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Mariategui o la revolución permanente (página 8)




Enviado por Rafael Herrera Robles



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Lo mejor del arte y la literatura en Rusia fue rebelde al zarismo. Sus más preclaros exponentes, luego del triunfo revolucionario de 1917 se pusieron del lado de la revolución, que así confluyó con diversidad de vertientes en todos los terrenos con la tendencia a consolidar un gran bloque histórico. Se ha constatado que ni uno sólo de los escritores contra revolucionarios emigrados luego del triunfo de 1917 ha dejado una obra perdurable. Eso, para Trotsky (y Mariátegui) era signo de que el arte para vivir tiene que nutrirse de la vida de un pueblo, de sus esperanzas y penurias.

El estalinismo contra el arte

La contrarrevolución estalinista desarticuló ese proceso de unidad entre el arte y la revolución. En vez de que la política revolucionaria confluya con diversidad de tendencias progresivas, el estalinismo impuso sus normas sobre todas las cosas.

Nada podía perturbar su poder, ni siquiera nuevas expresiones musicales. Al igual que la gente adinerada de Nueva York a principios del siglo veinte criticaba al emergente tango rioplatense argumentando que corrompe a sus hijos, décadas después, la burocracia estalinista tildó al tango como expresión de los marginales y el "baile de los hombres impotentes14". El rock rebelde, contestatario, también fue ex comulgado por los sucesores de Stalin, aunque luego impusieron a músicos (de rock) adocenados como "tuercas" y "tornillos" para reforzar el poder.

Para Stalin, los escritores y artistas, eran "ingenieros de almas", "tuercas y tornillos" de un gran "mecanismo social", tal como lo expresara Lenin a inicios del siglo veinte en "La Organización del Partido y la Literatura del Partido15", aclarando (Lenin) que ese escrito es solamente para los militantes de su partido y en este sentido sus adversarios no pueden criticarlo como ajeno a la libertad de conciencia, porque se trata, dijo, de normas e ideas para los que pertenecer a una "asociación libre" (en ese caso partido). Pero después de 1917, en el poder, como gobernante, Lenin jamás repitió esa fórmula, ni siquiera para los militantes de su partido, menos para el conjunto de la sociedad. Recordemos que haciendo causa común con Trotsky, fue contrario a oficializar determinada tendencia de arte como única.

El error de Lenin a inicios de siglo abarcaba cuestiones políticas más amplias del proceso revolucionario, expresado en su obra "¿Qué Hacer?", en la cual decía que la conciencia revolucionaria es llevada desde fuera de la clase obrera por parte de los intelectuales, los "esclarecedores", que por mediación del partido llevan sus ideas a la clase obrera, para concientizarla. El partido quedaba así por encima de la clase obrera. Una idea contraria a Marx y Engels que en el "Manifiesto Comunista", además de mencionar que el partido revolucionario es parte de la clase obrera, decían que es una sus tendencias revolucionarias.

Esa visión del "¿Qué Hacer?", dice Michael Lowy16, fue abandonada por Lenin. Entre otros acontecimientos, la revolución rusa de 1905 demostró que en lucha contra el zarismo, los obreros y el pueblo habían ido más allá de las organizaciones políticas, reconociendo que adquieren conciencia en la práctica revolucionaria. El cambio de Lenin en el transcurso de los años fue total. A la vez que ponía en guardia a los lectores rusos sobre los errores de la mencionada obra, en 1921 dijo que su traducción a otros idiomas no era "deseable".

Sin embargo para el estalinismo la referida obra fue canonizada como lo esencial del "leninismo".

Mao Tse Tung y la literatura

En enero de 1940 Mao Tse Tung expone su teoría sobre la nueva democracia, consistente en luchar por reivindicaciones democráticas de nuevo tipo para promover el socialismo, diferente a las reivindicaciones burguesas de vieja democracia que promueven el capitalismo.

En 1942, en sus intervenciones sobre arte y literatura en el Foro de Yenán17, Mao Tse Tung hace suya la política estalinista sobre arte y literatura, que debería estar subordinada a lineamientos impuestos desde el estado y el partido de acuerdo a las coyunturas políticas; por lo que critica el "dualismo" y "pluralismo" de Trotsky al que atribuye la frase: "en la política: marxista, en el arte: burgués". La crítica posiblemente se base en la opinión de Trotsky, (y también de Mariátegui) de que una obra artística se debe interpretar de acuerdo a reglas y normas del arte y no por la posición política de los autores, porque se pueden dar casos en que un artista políticamente reaccionario puede crear una obra artística revolucionaria y progresiva, y a la inversa, un artista políticamente revolucionario no es garantía que cree una obra artística revolucionaria. Además, para el caso concreto de Rusia, Trotsky puso en evidencia que luego del triunfo revolucionario de 1917 los representantes más eminentes de la narrativa y poesía en todas sus tendencias –desde el "mujikismo" a las vanguardias- se pusieron del lado de la revolución. Los que se opusieron y emigraron no han creado ninguna obra perdurable. La política cultural que promovió Trotsky con el apoyo decisivo de Lenin era contraria a oficializar a determinada corriente como la única posible. Fue la época en que Mariátegui, sin conocer los desgarramientos internos de sus gobernantes, alababa la libertad en la que se desenvuelve la creación del arte y literatura en la naciente Unión Soviética, donde las escuelas de vanguardia encuentran campo propicio para desarrollarse, recordando que el "sumo" poeta de la revolución, Mayakovsky, procede de la escuela futurista. En este sentido escribió: "Ni en la sede del capitalismo ni en la sede del socialismo, la ciencia pretende dictar leyes a la política ni al arte18". La sátira, la crítica, son eficaces y durables cuanto más logradas sean estéticamente. Por eso "A la revolución los artistas y los técnicos le son tanto más útiles y preciosos cuanto más artistas y técnicos se mantienen19".

Que los artistas afiliados a una organización política, por propia convicción, hagan propaganda consciente en sus creaciones, nadie los critica; que como militantes y revolucionarios marchen junto al pueblo en toda forma de lucha, los engrandece más, pero la política cultural revolucionaria no se debe limitar a los adscritos a un partido, sino que debe confluir con el conjunto de intereses progresivos de la humanidad, incluyendo el arte. A un artista se le debe juzgar como artista, es decir, de acuerdo a su obra de arte y a ese mismo artista, desde un punto de vista político, se le debe juzgar por sus ideas políticas, por sus acciones políticas.

Una literatura "panfletaria", o si se quiere, de "propaganda", aparece espontáneamente en los grandes procesos sociales, por inercia, por la participación activa del pueblo, desde cuya entraña emerge una literatura contestataria en poesías, canciones, rimas, dichos, versiones orales de la epopeya popular, etc., hasta formas más elaboradas, que es libre y no necesariamente se atiene a fórmulas estéticas. Gama de expresividad popular ferviente e ingenua que confluye a revitalizar el arte y la literatura en su conjunto. Todo lo contrario es cuando desde el poder se pone trabas a la libre creación, intentando reglamentar la creatividad del artista,

En 1956 en una actitud errada, el gobierno chino apoya al gobierno ruso de Nikita Krushov que promueve la invasión con tanques de guerra a Hungría para reprimir una insurrección obrera popular. En esos países –de Europa del Este- las protestas unas veces adquirían carácter burgués para una regresión al capitalismo, otras veces carácter revolucionario contra la burocracia, para avanzar al socialismo. En Hungría sobresalieron como hegemónicos los consejos obreros que intentaban hacer avanzar la revolución al socialismo.

Casi en forma paralela, en 1957 Mao Tse Tung al referirse a las contradicciones en el seno del pueblo, deja de lado los criterios estalinistas sobre arte, literatura y ciencia, impartiéndose la consigna: "Que se abran cien flores y que compitan cien escuelas", que quería decir: "En el arte, pueden desarrollarse libremente diversas formas y estilos y, en la ciencia, competir libremente diferentes escuelas. Consideramos perjudicial al desarrollo del arte y de la ciencia recurrir a medidas administrativas imponiendo un particular estilo de arte o una determinada escuela prohibiendo otros. El problema de lo correcto y erróneo en el arte y en la ciencia debe resolverse mediante discusiones libres en los círculos artísticos y científicos y a través de la práctica en esos terrenos, no de manera simplista20".

Esta apreciación es la misma de Trotsky que Mao Tse Tung criticara en 1942 en el Foro de Yenán, y la misma que con el apoyo decisivo de Lenin se impuso en los primeros años de la revolución rusa, antes de que Stalin se consolide en el poder.

A mediados de la década del sesenta, con la revolución cultural, en la que se promovieron actos progresivos y reaccionarios, nuevamente Mao vuelve a la posición tradicional estalinista sobre arte y cultura, intentando además, construir el comunismo en un solo país, para así sobrepasar al "social imperialismo ruso".

Las directivas para la revolución cultural, Mao encomendó a un pequeño grupo -entre los que estaba su esposa-, conocido por sus opositores como la "banda de los cuatro" (pero al parecer, eran más de cuatro), encargados de dar directrices sobre lo que se debía hacer en todos los ámbitos, desde la política al arte y la ciencia. Y el máximo representante del arte y las ciencias resultó ser Mao Tse Tung, como en su tiempo fue Stalin en Rusia.

