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La educación superior en México. La crítica pedagógica a la hegemonía de poder



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Antecedentes históricos de la relación educación – dominación
  4. Conformación de las Universidades
  5. El papel de la? Crítica pedagógica
  6. A modo de conclusiones
  7. Bibliografía

Resumen

La concepto educación en México,  es forjado  en el seno de  la cultura prehispánica sufriendo un cambio radical en la conquista, que comienza a delinearse en los albores del siglo XIX, pero considerado como parte fundamental del proceso modernizador hasta mediados del siglo XX, en el que se le inserta como elemento clave del progreso nacional, pero que  – sin lugar a dudas- dejó y sigue dejando, lastres de sometimiento a causa de los intereses de quienes ostentan el poder. Una forma de revertir tal situación es crear ciudadanos críticos y aptos para ejercer su participación conciente como actores claves del cambio social.

Introducción

El siglo pasado estuvo marcado por grandes cambios que dieron pie al surgimiento de nuevas formas de pensar y de actuar.  El cambio drástico de una sociedad agrícola a una industrializada, generó la puesta en marcha de un plan  económico basado en  el libre mercadeo; aunado a ello, el avance agigantado de la ciencia, de  los sistemas tecnológicos y de comunicación se perfeccionaron, que se convirtieron en parte fundamental del status quo consumista y de dominio, que ha abarcado todo el entorno humano, inclusive el de la educación.

Antecedentes históricos de la relación educación – dominación

México,  – como otros países subdesarrollados- recibió tal efecto,  dando respuestas emergentes, con el objeto de afrontar las exigencias  del nuevo modelo capitalista. En consecuencia, el fenómeno educativo tiene que adaptarse a los nuevos parámetros  de competitividad, excelencia, creatividad e innovación, que lleve a los estudiantes a ser, cada día más emprendedores.

No obstante, cabe hacerse la siguiente pregunta ¿  que ha propiciado en un país tan rico en factores productivos, una situación  de pobreza en las mayorías? Así mismo ¿ qué sucede con estas mayorías que viven esperando un futuro mejor con una actitud pasiva? ¿ Interesa realmente a la sociedad gestar  el cambio? ¿ Qué tipo de cambio es  el que esperamos, el económico solamente? ¿ Será este factor la clave para la conformación de una sociedad democrática, que garantice el derecho de sus ciudadanos?

Aparejada a estas interrogantes sobrevienen otras como: ¿ qué papel juegan y han jugado los medios masivos de comunicación en la conformación de una sociedad pasiva y esperanzada?, ¿ cuál es el elemento que la mantiene en tales condiciones y qué  papel funge?

Uno de esos tantos elementos  es la educación, sin lugar a dudas; porque ha sido ésta el medio Institucional, por el cual se ha  expandido desde los tiempos más remotos del nuestra cultura, la  ideología de poder. Entretejiéndose  sistemática y estructuralmente, una hegemonía a cargo de quienes sustentan el poder, representado por la minorías ( o clase social pudiente).

Cabe preguntarnos acerca de medio: ¿ por qué habría de ser la educación la vía de dominio y por esta sujetar a las mayorías? La respuesta salta a primera vista: en primer lugar, obedece al proceso mismo de evolución y desarrollo del ser humano; segundo, la conformación de los pueblos hace que  tradiciones y costumbres sean heredadas  por generaciones; tercero, porque los dos aspectos  homogenizan el sentir y actuar  del pueblo, creando lazos de pertenencia. En pocas palabras, se convierte en medio específico de control social. Finalmente, porque  provee de cualidades laborales para desenvolverse dentro de la sociedad.

La educación se institucionaliza ( al igual que el  Estado, la Religión,  diversas Organizaciones[1]), constituyéndose en factor prioritario para espacir la semilla hegemónica. Pero ¿ cómo se logra infiltrar tan aberrante mal?  Las clases dominantes deben afianzar su  status quo de dominación[2], sirviéndose de cualquier instrumento que  sea útil para cumplir con tan apreciado objetivo, sea la violencia  física[3]  o  un medio más sublime  del  cual estamos hablando.

Además:

La producción y difusión de la ideología dominante es una de las tareas del  Estado, de funcionarios de éste o de determinados organismos. Al llevar a cabo tal tarea, el   Estado actúa en aras de los intereses a largo plazo de la clase o las clases que más se benefician con las relaciones sociales existentes; es decir, actúa en aras de los intereses a largo plazo de la clase o clases dominantes [4].

