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Las representaciones sociales o el uso inadecuado de categorías específicas




    Las representaciones sociales: el uso inadecuado de categorías específicas – Monografias.com

    Las representaciones sociales: el uso inadecuado de categorías específicas

    La ciencia como sistema elaborado, teórica y metodológicamente, de los saberes acumulados por la humanidad, se caracteriza, como parte de su rigor, por el uso de términos y categorías que se convierten en referentes esclarecedores que son frecuentemente compartidos con niveles cada vez más amplios de utilización, lo que permite su manejo como vía para lograr el entendimiento entre personas diversas procedentes de distintas esferas sociales y originarios de regiones y países distantes pero que comparten dichos saberes.

    Ello garantiza que un químico, un físico o un biólogo, por solo mencionar figuras profesionales bien conocidas, se puedan comunicar entre si desde su quehacer científico riguroso, en eventos y publicaciones, con el uso de términos comúnmente aceptados, "estandarizados" de alguna manera por la praxis especializada que los caracteriza.

    Ello ha sido parte indispensable de la calificación de "exactas" que asumen determinadas ciencias, a pesar de que, en la medida que el conocimiento humano se enriquece continuamente y se dejan atrás frecuentemente términos, concepciones y teorías en la medida que estas demuestran inexactitudes y obsolescencias. Este término no parece corresponderse con el continuo proceso de enriquecimiento del conocimiento humano en su eterno e infinito acercamiento a las verdades, que se convierten así en una de las riquezas principales de cualquier ciencia

    A pesar de esta tendencia general, en las ciencias sociales esto no sería posible y por ello se hace un imperativo cotidiano para los científicos en este ámbito dedicar no pocos recursos y ocupaciones para lograr la comprensión adecuada de los términos y categorías que usan como alternativa para garantizar la comunicación más efectiva con sus auditorios y lectores según sea el caso.

    La diversidad conceptual, los enfoques más fácilmente ideológicos en esta esfera, la presencia incluso de intentos en algunos autores de obscurecer algunas reflexiones hasta hacerse prácticamente ininteligibles, etc, hacen tan complejo el uso de términos y conceptos.

    Esto es un reto complejo y continuado y, quizás, esta situación haya contribuido significativamente a la visión de estas ciencias y saberes como sistemas portadores de resultados y enfoques "inexactos" para unos e incluso "especulativos" o "no" científicos para otros.

    Lo anterior ha propiciado históricamente un cierto "complejo de culpa", que no pretende ser objeto de atención más amplia en este material que se pone a consideración del lector.

    Nos interesa especialmente llevar nuestro análisis al área de algunos usos conceptuales que resultan indispensables en toda ciencia y que se convierten en objeto de atención polémico en las disciplinas sociales especialmente.

    Cuando esto ocurre se producen no pocos dolores de cabeza, no solo para la ciencia misma y su sistema categorial que sirve de recurso a la comunicación de los científicos, sino que es intensamente problemática para la comprensión científica de los problemas estudiados.

    Escogemos en esta oportunidad uno de los problemas más escabrosos que podemos identificar con la apropiación injustificada o "secuestro" de términos o categorías por parte de una concepción particular o "escuela" en desarrollo en el marco de la ciencia. Cuando esto sucede, los autores implicados, deciden asumir determinados términos que, original y necesariamente amplios y no agotados en su contenido, son identificados con una única comprensión, lo que los particulariza incorrectamente, bloqueando así, en la práctica científica y académica, su uso en otros sentidos igualmente válidos para los estudiosos e interesados en estos temas.

    Uno de esos términos, especialmente controvertido por los significados con que se usa, es el de "representaciones sociales".

    En los estudios sociales contemporáneos, cada vez con más frecuencia, se hace necesario acercarse en las reflexiones pertinentes al tema de las representaciones sociales como elemento constitutivo y factor interactuante con los hechos y situaciones estudiadas.

    ¿Cómo no va a ser así si la sociedad es, en esencia, la existencia de los hombres y las relaciones que estos establecen en el marco de un quehacer que es social inevitablemente, y por ello mismo cargado de sentidos, compuestos por diversas maneras de ver, interpretar y representar a ese mundo complejo que nos rodea?.

    Esto se hace inevitable cuando se trata de acercamientos teóricos a problemáticas que se acercan o se central en la espiritualidad colectiva, entre los cuales podríamos citar los relativos de identidad cultural, los sentidos de pertenencia, la cosmovisión colectiva, del patrimonio cultural "inmaterial", el desarrollo social, la participación, etc.

