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Teoría de la propiedad (de la inteligencia), fuente epistemica de la “nueva concepcion de la historia”



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    La teoría de la propiedad (de la inteligencia), fuente epistemica de la "nueva concepcion de la historia"

    La persona posee la virtud del producto supremo y último de la evolución natural: el neocórtex (inteligencia; con aporte suyo en el proceso [feedback], el ser humano es el fruto más exitoso de la evolución de la naturaleza); por tanto, puede asociar: pensar, generar el "relato" conceptual omnicomprensivo total de la existencia. Pierón, Leontiev (nuevo nivel de entendimiento: de conciencia sobre la realidad) clausuran la noción sobre la capacidad evolutiva infinita de la naturaleza; en realidad, con la producción del ser humano (del neocórtex) concluye el proceso evolutivo por vía natural: la materia no puede concebir un ser superior al ser humano (empero, este último puede hacerlo: superarse a sí mismo, efecto del desarrollo histórico del modelo natural), pues, de conseguirlo, estaría por crear de manera directa (sin que se interponga el juego de las necesarias mediaciones [etapas -"determinación histórica": K. Marx]), a "Dios"; más, la producción del trono "divino" y del "Rey", es una "función de onda" histórico-estructural-progresiva, para sí, de la humanidad.

    No obstante, la determinación evolutiva continua de forma artificial (la praxis [filosofía de la], la historia); él que, a su vez, no es más, que el proceso de reproducción in vitro en reverso, de lo ya hecho por la propia naturaleza –A. Leontiev- (filosofía ontológica; el mecanismo de los piñones, por ejemplo, se encuentra en la estructura corporal de un insecto del orden coleóptera; la inteligencia artificial –IA-: redes neuronales, no es más [tautología], que la inteligencia natural –IN- reproducida in vitro). La naturaleza, poderosa realidad, que ha creado al ser productor del concepto, no puede generar por sí misma la Idea; ésta: debe ser forjada por el máximo producto suyo: el neocórtex (por esa pequeña lámina de neuronas [último peldaño evolutivo], células altamente diferenciadas, singularizadas, exclusivas del orden sapiens, que recubren la masa encefálica de cada "unidad de inteligencia" [ser humano], especializadas en la operación de la asociación –pensamiento; conciencia: la realidad que existe, mientras es idea [Shojorova]).

    Respecto del movimiento progresivo general de la materia, el proceso evolutivo natural se finiquita con la emergencia del homo sapiens, del sucedáneo del ser humano: el robot sapiens antropomorfo; ahora bien, ésta (la evolución) no termina allí, sino que continúa a través del proceso de desarrollo (científico-técnico) humano, el cual –a su vez- remata con el robot inteligente referido; pero tampoco finaliza aquí el cinetismo evolutivo, puesto que el mismo sigue por vía maquinizada (la operación de las máquinas pensantes, de la nueva ontología productora de la representación: interface cerebro natural/cerebro artificial); luego, se hace presente una forma de progreso adicional de las "fuerzas productivas", en el sentido de elaboración de instrumentos y formulación de métodos, necesarios para producir la idea total; finalmente, todo desarrollo (natural, histórico y suprahumano) llega a término (se cierra un eslabón de la infinita cadena [arqueada sobre sí misma: "bucle cerrado" –Gustavo Romero] del sistema material), una vez que se haya producido el conocimiento completo del Universo.

    Para entonces, la naturaleza se ha agotado en tanto patrón funcional, con la producción del órgano productor de la razón; el género humano cierra la sostenibilidad de su "ser", con la manufactura de sí mismo producida de modo artificial: el robot pensante autónomo; y, el proceso universal llega a término, una vez que ha sido formulada la idea total (el Universo ha demostrado su optimidad, se ha validado gracias a la noción puesta sobre sí, por la actividad cognoscente del ser de la consciencia). La gran conclusión (el desenlace del proceso de conjunto): el Universo objetivo se ha incluido en la realidad preexistente como Universo espiritual; la producción de la idea es la cima de todo (en la coyuntura burguesa: la calidad total, el cero defectos): finalidad y conclusión, cuando el modelo total mengüe, una vez realizada su inmanencia (la materia ha transcendido en su metamorfoseo como "espíritu", ha sido impuesto su real modo de ser); pero el fin: el saber qué, sólo sirve, en tanto es el supuesto de la simple e insufrible infinita reiteración.

