. Cubrirse con esa investidura especial a la que hace referencia María Zambrano, y degustarla como a un plato exquisito. Asistir a ese encuentro con el atuendo necesario y vivirla, experimentarla, hilvanarla; tratar de asirla es mucho más fácil, y hasta cierto punto, inevitable.

La poesía resulta entonces una participación en el mundo. Sin ella, no hay comunión entre lo existente y lo inexistente, entre lo real y lo irreal. Está, como diría Juarroz: "…acompañada de una profunda sensación de participar en el mundo…"[2]

Para varios poetas venezolanos como William Osuna y Luís Alberto Crespo "la poesía es una forma de vida, una esperanza de vida en la tierra."[3] Para Miguel James "mientras la gente escuche los latidos de su corazón estará escuchando poesía. […] hay poesía en el canto de los pájaros, hay poesía en el rumor de los ríos; la poesía está en todos lados."[4]

Por su parte, la poetisa Luz Marina Sarmiento alude que la poesía "irrumpe como acto de redención; a la vez, como respuesta a esa confabulación que se cierne a diario sobre su propio núcleo vital"[5].

Es entonces una palpitación, un estrépito aceleramiento de nuestras fibras interiores, un despertar, un reaccionar, una eterna lucha interna por pertenecer a algo, un negarse, afirmarse y reafirmarse.

Vemos pues, que aún cuando no haya una definición concluyente
sobre la poesía, ésta nos pasea por los lugares más recónditos,
haciéndose vida al tiempo que nos revive, esto nos traslada entonces
a un cuestionamiento aún más intrincado que su propia definición:
¿Quiénes hacen poesía? ¿Existe buena y mala poesía?
No intentaremos darle respuesta a ninguna de estas interrogantes, pues, son
en sí mismas demasiado complejas, sobre todo porque "La crítica
de la poesía se mueve casi sin andamiaje, casi en la desnudez. Por eso
es la más arriesgada forma de la crítica."[6];
daremos más bien, a través de un acercamiento fenomenológico,
oportunidad a la poesía de Moisés Cárdenas, específicamente
en la de su opera prima publicada en el 2007 por la Fundación
Museo de Barinas "Alberto Arvelo Torrealba", Duerme Sulam y
constituida por treinta y cuatro poemas, de develarse ante nosotros, de Ser
y dejar de ser, de mostrarnos el mundo, de apalabrar los sentimientos.

El poeta

Moisés Cárdenas es un joven talento tachirense nacido en el prolífico Municipio Guásimos, hogar del ilustre cronista J.J. Villamizar Molina y del desaparecido pero apreciado poeta José Ignacio Ramírez. Tal vez por ello, y por permanecer vinculado durante su formación universitaria al grupo literario de la ULA-Táchira, ULARTE, es que la poesía se le da con tanta facilidad. La palabra se le convierte en su filosofía de vida y la practica con toda la vehemencia que un ser entregado a su encanto puede hacerlo.

Desde que era apenas un adolescente creyó en la magia de las palabras, vistas éstas como las únicas capaces de transformar el mundo, uniéndose por tanto al pensamiento universal de otros poetas que aseguran "…habrá vida en el planeta mientras existan poetas, pues, son enemigos de las guerras…aman la vida."[7] De igual modo lo advierte Borges: "Buscamos la poesía; buscamos la vida. Y la vida está, estoy seguro hecha de poesía."[8]

Si en la poesía la palabra trastoca múltiples significados y por ejemplo el blanco puede dejar de ser un simple color y convertirse en un vacío, en una luz, en el brillo del universo; en la vida de Moisés Cárdenas la poesía es esencia que trastoca su espacio hasta saturarlo. No puede, de acuerdo a sus propias frases: "vivir sin la poesía", hacerlo sería para él, igual que dejar de respirar. La poesía es, pues, el alimento de su alma y de su espíritu, el motor que impulsa sus acciones, el timón que dirige su rumbo.

Una muestra de ello, es que haya obtenido una Mención Honorífica en el I Concurso Nacional de Poesía Joven "Torre de Ficciones" organizado por la Universidad de Carabobo (2007) y el I lugar en el Concurso Nacional de Literatura IPASME (2009); o que forme parte de la Antología Premio di Poesía Giulia Gonzaga (2009), o que haya recibido Mención Especial en el Concurso "El mundo lleva alas" convocado por la Editorial "Voces de hoy", pues, nos dice que su permanente contacto con el hecho poético, con su labor de mediador de las palabras es constante, indisoluble, certero, franco.

