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La Perla de Asia (La Higuera de DIOS) (página 5)



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  • 51. Jasón: Hermano del anterior, contra quien conspiró. Recibió el cargo de manos de Antioco IV, al cual ofreció pagarle un gran precio, que pagó tres años después por medio de Menelao. Pero este Menelao le ofreció más dinero a Antioco y este le dio el sumo sacerdocio a él. Jasón hubo de huir. Luego armó un ejército y atacó a Jerusalén, degollando a muchos de sus hermanos judíos, y teniendo Menelao que huir también. Pero finalmente Jasón también huyó. Llegó a Egipto, donde murió despreciado por todos.

  • 52. Menelao: Le compró el cargo al rey de Siria. Expulsó a Jasón y así ejerció. Robó objetos sagrados del Templo. Onías lo supo y se lo reprochó. Pero Menelao no pagó su deuda al rey, y éste lo llamó a Siria, dejando Menelao a su hermano Lísimaco en el cargo. Menelao fue condenado a muerte por Antioco V por considerarlo un manipulador.

  • 53. Lísimaco: Hermano del anterior. Apoyado por Menelao también robó objetos preciosos sagrados en Jerusalén. El pueblo lo supo y se rebeló en su contra. Lísimaco lo reprimió y la gente se defendió dando muerte a Lísimaco. Todos estos acontecimientos provocarían que Antioco Epífanes invadiera Judea.

  • 54. Alcimo: Ejerció el sumo sacerdocio antes, y habiéndolo perdido por impuro, convenció a Demetrio I que lo confirmara en el cargo, con la promesa de ayudarlo en la destrucción de los Macabeos. Alcimo llegó a Judea acompañado del general Nicanor. Alcimo ordenó demoler el muro interior del Templo, pero sufrió un ataque que le impidió terminar su obra. Se le paralizó la boca. Así murió en medio de grandes dolores.

  • 55. Jonatán.

  • 56. Simón: Hermano del anterior.

  • 57. Juan Hircano: Hijo de Simón.

  • 58. Aristóbulo I: Hijo del anterior.

  • 59. Alejandro Janneo: Hermano del anterior.

  • 60. Hircano II: Nieto de Janneo.

  • 61. Aristóbulo II: Hermano de Hircano II.

  • 62. Antígono.

  • 63. Aristóbulo III: Nombrado por Herodes el Grande.

  • 64. Ananel.

  • 65. Jesús.

  • 66. Simón.

  • 67. José.

  • 68. Joazar.

  • 69. Eleazar.

  • 70. Jesús.

  • 71. Anás: Fue nombrado como tal por el procónsul sirio Cirenio, aunque luego despojado. Después de varios cambios, como sumo sacerdote fue puesto su yerno Caifás. Cinco de sus hijos también fueron sumos sacerdotes. Anás asistió como presidente del Sanedrín que juzgó a los apóstoles Pedro y Juan.

  • 72. Caifas: Yerno de Anás. Fue nombrado por Valerio Grato. Era saduceo y enemigo encarnizado del Señor Jesucristo. Pero siendo Anás muy influyente, compartió con él el sacerdocio. Juntos condenaron al Mesías, y luego persiguieron a los apóstoles. Caifás fue depuesto de su cargo por el procónsul Vitelio.

  • 73. Jonatán.

  • 74. Teófilo.

  • 75. Simeón.

  • 76. Matías.

  • 77. Elioneo.

  • 78. Ananías: Hijo de Nebedeus. Nombrado como tal por Agripa II. Juntamente con el Sanedrín requirieron al apóstol Pablo durante el gobierno de Félix, y quien ordenó que golpeara al apóstol. Por esto, Pablo predijo su muerte. Esto se cumplió cuando, al principiar el sitio de Jerusalén, su casa fue incendiada, y él fue encontrado en un refugio y muerto.

  • 79. José.

  • 80. Anás II.

  • 81. Jesús.

  • 82. Josué.

  • 83. Matías.

  • 84. Finees o Fannías: Último sumo sacerdote del Nuevo Testamento. Fue puesto por suertes por los judíos zelotes.

  • Con la destrucción del Templo se terminó esta defectuosa sucesión sacerdotal. Defectuosa pues ya no pertenecían a la línea levítica. Pero está profetizado un nuevo Templo. Ya los hebreos están trabajando en este proyecto, y nada ni nadie podrán evitar su realización. Habrá cuando menos otro sumo sacerdote. Luego aparecerá el más excelente sumo sacerdote: el Señor Jesucristo: el Rey de Israel: el Todopoderoso.

    Capítulo XVIII

    Primera restauración judía (536-444 A.C.)

    (Reconstrucción de Jerusalén)

    SI bien Jehová de los Ejércitos utilizó a los asirios para castigar la maldad de las diez tribus del norte, desde el año 740 hasta el 721, la iniquidad de los rapaces asirios también tendría su galardón. El Imperio Asirio llegó a su fin en 612, bajo el reinado de Araces, cuando los ejércitos de Babilonia y Media sitiaron Nínive, y la tomaron. Mataron a Araces y a toda su corte, causando también una gran matanza en la ciudad, que quedaría arrasada, tal como lo anunciara el profeta Nahum. Los territorios del imperio fueron integrados al de los vencedores.

    Por su parte, el Reino de Judá fue castigado por los babilonios, a partir del 605, hasta el 588. En esta última fecha el reino fue destruido, yendo su rey y sus gobernados al exilio. Pero Babilonia también pagaría. En el año 539 A.C., el rey de Persia Ciro II el Grande (556-530), aliado al nuevo rey de los medos, y continuando su indetenible campaña (ya había destronado a Astiages, en 549, y al rey de Lidia Creso, en 546), tomó la fortificada ciudad de Babilonia (sitiada ya desde 558), destronando a Nabónido y a su corregente, su hijo Belsasar. De esta forma se cumplía la profecía de las palabras leídas por Daniel.

    En efecto, celebrando un banquete en su palacio, Belsasar, siendo poseído de un espíritu maligno, mandó a buscar los vasos sagrados traídos de Jerusalén, y los usó para libar licor. Fue en ese momento cuando apareció __ante la vista de todos__ una mano de la nada y escribió en una pared tres palabras: Mene, Mene Tekel Upharsim. Temeroso ante evento, Belsasar mandó traer todos los magos y agoreros de su corte y les pidió descifrar estas cuatro palabras; pero ninguno pudo hacerlo. Entonces, debido a la alta estima de que era objeto el profeta Daniel fue traído ante Belsasar. Y recibiendo el profeta la iluminación de quien mandara escribir estas enigmáticas palabras, se volvió al rey diciéndole que Dios lo había contado, pesado y hallado falto. Esa misma noche, Ciro y Darío el Medo tomaron la ciudad, matando a Belsasar y a su corte.

    Exactamente también como lo predijera Isaías, Ciro se apoderó de toda Asia occidental, estableciendo el Imperio de Persia (el Segundo Gran Imperio). La Corona persa llamó Judea a la provincia de Canaán, a donde retornaron los hebreos. Siendo llamados judíos sus habitantes. Luego, el nombre de judío se usaría para referirse al pueblo hebreo en general. Judea era la parte meridional de Palestina situada entre Samaria al norte y el desierto nabateo-árabe al sur. Corresponde en gran parte a la región que se asignó a la tribu de Judá y a la del reino de Judá.

    Y en cumplimiento de la profecía de Isaías, este rey instituyó una política de repatriación para los pueblos cautivos, permitiéndole a los hebreos retornar a Palestina, a partir del 536 (Edicto de Ciro), sería esta la primera parte de esta primera restauración. Política esta que su dinastía (aqueménida) proseguiría, siendo instrumentos divinos para la restauración del pueblo hebreo. Ciro nombró tirsatha (gobernador) de Judea a Zorobabel, hijo de Salatiel y nieto del rey Jeconías, habiendo el rey puesto bajo su cuidado los vasos sagrados profanados por Belsasar. Además treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios, y muchos más. Siendo todos los utensilios de oro y de plata cinco mil cuatrocientos. Zorobabel los llevó consigo cuando partió para Judea, juntamente con valiosos presentes de oro y plata, de efectos de varias clases y animales. Lo acompañaron el sumo sacerdote Josué, otros muchos sacerdotes y levitas, netineos y príncipes y los profetas Hageo y Zacarías. Principalmente de las tribus de Judá, Benjamín. Aunque muchos de los cautivos prefirieron permanecer en las ciudades donde estaban. Ciro llegó incluso hasta aceptar a Jehová como su Dios, aunque moriría a manos de los masagetas; lo sucedería su hijo Cambises, quien continuaría esta política de repatriación. Pero pese a que algunos judíos retornaron a la Tierra Prometida, la diáspora continuaría, porque esa era la voluntad del Dios Todopoderoso. Y se prolongará hasta cuando se establezca el Reino del Señor Jesucristo, cuando toda la casa de Israel retorne a su tierra y lo adoren como lo que es: su Dios.

    El segundo Templo

    Iba también provisto Zorobabel de una orden del rey para conseguir la madera y las piedras que se necesitaban para la reedificación del Templo. Al llegar a Jerusalén, sin pérdida de tiempo inició los trabajos de reedificación. Este segundo Templo no sería tan faustuoso como el primero, pero también encerraba la significación religiosa del pueblo hebreo. Echó los cimientos, y cuando los samaritanos ofrecieron sus servicios para ayudar en la reedificación, Zorobabel y los príncipes de Judá no les concedieron ese honor, porque Ciro había dado el permiso sólo a los judíos. Reinando Esmerdis, los enemigos de los judíos obtuvieron una orden de la Corte Persa para que se suspendiesen los trabajos. Llevada esta a efecto, quedó interrumpida la obra por espacio de 16 años, hasta el segundo año del reinado de Darío, el hijo de Histaspes, en el 521 A.C., en que al fin se pudo reasumir, gracias a las amonestaciones de Hageo y de Zacarías. Así fue que cuatro años después (516), Zorobabel concluyó el Templo y se dedicó, luego de veinte años. Restableció la observancia de la Ley, las órdenes y la manutención de los sacerdotes y levitas; formó un registro de los judíos que habían vuelto, y arregló la observancia de la Pascua.

