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Mariategui o la revolución permanente (página 11)




Enviado por Rafael Herrera Robles



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Cuando en 1943 desde Moscú se liquida mediante decreto a la Tercera Internacional, a la que sus principales forjadores, Lenin y Trotsky, asignaron el papel de vanguardia de la revolución mundial, Haya de la Torre –que aún se consideraba marxista- menciona a Stalin como el mejor dialéctico del mundo, porque ha su criterio, -con la liquidación de la Tercera Internacional- a comprendido que la lucha no es entre clases sociales sino entre pueblos, y Stalin resulta el caudillo del gran nacionalismo eslavo. Aquí, el fundador del aprismo ha dejado fuera de su análisis las contradicciones entre clases sociales. De crítico al "marxismo congelado" de Moscú se convierte en su adulador.

Al mismo tiempo que el estalinismo proseguía su política reaccionaria de subordinándose a las "burguesías nacionales" y al imperialismo, en 1945 Haya de la Torre –abandonando sus ideales primigenios- extiende su llamado de unidad a las clases dominantes peruanas (oligarquía), ya que la misión del Apra no es quitar riqueza a quién la tiene, sino crear riqueza para quien no la tiene, criticando al mismo tiempo el "complejo de inferioridad" frente a las grandes potencias.

En su último ensayo sobre el espacio tiempo histórico publicado en 1947 bajo el título: "Algo más sobre la tesis del espacio – tiempo – histórico", Haya de la Torre aún no renegaba por completo del marxismo. Pero luego del golpe militar del General Odría (octubre de 1948) desde su asilo en la embajada colombiana ofreció al presidente de Estados Unidos cinco mil combatientes apristas para luchar contra el comunismo en Corea. En "treinta años de aprismo" escrito en la embajada colombiana revisando gran parte de su teoría, aún se ufanaba ser "dialéctico" y antiimperialista, pero al salir de su exilio busca la unidad con la oligarquía.

La Unión Soviética y su órbita a criterio de Haya de la Torre, representaban al capitalismo monopolista de estado "totalitario", (al igual que cuba), mientras que Europa Occidental, Estados Unidos y la mayoría de países, representan el capitalismo privado "democrático".

En la Unión Soviética, escribió Haya de la torre, se instauró un capitalismo de estado con todas sus contradicciones internas y externas, cuyos recursos, igual que en todo país industrializado, desbordan sus fronteras nacionales y al igual que todo imperialismo, hay necesidad de colocarlos en el exterior para obtener plusvalía (ganancia).

El calificativo de "capitalismo de estado" para la Unión Soviética no era nuevo, sino que era utilizado desde la década del veinte o quizá antes, tanto por sectores de izquierda, entre ellos, tendencias anarquistas y marxistas, como por escritores burgueses. En el seno del marxismo, la posición más coherente sobre el estalinismo fue expuesto por León Trotsky94.

La burocracia estalinista para Trotsky es un caso nuevo en el devenir humano. Surge de la deformación de la revolución socialista, usufructúa de sus logros y del plus trabajo del pueblo, pero no es una nueva clase social como pensaban y piensan muchos, porque no es propietaria de los medios de vida –tierra, gran banca, gran industria– y no puede heredar a sus descendientes. Tampoco tiene ideología propia como en mayor o menor grado tienen las clases dominantes. Desfigura el marxismo para legitimarse.

Los intereses de la burocracia estalinista son distintos a los intereses imperialistas, por lo que una invasión terminaría con su dominio. De ahí que la burocracia defienda para sus propios fines a la Unión Soviética. En tal sentido, en caso de agresión imperialista, los revolucionarios, dijo Trotsky, no deben ser neutrales, sino que se debe defender las conquistas sociales de los trabajadores, porque si triunfa la invasión imperialista restauraría el capitalismo con todas sus lacras.

En el seno de la burocracia existen diversas tendencias, desde las fascistas hasta las marxistas, las últimas, cada vez menos. Por encima de ellas se levanta el poder omnipotente de una camarilla comandada por Stalin. Esas tendencias, en forma menos clara, también se encuentran en el conjunto social. La cúpula estalinista al elevarse por encima de las diversas facciones y por encima de la sociedad, es una forma de bonapartismo.

"Dos tendencias opuestas –escribe Trotsky en "La revolución traicionada"- crecen en el seno del régimen. La una, al desarrollar las fuerzas productivas, al revés del capitalismo estatificado, crea los fundamentos económicos del socialismo; la otra, extremando las normas burguesas de la repartición en su complacencia hacia los dirigentes, prepara una restauración capitalista. La contradicción entre las formas de propiedad y las normas (burguesas) de la repartición no puede crecer indefinidamente. De uno u otro modo se extienden las normas burguesas a los medios de producción o las normas de repartición deberían ajustarse a la propiedad socialista".

Como proyección del posible desenlace, Trotsky señaló que si triunfa el pueblo barrerá con la burocracia construyendo el socialismo. En caso de una invasión imperialista liquidaría a la burocracia y se regresaría al capitalismo. Y en caso que la burocracia continúe por largo tiempo: "La evolución de las relaciones sociales no cesa. Es evidente que no puede pensarse que la burocracia abdicará en favor de la igualdad socialista. Ya desde ahora se ha visto obligada, a pesar de los inconvenientes que esto presenta, a restablecer los grados y las condecoraciones; en el futuro, será inevitable que busque apoyo en las relaciones de propiedad. Probablemente se objetará que poco importan al funcionario elevado las formas de propiedad de las que obtiene sus ingresos. Esto es ignorar la inestabilidad de los derechos de la burocracia y el problema de su descendencia. El reciente culto de la familia soviética no ha caído del cielo. Los privilegios, que no se pueden legar a los hijos pierden la mitad de su valor; y el derecho de testar es inseparable del derecho de la propiedad. No basta ser director de trust, hay que ser accionista. La victoria de la burocracia en ese sector decisivo crearía una nueva clase poseedora".

En "El programa de transición", Trotsky puso el dilema: "O la burocracia se transforma cada vez más en órgano de la burguesía mundial dentro del estado obrero, derriba las nuevas formas de propiedad y vuelve el país al capitalismo; o la clase obrera aplasta a la burocracia y abre el camino hacia el socialismo".

A quedado demostrado que la burocracia estalinista reprimiendo a los revolucionarios prepara el camino a la restauración capitalista con elites emergidas de sus tendencias más corruptas y siniestras que cumplieron el rol de "compradores", de correa de transmisión para una restauración capitalista. 1989 fue la culminación de un largo proceso contra revolucionario iniciado en la década del veinte. Hoy, como parte fundamental de la restauración capitalista, pululan en lo que era la Unión Soviética, además de pandillas que se disputan el control de las ciudades, mafias transnacionales de tráfico de drogas, de personas, de bienes culturales.

Refutando la tesis de capitalismo de estado, Trotsky escribió en "La revolución traicionada": "En el plano de la teoría, podemos representarnos una situación en la que la burguesía entera se constituyera en sociedad por acciones para administrar, por medio del Estado, toda la economía nacional. El mecanismo económico de un régimen de esta especie no ofrecería ningún misterio. El capitalista, lo sabemos, no recibe bajo forma de beneficio la plusvalía creada por sus propios obreros, sino una fracción de la plusvalía de un país entero, proporcional a su parte de capital. En un "capitalismo de Estado" integral, la ley del reparto igual de los beneficios se aplicaría directamente, sin concurrencia de los capitales, por medio de una simple operación de contabilidad. Jamás ha existido un régimen de este género, ni lo habrá jamás, a causa de las contradicciones profundas que dividen a los poseedores entre sí, y tanto más cuanto que el Estado, representante único de la propiedad capitalista, constituiría para la revolución social un objeto demasiado tentador".

La intervención del estado en la economía capitalista para Trotsky, no constituye capitalismo de estado, porque esa intervención es para salvaguardar a la propiedad capitalista privada, como sucedió en la coyuntura de la crisis de la década del treinta con el fascismo de Hitler y Mussolini, y en países democráticos como Francia y Estados unidos. Al respecto, escribe que los franceses "usan en tal caso una palabra mucho más apropiada: el estatismo".

"El capitalismo de Estado y el estatismo indudablemente se tocan: pero como sistemas, serían más bien opuestos. El capitalismo de Estado significa la sustitución de la propiedad privada por la propiedad estatalizada, y conserva, por esto mismo, un carácter parcial. El estatismo -así sea la Italia de Mussolini, la Alemania de Hitler, los Estados Unidos de Roosevelt o la Francia de León Blum-, significa la intervención del Estado sobre las bases de la propiedad privada, para salvarla".

La Unión Soviética, para Trotsky, ha iniciado la transición al socialismo, que es torpedeada por taras del pasado y otras enteramente nuevas como la burocracia que deviene contrarrevolucionaria.

La propiedad estatal de la economía en la Unión Soviética no significa capitalismo de estado, tampoco socialismo "Para que la propiedad privada pueda llegar a ser social, tiene que pasar ineludiblemente por la estatalización, del mismo modo que la oruga para transformarse en mariposa tiene que pasar por la crisálida. Pero la crisálida no es una mariposa. Miríadas de crisálidas perecen antes de ser mariposas. La propiedad del Estado no es la de "todo el pueblo" más que en la medida en que desaparecen los privilegios y las distinciones sociales y en que, en consecuencia, el Estado pierde su razón de ser. Dicho de otra manera: la propiedad del Estado se hace socialista a medida que deja de ser propiedad del Estado. Por el contrario, mientras el Estado soviético se eleva más sobre el pueblo, más duramente se opone, como el guardián de la propiedad, al pueblo dilapidador, y más claramente se declara contra el carácter socialista de la propiedad estatalizada".