Luego del triunfo revolucionario chino en 1949 la ayuda por parte de la Unión Soviética fue considerable en préstamos, ciencia y técnica, pero no suficiente para convertirse en potencia capaz de repeler con éxito un ataque militar del imperialismo, creando descontento en los líderes chinos que, aunado al fracaso del "gran salto" (1958-1962) promovido por Mao mediante la instauración de las comunas populares, origina una crisis al interior del Partido Comunista, en cuya dirección Mao queda en minoría frente a tendencias que intentaban reconciliarse con Rusia. Entonces el líder chino tilda a sus adversarios de "burgueses infiltrados" y corruptos, llamando a la rebelión.

Al inicio se movilizaron los estudiantes y guardias rojos, los últimos a órdenes de Lin Piao, -por esa época mano derecha de Mao Tse Tung-, y luego los obreros, quienes en 1967, en Shanghai y Pekín, formaron comunas (asambleas populares) a semejanza de la Comuna de París (1871) para autogobernarse, marginando de su dirección a miembros del partido y del ejército por considerarlos corruptos, surgiendo una dualidad de poderes. Por una parte, el poder oficial del partido y del estado, y por otra parte el poder de los trabajadores. Mao retrocede y, por métodos coercitivos (violencia) y administrativos, socava el poder obrero popular. Para eso concilia con los que llamó corruptos y "burgueses infiltrados". En la década del setenta aún se hablaba de revolución cultural. En 1972 Lin Piao, conocido por su posición izquierdista, "desaparece", según la versión oficial maoísta, en un accidente de aviación cuando intenta huir hacia Rusia luego de un fallido golpe de estado contra Mao Tse Tung. En contrapartida son rehabilitados los "burgueses infiltrados" que aún sobrevivían, entre ellos Teng Siao Ping, del que se recuerda su lema de que no importa el color del gato con tal que cace al ratón. Lo que no dijo es quienes se aprovechan de la presa cazada. Fue el mismo, que con anuencia de Mao utilizó a la ONU para hablar de la tesis de la existencia de tres mundos: el primero formado por las dos superpotencias, el imperialismo de Estados Unidos y el "socialimperialismo" de Rusia, el segundo por Europa, y el tercer mundo, por Asia, Africa y América Latina. Esta delimitación provenía de Lin Piao, que con objetivos diferentes, ultraizquierdistas, intentando convertir al mundo en un escenario de guerra revolucionaria, trazó en 1969 una estrategia que llamó de "revolución permanente" consistente en cercar a las superpotencias (Estados Unidos y Rusia) con la unidad del tercer y segundo mundo, asemejándose al cerco del campo a las ciudades en el proceso revolucionario chino. Lin Piao se cuidó en aclarar que su estrategia de "revolución permanente" era de Marx, de Lenin y de… Stalin (¡!).

Lin Piao al asumir el mando de los guardias rojos en 1959 democratizó las relaciones entre jefes y subordinados, intentando durante la revolución cultural hacer lo mismo en el conjunto social, con una actitud beligerante contra el imperialismo, promoviendo la revolución mundial.

Nadie duda de la desigualdad de los países y el enfrentamiento entre bloques, pero la política de los tres mundos esbozada por Teng Siao Ping dejaba de lado la lucha de clases en el segundo y tercer mundo abriendo el camino al "revisionismo". Legitimados en esa teoría, China apoyaba a cuanto gobierno estuviera contra las "superpotencias", especialmente contra de lo que era la Unión soviética (el "socialimperialismo") considerado el enemigo principal. Por eso en 1973 se pusieron de lado de Pinochet en el golpe fascista contra el gobierno socialista de Salvador Allende en Chile.

Cuando muere Mao (1976), las tendencias conservadoras y reaccionarias eran mayoría en la dirección del estado y del partido, y los "cuatro" (o "banda de los cuatro"), que aún contaban con algún poder, cayeron en desgracia, siendo enjuiciados y luego encarcelados por algún tiempo. Teng Siao Ping prosiguió su carrera política llegando a ocupar la máxima dirección.

Hoy (siglo veintiuno), los privilegios de la casta burocrática gobernante china son públicos. El pueblo llama despectivamente "principitos" a los descendientes de los más altos jerarcas del estado y del partido por los privilegios que ostentan. La interrogante es de si los "principitos" llegarán a apropiarse de los medios de producción para convertirse en una nueva clase, si su desenlace será similar a la Unión Soviética, o serán aplastados por el pueblo chino para hacer avanzar la revolución al socialismo.

El marxismo chino, el comunismo chino, desde su fundación en 1921, con todas sus contradicciones y errores, tuvo su principal fuente de vitalidad el ponerse de lado de las reivindicaciones populares, incluso al margen de las máximas direcciones. Sucedió en la década del veinte bajo la dirección de su principal forjador, Chen Tu-hsiu, que comenzó a rebelarse contra las imposiciones estalinistas para así marchar junto a su pueblo, y sucedió posteriormente bajo la dirección de Mao Tse Tung que para marchar junto a su pueblo, no cumplió las consignas estalinistas de sometimiento al Kuomingtang. Gracias a eso fue el triunfo de 1949. En la década del sesenta frente a la corrupción y a la burocracia conservadora y reaccionaria, Mao Tse Tung arremete contra la dirección corrupta del partido, llamando a la rebelión, originando la revolución cultural. El pueblo estuvo de su parte, pero Mao dio marcha atrás al reprimir a las comunas obrero populares de Shanghai y Pekín cuando éstas dejaron fuera de la dirección al partido y a las fuerzas armadas por considerarlas corruptas. Mao incendió la pradera para apagarla después, y a la final, la peor parte lo llevaron las tendencias revolucionarias que se pusieron de lado del pueblo, a los que el poder presidido por Mao y sus socios les dio la espalda. Las tendencias más conservadoras y reaccionarias levantaron cabeza. El maoísmo como corriente revolucionaria entraba en declive.

Mariátegui y la revolución china (1925-1927)

Las luchas de los trabajadores peruanos de la ciudad y el campo, la experiencia de las revoluciones rusa (1917), china (1925-1927) mejicana (1910-1917), al igual que movimientos como la de Mahatma Gandhi en la India, gravitaron en la formación del pensamiento de Mariátegui.

Sobre la revolución china (1925-1927) y mejicana, Mariátegui tenía su peculiar punto de vista.

Cuando a inicios de la década del veinte el marxismo comienza a enraizar en territorio chino21, existía el poderoso movimiento antiimperialista del Kuomingtang dirigido por Sun Yat Sen que en 1911 había derrotado a la última dinastía china proclamando la república, pero la mayor parte del territorio aún quedaba en manos de terratenientes feudales, caudillos guerreros y los imperialismos de occidente. El Partido Comunista, bajo inspiración de Chen Tu Siu y Li Ta Chau, celebra su congreso de fundación en 1921, con 57 delegados.

Lenin y Trotsky, en nombre de la Tercera Internacional, aconsejan a los comunistas chinos hacer la unidad en la acción con el Kuomingtang manteniendo la independencia orgánica y política, para que puedan hacer avanzar la revolución al socialismo. Pero Sun Yat Sen no acepta e impone su criterio de que los comunistas se deben supeditar a su mando, es decir, a los "principios" del Kuomingtang.

Sun Yat Sen en su juventud había simpatizado con las ideas anarquistas y marxistas y se reclamaba socialista. Lidera el Kuomingtang bajo tres principios: unidad con Rusia revolucionaria, unidad con los comunistas chinos y apoyo a las reivindicaciones del pueblo. Recibe a los comunistas en el seno del Kuomingtang y hasta los promueve a altos cargos. Sin embargo, las contradicciones no se dejaron esperar. Los sectores derechistas intentaban frenar las reivindicaciones de obreros, campesinos y estudiantes, mientras los comunistas dirigidos por Chen Tu-hsiu apoyaban toda reivindicación popular y, -haciendo caso omiso al pacto de subordinación-, se organizaban con cierta autonomía, ganándose el reconocimiento popular. En 1921 contaban 57 miembros, en 1922 con 123, en 1923 con 342, en 1925 llegan a diez mil, más 9 mil de las juventudes, en 1926 cuentan con 30 mil y en abril de 1927 con 57,963, más 35 mil de las juventudes22. Se entiende que el número es de los miembros formalmente afiliados.

Desde su juventud Chen Tu-hsiu promovió la difusión de literatura revolucionaria, que se acrecienta en la década del veinte, con la propagación de sus propias ideas, simientes para la nueva generación de revolucionarios. A él se debe la reivindicación de una forma tradicional china de impartir normas y principios en forma de decálogos, facilitando su difusión y comprensión, lo mismo que la visión internacionalista de la revolución. Una de sus máximas era, "Sed internacionalistas y no aislacionistas", impartiendo el criterio de que la revolución china es parte de la revolución socialista mundial. Según uno de los primeros biógrafos europeos de Mao Tse Tung, el inglés Robert Payne23, Chen Tu-hsiu, a los cuarenta años, estaba entre los cuatro personajes más influyentes de China y conceptos como "nueva democracia" surgieron de su pluma, que luego sería retomado por Mao Tse Tung en la década del cuarenta. Es probable que también el término "burguesía compradora", utilizado en los primeros congresos de la Tercera Internacional, tenga su origen en el comunismo chino. Trotsky lo usaba en sus escritos y en una ocasión sindicó a Stalin de candidato para hacer el papel de "burguesía compradora" en una restauración capitalista en Rusia. Para Mao Tse Tung es un término clave en sus análisis de la sociedad china. El estalinismo dejó de usar el término en deferencia a las burguesías nacionales que a su entender eran "revolucionarias" en colonias y semicolonias.

En enero de 1924 muere Lenin en Rusia, sucediéndole Stalin, y en 1925 muere Sun Yat Sen en China, sucediéndole en la dirección del Kuomingtang, Chiang Kay Shek.