Para constatarlo, remitámonos a los tiempos antiguos  en la  época prehispánica. Los aztecas concebían el proceso educativo en dos etapas: por imitación y  el de aprendizaje formal. El segundo se administraba por parte de los altos mandos del pueblo, guerreros y sacerdotes, en dos lugares distintos: el Calmecac (  educación para los sacerdotes) y el Tepochcalli ( educación para los guerreros). "La enseñanza en estas instituciones  estaba orientada hacia la formación de la élite dirigente, por medio de  rigurosas y severas costumbres, reforzando la imagen difundida socialmente de su mayor aptitud para el mando y su virtuosa conducta moral"[5].

Desde esta perspectiva, es claro inducir una jerarquía social: los pipiltin ( clase gobernante) y los macehualtin o plebeyos, que se dedicaban a  la labranza de la tierra, servicios comunales y hasta su propia sangre  en los ritos establecidos para agrado de los dioses. Si alguno de ellos preguntaba el acerca de esa diferencia  social, se  le respondía que: "era conveniente esa situación para todos. Pues en primer lugar, había que engrandecer la gloria tenochca, ya que eran el pueblo elegido por los dioses, y a través de la almas alimentarían al Sol"[6]. Y una manera efectiva de imponer tal criterio, fue  a través de la fuerza  bruta.

La llegada de los españoles a la gran Tenochtitlán y  logrando el dominio de ésta, la tarea siguiente fue dar un vuelco gigantesco al estilo de vida de los naturales. Misión ardua y  que estuvo a cargo de los frailes franciscanos[7]. Fue la enseñanza del catolicismo lo que con el paso de los años fue cambiando las tradiciones y costumbres de  aquella cultura.

Y es lógico  pensar que este tipo de educación  obedecía a los deseos de la corona española, el sometimiento día  a día y la prevalecía de la ideología,  es decir, su régimen político:

"Se observa el paso de un interés preferencial por los indios a una atención casi exclusiva  hacia los criollos; de una obsesiva dedicación a la evangelización a una progresiva secularización de los estudios; de un cristianismo próximo a la pureza  apostólica a una recelosa vigilancia de la ortodoxia; y de un porvenir optimista para la formación intelectual de los naturales a su exclusión, prácticamente total, de los niveles superiores de instrucción"[8].

Como es de entender,  la fuerza militar  era  un instrumento válido para llevar a cabo tal fin.

Así pues, se impuso una nueva concepción del indio como  "hombre trabajador, caritativo, consciente de sus obligaciones, conforme con su pertenencia a un determinado grupo social y útil a la comunidad"[9].  Con la llegada de los jesuitas, la postura hegemónica logro  mejor arraigo, " la educación renunció a sus aspiraciones de integración  y renovación y se convirtió en mecanismo de conservación de prejuicios y privilegios"[10]  de la clase dominante.

El siglo XVIII y  mitad del XIX    se caracterizaron por el anquilosamiento de la educación, debido a los movimientos  bélicos de independencia y, posteriormente, la lucha encarnizada entre liberales y conservadores, que no produjo nada bueno para la educación de aquel entonces, que solo se administraba a quienes a pesar de las vicisitudes podían pagar por ella.

Es en 1822 cuando un nuevo modelo surge con el objeto de atender la demanda educativa de aquel tiempo: la educación lancasteriana. El método empleado  por ésta, consistían en la mútua enseñanza:  " el maestro en vez de  ejercer directamente la función docente con todos sus alumnos, prepara a los más adelantados, llamados monitores, para que enseñen a sus compañeros de aprendizaje"[11], mientras el profesor, por su parte, se dedicaba a cumplir  funciones  meramente disciplinarias.

Aunque tuvo se auge, cayó en  la exageración disciplinar  y en lugar de contribuir al desarrollo  tanto intelectual como humano, sólo derivó en la miseria. Ya que esta educación se impartía en internados municipales de aquella época. Por lo que  José Limantour, "formuló  (…) que todas la escuelas entonces municipales se unificasen pasando a depender del Gobierno Federal"[12],  sólo así se conseguiría la homogeneidad y las escuelas tendrían recursos necesarios, convirtiéndose en palanca poderosa de  progreso social.

