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El rapto de la iglesia




Enviado por Julio C. Torres



  1. Introducción
  2. El rapto de la iglesia
  3. Una explicación acerca del rapto de la iglesia
  4. Rapto: ¿qué quiere decir?
  5. ¿Cuándo tendrá lugar el rapto de la iglesia?
  6. Esperar el rapto antes de la gran tribulación no es idea nueva

Introducción

El libro de Apocalipsis comienza con la visión del Cristo Glorificado (1:18-19). Dicha visión constituye una especie de preludio que introduce las cartas o mensajes a las siete iglesias del Asia Menor (caps. 2 y 3). De igual manera, la visión del «trono» y el «rollo» en los capítulos 4 y 5 son preparatorios de las cosas que han de ocurrir en la tierra posteriormente.

La visión del trono del Dios creador del universo y del rollo sellado con siete sellos, destacan un cuadro de juicio. La escena que aparece en los capítulos 4 y 5 está claramente relacionada con Daniel 7:9-14 y 22:27, pero Apocalipsis 4 y 5 la presenta desde la perspectiva de la iglesia, mientras que Daniel 7 la presenta desde la óptica de Israel.

Apocalipsis 4 y 5 descorre el telón del escenario celestial y permite que Juan contemple el glorioso cuadro de la preparación divina para la intervención del Dios Soberano en los asuntos del hombre. Los capítulos 4 y 5 son preparatorios para el comienzo del «día de Jehová» o «día del Señor». El hombre ha tenido su día. El humanismo secular y filosófico proclama que Dios no es necesario para el progreso humano. El hombre, dicen los humanistas, puede vivir sin Dios. Pero la Palabra de Dios enseña lo contrario (Juan 15:5).

El rapto de la iglesia

«Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosa que sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu» 4:1-2a

  • A. Sube acá:

  • 1. [Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas] 4:1

No fue coincidencia que lo primero que sucedió después que Juan describiera a las siete iglesias (que, como vimos, no representan solo el mensaje a cada iglesia en particular sino también a los siete periodos de historia de la iglesia), que ascendiera a los cielos. Como Juan era el último apóstol que quedaba y era miembro de la iglesia universal, su elevación a los cielos es figura del «rapto de la iglesia» antes que comience la gran tribulación. También conviene mencionar que la invitación proviene de Cristo mismo, el primero que le habló con «voz fuerte, como de trompeta» (1:10).

  • a. «Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo»

(Metá taúta eídon, kaí idoú thyra eineoigménei ei en tói ouranói), mejor «después de estas cosas vi y he aquí una puerta que había sido abierta y permanecía abierta en el cielo». La expresión «después de estas cosas» tiene que ver con el contenido de los capítulos 2 y 3, es decir, después de las cuestiones relacionadas con la iglesia.

«Miré, y he aquí»

El verbo «miré» (eídon) es el aoristo segundo, modo indicativo, voz activa de (horáo), que significa «ver», «mirar». El aoristo sugiere una acción puntual y el modo indicativo señala la realidad del acontecimiento. «He aquí» (idoú) es una exclamación enfática usada para llamar la atención. Juan ha estado tratando con cuestiones que suceden en la tierra. Ahora, en los capítulos 4, 5, el escenario descrito es celestial.

«Una puerta abierta en el cielo»

(Thyra eineoigménei en toí ouranói). La expresión «abierta» es un participio perfecto, voz pasiva. El tiempo perfecto sugiere una acción completada con resultados permanentes. Dicho participio sugiere que «la puerta ha sido abierta y dejada así para la llegada de Juan». No se menciona en el texto ni cómo ni cuándo la puerta fue abierta, pero el hecho es incuestionable. La puerta abierta permite la entrada personal de Juan para recibir la revelación que aparece en la escena celestial.

  • b. «Y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo»

Seguramente se refiere a «la voz» mencionada en (1:10). De ser así, la referencia es al Señor Jesucristo (véase Ap. 1:11-18). La voz es la de una persona, pero el efecto es el de una trompeta. La trompeta se usaba:

  • 1) Para anunciar convocaciones públicas, Neh. 4:20

  • 2) Para preparar un juicio, Jl. 2:1

  • 3) Para producir reverencia y temor, Éx. 19:16

El sonido de la trompeta se usa aquí metafóricamente para destacar la autoridad de la voz del Señor Soberano que habla con Juan. La expresión «hablando conmigo» (laloúseis met" emoú) sugiere un mensaje o instrucción dirigido personalmente a Juan.