Para los defensores del historial estalinista, la trayectoria errada de los partidos comunistas no se debieron a las orientaciones de la Tercera Internacional estalinista, sino a dirigentes como Ravines en el Perú, Codovilla en Argentina, a la influencia de Earl Browder desde los Estados Unidos, etc. Es decir, buscan un "chivo expiatorio" para encubrir las "orientaciones" de Stalin. Una argucia surgida en China donde, al no poder ocultar las erradas orientaciones de Stalin, los principales líderes chinos pregonaron abiertamente su defensa de Stalin y del historial estalinista. Reconocieron que Stalin no distinguió "contradicciones entre los enemigos y nosotros y contradicciones en el seno del pueblo" y a su criterio, en los juicios de Moscú (1937 y 1938), se castigó "con justicia" a muchos pero se equivocaron castigando a otros. Para el caso concreto de China, desde finales de la década del veinte hasta inicios de la década del cuarenta, las orientaciones de Stalin –dicen- eran erradas, pero fueron enmendadas por los "marxistas leninistas chinos representados por los camaradas Mao Tse Tung y Liu Shao-chi". Pero los errores no los culpan a Stalin sino a los que los llevaron a la práctica, es decir, a dirigentes chinos24. Con ese método, en vez de buscar y promover la verdad, los dirigentes chinos ocultan la verdad, una práctica ajena al marxismo, pero usual en el estalinismo. Por eso el fundador del Partido Comunista Chino y principal promotor del marxismo en Asia en las tres primeras décadas del siglo veinte, Chen Tu-hsiu (1879-1942), es sindicado en la "historia" oficial "maoísta" como "oportunista de derecha" al que responsabilizan de la derrota de la revolución en 1927, ocultando que las orientaciones (imposiciones) venían de Moscú, a las mismas que Chen Tu-hsiu llegó a poner en tela de juicio, pidiendo mayor libertad de acción. Al mismo tiempo pedía que cinco mil fusiles enviados desde Rusia les entreguen directamente a los comunistas sin pasar por el Kuomingtang presidido por Chiang Kay Shek. Stalin hizo todo lo contrario. En 1926 el Kuomingtang es designado "partido asociado" de la Tercera Internacional y su principal líder Chiang Kay Shek nombrado "miembro honorario" de la misma. En 1927 el "miembro honorario" desata una matanza contra los revolucionarios. Chen Tu-hsiu, por ese entonces principal dirigente del comunismo chino, informó que la derrota se debió a las erradas orientaciones de Moscú, por lo que fue expulsado del partido y de la internacional. Se adhiere al trotskismo pero pronto fue detenido y encarcelado por el Kuomingtang. Al iniciarse la lucha de resistencia contra la invasión japonesa fue liberado de prisión pero para ser desterrado a un lugar remoto evitando su labor política. Fallece en 1942.

Derrotada la revolución en 1927, Mao Tse Tung y Chu Te, con sobrevivientes de sus ejércitos, se encuentran en abril de 1928 en las montañas Ching kan Shan, dando nacimiento al ejército rojo, cuyo comando recae en Chu Te, mientras Mao Tse Tung tenía el mando político. Constituían solo una pequeña fracción de las fuerzas revolucionarias que paulatinamente se fue imponiendo. Comenzaba una nueva era en el comunismo chino. El triunfo de la revolución en 1949 fue contra los designios de Stalin, quién, conjuntamente a las potencias imperialistas, mantuvo al Kuomingtang como el único vocero válido en China, marginando a los comunistas y las zonas liberadas. No obstante que Mao Tse Tung había escrito un artículo elogiando a Stalin como "amigo del pueblo chino25", intentando comprometerlo a la causa revolucionaria, el líder ruso en 1945, -al terminar la segunda guerra mundial-, firma un tratado de cooperación con el Kuomingtang de Chiang Kay Shek por treinta años (¡!). La cooperación estalinista sirvió en gran parte para reprimir a los revolucionarios. Por eso Mao Tse Tung luego del triunfo de 1949 decía que el pueblo chino salió victorioso basado en sus propias fuerzas.

El Partido comunista chino, al igual que los partidos afiliados a la Tercera Internacional estalinista, debía cumplir todos los mandatos, incluyendo la justificación al asesinato de la plana mayor bolchevique en juicios amañados en Moscú, entre 1936 a 1938. Al mismo tiempo que el partido que lidera justifica oficialmente los horrendos crímenes, Mao Tse Tung en una larga entrevista concedida al periodista norteamericano Edgar Snow26, cuenta su vida, la misma que posteriormente se publicaría como "autobiografía de Mao Tse Tung", en la que tiene frases elogiosas para Chen Tu-hsiu, que junto a Li Ta Chao, (en palabras de Mao) "ambos considerados entre los intelectuales más brillantes de China", lo inclinaron hacia el marxismo. Relata Mao que en un viaje a Shanghai discutió con Chen Tu-hsiu sobre algunos libros marxistas. "Sus profesiones de fe me habían impresionado profundamente". Entre las críticas de Mao a Chen Tu-hsiu, fue que en 1926-27 no supo valorar la insurgencia radical de los campesinos.

Contrariamente a sus "seguidores" escolásticos que lo presentan infalible desde el inicio de la revolución –incluso desde la década del veinte (¡!)-, en 1962 Mao reconoce que recién desde 1935, los comunistas chinos van tomando conciencia de la estrategia que seguiría la revolución. Sobre los consejeros internacionales (no los nombra pero se trata de los emisarios de Stalin) dice: "Esos camaradas no conocían, o no conocían perfectamente, la sociedad china, la nación china y la revolución china. Si incluso nosotros mismos estuvimos durante largo tiempo sin conocer bien el mundo objetivo de China, ¿qué decir de los camaradas extranjeros?".

"Fue en el periodo de la Guerra de Resistencia contra el Japón cuando elaboramos una línea general del Partido y una serie completa de políticas específicas que se ajustaban a la situación real" (…) "Si alguien afirmara que tal o cual camarada, digamos, un camarada del Comité Central o yo mismo, ya conoce desde un comienzo las leyes de la revolución china en su totalidad, creo que sería una exageración, a la cual ustedes no deben darle crédito en modo alguno, pues no hay tal27".

Sobre la revolución china de la década del veinte, Mariátegui tenía su propia apreciación, diferente a Lenin y Trotsky, y diferente a Stalin.

Todos estaban de acuerdo en que lo esencial son las reivindicaciones democrático burguesas. Para Lenin y Trotsky, gestores de los primeros cuatro congresos de la Tercera Internacional (1919-1922), la garantía de triunfo era que ese proceso sea hegemonizado por la clase obrera aliada a los campesinos y que no se detenga en las reivindicaciones burguesas sino que apunte al socialismo dirigido por un partido revolucionario. Pero en China, conforme lo mencionamos, el Kuomingtang impuso como condición para la unidad con los comunistas, que éstos se subordinen a su mando. Como una concesión coyuntural, por la debilidad de los comunistas chinos, Lenin y Trotsky aceptaron esas condiciones, esperando que en el futuro cambiaran las cosas.

Para Stalin, China era un país "inmaduro" para el socialismo. La revolución se limitaba a la fase democrática burguesa para desarrollar el capitalismo bajo el liderazgo de una burguesía nacional "revolucionaria" representada por el Kuomingtang.

Mariátegui en un inicio pensaba que en colonias y semicolonias, por presión de los pueblos en armas, direcciones pequeño burguesas pueden llevar la revolución al socialismo. Y para el caso de China y los pueblos de oriente, la unidad cultural racial entre dominados y dominantes coadyuvaría a la unidad antiimperialista rumbo al socialismo.

En su polémica sobre el indigenismo con Luis Alberto Sánchez, Mariátegui señalaba que el nacionalismo de las potencias imperialistas es por lo general reaccionario, mientras que el nacionalismo de colonias y semicolonias es revolucionario, que concluye en el socialismo28, dando a entender que china, bajo la dirección del Kuomingtang marchaba al socialismo.

Para el proceso revolucionario mejicano Mariátegui decía igualmente que se inscribe en la estrategia socialista. En una época como 1926, llegó a escribir: "Las formas políticas y sociales vigentes en Méjico no representan una estación del liberalismo sino del socialismo29".

La revolución mejicana se inicia en 1910 con la participación activa de los campesinos y entra en declive a partir de 1917. Su principal reivindicación fue la tierra. Sus principales caudillos durante el auge: Francisco Madero y Francisco Villa.

Mariátegui se dio cuenta de su error al catalogarla de socialista, por lo que en marzo de 1930 escribió: "Méjico hizo concebir a apologistas apresurados y excesivos la esperanza tácita de que su revolución proporcionaría a la América Latina, el patrón y el método de una revolución socialista, regida por factores esencialmente latinoamericanos, con el máximo ahorro de teorización europeízante. Los hechos se han encargado de dar al traste con esta esperanza tropical y mesiánica30".

Ni la revolución china ni la revolución mejicana, liderados por movimientos burgueses o pequeño burgueses llegan al socialismo. Mariátegui extrae la conclusión de que una revolución para triunfar, necesita de una organización revolucionaria con claros principios socialistas. Los movimientos populistas burgueses y pequeño burgueses, atrapadas entre el movimiento popular y el imperialismo a la final optan por el imperialismo.

Sobre la revolución china (1925-1927) escribió: "La traición de la burguesía China, la quiebra del Kuomingtang, no eran todavía conocidas en toda su magnitud. Un conocimiento capitalista y no por razones de justicia social y doctrinaria, demostró cuan poco se podía confiar, aún en países como China, en el sentimiento nacionalista revolucionario de la burguesía31".