Tales reconocimientos no hacen de Moisés un poeta, sino su forma de creer en las palabras. Si el poeta es quien sirve las palabras, es el mediador, quien muestra su interior y al mismo tiempo devela el interior de los demás, entonces Moisés Cárdenas, sin lugar a dudas es un mediador de las palabras, que se sirve de ellas a la par que las sirve. Que muestra su interior al tiempo que el interior de los demás. Es quien hace que las palabras cobren nuevas formas, se atesoren en una ráfaga de creaciones. En palabras de Heidegger . La palabra es creación. Moisés se crea y se recrea en cada una de sus palabras, en cada uno de sus poemas.

Es parte de aquellos que, como bien diría Ossott: "… son capaces de revelar a los seres y a las cosas. El mundo está dormido y el poeta lo despierta."[9] Además, Moisés como poeta, no sólo despierta lo que yace dormido, sino que también es ante la poesía, de acuerdo a María Zambrano: "…su esclavo; se consagra y se consume en ella. Se consume entero, fuera de la palabra él no existe, ni quiere existir."[10]

Cuando, en el poema VIII, se revela ante la magnificencia de La Mantellina, montaña que lo cobijó durante su infancia, pareciera que estuviese dirigiéndose a una mujer:

Día a día me sofoco

pensando, murmullando,

escuchando canciones.

Escuchando tu voz desde mis adentros

recordando tus besos,

cerrando los ojos para verte con tus manos abiertas;

en los páramos, colinas, que adornan tu señorío.[11]

Las voces de aquellos predios cobran vida y se confunden con las formas acompasadas de una fémina. El alma del poeta queda al descubierto. Su palabra es, como lo afirma Juarroz: "…el elemento más inmediato, más propio del hombre, más rico como medio para transmitirse, comunicarse, traducir lo real."[12]

En ellas aparece entonces lo más próximo al poeta, lo más cercano, aquello que se encargó de definirlo. Es lógico pues, que si la palabra poética es un retorno al origen, aquellas palabras de Moisés nos remitan a sus comienzos, a su amado municipio, a su amada Mantellina. Montaña que no sólo permanece incólume dentro de sus recuerdos como parte de todo aquello que consideró perdurable, sublime y único de su infancia, sino que está muy arraigada dentro de él como de seguro está, para todo aquél que asevere haberse criado en Palmira, con la diferencia que al ser Moisés un mediador de las palabras, aquellas vivencias no son sólo vividas sino transformadas, como diría Paz: "El poeta revela la inocencia del hombre. Pero su testimonio vale si llega a transformar su experiencia en expresión, esto es, en palabras."[13]

Aquellas palabras nos dejan por tanto, la sensación de estar recorriendo esas colinas, que por la magia de las palabras se convierten al mismo tiempo en una mujer poderosa, reina del universo. Una Mantellina que se confunde con una mujer por su toque misterioso, pero también por su aura a veces inalcanzable cual lucero, a veces exquisita como la exótica Pekín. Desde esa perspectiva construye Moisés Cárdenas su Arte Poética, para develarnos el mundo, develarse ante él y ante nosotros creador, sensible, romántico, apasionado y ante todo vulnerable.

El Arte Poética

Definir el Arte Poética es una cuestión contradictoria, pues, todas las acepciones son posibles siempre y cuando se mire con los ojos de la sensibilidad. Que es un regreso al origen, a esa belleza que produce oír la palabra en el sentido más estético que ella posee. Que es una expresión íntima del artista o la representación única y sui génesis de las cosas es válido también, pues, así como diría William Osuna "la poesía es una manera de sentir".[14]

Desde esa perspectiva, lo que se pretende entonces no es definir el Arte Poética sino acercarnos a ella. Por tanto, debemos comenzar por señalar la triada propuesta por Aristóteles:

POÉTICA – SER – POEMA.

La primera, la poética, pudiera ser esa etapa de caos que se padece ante el estado de cosas y que puede manifestarse de múltiples formas: rabia, frustración, alegría, sufrimiento, angustia, deseo, desesperación, indignación…y que por ende, conmueve, emociona, confronta, exaspera, estremece y nos mueve a emplear ese instrumento puro y sensible que es "la palabra". Ésta, no en su forma cotidiana, no! En su forma más lejana de lo cotidiano, la más sublime, la más sensata.