"La primera concentración de los medios de producción en manos del Estado conocida por la historia, la realizó el proletariado por medio de la revolución social, y no los capitalistas por medio de los trust estatalizados. Este breve análisis bastará para mostrar cuán absurdas son las tentativas de identificar el estatismo capitalista con el sistema soviético. El primero es reaccionario, el segundo realiza un gran progreso".

La revolución ha sido traicionada, pero: "No basta traicionarla, es necesario, además, derrumbarla… y la revolución tiene una gran capacidad de resistencia que coincide con las nuevas relaciones de propiedad, con la fuerza viva del proletariado, con la conciencia de sus mejores elementos…"

En la constitución de 1936 el estalinismo decretó que la Unión Soviética es "socialista", por el control estatal de la economía y por la planificación. Sin embargo, escribe Trotsky, las contradicciones sociales –en ese "socialismo"- en vez de disminuir se acrecientan, al igual que la represión contra el pueblo. Por otra parte, el control estatal no domina sino una pequeña parte de la sociedad, en un país atrasado con pobreza y analfabetos, por lo que el socialismo está lejos de realizarse. "Puede parecer que no existe ninguna diferencia, desde el punto de vista de la propiedad de los medios de producción, entre el mariscal y la criada, entre el director de trust y el peón, entre el hijo del comisario del pueblo y el vagabundo. Sin embargo, los unos ocupan bellos apartamentos, disponen de varias villas en diversos rincones del país, tienen los mejores automóviles y, desde hace largo tiempo, ya no saben cómo se limpia un par de zapatos; los otros viven en barracas, en las que frecuentemente faltan los tabiques están familiarizados con el hambre y no se limpian los zapatos porque andan descalzos. Para el dignatario, esta diferencia no tiene importancia: para el peón, es de las más importantes".

"Algunos "teóricos" superficiales pueden consolarse diciéndose que el reparto de bienes es un factor de segundo orden en comparación con la producción. Sin embargo, la dialéctica de las influencias recíprocas guarda toda su fuerza. El destino de los medios nacionalizados de producción se decidirá, a fin de cuentas, según la evolución de las diferentes condiciones personales. Si un vapor se declara propiedad colectiva, y los pasajeros quedan divididos en primera, segunda y tercera clase, es comprensible que la diferencia de las condiciones reales terminará por tener, a los ojos de los pasajeros de tercera, una importancia mucho mayor que el cambio jurídico de la propiedad. Por el contrario, los pasajeros de primera expondrán gustosamente, entre café y cigarrillos, que la propiedad colectiva es todo, que comparativamente la comodidad de los camarotes no es nada. Y el antagonismo resultante de estas situaciones asestará rudos golpes a una colectividad inestable".

La burocracia estalinista es un tipo de bonapartismo bajo nuevas condiciones: "El cesarismo nació en una sociedad fundada sobre la esclavitud y transtornada por las luchas intestinas. El fue uno de los instrumentos del régimen capitalista en sus periodos críticos. El estalinismo es una de sus variedades, pero sobre las bases del Estado obrero, desgarrado por el antagonismo entre la burocracia soviética organizada y armada y las masas trabajadoras desarmadas".

"A pesar de la profunda diferencia de sus bases sociales, el estalinismo y el fascismo son fenómenos simétricos, en muchos de sus rasgos tienen una semejanza asombrosa. Un movimiento revolucionario victorioso, en Europa, quebrantaría al fascismo y al bonapartismo soviético. La burocracia estalinista tiene razón, desde su punto de vista, cuando vuelve la espalda a la revolución internacional, obedece, al hacerlo, al instinto de conservación".

Hemos presenciado que para liberar las fuerzas pro capitalistas -alentadas por la burocracia contrarrevolucionaria en desmedro de las fuerzas socialistas-, se tuvo que desmoronar el sistema en 1989, consumándose la regresión al capitalismo con todas sus lacras, incluyendo, además de la corrupción en sus instituciones, pandillas que se disputan negocios turbios en las principales ciudades, a lo cual se suman como pilares en la acumulación internacional del capital, mafias supranacionales en tráfico de armas, tráfico de personas, tráfico de drogas, tráfico de bienes culturales, etc., que con su poder económico, se hacen de un lugar en la política oficial y la sociedad burguesa.

Cuando la burguesía europea estaba en ascenso confluyendo en parte con bastos sectores sociales que luchaban contra la feudalidad, aparecieron líderes probos que respondían a intereses populares, incluso intentando conducir las revoluciones más allá de los intereses burgueses, siendo el ejemplo más significativo Francia con los Jacobinos Marat, Dantón y Robespierre. Para el advenimiento del orden burgués sus sucesores se adocenaron y degradaron renunciando a los ideales libertarios. Cuando triunfa la revolución rusa en 1917 emergieron a primer plano titanes en el pensamiento y la acción, sobresaliendo Lenin y Trotsky, que conjuntamente a otros revolucionarios de distintas naciones y culturas, siguen siendo emblema en las luchas de los oprimidos del mundo por su auto liberación. La contrarrevolución burocrática produjo a Stalin, que acabó con la democracia de los trabajadores y entre 1936 a 1938 condenó a muerte a los líderes sobrevivientes de la revolución victoriosa de 1917. En la época actual el sistema capitalista mundial se parece a civilizaciones decadentes de la antigüedad, cuyas instituciones públicas y privadas son copadas por la corrupción en todas sus formas. En este contexto la restauración capitalista en lo que era la unión Soviética prosigue su degradación con líderes que no tienen nada que envidiar a los peores lastres de sus homólogos de Occidente y de la época zarista.

Volviendo a Haya de la Torre, cuanto más reniega del marxismo, más simplistas se vuelven sus "análisis". Hace apología al "capitalismo privado" "democrático" de occidente y critica al "capitalismo de estado" de la Unión Soviética porque, refiriéndose entre otros países, a Cuba: "Las condiciones políticas que impone a sus protectorados son mucho más exigentes que las de los mayores imperialismos de Occidente95".

Es cierto que la burocracia estalinista utilizaba, supeditaba, controlaba -hasta donde podía- a los países bajo su dominio, de acuerdo a sus intereses, desde los más pequeños hasta los más grandes, pero también una revolución –como la cubana- adquiere por inercia sus propias iniciativas impuestas por el pueblo que ninguna burocracia puede detener. Sus logros son evidentes. Para salir del "protectorado", los líderes cubanos alentaban la revolución mundial. En ese intento, el Che Guevara se inmoló en la selva boliviana.

Antes de la revolución, bajo diversos regímenes que culminaron en Fulgencio Batista, Cuba se había convertido en simple ruta de diversión controlada en parte por mafias norteamericanas, en medio del hambre, la ignorancia y la marginación de las mayorías. Con la revolución, a partir de 1959, -con todos errores-, por medio de la planificación, se promovió el trabajo, se venció al hambre, otorgando además, educación y salud gratuitas, en un territorio cuya riqueza natural se limita a la caña de azúcar. No sabemos en las actuales circunstancias cuál será el devenir del pueblo cubano. Lo evidente es que no hay comparación entre Cuba, que con recursos naturales paupérrimos, ha solucionado por lo menos en parte sus problemas primordiales, con países como el Perú, de riquezas naturales incomparables, que bajo "protección" del imperialismo "democrático", -gobernado además, en dos periodos, haciendo un total de diez años, por el Apra- se debate en la corrupción, la criminalidad grande y pequeña, la violencia social, la hambruna y la pobreza. Solamente en el segundo gobierno "democrático" aprista (2006-2011) han muerto más de cien peruanos en lucha por sus reivindicaciones sociales, frente a lo cual, dictaduras militares como la del general Odría (1948-1956) palidecen.

Cuando a finales de la década del treinta claudica para someterse a la política de "buena vecindad" de Roosevelt, Haya de la Torre resalta la "economía del bienestar" en Estados Unidos, con un estado promotor, intervencionista, incluso en el sector bancario, que para paliar la crisis acrecienta el gasto público, creando empleo y fortaleciendo el consumo, conforme a la propuesta de Jhon Maynard Keynes. En la medida que la economía crece, otorga reivindicaciones sociales a los trabajadores, entre ellas, mejoras salariales, seguridad social, vivienda, vacaciones, etc.

Lo que oculta Haya de la Torre, es que la llamada "economía de bienestar" no es permanente, sino que llega a unos países más que a otros, -sobre todo a los más industrializados- por presión de las luchas sociales, sólo en épocas de auge del ciclo económico capitalista, y no data de la época de Roosevelt, sino desde la coyuntura de finales del siglo diecinueve e inicios del veinte, cuando la bonanza económica en Europa y Estados Unidos gracias al colonialismo, permitía a la clase obrera de esos países arrancar a la burguesía grandes reivindicaciones, base del auge del marxismo reformista en el movimiento obrero europeo, que hizo pensar a muchos en una transición, o mejor, en una evolución pacífica, gradual, del capitalismo al socialismo. El estallido de la crisis con su secuencia de desocupación, hambruna, violencia, que se extrema en dos guerras mundiales, más el fascismo, demostró lo irreal de los planteamientos reformistas.