    La citada capacidad singular humana (simbolizar el mundo), inicialmente en potencia, deviene acto: universalidad abstracta de sus "disposiciones creadoras" (K. Marx), convierte al "ser ´social´", en poder real. Es el atributo que permite al ser humano sobrevivir en condiciones naturales primigeniamente adversas de deficiencia orgánica frente a otros seres, en los cuales se unilateralizan dichas características: las agallas en el pez, la velocidad en el guepardo, la visión estereoscópica a larga distancia y las alas en el águila, el radar en el murciélago,… (limitaciones físico-orgánicas: la verdadera trampa que pone la naturaleza [y la historia: la escisión intra genérica {los estamentos, las clases}, la competencia] a la mente, la barrera a ser superada; su consecución: el progreso ["sentimientos encontrados": si el capital, por ejemplo {el desarrollo} viene de destilar sangre, la historia {la humanidad} ha llegado a donde está –lo cual es el éxito de la lucha de clases y del capitalismo en especial, y de las formaciones humanas clasistas en general- montada sobre traiciones, ambiciones, egoísmos, avaricias, asesinatos, sufrimiento]; el impugnado "mito del progreso" como realidad prometeica).

    "Lo que Natura no da, Salamanca …[SI]… pone". Pero el ser humano posee el órgano de los órganos: el cerebro, con el cual reproduce como aditamentos suyos de modo agregado, todas las "fortalezas" especializadas de los animales en órganos artificiales (y de los vegetales; el ser humano: ¿no puede producir celulosa porque no tiene cloroplastos?, lo consigue, puesto que es capaz de crear de modo artificial el mecanismo que lo genera [Aseveración similar se puede ensayar sobre quién transforma forraje en proteína, del que la consume {los llamados carnívoros}: el ser humano es {tautología} omnívoro; de lo cual se resalta, que el desarrollo de la base material de la función de la inteligencia {y con ésta, todo lo hoy -2010- no renovable se torna renovable} está asociada al consumo de proteína animal]), con lo que garantiza su vida, se sobrepone a la naturaleza, la domina: crea su propia naturaleza y, mientras lo hace: mejora su "calidad de vida" (como ahora se dice), "edifica" su verdadera esencia: la conciencia, la idea: el yo alterno de sí, de la materia, la seudo dualidad –"alteridad" (Todorov)-: mente, espíritu, alma, etc., de la realidad.

    En el chimpancé la evolución, paralela a la del niño, se mantiene hasta los primeros años (4 o 5, según observación experimental); en adelante, el desarrollo intelectual del simio se detiene (explicación del fenómeno: el mono en su estructura cerebral posee tan sólo córtex como expresión material límite de su desarrollo, en tanto que en el ser humano, la conformación de ese órgano, a más de córtex, detenta neocórtex), mientras que el de la persona a esa edad: el desarrollo psico-motor-subjetivo, verdaderamente recién inicia con la formación (socialización, educación: internalización [educación] en el hardware natural de la experiencia histórica humana in abstracto Teoría de la actividad de A. Leontiev) del banco de información y de los software (métodos y técnicas de pensamiento, histórica y socialmente determinados) inmanentes a su operación. En el estado actual de conformación antropomórfica del ser humano, la memoria prevalece hasta la juventud, memoria y razonamiento operan en balance hasta la madurez, luego (se detrae la memoria, pues, en la vejez el "disco duro" cerebral, natural, se halla cuasi saturado –densidad informacional- de representaciones: sensaciones, imágenes, nociones, conceptos, esquemas ideológico-teóricos), pasa a predominar el pensamiento durante el resto de la madurez, e incluso: en la senilidad.

    Los animales: estos seres viven mientras existan "valores de uso" que provee la naturaleza, a quienes acceden ya sea con la caza, la pesca, la recolección o con el arrebato –las hienas- (Cristo lo dice: si a las aves del campo mi Padre las provee, ¿por qué no va a hacerlo con Uds., que han sido creados a su imagen y semejanza?). Excepción hecha de ciertas hormigas y de otros animales de comportamiento singular similar (que simulan actos gregarios de producción), hasta allí llega el esfuerzo de estos seres de la Zoología: tomar lo dado por la naturaleza y nada más (con lo cual existen y cumplen el papel de equilibradores tróficos del sistema). El ser humano (¿para qué sirve el capital?; ¿para qué es útil la persona, la praxis, la historia?), en cambio, pasa de la simple operación de búsqueda y aprehensión (subsunción) de frutos naturales al trabajo y luego a la producción (también en sus primeras etapas el ser humano se aviene a ser elemento que regula y es regulado por la naturaleza –en la fase hedónica capitalista presente, este ser de la Antropología cuasi exclusivamente goza ["extractivismo ´excesivo´" –sic] de y daña a la naturaleza, en su orden).