    El término representaciones sociales ni es nuevo ni es exclusivo. De una forma o de otra la aceptación y atención de estas representaciones ha estado presente en las diversas ciencias sociales y humanísticas desde hace bastante tiempo.

    Por ejemplo, cuando se habla de "identidad", sea esta enfocada desde lo individual o lo colectivo, resulta inevitable hablar de un referente contentivo de subjetividades que, como resultado de la praxis cultural específica de determinado grupo, permiten descubrir y más tarde asumir la existencia de similitudes compartidas entre los miembros del grupo entre si y la diferenciación individual y colectiva que ello permite establecer en relación con otros individuos y grupos étnica y culturalmente diferentes.

    Denominadas de diferentes formas, no siempre coincidentes en sus significados, encontramos que la mayoría de los estudiosos nos remiten continuamente a estas maneras no individuales de pensar y comprender el mundo que nos rodea como recurso de interpretación y valoración de la vida social.

    Algunos autores prefieren identificarlas como "Conciencia de masas" (NEKLIUDOV, 2014), "Conciencia masiva", "Conciencia colectiva" (DURKHEIM, 1972;, LEVI-STRAUSS, 1970), "Memoria colectiva", "Opiniones colectivas" (HALBWACHS, 1968), o "Conciencia común contemporánea" (NEKLIUDOV, 2014) entre otros.

    Estos estudiosos del tema se identifican con la presencia de ideas, concepciones y representaciones colectivas como elementos intersubjetivos que interactúan y se objetivan en comportamientos, redes e instituciones sociales.

    Otros autores que se acercan a estas representaciones en estudios vinculados a los procesos de identidad étnico-cultural, suelen usar términos no menos variados y complicados tales como "representaciones mitológicas" o "cuadro mitológico del mundo" (NEKLIUDOV, 2014), subrayando así los componentes de la conciencia colectiva que se vinculan exclusivamente a los aspectos mitológicos de este, en tanto otros autores pueden hablar incluso de "modelos mentales" (VAN DIJK, 2010), para remitirnos a los "fundamentos de actitudes ideológicas socialmente compartidas", lo que aporta mayor obscuridad y niveles de confusión con el uso de tales denominaciones.

    Es entonces comprensible que este tema de las representaciones sociales, asumidas con diversos nombres y acepciones en la literatura científica, resulta un punto de conflicto en el avance del conocimiento científico a que nos estamos refiriendo.

    Uno de los más utilizados resulta ser la concepción de las representaciones sociales que en los últimos tiempos ha sido identificada con una elaboración teórica concreta que algunos identifican como "teoría de las representaciones sociales", a partir de un grupo de consideraciones sistematizadas, cuidadosamente elaborada por Serge Moscoviçi y, a partir de su trabajo, por otros psicólogos sociales (MOSCOVICI, 1979, 1981; JODELET, 1988; IBÁÑEZ, 1988) y desde aquí extendido a otras disciplinas científicas, especialmente a los estudios sociológicos.

    Para los representantes más importantes de esta concepción las representaciones sociales son "campos conceptuales o sistemas de nociones y de imágenes que sirven para construir la realidad, a la vez que determinan el comportamiento de los sujetos" (MOSCOVICI, 1979).

    Estos autores subrayan su identificación de las mismas como "pensamiento constituyente", subrayando que "las representaciones sociales forman parte de la realidad social, contribuyen pues a configurarla y, como parte sustancial de la realidad, producen en ella una serie de efectos específicos", y al mismo tiempo "contribuyen a construir el objeto del cual son una representación", en la medida que "se nutren de materiales socioculturales que han sedimentado a lo largo de la historia de la sociedad y que se han conformado a través de una serie de prácticas sociales muy concretas" (IBAÑEZ, 1988:36-37).

    Al respecto consideramos destacar la intención del autor principal de esta posición, al asumir las representaciones sociales, como "conjunto de conceptos, declaraciones y explicaciones originadas en la vida cotidiana, en el curso de las comunicaciones interindividuales", añadiendo que "equivalen, en nuestra sociedad, a los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales; puede, incluso, afirmarse que son la versión contemporánea del sentido común" (MOSCOVIÇI, 1981), se propone, explícitamente de diferenciar a estas de las concepciones tradicionales vinculadas a la concepción del mundo de pueblos enteros que en el pasado, y en el presente, tienen a los mitos, las leyendas y el sentido común colectivo como punto de valoración de la realidad.