  • c. «Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas»

(Anába hóde, keí deíxo soi há deí genésthai metá tauta).

El verbo «sube» (anába) es el segundo aoristo imperativo, voz activa de (anabaíno). Esta forma verbal sugiere acción urgente. El apóstol recibe un mandato urgente de subir y, evidentemente, entrar por la puerta que le ha sido abierta en el cielo con el fin de recibir la revelación de parte del Señor.

El verbo «mostraré» (deíxo) es el futuro indicativo, voz activa de (deíknumi), que significa «mostrar», «exhibir». El comentarista Robert L. Thomas observa: [La promesa de (deíxo soi) («yo te mostraré») es en ejecución del plan de Dios el Padre al otorgar a Cristo la responsabilidad de transmitir el (apokálypsis) («revelación») a las iglesias (véase deíxai [mostrar], 1:1). Su acción, que cumple esta promesa, comienza en Apocalipsis 6:1, donde el Cordero inicia el proceso de romper los sellos del rollo sellado con siete sellos].

El Señor promete mostrar a Juan «las cosas que sucederán después de estas». El texto griego dice: «las cosas que necesariamente sucederán después de estas». Esa declaración pone de relieve el hecho de la certeza del cumplimiento, y no habrá acción humana ni fuerza satánica que pueda impedirlo.

Esta frase completa la tercera división del bosquejo del libro que aparece en Apocalipsis 1:19. La referencia es a los acontecimientos que se describen en el resto del libro, es decir, desde el capítulo 4 hasta el 22. En esos capítulos se describe lo relacionado con «el día del Señor», que abarca los juicios de la gran tribulación, la venida en gloria del Rey – Mesías, el reino mesiánico y la creación de los nuevos cielos y la nueva tierra.

  • 2. [Y al instante yo estaba en el Espíritu] 4:2a

(Enthéos egenómein en pneúmati), mejor «inmediatamente me hallé yo mismo en espíritu». El texto griego omite la conjunción «y» lo que hace que la frase sea más dramática. También debe notarse que aunque la Reina – Valera 1960 sugiere que «en el Espíritu» se refiere al Espíritu Santo, es mejor tomar la expresión «en pneúmati como una alusión al espíritu de Juan. Tal como sucede en Apocalipsis 1:10, Juan es transportado espiritualmente hasta el mismo cielo, donde pudo contemplar las cosas que le fueron reveladas. Experimentó un segundo éxtasis que le permitió ser trasladado en su espíritu para recibir la visión que le fue dada.

Fíjese la similitud que existe en este suceso y la promesa que nuestro Señor les hizo a sus discípulos cerca del final de su vida, en cuanto a llevarlos a la casa de su Padre

«En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis». (Jn. 14:2-3).

Todos saben que Cristo está en el cielo, y Jesús ascendió a los cielos adonde se encuentra sentado a la diestra de Dios. Pablo nos dice que al morir, su espíritu y su alma «partirían para estar con Cristo» (Filipenses 1:23). También dijo: «Aunque estoy físicamente ausente, los acompaño en espíritu» (Col. 2:5). Por lo tanto, es indudable que cuando un cristiano muere, su alma y su espíritu van a estar con Cristo en la casa del Padre, es decir, se van al cielo. Su cuerpo, por supuesto, queda en la tumba hasta la resurrección, que para los cristianos será de la era de la iglesia, justo antes de la gran tribulación (1 Ts. 4:16-17). Es por eso que ubicamos al rapto a esta altura en el devenir de los acontecimientos del libro de Apocalipsis.

Existen por lo menos cuatro razones para situarlo aquí:

  • 1) La ubicación es adecuada para el rapto. Los capítulos 4 y 5 presentan una visión del cielo y el capítulo 6 introduce el período de la gran tribulación. Juan, uno de los primeros miembros verdaderos de la iglesia de Jesucristo, es un símbolo perfecto para representar a la iglesia que sale de este mundo antes de que comience la gran tribulación, tal como lo prometió nuestro Señor:

«Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra» (Ap. 3:10).