Sin embargo, es necesario aclarar que en el bienestar europeo occidental luego de la segunda guerra mundial, el estado fue promotor de la economía, incluso mediante el control estatal de sectores estratégicos, mientras que en el bienestar de inicios de siglo, el estado mantenía mayor autonomía respecto del proceso económico.

Sin embargo, por más bienestar exista durante el apogeo del ciclo económico capitalista, siempre es indispensable una masa de desocupados, un ejército industrial de reserva, un ejército de parias, sin el cual colapsaría, incluyendo los países nórdicos a los que Haya de la Torre96 pone como meta, olvidando sus propuestas iniciales (del Antiimperialismo y el Apra) de que la riqueza en unos países y la pobreza en otros está interrelacionado porque forman parte de un mismo proceso mundial regido por la acumulación de capital.

Hacia una interpretación integral del espacio tiempo histórico

Sobre la configuración del sistema mundial moderno Trotsky expuso su teoría del desenvolvimiento desigual y combinado: "Los países atrasados se asimilan las conquistas materiales e ideológicas de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas últimas servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado. La teoría de la reiteración de los ciclos históricos –proveniente de Vico y de sus secuaces- se apoya en la observación de los ciclos de las viejas culturas precapitalistas y, en parte también, en las primeras experiencias del capitalismo. El carácter provincial y episódico de todo el proceso hacía que, efectivamente, se repitieran hasta cierto punto las distintas fases de cultura en los nuevos núcleos humanos. Sin embargo, el capitalismo implica la superación de esas condiciones El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolución de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado a seguir a los países avanzados, el país atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las etapas sucesivas. El privilegio de los países históricamente rezagados, que lo es realmente- está en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a asimilárselas antes del plazo previsto, pasando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de América no tuvieron necesidad de volver empezar la historia de nuevo…" (…) "El desarrollo de una nación históricamente atrasada hace, forzosamente, que se confundan en ella, de una manera característica, las distintas fases del proceso histórico. Aquí el ciclo presenta, enfocado en su totalidad, un carácter confuso, embrollado, mixto".

"Las leyes de la historia no tienen nada de común con el esquematismo pedantesco. El desarrollo desigual, que es la ley más general del proceso histórico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y complejidad con que lo patentiza el destino de los países atrasados. Azotados por el látigo de las necesidades, los países atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre más adecuado, la calificaremos de ley del desarrollo combinado, aludiendo a la aproximación de las distintas etapas del camino y a la fusión de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sería imposible conocer la historia de Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado97".

Podemos decir que cuanto más remotas las culturas, mayor es la evidencia de un desenvolvimiento autónomo, desigual y paralelo entre culturas o conglomerados -con diversidad de relaciones sociales-, conociéndose o ignorándose, y en caso exista interferencia externa, es mínima, de modo que no influye de manera decisiva en su devenir y es mayor la posibilidad de ver coronado sus relaciones sociales de acuerdo a sus contradicciones internas, incluso en culturas confluentes de la modernidad, conforme lo evidenció Trotsky para los casos de Egipto, India y China: "Las antiguas civilizaciones de Egipto, India y la China tenían características propias que se bastaban así mismas y disponían de tiempo suficiente para llevar sus relaciones sociales, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa minuciosa perfección que daban a sus productos los artesanos de dichos países98".

Arnold Toynbee reconoce en siete las civilizaciones colindantes o confluentes de la modernidad, entre ellas el Tawantinsuyo y demás culturas originarias de América cuyo desenvolvimiento autónomo se truncó con las conquistas para ser integradas al sistema mundial en el cual se extrema el desenvolvimiento desigual y combinado. Para emplear palabras de Trotsky, inmerso en la "desproporción en los tiempos y medidas que siempre se produce en la evolución de la humanidad" lo que da origen "a la completa interdependencia, la subordinación, la explotación y la opresión entre países de tipo económicamente diferentes".

De acuerdo a lo anterior, en el devenir humano han coexistido –con sus semejanzas y diferencias- diversos "espacios tiempos históricos" como culturas de desenvolvimiento autónomo y paralelo con sus respectivas visiones del universo. Posteriormente esas culturas chocan, se entrecruzan, desaparecen, se combinan o confluyen, para formar conglomerados "regionales" integrando diversos territorios, hasta llegar a la formación del sistema mundial moderno en el cual emerge el capitalismo con la coexistencia de diversidad de relaciones sociales y culturales, que expresan determinados "tiempos históricos", que en gran parte se van reconfigurando respecto a su sentido original, e incluso formar parte del engranaje universal –conservador o libertario-, con sus especificidades y legados en las más variadas facetas que inciden sobre el conjunto y hasta puede ser decisivo en determinadas coyunturas para el cambio, donde a veces priman las reivindicaciones culturales, otras veces las económicas, otras veces las políticas, o todas a la vez. Allí encuentran su razón de ser espiritual (cultural) ciertos nacionalismos que unas veces adquieren ropaje jingoísta, arcaico para la convivencia con otros pueblos y culturas, y otras veces adquieren ropaje progresivo y libertario, que bien encausado, pueden confluir con movimientos de liberación nacional que enrumban al socialismo. La experiencia histórica ha demostrado que los movimientos revolucionarios que han sabido confluir con los múltiples aspectos de la vida cotidiana, desde la economía a la política, desde la religión al arte, han triunfado, y los que se han marginado de ese proceso han fracasado. Además, el legado de formas de vida comunales sobrevivientes del pasado pueden ser vitales para una transformación al socialismo, conforme lo reivindicó Marx en la segunda mitad del siglo diecinueve para el caso de las comunas campesinas Rusia, o las comunidades andinas reivindicadas principalmente por Mariátegui a inicios del siglo veinte.

Actualmente en todo rincón del mundo, el sufrimiento de cualquier ser humano, sabio o ignorante, sólo es posible entenderlo dentro de ese contexto peculiar del sistema mundial. En el caso de las llamadas culturas "no contactadas" de la amazonia, su devenir no es enteramente autónomo en la medida que han sido obligadas a abandonar su habitat natural huyendo de los "civilizados", y en la precariedad de su subsistencia en espacios cada vez más inhóspitos, quien sabe su sufrimiento más que a sus contradicciones internas, provengan de la amenaza "exterior". Pero el hecho que todo sea parte del sistema mundial en modo alguna significa ignorar las peculiaridades locales o nacionales que incluso pueden incidir en las determinaciones globales.

En siglos anteriores, las conquistas en culturas inmersas en un desenvolvimiento autónomo desigual y paralelo (con relaciones pre capitalistas), eran diferentes a las conquistas cuando adviene el sistema mundial moderno. Samir Amin escribe el respecto: "El Estado tributario centralizado de China integra las regiones meridionales recientemente conquistadas como provincias ordinarias, sometidas al mismo sistema de tributo centralizado extraído por una burocracia de recaudadores. Por el contrario, la expansión europea crea por primera vez una verdadera periferia en base a una especialización desigual de la producción. El imperio es una unidad política, mientras que el sistema mundial europeo es económico, es decir que los lazos que unen a sus diferentes partes son económicos y no necesariamente o principalmente políticos99".

Quizá sería más preciso decir que se impone un nuevo tipo de política acorde a la nueva dominación en un nuevo tipo de colonialismo que integra económicamente la riqueza y la pobreza, sustentado además de la violencia de las armas, en las vertientes reaccionarias de las religiones oficiales y otras ideologías reaccionarias, resaltando el racismo, pilares de la vertiente siniestra de la modernidad, mientras la vertiente libertaria tiene de eje la critica a toda forma de explotación y opresión.

Cuando se independizan políticamente los territorios indoamericanos de España, prosiguen cumpliendo su rol de colonias económicas, productoras de materias primas, papel impuesto siglos atrás por Francisco Pizarro y sus huestes. Es decir, para emplear palabras de Mariátegui, la conquista escinde, rompe, el desenvolvimiento autónomo, mientras la independencia del dominio de España es una continuidad, porque no rompe la estructura colonial. Los presidentes reemplazaron a los virreyes.

Las conquistas árabes a España y Europa antes del surgimiento del sistema mundial –desde el siglo siete al siglo catorce- permitió autonomía en su estructura económica a los colonizados (españoles), y en el plano cultural, la religión oficial de los conquistadores, el Islam, toleraba y convivía con cristianos y judíos. No existió "extirpación de idolatrías". Los árabes difundieron su cultura y en parte fueron intermediarios en la difusión del legado espiritual de la antigüedad griega a Europa.

El manto espiritual islámico de las conquistas árabes a Europa -antes del surgimiento del sistema mundial moderno- que toleraba y convivía con otras religiones (entre ellas, católica y judía), contrasta con vertientes de islamistas actuales basadas en el fundamentalismo y la intolerancia más extrema, que sólo es posible explicarlo inmerso en el sistema capitalista mundial en decadencia, que en el mundo árabe subordinado, dominado, extrema los conflictos entre clases sociales y entre culturas en las que la religión subordina a la política.