    Podría pensarse en que lo expresado es solo una reflexión asociativa, que argumenta la visión nueva que pretende dar de las representaciones sociales, a partir de lo que ya se sabe y se valora en relación con las formas tradicionales del pensar, cuestión esta muy vinculada a la identidad étnico-cultural de los pueblos originarios. Pero en otros momentos de los trabajos de estos autores se enfatiza en ello, estableciendo las diferencias entre unas "representaciones" y otras, no por la antigüedad de unas frente a la contemporaneidad de las otras, sino a que, parecidas en sus expresiones, se configuran y sustentan de forma diferente como regla, correspondiendo a "los mitos y sistemas de creencias de las sociedades tradicionales", siguiendo las maneras de acercamiento a este pensamiento "primitivo" que han hecho una buena parte de los investigadores, una fundamentación en la magia y religiosidad, en el marco de un pensamiento que suele considerarse pre-filosófico, con niveles significativos de indeterminación progresiva y, por ello mismo, carente de sistematización conceptual (DURKHEIM y MAUSS, 1971)

    De una forma u otra, esta identificación de representaciones sociales con la elaboración teórico-metodológica realizada por Moscovici y sus colaboradores, no es de ninguna manera ni homogénea ni aceptada como indispensable por no pocos investigadores para usar, de manera diferente, el término.

    En el primer aspecto un estudioso destacado de la teoría de las RS como PEREIRA DE SÁ (1998) se pueden distinguir tres líneas diferentes de investigación de las mismas:

    Escuela clásica: desarrollada por Denise Jodelet en estrecha cercanía con la propuesta de Serge Moscovici. El énfasis está más en el aspecto constituyente queen el aspecto constituido de las representaciones. Metodológicamente recurre, por excelencia, al uso de técnicas cualitativas, en especial las entrevistas en profundidad y el análisis de contenido.

    Escuela de Aix-en- Provence: esta escuela es desarrollada desde 1976 por Jean Claude Abric (2001) y está centrada en los procesos cognitivos. Se le conoce como el enfoque estructural de las R S. Por excelencia recurre a las técnicas experimentales y la

    Escuela de Ginebra. El máximo exponente es Willen Doise. Es conocida como la escuela sociológica pues se centra en las condiciones de producción y circulación de las R S

    Invitamos a los interesados a profundizar sobre ello en la bibliografía sistematizadora existente (ARAYA, 2002)

    La primera de estas posiciones la encontramos en lo que se ha dado en llamar Psicología Social Sociológica (MEAD, 1934), Interaccionismo Simbólico (BLUMER,1982) o simplemente "Escuela de Chicago".

    Esta "escuela" se caracteriza por considerar la necesidad de no partir siempre de una teoría preestablecida sino, inductivamente, iniciar la gestión investigativa a partir de la premisa indispensable de "sumergirse en el mundo empírico bajo estudio" con el objeto de definir cuál es el problema a estudiar y cuáles sus contornos (BLUMER, 1982).

    Por ello la teoría se construye sobre la información, especialmente a partir de acciones y procesos sociales, que acontecen entre las personas", lo que permite auxiliarse de recursos constructores de teoría a partir del trabajo con categorías emergentes y su contrastación con la recopilación de datos, lo que permite denominar a este procedimiento "Grounded Theory" o también teoría fundamentada de datos (STRAUSS y CORBIN, 1990) donde se propone un enfoque metodológico que permite crear propuestas teóricas basándose exclusivamente en los datos recopilados.

    Esto hace muy interesante esta concepción pero su valoración más pormenorizada de sus riesgos y peligros merece un tratamiento más detenido en otra ocasión.

    Nos interesa más en estos momentos prestar atención a la valoración crítica que se ha venido haciendo de la concepción de las representaciones sociales inaugurada por Moscoviçi que hace, por ejemplo, Daniel Mato que, estableciendo distancias con dicha concepción asume como diferencias con la del referido autor el criterio de que "mientras que en esa tradición teórica la idea de "representación social" se aparea con la de "realidad", es decir, se supone que la "representación" lo es de una cierta "realidad", en el uso que hago de la categoría en este y otros estudios la idea de "representación" se aparea con la de "experiencia". Esto supone que no hay una "realidad" por "representar", sino diversas maneras de interpretar y simbolizar la experiencia social" (MATO, 2001), como sucede por ejemplo con la existencia de representaciones vinculadas más a visiones míticas, místicas y ceremoniales, donde los investigadores no pretenden incursionar en la "veracidad" de la "realidad" que les sirve de referente.