Posterior a este hecho siguió la  fundación de la  Escuela Nacional  Preparatoria,  a manos de Gabino Barreda, En ella se organizaron planes de estudio con el propósito de atender asignaturas de cultura general que prepararan sólidamente a los futuros profesionales"[13].

Durante el régimen porfirista " la educación sufre un retroceso, ya que brinda todas las oportunidades para que el clero, sea nuevamente quien dirija las acciones en torno al ámbito educativo"[14].  Así, " el  estado representado por Díaz, niega el derecho al pueblo de adoptar en la educación, una postura científica o política. La Iglesia en esta época, se considera representante de la sociedad, y ratifica sus derechos: el de legislar, el de procesar y decretar"[15], a favor de la clases en el poder.

Con esta medida, se buscaba afianzar su posición en la dictadura, favoreciendo la explotación de los obreros  y fomentando el desarrollo de la industria burguesa, que abusó – a mas no poder-, de la mano de obra trabajadora, con salarios miserables y jornadas largas, producto del analfabetismo en que vivía la inmensa mayoría de los ciudadanos.

Años  posteriores al  a 1910, Justo Sierra logra  la creación de la  Universidad Nacional de México y en 1912  se funda la Normal Superior, a manos de Pino Suárez. En se mismos año se crea la Universidad Popular cuyo objeto era favorecer a la clase trabajadora  ansiosa de superación, pero que  Victoriano Huerta  deja sin apoyo alguno debido a que se  contraponía a sus intereses dictatoriales, centrando los recursos en el movimiento armando.

En esta década, un proyecto  va ser el que guíe la política, la economía y la educación del país,    el  cual " surge y se desarrolla durante al vigencia del primer estado nacional, que adopta la forma de un estado liberal – oligárquico" [16]. La finalidad de  dicho proyecto:

 " Respondía tan sólo a los intereses y necesidades   de las clases dominantes, el corte del planteamiento era eminentemente político. La uniformidad de la educación con miras a crear un fondo común de verdades, se transforma en un proceso de adoctrinamiento que pretendía diluir los conflictos de clase en un ideal de armonía social, y la cientificidad de los contenidos educativos se identificó con la concepción burguesa del mundo y de las relaciones sociales"[17]. 

Durante los veinte años siguientes se busca  la  reivindicación  de la sociedad mexicana  retomando los valore de la revolución, proyectando la educación a tales ideales, implementando  la formación para el trabajo a través de asignaturas que los capacitaran para  incorporarse al sector productivo.

Conformación de las Universidades

El período que corre de 1940-1980, se incorporó al proyecto educativo dentro del proyecto desarrrollista  de corte económico ( neoliberal):" los proyectos  quedan definidos por los diversos modelos económicos que implican las últimas cinco décadas: de 1940 a 1950, crecimiento con inflación; 1960, crecimiento a tasas constantes con estabilidad de precios, y el llamado desarrollo compartido"[18], de 1970-1980.

El elemento subyacente en  tales proyectos fue cien por ciento político y de  estilo conservador ( hegemónico). En ese sentido, " la educación queda subordinada al desarrollo económico, y con ello (…) la formación del individuo se instrumentalizó,  perdiendo la potencialidad revolucionaria que había tenido bajo la rectoría de la  justicia social"[19].

 Las dos décadas siguientes (1980-2000), el  país es dirigido  a la consecución de los principios e ideales del nuevo proyecto modernizador, de tendencia globalizante,  cuya  finalidad principal es "integrar, de manera gradual, la sociedad mexicana a nuevos parámetros, los de la modernidad, que para la élite en el poder son simple y llanamente los que presiden las prácticas hegemónicas y las instituciones de los países centrales"[20].

Así mismo, los organismos internacionales ( UNESCO, OCDE, BM), con sus lineamientos impuestos, impactan directa e indirectamente en el proyecto modernizador del país. Su influjo se ha llevado a cabo mediante asignación de fondos y la generación/procesamiento de  información estratégica sobre los países subdesarrollados, la cual posée credibilidad considerable "utilizada en el diagnóstico y prospectivas  por importantes grupos gubernamentales y privados"[21].

De esta  forma,  "la llamada excelencia se despliega  en ínsulas privadas o públicas – siempre y cuando opere con criterios privados- y la universidad pública, cada vez más estratificada (…), se  ve imposibilitada para seguir siendo el espacio privilegiado de la creación artística y de conocimiento humanístico y científico" [22], en aras de las orientaciones ( o principios) de políticas internacionales que influyen en las élites de poder nacional, dispersando sus ideologías de dominación – sometimiento  en los esquemas educativos de la Educación Superior mexicana.