  • 2) El no mencionar a la iglesia en el resto del libro de Apocalipsis indica que no se encuentra en la tierra durante la tribulación. Existen dieciséis referencias a la iglesia en los capítulos 2 y 3 de Apocalipsis, mientras que en los capítulos del 6 al 18, que hablan de la gran tribulación, no se menciona ni una sola vez. La conclusión natural que sacamos es que la iglesia que fue tan prominente durante sus dos mil años de historia (como se predice en los capítulos 2 y 3) no se menciona en los capítulos 4-18 porque en ellos se describe la gran tribulación, período que ella no tendrá que soportar.

  • 3) El profuso uso de términos y símbolos del Antiguo Testamento en los capítulos 4-18 nos habla de Israel, no de la iglesia. Esto es comprensible, ya que la era de la iglesia es el tiempo de los gentiles, mientras que la gran tribulación es el tiempo de sufrimiento de Jacob o de las setenta semanas de Daniel, que Dios determinó para tratar con Israel. Algunos de estos símbolos del Antiguo Testamento son el tabernáculo, el arca del Pacto, el altar, los ancianos, los incensarios, los querubines, los sellos, las trompetas y las plagas.

  • 4) Existe mucha similitud entre los acontecimientos de Apocalipsis 4:1-2 y otras enseñanzas de las Escrituras sobre el rapto, tales como 1 Tesalonicenses 3:13-18.

Ninguna de las cuatro razones expresadas con anterioridad es suficiente para insistir en que Apocalipsis 4:1-2 se refiere al rapto de la iglesia. Sin embargo, cuando se consideran todas juntas, nos sentimos inclinados a creer que esta deducción puede ser correcta.

El versículo 2 nos indica que Juan fue trasladado de la tierra, al cielo y lo que él describe en los capítulos 4 – 5 del Apocalipsis son cosas que él vio en el cielo. En este arrebatamiento de Juan podemos ver un tipo del levantamiento de la iglesia, y aquí está el lugar en el libro donde el rapto de la iglesia acontece, es decir, al final de la historia de la iglesia, y antes de que acontezcan los juicios de Dios. La verdadera iglesia no estará en la tierra cuando llegue el tiempo de la indignación divina (3:10). La iglesia desaparece de vista al final del capítulo 3, y no se menciona otra vez hasta el fin de la gran tribulación en el capítulo 19, donde se ve en el cielo, y sus bodas con el cordero se anuncian (19:7-9). Después de que la iglesia desaparece, Dios otra vez comienza a tratar con Israel:

  • 1) Enoc, es un tipo de la iglesia; al ser salvado del juicio del diluvio (la iglesia no pasará la gran tribulación). Génesis 5:24

  • 2) Noé, es un tipo de Israel; pues fue salvado a través del juicio del diluvio (Israel pasará por la gran tribulación). Génesis 5:29

En Apocalipsis 4 no se enseña explícitamente acerca del rapto de la iglesia, pero en definitiva, aparece aquí en orden cronológico al final de la era de la iglesia y antes de la gran tribulación. Considerando otros pasajes de las Escrituras que tratan específicamente acerca del rapto para poder informarnos con claridad lo que la Biblia enseña al respecto.

Lo primero que sucede en esta visión del futuro (después de que Jesús presenta su revelación de la era de la iglesia en los capítulos 2-3) es el llamado que se le hace a Juan para que suba a la casa del Padre en los cielos; este hecho nos enseña algo. Ciertamente, Juan representa a la iglesia, y como la apertura de la puerta del cielo y la invitación personal que hace el mismo Cristo al decir «sube acá», son paralelos a otros pasajes proféticos (1 Tesalonicenses 4:16-18), todos estos factores detallan el rapto de la iglesia.

La mayoría de los especialistas en profecía se muestran renuentes a decir que Apocalipsis 4:1-2 representa una enseñanza directa acerca del rapto porque no concreta o porque no nos da detalles adicionales acerca de este acontecimiento. Sin embargo, como Juan es el que tiene la visión, y se encuentra escribiendo sobre los sucesos futuros, ¿Qué mejor manera de referirse al rapto en el momento preciso, situado después de la descripción de la era de la iglesia en los capítulos 2 y 3, y antes de la revelación del anticristo en el capítulo 6 y el comienzo de la gran tribulación?

