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De las revoluciones




Enviado por Joise Morillo



  1. Introducción
  2. Revolución
  3. Las revoluciones según Aristóteles
  4. Causas de las revoluciones en las democracias
  5. Analogía entre Aristóteles y Simón Bolívar respecto al origen de la tiranía en democracia
  6. Conclusión
  7. Bibliografía

Introducción

Para hablar o discernir en revoluciones, brevemente, se debe acudir necesariamente a la literatura clásica de la madre de nuestra cultura occidental, representada por la prima información literaria acerca del tópico; "Política" de Aristóteles. Sin embargo, debemos considerar postulados de contemporáneos que demuestran las fases más resaltantes y conceptos que en las revoluciones acaecen y que dan como factibles sus críticas, tanto positivas como negativas y, en el menor de los casos sublimes e indiferentes a ambas posturas.

"Las revoluciones proceden empleando ya la violencia, ya la astucia. La violencia puede obrar desde luego y de improviso, o bien la opresión puede venir paulatinamente; y la astucia puede obrar también de dos maneras, pues primero, valiéndose de falsas promesas, obliga al pueblo a consentir en la revolución, y no recurre sino más tarde a la fuerza para sostenerla contra su resistencia." Aristóteles[1]

Revolución

Etimología: deriva del verbo latino volvere, significa inicialmente regreso, en otras palabras echar para atrás, algo que se había adelantado, dando vueltas o desarrollándose.

En términos políticos se empieza a utilizar, según Ángel Viso, en el año 1438, luego en su lugar de origen Francia en 1789 pasaría a designar una mutación política, desordenada, radical y de máxima violencia, La revolución Francesa

Carácter de la revolución

"Se desea lo que no se tiene"

Es una máxima que determina simplemente la ambición de quienes, desposeídos o no, de bienes naturales, materiales o espirituales desencadenan increíbles y patéticas pasiones para complacer tanto la concupiscencia como a la vanidad y al espíritu, entre sendas cualidades sensibles, las más resaltantes de las pasiones son el amor y el odio. Tal máxima es considerada por Platón en "El Banquete"

Políticamente, en cuanto al amor, deriva de: orden, armonía, empatía, del placer que origina el advenimiento de sentimientos nobles y profundos fundados en la bondad y la belleza espiritual de quienes manejan la economía conductual de los individuos, de las masas o colectivos, populares o no, en todo caso el pueblo. Por otro lado el odio que deviene de lo antagónico al amor, alimentado por: la intriga y el rencor el resentimiento y la frustración de entes pervertidos y corruptos, quienes afectados por una severa inmadurez espiritual en el mayor de los casos, proceden con la violencia, la usurpación y la codicia en función del beneficio peculiar y no colectiva; no obstante evolucionar en un ambiente de opulencia y educación elevada. Sus oscuros sentimientos transformados en vicios, sádicos y morbosos más bien provienen del fetichismo y el estigma dogmático.

De la supuesta genialidad del bardo de Avon, W. Shakespeare, tenemos una tragedia que tipifica, con un sesgo de venganza lo que podría llamarse volver atrás, inspirada en la historia de Escocia, el bardo, en el Poema trágico de Macbeth da merito a la saga de los valientes y aguerridos revolucionarios (Malcolm y Macduff) quienes han sido ofendidos con el crimen y la traición, con la muerte de su padre el Rey Duncan, aun cuando este habría dignificado al asesino con el magnánimo título Thane de Cawdor. A Macbeth, la codicia y fetichismo, avivado por la vanidad y la intriga de su mujer, le convierten en el tirano asesino que sucumbirá ante la supuesta justicia de los agraviados hijos de Duncan, una vuelta atrás de poder y gloria para la realeza de Escocia.