El apartado histórico analizado tiene como objeto llegar al punto central que nos concierne, cómo la educación superior  ha  servido para justificar la ideología de poder si cumplir con en su totalidad el fin para el que se creo y cuál es papel que de ahora en adelante debe  desempeñar.

Fue a partir del  proyecto desarrollista ( 60"s)  y el deseo de  convertir a México en un país industrializado,  cuando comenzaron a surgir  Institutos Tecnológicos en todos los estados de la república, anteriormente sólo el  D.F. y las principales ciudades contaban con ellos.

Y diferentes tipos de  universidades: las públicas autónomas, las públicas estatales, las que dependen del gobierno,  privadas independientes y las privadas con reconocimiento de autonomía.

La Asociación Nacional de Universidades  e Instituciones de Educación Superior        ( ANUIES ), estableció tres ejes que deberían guiar  el caminar de la educación superior  tanto  nacional, como estatal y regional: a) vincular las universidades con el sistema económico; b) controlar la norma de ingreso estudiantil y c) mejorar la eficiencia del sistema educativo.

En 1978 se  " aprobó  una propuesta innovadora que consistía en establecer un sistema que permitiera coordinar la planificación entre el gobierno y las instituciones, en tres niveles: estatal, regional y nacional, que fue denominado Sistema Nacional para la Planificación Permanente de la Educación Superior ( SINAPPES)" [23], publicado por ANUIES en 1979.

Sin embargo, la realidad era otra y Mcnamara lo reafirma en su discurso de 1973 en Nairobi:

" El crecimiento  ( económico),   no está alcanzando a los pobres de manera equitativa. Y como éstos no contribuyen significativamente al crecimiento (…) no es sensato concentrarse en el sector moderno con la esperanza de que su alta tasa de crecimiento pueda llegar a los campesinos pobres ( Banco Mundial; 1980:13)" [24].

Y aunque el Gobierno  Federal era el principal inversionista,    " el curso que tomaban las inversiones era  resultado de las influencias ejercidas por dos principales conjuntos de intereses: un grupo capitalista – conservador, identificado con agrupaciones religiosas y que actuaba mediante una corporación de capitalistas conocida como el Grupo Monterrey; y un grupo constituido por inversionistas extranjeros que operaban a través de las corporaciones multinacionales" [25].

Por consiguiente en las universidades privadas, las colegiaturas eran " extremadamente altas, solamente accedían los individuos pertenecientes a grupos pudientes de la sociedad, que eran luego incorporados al sector industrial del mercado de trabajo privado.  Por otra parte, en el caso de los estudiantes pobres que asistían a universidades públicas, podrían lograr "excelencia" en las disciplinas vinculadas al sector primario pero tendrían un futuro profesional incierto" [26].

Todo ello porque los grupos en el poder y, sus intereses particulares, son quienes mantienen  la toma de decisiones, vinculados a dos objetivos capitalistas asignados al ramo educativo: " incrementar la fuerza de trabajo  y reproducir las condiciones de su explotación" [27].

Así tenemos que:

"Los menos favorecidos por el sistema educativo son también  los que se encuentran en una situación desventajosa en relación con el mercado de trabajo. La distribución del poder y de la propiedad en la sociedad mexicana, que repercute en el acceso a la educación formal, así como en la continuación y terminación de los estudios, se refleja en la estructura del mercado de    trabajo" .


El papel de la  Crítica pedagógica

Al cuestión a plantear, una vez analizado el  escenario educativo ha  rodeado el nacimiento y desarrollo  en la universidades, la pregunta a resolver es ¿ qué sigue después de esto? Ya conocemos el mal y ¿ cómo atacarlo  de raíz?, ¿está dispuesta la sociedad  a salir de su pasividad, de su comodidad y seguridad, en busca de una  actitud nueva, que regenere el deseo de  lucha contra aquello que  mantiene a las conciencias aletargadas?

Es obvio pues, que la problemática es  amplísima, que no  es posible plantear una solución como la única viable, debido a  que corresponde a diferentes actores poder resolverla. Sin embargo, a quienes nos dedicamos al ejercicio docente, atañe realizar un esfuerzo incondicional para  iniciar el proceso del cambio  anhelado.