Una explicación acerca del rapto de la iglesia

El apóstol Pablo fue el escritor especial que Dios escogió para revelarle a la iglesia los maravillosos detalles del rapto, cuando todos los cristianos, tanto vivos como muertos, serán «arrebatados» y llevados al cielo con Cristo (1 Tesalonicenses 4:16-17). Jesús lo menciona solo una vez, en Juan 14:2-3. Habló muchas veces de su segunda venida, pero en cada una de esas ocasiones tenía en mente el acontecimiento culminante el cual Pablo llama «la gloriosa venida». Por lo general, la mayoría de las personas piensan en este suceso cuando hablan de las muchas promesas (trecientas dieciocho en total) que existen en el Nuevo Testamento que se refieren a la segunda venida de Cristo. Debemos tener cuidado al analizar los pasajes de la segunda venida y determinar si se refiere al rapto o a la gloriosa venida.

El Dr. Thomas Ice, director ejecutivo del [Pre Trib Research Center] (Centro de investigación Previas a la Tribulación), sitúa a algunas de las referencias principales que se hacen de las dos etapas diferentes de la segunda venida. Verá que la mayoría de las que describen el rapto provienen de escritos del apóstol Pablo. Este cuadro revela que al unir todas las promesas de la segunda venida, la Biblia enseña que existe una venida en dos fases:

  • 1) La primera es la venida en el aire para arrebatar [harpazo] a su iglesia antes de la gran tribulación.

  • 2) La segunda describe la gloriosa venida, cuando vuelve a la tierra a buscar a todos los demás luego del período de la gran tribulación, antes de establecer su reino de mil años.

Rapto: ¿qué quiere decir?

Hay dos términos en el original griego para referirse «al rapto» o «arrebatamiento», uno es [harpazo]. Y significa «llevar», «tomar apresuradamente», «arrebatar precipitadamente» o «arrebatar con fuerza», esto sucederá con la verdadera iglesia antes de que comiencen los juicios de Dios sobre la tierra, será «arrebatada precipitadamente» y llevada al cielo a la casa del Padre. El otro es [sunarpazo] que significa «prender» (Hch. 6:12).

Estudiar la segunda venida de Cristo y los sucesos futuros tal como se nos revelan en los libros proféticos de la Biblia es un tema perfectamente legítimo. No solo porque su venida se menciona trecientas dieciocho veces, sino porque ocupa gran parte del ministerio de enseñanza del apóstol Pablo. El primer libro que se escribió del Nuevo Testamento fue «1 Tesalonicenses», dirigido a una pequeña iglesia griega en la ciudad de Tesalónica. Pablo estuvo allí solo durante tres semanas hasta que unos judíos furiosos lo sacaron fuera de la ciudad. Mientras tanto, enseñó que Cristo volvería y arrebataría [harpazo], a los cristianos de este mundo para que se fueran con Él a la casa del Padre. Sin embargo, cuando se fue, algunos de los miembros murieron. Como resultado, estos cristianos nuevos quedaron perplejos con respecto al estado en el que se encontraban sus hermanos muertos, entonces le escribieron una carta pidiéndole una explicación. 1 Tesalonicenses es la respuesta de Pablo. En ella, da la descripción más detallada del rapto de la iglesia que se encuentra en toda la Escritura.

«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados [harpazo], juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (1 Tesalonicenses 4:13-18).

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Para apreciar el contraste entre este acontecimiento y la gloriosa venida al final de la gran tribulación, debemos leer la descripción que hace el propio Señor de este suceso en Mateo 24:27-31

«Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntará a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro».

No se sorprenda si no puede relacionar estas dos etapas de la segunda venida del Señor. Son sucesos diferentes. Y cuando añadimos otros sucesos del rapto como los que se describen en 1 Corintios 15:51-55 y Apocalipsis 19:11-16, a la única conclusión que llegamos es que no describen el mismo acontecimiento. Es más, descubrí quince diferencias entre el rapto antes de la gran tribulación y la posterior gloriosa venida.