Palabras que albergan al ser en sí mismo y que tienen la capacidad de crear las cosas, de develarlas ante el mundo, de permitir que sean. De acuerdo a María Zambrano: "La palabra, criatura viviente desde el principio, nacida y danza en corro, no puede detenerse, perdería su vida convertida en cosa…"[15], por tanto, retoman la divinidad de crear y simplemente crean las cosas, permiten que sean.

En ese mismo orden de ideas, aparece el Ser, que dentro de esta triada indefinible, viene a representar a ese individuo conmovido, en estado de caos, en su búsqueda por expresar esos sentimientos, esas pasiones. Es, por lo tanto, un ser capaz de transformar una piedra en una escultura, una gota de rocío en una imagen que simbolice lo más eterno, perdurable o sagrado. Es, capaz de solidificar lo que no tiene forma, de darle color al aire, o convertir el infinito mar en un hogar confortable y seguro.

Ese ser, capaz de crear los objetos, de darles múltiples formas es el poeta. El poeta entonces "nombra a las palabras más que a los objetos que éstas designan."[16] Procede entonces tal cual dios y confiere vida, se llena de poder, edifica ciudades, crea universos, se magnifica.

Su misión es tan sublime e infinita que la propia María Zambrano nos advierte: "De no tener vuelo el poeta, no habría poesía, no habría palabra. […] El poeta saca de la humillación del no ser a lo que en él gime, saca de la nada a la nada misma y le da nombre y rostro."[17]

Por su parte, Octavio Paz señala que "Los poetas han sido los primeros que han revelado que la eternidad y lo absoluto no están más allá de nuestros sentidos sino en ellos mismos."[18] Por ello, ese ser angustiado, conflictuado con su interior se vale de las palabras y da forma a las cosas, entrega cada uno de sus sentimientos y permite que las cosas sean, existan.

Bien, aquí nos detenemos. La continuidad de la triada nos lleva al poema. ¿Qué es el poema entonces? Pues bien, no es una pregunta fácil de responder y a lo mejor no la responderemos tan ligeramente como creíamos. Para Gadamer en Poema y Dialogo:

"El poema nos guía más bien como un diálogo que se desarrolla en la dirección de un sentido inalcanzable. No se trata, pues, de la reconstrucción de un sentido existente, ni mucho menos de la reducción a aquello que el poeta haya pensado. Se trata de participar en el íntimo diálogo con el lenguaje, de la misma manera que cuando conversamos. Uno busca señales hacia dónde tiene que dirigir la mirada."[19]

Para Juarroz el poema es "Algo sin acabar, sin terminar, que nos llega como parte de la expresión humana para que nosotros lo completemos."[20]Mientras que para Octavio Paz "El poema es inexplicable, no ininteligible."[21] En él subyacen entonces la esencia del hombre, la esencia del ser, que no es develado sino hasta que revive como magia ante nuestros sentidos. El poema vendría a ser el propio Ser.

Volvamos mejor al poeta, a la poesía. De acuerdo a varios de ellos: "la poesía es el cuerpo invisible del hombre, es una tormenta que sólo puede ser leída cuando se ha vivido. Es humanización. Los que están lejos de la poesía son los que están destruyendo la humanidad."[22]

Así pues, la poesía es un lenguaje superior, cargado de humanidad, de esperanza. Intuitivamente se salvará el mundo, pues, los poetas y los poemas son muchos y ese lenguaje superior es tanto que hay esperanza para el mundo, hay vida, sueños, anhelos, hay sensibilidad.

La razón poética pudiera ser entonces un más allá, ver lo invisible, escuchar a esa voz interna que pervive en nosotros, es crear la verdad, es un código abstracto, es una definición inconclusa, es una razón más para vivir.

Por otra parte, el hecho poético nos salva, preserva la vida humana, la naturaleza y sus recursos, la belleza y la grandeza de estar vivos. Es como si a través de la palabra, en su esencia más pura, más inalterable, más originaria, nos devolviera el sentido de las cosas, nos ubicara perfectamente en el tiempo y nos abrigara de esa soledad que a veces nos acorrala. De esa, que nos arrincona y nos obliga a buscar una salida: la belleza.