Este sobrevendrá siempre y cuando se inicie un cambio de actitud, es decir, convertir a  la esfera estudiantil en  críticos y reflexivos. Pero no sólo eso, sino lograr un participación conciente en aquello que  le corresponda como miembros del colectivo social.

Lo primero  a considerar es que hay situaciones adversas como " el escaso control que la sociedad organizada ejerce sobre ellos" [28].   Y detrás de la conducta autoritaria  y " negligente de algunos docentes hay un  entorno institucional, igualmente autoritario y burocratizado, adverso para la reflexión" [29]. Segundo, en México el ejercicio del carácter crítico sobre aspectos teórico del conocimiento es raquítico e incipiente, a diferencia de los países industrializados, de quienes se copia sus ideas dominantes y sus acciones de sometimiento.

Por tanto:

 "  Cambiar  el estado de las cosas implica un primer nivel de conciencia  y responsabilidad. Si no somos capaces  de cambiar nuestro entorno, habremos viciado el sentido de la experiencia sustentada en la crítica y  desvirtuando su razón de ser.  Es en la práctica donde la crítica adquiere su sentido y debe mostrar sus alcances"[30].

 Para llevar  a cabo el ejercicio crítico, es necesario  de ante mano, realizar  la autocrítica: en primer lugar, distinguiendo entre el propio parecer y el de los demás;  propiciando el auto conocimiento;  perfeccionamiento de la experiencia ( a través del refinamiento intelectual y afectivo); dando pie al surgimiento de un censor interno que alerte sobre lo bueno y lo malo, distinga lo justo  de lo injusto.

La capacidad crítica resultante  irá   a contra pelo de la ideología y práctica dominantes, la cual exige la aquiescencia de dóciles rebaños.  Una conciencia crítica, empero,  " ve  una realidad  cuestionable donde los demás ven armonía, quietud o un realidad ineluctable. Desde esta perspectiva, los propios puntos de vista se definen y fortalecen, se presentan más nítidos ante las situaciones polémicas de la experiencia" [31].

Y en este sentido,  toda concepción  de progreso que no se fundamente en un ascenso de la crítica en escala social, será falaz. Si ésta no es mediadora de la  participación social, se convertirá en un mero desahogo de pasiones y  no  el proceso  hacia la consecución de una sociedad autogestionaria[32].

Tercero, al considerar la cultura científica se entiende de  ante mano que  existe para salvaguardar el buen vivir de las colectividades. Entendiéndose por desarrollo la  predisposición  para el ejercicio de la crítica,  " de lo propio y lo ajeno; valorar  como principal  riqueza de la humanidad su diversidad de cultura y reconocer como sus principales enemigos a la intolerancia, al deseo de dominio y a la servidumbre, y promover un conciencia anticipatoria de los problemas planetarios"[33].

 Así,  en  la búsqueda de una nueva sociedad, la teorías ofrecen posibilidades ciertas para la construcción de una camino crítico,  a partir de ciertas condiciones:

1.   Recuperar  las teorías a través de un trabajo de crítica: reconociendo lo que son y no son  realidades dadas.

2.   Integrar el conocimiento.

3.   Orientación a la acción transformadora.

4.   Asumir una actitud consciente.

5.   Constituir una tradición crítica:   es el punto de llegada de la experiencia crítica colectiva.

 Cuarto, que la educación converja hacia una enseñanza y un aprendizaje crítico       ( pedagogía crítica), puesto que:

  " El acto educativo tiene como horizonte una idea de progreso social, cuya base es  la participación diferenciada de los actores sociales, tendiendo a la autogestión de sus condiciones de vida.  En tal situación, la diversidad de culturas y tradiciones se habrán transformado por un devenir de apropiación del conocimiento, que les conferirá un poder creciente para influir en los acontecimientos reivindicando sus intereses y aspiraciones de largo plazo y siendo copartícipes de las fuerzas creativas de la  historia" [34].

De lo contrario, por más que  " la escuela se proponga un cambio radical en sus prácticas educativas, ésto sólo puede ocurrir por excepción, ya que si tal propósito fuera posible en gran escala, significaría que la propia sociedad habría experimentado tal cambio"[35]

 Finalmente, cabe preguntarse ¿ cómo  llevar adelante una cambio de  educación pasiva ( a la que hemos estado sujetos desde antaño), a una educación para la participación? Esta sólo podrá darse  en la perspectiva de la dinámica social*  y, en tal sentido, lo propio de la participación es el devenir dado por la construcción y la reconstrucción, la prueba y la contra prueba, es decir lo opuesto a la rigidez, conservadurismo e inmovilismo de  estilo de educación  tradicionalista.