15 SUCESOS CONTRASTANTES DE LA SEGUNDA VENIDA

RAPTO: BENDITA ESPERANZA GLORIOSA VENIDA DE CRISTO

Cristo viene en los aires a buscar a los suyos

Cristo desciende con los suyos a la tierra

Rapto: traslado de todos los cristianos

No se traslada a nadie

Los cristianos van a la casa del Padre

Los santos que resucitan no ven la casa Padre

Al momento del rapto no hay juicio en la tierra

Cristo juzga a los habitantes de la tierra

La iglesia asciende a los cielos en el rapto

Cristo establece su reino en la tierra

El rapto es inminente: puede suceder en cualquier momento

La gloriosa venida no puede tener lugar por lo menos dentro de siete años

No existen señales para el rapto

Muchas señales que anuncian la venida Cristo

Es solo para los creyentes

Afectan a toda la humanidad

Tiempo de gozo

Tiempo de lamentación

Antes del día de la ira

Inmediatamente después de la gran tribulación

No se menciona a Satanás

Se encierra a Satanás en el abismo mil años

El trono del juicio de Cristo

No hay un tiempo ni un lugar para el trono juicio

Las bodas del Cordero

Su esposa desciende con Él

Solo los suyos pueden verlo

Todo ojo lo vera

Comienza la gran tribulación

Comienza el reinado de mil años de Cristo

Se pudieran hacer muchas observaciones importantes en cuanto a los quince sucesos contrastantes que describen las dos fases de la venida de nuestro Señor. La primera observación, es que es imposible que ambas describan el mismo hecho. Como único se puede ver esto es colocando las descripciones bíblicas una al lado de la otra. Por esta razón muchos nunca han visto la diferencia y piensan que la segunda venida es un solo suceso, en lugar de ver la venida de Cristo en los aires para llevar [harpazo] a su iglesia a la casa del Padre, y su venida a la tierra, siete años más tarde, con poder y gran gloria como lo prometió.

Existe una sola «segunda venida», pero se desglosa en dos fases. La primera es solo para su iglesia, es decir, para todos los creyentes, vivos y muertos, desde que se fundó la iglesia en el año 33 d.C. La segunda es para todos los que vivan sobre la tierra al final de la gran tribulación. No se puede cuestionar que la gloriosa venida será al final de la gran tribulación, antes del milenio, porque Jesús predijo que su gloriosa venida vendría «inmediatamente después de la tribulación de aquellos días» (Mt. 24:29).

Hay tres líneas de pensamiento en cuanto al rapto se refiere:

  • 1) Están los que creen que el rapto será al final del período de la iglesia y antes de la gran tribulación.

  • 2) También los que creen que el rapto tendrá lugar a mitad de los siete años de la gran tribulación.

  • 3) Y los que creen que el rapto sucederá después de la gran tribulación y antes de los mil años del reinado del Mesías.

¿Cuándo tendrá lugar el rapto de la iglesia?

Muchos de los textos citados que hablan del rapto de la iglesia enseñan una inminente venida de Cristo. Esto significa que puede venir en cualquier momento. Tomemos por ejemplo, una de las primeras enseñanzas acerca del rapto en 1 Tesalonicenses 1:9-10:

«Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera».

  • 1. Esperando el rapto:

Estos cristianos de Tesalónica no estaban sentados esperando el rapto, sino que:

  • a) Servían «al Dios vivo y verdadero» en una actitud
    de confianza.

  • b) esperando «del cielo a Jesús, su Hijo». Así debiera ser, porque puede suceder en cualquier momento, o puede pasar una generación o más. En Filipenses 3:30 tenemos otro ejemplo, una interpretación adecuada de 2 Tesalonicenses 2:1-8 es otro, y hay muchos más.

  • c) pero debemos recalcar de nuevo que el rapto tendrá lugar antes de la gloriosa venida.

  • 2. ¿Cuánto tiempo habrá antes de que ocurra el rapto?:

Casi todos los pre-milenaristas están de acuerdo en que existe un rapto planificado antes de la gloriosa venida. La fuente de desacuerdo es cuánto tiempo habrá antes de que ocurra el rapto. El lector debiera tener en mente que todos son cristianos, todos tienen razones escriturales para sostener su punto de vista, y debemos considerarlos a todos como compañeros en la fe. En realidad, las discrepancias van desde los tres hasta los siete años o más. Sin embargo, la diferencia de tiempo es importante, ya que determina si debemos esperar al anticristo y a la gran tribulación primero, o si el rapto tendrá lugar antes.