    La citada actividad (el trabajo, la producción) es producto ya de la existencia del neocórtex (se alude al ser humano, por supuesto), el cual promueve la sobrevivencia cuando no se encuentran frutos naturales a la mano, sino tan sólo "recursos", insumos (diligencias y oportunidades, en el léxico económico-administrativo empresarial actual), y, que al transformarlos ("agregación de valor" –sic) en satisfactores para sus necesidades, el ser humano impulsa ("plus" de activismo) su desarrollo material y la producción de la idea: el concepto del mundo (El ser humano es el "único ser del universo… capaz de crear la realidad… crea una nueva realidad que no es reductible a la realidad natural…"; el ser humano integra la naturaleza y la supera, "… se comporta libremente con sus propias creaciones, logra distanciarse de ellas …[supuesto de exterioridad, postulado teórico necesario: Copérnico, Kepler, la Cosmología]…, se plantea el problema de su significado y trata de descubrir su propio lugar en el universo" [Kosik, Karel: Dialéctica de lo concreto]).

    La realidad debe ser simbolizada. Dos opciones al respecto se perfilan: 1) acción mixta inteligencia natural-inteligencia artificial; o, 2) inteligencia artificial (computadora cuántica + simulador de necesidad = Inteligencia Artificial). Para el caso de la presencia y actuación de "esta nueva especie" sobre el planeta: el robot sapiens, que se levanta en el mundo como efecto de la realización de la necesidad histórica, de la humana y de su creatividad, coadyuvará en la consecución de dicho propósito: "entender el Universo". De lo cual se desprende una conclusión lógica siniestra: que la materia se ha autoprogramado de forma aleatoria (el desarrollo de sus leyes como creación de nuevas leyes, determina el proceso de ese modo [un proceso nuevo, no solamente que brota del precedente, sino que lo realiza en un momento renovado de su curso]), para llegar a la representación ideal de sí, con la conciencia humana o sirviéndose de ella, en cuanto productora de la inteligencia artificial, la que continuará en la pesquisa de los misterios del Universo, para el caso de que haya desaparecido la humanidad (parricidio del robot, como teme S. Hawking).

    El robot es ontológicamente racional (momento superior de la materia, que pretende ser violentado incorporándosele la faceta antediluviana de la vida: el llamado "simulador de sensaciones", "para que sienta y cree poesía"); en este "artefacto" se contiene la aspiración máxima de una mente suprasensata, posevolucionada: llegar a ser una entidad absolutamente racional, fría, hierática; pero también, no solamente que la robótica antropomórfica inteligente (singularidad tecnológica) es el sucedáneo de la persona en su versión óntica, sino que se espera, se tiene la confianza, de que, de desaparecer efectivamente el ser humano, esta realización de la inteligencia natural objetualizada en su máxima expresión, puede dar cumbre a la labor empezada por él: representar la materia. En realidad, el sistema natural (primera naturaleza) procede por determinación propia; la tercera naturaleza: la inteligencia artificial, cuyo origen tuvo en la social (segunda naturaleza), una vez que la sucede, puede continuar por vía propia la realización de la determinación material, de por medio el supuesto ser humano y la naturaleza (primera) como recurso.

    La materia, por tanto, tiene dos maneras de dotarse de conciencia (que en la práctica se limitan a una sola: la secuencial natural, mixta natural/artificial), de disponer de inteligencia, de contar con neocórtex (proceso siempre colectivo, que encuentra su impulso en las necesidades de reproducción material de la entidad que formula la abstracción): de modo biológico (ser humano) y mecánico (la inteligencia artificial). Ahora bien, ambas modalidades, para volverse operativas, deben hallarse dotados de un hardware antropomórfico incluso en su índole mecánica (en verdad, no hay otra manera); y, esa la razón del empeño de la investigación y desarrollo de la robótica actual por construir mecanismos humanoides (se reafirma, por tanto, la idea acerca de que cualquier forma de inteligencia que haya –que hubo, que habrá- fuera de la Tierra –antes y/o después de ella- en el Universo –antes y/o después de éste: en otro Universo o Universos paralelos ["multiversos" –sic]-, debe tener ineluctablemente la estructura orgánica, corporal humana).

    El mecanismo pensante (neocórtex natural, artificial o mixto) está para producir conocimiento. En la historia el ser humano termina su proeza creativa innovadora con la producción del robot sapiens (Luzbel) al final de la era capitalista. Para entonces, la inteligencia artificial antropomórfica ha burlado ya, ha salido casi totalmente de su componencia con el entorno natural, debido a que su existencia y vigencia generacional no son de tipo biológico; en realidad, el proceso implicado en el hecho consiste tan sólo en un procedimiento de reposición de piezas y de reabastecimiento de "energía" (de materia) inorgánica, de manera que la contradicción (lucha por la vida) que sostiene la vida (existencia natural) no es su característica esencial, en cuanto la reproducción de su "ser" es de un organismo "muerto" (pues, esta entidad carece de la esfera de las sensaciones), que sólo acciona merced a la funcionalidad de un sistema de instrucciones, su "forma" es hasta que su objetivo se haya cumplido (la programación lógica al llegar al máximo de sus posibilidades, de su desarrollo: a la perfección [el máximo grado de representación], inicia su descenso o directamente se produce el salto hacia atrás: la "muerte").