En el siglo XX considerando el concepto etimológico de Viso, en La Rusia confederada actual se desarrolló lo que se podría llamar –"pacifica por cierto"- una verdadera revolución Rusa. Esta fue volver atrás con el planteamiento, constitución y restitución en el gobierno ruso, un sistema legislativo (Duma) el cual ya había sido empleado por La monarquía Romanov en el liderazgo zariano de Nicolás II. Y que derivado de los cambios comunes de los gobiernos totalitarios, Ilich Ulianov había desecho, por lo cual permaneció como espectro fantasmal de la política Rusa por más de 70 años…

China, aun con su legendario y opacado Mao con sus 5 teorías filosóficas del comunismo, no conoció una revolución verdadera en el sentido del progreso –no obstante su tristemente célebre revolución cultural- como la propuesta por Deng Xiao Ping:

"no importa el color del gato lo importante es que case ratonas"

Tal máxima hace regurgitar la indigestión prehistórica de un comunismo improvisado y encausado a un constante emplear de la miseria y el control político, para mantener una ideología engañosa y arcaica donde la concepción del humanismo se aboca al sentimiento natural y no a la evolución de la especie en espíritu y cuerpo con el patrón humanitario que debe prevalecer para el beneficio del pueblo en común y principalmente del verdadero desposeído. Las herramientas, el socialismo, el capitalismo y la democracia en pleno y genuina.

Hannah Arendt en "Los orígenes del totalitarismo", define, iniciando ese volumen literario entre los años 45-49 a las revoluciones de la época anterior a la segunda guerra mundial como parte de: "décadas de desorden, confusión y horror" patentizadas y colaterales a: "la ascensión de los movimientos totalitarios, debilitamiento de gobiernos parlamentarios, seguido por toda clase de nuevas tiranías, fascistas y semifascistas, dictaduras de partidos únicos y militares y, finalmente, el aparentemente firme establecimiento de gobiernos totalitarios que descansaban en el apoyo delas masas: Rusia 1929 y Alemania 1935"

Para Ortega y Gasset, la revolución comienza cuando se colocó al hombre medio —a la gran masa social— en condiciones de vida radicalmente opuestas a las que siempre le habían rodeado. Volvió del revés la existencia pública. La revolución no es la sublevación contra el orden preexistente, sino la implantación de un nuevo orden que tergiversa el tradicional. Por eso no hay exageración ninguna en decir que el hombre engendrado por el siglo XIX es, para los efectos de la vida pública, un hombre aparte de todos los demás hombres. El del siglo XVIII se diferencia, claro está, del dominante de! XVII, y éste del que caracteriza al XVI, pero todos ellos resultan parientes, similares y aun idénticos en lo esencial si se confronta con ellos este hombre nuevo. Para el «vulgo» de todas las épocas, «vida» había significado, ante todo, limitación, obligación, dependencia; en una palabra, presión.

Según A. Bernardo Viso, Locke es el gran teórico de las
Revolución Gloriosa, dice que: tanto el cómo Hobbes parten de
la idea de crear un pacto para fundar un Estado con base a una Sociedad Civil,
considerándose que el hombre no contento con determinado régimen
puede abandonar toda pertenencia que le ata aun territorio. Esto podría
definirse como una revolución particular donde el hombre renuncia a la
igualdad y libertad, al poder ejecutivo que le afecta, con el único objeto
de que el poder legislativo cuide mejor de él. Todo con el fin de no
empeorar las condiciones adversas que le prodiga la naturaleza, y derivado a
su firme convicción de que, donde termina o se tergiversa la ley en función
de beneficiar a los servidores públicos, empieza la tiranía, pues
donde se sobrepasen los límites del poder otorgado por la ley en perjuicio
de terceros y no para el bien común, la magistratura se corrompe, entonces
el individuo, la comunidad (el pueblo puede oponerse) así sea contra
el rey. Esto es revolución.

