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Portafolio: herramienta de formación y evaluación de competencias




Enviado por Mabel Toral Paredes



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Apartado Conceptual
  4. Apartado Técnico
  5. Estilos de portafolio
  6. Desventajas
  7. Conclusiones
  8. Referencias

Resumen

Ante múltiples acepciones, el presente trabajo describe el portafolio del estudiante como una herramienta para la enseñanza, aprendizaje, desarrollo y evaluación de competencias en la búsqueda de una formación integral. Para apoyar su puesta en práctica se presentan definiciones clave en el apartado conceptual; a su vez se describen sus componentes fundamentales, sus fases de elaboración desde la perspectiva del estudiante y del profesor, las variedades de estilos y sus desventajas en el apartado técnico. Finalmente presenta sugerencias y preguntas guía de los expertos.

Palabras Clave: Portafolio del estudiante, Formación, Evaluación, Competencias.

Abstract

In view of the variety of definitions, this text describes de student"s portfolio as a tool to teach, learn, develop and evaluate competencies. To support its implementation some key definitions are presented in the conceptual section; similarly, a description of its fundamental components, its building stages from the student"s and the teacher"s perspective, its different styles as well as its disadvantages are presented in the technical section. Finally, we can read some tips and guide questions from the experts.

Keywords: Student"s portfolio, Formation, Evaluation, Competencies.

Introducción

Ante una sociedad en constante y acelerada transformación, los docentes necesitamos manejar herramientas que nos permitan mejorar nuestras actuaciones e incidir en nuestros estudiantes de maneras más vitales y significativas.

Para Barberá (2005) una sociedad basada en la economía de servicios demanda adecuaciones educativas que posibiliten el desarrollo de habilidades de alto nivel, el aprendizaje a lo largo de la vida y flexibilidad ante situaciones cambiantes. Con la intención de apoyar tal conocimiento flexible de tipo condicional distingue un notable aumento del uso del portafolio.

De manera similar, Moreno-Crespo, López y Cruz (2014) nos indican que a nivel mundial, los sistemas educativos se encuentran en proceso de renovación pues en general, se desea un alumno activo, protagonista y responsable de su propio aprendizaje. Se tiene una visión integral del aprendizaje donde se conjuguen un conjunto de competencias deseadas. Es por ello que se requieren herramientas que permitan equilibrar teoría y práctica, así como desarrollar y evaluar competencias. Los autores consideran que una de estas herramientas que se ha adaptado a las nuevas tecnologías es el portafolio.

De lo anterior se hace evidente que el portafolio es una herramienta de enseñanza, aprendizaje y evaluación con un enorme potencial para satisfacer las exigencias educativas actuales.

Sin embargo, de acuerdo a Prendes y Sánchez (2008) el concepto de portafolio es confuso pues toma sentido según el lugar donde nos encontremos. Díaz y Hernández (2010) enfatizan las diferentes acepciones que se pueden tener del portafolio dependiendo de la visión personal de la enseñanza y Barberá (2005) añade que existen tantas definiciones y desarrollos del portafolio como bibliografía a consultar. Por consiguiente, el propósito de este trabajo es apoyar el uso del portafolio como herramienta de formación y evaluación del estudiante desde la perspectiva de las competencias.

Zabalza (2012) señala tres momentos en el proceso de integración de innovaciones educativas por parte del profesorado: primero hace falta la claridad ideológica y conceptual, después entender cómo se llevaran a cabo, es decir, la fase técnica de la construcción de la propuesta y finalmente la modulación de las actitudes, la voluntad de acción y renovación necesaria para la puesta en práctica.

Este artículo se enfoca en el uso educativo del portafolio por parte del estudiante y presenta un apartado conceptual y un apartado técnico con la intención de respaldar las fases respectivas presentadas por Zabalza.

Apartado Conceptual

Partimos de las siguientes definiciones pues nos proporcionan una visión humanista de las competencias y facilitan su aplicación práctica en nuestra búsqueda de una formación integral.