Con la expulsión de los árabes en el contexto de la emergencia del mundo moderno con nuevas ideas, libertarias y siniestras, inaugurando una nueva estructura productiva que se proyecta mundial espacio en el que se desenvuelve el capitalismo, los españoles, acorde a la nueva época, se tornaron intolerantes, persiguiendo a religiones "paganas" de moros (musulmanes) y judíos, y organizando la contrarreforma religiosa para perseguir a los reformadores protestantes. A todo ello agregaron un nuevo elemento, pilar de la vertiente siniestra de la modernidad: el racismo, que se extrema en las conquistas.

Intentando remediar la crisis terminal del feudalismo europeo aunado a la crisis de la concepción del mundo basada en la "verdad" revelada, es decir, en las religiones, se producen por una parte las cruzadas al mundo "oriental" con una política de extirpación de idolatrías, y por otra parte el descubrimiento de América y luego su conquista, legitimado fundamentalmente en el espíritu conservador y reaccionario de la religión oficial, a lo cual se agrega el racismo.

Cuando Haya de la Torre en las décadas del treinta y cuarenta del siglo veinte, menciona al espacio tiempo histórico europeo y al espacio tiempo histórico americano como diferentes, ya formaban parte de un sólo proceso mundial con la coexistencia y combinación simultánea de diversas formas de vida y visiones del mundo conservadoras y libertarias, dentro de lo cual, las propuestas políticas de las clases dominantes de países imperialistas y países oprimidos representan la vertiente conservadora y siniestra de la modernidad, y las reivindicaciones de las clases explotadas y oprimidas en tanto confluyen con los intereses que promueven y mejoran la vida, son eje de la vertiente libertaria de la modernidad inmerso en la singularidad y especificidad en que devienen territorios, naciones, culturas y clases sociales.

Si bien están interrelacionados en tanto forman parte del sistema mundial, existen especificidades en el devenir de Europa "Occidental" respecto a Europa "Oriental". Además, países como Alemania, Italia, Polonia, España, etc., tienen sus propias especificidades, al igual que Rusia. En América se distingue claramente los procesos en América del Norte que llega a coronar la civilización capitalista, con Indoamérica subyugada, en suyo seno persiste en algunos países el legado de culturas comunales con su visión del mundo contrario al capitalismo. En otros continentes –Asia, Africa– igualmente existen grandes especificidades nacionales y culturales.

En el capítulo sobre La cuestión nacional hemos mencionado que según Mariátegui, en "oriente" el colonialismo logró la conquista material pero no la conquista cultural. Con la misma cultura milenaria de sus pueblos sobreviven clases dominantes nativas que en ciertas coyunturas lideran movimientos contra el occidente capitalista legitimado en ideales contradictorios, renovadores y retrógrados. En los territorios andinos de América la conquista engendró entre sus legados más nefastos la dualidad racial cultural. A lo anterior se agregan culturas sin territorio, entre ellas de judíos, que a la postre da origen al estado de Israel, inmerso en múltiples confrontaciones.

Pero toda esa diversidad está supeditado cada vez más en un sólo proceso, -en palabras de Trotsky (del año 1905)-, "en un único organismo económico y político", que en el siglo veinte se debate en el dilema acuñado por Rosa Luxemburgo: socialismo o barbarie, con sus respectivas visiones y legados. Haya de la Torre no pudo escapar a este dilema por lo que en un inicio reivindicó al socialismo (la libertad) y posteriormente al capitalismo (la barbarie).

La modernidad en forma orgánica, como mentalidad y modo de vida adviene con el capitalismo pero no es patrimonio de este régimen sino que lo trasciende, en tanto la burguesía europea, sobre todo al hacerse del poder político, reniega de las ideas libertarias que en parte utilizó para hegemonizar la lucha contra la aristocracia feudal en Europa, y son las clases populares quienes las reivindican, cohesionándolas para la acción política, surgiendo el socialismo.

Notas

1.-Toynbee, Arnold: "La Historia"

2.- Marx, Carlos: "La llamada acumulación originaria", capítulo XXIV del tomo I de "El Capital".

3.- Kofler, Leo: "Contribución a la historia de la sociedad burguesa". Amorrou Editores. Buenos Aires, 1974, pp. 444-445.

4.- Herrera Robles, Rafael: "Historia", capítulo I de "Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitalista"

5.- Basadre, Jorge: Entre otras obras: "Perú: problema y posibilidad"

6.- Barcelli, Agustín: "Crónicas de las luchas obreras en el Perú". Cuadernos Sindicales, Lima 1979, tomo II, p. 104

7.- Cotler, julio: "Clases, estado y nación en el Perú". IEP, Lima, 1978, p. 186

8.- Cotler, julio: Ob. Cit. p.198

9.- Mariátegui: "Punto de Vista Antiimperialista", en, "Ideología y Política"

10.- Barcelli, Agustín: Ob. c. p.123

11.- Mariátegui: "Defensa del marxismo". Empresa editora Amauta, Lima, 1978, p.77.

12.- Lowy, Michael: "Puntos de referencia para una historia del marxismo en América Latina".

13.- Lecaros, Fernando (compilador): "Visión de las ciencias sociales". Retablo de Papel, Lima, 1976, tomo II, p. 285

14.- Mariátegui: "Antecedentes y desarrollo de la acción clasista", en "Ideología y Política", p. 102

15.- Ibid.

16.- Mariátegui: "Presentación de "Amauta", en "Ideología y Política".

17.- En una extensa carta a César Miró con fecha 22 de noviembre de 1929, Mariátegui relata la dura represión y los pormenores del secuestro en su domicilio junto a su familia.

18.- Flores Galindo, Alberto: "La Agonía de Mariátegui…", p. 63.

19.- León Trotsky: "Vladimiro Ilich Lenin". En "Amauta" N° 5, enero de 1927.

20.- El texto de César Falcón fue publicado en los números 5 y 6 de Amauta correspondiente a los meses de enero y febrero de 1927 respectivamente. La nota crítica de Mariátegui fue publicada en el N° 6 (febrero) bajo el título de "Nota polémica a "El Conflicto minero" por César Falcón". En un escrito con el título "El debate político en Inglaterra", publicado en mayo de 1927, reproducido en "Figuras y aspectos de la Vida mundial" (II), Mariátegui advierte que la dirigencia reformista de la huelga fue un obstáculo para que se transforme en huelga revolucionaria.

21.- Mariátegui: "7 Ensayos" ("La comunidad y el latifundio". Nota a pie de página)

22.-Víctor Raúl Haya de la Torre: El Antiimperialismo y el Apra", p. 15 (nota a pie de página)

23.- Haya de la Torre: Nota preliminar a la primera edición (de "El Antiimperialismo y el Apra"), p. XVI.

24.- Deutscher, Isaac: "Trotsky: el profeta desarmado".

Trotsky: "Stalin, el organizador de derrotas"

25.- Messeguer Illan Diego: "José Carlos Mariátegui y su pensamiento revolucionario". IEP. Lima, 1975, p. 166

26.- Schlesinger, Rudolf: "La Internacional Comunista y el problema colonial". Cuadernos Pasado y Presente N° 52, Buenos Aires, 1974.

Trotsky: "Stalin, el organizador de derrotas".

27.- Mariátegui: "El 1° de mayo y el frente único", en "Ideología y Política".

28.- La polémica ya lo abordamos en el capítulo: "Mariátegui y la Tercera Internacional".

29.- Las cartas de Mariátegui que mencionaremos han sido publicadas por la editorial Amauta.

30.- Mariátegui: "Lo Nacional y lo exótico", en "Peruanicemos al Perú". Lo analizamos en capítulo anteriores.

31.- Editorial de Amauta N° 17 de setiembre de 1928, titulado "Aniversario y balance".

32.- Ver capítulo: "El Partido Socialista"

33.- Tamayo Herrera José: "Historia social del Cuzco republicano", Lima, 1945, p. 166-167

34.- Flores Galindo, Alberto: Ob. c. p. 95

35.- Mariátegui: "Sobre "Labor", en "Ideología y Política"

36.- Haya de la Torre: "Palabras preliminares" para la segunda edición de "Treinta años de aprismo" (1971)

37.- Luís Alberto Sánchez: "La literatura peruana: Derrotero para una historia cultural del Perú". Ediciones Ediventas S.A. Lima, 1966, p. 1441.

38.- Ibid. p. 1443.

39.- Mariátegui: "Mensaje al Congreso Obrero" (enero de 1927), incluido en "Ideología y Política". Se refiere al segundo congreso obrero de Lima.

40.- César vallejo: "Ejecutoria del arte socialista", revista "Variedades", Lima, 6 de octubre de 1928.

41.- César Vallejo: "Las lecciones del marxismo". Revista "Variedades", Lima, 12 de enero de 1929.

42.- Horacio Tarcus: "Samuel Glusberg, entre Mariátegui y Trotsky". En la revista "El Rodaballo". La primera parte en el Año 2, N° 4, otoño invierno 1996, y la segunda parte en Año 3, N° 5, verano 1996/97, Buenos Aires. La parte referida a Mariátegui está bajo el título: "el silencioso recorrido del mariateguismo argentino".

43.- Flores Galindo, Alberto: Ob. c. p. 99

44.- Mariátegui: "Defensa del marxismo".

45.- Sobre la burocracia según Trotsky lo exponemos en una próxima página (que corresponde a la nota 94)

46.- Martínez de la Torre, Ricardo: "Apuntes para una Historia Marxista de la Historia social del Perú". Empresa Editora Peruana, S.A., Lima, 1948, pp. 379-380.