    El concepto prosaico de inteligencia (confundir el órgano con la función; sentido funcional: "resolver problemas", capacidad de "usar información con propósitos", saber tomar decisiones, adaptación [transferencia del know-how] de un ser a nuevas situaciones; como racional y emocional, inteligencia múltiples, que otros seres también la poseen, etc.), impide advertir el fundamento ontológico (la base material del pensamiento; en la conciencia [hardware y software de consuno: materia altamente diferenciada y organizada en movimiento], en cambio, se implica todo: necesidades, entorno –recursos/limitaciones-, el propio neocórtex: completo estado de vigía o materia cerebral en acción –Shojorova-, pues, muerte o sueño: negación permanente o temporal de la conciencia), el proceso de su realización (la contradicción que opera la dinamia de la vida: la realidad y su abstracción) y su carácter especial (el nivel absoluto del movimiento, que siempre es), así como la forma-determinación de ésta propiedad: ser el resultado necesario cumbre del artilugio de la vida, el cual entrega la misión más alta de la materia al ser que lo posee (únicamente la especie humana): conceptuarla (todo el movimiento universal tiene como objeto, que la materia [la naturaleza, el mundo, el cosmos, la realidad] sea categorizada).

    Lavoisier tuvo que zafarse de la idea vulgar de flogisto, para descubrir el oxígeno; Marx debió ubicarse (en Hegel: la Lógica, la Fenomenología) en la producción para descubrir el secreto del modo de producción capitalista: la plusvalía, noción de uso común, pero que no fue comprendida. Debe procederse de manera análoga ("ruptura epistemológica") con el vocablo inteligencia, a fin de acceder a la comprensión de su carácter y función inherente, a la cual se la convierte en categoría natural-histórica definiéndola de modo objetivo: neuronas del neocórtex (funciones de asociación [formación de conceptos, juicios, raciocinios, discursos], coordinación y comando [procesos de procedencia ontofilogénica en seres pluricelulares {P. Panchout: El funcionamiento cerebral}, multiorgánicos, sistémicos, suprasistémicos –entorno socio-natural]), razón por la que el ser humano tiene inteligencia –puede pensar, genera la conciencia en sus partes estructural y activa- (su sustento real es ese tipo de células nerviosas cerebrales) y por lo mismo, por lo que esta característica fija su destino: proyectarse más allá de la reproducción vital, hacia la creación de la idea (en el proceso de despliegue de la ciencia [tomada la acepción en sentido conocido, dominante, occidental] el positivismo se halla imbuido de pertinencia, no el naturalismo [el descripcionismo, la ideografía, la especulación filosófica primigeniamente totalizante dithleyana, feyerabendiana]).

    Por consiguiente, la respuesta a una de las más expectantes inquisiciones formuladas por la mente: siempre estuvo allí (la cual despeja [en unos casos confirma las hipótesis filosóficas adelantadas por la intelligentzia del género] de un solo tajo el resto de inquietudes "metafísicas": qué son el Universo, la materia, la historia; el sentido y "final" de todo [Universo: {como el "campo eléctrico"} campo de naturaleza; naturaleza: campo de vida para la producción de la historia; historia: campo de producción de la conciencia universal; ser humano {"electrón"}: gestor racional de la proeza: dotar de conciencia a la {una} materia sin dimensión, eterna, que existe mientras se renueva cíclicamente]): lo que distingue al ser humano del resto de seres, hechos y procesos de su entorno, es la posesión de un órgano especial, último, cumbre en la escala evolutiva: el neocórtex (la humanidad ha recibido la tarea a cargo de formular la racionalidad: debe realizarla [¿de la felicidad al temor {problemas ambientales}, a la sobrevivencia?; de ningún modo: a la racionalidad]).

    Como se esgrime en este escrito, éste (el sistema de neuronas del córtex nuevo) dota a la persona de una propiedad única: le permite asociar, pensar, formar paulatinamente la idea, la conciencia. Se reitera: ésta realidad material define de modo singular al ser humano, pone su misión en el mundo, su razón de ser, el sentido de su vida, su fin (telos): pensar es producir ideas (conocimiento del mundo [para actuar en él, para transformarlo]: representarse –es obvio, si este saber es objetivo, o sea, tal cual éste –el mundo- es), proceso que, por aproximaciones sucesivas (mientras se atiende necesidades, se generan nuevas, se superan obstáculos –problemas: enfermedades, agresiones naturales, pestes y se usa recursos-, se da salida a deseos de lucro, a la petulancia hegemónica, etc.), avanza cada vez más hacia el desentrañamiento (conocimiento) de los misterios del mundo: formular las leyes del modo de ser del Universo y, una vez que se lo logra, se convierte en su Rey (del Universo): aquel ser, que conoce y domina a la naturaleza (dixit K. Marx: Los grundrisse).