Con esto Mariátegui, a la vez que se autocrítica de su posición errada sobre la revolución china, puso en tela de juicio el conjunto de la política internacional estalinista en colonias y semicolonias.

A partir de allí acentúa su crítica a movimientos "pequeño burgueses" y reivindica a la clase obrera, ahondando sus divergencias con Haya de la Torre, quien, a partir de 1928 intentaba formar un Kuomingtang para América Latina, luego que esa organización asesinara a miles de revolucionarios chinos. En su reivindicación de la clase obrera como encarnación del socialismo, Mariátegui crítica a intelectuales que en vez de la clase obrera, hablan de "pobres", "desheredados", "parias", es decir, de masas amorfas, sin comprender el papel de la clase obrera, como el caso de Barbusse, que según Mariátegui, no comprende lo que es el marxismo. En una exageración, Mariátegui llega a criticar el himno a la internacional porque comienza reivindicando a los "pobres" del mundo antes que a la clase obrera32.

Las divergencias en Montevideo y Buenos Aires

En la Conferencia Sindical Latinoamericana de Montevideo y en la primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires, en mayo y junio de 1929 respectivamente, se delimitaron con mayor precisión las divergencias entre Mariátegui y la Tercera Internacional estalinista. A estos eventos asistió como miembro pleno el "grupo de Mariátegui", enviando entre sus delegados al médico Hugo Pesce y al dirigente obrero textil Julio Portocarrero. A Montevideo llevaron las ponencias elaboradas por Mariátegui, "Antecedentes y Desarrollo de la acción Clasista" y "El Problema de las Razas en América Latina". En el segundo escrito colaboró el Dr. Hugo Pesce. Para Buenos Aires se agregó "Punto de Vista Anti imperialista". En "Antecedentes…" se sintetiza la acción de la clase obrera peruana y la labor de Mariátegui en ella. En "El Problema de las Razas…" se denuncia la explotación en cuanto clase de las masas indígenas y la opresión racial cultural de las mismas, desde la época de la conquista, postulando que las comunidades indígenas pueden ser pilares en la colectivización agrícola en un proceso socialista, saltándose la etapa capitalista.

Según el historiador inglés G.D.H. Cole, en Montevideo se "Rechazó su tesis acerca del problema agrario33". Según Wilfredo Kapsoli se acordó que "El problema indígena (tesis de Mariátegui) pase a resolución definitiva del futuro consejo de la confederación. El consejo sin embargo lo ignoró. No emitió ninguna resolución sobre el punto34".

En Buenos Aires, las divergencias se centraron en tres ejes: Sobre el desarrollo capitalista y estrategia revolucionaria, sobre los aymaras y quechuas y sobre el nombre del partido.

a) Desarrollo capitalista.- Mariátegui, siguiendo a Carlos Marx, escribía que así como el capital desde su primitiva modalidad usuraria y mercantil antecede al capitalismo, la burguesía antecede a la sociedad burguesa: "así como socialismo no es la misma cosa que proletariado, capitalismo no es la misma cosa que burguesía. La burguesía es la clase, el capitalismo es el orden, la civilización, el espíritu que de esta clase ha nacido. La burguesía es anterior al capitalismo. Existió mucho antes que él, pero sólo después ha dado su nombre a toda una edad histórica35". En el Perú la burguesía comienza aparecer desde mediados del siglo diecinueve, pero la sociedad capitalista o la sociedad burguesa, aparecen en el transcurso del siglo veinte con el surgimiento de la clase obrera en contraposición a la burguesía, con relaciones de trabajo basado en el salario y como forma de vida, coexistiendo y combinándose con otras formas de producción.

Mariátegui decía que la sociedad peruana es precapitalista, ("semifeudal"), sobre la que se va desenvolviendo el capitalismo: "en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la conquista subsisten en le sierra algunos residuos vivos todavía de la economía comunista indígena. En la costa, sobre un suelo feudal, crece una economía burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía retardada36".

Sobre la coexistencia y combinación de diversas formas evolutivas, Mariátegui coincidía con Haya de la Torre, que en la década del treinta escribía que recorriendo América se encuentran desde las formas evolutivas más primitivas a las más modernas y que igual sucede en el Perú, donde cada forma mantiene gran autonomía capaz de influir sobre el conjunto37.

Los primeros brotes capitalistas son promovidos por peruanos entrelazados a propietarios descendientes de la colonia, particularmente desde mediados del siglo diecinueve con la aparición del guano y el salitre, pero pronto son deslazados por capitales extranjeros. En el siglo veinte era evidente que el capitalismo en el Perú se desarrolla de acuerdo a intereses imperialistas, -que necesitan en primer lugar, materias primas- por lo que a mayor desarrollo capitalista hay mayor colonialismo. (En esto también existía coincidencia con Haya de la Torre cuando se reclamaba marxista)

El estalinismo negaba que el imperialismo impulse el desarrollo del capitalismo. Decían que "desarrollo capitalista significa el desarrollo normal de la economía nacional y no la adaptación a las necesidades del mercado internacional38". Esperaban el desarrollo capitalista semejante al europeo, impulsado por una burguesía nacional "revolucionaria" durante la primera etapa de la revolución para que en una época remota venga el socialismo.

Para Mariátegui, con el desarrollo capitalista aparece una burguesía nacional entrelazada al feudalismo y subordinada al imperialismo, incapaz de acaudillar una revolución democrática burguesa.

Sobre el poder político, Mariátegui dice que los intereses imperialistas utilizan el poder (estado) "feudal" o "semifeudal", pero sus intereses no necesariamente son los mismos, existiendo por tanto contradicciones, siendo la tendencia que a largo plazo, por su mayor dinámica, el imperialismo (o capitalismo imperialista) domine el conjunto.

Conforme se demostró en las experiencias de Méjico y China, las capas medias, (la pequeño burguesía), atrapada entre las masas insurrectas y el imperialismo, a pesar de su verborrea radical, opta en última instancia por el imperialismo, por lo cual no es consecuente con las aspiraciones revolucionarias del pueblo, y no puede acaudillar una auténtica revolución.

La sociedad peruana para Mariátegui era precapitalista, "semifeudal", pero las contradicciones entre clases abrían la posibilidad de una alternativa socialista. La burguesía era débil en lo económico en lo político y en lo cultural, y arrastraba la mentalidad de casta herencia de la colonial que lo distanciaba más de las clases populares y de la emergente intelectualidad contestataria. La clase obrera, no obstante joven, había realizado grandes jornadas, entre ellas la lucha por las ocho horas de trabajo (1919) y podía liderar la lucha contra la feudalidad y el imperialismo promoviendo la alternativa socialista, contando con las comunidades indígenas que serían pilares en la colectivización del campo. Por eso: "Somos Anti imperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialismos extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad con las masas revolucionarias de Europa39".

El estalinismo, ajeno a la dialéctica, veía a la "semifeudalidad" como un estanco cerrado, sin poder descifrar las contradicciones en su seno, por lo que del precapitalismo (semifeudalidad) solamente era posible promover el capitalismo.

Como no podía ser de otra manera, los planteamientos de Mariátegui fueron rechazados en Buenos Aires. Como representante de la internacional estaba el suizo Humbert Droz, y también estaba el argentino Vittorio Codovilla (1894-1970), uno de los más rastreros exponentes del estalinismo en América Latina. "Nacido en Italia, llega a Argentina en 1912, adhiriéndose al Partido Socialista. En 1918, es uno de los fundadores del Partido Socialista Internacional, que se transforma poco después en Partido Comunista, sección de la Tercera Internacional. A finales de 1924, Codovilla participa, en calidad de delegado del PCA, en la reunión del Comité Ejecutivo Ampliado de la IC. Rápidamente integrado al aparato del KOMINTERN, hace adoptar en 1926 una resolución en el Comité Central del PC Argentino que condena al trotskismo y se solidariza con la dirección del PCUS40".

b.- Sobre la formación de repúblicas autónomas de aymaras y quechuas.-

Conforme explicamos anteriormente –al abordar la cuestión nacional- Mariátegui hacía la distinción entre países de oriente y países indoamericanos. En oriente, el occidente capitalista ha logrado la conquista económica, pero no ha podido consumar la conquista moral cultural, siendo esta la explicación de la supervivencia de elites dominantes nativas que bajo ciertas circunstancias, legitimados en el mesianismo religioso, acaudillan movimientos antiimperialistas contradictorios, ya que en su rechazo al imperialismo, rechazan a la civilización occidental en su conjunto, incluyendo al liberalismo y al marxismo.

En las culturas andinas los conquistadores no pudieron ni exterminar ni asimilar a las poblaciones originarias, y las elites autóctonas fueron aniquiladas, siendo el último intento de éstas en hacerse del poder, la revolución de Túpac Amaru (1880)41 en la lucha contra el dominio español, siendo derrotados, y a la postre los criollos lideraron esa lucha formando una república contra las mayorías nacionales, prolongando la dualidad racial cultural heredada de la colonia, donde a la explotación de clase se agrega la opresión racial cultural.

Al respecto, el novelista indígena José María Arguedas42, décadas después, dijo: "Entre el zar de Rusia y un mujik creo que había menos distancia que entre un comunero de Andahuaylas (mi tierra natal) y cualquiera de los presidentes del Perú".