47.- Mariátegui con sus tesis enviadas a la primera conferencia comunista latinoamericana de Buenos Aires, puso en tela de juicio el conjunto de la política internacional estalinista, conforme lo exponemos en el capítulo anterior: "Mariátegui y la Tercera Internacional"

48.- Belaunde, Víctor Andrés: "La realidad nacional", tercera edición, Lima, 1964, p. 15-16.

49.- Mariátegui: "Ideología y Política", p. 33

50.- Entre 1926 a 1928 Stalin y Bujarin promovían la formación de partidos obrero campesinos, pero limitaban la revolución al desarrollo capitalista. El proyecto de Mariátegui es para la revolución socialista.

51.- Cotler, Julio: "clases, estado y nación en el Perú", p.

52.- Sobre la religión y el aprismo, Jeffrey Klaiber: "El Apra religión y legitimidad popular"

53.- Sobre el internacionalismo de Mariátegui, ver el capítulo "El internacionalismo revolucionario".

54.- Haya de la Torre: "El Antiimperialismo y el Apra", p. 132-133

55.- La actitud de Luis Alberto Sánchez y el Apra fue comentado en la revista "Cuadernos" (abril, 1980, Lima), con el título: "Lo que decía Luis Alberto Sánchez sobre Mariátegui en 1932", teniendo como fuente al diario "La Prensa" del 26 de abril de 1978.

56.- Sánchez, Luis Alberto: "Apuntes para una biografía del Apra". Mosca Azul Editores, Lima 1978, tomo I.

57.- Haya de la Torre: "Prólogo" a sus "Obras Completas". Ed. Juan Mejía Baca, Lima, 1977, tomo I, p. XXX.

58.- Escritos de Trotsky sobre el Apra fueron publicados con el título lapidario: "Trotsky contra el Apra" (Editorial Clave, Lima). Se pueden encontrar esos escritos en publicación electrónica.

Fernando León de Vivero, uno de los desterrados apristas peruanos en Méjico, da su versión de la relación que tuvieron los apristas con Trotsky en una entrevista a la revista "Claridad" Año 1 N° 4 y 5, Lima, noviembre de 1978. Destaca el papel que cumplieron los apristas en el congreso de Puerto Rico. Recuerda la corbata que usaba Trotsky, pero obvia comentar que poco después de ese congreso, Haya de la Torre y el Apra claudicaron para subordinarse a la política de Buena Vecindad de Roosevelt.

59.- Melgar Bao, Ricardo: "trotskistas y apristas: Afinidades y rupturas". (Publicación electrónica)

60.- Trotsky: "El ultraizquierdismo y la cuestión nacional" (setiembre, 1937)

61.- Sudáfrica

62.- Haya de loa Torre: Ob. c. (Capítulo X: Plan de Acción)

63.- Haya de loa Torre: Ob. c. (Capítulo X: Plan de Acción)

64.- Haya de loa Torre: Ob. c. (Capítulo IX: Realidad económico social)

65.- Lenin: "Prefacio a la segunda edición" (escrito en junio de3 1907) de "El desarrollo del capitalismo en Rusia" (editado en 1908)

66.- Blanco, Hugo: "Tierra o muerte". Siglo XXI editores, Méjico, 1974

67.- Cotler, Julio: Ob. c. p. 239

68.- Cotler, Julio: Ob. c.

La carta completa fue publicada en la revista "Análisis". Año 1, N° 1, enero marzo, Lima, 1977.

69.- Mariátegui: "Punto de vista antiimperialista", en "Ideología y Política"

70.- Sulmont, Denis: "El Movimiento obrero peruano" (1890-1980). TAREA, 1981, Lima, p. 58

71.- Cotler, Julio: Ob. c. p. 246

72.- Haya de la Torre: "Nota preliminar a la primera edición del "Antiimperialismo y el Apra". La nota preliminar está fechada el 25 de diciembre de 1935. La primera edición de la obra es de 1936 por Editorial Ercilla, Santiago de Chile.

73.- Mariátegui: "La Novela y la Vida", Pág. 64

74.- Haya de la Torre: "El "rompan filas" de la Tercera Internacional". En, "Y después de la guerra ¿Qué?", Lima, 1946

75.- Haya de la Torre: "La dialéctica marxista se cumple con el aprismo". En "Y después de la guerra ¿Qué?"

76.- Cotler, Julio: Ob. c. p. 263-264

77.- Portocarrero, Gonzalo: "De Bustamante a Odría"

78.- Belaunde Terry, Fernando: "La conquista del Perú por los peruanos". Ediciones "TAWANTINSUYO", Lima, 1959, p. 49

79.- Haya de la Torre: "Espacio tiempo histórico". Recopilación de ensayos escritos desde 1935 a 1947. Utilizamos la edición del Centro de estudios e investigaciones jurídicos, políticos, sociales, Lima, 1985.

80.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 21

81.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 5

82.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 6

83.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 2-3

84.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 10

85a.- Eugenio Chang Rodríguez: "La teoría del Espacio-tiempo histórico de Haya de la Torre".

85b.- El desenvolvimiento autónomo desigual y paralelo lo exponemos en un capítulo de nuestro estudio: "Barbarie y modernidad: el Perú en la globalización capitalista".

86.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 10

97.- Mariátegui: "La decadencia de Inglaterra", en, "Figuras y aspectos de la vida mundial", tomo II.

88.- Haya de la Torre: Ob. c. p. 44-45

89.- Marx, Carlos: "El Capital", tomo I

90.- Mandel, Ernest: "Tratado de economía marxista" Ediciones ERA, Méjico, 1971 ("Particularidades del desarrollo capitalista en Europa Occidental")

91.- Trotsky: "Historia de la revolución rusa", tomo I (Capítulo primero: "Las características del desarrollo de Rusia")

92.- Haya de la Torre: "Víctor Raúl en el tiempo". Compilación y edición Luis Alva Castro, Lima, segunda edición, Lima, 1988, tomo II, p. 435

93.- Haya de la Torre: "Toynbee frente a los panoramas de la historia".

94.- Lo esencial del planteamiento de Trotsky sobre la burocracia estalinista lo expone en obras como "La revolución traicionada" y en "Defensa del marxismo"

95.- Haya de la Torre: "Víctor Raúl en el tiempo" ("Para explicarse el caso Cuba". Publicado el 17 de julio de 1961)

96.- Haya de la Torre: "Mensaje de la Europa Nórdica".

97.- Trotsky: "Historia de la revolución rusa", tomo I (Capítulo primero: "Las características del desarrollo de Rusia")

98.- Ibíd.

99.- Amin, Samir: "Presentación a El Capitalismo deforme y la nueva cuestión agraria" de Kostas Vergopoulus". Centro Las Casas, Cuzco, 1979, p. 15.

III.- OPINIÓN DE MARIATEGUI SOBRE LA PUGNA ENTRE TROTSKY Y STALIN

Trotsky intérprete de la revolución en filosofía y arte

La burocracia estalinista difamó y calumnió a Trotsky como enemigo de la revolución para finalmente perseguirlo y asesinarlo. ¿Cuál fue la opinión de Mariátegui sobre Trotsky?

Mariátegui consideraba a Trotsky, conjuntamente a Lenin y Rosa Luxemburgo, como la encarnación del marxismo del pensamiento y la acción: "Marx inició este tipo de hombre de acción y de pensamiento. Pero en los líderes de la revolución rusa aparece, con rasgos más definidos, el ideólogo realizador. Lenin, Trotsky, Bukharin, Lunatcharsky, filosofan en la teoría y la praxis. Lenin deja al lado sus trabajos de estratega de la lucha de clases, su "Materialismo y Empiriocriticismo". Trotsky, en medio del trajín de la guerra civil y de la discusión de partido, se da tiempo para sus meditaciones sobre "Literatura y Revolución". ¿Y en Rosa Luxemburgo acaso no se unimisman, a toda hora, la combatiente y la artista?… Vendrá un tiempo en que, a despecho de los engreídos catedráticos, que acaparan hoy la representación oficial de la cultura, la asombrosa mujer que escribió desde la prisión esas maravillosas cartas a Luisa Kautsky, despertará la misma devoción y encontrará el mismo reconocimiento que una Teresa de Avila. Espíritu más filosófico y moderno que toda la caterva pedante que la ignora -activo y contemplativo, al mismo tiempo- puso en el poema trágico de su existencia el heroísmo, la belleza, la agonía y el gozo, que no enseña ninguna escuela de la sabiduría1".

En un primer escrito dedicado a Trotsky, Mariátegui elogia al protagonista de la revolución, al creador del ejército rojo que llegó a comandar cinco millones de combatientes, y al pensador y filósofo: "…los penetrantes estudios de Lenin no abarcan sino las cuestiones políticas y económicas. Trotsky, en cambio, se ha interesado por las cuestiones de la revolución en la filosofía y el arte".

Así mismo critica Mariátegui a la prensa burguesa que presenta a Trotsky del uniforme y del tren blindado que amenaza con una invasión napoleónica a Europa. "Y este Trotsky -razona Mariátegui-, en verdad no existe. Es una invención de la prensa. El Trotsky real, el Trotsky verdadero es aquel que nos rebela sus escritos. Un libro da siempre de un hombre una imagen más exacta y más verídica que un uniforme. Un generalísimo, sobre todo, no puede filosofar tan humana, tan humanitariamente".