    "Evento especial: Big bang del cerebro". Las funciones intelectuales provienen del neocórtex. Neocórtex: mutación genética (instrucciones en el ADN humano para producir ese tipo de células nerviosas); cambio evolutivo, efecto de la operación de la ley de desarrollo material (del mismo modo como apareció la vida [condicionalidad del movimiento progresivo {pulsión aleatoria material hacia estados superiores}], lo hizo el neocórtex). Así como, incluso hoy (2011) resulta inverosímil la "teoría de la evolución" por efecto de su complejidad y las dificultades que presenta su aprehensión teórico-histórica (el encanto inmanente de la poesía sostiene su lectura; en la ciencia, en cambio, lo hace la voluntad, la racionalidad, el hemisferio izquierdo –sic– del cerebro), mañana más tarde, cuando se llegue al saber total, será difícil admitir, que hubieron mentes que no comprendieron "algo sencillo": que el ser humano llegue (ha llegado) a entenderlo todo. Pero el quid está en "mantenerse siempre en el plano real" (K. Marx): fuera de la mitología religiosa, de la "ideología espontánea de los sabios" -G. Bachelard- (si se disipa la racionalidad, del "imaginario" se apodera la ideología [si se pierde de vista el esquema filogenético de producción y desarrollo de la vida, desde el organismo unicelular hasta la conciencia, aparece la tentación de revivir la creencia creacionista]).

    En la formación del homo sapiens, no es que opera sólo la naturaleza sino también, y principalmente: el "habitus" (Bordeau; hexis aristotélico) de (auto)retroalimentación ontogénica de este ser en formación ("las manos, los dedos pulgares") sobre su filogenización, a través del trabajo (A. Leontiev), en el intercambio y mediante las relaciones comunitarias (y comunicativas, intersubjetivas, deliberativas –J. Habermas), y de las necesidades en cuanto la determinación (factores "sociales", genéticos y medioambientales: estimulación al desarrollo orgánico del cerebro). El hardware cerebral completa la formación de su organicidad a través de la acción colectiva del homo sapiens en conformación en el acto de producción. El ser humano (solipsismo negatio) es producto natural y de sí mismo (como un robot, que se autodesarrolla por exigencia de las nuevas funciones que debe realizar: a semejanza del ordenador, que juega ajedrez y aprende [que expande su capacidad ontológica con ese fin]: que en la experiencia [colectiva en el caso humano] complejiza el hardware y el software "para sí").

    A los niños y a ciertos animales en los zoológicos se les aplica programas de entretenimiento; caso contrario la ausencia de interés o el no cambio de actividad conducen a la angustia, a la conversión de los placeres en vicios, a la búsqueda de evasión en los sicotrópicos (la forma más exacerbada de hedonismo es el consumo de droga [la determinación absoluta del cerebro derecho, del corazón; las sensaciones se han impuesto]), en los fetiches, en las inducciones ideológicas sacras, mitológicas, teatrales; si no están presentes las necesidades (y los problemas), la mente (se atrofia) los inventa (se mete en problemas). La citada es la base ontológica del progreso material, el cual deviene en su correlato espiritual, subjetivo, conciencial: satisfechas perentoriamente las necesidades (y superados los problemas), se apodera del ser la curiosidad. Las distracciones del momento consisten en bloquear la guerra fratricida; acelerar el paso en el desarrollo técnico, para asimilar posibles fallas en la operación de las macro leyes; e, imponer la justicia (empero, si la historia consiste proceso regular-natural, la moral está al margen de ella: al final de la ruta hacia el progreso [despliegue de la contradicción] se establece la equivalencialidad).

    Si la historia "cedía" a la pretensión de la conciencia (de la racionalidad propensa a la implantación de la equidad), ésta habría dejado de progresar; pero una historia estacionaria ingresa en el limbo, luego desaparece, con lo cual torna absurdo todo el proceso anterior. Marx plantea: no se encuentra en cuestión, por el momento, qué sistema es más eficiente para el desarrollo de la producción. Hoy está claro, que capitalismo es sinónimo de progreso, en tanto intermitente desarrollo discriminante al interior de la vida humana (y natural). La racionalidad se sustantiva en un momento dado de desarrollo de las fuerzas productivas (por desgracia, la historia no siempre realiza las condiciones en las que anide el querer de la gente pobre: la justicia); en verdad, este portentoso salto eminentemente cualitativo (la racionalidad axiológica objetiva) tiene lugar en un estado muy encumbrado de ese progreso (cuando se han formado las condiciones materiales del pensamiento superior). La actuación por consenso es una conducta masiva, que sigue esa determinación.