Algunos de los que creen que el rapto tendrá lugar en medio de la gran tribulación o al final de la misma están editando en este momento libros con instrucciones para saber cómo vivir durante ese período de siete años siendo cristianos. Me resulta interesante debido a que en el Nuevo Testamento no existe un solo versículo que les diga a los cristianos cómo deben vivir durante ese período. La razón indiscutible es que los cristianos no estarán en la tierra en ese momento; estarán en el cielo.

Aquellos «santos» de la gran tribulación del Apocalipsis son individuos que no recibieron a Cristo hasta después del rapto de la iglesia. Parece extraño que, teniendo tanto contenido profético en los profetas del Antiguo Testamento como en los apóstoles del Nuevo Testamento que describen los siete años de gran tribulación (más que cualquier otro tema profético excepto la segunda venida en sí), no se pueda encontrar ni un versículo que instruya a los cristianos en cuanto a cómo vivir durante ese período. Esto solo puede significar que la iglesia no pasará por la gran tribulación, tal como lo representa Juan, miembro del cuerpo de Cristo, quien fue llevado al cielo en una visión antes de que se le revelara la visión de los sucesos del período de la gran tribulación.

Esperar el rapto antes de la gran tribulación no es idea nueva

Durante muchos años, un argumento popular en contra de la teoría del rapto previo a la gran tribulación, de la fase de la «esperanza bendita» del regreso de Cristo ha sido que John Darby fue quien la inventó en el siglo pasado (1828) y que los padres de la iglesia primitiva nunca la vieron ni la mencionaron durante casi diecinueve siglos de historia de la iglesia. Esto es muy sencillo, este argumento es falso. Un escritor que creía en la pos-tribulación publicó un anuncio ofreciendo quinientos dólares a cualquiera que probara que el concepto del rapto antes de la gran tribulación había sido visto antes de que John Darby comenzara a hacerlo popular en Gran Bretaña, Estados Unidos y Canadá en la década de 1840. Más tarde, tuvo que pagar los quinientos dólares cuando alguien descubrió que el reverendo Morgan Edwards lo vio en el año 1742. Desde aquel entonces, ese ministro admitió su error y retiró su ofrecimiento.

El reverendo Morgan Edwards, pastor bautista de Filadelfia incluyó en su libro [millennium, Last Days] (El milenio, las novedades de los últimos días), una discusión acerca del regreso de Cristo para buscar a su iglesia antes de la gran tribulación, escrito en 1788. Aunque veía un período de gran tribulación de tres años y medio, enseñó que, en definitiva, el rapto tendría lugar antes de la gran tribulación. Lo que es más interesante aún, es que afirmó que escribió lo mismo en el año 1742. Puede haber recibido la influencia de John Gill o de otros que lo precedieron, cuyos escritos o enseñanzas se encontraban disponibles en aquella época pero que no se preservaron.

Históricamente, la reforma protestante trajo como resultado una proliferación de traducciones e impresiones de la Biblia que la hicieron accesible a la gente común y corriente por primera vez en mil setecientos años. Cuando comenzaron a leerla, quedaron impresionados por las muchas enseñanzas proféticas que contenía. El Sir Isaac Newton hizo un comentario sobre el libro de Apocalipsis a mediados del siglo diecinueve. Era un erudito ávido de Biblia (además de ser uno de los científicos más grande de toda la historia) y, sin lugar a dudas, recibió la influencia de otros escritores que lo precedieron. Así, desde el punto de vista histórico, el desarrollo de la profecía es comprensible; progresó a la par que la Biblia se hacía accesible y que se le podía estudiar.