El Arte Poética está lejos de ser definible si no es vista con los ojos del alma, oída con los oídos de nuestro interior, tocada con nuestra sensibilidad, percibida con todo nuestro Ser. El Arte Poética está allí y no espera que la reconozcamos sino que la apreciemos, valoremos y nos deleitemos con ella en ese encuentro majestuoso y único con la palabra y todo el entramado de sublimidad que ella conlleva.

El Arte Poética es por tanto, aquél río desbordado de sensibilidad y sentimientos que nos muestran los poetas a través de su arma más certera: la palabra. El Arte Poética es en parte un enigma que, según Borges: "[…] sucede cada vez que leemos un poema."[23]

En el caso específico de Moisés Cárdenas, su Arte Poética, si puede llamársele así puesto que es un novel poeta, apunta al amor, a la soledad, a la perplejidad que confiere mirar con atención a la naturaleza o el admirar las culturas de nuestro pueblo así como la de otros lejanos y remotos. Es en realidad dirigirse a todas y a ninguna parte. "Es" y "deja de ser" al mismo tiempo, se descubre y se esconde a la par.

Apunta además, y sobre todo, a la vulnerabilidad del Ser mostrado en el poema. Por vulnerabilidad entendemos: "Cualidad de vulnerable." Y por vulnerable: "Que puede ser herido o recibir lesión, física o moralmente."[24] Por tanto, si tomamos como ejemplo cuando en el poema número XXVI expresa:

En un éxtasis escribo estos versos[25]

Queda totalmente expuesto ante sus lectores, pueden hacer con él y con su sensibilidad lo que quieran porque aquellas palabras son apertura y a la vez cierre. Son una ventana a ese profundo estado de plenitud que lo embargaba:

Para declararme lunático:

Por tus ojos de luna en menguante

Por tus ojos exóticos como la hermosa Pekín.[26]

Es como si la emoción lo consumiera y cada verso se incrustara en su intimidad. La primera impresión pudiera ser: el poeta está enamorado. Pero dado que en la poesía la palabra cobra infinitud de formas, es más válido decir que el poeta estaba sobrecogido por sus más íntimos sentimientos, acorralado por sus experiencias más íntimas, eclipsado por su propia humanidad, por lo que tomó la salida más auténtica: apalabrar sus sentimientos.

Asimismo, se descubre vulnerable ante los demás porque cada palabra, aún siendo plurisignificativa, alberga el interior de su Ser. Las palabras entonces lo entregan, lo abandonan, hasta cierto punto: lo desamparan. Queda ante el resto del mundo en el estado originario en el que llegó a él: desnudo e indefenso. Se entrega porque su poesía es verdadera y "toda poesía verdadera es una iniciación, y toda iniciación supone una entrega más o menos total."[27]

Por otro lado, cuando hace su declaración, las palabras cobran sentidos paradójicos, por ejemplo cuando afirma:

Me declaro subversivo:

Por dejar el único atentado terrorista

En el costado de tus gemidos[…]

Me declaro anti-imperialista:

Porque busco la forma de derrumbar

El imperio que nos separa.[28]

Las palabras subversivo y anti-imperialista se alejan por completo del
significado cotidiano que le asignamos regularmente, ante todo en un contexto
histórico como el que vivimos en que su connotación sería
política. Allí, en el poema de Moisés Cárdenas,
no tienen ni una pizca de aquél entramado socio-político actual,
pues "la poesía es siempre un lenguaje analógico, un lenguaje
metafórico, un lenguaje imaginativo…"[29] por ello
se compaginan más bien con la dinámica de sensibilidad amorosa
de una declaración de amor.

En sus palabras se crea y se re-crean los sentimientos. Son, en vocablos del propio Juarroz "un salto de la razón…la persecución de un sentido."[30] Y ese sentido se aleja, gracias a la propia re-significación que se le da a la palabra, de ese uso cotidiano e inmediato y se traslada al más puro y originario, al mismo tiempo que ambiguo y pluri-semántico.

Entonces con ello, Moisés Cárdenas permite, a través de su poética, que estos significados cobren vida. Como bien diría Ossott: […] el "afuera" no es sino pura interioridad pero que ella es sólo potencia y posibilidad. En esa interioridad hay casa, fuentes, frutos, árboles que esperan ser."[31] Por eso, dejan de ser y al mismo tiempo son. Se hacen posibles. Reviven ante nosotros. Laten. Trastocan.