Todo planteamiento crítico tiene sus pros y contras, una razón que motiva e inspira al marxismo es lo que propone como causa de las revoluciones Ernst Fischer en "la revolución es distinta", particularmente aparte de la verdadera concepción del vocablo revolución. Sin embargo, bajo un criterio causal valido, por cuanto se señala una razón más que fútil y sofista respecto a las verdaderas causas de las diferencias clasistas y el apego a su exterminio, no de una por la otra, sino de tales diferencias en sí, nacida de factores de voluntad de poder (Nietzsche), la maldad y el conformismo que afectan al individuo, aunado a la apatía y la omisión de quienes han ostentado la dirección política de las naciones y/o pueblos.

Para Fischer habrá revolución cuando "Los cambios sociales estructurales, por otra parte, o sea algo más que un cambio de régimen y de los métodos de dominio, sólo son posibles cuando una de las grandes agrupaciones sociales que acostumbramos a designar como clases arranca el poder de manos de la clase hasta allí dominante."

Afirma que antes que Marx y Engels se han identificado luchas de clases identificadas por Maquiavelo en Florencia, pero advierte que: "acerca de la historia de las luchas de clase en dicha ciudad; Sismondi, Tocqueville, Mignet, Guizot, Thiers y Thierry han hablado, antes que Marx y Engels, de clases sociales y de sus luchas, y las han entendido como sujetos de la evolución social. (Con lo que no se quiere decir, con todo, que únicamente las acciones de las clases sean capaces de conmover el mundo.) Pero si promueven de alguna forma las diferencias de clases aun cuando no haya luchas entre ellas.

En este sentido las luchas de clases no son en sí las que promueven las revoluciones, más adelante explica, "Con la división creciente del trabajo, la sociedad se ha diferenciado en grupos múltiples, a saber: terratenientes, campesinos libres, campesinos siervos, esclavos, grandes comerciantes, artesanos urbanos y rurales, grandes industriales, asalariados, curas, guerreros, médicos, arquitectos, actores, vagabundos, etc. Ha resultado que algunos de estos grupos superan a otros en relevancia; que existen intereses fundamentales, de semejantes grupos, que se enfrentan antagónicamente a intereses fundamentales de otros; que son las condiciones de propiedad (entretejidas con privilegios, instituciones y tradiciones) las que producen dicho antagonismo. A partir de estos grupos socialmente decisivos se han formado gradualmente las clases.

Por ultimo sentencia: Mientras haya individuos que no dispongan de otro medio de producción fuera de su capacidad de trabajo, y estén obligados a vivir de la venta de esta mano de obra, y otros que posean medios de producción de toda índole y obtengan beneficios mediante la compra de mano de obra ajena; mientras esto sea así, la sociedad seguirá siendo una sociedad de clases.

He ahí el dilema, porque las clases en sí, ¿no es acaso la incapacidad del individuo o los individuos inmersos en un patrón de voluntad limitante o limitada, por efectos externo y/o internos los que verdaderamente, hacen que una clase se supere para beneficio mutuo e individual en un colectivo?

De esto tenemos las triste palabras de Héctor Rodríguez, para entonces ministro de educación del gobierno de Venezuela, al momento de efectuarse un dizque congreso de alto nivel para la educación, donde tuvo la errada y triste oportunidad de Decir:

"no vamos a sacar a la gente de la pobreza a la clase media para que se conviertan en escuálidos"

¿Dónde está la voluntad de poder de este funcionario para extirpar el flagelo de las clases que con tanta alharaca critican los "Socialistas" contemporáneos? ¿Es que acaso con esta actitud no están reclamando la voluntad de poder del malo para mantenerse en el poder (ser ricos), mientras el resto (el pueblo) mantenerse en la miseria? ¿no sería esta voluntad la que crea, no la pluralidad de clases sino dos los que mandan y los mandados?