    La distribución de este segundo templo era fundamentalmente la misma que la del templo de Salomón, con el vestíbulo, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo, pero no había comparación posible en cuanto a lujo y calidad arquitectónica. El Lugar Santísimo estaba vacío. Y en el Lugar Santo, donde antes el templo de Salomón tenía diez candelabros, tenía solamente un candelabro de oro de siete brazos. En altura y latitud, las dimensione del Templo eran el doble del de Salomón. Pero le faltaban cinco cosas principales que podían darle la gloria del primero: el Arca de la Alianza, el propiciatorio, el fuego sagrado en el altar, el Urim y el Tumim, y el espíritu de la profecía que venía de ellos.

    La segunda fase de esta primera restauración hebrea, tuvo lugar el año 458 A.C., cuando, con la autorización del rey persa Artajerjes I __movido por Dios a favor de los hebreos__, el sacerdote y escriba judío Esdras, recibió permiso para regresar a Jerusalén, a la cabeza de 7.000 judíos desterrados que quisieron volver a su patria. De manos de este rey, recibió cartas, dinero y toda clase de auxilios deseables, y se dirigió a la tierra de sus padres. Su misión: realizar una reforma religiosa entre sus hermanos, debido a la impiedad que existía en Judea contra los desvalidos, amén de lo atinente al culto religioso. Esdras era un sacerdote célebre y caudillo de la nación judía. Fue escriba perito en la ley, hombre instruido, apto y fiel, que en la corte persa gozó de gran consideración. Pasó la mayor parte del reinado de Ciro, y todo el de Cambises, Esmerdis, Darío Histaspes, Jerjes, y ocho años del de Artajerjes Longimano. Luego de que llegó a Jerusalén, Esdras instituyó muchas reformas en la conducta del pueblo y en el culto público, estableciendo sinagogas en que se leyera las Sagradas Escrituras y se orara. Esto por medio de intérpretes, puesto que el pueblo no entendía el hebreo, en el que estaba escrita la Ley de Moisés. Obligó a los judíos que se habían casado con mujeres extranjeras a divorciarse de ellas, o a abandonar el país. Para asombro, un levita llamado Mesulam se le opuso en esta tarea.

    El censo hecho en este periodo de restauración de todos los hijos de los que fueron transportados por Nabucodonosor más allá del Éufrates, fue de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, sin contar sus siervos y siervas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete, habiendo entre ellos doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. Su hacienda animal era de 736 caballos, 245 mulos, 435 camellos y 6.720 asnos.

    La tradición asigna a Esdras la paternidad del libro del Antiguo Testamento que lleva su nombre. El libro continúa el relato de Crónicas, y cuenta la historia del retorno de Babilonia y la reedificación del Templo, escrito en parte en caldeo. Cubre un periodo que va desde el año 536 hasta el año 458 A.C.

    La tercera fase de esta restauración sucedió en el 444 A.C. Este año, Nehemías un judaíta hijo de Helcías, que desempeñaba en Susa el empleo de copero de Artajerjes, gracias a una relación presentada por su hermano Hananí, sobre el miserable estado en que se encontraban los judíos que vivían entonces en Jerusalén, decidió poner término a esta situación. Habiendo buscado primeramente la dirección de Dios en oración, presentó ante el rey su súplica de que lo dejara ir a Jerusalén, con el fin de ayudar a reedificarla. Fue en consecuencia enviado allá como gobernador, siéndole entregada las puertas de esta ciudad. Recibió autorización para levantar las murallas de la ciudad. Después de llegar recorrió las murallas bajo las sombras de la noche, a fin de planear el inicio de la reconstrucción. En seguida presentó el problema a los habitantes de la ciudad, y los invitó a colaborar en la obra. El pueblo participó gozosamente en tan importante labor. El trabajo del muro se dividió en tal forma que cada familia debía edificar una parte en un tiempo determinado. A pesar de ser el líder supremo de la obra, Nehemías reconstruyó la parte que le correspondió.

    Las cosas no le fueron fáciles, pues enfrentó la oposición de Sambalat, influyente samaritano que infructuosamente trató de desbaratar los planes de Nehemías. Igualmente, Mitrídates, un funcionario persa, escribió al rey calumniando a los judíos. Entre las precauciones que Nehemías tomó contra estos adversarios, estuvo la organización de un ejército para la defensa de los trabajadores. Como la oposición fue tan intensa, se dispuso que los trabajadores llevaran en una mano los materiales de construcción y en la otra la espada para la defensa. Además, se les instó a permanecer alerta ante cualquier ataque sorpresivo, por lo cual dormían vestidos con sus ropas de trabajo. Así mismo, al darse cuenta de las injusticias cometidas por los explotadores de los pobres, Nehemías se enojó en gran manera y reprendió severamente a los ricos. Convocó una asamblea e hizo devolver a sus legítimos dueños las posesiones mal adquiridas. En todo esto, Nehemías actuó con sabiduría y procuró convencer a unos y a otros por medio de explicaciones claras y súplicas sinceras. Además, fue un hombre sumamente desinteresado; renunció al salario que le correspondía como gobernante y jefe. Lógicamente con frecuencia suspendía sus labores para dedicarse a la oración.

    En esta ciudad se reunió con Esdras, y entre ambos se esforzaron por sacar del corazón del pueblo las falsas enseñanzas religiosas aprendidas de sus captores, leyendo e interpretando Esdras la Ley de Moisés, a la lengua aramea, que era la hablaban quienes regresaron, y en todos los territorios del imperio. Se firmó un pacto prometiendo guardar celosamente la Ley del Señor.

    Gracias al gran esfuerzo del pueblo en pleno, el muro fue terminado el día 25 del mes de Elul, en cincuenta y dos días. Su dedicación fue un acontecimiento jubiloso. La alegría fue oída desde lejos, y los enemigos de Israel sintieron temor y humillación, puesto que de nada valieron sus malintencionados esfuerzos por evitarlo, y conocieron que por la ayuda de Jehová de los ejércitos había sido hecho. Después de reedificar también algunas casas, Nehemías regresó a Persia. Luego volvió a Jerusalén para hacer nuevas correcciones entre el pueblo, como la inobservancia del día de reposo, el descuido en el servicio del Templo y los persistentes matrimonios con los paganos, a quienes instó a divorciarse o a abandonar el país. Este destierro voluntario de cierto número de sacerdotes descontentos, puede haber dado lugar a la edificación de un templo en el Monte Gerizim, y al establecimiento del culto samaritano. Nehemías gobernaría por espacio de 24 años hasta el año 420 A.C. Al igual que otros líderes hebreos, fue un hombre esforzado y valiente, que en los momentos difíciles confió en el Dios de sus padres y obtuvo la victoria, cumpliendo a cabalidad la tarea que se le encomendó. Enseñándonos que la oración es vital para obtener la dirección divina.

    El Libro de Nehemías fue escrito por el año 400, y relata la historia y reformas de este personaje. Trata del pacto, la dedicación del muro y las reformas religiosas que hizo.

    Palestina dominada por extranjeros

    El Imperio persa se mantendría hasta el año 332 A.C., cuando los ejércitos macedonios al mando de Alejandro el Grande lo destruirían, creando el Tercer Gran Imperio profetizado por Daniel, bajo la figura de un leopardo con cuatro alas, y un macho cabrío carnudo, para representar la ligereza y extensión de sus conquistas y su gran poder. Fue elegido por Dios para destruir el Imperio persa, el cual sustituiría por el Imperio Greco-macedónico. En doce años, Alejandro subyugó la Siria, Palestina y Egipto, y fundó la ciudad de Alejandría, en el delta del Nilo, y entró muy al interior de las indias. Alejandro visitó Jerusalén, donde habló con el sumo sacerdote Jadúa, a quien había visto en una visión. Alejandro ofreció ofrendas en el Templo y oyó las profecías de Daniel, concernientes a él, y concedió muchos favores a los judíos, de los que estableció algunos en la ciudad que fundara. Muerto este conquistador en 323, debido a sus últimas palabras de que el imperio lo poseería el más digno, este se dividiría entre sus cuatro generales: Lisímaco, Casandro, Tolomeo y Seleuco, quienes se repartieron el territorio conquistado, así como Daniel lo predijera. Lisímaco se declaró rey de Tracia en 306 A.C., y luego de Macedonia. Murió en 281 luchando contra Seleuco. Casandro fue rey de Macedonia. Sometió Grecia en 318, tras la victoria de Megalópolis. Tolomeo, sátrapa de Egipto de 323 al 305 A.C. y rey de 305 a 285, fundó la dinastía de los Lágidas. Dieciséis soberanos llevarían este nombre. Por su parte, Seleuco fundaría en 312 la dinastía de los seléucidas en Asia. Reinó como Seleuco I Nicator (312-280 A.C.). El Imperio de Siria se extendía desde el Indo al Mediterráneo (incluía Babilonia, Bactria, Persia, Siria y parte del Asia Menor). Su dinastía reinaría hasta el año 64 A.C. cuando, de acuerdo a lo predicho también por Daniel, caería bajo las fuerzas de Roma.