A modo de conclusiones

1. La educación  has sido el instrumento fiel para llevar a cabo la tarea de subordinación de las conciencias, exaltando su naturaleza  en el discurso político, haciendo alusión a lo dignificante de su existencia, pero al mismo tiempo  base firme para  la consecución de los intereses particulares del grupo en el poder.

2. Latinoamérica vive bajo la sujeción de la ideología de dominación capitalista, esclavizando sin más ni más, a las conciencias débiles con móviles sustentados en lo momentáneo, en lo efímero e irracional, evitando a toda costa el esfuerzo   mental de autocrítica y del entorno, bajo el ímpetu de la juventud que vocifera: ¡ hay que vivir la vida!

3. El consumismo abarata la condición de vida, hace desechables las ideas y los valores perennes. Es necesario  poseer  gran capacidad  de adaptación a un mundo tan cambiante, sin ser capaces de adaptar el mundo a la necesidades humanas de integridad, justicia, tolerancia, respeto a la diferencia de opiniones, salvaguarda de los usos y costumbres, apoyo al más desvalido.

4. El futuro social se tornará  incierto, siempre y cuando dejemos a un lado la capacidad de ejercer el don tan maravilloso que nos ha legado la vida misma, nuestra capacidad de crítica. Que nos mueva  primero a pensar y repensar nuestro propio accionar, impulsándonos a crear conciencia social que mueva a la preservación de los principios  ya mencionados y, sobre todo, a formar y reformar las ciencias que están en nuestras manos: los hijos.

5. La educación contribuirá a fortalecer el espíritu crítico de éstos nuevos seres humanos quienes estarán en posibilidades de emprender los caminos  para la instauración de la verdadera democracia y justicia social, la cual no sólo sea un mero pronunciamiento vano, sino un estilo de vida, en el que la represión, la violencia, la mentira no tengan cabida.

6.  Es menester de  quienes servimos a la sociedad  mediante la enseñanza, retomar los caminos de la pedagogía  crítica, valiéndonos de los esfuerzos ya realizados por los grandes teóricos de la educación, quienes ya ha cimentado los principios  que hagan posible la formación de un nuevo ser humano, que responda a las exigencias de este mundo cambiante.

7. Un nuevo ciudadano global, debe poseer un alto sentido de conciencia participativa, en pro de la defensa de los valores patrióticos, de la dignidad humana y la preservación de la misma, del uso racionado de la tecnología, del desarrollo sostenible, fundado en una   educativa profesional sólida pero no rígida,  libre para el desarrollo de la  capacidad crítica pero guiada por quienes tienes la experiencia en el ramo, con profesores con un alto sentido de reflexión más no de destrucción, que tengan la capacidad de distinguir  entre los intereses particulares del bien común, que sean capaces de salir de su  yoísmo, para construir el nosotros pensante,

 8. Evidentemente, se necesitan liderazgos  nuevos que estimulen  la participación conciente, que vigoricen las acciones particulares  de manera sinérgica  y proyecten la labor común bajo  modelos y programas educativos que involucren  tanto a empresarios como educadores en   pro de la construcción de una nueva sociedad fundad en el conocimiento. Y  en quien veo una práctica viva de ello y a quien doy el más distinguido reconocimiento es a nuestro rector Dr. Armando Valdez Cantú.

 Bibliografía

 ALCANTARA, Armando, Tendencias mundiales en la educación superior: el papel de los organismos multilaterales, UNAM, México, en #, en ROUX Oropeza, Dora Luisa, Antología de Planeación y  Desarrollo Educativo, Facultad de Medicina UAT, Tampico, Tam., México, 2004,  200 pags.

 AMADOR Alonso, Rosalino, La Politización de la Educación en México,   Tesis de Maestría en Docencia en Educación  Superior, Tampico, Tam., México, 2003,  94 pags.

 ESCALANTE,  Pablo,   Educación e Ideología en el México Antiguo,  SEP, Caballito, México, 1985,  260 pags.

 GONZALBO, Pilar, EL HUMANISMO Y LA EDUCACIÓN EN LA NUEVA ESPAÑA,  Ediciones el Caballito, SEP, México,  1985,  150 pags.