Pitágoras decía: "Mantened al pueblo entre la indigencia y la riqueza, en término medio –clase media-, pues, el pobre es vil –hace cualquier cosa por comer- y el rico es insolente"

Las revoluciones según Aristóteles

En el inicio de este trabajo, se observó que las causas de las revoluciones son polifacéticas y que las diferencias, principalmente de privilegios ventajas y beneficios de unos individuos o colectivos en comparación con restricciones, resentimientos u ofensas sufridas por otros individuos o grupos en los mismos predios, pueden, en un porcentaje alto ocasionar trifulcas y disturbios, máxime el establecimiento de patrones gubernamentales que afectan diferentemente a unos y a otros, en beneficio o perjuicio. Por ello se desarrollan vueltas atrás o cambios en retrospectiva que se denominaran revoluciones.

Aristóteles haciendo un análisis en Política plantea que en las democracias y oligarquías "Lo más prudente es combinar la igualdad relativa al número con la igualdad relativa al mérito. Sea lo que fuere, la democracia es más estable y está menos sujeta a trastornos que la oligarquía. En los gobiernos oligárquicos la insurrección puede nacer de dos puntos, según que la minoría oligárquica se insurreccione contra sí misma o contra el pueblo; en las democracias sólo tiene que combatir a la minoría oligárquica."

Para Aristóteles es casi inaudito que se realicen revoluciones, esta actitud para el obedece al poco entendimiento y tolerancia entre quienes ostentan el poder y quienes le aspiran mediante elecciones, de esto afirma:

"El pueblo no se insurrecciona jamás contra sí propio, o, por lo menos, los movimientos de este género no tienen importancia. La república en que domina la clase media, y que se acerca más a la democracia que a la oligarquía, es también el más estable de todos estos gobiernos."

El estagirita, respecto al origen de las revoluciones afirma que para entender las causas de las mismas debemos estudiar de dónde nacen las discordias y trastornos políticos y, se examinarles.

"Todas estas pueden reducirse, por decirlo así, a tres principales, que nosotros indicaremos en pocas palabras y que son: la disposición moral de los que se rebelan, eí fin de la insurrección y las circunstancias determinantes que producen la turbación y la discordia entre los ciudadanos. Ya hemos dicho lo que predispone en general los espíritus a una revolución; y esta causa es la principal de todas. Los ciudadanos se sublevan, ya en defensa de la igualdad, cuando considerándose iguales se ven sacrificados por los privilegiados; ya por el deseo de ía desigualdad y predominio político, cuando, no obstante la desigualdad en que se suponen, no tienen más derechos que los demás, o sólo los tienen iguales, o acaso menos extensos. Estas pretensiones pueden ser racionales, así como pueden también ser injustas. Por ejemplo, uno que es inferior se subleva para obtener la igualdad; y una vez obtenida la igualdad, se subleva para dominar.

Tal es, en general, la disposición del espíritu de los ciudadanos que inician las revoluciones. Su propósito, cuando se insurreccionan, es alcanzar fortuna y honores, o también evitar la oscuridad y la miseria; porque con frecuencia la revolución no ha tenido otro objeto que el librar a algunos ciudadanos o a sus amigos de alguna mancha infamante o del pago de una multa.

En fin, en cuanto a las causas e influencias particulares que determinan la disposición moral y los deseos que hemos indicado, son hasta siete, y, si se quiere, más aún. Por lo pronto, dos son idénticas a las causas antes indicadas, por más que no obren aquí de la misma manera. El ansia de riquezas y de honores, de que acabamos de hablar, puede encender la discordia, aunque no se pretenda adquirir para sí semejantes riquezas ni honores y se haga tan sólo por la indignación que causa ver estas cosas justa o injustamente en manos de otro. A estas dos primeras causas puede unirse el insulto, el miedo, la superioridad, el desprecio, el acrecentamiento desproporcionado de algunas parcialidades de la ciudad. También se puede, desde otro punto de vista, contar como causas de revoluciones las cábalas, la negligencia, las causas imperceptibles y, en fin, la diversidad de origen."[2]

Causas de las revoluciones en las democracias

Según Aristóteles, en la democracia las revoluciones nacen principalmente del carácter turbulento de los demagogos. Con relación a la empresa privada (particulares), los demagogos con sus perpetuas denuncias obligan a los mismos ricos a reunirse para conspirar, porque el común peligro aproxima a los que son más enemigos; y cuando se trata de asuntos públicos, procuran arrastrar a la multitud – al populacho según Arendt- a la sublevación. Fácil es convencerse de que esto ha tenido lugar mil veces. Para esto fueron especialistas los Nazis mediante la propaganda y la información.

"Hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento (…) Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las más es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar (…) Una mentira repetida mil veces, termina creyéndose como verdad" [3]

Los excesos de los demagogos producen con sus falacias y sofismas, la caída de las democracias, poniendo a los principales ciudadanos en la necesidad de aliarse contra ellas. Los funcionarios demagogos que administran los fondos públicos destinados al pago de los sueldos malversan los mismos, impidiendo satisfacer las necesidades los funcionarios públicos, como pagos de préstamos e hipotecas, compra de alimento etc. Los cuales, para evitar las vejaciones de los tribunales, no tienen otro recurso que conspirar y derrocar al gobierno popular. Con sus injusticias precisan a los ciudadanos ricos a abandonar el país; por ese motivo los expatriados, se congregan y conspiran vuelven al país y arrancan al pueblo todo su poder.

Los demagogos, para multiplicar las confiscaciones (expropiaciones), condenan a destierro a muchos de los principales ciudadanos, con lo cual en poco tiempo crece el número de los desterrados; éstos reunidos en el exterior vuelven al país y, después de derrotar al pueblo en batalla campal, establecen gobiernos oligárquicos. Queriendo congraciarse con la multitud, irritan a las clases superiores del Estado a causa de las injusticias que con ellas cometen, pidiendo el repartimiento de tierras y haciéndoles que corran a su cargo todos los gastos públicos, o se contentan con calumniarlos, para obtener la confiscación de las grandes fortunas.

Analogía entre Aristóteles y Simón Bolívar respecto al origen de la tiranía en democracia

Aristóteles

Cuando un mismo personaje era demagogo y general, el gobierno degeneraba –por la usurpación de los poderes y un discurso falaz- fácilmente en tiranía. Estas usurpaciones fueron son y serán en todos los tiempos muy frecuentes, por razones muy específicas: en otras épocas, para ser demagogo, era indispensable proceder de las filas del ejército, porque no se sabía todavía utilizar hábilmente la palabra. En la actualidad, gracias a los progresos de la retórica, basta saber hablar bien para llegar a ser jefe del pueblo; los oradores civiles no se convierten nunca o raras veces en usurpadores de los poderes, a causa de su ignorancia militar. Lo que hacía también que fueran las tiranías en aquel tiempo más frecuentes que en el nuestro, era que se concentraban poderes enormes en una misma magistratura o persona.

Bolívar

La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía. Un justo celo es la garantía de la libertad republicana, y nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.[4]

Conclusión

Extracto de: "la revolución es distinta".

"Para defender lo conquistado no se requiere dictadura alguna, sino simplemente la decisión del nuevo régimen democrático de oponerse con la fuerza a toda contrarrevolución "violenta" y de no permitir que los fundamentos del poder, esto es, las grandes industrias y los bancos, los medios de masa y el ejecutivo armado les sean arrancados a los órganos democráticos del pueblo que trabaja". Esto se refiere a defender los gobiernos escogidos democráticamente, y no a perseguir a quien trabaja, y produce particularmente, el socialismo no puede ser sin democracia y para que haya democracia debe haber concurso, diferentes formas de pensar, siempre en función del beneficio colectivo. ¡Debéis aprender y aprehender de una vez por todas que el socialismo es un sistema político y el capitalismo es un sistema productivo (económico) que muy bien pueden ser utilizado paralelamente en beneficio del pueblo! Recordad también que, el pueblo, somos todos, los intelectuales, los obreros, los comerciantes, los profesionales, usted señor presidente y todos aquellos que tuvieron el privilegio de haber nacido en esta tierra y los que por ley adquirieron su nacionalidad para venir a trabajar y producir.[5]