    En la repartición del imperio de Alejandro, Palestina tocó a los tolomeos, aunque la tuvieron como de poco valor. Así, Palestina estuvo por más de un siglo alternativamente sujeta a los tolomeos greco-egipcios, y a los seléucidas greco-sirios: "reyes del Sur" y "del Norte", quienes con motivo de sus frecuentes guerras, pasaban a menudo por ese país con sus ejércitos. Por el año 320, Tolomeo capturó Jerusalén, y transportó y estableció varios hebreos en Alejandría y en Cirene, donde florecería una numerosa comunidad judía. Tolomeo Filométor derrotó a los sirios, y quiso ofrecer sacrificios en el Templo de Jerusalén, pero fue herido repentinamente de parálisis, por lo que cuando regresó a su tierra persiguió a los judíos, muchos de los cuales también fueron salvados milagrosamente. Para librarse del yugo de los tolomeos, el año 203 los judíos de Palestina se unieron a Antioco el Grande de Siria. Pero cuatro años después, el general egipcio Scopo recobró Judea. El control de este territorio lo perdió al otro año, cuando Antioco lo derrota apoderándose de Judea. Este rey trató bondadosamente a los hebreos, y hasta llegó a trasportar 2.000 familias judías de Mesopotamia a Frigia y a Lidia. Pero su hijo Antioco Epífanes se volvería contra ellos.

    Sectas judías

    En estos últimos siglos que hemos visto, en Tierra Santa se formaron diversas sectas entre los judíos, que si bien en todo este tiempo fueron irreconciliables, finalmente en el siglo primero se unirían para luchar contra el Señor Jesucristo:

    * Saduceos: Fue una secta fundada por el judío Sadoc, en el año 200 A.C. Los saduceos veían con desprecio todas las tradiciones y leyes no escritas que los fariseos tenían en tanta estima, y profesaban considerar las Escrituras, especialmente el Pentateuco, como el único origen y regla de la religión judía, y se mantenían en pugna con los fariseos.

    * Fariseos: Secta poderosa y dominante, creada en 135 A.C. Expositores y ortodoxos y defensores de la Ley, puesta en contraste con las otras dos sectas: los saduceos y los esenios. Aunque el Señor Jesucristo reconocía la autoridad de las enseñanzas bíblicas de los fariseos, repetidas veces reprendió sus tradiciones antibíblicas y su orgullo, avaricia, ostentación e hipocresía. Razón esta por la que se aliaron a los otros sectarios y formaron parte del consejo que sentenció a muerte al Salvador.

    * Esenios: Formados en 110 A.C. Hacían vida comunitaria y votos de celibato; observaban estrictamente la Ley; practicaban ceremonias bautismales; profesaban ideas apocalípticas; se oponían al sacerdocio del Templo.

    * Herodianos: Partido político judío adicto a los Herodes. Como los príncipes herodianos dependían de Roma, sus partidarios sumisamente sostenían el pago de los tributos a los emperadores, cosa que negaban los fariseos. Y pese a que Herodes ordenó una matanza de niños en Belén, lo siguieron apoyando. No obstante, ambos partidos deseaban la continuación de la religión judía, y se unieron para luchar contra el reino espiritual de Cristo.

    El Sanedrín

    Fue el nombre dado al concilio o consejo judío (Gerusía) establecido en los últimos dos siglos, y activo hasta el año 70 D.C. Era un cuerpo de la aristocracia sacerdotal y de la nobleza compuesto de setenta y un miembros con sede en Jerusalén. Trabajaba bajo la dirección del sumo sacerdote y tenía funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. Su autoridad variaba según el régimen político, además de que había otros concilios o consejos.

    Los rabinos atribuían la formación del concilio a Moisés. Su existencia se atestigua desde comienzos del siglo II A.C. Antíoco el Grande dirige una carta a la gerusía, el senado de Jerusalén. El legado romano en Siria, Gabino, dividió a Palestina en cinco distritos (synedria), cada uno bajo un sanedrín o sínodo. El arreglo duró poco y el Sanedrín de Jerusalén volvió a tener preeminencia. Herodes tuvo que presentarse ante el Sanedrín de la capital judía para informar de sus actividades en Galilea. El término presbyterion también es sinónimo de sanedrín.

    A cada miembro del Sanedrín se le llama bouleutes (consejero). Sus miembros provenían de la aristocracia sacerdotal o eran laicos nobles; más tarde también participaron escribas, pertenecientes en su mayoría a los fariseos, pero hubo algunos de los saduceos. Bajo los primeros Asmoneos, los saduceos constituían la mayoría y aprobaron leyes y ordenanzas favorables a sus interpretaciones. Más tarde Herodes, al comenzar su reinado y para aminorar el poder de la antigua aristocracia, mató a cuarenta y cinco miembros del concilio y le dio más participación a los fariseos, que representaban menos amenaza para él. Durante el período de los procuradores (4 A.C.–70 D.C.), el concilio se componía de la aristocracia sacerdotal, la nobleza que contaba con la simpatía de los saduceos y los eruditos de los fariseos. En este tiempo, este cuerpo era la última autoridad en Judea. Tenía injerencia no sólo en cuestiones religiosas sino también en asuntos legales y gubernamentales, siempre y cuando no se violara la autoridad del procurador romano. Infligía castigos corporales, y también la muerte por medio de la lapidación, la hoguera, la decapitación o el estrangulamiento. Teniendo que ser estas confirmadas por el procurador. Hasta que este derecho le fue quitado por los romanos, unos tres años antes de la crucifixión de Jesucristo. Razón esta por la que no pudieron aplicarla ellos mismos, sino que hubieron de recurrir a Poncio Pilato.

    Según las fuentes rabínicas, el concilio se reunía por lo general en el lugar del templo llamado "pórtico de los sillares de piedras". Los miembros se sentaban en un semicírculo; frente a ellos estaban los secretarios de la corte y, detrás de estos, tres filas de los discípulos de "los hombres sabios". El acusado se presentaba vestido de luto. Una decisión favorable, por simple mayoría, podía anunciarse el mismo día; una desfavorable, que necesitaba dos terceras partes, al día siguiente o más tarde.

    En el año 62 su sede sería trasladada a Jammia, hasta el año 80, y finalmente, luego de otros cambios, a Tiberias, por el año 200. Su constitución sufrió muchos cambios; cerca del tercer siglo perdió el título de Sanedrín, tomando el de bet-han-Midrash (Casa de Interpretación), y por último se extinguió el año 425.

    Rebelión de los Macabeos y de los Asmoneos

    En 198 A.C., Antioco el Grande se opuso a los tolomeos y conquistó Judea, la cual anexó a Siria. De esta forma, el dominio de Egipto sobre Tierra Santa terminaba. En este tiempo se hizo la división de Palestina en las cinco provincias que son familiares para los lectores de los Evangelios (que a menudo eran colectivamente llamadas Judea), a saber, Galilea, Samaria, Judea, Traconite y Perea. También se transformó el Gerusía en el Sanedrín de Jerusalén. Al principio les fue permitido a los judíos gobernarse por sus propias leyes bajo la dirección del sumo sacerdote y un concilio. Cerca de 180 A.C. el territorio palestino llegó a ser la dote de Cleopatra, una princesa siria casada con Tolomeo Filométor, rey de Egipto; pero al morir Cleopatra, las cosas cambiaron para mal cuando Antioco Epífanes ascendió al trono sirio el año 175. Este reclamó Palestina para sí, después de una sangrienta batalla. Pasado el tiempo, después de interferir repetidas veces en el Templo y el sacerdocio, Antioco tomó Jerusalén, cometiendo una matanza que duró tres días. Asesinó a 40.000 personas y otro número igual los vendió como esclavos. Además, con la complicidad del sumo sacerdote Menelao profanó el Templo, llevándose todos los utensilios y objetos preciosos, y sesenta toneladas de plata. Antioco dedicó el Templo a Júpiter Olímpico, además de esto, el día 25 de Quisleu ofreció una puerca en el altar mayor. Se cumplía de esta manera, de forma parcial, la "Abominación Desoladora" también profetizada por Daniel: "Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra." (Daniel, 8:11)

    Dos años después de haber saqueado el Templo, dejándose llevar por el odio hacia el pueblo de Jehová de los ejércitos, Antioco envió a Apolonio, jefe de los mercenarios de Misia, con un ejército de 22.000 soldados para degollar a los hombres y vender a las mujeres y los niños, y destruir la Ciudad Santa. Estos paganos hicieron una gran matanza, y en Jerusalén construyeron una fortaleza o ciudadela llamada Acre, en frente del Templo, cuya guarnición obedecía órdenes de Antioco. Allí establecieron extranjeros y judíos apóstatas o renegados. Los pocos habitantes de Jerusalén abandonaron la ciudad. Después Antioco publicó un decreto que ordenaba que todos los habitantes de su reino formaran un solo pueblo, debiendo aceptar la cultura y religión del rey, so pena de morir. Este decreto prohibía ofrecer holocaustos y cualquier tipo de sacrificios judaicos (la observancia del sábado, la circuncisión, etcétera). Había orden de fabricar altares y lugares de adoración en toda Judea. Los libros de la Ley fueron quemados, siendo condenados a muerte aquellos que poseyeran alguna copia. En cambio fueron obligados a comer carne de cerdo (expresamente prohibido por la Ley Mosaica), adorar las divinidades paganas y a celebrar los bacanales. Culto sensual y sanguinario introducido por los seléucidas en el Asia. Celebrado en la antigüedad en Grecia y Roma en honor a los dioses Baco (de allí su nombre), Ceres y Cibeles. Se obligaba a los hebreos a tomar parte en la procesión con la cabeza coronada de hiedra. Todos los pueblos dominados por Antioco se sometieron, y algunos judíos también. Los verdaderos israelitas tuvieron que huir al desierto, pero allá los aniquilarían.