Concluye Mariátegui en que el ejército rojo, como su ex generalísimo, es un caso nuevo en la historia. "Acaso mientras el generalísimo escribía un artículo sobre Romaín Rolland, los soldados evocaban a Tolstoy o leían a Kropotkin"2

Para Mariátegui, Lenin era el máximo dirigente de la revolución rusa, reconociendo entre sus obras "Materialismo y Empiriocriticismo" (1908) de carácter eminentemente filosófico, fragmento del cual: "La crítica del kantismo desde la izquierda y desde la derecha" fue publicado en la revista Amauta3. Lo que no conoció Mariátegui fueron los apuntes de Lenin comentando su lectura de Hegel, publicados póstumamente como "Cuadernos filosóficos".

El calificativo a Trotsky de "intérprete de la revolución en filosofía y arte" se debe entender porque el estratega de la revolución permanente abordó, además de la dialéctica marxista, la problemática de la ciencia y las comunicaciones en el nuevo estado, los problemas de la vida cotidiana4 en la construcción socialista, y sobre el arte y la cultura en la transición del capitalismo al socialismo. Lo último, particularmente en su obra, "Literatura y revolución", que tuvo difusión mundial. Mariátegui comenta este texto donde Trotsky expone que la nueva cultura socialista no tendrá carácter de clase, y además, no existirá una cultura "proletaria" en el mismo sentido que cultura burguesa o cultura feudal, porque el dominio de la clase obrera es diferente de la burguesa, en tanto su finalidad no es perennizarse en el poder, sino extinguirse en el proceso de tránsito al socialismo, donde la cultura dejará de tener carácter de clase. Cuanto más avance el proceso de construcción socialista, se irán extinguiendo las clases sociales, creando a la par una nueva cultura, recogiendo el legado libertario de las que lo antecedieron. En este proceso la clase obrera y clases populares dejarán su huella imperecedera. Mariátegui, se adhiere a esta posición: "(Trotsky ha planteado ya, en sus justos términos, la cuestión del arte proletario5)".

En algunos escritos, Mariátegui utiliza el término "realismo proletario" para resaltar la complejidad de la vida, con sus grandezas y miserias, diferente al "realismo burgués" que idealiza a los personajes, cuyos héroes son presentados como intachables, portadores del bien y la virtud, consustancial con la política de la burguesía que esconde sus intereses privados -que han devenido contrarios al progreso- con una ideología justificatoria6. El "realismo proletario" que presenta Mariátegui es contrario al "realismo socialista" de la época de Stalin donde abundaban, además de personajes intachables, idealizados con todas las virtudes "revolucionarias", una desfiguración de los acontecimientos históricos para legitimar el dominio de una casta burocrática.

Escritos de Mariátegui sobre la controversia de Trotsky con Stalin

Se ha difundido la idea que los elogios de Mariátegui a Trotsky son anteriores a la pugna con Stalin. Un historiador honesto como Jorge Basadre no pudo sustraerse a esta versión (estalinista), señalando que en escritos anteriores a su muerte "… Mariátegui reiteró su adhesión a la revolución rusa y a la línea de la Unión Soviética, inclusive la que orientó Stalin. Acerca de esto no sería únicamente falsa sino también mezquina cualquier discusión7".

Es indudable la adhesión de Mariátegui a la revolución rusa, pero también lo son sus divergencias radicales con el estalinismo conforme ya hemos expuesto en capítulos anteriores. Incluso en el artículo de Mariátegui que acabamos de mencionar da cuenta de la discusión de partido (en vida de Lenin), y no obstante, sindica a Trotsky como el intérprete de la revolución en filosofía y arte.

Aníbal Quijano8, prestándose la tesis del escritor chileno Moretyc9, dice que al principio, al enterarse de la pugna, Mariátegui defiende cautamente a Trotsky, pero luego se pone de lado de Stalin.

El error de Quijano es prestarse tesis ajenas. Como demostraremos a continuación, es todo lo contrario. Al inicio, Mariátegui condena a Trotsky y al trotskismo, pero conforme la pugna era más cruenta, Mariátegui encuentra cada vez mayores atributos a Trotsky, desmereciendo por tanto a Stalin. Existen tres artículos que tratan de modo directo la pugna.

Primer artículo

En el primero de ellos, de enero del año 1925, "Trotsky y el Partido Bolchevique"6, es una condena a Trotsky y al trotskismo. Mariátegui se hace eco de las acusaciones estalinistas presentando a Trotsky como menchevique, (de lo cual se rectifica en los artículos posteriores donde Trotsky es presentado equidistante de mencheviques y bolcheviques hasta 1917, año que se adhiere a los últimos), así mismo menciona que Lenin se opuso al ingreso de Trotsky a la redacción de "Pravda", desconociendo que Trotsky lo dirigió desde 1908 muchas veces con dinero bolchevique. Una de las demandas de la oposición trotskista es la democratización del partido y las instituciones, que a criterio de Mariátegui ha sido acogido por Stalin, por lo que no cree en una ruptura definitiva. Mariátegui dice que Trotsky se ha distanciado de la "vieja guardia" bolchevique y que no conoce los secretos de una organización revolucionaria, lo cual lo hace cometer errores como la publicación inoportuna de su libro "1917", donde presenta a líderes, entre ellos Kamanev y Zinoviev, discrepando en temas fundamentales a la hora de la revolución. La conclusión de Mariátegui es de desaprobación a Trotsky: "Trotsky representa una fracción o una tendencia derrotada dentro del bolchevismo", terminando su escrito así: "No es la primera vez que el destino de una revolución quiera que esta cumpla su trayectoria sin o contra de sus caudillos. Lo que prueba a su vez, que en la historia los grandes hombres juegan un papel más modesto que las grandes ideas".

Pero cuanto más se agudiza la controversia, Mariátegui con mayor información, cambia de postura, encontrando cada vez mayores atributos a Trotsky y sus seguidores.

En enero de 1927, para el tercer aniversario de la muerte de Lenin, en una traducción especial para la revista Amauta, Mariátegui le rinde homenaje publicando el retrato de Lenin escrito por Trotsky con la siguiente presentación: "En el tercer aniversario de la muerte de Lenin, nos parece oportuno ofrecer a los lectores de Amauta uno de los más sugestivos y vigorosos estudios escritos por León Trotsky sobre el gran jefe de la revolución11".

Segundo artículo

El segundo artículo es de febrero de 1928, cuando Trotsky había sido expulsado del partido bolchevique. Mariátegui reseña que muerto Lenin, Trotsky se destacaba por encima de los demás dirigentes, pero le faltaba conexión con el aparato del partido, ya que antes de 1917, el líder ruso se había mantenido equidistante del menchevismo y bolchevismo. Prosigue Mariátegui: "Lenin apreciaba inteligente y generosamente el valor de la colaboración de Trotsky, quien a su vez, -como lo atestigua el volumen en que están reunidos sus escritos sobre el jefe de la revolución-, acató sin celos ni reservas una autoridad consagrada por la obra más avasalladora para la conciencia de un revolucionario. Pero si entre Lenin y Trotsky pudo borrarse casi toda distancia, entre Trotsky y el partido mismo la identificación no pudo ser igualmente completa. Trotsky no contaba con la confianza total del partido, por mucho que su actuación como comisario del pueblo mereciese unánime admiración…"

Termina diciendo que Trotsky es cosmopolita y que "Zinoviev lo acusaba en otro tiempo en un congreso comunista, ignorar y negligir demasiado al campesino. Tiene, en todo caso, un sentido internacional de la revolución socialista, Sus notables escritos sobre la estabilización del capitalismo lo colocan entre los más sagaces críticos de la época. Pero este mismo sentido internacional de la revolución, que le otorga tanto prestigio en la escena mundial le quita fuerza momentáneamente en la práctica de la política rusa. La revolución rusa está en un periodo de organización nacional… Es lógico que en esta etapa, la revolución rusa esté representada por los hombres que más hondamente sienten su carácter y sus problemas nacionales". Stalin, dice Mariátegui es de esos hombres12.

César Vallejo

Es necesario mencionar que antes del tercer escrito de Mariátegui, el poeta César Vallejo desde París, escribió un incandescente artículo contra Stalin, del cual dijo: "Que lastimosa orgía de eunucos repetidores del marxismo… Su primera desgracia es amputarse de raíz sus propias posibilidades creadoras relegándose a la condición de simples panegiristas y papagayos de "El Capital". Sobre el trotskismo, Vallejo dijo: "la insurrección trotskista constituye un movimiento de gran significación histórica. Constituye el nacimiento de un nuevo espíritu revolucionario dentro de un estado revolucionario. El nacimiento de una nueva izquierda dentro de la izquierda, que por natural evolución política, resulta a la postre de derecha. El trotskismo desde este punto de vista, es lo más rojo de la bandera roja de la revolución y, consecuentemente lo más nuevo y ortodoxo de la nueva fe"13.