La internacional estalinista planteó en Buenos Aires la formación de repúblicas autónomas de aymaras y quechuas, pero no indicaban el camino para realizarlas, porque desconocían la realidad, comenzando de su delimitación territorial que era imposible trazar, al igual que en otras partes del mundo como el sur de Estados Unidos donde también propusieron formar una república autónoma de negros. El otro problema era el liderazgo. Las elites indígenas, descendientes de la nobleza inca fueron liquidadas y las luchas indígenas, cuando se alzaban a las alturas de la política, lo hacían inmersos en el mesianismo y milenarismo cuyas últimas expresiones fueron entre fines del siglo diecinueve e inicios del veinte, en instantes en que hace su aparición política la clase obrera peruana.

Mariátegui, de acuerdo al marxismo clásico, decía que el campesinado, compuesto por varios estratos, desde ricos hasta pobres, podía ir con la burguesía o podían ir con el proletariado, cuyos ejemplos más notorios fueron cuando en la revolución francesa se cobijaron bajo el manto liberal y en la revolución rusa de 1917 bajo el manto socialista. Pero en las repúblicas andinas de América del Sur la presencia de comunidades indígenas y la persistencia de la dualidad racial cultural introducen nuevos componentes en la elaboración de la estrategia revolucionaria, entre ellas una solución socialista a la agricultura, saltándose la etapa capitalista. Una posición que se asemeja a la de Marx y Engels para la atrasada Rusia de mediados de la segunda mitad del siglo XIX.

Mariátegui no conocía las tesis de Marx, la raíz de su propuesta lo debemos encontrar en la especificidad de las sociedades andinas (Ecuador, Perú y Bolivia), donde las comunidades, a pesar de los ataques en la colonia y república, se alzaban a los albores de una nueva era, y el movimiento indigenista –con todas sus contradicciones- mostraba gran vitalidad.

Intentando legitimar su propuesta, Mariátegui recordó que el VI congreso de la Internacional (Moscú 1928) señalaba la posibilidad -propuesta por el ecuatoriano Paredes- del tránsito de las comunidades subsistentes al socialismo como parte de la revolución socialista mundial.

A pesar de la palabrería ultraizquierdista a partir de 1928, la Tercera Internacional promovía para América Latina solamente una revolución burguesa para desarrollar el capitalismo, por lo que Mariátegui dijo que de establecerse esas repúblicas autónomas de aymaras y quechuas, surgirían con todas las contradicciones burguesas en su seno.

En la década del treinta, una de las propuestas centrales del estalinismo para Indoamérica era liquidar al "trotskismo", al "luxemburguismo", al aprismo y al "mariateguismo". Para lo último, la consigna era "¡Acabar con el Amautismo!", es decir, con el legado de Mariátegui.

Entre otros apelativos, en la década del cuarenta, el ideólogo estalinista Miroshevsky43 cataloga a Mariátegui de populista, que supuestamente deja de lado a la clase obrera en el proceso revolucionario y que desconocía el ABC del marxismo.

No es casual que muchos representantes de la literatura indigenista se sintieran extraños a la política estalinista. Ciro Alegría, el autor de "El Mundo es Ancho y Ajeno", la primera novela peruana de raigambre universal, se enroló en el aprismo de la heroicidad y de las catacumbas y protestó cuando un esbirro estalinista asesinó a Trotsky en Méjico un 20 de agosto de 1940. José María Arguedas, otro representante indigenista, se sentía lejano de las posiciones estalinistas. Es elocuente su aprecio a Hugo Blanco, -cuando fue recluido en la isla penal El Frontón por dirigir la insurrección campesina de la Convención y Lares (1958-1964)-, atestiguado por el intercambio de cartas.

El estalinismo no entendía que desde la colonia, conquistadores y conquistados forman una unidad indisoluble en la cual la explotación de clase, la opresión racial cultural y la opresión nacional, son parte de un mismo proceso, por lo que la solución definitiva a los problemas pasa por romper con el colonialismo en una estrategia rumbo al socialismo.

c) El nombre del partido.- En la reunión comunista de Buenos Aires criticaron el nombre de "Partido Socialista" fundado por Mariátegui en 1928, recordando que una de las 21 condiciones para pertenecer a la Tercera Internacional era llamarse comunistas.

En el Cuzco, en 1927, habría surgido un Partido Comunista44 al margen de los proyectos que se hacían desde Lima, contactándose directamente a Buenos Aires donde Codovilla a nombre de la tercera internacional, los habría reconocido.

Según Alberto Flores Galindo, los comunistas cuzqueños pensaron al marxismo como "antagónico" al mundo andino45.

Hasta hoy no se conoce el accionar del Partico Comunista cuzqueño. Mariátegui no los menciona en ninguna parte.

El Partido Socialista fundado por Mariátegui en 1928 tenía la cualidad de reclamarse de obreros y campesinos, teniendo en cuenta que las comunidades indígenas serían pilares en la construcción socialista.

Entre 1926 a 1928 en Rusia se promovía para los países atrasados la formación de partidos obreros y campesinos, pero para hacer sólo una revolución democrática burguesa que promueva el desenvolvimiento capitalista.

La propuesta de Mariátegui era todo lo contrario, un partido de obreros y campesinos para promover una revolución socialista.

En la reunión de Buenos Aires los representantes del estalinismo dijeron que según los estatutos de la Tercera Internacional todo partido afiliado debe llamarse comunista. Los delegados peruanos argumentaron que el nombre era sólo una cuestión táctica para atraer a sectores más amplios y también para escapar de la represión.

Para Alberto Flores Galindo46 esos argumentos no fueron acordados en Lima junto a Mariátegui, sino en el mismo congreso de Buenos Aires para salir del paso. Así mismo pone en tela de juicio la versión de que el acuerdo habría sido llamarse públicamente socialistas pero en los hechos eran comunistas.

Al margen de etiquetas, el programa del Partido Socialista no dejaba lugar a dudas de su filiación marxista ajena al reformismo, incluso reivindicando el término "marxismo leninismo".

Ya anteriormente, luego de su ruptura con el APRA, en un artículo de deslinde político, Mariátegui reivindica la palabra socialismo para el caso peruano como ajeno a la tradición reformista: "En Europa la degeneración parlamentaria y reformista del socialismo ha impuesto, después de la guerra, designaciones específicas. En los pueblos donde ese fenómeno no se ha producido, porque el socialismo aparece recién su proceso histórico, la vieja y grande palabra conserva intacta su grandeza47",

Organizaciones "socialistas" afiliadas a la segunda internacional, incluso en Argentina, se habían hecho cómplices del pillaje y opresión de los países imperialistas a colonias y semicolonias con el argumento de "civilizarlos". En el Perú no había esa tradición claudicante y los argumentos de Mariátegui se fundamentaban en la realidad concreta peruana. Se trataba de crear el socialismo de acuerdo a las peculiaridades nacionales, parte integrante del devenir mundial.

Fue un error de los principales fundadores (Lenin y Trotsky) de la Tercera Internacional imponer un sólo nombre -de "comunista"- a sus partidos afiliados. Pero el estalinismo no pensaba en el nombre de la organización cuando anexó como "partido asociado" a la Tercera Internacional al Kuomingtang chino y al mismo tiempo nombró "miembro honorario" a su líder Chiang Kay Shek, el mismo que desataría una masacre contra el movimiento revolucionario chino.

Sobre las divergencias con la internacional, Mariátegui guarda silencio absoluto. Enfermo, decide viajar a Buenos Aires donde seguiría dirigiendo la revista Amauta. En su itinerario pasaría por Santiago de Chile donde se encontraba Luís Alberto Sánchez preparando las condiciones para una serie de conferencias. La muerte -el 16 de abril de 1930- truncó el viaje.

En Argentina Mariátegui, además de amigos, entre ellos Samuel Glusberg, tenía entre sus seguidores a una vertiente de trotskistas que a su muerte se declararon sus discípulos48. Pero también allí estaba Codovilla, su más fiero oponente.

En marzo de 1930 Eudocio Ravines, que había regresado de Europa, fue nombrado secretario general del Partido Socialista, cargo que Mariátegui dejaba por su proyectado viaje que no se llega a realizar.

Mariátegui confiaba en Ravines porque fue de los primeros en romper con Haya de la Torre, incluso impidiendo su asistencia al segundo congreso antiimperialista (Francfort, 1929) en el cual Mariátegui, sin asistir, fue nombrado miembro de su Consejo General. Sin embargo, conforme al testimonio de Angela Ramos49, las divergencias se hicieron evidentes cuando Mariátegui agonizaba: "Ravines entró al cuarto de enfermo de Mariátegui y nadie supo lo que había pasado allí (después conocimos que Ravines le hizo tener un disgusto espantoso a José Carlos en su lecho de muerte y eso no se ha dicho nunca y por primera vez se lo voy a decir), la gente creía que era el hombre de confianza".

A los eventos de Montevideo y Buenos Aires, el Partido Socialista ("grupo de Mariátegui"), fue invitado como miembro pleno, pero las relaciones con la internacional no son claras, existiendo diversas versiones entre los estudiosos de la obra de Mariátegui.

Jorge del Prado, líder emblemático del Partido Comunista (estalinista), que (ha decir de Flores Galindo) luego de un periodo de difamación inicia en la década del cuarenta la "canonización" de Mariátegui bajo manto estalinista, nunca reconoció la más mínima divergencia entre Mariátegui y el estalinismo, a pesar de todas las evidencias.

Aníbal Quijano50 dice que la incorporación del Partido Socialista a la internacional se formalizó en el segundo congreso antiimperialista de Francfort (1929) donde, ha pedido de Eudocio Ravines, Mariátegui fue nombrado Miembro del Consejo general de la Liga Contra el Imperialismo.