    De los judíos, un partido guiado por los renegados sumos sacerdotes Jasón y Menelao, defendía la adopción de las costumbres griegas; mientras que la masa del pueblo se adhirió a su antigua fe. Prefirieron el martirio antes que apartarse de Jehová. Como medio de terror Epífanes usó muchas formas de tortura, e implantó una nueva aplicación de la pena capital, el combustionamiento. Este se usaba de dos formas: el combustionamiento del cuerpo, para delitos de "lesa humanidad", y el combustionamiento del alma, para faltas de "lesa divinidad", siendo esta última la utilizada contra los rebeldes. Para las dos formas, este castigo consistía en encerrar al reo, desnudo, flagelado y encadenado en un receptáculo. Y para el combustionamiento del alma, le introducían en la boca un embudo por donde vaciaban plomo derretido; para el combustionamiento del cuerpo, por unos orificios de la parte superior rociaban el plomo sobre su humanidad. Pero pese a este cruel castigo, los hebreos no se acobardaron sino que cobraron nuevas fuerzas.

    Todos estos abusos de Antioco provocarían la Rebelión de los Macabeos y Asmoneos, que es una de las páginas más heroicas de la historia. En efecto, en 167 los judíos se sublevaron siendo acaudillados por la familia sacerdotal y real de los Macabeos. Fue encabezada por el sacerdote Matatías. Hombre celoso y de carácter, y padre de cinco hijos: Juan (Gadi), Simón (Tasí), Judas (Macabeo), Eleazar (Avarán) y Jonatán (Afús), con los cuales huyó a las montañas luego de matar a un funcionario de Antioco. Matatías pudo reunir un grupo de judíos piadosos y valientes que se comprometieron a libertar la nación y restaurar el antiguo culto. La rebelión se inició en Modín, y tomó cuerpo en las montañas. Los seguidores de Matatías bajaban periódicamente a los lugares poblados a matar a quienes apoyaban la política siria, destruir altares paganos y circuncidar por la fuerza a quienes permanecían incircuncisos por temor a las autoridades. Luego de la muerte de Matatías, lo sucedió al frente de la resistencia su hijo Judas, un general muy hábil y valiente, que valiéndose de la guerra civil siria obtuvo grandes victorias. El año 165 A.C., logró apoderarse de Jerusalén y purificó el Templo; aunque no así la fortaleza llamada Acre. De esta forma, luego de 423 años (588-165 A.C.), una nueva dinastía de reyes criollos se levantó en Judea. Gobernarían como sumos sacerdotes y reyes, si bien con interferencia de los reyes sirios. La lucha contra Antioco y su sucesor continuó, y luego de años de duros enfrentamientos, el poder sirio sería erradicado totalmente de Judea (133 A. C.). Cumpliéndose así lo profetizado por Zacarías.

    Reyes judíos de Judea (165-37 A.C.)

    En este periodo, los romanos no tuvieron relación con los judíos, hasta el año 162 cuando Judas Macabeo hizo alianzas con ellos, la cual renovaron sus hermanos Jonatán y Simón. A la postre, esta alianza se convertiría en enemistad. Las continuas rebeliones internas y las invasiones extranjeras se dieron en el contexto de la creciente influencia del estilo de vida griego sobre el pueblo y la religión judía. La cultura helenística era la que predominaba en el Mediterráneo e influenciaba por igual a hebreos y no hebreos. El griego se convirtió en el idioma del comercio (desplazando el arameo), y muchos, especialmente los ricos, adoptaron la vestimenta y costumbres griegas. La decadencia religiosa se manifestó desde Juan Hircano y sus sucesores, que trataron de gobernar el país al estilo de los otros reyes de la época, en lo que los apoyó la aristocracia ambiciosa. Se desató la persecución contra quienes insistían con regresar a la vieja fe por la que habían muerto los primeros Macabeos. Esto dio origen y vigencia a los partidos ya mencionados de los fariseos y los saduceos. Terminada la expansión macabea, el reino de Judea incluiría Samaria, Galilea, Idumea y Perea.

    * Judas Macabeo (165-162 A.C.) Obtuvo una gran victoria contra el ejército de Georgias. Luego derrotó a los griegos comandados por Lisias, consiguiendo la libertad religiosa de su pueblo. Luego de tres años de profanación, purificó el Templo el día 25 de Quisleu, exactamente el mismo día de ser profanado. Así mismo reparó los daños hechos por Antioco. Por esto estableció la fiesta de la Dedicación, que se celebraría esa fecha, durante ocho días que debían ser de gran alegría. Esto provocó ataques contra los israelitas que habitaban en las naciones vecinas. En su defensa, Judas atacó Acrabatene, luego a los amonitas, donde derrotó al ejército de Timoteo. Igual cosa hizo en otras ciudades, logrando rescatar a sus hermanos hebreos y llevarlos a Judea. Judas peleó contra Apolonio y lo mató, quitándole su espada, la cual siempre usó en sus batallas. También derrotó a Serón, comandante del ejército de Siria. Judas mandó a construir alrededor del monte Sion una muralla con torres para defender el país, y fortificó a Bet-sur para protegerlo de los idumeos. Durante su gobierno murió Antioco Epífanes por un juicio de Dios. Lo sucedería su hijo Antioco V que continuaría la represión contra los judíos. El 13 de Adar, en Hadasá Judas también mató en batalla al general sirio Nicanor. Judas Macabeo llegó a alcanzar fama y renombre en todos los pueblos circunvecinos. Su ejército mató en batalla a miles de enemigos. Murió combatiendo contra Báquides, gobernador del lado occidental del Éufrates, e instrumento sirio para la destrucción de los hebreos.

    * Jonatán o Jonatás (162-142 A.C.) Hermano del anterior. Sumo sacerdote que persiguió a los asirios. Su hijo Juan fue muerto por gente de Medebá. En su tiempo, Báquides fortificó Betel, Timna, Piratón y Tapúah, ciudades donde apostó soldados para que hostilizaran a los israelitas. Pero luego Jonatán venció a Báquides, y éste hizo las paces con los judíos, prometiendo que jamás volvería a Judea. Jonatán se estableció en Micmas donde ejerció su gobierno. Allí castigó a los judíos apóstatas. En Cedes batalló contra Demetrio. Jonatán recibió honores del rey Alejandro Epífanes. Pero después Jonatán fue apresado en Tolemaida, y sus acompañantes fueron acuchillados. Trifón pidió un rescate por Jonatán de tres mil trescientos kilos de plata y dos de sus hijos como rehenes. Pero pese a recibir este rescate, Trifón mató a Jonatán, en Bascama. Su familia sepultó su cadáver en Modín. Su muerte fue lamentada por todo Israel por muchos días.

    * Simón (142-134 A.C.) Hermano del precedente. El mismo año que empezó su reinado obtuvo cierta independencia política de Judea y fundó, para su hijo Hircán I, la dinastía de los Asmoneos. Pactó con Roma y con Esparta, a fin de garantizar su independencia frente a las ambiciones de Siria. El año 141 Simón tomó la fortaleza de Acre. Al otro año, por parte de los sirios se confirman para los judíos la soberanía y el sacerdocio de Simón y su posteridad. Por el año 139, Simón recibió permiso del rey sirio para acuñar moneda con su propio sello que decía "El siclo de Israel", equivalente a cuatro dracmas griegas. En su tiempo nace el partido de los fariseos (135). Simón conquistó territorios que incluían Guézer y Jaffa, proporcionando así una salida al mar para la capital judía de Jerusalén. Su yerno Tolomeo lo invitó a la fortaleza de Doc, que él había construido y allí lo mató junto con sus dos hijos. Luego Tolomeo ordenó matar a Juan (el último de los Macabeos), pero éste fue alertado y a su vez mató a los enviados de Tolomeo.

    * Juan Hircano, Hircán I, Hircano I (134-104 A.C.) Primero de los Asmoneos. Hijo del anterior, que pudo escapar de ser asesinado. Sacudió el yugo sirio, obteniendo la independencia política de su país, al año siguiente. También amplió sus fronteras, con el dominio de la mayor parte del Neguev, por la forzosa conversión al judaísmo de los habitantes de Idumea. También reconstruyó las murallas de Jerusalén, y extendió el territorio al norte de Betsán. Los fariseos se opusieron a la extensión del poderío político y militar de Hircano, quien se alió a los saduceos. En el año 107 sitió Samaria, y luego de dos años la tomó, y al entrar la destruyó casi por completo, incluyendo el templo del monte Gerizim. Pero Juan Hircano y sus sucesores se apartaron cada vez más de la tradición judía, gobernando el país conforme al estilo helenístico. Hircano llegó hasta a cambiarles los nombres judíos a sus hijos por nombres griegos. Así, la lucha perdió su carácter religioso para convertirse en una lucha política, en la que los Macabeos terminaron aliándose con aquellos que en un principio combatieran.

    * Aristóbulo I (104-103 A.C.) Hijo del precedente.

    * Alejandro Janneo (103-76 A.C.) Hermano del anterior. Casado con Alejandra. Extendió su territorio al norte de Banias, al este hasta gran parte de Transjordania, al desierto de Moab en la costa oeste del Mar Muerto, y a la franja costera hasta el sur de Ascalón. Suprimió brutalmente la oposición de los fariseos, crucificando a centenares de ellos.

    * Alejandra Salomé (76-70 A.C.) Esposa del precedente. Hizo sacerdote a su hijo Hircano, y en el Sanedrín favoreció a los fariseos, por sobre los saduceos.

    * Hircano II (70-67 A.C.) Hijo de Janneo. Hubo de entregar el trono a su hermano Aristóbulo.