Al llegar el siglo diecinueve, millones de personas leían la Biblia en el mundo angloparlante. Se dice que «la profecía estaba en el aire», en particular en la Universidad de Trinity, en Dublín, Irlanda, a la cual asistieron entre mil ochocientos y mil ochocientos treinta, John Darby y otros especialistas en profecía. Sin lugar a dudas, algunos de los maestros de la Biblia en la facultad tuvieron una fuerte influencia en su manera de pensar, incluyendo tal vez a S. R. Maitland, quien desarrolló la teoría del futurismo, posición que afirma que la mayoría del libro del Apocalipsis y otras profecías bíblicas se cumplirán en el futuro. Escribió el primer libro acerca de ese tema en 1826.

John Darby afirmaba que recibió la inspiración en cuanto al rapto previo a la gran tribulación en 1828, después de ver la diferencia entre Israel y la iglesia en su estudio del libro de Efesios. Son pocos los especialistas que, sin hacer esta distinción, ven al rapto de la iglesia previo a la gran tribulación. Por cierto, al separar a Israel de la iglesia tenemos una de las claves principales para entender correctamente la profecía bíblica. La segunda clave es tomar las Escrituras proféticas de la forma más literal posible.

Grant Jeffery, un conocido conferencista y especialista en profecía, hizo una investigación intensiva sobre los escritos de los especialistas en profecía del siglo dieciocho. En su libro Apocalypse, cita a muchos que tenían una compresión definitiva de la diferencia entre las dos fases de la venida de nuestro Señor, en particular en cuanto a la venida para buscar a su pueblo antes de la gran tribulación y de la revelación del hombre de pecado.

El hallazgo más importante de Jeffrey fue el sensacional descubrimiento de una declaración en un sermón apocalíptico del siglo cuarto. Al autor se le llama «seudo-Efrén» («seudo» [que quiere decir «falso»] porque existen dudas si en realidad lo escribió Efrén de Nisibis [alrededor de 306 – 373], un prolífico padre siríaco de la iglesia). Algunos prefieren una fecha posterior para este sermón, llamado «Sermon on the End of the World» (El Sermón acerca del fin del mundo), sugiriendo que se pudo escribir en algún momento entre los años 565 y 627. Para nuestro propósito, la fecha es irrelevante, porque aunque se remontara al siglo séptimo comprueba que mil cien años antes de John Darby, los cristianos entendieron que el rapto tendría lugar antes de la gran tribulación. Fíjese en la declaración traducida al inglés de sus versiones griega y latina que datan de ese período. Desafiando a los cristianos a vivir en santidad (propósito que siempre tiene la enseñanza del rapto), Seudo – Efrén escribió:

[Por lo tanto, ¿Por qué no rechazamos toda preocupación por las acciones terrenales y nos preparamos para el encuentro con el Señor Jesucristo, para que pueda librarnos de la confusión que avasalla al mundo?… El Señor junta a todos los santos y elegidos de Dios antes de la tribulación, que está por venir, y se los lleva, para que no vean el tiempo de confusión que avasalla al mundo a causa de nuestros pecados].

No cabe duda de que este erudito bíblico del siglo cuarto (o a lo sumo del séptimo) vio a los santos reunidos todos juntos antes de la gran tribulación esperando la venida del Señor. Su afirmación posee todas las marcas de un rapto de los santos antes de la gran tribulación a diferencia de la gloriosa venida, que nuestro Señor prometió que tendría lugar «inmediatamente después de la tribulación de aquellos días» (Mt. 24:29). Se debe admitir que Efrén vio que la gran tribulación durará cuarenta y dos meses o tres años y medio (como ensaña más adelante en su sermón); sin embargo, sigue siendo claro que veía un rapto de la iglesia previo a la gran tribulación mucho antes de que se hiciera popular durante el siglo diecinueve. Considerando que se preservaron hasta nuestros días mucho menos de diez por ciento de los libros cristianos antiguos, no nos quedan dudas que a pesar de que los detalles del rapto previo a la gran tribulación no se reconocieron con amplitud en el siglo cuarto, deben existir otros estudiosos de la Biblia además de Efrén que también descubrieron la enseñanza de la «esperanza bendita».