    Coincidiendo con lo anterior, pero recalcando que tales representaciones pueden estar integradas por otros diversos elementos, tales como valores, creencias, imágenes, e incluso conocimientos, afectos, experiencias y modos de organización de la producción material, entre otras (FERNADEZ y ROMERO, 2002)

    Resulta importante subrayar que en la visión de la pretendida "escuela" de las representaciones sociales, el término representación resulta cuestionado por algunos de sus miembros, como hace Ibáñez cuando critica el uso del término ya que, en su opinión, "nada representa nada sino es a través de una convención, nada toma el lugar de otra cosa si no es a través de una decisión. Lo que llamamos "representaciones" son construcciones mediatizadas socialmente, que no sostienen ningún vínculo "natural" con aquello que es "representado"» (IBAÑEZ, 1992:24).

    El propio Moscoviçi asume en algún momento que la representación no debe confundirse con la imagen, porque la imagen es la huella del objeto en el sujeto, mientras que la representación es una reconstrucción (MOSCOVIÇI, 1988: 219)

    Esto subraya la visión subjetivadora de las representaciones, que sin dudas desvía la atención del estudio de lo "representado" en cuanto pudiera ser o estar vinculado este a la realidad objetiva o no, para convertirse en mero referente que mantiene anclado el término a los marcos originales de la psicología freudiana de la que partió inicialmente este autor.

    Es entendible el riesgo que tal concepción encierra al aplicarse al estudio de los hechos y realidades sociales cuya realidad y objetividad no podemos pretender cuestionar de forma absoluta.

    A lo anterior podría añadirse que el calificativo de "sociales" dado a esta acepción de las representaciones, añade otro componente a la ya confusa situación pues, en realidad, todas las representaciones son sociales y, si algo hace posible distinguirlas unas de otras, es su ubicación en ámbitos individuales o colectivos, que además resultan que no son los únicos dada la valides del calificativo "representaciones sociales" para aplicarse a las representaciones inherentes a componentes simbólico-artísticos, institucionales y supraestructurales.

    Como puede verse no se puede identificar el término solo con Moscoviçi y sus seguidores y mucho menos seguir aceptando que no ellos, sino numerosos estudiosos e investigadores pretendan seguir tolerando el intento de secuestro y de interpretación exclusiva de un término que no solo es necesario para las ciencias sociales en su sentido más diverso y amplio, sino que es un patrimonio de todos.

     

    Bibliografía:

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    BANCHS, María A. 1998. Modernidad, Posmodernidad y Representaciones Sociales, en Memorias del Simpósio Internacional sobre Representacoes Socias: questôes epistemológicas, vol. I, pp. 56-66. Natal, RN: Universidad Federal do Rio Grande du Norte

    BANCHS, María A. 2001. Jugando con las Ideas en Torno a las representaciones Sociales desde Venezuela. FERMENTUM Mérida – Venezuela – ISSN 0798-3069 – AÑO 11 – Nº 30 – ENERO – ABRIL – 2001 – 11-32

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    DURKHEIM, Emile. 1972. Las reglas del método sociológico. Ed. C. Sociales. La Habana.

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    FERNANDEZ, Leonardo Y Alfredo ROMERO (2002). Estudio Multidimensional de las representaciones sociales. En: UTOPIA Y PRAXIS LATINOAMERICANA. Año 7, No. 17 (junio 2002) p: 37-51

    HALBWACHS, Maurice (1968) La mémoire collective, París, PUF.

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    Autor:

    Manuel Martínez Casanova.

    Doctor en Ciencias Filosóficas (PhD). Profesor Titular y De Mérito de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas, Académico Correspondiente de la AHC, Presidente de la Comisión Nacional de Carrera (programa universitario de pregrado) de Estudios Socioculturales, Cuba

    Nelson Rodrigo Chiguano Umajinga

    Doctorante en Ciencias Sociológicas por la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Cuba.

    Profesor Agregado de la Universidad Técnica de Cotopaxi. Ecuador.

    Yunia Calvo Álvarez

    Doctorante en Ciencias Sociológicas por la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas. Cuba. Master (MSc) en Desarrollo comunitario. Profesora de la Universidad de Ciego de Ávila. Cuba.

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