Cuando ya ha creado la atmósfera propicia para develarse vulnerable ante el ser que ama se declara impredecible, incompleto, inaprensible, inconforme, indefinible y por sobre todas las cosas creador:

Me declaro poeta:

Porque el poeta penetra en los tuétanos

en las quimeras de los astros

con estúpidas melancolías

estúpidas utopías

Yo otro más,

Te escribo estúpidas palabras de amor.[32]

Si bien, la aproximación a una definición de un poeta, apunta a un proceder inquietantemente semejante al de los dioses, donde su canto edifica ciudades; sus palabras tienen ese poder de conferir una vida verdadera; dentro del poema de Moisés, es el poder de penetrar en los tuétanos aún cuando sea con estúpidas palabras de amor.

Ese poderío es asignado a través de la palabra. Ella tiene la capacidad de hacer resonar las voces dormidas. De develarlo y develarnos como seres vulnerables. De hacernos partícipes de un estado de plenitud comparable a la embriaguez.

Su Arte Poética[33]es pues: delirio, entrega, vulnerabilidad, desprendimiento y hasta anhelo. Vulnerabilidad que no da sólo el estar enamorado, dispuesto a perder hasta la vida por el amor, sino en todas y cada uno de sus conflictos interiores. Así por ejemplo, en el poema número XXV, dedicado a un compañero de copas, le confiesa:

Aquí estamos

Cambiando esperanzas

Y algunas copas.

Tenemos los mismos ríos.

Las mismas agonías corroídas.

Las mismas tumbas.

Sólo que mi tumba tiene

Un orificio muy profundo

donde nace mi tumba.[34]

De este modo, observamos impávidos cómo se nos revela la interioridad del poeta, y cómo al mismo tiempo se nos devela nuestra propia interioridad. Aunque el eco de la mujer retumba dentro de Duerme Sulam: "¿Quién es esta mujer que está mirando hacia abajo? (14) "Qué hermosa eres Sulam" (16) "Escucha eres hermosa…"(9), los sentimientos de entrega, anhelo, consagración, plasmados en torno a ella, son universales, y aquella presentación del poeta como un ser vulnerable ante la figura de lo femenino, ante los demás, ante la crítica y ante sí mismo, es en esencia algo que podemos experimentar, sentir, doler, sobrevivir, todos, independientemente del género.

En Duerme Sulam se compilan por tanto, poemas cargados de ternura y pasión, escritos, de acuerdo a Alberto Pérez Larrarte "…con el más riguroso y cuidadoso estilo de un poeta que desea elevar su palabra al pedestal de los poetas consagrados"[35]. Aquellos que tanto ha admirado, y que de seguro han ejercido una notable influencia en su quehacer poético: Vallejo, Becket, Montejo, Beroes, Neruda…

A este último le ha seguido -al igual que han hecho la mayoría de poetas jóvenes que permanecen en una constante búsqueda- el paso con gran devoción considerándolo, de acuerdo a sus propias palabras "poeta de poetas." Quizás por ello cierra el poemario y despide a Duerme Sulam con:

Amada, me despido como lo dijo Neruda: desde mi corazón me dice adiós un niño, y yo le digo adiós[36]

Finalmente, se puede inferir que en la obra de Cárdenas encontramos la fuerza de lo poético condensada, gracias a la palabra, en la noción de vulnerabilidad, y auguramos, gracias a su constante quehacer literario, que perdurará en el tiempo porque su condición de poeta es auténtica.

Referencias bibliográficas

DE FUENTE DIRECTA:

Cárdenas, M. (2007). Duerme Sulam. Barinas: Fundación Museo de Barinas "Alberto Arvelo Torrealba.

DE FUENTE INDIRECTA:

Aristóteles. (1974). Poética. Madrid: Editorial Gredos.

Borges, J. (2001). Arte Poética. Seis conferencias. Barcelona: Crítica.

Cabrera, M. (1983). Conversaciones con Roberto Juarroz. Cuadernos
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Zambrano, M. (1986). De la aurora. Madrid: Ediciones Turner.

——————- (1993). Filosofía y Poesía. México:
Fondo de Cultura Económica.

 

Enviado por:

Campo, Y. [37]

ULA-Táchira

 

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