    * Aristóbulo II (67-63 A.C.) Hircano y su hermano Aristóbulo se enzarzaron en una lucha que degeneró en una guerra civil, por lo que solicitaron la mediación de Pompeyo. Este general decidió apoyar a Hircano. Así, en el 63 atacó Jerusalén para instalarlo en el poder, pero se perdió gran parte del territorio. Solo se conservaron algunas zonas con una mayoría judía importante. Judea se convirtió en un estado autónomo judío, gobernado por un miembro de la dinastía asmonea. Luego el año 50 Herodes haría envenenar a Aristóbulo.

    * Hircano II (63-40 A.C.) Pompeyo y otras autoridades romanas respetaron en cierta medida la religión judía y la autoridad de los Asmoneos. Pero para limitar la autoridad de Hircano, los romanos le dieron el título de etnarca (jefe del pueblo. Título inferior al de rey, pero superior a tetrarca) y el de sumo sacerdote. Es decir, que tenía potestad para tomar medidas locales, pero no en política exterior. Siendo la verdadera autoridad un idumeo llamado Antípatro, ex aliado de Hircano. Antípatro pronto controló Judea. Habiendo apoyado a Julio César en su lucha contra los egipcios, los romanos lo nombraron procurador, un gobernante que les rendía cuentas directamente a ellos. A su vez, Antípatro nombró gobernadores de Jerusalén y Galilea a sus hijos Fasael y Herodes, respectivamente. Este último llegaría a ser conocido como Herodes el Grande. Eran una familia aristócrata idumea que se había convertido al judaísmo pero que mostraba más lealtad a Roma que a los judíos. Después de que Antípatro muriera envenenado en el año 43, Herodes vio aumentado su poder. El año 57, Aristóbulo y su hijo Alejandro promovieron disturbios, pero son vencidos por Gabino, el gobernador de Siria. Tres años luego, Crasso saquea el Templo. En el 44 se reedifican los muros de Jerusalén.

    * Matatías Antígono (40-37 A.C.) El último
    de los Asmoneos. Aprovechando la confusión existente en Roma debido a
    su guerra civil, el año 40 los partos __un pueblo persa. Enemigos históricos
    de los romanos__, invadieron Siria y Judea, derrocando a Hircano, y matando
    a Fasael. Lo sustituyeron por otro Asmoneo, uno que no se plegara a los designios
    de Roma. Sin embargo, el dominio de la provincia de Judea siguió en manos
    de la dinastía asmonea y Matatías Antígono ocupó
    el trono. Acuñó una moneda, que presenta un candelabro de siete
    brazos (menoráh). Por esto fue condenado a ser decapitado por el emperador
    romano Marco Antonio, finalizando así la dinastía asmonea. Ya
    no habría reyes judíos. Pasarían a gobernar los Herodes
    idumeos.

    * Herodes I el Grande (37-4 A.C.) Cuando los partos invadieron Judea, Herodes decidió huir a Roma. Viendo en él al aliado que buscaban, el Senado romano lo coronó rey de Judea. Para convencer a los romanos de su fidelidad, Herodes encabezó una procesión desde el Senado hasta el Templo de Júpiter, donde ofreció sacrificios a los dioses paganos. Herodes tomó posesión del reino con ayuda del ejército de Roma. De esta forma derrotó a sus adversarios en Judea y tomó el trono. Comenzarían luego las brutales represalias contra todos los que se habían opuesto a él. Para restarle poder a la antigua aristocracia, ordenó mató a 45 miembros del Sanedrín. Paralelamente convirtió Jerusalén en un centro de cultura griega, emprendiendo grandes construcciones. Su primer proyecto fue la fortaleza Antonia al noroeste del Templo. El año 25 reedifica Samaria, y la llama Sebaste. Tres años después comienza a edificar Cesárea. Allí mandó construir un templo dedicado a César, una plaza al estilo romano y un estadio. Traconite, Auranitis, y Batanea se agregan a sus estados. Después reparó los muros y construyó en la colina del sudoeste un palacio fortificado con tres torres, el xystus o plaza abierta para acontecimientos atléticos, un gran puente sobre el Tiropeón, un anfiteatro y un teatro. Herodes llegó a tener un poder absoluto, logrando controlar a su antojo el nombramiento del sumo sacerdote. Así hizo con su cuñado Aristóbulo, el año 35. Sobre todo, el año 20 comenzó a reedificar el que sería el tercer Templo, pese a que no le interesaba para nada la adoración a Dios, sino sus propios intereses políticos. Y en un total irrespeto a la Casa de Dios, colocó un águila de oro sobre la puerta. La cual fue destruida por unos jóvenes piadosos, que lo pagarían con la vida.

    Antes de morir, ordenó la matanza de niños menores de dos años en Belén. Luego de la muerte de Herodes, Roma decretó que el siguiente gobernador de Judea fuera su hijo Arquelao y que otros dos de sus hijos fueran tetrarcas, o príncipes independientes: Antipas sobre las regiones de Galilea y Perea, y Filipo sobre Iturea y Traconite. Si bien en este tiempo, los judíos recibieron mayor autonomía, mantenían divergencias sobre los aspectos clave para acomodarse lo mejor posible a la influencia predominante de la cultura helenística y, a nivel político, sobre cómo hacer frente al mandato romano con sus altos impuestos y el régimen opresor. La presencia de tropas romanas en Jerusalén era lo que menos toleraban. Estando el pueblo judío dividido cada grupo tenía su propio sistema para enfrentarse a Roma.

    El tercer Templo

    Como era de esperarse, el templo de Herodes seguía la estructura básica del de Salomón, pero era mucho más grande que éste y que el de Zorobabel. Sus medidas eran 100 codos de largo, 70 de ancho y 100 de altura. Fue edificado de mármol blanco, muy bien tallado, y de otras piedras de grandes dimensiones, hasta 25 codos de largo, 8 de alto y 12 de espesor, a parecer decorado con plancha de oro fino. Se extendió su plataforma al sur y al este por medio de arcos y pilares. El nivel debajo del pavimento se llama hoy día "los establos de Salomón". Además de que las explanadas en torno al templo se extendieron de manera que las terrazas del templo incluían tres atrios. El primero, accesible a todos, se llamaba "atrio de los gentiles" y quedaba separado del atrio anterior por un borde de piedra en el que aparecían inscripciones en griego y latín que anunciaban la pena de muerte para el gentil incircunciso que se atreviese a traspasar este límite. Al este y al sur el atrio de los gentiles contaba con hermosos pórticos que se llamaban "Pórtico de Salomón" y "Pórtico Real". El atrio interior estaba reservado para los judíos y se dividía en dos partes, el "atrio de las mujeres" y el "atrio de los israelitas". Más adentro quedaba el "atrio de los sacerdotes" con el altar de los holocaustos. Por fin, en la parte más recóndita de esta inmensa estructura, estaba el templo con las tres partes tradicionales: el vestíbulo, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Este Templo propiamente dicho fue concluido una década después, aunque se siguió construyendo los edificios anexos. El Templo se levantaba como una montaña de oro y de nieve. La incidencia en su fachada de los rayos solares ofrecía un cuadro de resplandor que no se podía ver de lo fuerte que era.

    * Arquelao (4 A.C.-6 D.C.) Hijo de Herodes el Grande. Augusto lo nombró etnarca de Judea y Samaria. Fue semejante a su padre en sus actos de crueldad y en su afán de construir, suscitando el odio de todos. En el año 6, Arquelao sofocó una rebelión, encabezada por "el galileo" y los zelotes, mandando a dar muerte a 3.000 personas en el Templo, durante la Pascua. Por esto, una delegación de la aristocracia judía y samaritana lo acusó ante el emperador. Arquelao fue destituido, despojado de sus bienes y desterrado a Viena, en las Galias, donde murió.

    * Herodes Antipas (4 A.C.-39 D.C.) Hermano del anterior, tetrarca de Galilea y de Perea. Siendo instrumento de Satanás, juzgó al Señor Jesucristo e hizo morir a Juan el Bautista.

    * Herodes Felipe II (4 A.C.-34 D.C.) Hijo de Herodes el Grande y de una judía llamada Cleopatra. Tetrarca de los territorios situados al este del curso superior del Jordán y del lago de Genesaret (Gaulanitis, Traconitis, Auranitis, Batanea, Paneas e Iturea). Luego de su muerte, su tetrarquía quedó incorporada a la provincia de Siria.

    * (34-39) Hay un interregno, durante el cual gobiernan los procuradores Poncio Pilato, Marcelo y Marulo.

    * Herodes Agripa I (39-44) Nieto de Herodes el Grande. Su amigo Calígula le confió las tetrarquías de Herodes Felipe II y de Lisanias, junto con el título de rey (año 37). Dos años después, debido a sus intrigas, obtuvo la deposición de Antipas y se quedó con la tetrarquía de Galilea y Perea. Finalmente, el emperador Claudio puso también bajo su dominio los territorios de Judea y Samaria. Así, Agripa reconstruyó en solo tres años un reino casi igual al de su abuelo Herodes. El año 40, tratando de conciliar con los judíos cuando Calígula ordenó que su estatua fuera colocada dentro del Templo, Agripa aplazó el edicto. Construyó la tercera muralla de Jerusalén. Así mismo, para agradar a los fariseos, persiguió a los primeros cristianos, mató al apóstol Jacobo, y quiso también matar a Pedro.

    * (44-50) Hay otro interregno. La autoridad la ejercen los procuradores Cuspio Fado, Tiberio Alehandro y Ventidio Cumano.