 LOPEZ Austin, Alfredo, LA EDUCACIÓN DE LOS ANTIGUOS NAHUAS, T. I, Ediciones el Caballito, SEP, México, 1985,  280 pags.

 LOYO Brambila, Aurora,  La Importancia Estratégica de los Organismos Internacionales en la Modernización Educativa, CESU, México,  en AMADOR, Rosalino, Antología de  Política Educativa y Educación Superior, Maestría en Educación, Facultad de Medicina, Tampico, México, 2003,  p.25.

SOLANA, Fernando; CARDIEL  Reyes, Raúl; BOLAÑOS Martínez, Raúl, Historia de la Educación Pública en México, FCE; SEP, México,  1981, 310 pags.

 TENTI, Emilio, El arte del buen maestro, PAX MÉXICO, 1999, 344 pags.

THOMPSON B., John, Ideología y cultura moderna, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1998,  482 pags.

 VINIEGRA Velásquez,  Leonardo,  Educación y Crítica, Paidós, México, 2002,

154 pags.

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[1] ALCANTARA, Armando, Tendencias mundiales en la educación superior: el papel de los organismos multilaterales, UNAM, México, en #, en ROUX Oropeza, Dora Luisa, Antología de Planeación y  Desarrollo Educativo, Facultad de Medicina UAT, Tampico, Tam., México, 2004,  pp.83-91.

[2] THOMPSON B.,  John, Ideología y cultura moderna, Universidad Autónoma Metropolitana, México, 1998, pp.52-69.

[3] Ibidem, pp. 127 – 145.

[4] Ibidem.

[5] ESCALANTE,  Pablo,   Educación e Ideología en el México Antiguo,  SEP, Caballito, México, 1985,  p.17.

[6] LOPEZ Austin,  Alfredo, o.c.,  pp. 23-24

[7] GONZALBO, Pilar, EL HUMANISMO Y LA EDUCACIÓN EN LA NUEVA ESPAÑA,  Ediciones el Caballito, SEP, México,  1985,  p. 11.

[8] Ibidem.

[9] Ibidem, p. 21.

[10] Ibidem, p. 22.

[11]  TENTI,  Emilio, El Arte del Buen Maestro, PAX, México, 1999, p. 97.

[12]  Ibidem, p. 85.

[13]  SOLANA,   Fernando, CARDIEL  Reyes, Castillo, BOLAÑOS  Martínez, Raúl, Historia de la Educación Pública en México, FCE, México, 1981, p. 32.

[14]  SOLANA Fernando, CARDIEL  Reyes, Raúl, BOLAÑOS Martínez, Raúl, o.c., p. 23.

[15]  AMADOR, Rosalino, La  Politización de la   Educación en México, Tesis de Maestría en  Docencia en Educación Superior,  Universidad Autónoma de Tamaulipas, Tampico, México, 2003, p. 35.

[16]  Ibidem, p. 68.

[17]  Ibidem, p. 68-69.

[18]  Ibidem, pp. 70-71.

[19]  Ibidem.

[20]  LOYO Brambila, Aurora,  La Importancia Estratégica de los Organismos Internacionales en la Modernización Educativa, CESU, México,  en AMADOR, Rosalino, Antología de  Política Educativa y Educación Superior, Maestría en Educación, Facultad de Medicina, Tampico, México, 2003,  p.25.

[21]  Ibidem.

[22]  Ibidem, p. 93.

[23]  Ibidem, p. 73.

[24]  Ibidem, p. 84.

[25]  Ibidem, p. 91.

[26]  Ibidem.

[27]  Ibidem, p. 95.

[28]  VINIEGRA Vázquez, Leonardo, Educación y Crítica, Paidós, México, 2002, p.36

[29]  Ibidem, pp. 88-89.

[30]  Ibidem.

[31]  Ibidem.

[32]  Ibidem.

[33]  Ibidem, p. 69.

[34]  Ibidem.

[35]  Ibidem, p. 108.

*  Concepto abordado ya por Gramsci, Iván Illich, Noam Chomsky,  presente en la teoría de  Vigotsky: zonas de desarrollo próximo.

        

 

 

Autor:

?Rossette García Javier,

Valdez Cantú Armando.Universidad Tecnológica de Altamira. Blvd. de los Ríos km 3+100 Puerto Industrial, Altamira, Tam., México. C.P. 89608 Tel. (833) 2 60 02 52?

 

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