Posteriormente Vallejo se afilia al Partido Comunista Español (de orientación estalinista). Si bien es cierto que dejó de criticar de modo lapidario a la persona de Stalin, no se rebajó en cantarle loas como lo hicieron otros artistas, recibiendo a cambio algunos títulos y medallas. Luego de un pequeño lapsus (1929 a 1930) en que lo criticó en forma acérrima, Vallejo mantuvo su admiración a Trotsky, al que consideraba una de las mejores inteligencias del marxismo. Durante la guerra civil española cantó la gesta heroica de los combatientes, cantó al soldado ignoto de la revolución, y si bien apoyó a los frentes populares, también criticó su falta de consecuencia –particularmente en España y Francia- porque se confabulan con el imperialismo para legitimar el colonialismo.

Tercer artículo

Un mes después del artículo de Vallejo, aparece el tercer artículo de Mariátegui, cuando Trotsky ya había sido desterrado de Rusia. "Nunca admitió el espíritu revolucionario, -escribió Mariátegui-, la posibilidad de que esta revolución concluyera como la francesa, condenando a sus héroes"

Repite Mariátegui parte de su artículo anterior, diciendo que entes de 1917 Trotsky estaba equidistante del menchevismo y bolchevismo, que entre Lenin y Trotsky se habían borrado casi todas las controversias, que a la muerte de Lenin Trotsky sobresalía por encima de los demás dirigentes pero no contaba con la confianza del partido.

Sobre el trotskismo Mariátegui dijo: "La opinión trotskista tiene una función útil en la política soviética. Representa, si se quiere definirla en dos palabras, la ortodoxia marxista, frente a la fluencia desbordada e indócil de la realidad rusa. Traduce el sentido obrero, industrial, de la revolución socialista. La revolución rusa debe su valor internacional, ecuménico, su carácter de fenómeno precursor del surgimiento de una nueva civilización, al pensamiento de Trotsky y sus compañeros reivindican en todo su vigor y consecuencias. Sin una crítica vigilante, que es la mejor prueba de la vitalidad el partido bolchevique, el gobierno soviético correría probablemente el riesgo de caer en un burocratismo formulista mecánico".

Pero Mariátegui también pensaba que "… ni Stalin ni Bukharin andan demasiado lejos de suscribir la mayor parte de los conceptos fundamentales de Trotsky y sus adeptos".

Termina el artículo así: "Trotsky, desconectado personalmente del equipo estalinista, es una figura excesiva en el plano de las realizaciones nacionales. Se le imagina predestinado para llevar en triunfo, con majestad napoleónica, a la cabeza del ejército rojo, por toda Europa, el evangelio socialista. No se le concibe, con la misma facilidad, llenando el oficio de ministro de tiempos normales"14

Sobre Stalin, "el eslavo puro", (supuestamente) entendido en problemas nacionales, es un eco de la propaganda estalinista que Mariátegui no logró procesar, al igual que la acusación a Trotsky de ignorar al campesinado.

Lenin, ya cercano a su muerte, se dio cuenta del peligro de la burocratización y de degeneración de la revolución, por lo que en cartas a la dirección del Partido Bolchevique pedía destituir a Stalin de los cargos de Comisario de las nacionalidades y de secretario general del partido, lo que no pudo concretarse porque Stalin se había afianzado en el poder15. Según Lenin, Stalin trataba con prepotencia (chauvinismo gran ruso) a las nacionalidades no rusas, lo cual, sumado a los manejos en el seno del partido, constituía un peligro para la revolución.

La afirmación de que Stalin y Bujarin no andan lejos de suscribir las demandas de Trotsky y sus seguidores, en parte se debe al cambio de orientación de la burocracia estalinista desde una posición derechista, que permitió derrotas como la revolución china (1925-1927), hacia una posición ultra izquierdista, inmersa en la cual se destaca el inicio de la planificación de la economía (1928-1929), que propuesta por Trotsky y sus seguidores en 1924 fue rechazada por el estalinismo calificándolo como "la cumbre de la utopía".

Mariátegui al igual que Trotsky, no compartía los métodos ultra izquierdistas y burocráticos de la planificación, entre ellos en lo referente a la colectivización forzosa del campo. No obstante, cuando Mariátegui escribió el artículo que comentamos, en amplios sectores de la izquierda internacional se hacían conjeturas – a decir del biógrafo de Trotsky, Isaac Deutscher-, sobre un eventual regreso de Trotsky a Rusia, cuestión que no sucedió, sino todo lo contrario, las divergencias se acentuaron.

Max Eastman

Los documentos que tenía Mariátegui sobre la pugna debieron ser escasos si tenemos en cuenta que en su mayor parte eran considerados "secreto de estado". Conoció "Curso Nuevo" de Trotsky (en edición francesa) y seguramente documentos públicos de la Tercera Internacional, pero no los debates internos.

Max Eastman, notable escritor norteamericano, -por aquel tiempo cercano a Trotsky-, en su libro "Después de la muerte de Lenin", cuya primera versión fue en inglés (1925) dio a conocer cartas de Lenin a la dirección del Partido Bolchevique en las que pedía destituir a Stalin del cargo de secretario general del Partido y de encargado de las nacionalidades no rusas, lo que posteriormente se conocería como "testamento político" de Lenin, en las cuales atribuía a Trotsky ser el "bolchevique más capaz" criticando su tendencia a resolver los problemas de manera administrativa, y también elogiaba la inteligencia de Bujarin que contrasta con su incomprensión de la dialéctica. El libro de Eastman atrajo la ira de Stalin y los que lo rodearon, quienes conminaron a la cúpula dirigente, en especial, a la "oposición", desmentir la existencia de un "testamento político" de Lenin porque desestabilizaría el gobierno. Todos accedieron, forzando a Trotsky hacer lo mismo como principal líder de la oposición, lo cual, dice el historiador Isaac Deutscher15, fue dado a conocer en el ámbito del movimiento revolucionario mundial.

Mariátegui16, que compartía con Eastman la reivindicación del psicoanálisis– probablemente conoció en forma fragmentaria el libro por lo que no hace mención al "testamento político" (cartas) de Lenin, pero si hace alusión al autor (Eastman) como "revisionista" y "hereje" dentro del campo revolucionario, diferente al "revisionismo" de Henri de Man, surgido en el campo reformista. Eastman, dice Mariátegui, intelectual "supertrotskysta", lanza duras críticas contra algunos líderes rusos, en especial contra Stalin.

En otro artículo, Mariátegui hace mención al libro de Eastman "La Ciencia de la Revolución" (edición en inglés), en el que critica a los marxistas no haberse desembarazado de la dialéctica, que identificaba con "hegelianismo". El problema, dice Mariátegui, es que Eastman no ha podido desembarazarse del utilitarismo y pragmatismo inglés, particularmente el representado por William James, por lo que para el intelectual norteamericano, la revolución se reduciría a un tecnicismo17.

En la década del treinta, cuando se apartó del marxismo, Eastman dijo que Stalin se hizo del poder por su pragmatismo, por su "sentido común", atributo del que carecía Trotsky porque no se había liberado de su idealismo (dialéctica). Trotsky se burló del que antes era su exaltado propagandista, diciendo sobre el sentido común: "Esta forma inferior de la inteligencia, necesaria en cualquier condición, es también suficiente en ciertas circunstancias…", en un medio social estable para practicar el comercio, mantener una familia, formar un sindicato, etc. Pero para cuestiones más complejas como la crisis, la guerra, la revolución y contrarrevolución, "se precisan facultades más altas de la inteligencia, cuya expresión filosófica ha sido dada, hasta ahora, por el materialismo dialéctico18".

Andreu Nin

Entre el 15 y 28 de marzo de 1928 se realizó en Moscú el IV Congreso de la internacional Sindical Roja, asistiendo, entre los delegados peruanos, Julio Portocarrero y Armando Bazán. Alberto Flores Galindo señala: "Comenzaba en 1927 la segregación del trotskismo y se pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban Portocarrero y Bazán, firmar un documento contra Andrés Nin, un militante español vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos Portocarrero y Bazán, argumentando que sólo conocían una versión del problema19…" Esto, concluye Flores Galindo, fue motivo para una discusión entre los representantes peruanos y el argentino Vittorio Codovilla que defendía la posición estalinista.

Andreu Nin (Terragona, 1892 – Madrid, 1937) desde su juventud fue activo militante revolucionario. Se adhirió a la Oposición de Izquierda Internacional liderado por Trotsky. Funda el Partido Obrero Unificado Marxista (POUM) participando activamente en la guerra civil contra el fascismo. Intenta organizar el poder de los trabajadores para construir el socialismo, por lo que fue detenido por el gobierno del frente popular, muriendo a manos de agentes estalinistas en 1937. Paralelamente, en juicios amañados, el estalinismo condena a muerte a la plana mayor bolchevique consolidando su poder contrarrevolucionario.

Sorel

Alberto Flores Galindo señala que "Mariátegui nunca negó los aportes de Trotsky y hasta el final de su vida mantuvo una visión favorable a Sorel; por el contrario, criticó las tempranas desviaciones burocráticas de la Unión Soviética y se mostró contrario al autoritarismo. El Partido Socialista, así como se vinculaba con la tercera internacional, mantenía también relaciones con los primeros grupos trotskistas franceses, con Pierre Naville y los redactores de La Veritè20".