La revolución del siglo XXI es un ejemplo antagónico de todo concepto filosófico de revolución, principalmente con el manejo de sus mecanismos caducos y románticos añorando una ideología que su asidero principal es un análisis de un sistema económico, con orígenes ancestrales y al cual Adam Smith uno de sus defensores más ilustres llamo una mano invisible que hace que la sociedad progrese mediante la economía del libre mercado y que Carl Marx llamo el Capital. Que de no haber sido por su forma de concebir el trabajo del asalariado como "plusvalía" este análisis sistemático no hubiera tenido el emblema que se le atribuye.

Es ¡un verdadero proceso Lombrosiano!

"La idea es cambiar todo para que todo siga igual"

Cuando un presidente dice esto: "Planes para hacer una revolución total y profunda en la administración pública, en la administración del Estado, revolución dentro de la revolución, cambiarlo todo para servir al pueblo, es la consigna". Por otro lado otro funcionario, con su demagogia habitual dice que las empresas expropiadas manejadas por gerentes del estado fueron un fracaso: "¡No supimos manejar adecuadamente las empresas expropiadas! Las llevamos al fracaso" ¿estará eso bien? Y ¡para colmo! en vez de devolverles las empresas a sus antiguos tenedores, traen para que asesore y se encargue de los asuntos económicos del país a un extranjero fiscal en los juicios sumarios que condenaron y fusilaron a los opositores en el régimen de sus propio país y quien tuvo como jefe inmediato a otro esbirro que destruyó la economía de su país cuando fue ministro de industria y comercio ¿está bien? Considerando lo importante que es el sector económico de una nación ¿no es esto exponer a la patria a traición? ¿Por qué no emplear gerentes, economistas, probos e idóneos que han dado muestra de que si saben poner a producir empresas? ¿Sera que ese gobierno no piensa que haber gastado inmensas cantidades de dinero en pagos a otra nación por asesoramientos que muy bien pueden hacer los profesionales locales –a los cuales se ignoran- no es traición al pueblo? ¡Castigándole así con sadismo y morbosidad!

Quien no entiende nada de lo que está aconteciendo en la política económica de su nación, o es demasiado duro de aprehender conocimientos, o es un conformista, contento con: misiones, esperanzas inefables o con la pensión por vejes que es obligación del gobierno y no un regalo, caso que sería el colmo no obtenerla cuando un país percibe actualmente el ingreso de dinero por exportaciones. Lo que exclama este presidente como consigna supuestamente para cambiar la senda errada de los mecanismos planteados para mejorar, es según Aristóteles, demagogia. Empero, la verdad es que con este tipo de proceso el régimen cambia todo en beneficio de ellos, pero para el pueblo todo sigue igual.

Con planes económicos plagadas de hipocresía, demagogia y sofismas siguen adoctrinando al pueblo desposeído e ignorante. Esta perversidad no no debería suceder más en ninguna nación por ninguna otra causa.

"Un partido de estructura dictatorial, que pretenda tener siempre razón y sea intolerante contra toda contradicción y contra todo argumento molesto, sólo sirve para establecer un régimen totalitario, no como transición al socialismo, sino como estado permanente." Fischer[6]

Hasta ahora la espontaneidad y la fuerza creadora de las masas no han conseguido en parte alguna una victoria a la clase trabajadora, y menos vindicaciones para las mismas, pues, los líderes revolucionarios del S. XX-XXI han considerado a las mismas, simplemente como la base de apoyo a sus pretensiones de poder y no como el objeto a defender, proteger y por lo cual debe trabajar.

Estos líderes: Lenin, Mao, Pol Pot, Fidel Castro, Kim Jong, han instaurado, dictaduras, cuyos aparatos han ejercido dicha fórmula política dizque en nombre del proletariado, de los trabajadores, del pueblo, y la consecuencias han sido sumisión, obediencia, austeridad, miseria y muerte.