    * Herodes Agripa II (50-93) Hijo del anterior. El apóstol Pablo compareció ante él y ante el procurador Porcio Festo. Gobernó sólo en una parte del territorio de su padre. Claudio lo nombró también inspector del Templo de Jerusalén, con derecho de nombrar al sumo sacerdote. Hacia el año 61, Nerón le otorgó nuevos territorios en Galilea y en Perea (Tibaríades, Tariquea, Julias y más). Bajo su reinado se concluyó el Templo. Agripa asistió a la toma de Jerusalén por Tito, luchando a su favor contra los judíos. Durante su reinado, los romanos emitieron la llamada Moneda de la Victoria sobre Judea, donde aparece una figura de pie que representa a Roma triunfante, y otra sentada, que representa a Judea derrotada. También en su tiempo se terminó los anexos del Templo (62-64). Luego de la muerte de Agripa, se extinguió la dinastía herodiana. El reino de Judea sería nuevamente integrado en la provincia de Siria.

    Capítulo XIX

    El Nuevo Israel

    (La Iglesia de Jesucristo)

    DURANTE la época herodiana merecen especial atención algunos eventos, que definitivamente marcarían al pueblo hebreo, en cualquier parte donde se encontrara, y que introduciría un elemento nuevo, que causaría una total reestructuración del término Israel; ya no serían sólo los judíos, sino éstos unidos con los gentiles ordenados por Dios, que desde este momento en adelante serían dichosos merecedores de la misericordia divina. Serían, pues, los romanos testigos de este trascendental suceso. Hasta ellos mismos serían invitados a pertenecer a este singular pueblo, y muchos escucharían el llamado, además de todos lo no-judíos.

    En el año 37 A.C., Egipto cayó en poder del Imperio Romano. Ya para esta época, los egipcios utilizaban el método de censar a la población, como forma de controlarla administrativamente. Así lo hizo el emperador César Augusto. En tiempos de Cirenio, gobernador de Siria, en su primer gobierno, ordenó hacer un censo por todo el imperio. Cada habitante debía registrarse en su ciudad natal. Como José y su esposa María eran de Belén de Judá (antigua Efrata), hubieron de viajar hasta esa ciudad para censarse. Todo era parte del plan de Dios, para que se cumpliera lo profetizado por Miqueas: "Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad." (Miqueas, 5:2). Sobre cuyo sitio estuvo una estrella que serviría de guía a los sabios de Oriente.

    Los Magos de Oriente

    Entre los medos y los persas, se daba el calificativo de magos o sabios a una clase de sacerdotes, sabios, filósofos, etcétera, que se dedicaban al estudio de las ciencias morales y físicas. Y que cultivaban especialmente la astrología y la medicina. Sólo ellos practicaban los ritos religiosos y pretendían comunicar a los hombres las cosas secretas, los acontecimientos futuros y la voluntad de los dioses. Como adquirían así grandes honores e influencias, eran introducidos a las cortes de los reyes, y consultados en todas ocasiones. Acompañaban también los ejércitos en las expediciones guerreras; y se daban tanta importancia a sus consejos y opiniones, que no se hacía nada sin su aprobación. Una clase análoga existió en Babilonia, Egipto, Arabia, y más. El libro de Daniel manifiesta cuán grande era la estimación en que los magos eran tenidos en Babilonia. Como vimos antes, Daniel fue nombrado jefe de ellos; pero la envidia que tenían a su sabiduría y el odio que profesaban a su religión, así como los términos en que se hablaba de ellos, manifiestan que estaban destituidos de la verdadera sabiduría.

    La cautividad de los hebreos más allá del Éufrates había diseminado por el Oriente muchos conocimientos acerca del verdadero Dios, y estos filósofos y astrónomos al buscar la sabiduría han hallado y creído las profecías relativas al Mesías, entre otras la del profeta Balaam, que partió del Oriente y predijo a Cristo como la estrella de Jacob, y la de Daniel, y fueron guiados por Dios a la presencia del niño en Belén.

    Pero Herodes también conocía estas profecías, y avisado por estos sabios orientales de que había nacido un infante que recibiría la realeza, fingió deseos de ir a rendirle adoración, pidiéndoles que lo localizaran y luego regresaran a informarle. Los magos siguieron la guía de la estrella, y así llegaron al pesebre donde había nacido el Mesías Prometido. Con la mayor reverencia le rindieron la adoración debida y le entregaron presentes: oro, incienso y mirra. Y fundamentándose sólo en esto, la religión y la gente aseguran que fueron tres, y hasta nombres les han puesto. Pero las Escrituras no aseguran esto. Es una doctrina inválida. Quizá fueron más o menos, y cada uno de ellos llevó estas tres ofrendas, vaya usted a saber. Cuando los magos se retiraron, un ángel les avisó que regresaran por otro camino, lo cual hicieron. De esta forma, Herodes no pudo saber el sitio donde estaba el Mesías.

    Pasado el tiempo (unos dos años), como Herodes no recibió el aviso que esperaba, temiendo perder su trono ordenó el exterminio de todos los niños menores de dos años que vivían en Belén, como en sus contornos, matanza esta que se conoce como la "Degollación de los Inocentes", ya predicha por Jeremías "Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos, y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron." (Jeremías, 31:15). Pero poco antes de esto, un ángel avisó a José, que salieran de la ciudad con dirección a Egipto. Así lo hicieron y Herodes no pudo matar al niño.

    Juan el Bautista (el Precursor)

    Hijo de Zacarías y Elizabeth, ambos de linaje sacerdotal. No apareció por casualidad. Su ministerio ya había sido predicho por Isaías, y por el último profeta del Antiguo Testamento: "He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos." (Malaquías, 3:1). Noble de carácter y preeminente por su gran misión como el Precursor de Nuestro Señor Jesucristo. Vivió en el desierto como un nazareo (consagrado a Dios); inició su ministerio el decimoquinto año del gobierno del emperador Tiberio César. Predicó el bautismo del arrepentimiento en preparación de la venida del Salvador. Tuvo el gran privilegio de bautizarlo, en cumplimiento de toda justicia. Luego Juan continuó el ejercicio de su ministerio. Pasado un año fue aprisionado por Herodes, en el castillo de Machaerus, al este de la cabeza del Mar Muerto.

    Herodes sentía temor de Juan por su gran influjo sobre el pueblo. Pero Herodes vio danzar a la lasciva Salomé y se prendó de ella, ofreciéndole lo que pidiera. Esta era hija de Herodías, la cual estaba casada con su tío paterno Filipo, tetrarca de Traconite, y después de su muerte, con Aristóbulo, rey de Caocis, biznieto de Herodes el Grande. Salomé (aconsejada por su madre) le pidió la cabeza del profeta sobre un plato, pues estaba encolerizada con él, con motivo de la severa censura que hizo de la unión adúltera e incestuosa que vivía con Herodes. El cual para complacerla, mandó a decapitar al profeta, y traer su cabeza en una bandeja de plata. Los restos de Juan fueron sepultados por sus discípulos con honor y gran llanto. Fue en este momento cuando sucedió el milagro de la resurrección de un cadáver. Todo esto poco antes de la Pascua; un año antes de la muerte y posterior resurrección del Señor Jesucristo.

    El Mesías Prometido

    Apareció conforme se profetizó sobre él: que nacería de la tribu de Judá, que sería de la familia real de David; que nacería de una mujer virgen; que sería llamado de Egipto; traicionado por 30 piezas de plata; sometido a juicio y condenado; que echarían suertes sobre su túnica; enterrado con los ricos; resucitado al tercer día. 1 en Génesis, 1 en Éxodo, 10 en los Salmos, 13 de Isaías, 1 de Oseas, 1 de Jonás, 2 de Miqueas, 3 de Zacarías. De acuerdo a lo predicho de él, nació en Belén de Judea, por el año 3 ó 4 A.C. Al ser presentado en el Templo, la profetiza Ana reconoció al niño como el Mesías esperado. Tres décadas después, tal como estaba profetizado el Mesías entró en Jerusalén sobre un asno: "Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna." (Zacarías, 9:9). Pero por supuesto que los judíos no lo aceptaron como tal. Esto por dos razones: una, por su dureza de corazón, y la otra porque la concepción que tenían del Mesías era la de un poderoso guerrero que los libraría del yugo extranjero que sufrían. Y en realidad el Mesías venía a libertarlos, pero no de los romanos sino del pecado.

    El Juicio

    La crucifixión como pena capital fue aplicada en un principio por los cartaginenses. Los romanos la adoptaron y la introdujeron en su imperio. Aplicada en principio a los esclavos y prisioneros de guerra, con el tiempo su uso se haría más general. Existían tres tipos de cruz: la romana, en forma de "T" y en forma de "X". La crucifixión contenía en sí tres penas en una. Además de que el reo debía llevar el travesaño de la cruz hasta el sitio de ejecución (por lo general en las afueras de los pueblos). Allí comenzaba la primera parte de la pena: el reo era azotado para evitar su resistencia y hacer más cruel su suplicio. Los azotaban con látigos o correas de cuero, lo que se consideraba como más severo e infamante que azotarlos con cuerdas. Venía luego la crucifixión propiamente dicha. Por lo general, el reo era clavado y atado al madero. Otras veces sólo era atado con cuerdas, lo cual era peor, puesto que su muerte se retrasaba. Después (en un gesto de misericordia) algunos soldados le daban a beber una pócima de opio, para mitigarle el dolor, y por último, para acelerar su muerte también les descoyuntaban las piernas con una barra de hierro. Algunos reos morían hasta pasado una semana.

    Como se dijo antes, el Sanedrín era el más alto tribunal judío durante las dominaciones griega y romana, que perdería su autoridad en época de los romanos. En el tiempo que estudiamos, su autoridad se restringía a Judea, y no podían aplicar la pena capital. Razón esta por la que llevaron ante los romanos al Señor Jesucristo, para que ellos lo sentenciaran a muerte, como eran sus designios.