Efrén, el siríaco del siglo cuarto, no fue quien originó este punto de vista, ya que Victorino, obispo de Pettan, lo entendió de la misma manera en una época tan temprana como el año 270 d. C. Conocido como alguien que toma la Biblia literalmente, murió como mártir por su fe en el año 304 d. C. bajo el gobierno de Diocleciano. Jerónimo, un erudito del siglo cuarto, traductor del primer texto del Nuevo Testamento al latín, «lo clasificó como defensor del milenarismo», haciéndolo digno del mérito de que Damasus I. Froom, historiador de la iglesia, suprimiera los escritos de Victorino en los cuales veía un período de tres años y medio en el que los dos testigos ministrarían, seguido de un período similar con el reinado del anticristo, sumando un total de siete años. En su comentario acerca del Apocalipsis, comparó las plagas de ese período con las plagas de Levítico y luego dijo: «esto sucederá en los últimos tiempos, cuando la iglesia haya sido quitada de en medio».

Sin discusión, el obispo Victorino de Pettan, brillante maestro de la Biblia que vivió en el siglo tercero, vio que la iglesia partía antes de las plagas que vendrían durante el tiempo de la ira de Dios, que según su comentario sobre Apocalipsis 11 duraría siete años. Su manera de describir el rapto fue: « [ellos] habrán salido de en medio».

Por supuesto, el más antiguo de todos los escritores proféticos fue el apóstol Pablo, que en su primera carta del Nuevo Testamento le dio a la iglesia primitiva el desafío motivador de la «bendita esperanza». El pasaje clásico de 1 Tesalonicenses 4:13-18 no es el único que presenta un bosquejo de todo el tema, sino también 2 Tesalonicenses 2:1-8. Y estos libros que desafían a los cristianos a vivir a la luz del inminente rapto se escribieron antes que cualquiera de los evangelios o que los otros escritos del Nuevo Testamento (en algunos casos, muchos años antes). De esta manera, teniendo en mente la promesa del rapto y no la amenaza de la gran tribulación seguida de la gloriosa venida, que no puede tener lugar hasta que se manifieste el hombre de pecado y se vivan los peores siete años de la historia humana, la iglesia primitiva se vio desafiada a la santidad, a la evangelización y a las misiones.

Roy Huebner, un cuidadoso especialista partidario del rapto previo a la gran tribulación, probó que muchos vieron el rapto antes de que John Darby lo hiciera en 1827. Dijo: «La palabra «rapto» se usa para designar al suceso en el que Cristo se llevaría a los santos, mucho antes de 1832. Por ejemplo, Joseph Mede (1586-1638) escribió: «Por lo tanto, no es necesario que la resurrección de aquellos que durmieron en Cristo, y el rapto de aquellos que queden vivos junto con ellos en los aires».

Esto indica muy claro que Mede, el gran intérprete literal del siglo dieciséis, entendía que 1 Tesalonicenses 4:13-18 enseña la venida de Cristo para buscar a los santos y usaba el término rapto para designar este acontecimiento. Esta afirmación se hizo doscientos cincuenta años antes de que Darby enseñara acerca del rapto. Por tanto, vemos que el término rapto no era exclusivo de Darby, sino que otros antes que él lo usaron. Pero, por cada referencia escrita que se preservó hasta el día de hoy, de las que enseñan acerca del rapto, sin lugar a dudas quedaron muchos otros comentarios en la imprenta y en los mensajes de maestros fieles acerca de los temas del fin que no se han descubierto o que ya no están disponibles.

Indiscutiblemente, el concepto del rapto previo a la gran tribulación se conocía durante los tres primeros siglos de la iglesia y no perdió su desafío hasta que encerraron de manera eficiente la Biblia en museos o monasterios durante los mil cien años de Edad Oscura, aunque algunos de los que tenían acceso a las Escrituras (y que podían leer griego o latín) lo vieron incluso durante esos años. Sin embargo, hasta que no se tradujo la Biblia al lenguaje de la gente común y corriente, la esperanza del regreso pre-milenarista de Cristo no se pudo restablecer en la iglesia. Luego en los siglos dieciocho y diecinueve, se redescubrió la antigua verdad del rapto antes de la gran tribulación. Y en cada lugar adonde se enseñó esta verdad, surtió el mismo efecto sobre los creyentes que el que tuvo en los tres primeros siglos: vidas santas en medio de una generación impía, impulsó en la evangelización y el celo por las misiones.

«Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también
te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero,
para probar a los que moran sobre la tierra» (Apocalipsis 3:10).

 

Autor:

Julio C. Torres

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