De acuerdo a Perrenoud (2004), las competencias movilizan, integran y orquestan conocimientos, habilidades y actitudes para hacer frente a un tipo de situaciones. Para ejercer las competencias hacen falta operaciones mentales complejas y para crearlas hace falta que el practicante enfrente una serie de situaciones de trabajo.

Desde la socioformación, Tobón (2013a) define las competencias como actuaciones integrales para identificar, interpretar, argumentar y resolver problemas del contexto con idoneidad, ética y mejoramiento continuo, articulando diferentes saberes (saber ser, saber convivir, saber hacer y saber conocer) con el manejo de las situaciones externas del contexto, asumiendo los cambios y la incertidumbre con autonomía y creatividad.

Siguiendo la línea de la socioformación, evaluar es el proceso de retroalimentar a los estudiantes buscando un mayor nivel de desempeño a través de las evidencias, es entonces un proceso de formación de competencias en un marco de resolución de problemas, trabajo colaborativo y mejoramiento continuo por medio de la reflexión (Tobón, 2014) por tanto se hace necesarias "metodologías que posibiliten un análisis continuo del aprendizaje con base en criterios, evidencias y niveles de dominio" (Tobón, 2013a, p.321)

En cuanto al portafolio, de sus orígenes en el campo profesional de diseñadores, fotógrafos y médicos hasta su salto a la educación en la década de los 1970, este surge como un elemento innovador ante métodos demasiado cuantitativos y su uso se extiende hasta ahora como estrategia de evaluación y herramienta que atiende los procesos de construcción del conocimiento. El portafolio es considerado un instrumento tanto para la formación como para la evaluación desde la visión del profesor y también del estudiante. No es una mera recopilación de trabajos, sino que incluye una narrativa reflexiva que permite la comprensión del proceso de enseñanza o aprendizaje y puede facilitar la evaluación. (Prendes y Sánchez, 2008)

Tobón (2013b) también advierte sobre el uso del portafolio como simple contenedor de documentos y Barberá (2005) expresa que no es un álbum o inventario de todo el trabajo hecho durante un periodo de tiempo. A continuación se presenta la siguiente figura para describir esta herramienta.

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Figura 1. Descripción del portafolio como herramienta de formación y evaluación de competencias. Elaboración propia con base en Tobón (2013b).

El portafolio facilita la revisión de evidencias y documenta el proceso de mejoramiento continuo, otorga al estudiante el rol protagónico pues le permite la toma de decisiones, lo motiva a generar evidencias de mayor calidad y lo hace consiente de su propio proceso formativo. Asimismo, reta al estudiante a cumplir ciertos criterios, desarrolla y fortalece sus habilidades de obtención, procesamiento, sistematización, análisis, valoración, aplicación y comunicación de información. (Tobón, 2013b)

El portafolio no es sólo un instrumento sino un sistema de enseñanza, aprendizaje y evaluación, pues puede contener otros instrumentos y recursos coordinándolos de manera idiosincrática. Los alumnos deben evidenciar la gama de competencias adquiridas según los objetivos de aprendizaje y criterios preestablecidos. Ofrece una imagen continua de la progresión del aprendizaje, demuestra al propio alumno y al profesor el momento del proceso individual donde se encuentra. Sus fundamentos son la mejora progresiva, el dialogo crítico, la argumentación y la flexibilidad cognitiva. (Barberá, 2005)

Apartado Técnico

Componentes del portafolio.

El portafolio es un texto narrado sobre un área curricular (matemáticas, lengua, ciencias sociales, arte, etc.) o un tema más específico (ecología, composición escrita, educación para la salud, etc.). La estructura formal de un portafolio es versátil y depende de las metas educativas marcadas; sin embargo, se distinguen los siguientes apartados fundamentales: (Barberá, 2005)

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Figura 2. Componentes del portafolio. Elaboración propia con base en Barberá (2005).