Denis Sulmont51 da una fecha supuesta en que Mariátegui habría sido aceptado en la internacional: 4 de marzo de 1930. Lo que se conoce, es que aquel día Ravines, que había regresado al Perú, fue nombrado secretario general del Partido Socialista, cargo al que renunciaba Mariátegui por su proyectado viaje a la Argentina.

Lo definitivo es de que luego de muerto Mariátegui, así como se cambia el nombre del partido, se cambia la orientación, siguiendo al pie de la letra los dictados estalinistas.

Al abandonar, por su política ultra izquierdista, las consignas democráticas más amplias, permitieron al aprismo, de corriente arrinconada y sin organicidad en el Perú, abrirse paso como alternativa revolucionaria. Contingentes de trabajadores e intelectuales que participaban del proyecto socialista de Mariátegui se pasaron a filas apristas que hasta la década del cuarenta se mantuvo a la izquierda del estalinismo.

Otras divergencias fundamentales: La huelga general en Inglaterra (1926), burocratismo, Sorel, Trotsky, Pierre Naville

Entre otras divergencias fundamentales de Mariátegui con el estalinismo fue sobre la huelga general que estalla en Inglaterra en 1926, haciendo tambalear al viejo imperio

Años antes se habían establecido los comités anglo rusos de sindicatos, los de Inglaterra controlados por los laboristas, quienes suspenden la huelga general dejando solos a los mineros, que prosiguen su lucha por varios meses. La actitud de los dirigentes laboristas, avalada por los dirigentes de Moscú, era porque consideraban que la huelga tenía sólo carácter laboral y a lo mucho se debe pedir que las minas estén en poder del estado en un contexto burgués. César Falcón, radicado en Madrid, hace suyas esas propuestas52 que en Rusia eran criticadas por Trotsky.

Mariátegui critica a Falcón llamándolo "revisionista", ya que una huelga general como la de Inglaterra pone a la orden del día el dilema capitalismo o socialismo, por lo que la lucha de la clase obrera inglesa no debe limitarse solamente a la nacionalización de las minas del carbón en un contexto burgués, sino a la nacionalización y socialización de la economía en su conjunto. Es decir, una revolución. Mariátegui recuerda que la burguesía muchas veces se ve en la necesidad de tomar el control estatal de ciertas ramas de la economía para resguardar mejor el orden establecido53

Entre el 15 y 28 de marzo de 1928, se llevó a cabo en Moscú el IV Congreso de la internacional Sindical Roja, asistiendo, entre los delegados peruanos, Julio Portocarrero y Armando Bazán. Alberto Flores Galindo señala: "Comenzaba en 1927 la segregación del trotskismo y se pidió a un grupo de delegados, entre los que estaban Portocarrero y Bazán, firmar un documento contra Andrés Nin, un militante español vinculado a la Oposición de Izquierda. Todos aceptaron firmar, menos Portocarrero y Bazán, argumentando que sólo conocían una versión del problema54…"

Flores Galindo escribe además que "Mariátegui nunca negó los aportes de Trotsky y hasta el final de su vida mantuvo una visión favorable a Sorel; por el contrario, criticó las tempranas desviaciones burocráticas de la Unión Soviética y se mostró contrario al autoritarismo. El Partido Socialista, así como se vinculaba con la tercera internacional, mantenía también relaciones con los primeros grupos trotskistas franceses, con Pierre Naville y los redactores de La Veritè"55.

Sobre el sindicalismo revolucionario del cual Sorel fue su máximo exponente debemos precisar que Mariátegui decía que cumplió una función revolucionaria antes de la primera guerra mundial contra el espíritu reformista de la socialdemocracia, pero a la postre, luego del triunfo de la revolución rusa, el sindicalismo entró en crisis como movimiento. La parte revolucionaria se adhirió a las filas marxistas y otra fue al reformismo56. Sin embargo Mariátegui reivindica el mito revolucionario que para Sorel se expresaba en la acción directa de los trabajadores (huelga general) y en Mariátegui en la revolución social. En lo que no hay duda es en el antiburocratismo e internacionalismo de Mariátegui, lo mismo en sus relaciones con una agrupación trotskista francesa donde militaba Pierre Naville.

Maville, conforme lo nombra Mariátegui, perteneció al primigenio grupo surrealista con sede en Francia, junto a André Breton, Louis Aragón y Paul Eluard, entre otros, que en 1927 ingresan al Partido Comunista y no pudieron escapar a sus desgarramientos. Naville toma partido por Trotsky, recibiendo injurias de Breton en el Segundo Manifiesto del Surrealismo. Mariátegui defiende a Naville: "Breton extrema la agresión personal contra Maville"… que es presentado como "el hijo arribista de un banquero millonario a quien el demonio de la ambición ha guiado en su viaje, desde la dirección de la revista del suprarrealismo hasta "La Lutte des Classes", "La Veritè" y la oposición trotskista"

"Me parece -prosigue Mariátegui- que en Naville hay mucho más serio. Y no excluyo la posibilidad de que Breton se rectifique mas tarde acerca de él -si Maville corresponde a mi entera confianza- con la misma nobleza con que, después de una larga querella, ha reconocido a Tristán Tzara la persistencia en el empeño atrevido y en el trabajo severo57".

Este escrito fue publicado en marzo de 1930, un mes antes de fallecer Mariátegui y es notoria tanto la confianza como la defensa que se hace de Naville, que en 1938 estuvo entre los fundadores de la IV Internacional. A la postre, también Breton se unió a Trotsky, que estaba desterrado en Méjico, en la defensa de la creación artística contra el tutelaje burocrático estalinista y capitalista.

Así mismo Mariátegui58 se mostraba contrario a la política estalinista de "ofensiva contra el kulak", categoría en la que se englobaba a la mayor parte de estratos campesinos, proponiendo como alternativa "el fomento de la explotación colectiva de la tierra, con máquinas y métodos que aumenten su rendimiento". Mariátegui aquí, -consciente o inconsciente-, comparte la crítica del trotskismo a la política estalinista en el campo.

Legado de Mariátegui, estalinismo, trotskismo, aprismo

La Tercera Internacional estalinista tuvo entre sus consignas para América Latina, acabar con el trotskismo, con el luxemburguismo, con el aprismo y con el mariateguismo. Para lo último, la consigna era: "¡Acabar con el Amautismo!".

Lenin intenta destituir a Stalin del cargo de secretario general del partido y de encargado de las nacionalidades no rusas, pero muere en enero de 1924 y Stalin se afianza en el poder. A finales de la década del veinte, Trotsky fue expulsado de Rusia y perseguido al igual otros revolucionarios. En un opúsculo titulado "Cómo liquidar al trotskismo", Stalin los presenta como contrarrevolucionarios de nacimiento. Se escribieron varias "historias" oficiales sobre la revolución rusa marginando cada vez más a Trotsky. Entre 1936 a 1938 Trotsky en el exilio, conjuntamente a la plana mayor bolchevique, en juicios amañados, falsificando pruebas, son condenados a la pena de muerte. Junto a ellos –en la década del treinta- entregaron su vida alrededor de un millón de revolucionarios. El 20 de agosto de 1940 un sicario estalinista asesinó a Trotsky en su exilio de Méjico. Pero el movimiento reclamado trotskista prosiguió. En 1956 Nikita Krushov hace públicos los crímenes de su antecesor: Stalin, con la finalidad de acrecentar su poder en las luchas internas de la burocracia. Anuncia la "desestalinización", pero los métodos de dominio y control prosiguen, y las publicaciones contra Trotsky y el trotskismo se acrecientan.

Como vaticinó Trotsky, regímenes como el estalinista sustentados en órganos de represión, siempre son inestables. La salida podía ser una revolución que acabe con la burocracia para avanzar al socialismo, o una regresión al capitalismo en la que los elementos más corruptos de la burocracia harían el papel de "compradores", de correa de transmisión en una restauración capitalista.

Las consignas contra Rosa Luxemburgo y Mariátegui decían: "El luxemburguismo no es nuestra divisa en tanto doctrina llena de errores…" "El luxemburguismo tiene poco contacto con el leninismo…" Pero se dice que la propia Rosa Luxemburgo combatió el luxemburguismo. Concluyendo: "Con Carlos -se refieren a Carlos Liebnecht, junto a Rosa Luxemburgo líderes de la insurrección espartaquista alemana de 1919-, con Marx y Engels, con Lenin y Stalin vamos a triunfar, contra el trotskismo, el luxemburguismo y otras ideologías que tratan de desviarnos …"

Entre esas otras ideologías está el "mariateguismo", que es definido como "una confusión de ideas procedentes de las más diversas fuentes. No hay casi tendencia que no esté representada en él…" "Son en realidad muy pocos los puntos de contacto entre el leninismo y el mariateguismo y estos contactos son mas bien incidentales. El mariateguismo confunde el problema nacional con el problema agrario, atribuye al imperialismo y al capitalismo en el Perú una función progresista; sustituye la táctica y la estrategia revolucionaria por el debate y la discusión".