La influencia del anarcosindicalismo –europeo y peruano- en Mariátegui es incuestionable, por lo que, sobre todo en sus primeros años, otorgaba más importancia a las organizaciones gremiales que a las políticas. Por eso el Partido Socialista recién se funda en 1928 cuando fracasaron los procesos revolucionarios en China y Méjico por ausencia de organizaciones políticas (partidos) de clara orientación socialista. A raíz de esto, Mariátegui acentúa sus divergencias con el estalinismo de la Tercera Internacional y con Haya de la Torre originándose una ruptura en su pensamiento político. En esas circunstancias Mariátegui vuelve hacer un deslinde con el sindicalismo revolucionario del cual Sorel fue su máximo exponente, en el mismo sentido que lo había hecho en conferencias pronunciadas luego de su regreso de Europa (1923), señalando que el sindicalismo cumplió una función revolucionaria antes de la primera guerra mundial (1914-1919) contra el espíritu reformista de la socialdemocracia, pero a la postre, luego del triunfo de la revolución rusa, el sindicalismo entró en crisis como movimiento. La parte revolucionaria se adhirió a las filas marxistas y otra parte fue al reformismo21.

No obstante esa crítica al sindicalismo, Mariátegui siguió reivindicando de Sorel el mito revolucionario contra el espíritu "racionalista", evolucionista y reformista en el movimiento obrero. Pero mientras para Sorel el mito se concretiza en la acción por medio de la huelga general, en Mariátegui es esperanza, fe, idea fuerza que sirve de derrotero a la humanidad, que desemboca en la revolución social, y a diferencia de los mitos religiosos que ponen metas celestiales, el mito socialista tiene metas terrenales.

Pierre Naville

Maville (1904-1993), conforme lo nombra Mariátegui, pero su nombre es Pierre Naville, perteneció al primigenio grupo surrealista con sede en Francia, junto a André Breton, Louis Aragón y Paul Eluard, entre otros, que reclamando autonomía del arte apoyaban la revolución adhiriéndose al Partido Comunista francés en 1926. A Naville se le asigna la dirección de la revista "Clarte". En 1927 es expulsado y se adhiere a la Oposición de Izquierda. Dirige la revista "La Veritè". En ese contexto es injuriado por André Breton en el Segundo Manifiesto del Surrealismo. Mariátegui, que seguía con atención la trayectoria de las vanguardias en arte, particularmente del surrealismo, defiende a Naville: "Breton extrema la agresión personal contra Maville"… que es presentado como "el hijo arribista de un banquero millonario a quien el demonio de la ambición ha guiado en su viaje, desde la dirección de la revista del suprarrealismo hasta La Lutte des Classes, La Veritè y la oposición trotskista"

"Me parece -prosigue Mariátegui- que en Maville hay mucho más serio. Y no excluyo la posibilidad de que Breton se rectifique mas tarde acerca de él -Si Maville corresponde a mi entera confianza- con la misma nobleza con que, después de una larga querella, ha reconocido a Tristán Tzara la persistencia en el empeño atrevido y en el trabajo severo"22.

Este escrito fue publicado en marzo de 1930, un mes antes de fallecer Mariátegui y es notoria la defensa que hace a Naville, que en 1938 estuvo entre los fundadores de la IV Internacional. A la postre, también Breton se unió a Trotsky, que estaba desterrado en Méjico, en la defensa de la creación artística contra el tutelaje burocrático estalinista y capitalista.

En un escrito anterior Mariátegui había demostrado su confianza en Naville al criticar el libro "Jesús" de Henri Barbusse, que con mentalidad positivista, "ochcentista", deja de lado veinte siglos de historia del cristianismo, supuestamente para quedarse con el "auténtico" cristianismo. Mariátegui comparte la forma irónica en que Naville critica a Barbusse: "Porque Pablo eligió a Jesús como ejemplo y porque Jesús tuvo necesidad de Barbusse veinte siglos después de su muerte, mas bien que de Pablo, su contemporáneo, para predicar su verdadera doctrina y restablecer el sentido de su acción, es algo que no se sabrá jamas23".

Mariátegui admiraba a Barbusse como proselitista del socialismo, pero a su entender, el notable intelectual francés -que posteriormente escribió una apología a Stalin- no comprendía en su real dimensión lo que es el marxismo24.

Mahatma Gandhi, legendario líder de la India, pretendía liberar a su pueblo por medios pacíficos. Cuando Barbusse dijo que si Lenin hubiese estado en lugar de Gandhi, hubiera hecho lo mismo, Mariátegui -que también admiraba a Gandhi-, critica a Barbusse diciendo que ninguna revolución se ha hecho sólo con ayunos y oraciones25.

Colectivización del campo

En el mes de julio de 1929 Mariátegui escribe un comentario al libro "Rusia a los doce años26", del escritor español Alvarez del Vayo, centrando su atención en la "socialización" del campo, presentándolo como una de las demandas trotskistas, que "Stalin parece haber hecho suyas en parte". El autor (Alvarez del Vayo), hombre sin partido y sin "doctrinarismo", razona Mariátegui, no oculta su admiración por Trotsky y al mismo tiempo evidencia la sencillez en la vida cotidiana de Stalin y demás líderes rusos, estando lejos del boato como lo presentan ideólogos burgueses.

Mariátegui comparte la crítica que hace Alvarez del Vayo a la política de "ofensiva contra el kulak", categoría en la que se englobaba a gran parte de estratos campesinos, proponiendo como alternativa "el fomento de la explotación colectiva de la tierra, con máquinas y métodos que aumenten su rendimiento". Este también era uno de los argumentos de la crítica trotskista a la política estalinista en el campo que Mariátegui –en forma consciente o inconsciente- comparte.

Las realizaciones nacionales

Emilio Choy comentando el artículo de Mariátegui sobre "El Exilio de Trotsky"27 se equivoca al repetir (en 1970) el argumento estalinista de que Trotsky estaba contra las realizaciones nacionales, sin reparar que según Mariátegui, Stalin y Bujarin, hacen suyas en parte las demandas trotskistas para Rusia. Por otra parte, para 1970, ya era demasiado conocido la polémica en el mundo entero. Recordemos que Trotsky en el Prólogo a su obra "La Revolución Permanente", criticaba al estalinismo por impartir consignas iguales para todos los países, sin tener en cuenta las peculiaridades nacionales.

Así mismo en 1924 Trotsky y otros dirigentes, destacando Preobrajensky, habían propuesto iniciar la planificación de la economía, siendo desechado por el estalinismo como la "cumbre de la utopía". Era la burocracia estalinista quien estaba contra las realizaciones nacionales con proyección al socialismo, sin plantear (en 1924) ninguna alternativa. En 1929 Stalin se vio forzado planificar la economía inmersa en una gran crisis que se pudo evitar si la planificación comenzaba en 1924 conforme a la propuesta de Trotsky.

Una cosa es iniciar la construcción socialista en un país, conforme a la propuesta del marxismo, para que concluya en el ámbito internacional, y otra es la tesis estalinista del socialismo en un sólo país, al margen del devenir mundial. Hablar de capitalismo en un solo país es una aberración y lo es en mayor grado el socialismo en un sólo país.

Pinait Istrati

En un artículo de marzo de 1930, Mariátegui hace alusión a la actitud crítica del escritor Pinait Istrati, -al que halaga como artista y como hombre- que a raíz de un "proceso festinado y una condena injusta" por parte de la burocracia rusa contra el suegro de Víctor Serge (prominente líder trotskista) por vivir con más holgura que sus vecinos de edificio, ha criticado (con ayuda de alguien anónimo según Mariátegui) en tres gruesos volúmenes al conjunto del régimen soviético, en una actitud propia de un revoltoso que por un "lío de casa de vecindad" juzga al conjunto de un régimen político28.

En este artículo, Mariátegui entiende que el estado soviético lucha contra el burocratismo ya que Stalin ha hecho en parte suyas las demandas trotskistas.

Esteban Pavletich, "el Trotsky del Apra"

Esteban Pavletich (Huánuco, 1906 – Lima, 1981) fue por algún tiempo (1928-1930) secretario personal del legendario patriota nicaragüence Augusto César Sandino que dirigía la resistencia armada contra los invasores yanquis. Según su testimonio, cuando se da la ruptura entre Haya de la Torre y Mariátegui, el último lo escribió una carta: "me escribió y me dijo personalmente que no rompiera todavía con el Apra que yo podía ser el Trotsky del Apra en el Perú. Me decía "regresa y ya veremos a dónde va a parar Haya de la Torre y el caudillismo hayista29".

Notas

1.- Mariátegui: "Defensa del Marxismo", p. 44.

2.- Mariátegui: "Trotsky", incluido en "La Escena Contemporánea".

3.- Lenin: "El kantismo criticado desde la derecha y desde la izquierda". Amauta N° 22, Lima, abril de 1929.

4.- Trotsky: "Prólogo: Dos concepciones" al libro "La revolución permanente"

5.- Mariátegui: "Signos y Obras", p. 92.

6.- Mariátegui: "Elogio de "El Cemento" y del Realismo Proletario". Incluido en "El Alma Matinal".

7.- Basadre, Jorge: "La Vida y la Historia", Lima, 1975, p. 233-234.

Alberto Flores Galindo en su obra conjunta con Manuel Burga: "Apogeo y Crisis de la República Aristocrática", hacen suya esta idea de Basadre. Sin embargo Flores Galindo en su obra "La Agonía de Mariátegui", no lo menciona, reconociendo las divergencias de Mariátegui con el estalinismo y al mismo tiempo los elogios de Mariátegui a Trotsky.

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