Fases de elaboración del portafolio desde la perspectiva del estudiante

Con cierto consenso se distinguen las siguientes fases del desarrollo de un portafolio.

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Figura 3. Fases de elaboración del portafolio desde la perspectiva del estudiante. Elaboración propia con base en Barberá (2005).

Fases de elaboración del portafolio desde la perspectiva del docente.

A continuación se presentan las recomendaciones para trabajar el portafolio de acuerdo al programa Valora como lo presenta Tobón (2013b).

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Tabla 1. Fases de elaboración del portafolio desde la perspectiva del docente. Elaboración propia con base en Tobón (2013b).

Estilos de portafolio

Existen muchas formas de materializar el portafolio en función
de diferentes criterios, propósitos y audiencias. Encontramos los totalmente
cerrados al criterio del profesor pero que conservan las características
básicas, los que plantean preguntas con respuestas prediseñadas,
los centrados en el producto final, los que muestran avances detallados del
proceso formativo, los que pueden modificar su propuesta inicial para adaptarse
a intereses y necesidades individuales, hasta los que son elaborados mayormente
por los alumnos con sólo guías básicas de construcción.
Además, pueden tener diferentes énfasis, como es la revisión
de procesos específicos, la búsqueda autónoma de información,
o la parte más creativa de un área. (Barberá, 2005)

Desventajas

Sin negar el enorme potencial del portafolio, es necesario hablar de sus desventajas para prevenir problemas en su puesta en práctica.

Barberá (2005) menciona las siguientes:

  • 1. El momento inicial de la puesta en práctica es difícil y requiere de gran inversión de tiempo y esfuerzo.

  • 2. De entrada los estudiantes no entienden el concepto en su profundidad.

  • 3. Algunos profesores no se sienten seguros en cuanto a las demandas y los productos.

  • 4. Se dan desacuerdos entre profesores sobre la confección de criterios conjuntos y su aplicación homogénea.

En su implementación de la evaluación por portafolio en la enseñanza de inglés a nivel secundaria, Czura (2013) observa que para contribuir al desarrollo de la autonomía en aprendices adolescentes, no es suficiente un solo procedimiento pedagógico. Sus resultados sugieren un impacto positivo en la habilidad de seleccionar e implementar recursos relevantes, pero un efecto negativo en la habilidad de establecer sus propios objetivos de aprendizaje. Emergieron ciertas conductas autónomas, pero no se transfirieron a otras áreas. Puesto que fue opcional, los estudiantes no utilizaron los instrumentos de autoevaluación

Algunos alumnos se quejaron por el tiempo adicional requerido, tener que cargar el archivo a la escuela y tener que elegir sin ayuda las actividades adicionales, hubo falta de disposición hacia el trabajo adicional. Estos alumnos no aceptaron el portafolio como un método valioso para verificar sus logros y no quieren usarlo en el futuro.

Los alumnos que eran nuevos a este método no comprendieron los objetivos ni la estructura y no fueron conscientes del valor agregado. Quienes apreciaron el método pudieron ver la posibilidad de mejorar con actividades extras y con criterios de evaluación claros.

Conclusiones

El cometido del presente trabajo ha sido presentar una visión del portafolio como una herramienta de formación y evaluación de competencias, así como apoyar su integración a la práctica docente por medio del apartado conceptual y el técnico. Sin embargo, el establecer cómo va a ser nuestra puesta en práctica no es una tarea que podamos abordar con unos cuantos pasos sencillos de seguir.

Será necesario un profundo proceso de reflexión sobre nuestros objetivos y contexto, que incluyen aspectos como la edad, actitud, conocimientos previos y número de estudiantes así como las metas y lineamientos institucionales. En especial para los docentes primerizos en estas prácticas es recomendable ir de menos a más para no verse expuesto a situaciones conflictivas o una carga de trabajo demasiado difícil de manejar.