    El juicio fue hecho por Herodes Antipas, y por Poncio Pilato, quinto
    procurador o gobernador de Judea (26-36). Los acusantes fueron los sumos sacerdotes
    Anás y Caifás. Para agradar a los judíos, Pilato lo condenó
    a sufrir muerte de cruz, quienes con esto añadirían mayor castigo
    eterno para sus infelices almas. Ciertamente todo lo acontecido no era sino
    el cumplimiento de las profecías de la antigüedad, pero ¡ay!
    de aquellos que participaron: "A la verdad el Hijo del Hombre va, según
    está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el
    Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido
    ."
    (Mateo, 26:24)

    Los Doce Apóstoles

    La palabra Apóstol significa enviado o mensajero. Los apóstoles del Señor Jesucristo eran hombres sencillos, sin instrucción, iletrados, escogidos de entre el pueblo común, y guardadores de la Ley, que se ocupaban de la pesca. Fueron elegidos personalmente por el Señor, y desde ese momento pasarían a ser "pescadores de hombres". Fueron sus principales discípulos, testigos oculares de su gloria, a quienes El invistió de autoridad, los empapó de su Espíritu, los instruyó particularmente con sus doctrinas y servicios, y los comisionó para levantar el edificio espiritual de su iglesia. Los apóstoles serían doce, correspondientes a las doce tribus, de los cuales, conforme estaba predicho siglos antes, uno traicionaría a su Maestro: "Aun el hombre de mi paz, en quien yo confiaba, el que de mi pan comía, alzó contra mí el calcañar." (Salmos, 41:9)

    Estaban bajo un pie de entera igualdad, no pretendiendo ninguno tener autoridad o primacía sobre los demás. Los apóstoles se entregaron a su labor con tal fe y amor, que todos, excepto uno, murieron de forma cruel. Estuvieron junto al Mesías luego de su resurrección, y cuando fueron investido con su Espíritu. Fueron éstos: Simón Pedro; Andrés, su hermano; Santiago "el mayor"; Juan, su hermano; Felipe; Bartolomé; Tomás; Mateo o Leví; Simón "el fanático"; Lebeo, apellidado Tadeo, o Judas; Santiago "el menor"; Judas Iscariote (éste último fue sustituido por Matías).

    * Simón Pedro: Natural de Betsaida, en Galilea. Pescador de profesión. Hijo de Jonás y hermano de Andrés, y por cuyo consejo se presentó al Señor Jesucristo. Llegando a ser uno de sus más allegados. Conocido con el sobrenombre de Bar Jona. El Señor lo llamo Cefas. Predicó el Evangelio en Palestina, Antioquia y Roma. El apóstol Pedro es autor de las dos epístolas que llevan su nombre. Fue crucificado en Roma por el año 67, durante la persecución de Nerón. Por petición propia el apóstol fue clavado en la cruz con la cabeza hacia abajo, pues consideró que "no era digno de morir como su Maestro".

    * Andrés: Hermano de Simón Pedro, vivió en Capernaum, donde trabajó como pescador junto con su padre y su hermano. Andrés fue el primero de quienes siguieron al Salvador, llevado a sus pies por Juan el Bautista. Su primer paso fue llevar a su hermano Simón hasta el Señor. Predicó en Grecia, y quizá en Tracia y Sitia. Fue crucificado en la ciudad griega de Patrás, en una cruz en forma de "X".

    * Jacobo o Santiago "el mayor: Hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano mayor del apóstol Juan. También fue pescador, y llegó a ser uno de los más íntimos del Maestro. Estuvo con El en ocasión de la transfiguración y en Getsemaní. Juntamente con Juan fue apellidado Boanerges. Predicó en Hispania. Martirizado en tiempos de Herodes Agripa, quien lo mandó a decapitar para agradar a los judíos.

    * Juan: Hermano de Santiago, natural de Galilea. Era pescador. Fue convencido por Juan el Bautista. Siendo luego uno de los más amados por el Maestro (juntamente con Pedro y Santiago). Es conocido como "el apóstol del amor", debido a su carácter apacible y ecuánime. Por no renegar de su fe, estuvo exiliado en la isla de Patmos. Al apóstol Juan se le atribuye la paternidad del cuarto evangelio, de tres epístolas y del Apocalipsis. Libro este último de contenido profético. Luego de esto recuperó su libertad, y murió en el año 100 en Éfeso, en el tercer año del reinado de Trajano. Y ya no habrían profecías escritas, sino habladas; clamadas en las iglesias.

    * Felipe: Nativo de Betsaida, al igual que Andrés y Pedro, fue discípulo de Juan el Bautista. Llevó ante Jesús a su amigo Natanael. Jesús probó su fe antes de alimentar a más de 5.000 personas. El apóstol Felipe también llevó ante el Señor a unos griegos. Predicó en Frigia (Turquía). Murió crucificado en Hierápolis.

    * Bartolomé: Llamado también Natanael. Hijo de Talmai. Evangelizó la Arabia, y después pasó a la Laconia, cuya capital era Esparta. Un hermano de Polimer, rey de Armenia, que presuntamente se había convertido, lo atrajo engañosamente y apresándolo lo hizo desollar vivo.

    * Tomás: Llamado luego Dídimo, por su incredulidad cuando supo que el Señor Jesucristo había resucitado. Evangelizó Partia, Persia y la India.

    * Mateo o Leví: Hijo de Alfeo. Era recaudador de impuestos (publicano). El Señor mismo lo llamó al apostolado, y Mateo ofreció una fiesta en honor a su Salvador. Ejerció su ministerio de evangelista en Palestina, Etiopía y Persia, donde moriría mártir.

    * Simón: llamado "el cananeo", "el celote" o "el celador", esto por pertenecer a los celotes, ardientes defensores de la Ley Mosaica y de su ritual. Junto con Judas fue martirizado en la ciudad persa de Suamir.

    * Judas: cordial. Llamado así mismo Lebeo o Tadeo. Hijo de Alfeo y de María, y hermano de Santiago "el menor". Judas Tadeo escribió la epístola que lleva su nombre.

    * Santiago "el menor": Hijo de otro Alfeo. El año 62 sufrió el martirio a la edad de 120 años, en tiempos de Trajano, por orden del sumo sacerdote judío Anás II. A su muerte, en el pastorado de Jerusalén, lo sucedería Jacobo, uno de los hermanos del Señor.

    * Judas Iscariote: Hijo de Simón Iscariote. Recibió la administración del tesoro del grupo apostólico, pero como era codicioso, sustraía dinero ilícitamente. El Señor lo sabía pero nunca le dijo nada en espera de que se arrepintiera de su pecado. Finalmente, de acuerdo a la profecía, Judas Iscariote entregó al Maestro por el cobro de 30 monedas de plata: "Y les dije: Si os parece bien, dame mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata." (Zacarías, 11:12). No resistiendo el cargo de conciencia, se suicidó ahorcándose. Poco después fue sustituido.

    * Matías: Fue discípulo permanente del Maestro desde el comienzo de su ministerio. Luego del suicidio de Judas, fue elegido para ocupar su lugar en el ministerio apostólico. Evangelizó Capadocia. Murió martirizado.

    Luego de la ascensión del Señor Jesucristo, los para entonces 120 seguidores suyos se reunieron en el mismo aposento alto donde el Maestro celebró la cena. Siendo su madre María una de los presentes. Allí el Señor derramó sobre ellos el Espíritu Santo, comenzando todos a hablar en otras lenguas (humanas y angelicales), maravillando con esto a los incrédulos que los oían hablar. Tal como lo había profetizado Joel. Este portento de hablar en lenguas extrañas quedaría como sello del bautismo del Espíritu de Dios. De esta manera, los apóstoles comenzaron a anunciar el Mensaje, añadiendo el Salvador a los que estaban ordenados para vida eterna. Formándose así el edificio espiritual de su Iglesia 1.

    El Espíritu Santo de Jehová de los ejércitos establecería luego nuevos apóstoles, que juntamente con los doce primeros esparcirían el Evangelio por toda la amplitud del planeta.

    * Pablo: Su nombre era Saulo de Tarso. En principio fue un acérrimo perseguidor de los evangélicos, hasta su conversión, camino a Damasco. El Señor lo hirió con una ceguera, de la cual lo curó por medio de la intersección de Ananías. Luego Pablo sería conocido como "el apóstol de los gentiles". Su ministerio se articuló en torno a tres grandes viajes (46-48, 49-52 y 53-58), durante los cuales visitó Chipre, Asia Menor, Macedonia y Grecia, estableciendo iglesias en las ciudades más importantes. En 58, al final de su tercer viaje, el apóstol fue detenido a instigación de las autoridades judías. Como ciudadano romano fue conducido ante el tribunal del emperador y enviado a Roma, donde pasó dos años preso en una casa, y posteriormente dos años más en libertad vigilada. Escribió 14 Epístolas, dirigidas a las iglesias fundadas por él: A los romanos, a los corintios (2), a los gálatas, a los efesios, a los filipenses, a los colosenses, a los tesalonicenses (2), a Timoteo (2), a Tito, a Filemón y a los hebreos. Fue crucificado allí en Roma, entre el año 67.

    * Bernabé: Levita, natural de Chipre. Habiendo oído el Mensaje, aceptó al Señor como su Salvador, y vendió una heredad que poseía y entregó lo de la venta a los apóstoles. Fue uno de los primeros amigos y colaboradores de Pablo, al cual introdujo entre los demás apóstoles, y junto al cual trabajó en la predicación del Evangelio en Antioquia y en el primer viaje misionero de Pablo. De acuerdo con la voluntad divina, se separaron en el segundo viaje, continuando Bernabé su labor con su sobrino Marcos. En sus epístolas, Pablo elogia a Bernabé como un verdadero varón de Dios.