    No en cualquier etapa histórica es posible razonar de modo deontológico y de forma consensual planificar la vida en colectivo. No obstante, un día la "leche saldrá …[efectivamente]… del refrigerador" (creencia de niños enclaustrados en la ciudad); los leones serán alimentados por robots; el impala saltará, mas no en ademán, o sea, en actitud de entrenamiento para evadir a las fieras, sino de "alegría" (por obra humana, como en ciertas islas: no habrá depredadores). El ser humano habrá subsanado los "errores" del "Creador". El mundo, que proviene, ha sido preparado, que lo supera: del, por él y al capitalismo, en su orden; la burguesa, por tanto, es la fase cimera de la vida (¿acaso la juventud no lo es? –en ella se constituye la base material corporal y cerebral, para el despliegue del resto de la vida): poner la monta en la develación de su modo de ser, reviste importancia, no tanto como antes (o hasta ahora) para su transformación, si no con el objeto de entender su papel en la historia y en torno de cómo óptimamente administrarlo (institucionalismo, "modo de regulación" francés), a efecto de que éste sistema realice su destino.

    Las necesidades: su ampliación y renovación, la asimetría (obstáculo intra genérico puesto en el curso de establecer el equilibrio dinámico –reproducción- en la organicidad de la vida) y la inquietud por conocer cómo operar frente a necesidades y a problemas (perspectivas), le saca a la persona de la monotonía, del tedio, del quietismo (un cerebro que no tiene nada que hacer –como un motor que no se usa se deteriora- entraría en la más letal forma de tribulación existencial; esa la razón por la que proliferan las ofertas de entretenimiento –opciones de negocios. Existen segmentos humanos y pueblos en los que su recurso inteligencia yace mal utilizado; en efecto, la humanidad de hoy (de entre siglos: XX-XXI) se divierte. Cada fin de año es el lado izquierdo del cerebro, en la humanidad in abstracto, el vilipendiado, el inmisericordemente torturado (fiestas, dancing, comilonas, ingesta de alcohol, consumo de cigarrillos y droga, peleas, fornicadera, encornudamiento, rogativas a dioses); al llegar a una determinada etapa histórica, el lado derecho del cerebro, las hormonas, la esfera emocional se tornan instancias genocidas.

    En el curso del proceso hedónico, el conocer se transforma el mismo en necesidad, en móvil autónomo: en interés que pasa a gobernar la vida. Ahora bien, las tareas que hasta ahora han mantenido ocupada la mente, son el trabajo y la diversión (en el esparcimiento se ha incluido la producción estética; tareas intermedias: la política y la ciencia, actividades que son realizadas por mentes especializadas: repudio a la miseria y apego al conocer). El ser humano no es necesario para el orden natural (la naturaleza puede arreglarse sola); las condiciones de desarrollo material artificiales, la normatividad y la institucionalidad, y el amasijo de ideas base de la reproducción humana, si desapareciesen junto con el sujeto, la naturaleza (en su entero estado irracional), no lo sentiría. Innecesaridad/necesaridad: a la naturaleza "no le importa" una especie (en este caso, la humana), pero si se desentraña el misterio de su sentido inmanente: la objetualidad que deviene representación, el ser humano es indispensable. La razón de admisibilidad de la vida, está en la comprensión de este hecho.

    El status de armonía entre seres humanos y entre éstos y la naturaleza, es antihistórico. Igualdad, fraternidad, urbanidad, paz, y, en paralelo: las fuerzas productivas también en constante desarrollo, o sea, el progreso, que es la razón de toda existencia orgánica, sobre todo de la racional (de la humana): ¿en perfecto despliegue? La historia no es eso. Historia es desigualdad, enfrentamiento, descortesía, guerra. Nueva tautología: en el momento en el que se abstrae la contradicción, desaparece ipso facto la vida. La paz se opone a la vida, al progreso. La paz es un estado en el que está ausente la contradicción (el motor de la existencia), el dinamismo, el factor del cambio; paz: es inmovilismo, muerte. O la paz o la vida y el desarrollo: ¡no hay, por el momento, alternativa! La paz es el otro negado de la vida (la vida es la paradoja total: ésta existe y se desarrolla de forma "lábil" [muerte que vuelve a la vida: {producción} actualización de la vida]: "se estructura y se desestructura permanentemente a la temperatura de la vida" [los desastres naturales, sobre todo en etapas civilizatorias iniciales, cumplen papel material y subjetivamente edificante en ese sentido]; el que domina se reproduce [macho alfa], el que prevalece subsume al otro al devorarlo [los carnívoros]).