Al concluir su implementación Czura (2013) llega a las siguientes conclusiones:

  • Se sugiere involucrar a los padres

  • Hace falta un entrenamiento en reflexiones sobre el propio desempeño o proceso de aprendizaje

  • La presentación inicial de autoevaluación no fue suficiente

  • Se requiere mayor presentación de premisas, énfasis en aspectos prácticos y posibles ganancias

  • Posiblemente habrá mayor compromiso si los alumnos reciben retroalimentación directa oral y comentarios escritos en cada apartado

  • Es necesario promover el aprender a aprender en otras clases, actividades escolares y en casa

  • Hace falta que los profesores estén preparados para dar cierta autoridad a los estudiantes y los estudiantes necesitan usar esos privilegios de manera juiciosa.

Barberá (2005) nos brinda los siguientes consejos:

  • Seleccionar los aspectos estrictamente necesarios, el portafolio debe ahorrar tiempo al profesor.

  • Invertir en la orientación inicial para prevenir imprevistos, utilizarlos en más de una asignatura y por más de un profesor.

  • Establecer normas claras de elaboración y funcionamiento. Por ejemplo, momentos de revisión conjunta, establecer apartados optativos o a realizar en grupo, involucrar a los padres.

  • Diversificar materiales a incluir y procedimientos de evaluación en el mismo portafolio.

  • Establecer fechas continuas de selección de muestras.

Czura (2013) nos advierte de prácticas que provocan que el portafolio pierda su valor formativo como es la aplicación centrada en el maestro en vez de en el aprendizaje auto-reflexivo, y tratar al portafolio como medio de control externo dirigido a gradar y enfatizar el producto, no el proceso de aprendizaje.

Ante la flexibilidad en el uso del portafolio, es indudable que nuestra interpretación y puesta en práctica de esta herramienta reflejará nuestra visión personal de la enseñanza. Por lo anterior y para concluir, presentamos las preguntas clave que deben plantearse los profesores cuando deciden utilizar portafolios de acuerdo a Díaz y Hernández (2010):

  • ¿Hasta qué punto los trabajos incluidos en el portafolio corresponden a tareas auténticas?

  • ¿Requieren las tareas incluidas habilidades o competencias claves a evaluar?

  • ¿Los trabajos incluidos en el portafolio son representativos de los que verdaderamente se quiere evaluar?

  • ¿Los criterios de evaluación para el portafolio permiten valorar las dimensiones más relevantes de los trabajos o competencias de los alumnos?

  • ¿En qué sentido y hasta qué punto el portafolio permite una evaluación constante y formativa?

Referencias

Barberá, E. (2005). La evaluación de competencias complejas, la práctica del portafolio. Educere: Revista Venezolana de Educación, 31, 497-503.

Czura, A. (2013). Implementing Portfolio Assessment in Lower-Secondary School. ELOPE, 10(1), 83-94.

Díaz, F. & Hernández, G. (2010). Estrategias Docentes para un aprendizaje significativo, una interpretación constructivista. (3ª.ed.). México: McGraw-Hill.

Moreno-Crespo, P., López, F., Cruz, M. (2014). Portafolio digital: un nuevo formato de aprendizaje. Didáctica de las ciencias experimentales y sociales, 28, 83-94.

Perrenoud, P. (2004). Diez nuevas competencias por enseñar. Barcelona: Graó.

Prendes, M. & Sánchez, M. (2008). Portafolio electrónico: posibilidades para los docentes. Revista de medios y educación, 32, 21-34.

Tobón, S. (2013a). Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo, didáctica y evaluación. (4ª. Ed.) Bogotá: CIFE, Ecoe.

Tobón, S. (2013b). La evaluación de competencias mediante el portafolio. (E-book.ed.) México, CIFE. Recuperado de

Tobón, S. (2014). Proyectos Formativos. Teoría y Metodología. México: Pearson.

Zabalza, M. (2012). Las competencias en la formación del profesorado: de la teoría a las propuestas prácticas. Tendencias Pedagógicas, 20, 5-32.

 

 

Autor:

Mabel Toral Paredes

Instituto Politécnico Nacional

 

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