Se hace un llamado a la lucha "implacable e irreconciliable" contra el mariateguismo, que impide la "bolchevización orgánica e ideológica" para colocarse a la cabeza de los "grandes acontecimientos". Pero sería el propio Mariátegui, aun muerto, el principal crítico del mariateguismo: "El primero en reconocer esa esencia del mariateguismo y por lo tanto de combatirlo sin piedad ha sido el mismo camarada Mariátegui. Con haber muerto, no quiere decir que pueda seguir combatiendo con nosotros contra el mariateguismo, el aprismo, el anarquismo, el reformismo y demás tendencias que nada tienen en común con los intereses de clase del proletariado59"

En otro documento se acusa a Mariátegui de preconizar que el imperialismo, aliado a la burguesía y los terratenientes, impulse el proceso de liquidación de la feudalidad, criticando así mismo por oponerse a la creación de "repúblicas autónomas" de aymaras y quechuas. Sobre el Partido Socialista se dice que fue conspirativo. Del aprismo de tiempos heroicos se dice que utiliza "el arsenal contrarrevolucionario de la literatura trotskista (el trotskismo no ha sido desenmascarado aún ante los ojos de los trabajadores del Perú60…").

El aprismo a inicios de la década del treinta era catalogado por el estalinismo de fascista o socialfascista y Mariátegui presentado como aprista o que no logró desprenderse de su pasado aprista. En un informe lleno de falsificaciones previo al VII congreso de la tercera internacional se dice que Mariátegui: "Conservó su ilusión sobre el papel revolucionario de la burguesía peruana y subestimó la cuestión nacional indígena a la que identificaba como cuestión campesina. En el Partido Comunista Peruano, incluso hasta hoy, se deja sentir la presencia de diversos restos de Mariateguismo, que repercuten en su trabajo práctico61"

En otros capítulos hemos expuesto el pensamiento de Mariátegui y no hace falta volver a referirnos a él. Sólo diremos que la crítica estalinista es una burda falsificación.

Después de la muerte de Mariátegui una agrupación de trotskistas argentinos se declaran sus discípulos y, por mediación de ellos, su figura y pensamiento estuvo asociado a la Oposición de Izquierda Internacional que en 1938 diera nacimiento a la Cuarta Internacional. Uno de los precoces seguidores argentinos de Mariátegui (y Trotsky), Antonio Gallo, de sólo 17 años, escribió en 1930: "Sobre todo, conviene reivindicar a Mariátegui, socialista y revolucionario, ahora que ha aparecido toda la tropa pequeño burguesa -que él mismo odiara- a llorar al "humanista", al "intelectual62".

También existieron en forma individual, trotskistas argentinos que discrepaban de Mariátegui, entre ellos, Liborio Justo63, que reconoció la influencia de Mariátegui en Argentina: "José Carlos Mariátegui tuvo gran influencia en el primitivo movimiento trotskista aquí, y sus principales dirigentes se decían sus discípulos, al punto que los primeros folletos trotskistas argentinos aparecieron bajo la denominación de Editorial José Carlos Mariátegui".

La principal crítica de Justo, es de que Mariátegui no tuvo en cuenta la lucha por la liberación nacional, basado en textos de una agrupación trotskista argentina en donde se decía (en abril de 1940): "Ya no hay más burguesías revolucionarias como lo demuestran los ejemplos de China y España. José Carlos Mariátegui, el gran marxista americano, hizo notar acertadamente esta diferencia existente entre Argentina y los demás estados americanos. El radicalismo y la oligarquía son cómplices por igual del capital financiero internacional. La liberación no tiene nada que ver con nuestro movimiento. ¡Por la lucha de clases! ¡Por la revolución socialista! La IV internacional no admite ninguna consigna de "liberación nacional" que tienda a subordinar el proletariado a las clases dominantes y, por el contrario, asegura que el primer paso de la liberación proletaria es la lucha contra las mismas"

Es cierto que para Mariátegui no existen burguesías revolucionarias en Indoamérica, pero el proceso revolucionario abarca diversas posibilidades estratégicas, acorde a las peculiaridades nacionales y a las coyunturas, sin descuidar ninguna consigna, que puede ser de liberación nacional, agrarismo, nacionalismo, antiimperialismo, etc. Es probable que parte de los discípulos argentinos de Mariátegui hayan sido ultraizquierdistas, pero la crítica a esas posiciones muchas veces es con la finalidad de claudicar frente regímenes populistas como el peronismo.

Nahuel Moreno64, reconocido dirigente trotskista, clasificó a Mariátegui entre los "positivistas marxistas" y "neoliberales marxistas" de América Latina, porque para el autor de los 7 Ensayos con la conquista se impuso la feudalidad, en contra de la tesis de que el capitalismo en Indoamérica surgió con la compraventa de mercancías desde la conquista española.

Uno de los fundamentos del positivismo es asemejar el desenvolvimiento social a la evolución natural, que en su versión conservadora, tiende a negar que en el devenir social existan saltos (revoluciones), esperando los cambios con todas sus fases, como se espera el fruto de un árbol o las estaciones del año. Por eso para los "positivistas" en el seno del marxismo -y también para los estalinistas- mientras no exista el capitalismo plenamente desarrollado no puede existir revolución socialista. Mariátegui es ajeno a todo eso, por lo que, desde las contradicciones de una sociedad precapitalista, "semifeudal", promueve una solución socialista acaudillada por la clase obrera, encontrando en las comunidades andinas los pilares para la colectivización de la agricultura.

El criterio en catalogar Indoamérica de capitalista desde la conquista es una de las peores aberraciones dentro del marxismo, en tanto deja de lado las relaciones entre clases que es el sustento de todo modo de producción. No sabemos la génesis de esa teoría contraria al legado creador de Marx, de Lenin, de Trotsky, de Rosa Luxemburgo, etc. Cuando en Rusia algunos historiadores negaban la existencia del feudalismo en ese país, Trotsky65 escribió: "La existencia en Rusia de un régimen feudal, negada por los historiadores tradicionales, puede considerarse hoy indiscutiblemente demostrada por las modernas investigaciones. Es más: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismos de los del Occidente. Pero el sólo hecho de que la existencia en Rusia de una época feudal haya tenido que demostrarse mediante largas polémicas científicas, es ya un claro indicio del carácter imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de sus monumentos culturales". Luego, líneas más adelante, afirma: "…la servidumbre de la gleba, que surge en el transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para no abolirse jurídicamente hasta 1861".

La acumulación de capital comienza en sociedades precapitalistas y se acentúa con los descubrimientos y conquistas de los europeos al surgir el sistema económico mundial basado en desigualdades y combinaciones. El capitalismo, en forma orgánica se consolida con la aparición de la burguesía y la clase obrera, como forma de explotación del trabajo y modo de vida –sociedad burguesa- que coexiste y se combina con relaciones de trabajo y modos de vida precapitalistas. Por eso Marx y Engels en el "Manifiesto Comunista" (1848) decían que el dominio de la burguesía comienza a imponerse en algunos países europeos desde mediados del siglo dieciocho.

Una cosa es decir que mediante el colonialismo moderno se incorpora a la acumulación internacional de capital a diversidad de formas de vida, y otra muy distinta decir que existe el modo de producción capitalista solo por el hecho de existir compraventa de mercancías.

En la década del cuarenta se publica un escrito de Víctor Miroshevsky, -intelectual estalinista-, acusando a Mariátegui de ser populista66, porque supuestamente intentaba crear un socialismo basado en las comunidades andinas al margen de la clase obrera. Entonces aparecieron "defensores" de Mariátegui en filas del comunismo (estalinismo) peruano. Comenzaba, -lo ha señalado Alberto Flores Galindo-, la canonización de Mariátegui por el estalinismo, inaugurado con un escrito de Jorge del Prado67.

Manuel Arroyo Posadas68 criticó en forma directa a Miroshevsky, argumentando que Mariátegui no era populista porque reconoció a la clase obrera como dirigente de la revolución, recordando además que Marx y Engels en la segunda mitad del siglo diecinueve habían visto la posibilidad de que Rusia realice su socialismo sobre la base de las comunas rurales. Sin embargo, Arroyo Posadas concuerda con Miroshevsky en que la sociedad incaica no era "socialista" como decía Mariátegui, sino esclavista, y de que la revolución en el Perú era democrática burguesa para desarrollar el capitalismo.

Cuando Mariátegui señaló a la sociedad inca como "socialista", reconocía que era diferente al comunismo primitivo y diferente al comunismo moderno, con lo cual, conscientemente se apartaba de los cánones marxistas establecidos. De las culturas de la antigüedad, con la que menos afinidad tiene la sociedad incaica, es con las sociedades esclavistas. El esclavismo en el incario se reducía a una parte del servicio doméstico y a sectores de poblaciones mitimaes. Con la que más similitud formal tiene la sociedad inca es con lo que se ha llamado "modo de producción asiático", aunque con grandes diferencias. Ninguna de esas sociedades realizó la proeza de los Incas: solucionar el problema del hambre y ninguna de esas sociedades utilizó la biodiversidad para planificar su economía con la finalidad de autoabastecerse.

Los escritos de Jorge del Prado y Manuel Arroyo Posadas, no obstante su sentido conservador, se ubicaban a la izquierda de la línea oficial durante el periodo de máxima claudicación de los comunistas (estalinistas) peruanos, época que según Luís Alberto Sánchez, al presidente Manuel Prado (1939-1945), -representante del sector urbano industrial de la oligarquía-, lo llamaban "Stalin peruano". En esto, eran consecuentes con la política estalinista de que a la coexistencia entre estados socialistas y capitalistas corresponde la unidad entre burguesía y clase obrera. A los críticos a esa errada política, sobre todo en el sector sindical, los tildaron de "trotskistas". Los rebeldes se dieron la tarea de buscar el significado de este término ("trotskismo") y, en unidad con disidentes del Apra forman la primera agrupación trotskista en el Perú: el Grupo Obrero Marxista. En el primer número de su prensa pusieron de portada el retrato de Trotsky y, con letras en grandes caracteres, la palabra: "¡Vive!".