    El orden criminógeno "naturaleza", tiene razón de ser para la mente que valora, en tanto es la base del sustento de la vida humana (del neocórtex); así como la formación humana de free trade detenta pertinencia en el decurso histórico porque perversamente crea las condiciones para el enseñoramiento del sistema "equivalencial" (la bicicleta produce músculos en las piernas; el automóvil lo hace en el cerebro; el automotor lleva a la racionalidad burguesa [weberiana] y a las Pléyades); y, la vida humana "en sí" se hace de sentido, porque ésta debe producir la idea (el triunfo de la razón sobre las frías leyes de hierro naturales y de las derivadas de orden social, consiste en abolir las desigualdades, pero sin frenar el desarrollo material). Ahora bien, la naturaleza le ha sometido a la inteligencia; mientras ésta, en sentido colectivo, no ha producido todavía la conciencia científica, racional, lógica, esto es, ese tipo superior de subjetividad, que se revele frente a la avanzada sensorial de la naturaleza y la someta (la belleza, los potajes, el carnaval,…, atraen; pero la naturaleza no va a supeditar más a la razón; no obstante, este pensamiento repleto de voluntad y claridad, no pudo surgir en cualquier momento, lo ha hecho: cuando ya el mundo tiene avanzado el reino del saber racional e incluso se halla "superpoblado", de modo que sobran unidades de pensamiento, que garantizan la continuidad del proceso de producción del concepto).

    La naturaleza evoluciona sola hasta producir el ser humano; ésta continúa su operación (no evolución), mientras el ser humano se conforma como sujeto, que luego funciona (evoluciona, en este caso [incremento del margen del proceso de intelección del mundo]: desarrollo artificial de los procesos –segunda naturaleza: inteligencia que se objetualiza) paralelamente a la operación de la naturaleza (se dice operación y no evolución, puesto que si bien en la naturaleza se registran cambios, éstos ya no pueden ser considerados evolutivos, por cuanto no significan mejoras en el ser de su mayor y último producto: el ser humano). Cuando el ser humano empieza a enseñorearse sobre la naturaleza a través de la ciencia y la técnica (en el capitalismo: la producción de riqueza y la acumulación "´para sí´" [en verdad, acumulación {progreso material} para la historia]; sistema que "explota" a la naturaleza per se y al trabajador), naturaleza y ser humano coevolucionan, hasta que el ser humano se desprende de ella, deja atrás la organización como "modo de producción" (instituye el "modo de consumo" -M. Castells), para solamente pasar a vivir en usufructo de la naturaleza (primera) a través de la automatización (tercera naturaleza), el pensamiento es el que evoluciona, momento en el que todo lo existente ha sido integrado a ese proceso (telos), hasta llegar al pensamiento total.

    Con el desarrollo actual, todas las necesidades humanas pueden ser satisfechas. El capital, que ha sido superado por la historia, usa como argumento para no dejarla, la creación artificiosa de nuevas necesidades innecesarias. Sólo en relación con los métodos e instrumentos, que conducen a avanzar en la conciencia sobre el mundo, la innovación adquiere razón de ser. La adecuada comprensión/proposición de la composición praxeológica: conducta humana-naturaleza, es de índole filosófica. El punto medular de la discordia, no es la vida (el "principio materialista ético-económico de afirmación de la vida"), sino el sentido de ésta; no sólo de la humana: lo es de toda vida (las cuales son "para sí", para la del ser humano). El ser humano: ¿debe ser concebido como integrante de la megadiversidad (de la riqueza que es la diversidad –sic), en la que su función principal vendría a ser guardar su armonía por necesidad interesada inmanente: ser el centinela del equilibrio de los ciclos naturales, para trasladarlos intactos (o conservadoramente mejorados) a su descendencia? El ser humano no es un ser bobo, que se pase la vida en acto de contemplación de la naturaleza y/o en actuación tan sólo armónica con ella.

    En realidad, se subestima a las nuevas generaciones (será devuelta a ellos una naturaleza destrozada, que deberán reparar con el uso precisamente el know-how que también se les legará); empero, aquellas no necesitarán de las presentes: ellas no nacerán sin manos (el enfoque ecológico propende dejar atados –sin nada que hacer [no al extractivismo, a los transgénicos, a la clonación, a la intervención sobre la naturaleza: convertirle al ser humano en ser pasivo y útil]- a las futuras generaciones, con la promulgación de leyes eternas). Strictu sensu, no solamente se va a heredar a la descendencia un mundo destruido, sino además ciencia y tecnología, con lo cual ellas deberán actuar (se dice también, que "Hoy los niños están naciendo con una hebra del ADN más activa", con una "forma más sutil de energía …[sic]… de pensamiento" [en verdad, de "materia", debe entenderse, puesto que todo en la realidad es materia {masa y propiedades –movimiento- y la "energía" es una forma de cinetismo}]); por otra parte, si se les hereda un mundo automatizado, el problema ecológico les permitirá tener algo en que seriamente ocuparse.