    * Silas: Este nombre es una contracción de Silvano (guardabosque). Fue comisionado por Judas Barsabás para acompañar a Pablo y a Bernabé a Antioquía, para llevar el decreto del concilio de Jerusalén (49-50), acerca de las obligaciones que tenían los gentiles convertidos, con respecto a la Ley de Moisés. Silas también era profeta, pasó algún tiempo predicando en Antioquia. Luego de la separación de Pablo y Bernabé, Silas acompañó a Pablo (año 51), en su segundo viaje misionero por las provincias de Asia occidental, y su primera visita a Europa. Silas estuvo preso con Pablo en Filipos, y, según parece, fue ciudadano romano. Después de permanecer algún tiempo en Tesalónica, se separó de Pablo en Berea, pero volvió a reunírsele en Corinto. Es probable que regresara con Pablo a Siria. Durante los 18 meses que estuvo Pablo en Corinto, éste envió dos epístolas a los tesalonicenses (años 52-53), en el encabezado de las cuales se halla inserto el nombre de Silvano, y en una carta a los corintios (año 57), hace mención de los trabajos de Silvano entre ellos. Se supone que este coadjutor de Pablo es el mismo a quien Pedro recomienda como "un fiel hermano", y por cuyo conducto envió una epístola a los judíos cristianos del Asia Menor.

    Los evangelistas escritores

    Estos serían quienes escribirían la vida, padecimiento, muerte y resurrección del Salvador. Fueron éstos: Mateo, Marcos, Lucas y Juan, quienes escribirían los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento. Luego, otros fueron llamados para este ministerio de evangelistas (no escritores) que pronto serían repudiados por los gobernantes de turno, quienes iniciarían contra ellos cruentas persecuciones que se prolongaron por siglos; pero que antes que silenciarlos solo sirvieron para que el Evangelio de Cristo se propagara, tal como estaba ya predicho por el Señor mismo: "pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra." (Hechos, 1:8)

    * Mateo: Apóstol y evangelista. Judío de religión, y publicano de profesión. Los otros evangelistas lo llaman simplemente Leví, pues era su nombre judío. Estuvo con su Maestro después de la resurrección, y con los otros apóstoles después de la ascensión. Ocho años después escribió el primer libro del Nuevo Testamento.

    * Marcos: Fue el compañero de Pablo y Bernabé en el viaje que estos hicieron por Chipre, y hasta llegar a Perga en Panfilia, punto en el cual los dejó y regresó a Jerusalén, para desagrado de Pablo. Con todo, trabajó fielmente con Bernabé en Chipre. También acompañó después a Pedro a Babilonia. Como era hijo de aquella María en cuya casa en Jerusalén acostumbraban reunirse los apóstoles, la tradición le atribuye la fundación de la iglesia de Alejandría en Egipto, y asegura que los venecianos se apoderaron de sus restos, y los llevaron a Venecia, ciudad que lo tiene como su santo patrono.

    * Lucas: Es autor del libro que lleva su nombre y de los Hechos de los Apóstoles, habiendo sido amigo y compañero de Pablo en la mayor parte de los viajes bosquejados en este último libro. Estuvo con Pablo en Troas, durante su primera expedición por Macedonia. Después de llegar a Filipos, sucede un intervalo de separación; pero se juntan de nuevo en ese lugar, cuando Pablo se embarca allí para Jerusalén, y desde entonces sigue trabajando con él en sus predicaciones, viajes y sufrimientos, hasta el fin de la prisión de éste en Roma. Fue útil a la iglesia por su instrucción, juicio y fidelidad. Murió hacia el 70, antes de la caída de la ciudad.

    * Juan: Apóstol y evangelista. En compañía de Pedro siguió al Señor cuando fue aprehendido. Estando confinado en la isla de Patmos, Juan escribió el Apocalipsis y sus epístolas por el año 96. Fue el último apóstol y evangelista que sobrevivió a los otros.

    Epístolas judeo-cristianas

    La correspondencia epistolar parece haberse usado poco entre los antiguos hebreos, mencionándose sólo unas cuantas cartas en el Antiguo Testamento. La carta tenía generalmente la forma de un rollo, y estaba pegada a la última vuelta. Estaban selladas, y algunas veces envueltas en una cubierta o en un saco de materiales costosos y muy lleno de adornos.

    El término epístola se aplica especialmente a las cartas inspiradas del Nuevo Testamento, escritas por los apóstoles en varias ocasiones, para aprobar, condenar o dirigir la conducta de las iglesias evangélicas. De los libros del Nuevo Testamento, 21 son epístolas: 14 de ellas fueron escritas por Pablo, 1 por Santiago, 2 por Pedro, 3 por Juan y 1 por Judas, dirigidas a los seguidores del Nuevo Pacto. Las epístolas dirigidas a los judíos dispersos, por Juan y Santiago, por Pedro y Judas, son muy diferentes en su estilo y aplicación, de las escritas por Pablo a los gentiles; y las de Pablo contienen sin duda expresiones y aluden a hechos con que tenían más familiaridad los lectores originales, que los de los siglos posteriores.

    Estas cartas sagradas se han dividido en epístolas paulinas y epístolas generales.

    A los Romanos (escrita en Corinto, el año 56)

    Primera a los Corintios (escrita en Éfeso, el año 54)

    Segunda a los Corintios (redactada en Filipos, el año 55)

    A los Gálatas (redactada en Corinto, el año 56)

    A los Efesios (escrita en Roma, el año 60)

    A los Filipenses (escrita en Roma, el año 61)

    A los Colosenses (redactada en Roma, el año 60)

    Primera a los Tesalonicenses (redactada en Corinto, el año 51)

    Segunda a los Tesalonicenses (escrita en Corinto, el año 51)

    Primera a Timoteo (escrita en Roma, el año 60 ó 61)

    Segunda a Timoteo (redactada en Roma, el año 64)

    A Tito (redactada en Roma, el año 60 ö 61)

    A Filemón (escrita en Roma, el año 60)

    A los Hebreos (escrita antes del año 70)

    Epístola de Santiago (redactada antes del año 62)

    Primera de Pedro (redactada el año 63)

    Segunda de Pedro (escrita el año 64)

    Primera de Juan (escrita el año 90)

    Segunda de Juan (redactada el año 90)

    Tercera de Juan (redactada el año 90)

    Epístola de Judas (escrita el año 66)

    De estas son tenidas como universales las de Santiago, Pedro, Juan y Judas. Las pastorales son las dos cartas a Timoteo y la de Tito. Así mismo, las escritas en Roma son conocidas como las "epístolas de la prisión". Si bien todas estas epístolas trataban sobre diferentes problemas doctrinales presentes en las congregaciones a las que se enviaron, con el indetenible avance de la apostasía el contenido de estas epístolas tiene aplicación universal.

    Las persecuciones contra los evangélicos

    El Pacto de la Gracia, que venía a sustituir el Pacto de la Ley, no sólo fue rechazado por los precarios judaizantes, despreciando con esto a quienes creían en las promesas hechas por el Señor Jesucristo, sino que también este movimiento fue rechazado por el Senado romano, quien por orden del emperador desataría cruentas persecuciones contra los evangélicos, que se prolongarían por más de tres siglos. Pero esto también fue predicho a sus discípulos por el Señor Jesucristo, dándoles aliento y confianza: "y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá. Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas." (Lucas, 21:17-19)

    Una vez que los apóstoles y quienes seguían sus enseñanzas supieron de su resurrección al tercer día, la fe en las palabras del Maestro cobró relevancia, manifestándose en ellos una potente fe, que los hizo pregonar la doctrina del nuevo Pacto, pese a la oposición de mucha gente. El primer mártir sería Esteban, uno de los siete diáconos de la iglesia apostólica de Jerusalén. Fue lapidado por orden del Sanedrín.

    En la historia de la Iglesia de Cristo, se conoce como ciclo de las persecuciones el período en que ella fue encarnizadamente perseguida por la crueldad de los emperadores romanos, quienes castigaban con la confiscación de bienes y variados y atroces suplicios a todo aquel que, acusado de cristiano, no renegaba de su fe. Este ciclo se inicia en el año 64 con la persecución de Domicio Claudio Nerón, y __en teoría__, culmina con la promulgación del célebre Edicto de Milán, a principios del año 313, por el cual Constantino el Grande, con su cuñado y aliado Licinio Liciniano, concedía la paz a la Iglesia, otorgando a todos la libertad religiosa, y a los cristianos (¿la restitución de todos los bienes confiscados por sus antecesores?). Y a despecho de lo que algunos historiadores piensan, este ciclo no concluye en el 323 con la ejecución de los 40 soldados cristianos, sacrificados en Armenia por Licinio. Ciertamente el 18 de septiembre de ese mismo año perdía Liciniano la batalla de Crisópolis en guerra contra Constantino, derrota fatal para el primero. Perdió su cetro y al año siguiente la vida, quedando Constantino como único señor del Imperio. No obstante a este edicto, las persecuciones concluyeron definitivamente (al menos en cuanto al edicto) con la muerte del emperador Flavio Claudio Juliano, el Apóstata, en 363. Aún siendo más, se acostumbra sólo a considerar diez persecuciones: las de Nerón (64), Tito Domiciano (81), Ulpio Trajano (98), Marco Aurelio (161), Séptimio Severo (197), Maximino (235), Cayo Decio (250), Galo (252), Aureliano (257) y Jovio Diocleciano (303). Fueron siglos de persecuciones, donde cada uno de los emperadores los acusaba de los males del imperio.

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