Rosa Luxemburg predijo -sin querer- el fracaso de esta clase de revolución, contra esta afirmó, "partidos de esta clase se han visto confirmados por el desarrollo histórico."

El fracaso es, por la forma errada de organizarse. Llámense como se quiera: partidos de unión o comunidad de lucha (comunas) propenden siempre a verse corrompidos por el poder y a establecer el dominio de un aparato burocrático. Este tipo de régimen le exige al pueblo como dictadura, llámese: revolución del proletariado, socialismo, etc., favorecer las tendencias dictatoriales, por lo cual se paralizan las democráticas. Por tanto, se suprimen las decisiones democráticas en alternativas; el desarrollo de formas democráticas directas e inmediatas, planteamientos democráticos de fondo, controles ascendentes; posibilidad de exigir responsabilidad a los camaradas dirigentes, y de limitar y renovar permanentemente el aparato político administrativo, el cual se convierte automáticamente en una suerte de herencia y nepotismo.

Considerando esta situación, este tipo de régimen y su partido, en vez de democrático; emana, sin duda, en un club, no para discutir, sino en un lugar común que ha de servir las más de las veces para convertir, con su praxis, al pueblo en campo de ejercicio de disciplina militar. En este régimen no hay partido o sindicato o confederación (distinto al del partido de gobierno) que anticipe o participe, con sus ejemplos o propuestas la sociedad que el pueblo quiere establecer.

Solo existe una proposición "valida" -que brilla por su ambigüedad anti colectiva- "la del máximo líder".

! Por tal motivo, el pueblo, debe exigir el cumplimiento cabal de la constitución, sin interpretaciones tergiversadas y complacientes con l gobiernos (…) Hasta ahora no ha habido revolución que haya sido para bien, excepto, para satisfacer caprichos y codicias de aquellos que "desean lo que no tienen"!

Bibliografía

Arendt H., 2008 Los orígenes del Totalitarismo, Editorial Taurus, Colombia

Aristóteles, Política., 1993, Editorial Espasa Calpe, España

Bolívar, S., 1983, Escritos Fundamentales, Monte Ávila Editores, Caracas, Venezuela

Fischer, E., 1975, la revolución es distinta, Editorial J. Grijalbo, México

Gómez P., M.A. 2004, Pitágoras, Editorial Tomo, México

Ortega y Gasset, J., 1983 La rebelión de las masas Editorial Orbis, España

Platón, El Banquete, 1983, El Banquete, Editorial Espasa Calpe, España

Viso, A. B., 2000, Revoluciones Terribles, Editorial Grijalbo, Venezuela

 

 

Autor:

Joise Morillo

Licdo en filosofía

[1] Arist?teles, 1997, Pol?tica, Capitulo II Arist?teles, 1997, Pol?tica, Capitulo II, P?g. 288, Editorial Espasa Calpe, Madrid.

[2] Ib?d., El ansia de riquezas y de honores, puede encender la discordia, aunque no se pretenda adquirir para s? semejantes riquezas ni honores y se hace tan s?lo por la indignaci?n que causa ver estas cosas justa o injustamente en manos de otro. P?g. 281, Editorial Espasa Calpe, Madrid.

[3] Goebbels, J.1942 ministro de informaci?n y propaganda Nazi

[4] B0liv?r, S. 1993, Escritos fundamentales, Discurso de introducci?n ante la instalaci?n del Congreso de Angostura del 15 de febrero de 1819, P?g. 113, editorial Monte Avila, Caracas

[5] Fischer, E. 1975, ex diputado del partido comunista de Austria hasta 1970,afirma en ?La revoluci?n es distinta? afirma que la revoluci?n no necesita ni dictadura ni tiran?a ni un solo hombre por mucho tiempo en el poder en la p?g. 80. En colecci?n 70 de Grijalbo.

[6] Ib?d.

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