Notas

1.- Deutscher, Isaac: "Trotsky: el profeta desarmado". Ediciones ERA, Méjico, 1971, Págs. 192-193.

2.- Mariátegui: "Freudismo y marxismo". En "Defensa del Marxismo".

3.- "La ciencia de la revolución". Ob. Cit.

4.- Trotsky: "Cultura y Socialismo". Incluido en "Sobre Arte y Cintura". Alianza Editorial, Madrid, 1974.

5.- Trotsky: "El "Sentido Común". En "Su Moral y la Nuestra". Juan Pablos Editor. Méjico, 1973.

6.- Lenin: "La Literatura y el Arte". ("Carta a Lunacharsky" (fechado 6 de mayo de 1921)). Editorial Progreso, Moscú, 1976.

7.- Mariátegui: "Rainer María Rilke". En "El Artista y la Época", "7 Ensayos".

8.- Mariátegui: "El Expresionismo y el Dadaísmo". En "El Artista y la Epoca".

9.- Mariátegui: "Arte, revolución y decadencia". En "El Artista y la Epoca".

10.- Trotsky: "Sobre Arte y Cultura" (El futurismo").

11.- Mariátegui: "Trotsky". En "La Escena Contemporánea".

12.- Mariátegui: "Signos y Obras", p. 92-93

13.- Mariátegui: "Elogio de "El Cemento" y del Realismo Proletario". En El Alma Matinal".

14.- Slonimsky, Nicolás: "La Música de América Latina". Editorial el Ateneo, Buenos Aires, p. 82.

15.- Lenin: "Organización del Partido y Literatura del Partido". En "La Literatura y el arte". Ediciones Progreso, Moscú, 1976.

16.- Lowy, Michael: "La teoría revolucionaria del joven Marx". Siglo XXI editores, Buenos Aires, 1972, pp. 256-267.

17.- Mao Tse Tung: "obras Escogidas", tomo III, Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1976, p. 85

18.- Mariátegui: "Historia de la Crisis Mundial", p. 201

19.- Mariátegui: "El Alma Matinal", p. 200

20. – Mao Tse Tung: Ob. Cit., tomo V, p. 445

21.- Isaac Deutscher: "Trotsky: El Profeta desarmado", "Trotsky: el profeta desterrado". Ediciones Era, Méjico.

"El maoísmo y la Revolución Cultural China". Ediciones Era, Méjico, 1971.

22.- Guillermaz, Jacques: "Historia del Partido Comunista Chino". Ediciones Península, octubre de 1970.

23.- Payne, Robert: "Mao Tse Tung". Ed. Bruguera, España, 1973, Págs. 70-71.

24.- "Sobre el problema de Stalin" (publicado originalmente en setiembre de 1963), incluido en: "Polémica acerca de la línea general del movimiento comunista internacional". Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1965, p121 a 145. (Contiene documentos oficiales sobre la pugna ideológica entre La Unión Soviética y China)

25.- Mao Tse Tung: "Stalin, amigo del pueblo chino" (publicado originalmente el 20 de diciembre de 1939). Ob. Cit. tomo III.

26.- Mao Tse Tung: "Mi Vida" (Entrevista con el periodista norteamericano Edgard Snow)

27.- Mao Tse Tung: "Discurso ante una conferencia ampliada del trabajo convocada por el comité central del Partido Comunista de China" (enero 1962). Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, 1978.

28.- Mariátegui: "Ideología y Política", p. 221

29.- Mariátegui: "Temas de Nuestra América", p. 45.

30.- Mariátegui: "Al margen del nuevo curso de la política mejicana". En "Temas de Nuestra América".

Ver el estudio de Diego Meseguer Illan: "José Carlos Mariátegui y su pensamiento revolucionario" ("La Revolución Mejicana ¿un modelo?")

31.- Mariátegui: "Punto de Vista Anti imperialista". En "Ideología y Política".

Sin embargo, la concepción primigenia de Mariátegui, de que por presión de los pueblos insurrectos, organizaciones pequeño burguesas se vean empujados más allá de sus postulados hacia el socialismo, puede presentarse, pero sólo como la excepción que confirma la regla. El ejemplo cubano puede ser ilustrativo al respecto, donde dirigentes de un movimiento populista, por presión de su pueblo y por condiciones internacionales favorables, dieron un viraje rumbo al socialismo. El sandinismo en Nicaragua no siguió el mismo camino.

32.- Mariátegui: "Defensa del Marxismo".

33.- G.D.H. Cole: "Historia del Pensamiento Socialista", vol. VI, p. 277

34.- Wilfredo Kapsoli: "Mariátegui y los Congresos Obreros". Amauta, Lima, 1980, Pág. 71.

35.- Mariátegui: "7 Ensayos", p. 156

36.- Mariátegui: "7 Ensayos", p. 22.

37.- Haya de la Torre: El Antiimperialismo y el Apra".

Las coincidencias y divergencias entre Mariátegui y el estalinismo lo abordamos en. "Haya de la Torre y Mariátegui", incluido en el presente libro.

38.- Ricardo Martínez de la Torre: "Apuntes para una Historia Marxista de la Historia social del Perú". Empresa Editora Peruana, S.A., Lima, 1948, pp. 379-380.

39.- Mariátegui: "Punto de Vista Anti imperialista". En "Ideología y Política".

40.- Michael Lowy: "Puntos de Referencia Para una Historia del Marxismo en América Latina".

41.- Mariátegui: "Peruanicemos al Perú", p. 26. Las dos vertientes en la lucha contra el dominio español en los últimos tiempos a sido reconocido, entre otros, por el historiador Pablo Macera: "Los proyectos nacionales". Retablo Ediciones, Lima.

42.- Citado por William Rowe: José María Arguedas mito y realidad:

43.- Miroshevsky: "El Populismo en el Perú". La primera edición española se publicó en la revista "Dialéctica", N° 1, La Habana (Cuba), 1942). Nosotros utilizamos una reproducción peruana (no indica año, probablemente década del setenta)

44.- Tamayo Herrera, José: "Historia Social del Cuzco"

45.- Flores Galindo, Alberto: "La Agonía de Mariátegui…", p. 95.

46.- Ibid.

47.- Mariátegui: "Aniversario y Balance", editorial de la revista "Amauta", (N° 17, septiembre de 1928), luego de su ruptura con el APRA.

48.- Tarcus, Horacio: "Samuel Glusberg: entre Mariátegui y Trotsky". En la revista "El Rodaballo", N° 4 otoño invierno 1996 y N° 5 verano 1996-97 (Buenos Aires).

49.- Angela Ramos: "Mi amistad con José Carlos". En, "Cuadernos socialistas" N° 2, Lima mayo 1979, pp. 17-19-

50.- Quijano, Aníbal: "Reencuentro y Debate: Una Introducción a Mariátegui". Mosca Azul Editores, Lima, 1981.

51.- Sulmont, Denis: "Historia del Movimiento Obrero", Lima, 1981, p. 49.

52.- Falcón, César: "Experiencias Sociales: el Conflicto Minero". En "Amauta" N° 5 y 6 de enero y marzo de 1927 respectivamente.

53.- Mariátegui: "Nota Polémica a "El Conflicto Minero" por César Falcón". Revista Amauta, N° 6 (reproducido en "Ideología y Política"). .

54.- Alberto Flores Galindo: "La agonía de Mariátegui…", p. 23.

55.- Alberto Flores Galindo, Ob. Cit.

56.- Mariátegui: "Mensaje al Congreso Obrero", incluido en "Ideología y Política"

57.- Mariátegui: "El Artista y la Epoca", pp. 50-51.

58.- Mariátegui: "Rusia a los Doce Años", incluido en "Signos y Obras".

59.- "Bajo la Bandera de Lenin, instructiva sobre la jornada de las tres "L" (Se refieren a Lenin, Luxemburgo y Liebnecht). Publicado en diciembre de 1933 o en enero de 1934 por el Partido Comunista Peruano. Reproducido en la revista "Socialismo y Participación", Nº 11, Lima, setiembre de 1980.

60.- "La Situación Revolucionaria del Perú y las tareas del Partido comunista Peruano". Publicado como folleto por el buró sudamericano de la tercera internacional. Buenos Aires, enero de 1932. Reproducido en "Socialismo y Participación" Nº 11.

61.- Documento del buró sudamericano de la tercera internacional, previo al VII Congreso de la misma. Reproducido en "Socialismo y Participación" Nº 11.

62.- Horacio Tarcus: "Samuel Glusberg, entre Mariátegui y Trotsky". En la revista "El Rodaballo". La primera parte en el Año 2, N° 4, otoño invierno 1996, y la segunda parte en Año 3, N° 5, verano 1996/97, Buenos Aires. La parte referida a Mariátegui está bajo el título: "el silencioso recorrido del mariateguismo argentino".

63.- Quebracho (Liborio Justo): "Estrategia revolucionaria: Lucha por la Unidad y por la Liberación Nacional de América Latina". Ed. Fragua, Buenos Aires, 1957, p. 35.

64.- Moreno, Nahuel: "Cuatro tesis de colonización española y portuguesa en América" (publicado por primera vez en 1948)

65.- Trotsky: "Historia de la revolución rusa" (Capítulo I: "Las características del desarrollo de Rusia")

66.- Miroshevsky, Víctor: "El "Populismo" en el Perú", en base a la publicación de la Revista "Dialéctica" N° 17, Año V, Enero febrero, 1946.

Partes: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12
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