    El ser humano mientras sea de y viva en la naturaleza, respectivamente, no podrá coexistir en armonía con ella; solamente cuando se independice de ella y forme su propia naturaleza (la automatización completa) podrá "dejarla en paz", esto es, ya no tendrá que servirse de la naturaleza (primera) directamente y como consecuencia: proceder a vivir en simbiosis con ella, antes: ¡no! (de manera que el deseo ecologista de cuidar o no usar a la naturaleza, si bien expresa aquello que va a ocurrir en un mediato futuro, hoy no es procedente). Por tanto, la respuesta pertinente sobre los problemas ambientales (extractivismo antrópico, verbi gracia) y otros (la explotación, el positivismo, la tecnocracia –"problemas globales"), se ubica en la perspectiva de plantearse y otorgar respuesta (en sentido híper determinista) a las clásicas preguntas filosóficas componentes del "discurso fuerte" (G. Vattino), que guardan relación con el papel del individuo en la historia, con el de la historia en la naturaleza, con el sentido de la realidad toda. ¿Qué es el ser humano y qué rol le provee de sentido a su vida?

    Como siempre las posiciones al respecto son dos: la hedonista (El ser humano [el burgués y el sensualista] está más cerca de la bestia –F. Nietzsche) y la racionalista, en este caso. Respecto de las citadas visiones, sólo la segunda es objeto de atención aquí: el papel del individuo (de la humanidad) en la historia consiste en crear el sucedáneo mecánico del trabajo, para liberarse de él (del trabajo en la producción material) y dedicarse por completo a producir la idea entera (el carácter cartesiano de la percepción: si bien es cierto que "pienso para existir", en último término: "existo para pensar", en tanto esa es la razón específica de la vida racional: más allá de la vida, la producción del concepto); el papel de la historia en la naturaleza trata con la producción de la "nueva naturaleza", apartándose de ella, pero teniéndola como supuesto; el sentido del movimiento material es concluir con su ciclo actual, una vez que ha alcanzado su representación abstracta (función del ser humano). Si un león, en sentido genérico, no casa herbívoros, no cumple su función regulatoria natural y su ser ha fracasado; si la humanidad no produce la idea absoluta, habrá estropeado su existencia.

    El "darwinismo social" prometeico, es una ley histórica en la humanidad: su oposición induce a ingresar en un estado estacionario, esto es, a bloquear la operación de la contradicción (social), condición que simplemente repite el ciclo, incluso que niega el estado animal; ahora bien, si la naturaleza es productivista, modernista, prometeista (va de la célula a los organismos superiores y su proceso evolutivo a saltos concluye con la formación del neocórtex), no es ilícito pensar (advertir), que el proceso humano se trata de movimiento progresivo incesante (si el ser humano respeta a la naturaleza, no progresa; el ejemplo claro son los "pueblos no contactados": ellos son "sabios", viven en "armonía" con la naturaleza por "racionalidad"; en verdad, se hallan anclados en la etapa animal). A la paz habrá de llegarse al alcanzar el más alto escaño de desarrollo de la conciencia: cuando un plan imperativo lógico substituya a la antinomia, dé continuidad a la vida, al progreso. Conocimiento total, paz y libertad, son "sinónimos"; se deben alcanzar –de consuno- al "fin de los ´tiempos´". En el comunismo (circunstancia en devenir, en el que la antinomia intra humana [lucha de clases], tanto como la que el género ha sostenido con la naturaleza en el trabajo, se han resuelto y, por tanto: han dejado de ser, de impulsar el movimiento de la vida humana), la contradicción, que pasa a mover al sistema (verdadera comunidad), que a la vez es última y esencial: es la contradicción entre ontología y gnoseología; pero, una vez que esta contradicción también sea resuelta en el conocimiento total, la vida racional llega efectivamente a su fin.

    La categoría integral (el punto tope de "lo real" [e inicial de la abstracción]), que explica la totalidad de la existencia (siempre según la perspectiva metodológica, que hipotetiza la zona de desarrollo meta de la historia y que a través de ese foco visor conjetura los procesos que han devenido, que se hallan en curso –teleologopraxeontología), es la de neocórtex (como se ha dejado sentado ya: neuronas de la asociación simbólica, base material del pensamiento): ella es (en sentido óntico-histórico) el presupuesto efectivo del comienzo de la investigación (ignorancia que se niega a sí misma y se supera) y fin al que llega la realidad (telos: racionalidad, conciencia que deja de ser), de lo existente. Dicha abstracción (inicial –M. Bunge) es la frontera del proceso cósmico-natural, la plasmación de sus leyes: de su fisiología; viene a ser, a su vez, el comienzo de la historia: su realización progresiva, la que produce (praxis) lo que realmente importa: la idea, el metadiscurso omnicomprensivo; ahora bien, la formulación de la "teoría de todas las cosas" será planteada dónde debe: en la Filosofía.

    Partes: 1, 2, 3

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